jesÚs y el santuario

19
JESÚS Y EL SANTUARIO Todavía recuerdo a las maestras de la Escuela Sabática contarnos las historias de la Biblia cuando aún ni sabía leer, u como referencia un cajoncito de arena de un metro cuadrado. Yo veía a María escondida entre los juncos, cuidando a su hermanito Moisés, en el cartoncito que la representaba con su base enterra en la arena. Veía a Moisés flotando en su canastito, y a la princesa saliendo arecogerlo. ¡Qué lindo era sentarse, cada sába alrededor de ese cajoncito de arena! Algo así vemos en la Biblia. ¿Cómo haría Dios para revelar a s pueblo iletrado y esclavizado en Egipto las verdades del evangel su plan de salvación? ¿Cómo podría dirigir sus miradas hacia arr y enseñarles lo que iba a hacer en el cielo para redimirlos? Sie que, en la mirada divina, el propósito era revelar ese plan de salvación no sólo a los pobres hebreos maltratados en Egipto, sino al mundo entero en una dimensión más universal y cósmica, ¡qué tarea podemos imaginarnos tenía el Señor por delante, para abrir los ojos de personas tan diferentes y culturas tan disímiles, a las realidades de la obra que debía hacerse en el f y que involucraba al cielo mismo! (Heb 3:5; 12:22-24). 1. ¿Un símbolo de otro símbolo? Lo que nos separa del siglo primero es que entonces, los hebre querían quedarse con el cajón de arena para negarse a mirar las realidades que se cumplían mediante Cristo en el santuario celestial. Hoy el problema parece darse a la inversa aunque con resultados negativos equivalentes. Muchos prefieren hablar de la realidades celestiales olvidándose del cajón de arena y, por consiguiente, tienen poco y/o nada para decir de esas realidades celestiales. Es más, hasta terminan negándolas tambié Al negarle al cajón de arena su propósito de revelar el santuari celestial, terminan descartando el celestial mismo. A un hombre educado del primer siglo que quería verdades desencarnadas y que no entendía cómo un hombre adulto podría nacer de nuevo, Jesús debió decirle: ¡Si os hablé de cosas de l tierra, y no creéis, ¿cómo váis a creer si os dijera las celestiales?” (Jn 3:12). Y en otra oportunidad declaró que si no éramos capaces de volver a ser como niños en su sencillez y avidez por

Upload: kelly-duarte

Post on 21-Jul-2015

36 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

JESS Y EL SANTUARIO

Todava recuerdo a las maestras de la Escuela Sabtica contarnos las historias de la Biblia cuando an ni saba leer, usando como referencia un cajoncito de arena de un metro cuadrado. Yo vea a Mara escondida entre los juncos, cuidando a su hermanito Moiss, en el cartoncito que la representaba con su base enterrada en la arena. Vea a Moiss flotando en su canastito, y a la princesa saliendo arecogerlo. Qu lindo era sentarse, cada sbado, alrededor de ese cajoncito de arena! Algo as vemos en la Biblia. Cmo hara Dios para revelar a su pueblo iletrado y esclavizado en Egipto las verdades del evangelio y su plan de salvacin? Cmo podra dirigir sus miradas hacia arriba y ensearles lo que iba a hacer en el cielo para redimirlos? Siendo que, en la mirada divina, el propsito era revelar ese plan de salvacin no slo a los pobres hebreos maltratados en Egipto, sino al mundo entero en una dimensin ms universal y csmica, qu tareapodemos imaginarnostena el Seor por delante, para abrir los ojos de personas tan diferentes y culturas tan dismiles, a las realidades de la obra que deba hacerse en el futuro, y que involucraba al cielo mismo! (Heb 3:5; 12:22-24). 1. Un smbolo de otro smbolo? Lo que nos separa del siglo primero es que entonces, los hebreos queran quedarse con el cajn de arena para negarse a mirar las realidades que se cumplan mediante Cristo en el santuario celestial. Hoy el problema parece darse a la inversa aunque con resultados negativos equivalentes. Muchos prefieren hablar de las realidades celestiales olvidndose del cajn de arena y, por consiguiente, tienen poco y/o nada para decir de esas realidades celestiales. Es ms, hasta terminan negndolas tambin. Al negarle al cajn de arena su propsito de revelar el santuario celestial, terminan descartando el celestial mismo. A un hombre educado del primer siglo que quera verdades desencarnadas y que no entenda cmo un hombre adulto podra nacer de nuevo, Jess debi decirle: Si os habl de cosas de la tierra, y no creis, cmo vis a creer si os dijera las celestiales? (Jn 3:12). Y en otra oportunidad declar que si no ramos capaces de volver a ser como nios en su sencillez y avidez por

aprender, no entraramosen el reino de los cielos. Te alabo, Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los nios. As es, Padre, porque eso te agrad (Mat11:25-26). De qu era un smbolo el cartoncito que representaba a Mara? Era un smbolo de Mara, o un smbolo de otro smbolo sin nada que ver con una persona? Era el cartoncito del canasto de Moiss una copia de otra copia, o del canasto mismo? Los que niegan la realidad del santuario celestial en correspondencia con el antiguo terrenal, se refieren a las declaraciones de Hebreos sobre el santuario celestial como si tratasen con otro smbolo. Pero no! El santuario terrenal nunca pretendi ser una sombra de otra sombra (Heb 8:5), ni una copia de otra copia (Heb 9:23), ni un smbolo de otro smbolo (Heb 9:9). Fue una copia y sombra de lo que hay en el cielo (Heb 8:5), del templo que est en el cielo (Apoc 14:15). No es que el cielo entero es un santuario, como tampoco la tierra entera fue un santuario. As como hubo un santuario en la tierra (Heb 8:4), tambin lo hay en el cielo (Heb 9:23; Apoc 15:5). Fase y/o geografa? Funcionalidad o espacialidad? Llama la atencin que, en estos tiempos modernos, muchos adventistas estn prefiriendo predicar de fases en el ministerio de Jess en el santuario celestial, y no de lugares que se correspondiesen con las fases. Creen que es ms seguro hablar del funcionamiento del santuario celestial en lugar de su caracterstica espacial. Nos resulta curioso en este contexto, encontrar a gente no adventista que afirma justamente lo contrario. Al estudiar la Epstola a los Hebreos reconocen que el apstol est traspasando en su entero el cuadro del santuario terrenal al celestial. Pero cuando vamos a buscar en los escritos de esos autores el aspecto funcional de ese traspaso, vemos que se detienen en la cruz. Para ellos, Jess habra cumplido todo el servicio del santuario en la cruz del Calvario, y al ascender al cielo habra pasado directamente al lugar santsimo, sin llevar a cabo un ministerio en dos fases, como loproyectaba el culto antiguo.

El folleto de la Escuela Sabtica hereda, aunque en menor medida, algo de toda esta problemtica. Dice, literalmente, que Hebreos... sencillamente no se ocupa del problema de los departamentos. En cambio, el punto importante es que l estn all en el cielo, ministrando en nuestro favor. Esta es una respuesta a una pregunta que levanta ya en la introduccin. El nfasis de Hebreos, est puesto en cul departamento del santuario entr Jess o en el hecho de que l est en el santuario celestial ministrando en nuestro favor? Debemos responder que Hebreos se ocupa de los departamentos de ambos santuarios, el terrenal y el celestial, pero sin exponerlos como un problema, porque en sus das, ese no era un problema, y no tendra por qu serlo hoy tampoco. En la leccin de la semana siguiente, el folleto vuelve con ese problema, con una declaracin algo ms audaz. Afirma lo siguiente. Despus de mucho estudio de los mejores eruditos [adventistas], se dio un informe sobre Hebreos. Se hicieron dos preguntas. Ensea Hebreos un ministerio sacerdotal de Cristo en dos fases? Niega Hebreos el ministerio sacerdotal de Cristo en dos fases? La comisin respondi no a ambas preguntas. Analiza las implicaciones que tiene esa respuesta. En esa semana vuelve el folleto con la misma problemtica de fondo cuando afirma que Hebreos... no dice cundo estas cosas celestiales [en referencia a Heb 9:23] seran purificadas (por ejemplo, ya sea en la cruz, o comenzando en 1844). Lo que hace es afirmar la enseanza adventista de que hay un santuario en el cielo que tambin necesita ser purificado o limpiado. Lo ms que puedo admitir, en estas consideraciones, es que el apstol no est interpretando la fecha de los 2.300 das-aos de Dan 8:14, fecha en que se abre la puerta a la vindicacin final del gobierno de Dios en el lugar santsimo (cf. Dan 7:9-10,13-14; Apoc 11:19). Dios no se lo revel porque esa no era la verdad presente de sus das, y como buen profeta, el apstol no se puso a hablar de loque no se le inform. Pero eso tampoco debe llevarnos a arriesgar declaraciones tan osadas como que Hebreos no ensea un ministerio sacerdotal de Cristo en dos fases y sugerir implcitamente que, para conocer acerca de esas dos fases [y lugares], debamos recurrir a otros libros de la Biblia. Aunque hay aspectos que Hebreos no trata en detalle, y que Dios revel a otros profetas para que nos ampliasen el panorama (Daniel y Juan en

especial), resulta claro en Hebreos que Jess deba ministrar en dos departamentos, cumpliendo un ministerio completo, nico e irrepetible en dos fases, como lo haca el sacerdocio antiguo en el santuario terrenal. Dejemos de complicarnos la vida, y permitamos al apstol llevarnos otra vez frente al cajn de arena para que nos explique qu ocurrira en el santuario celestial, segn el bosquejo trazado por el Seor en el monte. Los lugares y fases en Hebreos. En el captulo 9, el apstol describe primeramente los dos lugares del templo terrenal (vs. 2-5), y luego su aspecto funcional, esto es, su ministerio en el lugar santo (v. 6) y en el lugar santsimo (v. 7). Bajo este contexto, lo que comienza a decir a partir del v. 8 es muy significativo. Es el Espritu Santo el que da a entender que mientras que la primera Tienda [el santuario terrenal: v. 2] estaba en pie, el camino al santuario [celestial: v. 1112] no estaba an abierto. Esto es smbolo para el tiempo presente [que tiene a Jess ministrando en el santuario celestial del nuevo pacto]... (v. 9). Qu aspecto del templo antiguo es smbolo para el tiempo actual? Slo su aspecto funcional, su ministerio? Hay alguna razn para que sintamos la necesidad de podar la descripcin del apstol? A diferencia de su descripcin del sacerdocio levtico y del sacerdocio de Melquisedec en donde habra uncambio de orden, y del sacrificio de animales y el sacrificio de Jess que tambin es contrastante, Pablo no est oponiendo aqu el templo terrenal al celestial. Por el contrario, nos est diciendo, imbuido con el Espritu Santo, que todo el santuario con su ministerio (espacio y funcin), era smbolo para este tiempo presente (el ministerio completo de Jess que va de su ascensin hasta su segunda venida: Heb 9:24-26). As, en armona con el Pentateuco, Daniel y Apocalipsis, la Epstola a los Hebreos ensea que habra dos lugares correspondientes a dos fases o momentos en el ministerio de Jess en el santuario celestial. Mientras estuviese vigente el templo terrenal, el camino al santuario celestial no se abra abierto. Cundo qued cancelado el santuario terrenal? Cuando el velo del templo terrenal fue rasgado de arriba abajo, al proclamar el Hijo de

Dios con potente voz desde la cruz: consumado es (Jn 19:30; Mat 27:50-51). Dnde ascendi Jess? Los argumentos que emplean los telogos no adventistas para negar que hubiese un ministerio deJess en dos lugares y momentos son bsicamente dos. La Epstola a los Hebreos declaraenfticamente que Jess ascendi al cielo y se sent a la diestra de Dios (Heb 1:3; 10:12), y entienden ese asentamiento como una referencia al lugar santsimo del templo celestial (Heb 9:12,25, aunque la traduccin correcta es santos, es decir, santuario). El otro problema tiene que ver con nuestro acceso a Dios (el camino y el velo), y lo consideraremos la semana que viene. Estamos de acuerdo en que Hebreos dice que Jess entr en el santuario celestial, y que se sent a la diestra de Dios en el ao 31 de nuestra era. Pero, dnde queda la diestra de Dios? Qu significa la diestra de Dios? Esto es importante dilucidar porque, a su vez, la profeca de Zac 6:11-12 anunciabaque, a diferencia de los sacerdotes terrenales, el Mesas venidero sera no solamente rey, sino tambin sacerdote, y su papel de sacerdote lo hara sentado junto al Seor en su trono. Ya el Sal 110:1 anunciaba que el futuro rey-sacerdote, hijo de David aunque del orden de Melquisedec (v. 4), se sentara a la diestra de Dios en un reinado de mediacin. Esto tambin lo destaca la Epstola a los Hebreos. Jess se sent sobre un trono. Cul? El de Dios mismo (Heb 1:8). Pero, a qu lado de Dios? Parece obvio que a su mano derecha (Heb 1:3,13; 8:1; 10:12; 12:2). Significaba eso que no podra moverse de ese trono hasta que sus enemigos fuesen puestos por estrado de sus pies? (cf. Heb 10:12-13; vase Hech 7:56: de pie). Deba negar ese hecho que una parte de su ministerio celestial la llevara en el primer departamento, para pasar al final al segundo departamento? Cmo explicamos, entonces, que el lugar santsimo del templo celestial se abre en el Apocalipsis en la poca de la sptima trompeta, esto es, en el fin del mundo y en relacin con el juicio final? (Apoc 11:15,18-19). Olvidmonos por unos momentos de lo que decimos los adventistas. Ahora la presunta contradiccin que nuestros hermanos de otras iglesias no

adventistas pretenden ver en nosotros, se da entre la Epstola a los Hebreos y el Apocalipsis. La diestra de Dios En el ritual simblico, vemos a Moiss abrir las puertas de todo el santuario para su inauguracin (Ex 40), con el propsito de ungir con aceite no solamente los muebles de ambos compartimentos (Ex 30:26-29), sino tambin al sacerdocio con el mismo aceite (v. 30). En armona con lo representado, la profeca de Daniel anticipaba que el prncipe venidero iba a ungir el lugar santsimo (9:24). Cundo ocurri esto? Cuando Jess ascendi al cielo y se sent sobre el trono de Dios, a su mano derecha, segn los pasajes ya mencionados. Con su ungimiento a la diestra de su Padre, se ungi al mismo tiempo el lugar santsimo del santuario celestial (Heb 1:9; cf. Hech 2:30). Ahora bien, significaba esto que ni el Padre ni el Hijo podran desplazarse hasta el fin del mundo y, por consiguiente, que no habra un ministerio que se llevara a cabo en dos lugares y momentos diferentes? No es as que se interpreta la diestra de Dios en la Biblia. El Salmo 110 dice que el futurorey-sacerdote se sentara a la diestra de Dios (v. 1), para luego afirmar que el Seor estara a su diestra (v. 5). Si interpretamos espacialmente la diestra de Dios, dnde est esa diestra en este salmo? Lo mismo podemos preguntarnos acerca de otro salmo mesinico, en donde el David tpico encuentra delicias a la diestra de Dios, y siente al mismo tiempo la diestra divina a su lado cuando est delante de l (Salmo 16:8,11). Se haba sentado David, adems, sobre el trono invisible de Dios en el lugar santsimo del santuario terrenal? As como no siempre se interpretaba literalmente la expresin primer nacido o primognito, puesto que tena que ver con un cargo o posicin (Sal 89:27; vase Col 1:15,18), as tambin ocurra con la diestra de Dios. Significaba ser investido con todo el poder de la Deidad (Sal 89:13-14, etc). Vase mayor documentacin en A. R. Treiyer, The Day of Atonement and the Heavenly Sanctuary. From the Pentateuch to Revelation, 442444). De nuevo, en qu lugar del santuario celestial se sent Jess cuando ascendi al cielo? Aunque la Epstola a los Hebreos proyecta el ministerio de Jess en dos lugares y dos momentos diferentes, no define el lugar de su asentamiento, excepto que fue a

la diestra del trono de Dios (Heb 8:1). Y aunque el trono de Dios en el Antiguo Testamento estaba en el lugar santsimo, sobre el propiciatorio del arca, tambin es cierto que Dios mismo se mova, y lo haca sentado sobre un trono mvil (Eze 1:26; cf. v. 15ss; Dan 7:9 ruedas). De esto deducimos que en la inauguracin del templo celestial (Heb 10:20), Jess se sent sobre el trono de Dios en el lugar santsimo, para luego iniciar su ministerio sacerdotal en el lugar santo siempre junto al trono de Dios (vase Heb 13:10; Apoc 1:12ss.; 8:3-4, etc). En el fin del mundo, tanto el Padre como el Hijo iban a trasladarse del lugar santo del templo celestial al lugar santsimo para completar la obra de redencin mediante una obra de juicio (Dan 7:9-10,13-14; Apoc 11:18-19). Es entonces que el Hijo de Dios se sienta nuevamente a la diestra de Dios, para recibir todo poder ya no slo de derecho,sino tambin de hecho (Mat 26:64; Luc 22:69; Apoc 14:14). Los pasos. No tenemos tiempo para considerar aqu en detalle el ministerio de Jess en sus tres pasos fundamentales (inaugural, continuo y final), tal como lo presenta la Epstola a los Hebreos. Vase amplia documentacin en A. R. Treiyer, Los Cumplimientos Gloriosos del Santuario, leccin 7 (Los tres pasos maravillosos en la intercesin de Jess). Como incentivo para estudiar ms, digamos aqu lo siguiente. El santuario que el Seor levant, y no el hombre (Heb 8:2) no es eterno. Tuvo un comienzo (debi inaugurrselo: Heb 10:20), y tendr un fin (Apoc 21:22). Aunque habr siempre un templo en el cielo como lugar de habitacin divina (Apoc 7:15), el que vio Moiss para construir la copia terrenal fue establecido por Dios para resolver el problema que levant el pecado. Ni antes ni despus que sedestruya el pecado, tuvo ni tendr razn de ser ese templo, en su arreglo o disposicin tal como se nos lo revel para nuestro estudio en este contexto de redencin en que estamos (vase Eze 43:10-11; Apoc 11:1) As como en el santuario terrenal se efectuaba diariamente un tamid o continuo ministerio sacerdotal en el lugar santo (Heb 9:6 siempre; cf. Lev 24:1-4); as tambin Jess ascendi al cielo para interceder siempre o continuamente por los que se acercan a l (Heb 7:25). Y as como los sacerdotes terrenales santificaban al

pueblo mediante la sangre del sacrificio en el lugar santo (Heb 9:13), ms especficamente sobre el altar del incienso (Heb 13:10-11; cf. Lev 4:16-18); as tambin Jess entr en el santuario celestial para santificarnos sobre ese altar que tenemos en esta dispensacin, mediante su propia sangre (Heb 9:14; 13:12,20). En el Antiguo Testamento no se haca la expiacin nicamente con el sacrificio del animal (Lev 4:16-20). Slo despus de efectuarse todo el ritual de sangre dentro del lugar santo, se haca la expiacin (Lev 4:16-19). Como resultado de ese ministerio en el lugar santo, el pueblo obtena perdn (Lev 4:19,26,35, etc). Qu hebreo conocedor del ritual antiguo podra entender, al leer la carta de Pablo, que al ser calificado para ser sumo sacerdote ante Dios, Jess no iba a efectuar la expiacin con su sangre en el lugar santo del santuario celestial? (Heb 2:17-18). Volveremos sobre esto en la leccin 10. Que el apstol saba que el da en que Jess deba concluir su obra de juicio en el lugar santsimo estaba en el futuro, lo vemos cuando exhorta a sus hermanos de raza a no dejar de congregarse, sabiendo que el da se acerca (Heb 10:25). Qu podan entender los hebreos con esa expresin? Los judos se referan en sus das al Da de la Expiacin como al Yoma, Da, dada su solemnidad nica y su relacin con el juicio final. Era imposible para los hebreos conocedores de los rituales del templo, no asociar la declaracin de Pablo con esa ocasin tan solemne en que el sumo sacerdote entraba al lugar santsimo. Y fue justamente a ese evento final que se refiri el apstol al declarar que las cosas celestiales, es decir, el santuario que est en el cielo, deba purificarse en el lugar santsimo en el fin del mundo (Heb 9:23). Luego de ese juicio final, el Seor volver por su pueblo sin ms relacin con el pecado (cf. Lev 16:23-24), como lo haca el Sumo Sacerdote en el Da de la Expiacin al salir del santuario con su bendicin final (Heb 9:27-28). Ms en la leccin 10. Por qu miraba el apstol como cerca ese da? Dios no le revel la fecha de los 2,300 das-aos que deba quedar sellada hasta el tiempo del fin (Dan 8:14; 12:9; vase 2 Tes 4:17; 2 Tes 2:1ss). Y a pesar de eso, el propsito de su Epstola fue el de atraer la mirada de sus lectores a las realidades del santuario celestial, inclusive las finales con su obra de juicio (Heb 12:22-24). Deban acercarse por la fe a esas realidades an futuras,

anticipando esa experiencia con una fe comparable a la de Moiss quien se sostuvo como viendo al Invisible (Heb 11:27). Conclusin. No despreciemos el cajn de arena. Aunque somos adultos y no necesitamos reinstaurar losantiguos rituales del templo antiguo, sigue su registro en la Palabra de Dios para servirnos de ruta en el ministerio de Jess en el santuario celestial. No despreciemos, pues, nada de lo que el Seor registr para advertir a los que han llegado al fin de los siglos (1 Cor 10:11). Y los ngeles? Tienen ellos tambin necesidad de ver a Jess en el tiempo del fin, mudndose de apartamento en el santuario celestial? Ellos, que estn presentes no slo en espritu, sino tambin corporalmente en esas realidades del cielo? Preguntas como stas pueden hoy llevarnos muy lejos, ya que nuestra visin limitada no siempre es capaz de encontrar la razn de muchas cosas, an en este mundo que podemos ver y tocar. En otra de sus Epstolas, el apstol Pablo nos dice que Dios se propuso revelar al universo entero el plan de salvacin mediante su pueblo en la tierra (Ef 3:10-12; vase 2:7). Somos espectculo no slo a los hombres y al mundo, sino tambin a los ngeles de Dios (1 Cor 4:9; Luc 12:8-9; Apoc 3:5). El apstol Pedro tambin declar que los ngeles de Dios anhelan mirar lo que toca a nuestra salvacin (1 Ped 1:12). Puedo imaginarme la emocin de los ngeles al ver finalmente movimiento en el santuario celestial (Dan 7:9-10), despus de 1810 aos de servicio en su lugar santo (Dan 8:11: tamid: continuo; 8:14: purificacin en el lugar santsimo). Por fin se organiza el templo celestial para culminar la obra de redencin y acabar con el pecado y la farsa que el diablo ha levantado en la tierra, con el anticristo mofndose de Dios, de su templo y de los que moran en l! (Apoc 13:6). Qu escena maravillosa debe haber sido esa para las inteligencias celestiales. El sentido de reverencia que han perdido muchasiglesias que se vuelven temerarias en su pretencin de acercarse negando velos y puertas, est mucho ms desarrollado entre los ngeles. An los ngeles ms cercanos velan sus rostros en actitud reverente (Isa 6:1-2).

S, el reloj proftico tiene valor no slo para nosotros, sino para el universo entero quien, a travs del ministerio completo de Jess en el santuario celestial, vive en la expectacin de las atrodicidades del fin del mundo y la salvacin de la iglesia! Deba ser diferente en nosotros? Mientras la corte celestial con sus millones de ngeles se apresta para honrar a Dios como Creador y Redentor (Apoc 4- 5), aqu en la tierra los hombres comienzan a honrar al mono y actualmente hasta a las ratas como nuestros precursores (segn los ltimos estudios del genoma humano estaramos ms cerca de los roedores que de los monos). Mientras que en el cielo todos se emocionan con la solemnidad de esa obra final que tiene como propsito coronar a Jess como Rey de reyes y Seor de seores, el mundo cristiano relativiza toda su obra de mediacin celestial pretendiendo que todo lo que deba haberse cumplido, Jess lo hizo hace 2.000 aos atrs. Por consiguiente, ni las iglesias cristianas saben lo que ocurre en estos momentos en el cielo. Acerqumonos!, es la exhortacin del apstol. El Yoma (arameo), que proyecta a nuestro Sumo Sacerdote en el lugar santsimo ya ha llegado (Apoc 14:7). Honremos al Creador y al Redentor como lo hacen los ngeles en la corte celestial, porque el da de su ira se aproxima y, quin podr mantenerse en pie? (Apoc 6:16-17).

Dr. Alberto R. Treiyer www.tagnet.org/distinctivemessages

Ministerio de Jess y santuario

Leccin 9Para el 30 de Agosto del 2003

Lugar privado, prohibido pasar, no se aceptan mascotas, no apto para cardacos, vehculos no registrados sern remolcados, violadores sern procesados. Y a pesar de eso, jams faltan los que desobedecen las seales pblicas. Es ms, no importa cun altos construyan los paredones y tejidos metlicos, no podrn impedir que sigan pasando los inmigrantes ilegales. La gente se las ingenia para entrar a otros pases con mejores perspectivas de vida y a cualquier precio: mintiendo, falsificando, sobornando. Cuanto ms crisis hay en algunos pases, ms esfuerzos hay para emigrar. Lo que no hemos podido hacer todava, es irnos a otro planeta. Cunto menos a otra galaxia! Pero no nos preocupemos. Est por llegar el da en que esto ltimo suceder. Hace dos mil aos atrs vino del cielo un rey para darnos una visa de entrada a su ciudad celestial. No requiere de nosotros que nos aguantemos largas colas frente a una embajada para obtener un permiso. El mismo vino hasta donde estbamos para darnos la carta de ciudadana que necesitbamos para entrar en su reino. Tampoco requiere que le paguemos grandes sumas de dinero. Nos la ofrece gratis, ya que cuando vino, lo hizo para pagar todos los trmites que se requieren de entrada a su ciudad. Y lo ms maravilloso es que podemos acercarnos a l ms all de las 6 de la tarde. S, su oficina nunca cierra, y el papeleo corre por cuenta de su reino! Acceso ilimitado? Dnde? Dnde est nuestro Rey? Es cierto que nos da acceso ilimitado? Qu hizo para que pudiramos acercarnos a l? Ya hemos visto en lecciones

anteriores que est en el santuario celestial oficiando como sumo sacerdote en nuestro favor, y en virtud de su sangre. Pero, por qu tanta gente no sabe nada de lo que est haciendo ahora por nosotros all arriba? Acaso no tiene muchas sucursales aqu en la tierra para anunciar su reino? Los dos argumentos bsicos que se han encontrado para negar un ministerio de Jess en dos lugares y momentos diferentes del santuario celestial tienen que ver bsicamente con dos hechos. Se nos dice, en primer lugar que, luego de ofrecer su sacrificio, Jess se sent a la diestra del trono de Dios (Heb 8:1). Ya vimos en la leccin anterior, que el error de este argumento es que se ha restringido esa diestra al lugar santsimo. Algo semejante ocurre con el segundo argumento que corresponde tratar ahora. Tiene que ver con nuestro acceso al santuario celestial. Hebreos dice que Jess, el prncipe del cielo, nos inaugur un camino para que podamos entrar, siguindolo a l, dentro del velo, y esto es igualmente malinterpretado como refirindose exclusvamente al lugar santsimo (Heb 6:19-20; 9:8; 10:19-22). Segn se arguye, en la tierra haba muchas trabas e impedimentos para acercarse a Dios en su santuario. Los gentiles no podan entrar al patio del templo de Israel, salvo un lugar bastante retirado que se les asignaba. El pueblo tampoco poda ir ms all del patio (incluso las mujeres y los nios se paraban ms de lejos). Ni los sacerdotes podan ir ms all del lugar santo. Slo el sumo sacerdote, una vez al ao y luego de una preparacin muy especial, poda entrar en el lugar santsimo (Lev 16:1-2).

Cul era el resultado de traspasar esas prohibiciones? La pena de muerte. El extrao que se acerque, morir (Nm 1:51; 3:10,38; 4:15,20; Nm 17:13; 18:7, etc). Ahora, segn se arguye, todas esas trabas y prohibiciones y amenazas se terminaron y tenemos un acceso ilimitado y directo al lugar santsimo. De veras? Puede alguien describirme qu es lo que vi? Vi el arca del pacto y a Jess ministrando delante del Padre sentado en su trono? Vi los querubines y escuch a los ngeles de Dios alabando su nombre? Me parece que algo anda mal con ese razonamiento. Lo que los antiguos no podan hacer con su santuario terrenal (entrar fsicamente al lugar santsimo), tampoco podemos hacerlo nosotros hoy con nuestro santuario celestial. Y, sin embargo, la carta a los Hebreos nos asegura que tenemos plena seguridad para entrar en el Santuario, por la sangre de Jess, por el nuevo y vivo camino que l nos abri, a travs del velo, esto es, [por el camino de] su carne (Heb 10:19-20). Los antiguos tenan acceso a Dios (haba un camino para ellos). Los antiguos tambin seguan la obra sacerdotal efectuada en favor de ellos dentro del templo del primer pacto. No slo el sumo sacerdote compareca en la presencia [o literalmente faz] de Dios una vez al ao en el lugar santsimo (Lev 16:2,13). Tambin comparecan delante de Seor [traduccin ms usual] los sacerdotes cuando oficiaban frente al altar del incienso y la cortina que separaba el lugar santo del santsimo (Lev 4:6-7). Y aunque el pueblo no tena acceso fsico a los lugares interiores del templo, eso no impeda que pudiesen comparecer en la misma presencia de Dios cuando se acercaban al patio del santuario para ofrecer sus sacrificios (Lev 4:14-15). An fuera del patio podan

sentir que estaban en la presencia del Seor (Juec 21:2; 2 Sam 21:9). El propsito mismo por el que Dios orden construir un santuario fue el de manifestarse a su pueblo y vivir en medio de ellos (Ex 25:8-9,40). Es cierto que la pena de muerte pesaba para el que presuntuosamente se acercaba al templo sin cumplir con las condiciones que Dios estableci. Pero eso mismo ocurre hoy, segn lo destaca claramente la Epstola a los Hebreos (Heb 12:25; vase 4:11-13; 10:26-31). Hoy tambin debemos aprender a acercarnos a Dios como l manda, por el nico medio de salvacin que ha puesto delante de nosotros, esto es, el sacrificio de su Hijo y su mediacin celestial. Cuando Jess en su ascensin entr por su propia sangre en el santuario celestial para derramar sobre sus discpulos las bendiciones de su mediacin, los judos fueron dejados en completas tinieblas para continuar con sus sacrificios y ofrendas intiles. La ministracin de tipos y sombras haba cesado. Esa puerta por la cual los hombres haban anteriormente encontrado acceso a Dios [en la antigua dispensacin], no estaba ms abierta. Los Judos haban rehusado buscarlo en el nico camino por donde poda entonces ser encontrado, mediante la ministracin en el santuario celestial... Para ellos la puerta fue cerrada, CS, 430 (ingls). La naturaleza de nuestra entrada al templo celestial. La Epstola a los Hebreos es bien definida al describir la naturaleza de nuestra entrada actual al templo celestial. Veamos varios pasajes. a) Por medio de la mediacin sacerdotal de Jess. - Heb 7:25: por medio de l se acercan a Dios. - Heb 12:22,24: sino que os habis acercado... a Jess, el Mediador

del nuevo pacto... b) Mediante la sangre de Jess. En la sangre de Jess est nuestra vida de pecado que confesamos y transferimos mediante su ministerio al santuario celestial. Es a travs de su sangre, en la cual est inscrito el pecado que confesamos, y mediante la cual recibimos perdn, que comparecemos delante de Dios (Heb 10:19). - Heb 13:11: cuya sangre del pecado es introducida en el santuario. - Heb 9:22: sin efusin de sangre no hay remisin, esto es, quitamiento del pecado del penitente y transferencia del mismo al santuario, todo mediante el ministerio de la sangre. Vase A. R. Treiyer, Las Promesas Gloriosas del Santuario, Leccin 5; y Los Cumplimientos Gloriosos del Santuario, Leccin 7. c) Mediante la fe o iluminacin del Espritu Santo (en una dimensin espiritual). - Heb 6:4: fueron iluminados y participaron del Espritu Santo. - Heb 11:2: Por ella [la fe] los antiguos fueron aprobados (quiere decir que los antiguos que ejercieron fe tambin entraron, no fsicamente, pero espiritualmente por la fe, en el santuario divino (Heb 11:39-40; 12:1; vase sin embargo 4:2, en referencia a la mayora). - Ef 2:6,18: Con l [Jess] nos resucit y nos sent en el cielo con Cristo Jess... Porque por medio de l, unos [gentiles] y otros [judos], tenemos acceso al Padre por un mismo Espritu. Hay velos o puertas en el templo celestial? La primera pregunta que tenemos que hacernos es la siguiente. Impedan los velos y puertas del templo antiguo comparecer en la cara o presencia de Dios (lipene Yahv)? Ya vimos que no. Los hombres de fe del antiguo pacto podan y

deban comparecer delante del Seor, y el hecho de que el templo terrenal tuviera velos o puertas no impeda ese acceso espiritual. Lo mismo sucede hoy, pero de una manera mejor an. El acceso al que apunta el nuevo pacto es definitivo y eterno, porque el sacrificio es nico y no repetible, y el ciclo completo de nuestro sumo sacerdote celestial que pasa por diferentes velos o puertas, tambin es nico y no repetible. Luego de cumplir su obra en el lugar santo y completar el juicio en el santsimo, Jess no saldr para llevar de nuevo el pecado y comenzar otro ciclo de servicios equivalente al antiguo ritual anual. Saldr del templo celestial sin [relacin con el] pecado para salvar a los que lo esperan (Heb 9:28). Es cierto que mediante Jess, tenemos un acceso a Dios delante del cual no cuelga velo, como dice E. de White. Pero eso no significa que no haya velos ni puertas en el santuario celestial. En qu sentido no cuelga velo? En que Jess tiene la llave de David mediante la cual abre, y ninguno cierra, cierra y ninguno abre (Apoc 3:7-8). No hay velo que pueda interponerse en ese camino que nos abri para toda esta dispensacin cristiana. No obstante, ese camino pasa por diferentes velos y puertas en los diferentes momentos de su obra de mediacin. [En referencia a 1844, E. de White comenta basndose en Daniel y Apocalipsis, que la puerta del lugar santo se cerr entonces, y se abri la del lugar santsimo. Haba an una puerta abierta al santuario celestial, donde Cristo estaba ministrando en favor del pecador (GC, 429-430 en ingls). Vase detalles en A. R. Treiyer, The Day of Atonement and the Heavenly Judgment, 514-520.

Jess es nuestro Precursor (Heb 6:20). Nos abri o inaugur un nuevo camino viviente que penetra dentro del velo (Heb 10:20). Cul velo? Es significativo que no mencione segundo velo como en Heb 9:3, para referirse al lugar santsimo. Si el apstol est traspasando el santuario antiguo con su ministerio en su entero al santuario y ministerio celestiales, es obvio que se refiere a ambos velos del templo celestial. Pero, por qu se refiere a ambos velos en singular? En Nm 18:7, Moiss usa la misma expresin cuando habla del ministerio sacerdotal que deba efectuarse del velo adentro, obviamente en referencia a ambos cuartos del tabernculo terrenal y en sus diferentes momentos durante el ao. No importa en qu momento nos toque vivir, podemos y debemos acercarnos al Seor donde l est. En otras palabras, Jess puso en marcha un ministerio en el templo celestial que ninguna puerta o velo puede detener. Y detrs de nuestro Precursor, seguimos nosotros, primero en una dimensin espiritual, de fe, y luego corporalmente cuando nos lleve a la casa de su Padre, en su venida. Nuestra carne humana, la que asumi el Hijo de Dios al venir a este mundo aunque ahora glorificada como lo ser la nuestra en su venida (Filip 3:21), lleg al trono de Dios y est all honrada y dignificada delante de todo el universo en la persona del Hijo (Heb 10:20; 12:22,24; Apoc 5:9-12). De esto se deduce que, as como el evangelio, el pacto, el sacerdocio y el santuario son ahora mejores, as tambin sucede con nuestro acceso actual a la presencia de Dios. Dnde, para qu y cmo? Meditemos en algunos pasajes que resumen lo que hemos estado

tratando. Es bueno leerlos directamente de la Palabra de Dios. Adnde debemos ir para asegurarnos el pase a la ciudad de nuestro Rey? A qu lugar del cielo? Adentro del santuario [celestial] (Heb 10:19), ms especficamente al trono de la gracia (Heb 4:16), que est en el monte Sin, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusaln celestial, a innumerables huestes de ngeles en feliz asamblea, a la congregacin de los primognitos inscritos en el cielo, a Dios el Juez de todos, a los espritus de los justos hechos perfectos, a Jess, el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel (Heb 12:22-24). Para qu? Para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Heb 4:16), ya que ese rey est siempre vivo para interceder por... los que se acercan a Dios por medio de l (Heb 7:25). Cmo? Por la sangre de Jess..., con corazn sincero, con plena certeza de fe, purificado el corazn de mala conciencia, y lavado el cuerpo con agua limpia (Heb 10:19,22). Fijos los ojos en Jess, autor y perfeccionador de la fe (Heb 12:2). Porque sin fe es imposible agradar a Dios, porque el que se acerca a Dios, necesita creer que existe, y que recompensa a quien lo busca (Heb 11:6). La fe es estar seguros de lo que esperamos, y ciertos de lo que no vemos. Por ella los antiguos fueron aprobados (Heb 11:1-2).

Dr. Alberto R. Treiyerwww.tagnet.org/distinctivemessages