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    GOETHE Y HEGEL

    Javier Domnguez Hernndez (Medelln,Colombia)

    El y de Goethe y Hegel tiene ya la apacibilidad de una conjuncincomn en las rutinas acadmicas, pero no es tan natural. Tiene ladesventaja de pasar por alto el elemento contrastante, loinconmensurable e irreductible que hay entre ambos, a pesar de lavecindad biogrfica.(i)Voy a procurar en lo que sigue mostrar larelacin entre Goethe y Hegel, sin disimular la diferencia. Para ello me

    ocupar en primer lugar de la relacin de Goethe con la filosofa, y luego,de la presencia de la obra y la personalidad de Goethe en la filosofa deHegel. Este segundo punto no lo voy a desarrollar en torno a una tesisy de un modo argumentativo, sino entre biogrfico y documental, y paraello he escogido pasajes de la obra de Hegel donde la relacin conGoethe es obvia. Aunque soy consciente de que la valoracin al respecto,queda marcada por la presentacin que le doy, queda abierta al juiciode los que se confronten con el tema. Lo menos que puedo decir alrespecto, es que esa confrontacin siempre ser grata.

    I. Goethe y la Filosofa

    Para abordar y valorar la relacin de Goethe con la filosofa haymuchos pasajes de su obra y de su correspondencia, no obstante llegana ser tan dispares, que en vez de ayudar confunden. Existe sin embargoun pasaje que considero la idea regulativa para caracterizarla. Seencuentra en De mi vida. Poesa y verdad, y corresponde a la segundaparte, publicada por Goethe en 1812. Es por tanto una confesin deGoethe, que aunque en la localizacin que le da en su formacin quedaen la poca del final de su juventud, cuando aprendi que era

    sumamente pueril aquel llorar y atormentarme (una indudable sealde distancia respecto a la sensibilidad del Werther, 1774, 1787), es unarememoracin hecha en poca de plena madurez, y por tanto con lasproyecciones de ella hacia su pasado; esto le confiere peso al pasajepara ser citado. Segn la descripcin de Goethe, era la poca cuandodeba decidirse por los estudios en la Universidad, y para ello converscon inters con un aplicado camarada que haba estudiado filosofa, unestudio que para Goethe era hasta entonces enteramente nuevo yextrao. La cita es extensa, pero la viveza de la situacin para captarla relacin de Goethe con la filosofa no puede ser mejor: Spase, pues,que mi amigo empez a iniciarme en los misterios de la filosofa. Habaestudiado en Jena (...) y cogido agudamente la coherencia de aquellasdoctrinas, que era un cerebro muy bien ordenado, y as, trataba ahorade inculcrmelas. Pero, desgraciadamente, aquellas cosas no se avenana unirse coherentemente de aquel modo en mi cabeza. Hacale yo

    preguntas, que l prometa contestarme ms adelante, y le formulabaexigencias, que prometa satisfacer en lo futuro. Pero nuestra ms grave

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    discrepancia consista en que yo afirmaba no ser necesaria ningunafilosofa en particular, ya que aquella se hallaba contenida en la religiny en la poesa. Negbase l rotundamente a admitir tal especie, y tratabade demostrarme que aquellas eran las que deban basarse en la filosofa,cosas que yo tenazmente refutaba, encontrando a cada paso, en el cursode nuestra controversia, argumentos a favor de mi tesis. Pues debiendodarse en la poesa cierta creencia en lo imposible y en la religin anlogacreencia en lo increble, parecanme estar los filsofos en malsima

    posicinal querer demostrarlas y explicarlas a las dos en su terreno,pues segn poda inferirse de una simple ojeada a la historia de lafilosofa, siempre el uno buscaba distinto fundamento que el otro, hastaque vena, finalmente, el escptico y todo lo declaraba falto de base ysostn.(ii)

    Esta posicin de Goethe con respecto a la filosofa no se qued en sujuventud sino que la mantuvo toda su vida, y marca la diferencia conuna filosofa como la de Hegel que, bajo la forma de saber absoluto, cifratanto de su cometido en mediar conceptualmente entre el arte y la

    religin. Sin embargo hay en este contraste puntos comunes. Del ladode Goethe no se trata de un rechazo a la filosofa en general, un rechazoa las obligaciones del pensamiento libre, sino de un rechazo a la filosofacomo disciplina separada. Hay que decir aqu que los modelos paraGoethe eran los autores antiguos, porque fundan en una poesa,religin y filosofa. Con ello tena en mente algunos libros de la Biblia ya los poetas griegos antiguos. Sera una ingenuidad imperdonable dejarpara la filosofa las cosas en la situacin fantasiosa, retoricista, en quela deja Goethe.(iii)Pero lo ms importante es que al concebir lmismo su vidacomopoesa y verdad, ese todo que configura en estelibro como un tejido de intuiciones artsticas, juicios estticos, mximascultas de vida y posiciones tericas fundamentales(iv), no se puede

    dejar como una obra para ser venerada como otra tnica inconstil, sinopara la atencin esttica pero ilustrada, de modo que no puede eximirsede ser analizada.

    Sobre el otro lado, el del saber absoluto o filosofa de Hegel,tambin hay que dejar sentado lo siguiente: su concepto de saberabsoluto no corresponde a una doctrina filosfica ya lista y lograda, sinoa la tarea continua de la filosofa. El saber absoluto no es ese patrimonioimaginario y cerrado en s mismo, torpemente identificado con unsistema concluso, como si el saber libre pudiera ser ltima palabra,sentencia inapelable. El ms genuino patrimonio del saber absoluto esla libertad del pensamiento, y es el concepto, segn Hegel, la nica

    discursividad capaz de esta libertad, siempre puesta a prueba por lahistoricidad misma de la naturaleza del saber y el conocimientohumanos. El saber absoluto es absoluto por libre, porque a pesar detener siempre su origen en condiciones histricas determinadas, lavalidez de sus razones para dar cuenta de un contenido especfico,sobrepasa los horizontes de su origen historiogrfico, gracias a laautonoma del pensar conceptual. El saber absoluto es inseparable, portanto, de su carcter histrico y de la skepsis, que no es lo mismo queel escepticismo. El escepticismo es ya una renuncia a la verdad;laskepsis, en cambio, es siempre la disposicin para discutirla y poderlamantener verdad propia, verdad que compromete nuestra manera depensar. Hegel habla usualmente de la superioridad de la filosofa comoforma de saber frente a las otras dos formas del espritu absoluto, elarte y la religin. Esta superioridad genera el malentendido de que lafilosofa los deja atrs y los deslegitima. Ha sido el hegelianismo como

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    escuela, no Hegel como pensador, el que ms ha reforzado estemalentendido. En realidad, esta superioridad de la filosofa no consisteen otra cosa que en la libertad de pensamiento en que la filosofa secoloca frente a ambos. El contenido de saber del arte y la religin estdestinado a la orientacin inmediata del hombre en el mundo de la vidade su praxis cotidiana; la inmediatez de su eficacia obedece al alcancecon que copan y resuelven las inquietudes de la intuicin y larepresentacin en la respuesta vital de los individuos. El saber de lafilosofa tiene que ser ms que eso: frente al arte debe ser ms queintuicin o sentimiento que roben nuestra reflexin, y frente a la religin,ms que creencia que doblegue el juicio de nuestra inquietud depensantes. Si el arte y la religin tuvieran que dar razn de suscontenidos, sacrificaran su forma de saber, por el contrario, la forma delsaber de la filosofa no puede sostenerse sin la fundamentacin a que laobliga constantemente la libertad de pensamiento. Por ser pensamientolibre, la filosofa no tiene que negar los contenidos de saber del arte y lareligin; por ser filosofa, su tarea consiste en no arredrarse, comopretende Goethe, ante la creencia en lo imposible y la creencia en lo

    increble del arte y la religin, y en saber reconocer el contenido deverdad en ellos como verdad vinculante del pensamiento (por ello hansido tan importantes en el desarrollo humano), sin disimular o nivelarlas diferencias. Si algo caracteriza la libertad del espritu que debeencarnar la filosofa, es la capacidad de su pensamiento para resistir lasdiferencias internas, para no capitular ante las escisiones. Este sera eltema de envergadura para cotejar con profundidad a Goethe y a Hegel,sobre todo para ponderar el alcance de sus pretensiones recprocas; sinembargo sera una tarea mayscula fuera de mi alcance, y por ello,aunque he de tenerlo en cuenta, he elegido en lo que sigue la va de ladocumentacin y la biografa.

    La indiferencia de Goethe frente la filosofa, tan profusamentedocumentable en su obra, tan convincente, adems, por las razones queda: su enojoso pedagogismo y su extravo endmico en meras ideasajenas a toda experiencia,(v) no ha sido slo indiferencia de Goethe; hasido un persistente lugar comn, que desgraciadamente se haautolegitimado poniendo al frente de su bando figuras tan prominentescomo la de Goethe. Gadamer, quien siempre fue admirador y estudiosode Goethe, ha demostrado la parcialidad de esta apreciacin y la hacriticado severamente, pues si bien es innegable esta reserva de Goethe,no se trata de una desestima de la filosofa tal como la practic elpositivismo de la arrogante cultura burguesa alemana del siglo XIX,quien vio en Goethe el modelo y la confirmacin propias de su

    concepcin del mundo, e hizo de l una suerte de aliado ejemplar parasu ideal de una cultura cientfica y esttica sin necesidad de filosofa.Contra esta vanidad positivista, los trabajos de Gadamer han logradomostrar que la vida y la obra de Goethe reivindican una racionalidadprctica y libre que, aunque de origen griego, era suficientementeilustrada y capaz de confrontarse con la racionalidad moderna sinsometerse a ella. Este talante de espritu filosfico libre lo detectaron yapreciaron en su momento personalidades tan divergentes como Hegely Nietzsche. Contra lo que se piensa, en la crtica al Romanticismo, delcual Hegel al igual que Nietzsche tomaron tantos impulsos, ambospensadores son aliados estratgicos cercanos a Goethe. (vi)

    La relacin de Goethe con la filosofa es un asunto complejo ysiempre abierto, pues no se puede abordar solamente desde lasdeclaraciones ocasionales del propio Goethe, sino sobre todo desde su

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    vida y su obra potica y polifactica. Sin embargo, teniendo en cuentaque la poca de Goethe coincide con la poca de los grandes pensadoresdel movimiento filosfico que le dio a Alemania rango y lugar en lafilosofa europea, me restrinjo a un escrito del propio Goethe de 1817,publicado por l en 1820, y titulado El influjo de la filosofareciente.Kant, Fichte, Schelling y Hegel son contemporneos de Goethe,el nico mayor a l es Kant, y el nico que sobrevive a Goethe esSchelling. El gran valor del mencionado escrito de Goethe reside en queen l se refiere especficamente al periodo de estos pensadores, y loscoloca en las dos fases en que hoy nos siguen siendo familiares, la fasede la filosofa Crtica, centrada en la obra de Kant, y la de la filosofa delIdealismo alemn, en la obra de los otros tres pensadores. Pero no slose refiere a dicho periodo, sino que el propio Goethe se involucra en laapreciacin positiva de su influencia, ante todo sobre l mismo, y conms generalidad, sobre la vida intelectual alemana. Goethe le dedicacasi toda su exposicin a sus vaivenes con Kant, y slo al final dedicaunas lneas a los idealistas, que aunque cortas no son menosreveladoras. Este escrito no slo confirma que la relacin de Goethe con

    la filosofa es personal y genuina, y no es solo una relacin negativa dedesestima, con lo cual queda satisfecho el primero de los objetivos queme he propuesto sealar, sino que nos sirve para el segundo propsito,pues nos vincula a Goethe y Hegel.(vii)

    Podemos centrarnos ya directamente en Goethe para comprender suposicin frente a la filosofa. En su juventud, la relacin de Goethe conella no tena ninguna repercusin personal. Para la filosofa en sentidoestricto, afirma Goethe, no tena ninguna herramienta(viii). Lafilosofa no era su mtier, pero ante la necesidad de contrarrestar elapremio del mundo y de apropirselo, al igual que la filosofa aunque enoposicin a ella, prosigue Goethe, tuvo que desarrollar un mtodo

    propio, de modo que las doctrinas filosficas quedaron convertidas paral en objetos de mera ilustracin o buena cultura. Compara la relacinque entonces de joven tena con ellas como quien toda su vida mira elcielo y se familiariza con la posicin de algunas estrellas; ciertamentepuede distinguir la posicin de algunas, pero sin que sepa nada deastronoma. Esta distancia frente a la filosofa como teora la contrastaGoethe con los dos intereses tericos que coparon su juventud: enprimer lugar, las cuestiones tericas del arte, uno de los intereses quealimentaron su amistad con K. Ph. Moritz, autor de Sobre la imitacin

    plstica de lo bello,de 1788, y en segundo lugar pero con el mismorango, el inters por la investigacin de la naturaleza.

    Esta memoria de juventud intelectual traviesa y filosficamentefrvola cambia drsticamente, cuando Goethe entra a referirse a lo quesignific su confrontacin posterior con Kant, sobre todo con el Kant dela Crtica de la razn prcticay el de la Crtica del Juicio. Con relacin aeste asunto pulsa en cambio y de inmediato lo pasional. Ello se debe aque entre Kant y Goethe estuvo siempre la personalidad respetada desu amigo Schiller, quien comprometa su manera de pensar y de concebirel trabajo del artista en la sociedad de su tiempo, con los planteamientoskantianos en estas dos obras. El Kant de la Crtica de la razn

    purapermaneci para Goethe conocido en buena parte slo porreferencias de los kantianos y los crticos, pues a Goethe slo leinteresaron algunos pasajes de dicha obra. Al or hablar de ella, diceGoethe, notaba que se renovaba la vieja pregunta, qu tanto nuestros mismo y qu tanto el mundo externo contribuyen a nuestra existenciaespiritual. Yo nunca los haba separado, y cuando a mi manera filosof

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    sobre objetos, lo hice con ingenuidad inconsciente, y realmente cre quemis opiniones saltaban a la vista.(ix) Pero era slo kantiano en laorientacin general, no en las explicaciones y el lenguaje tcnico; lepareca incontrovertible, por ejemplo, la distincin de principio que Kantestableca entre el conocimiento puro y el emprico: Pero, aunque todonuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procedetodo l dela experiencia.(x)Lo dems era para Goethe, como l mismolo dice, un laberinto impenetrable frente al cual se le imponan una yotra vez, o bien la tarea potica o bien el sentido comn. Estas dos cosaslo alentaban, no la filosofa.(xi)Otro factor importante en ladesavenencia inicial de Goethe con Kant, fue su amistad con Herder,quien pona a Goethe en un dilema: no lo poda seguir en sus crticas aKant, pero tampoco poda ser kantiano. De todos modos fue unaganancia; frente a Herder, Goethe aprendi a apreciar algunos captulosde la Crtica de la razn pura, aunque sin llegar a un inters de mscompromiso con su pensamiento, pues segn afirma en su escrito, fueuna apropiacin de la filosofa de Kant zu meinemHausgebrauch,para mi uso domstico.(xii)

    Un Goethe de otra disposicin hacia Kant aparece con la llegada asus manos de la Crtica del Juicio,lo cual ocurre hacia 1817. Sobre estaobra anota con obvio entusiasmo: le debo una poca de la vidainmensamente jovial(xiii). Goethe encontr aqu yuxtapuestas ytratadas en amistosa vecindad sus dos ocupaciones polares, losproductos del arte y los de la naturaleza, gracias al esclarecimientorecproco que se prestaban entre s la facultad de Juzgar esttica y lateleolgica. No poda identificarse plenamente con Kant, pero saltaba ala vista para Goethe, que los dos grandes pensamientos principales dela obra eran anlogos a su creacin, su ocupacin y su pensamientohasta entonces; la vida interna del arte tanto como la de la naturaleza,

    su obrar respectivo desde lo interno, estaban claramente expresados enel libro. Los productos de estos dos mundos infinitos deban existir porvirtud propia, y lo que estaba coordinado, estaba el unoparael otro,pero no intencionalmentepor causadel otro. Me alegraba que la poesay la investigacin comparada de la naturaleza estuvieran entre s tanfamiliarizadas, pues ambas se someten a la misma facultad deJuzgar.(xiv)Le quedaba a Goethe frente a Kant una resistencia conrespecto a la aceptacin de causas finales en el orden de las cosas, perosus explicaciones sobre la finalidad y la causalidad final, y el papel de lafacultad de Juzgar en ello, las poda asimilar para su propio provecho,sin tenerse que involucrar con los kantianos.

    Antes de esta disposicin jovial, la relacin de Goethe con Kantestuvo caracterizada por la tirantez, mas no tanto por una ocupacindirecta de Goethe con el pensamiento de Kant, sino por las posicionesque Goethe tena que defender frente al moralista kantiano Schiller,durante el fructfero periodo de amistad y correspondencia que sostuvocon l desde su encuentro en 1794, hasta su muerte en 1805. Elkantismo de Schiller haba irritado a Goethe en el Don Carlode 1787, yms aun en Sobre la gracia y la dignidad de 1793, que Schillerconsideraba su confrontacin ms crtica y cuidadosa con la esttica deKant. El punto lgido de la tirantez estaba en un pensamiento kantianoprimordial sobre la relacin sujeto objeto, cuyas consecuencias para larelacin hombre naturaleza, naturaleza y genio, y sobre todo, naturaleza

    y libertad, oponan a Goethe y a Kant por un lado, y a Goethe y a Schillerpor el otro. Goethe vea en la naturalezauna ley activa y fundamental ala que ni el mismo hombre poda sustraerse; el orden, si as puede

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    hablarse, estaba en ella. En Kant por el contrario, la naturaleza era elmundo desordenado de los objetos empricos al que enfticamente secontrapone la razn moral del espritu humano como principio creadordel orden. Esta separacin desventajosa para la naturaleza la percibiGoethe de inmediato en Sobre la gracia y la dignidad,en la crtica quehaca Schiller en ella al concepto de genio. En 1794, Goethe le recrimina Schiller ser un ingrato para con la gran madre, por no reconocer quesu propio genio, como lo planteaba el propio Kant, era un don de lanaturaleza.(xv)Su crtica la condens entonces as: En lugar deconsiderarla como algo autnomo y viviente, que hace surgir desde loms bajo hasta lo ms excelso segn sus propias leyes, la tom del ladode algunas cosas naturales empricas y humanas.(xvi)En 1817 y conmucha ms perspectiva, la apreciacin crtica de Goethe recae sobre ladesventaja en que el moralismo kantiano de Schiller dejaba a lanaturaleza, y con fruicin anota la concesin que le tuvo que hacerSchiller en las Cartas sobre la educacin esttica del hombre, y por otrasrazones estticas, en Sobre poesa ingenua y sentimental, trabajospublicados por Schiller en 1795 y 1796: Nuestras conversaciones eran

    enteramente productivas o tericas, casi siempre ambas cosas a la vez:l predicaba el evangelio de la libertad, yo no quera ver recortados losderechos de la naturaleza. Por deferencia amistosa hacia m, quiz msque por conviccin propia, no trat en las Cartas estticas a la buenamadre con esas duras expresiones que me haban hecho detestar tantoel tratado sobre Gracia y dignidad.Y puesto que yo por mi parte, tenazy obstinadamente, no slo destaqu las ventajas del modo griego depoetizar frente a la poesa que se funda y proviene de l, sino queincluso hice valer esta manera como la nica correcta y deseable, l sevio obligado a agudizar la manera de pensar, y precisamente podemosagradecerle a este conflicto el tratado Sobre poesa ingenua ysentimental.Ambos modos de hacer poesa deban estar cmodamente

    uno frente a otro, y concederse recprocamente igual rango.(xvii)

    Los recuerdos de este debate eran de especial valor para Goethe,pues la distincin mas no la jerarquizacin que haca Schiller entre loingenuo y lo sentimental, para referirse a lo caracterstico del arte clsicoy del arte moderno, sobre todo a sus poticas, introduca un nuevo giroen la forma de valorar su norma respectiva, lastrada todava por unavaloracin que los subordinaba. Esta especie de primaca entre igualesconstitua para Goethe, como l mismo lo afirma en su escrito, el primerfundamento para la nueva esttica.(xviii)Con ello se refiere Goethe alprimer romanticismo de Jena, en cuyo crculo se configuraron categorasestticas e historiogrficas como helnicoy romntico,para designar en

    el tratamiento artstico del objeto el sobrepeso de lo real o lo idealizante.Poco ms de dos dcadas despus, en las Lecciones de estticade Hegelen Berlin (programadas cuatro veces entre 1820 y 1829), a estas doscategoras, Hegel le ha aadido la de lo simblico, con un uso muyparticular, pues Hegel refiere la forma simblica como forma universaldel arte predominantemente para el arte del mundo oriental, mientrasque las categoras de lo helnico y lo romntico las convierte en lasformas universales de lo clsico, el arte propiamente bello, para el artedel mundo griego, y la forma de lo romntico para el arte del mundocristiano y el europeo moderno. Un buen ejemplo de esta nuevaesttica aparece en Hegel en el aprecio repetidamente expresado ensus Lecciones de estticapor esa manera sabia como la Ifigenia enTuridede Goethe resuelve de un modo reflexivo, romntico,lamediacin histrica en la actualizacin de un tema antiguo (helnico)como la muerte trgica de Ifigenia. La historia de Ifigenia aparece con

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    diferentes matices en los poetas, desde la pica de Homero hasta latragedia en Ifigenia en ulidede Eurpides. Goethe logra configurar deun modo convincente para el mundo moderno un carcter como el deIfigenia, que pertenece a un mundo de la vida tan ajeno ya para nosotroscomo el mundo clsico, y logra bellezaen un arte que por la cultura enla que quiere hacerse presente como es la cultura moderna, ya noresponde ingenuamente a ella. (xix)

    Frente a la nueva esttica, que no es otra que la del romanticismoy la del idealismo alemanes, Goethe guard siempre distancia. En primerlugar, su lenguaje le pareca incomprensible, aunque reconoce que laatencin que le prestaron a los conceptos de arte y ciencia enriquecieronnotablemente para l su manera de pensar al respecto, pues llegaron aun grado de tratamiento del arte que nunca antes se haba dado en lafilosofa. De hecho, la filosofa del arte, inaugurada por Schelling en 1800y desarrollada de 1802 a 1805, es una creacin genuina delromanticismo. La filosofa del arte que desarrolla luego Hegel ensus Lecciones de esttica,a pesar de contener ya crticas fundamentales

    a los romnticos y de asumir poderosos impulsos del propio Goethe, apesar de compartir con l, por ejemplo, su crtica al espritumedievalizante, religioso y nacionalista de los romnticos de la dcadade 1820-1830, esta filosofa del arte permaneci para Goethe brumosay romntica, y por tanto fuera de suinters. Goethe consigna en suescrito de 1817 que queda en deuda consigo, para evaluar con la debidaatencin la influencia de estos intelectuales sobre su manera de pensar,y confiesa que fue su amigo F. I. Niethammer (1766-1848), quien consus informaciones y sus pacientes explicaciones lo mantuvo al tanto delas obras y los conceptos de estos autores.(xx) Goethe no cumpli estepropsito, ms bien con el tiempo se fue acrecentando para l la figurade Kant como la figura filosfica de la poca, tal como se lee en la

    conversacin que J. P. Eckermann (1792-1854) fecha el once de abril de1827. Por esta poca Hegel ya era una figura filosfica indiscutible, raznpor la cual haba sido llamado a Berlin, que haba pasado a ser el centropoltico y cultural de la convulsa Alemania de entonces: Le pregunt aGoethe -escribe Eckermann- cul de los filsofos recientes considerabael ms sobresaliente. Kant, dijo l sin ninguna duda, es el msimportante. l es tambin aquel cuya enseanza contina demostrandosu influjo, y la que ms profundo ha arraigado en nuestra culturaalemana. l tambin lo ha influenciado a usted, aunque no lo hayaledo.(xxi)No obstante esta relacin distanciada y de segunda manocon una filosofa como la de Hegel, es muy importante que haya sidoNiethammer quien le haya hecho a Goethe la mediacin, pues no slo

    era amigo de Hegel sino tambin de Humboldt, uno de los idelogos msimportantes en la concepcin de la reforma de la Universidad alemana,uno de cuyos experimentos piloto fue la Universidad de Berlin, fundadaen 1809. El filsofo y telogo Niethammer, y ms adelante unimportante funcionario de Estado encargado de implantar las reformaseducativas en la nueva Federacin de Estados Alemanes, que tuvo queconstituirse en 1806 tras el triunfo de Napolen sobre Prusia, haba sidoprofesor en Jena de 1793 a 1803, y desde entonces muy cercano aGoethe. Hegel estuvo en Jena de 1801 a 1806, y desde ese entoncesmantuvo entraables relaciones con Niethammer; no slo recibi de lun trato amistoso, sino una ayuda definitiva para su carrera acadmica,al menos hasta 1816, cuando fue llamado a la Universidad de Heidelbergy comenz su reconocimiento como filsofo.

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    II. La filosofa de Hegel y Goethe

    1. Unos breves pasajes biogrficos. La relacin entre Hegel yGoethe es desigual. Desde joven, Hegel siempre fue un lector crtico yentusiasta de Goethe; desde el periodo de Jena Hegel fue, adems, unode los defensores de su teora de los colores, muy criticada y hastaridiculizada por los newtonianos.(xii)Como en esa posicin Hegel no dioel brazo a torcer,(xxiii)Goethe le regal agradecido en 1821 una copade cristal opaco, en la que se podan hacer observaciones queejemplificaban su teora del surgimiento de los colores; la copa contenauna aduladora dedicatoria al pensamiento del absoluto que Hegelconserv con orgullo. Como las fiestas de cumpleaos de Goethe y Hegelse celebran el 27 y el 28 de agosto respectivamente, de modo que lafiesta del uno poda empatarse con la del otro, la de 1828 fue celebradade un modo tan ruidoso por los estudiantes y los amigos de Hegel enBerlin, que el Vossische Zeitungla rese el da 30 con detalles sobrelas libaciones, los discursos y los poemas. La noticia dio lugar a una

    intervencin del rey, de verdadero autoritarismo picaresco. Elcumpleaos del rey tambin haba sido reciente, el 3 de agosto, pero laprensa no tom ninguna nota al respecto. A fines de octubre public elrey un edicto a travs de su Gabinete, que prohiba a los peridicosreportar celebraciones privadas de cumpleaos, y ordenaba hacerlosolamente para acontecimientos valiosos como el cumpleaos del reyo festejos oficiales establecidos.(xxiv)Las cartas de Hegel a Goethemuestran un admirador convencido de su personalidad y de su obra, ysi bien no faltan tampoco las apreciaciones crticas, Goethe siempreestim la garra de Hegel como crtico literario. Sus Lecciones deestticason prueba sugerente de ello. La ingente referencia a obras dela literatura a lo largo de su exposicin siempre es instructiva; la obra

    dramtica y lrica del propio Goethe recibe tal atencin, que el temaGoethe y Hegel tendra en este solo punto un motivo para su estima.

    En realidad, la actividad dominante de Hegel como intelectual,fue su labor de editor en la publicacin de revistas, donde aparecieronimportantes reseas, muchas de las cuales rebasan por su extensin lamera crtica filosfica. Uno de estos casos es la amplia resea que Hegelescribi en 1828 sobre su estimado colega K. F. Solger, antecesor suyoen la ctedra de filosofa del arte en Berlin. Solger haba muerto en 1819,y sus escritos pstumos y la correspondencia haban sido publicados en1826. Uno de sus editores era L. Tieck, quien habiendo terciado al ladode los poetas y escritores romnticos, y queriendo echar en su saco la

    obra de Solger, quera reforzar el frente antigoetheano del Berlin de losaos 20. Tieck le criticaba a Goethe haber traicionado la pauta romnticaque haba marcado con el Werther(1774, 1787). No conceba quedespus de haber expuesto de un modo tan sentido la ansiedad infinitade su nimo juvenil, en las obras posteriores le hubiera dado la espaldaa esa sensibilidad. La resea de Hegel tena como objetivo honrar la obrafilosfica de Solger, pero le daba pie tambin para desatarla de la capillade los romnticos, y por la misma va, reivindicar la obra madura deGoethe. Con respecto a la crtica de Tieck de considerar a Goethe infielconsigo mismo como autor, Hegel constataba ms bien en ello lamaestra de Goethe como poeta. Gracias a la poesa y al trabajo queconlleva culminarla como obra, Goethe consegua abordar esa

    hipocondra nada metafsica sino sentimental del Sturm und Drang, ycurarse l mismo de esa enfermedad juvenil. Para Hegel eso era lapoesa, arte para la propia vida, y no para cultivar abstracciones

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    adictivas, el carcter de ese padecimiento con el que Hegel de modosocarrn ironizaba contra los escritores contemporneos que consagrabaTieck. En Goethe por el contrario, alega y celebra Hegel, Una vez ladesazn se convirti en contenido de la obra, ces de ser la disposicinde nimo del poeta; sta qued subsanada por medio del trabajo, en elmomento en que el trabajo mismo se convirti en una obra de arte ens conclusa.(xxv)De modo inteligente Hegel agrega una anotacin queno slo vlida contra Tieck y su momento, sino contra una de las inerciasen toda esttica de la recepcin, comn y muy persistente en lospblicos. Esta inercia consiste en atar al autor a expectativas temticasy estilsticas que ya no le interesan. Lo que Goethe super, lo retuvo elpblico, pero eso, dice Hegel, no tiene por qu comprometer al poeta,quien frente al pblico debe mantenerse libre. De hecho, para Goethefue una tortura que lo siguieran amarrando a esa sensibilidad romntico

    juvenil tan ajena a su modo de ser.

    2. Presencia de la personalidad y la obra de Goethe en Hegel. Larelacin de Goethe con Hegel como filsofo tiene dos aspectos que

    quedan grficamente delineados en la siguiente declaracin de Goethe:lo que en las comunicaciones impresas de tal hombre nos aparece sinclaridad y abstruso, pues no nos lo podemos apropiar inmediatamentepara nuestra necesidad, en la conversacin viva se convierte al instanteen nuestra propiedad, pues percibimos que coincidimos con l en lospensamientos fundamentales y en los sentimientos, de modo que unopuede acercarse y unificarse en un desarrollo y una aperturamutuos.(xxvi)Goethe convers con Hegel en tres ocasiones enWeimar: en 1818, en el viaje de Hegel de Heidelberg a Berlin, cuandoiba a posesionarse como profesor; en 1827, cuando Hegel regresaba aBerlin de su viaje a Pars; y en 1829, de regreso a Berlin de un viaje decura y descanso a Karlsbad (hoy en la Repblica Checa).

    En lo que sigue voy a seleccionar algunos pasajes de la obra deHegel que ilustran la fuerte presencia de Goethe en su trabajo y en supensamiento, para poder apreciar en concreto la alta estima de su arte,de su poesa lrica y dramtica, en su filosofa. Ha sido un lugar comnafirmar, y el propio Goethe no fue la excepcin, que la filosofa de Hegelcon su pretensin sistemtica y de saber absoluto, echa a perder el arteal someter su intuicin inmediata a la mediacin discursiva, explicativay definitoria del concepto. No es esta la ocasin para corregir estacaricaturizacin de la filosofa de Hegel, pero si los casos siguientesayudan a desmentirla, hay ya en ello una ganancia, y mucho mejor an,lograda a costas del propio Goethe, cuyas intuiciones se convierten en

    Hegel en autnticos estmulos filosficos.

    a.) La figura de Fausto. Fausto fue una de esas configuracionespoticas goetheanas que persistieron en la vida y la obra de Hegel, perohay dos pasajes cortos particularmente significativos que presentan lamaduracin del propio Hegel con dicha intuicin. El primero proviene desu periodo de Jena, y se trata de unos apuntes sobre FaustocontenidosenAphorismen aus Hegels Wastebook, fechados entre 1803 y 1806,publicados pstumamente por su bigrafo Karl Rosenkranz en 1842, yen parte incluidos en su biografa de Hegel de 1844.(xxvii)Como sonnotas de ndole personal y no de uso acadmico, presentan un Hegel quepiensa pasionalmente, un filsofo joven arrebatado con una figura

    potica que puja en sus inquietudes especulativas. Esta es la pocainmediatamente anterior a la edicin de la Fenomenologa delEspiritu (1807), y aunque la tentacin de asociar este espritu con la

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    humanidad del Faustodel aforismo queda a la mano, no se puedeencubrir una profunda diferencia. Frente a la Fenomenologa delEspritu,que es una obra sobre el proceso de formacin de la concienciahumana, desde la inmediatez de la conciencia ordinaria a la complejidadde la conciencia como autoconciencia de su saber y de su libertad, desus posibilidades y de sus determinaciones, un espritu humano, portanto, que es de todos y de ninguno, pues se trata de una elaboracindel pensamiento que se ausculta histricamente a s mismo, lahumanidad de Faustoes una humanidad con subjetividad propia eintuitivamente representable, sobre todo, es un Fausto confrontable conla propia sensibilidad cuando uno contempla reflexivamente el destinoenigmtico de la vida humana. El Fausto de los aforismos (el Fausto IdeGoethe; Fausto IIaparece en 1832) es un Fausto titnico, aunque sutragedia no es de ndole clsica antigua, sino romntica. Es una figurapotica para demorarse en ella, sin el apremio de tener que hacergeneralizaciones que satisfagan el entendimiento; es un Fausto para elmundo de la vida, que siempre es un mundo propio, no para el mundodel raciocinio, indiferente a mis particularidades. Dice Hegel en el

    aforismo: Faustoencontr las fronteras de la humanidad muy estrechase impeli en contra con fuerza salvaje, para trastrocar la realidad.Encontr sometida y descuidada la cabeza noble, y elevados a honoresal tonto y al pcaro. l quiere averiguar el fundamento del mal moral, sila relacin del hombre con lo eterno es lo que conduce al gnerohumano, y de dnde surgen las contradicciones que lo acosan. Quierehacer aprehensible la razn de las cosas, las fuentes secretas de lasapariencias del mundo fsico y moral, y aquelloque todo lo ordena.Envano! Se precipita al escenario de la vida, donde virtud y vicio seentrelazan, el bien proviene de lo malo, lo malo del bien. Cada vez seextrava ms el espritu. Mira la cadena de la necesidad atada a lascriaturas libres, se irrita porque nadie es seor de sus acciones y nada

    puede modificar. Tiene que dejar todas las cosas a su curso eterno; porel contrario, ese poder que l no ve, que slo parece mofarse, encubreprofunda oscuridad, tenebroso silencio. Para el espritu del hombre todoes oscuro, l es para s mismo un enigma.(xxviii)

    Faustoreaparece unas dos dcadas ms tarde en las Leccionesde esttica, en la exposicin sobre el desarrollo de la poesa dramticay de sus gneros, donde esta obra en particular aparece como uno delos puntos culminantes de la tragedia romntica. Ahora s se trata deuna exposicin disciplinada y objetiva, que requiere por parte de Hegelun tono contenido. Sin embargo, la circunstancia no logra inhibir unaexpresin acadmicamente detonante, al llamar esta obra la tragedia

    filosfica absoluta, como si poesa y filosofa, felizmentecompenetradas, borraran sus diferencias. Hegel da una buena raznpara atribuirle al Faustode Goethe dicho calificativo: si bien en latragedia romntica a diferencia de la antigua, el centro lo constituye lasubjetividad particular de los sufrimientos y las pasiones, los fines porlos que acta y se constituyen en conflicto trgico se extienden hasta launiversalidad de lo sustancial: slo quiero recordar la tragedia filosficaabsoluta, el Faustode Goethe, donde por un lado la insatisfaccin por laciencia, por el otro la vitalidad de la vida mundana y el goce terrenal, engeneral la trgicamente intentada mediacin del saber y el esfuerzosubjetivos con lo absoluto en su esencia y en su apariencia, dan unaamplitud de contenido como ningn otro poeta se atrevi antes a abarcaren una y la misma obra.(xxix)

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    b.) Preeminencia del arte frente a la cultura del entendimiento.Para comprender el espritu subjetivo del mundo de la vida, el arte va atener siempre para Hegel una ventaja frente a la ciencia y la filosofa,por la funcin que en ellas tiene que hacer valer la racionalidad delentendimiento. Esta conviccin, que ante todo es de ndole prctica ypor ello cobija a la mayora de los hombres, Hegel la consigna en laslecciones sobre la poesa, al referirse a esa unidad de naturalezaorgnica que caracteriza la obra de arte potica: al arte le encanta engeneral demorarse en lo particular. El entendimiento se precipita, puesen seguida o bien compendia tericamente lo mltiple segn puntos devista universales y lo volatiliza en reflexiones y categoras, o bien losomete prcticamente a fines determinados, de modo que lo particulary singular no llega a afirmar su pleno derecho. Por eso al entendimientole parece intil y aburrido entretenerse en lo que, conforme con estaposicin, slo puede tener un valor relativo. Pero a la concepcin y a laconfiguracin poticas cada parte, cada momento deben serles para sinteresantes, para s vivos, y con gusto se demoran por consiguiente enlo singular, lo describen con amor y lo tratan como una totalidad para

    s. () El avance de la poesa es por tanto ms lento que los juicios y lasconclusiones del entendimiento, al cual, tanto en sus consideracionestericas como tambin en sus fines y propsitos prcticos, le interesaprimordialmente el resultado final, menos en cambio el camino querecorre.(xxx)

    Estas formas distintas de proceder del arte y del entendimientono obedecen, sin embargo, solamente a convicciones de ndole prctica;consideradas desde el punto de vista filosfico y sistemtico, son enrealidad formas distintas del saber. Como lo afirma Hegel enla Enciclopedia, Lo verdadero se puede conocer de diferentes modos, ylos modos del conocimiento deben considerarse slo como

    formas.(xxxi)Segn sea un saber de la experiencia, de la reflexin odel pensamiento, cada una de estas formas tiene su propia cultura paradarle a su saber mayor o menor alcance; en el saber de la experienciaHegel destaca a Goethe como un caso ejemplar: En la experiencia escapital con qu sentido se va a la realidad. Un sentido grande (cultivado)hace grandes experiencias y en el variado juego de la apariencia ve loque importa. La idea es existente y real, no algo al otro lado y atrs. Elgran sentido, como por ejemplo el de un Goethe, que mira hacia lanaturaleza o hacia la historia, hace grandes experiencias, ve lo racionaly lo expresa.(xxxii)Uno de los componentes de esa cultura de lasformas del saber es la calidad del entendimientoque se practica en ellas,pues a pesar de que ste suele asociarse restrictivamente a las

    abstracciones del pensamiento, en realidad, como lo asevera Hegel msadelante, el entendimiento es imprescindible en lo terico, en loprctico y en la formacin, lo que solemos llamar la cultura (Bildung). Elentendimiento en la accin es lo que mantiene el carcter coninteligencia en ella, y es una cualidad que Hegel ejemplificarememorando el Faustode Goethe: A la accin perteneceesencialmente el carcter, y un hombre de carcter es un hombre queentiende y que como tal tiene delante objetivos determinados y lospersigue con firmeza. Quien quiere algo grande, como lo dice Goethe,tiene que saber limitarse. Por el contrario, quien todo lo quiere, de hechono quiere nada y no lo lleva a nada.(xxxiii)

    c.) Un motivo goetheano en el elogio de la Historia del arte enlas Lecciones de esttica. LasLecciones de estticason una de las obrasms demostrativas de la familiaridad productiva de Hegel con la obra de

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    Goethe, en particular con su teora y su obra poticas. Un aspecto dignode destacar tiene que ver con la importante funcin que Hegel lereconoce a la Historia del arte en la formacin del concepto de lo bello,tanto para la filosofa del arte, como para una adecuada apreciacin esttica e histrica- de lo bello artstico. Se requiere un estado del arte,de su autoconciencia y de su teora, para que la investigacin objetiva ycientfica del arte tenga necesidad y sentido. En esta circunstancia unafigura como la de Goethe resalta para Hegel con un perfil sobresaliente,aunque no se puede aminorar la importancia que tuvo para elpensamiento la irrupcin de la sensibilidad para la historia, uno de losrasgos distintivos de la nueva sensibilidad e intelectualidad, primero porparte delSturm und Drang, y luego del Romanticismo, con el quecolisionaron tanto Hegel como Goethe, pero con el que, comocontemporneos, tambin compartieron concepciones e interesesfundamentales.

    Hegel llama emprico el tratamiento de lo bello artstico porparte de la Historia del arte, no porque sea primitivo o descartable, sino

    por contraste con el tratamiento ideal, cuyo modelo es Platn, en quienes inconcebible tanto una filosofa como una historia del arte. La Historiadel arte es la erudicinnecesaria, la formacin obvia que hay que tenercon el arte en una cultura como la moderna, racionalista, esttica ysecular. Su legitimidad, que puede leerse como el elogio de Hegel a laHistoria del arte por lo que sta le proporciona a la cultura de nuestrasociedad moderna, nace de un reconocimiento bsico: el inmensodominio de las obras de arte individuales, antiguas o recientes,desaparecidas o remotas, que escapan por su acervo a nuestracontemplacin o disfrute inmediatos. Gracias a la Historia del artepodemos abrirnos al hecho poderoso de que cada obra de artepertenece a su tiempo, a su pueblo, a su entorno, y depende de

    particulares ideas y fines histricos y de otra ndole, por lo que laerudicin artstica requiere una gran cantidad deconocimientos histricosy al mismo tiempo muy especficospor cierto,pues la naturaleza individual de la obra de arte se refiere precisamentea lo singular y precisa de lo especfico para su comprensin y elucidacin.Esta erudicin en fin precisa no slo, como todas las dems, de memoriapara los conocimientos, sino tambin de una aguda imaginacin pararetener las imgenes de las configuraciones artsticas en todos susdiversos rasgos, y primordialmente para tenerlas presentes en lacomparacin con otras obras de arte.(xxxiv)Un concepto de estaenvergadura puede seguir siendo hoy argumento poderoso en el debateentre globalizacin y multiculturalismo, formalismo esttico y relacin

    comprensiva con la obra de arte, arte mundial de todas partes y deninguna, y arte con sus lugares. La cuestin de fondo en esta posicinde Hegel tiene que ver con el concepto de lo bello con que hemos deresponderle al arte. La expresin las bellas artes es un sobreentendidoen esta poca, y lo interesante en esta importancia que Hegel leconfiere al tiempo y los lugares del arte, quiebra precisamente estaexpresin. Sera exagerado afirmar que se rompe con la belleza comorasgo definitorio del arte, tal como se acepta hoy, al evaluar lacontribucin de las vanguardias artsticas de la primera mitad del sigloXX, (xxxv)pero es innegable que al admitir una diferenciacin histricay cultural en el concepto de lo bello artstico, s se rompe con el conceptode lo bello de una esttica de ndole clasicista, que ha tergiversado tantola recepcin de Hegel. La elaboracin de esta problemtica constituye elaporte de lo que Hegel llama en su filosofa del arte la formaromntica,y su peculiaridad consiste en abandonar lo bello como ley del arte, para

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    reconocerla mucho ms apropiadamente en lo caracterstico(msapropiada tambin para la relacin entre arte y verdad que Goethe yHegel comparten). De hecho, la expresin las ya no ms bellas artescircul ya en este periodo, aunque su normalizacin apenas tom cartade ciudadana avanzado el siglo XX. La diferenciacin interna de lo bellopor medio de lo caracterstico protagoniz un debate entre doshistoriadores de arte que Hegel resea en las Lecciones, y lo dirimecomo una disputa interna entre goetheanos.

    Alois Hirt (1759-1834), un reputado historiador del arte en Berlin,cercano a Hegel y autor de un artculo sobre lo bello (1797), debisostener una disputa con Johann Heinrich Meyer (1760-1832), autor deuna clebre Historia de las artes figurativas en Grecia(1824-1836);Meyer, muy cercano a Goethe, era activo en Weimar. Hirt sostena queante la diversidad de las artes, la base para el enjuiciamiento correctode lo bello y la educacin del gusto deba provenir de lo caracterstico.Nuestra atencin deba dirigirse por tanto a los rasgos individuales queconstituyen una esencia. El carcter como ley del arte requiere en sus

    representaciones aquella individualidad determinada por la que sedistinguen formas, movimiento y ademn, semblante y expresin, colorlocal, luz y sombra, claroscuro y porte, y ciertamente tal como lorequiere el objeto en cuestin.(xxxvi)Meyer sostena, en cambio, quepara bien del arte esa regla ya era asunto del pasado y exigirla ahoraera llevar el arte hacia lo caricaturesco. Hegel critic a Meyer, pues esteincurra en un error sobre la filosofa del arte, creyendo que lo que stahaca con un concepto de lo bello eraguiarel arte y darle reglas al artista,cuando su competencia se restringe a establecer qu es lo bello y cmolo ha mostrado el arte histricamente en sus obras. Hegel le daba larazn a Hirt, porque consecuente con lo caractersticoaceptaba tambinen el arte lo caricaturesco, y ms an, asuma como determinacin

    artstica genuina lo feo. (xxxvii) Hacer este reconocimiento en estemomento era algo verdaderamente indito, Hegel echa de menos queHirt no haya avanzado ms al respecto. De hecho, para una Esttica delo feohubo que esperar hasta 1853, pero su autor fue precisamenteRosenkranz, el discpulo y bigrafo de Hegel. Para oponerse alocaracterstico como lo bello del arte segn Hirt, Meyer invocaba laautoridad de Goethe como juez en asuntos de arte, y citaba de l lasiguiente aseveracin: El principio supremo de la antigedad eralo significativo, pero bello, el resultado supremo deun tratamientoafortunado.(xxxviii)Hegel sacaba de esta afirmacinde Goethe una conclusin opuesta a Meyer, y en vez de criticar con ellaa Hirt, lo defendi y la reivindic para su propia filosofa del arte: La

    obra de arte debe ser significativa de este modo y no aparecer agotadaslo en estas lneas, curvas, superficies, concavidades, oquedades de lapiedra, en estos colores, notas, sonidos verbales o cualquier otromaterial que se use, sino desplegar una vitalidad interna, unsentimiento, un alma, un contenido y un espritu al que precisamentellamamos el significado de la obra de arte.(xxxix)Esta es unadiferenciacin interna de lo bello como carcter, que tiene consecuenciasformidables, en primer lugar para la Historia del arte, por launiversalidad o el horizonte cosmopolita que le abre, y en segundo lugarpara la filosofa, por la ayuda que le presta para reconocer la funcin oel puesto del arte en una cultura y su presente, que para una filosofadel arte como la de Hegel, es el inters fundamental. Para el caso deHegel en particular, constituye la base para la comprensin de un

    gnero peculiar del arte, el arte romntico, un concepto que hacambiado de uso para nosotros en la actualidad, y por ello no se percibe

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    ya fcilmente lo que une y lo que separa a Hegel de sus contemporneoslos Romnticos, con quienes sostuvo fuertes polmicas debido a lapoltica cultural que promovieron. Como balance de esta disputagoetheana entre historiadores Hegel destaca, en primer lugar, lasuperacin de los legalismos y los aluviones de teoras, a favor delderecho del genio, las obras de ste y sus efectos, y en segundo lugar,una comprensin ms genuina de la espiritualidad del arte comoconstitutivo fundamental de cultura: Sobre esta base de un autnticoarte espiritual l mismo, as como de la aceptacin y penetracin deste, han surgido la receptividad y la libertad para disfrutar y reconocerlas grandes obras de arte largo tiempo dadas, sean del mundo moderno,de la Edad Media, o bien de pueblos de la antigedad completamenteextraos (p. ej. los hindes); obras que por su antigedad o nacionalidadextranjera tienen para nosotros ciertamente un lado extrao, pero a lasque, ante su contenidocompensador de toda extranjeridad y comn atodos los hombres, slo el prejuicio de la teora podra tildar deproducciones de un brbaro mal gusto. Este reconocimiento en generalde obras de arte que rebasan el crculo de las formas de aquellas que

    fueron primordialmente puestas a la base de las abstracciones tericasha conducido ante todo al reconocimiento de un gnero peculiar de arteel arte romntico-, y ha sido necesario concebir el concepto y lanaturaleza de lo bello de un modo ms profundo de lo que lo permitanaquellas teoras. Con lo que ha enlazado al punto el hecho de que elconcepto para s mismo, el espritu pensante, se ha reconocido ahoratambin por su parte ms profundamente en la filosofa, y ha sido portanto inmediatamente estimulado a tomar la esencia del arte de unmodo ms radical.(xl)

    d.) La polmica toma de partido de Hegel por la excelenciadel Divnde Goethe. Si bien el concepto de Goethe acerca de cmo debe

    ser significativa la obra de arte y en qu consiste propiamente su belleza,es asumido plenamente por Hegel en su teora, la presencia de la obrapotica de Goethe en la exposicin de lasLecciones de estticaes lamuestra ms convincente de su confrontacin sostenida con el poeta.No se puede pasar por alto que el texto de estas Lecciones ha sidorevisado en la actualidad, y que la incondicionalidad goetheana de sueditor, H. G. Hotho, ha merecido diferenciaciones en las juicios que pusoen boca de Hegel, pero ello no merma la atencin de Hegel a Goethe, ylas crticas que varias veces expresa hacen parte de la autonoma de suapreciacin. (xli)Prcticamente puede entresacarse dela Leccionesuna semblanza de la personalidad y la obra de Goethe, dela distancia crtica de Hegel con la obra de juventud que considera ruda,

    al reconocimiento de la obra de madurez, que aunque con preferenciade unas obras sobre otras, se suma a la apreciacin, que se hizotradicin alemana, de considerar a Goethe y Schiller como poetas de lanacin. Como sobre esto ya no hay unanimidad, y como la grandeza deGoethe se cifra ordinariamente en el Fausto I, pues sobre el FaustoIIhay disensiones, adems apareci despus de la muerte de Hegel,quisiera terminar con una indicacin particular sobre Divn occidental-oriental, que muestra un Hegel pblicamente polmico a favor de unGoethe coyunturalmente denostado.

    Esta obra apareci en 1819, justo cuando Hegel se instal enBerlin. Eran aos de triunfalismo austro-prusiano contra Francia yNapolen, tambin aos de poltica cultural romntica patritica yrecristianizante. En Berlin hubo mucho sentimiento antigoetheano, noobstante ello Hegel, que era un nostlgico de los logros institucionales

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    de la Revolucin Francesa, y por tanto en desventaja y a contrapelo dela opinin del establecimiento, recibi y coment con entusiasmoel Divn occidental-orientalde Goethe. Divn era el nombre comnque los poetas persas le daban a sus libros de poemas, y el de Goethese desarrollaba precisamente en un ambiente de refinada culturamusulmana. En una atmsfera de nacionalismo como la que fomentaronlos intelectuales romnticos en Berln, tal gesto de Goethe era la ocasinpara empequeecer su estatura en el arte y la poesa que la patriarequera. Esta crtica a Goethe ya se haba manifestado desde 1806 enadelante por los hermanos Schlegel. En 1808 por ejemplo, Friedrichrese el Wilhelm Meistercomo una novela contra lo romntico (einRoman gegen das Romantische), y August atac el programa artsticode Propileos, la clebre Revista de Goethe, como una empresa quepetrificaba ya al poeta como un monumento. Consideraban a Berlincomo un bastin romntico donde los asuntos griegos estaban liquidadosy ya no arda el fuego griego, por emplear una descripcin de Heinesobre esos aos. La bella literatura demandaba credo ypatria.(xlii)En 1827 y haciendo referencia directa al Divnde Goethe,

    otro crtico de gran reconocimiento en Berlin, L. Tieck, se expresaba delsiguiente modo: Los poemas orientales o medio orientales encontraron,como no podra ser de otro modo, amigos y veneradores, otros hanentendido menos esta fuga o este retraimiento de Alemania, yo me sumoa estos.(xliii)Y aunque Hegel estuviera en la minora de losveneradores, las razones para ello lo aislaban aun ms, pues no sloapreciaba la calidad potica de esta lrica que pona al lado de lascanciones anacrenticas y del gran poeta persa de finales de la EdadMedia, Hafiz,(xliv)sino que le atribua a esta obra un polmicosignificado poltico, ya que al elogiarla como producto de un gran espritulibre, cosmopolita, apuntaba contra el modo de pensar limitado,nacionalista y patriotero de la poltica cultural de los Romnticos. Esta

    dimensin poltica del Divn,ese collar de perlas que supera a todo enintimidad y fortuna de la fantasa, est consignada tanto enlas Lecciones de filosofa de la historia universal,(xlv) como en lasde Esttica: Goethe (...) ha conseguido () a travs de su Divnoccidental-oriental,introducir el Oriente en nuestra poesa actual yadaptarlo a la visin de nuestros das. En esta adaptacin ha sabidosiempre muy bien que l es un hombre occidental y un alemn, y as hapulsado indudablemente la nota fundamental de Oriente respecto alcarcter oriental de las situaciones y relaciones, pero igualmente harespetado plenamente nuestra consciencia actual y su propiaindividualidad.(xlvi)Uno de los pocos que apreci en su momento estaobra de Goethe y en un sentido parecido al de Hegel, fue H. Heine. Heine

    estudi en Berlin entre 1821 y 1823, escuch algunas lecciones deHegel, pero eso sucedi muy temprano y por poco tiempo para aseverarque haya sido influenciado por Hegel. En 1830 en Pars, Heine escribeen su Escuela romnticasobre elDivn de Goethe; no slo ratifica laimpresin de Hegel, de que Goethe ha convertido en versos el msembriagador placer por la vida, sino que mostr hasto por ese

    espiritualismo magro de Occidente quecongela, y quisiera solazarse denuevo en el sano mundo carnal del Oriente.(xlvii)Con su consabida yfresca insolencia, con el espiritualismo magro que congela, Heinedisparaba contra la orientacin cristiana y patritica de los Romnticos,que Hegel, con ms precaucin por convivir con ellos en Berlin,denominaba la interioridad romntica, aunque muchas veces la tilden sus Leccionesde enfermiza.

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    Esta toma de partido de Hegel por el Divnde Goethe esfrustrante, no hizo escuela entre sus discpulos, y fue suplantada por sueditor Hotho y su bigrafo Rosenkranz, a favor de una supuestaveneracin de Hegel por Fausto I. Goethe mismo se desinteresdel Divn, porque no aceptaba las musicalizaciones que se hicieron dealgunos de sus poemas, a pesar de provenir, entre otros, de K. F. Zelter,director de la Academia de Canto de Berlin y consejero musical del propioGoethe. Pero la contextualizacin de la obra en el debate poltico delmomento revela un Hegel fiel al inters del arte por su funcin en lacultura. Sus Lecciones de esttica, que en realidad son lecciones defilosofa del arte, nada de intencin esttica ni de formacin del gusto,tienen una profunda preocupacin poltico cultural. Goethe tambin lacomparta, pues no fue slo creador sino connotado gestor cultural, conun concepto de la funcin del arte afn al de Hegel por su lucidez, en supolmica con la estetizacin de la poltica que tanto fomentaron losromnticos. Para Goethe No hay medio ms seguro para eludir elmundo que el arte, ni medio ms seguro que el arte para unirse al.(xlviii) La competencia para esa mediacin est ms en el juicio

    reflexionante de cada hombre, que en el dictamen del poder poltico.Hegel y Goethe convergen en este pensamiento.

    Notas

    (i) Cfr. Bubner, R. Hegel und Goethe. En: Innovationen des Idealismus.Vandenhoeck und Ruprecht, Gttingen, 1995, pp. 175-207.

    (ii) Goethe, J.W. De mi vida. Poesa y verdad. Mxico, Editorial Porra,S.A., 1996, p. 143. Las cursivas son mas. Las tres primeras partes,publicadas inicialmente en 1811, 1812 y 1814 respectivamente,

    aparecieron juntas en la edicin del propio Goethe en 1829. La cuartaparte apareci pstumamente en 1833.

    (iii) Ibdem. Goethe mismo nombra la historia de la filosofa fuente desu apreciacin. Se trataba del Pequeo Brucker, un manual de historiade la filosofa, tpico del racionalismo ilustrado del siglo XVIII, para elcual dicha historia, como todas las historias, era una sucesin deopiniones o errores resueltos apenas en el presente. No era por tanto,ni siquiera, la gran obra histrica de Brucker (Leipzig 1742-1744), sinola edicin reducida, Institutiones historiae philosophicae, Leipzig1756. Cfr. Goethe Werke. Jubilumsausgabe. Vol. 6. Insel VerlagFrankfurt am Main und Leipzig, 1998, p. 666.

    (iv) Bubner, R. op.cit. p. 178.

    (v) Esta apreciacin de Goethe puede constatarse cuando l mismocuenta el tenso inicio de su fructfera relacin con Schiller en Weimar,en 1794. En ese entonces, Schiller es para Goethe un kantianoeducado, vale decir, embrollado en ideas, opuesto a l, un obstinadorealista. Ante la observacin de Schiller de que su teora de lametamorfosis de las plantas es mera idea y nada de experiencia, yprecisamente es experiencia lo que anima la explicacin de Goethe, stele replica: esto s que tiene gracia, el hecho de que tenga ideas sinsaberlo y de que incluso las vea con los ojos. Cfr. Goethe, J.W.Cmocomenz mi relacin con Schiller (1794), en: Goethe, Humboldt,Burckhardt. Escritos sobre Schiller, seguidos de una Breve antologalrica. Seleccin, traduccin, introduccin y notas: M. Zubira. Madrid,

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    Ediciones Hiperin S.L. 2004, p. 23. Tambin en carta a Schiller del 19de diciembre de 1798, recin aparecida laAntropologade Kant, Goethele comunica sus impresiones negativas con una filosofa como la quereconoce en dicho libro: Por lo dems, detesto todo lo que simplementeme ensea, sin que aumente mi actividad o la vivifique deinmediato.Cfr. Gadamer, H.-G. Goethe und die Philosophie,en: Gesammelte WerkeVol. 9,sthetik und PoetikII Hermeneutik imVollzug. J.C.B. Mohr (Paul Siebeck) Tbingen , 1993, p.58. Se nota bienque su rechazo no es a la filosofa en cuanto tal, sino a una filosofa queno lo involucre, que lo excluya de su juego en la experiencia del mundo.Un reconocimiento positivo de Kant por parte de Goethe en este sentido,est documentado en carta suya del 18 de septiembre de 1831 alConsejero de Estado Schultz. Goethe saluda en ella, no slo la positivainfluencia de la Crtica del Juicioen la Universidad de Jena, sino eldesarrollo en dicha Universidad de la filosofa idealista temprana, quecorresponde al periodo de magisterio de Fichte, y de la formacinfilosfica de Schelling y Hegel, entre 1795 y 1806. Segn Goethe, tantola filosofa crtica de Kant como la del idealismo, corrigieron el

    spinosismo que haba dominado all. Sobre la importancia de ese procesopara Jena y para l mismo, dice Goethe: Le agradezco a la filosofacrtica y a la idealista, que me alertaron sobre m mismo; esto es unaganancia inmensa. En cuanto al aporte de la Crtica del Juiciode Kant,Goethe destaca la incorporacin de la Einbildungskraft, la imaginacin,al seno de la racionalidad. Un concepto como este abra para Goethe laposibilidad de unir sensibilidad pura e intelectualidad, lo nico graciasa lo cual se produce la verdadera obra de arte, un tema q ue abordaGoethe enArte y artesana. Cfr. Dietzsch, S. Immanuel Kant. EineBiographie. Reclam Verlag Leipzig 2003, p. 155 y p. 330. La fecha deesta carta de 1831 es de significado especial, pues corresponde ya alGoethe mayor, que juzga en perspectiva acontecimientos pasados y

    mira sobre su vida. Hegel muere el 14 de Noviembre en Berlin, y Goetheal ao siguiente en Weimar.

    (vi) Cfr, Gadamer, H.-G. Goethe und die Philosophie, op.cit. pp. 56-71. Una muestra reciente del aporte de esta filosofa goetheana en eldesarrollo de la de Nietzsche, lo muestra el estudio de Snchez Meca,D. De Goethe a Nietzsche, en Hans-Georg Gadamer: Ontologa estticay hermenutica. Edicin de T. Oate, C. Garca, M.A. Quintana. Madrid,Editorial Dykinson S.L., 2005, pp. 569-579.

    (vii) Goethe, J. W. von. Einwirkung der neueren Philosophie, en: GoetheWerke. Jubilumsausgabe Vol. 6, Insel Verlag Frankfurt am Main und

    Lepzig 1998, pp. 405-408.

    (viii) Ibdem p.405. La formacin acadmica de Goethe fue en Derecho,y la informacin filosfica que necesitaba, la tomaba de un manual dedivulgacin, el Pequeo Brucker o la edicin abreviada de la granHistoria de la filosofa de Brucker. cfr. nota 3.

    (ix) ibdem p. 406.

    (x) Kant, I. Crtica de la razn pura, B 1. Madrid, Ediciones Alfaguara,S.A., 1978, p.42.

    (xi) Goethe, J.W. von, op.cit. p. 405.

    (xii) dem.

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    (xiii) dem.

    (xiv) Ibdem p. 407.

    (xv)Genioes el talento (dote natural) que le da la regla al arte. Comoel talento mismo, en cuanto es una facultad innata productora delartista, pertenece a la naturaleza, podramos expresarnos as: genioesla capacidad espiritualinnata (ingenium) mediante la cualla naturalezada la regla al arte.Kant, I. Crtica del Juicio,parg. 46. Madrid, Espasa-Calpe, S.A., 1991, p. 262.

    (xvi) Escritos sobre Schiller, op.cit. p. 21.

    (xvii) Goethe, J. W. v. Einwirkung der neueren Philosophie, op.cit. p.407s.

    (xviii) Ibdem, p. 408.

    (xix)Hegel, G.W.F. Leciones sobre la esttica. Madrid, Akal, 1989. ..al artista le est permitido, por supuesto, extraer sus argumentos deregiones lejanas, tiempos pasados y pueblos extraos, y tambinconservar entera y completamente la figura histrica de la mitologa, delas costumbre y de las instituciones; pero al mismo tiempo debe servirsede estas figuras slo como marco para sus cuadros, mientras que, porel contrario, debe ajustar lo interno a la ms profunda conscienciaesencial de su presente de una manera como cuyo ejemplo msadmirable hasta la fecha est ah la Ifigeniade Goethe. (p. 200). Laejemplaridad de la Ifigeniacomo dramamodernoreaparece en lasprecisiones que al respecto hace Schiller y a las que Hegel se suma en

    la p. 844s. Finalmente cuando Hegel contrapone el teatro antiguo y elmoderno, la tragedia y la comedia. Mientras el ajuste de la accin en loscaracteres antiguos se determina desde fuera (el destino, los dioses),

    en el teatro moderno son los individuos mismos los que se encuentranconducidos por el curso de su propia accin a este abandono de ladisputa y a la conciliacin mutua de su fin o de su carcter. Por este ladoes Ifigeniade Goethe un modelo autnticamente potico de drama.(p.862).

    (xx) Goethe, J.W. von. Einwirkung der neueren Philosophie, op.cit. p.408.

    (xxi) Goethe Werke. Jubilumsausgabe, Vol. 6, op.cit. p. 665s.

    (xxii) Jaeschke, W. Hegel Handbuch. Leben-Werk-Wirkung. Verlag J. B.Metzler Stuttgart-Weimar, 2003, p. 47.

    (xxiii) Rosenkranz, K. Georg Wilhelm Friedrich HegelsLeben(1844). Reproduccin facsimilar de la WissenschaftlicheBuchgesellschaft, con un eplogo para la reimpresin en 1977, de O.Pggeler, Darmstadt, Studienausgabe 1998.Apologie der GtheschenFarbenlehre, p. 339s.

    (xxiv) Pinkard, T. Hegel. Una biografa. Madrid, Acento Editorial, 2001,pp. 685-688.

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    (xxv) Hegel, G.W.F. Solger-Rezension (1828). En: Berliner Schriften(1818-1831). Felix Meiner Verlag, Hamburg 1997, p. 199.

    (xxvi) Hegel in Berichten seiner Zeitgenossen. Hg. Von G. Nicolin.Meiner Verlag Hamburg 1970, p. 358. En: Jaeschke, W. HegelHandbuch, op.cit. p. 47s.

    (xxvii) Rosenkranz, K. Georg Wilhelm Friedrich Hegels Leben. Op.cit.pp. 198-201.

    (xxviii) Hegel, G.W.F.Aphorismen aus Hegels Wastebook. En:JenaerSchriften 1801-1807, Werke 2. Suhrkamp TaschenbuchWissenschaft, Frankfurt am Main, 1986, p. 554s.

    xxix) Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la esttica. Op.cit. p. 875.

    (xxx) Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la esttica. Op.cit. p.710.

    (xxxi) Hegel, G.W.F. Enzyklopdie der philosophischen WissenschaftenI, Werke 8. Pargrafo 24 Nota 2, op.cit. p.86.

    (xxxii) Ibdem.

    (xxxiii) Ibdem, Pargrafo 80, Nota, p. 170.

    (xxxiv) Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la esttica. Op.cit. p. 16.

    (xxxv) Danto, A.C. El abuso de la belleza. La esttica y el concepto dearte. Barcelona, Paids, 2003, p. 22 y cap. 2, pp. 79-104.

    (xxxvi) Citado por Hegel, op.cit. p. 18.

    (xxxvii) Ibdem p. 19.

    (xxxviii) Citado por Hegel, ibdem.

    (xxxix) Ibdem p. 19s.

    (xl) Ibdem p. 20.

    (xli) Recientemente se ha editado notas de varios oyentes de lasLecciones de Hegel, de 1820, 1823, 1826 y 1828/29, que le quitan a la

    edicin de Hotho (1835-38, 1842) la exclusividad que se le habareconocido. La exposicin ms actual de la esttica de Hegel que recogetodas estas novedades y se constituye por ello en referencia para eldebate sobre Hegel es: Annemarie Gethmann-Siefert. Einfhrung inHegels sthetik.Wilhelm Fink Verlag, Mnchen, 2005.

    (xlii) Stemmrich-Kohler, B. Die Rezeption von Goethes West-stlichemDivan im Umkreis Hegels. En: Hegel-Studien/ Beiheft22, Kunsterfahrung und Kulturpolitik imBerlin Hegels. O. Pggeler y A.Gethmann-Siefert (Ed.), Bouvier Verlag Herbert Grundmann, Bonn,1983, p. 381.

    (xliii) Ibdem p.387.

    (xliv) Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la esttica, op.cit. p.822.

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    (xlv) Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la filosofa de la historia universal.Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1985, p. 595.

    (xlvi) Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la esttica, op.cit. p.200.

    (xlvii) Cit. en Stemmrich-Kohler, B. Die Rezeption von Goethes Wes-stlichem Divan, op.cit. p. 395.

    (xlviii) Goethe, J. G. Mximas y reflexiones, No. 52. Barcelona, Edhasa,1999, p. 18.