el problema de la legitimaciÓn y el canon en la lij uruguaya

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Egresados | Letras 205 El problema de la legitimación y el canon en la Literatura Infantil y Juvenil 1 uruguaya Valeria Rodríguez Martínez Algunas consideraciones sobre el canon Perseguido por el Canon, el Corpus llegó a un callejón sin salida. «¿Por qué me acosas?», preguntó el Corpus al Canon, «no me gustas», añadió. «El gusto es mío», replicó el Canon amenazante. J. M. Merino El término canon, religioso en su origen, etimológicamente proviene del latín canon, y éste del griego Κανων; según la definición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) es una «regla o precepto», «catálogo o lista», «decisión o regla estable- cida en algún concilio de la Iglesia Católica sobre el dogma o la disciplina». Recuperando su sentido primitivo relacionado etimológicamente con «vara», «red» o «medida» que señala cuales textos son representativos de determinada cultu- ra, contemplaremos el canon bajo la perspectiva de catálogo o lista, es decir, el canon oficial, aquel realizado por las instituciones de enseñanza (los corpus estudiados en universidades, escuelas y liceos). 2 El canon literario es una cuestión antigua, aunque fue el crítico estadounidense Harold Bloom quien la pusiera de moda con su polémico libro El canon occidental (1995). Pero son muchas las controversias que surgen en la definición de la categoría del canon literario y variadas las preguntas que se generan en torno a tal concepto: ¿quién o quiénes producen los cánones?, ¿cómo se aplican?, ¿cuál es la forma de per- manencia de los cánones o su caducidad? La mayor dificultad reside seguramente en establecer los criterios para la elaboración del canon, si existe una formula válida, para acertar en la selección de los mejores. Se ha repetido hasta el cansancio que el único criterio debiera ser la excelencia estética de la obra, pero esta no deja de ser una con- sideración ambigua y de claro componente subjetivo. Harold Bloom nos propone un recorrido por la literatura occidental, retomando la antigua idea de canon, es decir, el catálogo de libros preceptivos, de libros de escritores que se han convertido en canóni- cos, en autoridades de nuestra cultura. El tema se complica más si cabe cuando se trata de elaborar y proponer un canon literario para niños y jóvenes, un repertorio limitado y accesible de aquellas obras que todos los niños y jóvenes debieran conocer y disfrutar. Y entre los diferentes tipos de canon, el canon escolar, o lo que la escuela debe seleccionar, incluso el hecho mismo de si debe seleccionar un corpus cerrado de obras si lo que persigue es promover la 1 De ahora en adelante, LIJ. 2 Es preciso diferenciar entre lo que habría de ser un canon escolar (curricular o de formación) de lo que constituye un canon filológico, de análisis e investigación especializados.

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Page 1: EL PROBLEMA DE LA LEGITIMACIÓN Y EL CANON EN LA LIJ URUGUAYA

Egresados | Letras 205

El problema de la legitimación y el canon en la Literatura Infantil y Juvenil1 uruguaya

Valeria Rodríguez Martínez

Algunas consideraciones sobre el canonPerseguido por el Canon, el Corpus llegó a un

callejón sin salida.«¿Por qué me acosas?», preguntó el Corpus al

Canon, «no me gustas», añadió.«El gusto es mío», replicó el Canon amenazante.

J. M. Merino

El término canon, religioso en su origen, etimológicamente proviene del latín canon, y éste del griego Κανων; según la definición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) es una «regla o precepto», «catálogo o lista», «decisión o regla estable-cida en algún concilio de la Iglesia Católica sobre el dogma o la disciplina».

Recuperando su sentido primitivo relacionado etimológicamente con «vara», «red» o «medida» que señala cuales textos son representativos de determinada cultu-ra, contemplaremos el canon bajo la perspectiva de catálogo o lista, es decir, el canon oficial, aquel realizado por las instituciones de enseñanza (los corpus estudiados en universidades, escuelas y liceos).2

El canon literario es una cuestión antigua, aunque fue el crítico estadounidense Harold Bloom quien la pusiera de moda con su polémico libro El canon occidental (1995). Pero son muchas las controversias que surgen en la definición de la categoría del canon literario y variadas las preguntas que se generan en torno a tal concepto: ¿quién o quiénes producen los cánones?, ¿cómo se aplican?, ¿cuál es la forma de per-manencia de los cánones o su caducidad? La mayor dificultad reside seguramente en establecer los criterios para la elaboración del canon, si existe una formula válida, para acertar en la selección de los mejores. Se ha repetido hasta el cansancio que el único criterio debiera ser la excelencia estética de la obra, pero esta no deja de ser una con-sideración ambigua y de claro componente subjetivo. Harold Bloom nos propone un recorrido por la literatura occidental, retomando la antigua idea de canon, es decir, el catálogo de libros preceptivos, de libros de escritores que se han convertido en canóni-cos, en autoridades de nuestra cultura.

El tema se complica más si cabe cuando se trata de elaborar y proponer un canon literario para niños y jóvenes, un repertorio limitado y accesible de aquellas obras que todos los niños y jóvenes debieran conocer y disfrutar. Y entre los diferentes tipos de canon, el canon escolar, o lo que la escuela debe seleccionar, incluso el hecho mismo de si debe seleccionar un corpus cerrado de obras si lo que persigue es promover la

1 De ahora en adelante, LIJ.2 Es preciso diferenciar entre lo que habría de ser un canon escolar (curricular o de formación) de lo que

constituye un canon filológico, de análisis e investigación especializados.

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lectura, es un tema de compleja discusión entre los docentes vinculado a la forma en que se enseña literatura, ya sea su base principal historicista, humanista o estética, entre otras posibles tendencias, y a su impronta moralista, pedagógica, psicológica, comunicativa, etc. Ha habido, a lo largo de la historia, y hasta época bien reciente, una crítica doctrinaria y restrictiva sobre qué deben leer y no leer los niños y la discusión continúa hasta nuestros días.

Según la teoría de los polisistemas de Even-Zohar (1978), los géneros que están en el centro del sistema marcan el canon a seguir, son el modelo; en cambio, aquellos que están en la periferia tienen menos importancia. Un género, una literatura, puede variar su posición en la sociedad según diversos factores. La Teoría de los Polisistemas de Even Zohar (ver esquema) es la que mejor explica esos cambios de canon, ya que entiende el sistema literario como un complejo sistema de sistemas, es decir un poli-sistema, en donde se sitúan un centro (ocupado por las lecturas canónicas, o clásicos, cuya dimensión es universal) y una periferia (ocupada por el resto de las obras litera-rias, que se dirigen —en su origen— a un público lector diferenciado).

Como este «sistema de sistemas» es cambiante, es posible la desaparición de una obra que está en el centro y, por el contrario, el salto a ese centro del sistema de una obra que se encuentra en la periferia: eso es lo que ha sucedido con algunas creaciones de literatura infantil (Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan o Pinocho), pero también de literatura juvenil (La isla del tesoro o Robinson Crusoe), que pasaron al centro, al considerarse «clásicos universales», porque han creado personajes trascen-dentes, por la riqueza de su lenguaje o por su vitalidad literaria, cuando en su origen se situaban en la periferia, ya que eran obras de una literatura dirigida a un público diferenciado por su edad.

(Even-Zohar, 1978)

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La LIJ como literatura menor o paraliteraturaLets me summarise the reason why children’s literature studies continue to be mar-ginalised. One: many people have a very uncompfortable relationship with their own childhood and childhood in general. People look down on it: it is something we grow out of. Two: children’s literature is dominated for females, and females generally have a lower status. Three: children’s literature, catering for unsophisticated minds, is seen as axiomatelly simple —and it is confused with «popular literature». Four: children’s literature breaks acedemics bounds; it is concerned with commerce and it is written about amateurs!3

El hecho de tener destinatarios específicos y tan particulares como los niños y los jóvenes, objetos ambos de estudio, educación y tratamiento puntual de parte de cien-cias como la psicología o la pedagogía, hizo que el ámbito académico excluyera esta manifestación como un exponente más de la paraliteratura4 que alude a los géneros no legitimados por el canon, por las voces autorizadas del campo literario.

En este sentido, también es categorizado como un «literatura menor»,5 con la referencia sugerida, también a sus destinatarios.

A tal estado de confusión, generado por la mezcla de intereses que confluyen en las producciones, se agrega la juventud de la crítica especializada en pos de diferenciar el canon de la LIJ, de los objetos de consumo o de los libros pedagogizantes o doctrina-rios. Sumado a este complejo estado de situación, la LIJ siempre estuvo asociada a «lo popular» y a la literatura folklórica. De hecho, sus orígenes primigenios se remontan a las antiguas sociedades ágrafas, a las distintas formas discursivas orales que daban sen-tido a la iniciación de los niños y jóvenes en la vida social.6 Más acá en el tiempo, el crí-tico francés Marc Soriano7 hace referencia a la literatura «robada», aludiendo, con ella, a los clásicos del género —procedentes de distintas épocas— que fueron adoptados por los precoces lectores sin haber sido específicamente destinados a ellos, pero, que, sin embargo, respondieron a sus intereses y capacidades: como Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift o el Robinson Crusoe Daniel Defoe, entre otros.

No obstante, la atención a la LIJ, como género autónomo se remonta a la segun-da mitad del siglo XX. Si bien desde fines del siglo XIX, y aún mucho antes, aparecen publicaciones nacionales e internacionales destinadas al niño desde la escritura o la mediación (que van aumentando en número en forma paulatina), hubo que esperar el hito que significó en la historia internacional, la Segunda Guerra Mundial. Para Latinoamérica en particular, acarreó la recepción de escritores, editores e intelectuales exiliados, particularmente italianos y españoles.

3 Hunt, Peter, «Exploding the canon: children’s literature and the revolution in criticism», en Cano Vela, Ángel Gregorio y Pérez Valverde, Cristina (coords.), Canon, literatura infantil y juvenil y otras literaturas, 2003, p. 23.

4 Lluch, Gemma, «Literatura infantil y juvenil y otras literaturas periféricas», Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, disponible en <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/literatura-infantil-y-juvenil-y-otras-narrativas-perifericas--0/html/e106d25c-b733-46a0-b159-c3122c27ae1b_2.html>.

5 Deleuze, Gilles y Guattari, Félix, Kafka. Por una literatura menor, México, Era, 1978.6 Escarpit, Denise, La literatura infantil y juvenil en Europa. Panorama histórico, México, Fondo de Cultura

Económica, 1986. 7 Soriano, Marc, La literatura para niños y jóvenes: Guía de exploración de sus grandes temas, Buenos Aires,

Colihue, 1995.

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Finalizada la guerra en Europa, se instala oficialmente en los discursos, la con-sideración de la LIJ, su modo particular de producción, de estudio, circulación y la necesidad de institucionalizarla y atender a su cuidadosa y especializada selección. Esto sucede a nivel nacional e internacional. En 1953, la periodista Jella Lepman, junto a escritores reconocidos como Astrid Lindgren y Erich Kästner, fundaron el International Board on Books for Young People (IBBY) en Zurich, Suiza. Esta institución es la más reconocida a nivel internacional dedicada a la LIJ. Como «organización no gubernativa, dotada de un estatus consultivo oficial y con representación permanente dentro del organigrama de las Naciones Unidas» cuenta con secciones en casi todos los países del mundo, «estimula el intercambio entre editores para que los mejores li-bros para niños tengan una difusión más amplia»8 y gestiona Congresos, Encuentros y Seminarios internacionales. Pero, también, creó los Premios Hans Christian Andersen otorgados al mejor escritor y al mejor ilustrador cada dos años y es denominado a ni-vel mundial El Pequeño Nobel, además de elaborar Listas de Honor confeccionadas por las secciones nacionales de los países miembros. El IBBY nació como consecuencia de la constitución de la International Youth Library (IYL) de Munich en 1948 por la misma Jella Lepman que es considerada la Biblioteca y centro de estudios más importante del mundo pues concentra la mayor cantidad de libros del género y emite anualmente la distinción de los mejores doscientos cincuenta libros a nivel internacional denomina-da White Ravens.

El hecho de que autores consagrados de la literatura para adultos escriban tam-bién literatura infantil y juvenil, la importancia de esta literatura en el mercado, su mayor presencia en los medios de comunicación, o hechos como el de que se imparta dicha asignatura en universidades, han dado lugar a que la LIJ haya pasado a tener un lugar más céntrico en el sistema literario de países, principalmente, europeos.

En Uruguay, continúa en un lugar marginal y periférico, y aunque existen algunas reticencias podemos indicar que la LIJ está mucho más cerca del centro del sistema de lo que se encontraba hace unos años.

Las investigaciones realizadas en dicho campo han contribuido a que esto sea así.En Uruguay, desde fines de la década de los treinta, comenzaron a circular al-

gunas publicaciones de estudios críticos y obras destinadas a la infancia con mayor concentración en su especificidad, atendiendo a distintos aspectos de la producción y a tono con variadas concepciones artísticas, pedagógicas, éticas, políticas y económicas de lo que representaba un libro para niños en ese momento.

8 Soriano, M., o. cit., p. 370.

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El (no) espacio de la LIJ en el canon literario uruguayoApenas si he sido en esa tierra algo más que un explorador sin rumbo (o

un intruso), lleno de asombro, pero no de preparación.9

… ¿no es acaso el olvido de la academia lo que ha favorecido la proli-feración de escritores y escrituras de dudosa calidad que se venden en cantidades que un escritor que publica en el circuito para adultos no

podría soñar? Olvido de la academia. Inexistencia de la crítica. Nulo riesgo editorial y la escuela como mercado cautivo. Esas son las cuatro patas que nos han traído hasta acá, o por lo menos hasta un momento que fijaría en torno a la debacle del 2001, cuando se empieza a percibir

un incremento del interés académico, un comienzo de desarrollo de la crítica especializada y el nacimiento de nuevos (pequeños y de capitales

nacionales) emprendimientos editoriales. 10

La actividad literaria necesita de un discurso crítico-teórico que la legitime. El hecho de que desde la universidad o desde otros ámbitos no se organicen cursos, semi-narios o congresos sobre LIJ hace que esa literatura que hasta incluso en época reciente ha sido cuestionada por algunos, dificulta que sea homogeneizada a la literatura con mayúsculas, es decir, a la literatura de adultos. De igual manera, que la LIJ desde sus orígenes se haya desarrollado a expensas o gracias a la institución educativa ha pro-piciado el retraso de dicha legitimación crítico-teórica. La defensa —muchas veces crítica— que autores como Jorge Luis Borges hicieran sobre la LIJ: «En aquel tiempo no había (sin duda felizmente para los niños) literatura infantil» en Ficciones, o la que críticos como Harold Bloom ha realizado en su Relatos y poemas para niños extrema-damente inteligentes de todas las edades (2003):

Cualquier persona de cualquier edad que lea este volumen se dará cuenta enseguida de que no acepto la categoría de Literatura para niños, que hará un siglo poseía algu-na utilidad y distinción, pero que ahora es más bien una máscara para la estupidiza-ción que está destruyendo nuestra cultura literaria.

Son sólo algunos ejemplos de los intentos que la literatura infantil y juvenil está realizando para salir del ámbito marginal, periférico diría I. Even Zohar, que ocupa en los diferentes sistemas literarios. A estas reivindicaciones habría que añadir la cla-ra evolución que los estudios de literatura infantil y juvenil han tenido en el ámbito académico reciente gracias, entre otros, a la aplicación de metodologías ampliamente aceptadas por la crítica literaria contemporánea.

Si hablamos de cánones y de posicionamientos dentro del sistema literario, ten-dríamos que seguir puntualizando que la LIJ en Uruguay ocupa todavía un lugar peri-férico. Helguera habla de un «pequeño boom de la literatura infantil en Uruguay»11 con la creación de premios destinados a escritores de literatura infantil y juvenil —como el Premio de la Intendencia de Montevideo (IM), el del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y el Premio Bartolomé Hidalgo, instaurado por la Cámara Uruguaya del Libro—, además de un gran auge de promoción de la literatura infantil y juvenil

9 Tolkien, J. R. R., Los monstruos, los críticos y otros ensayos, Barcelona, Minotauro, 1998.10 Andruetto, María Teresa, «Algunas cuestiones en torno al canon», en Revista Imaginaria, disponible en

<http://www.imaginaria.com.ar/21/7/andruetto.htm>, n.° 217, 10 de agosto de 2007.11 Helguera, Magdalena, A salto de sapo: narrativa uruguaya para niños y jóvenes: configuración y vigencia

del primer canon (1918-1989), Montevideo, Ediciones Trilce, 2004, p. 21.

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por parte de otros actores vinculados a la promoción y difusión del libro y la literatura infantil.

Datos como que sólo se ha realizado un par de compilaciones acerca de narrativa infantil uruguaya en el último período,12 la carencia de antologías e incluso la escasa publicación de autores uruguayos son síntomas de lo que venimos diciendo. La tardía convocatoria a premio literarios de LIJ dirigidas a escritores uruguayos, la escasa di-fusión y la indiferencia de los medios de comunicación, salvo contadas excepciones,13 la reciente creación de organizaciones14 —o la inexistente presencia de asignaturas o autores de LIJ en la Universidad e Institutos de Formación Docente (IFD) son algunas de las causas que han podido alimentar la indiferencia subyacente luego de ese boom del que habla Helguera.

La crítica literariaPablo Rocca, en su artículo «Problemas de la crítica literaria en Uruguay»,15 hace

una descripción de la situación de la crítica literaria en nuestro país y enumera las carencias que definen esta actividad en nuestro país:

• Relevamiento y «delimitación del campo literario contemporáneo».• «Relación con el pasado», no solo en el sentido de «pasado útil», concepto de T.

S. Eliot que hicieron suyos las generaciones precedentes. También esto ha variado mucho pero aquí, salvo por los trabajos de Leonardo Rossiello a propósito de la narrativa y el ciclópeo esfuerzo reciente de Eneida Sansone con el teatro, seguimos sin saber que ocurrió en nuestra corta historia decimonónica.

• Traducciones a manos de críticos activos. Se han frenado luego de un incremen-to considerable entre 1947 y 1960 con la tarea desarrollada por Ida Vitale, Idea Vilariño, Mario Benedetti, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama, José Pedro Díaz, Mercedes Rein, Tabaré J. Freire, Enrique Fierro, etcétera.

• Biografías. Sólo Onetti ha merecido dos abordajes bastante exhaustivos […]• Antologías. Ha habido selecciones colectivas de poesía en los últimos años, con

fortuna diversa, a cargo de Graciela Mántaras, Roberto Apratto, Washington Benavides, Walter Rela, Rafael Courtoisie, Silvia Lago, Amir Hamed y Julia Galemire. Pero casi no las hay de cuento […].

• Ediciones críticas. En el último decenio se ha publicado sólo una en el país, la Obra completa de Humberto Megget, a mi cuenta y riesgo.

• Seminarios. […] Varios, aunque no todos fueron abiertos […]• Diccionarios. […] Los tres tomos del Diccionario de literatura uruguaya, de Arca

(1987-1991)• Historias literarias. Desde 1993 en Banda Oriental comenzamos a trabajar […] en

un plan sobre literatura uruguaya contemporánea de cuatro volúmenes. Sólo en enero de 1997 se ha logrado publicar el tomo I […].

El artículo de Rocca fue publicado en junio de 1997, y tendríamos que escribir otro artículo analizando los puntos descriptos arriba para comprobar si en estos años algo

12 Me refiero a Helguera, M., o. cit., López Soler, Dinorah, Literatura infantil y juvenil: ensayos críticos y fichas bibliográficas de autores nacionales, Montevideo, Psicolibros Waslala, 2007.

13 Por ejemplo, el programa «Había una vez...» (Radio Uruguay 1050 AM SODRE) se dedica a difundir y co-mentar exclusivamente la LIJ nacional desde 1997.

14 En 1993 se estableció la Sección Nacional IBBY Uruguay. 15 Rocca, Pablo, «Problemas de la crítica literaria en Uruguay. Un informe sobre el presente y sus raíces»,

en Papeles de Montevideo, n.º 1, junio de 1997, pp. 27-40.

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ha cambiado, pero da cuenta no sólo de los problemas de legitimación de una literatura para adultos; el panorama de la crítica literaria con respecto a la LIJ en Uruguay es mu-cho más desolador, si se quiere. En la crítica literaria nacional, que muy bien describe el profesor Rocca en el artículo citado, la LIJ pasa desapercibida. No existen suplementos ni revistas dedicadas a éste ámbito de la literatura y menos aún reseñas literarias en alguna columna de ocasión. Pero no sólo se debe abordar la inclusión o exclusión de obras y autores dentro del canon, además deberían construirse nuevos presupuestos de lectura. La selección es fundamental, pero si la obra no logra divulgarse no se cumple uno de sus fines principales: la de servir de modelo, y en este sentido se vuelve pertinen-te la reflexión sobre la mediación de las instituciones (Universidad o IFD).

La literatura no debe limitarse a la clasificación de literatura nacional o canónica, no deberían existir ni cánones mayores ni menores regidos por un criterio arbitrario de un gusto particular que no toma en cuenta su justificación estética sino los intereses hegemónicos. Desde la Universidad se debería apostar a generar espacios de discusión y difusión de conocimientos en torno a la literatura infantil y juvenil como puerta de entrada a horizontes más amplios.16 Borges habla de «el canon del deseo» producto del goce, que por lo tanto es arbitrario, con criterios literarios de acuerdo a la preferencia. Un «canon del deseo» donde el proceso de canonización nunca termina ya que un buen lector incorpora constantemente lecturas y relecturas.17

¿Y fueron felices? El futuro de la LIJ en UruguayActualmente se estima que el volumen de libros infantiles representa un 15% del total de publicaciones. Edmundo Canalda, director de la editorial Fin de Siglo, sostuvo que «cada vez surgen más autores y más temas en la categoría de libros infantiles y juveniles. Hay escritores que representan muy bien lo que es una típica literatura uruguaya, con temas y personajes típicos, y también la literatura fantástica». Canalda señaló, además, que «los libros de mayor éxito en la literatura infantil-juvenil son los de aventuras, deportes y el género realista». Pablo Harari, director de [Ediciones] Trilce, comentó en la misma línea que «los niños hasta los doce años mantienen un alto nivel de lectura y reciben muchos libros de regalo». Por otro lado, Álvaro Risso, presidente de la Cámara Uruguaya del Libro explicó: «Lo más interesante de este fenómeno es que no existía veinte años atrás. A partir de 1985, con la restauración de-mocrática, comenzaron a surgir en el mundo editorial uruguayo nuevas tendencias, básicamente los libros sobre autoayuda, fútbol y deportes en general, así como una serie de creadores uruguayos de literatura infantil. Este rubro todavía se mantiene exitoso». Entre los autores más conocidos localmente se encuentran Roy Berocay, Ignacio Martínez, Federico Ivanier y Daniel Baldi.18

Sylvia Puentes de Oyenard analizó algunos de los factores que obstaculizan el acercamiento del libro nacional a los educadores:

16 Por ejemplo, un convenio de cooperación e intercambio entre la IBBY-Uruguay y la Escuela Universitaria de Bibliotecologia y Ciencias Afines de la Universidad de la República el 19/08/2009.

17 Toro, Alfonso de, «Jorge Luis Borges o la literatura del deseo: descentración-simulación del canon y estrategias postmodernas. (Ensayo crítico)», en Taller de Letras, disponible en <http://www7.uc.cl/letras/html/6_publicaciones/pdf_revistas/taller/tl39_7.pdf>, 2006.

18 «El éxito de ventas de los libros para niños y jóvenes en el Uruguay», en El País, suplemento Economía y Mercado, 4 de agosto 2008, disponible en <http://www.elpais.com.uy/Suple/EconomiaYMercado/08/08/04/ecoymer_361579.asp>.

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1. dificultad en la edición y posterior edición de la obra y el elevado costo de las publicaciones infantiles;

2. que no hay editoriales uruguayas que promuevan la literatura infantil nacional, a excepción de Ediciones de la Banda Oriental y Arca;

3. que no hay guías bibliográficas infantiles de autores nacionales. Además señala la importancia de fomentar la creación de charlas y conferencias y propone la creación de un Departamento de Literatura Infantil con una Biblioteca de Literatura Infantil de Autores Uruguayos (a través del MEC).19

Algunas de las sugerencias que hacía hace veinte años la maestra Puentes de Oyenard lentamente se están llevando a cabo, a saber: el surgimiento de editoriales como Más Pimienta, cuya primera edición fue una relectura de poetas «olvidados» en formato infantil y la primera editorial especializada en libro-álbum,20 la colección ¡A volar! (2011) de Ediciones de la Banda Oriental, colección de libros infantiles de entre-ga semanal del diario El País, Ferias del Libro Infantil y Juvenil no sólo en Montevideo sino también en el interior.

El papel de las redes sociales e Internet está sirviendo de gran escaparate para la difusión e intercambio de ilustradores y escritores, posibilitando además el acceso a publicaciones, artículos y sitios de autores nacionales y extranjeros de literatura infan-til y juvenil, además de potenciar la visibilidad de esta gran «cenicienta» que es la LIJ. Supone una comunicación directa e inmediata entre los autores, las editoriales y los lectores. Aun más, para los autores es una nueva plataforma ideal para dar a conocer su obra, en cualquier soporte, y difundirla, sin tener que pasar por las editoriales.

Todos estos elementos pronostican un panorama favorable para la LIJ en nuestro país. Aunque como dice Pedro Cerrillo21 pese al interés que suscita la literatura infantil en determinados ámbitos sociales, en la Universidad aún no, y esto es grave ya que la Universidad, por definición es la célula básica de la investigación. Sólo la existencia de estudios científicos serios y rigurosos, de carácter filológico, social, o expresamente, literarios, harán posible que la Literatura infantil y Juvenil se consolide como tal.22

19 Puentes de Oyenard, Sylvia, Literatura infantil uruguaya, México, Ediciones Garcin, 1982, p. 109.20 Llamamos libro-álbum a aquellos libros en donde el texto y la imagen se complementan y dependen para

contar la historia.21 Cerrillo, Pedro, «Literatura infantil y Universidad», en Literatura infantil, Cerrillo, Pedro y García

Padrino, Jaime (coords.), La Mancha, Universidad de Castilla, 1989.22 Véase el artículo de Cerrillo, P., o. cit.

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Bibliografía consultadaAndruetto, María Teresa, «Algunas cuestiones en torno al canon», en Revista Imaginaria, disponible en

<http://www.imaginaria.com.ar/21/7/andruetto.htm>, n.° 217, 10 de agosto de 2007Antología de la poesía uruguaya para niños, Selección y prólogo de Washington Benavídez, Montevideo,

Ediciones de la Banda Oriental, 1999.Benjamin, Walter, La literatura infantil, los niños y los jóvenes, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1989Bloom, Harold, The Western Canon: The Books and School of the Ages, Nueva York, Harcourt Brace, 1994

(en castellano: El canon occidental: La escuela y los libros de todas las épocas, Barcelona, Anagrama, trad. Damián Alou, 2005).

—————, Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades, Barcelona, Anagrama, 2003.

Cerrillo, Pedro, «Literatura infantil y Universidad», en Cerrillo, Pedro y García Padrino, Jaime (coords.), Literatura infantil, La Mancha, Universidad de Castilla, 1989.

Deleuze, Gilles y Guattari, Félix, Kafka. Por una literatura menor, México, Era, 1978.«El éxito de ventas de los libros para niños y jóvenes en el Uruguay», en El País, suplemento Economía

y Mercado, 4 de agosto 2008, disponible en <http://www.elpais.com.uy/Suple/EconomiaYMercado/08/08/04/ecoymer_361579.asp>.

Escarpit, Denise, La literatura infantil y juvenil en Europa. Panorama histórico, México, Fondo de Cultura Económica, 1986.

Even-Zohar, Itamar, Papers in Historical Poetics, Tel Aviv, Porter Institute, 1978.Robin, Régine, «Extensión e incertidumbre de la noción literatura», en AAVV, Teoría literaria, México, Siglo

XXI, 1996.Helguera, Magdalena, A salto de sapo: narrativa uruguaya para niños y jóvenes: configuración y vigencia

del primer canon (1918-1989), Montevideo, Ediciones Trilce, 2004.Hunt, Peter, «Exploding the canon: children’s literature and the revolution in criticism», en Cano Vela,

Ángel Gregorio y Pérez Valverde, Cristina (coord.), Canon, literatura infantil y juvenil y otras literaturas, 2003.

López Soler, Dinorah, Literatura infantil y juvenil: ensayos críticos y fichas bibliográficas de autores nacio-nales, Montevideo, Psicolibros Waslala, 2007.

Lluch, Gemma, «Literatura infantil y juvenil y otras literaturas periféricas», Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, disponible en <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/literatura-infantil-y-juvenil-y-otras-narrativas-perifericas--0/html/e106d25c-b733-46a0-b159-c3122c27ae1b_2.html>.

Puentes de Oyenard, Sylvia, Literatura infantil uruguaya, México, Ediciones Garcin, 1982.Rocca, Pablo, «Problemas de la crítica literaria en Uruguay. Un informe sobre el presente y sus raíces», en

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1982.Toro, Alfonso de, «Jorge Luis Borges o la literatura del deseo: descentración-simulación del canon y estra-

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