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Introducción EI trabajo que sigue a esta introducción está basado en la Tesis de Doctorado en Economía que leí en la Facultad de Ciencias Eco- nómicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza en septiem- bre de 1990. Gracias a la generosidad de mis compañeros del Área de Historia e Instituciones Económicas pude dedicarme a ella casi a tiempo completo los años precedentes. El deseo de publicar los re- sultados de la investigación me Ilevaron a reescribir buena parte de este trabajo en el otoño-invierno de 1993. En la primavera de 1995 concluí la parte dedicada a los montes y con ello el libro. La meta- morfosis que ha experimentado ha consistido básicamente en una notabilísima reducción de su extensión y en un intento de despo- jarle del evidente carácter académico que tenía. Como consecuencia he debido prescindir de algunos elementos que era imposible incluir aquí. Este ha sido el caso muy especial- mente de los apéndices estadísticos, que en mi tesis ocupaban casi doscientas cincuenta páginas y presentaban de forma pormenori- zada la reconstrucción de las series anuales de superficie, rendimien- tos y producción de la agricultura aragonesa; la evolución de la ca- baña ganadera y los datos disponibles sobre producción ganadera; así como la evolución de la supetficie y producción forestal pública. Creo que a lo largo del texto se explota suficientemente en un am- plio número de cuadros la información que los mencionados apén- dices proporcionaban, quedando éstos reducidos a sólo los cuadros que me han parecido que resumían de forma más sintética aquella información. 13

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Introducción

EI trabajo que sigue a esta introducción está basado en la Tesisde Doctorado en Economía que leí en la Facultad de Ciencias Eco-nómicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza en septiem-bre de 1990. Gracias a la generosidad de mis compañeros del Áreade Historia e Instituciones Económicas pude dedicarme a ella casi atiempo completo los años precedentes. El deseo de publicar los re-sultados de la investigación me Ilevaron a reescribir buena parte deeste trabajo en el otoño-invierno de 1993. En la primavera de 1995concluí la parte dedicada a los montes y con ello el libro. La meta-morfosis que ha experimentado ha consistido básicamente en unanotabilísima reducción de su extensión y en un intento de despo-jarle del evidente carácter académico que tenía.

Como consecuencia he debido prescindir de algunos elementosque era imposible incluir aquí. Este ha sido el caso muy especial-mente de los apéndices estadísticos, que en mi tesis ocupaban casidoscientas cincuenta páginas y presentaban de forma pormenori-zada la reconstrucción de las series anuales de superficie, rendimien-tos y producción de la agricultura aragonesa; la evolución de la ca-baña ganadera y los datos disponibles sobre producción ganadera;así como la evolución de la supetficie y producción forestal pública.Creo que a lo largo del texto se explota suficientemente en un am-plio número de cuadros la información que los mencionados apén-dices proporcionaban, quedando éstos reducidos a sólo los cuadrosque me han parecido que resumían de forma más sintética aquellainformación.

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Por otro lado también he obviado la habitual crítica de fuentes,que en una tesis es imprescindible, y he reducido sustancialmente elnúmero de citas bibliográficas y de ejemplos utilizados para reforzarla argumentación.

De esta forma creo que lo que ha quedado es el nervio central demi trabajo, con una extensión más adecuada para sus posibles lecto-

res y con la posibilidad siempre existente para quien desee profun-dizar en el tema de acudir a la propia tesist.

Como investigador mi propósito fundamental ha sido tratar

de estudiar la producción agraria aragonesa, y sus cambios, trans-formaciones o problemas desde mediados del siglo XIX hasta elinicio de la guerra civil en 1936. La pretendida ambición de abar-car cronológicamente casi cien años de la evolución del sectoragrario aragonés queda limitada en amplios espacios del trabajo aun estudio detallado del primer tercio del siglo XX, mientras que

para la segunda mitad del siglo XIX las aportaciones que se reali-zan son mucho más generales, al menos hasta la década de los no-venta, ya que el tipo de fuentes en que me he apoyado no permitíala misma profundidad.

El objetivo perseguido ha sido doble: por un lado un trabajo deeconomía regional, como éste, aporta datos, hipótesis y resultadosque sirven para comprender mejor cuál ha sido la historia econó-mica de un territorio, que en este caso es Aragón. En segundo lugarexiste en la mente del autor también la pretensión de contribuir aun plan de investigación más amplio, iniciado hace ya unos cuantos

años por algunos historiadores económicos, cuya finalidad estribabaen un mejor conocimiento de la historia de la agricultura española ysu enmarque dentro del propio conjunto de la economía y la socie-dad española contemporáneas. Aclararé con más detalle ambos as-

pectos comenzando por este último.

Si la agricultura ha sido generalmente vista como la principalresponsable del atraso económico español hasta la guerra civil2, una

1. Existe una edición en microfichas de dicha tesis, V Pinilla (1991).2. Vid. J. Vicens Vives (1959: 1974); J. Nadal (1975:1979) y(1984) y G. Tortella

(1985). Un resumen de estas posiciones en L. Prados (1988), pp. 97-102.

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serie de trabajos desarrollados en los últimos años han cambiado esta

imagen por la de un sector que, tras la crisis agraria de fines del sigloXIX, fue capaz de modernizarse y crecer a un ritmo importante y si-milar al del conjunto de la economía, lo que no es óbice para consta-tar su retraso con respecto a otros países europeos. Este cambio depunto de vista reorienta la búsqueda de las causas del atraso relativode España más hacia el conjunto de lo sectores económicos y su inte-rrelación que hacia uno solo de ellos. Para llegar a esta conclusiónfue preciso un trabajo previo de búsqueda y depuración de fuentesestadísticas hasta entonces poco o nada utilizadas, y una investiga-ción posterior que a partir de aquéllas tomó como objetivo básico elestudio de la evolución de la producción agraria española.

La investigación sobre la agricultura española contemporáneatuvo una inflexión importante con el trabajo de Ramón Garrabousobre la crisis agraria finisecular3. Éste tuvo la virtud de conectar laagricultura española con una problemática más general, no sólo eu-ropea sino referida al complejo proceso de formación de un mercadomundial de productos agrarios, proceso al que estaba ligado el ori-gen de la crisis. Por otra parte, este trabajo no difería en sus conclu-siones finales de la visión pesimista sobre el sector agrario anterior-mente señalada.

La tesis de Garrabou fue un gran estímulo para otros investiga-

dores, que se lanzaron al estudio de las consecuencias de la crisis y lasalida de ella. Aquí jugó un papel fundamental el Grupo de Estu-

dios de Historia Rura14 por sus esfuerzos para la reconstrucción delas fuentes estadísticas de la agricultura española contemporánea,

sus trabajos colectivos sobre el conjunto de España5 y las tesis doc-torales que algunos de sus miembros han dedicado a estudios regio-nales o sectoriales^. Estos trabajos, así como los desarrollados parale-

3. Se trata de su tesis doctoral. Un resumen de ella en R. Garrabou (1975).4. El Grupo de Escudios de Historia Rural (en adelante G.E.H.R.) está formado por

Domingo Gallego, José Ignacio Jiménez Blanco, Enrique Roca, Jesús Sanz, Juan FranciscoZambrana y Santiago Zapata.

5. Ias cesis cencrales en G.E.H.R. (1983 a).6. D. Gallego (1986 a), J.1. Jiménez Blanco (198G a), S. Zapata (1986), y E Zambrana

(1987).

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lamente por otros investigadores^, entre ellos también Garrabou,Ilevaron a una revisión de la hipótesis de partida, en el sentido de

señalar un comportamiento más dinámico de la agricultura, consta-tando su crecimiento en el primer tercio del siglo XX y la moderni-zación que en muchos sentidos tuvo lugar, lo que la situaba en línea

con lo sucedido en otros sectores de la economía española. En con-clusión, podemos decir que, en términos generales, tenemos unaidea bastante satisfactoria sobre la evolución de la producción agra-

ria española desde finales del siglo XIX hasta 1935.

Este libro se enmarca por lo tanto en esta línea de trabajo, por loque ha contado con la enorme ventaja de beneficiarse de la experien-cia y resultados de los anteriores, y singularmente de la selección y

crítica de las fuentes principales y de la metodología utilizada parasu tratamiento.

Ahora bien, el conocimiento de la producción agraria no cierrael plan de investigación en que anteriormente he manifestado que

quería incluirse mi aportación. Creo que la producción es uná piezatrascendental para el conocimiento de la agricultura contemporáneaespañola, pero existen otras igualmente importantes. Las investiga-ciones sobre la propiedad de la tierra, la renta agraria, los tipos deexplotaciones existentes, su gestión y las transformaciones por ellasexperimentadas, los patrimonios de propiedad pública, la políticaagraria, el comercio exterior y los movimientos sociales, que en es-

tos momentos están en curso de realización permitirán utilizar

junto a la producción otra serie de variables importantes para tratarde entender mejor lo ocurrido en nuestro sector agrario, en un análi-sis que tuviera por lo tanto en cuenta todos sus factores relevantes.De la misma forma es necesario realizar un ambicioso esfuerzo de

teorización sobre el modelo de sociedad con que nos enfrentamosdesde una perspectiva que una las aportaciones de la teoría econó-mica con el trabajo en historia económica8.

En este esfuerzo converge en estos momentos un amplio abanicode investigadores, como ponen de manifiesto los encuentros cele-

7. R. Garrabou ( 1985), J. M. Martínez Cattión ( 1987 a), J. Pujol (1988).

8. Vid. laz aportaciones de D. Gallego ( 1991) y(1992).

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brados en torno a algunos de aquellos temas, como los de Gerona(1986), Pamplona (1988), Murcia (1989), Menorca (1990), San-tiago (1991) o Cabezón de la Sal (1993). Debe destacarse en estesentido el papel dinamizador del Seminario de Historia Agraria

(S.E.H.A.) como organizador de estas reuniones y promotor de unamplio plan de investigación en torno a la historia agraria.

Como decía antes, la investigación se centra en un territorioconcreto, por lo que también creo que se hacen algunas aportacio-nes para el mejor conocimiento de la historia económica aragonesa.Desde esta perspectiva, la de la economía regional, cabría pregun-tarse si la relevancia del sector agrario en el período examinado jus-tifica el interés del trabajo. No es una novedad afirmar que el sec-tor agrario tuvo en aquel periodo una importancia clave en el

conjunto de la economía aragonesa. En 1955 todavía ocupaba enAragón al 49% de la población activa y se generaba en él un 21 %del producto interior bruto regional. Su peso era lógicamente ma-yor a mediados del siglo XIX y sólo el proceso industrializador ini-ciado en torno a Zaragoza haría decrecer su importancia, especial-mente en el primer tercio del siglo XX. Si este sector era elprimero en el conjunto de la economía aragonesa, y merecía por lotanto un estudio en profundidad, no existía sin embargo una histo-riografía que hubiera resuelto algunos de los principales interro-gantes que planteaba.

Para el período precedente, es decir el siglo XVIII y los iniciosdel siglo XIX, contábamos tanto con los trabajos clásicos de los pri-meros economistas aragoneses de aquellos años, como el estudio dePérez Sarrión articulado en torno a la expansión del regadío comoconsecuencia de la construcción del Canal Imperial9, las aportacio-nes de Antonio Peiró sobre los mercados del trigo y el aceite y sobre

la agricultura y la propiedad de la tierra en la huerta de Zaragoza,las de Angela Atienza sobre la propiedad eclesiástica y la de CarlosFranco sobre la crisis del Antiguo Régimen^^.

9• G. Pérez Sazrión (1984 a).10. A. Peiró (1987 a) y(1988); A. Arienza (1988) y(t993); C. Franco de Espés (t989)-

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Para el período cronológico cubierto en este trabajo las caren-cias son obvias. Los temas institucionales vinculados a la reformaagraria liberal siguen siendo poco conocidost^. En cuanto a visiones

generales sobre la producción agraria, sólo contábamos con el artí-culo publicado por Luis Germán sobre uso del suelo y producciónagraria en Aragón en el primer tercio del siglo XX, el realizado

conjuntamente con Carlos Forcadell sobte la incidencia de la crisisagraria finisecular, o el reciente estudio de Alberto Sabio sobre losmontes públicos en la provincia de Huesca12.

En este contexto de escasez de trabajos sobre la agricultura ara-gonesa contemporánea y habiendo optado por realizar una investi-gación sobre la producción, mi objetivo era en primer lugar, la re-

construcción de las principales series estadísticas históricas deaquélla, para, a partir de éstas y otras fuentes y bibliografía, ttatarde analizar las transformaciones en la agricultura durante aquel pe-riodo y las causas que las impulsaron o frenaron.

Quiero recordar dos problemas significativos relativos a lasfuentes que me surgieron al realizar la tesis: los planteados por éstas

para llegar a ciertas macromagnitudes de uso común en economía yla imposibilidad de realizar un trabajo que pudiera obviar los lími-tes provinciales. Ambos los desarrollaré a continuación.

Las fuentes planteaban de entrada un grave escollo: la imposibi-lidad de calcular el producto agrario neto a precios de metcado o el

producto agrario bruto también a precios de mercado. Por ello lamagnitud a la que a lo largo del texto nos referiremos como pro-

ducto agrario es en realidad el producto total agrario. Ello quieredecir que nuestro producto agrario incluye las semillas de la cosecha

guardadas para la próxima, en general todos los reempleos dentrodel sector, las compras de bienes y servicios fuera del seccor y lógica-mente también las amortizaciones13. Ya que no existen datos para

calcular las magnitudes que permitirían llegar al producto agrario

11. Vid. las reciences cesis de P. Marceles y E. Nicolás sobre el proceso desamorcizador yA. Sabio (1992) sobre cambios en la propiedad de la cierra en la comarca de Cariñena.

12. L. Germán (1988 a); L. Germán y C. Forcadell (1988); A. Sabio (1995).13. G.E.H.R. (1983 a), pp. 186-187.

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bruto o neto, podíamos haber realizado una serie de supuestos quenos permitieran pasar desde el producto total al producto agrariobtuto. Ello implicaba estimar básicamente la parte de la cosechaguardada como semillas, el consumo animal dentro del sector agra-rio y las compras fuera del sector. He considerado que tal número desupuestos, sin datos fiables en los que apoyarse para su realización,no iba a mejorar la calidad de la magnitud obtenida, sino que por elcontrario iba a restarle más fiabilidad todavía, por cuanto para cal-cular el propio producto total también he introducido estimaciones

de datos de los que carecía para algunos años, así como algunos su-puestos, especialmente para hallar el producto ganadero y forestal,

que ya de entrada restan notable fiabilidad al resultado obtenido.Deberá tenerse en cuenta por lo tanto a lo largo de toda la tesis,cuando hablemos de producción agraria o producto agrario, a quénos estamos refiriendo exactamente.

En segundo lugar las estadísticas oficiales presentan los datosagregados por provincias. Como es obvio, ello impide realizar unanálisis comarcal, lo que en el caso aragonés es bastante importante,

ya que algunas comarcas de Huesca y Teruel se apartaron de la evo-lución de sus respectivas provincias, pudiéndose enmarcar más bienen el tipo de agricultura del Valle. Lo mismo ocurría con otras co-marcas zaragozanas de media montaña ajenas totalmente a la evolu-ción de esta provincia. Por ello, a lo largo del texto se señala esteproblema en varias ocasiones y deberá tenerse siempre en cuenta.

Pasando a referirme a la estructura del libro, he organizado ésteen dos partes: en la primera se estudian los factores productivos; enla segunda se pretende analizar la producción agraria, explicándolano sólo desde la oferta, sobre la que gira nuestro principal trabajo de

investigación, sino también desde la demanda, por cuanto ésta ex-plica en ocasiones los cambios que en la producción tuvieron lugar.

En la primera parte comienzo por la tierra, realizando en primerlugar una descripción de los condicionantes ecológicos de la agri-cultura aragonesa a partir de algunos trabajos que se han dedicado

al cema. Ello me parece especialmente relevante por cuanto en la ac-tividad agraria el medio físico impone límites notables y juega un

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papel mucho más importante que en otros sectores de la economía.

Posteriormente paso al estudio de la evolución del uso del sueloagrícola, lo que permite realizar ya una primera caracterizacióndel tipo de agricultura al que nos enfrentamos y de los cambios

que en ella tuvieron lugar. Finalizo el capítulo con la superficie fo-restal, de la que realmente sólo puedo analizar la de titularidad

pública, por cuanto carezco de datos referentes a los montes depropiédad privada.

En segundo lugar, trato de la evolución de la ganadería, cen-trándome especialmente en los cambios en el volumen y composi-ción de la cabaña. Puede entenderse que aunque en estricto sentidoteórico sólo debería ocuparme aquí de ésta como factor de produc-ción, de hecho la imposibilidad de separar en muchos momencos

animales productivos de los que no lo eran, como las crías paracarne, hace que lo que finalmente estudie sea el conjunto de la ga-nadería, haciendo sobre todo una caracterización ganadera de Ara-gón, que incluya las razones que pudieron influir en los cambiosdescritos.

El factor trabajo es abordado a continuación partiendo de lapropia evolución demográfica aragonesa para, desde ella, llegar alestudio de la población activa agraria. Los numerosos problemasque se señalan en cuanto a la clarificación de las cifras de población

activa no impiden que, aunque de forma sucinta, se entre en untema que considero clave para el objeto de este trabajo.

EI capítulo cuarto va dedicado al cambio técnico, sobre todo alestudio del uso de nuevos inputr en la agricultura, la modificaciónen las técnicas agrícolas, la investigación y difusión agraria, la in-tensificación agraria derivada de adopción de técnicas nuevas o cam-bios en el uso de otras ya conocidas... EI capítulo me parece espe-

cialmente destacable por cuanto nos da pistas muy importantessobre si tuvo lugar o no un proceso de modernización agraria, enqué momento y por qué razones.

La primera parte finaliza con un capítulo en el que, a través delestudio de los rendimientos físicos de la tierra y de una aproxima-

ción a la productividad del trabajo, pretendo retomar en su con-

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junto los aspectos tratados en los capítulos anteriores, especialmenteen lo referente a sus interinfluencias y relaciones.

En la segunda parte, dedicada como he dicho a la producción ,la estructura por la que he optado supone estudiar separadamentelos principales cultivos, la producción ganadera y la fotestal. Final-mente, a través del análisis del conjunto de la producción a precioscorrientes y pesetas constantes y de los índices de producción agra-ria a precios constantes, realizo también una valoración conjunta dela evolución de la.producción agraria.

En el caso de la producción agrícola comienzo por el sistema ce-real, dedicando gran patte del capítulo al trigo, que ocupaba unaposición muy destacada dentro de aquél. A1 largo capítulo sobre loscereales suceden dos dedicados respectivamente al viñedo y al olivar.EI último apattado de la producción agrícola, aun cuando ttata deenglobar el conjunto de las plantas intensivas y árboles frutales, dehecho se refiere sobre todo a la producción de remolacha azucarera,planta que tuvo una importancia decisiva en la agricultura arago-nesa del primer tercio del siglo XX.

El estudio de la producción ganadera ha resultado extremada-mente dificultoso por cuanto sólo contamos con datos estadísticospara los años treinta del siglo XX. EI problema se ha intentado sos-layar analizando en ptimer lugar la producción en aquel momento,para luego completar con datos adicionales el tema, tratando de ave-riguar en qué medida se habían producido también cambios de im-portancia en las décadas anteriores. Creo que es en la producción de

carne donde más se ha podido avanzar, gracias sobre todo a los datosque he podido localizar sobre el consumo de ésta en Zaragoza.

Para la producción forestal también en este caso nos hemos de-bido limitar sólo a los montes de propiedad pública, y en ocasionessólo a algunos de éstos. Creo que este capítulo ayuda a entender me-jor los dos anteriores, por cuanto los vínculos entre los tres subsec-tores fueron importantes.

En el capítulo de conclusiones trato de sintetizar cuáles fueronlas ptincipales líneas de evolución de la agricultura atagonesa, apattir de las aportaciones que de mi trabajo de investigación pueden

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derivarse, y también mostrar algunos aspectos en los que se deberíaprofundizar en el estudio de la agricultura española contemporánea.

Finalmente no voy a repetir el largo, y merecidísimo, capítulode agradecimientos que cerraba la introducción de mi tesis. Sólo

quiero señalar el estímulo que he recibido de algunas personas parasubsanar algunos problemas que aquélla presentaba. Especialmentedeseo recordar a Francisco Comín, Eloy Fernández Clemente, Luis

Germán y José Ignacio Jiménez Blanco. También conté con la cola-boración en los momentos finales de la redacción del trabajo deIñaki Iriarte y Alberto Sabio. Ramón Garrabou además de sus co-mentarios sobre mi investigación, me animó de forma continuada a

realizar el esfuerzo necesario para su publicación; sin su insistencia yayuda creo que estas páginas no verían hoy la luz. Además, quiendirigió mi tesis, Domingo Gallego, tampoco ha cesado de ani-marme para emprender una tarea muchas veces pospuesta, debido ala presión del trabajo cotidiano, y ha sido desde hace ya bastantesaños un permanente estímulo intelectual para mí y un compañero al

que este trabajo y yo mismo debemos mucho más de lo que puedoexpresar en estas torpes líneas. Para concluir deseo recordar que sinla presencia de Maribel todo hubiera sido diferente, y por ello meparece lo más natural del mundo dedicarlé este libro.

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Parte primeraLos factores productivos

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