intuic. cartes

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Valoración de la intuición cartesiana Este artículo pretende ser una invitación a la meditación acerca de uno de los temas que dentro de la filosofía de Descartes ofrece un mayor interés no sólo por su importancia intrínseca dentro de la obra del filó- sofo de Tourena sino también pQr lo sugestivo de las conclusiones actua- les que de tal meditación se desprenden. A decir verdad, siempre nos ha parecido que la concepción cartesiana de la intuición es un tema objetivamente importante en mismo consi- derado. Ciertamente, el tema de la intuición ha gozado de una importan- cia capital en la filosofía, pero en el desarrollo de la filosofía moderna —en la medida sobre todo en que los filósofos se han orientado hacía el examen de los problemas del conocimiento—, creemos que ha constitui- do uno de los puntos de mayor interés, tanto por mismo, como por su influencia en otros temas de la filosofía. Además, todo el mundo conviene hoy en admitir que es precisamente a partir de Descartes cuando el tema de la intuición adquiere este mayor significado. Por ésto, se hace especialmente interesante dilucidar si en Descartes hay una nueva y peculiar concepción de la intuición que mar- que nuevos derroteros al pensamiento filosófico. Acaso convenga comenzar por recordar que el pensamiento de Descar- tes está constituido según tres órdenes. En primer lugar, el de la verdad, descubierto reflexivamente en la pureza originaria del espiritu. Domina- do por el modelo de las matemáticas, este orden gobierna toda la lógica cartesiana, el proyecto de una mathesis universalis, la doctrina de la in- tuición, las reglas del método y toda la metafísica. El segundo orden es el de la utilidad y la verosimilitud, según el cual la ciencia desarrolla sus explicaciones y sus analogías. Se trata de obrar útilmente en el mundo y saber cómo disponer las causas para determinar los efectos. En tercero y último lugar, tenemos el orden de la beatitud. Este orden, fundado en la Anales del Seminario de Metafísica XIX. Ed. Universidad Complutense. Madrid

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Filosofía

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  • Valoracin de la intuicin cartesiana

    Este artculo pretende ser una invitacin a la meditacin acerca deuno de los temas que dentro de la filosofa de Descartes ofrece un mayorinters no slo por su importancia intrnseca dentro de la obra del fil-sofo de Tourena sino tambin pQr lo sugestivo de las conclusiones actua-les que de tal meditacin se desprenden.

    A decir verdad, siempre nos ha parecido que la concepcin cartesianade la intuicin es un tema objetivamente importante en s mismo consi-derado. Ciertamente, el tema de la intuicin ha gozado de una importan-cia capital en la filosofa, pero en el desarrollo de la filosofa modernaen la medida sobre todo en que los filsofos se han orientado haca elexamen de los problemas del conocimiento, creemos que ha constitui-do uno de los puntos de mayor inters, tanto por s mismo, como por suinfluencia en otros temas de la filosofa.

    Adems, todo el mundo conviene hoy en admitir que es precisamentea partir de Descartes cuando el tema de la intuicin adquiere este mayorsignificado. Por sto, se hace especialmente interesante dilucidar si enDescartes hay una nueva y peculiar concepcin de la intuicin que mar-que nuevos derroteros al pensamiento filosfico.

    Acaso convenga comenzar por recordar que el pensamiento de Descar-tes est constituido segn tres rdenes. En primer lugar, el de la verdad,descubierto reflexivamente en la pureza originaria del espiritu. Domina-do por el modelo de las matemticas, este orden gobierna toda la lgicacartesiana, el proyecto de una mathesis universalis, la doctrina de la in-tuicin, las reglas del mtodo y toda la metafsica. El segundo orden esel de la utilidad y la verosimilitud, segn el cual la ciencia desarrolla susexplicaciones y sus analogas. Se trata de obrar tilmente en el mundo ysaber cmo disponer las causas para determinar los efectos. En tercero yltimo lugar, tenemos el orden de la beatitud. Este orden, fundado en la

    Anales del Seminario de Metafsica XIX. Ed. Universidad Complutense. Madrid

  • 98 Cemma Muoz-Alonso Lpez

    experiencia de nuestra libertad y de la infinitud de nuestra voluntad, con-siste en gozar en esta vida de la perfecta felicidad descubriendo en noso-tros la presencia de lo infinito. Respecto a estos tres rdenes del pensa-miento de Descartes, Grimald nos aclara que tenemos relacin con laverdad en tanto que somos puramente un espritu; tenemos re/acin con lautilidad en tanto que nuestro espritu est un ido a un cuerpo; somos capa-ces de beatitud en tanto que descubrimos en nosotros la semejanza y la mar-ca de Das. Ahora bien, no hay que olvidar qu conceptos de un orden seejercen en otro o que las consecuencias de uno fundan las implicacionesde otro, etc.2. Teniendo siempre presente esta advertencia, nos vamos aocupar del primer orden y dentro de l, nos proponemos analizar la doc-trina cartesiana de la intuicin.

    1. Mtodo, matemtica e intuicin

    Antes de iniciar nuestra exposicin, creemos necesario aclarar que nopretendemos realizar un estudio general sobre el mtodo ni tampoco unasreflexiones ms o menos profundas en torno a la matemtica en Descar-tes. Ambas cosas han sido ya efectuadas por numerosos pensadores tantodentro como fuera de nuestras fronteras. Nuestra aspiracin queda fijadaen el ttulo que figura en la cabeza de estas lneas. No pretendemos otracosa que poner de manifiesto la inseparabilidad de mtodo, matemticae intuicin en Descartes.

    A decir verdad, la filosofa de Descartes es inconcebible sin su mto-do; asimismo, resulta patente la indisociable conexin entre matemtica,mtodo e intuicin en la obra del filsofo. En consecuencia, es necesarioexplicar estos puntos nucleares de la doctrina cartesiana en orden a unamnima comprensin de lo que deba entendeuse por intuicin en Descar-tes, ya que nos hallamos ante conceptos difcilmente separables en la me-todologa de nuestro autor.

    Con esto dicho, queda establecida la tarea del presente apartado. Parallevarla a cabo, es obligado recurrir a las Regulae as como al Discurso delMtodo, dos obras dc especial talante metodolgico dentro de la trayec-turia intelectual de Descartes.

    Como muy acertadamente dice Belaval, la originalidad de Descartesest en haberse inspirado, contra Aristteles, para constituir su mtodo, enla matemtica intuitiva de los antiguos3. Veamos qu sentido tienen estas

    GRIMALDT, N., Le.xpriencc de la pense dans lo philosophie de Descartes. Paris, Librairiephilosophique J. rin. 978, pp. i3-14; vase tambin el apartado Lintuition cepyme bede-mentde turite sejeuce, pp. 103-108.

    Ibdem.BEtEVAL, Y., Leiliniz, enrique de Descartes, Paris, Gallirnard, 1960. p. 38. Basta citar a

    los siguientes pensadores para darsc cuenta de los exceientes estudios ya elaborados sobre

  • Valoracin de la intuicin cartesiana 99

    palabras. Desde el punto de vista de la evolucin intelectual de Descar-tes, cabe destacar que la enseanza recibida conduce al filsofo a la cot-viccin de que solamente los matemticos han podido encontrar algunasrazones ciertas y evidentes. Y precisamente Descartes comenzar por esasmismas demostraciones que ellos han examinado, animado por el fin deacostumbrar su espritu a las verdades y a no contentarse con falsas ra-zones. Esto es, para alcanzar un conocimiento unificado y evidente, con-tra las opiniones desordenadas y confusas, hay que inspirarse en primerlugar en el modelo matemtico, ejercitarse en l largo tiempo, acostum-brar el espritu a alimentarse de verdades, a fin de alcanzar la verdaderafilosofa sistema cartesiano: L. J. Beck ([he tuelbod ofDescartes. A .study of the Regulae. Oxford, clarendon Press, 1970), P. Boulroux (Limoginaiioncites maihmahques se/oc Descartes. Pars, F. Alcan, 1900; Lidal scienifiqur des ,nayhrno-ticicus. Dans tAntiquit el dans les Tetnps Modernes. Pars, F. Alcan, 1920), L. Brunschvicg(Las etapas de la filosofa matemtica, E. Aires, Ed. Lautare, 1945; Ferlis philosophques. itLhumanis,ne de Occiden. Dcscartcs-Spinoza-Kantx Pazis. PUF., 1951, pp. 11-54), H. Gou-hier (Les premires penses dc Descartes. conbnon Ihstoire de lanSi-renaissancc. Pars,Libraire philosophique i , rin, 1964), M. Gueroult (LArs combinatoria el les mihodes deLeib-cje el de Descartes. Bulletin de la Facult de Lettres de Strasbourg, 935), 3, Laporte (Le ra-tionalsme de Descartes, Paris, PUF., 1950), L. G. Miller (Descartes, mathemacs, and God.fhilosophical Review, 66~ 1957, pp. 451-465), A Pastore (Approbndimeno del pensiero di Des-curtes, Filosofa, Tocino, 1: 2950, p~. 229-237), S. Rbade (Mtodo y pensamiento en la mo-dernidad. Madrid, Ed. Narcea, 1983), ch. Sernir (La Mihode de Descartescf son app/icaionti/a Maphysque. Pars, E. Alcan, 1933), etc.

    c. LEFEVRE, R., La siructure du cartsianisme. Publications de lUniversit de Lille III1975, Pp. 11-16. Descartes es consciente deque slo en las matemticas ha llegado el esp-ritu humano aPa evidencia ya la certeza y ha logrado construir una ciencia, en la cual pro-gresa, con orden y claridad, de las cosas ms simples a las construcciones ms complica-das. Por eso, ci mtodo cartesiano, ese mtodo que Descartes nos dice en el Discurso del Al-todo haber [orinando tomando lo mejor que habia en las tres ciencias que dc joven babiaestudiado, ser ordenado sobre las matemticas (Discurso del Mtodo. AT. Vi, 17-18; nues-tras citas se referirn siempre a la edicin dc las Obras de Descartes, publicadas por charlesAdam y Paul Tannery .4W--, Pars, Librairie Philosophique J, Vrin, 964-1974).

    Cf,. Regla JI. Al. X. 365; HEIDEGGER, M., La ptrgwta por la cosa. La doctrina kantianade los principios trascendenaes. Versin castellana y notas de Eduardo Garca Belsunce yZoltan Szankay. B. Aires, Sur, 3964, pp. 94-104,

    6 ~fy~Regla X X. AT. X. 404.

  • loo Gemma Muoz-Alonso Lpez

    que el mtodo reviste una importancia capital para quien desee adquirirel saber. Sin embargo, la dificultad radicaba en dnde encontrar este m-todo. Por supuesto, la lgica aristotlica apenas es mejor que la ausenciade mtodo. En su crtica al mtodo silogstico, se pone de relieve que elespritu de Descartes en busca de certezas, no puede contentarse con es-tas probabilidades que proporciona el mtodo de la Escuela7. Para entre-garse a la verdadera filosofa, Descartes ve necesario abandonar la lgicaaristotlica, renunciar a esta retrica y fundar el saber sobre un buen m-todo.

    Y desde luego, va a ser en las matemticas donde el filsofo encuentreun saber riguroso, racional, de conocimientos ciertos y evidentes, etc. Re-chazado el saber histrico, saber que busca su apoyatura en la acumula-cin ce conocimientos que nos ha legado la historia; es decir, oponindo-se a cualquier saber que pudiera ser llamado histrico, de memoria o acu-mulativo8, Descartes busca instalarse en un saber de la razn y desde larazn. Y, ante las nuevas exigencias del saber cientfico y de los mtodos exi-gidos para ello, epocalmente s/o el saber matemtico pareca cumplir conlas exigencias requeridas9.

    En el Discurso del Mtodo, el filsofo expresa su satisfaccin por las ma-temticas en cuanto que, mediante ellas estaba seguro de usar su razndel mejor modo posible0. Se manifiesta evidente, por tanto, la raciona-lidad que encierra, a los ojos de Descartes, el saber matemtico. Cree enla razn humana, est convencido de que la mente humana tiene un nos qu de divino que, por ms que se lo sofoque, acaba produciendo fin-tos, como por ejemplo, la aritmtica y el lgebra. Descartes cree descu-brir en ellas la expresin histrica del mtodo de la ciencia verdadera,del mtodo natural de la razn que l va a proponer y del que dependeesa ciencia. En efecto, el. filsofo ve en ellas unos productos espontneos

    Descartes nos indica en la Regla IV (AT. X. 372, 2 1-373, 1-2) cules son los elementosextraos al mtodo. Estos son, por ejemplo, las reglas de los dialcticos. Descartes sealaque aquellas operaciones de la mente, que la dialctica pretende dirigir con auxilio de laintuicin y de la deduccin son impedimentos, obstculos, ya que nada puede aadirse a [apura luz de la razn, que en algn modo no la oscurezca. Reduciendo a la intuicin y ladeduccin las operaciones del espritu, y definindolas como hace, Descartes seala que rom-pe con la tradicin de los dialcticos. Descartes suea con una deduccin que seria una in-tuicin continuada. Desarrollar con la ayuda de los axiomas lo que las definiciones contienenen ci estado envuelto. he aqu la labor del sabio segn la escoltica ~resume Laporte. Por clcontrario, prosigue este autor, la ciencia cartesiana es deductiva, pero la deduccin que ellapractica, muy diferente dcl silogismo, no es ms que una continuidad de intuitus que se apoyanen naturalezas simples y en sus relaciones mutuas; LAPOPTE, J., O, c., p. 32/. CM 13E1A VAL, Y.,O. c., p. 41; Regla II. Al. X. 364, 16-20; Discurso del Mtodo. Al. Vi. 69,4-II; Reglo X. U.X. 405, 21-406, 1-24; etc.

    (Sfr. Regla III AT. X. 366-367; La recherehe de lo Vrit par la mire narurrlle. AT. X.497-498.

    RAtIADE 5.. 0. o., p. 129.Ch. Discurso de/Mtodo. Al. Vi. 21.

  • Valoracin de fa intuicin cartesiana rol

    de los principios congnitos de la inteligencia humana cuando se ajustaa las mnimas exigencias metodolgicast1.

    Veamos, pues, a qu se debe la situacin de privilegio de las matem-ticas. De todas las ciencias aprendidas, Descartes expresa su preferenciapor las matemticas, como ya hemos dicho, a causa de la certeza y ev-

    i2dencia de sus razones asimismo, su admiracin se deba a que slo laaritmtica y la geometra existen limpias de cualquier vicio de falsedade incertidumbre. Y el por qu de esta situacin lo encuentra en el uso dela intuicin y de la deduccin. Esto es, para el filsofo el mtodo mate-mtico conduce a la certeza por el uso exclusivo de la intuicin y de ladeduccin. Descartes ve claramente que el motivo de que la aritmtica yla geometra excedan en certidumbre a las dems disciplinas consiste con-cretamente en que ellas solas se ocupan de un obleto tan puro y simple, queno dan por supuesto nada que la experiencio pueda convertir en incierto,sino que, en su integridad, consisten en la deduccin racional de consecuen-

    13cias

    Por supuesto, no hay una autntica novedad por parte de Descartes.En el ambiente cientfico del filsofo las matemticas se presentabancomo el saber ms puramente racional: no necesitan contar con la memo-ria, ni con la autoridad, ni, segn los racionalistas, con la experiencia4Para Descartes las matemticas proporcionan a la ciencia no slo el m-todo para llegar a la certeza, sino que adems revelan al filsofo la ver-dadera naturaleza de la razn humana5. Por consiguiente, cabra decircon Vernaux, que el origen de todo radico en la decisin de tomar las ma-temticas como el nico arquetipo de la ciencia puesto que en ellas la intui-

    I6chin es perfctamente clara y la deduccin perfectamente rigurosa

    Llegados aqu, es conveniente prestar atencin a la definicin carte-siana de mtodo a fin de comprobar la relacin mtodo-intuicin. A ellodedicaremos las siguientes reflexiones.

    a) Mtodo e intuicin

    La Regla IV reduce lo esencial del mtodo al uso de la intuicin y dela deduccin, las dos tpicas funciones de la razn matemtica. La conti-nuidad sustancial de las Regulae sobre este aspecto se ve robustecida yconfirmada por las referencias de esta afirmacin en las Reg/as III, IX yXI7. Vamos a destacar, pues, cmo a partir de la definicin del mtodo,

    (Sfr. Regla IV. Al. X, 373; RAnADE, S., Oc., p. 130.2 c-. Discurso del Mtodo. Al. Vi. 7, 24-25.~ Regla JI. AT. X. 365, 6-22.~ RABADE, SO. e., p. 129.5 (Sfr. At. X. 373.

    ~ VERNEAUX, R., La sncrit critique che, Descartes. Paris, Archives de PhiJosophie, 13,n22, l9.37p.3l.

    (Sfr. Regla Hl. AT. X. 368, 9-14; Regla IX. Al. IX. 400, 16-23; Regla XII. AT. IX. 425,

  • 102 Gemma Muoz-Alonso Lpez

    Descartes afirma explcitamente la primaca de la intuicin. De la defini-cin mencionada18, nos interesa poner de relieve algunos aspectos. La pri-mcta caracterstica es la certeza. El mtodo apunta a la certeza: reglasciertas que imposibilitan suponer verdadero lo falso, evitando aer en elerror. Certeza que se consigue por medio de la intuicin. Esto es, tales re-glas tienen su punto inicial en la luz natural de la razn, en el intruitusments. Por eso, ya que la certeza slo est en el entendimiento, cuandotiene percepciones evidentes, y en modo alguno en los sentidos9, el m-todo ha de tener como fin ayudar a la realizacin de las dos operaciones in-telectuales que nos llevan al conocimiento de las cosas sin peligro de error,que son la inluicin y la deduccin. Frente a ellas, ci m/odo Ita de ensear-nos precisamente experientias rerum saepe esse falaces, (...) que el error ad-viene bsicamente de no entender suficientemente algunos experimentos. Poreso el mtodo ha de centrarse en el pensamiento como tarea de la razn2tt.

    El segundo aspecto que nos interesa destacar es la no enseanza delmtodo. Que Descartes nos advierta que el mtodo no se puede ensearparece natural, ya que ello implica la facilidad de las reglas y la conna-turalidad de las mismas a la razn humana. En efecto, si, como se sabe,el conjunto de reglas que constituye el mtodo, tiene su fundamento enla razn en cuanto presupuesto bsico sobre el que se apoyan las reglasdel mtodo, resulta claramente manifiesto que no puede extenderse has-ta ensear cmo han de ser hechas la intuicin y la deduccin. Y ello por-que estas operaciones son las ms simples y las primeras de todas vm-nium siniplicissirnae el prit-nae. Adems, tanto la facultad de intuicincomo la de deduccin nos es innata y ningn mtodo puede ensear cmodeben ser hechas estas operaciones.

    10-12; PERIN,, R., Mathcsis Universa/ls e metafisica riel merado cartesiano. Giornale di Mcta-[isica, ao XXVIII, nY 23, marzo-junio, 1973, pp. 159-207.

    La definicin que Descartes da en la Regla IV(AT. IX. 371, 25-372) es la siguiente. En-tiendo por mtodo unas reglas ciertas y fciles; cualquiera que las observe con exactitud jamstomar nada fisso co,no verdadero, y,sin consumir intilmente es/herzo alguno de la mente,sino aumentando siempre gradualmente la ciencia, llegar al conocimiento verdadero de todasaquel/as cosas de que es capaz. Hay que notar aqu estas dos cosas: no tomar nada fa/so porverdadero, y llegar al conocimiento de todo. Porque, si ignoramos algo de todas aquellas cosasque podernos saber, esto sucede slo, o porque nunca advertimos va alguna que nos conduzcaa tal acontecimiento, o porque hemos cado en un error contrario. Pero, si el mtodo explicarectamnente de qu tuodo ha de. ser utilizada la intuicin de la mente, para uzcj caer en un errorcontrario a lo verdadero, y dc qu modo han de ser hallados las deducciones, para que llegue-mos al conoci,niento de todo, tiada ms, me parece, se requiere para que seo completo, puestoque ninguna ciencia puede adquirrse, sino por la intuicin de la mente o por la deduccin,cotizo anteriormente ya sc ha dicho. Y tampoco puede estenderse el mtodo hasta ensear cmohay que hacer esas mismas operaciones, porque son las imis simples y primeras de todas, demanera que, si nuestra entendimiento no pudiera usar de ellas ya antes, no comprenderla nin-guno de los preceptos del mtodo mismo, por ciles que fuesen.

    (Sfr. Principes de la Phi/osophie. Prel. Al. iX-2, 7. R~AnE, 5.0. c., p. 57.

  • Valoracin de la intuicin cartesiana 103

    Sabemos, pues, que la meta ltima a la que aspira la filosofa carte-siana es a posesionarse de la verdad. Tambin hemos visto que los dos fmi-cos caminos para llegar al conocimiento de la verdad eran la intuicin evi-dente y la deduccin necesaria21. De suerte que si estas dos operacionesexpresan la naturaleza de la razn, la funcin esencial del mtodo con-sistir en facilitar el buen uso de ambas. Hemos visto, pues, que Descar-tes no piensa estudiar el mecanismo de estas dos operaciones; por otra22parte, prcticamente, es imposible equivocarse al intuir o al deducirAhora bien, sin la intuicin y su ejercicio no se entenderan las reglas delmtodo, por fciles que ellas fueran.

    De todo lo anterior podemos concluir que las caractersticas ms im-portantes del mtodo son, para Descartes: no supone que lo falso es lo ver-dadera, es decir, Ja certeza; y llegar al conocimiento de las cosas, es decir,la sabidura. La certeza, que se consigue por medio de la intuicin ini-cial, y la sabidura, que se obtiene a travs de la deduccin. Ahora bien,siempre debemos tener presente que sin la intuicin no es posible la cien-cia. Adems, la intuicin y la deduccin se convertirn en el mtodo car-tesiano en los actos esenciales de la ciencia.

    2. El concepto de intuicin en las Regulae

    Vamos a desarrollar este apartado basndonos en dos textos.El primero pertenece a la Regla Ji y el segundo a la Iii, Regla donde

    encontramos la definicin explcita de la intuicin. El primer texto al quenos hemos referido en ms de una ocasin, dice as: Ya que hemos dichoque de todas las disciplinas conocidas slo la aritmtica y la geometra es-tn exentes de todo vicio de falsedad e incertidumbre, para exponer con msexactitud la razn de tal afirmacin debe tenerse en cuenta que podemos lle-gar al conocimiento de las cosas por dos caminos: por la experiencia o porla deduccin23.

    Descartes menciona aqu, como uno de los caminos para llegar al co-nocimiento de las cosas, la experiencia. Esta formulacin plantea una di-ficultad: cmo se puede pasar de la experiencia aqu mencionada al in-tuilus que le corresponder en los casos siguientes de la misma dicoto-ma?24. Cabra decir que el texto mismo nos ofrece la respuesta. La expe-

    de. Regla XII. 425. 11-12.22 dr. Regla 1V. AT. X. 372, 18-21; Gt}r,aoct

  • 104 Gemma Muoz-Alonso Lpez

    riencia comprende diversos empleos: experiencia por sensacin, por ideasadventicias, y por reflexin; ms precisamente, el intuitus constituye lanica forma de experiencia que, teniendo en cuenta praecise tantum rem

    25sbi objectam , nunca cae en el error; slo en este caso, el espritu gozade una experientia certa26. Cabra decir entonces que la Regla II empleaaqu la experiencia en sentido amplio, y que solamente reconoce eso quodexperienta reddiderit incertum27. En consecuencia, ser la Regla fila que,reduciendo la experientia al tinico dominio de la certeza, descubra su ver-dadero estatuto cientfico, el de un intuitus purus. Veamos, siguiendo estaRegla, cmo se expresa Descartes a este respecto.

    a) La esencia de la intuicin

    El segundo texto al que aludimos al comienzo de este apartado, es elcorrespondiente a la definicin que Descartes da de la intuicin en la Re-gla Iii: Entiendo por intuicin no la fluctuante confianza de los sentidos oel juicio falaz de la imaginacin que compone arbitrariamente; sino msbien un concepto tan facil y distinto de la mente pura y atenta, que no nosquede duda alguna de aquello que entendemos; o, lo que es lo mismo, un con-cepto no dudoso de la mente pura y atenta, nacido de la sola luz de la razny ms cierto que la misma deduccin, por ser ms simple, aunque ya hici-mos notar tambin que no puede ser realizada indebidamente por el hombre.De esta suerte cada uno puede intuir con el espritu que existe, que piensa,que el tringulo est determinado nicamente por tres lneas e la esfrra poruna sola super/icie, etc.28.

    A partir de este pasaje, intentamos poner de relieve los aspectos fun-damentales de la intuicin cartesiana. En lneas generales, podramos de-cir que la intuicin, tal como la formula Descartes, es un acto absoluta-mente simple y unitario de aprehensin, puramente intelectual, que tie-ne como objeto datos inmediatamente evidentes y alcanza una completacerteza. Pero veamos las caractersticas ms relevantes de la intuicin car-tesiana.

    El carcter dominante de la intuicin es la racionalidad. Es decir, laintuicin no se relaciona con otra cosa que no sea el entendimiento. Enefecto, el entendimiento es nuestra nica facultad cognoscitiva. Y la in-tuicin es la funcin por excelencia del entendimiento y se distingue a la

    la recherche de la vrit. lraduction selon le lexique cartsien, et annotation conceptuellc,par Jean-Lic Marion, Ayee des notes mathrnatiqucs de Pierre (Sostabel. La Raye, MartinusNijhott, 1977, p. 106.

    25 (Sfr. Regla Xli, Al. X. 423.26 Regla Viii. Al. IX. 394.2~ cfr. Regla Ji. Al. X. 365; Carta a Mersena, 16 de octubre de 1639. AT. il. 597, 15; Ms-

    RION, J. L., O. c., pp. 108-109.Alt IX. 368, 14-24.

  • Valoracin de la intuicin cartesiana 105

    vez de la sensacin; de la imaginacin, de la memoria y de la voluntad29.Como acabamos de ver, Ja intuicin es una funcin puramente racio-

    nal. Sin embargo, interesa aclarar que, si bien e! entendimiento es el prin-cipal elemento de la razn, no por ello queda reducida al entendimiento.La voluntad es otra funcin de la razn no estrictamente cognoscitivo,pero si perteneciente a la razn y, por tanto, racional. Es conveniente,pues, sealar esta integracin de la voluntad a la razn ya que debemostener siempre pesente que el mtodo no es una simple tarea del entendi-miento, aunque debe primordialmente ser una tarea del entendimiento, sinoque el mtodo exige otras funciones pensantes, muy especialmente funcionesde decisin, de atencin, de actitud, etc., que son primordialmente funcionesde la voluntad Runr, 8,0. c., ~ 98.~ Al. VI. 18, 16-lS. cfr. GARDEn., H.-D., Les tapes de la phlosphie idea/inc. Pars, Li-

    brairie philosopbique J. Vrin, 1935, p. 48-60.32 (Sfr. RABADF., 8., Descartes y la Gnoseologa moderna. Madrid, G. del Toro, 197!,

    PP. 61-64.

  • 106 Gernma Muoz-Alonso Lpez

    diciones para la intuicin intelectual, a saber: que la proposicin se entien-da clara y distintamente y, adems, de una vez por completo y no sucesiva-mente33.Por consiguiente, Descartes exige tres notas criticas para que un co-nocimiento sea considerado intuicin: claridad, distincin y simultanei-dad. Ahora bien, la inmediatez no impide que la intuicin se propage enserie en el curso de la deduccin, ni que la deduccin se condense en intui-cin en el curso de la enumeracin> pues es siempre por intuicin como secapta en el primer caso el lazo de las intuiciones sucesivas, y en e segundola unidad de la deduccin concentrada. De aqu vemos la inmediatez conju-garse en el espritu con la temporalidad34.

    La tercera caracterstica es la simplicidad. Esto es, la excelencia de laintuicin intelectual no depende solamente de la naturaleza del acto sinotambin de la naturaleza del objeto instruido. Como dice Beck, la sinipl-cidad de la intuicin intelectual arranca por tanto de la simplicidad del ob-jeto que es intuido35. Por otro lado, una de las propiedades esenciales dela intuicin es la de aplicarse a todo lo que puede caer bajo un acto sim-pe de pensamiento, es decir: primeramente, los juicios, tales como pien-so, existo, el tringulo no tiene ms que tres lados, etc.; en segundo lugar,las relaciones entre los juicios, tales como 2 + 2 = 3 + 1, y otras semejan-te)6.

    El ltimo carcter que nos interesa destacar el ms discutido y es-timado es la infalibilidad. La intuicin cartesiana es infalible, porquees ms simple que la misma deduccin, la cual no es ms que la progre-sin espontnea de la luz natural. En efecto, la intuicin, apoyndose so-bre una naturaleza simple, es infalible, segura constantemente. Ahorabien, entre estas naturalezas simples, hay que contar no solamente conlas esencias aisladas, como la figura, la extensin, el movimiento, sinotambin hay que tener en cuenta las conexiones entre las nociones~.

    De modo que por la misma razn que el espritu no puede equivocar-se en su conocimiento intuitivo de un trmino, tampoco consigue confuri-dirse pasando de un trmino a otro, si ellos estn unidos mediante unaconexin necesaria y simple. Por tanto, si la deduccin no puede ser malhecha por e hombres toda la ciencia humana consiste slo en esto enver distintamente cmo esas naturalezas concurren simultneamente a lacomposicin de otras cosas35 podramos concluir con flamelin en quetoda la teora del conocimiento de Descartes se resume en lo siguiente:

    Al. X. 407.~ LEFEVRE, R., O. e., p. 13.~ BEct~,L.J.O.c,, pS.~ Cfr. GILSON, E., Ren Descartes. Di.scours de la mnthode. leste et (Som,nentaire. Paris,

    Librairie philosophique 1. Vrin, 1947, p. 197.~ (Sfr. Regla XII. Al. X. 420 y 425.38 cfr. Regla tU. AT. X. 368 y Regla XII. Al. IX. 427.

  • Valoracin de la intuicin cartesiana 107

    conocer es captar por una intuicin infalible naturalezas simples y los la-zos de estas naturalezas simples que son ellos mismos naturalezas sim-pies3>.Con estas reflexiones damos fin a este repaso de la intuicin cartesia-na. Es de todos sabido la gran importancia que tiene la intuicin en Des-cartes. La intuicin y el Cogito, la intuicin y la simplicidad, la intuiciny la matemtica, la intuicin y el mtodo...

    Siempre surge este concepto como algo que no hemos de olvidar, comouna facultad sin la cual nos seria imposible descubrir el sentido profundode la filosofia cartesiana.

    Genima MUOZ-ALONSO LPEZ

    ~ HAMEUN, O., El sistema de Descartes. lraduccin de Amalia Haydc Raggio. B. Aires,Ed. Losada, 1949, pr 87.