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ANALISIS HORA DE JUEGO DIANGÓSTICA INDICADORES SIQUIER DE OCAMPO Tamara Loyola Elección de juguetes y de juego En un comienzo C presenta una aproximación a los juguetes en forma de observación a distancia, sin una participación activa. Al pasar algunos minutos el primer contacto que establece, es con la pistola, un juguete que contiene un manifiesto estado agresivo pero que no lo simboliza de esta manera ya que lo abandona de inmediato. Luego se acerca a un juguete de tipo inestructurado como es la plasticina. En cuanto al tipo de juego, C no presenta un juego completamente coherente ya que no se presenta, un principio, un desarrollo y un fin, pero es necesario señalar que el niño reconoce a un otro (terapeuta) como participe de su juego. El psicólogo toma así un rol activo complementario al suyo. En cuanto al lenguaje, no se observan grandes dificultades ya que el lenguaje utilizado es atingente al desarrollo del juego y permite explicar sus intenciones y los roles que le adjudica al terapeuta dentro del espacio didáctico. Modalidad del juego En C el yo pone de manifiesto su función simbólica estructurando su juego en una modalidad plástica. Por una parte expresa la misma fantasía o defensa a través de distintos mediatizadores (el hombre de plasticina, el rascacielos, la serpiente, etc) y además, muestra la posibilidad de que un mismo objeto cambie de función, como es el caso de la plasticina que aunque es un juguete de tipo inestructurado puede simbolizar distintas fantasías sin que resulten incomprensibles para el terapeuta. (Primero es un hombre, luego una serpiente, etc.) Personificación

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Análisis hora de juego, según indicadores de Siquier de Ocampo

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ANALISIS HORA DE JUEGO DIANGÓSTICAINDICADORES SIQUIER DE OCAMPO

Tamara Loyola

Elección de juguetes y de juego

En un comienzo C presenta una aproximación a los juguetes en forma de observación a distancia, sin una participación activa. Al pasar algunos minutos el primer contacto que establece, es con la pistola, un juguete que contiene un manifiesto estado agresivo pero que no lo simboliza de esta manera ya que lo abandona de inmediato. Luego se acerca a un juguete de tipo inestructurado como es la plasticina.

En cuanto al tipo de juego, C no presenta un juego completamente coherente ya que no se presenta, un principio, un desarrollo y un fin, pero es necesario señalar que el niño reconoce a un otro (terapeuta) como participe de su juego. El psicólogo toma así un rol activo complementario al suyo.

En cuanto al lenguaje, no se observan grandes dificultades ya que el lenguaje utilizado es atingente al desarrollo del juego y permite explicar sus intenciones y los roles que le adjudica al terapeuta dentro del espacio didáctico.

Modalidad del juego

En C el yo pone de manifiesto su función simbólica estructurando su juego en una modalidad plástica. Por una parte expresa la misma fantasía o defensa a través de distintos mediatizadores (el hombre de plasticina, el rascacielos, la serpiente, etc) y además, muestra la posibilidad de que un mismo objeto cambie de función, como es el caso de la plasticina que aunque es un juguete de tipo inestructurado puede simbolizar distintas fantasías sin que resulten incomprensibles para el terapeuta. (Primero es un hombre, luego una serpiente, etc.)

Personificación

En cuanto a la capacidad de asumir y adjudicar roles, C no expresa personajes propiamente tales, pero si expresa distintas pocisiones dentro de su juego tanto para el como para el terapeuta. A veces C puede ser el padre privador, en otros momentos se presenta como el que repara por ejemplo, a la terapeuta le adjudica roles contenedores, y otras veces reparadores. También en algunos momentos le hace tomar la posición de “rival”, o sea de otro semejante con el cual competir y “luchar”.

Motricidad

No se observan dificultades. C presenta un buen manejo de su cuerpo y no se observar aspectos disociados entre lo que se dice y lo que se expresa corporalmente.

Creatividad

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El niño puede relacionar elementos dispersos para intentar comunicarse con el terapeuta. Su mayor acto creativo, quizás se encuentra en buscar simbolizar en un elemento inestructurado, como la plasticina, sus angustias, fantasías y defensas. Este elemento inestructurado lo relaciona con otro elemente inestructurado (un lego) para buscar simbolizar y comunicarse con el terapeuta. La dinámica interna se logra expresar transformando ciertos elementos en productos cualitativamente distintos. Aunque C no presenta un juego altamente creativo, si presenta aspectos de creación en sus simbolizaciones para expresar su mundo interno.

Tolerancia a la frustración

C presenta una buena tolerancia a la frustración, persiste en su contracción del “rascacielos” aunque este se caiga y sea para el una difícil tarea por ejemplo. Existen momentos donde el niño debido a su angustia se frustra, como en el momento donde aunque consulta como desarmar este “rascacielos”, lo derriba golpeándolo con otro objeto. Aquí por un lado podemos plantear que el niño ubica la fuente de esta frustración en su mundo interno, pero por otro lado se debe presentar atención, ya que es muy probable que acciones como esta más que presentas aspectos de frustración pueden estar comunicando ciertos conflictos de su mundo interno.

Capacidad simbólica

El infante presenta una buena capacidad simbólica, puede a través de distintos mediatizadores expresar su angustia y conflictos internos. Sus fantasías encuentran distintos juguetes y juegos donde simbolizarse, por lo tanto, en cierta medida, el niño puede utilizar procesos secundarios para elaborar e intentar comunicar su angustia y fantasías.

Adecuación a la realidad

C no presenta problemas al separarse de la madre. En lo que respecta a la consigna, la acepta. Acepta el encuadre témporo-espacial, aunque llega un momento que pretende irse antes de finalizar la hora, pero esto podría deberse mayormente a cierto monto de angustia que a una falta de adecuación a la realidad. También se retrasa en la hora de juego. En lo que respecta a los roles, aquí C confunde el rol del terapeuta cuando lo incita a competir y apostar un helado, también podríamos señalar que el niño presenta cierta dificultad al asumir al psicólogo como persona distinta y desconocida. Es necesario explicitar que si tomáramos en cuenta que este fuera el primer contacto de C con el terapeuta, podrían producirse estas conductas poco adecuadas ya que se necesitaría cierto tiempo de adecuación.

La fantasía de curación a nuestro parecer se presenta en dos dimensiones: como reparación y como contención. C busca en el terapeuta que lo ayude a reparar, a reparar su propio cuerpo del posible daño que le podría ocurrir, y también por otra parte busca ayuda para reparar el daño que él podría ocasionar. Cuando C quiere ordenar los juguetes y el desorden (simboliza el daño) que produjo, busca ayuda y espacio para

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reparar, al igual que lo hace con las heridas del león por ejemplo. El terapeuta también se presenta como alguien que puede contener ¿Qué puede contener? La angustia que siente C; cuando la angustia se presenta (luego del daño que le hizo al hombre de plasticina) el niño siente “calor” y quiere irse, la terapeuta le señala que si quiere puede quitarse el polerón y el pregunta ¿Dónde lo dejo? Esta pregunta es más bien: ¿Dónde dejo esta angustia que me invade? Entonces el niño presenta la fantasía de curación como un grito para reparar y también como una respuesta a que hacer y donde depositar este malestar que siente. La fantasía de enfermedad por su parte se encuentra en sentirse “desmembrado” (como el hombre de plasticina), hay algo que el va a perder, y aquí aparece la angustia, un malestar que “lo arrollara todo”, esta angustia envuelve al niño en una enfermedad, como la plasticina envuelve al lego.

El juego de C pensamos que se caracteriza por ser un juego de tipo neurótico. Existe expresión lúdica, con un reconocimiento parcial de la realidad, existen áreas libres de conflicto que coexisten con otras mayormente conflictivas. Se encuentra desarrollada por lo demás la capacidad simbólica, lo que posibilita la expresión de sus conflictos en el “como sí” de la situación del juego, por lo tanto, puede discriminar en el espacio lúdico sus fantasías y los aspectos de la realidad.

La dinámica del conflicto neurótico se encuentra entre sus impulsos internos y su relación con la realidad. Hay un intento de satisfacer el principio del placer que a su vez genera culpa, y esta no es tolerada por el yo. Aquí se encuentra C entre su deseo de hacer daño y eliminar a su rival, y la culpa que le genera esto potencia sus necesidades de reparación, intentando eliminar la angustia.

El juego neurótico es un juego propiamente edípico, Existe una relación triangular constituida por una pareja de diferente sexo, que tienen relación entre sí, en donde el niño esta excluido y compitiendo con el padre del mismo sexo. Aquí esta el conflicto de C ¿A quien desea agredir?, ¿Cuál es este rival que se mencionaba anteriormente?, el rival para el niño en estos momentos es el padre. Para nosotros C se encuentra en el Complejo de Edipo, y sus temores se presentan por el tema de la castración simbólica, por esto le surge la angustia, que lo envuelve y lo desespera. C a nuestro entender no puede simbolizar la Ley del Padre, en la dialéctica del ser y el tener, aquí el niño todavía percibe al padre como rival (padre imaginario) que lo va a privar de la madre y lo va a castrar. C se toca el pene, como queriendo asegurarse de que “todavía este hay”, lucha y ataca a un hombre de plasticina “que es el más poderoso” (simboliza al padre) esto le provoca culpa y luego busca reparar. La ambivalencia propia de este proceso se encuentra en el amor y el odio que presenta C hacia este Padre (hombre de plasticina) lo ataca, pero a su vez quiere estar cerca de él. El niño además, se siente indefenso, busca que alguien lo proteja de este Padre que lo va a castrar (la terapeuta debe defender a los otros juguetes). Es interesante señalar que el niño ataca al Padre con un desatornillador, símbolo fálico, el Padre le va a cortar el pene, pero el lo ataca con su pene ¡Aquí yo tengo el Falo y te hago daño con él!

La lucha entre los dos bandos de juguetes puede simbolizar la lucha edípica, padre e hijo por la madre. C desarma al hombre de plasticina y lo convierte en una serpiente a la cuál le corta una parte, metáfora de la castración, al igual que el “rascacielos” que es derrumbado. El niño presenta un deseo de dañar al padre, lo cuál le trae culpa y busca reparar, este reparar también se encuentra en el daño (la castración) que le puede hacer el padre a él. La angustia de castración por su parte igual se encuentra presente en el niño lo cuál expresa en su juego. Los síntomas entonces son expresiones de este conflicto edípico, el temor y las pesadillas son reiteraciones de los

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procesos angustiantes y culpables de este proceso. La enuresis puede simbolizar sintomáticamente la necesidad de “descargar” la angustia que este proceso actualiza en el niño. Entonces para nosotros nuestra primera hipótesis se encuentra en todo el Conflicto edípico que presenta C y la dificultad que encuentra en poder salir de este.

Nos resulta interesante a modo de contraste realizar una segunda hipótesis más descriptiva. Pensamos así que C podría presentar un trastorno de personalidad debido a una organización de tipo Neurótica. El niño presenta patrones de agresividad lo que se puede ver en su juego. Además muestra estrategias de afrontamiento inflexibles, también se debería indagar en la entrevista con los padres acerca de sus relaciones con el niño, ya que C podría tener un apego de tipo inseguro. En lo que respecta a su tipo de organización neurótica C muestra en su cognición un relato lógico y ordenado, sus afectos son apropiados al contenido que expresa. El niño presenta una falta de empatía, mal interpreta el propósito de la entrevista confundiendo el rol del terapeuta. También se puede observar la alta utilización de defensas por parte del infante, negando ciertos aspectos de su agresividad y sus consecuencias. Debido a sus patrones rígidos se le dificulta su forma de afrontar la realidad.

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Tarea Psicoterapia Infanto-Juvenil

José FloresRonald Herrera

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