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Itzáes: pérdida de lengua y etnicidad JOSÉ ALEJOS GARCÍA Lapérdida de la lengua es uno de losproblemas culturales más graves que enfrentan las sociedades indígenas contem- poráneas, y por lo mismo, uno de los elementos críticos de la identidad étnicapuesto aprueba, especialmente en el con- texto de la globalización. En este artículo se discute el caso de los itzáes, un grupo maya de Peten, Guatemala, que se encuentra en una situación crítica respecto al abandono de su idioma y su identidad étnica. Una perspectiva dialógica permite escuchar opiniones itzáes, junto a opiniones extemas de investigadores, en torno a esteproblema. Se discute la influencia de capitales y agencias occidentales comofactor decisivo del cambio cultural, pero asimismo, se señalan las actualesposibilidades de revertir elproceso. ¿Muerte de lengua, muerte étnica? Al visitar el selvático departamento de Peten, en Guatemala, encontramos que los indígenas ma- yas de la etnia itzá ocupan un lugar muy impor- tante en su historia y cultura, así como en el ac- tual imaginario social y en el discurso turístico, tan caro a la economía regional. Sin embargo, como veremos, su situación lingüística y étnica contrasta dramáticamente con lo anterior. Por un lado, la historia nos dice que los itzáes son aquel enigmático y aguerrido pueblo maya que, a pesar del hostigamiento colonial, logró mantenerse como una nación independiente hasta 1697, fe- cha en que fuera derrotado militarmente por los ejércitos españoles. A pesar de esa tardía conquis- ta, posteriormente los itzáes continuaron vivien- do en el corazón de la selva petenera, y su relativo aislamiento respecto a la sociedad colonial les per- mitió recrear en cierta medida su cultura nativa. Un acercamiento a la región central de Peten nos muestra que, en efecto, la lengua maya itzá nom- bra mucho de aquel entorno natural, geográfico y cultural. Los peteneros, indígenas y no indíge- nas, comparten una vasta nomenclatura autóctona de plantas, animales, lugares, poblados. La abun- dancia de los préstamos provenientes del itzá en el español regional es un hecho que pone de ma- nifiesto la histórica fuerza de este idioma maya, de manera similar a lo que ocurre con el español hablado en la península de Yucatán.1 Asimismo, esa importante influencia lingüística de los itzáes se ve reflejada en la agricultura tradicional, ya que los campesinos de otras partes de Guatemala que han migrado a la selva han incorporado, jun- to a la nomenclatura del entorno, prácticas agrí- colas y formas de vida de los indígenas peteneros, aspectos indispensables para su adaptación a ese medio selvático. En breve, esto quiere decir que en los migrantes campesinos a Peten se produce, como en antaño ocurrió con criollos y ladinos, un interesante fenómeno de "mayanización", como parte de su adaptación al nuevo ambiente natural y social.2 Estudios Mesoamericanos Núm. 2, julio-diciembre, 2000

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Itzáes: pérdida de lengua y etnicidad

JOSÉ ALEJOS GARCÍA

La pérdida de la lengua es uno de los problemas culturales más graves que enfrentan las sociedades indígenas contem-poráneas, y por lo mismo, uno de los elementos críticos de la identidad étnica puesto aprueba, especialmente en el con-texto de la globalización. En este artículo se discute el caso de los itzáes, un grupo maya de Peten, Guatemala, que seencuentra en una situación crítica respecto al abandono de su idioma y su identidad étnica. Una perspectiva dialógicapermite escuchar opiniones itzáes, junto a opiniones extemas de investigadores, en torno a este problema. Se discute lainfluencia de capitales y agencias occidentales como factor decisivo del cambio cultural, pero asimismo, se señalan lasactuales posibilidades de revertir el proceso.

¿Muerte de lengua, muerte étnica?

Al visitar el selvático departamento de Peten,en Guatemala, encontramos que los indígenas ma-yas de la etnia itzá ocupan un lugar muy impor-tante en su historia y cultura, así como en el ac-tual imaginario social y en el discurso turístico,tan caro a la economía regional. Sin embargo,como veremos, su situación lingüística y étnicacontrasta dramáticamente con lo anterior. Por unlado, la historia nos dice que los itzáes son aquelenigmático y aguerrido pueblo maya que, a pesardel hostigamiento colonial, logró mantenersecomo una nación independiente hasta 1697, fe-cha en que fuera derrotado militarmente por losejércitos españoles. A pesar de esa tardía conquis-ta, posteriormente los itzáes continuaron vivien-do en el corazón de la selva petenera, y su relativoaislamiento respecto a la sociedad colonial les per-mitió recrear en cierta medida su cultura nativa.Un acercamiento a la región central de Peten nosmuestra que, en efecto, la lengua maya itzá nom-

bra mucho de aquel entorno natural, geográficoy cultural. Los peteneros, indígenas y no indíge-nas, comparten una vasta nomenclatura autóctonade plantas, animales, lugares, poblados. La abun-dancia de los préstamos provenientes del itzá enel español regional es un hecho que pone de ma-nifiesto la histórica fuerza de este idioma maya,de manera similar a lo que ocurre con el españolhablado en la península de Yucatán.1 Asimismo,esa importante influencia lingüística de los itzáesse ve reflejada en la agricultura tradicional, ya quelos campesinos de otras partes de Guatemalaque han migrado a la selva han incorporado, jun-to a la nomenclatura del entorno, prácticas agrí-colas y formas de vida de los indígenas peteneros,aspectos indispensables para su adaptación a esemedio selvático. En breve, esto quiere decir queen los migrantes campesinos a Peten se produce,como en antaño ocurrió con criollos y ladinos,un interesante fenómeno de "mayanización",como parte de su adaptación al nuevo ambientenatural y social.2

Estudios Mesoamericanos Núm. 2, julio-diciembre, 2000

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Sin embargo, también ocurre que cuando elvisitante trata de encontrar a la gente itzá con-temporánea, descubre con desconsuelo que éstaparece limitarse a los habitantes de un pequeñopueblo llamado San José, en la ribera norte dellago Peten Itzá, la mayoría de los cuales ya nohablan su idioma original; muchos incluso no sereconocen a sí mismos como indígenas mayas. Esmás, al consultar los estudios antropológicos ylingüísticos especializados vemos que los investi-gadores han declarado a los itzáes como un gai-po en vías de extinción, al igual que su lengua.3Las instituciones de gobierno y otras no guber-namentales (ONGS) que trabajan con asuntos in-dígenas, como la Academia de las Lenguas Mayasde Guatemala (ALMG), asumen a éstos como unaetnia en situación "especial", debido a su acele-rada pérdida de la lengua y a su grado de acul-turación.

Este sombrío escenario despierta una serie deintercogantes: ¿qué ha ocurrido para que los itzáeshayan abandonado en gran medida su lengua ycultura originales?; ¿por qué, mientras en el pre-sente otros hermanos mayas muestran una forta-leza cultural y una conservación de su lengua, ellosparecen haber elegido un camino divergente?; ¿quépiensan ellos mismos acerca de estos cambios encurso? Y a fin de cuentas, ¿qué puede mostrarnossu crítica situación respecto a otros grupos indí-genas, que en mayor o menor medida experimen-tan procesos similares?

Un buen método para aproximarnos a este fe-nómeno de pérdida de lengua y de cambio cultu-ral consiste en un tipo de investigación etnográficade orientación dialógica, en donde al tratar losproblemas en cuestión, las voces de los mismospobladores puedan ser escuchadas con claridad,en sus propios términos, y en un mismo planorespecto a la diversidad de voces "externas", in-cluyendo la del investigador. Más adelante, estasopiniones y puntos de vista nativos, deben serpuestos en relación con otras voces, con otras fuen-tes documentales, como las fuentes bibliográficasy la propia observación etnográfica. Esta perspec-tiva dialógica, centrada en el proceso interdiscur-

sivo, busca superar la frecuente univocidad de losescritos académicos en ciencias sociales, donde laopinión autorizada de los especialistas comportaun enorme poder, en ocasiones absoluto, y endonde las voces nativas se apagan, o en caso deaparecer, lo hacen en lugares subordinados al dis-curso autorial, sea como un apoyo argumental oen forma de citas ilustrativas o de anécdotas, cuyopapel se reduce al de simples viñetas frente al dis-curso cientificista. Así pues, teniendo en cuentaestos señalamientos y a pesar de la brevedad de lapresente comunicación, en adelante intentaré po-ner en práctica esta perspectiva dialógica al temaque nos ocupa.

En mis recientes visitas etnográficas al pueblode San José, en Peten, efectuadas como parte deuna investigación sobre "discursos de identidaden Guatemala", he tenido la fortuna de conocerpersonas con experiencias de vida y conocimien-tos muy valiosos; algunas muy jóvenes, otras yaancianas, cuyos saberes, historias de vida y amis-tad están influyendo fuertemente en mi trabajo,tanto por los conocimientos y apreciaciones queme han trasmitido como por los compromisos yresponsabilidades derivados de nuestra relación.Ha sido gracias a su hospitalidad y gentileza, alpermitirme vivir temporalmente en su pueblo yen sus hogares, pero también a su propio interésen los temas de mi estudio, como he podido iraprendiendo y entendiendo aspectos importantesde los procesos sociales y culturales en curso, delos que ellos mismos son actores protagónicos.Este aprendizaje se ha dado fundamentalmente encontextos de conversaciones espontáneas, ocurri-das en encuentros en la calle, en viajes de lanchaen las cotidianas travesías por el lago, o en algunavisita informal. Ha sido de esa manera como noshemos ido conociendo mutuamente, y así hemosido construyendo una relación de diálogo en don-de, entre otras cosas, hemos intercambiado opi-niones y discutido sobre una diversidad de tópi-cos, incluyendo el evidente abandono de su idio-ma y cultura. Cabe señalar que luego de muchosde estos encuentros, algunos amigos sanjoseñosme han permitido grabar conversaciones de espe-

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cial interés, "para evitar que esas palabras se pier-dan en el olvido", y para que el registro de esostextos posibilite un estudio posterior.

Una de las personas esclarecidas con quieneshe tenido el privilegio de conversar ha sido el oc-togenario don Domingo Chayax, un anciano na-tivo del pueblo de San José, poseedor de un reco-nocimiento y admiración que rebasan ampliamen-te las fronteras de su comunidad.4 En su pueblo,él es considerado uno de los bastiones de la cultu-ra antigua, por su versatilidad para leer y escribirel itzá, y por su papel como "sacerdote maya"encargado de una serie de actos ceremoniales yreligiosos locales. Don Domingo es también unportavoz de su comunidad frente a los visitantesforáneos que llegan al pueblo por interesesantropológicos, lingüísticos y botánicos, princi-palmente. Por décadas, él ha trabajado con unadiversidad de investigadores y estudiantes ma-yistas, de manera que su propia visión se ha idoconstruyendo a través de ese diálogo con aque-llos. No es extraño entonces que, como uno másde esos visitantes, él se haya vuelto uno de misprincipales interlocutores en San José. Sin duda,cada visitante ha orientado esa relación con donDomingo de acuerdo a sus particulares interro-gantes y modalidades de investigación; en mi caso,he establecido una relación de amistad con donDomingo, cultivada en encuentros informales, enconversaciones casuales donde hemos abordado,entre otros asuntos, los cambios culturales que enla actualidad atraviesa su gente.

En esas pláticas ocasionales con don Domin-go encuentro elementos clave para la compren-sión del problema. Veamos algunos de ellos. Porun lado, en el recuento de un pasado del cual él estestigo, es decir, en sus testimonios orales, apare-cen constantemente marcadores de su visión delmundo y de los acontecimientos que han deter-minado el devenir de su gente. Un marcadortemporal axiológico en su discurso histórico es laaparición de la industria extractiva del chicle,la savia del árbol de chicozapote, que desde losantiguos mayas se aprovecha como goma de mas-car. "La chiclería", como se le conoce en la re-

gión, iniciada hace poco más de un siglo, produjotoda una revolución en la vida de los peteneras, alintroducirlos de lleno en una economía capitalis-ta de enclave, consistente en la extracción de ma-terias primas silvestres para su procesamiento ycomercialización en el extranjero. Para don Do-mingo, y seguramente para una gran mayoría depeteneros, ese acontecimiento es consideradocomo algo positivo para su pueblo y para Petenen general, pues trajo consigo trabajo y riqueza.Por seis meses del año, durante la temporada delluvias, la mayoría de la población se dedicaba,directa o indirectamente a diversas actividades re-lacionadas con la chiclería. El "pisto", como sellama al dinero en Guatemala, llegó a manos lle-nas, alterando radicalmente las anteriores formasde vida de la población, en especial la de los cam-pesinos indígenas. El chiclero, cuenta don Domin-go, "gasta mucho pisto, se dio gusto en su vida,paseó, se vistió, chupó".5 En Peten se recuerdacon un tono de melancolía que en antaño loschicleros "no pedían vuelto", es decir, que en suscompras pagaban con billetes (dólares estadouni-denses) sin esperar el cambio. Gastar a manos lle-nas, comprar mercancías de importación, tenerdinero para diversiones, para acceder a los place-res kaxlanes.6

Otro aspecto clave del discurso histórico dedon Domingo es su explicación del abandono delidioma itzá. Para él este fenómeno tiene una cau-sa específica, es consecuencia de la decisión de unpolítico, quien instigado por la maestra del pue-blo, prohibió el uso de la lengua en la escuela yen lugares públicos. La amenaza de severas mul-tas y otros castigos obligaron a los pobladores ano hablar a los niños en su lengua natal y a suabandono progresivo.7

La maya se suspendió en el año treinta y cinco, has-ta el noventa y dos [...] por una maestra, y por unjefe político, que la maestra trabajaba aquí, años,pero no había nada, tenía como tres alumnos, perosólo uno [...] y les cobraba mucho. De repente vinoun inspector técnico, a ver cómo estaba, y vieronque no había nada, y al final la maestra, la maestra

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era de Cobán, y el jefe político era de Cobán, eranpaisanos y compadres. A ella para que no la desti-tuyeran, fue con el compadre, a llorar, y el compa-dre se compadeció, le hizo la valentía a ella,transcribió un oficio aquí, al alcalde, llamando atodos los jefes de familia, que terminantemente, su-prima (la lengua) [...] Y hasta que, aquel que semoleste los mande a castigar.

Esta historia del porqué se ha perdido la len-gua maya en San José circula en el pueblo en for-ma de un relato de tradición oral, como lo ilustrala cita anterior. El argumento sobre la causa deesa pérdida es bien conocida entre los sanjoseñosadultos, y suele emplearse como respuesta a la re-currente pregunta de los investigadores al respec-to. Una versión de ese relato la encontramos enun folleto publicado recientemente por la sedelocal de la Academia de las Lenguas Mayas (2000),donde al tocar el tema del abandono de la lengua,se citan palabras de los abuelos en el mismo sen-tido: la culpa fue de la autoridad política departa-mental.

En nuestra conversación de diciembre de 1998,don Domingo estimaba que sólo alrededor de se-senta personas hablaban aún el itzá, ancianos ensu mayoría. Lo más triste, comentaba, es que losjóvenes no muestran interés por aprenderlo, ylos intentos por enseñarlo no han prosperado. Losúnicos que realmente se interesan, dice, son losantropólogos. Es más, él sostiene que junto conel idioma se ha perdido "el respeto", como unvalor cultural fundamental, respeto por los ancia-nos, respeto por la "madre naturaleza", respetopor Dios. Dice don Domingo:

¡Hay un cambio de la vida! Yo me doy cuenta. An-teriormente los hijos nunca jamás dejaron sus pa-dres, sus madres, sus abuelos, siempre eran muy lle-gados a la familia. Lo principal, la familia. Habíaamor, había cariño, había ser llevadero, había el granrespeto entre ellos [...] Si aquel no tiene, aquel leda. Así era la vida antes. Ja! Pero ahora pasan losestudiantes ante un viejo, que si más lo tumban, nite dicen adiós, ¡qué cosa tan fea es!

Octubre de 1992, fecha emblemática para losindígenas americanos, marca en el discurso de donDomingo el inicio de una lucha personal y co-munitaria por detener el deterioro cultural y re-cuperar los valores perdidos. Él cuenta que en esafecha inició, junto a otros compañeros, una entu-siasta campaña en favor de su cultura maya, basa-da principalmente en la organización de cursosde idioma itzá para los jóvenes del pueblo. Al ini-cio, dice, se contó con cierto entusiasmo y conuna buena participación de los pobladores, peromás adelante decayó, al grado de que ya nadiequiso asistir a las clases, optándose por su clausu-ra. Pero el establecimiento de una sede itzá de laAcademia de las Lenguas Mayas en San José hapermitido dar continuidad a las actividades loca-les de rescate cultural. En la citada publicación deesa institución, se menciona como un anteceden-te educativo importante para fines de la décadade los ochentas, ciertas "labores de enseñanza delidioma maya en la escuela oficial de la comuni-dad", emprendidas por una organización de "losabuelos", mismos que en 1992 participaron en lafundación de la sede de la Academia. Al parecer,esta última dio seguimiento a la iniciativa de "losabuelos", impartiendo cursos del idioma a lospobladores interesados. Asimismo, gracias a con-tar con un presupuesto económico, la Academiaha contratado personas interesadas en este rescatey promoción cultural, quienes aprovechando esaoportunidad se están formando de manera autodi-dacta como estudiosos de su propia cultura, dedi-cándose al estudio de la lengua, a su enseñanza encursos locales, a la recopilación y publicación detradiciones orales, así como a la promoción y re-cuperación de fiestas y ceremonias, algunas de lascuales se encontraban extintas.8 Sin embargo, donDomingo señala que un problema de fondo es queestos jóvenes realmente no conocen el idiomacomo para ser maestros del mismo, y su contrata-ción ha desplazado a los ancianos como él de esamisión educativa. De allí que él se muestre des-consolado y pesimista respecto a la recuperaciónefectiva de la lengua.

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Comentarios desde la exterioridad

En la cultura, la extraposición viene a ser el instru-mento más poderoso de la comprensión. La culturaajena se manifiesta más completa y profundamentesólo a los ojos de otra cultura (pero aún no en todasu plenitud, porque aparecerán otras culturas queverán y comprenderán aún más). Un sentido des-cubre sus profundidades al encontrarse y al tocarsecon otro sentido, un sentido ajeno: entre ellos seestablece una suerte de diálogo [...] Planteamos a lacultura ajena nuevas preguntas que ella no se habíaplanteado I..]9

Me gustaría continuar desplegando esas reve-ladoras palabras de don Domingo. Sus conoci-mientos de la herbolaría selvática, sus recuerdosdel saqueo arqueológico efectuado por los gringos,su pesar por la devastación ecológica de Peten, ytantas cosas más. Pero debo detenerme aquí, y si-guiendo la propuesta metodológica de Bajtín, tra-tar de establecer un diálogo con los itzáes a travésde mi extraposición respecto de su historia y cul-tura. Será, por el carácter de esta comunicación,un ejercicio muy elemental, pero que espero con-tribuya a un mejor entendimiento del problemaque nos ocupa.

Los itzáes, o brujos del agua, como se traducesu enigmático gentilicio, ilustran con su historiay su situación actual el carácter de fondo de larelación de la cultura occidental con los pueblosindígenas de América. Ha sido una relación deuna profunda desigualdad, de dominación y ex-plotación, donde los indígenas han llevado la peorparte. Un pueblo cuyo desarrollo civilizatorioquedó truncado con la invasión y colonizaciónespañolas, y posteriormente con el dominio delEstado republicano guatemalteco. Ha sido unahistoria de constantes luchas y negociaciones conel poder estatal en turno. Como resultado de eselargo proceso de relaciones políticas con "el exte-rior", los itzáes han sobrellevado fuertes cambiosen su forma de vida, en donde los "visitantes fo-rasteros" han jugado un papel decisivo. La pre-sencia de esa pluralidad de otros étnicos, particu-larmente de la gente, intereses y capitales de ori-

gen europeo y estadounidense, ha tenido un pesocada vez más influyente, más decisivo, en su iden-tidad y en el destino de su territorio, la selva pete-nera.

Aquella autonomía histórica y aparente forta-leza cultural de los itzáes, fundadas en el aislamien-to de la selva, más que en un largo contacto y tra-to con los kaxlanes, no soportaron la repentinainvasión del gran capital, de las compañíaschicleras y madereras primero, y de la guerra ci-vil y del turismo masivo después. A diferencia deotros pueblos mayas, que contaron con un largotiempo para elaborar respuestas a las presiones dela sociedad y cultura dominantes, los itzáes pasa-ron de su anterior estado de autonomía al de obre-ros asalariados al servicio de las compañías extran-jeras, de su vida comunitaria a los largos periodosde convivencia en las monterías de la selva congente de diversos horizontes étnicos, donde el es-pañol era la lengua franca. Posteriormente, la mi-gración de gente originaria de otras regiones delpaís y del extranjero, los ha privado de su sentidode territorialidad, quedando como una especie deisla, rodeada de gente extraña, agresiva, y en don-de de nuevo, el español es la lengua franca. El lar-go conflicto bélico, recientemente concluido, tam-bién provocó cambios severos, particularmente enla vida de la población masculina. Hoy en día, esla globalización de Peten, en su modalidad de unaeconomía orientada al turismo internacional, laque está provocando los cambios más intensos,no sólo entre los itzáes, sino entre la poblaciónde todo el Departamento. Podría decirse que a lositzáes, la modernidad se les ha venido encima, ysu posición para enfrentarla es una de gran des-ventaja y debilidad. Desde su posición subordi-nada, su opción ha sido la de cambiar rápidamen-te, despojándose de los rasgos culturales que noles ayudan a responder a los retos del presente.

En este marco global, aquella visión "feliz" delos itzáes acerca de su anterior vida de chicleros,expresada en voz de don Domingo, conserva algode su vigencia, pues en efecto, la chiclería trajoconsigo una bonanza económica. Sin embargo,visto desde afuera, puede decirse que la chiclería

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fue también el inicio de un cambio cultural endonde las pérdidas superan a lo ganado. El pisto,como el oro para los antiguos conquistadores, seconvirtió en un objeto central de sus vidas,distanciándolos de su cultura tradicional, de susprácticas agrícolas, de su territorio, y provocandouna adopción del idioma español y una primerasubvaloración del idioma itzá por los propioshablantes. La prohibición de aquel jefe políticono habría tenido el mismo efecto si los itzáes nohubiesen estado involucrados en una economíaextractiva que los alejaba de sus comunidades ysu agricultura, que les hacía necesario un domi-nio del idioma español.

El desprestigio de los idiomas indígenas, vivi-do en carne propia por los mismos indígenas, eshoy en día un factor determinante que impide eléxito de los proyectos de revitalización de la len-gua.10 Considero que en realidad, mientras la po-sición socioeconómica y política de los hablantessiga igual, o empeore, es difícil que éstos valorenpositivamente su lengua materna, sobre todocomo un recurso de movilidad social, como sí loofrece, por cierto, la lengua de prestigio, que enlugares turísticos como Peten, ya no es el españolsino el inglés. Así, entre los mismos peteneras seobserva un tipo de discriminación basado en dis-tinciones dialectales del español. A los sanjoseños,a pesar de ser hispanohablantes, sus vecinos si-guen considerándolos "indios" debido a su habla"pujada", es decir, con un acento propio del idio-ma maya, y por ciertas discordancias, comunesen hablantes de lenguas que como las mayenses,no emplean marcas gramaticales de género.

Quizás el caso de los empleados de la sede itzáde la Academia de las Lenguas Mayas sea ilustra-tivo, en el sentido que la oferta salarial estable sevuelve un incentivo para el estudio y promociónde su lengua nativa. En el mismo sentido, consi-dero que el esfuerzo inicial de la enseñanza delitzá tendría mejores resultados al efectuarse en elexterior de la comunidad, entre individuos paraquienes, paradójicamente, el itzá puede ser unalengua de prestigio, como es el caso de los univer-sitarios peteneros, los guías y empresarios de tu-

rismo, o los mismos turistas. La valoración de lopropio por paite del otro, como bien argumentala teoría bajtiniana, puede lograr lo que no se hapodido desde la mismidad, desde la interioridadde la cultura. El momento es oportuno, puesGuatemala, así como ocurre a muchos otros paí-ses pluriétnicos y multilingües, vive una coyun-tura histórica donde las identidades étnicas indí-genas finalmente parecen poder ocupar un lugardigno en la construcción de una nueva nación parael futuro.

Notas1 El itzá y el mopán, hablados en Peten, son idiomashermanados con el maya yucateco, al grado de ser encierta medida inteligibles entre sí. Esa cercanía se com-parte con el idioma hablado por los lacandones enChiapas, quienes hacia principios del siglo >cx aún vi-vían en las colindantes selvas peteneras (DomingoChayax, comunicación personal. Véase también Vir-gilio Rodríguez Macal, Guayacán y Otto SchumannCalvez, Introducción al mayaMopán).

2 Al respecto, véase José Alejos García, "Rituales delluvia en San José", en Revista Peten Itzá y NormanSchwartz, "Reprivatización y privación: sistemas tra-dicional y contemporáneo de tenencia de la tierra enel Peten, Guatemala", enMesoamérica, p. 218.

3 Cf. Charles Hofling, Itzá'Maya Texts; Schumann(1992), José Mana Soza, Pequeña monografía de El Peten,p. 44.

4 Por cerca de cuatro décadas, don Domingo ha sido"informante" de una larga lista de gente llegada a "in-vestigar a los itzáes", su lengua, cultura, etnobotánica,etcétera.

5 En Guatemala, "chupar" significa beber aguardien-te, especialmente si se bebe con frecuencia.

6 Kaxlan es una palabra derivada de "castellano", quenombra en varias lenguas mayas a una otredad genéri-ca, al extranjero, al hombre blanco, al occidental y a sucultura.

7 En su historia social de Peten, Schwartz hacer re-ferencia a una orden del gobernador del Departamen-to en 1930, prohibiendo el uso de la lengua maya "enpúblico y en la escuela" (N. Schwartz, ForestSociety. ASocialHistoryof Peten, Guatemala, p. 212).

8 Véase mi artículo "Rituales de lluvia en San José",en op. cu., pp. 3-8.

9 Mijaíl Bajtín, Estética de la creación verbal, p. 352.10 Este problema lo he considerado en un trabajo

anterior, relativo a la educación escolar en el norte de

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Chiapas en un contexto de cambio político 0. AlejosGarcía y Elisabeth Berniers, "Transformación políticay cambio verbal: la reforma agraria en Chiapas, un ejem-plo", en Beatriz Garza Cuarón, ed, Políticas lingüísticasenMéxicd).

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en El Peten, Guatemala", manuscrito, 2000.Alejos García, José y Elisabeth Berniers, "Transforma-

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