garcia linera alvaro.discurso 22 de enero 2016.pdf

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  • * Discurso del vicepresidente del Estado, lvaro Garca Linera, en la Solemne Sesin Inaugural de la Legislatura 2016-2017 de la Asamblea Legislativa Plurinacional. La Paz, 22 de enero de 2016.

    Proceso de Cambio, horizonte insuperable de nuestro tiempo*

  • Hermanas y hermanos, pueblo de Bolivia. Hace diez aos, en este mismo hemici-clo, Evo y lvaro asumamos la presi-dencia y la vicepresidencia del Estado boliviano.

    Era el momento victorioso de una oleada revo-lucionaria de indgenas, obreros, campesinos, vecinos y jvenes, que haban impedido la priva-tizacin del agua el ao 2000, que haban ocu-pado el poder territorial desde el Chapare hasta Omasuyos (La Paz) para impedir la exportacin de gas a Chile y por Chile a Estados Unidos.

    En el fragor de estas luchas que estremecieron el continente se fue tejiendo un nuevo bloque de poder revolucionario en torno al liderazgo in-dgena que es, al fin y al cabo, la raz profunda de todos.

    Los tres mandatos revolucionarios del nuevo bloque de poder estatal indgena

    Se form as, hasta el da de hoy, un bloque de poder estatal que se plante no solo transformar Bolivia, sino adems conducir esa transforma-

    cin en torno a tres mandatos revolucionarios. El primero, recuperar los recursos naturales para beneficio del pueblo. El segundo, impulsar una Asamblea Constituyente para un nuevo Estado. Y el tercero, un gobierno indgena obrero cam-pesino popular.

    La insurreccin de las calles y carreteras de los aos 2000, 2001, 2003, 2005, se transform en insurreccin en las urnas, y la fuerza asociativa de los sindicatos y de las asambleas se convirti en fuerza electoral que puso fin al Estado neoli-beral y colonial vigente.

    Los indgenas votaron por s mismos, los obreros votaron por s mismos, los humildes votaron por s mismos, los trabajadores votaron por s mis-mos, por un programa de poder hecho por ellos mismos. Y con ello, lo que fue imposible en 500 aos al fin sucedi. Asumi el poder del Estado el primer presidente indgena de nuestra historia poltica. Y solo con ese hecho todo el edificio co-lonial, que sistemticamente haba excluido a los indgenas del Estado, comenz a desmoronarse. Mora el pongueaje poltico, naca la igualdad.

  • Desde entonces, y hasta el fin de los tiempos, nunca ms habr una Bolivia sin la presencia protagnica del movimiento indgena, del movi-miento popular, del movimiento obrero.

    Y como no puede haber autodeterminacin pol-tica sin autodeterminacin econmica, naciona-lizamos el gas y el petrleo, el servicio del agua, la generacin y distribucin de electricidad, la telefona, la fundicin de estao y la minera an-teriormente estatal.

    Al nacionalizar los recursos naturales, nacio-nalizamos la patria que, hasta entonces, estaba loteada por empresas extranjeras, por embaja-das extranjeras y por organismos financieros extranjeros. Los resultados de esta valiente de-cisin del 1 de mayo de 2006 estn a la vista. Bolivia ha renacido. Lo alcanzado en 180 aos de crecimiento y acumulacin econmica, nosotros lo hemos alcanzado y superado, en 4 veces, en tan solo 10 aos.

    El Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia es hoy 4 veces ms grande que el PIB logrado y acumulado en 180 aos de vida republicana. Si la actual tasa de crecimiento de la economa al-canzada por el Estado Plurinacional en estos l-timos 10 aos se hubiera tambin logrado desde el ao 1952 al ao 2005, la economa boliviana habra llegado a los 100 mil millones de dlares y no a los 34 mil millones actuales; y la diferen-cia con el tamao de la economa chilena sera solo de 2,5 y no de 8 veces como es hoy.

    Despus de 10 aos de gobierno revolucionario, somos un pas con muchos menos pobres y lo imprescindible para la construccin de un socia-lismo democrtico somos un pas infinitamen-te ms justo. La diferencia entre los ms ricos y los ms pobres, que era de 127 veces, ha cado a 39 y seguir cayendo en los siguientes aos.

    Los vanos argumentos de una derecha ca-rente de otro proyecto de pas

    La derecha privatizadora dice que todo esto fue porque tuvimos suerte por los precios eleva-dos de las materias primas. En verdad, si alguna suerte tuvo Bolivia es que la derecha no haya gobernado en tiempos de precios altos de ma-terias primas pues, como sucedi antes, nada de esa riqueza proveniente de los precios al-tos se habra quedado en el pas. Lo que no fue suerte sino decisin poltica, fue nacionalizar los recursos naturales. Lo que no fue suerte sino decisin poltica, fue distribuir la riqueza para convertir, todo ello, en el motor de la economa nacional.

    La crisis mundial no es de ayer. Ya son un ao y seis meses de crisis mundial y de cada de los precios de las materias primas. Sin embargo, el crecimiento de Bolivia sigue alrededor del 5 % anual, mientras que los dems pases hermanos apenas llegan al 1 %.

    No fue la mala suerte, sino una servidumbre vo-luntaria ante extranjeros, lo que llev a los go-bernantes de antes a privatizar YPFB, Entel, el LAB. No fue la mala suerte, sino la servidum-bre voluntaria ante extranjeros, lo que llev a los gobernantes a privatizar por 100 millones de dlares, Palmasola y Valle Hermoso; empresas que aos despus ya nacionalizadas, en nues-tro gobierno le han dado al pueblo boliviano 3.548 millones de dlares de ingresos para cons-truir escuelas, hospitales y carreteras.

    Hoy, con precios del petrleo de 29 dlares, diez dlares menos o por debajo del ao 2000 el ao 2000 el petrleo vala 10 dlares ms que en la actualidad, an con esos precios, noso-tros no privatizamos, nacionalizamos! Ms to-dava, industrializamos y hoy estamos destinan-

  • do 1.900 millones de dlares para construir una petroqumica que convierta el gas en plstico y genere ms divisas para Bolivia.

    En coro, esta derecha; hay tambin un pseudo izquierdismo de pasarela deslactosado lo lla-m yo hace algn tiempo que, cumpliendo el vergonzoso papel de aliado circunstancial y escri-bano tardo de las fuerzas ultraconservadoras, nos acusa de no haber roto por decreto con el merca-do mundial capitalista, de haber convocado a la inversin extranjera y de no haber acabado de un da para otro con el llamado extractivismo.

    Hermanos, no hay ni habr revolucin social en el mundo que pueda alejarse del mercado mun-dial, es decir, del intercambio mundializado de productos. La interdependencia entre los seres humanos y el producto de su trabajo es una con-quista humana irreversible, y por eso el socialismo no es autarqua ni aislamiento, sino universaliza-cin de las capacidades humanas hermandad universal, deca el filsofo Marx.

    Lo que s puede y debe desaparecer es que esa interdependencia entre las personas, pueblos y regiones est esclavizada por el lucro, por la ga-nancia, por la acumulacin privada.

    El mercado no es un invento neoliberal, existe desde hace ms de 6 mil aos atrs entre peque-as comunidades y regiones; nada ms que hoy se ha globalizado y est sometido al lucro, a la obtencin de lo superfluo.

    El socialismo democrtico apunta a una nueva forma de interdependencia entre los seres hu-manos, los pueblos y las regiones, pero ahora basada en la satisfaccin de necesidades reales del valor de uso, y eso obligatoriamente ser tambin a escala mundial y fruto de una revolucin mundial. Mientras tanto, los pases

    revolucionarios tenemos que incursionar en el mercado de manera selectiva, no subordinada y siempre para mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo.

    En lo que se refiere a la relacin con la inversin extranjera, hasta los comunistas, a la cabeza de Lenin, se relacionaron con ella para extraer pe-trleo y minerales. El problema no es la inver-sin extranjera por s misma, sino que esa in-versin se apodere econmica y polticamente del pas tal como sucedi en tiempos neolibera-les. As como seal el socialista Lenin, una re-volucin necesita tecnologa para satisfacer las necesidades bsicas de la poblacin, y la inver-sin extranjera puede ser una fuente temporal de tecnologa, siempre y cuando est sometida al control y planes del gobierno revolucionario y nunca se ponga en riesgo el poder poltico de los trabajadores, de los movimientos sociales. Eso es precisamente lo que estamos haciendo ac en Bolivia.

    Sobre el llamado extractivismo, la derecha usa esa palabra para ocultar el verdadero problema central de toda economa, que es la explota-cin de los trabajadores y la concentracin de la riqueza.

    El izquierdismo de pasarela, deslactosado, usa este tipo de ecologismo colonial para criticar a los gobiernos progresistas por preocuparse de la produccin dirigida a satisfacer necesidades ma-teriales bsicas de la poblacin porque eso, segn ellos, estara afectando al medio ambiente. Pero estos seores que nos critican, mantienen un si-lencio cmplice frente a la pobreza de la gente, frente a la injusta distribucin de la riqueza y a la verdadera destruccin del medio ambiente planetario, promovido no por nuestros pases, sino por las grandes potencias capitalistas, que no son extractivistas, pero que estn acabando

  • con la Madre Tierra por su forma de consumo ilimitado e irracional de productos.

    Este tipo de ecologismo colonial considera que la pobreza de los pueblos es amigable con el me-dio ambiente y que el no extractivismo capita-lista de los pases altamente desarrollados lo pro-tege. En un espectacular giro de esquizofrenia, consideran que la lucha de los pueblos contra el hambre y por unas condiciones de vida digna, amenaza a la Madre Tierra.

    Detrs de esta falsa fachada ambiental est un tipo de ecologismo colonial que justifica el ul-tra capitalismo depredador del medio ambien-te y explotador del ser humano. No es, pues, casual que los financiadores de este tipo de dis-cursos sean las megacorporaciones y los pases imperiales que quieren convertir a Amrica y

    a los latinoamericanos en guardabosques bajo tutela colonial.

    La proyeccin del Proceso de Cambio en la Agenda Patritica del Bicentenario y el Plan de Desarrollo 2015-2020

    El gran reto de las revoluciones del siglo XXI que luchan por una comunidad planeta-ria es luchar contra la explotacin econmi-ca, luchar por la igualdad y, a la vez, hacerlo protegiendo el ciclo vital de la Madre Tierra. Una cosa no se puede alcanzar sin la otra y por eso toda verdadera revolucin social debe ser ecologista y todo ecologismo revolucionario tiene que ser necesariamente socialista.

    Por eso, para lograr satisfacer las necesidades b-sicas de la poblacin, ampliar la igualdad econ-

  • mica e ir creando las bases intelectuales y mate-riales de un nuevo modo de produccin que d lugar a un metabolismo mutuamente vivificante entre sociedad y naturaleza, se requiere tempo-ralmente y de manera transitoria, de un tipo de extractivismo que permita al Estado y a la so-ciedad un mnimo de condiciones de vida, de salud, de vivienda, de transporte, de comunica-cin, a partir de las cuales sea posible que una nueva generacin de hombres y mujeres viva del conocimiento y la tecnologa y ya no de las ma-terias primas.

    Una segunda gran tarea, que surgi de la insu-rreccin de octubre de 2003, fue la realizacin de una Asamblea Constituyente que democrati-ce el control del Estado y reconozca la igualdad entre naciones ancestrales y pueblos que habi-tan Bolivia. Una nueva Constitucin Poltica del Estado, fruto de una Asamblea Constituyente, es la correlacin de fuerzas entre clases sociales convertida en norma, jerarqua, institucin y de-recho duradero de largo plazo.

    Todas las anteriores constituciones de Bolivia haban sido elaboradas por pequeas roscas de terratenientes y adinerados que convertan sus intereses familiares en ley e institucin, por eso el Estado boliviano era aparente, de pocos, sin la participacin de la mayora del pueblo. En cambio, la Constitucin Poltica promulgada en 2009, fue hecha desde abajo, por representantes de todas las clases sociales y naciones de Bolivia, y adems fue aprobada por todos los bolivianos en un referndum.

    La nueva Constitucin ha convertido la corre-lacin de fuerzas favorable a los movimientos sociales victoriosos de la guerra del gas, en insti-tucin y derecho. Los pilares de la nueva Cons-titucin que definen el horizonte insuperable de nuestro tiempo son cuatro.

    Primero, la economa plural que reconoce todas las formas de propiedad: individual, privada, cooperativa, comunitaria, estatal, pero guiadas y articuladas por el Estado que protege los intere-ses de todos los bolivianos.

    Luego estn las autonomas, que descentralizan el poder poltico y los recursos econmicos a ni-vel departamental y municipal. El gran reto de las autonomas de los municipios y gobernacio-nes es convertirse tambin en entidades produc-tivas capaces de generar sus propios recursos.

    En tercer lugar, la democracia intercultural, que no solo garantiza la democracia representativa, sino tambin la democracia directa del refern-dum y la democracia comunitaria para elegir a asamblestas departamentales y controlar todos los organismos del Estado.

    Y lo central, lo fundamental, la nueva Consti-tucin Poltica del Estado garantiza el reconoci-miento y presencia directa de las naciones ind-gena originarias en la estructura del poder estatal.

    El Estado Plurinacional, a tiempo de recono-cer a las naciones indgenas con todos sus de-rechos, culturas, instituciones, historia, idio-ma, justicia, como componentes fundamen-tales del Estado y la nacin estatal boliviana, garantiza, a la vez, la propia indianizacin del Estado y de la nacin boliviana. Ciertamen-te, se trata de una forma indita en la historia poltica mundial, de convivencia estatal y li-derazgo de naciones ancestrales al interior de una nacin estatal contempornea.

    Esta articulacin entre naciones culturales ind-genas y nacin estatal compuesta, es un proyec-to de poder y hegemona indgena que modifica radicalmente el papel de las naciones indgena originarias en la historia; ellas que fueron tra-

  • tadas, hasta hace diez aos por el colonialismo republicano, como poblacin que debera des-aparecer, que debera ser reeducada, que debe-ra ser civilizada, que debera mestizarse o, ms recientemente en la lectura del ecologismo co-lonial, como poblacin que debe fosilizarse y mantenerse intacta en sus condiciones de po-breza para seguir siendo indgenas; condiciones que, por cierto, no son originarias sino frutos del colonialismo. Frente a eso, el Estado Plurinacio-nal es, en cambio, un proyecto de poder estatal, popular, obrero, con liderazgo indgena.

    Aqu y ahora, lo indgena no es un ornamento, es mando poltico. Lo indgena no es pobreza ni aislamiento agrario para fotos de postal, es mo-dernidad un nuevo tipo de modernidad; es agricultura, pero tambin industria; es cultura,

    pero tambin robtica; es comercio, transporte, computacin; es todo.

    Las naciones indgenas no son culturas fsi-les, son culturas vivas y combinan moderni-dad con identidad. Son urbanas como rurales, agricultoras como profesionales, y sobre todo con voluntad de poder y capacidad de irradiar hegemona a otras clases sociales. Las naciones indgenas son pues hoy proyecto estatal. Quizs ah radique uno de los grandes retos del Estado Plurinacional, en acortar las diferencias en la velocidad, en la construccin de poder y lide-razgo regional entre naciones de tierras altas y naciones de tierras bajas.

    En definitiva, se ha alcanzado mucho, pero tam-bin falta mucho ms por hacer. Las revolucio-

  • nes se agotan cuando cumplen su tarea, cuando cumplen el propsito para el cual surgieron. Y cuando otros proyectos de sociedad, con capaci-dad de seduccin e irradiacin, surgen de otras clases sociales, las revoluciones retroceden. Pero cuando una revolucin es capaz de cumplir sus objetivos iniciales, y encima es capaz de renovar y de reinventar nuevos objetivos histricos en torno a los cuales la poblacin se siente convo-cada, entonces tenemos un tipo de revolucin ininterrumpida y un bloque social de poder de carcter histrico.

    Y eso es justamente lo que sucede hoy en Bo-livia. Cumplido el objetivo de nacionalizar los recursos naturales, de construir el Estado Pluri-nacional, el Proceso de Cambio ha sido capaz de proyectar nuevos objetivos histricos converti-dos ya en el horizonte de nuestra poca, de pleno consenso social y frente al cual no existe ningn otro proyecto de economa, ningn otro proyec-to de Estado, ningn otro proyecto de sociedad diferente.

    La Agenda Patritica del Bicentenario de Boli-via, de erradicar la pobreza, de industrializar el gas, el litio, los minerales en el marco del res-peto al medio ambiente, de exportar energa, de convertirnos en el centro energtico de con-tinente, de ser un pas con mayor igualdad, de ser una sociedad comunitaria y plurinacional, no tiene rival ni oposicin alguna.

    Qu propuesta distinta de economa tiene la oposicin? Qu propuesta distinta de Estado, de pas tiene la oposicin? Ninguna. No tiene propuestas. No tiene ideas.

    Algunos polticos reclaman una poltica al go-bierno ante la crisis econmica. Cuando ya han pasado 18 meses de crisis econmica continental, recin hoy se les ocurre pedir que nos ocupemos del tema! Compaeros, el gobierno ya haba pre-visto la crisis continental hace tres aos. Por eso preparamos el plan de exportacin de energa, el plan de ampliacin de la frontera agrcola, la reo-rientacin de los crditos al sector productivo, el incremento exponencial de la inversin pblica. Estbamos preparados, y el remedio que hemos aplicado anticipadamente nos ha protegido de la enfermedad de la recesin econmica que afecta a nuestros pases hermanos.

    Est claro entonces que, en lo inmediato, en el horizonte no hay ningn otro proyecto de pas que no sea el Proceso de Cambio, la Revolucin Democrtica y Cultural, el Plan de Desarrollo 2015-2020 y la Agenda Patritica del Bicente-nario 2025. Esto garantiza que todas las energas fundamentales de la sociedad, como los hilos de agua cristalina que bajan de la cordillera, con-verjan en un solo torrente magnfico, en un solo caudal de metas y esperanzas compartidas por todos los bolivianos.

    Hoy Bolivia est unida. Hoy Bolivia tiene ho-rizonte. Vamos!, sigamos adelante. El pas est de pie. Cuidemos lo logrado hasta aqu y siga-mos el camino de un futuro de bienestar que nos espera.

    Bolivia es grande y ser an ms grande y pode-rosa con el esfuerzo de todos.

    Muchas gracias.