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“ESTUDIO GEOTÉCNICO DE SUELO,

TOPOGRÁFIA Y ESTUDIO DE CABIDA EN

TERRENO CONCESIONADO, VALDIVIA”

INFORME DE INSPECCIÓN SUPERFICIAL Y MONITOREO ARQUEOLÓGICO DE

EXCAVACIONES PARA ESTUDIOS DE MECÁNICA DE SUELO Y GEOLÓGICO

AGOSTO 2021

Autor: Tandem Ltda.

Mandante: Unidad de Proyectos de Inversión SNPC

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INTRODUCCIÓN

Este informe tiene por objetivo presentar la metodología aplicada, los resultados obtenidos y las recomendaciones de carácter patrimonial derivadas de las labores de inspección superficial y de monitoreo arqueológico desarrollados en el marco del estudio “ESTUDIO GEOTÉCNICO DE SUELO, TOPOGRÁFIA Y ESTUDIO DE CABIDA EN TERRENO CONCESIONADO, VALDIVIA”, el cual se encuentra ubicado en la Avenida Ramón Picarte N° 1604 en la ciudad de Valdivia, región de Los Ríos. Junto con lo anterior, el informe también incluye los antecedentes generales tanto normativos como históricos – arqueológicos para la región y la zona específica en que se sitúa el proyecto, que ya fueron incluidos en un informe anterior, presentado en el marco del Ajuste Metodológico del presente proyecto (Silva y Pavlovic 2021). Cabe señalar que este estudio contemplaba el desarrollo de un sondaje con barreno y 6 mecánicas de suelo para estudios de la secuencia estratigráfica del terreno y la profundidad de la presencia de la napa freática, con miras definir las características que deberán tener los cimientos y la estructura general de la edificación que se planea construir en este espacio. Las labores de inspección superficial y monitoreo arqueológico se desarrollaron durante el mes de julio de 2021.

1. MARCO NORMATIVO

El presente informe se enmarca en el proyecto “ESTUDIO GEOTÉCNICO DE SUELO, TOPOGRÁFIA Y ESTUDIO DE CABIDA EN TERRENO CONCESIONADO, VALDIVIA”, que, como cualquier obra de inversión pública o privada, puede tener un eventual efecto colateral sobre el patrimonio cultural y específicamente sobre eventuales sitios arqueológicos. En este sentido, los sitios arqueológicos y otros componentes del Patrimonio Cultural existentes en nuestro territorio están protegidos por una serie de normativas que están en nuestra legislación y que definen la necesidad y obligatoriedad de desarrollar el presente estudio. A continuación, se describen brevemente las normativas más importantes al respecto.

El marco legal chileno que se relaciona directamente con la protección del patrimonio cultural es la Ley Nº 17.288 sobre Monumentos Nacionales del 4 de febrero de 1970, y su Reglamento, el D.S. N°484 del 2 de abril de 1991. El artículo 1º de la Ley N° 17.288 define el universo de los bienes susceptibles de ser o estar protegidos bajo alguna categoría de Monumento Nacional, señalando: “Son monumentos nacionales y quedan bajo tuición y protección del Estado, los lugares, ruinas, construcciones u objetos de carácter histórico o artístico; los enterratorios o cementerios u otros restos de los aborígenes; las piezas u objetos antropológicos, arqueológicos, paleontológicos o de formación natural, que existan bajo o sobre la superficie del territorio nacional o en la plataforma submarina de sus aguas jurisdiccionales y cuya conservación interesa a la historia, al arte o la ciencia”. En los que artículos 11° y 12° de la misma Ley, se determina que “los monumentos nacionales quedan bajo el control y supervigilancia del Consejo de

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Monumentos Nacionales sea de propiedad pública o privada y todo trabajo de conservación debe ser previamente autorizado” Para el caso específico del patrimonio arqueológico, se declara en el artículo 21° de la misma Ley que “por el solo ministerio de la Ley, son monumentos arqueológicos de propiedad del Estado los lugares, ruinas, yacimientos y piezas antropo-arqueológicas que existan sobre o bajo la superficie del territorio nacional”. Lo anteriormente señalado implica que independiente de la propiedad del terreno donde se localicen, los Monumentos Arqueológicos son propiedad del Estado y que éstos no requieren de una declaración expresa mediante decreto para constituirse en bienes bajo protección legal. Los artículos 22° y 23° de la Ley N° 17.288 indican que para realizar excavaciones arqueológicas se requiere permiso previo del Consejo de Monumentos Nacionales según los procedimientos que define el D.S. N° 484/1990. El artículo 26, en tanto, obliga a la denuncia de hallazgos de carácter arqueológico que se produzcan en el marco de cualquier tipo de excavación. Por su parte, un segundo cuerpo legal que rige es la Ley Nº 19.300 (modificada por la Ley Nº 20.417) sobre Bases Generales del Medio Ambiente, que en su Artículo 1º, letra K, define impacto ambiental como "la alteración del medio ambiente, provocada directa o indirectamente por un proyecto o actividad en un área determinada". En su Artículo 10º, que enumera los proyectos o actividades susceptibles de causar impacto ambiental y finalmente termina estableciendo en su Artículo 11º, que "los proyectos o actividades enumerados en el artículo precedente requerirán la elaboración de un estudio de impacto ambiental, si generan o presentan a lo menos una de las siguientes características o circunstancias" y en su letra f) estipula "alteración de monumentos, sitios con valor antropológico, arqueológico, histórico y, en general, los pertenecientes al patrimonio cultural".

El tercero y último cuerpo legal, es la Ley Nº 19.253 “Sobre Pueblos Indígenas”. Ésta establece en su Artículo 28º, que "el reconocimiento, respeto y protección de las culturas e idiomas indígenas contemplará...f) la promoción de las expresiones artísticas y culturales y la protección del patrimonio arquitectónico, arqueológico, cultural e histórico indígenas".

2. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

REGIONALES

La consultoría “ESTUDIO GEOTÉCNICO DE SUELO, TOPOGRÁFIA Y ESTUDIO DE CABIDA EN TERRENO CONCESIONADO, VALDIVIA” localiza el terreno de estudio en Avenida Ramón Picarte N°1604 en la comuna de Valdivia (39° latitud sur). Esta área, arqueológicamente se circunscribe a la macrozona geográfica, ambiental y cultural conocida como Centro-Sur de Chile o Extremo Sur Andina, que va desde el río Biobío hasta el seno de Reloncaví, desde la costa del pacífico -incluyendo la isla Mocha- hasta la región cordillerana, considerando ambas vertientes (Adán et al. 2016). Biogeográficamente, esta zona que comprende los paralelos 35° y 43° está compuesta por cuatro secciones longitudinales: la cordillera de Los Andes, el valle central, Cordillera de la Costa (cordón Mahuidanche) y las planicies litorales estrechas. La vegetación se caracteriza por

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un predominio de formación de bosque caducifolio de roble, laurel y lingue (Aldunate 1989) El área de influencia del proyecto se encuentra en la porción meridional de la macrozona que corresponde a las cuencas de los ríos Cruces-Valdivia, Bueno y Maullín (Aldunate 1989). El paisaje de esta zona ha sido modelado principalmente por dos factores ambientales: la fuerte y constante actividad volcánica desde finales del Pleistoceno, y los resultados de la última glaciación que cubría ambas vertientes andinas y determinaron el paisaje a la llegada de los primeros habitantes a esta zona (Adán et al. 2016).

Período Paleoindio La evidencia de poblamiento más temprana para la zona se encuentra en el sitio Monte Verde II, ubicado a orillas del estero Chinchihuapi, en las cercanías de Puerto Montt con una fecha de 14.500 ~ A.P. Monte Verde II presenta evidencias de ocupación humana asociada a fauna extinta –restos de gonfoterio y paleolama. Este sitio presenta evidencia no documentada previamente para sitios paleoindios clásicos, como los vestigios materiales de un campamento de cazadores recolectores - estructuras habitacionales de madera y cuero-. Además, existe evidencia de una apropiación diversificada de recursos naturales -frutos, semillas, plantas medicinales, tallos comestibles-. Los recursos registrados en el sitio dan cuenta de un amplio acceso a diversos nichos ecológicos desde la costa del pacífico hasta la cordillera de los Andes, constituyéndose en un antecedente para la conformación de la denominada Tradición de bosques Templados del sur de Chile (Dillehay 2004, Núñez et al. 2016).

Figura 1. MV-II vista general de las excavaciones junto al estero Chinchihuapi (Adán et al, 2010)

Figura 2. Al centro estructura con forma de espoleta (Adán et al, 2010)

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Además, se ha reportado la existencia de un sitio con restos de mastodonte -9 molares correspondientes a tres individuos- en las cercanías de Puerto Octay, Nochaco. En este sitio se documenta posibles evidencias culturales asociada a la caza de esta fauna extinta. Los restos culturales -puntas lanceoladas acanaladas sobre obsidiana y basalto- no presentan una asociación directa con la megafauna, ya que se encontraban en un canal de desagüe muy cercano al lugar (Adán et al. 2010). Puntas similares a las registradas en Nochaco, se han encontrado cerca de Cañete, Puerto Saavedra, Queule, Mehuín (Núñez et al. 2016). En el sitio Rio Bueno, 200 km al sur de Queule se ha identificado otra punta de proyectil de sílex local, similar a las puntas de Nochaco (Núñez et al. 2016). Por último, recientemente se ha discutido el sitio Pilauco en la comuna de Osorno. Se ha recuperado una gran cantidad de restos de megafauna, especialmente Gonfoterio, que sin embargo no presentan una asociación completamente clara a caza o consumo humano. En él se ha caracterizado una industria lítica bifacial realizada en basalto de grano fino y obsidiana, que daría cuenta de una ocupación humana en el sector (Pino et al. 2012). Recientemente se ha identificado una huella humana datada en más de 15.000 años A.P, por medio de los sedimentos que quedaron en la huella (Moreno et al. 2019).

Período Arcaico El período Arcaico se ha documentado principalmente a través del estudio de sitios costeros y en menor medida en sitios del valle central y precordillera, planteándose una secuencia que abarca desde el Holoceno temprano hasta el Holoceno Tardío (Quiroz y Sánchez 2004). Para el Holoceno Temprano o Período Arcaico Temprano, las evidencias más tempranas se identifican en el sitio Marifilo 1, ubicado en la costa norte del lago Calafquén. Corresponde a un alero rocoso que documentaría una etapa de exploración del territorio cerca del 10.400 A.P. (Adán et al. 2004 y 2016). Otro contexto similar corresponde al sitio Pucón 6, ubicado en la ribera sur del Lago Villarrica y con fechas muy parecidas. Estos sitios con las evidencias registradas en la vertiente oriental de los Andes dan cuenta de una temprana presencia humana en los bosques templados andinos, con registros de incremento en los incendios producidos antrópicamente (Adán et al. 2016). Para los sectores costeros aún no se han registrado sitios con fechas tempranas, estimándose que, con las fluctuaciones de la línea de mar, muchos sitios tempranos puedan encontrarse bajo la línea de costa actual (Adán et al. 2016, Quiroz y Sánchez 2004). Para el Holoceno Medio o Período Arcaico Medio, asociado con el óptimo climático (ca. 7.000-4.000 años A.P.) se registra un aumento de los registros de ocupaciones humanas en los distintos ambientes. Los asentamientos costeros se caracterizan por la presencia de acumulaciones de conchas (conchales). Los sitios costeros identificados corresponden a Chan-Chan 18 en Valdivia, Puente Quilo 1, Chepu 005, Conchal Gamboa, San Juan 1, Yaldad 2 en la Isla Grande de Chiloé, Piedra Azul, Bahía Ilque 1, Punta Metri en el Golfo de Reloncaví; y Bellavista 1 y Quiriquina 1 en Concepción (Campbell y Quiroz 2015, Reyes et al. 2020, Sierralta et al. 2019). Todos estos sitios

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evidencian un manejo de recursos costeros con caza de lobos marinos y aves, pesca y recolección de moluscos (Adán et al. 2016). En la sección cordillerana se registra evidencia en Alero Marifilo 1 y Loncoñanco 2, evidenciando una adaptación a espacios boscosos cordilleranos, primando el consumo de pudú, zorro chilla, con desarrollo de una industria lítica de materias primas locales y punzones hechos sobre huesos de zorro (Adán et al. 2016). Estos campamentos podrían haber operado como espacios de paso para la explotación de recursos de otros pisos ecológicos o del ámbito oriental de la cordillera de los Andes (García 2005). En el valle central se identifica Alero Quillén 1, en el tramo medio del río Cautín. Este es uno de los pocos sitios con evidencia de cazadores recolectores en el valle, y en él se observa un consumo principal de animales menores y una disminución en la recolección de vegetales. A partir de la presencia de obsidiana de Sollipulli es posible establecer vinculación con la vertiente occidental de los Andes (Adán et al. 2016).

Figura 3. Entierro de niño (Adán et al, 2010) Figura 4. Alero Marifilo-1, vista general (Adán et al 2010)

La ocupación de cazadores recolectores del Holoceno Tardío o Período Arcaico Tardío (ca 4.000- 2.000 años A.P.) se registra en todos los ambientes de la región, observándose un manejo de los recursos de amplio espectro como estrategias económicas específicas (Adán et al. 2016). Tanto en Alero Quino 1, Alero Quillén 1 y Cueva Los Catalanes se registran niveles precerámicos bajo las ocupaciones alfareras, podrían corresponder a ocupaciones de transición a períodos alfareros (Adán et al. 2016). En la costa, gran parte de los conchales del Holoceno Medio presentan ocupación asociadas al Arcaico Tardío. Se tiene antecedentes de la ocupación de la Isla Quiriquina y presencia de puntas tipo “Talcahuanenses” o con barbas de retención en sitios costeros en el área septentrional que darían cuenta de explotación de mamíferos marinos (Adán et al. 2016, Quiroz y Sánchez 2004).

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Se observa una intensificación de la ocupación costera con evidencia de instrumental especializado para la pesca. Durante el período final de la secuencia del Arcaico se observa el dominio de técnicas de navegación, permitiendo la colonización de islas más alejadas como Isla Mocha (Adán et al. 2016). Para los sectores cordilleranos se observa estos momentos en algunas secuencias de sitios en aleros, como en Alero Cabeza de Indio-1, registrándose ocupación de cazadores recolectores sin cerámica. En Reigolil se ha identificado ocupación de aleros estacionales hacia los 2.500 años A.P. En la ribera NE del Calafquén, cerca de Coñaripe, se ubica el sitio Resfalines 1, que presenta ocupaciones con abundante material lítico en forma de núcleos, desechos de talla e instrumentos de escasa formatización, elaborados en materia prima del mismo alero. Se ha interpretado una ocupación poco intensiva por parte de cazadores recolectores de movilidad reducida, pero reiteradas en el tiempo (Cordero 2010).

Período Alfarero El período Alfarero Temprano se manifiesta en el Centro Sur de Chile a través de la definición del complejo funerario Pitrén, el cual se extiende desde la cuenca del río Biobío por el norte, hasta la ribera norte del lago Llanquihue por el sur, con presencia en la costa, en el valle central, en la cordillera y en el sector oriental de los Andes (Aldunate 1989). Para el sector costero al sur del río Lebu, las ocupaciones alfareras tempranas presentan una amplitud temporal que va desde el 400 al 900 d. C., mientras que para sectores del interior se registran fechas que van desde el 300 al 1.000 d.C. (Adán et al. 2016). En general las ocupaciones alfareras tempranas están caracterizadas por ser en Aleros o cementerios y habitaciones a cielo abierto. Los grupos Pitrén presentan una organización social definida en unidad básica familiar reducida, a modo de bandas cuya movilidad sería de tipo residencial. Por otro lado, la extensión de los cementerios da cuenta de espacios de agregación social que superan la unidad familiar (Adán et al. 2010, Adán y Mera 2011). El complejo Pitrén se caracteriza por presentar un conjunto cerámico característico, destacando las formas zoomorfas, fitomorfas y antropomorfas, así como decoración en pintura roja (Aldunate 1989). En lo que refiere a las clases de sitios identificados para este complejo, en el espacio cordillerano se han documentado aleros, sitios habitacionales abiertos y cementerios (Adán et al. 2007). Este espacio presenta una mayor profundidad temporal que en los valles y la costa, destacando el caso cementerio de Los Chilcos, el que presenta fechados desde el 300 d.C., conformándose de esta manera como el cementerio Pitrén más temprano identificado a la fecha (Adán et al. 2007, Adán y Mera 2011). En el Valle Central, en cambio, sólo se han caracterizado sitios funerarios, lo cual se vincula más a la carencia de investigación sistemática, que a la ausencia de otro tipo de asentamientos. Los asentamientos funerarios se caracterizan por situarse en el curso medio de los ríos, lo cual permite suponer que utilizaron los cursos fluviales como vía de movilidad (Adán y Mera 1997). A pesar de que no es posible establecer una única forma de entierro, en general los cementerios se emplazan en lomajes con buena visibilidad del entorno, sus tamaños son pequeños a grandes,

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con enterratorios simples y múltiples. Se registran hombres y mujeres, adultos y niños. El material cerámico tiende a presentarse más homogéneo y preferentemente monocromo. El material lítico se manifiesta a través de artefactos de uso doméstico, identificándose sobadores, raspadores, cepillos, artefactos de molienda, cantos astillados, entre otros. La presencia en JMC-1 de material lítico en sitios confeccionado en materias primas exóticas como obsidiana y guijarros de origen volcánico que da cuenta de contactos con el ámbito cordillerano. A esto se suman torteras en sitios como Lof Mawida km 15, By Pass Temuco y Villa JMC-1 y pequeños restos de textiles de fibras de alpaca en este último sitio, lo cual evidencia una actividad textil y su relación con el manejo de camélidos. En lo que refiere a patrón de subsistencia, el análisis bioantropológico de los restos en Lof Mawida Km 15, Licanco Chico, y Villa JMC-1 señala una dieta basada en la caza y recolección con incipientes aportes de alimentos ricos en hidratos de carbono (Adán y Mera 2011). Para las inmediaciones del área de influencia, en la Depresión Intermedia, se han identificado algunos registros de cementerios adscritos a grupos Pitrén. Dentro de esto destaca el sitio Los Lagos en la terraza fluvial en la ciudad de Los Lagos, cuya datación es del 915 d.C. y el sitio funerario Santa María, ubicado en el curso inferior del río Cruces que presenta una fecha de 845 d.C. (Adán et al. 2007). El Período Alfarero Tardío se ha caracterizado en base al sitio tipo El Vergel. En 1954 Bullock, a partir de las excavaciones en el Fundo El Vergel, en las afueras de Angol, define la existencia de una sociedad que denomina kofkeche, previa a la irrupción europea al lugar. Menghin entre 1959-60 plantea la existencia de una modalidad cultural Vergelense concentrándose en las provincias de Biobío, Malleco y Cautín y se extendería entre el 1.400 y el 1.550 d.C. (Adán et al. 2016). Este momento puede ser entendido como un período de gran dinamismo confluyendo procesos sociales y económicos que llevan a una importante complejidad social. En comparación con el período anterior, existen cambios en los estilos decorativos de la cerámica, una mayor diversidad de patrones funerarios, una consolidación en los trabajos en metal, un mayor y mejor manejo de recursos que podría asociarse a un aumento poblacional (Adán et al.2016). Los contextos fúnebres destacan por la recurrencia de entierros de adultos e infantes en urnas de cerámica, coexistiendo con entierros rodeados de piedras o simplemente extendidos. A estos patrones se agrega el entierro de urnas sobre wampos o canoas funerarias (Aldunate 1989). El conjunto de material cerámico se caracteriza por presentar, además de urnas funerarias, jarros simétricos y asimétricos monocromos, engobados en negro y rojo, ollas utilitarias con estrías anulares en el cuello y piezas con formas similares a las Pitrén, pero con decoración en rojo sobre blanco (Adán et al. 2016, Aldunate 1989). Este material cerámico tardío se inscribe en la llamada Tradición Alfarera Bícroma rojo sobre blanco que hace su aparición hacia el 1.100 d.C. y se presenta desde Cauquenes hasta Puerto Montt (Adán et al. 2003). Es posible identificar dos estilos decorativos en esta tradición, el Estilo Vergel y el Estilo Valdivia, los cuales presentan claras diferencias en lo que refiere a aspectos decorativos, cronológicos y espaciales. De esta manera, el Estilo Vergel se presenta con preferencia en torno a las localidades de Angol y Cañete, mientras que el Estilo Valdivia tiene una presencia más meridional, como Valdivia y Loncoche (Adán et al. 2003). En lo que refiere a la adscripción cronológica, el Estilo Vergel se manifiesta más temprano, con la aplicación de la decoración bícroma en piezas con una clara raigambre en las formas Pitrén. El Estilo Valdivia,

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aparentemente sería más tardío, observándose además la desaparición de las formas Pitrén, además de una normalización en el diseño (Adán et al. 2003). El complejo Vergel en el tramo medio del rio Cautín, ha sido identificado en sitios funerarios como Padre las Casas, Quinta Santa Elvira, a través de la presencia de enterratorios en urnas, propios de la ergología de este grupo y con fechados que lo sitúan hacia el 1.200 d. C. (Adán y Mera 2011). En lo que refiere a la transición entre Vergel y Mapuche, se ha señalado que este último se articula como tal a partir del contacto hispano y que su organización social y política sería una consecuencia de ésta (Aldunate 1989). Sin embargo, presenta una clara continuidad con los grupos Vergel, como el espacio habitacional, su composición y patrón de asentamiento, destacando en este último aspecto su emplazamiento sobre pequeñas colinas y asociados a cursos de agua, tal como se ha observado en sitios como Km 0- Enlace Temuco (Ocampo et al. 2003). Otro rasgo que presenta dicha continuidad son los montículos funerarios o Kueles, cuya presencia se remonta al menos al 1.300 d.C. en los valles de Purén, Lumaco y Cholchol, manteniendo su vigencia en las comunidades mapuches hasta el siglo XIX. Dichas estructuras remiten a una complejidad social y política que ciertamente se manifiesta antes del contacto hispano (Dillehay y Saavedra 2003). El estilo Ranco o Tringlo ha sido identificado en el sector meridional del centro-sur de Chile, registrándose en sectores de río Bueno, Lago Ranco, costa valdiviana y en algunos lugares septentrionales como Temuco o Cañete. Se registran principalmente formas cerámicas de platos y tazas, primando una decoración estrellada en las vasijas. Las formas se asemejan a contenedores formales europeos por lo que se ha tendido a asociar una vinculación a tiempos hispanos en su desarrollo (Adán et al 2016).

Figura 5. Jarro con decoración Tringlo. Colección MHAMVM-UACh (Adán et al 2010)

Figura 6. Plato con decoración Tringlo. Colección MHAMVM-UACh (Adán et al 2010)

3.1 ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS DEL ÁREA DE ESTUDIO GENERAL: CIUDAD DE VALDIVIA Y ZONAS ALEDAÑAS La investigación arqueológica en el área de la ciudad de Valdivia inicia con las primeras exploraciones realizadas por Latcham en 1928. Posterior a esto le siguen las investigaciones de Menghin y Van de Maele en la década de los años 60 (Adán et al. 2007). Existen labores que

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desde el año 90 indagan en la sección cordillerana de la cuenca del lago Calafquén realizando acercamientos a los grupos prehispánicos que ocuparon la zona (Urbina y Adán 2014). En particular para la cuenca de Valdivia, se ha descrito una intensa y amplia ocupación en el área desde el Periodo Alfarero Temprano hasta el Periodo Histórico (Mera 2011 citado en Urbina y Adán 2013). Actualmente existe una amplia evidencia que da cuenta de una importante densidad ocupacional en el área de Valdivia desde momentos prehispánicos tardíos y para los primeros siglos coloniales (Urbina y Adán 2014). La evidencia arqueológica de ocupación de Valdivia es posible de rastrear desde momentos alfareros con algunas evidencias acotadas del período Arcaico en el área cordillerana (ca 10.000 años AP) y en la costa norte de Valdivia (ca 6.000 años AP) en el sitio de Chan Chan-18 (Pino y Navarro 2005). En la ciudad misma los registros han sido esquivos, pero se ha registrado material lítico disperso característico de períodos Arcaicos en sectores centro-sur de la ciudad (Adán et al. 2017). Para el Período Alfarero Temprano (ca 350-1200 d.C.) se cuenta con las evidencias del sitio Santa María emplazado en la ribera del río Cruces, adyacente al humedal Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter (Adán y Mera 1997). Ya para el Período Alfarero Tardío (ca 1100-1552 d.C.) se observa un aumento en la cantidad de registro, evidenciándose sitios habitacionales, funerarios y algunos de congregación social. Existen evidencias en el área fundacional de Valdivia, en la calle Carlos Anwandter, lugar que correspondería a las casas descritas a la llegada de Pedro de Valdivia por Mariño de Lobera (1865 [1589]:138 en Adán et al. 2017). Existiría también una serie de evidencias en el perímetro de la actual área urbana como en por ejemplo en Cabo Blanco, Cau Cau, Paillao y Angachilla. Las dos últimas corresponden a evidencia doméstica en sectores contiguos a zonas húmedas bajas, muy cercano a humedales (Adán et al. 2017). El período colonial en la zona ha sido bastante más investigado en comparación al resto del territorio nacional, sin duda debido a la arquitectura monumental defensiva que configura el sistema de fortificaciones de la bahía de Corral. El período se expresa en Valdivia en la disposición de una serie de asentamientos hispanos en torno a la línea de costa y las márgenes de los ríos Valdivia y Cruces, los cuales incluyen los castillos de San Luis de Alba de Cruces, Monforte de Lemos en Niebla, San Luis de Alba de Amargos, San Sebastián de la Cruz en Corral, y San Pedro de Alcántara en isla Mancera. Asimismo, se emplazaron plazas urbanas en la confluencia de los ríos CauCau y Calle-Calle -actual ubicación de Valdivia-, y temporalmente durante el siglo XVII en la Isla de Mancera. En torno a estos nodos principales se desarrolló un sistema de avanzadas misionales que evolucionó a través de los siglos, con enclaves jesuitas y franciscanos en la costa de Niebla y Queule, en el sector de Estancilla, y hacia el interior en sectores como Mariquina y Quinchilca (Urbina 2007). En términos arqueológicos, esto se ha expresado en la diferenciación de espacios de ocupación hispana e indígena, especialmente con posterioridad al gran levantamiento de 1599 y la refundación de la ciudad hacia 1645. Dentro del casco urbano de Valdivia, el periodo se observa en la distribución de materialidad característica de la colonia, especialmente la fragmentería cerámica de tradición indígena que abastecía la ciudad, y aquella de tradición europea que llegaba a través de las rutas comerciales del Pacífico. Destacan entre ellas la producción de botijas para el transporte de vinos y agua; y la cerámica mayólica, o de esmalte estañífero.

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Si bien a nivel americano se observa una diversidad de centros de producción de mayólica, tanto en España como en enclaves coloniales de México, Panamá y Perú, en los sitios de Valdivia predominan aquellas de producción americana entre las que se han distinguido los tipos Panamá Liso, Panamá Azul sobre Blanco, Panamá Policromo y Más allá Policromo (Adán et al. 2014). Estos materiales se registran principalmente en sitios defensivos de la costa, así como en el área fundacional de la ciudad, ampliándose el área de circulación de este tipo cerámico (Adán et al. 2014). La presencia de cerámica mayólica en sitios coloniales es considerado un marcador de estatus, además de convertirse en un marcador del siglo XVII (Rovira 2001). Muy probablemente el tipo cerámico Panamá Policromo estaría vinculado a la refundación de Valdivia, desde 1645-1647 en adelante (Urbina et al. 2012), o al menos hasta la destrucción de Panamá Viejo y con ello el centro de producción del tipo Panamá Policromo (Rovira 2001). De la misma forma, las lozas inglesas del siglo XVIII-XIX refieren al área habitada por inmigrantes europeos hacia los finales del período Colonial y comienzo de la República y se han registrado en sitios próximo a la rivera fluvial como son Casa Deportes-Campus Cultura, Casa Prochelle 1, Torreón el Barro, Casino Valdivia, Plaza Pedro de Valdivia, Contraloría Regional, Yungay 773 y Jardín Agroecológico (Urbina et al. 2012). 3.2 ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS DEL ÁREA DE ESTUDIO EN ESPECÍFICO: BARRIO ESTACIÓN.

En relación a aquellos Monumentos Nacionales y objetos de interés patrimonial presentes en el sector aledaño al proyecto, definido como 1 kilómetro radial, es posible destacar tanto la presencia del sitio arqueológico “Avenida Ecuador 01” (Adán et al, 2017) como la Estación de trenes de Valdivia.

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Figura 7. Emplazamiento del sitio Avenida Ecuador 01 y los Monumentos Históricos Torre Picarte y Estación Valdivia

con respecto al polígono del proyecto (en rojo).

N° Tipo de Monumento Nombre Distancia del proyecto

1 Monumento Arqueológico

Av. Ecuador 01 145 m (Sureste)

2 Monumento Histórico/ Arqueológico

Torreón Picarte 590 m (Noroeste)

3 Monumento Histórico Estación Valdivia (Once Piezas Ferroviarias)

360 m (Sureste)

Tabla 1. Registro de monumentos aledaños al área del proyecto.

El sitio “Avenida Ecuador 01”, corresponde al Monumento Nacional en la categoría de Monumento Arqueológico más próximo al polígono del proyecto, siendo un asentamiento doméstico habitacional de adscripción histórica compuesto por una pequeña dispersión de fragmentos cerámicos, loza y una cuenta de vidrio, ubicados a 158 m hacia el sur-este del proyecto (ver figura 7). Su presencia constituye un antecedente relevante, en cuanto permite establecer que existe potencial de encontrar material cultural arqueológico en el área de estudio. En cuanto a la Estación de Trenes de Valdivia, esta se enmarca dentro del ramal ferroviario que comprende los tramos de Antilhue-Valdivia, encontrándose a 350 m hacia el sureste del

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proyecto (ver figuras 8 y 9). En la actualidad, esta estación forma parte del Centro de Creación (CECREA) del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y forma parte de un proceso de declaratoria cómo monumento histórico, representando un hito en la historia ferroviaria del sur del país, que une valores arquitectónicos, paisajísticos, tecnológicos, históricos e identitarios (com. pers Claudia Jiménez) Con respecto a este Monumento Histórico, es necesario destacar que lo que esta declarado como tal corresponden a 11 piezas ferroviarias (locomotora y coches) que se encuentren al interior de la misma. Estas piezas fueron declaradas como Monumento Histórico mediante el Decreto n°89 de 2009 del Ministerio de Educación.

Figura 8. Estado actual de la estación de Valdivia En Chile, la extensión de la línea férrea hacia el sur vino a resolver los problemas de la conexión terrestre hacia el sur del país (Casanelli, 2006). El tránsito era casi imposible desde mayo hasta octubre, quedando la zona aislada por la crecida de los ríos y esteros hasta por quince y veinte días (Alliende y Piedad, 2001). La construcción de la línea al sur comenzó en enero de 1856, y las sucesivas dificultades económicas y lentitud de las obras llevaron al Gobierno de la época a comprar en 1873 las acciones del ferrocarril al sur (Alliende y Piedad, 1997). Bajo la administración de Balmaceda (1886-1891) se concibe un extenso plan de construcción de ferrocarriles, acuñándose el término longitudinal (Ibid). En noviembre de 1898 se inaugura la línea Temuco-Pitrufquén. La construcción del longitudinal continuaría avanzando por espacio de 14 años más. El tramo de 119 kms. entre Antilhue y Osorno se inició desde Osorno hacia el norte quedando terminado en 1895 hasta Pichi Ropulli y en mayo de 1902 hasta Antilhue, a orillas del Calle-Calle (Ibid). El tramo de 114 kms. que quedaba entre Pitrufquén y Antilhue fue contratado posteriormente y fue terminado en septiembre de 1907. La llegada del ferrocarril a la zona de Valdivia se produce en el año 1895, fecha en que se conecta a la red troncal nacional, a través del ramal Antilhue-Valdivia (Ibid).

Históricamente la Estación de Valdivia ha tenido dos edificaciones. La primera Estación fue construida en albañilería y madera, en dos pisos (Alliende y Piedad, 2001). Destacando la utilización de elementos constructivos como los pilares típicos de las estaciones de la época; estos generaban corredores perimetrales en 1º piso; que constituían un espacio techado en torno al inmueble; más adelante se observa una transformación del corredor vidriado en 2º piso

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del edificio Estación. Finalmente este primer edificio Estación fue destruido en el terremoto de 1960, y reconstruido con las características del edificio actual siendo utilizado como estación hasta 1992.

Figura 9. Fotografías de la Estación de Valdivia antes y después del terremoto de 1960 (memoriachilena.com)

Finalmente, es importante mencionar que a 500 m al noroeste del terreno del actual proyecto se sitúa la Torre Picarte, correspondiente a un remanente de las fortificaciones de la Valdivia Colonial, construida a fines del siglo XVIII con ladrillos y cal y que siguió teniendo diversos usos durante el primer siglo republicano (calabozo, molino, lugar de ajusticiamiento, almacén de pólvora). La Torre fue declarada como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico mediante los decretos n° 744 de 1926 y n° 3512 de 1928.

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4. INSPECCIÓN VISUAL

4.1 INTRODUCCIÓN

Con el fin de garantizar la ausencia superficial de material arqueológico, de manera previa a las

obras de construcción dentro del proyecto se realizó una inspección visual, por parte de un

arqueólogo titulado. Se realizaron tres campañas de inspección en tres días, correspondientes a

las fechas del 5, 8 y 10 de julio de 2021. Lo anterior debido a condiciones climáticas adversas,

que dificultaban la identificación de elementos arqueológicos en superficie.

4.2 METODOLOGÍA

La metodología de trabajo consistió en una inspección visual pedestre a partir del cual se

recorrió el área de interés a través de transectas paralelas con orientación NE a SE, separadas

unas de otras a no más de 20 metros. La prospección fue dirigida en virtud del área del proyecto

y la biogeografía. La inspección arqueológica consideró el uso de tecnología GPS, empleando un

GPS Garmin 64sx georreferenciado en coordenadas UTM (WGS 84), documentando los tramos

recorridos a través de un set fotográfico y la planimetría (Tracks), considerando el

posicionamiento cartográfico de los elementos presentes en caso de existir hallazgos

arqueológicos y/o patrimoniales en el sector evaluado. Cabe agregar que se consideró un

recorrido más intenso, en aquellos sectores con una mejor visibilidad.

4.3 RESULTADOS

En general, el sector prospectado mostró evidencias de intervención superficial, lo cual se debe

en parte a que se encuentra en un área urbana de la ciudad de Valdivia. Parte de los tramos

prospectados se encuentran recubiertos por pastelones de cemento, con amplia presencia de

basura subactual. Si bien no fue posible identificar material arqueológico en superficie, si se

identificó el hallazgo de dos cuevas y tres oquedades aledañas, cuyas características serán

descritas en acápites posteriores.

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Figura 10. Tracks de prospección en azul, con la presencia de las cuevas (C1) y oquedades (O1).

Imagen 11. Vista panorámica hacia el norte

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Imagen 12. Vista panorámica hacia el sur

4.3.1. Variables en la identificación del material arqueológico:

La técnica de prospección arqueológica, se encuentra sujeta a la acción de variables

independientes al control del arqueólogo, las que pueden producir alteraciones importantes en

el desarrollo de la inspección y por ende pueden incidir en la calidad del registro. Estas variables

son:

a) La visibilidad: que “dice relación con las características y variabilidad del medio

ambiente en el área de estudio específica y las dificultades para que un observador

pueda detectar la presencia de materiales culturales sobre o bajo el terreno” (Gallardo

y Cornejo 1986:411) En el área del proyecto la visibilidad va de regular a mala,

dependiendo de las distintas áreas del predio. En el área oeste del proyecto, existe un

conjunto denso de murra o zarzamoras, juncos y vegetación arbustiva, sucediendo algo

similar en el área suroeste del proyecto, donde existe un conjunto de vegetación

removida. A lo anterior se suma la presencia de cuerpos de agua en superficie. En el

resto del área del proyecto se mantiene una visibilidad regular con presencia baja de

pastizales.

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Imagen 13. Vista desde sectores con mala visibilidad, la flecha roja en la fotografía inferior-

derecha, indica un montículo de vegetación.

Imagen 14. Vista desde sectores con visibilidad regular

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b) La obstrusividad: que se encuentra “relacionada a la naturaleza de los materiales

arqueológicos y a su sensibilidad para ser descubiertos por una técnica específica” (Ibíd.,

p.410). En el área de estudio la obstrusividad es media, en cuanto los colores pardos

monocromos de las cerámicas alfareras tardías presentes en la ciudad de Valdivia, son

bastante diferentes al color verde de la vegetación, pero es medianamente similar al

color del sedimento arcilloso limoso pardo presente en algunos agujeros o pequeños

despejes superficiales durante la prospección.

Imagen 15. Agujero con perfil representativo de los sedimentos pardos

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c) La accesibilidad que “se encuentra vinculada a las constricciones impuestas sobre la

movilidad del observador para alcanzar un determinado lugar. Las variables que

afectan la accesibilidad son: 1) clima, 2) ambiente biótico, 3) topografía, 4) extensión

de caminos y 5) patrones de tenencia de tierra” (Ibíd., p.411). En el área del proyecto la

accesibilidad es buena, debido principalmente a que las intervenciones se

desarrollarán dentro del área urbana de la ciudad de Valdivia.

Imagen 16. Vista del acceso al proyecto (flecha roja).

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4.3.2. Hallazgos

Durante la inspección visual, si bien no fue posible detectar material de carácter arqueológico

en superficie, si se logró identificar la presencia de dos cuevas (coordenada: 18 H 651589.00 m

E 5590461.00 m S) y tres oquedades (coordenada: 18 H 651593.00 m E 5590442.00 m S) en una

barda de arenisca o cancagua dispuesta al sur del predio. En la figura 22 se puede apreciar su

emplazamiento dentro del predio del proyecto.

A continuación se dan a conocer descripciones de los hallazgos realizados.

Figura 17. Vista de las cuevas

a) Cueva rectangular: Corresponde a la cueva con mayores dimensiones, encontrándose al

Oeste de la cueva chica a unos 10 m de separación aprox. Las dimensiones máximas son:

Profundidad: 3,6 m; Ancho: 2,6 m; Altura 2 m. Se observan improntas al interior de la

cueva, con evidencias de que está claramente fue canteada, existiendo una forma

angular rectangular tanto al final de esta como en planta. Destaca la presencia de un

conjunto de incrustaciones (N= 22) puestas en el arco de la cueva de manera linear y

continua. Dichas incrustaciones en algunos casos tienen maderas con un clavo de talón

circular en el centro y en otros únicamente esta la impronta. Las dimensiones de las

improntas son en promedio 8,5 cm de largo por 3,5 cm de ancho. En superficie existe

diversa basura actual con signos de una ocupación reciente (evidencias de que en su

interior se han encendido fogatas: carbón y hollín en techo y paredes). No registra

material arqueológico y exhibe en superficie con afloramientos de la roca arenisca.

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Figura 18. Vistas desde el exterior, del interior y detalle de las incrustaciones interiores de la

cueva rectangular

b) Cueva ovalada: Las dimensiones máximas son: Profundidad: 3,6 m; Ancho: 2,6 m; Altura

2 m. Al igual que en la cueva rectangular, se observan improntas al interior existiendo

evidencias de que está claramente fue canteada, teniendo una forma ovalada tanto en

la entrada, la planta y al final de esta. El número de incrustaciones (N= 20) es menor en

comparación a la cueva rectangular, pero mantiene el mismo patrón, en cuanto se

encuentran dispuestas en arco de manera linear y continua. Las incrustaciones, en

algunos casos, tienen maderas con un clavo de talón circular en el centro y en otros

únicamente esta la impronta. Las dimensiones de las improntas (al igual que en la otra

cueva) son en promedio 8,5 cm de largo por 3,5 cm de ancho. Presenta evidencias de

que en su interior se han encendido fogatas (carbón y hollín en techo y paredes). Hay

basura actual tanto dentro como afuera de la cueva, sin observar material arqueológico

y con afloramientos de roca arenisca en el suelo.

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Figura 19. Vistas desde el exterior, desde el interior y detalle de incrustaciones del

interior de la cueva ovalada

c) Panel de oquedades: Corresponde a una agrupación de tres oquedades dispuestas

contra la barda sur, separados de las cuevas a unos 19 m hacia el este. Las tres se

encuentran pintadas, y en algunas es posible identificar parte de un aglomerado,

probablemente cemento. No se observa material cultural a su interior o en la base

donde están dispuestas. Las dos que se encuentran en el sector inferior están cubiertas

por una pintura blanca, teniendo una forma rectangular y dimensiones bastante

similares (profundidad: 50 cm; altura: 50 cm; ancho: 1 m), sin encontrar material cultural

en su interior. La tercera oquedad, se ve cubierta de forma parcial por la vegetación y

pintada de color azul. En su sector superior es semicircular (altura: 70 cm) y en su base

recta (ancho: 50 cm) con una profundidad de 35 cm aprox. Su forma es muy similar a las

animitas.

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Figura 20.Oquedades dispuestas en la barda de cancagua y detalles respecto a la presencia de

pintura y cemento.

Tanto en el caso de las cuevas como las oquedades, estás no mantienen material arqueológico

en superficie y tampoco se observa que tengan un potencial estratigráfico o de excavación, en

cuanto la roca arenisca donde están confeccionadas las cuevas afloran en la superficie, al interior

de las mismas. A su vez, los socavones se disponen dentro de la roca misma.

En relación a los estudios sistemáticos recientes desarrollados en el sector del Barrio Estación

(Adán et al, 2017), no fue posible encontrar registro de estos hallazgos, lo cual se puede deber

a las condiciones de visibilidad por la cobertura vegetal. Tanto la ausencia de material

arqueológico en superficie como de arte rupestre, hacen difícil comprender una adscripción

temporal específica, sin embargo, debido a la forma de los clavos asociados a las incrustaciones

dentro de las cuevas y a la pintura con cemento asociada a las oquedades se infiere que pueden

corresponder a tiempos históricos republicanos. No obstante, es necesario realizar mayores

estudios para lograr asegurarlo.

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5. MONITOREO ARQUEOLÓGICO

5.1 INTRODUCCIÓN

Corresponde a la supervisión permanente de las obras de un proyecto en un área determinada

que impliquen la remoción superficial o sub superficial terrestre del terreno por parte de un

arqueólogo (a) y/o licenciado (a) en arqueología, con el objetivo de identificar oportunamente

y evitar la pérdida de bienes arqueológicos no identificados. Se realizó durante las semanas del

05.07.21. y el 12.07.21. contemplando tanto un sondaje con barreno (10 cm de diámetro)como

la ejecución de seis calicatas de mecánicas de suelo con dimensiones de 1 m x 0,7 m, las cuales

fueron realizadas a pala.

Figura 21. Emplazamiento de las calicatas de acuerdo a las disposiciones del proyecto.

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5.2 METODOLOGÍA

Las actividades del monitoreo arqueológico en el proyecto se desarrollaran siguiendo los siguientes lineamientos:

a) Descripción de las actividades de supervisión arqueológica de cada uno de los frentes de excavación evaluados durante el mes, especificando fecha.

b) Planimetría a escala de las obras y actividades del proyecto, en relación al estado de avance de las mismas y las áreas monitoreadas por el arqueólogo.

c) Registro fotográfico (de alta resolución) de los distintos frentes de excavación y sus diferentes etapas de avances.

d) De evidenciarse restos arqueológicos, implementar la medida de registro y aviso al Consejo de Monumentos Nacionales.

e) El informe final de monitoreo debe dar cuenta de las actividades realizadas, y de haberse detectado sitios arqueológicos, incluir la información de rescate correspondiente. En estos casos se incluirá una revisión bibliográfica de la zona, el análisis (por tipo de materialidad) y la conservación de todos los materiales arqueológicos que se encuentren motivo de esta actividad.

f) De recuperarse materiales arqueológicos, la propuesta de destinación definitiva deberá ser indicada al momento de entregar el informe final del monitoreo, para lo cual, se remitirá un documento oficial de la institución museográfica aceptando la eventual destinación. Se deben solventar los gastos de análisis, conservación y embalaje del material arqueológico, así como su traslado a la institución receptora.

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5.3 RESULTADOS

El emplazamiento final del sondeo con barreno y las calicatas variaron respecto a lo establecido

en una fase inicial. Lo anterior se debe a que las condiciones del terreno en términos de

biogeografía y relleno no permitieron que se establecieran donde fueron georreferenciadas en

un comienzo.

Por otra parte, es necesario indicar que en forma previa a cualquier labor de excavación, se

realizó una charla de inducción arqueológica a todos los trabajadores, dando a conocer nociones

básicas de la arqueología, legislación patrimonial y ambiental vigente, antecedentes

arqueológicos específicos del área de estudio y protocolos en caso de hallazgos.

Figura 22. Emplazamiento de las calicatas y sondeo con barreno en terreno.

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Figura 23. Excavación de las calicatas En el caso específico de C6, se solicitó que se pudiera realizar otra de forma adyacente, debido a que la excavación se vio entorpecida por la presencia de una fundación de cemento, generándose así la calicata 6.2. A continuación se darán a conocer los resultados de acuerdo al barreno y a las calicatas en orden de número correlativo: Barreno (18 H 651658 5590430): El testigo de barreno o sondaje, sirve como referencia para comprender cuál es el comportamiento de la estratigrafía del predio y en qué momento es posible identificar napa durante las excavaciones. El tubo de sondaje tiene un diámetro de 10 cm, y los testigos de excavación han sido dispuestos en un recipiente de madera cada 1 m. A continuación se da a conocer información de los sedimentos extraídos hasta llegar a un cambio de capa poco orgánica que ha sido establecida como estéril.

0-50 cm: Sedimento limo arcilloso color pardo con gran cantidad de clastos pequeños subredondeados a modo de relleno. Es posible identificar agua a los 30 cm de excavar.

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50-100 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color pardo con gran cantidad de clastos pequeños subredondeados a modo de relleno. Es posible identificar agua a los 85 cm la presencia de hormigón, lo que evidencia una intervención subactual profunda dentro del área de estudio.

Figura 24. Presencia de hormigón en el barreno.

100-150 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color pardo con una baja en la frecuencia de clastos pequeños subredondeados. A 1,45 m es posible identificar rocas de tipo ígnea. Hasta esta profundidad es posible identificar basura subactual.

150-200 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color pardo con presencia de clastos pequeños subredondeados.

200-250 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso con presencia de clastos pequeños subredondeados. Cambia el color pardo a uno grisáceo.

250-300 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color grisáceo con ausencia de clastos pequeños subredondeados.

300-350 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color grisáceo.

350-400 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color grisáceo-pardo. A los 3,8 m aparece madera similar a la de juncos, la cual comienza a salir de forma espóradica.

400-500 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color grisáceo-pardo con presencia espóradica de madera. A los 4,7 m comienza a aparecer bolsones de arena gris.

500-600 cm: Se mantiene el sedimento limo arcilloso color grisáceo-pardo con presencia espóradica de madera y de bolsones de arena gris. A 5,7 m de profundidad se genera un cambio de capa a una arena gruesa inorgánica, la cual se mantiene en los siguientes m de excavación. Se considera que esta capa es de carácter estéril.

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Figura 25.Testigos de barreno

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Calicata N°1 (18 H 651614 5590396): Los primeros 20 cm de excavación se ven compuestos por arcilla con amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa un limo arcilloso color pardo, con manchas color naranja el cual se encuentra presente hasta llegar al final de la excavación a 1,5 m. A través de la excavación fue posible identificar un conjunto de basura actual y subactual en sus alrededores y dentro de la misma calicata, la cual se concentraba en los niveles iniciales (hasta los 30 cm). Sin embargo, es posible encontrar basura a una profundidad de 1,2 m. No hay material arqueológico.

Figura 26. Detalles de la excavación en C1

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Calicata N°2 (18 H 651600 5590435): Los primeros 20 cm de excavación se ven compuestos por arcilla con amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa una arena limosa muy consolidada, similar a la roca cancagua circundante pero bastante menos compacta en comparación a esta, haciéndolo un sedimento bastante más friable, manteniéndose este sedimento hasta el final de la excavación. Se observa la presencia de napa freática al 1,2 m, llegando la excavación hasta 1,3 m sin existir material cultural de ningún tipo. No hay material arqueológico.

Figura 27. Detalles de la excavación en C2

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Calicata N°3 (18 H 651635 5590455): Los primeros 10 cm de excavación se ven compuestos por arcilla con amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa un sedimento limo arcilloso color pardo oscuro con amplia presencia de clastos subangulares pequeños y grandes, los que corresponden a un relleno, lo que se mantiene hasta el final de la excavación. A los 40 cm aparece la napa freática, la cual se mantiene hasta los 90cm (fin de la excavación). No hay material arqueológico.

Figura 28. Detalles de la excavación en C3

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Calicata N°4 (18 H 651656 5590414): Los primeros 30 cm de excavación se ven compuestos por un sedimento limo-arcilloso color pardo oscuro con relleno y amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa un sedimento arcilloso-limoso color pardo gris, con mayor compactación y más plástico. A los 50 cm aparece la napa freática, la cual se mantiene hasta los 70cm (fin de la excavación). No hay material arqueológico.

Figura 29. Detalles de la excavación en C4

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Calicata N°5 (18 H 651671 5590459): Los primeros 10 cm de excavación se ven compuestos por arcilla con amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa un sedimento limo arcilloso color pardo oscuro con amplia presencia de clastos subangulares pequeños correspondientes a un relleno, los cuales aumentan en frecuencia alrededor de los 20 cm y manteniéndose hasta el final de la excavación. A los 50 cm aparece la napa freática, la cual se mantiene hasta 1,4 m (fin de la excavación). No hay material arqueológico.

Figura 30. Detalles de la excavación en C5

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Calicata N°6 (18 H 651675 5590445): Los primeros 10 cm de excavación se ven compuestos por arcilla con amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa un sedimento limo arcilloso color pardo claro friable. A los 25 cm de excavación comienzan a salir escombros que cubren ¾ partes de la calicata en sí, lo cual se mantiene hasta los 40 cm. Debido a las grandes dimensiones de los escombros, se decide cerrar la excavación y abrir una nueva calicata (6.2) No hay material arqueológico.

Figura 31. Detalles de los escombros en la excavación de C6

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Calicata N°6.2 (18 H 651673 5590439): Los primeros 10 cm de excavación se ven compuestos por arcilla con amplia presencia de raicillas por la vegetación circundante. Posterior a ello, se observa un sedimento limo arcilloso color pardo oscuro con baja presencia de clastos subangulares pequeños y medianos, los que corresponden a un relleno, lo que se mantiene hasta el final de la excavación. Se cierra a los 50 cm No hay material arqueológico.

Figura 32. Detalles de la excavación en C6.2

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6. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

A partir de la inspección visual y el monitoreo arqueológico, es posible señalar que no se

realizaron hallazgos arqueológicos. No obstante, en virtud de la presencia de las cuevas y

oquedades, es posible que exista material de tipo arqueológico de manera subsuperficial en ese

sector del predio en el cual no se desarrollaron las labores de intervención subsuperficial que

fueron monitoreadas. A continuación se desprenden recomendaciones tomando en

consideración las variables en la identificación del material arqueológico:

a) Si bien no fue posible identificar material arqueológico en superficie, debido a los

antecedentes arqueológicos presentes en la ciudad de Valdivia sería recomendable el

considerar un monitoreo arqueológico permanente para trabajos futuros que impliquen

el movimiento de tierra, considerando que existen antecedentes de sitios arqueológicos

aledaños al área del proyecto (ej: Avda Ecuador 01). En ese contexto, la inspección

superficial solo contempla una revisión superficial de un terreno con visibilidad media-

regular, no pudiendo descartar que exista material arqueológico de manera

subsuperficial.

b) Confeccionar un protocolo ante hallazgo imprevisto, con el fin de mantener un marco de acción específico y transversal en caso de hallazgo arqueológico durante las obras de construcción y excavación. De todas maneras se establece que en caso de efectuarse un hallazgo arqueológico o paleontológico durante las excavaciones del proyecto, y a fin de evitar incurrir en el delito de daño a Monumento Nacional establecido en el artículo N° 38 de la Ley N° 17.288, se deberá proceder según lo establecido en los artículos N° 26 y 27 de la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales y el artículo N° 23 del D.S N° 484 Reglamento sobre excavaciones y/o prospecciones arqueológicas, antropológicas y paleontológicas, paralizando toda obra en el sector del hallazgo e informando de inmediato y por escrito al Consejo de Monumentos Nacionales, para que este organismo determine los procedimientos a seguir, cuya implementación deberá ser efectuada por el titular del proyecto. En los anexos se propone un diagrama de flujo como referencia del procedimiento a realizar en caso de hallazgo.

c) En relación a la presencia de las cuevas, aunque no es posible establecer

fehacientemente por ahora su funcionalidad, es posible plantear de manera preliminar

que pudieron estar asociados con la extracción de bloques o arenisca molida para alguna

función indeterminada o que sirvieron para generar carbón vegetal, al menos en el caso

de la cueva ovalada con abundante hollín en sus paredes y techo. En este último caso,

las incrustaciones en sus paredes pudieron haber sido parte de un sistema para cerrar

las cuevas durante el proceso de carbonización. Si esto es así, en la parte superior de la

barda deberían presentar una pequeña excavación vertical para tiraje. La hipótesis del

generador de carbón vegetal parece ser la más plausible en cuanto algunas de las

incrustaciones se encuentran quemadas, tanto hacia las paredes como en el techo.

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En el caso de las oquedades es más difícil establecer algún tipo de funcionalidad clara

en forma preliminar. No obstante, la morfología de la oquedad central es muy similar a

las grutas religiosas, por lo que podría estar relacionado con un inmueble de carácter

cristiano.

Aunque es difícil establecer una cronología detallada para cuevas y oquedades, todo

apunta que habrían sido generadas y usadas en tiempos históricos republicana recientes

(siglo XX) o en momentos subactuales. En ese sentido se podrían asociar con la época

de ocupación más intensiva de este sector poniente de la ciudad de Valdivia, asociada

al barrio Estación, y que se habría desarrollado desde fines del siglo XIX y ya más

fuertemente durante el siglo XX.

Con respecto a las recomendaciones en torno a las cuevas y oquedades y oquedades, se

esbozan dos alternativas:

i) En el caso de que este sector del predio no sea intervenido por el proyecto, establecer

un área de exclusión para el sector de las cuevas y oquedades, contemplando la

instalación de cercados perimetrales visibles y que no serán afectados por las obras o

actividades del proyecto. Ésta puede ir acompañada de la instalación de señalética que

indique la presencia de un sitio arqueológico y su protección legal. El área de exclusión

implica una medida de protección para excluir dentro de la obra, áreas con uno o varios

sitios arqueológicos que generalmente pueden estar relacionados, garantizando así su

protección en términos patrimoniales y contextuales (relación entre los sitios).

ii) En el caso de que esta área se vea intervenida por el proyecto, se deberá desarrollar

un plan de manejo arqueológico, que deberá contemplar en primer lugar una

caracterización subsuperficial del área mediante pozos de sondeo, con el objetivo de

realizar un diagnóstico del potencial material arqueológico emplazado de forma

subsuperficial. Al respecto, la ley de monumentos señala que cualquier tipo de

excavación con fines arqueológicos debe ser autorizada previamente por parte del CMN.

En cuanto a esta propuesta, es necesario contemplar que el potencial estratigráfico o

de excavación es bajo, en términos de que es posible observar en algunos sectores la

roca cancagua (en la cual están labradas las cuevas) de forma superficial.

Eduardo Silva C. Arqueólogo

Daniel Pavlovic B. Arqueólogo

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7. ANEXOS

7.1 CHARLAS DE INDUCCIÓN

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42

7.2 DIAGRAMA ANTE HALLAZGO IMPREVISTO

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43

8. BIBLIOGRAFÍA

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reevaluación a partir de las colecciones. Boletín de la Sociedad Chilena de Arqueología. 24: 33-

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Adán, L., Mera, R., Uribe, M. y M. Alvarado. 2003. La Tradición bicroma rojo sobre blanco en la

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