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EVALUACIÓN FINAL DE MÓDULO CRIMINOLOGÍA Y VICTIMOLOGÍA I. FICHA TÉCNICA 1. Nombre de la película: “El cementerio de los elefantes”, 2009 2. Director: Tonchy Antezana 3. Reparto: Christian Castillo (Juvenal) Fernando Peredo (El Tigre) Julio Lazo (Exterminador) Wilson Laura (Chapulín) Rosa Paye (Marlene) Eduardo Rojas (Bolas) Augusto Hinojosa (Padrastro) Lineth Herbas (Doña Matilde) 4. Tiempo de duración: 81 minutos 5. Género: largometraje, drama. 6. Análisis de la narración y el lenguaje fílmico: La narración de la película está a cargo del actor principal, juvenal, quien a través de su narración en primera persona va relatando sus memorias, para acompañar esta narración, el director hace uso de un lenguaje fílmico muy amplio, vemos las escenas desde varios planos, lo que hace sentir al espectador que se encuentra dentro de la película. 7. Resumen de la película: Juvenal un hombre de 33 años, alcohólico desde sus 14, decide ir a pasar sus últimos días de vida, en el “Cementerio de los Elefantes”, un local que es preferido por empedernidos alcohólicos de la ciudad de La Paz. En este sitio existe la “Suite Presidencial”, un cuarto inmundo en el que Juvenal pasara sus últimos 7 días, recordando su oscura niñez y su tenebrosa juventud, solo estos recuerdos acompañarán su decisión de beber alcohol hasta morir. Los recuerdos son sobre todo de la que sería el amor de su vida: Marlene, quien se va a la Argentina con su mejor amigo: el Bolas, debido a los maltratos que sufría por 1

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EVALUACIÓN FINAL DE MÓDULOCRIMINOLOGÍA Y VICTIMOLOGÍA

I. FICHA TÉCNICA

1. Nombre de la película: “El cementerio de los elefantes”, 20092. Director: Tonchy Antezana3. Reparto:

Christian Castillo (Juvenal) Fernando Peredo (El Tigre) Julio Lazo (Exterminador) Wilson Laura (Chapulín) Rosa Paye (Marlene)Eduardo Rojas (Bolas)Augusto Hinojosa (Padrastro) Lineth Herbas (Doña Matilde)

4. Tiempo de duración: 81 minutos5. Género: largometraje, drama.6. Análisis de la narración y el lenguaje fílmico:

La narración de la película está a cargo del actor principal, juvenal, quien a través de su narración en primera persona va relatando sus memorias, para acompañar esta narración, el director hace uso de un lenguaje fílmico muy amplio, vemos las escenas desde varios planos, lo que hace sentir al espectador que se encuentra dentro de la película.

7. Resumen de la película:Juvenal un hombre de 33 años, alcohólico desde sus 14, decide ir a pasar sus

últimos días de vida, en el “Cementerio de los Elefantes”, un local que es preferido por empedernidos alcohólicos de la ciudad de La Paz. En este sitio existe la “Suite Presidencial”, un cuarto inmundo en el que Juvenal pasara sus últimos 7 días, recordando su oscura niñez y su tenebrosa juventud, solo estos recuerdos acompañarán su decisión de beber alcohol hasta morir.

Los recuerdos son sobre todo de la que sería el amor de su vida: Marlene, quien se va a la Argentina con su mejor amigo: el Bolas, debido a los maltratos que sufría por parte de Juvenal, quién a pesar de amarla y ser consciente del amor incondicional que ella le tenía no pudo dominar su adicción.

Recuerda también a sus ocasionales compañeros de fechorías: el Exterminador y el Chapulín con quienes, junto a su cuate El Tigre ,se vuelven cogoteros y matan a taxistas en búsqueda de la prometida riqueza la que les permitirá seguir bebiendo, sin embargo, en un momento de lucidez, Juvenal y el Tigre deciden salvar a un taxista y asesinar al Exterminador y al Chapulín para dejar esa vida de asesinatos.

Al final de sus recuerdos, Juvenal comete la peor de las canalladas y traiciona por unos pesos a El Tigre, su mejor amigo, que es utilizado como ofrenda humana, muriendo enterrado, como sacrificio a la Pachamama, en un lujoso edificio paceño, para que la obra marche sin dificultades.

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II. ANÁLISIS CRIMINOLÓGICO

1. Análisis del hecho con respecto a la política criminógena del país, con relación a faltas y sanciones de control administrativo.

Tomando en cuenta que la política criminal suministra los criterios que permiten valorar el Derecho vigente y señalar cuál es el que debe regir en el futuro, el nuevo Código procesal penal, per se, constituye un conjunto de medidas político-criminales que ha adoptado el legislador para combatir la delincuencia. La suspensión condicional del proceso, el procedimiento abreviado, la aplicación de un criterio de oportunidad, la conciliación, el régimen de la prescripción, etc. son políticas criminales orientadas a evitar el juicio o hacer de éste la última ratio.

El Tribunal Constitucional (SC n°. 1036/2002 del 29 de agosto) ha interpretado que “la política criminal de un Estado se halla articulada, fundamentalmente, en los Códigos: penal, procesal penal y de ejecución penal, los que en su conjunto conforman el sistema penal de un país...” La política criminal que subyace en la Ley 1970, según la sentencia constitucional, es la que se reproduce in extenso a continuación:

“... que en el transcurso del desarrollo cultural de la humanidad, se han conformado, de manera básica, dos tendencias para la aplicación concreta de la ley penal sustantiva. La diferencia entre ambas radica esencialmente en los fines que se persiguen. Así, la primera tendencia se preocupa en lograr la mayor eficacia en la aplicación de la norma penal sustantiva, como medida político-criminal de lucha contra la delincuencia o, lo que es lo mismo, persigue que se materialice la coerción penal estatal con la mayor efectividad posible. Este modelo prioriza la eficacia de la acción penal estatal en desmedro del resguardo de los derechos y garantías individuales. Esta tendencia guarda compatibilidad con el llamado sistema inquisitivo. La segunda tendencia, en sentido inverso, busca prioritariamente dotar al proceso penal de un sistema de garantías en resguardo de los derechos individuales, impidiendo con ello el uso arbitrario o desmedido de la coerción penal. Esta tendencia caracteriza al llamado proceso acusatorio”.

De lo expresado, resulta predecible que la aplicación pura de cualquiera de las dos tendencias, conduce a resultados previsiblemente insatisfactorios. Así, un modelo procesal penal que persiga la eficacia de la aplicación efectiva de la coerción penal en sacrificio de los derechos y garantías que resguardan la libertad y dignidad humana, sólo es concebible en un Estado autoritario. Del mismo modo, un modelo procesal de puras garantías convertiría a los preceptos penales en meras conminaciones abstractas sin posibilidad real de aplicación concreta, dado que la hipertrofia de las garantías neutralizaría la eficacia razonable que todo modelo procesal debe tener. De ahí que la tesis que propugna el equilibrio entre la búsqueda de la eficiencia y la salvaguarda de los derechos y garantías, se constituye en la síntesis que cumplir eficazmente las tareas de defensa social, sin abdicar del resguardo de los derechos y garantías del imputado; bajo esta concepción político-criminal han sido configurados los más recientes códigos procesales de nuestro entorno (República Dominicana: 1984, Costa Rica: 1996, Paraguay: 1998 y Bolivia: 1999, entre otros).

La necesidad de encontrar un equilibrio entre la búsqueda de la eficiencia del sistema penal en la lucha contra la delincuencia y la protección de los derechos y

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garantías, tiene que compatibilizarse con el modelo acusatorio que ha adoptado el legislador nacional.

En relación con los hechos de la película vemos un total fracaso de la política criminal de nuestro país en lo que respecta al control de las prácticas nocivas y atentatorias de los derechos humanos y una total falta de control sobre el consumo de alcohol. La poca presencia del estado en lugares alejados de las ciudades (ni qué decir del campo) ocasiona en cierta forma una anomia que incide directamente en el comportamiento de las personas, pues éstas ante la ausencia de norma recurren a tradiciones y mitos que les permitan alcanzar sus ideales de bienestar y paz social.

Siguiendo a Merton existen tres tipos de sociedades: la equilibrada o integrada, la ritualista o tradicional y la anómica. Esta división descansa en tres combinaciones distintas de las siguientes dos variables capitales de la estructura sociocultural ya señaladas por Durkheim: a) las grandes metas, propósitos e intereses de la cultura; b) los modos socialmente consagrados de alcanzar las metas.• La sociedad “equilibrada” consiste en una pareja regulación tanto de las metas culturales como de los modos legítimos de lograrlas. Es el ideal de integración, estabilidad, justicia, legitimidad y dinamismo al que debe tenderse. En esta sociedad, en que los individuos y grupos tienen oportunidades para realizarse, las tensiones sociales y la desviación social, incluida la delincuencia, se ven reducidas a su mínima expresión.• La sociedad desequilibrada “ritualista” se caracteriza por la desregulación de las metas se las ha olvidado o simplemente se las ignora o rebaja- y una férrea regulación de los medios y prácticas sociales, que de hecho se transmutan en fines. Es una sociedad típicamente conservadora, tradicionalista y de muy escaso dinamismo. En ella, la estabilidad y la integración son primordiales, solo algunos grupos de personas gozan de ciertas oportunidades de realizarse, las tensiones sociales y la desviación social se hallan en general fuertemente reprimidas tanto desde el punto de vista psicológico como del social y la productividad individual y social es muy limitada.• La sociedad desequilibrada “anómica” presenta la peculiaridad de que, en palabras del artículo de Merton de 1938, “se acentúa el valor de ciertas metas específicas en forma casi exclusiva y se presta apenas un leve interés a los modos institucionalmente apropiados para alcanzarlas”. En el caso extremo se llega a “la desmoralización o desinstitucionalización de los medios”, esto es, el fin justifica los medios o vale todo con tal de conseguir ciertos objetivos sin importar si ellos están atados a intereses particulares de las personas o grupos.

Ahora bien, esta situación anómica es típica de la sociedad norteamericana, pero también aplicable a la nuestra, y afecta a todas sus instituciones, grupos e individuos. Todos son azuzados -desde el hogar, la iglesia, la escuela, el trabajo, los medios de comunicación, etc.- a cumplir sin claudicación el “American Dream”, el “Sueño Norteamericano”, la consigna ideológica y el mito populista de la igualdad y el éxito económico para todos. Para alcanzar la cima (los símbolos de status) solo es cuestión de perseverar y trabajar duro; el fracaso se debe únicamente a la falta de esfuerzo o a defectos del individuo.

Sin embargo, en la práctica social cotidiana la realidad se presenta completamente diferente. Las oportunidades (el acceso a los medios económicos, la

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educación, la ocupación y demás, necesarios para lograr las metas culturalmente prescriptas) no se hallan al alcance de todos, sino que se distribuyen en función de la posición de clase social. Esto significa que se está en presencia de una sociedad contradictoria, injusta y conflictiva, pues anida en ella, una evidente disociación o contradicción entre la cultura (metas exigidas universalmente) y la estructura social (desigual disponibilidad social de las oportunidades), quedando así descartada toda correspondencia entre mérito, esfuerzo y recompensa.

De este modo, la sociedad socialmente estratificada genera una tensión o presión anómica diferencial sobre sus miembros, que los induce a cuestionar el sistema y a optar por distintos tipos de desviación social y delincuencia. Al respecto cabe anotar que existe una anomia de los estratos inferiores o menos favorecidos y otra de los estratos superiores o más acomodados. La primera de ellas resulta de la frustración de las aspiraciones relativamente limitadas de las personas y grupos, en razón de la restricción parcial que sufren en el acceso a las oportunidades. La desviación típica de estos estratos, más discriminados por los aparatos de control social oficial, es la delincuencia común, la de los delitos descubiertos y consignados en las estadísticas criminales oficiales. La segunda clase de anomia, la de los que gozan de recursos y poder, radica en la exacerbación de las aspiraciones, las cuales están en continuo crecimiento, debido a las oportunidades que se les presentan y al ambiente generador de ambiciones desmedidas en que se desenvuelven. Es típica de estos estratos superiores, menos vigilados y discriminados por el control social, la delincuencia oculta, de cuello blanco, la de los grandes burócratas, funcionarios, profesionales y empresarios, muy difundida y de consecuencias sociales mucho más graves.

Luego de completar la exposición del problema macroestructural de la sociedad norteamericana, Merton desciende al plano microestructural : el de las conductas de rol, por las cuales los individuos reaccionan o se adaptan a la presión anómica. Hay, según él, cinco tipos de adaptaciones, basadas en la aceptación o rechazo que el actor social hace, en su situación social particular, de las metas culturales y de los medios institucionalizados. Si se exceptúa la primera, las cuatro restantes constituyen tipos de conducta social desviada.

La conformidad, encabeza la lista e incluye toda conducta que acepta tanto las metas culturales como los medios institucionalizados. En este caso, el individuo no cuestiona la justicia del sistema social, sino que lo acepta, sin que obste el hecho de que luego no disponga de medios y no pueda alcanzar las metas. La segunda adaptación es la innovación, que consiste en aceptar las metas, reteniendo la aspiración al éxito económico, y rechazar los medios legítimos a su alcance por considerarlos insuficientes o inconducentes. En esta categoría, a la cual el autor presta preferente atención, revista la mayor parte de la delincuencia. La tercera adaptación es el ritualismo, en el cual se deja de aspirar a la alta meta del éxito por estar fuera del alcance personal, pero se mantiene la adhesión a los medios disponibles en la situación del individuo. La cuarta adaptación, la más asocial de las cuatro desviadas, es el retraimiento, o sea, la opción pasiva del que abandona tanto las metas como los medios del sistema, ubicándose fuera de él. La quinta y última adaptación es la rebelión, la alternativa de quien repudia metas y medios con la intención de instaurar un nuevo orden social. Se reitera que dichas adaptaciones son conductas de rol y no

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tipos de personalidad. De esta suerte, una misma persona puede pasar de una a otra alternativa según se mueva entre diferentes grupos o se ocupe de diversas actividades sociales. Asimismo, cabe destacar que algunos sociólogos le efectuaron al autor observaciones correctivas de la teoría, que éste recogió y en más de una ocasión aceptó.

Cloward y Ohlin, por ejemplo, le advirtieron que no solo las oportunidades legítimas están distribuidas desigualmente, sino que tampoco las ilegítimas están a la mano de cualquiera. Albert K. Cohen le hizo presente tres reparos: a) no siempre las adaptaciones las realiza el individuo en soledad, sino también colectivamente; b) el actor social no enfrenta únicamente las cinco alternativas de adaptación, sino también otras instancias como, por caso, las subculturas y la reacción social; c) la decisión conformista o desviada no suele ocurrir de manera instantánea y brusca, sino que es un proceso que lleva su tiempo.

Dado el predominio, ininterrumpido a través de los años, de la institución económica sobre la política, no es de extrañar entonces que el “Sueño norteamericano” y la concomitante situación anómica descrita en los párrafos precedentes, hayan sido funcionales a la naturaleza y desenvolvimiento del sistema capitalista norteamericano. En efecto, este último hasta avanzada la década del 70 requería de un enorme ejército de personas ambiciosas, innovadoras, capacitadas y laboriosas, que alistara a la población entera de la nación, para alimentar su imponente aparato de producción y servicios y su inmenso mercado de consumo. Esto no se logra si no se ejerce una constante y fortísima presión motivadora sobre las personas para que se enrolen en una perpetua e implacable competencia por escalar posiciones, asumir responsabilidades, transformarse sin descanso y consumir profusamente bienes y símbolos de status. Por otra parte, la situación anómica norteamericana ha sido exportada gradualmente a todo el mundo, gracias a la difusión universal del capitalismo y los patrones culturales de Estados Unidos, el gran difusor y diseminador de la “globalización”. Por lo tanto, los problemas planteados también suelen aflorar en gran medida, aunque con modalidades diversas, fronteras afuera de ese país. De este modo, a nadie escapa que el tema de la anomia es hoy día de interés universal, pues afecta a todos.

Para Merton las propuestas de Durkheim para solucionar y prevenir el problema de la cronicidad de la anomia –expuestas más arriba- serían adecuadas para constituir la sociedad equilibrada, en que metas culturales y medios institucionalizados reciben igual apreciación y acatamiento sociales. Pero dicha sociedad, socializada al máximo, es una utopía. Él centra su enfoque en la imperfecta sociedad anómica norteamericana, la cual para subsistir y reproducirse necesita, por la misma índole de su estructura, conservar la desigualdad y la desviación social, aunque disimuladas bajo el manto de un ficticio consenso, impropio de una sociedad industrial. Por eso, a pesar de sus muchos aciertos y reales méritos, no hunde el bisturí a fondo, como el sociólogo francés, hasta tocar las raíces del problema, esto es, el predominio de los mercados sobre la política y la imposición de sus valores, metas e intereses egoístas al resto del cuerpo social. De esta pintura a medias de la sociedad anómica el autor deriva una serie de medidas preventivas de cuño meramente reformista que se agota en el empeño de mejorar el estado vicioso del sistema de metas y de la estructura de

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oportunidades. Es cuestión de socializar parcialmente el sistema no solo para que no estalle, sino también para que siga funcionando lo mejor posible.

A continuación se consignan algunas de las principales medidas preventivas aconsejadas por Merton para el mantenimiento de la sociedad anómica:• Incorporar metas alternativas a las vigentes del éxito pecuniario para distintos sectores y estratos sociales. Así se obtendría una mayor correspondencia entre mérito, esfuerzo y recompensa, y se evitarían buena parte de las consabidas tensiones y frustraciones provocadas por el sistema.• Sobre todo para los jóvenes, mejorar las oportunidades para alcanzar el éxito, especialmente las de educación y empleo. Además, si se toma en cuenta la observación de Cloward y Ohlin, debe simultáneamente limitarse el acceso a las oportunidades ilegítimas.• Estudio y diagnóstico permanente de las necesidades supuestamente objetivas del sistema que van surgiendo, llevados a cabo por analistas expertos –especialmente sociólogos-, subordinados, ciertamente, a los dirigentes económicos y políticos, encargados de la cobertura de dichas necesidades.

2. Identificar el conflicto subcultural en la película respecto a las tradiciones.

El tema de las subculturas criminales –como ya se ha señalado- se halla estrechamente vinculado con el de la “organización y asociación diferenciales” de Sutherland, pues éste explicó el proceso general de la socialización criminal en la sociedad industrial moderna, habitada por sistemas normativos y subculturas en conflicto, mientras los teóricos de las subculturas se ocuparon concretamente de su surgimiento, tipos y funcionamiento, así como de la socialización y control social que ellas ejercen sobre sus miembros.

Ante las nuevas realidades del mundo globalizado y el actual cuadro criminal –fuerte catalizador de la delincuencia de motivación económica, especialmente los delitos contra la propiedad que van acompañados de creciente violencia y consumo de drogas; notable descenso de la edad de los delincuentes, etc.- se impone la ejecución de investigaciones para averiguar qué tipos de subculturas delincuente existen hoy, qué condiciones las hacen surgir, cómo funcionan, de qué manera pueden prevenirse y remediarse los problemas que ocasionan.

Asimismo debe prestársele particular atención al tema de la diversidad cultural que existe actualmente en las grandes ciudades. Dicho fenómeno es consecuencia de las grandes migraciones internacionales, y en nuestro caso, es producto de la migración del campo a la ciudad, facilitadas por la progresiva permeabilización de las fronteras que deriva del proceso de globalización. Esto está creando graves problemas de asimilación y convivencia sociales, los cuales tienden a generar un amplio espectro de conductas desviadas. En general, deben realizarse estudios socioantropológicos al respecto y propiciarse políticas y programas de integración, movilización y participación comunitarias de los sectores y grupos etno-culturales, evitando así toda forma de marginación y discriminación social, religiosa, económica, laboral, o política. En la Unión Europea, Australia y Canadá se están promoviendo planes de esta naturaleza.

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3. El género elegido para cumplir la tradición y a qué teoría corresponde su elección.En la película observamos que los albañiles tendrían como costumbre ofrendar

a la Pachamama un sacrificio humano, más específicamente un varón, para que la obra marche sin dificultades. Sin embargo, corresponde analizar desde la cosmovisión aymara dicha tradición, para analizarla posteriormente desde la óptica de una teoría criminológica.

El poblador aymara, por el hecho de vivir arraigado a la tierra, contrae una serie de obligaciones rituales con la Pachamama, que le cobija con su manto dándole los medios para su subsistencia, conforme a un dicho popular: “Vive en armonía con la naturaleza y recibirás sus dones en forma generosa y abundante”; en efecto, los rituales que el habitante andino realizaba y realiza aún, tiene relación con la naturaleza mistificada, cuyas ceremonias más importantes son:- La Wilancha: Sacrificio con animales.- La K’illpha: Marcado de orejas del ganado.- Ajayu Uru: Día de los difuntos o Todo Santos.- Marka Q’ullu Uru: Día de la Pachamama.

La Wilancha, que es la ceremonia que nos interesa a efectos de análisis de la película, ha sido y sigue siendo la práctica religiosa oficial de los aymaras. Al realizar un proyecto o una obra significativa como la construcción de una casa, una obra comunal, un templo, un local escolar o al realizar un viaje largo, como requisito se tiene que realizar una wilancha o wilara de una llama como presagio de buen augurio, precedida de una ch’alla y acullico, además de otros ritos complementarios según sea el caso. Todas las ceremonias rituales se cumplen con la “ch’alla” en su inicio.

Todas las personas y/o comunarios, si así fuera su intención, pueden realizar la “wilancha”; sin embargo, para cumplir con este acontecimiento existen en el ayllu personas carismáticas que tienen el don especial de contactarse con los espíritus y dioses tutelares del aymara, para suplicar y pedir a los “uywiris” (Padre o Madre protectores), a la Pachamama, a los achachilas, y demás fenómenos naturales, todo cuanto necesitan, de manera que en la aspersión de la sangre y la entrega de la “muntara” o “puntara”, el sacerdote, “yatiri” o “ phoqheri”, entra en comunión misteriosa y relación directa con la naturaleza comprendida entre la tierra y el macrocosmos.

El proceso de la wilancha se inicia con el sacrificio de una llama, en el que, mientras uno degolla al animal expiatorio, el sacerdote recibe la primera sangre en una vasija grande, y con dos vasos o platillos de barro ceremoniales arreglados con anticipación, conteniendo un poco de coca, copal, azúcar, chocolate, inicia el rito de la aspersión del suelo y de las paredes, pidiendo en tono suplicante a los dioses de acuerdo al objetivo de la wilancha, y concluye con la entrega y quema de un plato preparado de “muntara” o “puntara” a los Mallkus y dioses tutelares. La wilancha es presidida por un “yatiri” o “phoqheri” que tiene amplia experiencia en esta ceremonia. El acto concluye con un abrazo de paz entre los asistentes, como un símbolo de hermandad.

Como se desprende de la lectura, la cosmovisión aymara, no contemplaría sacrificios humanos al inicio de una obra importante, sin embargo, de darse el caso,

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podríamos hablar de un comportamiento criminal aprendido, es decir, dicho comportamiento encajaría, desde el punto de vista criminológico, dentro de la Teoría de la Asociación Diferencial o Teoría del aprendizaje o la socialización propuesta por Edwin Sutherland.

Sutherland entiende que el mecanismo que hace que se aprendan visiones del mundo desviantes es la Asociación diferencial. Si un individuo se asocia más con gente que mantiene ideas desviantes o criminales que con gente que tiene ideas convencionales, es probable que se convierta en desviado.

¿Qué se aprende? Se aprenden "Definiciones", además de motivaciones, impulsos, racionalizaciones y actitudes. En último término se aprenden métodos para violar la ley. Estos elementos son un "campo de cultivo" de la actividad desviada.

El proceso de aprendizaje por asociación no es simple: las asociaciones diferenciales pueden variar en frecuencia, duración, prioridad e intensidad.(1) Las personas que mantienen ideas desviantes no tienen por qué ser desviantes. Lo que cuenta para Sutherland es la idea de cometer actos desviados.(2) No se refiere a sólo un tipo de asociación con ideas desviantes, sino a la exposición a ideas desviantes y convencionales, o más en concreto al exceso de exposición a ideas desviantes.

Según Sutherland, la ciudad industrial moderna tiene una “organización diferencial”, es decir, se halla dividida en una serie de barrios que alojan, junto al convencional, legal y oficial, distintos sistemas normativos (subculturas) en mutua competencia por imponer su propio estilo de vida a los demás. Cada sistema lucha por subsistir y reproducirse, lo cual se lleva adelante fundamentalmente por la transmisión cultural y el aprendizaje social. Este aprendizaje social tiene lugar en el seno de grupos personales íntimos, donde padres, hermanos, parientes, compañeros, amigos, maestros, sacerdotes, delincuentes, transgresores, etc., transmiten pautas de conducta, las cuales van siendo gradualmente internalizadas por el individuo. Cualquiera de dichas personas, ya sean respetuosas de la legalidad o no, pueden alternativamente comunicar de manera consciente o inconsciente pautas tanto conformistas como desviadas. Estos grupos íntimos son, además, importantísimos porque mediatizan, filtran e interpretan la mayor parte de las experiencias e informaciones cotidianas de la comunidad - incluso las procedentes de los medios de comunicación-, e impulsan al compromiso con determinados valores, intereses y patrones de comportamiento. Así, según el volumen, la calidad y la preponderancia positiva o negativa de la carga cultural y psicológica que el individuo va recibiendo a través del tiempo, se irá predisponiendo a obrar de modo conformista y legal o desviado y delincuente.

Por lo tanto, la delincuencia, particularmente la sistemática y profesional, es producto de la transmisión cultural y el aprendizaje social. No es fruto de la improvisación o del azar, ni una conducta irracional. De la misma manera que se hace un médico se hace un delincuente: aprendiendo y capacitándose. Si, en definitiva, durante el proceso de socialización descripto, los contactos con patrones de comportamiento criminal son mucho más frecuentes, durables, significativos e intensos, que con patrones de comportamiento convencionales, la conducta del individuo tenderá a ser criminal; de lo contrario, conformista.

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Sin embargo, para profesionalizarse como criminal no basta con el simple desarrollo de la predisposición o tendencia a serlo. Se necesita asimismo la oportunidad de integrarse, capacitarse, ser promovido y sostenido en un grupo criminal, lo mismo que el médico en un grupo profesional universitario. Deberá, primero, entrar en contacto con algún grupo semejante en un barrio en que esté disponible, luego deberá ser reclutado, lo cual no es automático, y por fin entrenado y habilitado para desempeñar el rol asignado.

Por último, Sutherland señala siempre en el contexto de la tradición de la Escuela de Chicago, que, en el caso de este comportamiento criminal sistemático y aprendido, dicho aprendizaje involucra tanto las técnicas delictivas como los motivos, impulsos, racionalizaciones y actitudes específicos para la función. Evidentemente, hay que desarrollar una completa personalidad delincuente, incorporando la jerga, el pensamiento, el sentimiento, las motivaciones y el modus operandi del oficio criminal.

Seguidamente, se presentan algunas conclusiones concernientes a la prevención de la desviación social y la delincuencia, derivadas de la teoría de la “asociación diferencial” de Sutherland, la cual en buena medida engloba la ecología social practicada por sus antecesores en la escuela:- La clave de la prevención de la delincuencia radica mayormente en la organización solidaria y participativa de la comunidad contra el comportamiento delincuente. Cuando adultos y jóvenes asumen mancomunadamente la responsabilidad del cuidado del bienestar de la comunidad y el liderazgo surge naturalmente de adentro, se corta la cadena de la transmisión cultural y elaprendizaje social de la conducta desviada. Por eso, siempre resultarán insuficientes e inefectivas las solas acciones preventivas originadas fuera de la comunidad.- Los grupos delincuentes deben ser transformados o disueltos. Así, se evitan el reclutamiento, el entrenamiento y el desempeño sistemático del rol criminal.- Deben emprenderse acciones solidarias, participativas y conjuntas de la sociedad general y de la comunidad barrial a fin de desterrar las condiciones físico-ambientales, socioeconómicas y culturales, que fomentan el surgimiento de comunidades, como las villas miseria, en que son endémicos el delito y la marginación social. Todos los rincones de la comunidad barrial deben recibir los beneficios de las instituciones democráticas de la sociedad, aportando oportunidades de sustentar dignamente un hogar, de educación, trabajo, recreación, etc., especialmente para los jóvenes. Estos últimos deben, asimismo, contar con posibilidades de participar en asociaciones políticas, de derechos civiles, religiosas, artísticas, etc., donde les sea factible expresarse, canalizar sus inquietudes, desarrollar valores, sobre todo comunitarios, y disipar su alienación.

4. Analice la corresponsabilidad del estado en la permisibilidad de Cementerios de elefantes.

Evidentemente existe corresponsabilidad del estado en la permisibilidad de Cementerios de elefantes, porque hace poco o nada por frenar el consumo de alcohol en la sociedad.

Un estudio hecho por el Sistema Subregional de Información sobre Drogas de Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay revela que el 48,9% de los bolivianos dio positivo en el test de EBBA que determina la problemática con el alcohol.

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Bolivia ocupa el primer lugar entre seis países con consumo problemático de alcohol y el tercero en relación con la cantidad de ingesta de bebidas alcohólicas, señala un estudio realizado por las Comisiones Nacionales de Drogas de las seis regiones.

El estudio comparativo se desarrolló entre los miembros del Sistema Subregional de Información sobre Drogas que son: Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay. Las encuestas fueron respondidas por 12.459 bolivianos de entre 15 y 64 años.

Bolivia ocupa el primer lugar en consumo problemático de alcohol. Ello debido a que un 48,9% de la población encuestada dio positivo en el test de la Escala Breve de Bebedor Anormal de Alcohol (EBBA) que, a partir de siete preguntas, indaga sobre conductas indicadoras de un bebedor problemático.

En Bolivia, la edad promedio de inicio del consumo de alcohol es de 19 años. Por otra parte, las personas que están entre los 25 y 35 años son las que, en mayor cantidad respecto a otros rangos de edad, reportaron haber consumido bebidas alcohólicas al menos una vez en su vida. Le siguen aquellos comprendidos entre los 18 y 24 años (44,8%).

El alcohol en Bolivia se ha constituido como parte de Cultural de las tradiciones que están conduciendo al país una sociedad con diversos problemas, sociales y de salud.

Bolivia es un país de una serie de tradiciones culturales, coloniales, ligadas íntimamente al consumo de alcohol en sus más diversas modalidades, cuyas estadistas demuestran que más del 42 % de la población, adulta comprendida entre los 18 años para adelante ingiere bebidas alcohólicas, una o más veces a la semana, hasta llegar a la embriaguez, término que arraiga a miles de bolivianos sumidos en este mal y consecuentemente conlleva una sociedad con demasiados problemas, emocionales, diversificados en el entorno que le rodea. A pesar de los muchos esfuerzos que han ejercido sus autoridades tanto regionales como gubernamentales hasta el momento no se ha logrado controlar el expendio de este producto que cada vez esta proliferando en cada zona, calles, pueblos, comunidades, localidades y sectores que comprende esta nacionalidad boliviana.

5. Analice la desigualdad de oportunidades que se observa en la película y determinar si se acomoda a alguna de las teorías criminológicas estudiadas.

De lo aprendido durante el módulo, podemos definir a la subcultura como “el sistema social a través del cual un grupo social se aparta total o parcialmente de las pautas fijadas o seguidas por los grupos mayoritarios.

El tema de las subculturas ya se hallaba implícito en los abundantes y minuciosos trabajos de la Escuela de Chicago, especialmente en las obras de C. R. Shaw y H. D. Mckay y de Edwin H. Sutherland. Pero, como problema de investigación, pasa a ocupar el primer plano de la atención de los criminólogos y estudiosos de la conducta desviada, y se lo aborda en forma explícita en la década de 1940, época en que surgió la necesidad de esclarecer la delincuencia de los adolescentes pandilleros de clase baja, que asolaban a las grandes ciudades de Estados Unidos.

Los teóricos de las subculturas aprovechan los aportes de la escuela de Chicago, en especial el riquísimo material acumulado, pero, en su mayor parte, las explican y

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evalúan desde la óptica de la anomia, introducida por Merton en la temática de la sociología de la conducta desviada. De esta manera, dejan atrás por completo el férreo ambientalismo ecológico que lastró las investigaciones de la escuela, y, gracias al planteo mertoniano de la estructura de clases de la sociedad total, logran auscultar la incidencia de éstas en el origen, desarrollo y tipos de las subculturas delincuentes.

No obstante esta manifiesta vinculación con ambas tendencias madre, no hay duda de que utilizan un enfoque novedoso. En efecto, si bien analizan el fenómeno de las bandas delincuentes como organización social diferencial (lo mismo que Sutherland), a diferencia de éste fundan dicha organización expresamente en el conflicto de clases sociales. Igualmente, si bien se interesan y estudian su modo de adaptación desviado, éste tipo de adaptación ya no es exhibido bajo la forma de una opción individual -como lo hace Merton-, sino colectiva, es decir, como una reacción del grupo subcultural a un problema de injusticia social que sufre el conjunto.

Una novedad que incorpora la teoría de las subculturas estriba en afirmar que estos colectivos sociales organizados y “desviados” no profesan la misma escala de valores que el resto de la sociedad. De hecho, la denominación subcultura refiere a entramados culturales diversos, que se diferencian ex profeso de la escala de valores dominante en la clase media del estado.

Esta actitud de rebeldía hacia los valores convencionales de clase media, canalizada a través del delito, intenta no tanto satisfacer expectativas de lucro o ascenso económico (delincuencia utilitaria) sino construir subjetividades y afirmar una identidad que el propio sistema les escamoteaba a esos jóvenes marginados y olvidados por una estructura social que les impedía acceder al bienestar por vías lícitas, frente a lo que surgía la desviación como respuesta (delincuencia expresiva).

Este tipo de delincuencia juvenil no se explica, para las teorías subculturales, ni por aspectos ecológicos ni por el desajuste entre metas y medios. El delito sería la consecuencia de una organización social distinta, de una escala de valores alternativa o al menos ambivalente , en la que la solidaridad interna de los grupos aparece tan importante como la valentía, el hedonismo inmediato y la maliciosidad (la satisfacción se extrae precisamente de la disconformidad de los otros o de su temor).

Cohen concluyó que la estratificación social de una sociedad dividida en clases, una suerte de ambivalencia normativa (que tiene que ver con la manera en que en algún momento de su vida esos jóvenes son influidos por valores de clase media y por valores subculturales) y la frustración que produce la marginación, eran los elementos que explicaban la existencia de las subculturas.

La frustración, a su vez, es –justamente- producto de una contradicción en la escala de valores de los jóvenes de clase baja, que participan en buena medida de ambos sistemas de creencias. Porque aunque pertenezcan a sectores sumergidos, sus propios padres son inducidos a participar del estilo de vida y los patrones de la clase media, contradicción que acentúan el sistema educativo y los medios de comunicación. Pero, al intentar asomarse a esos valores, el joven de clase baja experimenta una sensación de debilitamiento de su autoestima porque no les han sido proporcionados los instrumentos de socialización para competir con éxito con los hijos de las familias de clase media.

Esta identificación con los valores de su clase, conviviendo dificultosamente con las presiones de los valores de clase media, lleva a esa ambivalencia y a esa frustración

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(conflicto) que el joven de condición marginada resuelve con el recurso a tres alternativas: a) el “college boy”, o joven que se adapta a los valores de clase media asumiendo los mismos a pesar de las desventajas objetivas en las que se encuentra. b) el “corner boy”, que representa la respuesta mayoritaria, ubicua, acomodaticia, probablemente más ambivalente, y radica en no romper con la sociedad oficial sino pactar con ella o adaptarse a sus modelos. c) el “delinquent boy”, que resuelve su frustración enfrentándose abiertamente a los valores convencionales a partir de una conducta para aquellos “desviada”.

En materia político criminal, la existencia de grupos sociales que no participan de la escala de valores convencionales supone una puesta en crisis del ideal socializador inclusivo. El joven no va a socializarse porque ha elegido vivir al margen de los patrones culturales de la clase media y la delincuencia violenta es su forma de vida habitual, en la que se socializa él y su grupo de referencia.

Esto supone, para responder a la “conservación del orden” con las lógicas que manejaba la sociología funcionalista conservadora, apelar lisa y llanamente a estrategias estatales preventivas, disuasivas o conjurativas. Dicho en otros términos, diseñar y poner en práctica una estrategia policial.

Para ello, la prevención situacional (mayor vigilancia policial) debe intensificarse, incluso apelando a la disuasión como paso previo a la conjuración de los delitos que eventualmente cometan estos grupos.RICHARD A. CLOWARD Y LLOYD E. OHLIN - La delincuencia de pandillas como resultante del bloqueo de las oportunidades legítimas

Si bien estos autores también están de acuerdo en que la delincuencia de pandillas es un derivado de la estructura de clases sociales, niegan, no obstante, que el factor decisivo sea la polaridad existente entre clase baja y clase media. Para ellos, lo decisivo es la estructura de oportunidades diferenciales existente en los diversos medios ecológicos urbanos. Destacan asimismo que no hay una sola subcultura delincuente, como es el caso de Cohen, sino tres, siendo cada una de ellas independientes entre sí.

Cómo surge la subcultura delincuente. La primera cuestión que plantean es cómo se origina la subcultura delincuente. En este punto argumentan de manera muy similar a la de Cohen. El principio básico es la frustración de los jóvenes adolescentes de clase baja al no poder conseguir el status económico, anhelado según las pautas de la cultura dominante. Semejante situación deriva de la ausencia de oportunidades legítimas de éxito en las áreas que habitan. En determinado momento, éstos vislumbran que el fracaso de que son víctimas no se debe tanto a sus fallas personales, cuanto al modo concreto en que está organizada la sociedad, y entonces se unen a otros adolescentes con problemas similares y construyen la subcultura propia. En ésta reciben respaldo, superan los sentimientos de deshonra, los temores y remordimientos, a la vez que logran éxito personal y aprobación conforme a pautas distintas a las oficiales

Factores condicionantes del nacimiento de las subculturas. La segunda cuestión que abordan estos autores es qué factores subyacen al nacimiento de las subculturas. El nacimiento de las subculturas estriba en la oportunidad diferencial ya mencionada, de los distintos ambientes sociales o barrios en que se desenvuelve el adolescente. Al

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respecto hay que tener en cuenta los tipos, cantidad y calidad de medios tanto legítimos como ilegítimos a que realmente puede acceder el joven para lograr los objetivos culturalmente inducidos. La oportunidad diferencial depende, a su vez, del grado de organización y estabilidad del vecindario.

Número y tipos de subculturas. La tercera cuestión se refiere a cuántas y cuáles son esas subculturas y cómo se configuran. Existen tres clases de subculturas y son ellas: la criminal, la conflictiva y la abstencionista o retraída. Todas ellas cuentan con un factor determinante en común, cual es la ya mencionada brecha entre los objetivos culturalmente prescriptos por la sociedad global y los medios socialmente disponibles -ya sean éstos legítimos o ilegítimos- en los diferentes lugares de residencia de los adolescentes.Subcultura criminal

El factor determinante específico de la subcultura criminal es un vecindario que aloja en su zona un mundo criminal adulto. Este último comprende dos elementos importantes. Primero, una organización piramidal por edades, donde los mayores dirigen, controlan, enseñan y entrenan a los menores. Segundo, conexión y connivencia del mundo criminal con el mundo convencional o supuestamente conformista.

El tipo de desviación social predominante tiene que ver con una motivación de tipo utilitario, esto es, el lucro que permite alcanzar los símbolos de status socialmente prescriptos. Ejemplos de ilícitos de esta índole son el hurto, el robo, el secuestro, etc.

El modus operandi es racional. La banda se organiza en muchos aspectos como si fuera una empresa. Dispone de una dirección, control y apoyo económico, técnico, jurídico y emocional.Subcultura conflictivaEl factor determinante específico de la subcultura conflictiva es un barrio inestable e inestructurado y, por lo tanto, incapaz de ejercer un control social efectivo sobre sus habitantes. Esto se debe en gran parte a la elevada movilidad de los vecinos. En consecuencia, carece, por un lado, de un mundo criminal adulto, sin el cual los adolescentes no pueden acceder a los medios u oportunidades ilegítimas. Por otro lado, tampoco cuenta el vecindario inestable con un mundo convencional adulto organizado, único capaz de surtir al joven con oportunidades legítimas para su proyecto de vida.

En síntesis, los adolescentes se hallan huérfanos de apoyo comunitario y se tienen que arreglar solos. Por eso crean la subcultura del conflicto con el fin de que los contenga, motive, apoye y dignifique según patrones propios y peculiares.

El tipo de desviación social predominante consiste en conductas de índole rebelde, violenta y vandálica. Estas responden a una motivación fundada en una profunda frustración ante la desatención comunitaria, que los lleva a protestar simbólicamente mediante actos negativos y violentos.Subcultura abstencionista o retraída

El factor determinante específico de esta subcultura es un barrio de clase baja (slum), dotado, por lo menos, de algunas oportunidades para la actividad tanto criminal como conformista. En este ambiente el menor prueba ambos caminos, pero fracasa una y otra vez. y se frustra.

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El tipo de desviación social preponderante tiene como motivación dicho doble fracaso ante el bloqueo de la vía que conduce a las actividades legítimas y también ilegítimas. Estos adolescentes se dedican, por caso, al uso de drogas, alcohol, y otras conductas de evasión antisocial.El modus operandi se basa en la participación subcultural en actividades de huida de la realidad, que sumergen al menor en el mundo fantasmagórico de la evasión antisocial.

Cabe advertir que las subculturas delincuentes, tal como las perfilaron Cloward Ohlin, son tipos puros. En el mundo real de las ciudades, las tres clases de subculturas se mezclan y yuxtaponen en distintas formas y medidas, aunque casi siempre es posible detectar el predominio de una sobre las otras dos.

Es preciso, además, considerar, en relación a todo el tema de las subculturas delincuentes, el proceso de maduración del adolescente, quien avanza gradualmente hacia formas de conducta adulta, sujeto a presiones sociales que lo impulsan hacia la conformidad. Por eso, la mayor parte de los delincuentes juveniles suelen convertirse en adultos convencionales, transcurrido cierto tiempo. Sin embargo, una minoría adopta alguna forma de delincuencia adulta. Por ejemplo, los más identificados y capaces de la subcultura criminal tienen una alta probabilidad de hacer carrera en el crimen adulto organizado, mientras que el resto de los que no logran adaptarse a un rol adulto convencional, es muy posible que adhieran a alguna modalidad de conducta retraída.

Por fin, cabe destacar que las teorías subculturales relativas a la delincuencia fueron elaboradas en una etapa del capitalismo, en que se necesitaba la movilización general de todos los individuos en pos de los objetivos económicos del momento. Es lógico, entonces, que los problemas subculturales fueran vistos como imperfecciones del sistema social, económico y político de las comunidades urbanas, susceptibles de ser remediadas a través de reformas de su organización. En efecto, todavía no estaban en marcha los actuales procesos de automación productiva, informatización, y globalización de los mercados y las comunicaciones, que achican considerablemente el volumen de mano de obra y empleos no calificados, y exigen una continua y progresiva capacitación laboral, lo cual genera un acentuado proceso de exclusión en vastas capas de la población.

Por consiguiente, hoy día, para una acertada interpretación del tema, es necesario realizar un doble esfuerzo. En primer lugar, hay que llevar a cabo una tarea de integración teórica, pues es sabido que las diversas posiciones sobre las subculturas criminales cubren aspectos parciales del problema, los cuales están llamados, en gran medida, a complementarse y a perfeccionarse a fin de lograr un cuadro explicativo lo más integral y válido posible. En segundo lugar, es preciso adaptar todo el cuadro a las nuevas circunstancias creadas de continuo -a nivel local, nacional, regional y mundial- por los vertiginosos procesos de cambio demográficos, económicos, políticos, sociales y culturales.

Ahora bien, en la película observamos que efectivamente existe un conflicto subcultural, puesto que Juvenal y su grupo de amigos, pertenecen a una subcultura criminal y evasiva, criminal porque se dedican al uso de medios ilegales (robo, hurto) para procurarse dinero y evasiva porque cometen delitos para procurarse dinero para sustentar su adicción al alcohol.

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Claramente son parte de esta subcultura porque en su caso no han tenido otra opción. Desde muy pequeño, Juvenal ha tenido que lidiar con situaciones de violencia física y a la tierna edad de 14 años decide refugiarse en el alcohol, puesto que ninguna persona o institución estaba ahí para ayudarle a encaminar sus pasos, y como un “delinquent boy” de Merton, el protagonista se rebela en contra de los valores de la sociedad que le ha dado la espalda. El estado, no se ocupa de las víctimas primarias y secundarias de la violencia doméstica, por lo que las coloca en un estado de indefensión mayor, en consecuencia tenemos una sociedad enferma a causa de la victimización terciaria.

Si la madre de Juvenal hubiera sido “rescatada” a tiempo de la situación de riesgo en la que estaba con su esposo, quizás habría seguido otro rumbo la vida de este joven.

6. Diseñe un compromiso legislativo contra las prácticas culturales y la situación de riesgo de personas en las condiciones de los protagonistas.

En el ámbito de nuestra legislación, en primer lugar se deben de promulgar leyes que prohíban las prácticas tradicionales nocivas, que atenten contra los derechos humanos. En consecuencia el estado deberá adoptar todas las medidas eficaces para eliminar cuantos actos y actividades amenacen el derecho a la vida. A su vez se deben desarrollar e implementar campañas de sensibilización, programas de educación y leyes encaminadas a cambiar las actitudes predominantes y a abordar los roles y estereotipos de género que contribuyen a las prácticas tradicionales nocivas. Ras-Work (2006) hace una serie de recomendaciones, como llevar a cabo acciones de investigación para identificar los métodos más adecuados para aplicarlos a situaciones concretas con respecto a las formas de violencia tradicionalmente toleradas. Esto garantizaría el compromiso de los gobiernos, tanto a nivel de políticas como de programas, con el fin de hacer una intervención sostenida que llegase a toda la población, y formase a los agentes encargados de hacer cumplir la ley en lo referido a la prevención y gestión de la violencia.

En segundo lugar debemos hablar de una adecuación de la legislación a estándares internacionales. Lo que implica la voluntad de adecuar el ejercicio legislativo a la normativa internacional protectora de los derechos humanos, derecho humanitario, derecho penal, derecho del trabajo y derecho de los refugiados, con especial incidencia en la protección de los derechos humanos de grupos que se encuentran en riesgo como niños y jóvenes, de esta manera podremos evitar que en cierta manera, prácticas como las de la película se sigan transmitiendo de generación en generación.

En tercer lugar se debe hacer un reconocimiento y consulta a pueblos y comunidades indígenas. Reconociendo la diversidad del pueblo boliviano se debe consultar previamente en las materias que les afecten a los pueblos indígenas. Atendiendo a la necesidad de brindar especial atención a grupos en circunstancias de vulnerabilidad, se deben adoptar medidas y legislar en favor de grupos de bajos ingresos, minorías sexuales, adultos mayores, niños y niñas, jóvenes, campesinos e indígenas, con especial atención a niñas de estas comunidades, de tal forma que se pueda garantizar su acceso a la educación.

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En cuarto lugar se debe hablar de los derechos de las víctimas. A la luz del derecho internacional y derechos de las víctimas, en el marco jurídico actual que soporta a la víctima y su participación se deben introducir reformas necesarias para que esa normativa sea más compatible con los principios y normas internacionales sobre los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y a la reparación, con la debida atención a situaciones especiales de las mujeres, los niños y las minorías étnicas, para garantizar que éstas no se conviertan en futuros victimadores.

En quinto lugar se deben dar las suficientes garantías de no repetición. Como mecanismo de prevención de futuras violaciones, la sociedad y sus representantes en la Asamblea Plurinacional deben ejercer un escrutinio permanente de éstas prácticas y evitar que so pretexto de “prácticas culturales” se cometan delitos, tal el caso de los linchamientos. Para ello, se hace necesario avanzar en mecanismos de recolección de información a nivel estatal y de publicidad adecuados que permitan el efectivo control y participación de la ciudadanía.

7. Emita si criterio sobre el uso de películas en el ámbito académico.

Las películas son un recurso didáctico muy poderoso capaz de transmitir vivencias y formas de pensar de distintas maneras, es por eso que su uso en el ámbito académico nunca quedará fuera de lugar para poder llevar a los alumnos a reflexionar sobre otras realidades.

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BIBLIOGRAFÍA

- Teorías sociocriminales y prevención de la delincuencia. Turiano, José.http://www.kennedy.edu.ar/DocsEsc84/Bibliograf%C3%ADa/Criminolog%C3%ADa%20I%20y%20II/Documentos/Teor%C3%ADas%20sociocriminales%20y%20prevenci%C3%B3n%20de%20la%20delincuencia.pdf

- Cosmovisión Andina, Escuela Intercultural de Gobierno y Políticas Públicas Programa de Formación de Líderes Indígenas.

http://www.fondoindigena.org/wp-content/uploads/2011/08/Modulo-Historia.pdf

- Referencia a los principales programas de prevención del delito en el mundo. Berducido Mendoza Eduardohttp://hectorberducido.files.wordpress.com/2008/05/jj-referencia-a-los-principales-programas-de-prevencion-del-delito-en-el-mundo.pdf

- Elementos de criminología, Gonzáles Bernediquehttp://www.derecho.duad.unam.mx/guias/pdfs/Optativas/Area11/Criminologia_Area_XI-Ciencias_Penales.pdf

- Teorías criminológicas que intentan explicar la delincuencia en la sociedad, Urbina Tortolero Eladio. www.monografias.com

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