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    BELISARIO PORRAS

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    MEMORIAS DE LAS CAMPAÑAS DEL ISTMO 1900

    Memorias de lascampañas del Istmo

    1900

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    BELISARIO PORRAS

    Bajo criterio editorialse respeta la ortografía de los textos

    que presentan arcaísmospropios de su Edición Príncipe.

    Por la naturaleza de este proyecto editorial,algunos textos se presentan

    sin ilustraciones y fotografíasque estaban presentes en el original.

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    MEMORIAS DE LAS CAMPAÑAS DEL ISTMO 1900

    Biblioteca de la NacionalidadAUTORIDAD

    DEL CANAL DE PANAMÁPANAMÁ 1999

    Belisario Porras

    Memorias de lascampañas del Istmo

    1900

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    BELISARIO PORRAS

    EditorAutoridad del Canal de Panamá

    Coordinación técnica de la ediciónLorena Roquebert V.

    Asesoría editorialNatalia Ruiz Pino

    Juan Torres Mantilla

    Diseño gráfico y diagramaciónPablo Menacho

    Impresión y encuadernaciónCargraphics S. A.

    La presente edición se publica con autorización de los propietariosde los derechos de autor.

    Copyright © 1999 Autoridad del Canal de Panamá.

    Reservados todos los derechos.Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio,

    sin permiso escrito del editor.

    Printed in Colombia - Impreso en Colombia

    La fotografía impresa en las guardas de este volumen muestra una vistade la cámara Este de las esclusas de Gatún, durante su construcción en enero de 1912.

    972.87P838 Porras, Belisario

    Memorias de las campañas del Istmo 1900Belisario Porras.— Panamá: Autoridad del Canal,1999.v.11. 498 págs.; 24 cm.— (Colección Biblioteca dela Nacionalidad)

    ISBN 9962-607-15-91. PANAMÁ- HISTORIAI. Título

    BIBLIOTECADE LA NACIONALIDADEdición conmemorativa

    de la transferencia del Canal a Panamá 1999

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    MEMORIAS DE LAS CAMPAÑAS DEL ISTMO 1900

    Ernesto Pérez BalladaresPresidente de la

    República de Panamá

    BIBLIOTECADE LA NACIONALIDAD

    A esta pequeña parte de la población del planeta a la que nos ha tocadohabitar, por más de veinte generaciones, este estrecho geográfico delcontinente americano llamado Panamá, nos ha correspondido, igual-mente, por designio de la historia, cumplir un verdadero ciclo heroico que cul-mina el 31 de diciembre de 1999 con la reversión del canal de Panamá al plenoejercicio de la voluntad soberana de la nación panameña.

    Un ciclo incorporado firmemente al tejido de nuestra ya consolidada cultu-ra nacional y a la multiplicidad de matices que conforman el alma y la concien-cia de patria que nos inspiran como pueblo. Un arco en el tiempo, pleno devalerosos ejemplos de trabajo, lucha y sacrificio, que tiene sus inicios en eltranscurso del período constitutivo de nuestro perfil colectivo, hasta culminar,500 años después, con el logro no sólo de la autonomía que caracteriza a lasnaciones libres y soberanas, sino de una clara conciencia, como panameños,de que somos y seremos por siempre, dueños de nuestro propio destino.

    La Biblioteca de la Nacionalidad constituye, más que un esfuerzo edito-rial, un acto de reconocimiento nacional y de merecida distinción a todos aque-llos que le han dado renombre a Panamá a través de su producción intelectual,de su aporte cultural o de su ejercicio académico, destacándose en cada volu-men, además, una muestra de nuestra rica, valiosa y extensa galería de artesplásticas.

    Quisiéramos que esta obra cultural cimentara un gesto permanente de re-conocimiento a todos los valores panameños, en todos los ámbitos del queha-cer nacional, para que los jóvenes que hoy se forman arraiguen aún más elsentido de orgullo por lo nuestro.

    Sobre todo este año, el más significativo de nuestra historia, debemosdedicarnos a honrar y enaltecer a los panameños que ayudaron, con su vida ycon su ejemplo, a formar nuestra nacionalidad. Ese ha sido, fundamentalmen-te, el espíritu y el sentido con el que se edita la presente colección.

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    a feliz iniciativa de reeditar las Memorias de las campañas del Istmo, del Doctor Belisario Porras, como una de las obras representativas de nuestra nacionalidad, hace obligante estas reflexiones liminares

    acerca de la figura del ilustre patricio, así como de la trascendencia históricade aquellas campañas para el devenir del Istmo.

    Sin lugar a dudas, la sola mención del nombre de Belisario Porras suscitaentre los panameños, de ayer y de hoy, sentimientos encontrados; figura polé-mica del accionar político de nuestro país en las dos últimas décadas del siglopasado y durante las tres primeras del presente, sobresalió no sólo como diri-gente máximo del liberalismo en los primeros lustros de la vida republicana,sino como uno de los más esclarecidos teóricos del liberalismo istmeño deinicios de la República. Como dirigente político y como pensador, su figura sesitúa a la misma altura de Pablo Arosemena, Eusebio A. Morales, Carlos A.Mendoza, Guillermo Andreve y José Dolores Moscote, y como máximo esta-dista del Panamá Republicano su figura no tiene parangón.

    Hijo de la Península de Azuero, nació Belisario Porras en el pueblo deLas Tablas, el 28 de noviembre de 1856. Vivió su niñez, su pubertad y suadolescencia en la campiña panameña, y ese ambiente campesino en que lecorrespondió desenvolverse en su prima edad marcaría profundamente supersonalidad y su conciencia de pequeño propietario rural. En 1876, aban-dona el nativo lar, en búsqueda de más amplios horizontes y de las fuentesdel saber que le brindaría el inagotable venero de la metrópoli bogotana ymuy especialmente la Universidad Nacional. Cinco años después, egresaría

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    BELISARIO PORRAS

    de los claustros universitarios, ostentando el elevado título de Doctor enDerecho y Ciencias Políticas.

    A lo largo de su dilatada existencia le correspondió ejercer una brillantecarrera pública, que se inició poco después de su egreso de las aulas, cuan-do fue designado Cónsul de Colombia en Bruselas; razón por la cual setrasladó a Europa por varios años, ocasión que supo aprovechar para pro-fundizar, ampliar y afinar su formación de jurista y de cientista político.Posteriormente, ya de regreso al terruño, fungió como Diputado a la Asam-blea Legislativa, abogado de la Compañía francesa del Canal, Magistrado dela Corte y Profesor.

    Durante sus exilios, ejerció la Cátedra de Derecho en diversas universida-des centroamericanas, donde dejó una magnífica estela por su honestidad yrigor intelectual.

    Le correspondió jefaturar al liberalismo istmeño y ocupar el solio presi-dencial durante tres períodos. Y, como si fuera poco, dispuso del tiemponecesario tanto para empuñar la pluma como para organizar y dirigir la ma-yor Guerra Civil que ha asolado al Istmo durante los últimos siglos. Portodas estas razones, el nombre y la figura del Doctor Belisario Porras sirvende marco y punto de referencia ineludible para todo aquel que se propongainvestigar sobre las primeras décadas del Panamá Republicano. Así lo ex-presa Roque Javier Laurenza cuando asevera: “… ¿Hay alguien, por ven-tura, que pueda imaginarse al Panamá de hace cuarenta años sin la figuradel Doctor? ¿No fue su nombre el que escuchamos siempre en labios denuestros mayores, para las diatribas y para los elogios para culparlo porlas malas horas o elogiarlo por los buenos tiempos?” 1.

    Sin embargo, existen entre todos sus biógrafos coincidencias notablescon respecto al enjuiciamiento de la compleja personalidad del Doctor Porras.Así, por ejemplo, plantea el atildado escritor Roque Javier Laurenza que: “…Nose puede hacer un retrato del Doctor Porras con un solo color. ¿Cómo refle-jar, entonces, al hombre diverso, que fundó escuelas, abrió caminos y constru-yó hospitales y sometía, al mismo tiempo, a sus enemigos vencidos a las hor-

    1 Laurenza, Roque Javier. “El caudillo de levita”, en Revista Lotería de noviembre de 1956,pág. 17.

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    MEMORIAS DE LAS CAMPAÑAS DEL ISTMO 1900

    cas caudinas de las visitas a la presidencia”. 2 En sentido similar se expresaErnesto J. Castillero R., cuando afirma que: “…En su larga y activa vidapública, el Dr. Porras desató a su alrededor grandes y violentas pasiones.Puede decirse que ha sido el caudillo más combatido y más ensalzado denuestra democracia”.3 En similar sentido se pronuncia José Agustín CajarEscala cuando indica que: “Se ha criticado fuertemente al Doctor Porras, porla saña con que perseguía a sus enemigos y el tormento a que los sometía,cuando sitiados por hambre tenían que concurrir al Palacio de las Garzas, adoblar la cerviz, para él entonces, regocijado ante su triunfo, dispensarlealguna migaja del presupuesto”.4

    II

    Por lo general, es cosa frecuente que a la hora de destacar la personalidad yla obra de los grandes políticos y estadistas, de los caudillos y de los grandesestrategas militares, sea tan intensa y enceguecedora la luminosidad que proyec-tan, que llega a obnubilarnos e impedirnos captar otras facetas igualmente valio-sas, pero no tan refulgentes. Este es el caso de la obra literaria del Doctor BelisarioPorras. Obra valiosa no solamente por lo que representa desde la perspectiva dela afirmación de la cultura nacional panameña, sino también como el admirabletestimonio de primera mano de uno de los más destacados protagonistas deldevenir histórico de nuestro proyecto nacional.

    Entre sus escritos más conocidos y altamente ponderados se destacan lasReflexiones canaleras o La venta del Istmo, publicado en los primeros mesesde 1903, en los que dejó sentada su firme postura de rechazo a los proyectose intenciones de quienes a inicios del presente siglo abogaban por la entrega delIstmo a los voraces apetitos del coloso del norte. Para esto, la construccióndel Canal por los norteamericanos se haría pasando por encima de los obstá-culos que implicaba la soberanía del Estado nacional colombiano; aunque elprecio a pagar por los panameños fuera el de acceder a la condición de país

    2 Revista Lotería de noviembre de 1956, pág. 21.3 Castillero R., Ernesto J. “Dr. Belisario Porras”. En Revista Lotería de noviembre de 1956,

    pág. 30.4 Cajar Escala, José Agustín. “Nuestro homenaje al Dr. Porras”. En Revista Lotería, loc. cit.,

    pág 35.

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    BELISARIO PORRAS

    “independiente” con una independencia mediatizada y bajo el amparo de lastropas norteamericanas. Desde otra perspectiva, ahora la de la literatura cos-tumbrista, ocupa un importante lugar su descriptivo y apologético ensayo lite-rario titulado El Orejano, en el cual logra expresar con singular elocuencia laidiosincrasia y los caracteres más sobresalientes del campesio de la penínsulaazuerense.

    Sin lugar a dudas, la obra literaria del Doctor Porras fue mucho másextensa de la que hasta ahora hemos mencionado; sin embargo, no podemosdetenernos con la atención que quisiéramos y que bien lo merecería la totali-dad de ésta. Debemos cuando menos mencionar las Memorias oficiales de laPresidencia de la República, de cada uno de los diez años en que ocupó elsolio presidencial. Éstas le brindan al historiador un venero inagotable deinformación de quien fue el real constructor del Estado panameño, tanto ensus infraestructuras materiales como en sus instituciones.

    III

    Las Memorias de las campañas del Istmo ocupan una importante y muysingular posición dentro del contexto total de la obra literaria del Doctor BelisarioPorras. Ello, en razón de que fueron escritas al calor de las conspiracionespolíticas, de los preparativos de guerra y de las acciones bélicas. Tienen lafrescura y la espontaneidad del texto que se escribe en volandas, sin retoquesy pleno de las emociones del momento. Por supuesto, que esa frescura yespontaneidad que caracteriza el texto de las Memorias tuvo un alto precio quepagar en lo atinente a la galanura estilística que se vio sacrificada a favor de losrequerimientos del momento. El autor lo dice mejor que nosotros, cuando amanera de explicación expresa:

    “Apenas terminada la última revolución de Colombia, cuando, podíadecirse, no se había disipado el humo de las vivacs en los campamentos revo-lucionarios y cuando el Istmo de Panamá formaba aún parte de esa Repúbli-ca, me dediqué a escribir estas Memorias que encierran sencillamente la na-rración descarnada de sucesos en que me correspondió desempeñar papel prin-cipal... No encontrará el lector en estas páginas ni las galas del lenguaje ni elesmero en la forma. Escritas y recopiladas en épocas diversas, en medios

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    MEMORIAS DE LAS CAMPAÑAS DEL ISTMO 1900

    diferentes y bajo distintas impresiones, sin más tiempo que el preciso parallenar las cuartillas y recoger los documentos necesarios; …mal podría pedir-se una obra ajustada a las exigencias del buen decir y de la pompa del idioma.Y bien que me hubiera sido ahora fácil revisarlas y vestirlas con algunosatavíos, me rebeló a hacerlo, pues creo que si así hubiese procedido, les ha-bría quitado gran parte de la sinceridad, y en documento de este género soy deopinión que la sinceridad constituye el mayor mérito”.5

    Cabe preguntarse, además de los méritos literarios de esta obra, qué otrovalor intrínseco expresan las Memorias que justifiquen, más allá de la simplecuriosidad erudita, la reedición de las mismas en este amanecer del nuevomilenio. A qué intereses y necesidades sirve el poner al alcance del públicoestudioso este documento que recoge el punto de vista y las experienciasvividas por el Jefe Civil y Militar del Departamento de Panamá, doctor BelisarioPorras.

    Las interrogantes anteriores abren un espacio de reflexión que brevemen-te trataremos de acotar. En primer término cabría mencionar la gran impor-tancia que, para los historiadores de nuestro país, de Colombia y de todaAmérica, revisten estas Memorias. Ellas les permitirán “historiar en su con-junto la última revolución de Colombia”, tal como expresa el autor en su notaintroductoria a la obra, pues, “para que los que siguieron con interés la revo-lución colombiana, desde su nacimiento hasta su fin, y acaso no dispusieronoportunamente de informes precisos para la apreciación de ciertos hechos,parecerá inexplicable y inexcusable el desenlace de la encarnizada lucha”. 6

    Sin embargo, no sólo se trata de la posibilidad de construir la historia de laGuerra de los Mil Días, desde la perspectiva del liberalismo istmeño, sino deconocer la situación del país de los panameños en los años finales del sigloXIX y en los umbrales del siglo XX en que les ha correpondido vivir. Elcapítulo III de las Memorias, bajo el subtítulo de “El Istmo y su situaciónantes de la invasión a Chiriquí”, nos ofrece una visión sintética de lo que era elPanamá de inicios de siglo, tanto desde la perspectiva geográfica como desdesus orígenes y desenvolvimiento histórico.

    5 Porras, Belisario. Memorias de las campañas del Istmo. “Introducción”.6 Porras, Belisario. Memorias de las campañas del Istmo, “Introducción”.

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    BELISARIO PORRAS

    Con visión realista, no exenta de dramatismo, el autor describe las mise-rias y el atraso en que vivían sumidos los istmeños del interior del país enaquellos años finiseculares del decimonono. Al respecto expresaba: “Las pro-vincias de Chiriquí, Veraguas, Los Santos, Coclé y Panamá, se reparten esaenfilada de pueblos, y así viven o así yacen en pura inacción vegetativa, sinotra vida que la que les puede dar Panamá, que no la tiene propia sino pres-tada, y eso incompleta, porque la Nación (colombiana) le toma la parte másconsiderable”.7 Tenemos, pues, que según expresivas apreciaciones del autor,“ los campos del Istmo son risueños, la sabana, las costas y el mar deleitan lavista, ¡pero sus poblaciones son tristes! ” 8, tristes gracias al abandono en quenos mantenía la patria colombiana.

    Por otra parte, la reedición de esta obra permite que un numeroso públicolector acceda a la explicación de por qué los istmeños, que a lo largo de casiocho décadas de unión a Colombia se habían mantenido al margen de lasfrecuentes guerras civiles que cada tres o cuatro años cubrían de sangre loscampos del país colombiano, se lanzaron con el mayor entusiasmo a engrosarlas filas de los ejércitos liberales, trasladando a nuestro terruño el principalescenario de la guerra, en momentos en que la revolución liberal estaba virtual-mente fracasada en el resto de la patria colombiana. De igual manera, el Doc-tor Porras pone al desnudo las verdaderas razones que condujeron a los ejér-citos liberales a la desastrosa batalla del Puente de Calidonia, que selló en granmedida el fracaso definitivo del proyecto nacional liberal, con lo cual las con-diciones que ulteriormente condujeron a la separación del Istmo de la patriacolombiana empezaron a madurar aceleradamente.

    Importantes son los argumentos que hemos venido aduciendo, que nosólo justifican sino que recomiendan la reedición de las Memorias de las cam-pañas del Istmo. Sin embargo, es llegado el momento de comentar la razónfundamental que hace obligante esta publicación dentro del contexto de laBiblioteca de la Nacionalidad Panameña; es que, sin ella, la proyectada Bi-blioteca estaría incompleta, pues le faltaría, quizás, el más complejo, comple-to, polifacético y controvertido de los constructores del proyecto nacional

    7 Porras, Belisario. Memorais de las campañas del Istmo, pág. 51.8 Porras, Belisario. Memorias de las campañas del Istmo, pág. 53.

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    MEMORIAS DE LAS CAMPAÑAS DEL ISTMO 1900

    panameño, en la etapa republicana. Para nadie es desconocido que al momen-to de hacer el balance final de las causas y antecedentes que explican la sepa-ración del Istmo de la entidad nacional colombiana, dos argumentos de fondoemergen como los de mayor alcance explicativo. En primer lugar, como ante-cedente inmediato se sitúa el desasosiego, la preocupación rayana en la deses-peración y el gran descontento que causó entre los panameños, especialmenteentre sus sectores económicos y sociales dirigentes, el rechazo del TratadoHerrán -Hay por el senado colombiano.

    El otro argumento explicativo, de mayor trascendencia y alcance, hacealusión a la gestación y progresiva madurez del proyecto nacional panameño alo largo de las ocho décadas de unión a Colombia, proyecto que se evidenciócon nitidez progresiva en los movimientos separatistas de 1830, 1831 y1840-1841 y durante las tres décadas de vigencia del “status” federalista (1855-1885). Con motivo de la instauración en el poder del régimen regeneracionistade Núñez y la defenestración de la Constitución federalista de 1863, nueva-mente en el Istmo se dearrollaron acciones de protesta e incluso actividadesinsurreccionistas, encabezadas por los generales Rafael Aizpuru y BuenaventuraCorreoso en la ciudad de Panamá y por Pedro Prestán en Colón. Se trató de unamanifestación de repulsa del nacionalismo istmeño frente al nuevo régimen polí-tico que negaba a los istmeños hasta el mínimo margen de autodeterminaciónnacional. Entre 1885, en que se suscitaron estas acciones de repulsa al centra-lismo, hasta 1899, en que se inició la Guerra de los Mil Días, se fue acrecentandoel malestar de los panameños en relación proporcional a la situación de crecienteabandono en que era mantenida la administración pública.

    Podemos, pues, concluir en este sentido afirmando que el carácter queasumió la Guerra de los Mil Días en el Istmo y la incorporación masiva yespontánea de un crecido número de distinguidos panameños a las fuerzasinsurgentes del liberalismo, capitaneada por el doctor Belisario Porras, fueexpresión del nivel de maduración del nacionalismo istmeño y su contrariedadcreciente con el centralismo bogotano. Por ello, el desastre final en la batalladel Puente de Calidonia, si bien significó la clausura de la única vía que perci-bían los istmeños para recobrar un espacio de autodeterminación nacionaldentro del Estado nacional colombiano, al mismo tiempo legitimó las accionesconspirativas de sectores de las clases dirigentes que, desatendiendo las ad-

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    BELISARIO PORRAS

    vertencias de Porras, buscarán el amparo de los Estados Unidos para su pro-yecto de separación del Istmo de la soberanía nacional colombiana y la cons-titución del Estado nacional panameño.

    Algunos panameños, entre ellos el doctor Porras, advirtieron los peli-gros que para nuestro país significaba el buscar o aceptar la “protección”norteamericana para el proyecto separatista, pues el naciente Estado nacio-nal panameño advendría al concierto de las naciones en condición de cuasiprotectorado norteamericano. Así fue, en efecto. Apenas quince días des-pués de la separación se les imponía a los panameños el Tratado Hay’BunauVarilla, según el cual entregábamos a perpetuidad a los Estados Unidos unaextensa y estratégica franja de nuestro territorio, para la construcción yoperación del Canal y para el establecimiento de instalaciones militares yankis,a cambio de lo cual los Estados Unidos se convertían en garantes de nuestra“independencia”.

    Los panameños sabemos cuánto han pesado sobre el destino de nuestropaís los acontecimientos de fines del pasado siglo y primeros del presente queestamos examinando, así como el papel protagónico que en aquella coyunturale correspondió cumplir al doctor Porras. Por ello, en este año de 1999,cuando el país se apresta a asumir la administración plena del Canal de Pana-má, a integrar bajo su soberanía afectiva la totalidad del territorio nacional y afestejar la salida de las tropas e instalaciones militares estadounidenses encla-vadas hasta ahora en el corazón de la patria, cobra redoblada vigencia la reediciónde la obra del Doctor Belisario Porras, Memorias de las campañas del Istmo.

    Dr. MIGUEL A. CANDANEDO O.Panamá, marzo de 1999

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