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78 PARÉNTESIS diciembre 2003 del más allá Wilson Araya busca confrontarse cara a cara con las cosas que la ciencia no ma- neja para abrir nuevos caminos de esperanza, en especial a los enfermos de cán- cer. No niega a Dios ni a los milagros, y su sueño es que algún día caiga el muro que divide ciencia y espiritualidad. TEXTO CECILIA EYZAGUIRRE E . FOTOS RODRIGO SÁNCHEZ En los límites de la ciencia E l perfume del incienso nos da la bien- venida en la sala de espera. También un diario mural donde se anuncian talleres de kundalini yoga, reiki, medita- ciones de autosanación, nutrición holística, apiterapia, alimentación emocional, sanación con esencias florales... Más parece la entrada al restaurante naturista “El Huerto” que la consulta de un médico internista titulado en la Universidad de Berlín. El doctor Araya no es ni pariente del capi- tán Araya (“que embarca a la gente y se queda en la playa”). Siguiendo una ruta trazada por él, este Araya se embarca con sus pacientes en un viaje de sanación, y navega con ellos por mares pocos transitados por la medicina tradicional. Como timón lleva su formación científica, de brújula y sextante a la observa- ción y la intuición. Tiene la valentía de acer- carse a las zonas oscuras, tripular de noche tanteando el curso de las corrientes, internar- se en las profundidades y buscar la luz en los abismos. Guiado por la experiencia de los buenos resultados, va confiado, hinchando las velas con los soplos de la fe, la esperanza y el amor para llegar a su puerto. Esto es, la recuperación de la salud y la mejor calidad de vida de sus pacientes. Wilson Araya pertenece a la generación de los “retornados” de los ’90. Oriundo de La Se- rena, tenía 22 años cuando en 1973 abandonó el país. Su familia era militante de izquierda, su padre y hermanos fueron detenidos, y por extensión podía ocurrirle lo mismo a él; se sentía inseguro y decidió partir. Ya estaba ca- sado y con su mujer se fue a Alemania. Allá nacieron sus dos hijos y allá también estudió. Pensando que la situación en Chile pronto se normalizara, estudió una carrera corta: Histo- ria, con mención en Pedagogía. Luego, com- putación. Y finalmente Medicina, cuando cayó en cuenta que el régimen militar tenía para rato: “si hubiese sabido que iba a durar tanto habría entrado inmediatamente, porque Dr. Wilson Araya

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Page 1: En los límites de la ciencia · Wilson Araya busca confrontarse cara a cara con las cosas que la ciencia no ma- ... de sus capacidades innatas de ... l Técnicas bioenergéticas

78 PARÉNTESIS diciembre 2003 diciembre 2003 PARÉNTESIS 79

del más allá

Wilson Araya busca confrontarse cara a cara con las cosas que la ciencia no ma-neja para abrir nuevos caminos de esperanza, en especial a los enfermos de cán-cer. No niega a Dios ni a los milagros, y su sueño es que algún día caiga el muro que divide ciencia y espiritualidad.

TEXTO CECILIA EYZAGUIRRE E . FOTOS RODRIGO SÁNCHEZ

En los límites de la ciencia

El perfume del incienso nos da la bien-venida en la sala de espera. También un diario mural donde se anuncian

talleres de kundalini yoga, reiki, medita-ciones de autosanación, nutrición holística, apiterapia, alimentación emocional, sanación con esencias florales... Más parece la entrada al restaurante naturista “El Huerto” que la consulta de un médico internista titulado en la Universidad de Berlín.

El doctor Araya no es ni pariente del capi-tán Araya (“que embarca a la gente y se queda en la playa”). Siguiendo una ruta trazada por él, este Araya se embarca con sus pacientes en un viaje de sanación, y navega con ellos por mares pocos transitados por la medicina tradicional. Como timón lleva su formación científica, de brújula y sextante a la observa-ción y la intuición. Tiene la valentía de acer-carse a las zonas oscuras, tripular de noche tanteando el curso de las corrientes, internar-se en las profundidades y buscar la luz en los abismos. Guiado por la experiencia de los buenos resultados, va confiado, hinchando las velas con los soplos de la fe, la esperanza y el amor para llegar a su puerto. Esto es, la recuperación de la salud y la mejor calidad de vida de sus pacientes.

Wilson Araya pertenece a la generación de los “retornados” de los ’90. Oriundo de La Se-rena, tenía 22 años cuando en 1973 abandonó el país. Su familia era militante de izquierda, su padre y hermanos fueron detenidos, y por extensión podía ocurrirle lo mismo a él; se sentía inseguro y decidió partir. Ya estaba ca-sado y con su mujer se fue a Alemania. Allá nacieron sus dos hijos y allá también estudió. Pensando que la situación en Chile pronto se normalizara, estudió una carrera corta: Histo-ria, con mención en Pedagogía. Luego, com-putación. Y finalmente Medicina, cuando cayó en cuenta que el régimen militar tenía para rato: “si hubiese sabido que iba a durar tanto habría entrado inmediatamente, porque

Dr. Wilson Araya

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ser médico siempre fue mi sueño”. En total estuvo 16 años fuera de Chile. De su mujer se separó al poco tiempo de estar en Alemania y él se quedó con los hijos: “fui madre soltera por 14 años; ahora mi hija me hará abuelo y mi lolo estudia medicina”. De vuelta conva-lidó su título de médico en la Universidad de Chile y trabajó como internista y cardiólogo (especialidad iniciada en Alemania) en el hospital San José.

En el año 93 le comenzaron a pasar cosas extrañas. Espontáneamente empezó a ver luces y rayas difusas alrededor de la gente y a percibir en las luminosidades problemas o enfermedades relacionados con esas perso-nas. Creyó que se trataba de una enfermedad a la vista y se hizo los exámenes de rigor. Cuando le dijeron que esas visiones estaban relacionadas con el espíritu, su rechazo fue total: “pensaba que esas cosas no existían, que eran tonteras para señoras con mucho dinero y tiempo libre”. Con su formación académica no tenía otra posibilidad de entenderlo y me-nos todavía cuando un sacerdote le dijo que “estaba recibiendo un regalo de Dios”, porque entonces era ateo. Más tarde entendió que lo que estaba viendo era el aura (ver Paréntesis nº 2), que en esa estructura de energía podía leer el estado de salud y el ánimo de sus pacientes.

En 1996, tres años después de esa expe-riencia, dejó el servicio público para dedicar-se a una medicina mucho más personalizada e integradora, imposible de hacer por ahora en un hospital. Y en eso está. En una medicina que no es alternativa –declara enfáticamen-te–, sino complementaria y de apoyo. Más del 60% de sus pacientes llega derivado por oncólogos, gente con cáncer que espera una recuperación o enfermos terminales que bus-can una mejor calidad de vida en sus últimos andares por este mundo.

Lo mejor de ambos mundosWilson Araya se define como un médico que hace medicina “interna-interna” y que busca el modo de aumentar la efectividad de los tratamientos y de los remedios en sus pacientes. “Mi postura es básicamente cientí-fica –asegura–, pero conocer las posibilidades de la ciencia también implica conocer sus límitaciones”. Para él la medicina actual está tan especializada que entiende mucho de ór-ganos, pero poco se detiene a observar al ser humano en su totalidad. Y esto tiene que ver con el paradigma de nuestro tiempo, que ve al hombre como una gran y perfecta máqui-na: “Quienes se enferman son personas con sentimientos y emociones, por tanto, definiti-vamente renuncié a ver a mis pacientes como robots que funcionan sólo según las leyes de la fisiología y de la física”. De acuerdo a esto, su postulado es utilizar todas las posibilida-

des que la ciencia ofrece, pero sin quedarse ahí, porque hay cosas que, no obstante tienen una enorme implicancia en la salud, no puede tocar. El estado de ánimo, por ejemplo. “No es igual hacer una quimioterapia a quien está derrotado, que hacer esa misma quimio a al-guien que decide abrirse al amor y casarse es-

morfina, si cree que lo es”.Así, la diferencia con la medicina tradicio-

nal no está en cómo el doctor Araya enfrenta el diagnóstico, sino en cómo realiza los tra-tamientos. Valiéndose de lo mejor de ambos mundos, une ciencia y terapias complemen-tarias. Lee atentamente los exámenes, toma

¿Cuál es la apuesta del Dr. Araya? ¿Por qué dice llegar hasta los lími-tes de la ciencia? ¿En qué consisten sus terapias de sanación?

debida nota de los resultados cuantitativos, y se lanza a encontrar la causa de por qué ese análisis arroja tal resultado en esa persona es-pecífica: “Si su colesterol está alto uno podría echarle la culpa a la alimentación, pero si eso fuera cierto todos los que comen igual que ella deberían tener su mismo colesterol y no es así. Algo hay en ese colesterol que habla de ella y no de su hermana. Las verdades científicas son verdades sólo en el nivel fisiológico, en ninguno de los otros niveles que constituyen al ser humano. No es real que sean los virus los que nos enferman, sino cómo está el cuerpo para recibir esos virus. Y cómo está el cuerpo tiene que ver con cómo están las emociones. Se ha comprobado que si uno anda depresivo, baja su sistema inmunológico. Esto está sien-do reconocido cada vez más por la medicina tradicional, pero aún no lo lleva a la forma terapéutica de enfrentar el problema.

Trilogía del milagroSus tratamientos son netamente individuales. Una experiencia no es endosable de un pa-

El Dr. Araya está preparando talleres para el desarrollo de la intuición empresarial. Entiende que uno de los problemas más complicados de los empresarios es el exceso de información, la necesidad de tener más y la incapacidad de tener toda la información que necesita para definir un camino. Gran parte de la angustia, de la ansiedad y las enfermedades de los empresarios tiene rela-ción con este problema. La intuición puede com-plementar en un buen porcentaje la información que falta y ser una importante herramienta para tomar decisiones en los negocios.

Desarrollo de la intuición empresarial

tando desahuciado”. Los medicamentos fun-cionan mejor en un paciente bien dispuesto, entonces trabaja su predisposición y le enseña a potenciar su efecto: “Las drogas actúan en la medida que la persona confíe en ellas. Algunos estudios muestran que el 55% de los enfermos reacciona frente al agua destilada como si fuera

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El programa incorpora distintos procedimientos terapéuticos apropiados para el manejo de diver-sas enfermedades en consideración del estado de salud que se encuentre cada paciente. Principales objetivos l Apoyar a los pacientes en el descubrimiento de sus capacidades innatas de autosanación. l Ofrecer procedimientos terapéuticos –algunos provenientes de culturas milenarias– con el fin de recuperar la salud, prolongar la esperanza de vida y mejorar la calidad de vida durante la enfermedad. Procedimientos terapéuticos complementariosl hipertermia focall barrido linfático manuall técnicas de masaje terapéuticol reflexología podal y auricular l acupuntural flores de Bachl apiterapial psicoterapial medicinas homeopáticasl orientación médica nutricionall BiomagnetismoTalleres Modulares: Claves de sanación Cada taller se realiza en 3 sesiones de 2,5 h cada uno. Su objetivo es capacitar al paciente para un efectivo trabajo de relación mente-cuerpo. l Historia analógica: las causas profundas de la enfermedadl Energía sutil: meditación e imposición de manosl Relajaciónl Inmunología: lo propio y lo ajenol Nutrición del cuerpo y del almal Técnicas bioenergéticas y meditación l El mapa del tesoro: proyectar el futurol Equipo de apoyo: compartiendo la tareal Trabajo con la familia: escollo vs apoyo Talleres centralesDos veces por mes el equipo de terapeutas y los pacientes se encuentran en un taller amplio donde se elige un tema de primordial importan-cia para el proceso de autoconocimiento para la autosanación.

El Programa

“El milagro no siempre tiene que ser espectacular: también se da to-dos los días. Rebeca Gigliotto fue desahuciada a 4 ó 6 meses de vida y vivió 4 años”.

ciente a otro y eso requiere que el doctor esté permanentemente observando y pensando en cada enfermo. Llevado a cabo por un equipo terapéutico interdisciplinario, su programa contiene 10 a 12 procedimientos –algunos provenientes de culturas milenarias– que se adecuan a la necesidad de cada persona. En-tre éstos se emplean técnicas de meditación y respiración para lograr estados de conciencia más elevados porque “en ellos es donde mejor se puede ‘hablar’ con la me-moria celular”, dice.

El ideal es que el paciente ingrese a un programa de 3 meses donde obtiene un pull de horas configurado según sus requerimien-tos. Este programa tiene un costo de $500 mil mensuales: “Desgracia-damente todavía estamos muy lejos de que las Isapre y Fonasa consideren estos programas al mismo nivel que uno de quimio-terapia”. Los profesionales asisten al paciente en las distintas tareas, como en la toma de conciencia de las causas profundas que generaron su enfermedad, pero una con-dición fundamental es que el enfermo forme parte activa del equipo terapéutico y que los rendimientos logrados sean también produc-

Y hay más. Para el doctor Araya los enfermos no solo son receptores de medicamentos y tratamientos, sino autores de su propia sana-ción. De ahí la importancia de activar ciertos mecanismos y de ayudarlos a descubrir las capacidades innatas que poseen para partici-par en este proceso: “La autosanación tiene

que ver con la fe y la tinca que ponga el enfermo para mejorarse. También

hablo de recuperación espontá-nea o de milagro, pero en ese

caso me refiero a cambios biológicos que no tienen explicaciones científicas y han ocurrido a pesar de nuestros pronósticos. Creo profundamente en Dios y entiendo el milagro como Dios presente en la

conciencia de los médicos y en la conciencia del enfer-

mo. Para mí el triángulo del milagro es Dios, el paciente y

lo terapéutico”.El milagro no siempre tiene

que ser espectacular: también se da todos los días. Rebeca Gigliotto fue

desahuciada a 4 ó 6 meses de vida y vivió 4 años. Eso... ¿es milagro? “Si fue o no, no es mi tema. Mi tema como médico fue ayudar a que Rebeca prolongara 10 veces su vida. Por eso hablo de milagro no en función de su espectacularidad, sino en el sentido de

to de su propio trabajo. Se habla además de integrar a la familia, porque esta interacción puede marcar la diferencia entre un pronós-tico basado exclusivamente en estadísticas y medicamentos, y el que es posible lograr cuando todos participan con los terapeutas como co-factores activos de sanación.

Los resultados son difíciles de dimen-sionar cuantitativamente, pues están rela-cionados con las condiciones emocionales y mentales de cada persona: “Cuando un tumor crece se ve en el escáner y podemos saber cuán rápido avanza un cáncer y si lo que estamos haciendo ayuda objetivamente a detenerlo. El estado del tumor se mide en forma cuantitativa, pero ¿dice algo el escáner sobre la calidad de vida o cómo se siente el enfermo? Sin embargo, sabemos que su es-tado de ánimo va a influir sobre la evolución del tumor. Ese es el enlace y el por qué de nuestras terapias complementarias”.

que, por alguna misteriosa razón, se genera un cambio biológico en contra de todos los diagnósticos y pronósticos, o no sucede algo en contra de todos los diagnósticos y pro-nósticos.

Wilson Araya admite que trabaja en los límites de la ciencia, confrontando cara a cara cosas que ésta aún no entiende, sin asustarse ni negar la presencia de Dios en la salud: “En algún momento hablé de ‘cienti-ficar’ la fe y de llevar fe y esperanza a la cien-cia y tengo confianza que tarde o temprano Dios y la espiritualidad también serán toma-dos en cuenta por la medicina. Mi sueño es que de aquí a no sé cuántos años borremos los límites entre ciencia y espiritualidad porque no son enemigas ni contrarias, sino simplemente dos manifestaciones del mismo fenómeno: la vida”.