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Heraldo Muñoz El estudio de las políticas exteriores latino- americanas: temas y enfoques dominantes I. INTRODUCCIÓN En América Latina los estudios internacionales configuran un cam- po relativamente nuevo de las ciencias sociales. En los últimos años la región ha visto un proceso dinámico de desarrollo de centros, pu- blicaciones y proyectos sobre asuntos internacionales. Sin embargo, como lo he señalado anteriormente, este proceso acusa enormes he- terogeneidades en términos de calidad global, alcance geográfico, ri- gor metodológico y orientaciones temáticas1. Una de las áreas específicas más descuidadas hasta hace algún tiempo era la de las políticas exteriores de América Latina y El Ca- ribe. Hasta la Segunda Guerra Mundial la principal línea de inves- tigación sobre las relaciones externas de América Latina estuvo res- tringida, en lo fundamental, a ensayos sobre derecho internacional o trabajos acerca de la historia diplomática de países específicos, así como a descripciones generales de los vínculos entre América Lati- na —considerada en su conjunto— y Estados Unidos o Europa. En el contexto postbélico, los estudios internacionales en' Estados Uni- dos pasaron a ser parte constitutiva de la disciplina de la ciencia poética, en tanto que en América Latina este campo seguía fuerte- mente influido por un enfoque jurídico. Con el transcurso del tiem- po, en la región comenzó a admitirse que los estudios internaciona- les configuraban un campo académico autónomo, donde tenían que converger d'versas disciplinas, más allá del ámbito de la ciencia po- lítica. ''Heraldo Muñoz, "Los Estudios Internacionales en América Latina: Proble- mas Fundamentales", en: Francisco Orrego (ed.), Los Estudios Internacionales en America Latina: Realizaciones y Desafíos (Santiago: Editorial Universitaria, 1980), pp. 79-95. Ver, además, Abraham Lowcnthal, "Research in Latín America and the Caribbean on International Relations and Foreign Policy: Some Impressions", Latín American Research Review, Vol. 18, N"? 1, 1983, pp. 154-163; Rubén Fe- rina (ed.), El Estudio de las Relaciones Internacionales en América Latina y El Caribe (Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1985); y Luciano Tomas- sini (ed.), Relaciones Internacionales de la América Latina (México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1981). [406]

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Heraldo Muñoz

El estudio de las políticas exteriores latino-americanas: temas y enfoques dominantes

I. INTRODUCCIÓN

En América Latina los estudios internacionales configuran un cam-po relativamente nuevo de las ciencias sociales. En los últimos añosla región ha visto un proceso dinámico de desarrollo de centros, pu-blicaciones y proyectos sobre asuntos internacionales. Sin embargo,como lo he señalado anteriormente, este proceso acusa enormes he-terogeneidades en términos de calidad global, alcance geográfico, ri-gor metodológico y orientaciones temáticas1.

Una de las áreas específicas más descuidadas hasta hace algúntiempo era la de las políticas exteriores de América Latina y El Ca-ribe. Hasta la Segunda Guerra Mundial la principal línea de inves-tigación sobre las relaciones externas de América Latina estuvo res-tringida, en lo fundamental, a ensayos sobre derecho internacionalo trabajos acerca de la historia diplomática de países específicos, asícomo a descripciones generales de los vínculos entre América Lati-na —considerada en su conjunto— y Estados Unidos o Europa. Enel contexto postbélico, los estudios internacionales en' Estados Uni-dos pasaron a ser parte constitutiva de la disciplina de la cienciapoética, en tanto que en América Latina este campo seguía fuerte-mente influido por un enfoque jurídico. Con el transcurso del tiem-po, en la región comenzó a admitirse que los estudios internaciona-les configuraban un campo académico autónomo, donde tenían queconverger d'versas disciplinas, más allá del ámbito de la ciencia po-lítica.

''Heraldo Muñoz, "Los Estudios Internacionales en América Latina: Proble-mas Fundamentales", en: Francisco Orrego (ed.), Los Estudios Internacionales enAmerica Latina: Realizaciones y Desafíos (Santiago: Editorial Universitaria, 1980),pp. 79-95. Ver, además, Abraham Lowcnthal, "Research in Latín America andthe Caribbean on International Relations and Foreign Policy: Some Impressions",Latín American Research Review, Vol. 18, N"? 1, 1983, pp. 154-163; Rubén Fe-rina (ed.), El Estudio de las Relaciones Internacionales en América Latina y ElCaribe (Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1985); y Luciano Tomas-sini (ed.), Relaciones Internacionales de la América Latina (México D. F.: Fondode Cultura Económica, 1981).

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En las postrimerías del decenio de los sesenta y comienzos de ladécada siguiente, -se produjeron unos cuantos trabajos académicosde calidad acerca de las relaciones externas de América Latina. Lamayoría de ellos analizaba el tema de las relaciones interamericanas,y unos pocos describían los principales aspectos de las políticas in-ternacionales individuales de países latinoamericanos seleccionados,durante períodos específicos.

Sin embargo, hasta hace poco, la cantidad, calidad y consistenciade la investigación sobre las políticas internacionales de AméricaLatina no correspondía a la creciente importancia y complejidad dela conducta exterior de los Estados de la región. No cabe duda deque las políticas externas activas y partí cipatorias dejaron de ser unaexclusividad de las naciones' altamente desarrolladas. Ahora, encambio, las naciones medianas y pequeñas han hecho valer su in-fluencia sobre"sus vecinos, así como sobre potencias de dentro y fue-ra de la región. Por ejemplo, tras el colapso del imperio colonialportugués durante el decenio de los setenta, Brasil lanzó una vigoro-sa ofensiva diplomática para establecer vínculos con África, al tiem-po que mejoraba sus relaciones -con los países árabes productores depetróleo. En el otro lado del espectro, un país pequeño, como Ecua-dor, asumía una postura internacional más autónoma al involucrarseen una prolongada disputa con Washington a propósito de las in-cursiones • de. pesqueros. norteamericanos en su espacio marítimo ex-chisivo, e incorporarse a la Organización de Países Exportadores dePetróleo (OPEP).

'-Tanto la cooperación como él conflicto se han tornado: más plau-sibles a medida que los países latinoamericanos procuran definir ypromover sus intereses nacionales dentro del hemisferio y más allácié. éste. La guerra entre Argentina y Gran Bretaña por las islasMalvinas, el conflicto centroamericano y la crisis de la deuda,' entreotras situaciones, han puesto de relieve tanto la importancia de losesfuerzos por discernir los factores que afectan la conducta exteriorde los Estados de la región, así como la necesidad de acometer aná-lisis permanentes, serios y bien fundados acerca de las políticas ex-teriores de América Latina y El Caribe.

'En el contexto recién esbozado, este artículo intenta analizar lostemas y enfoques teór;cos sobresalientes en la creciente literatura so-bre políticas exteriores de América Latina y El Caribe. Nuestropropósito es examinar las diversas perspectivas teóricas para el estu--dio del comportamiento externo de los países de la región, entre losque figura el enfoque de la toma de decisiones. Como se verá, exis-te .una multiplicidad de aproximaciones teóricas a las políticas ex-teriores de .la región, cuyo valor relativo depende en gran medidadel problema por investigar. El desafío del futuro está en integraraquellas perspectivas que efectivamente son compatibles, para arri-

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La literatura sobre la dependencia dista mucho de ser homogé-nea. Aún si considerásemos únicamente los trabajo; de autores lati-noamericanos, las discrepancias constituirían uno de los rasgos ca-racterísticos de cualquier análisis de sus contenidos. Uno de los pro-blemas fundamentales de la perspectiva de la dependencia estribaen que, aparte de constituir un tema ideológico altamente contro-vertido, existen varias formas alternativas de conceptualizar la de-pendencia. M.'entras que algunos consideran que se trata en esen-cia de un fenómeno de relaciones de poder desiguales o asimétricasentre Estados, otros lo visualizan desde una perspectiva transnacio-nál-estructural como un subproducto del modelo capitalista de pro-ducción.

Raúl PrebLch, uno de los pioneros del enfoque de .la dependen-cia, argumentaba que la tendencia al deterioro de los precios de lasmaterias primas en el largo plazo fue erosionando los beneficiosque supuestamente los países latinoamericanos debieron haber lo-grado de la explotación de sus ventajas comparativas. Después- dedescribir el mundo en términos de un centro desarrollado y unaperiferia subdesarrollada, Prebisch aseveró que los centros captanlos beneficios del progreso tecnológico y expropian, a través del me-canismo del "deterioro de los términos del intercambio", los mejo-ramientos de productividad logrados en las actividades exportadorasde las naciones periféricas. Los perniciosos efectos de esta relaciónde intercambio generaban una situación de dependencia externaque la periferia tenía que superar para acceder al desarrollo. En unensayo escrito poco antes de su muerte, Raúl Prebisch definió la de-pendencia como:

"la situación en que un país se ve llevado a hacer lo que de otromodo no qu:siera hacer o a dejar de hacer lo que hubiera hechoen otras circunstancias. Dependencia significa, pues, subordina-ción a los intereses de otros, ya sean económicos, políticos o es-tratégicos"3.

A mediados del decenio de los sesenta América Latina fue testigode la emergencia de una oleada de ensayos que significaron unavance cualitativo en el debate sobre subdesarrollo y dependencia.Los trabajos de Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, Andre GunderFrank, Osvaldo Sunkel y otros rebalsaron la perspectiva de Prebische interpretaron el fenómeno de la dependencia en términos de la ló-

tin American Politícs", en: James Rosenau (ed.), Linkage- Politics (New York:The Free Press, 1969).

3Raúl Prebisch, "Prólogo: Sobre la dependencia y el desarrollo", en: HeraldoMuñoz (ed.), Crisis y Desarrollo Alternativo en Latinoamérica (Santiago: Edito-rial Aconcagua, 1985), p. 13.

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gica del sistema capitalista mundial. Tales autores Visualizaron unvínculo estructural entre factores domésticos y externos, asignandoal capitalismo transnacional el carácter de común denominador. Ensus trabajos la clave del análisis no fue el Estado-nación por sí solo,sino también los grupos sociales, las clases-, y las corporaciones mul-tinacionales. El énfasis se puso en estudios 'con fundamentos histó-ricos y en métodos interdisciplinarios, de investigación*. Siguiendoesta línea de pensamiento, la dependencia tendió a visualizarse como"el proceso en virtud del cual los países menos desarrollados se in-corporan al sistema capitalista global", y pudo ser definida, másbien, como "una condición estructural en la que un -sistema preca-riamente integrado es capaz de completar su ciclo económico sólo siestablece una relación de dependencia absoluta (o limitada) respec-t o d e u n centro externo"5. . . .

A fines de los años setenta proliferaron los estudios sobre la de-pendencia, en especial en Estados Unidos y otros, países industriali-zados. Una diferencia importante entre los trabajos latinoamerica-nos y estos ensayos de origen estadounidense. o. europeo consiste enque éstos estaban a menudo, aunque no siempre, más interesados enexplicar fenómenos de las relaciones internacionales, en tanto queel objetivo fundamental de aquéllos consistía en interpretar y resol-ver el problema del subdesarrollo. Para un importante número- deacadémicos del mundo industrializado, el problema de la dependen-cia consiste entonces básicamente en un de-equilibrio o disparidadcuantitativo en las relaciones de poder entre dos o más actores in-ternacionales, por lo general Estados-naciones6.

En suma, el enfoque de la dependencia conforma un conjuntomuy heterogéneo de escritos. Sin embargo, uno de sus méritos fun-damentales es que considera un amplio y valioso conjunto de varia-bles y fenómenos, y que está asimismo abierto a una elaboraciónteórica arraigada en la historia7. Desde .este ángulo, "es probable

-"El estudio clásico sobre la dependencia desde este punto de vista estructuralen Dependencia y Desarrollo en América Latina (México: Siglo xxi, 1969) de Fer-nando H. Cardoso y Enzo Faletto. Ver, además, Heraldo Muñoz, "Cambio ycontinuidad en el debate sobre la dependencia y el imperialismo", Estudios In-ternacionales, Vol. II, N? 44, octubre-diciembre 1978, pp. 88-138.

BJames A. Caporaso Behrouz Zare, "An interpretation and Evaluation of De-pendency Theory", en Heraldo- Muñoz (ed.), From Dependency to Development(Boulder: Westview Press, 1981), p. 48.

"Ver, por ejemplo, Harry Targ-, "Global Dominance and Dependence, Post-Industrialism, and International Relations Theory", International Studies Quart-erly, Vol. 20, N? 3, septiembre, 1976; Robert A. Packenham, Latín American De-pendency Theories, mimeo, Stanford University, julio, 1974; y David Ray, "TheDependency Model of Latín American Underdevelopment: Three Basic Fallacies",Journal of Inter-American Studies and World Ajfairs, Vol. 15, febrero, 1973.

'J. Samuel Valenzuela y Arturo Valenzuela, "Modernization and Dependency:Alternative perspectives in the Study of Latín American Underdevelopment", en

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que el logro de la autonomía, mediante el quiebre de las relacionesde dependencia, no conduzca a un desarrollo del tipo alcanzado porlas naciones industrializadas, debido a la imposibilidad de recrearlas mismas condiciones históricas que facilitaron dicho desarrollo,pudiendo llegarse, en cambio, a un desarrollo de otro carácter, queprivilegie valores distintos"8.

En todo caso, la mayoría de los estudios más específicos, que secentran en el tema dependencia-autonomía, tienden a concluir quela dependencia que afecta a América Latina debiera ser superada,en el plano de las relaciones exteriores, esencialmente a través de:a) una estrategia de "diversificación de la dependencia" y/o b) eldesarrollo de un proceso de cooperación latinoamericano.

El concepto de diversificación de la dependencia postula que esdeseable atenuar la subordinación respecto de tan sólo uno o unoscuantos centros externos, mediante la expansión de los contactos in-ternacionales, particularmente hacia Europa Occidental, los paísessocialistas y otras naciones del Tercer Mundo. La importancia deEuropa Occidental como actor alternativo en las relaciones exterio-res de América Latina ha incentivado la aparición de numerosostrabajos de investigación acerca de los vínculos entre ambas partes,y explica la creación de instituciones de estudios especializados so-bre la materia. Cabe mencionar entre ellas el Centro de Investiga-ciones Europeo-Latinoamericanas (EURAL), de Buenos Aires, y elInstituto 'de Relaciones Europeo-Latinoamericanas (IRELA), de Ma-drid.

La mayoría de los en1 ayos sobre el tema de las relaciones eu-ropeas-latinoamericanas tienden a coincidir en que carece de realis-mo''suponer que el viejo continente vaya a proporcionar recursoseconómicos suficientes para promover el .desarrollo y la democraciaan esta región. Otro tanto puede decirse respecto de las posibilidaddes "de que Europa llegue a transformarse fácilmente en una alter-nativa a Estados Unidos en el hemisferio occidental. Las élites po-líticas latinoamericanas tienden a visualizar a Europa1 como un so-cio comprensivo y autónomo, cada vez más interesado en los proble-mas políticos de la región tales como el conflicto centroamericanoy los p'rocesos redemocratizadores. Sin embargo, las estadísticas eco-nómicas ' muestran una relación declinante o estancada. Pero, lamayoría de los autores rechaza la perspectiva fatalista que sostieneque virtualmente nada cabe esperar de los vínculos Europa-Latino-América; . en cambio, se argumenta que, dentro de los límites im-puestos por la Alianza Atlántica, Europa puede erigirse en un im-portante interlocutor político de la región, y que, mediante la in-

Heraldo Muñoz (ed.), From Dependency to Development, op. cit., pp. 334-335.--'ibid., p. 33.

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tensificación de. los contactos oficiales y no-gubernamentales, ambaspartes —en particular Latinoamérica— podrían a la larga acrecentarsus respectivos márgenes de autonomía en el escenario internacio-nal8.

Los estudios sobre las relaciones entre la Unión Soviética y Amé-rica Latina han aumentado significativamente en el transcurso delos últimos años, a la par con la creciente importancia que han al-canzado esos vínculos durante las últimas dos décadas.

Robert Leiken apunta que la URSS ha procurado sus objetivos enAmérica Latina "con majestuosa imparcialidad, utilizando no sólopartidos que le profesan simpatía y organizaciones guerrilleras, sinotambién movimientos reformistas, juntas militares e incluso dicta-duras de orientación derechista"10. Según el mismo autor, entre losaños sesenta y mediados de la década del setenta la-importancia re-lativa del crédito soviético a Latinoamérica (excluida Cuba) aumen-tó en forma espectacular, del 2 al 25% del financiamiento totalotorgado por Moscú al mundo en desarrollo. En ese mismo lapso,el intercambio comercial entre las partes se duplicó. De igual modo,la representación diplomática de la URSS en la región aumentó detres a quince países entre 1960 y.fines de 198411.

Los especialistas en las relaciones soviético-latinoamericanas tien-den a coincidir en que si bien la región no ha tenido nunca granimportancia para el Kremlin, éste manifiesta creciente interés en eldesarrollo de sólidos lazos de Estado a Estado con diversos países dela región, al margen de las posturas políticas o ideológicas de susrespectivos gobiernos. De manera semejante, numerosos países lati-noamericanos consideran que tienen mucho que ganar de una rela-ción estable con la Unión Soviética.

Augusto Varas, por ejemplo, asevera que la política de la URSS

"Sobre este tema ver el número especial "América Latina y Europa" de Nue-va Sociedad, Caracas," N? 85, septiembre-octubre, 1986. También ver EURAL, LaVulnerabilidad Externa de América Latina y Europa (Buenos Aires: Grupo Edi-tor Latinoamericano, 1985); SELA, América Latina y la Comunidad EconómicaEuropea (Caracas: Monte Avila Editores, 1984); FLAcso-ÍRELA-Ministerio de Infor-mación y Comunicaciones de Costa Rica, Nuevas Formas de Cooperación Europa-Gentroamérica (San José: Imprenta Nacional, 1985); Francisco Orrego, "Europeand South America: Toward a Complementary International Role?", en WesternEurope: The Mliance in Transition (Chicago: The Chicago Council on ForeignRelations, 1981), pp. 69-89; edición especial "Lateinamerika-Europa: Ein neuerdialog?", de Zeitschrift fur Lateinameríka Wein, Austria, N? 29, 1985; y WolfGrabendorff y Riordan Roett (eds.), América Latina, Europa Occidental y Esta-dos Unidos: Un Nuevo Triángulo Atlántico'? (Buenos Aires: Grupo Editor Lati-noamericano, 1984).

10Robert S. Leiken, "Eastern Winds in Latín America", Foreign Policy, N? 42,Primavera, 1981, p. 94.

^Ver "América Latina-Unión Soviética", FLACso-Santiago, Vol. n, julio-agosto,1985, p. 8.

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hacia la región se ha tornado muy flexible, aunque se encuentra porlo general condicionada por los límites de lo que Estados Unidosdefine como "tolerable"12. Según Varas, Moscú tiene un interés eco-nómico-comercial en América Latina, aunque éste sería declinante-debido a la profunda reorganización que ie está operando en la eco-nomía soviética bajo el liderato de Mijail Gorbachev. En cambio, alos ojos de la Unión Soviética, América Latina ha incrementado susignificación política, por lo que Moscú está procurando establecervínculos con diversos gobiernos de la región, demostrando así queno existen "áreas prohibidas" para su política exterior de alcanceglobal13.

Entre los estudios de caso acerca de las relaciones soviético-latino-americanas, merece destacarse el libro de Isabel Turrent, La UniónSoviética en América Latina: el caso de la Unidad Popular chilena,197 0-1973^. La autora sostiene que Moscú mantuvo una actitudmuy cautelosa hacia el gobierno de Salvador. Allende y que despuésde un limitado involucramiento económico en 1972, al año siguien-te los soviéticos volvieron a tomar distancia. Sin embargo, los líde-res soviéticos habrían extraído muchas lecciones de la experienciadel gobierno de la Unidad Popular. Una de ellas —según Turrent—fue la necesidad de diversificar sus contactos con regímenes de diver-sas ; orientaciones ideológicas. Así, la URSS estableció una satisfacto-ria relación con el gobierno militar argentino, al cual en 1975 ofre-ció préstamos por alrededor de 600 millones de dólares, casi el do-ble de los préstamos puestos a disposición del gobierno de Allendeen el período 1970-7315. Otra fuente apunta incluso que, bajo elrég:men del General Jorge Videla, la Unión Soviética y Argentinaintercambiaron misiones militares y suscribieron un acuerdo para elentrenamiento de oficiales de alto rango en el Colegio Militar deLeningrado16.

A conclusiones semejantes a las de Turrent llegó un estudio efec-tuado por Nogee y Sloan acerca de las reales relaciones soviético-chi-lenas durante el período del Presidente Allende17. Los mencionadosautores afirman que el mandatario chileno buscó la ayuda soviética,

^Augusto Varas, "The Soviet Union in the Foreign Relations of tile South-ern Cone", en: Heraldo Muñoz y Joseph Tulchin (eds.), Latín American Nationsin World Politics (Boulder: Westview Press, 1984), p. 243.

"Augusto Varas, "América Latina y la Unión Soviética en 1986: la dimensiónpolítica de la cooperación económica", en: Heraldo Muñoz (ed.), Las PolíticasExteriores de América Latina y El Caribe: Continuidad en la Crisis (Buenos Ai-res: Grupo Editor. Latinoamericano, 1987).

"Isabel Turrent, La Unión Soviética en América Latina: El Caso de la Uni-dad Popular Chilena, 1970-1973 (México D. F.: El Colegio de México, 1984).

™Ibid., p. 248:: "Leiken, op. cit., p. 98.

"Josep Nogee y John Sloan, "Allende's Chile and the Soviet Union: A Policy

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pero que Moscú estaba interesado en establecer relaciones económi-cas "mutuamente favorables". Según Nogee y Sloan, para los sovié-ticos la principal enteñanza que fluye de la experiencia de la Uni-dad Popular consiste en que "las naciones latinoamericanas que de-seen construir el socialismo y/o acrecentar su autonomía respecto deEstados Unidos no pueden esperar una ayuda decisiva de parte dela URss"18.

Por último, el conflicto centroamericano y la invasión de Grana-da por tropas norteamericanas han incentivado los estudios acercadel papel de la Unión Soviética y otros países socialistas en la región,y sobre el impacto de la confrontación Este-Oeste en el hemisferio19.El programa de FLAcso-Santiago está llevando a cabo un importanteesfuerzo de análisis permanente de la evolución de las relaciones so-viético-latinoamericanas publicando material informativo en el bo-letín "América Latina-Unidn Soviética". La literatura sobre losvínculos URSS-Latinoamérica se verá probablemente estimulada aúnmás en vista del interés manifestado por el líder soviético MijailGorbachev por visitar varios países de América Latina.

El tópico de la cooperación intrarregional no es de manera algu-na novedosa en la teoría y la práctica de los asuntos internacionalesde América Latina. Son numerosos los intentos que se han acometi-do para alcanzar la integración regional, a través de instancias comola ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio), transfor-mada ahora en la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integra-ción); el Pacto Andino y el Mercado Común Centroamericano. Lacooperación política o económica se ha procurado también a travésde la CECLA (Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana);el SELA (Sistema Económico Latinoamericano) y mecanismos más in-formales, tales como el Consenso de Cartagena (para coordinar po-líticas respecto de la deuda externa) o el Grupo de Contadora, quebusca una solución política a la crisis centroamericana.

Diversos estudios ponen de manifiesto que la cooperación regionalse ha visto obstaculizada por sentimientos nacionalistas, rivalidadesy conflictos tradicionales, desconfianzas, presiones de determinadosgrupos de interés, cambios en el contexto internacional y diferenciasideológico-políticas entre los gobiernos de la región.

Lesson for Latín American Nations Seeking Autonomy", Journal of Interamerí-can Studies and World Affairs, Vol. 21, W 3, agosto, 1979, pp. 339-368. •

"Ibid., p. 364.10Ver, por ejemplo, Jiri Valenta y Herbert J. Ellison (eds.), Grenada and So-

viet-Cuban Policy: Infernal Crisis and US-OECS Intervention (Boulder: WestviewPress, 1986). Ver, además, el número especial sobre EE.UU., la Unión Soviética yAmérica Latina en Cuadernos Semestrales: EE. UU. - Perspectiva Latino america-na, México, D. F., NO 12, Segundo Semestre, 1982; y Colé Blasier, The GianfsRival: USSH. and Latín America (Pittsburgh: University of Pittsburgh, 1983).

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Una de las debilidades fundamentales de la cooperación en Amé-rica Latina reside, a juicio de muchos especialistas, en que este pro-ceso ha sido básicamente una preocupación sólo de los Estados. Enla práctica, esta modalidad predominante de integración y coopera-ción centrada en los gobiernos compromete sólo a las élites burocrá-ticas en los países involucrados, dejando al margen a las universi-dades, las iglesias, los sindicatos, los partidos políticos, las asociacio-nes profesionales y otros grupos no-gubernamentales20. La creaciónde organizaciones poco flexibles para la cooperación, a menudo hagenerado burocratismo y una tendencia al divorcio entre la institu-ción, que procura sus propios intereses corporativos como un poderen sí mismo, y los Estados-miembros.

Para que la cooperación se transforme en una preocupación per-manente y ampliamente compartida de las sociedades es indispensa-ble que goce de legitimidad y credibilidad, atributos ambos que sólopueden emanar de regímenes democráticos, abiertos, sin restriccio-nes al diálogo, la participación popular y la autocrítica. Sin duda,la mera existencia de gobiernos democráticos en América Latina noasegura de modo alguno el éxito de la cooperación entre los paísesen donde imperen regímenes de e-te tipo. En el pasado, numerososesfuerzos de cooperación' fracasaron pese a que la democracia predo-minaba en la región. En consecuencia, la democracia parece cons-tituir un factor necesario, pero no suficiente para el logro de unacooperación exitosa.

En tal sentido, vale la pena mencionar el acuerdo suscrito en ju-lio de 1986 por los nuevos gobiernos democrático! de Brasil y Ar-gentina, que encabezan los presidentes Sarney y Alfonsín, respectiva-mente, con el objeto de poner en marcha un ambicioso "Programade Integración y Cooperación Económica" entre ambas nacionessudamericanas. El Programa, que incluye protocolos que abarcanaspectos tales como bienes de capital, intercambio comercial, empre-sas binacionales, energía, biotecnología, prevención de accidentesnucleares y construcción de aeronaves, destaca el propósito de "con-solidar la democracia como forma de vida y sistema de gobierno".'De hecho, Sarney y Alfonsín manifestaron que un "requisito básico"para la participación de terceros países en este esfuerzo de integra-ción es que estén regidos por "gobiernos democráticos". Ya se hainvitado a participar en este proceso de cooperación al nuevo go-bierno democrático de Uruguay.

Uno de los obstáculos más permanentes a la cooperación latino-americana tiene que ver con la contradicción entre "los intereses na-cionales" y la cooperación internacional. La experiencia de Améri-

^Ver, Raúl Atria, et. al., Variables Políticas de la Integración Andina (San-tiago: Ediciones -Nueva Universidad, 1974).

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ca Latina demuestra que la cooperación regional ha estado más de-terminada por la convergencia de diversos intereses nacionales quepor la afinidad política entre los países. En otras palabras, el pre-dominio, de la democracia contribuye sin duda al éxito de la coope-ración; pero, si hay intereses nacionales en juego en el proceso decooperación, éstos tenderán a asumir más importancia que el tipode régimen político imperante en las naciones involucradas.

Un segundo problema de la cooperación latinoamericana al quese alude con frecuencia, es que ésta tiende a ser altamente reactiva:se desarrolla frente a una amenaza o crisis externa o como respues-ta a determinadas acciones de actores externos, como es el caso deEstados Unidos. Un problema conexo estriba en la capacidad deWashington de erosionar la, cooperación latinoamericana mediantela oferta de "relaciones especiales" y acuerdos bilaterales privilegia-dos a países específicos. Evidentemente, el carácter reactivo": de.1 mu-chas iniciativas regionales conlleva un alto grado de inestabilidady precariedad, ya que cuando la amenaza común desaparece o Se apa-cigua, la cooperación declina,

Otro obstáculo ampliamente reconocido para la cooperación lati-noamericana es la persistencia de disputas limítrofes tradicionalesque estimulan el fenómeno de la carrera armamentista. En un con-texto de tensiones geopolíticas, los regímenes democráticos se .ve'namenazados por sectores castrenses que detentan una cuota desmesu-rada de poder con respecto a los actores civiles. Por ello, diversosestudios tienden a enfatizar la estrecha vinculación que existe entrela paz a nivel regional y la paz (estabilidad democrática) al interiorde los países latinoamericanos21.

Otro impedimento para la cooperación regional, es el hecho' deque algunos .países latinoamericanos, como sucede en el caso de Mé-xico, están estructuralmente, más articulados, en especial en el ám-bito económico, a Estados Unidos que a América: La tina. Situacióntan particular de dependencia no puede menos que constituir unfactor restrictivo para una cooperación latinoamericana inclusiva. .

Pese a los factores que ób:taculizan la cooperación regional, exis-ten también oportunidades. Hoy en día son mucho más frecuentesque nunca antes los contactos y las discusiones informales entre je-fes de Estado y Ministros de Relaciones Exteriores de países demo-cráticos para analizar temas de importancia decisiva para la región.Por otra parte, el actual contexto mundial es menos rígido y pola-rizado que el imperante dos o tres décadas atrás. Por consiguiente,

^Acerca del tema del control de armas en Latinoamérica ver Hugo Palma,América Latina: Limitación de Armamentos y Desarme en la Región (Lima: .CEPEI, 1986); y Augusto Varas, Militarization and the International Arms Racein Latín America (Boulder: Westview Press, 198S).

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los márgenes de maniobras de que disponen ahora los paí es latino-americanos son mucho más amplios que los de la época de la guerrafría.

Mayor importancia reviste aún el hecho de que parece existir en-tre las -naciones latinoamericanas un creciente consenso en torno alas. razones subyacentes en anteriores fracasos de la cooperación re-gional y las formas de evitarlos en el futuro22. En primer lugar, seobserva un amplio consenso en cuanto a que, a diferencia del pasa-do, los esfuerzos de cooperación regional no debieran limitarse a laesfera estatal, debiendo, en cambio, involucar activamente a actoresno-gubernamentales. En segundo lugar, la cooperación debiera con-centran e en los intereses más permanentes que tienen los países deAmérica Latina. Tercero, la cooperación regional no debiera serexcesivamente ambiciosa como para pretender, por ejemplo, cubriral conjunto de América Latina. Los esfuerzos de cooperación par-cial o bilateral pueden conducir, mediante un enfoque incrementa-lista, a niveles más elevados de cooperación. El tratado de integra-ción entre Brasil, Argentina y Uruguay es citado como ejemplo alrespecto. Cuarto, habría que promover una cooperación política fle-xible e informal que complemente los acuerdos de cooperación ins-titucionalizada. Por último, a diferencia de lo sucedido en el pasa-do, la cooperación regional no debiera quedar restringida a dimen-siones económicas y técnico-jurídicas, enfatizando, en cambio, aspec-tos políticos y culturales. Se percibe como necesario, entonces, in-troducir un criterio de "simultaneidad" de la cooperación en susdimensiones económica, política y cultural.

2) La meta del desarrollo

Una de las prioridades básicas de los Estados Latinoamericanos en'el ámbito internacional lo constituye el esfuerzo por avanzar haciael desarrollo. Según Milensky, los tres objetivos fundamentales delas naciones latinoamericanas en el sistema internacional son: sobe-ranía y autonomía, desarrollo nacional y, si es posible, poder na-cional. Sin embargo, asevera, "la prioridad absoluta y la clave parael logro de los otros objetivos, es el desarrollo"23. Obviamente, noexiste una definición única acerca de este concepto: para algunos,es equivalente al de "modernización", o un proceso de cambio que

torno a los problemas y oportunidades de la cooperación en AméricaLatina ver la colección de ensayos en Heraldo Muñoz y Francisco Orrego (eds.),La Cooperación Regional en América Latina: Diagnóstico y Perspectivas Futuras(México D. P.: El Colegio de México, 1987).

^dward Milenky, "Problems, Perspectives, and Modes of Analysis: Under-Etañding Latín American Approaches to World Affairs", en: R. G. Hellman yH. J. Rosenbaum (eds.), Latín America: The Search for a New International Ro-le (Beverly Huís, Cal.: Sage, 1975), p. 103. • -

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apunta hacia aquellos tipos de sistemas sociales, económicos y polí-ticos que imperan en Europa Occidental y Estados Unidos, Paraotros consiste en esencia en un crecimiento económico mensurable,que se puede alcanzar mediante la aplicación de modelos económicosespecíficos. Por último, hay quienes consideran que se trata de unfenómeno complejo y comprensivo que debe involucrar progresoeconómico, igualdad social, mayores márgenes de libertad y otrosfactores no materiales. En cualquier caso en la literatura se observauna percepción común en cuanto a que el desarrollo envuelve trans-formaciones orientadas a mejorar la situación que caracteriza aAmérica Latina.

La importancia del desarrollo ha llevado a muchos autores aconcentrarse en los obstáculos externos con que tropiezan los esfuer-zos endógenos, y a estudiar la integración económica regional. Laalta significación del desarrollo en las relaciones exteriores latino-americanas tal vez explica el énfasis que los latinoamericanos otor-gan a la dimensión económica de las relaciones interamericanas; encontraste, los académicos estadounidenses tienden a privilegiar losproblemas estratégicos o geopolíticos de ertos mismos vínculos.

Dada la importancia que se otorga al desarrollo nacional, la ma-yoría de las interpretaciones latinoamericanas respecto de los asun-tos internacionales tienden a minimizar la d'stinción -entre políticasdomésticas y externas. Así, Goleman y Quirós-Varela afirman que,en América Latina, "los líderes políticos son juzgados en términosde su capacidad tanto para articular metas de transformación de laeconomía nacional como para inducir tales cambios; en este marco,pues, inevitablemente el diseño de las políticas exteriores es en bue-na medida una función de los requerimientos del arte de gober-nar"24. Los mismos autores agregan que la formulación de la po-lítica exterior por parte de las grandes potencias "envuelve el aná-lisis de muchos aspectos que en verdad no revisten trascendencia enel caso de América Latina"25.

La importancia del desarrollo en la política exterior de los paíseslatinoamericanos es puesta de relieve por Ronald Schneider en unestudio sobre Brasil, en el que postula que en este país "la políticaexterior es visualizada habitualmente en términos de su posiblecontribución al desarrollo"26. De igual modo, Mario Ojeda ha ar-gumentado que durante un largo período, la política exterior de

Coleman y Luis Quirós-Varela, "Determinan ts o£ Latín AmericanForeign Policies: Bureacratic Organizations and Development Strategies", en:Elizabeth Ferris y Jennie K. Lincoln (eds.), Latín American Foreign Policies:Global and Regional Dimensions (Boulder: Westview Press, 1981), p. 40.

-'Loe. cit.^Ronald Schneider, Brazil: Foreign Policy of a Future World Power (Boulder:

Westview Press, 1976), p. 40.

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México sirvió al propósito de la promoción externa del crecimientoeconómico del país, proyectando hacia el resto del mundo una ima-gen de estabilidad y progreso, como medio de lograr un mejor tratopara las exportaciones nacionales y abrir nuevos mercados a ios pro-ductos nacionales27.

Hoy en día, la preocupación en torno al desarrollo y las relacio-nes exteriores tiene una expresión fundamental: el debate sobre elpeso de la deuda externa. Durante los últimos cinco años, el temaha sido abordado por numerosos libros, conferencias e iniciativas di-plomáticas28.

Desde una perspectiva regional, el peso de la deuda externa queafecta al conjunto de los países latinoamericanos ha sido visualizadocomo una de las 'principales amenazas a la estabilidad y permanen-cia de los gobiernos democráticos de la región. Lúcidamente, Eior-dan Roett ha señalado que las naciones latinoamericanas están dis-puestas a pagar, pero que están llegando a un punto en que nopueden hacerlo, debido a la severidad de las exigencias que les im-ponen el PMI y los bancos privados en un contexto en el que la re-cuperación económica de corto plazo parece muy dudosa. Las polí-ticas draconianas para obligar al pago de la deuda pueden conducira la intervención militar y al colapso de los regímenes democráticosreinstalados hace poco en Sudamérica. Roett concluye entonces queen definitiva "la 'victoria' financiera tal vez se logre al precio, a lalarga, de una derrota política"29.

Más allá del análisis de las cifras de la deuda, varios estudios sehan centrado en el seguimiento de las acciones del Consenso de Car-tagena, el mecanismo creado en 1984 por once países latinoamerica-nos para enfrentar esta grave situación. Se le percibe como un me-canismo de cooperación flexible, al estilo del Grupo de Contadora,en el que ahora participan 25 países latinoamericanos y caribeños.Mediante periódicos encuentros y debates el Consenso de Cartagenaha logrado algunos avances modestos, tales como vincular el proble-ma de la deuda a la estabilidad democrática; promover un criteriocomún en cuanto a que la deuda es un tema político que debe serresuelto a través de un diálogo del mismo carácter con las naciones

^íVer Mario Ojeda, Alcances y Límites de la Política Exterior de México (Mé-xico D. F.: El Colegio de México, 1976), p. 104.

filtre los libros recientes que analizan la deuda externa latinoamericanaver, Andrés Bianchi (ed.), La Deuda Externa Latinoamericana (Buenos Aires:GEL, 1986); Junta del Acuerdo de Cartagena, La Deuda Externa en el Grupo An-dino (Lima: JUNAC, 1984); Ricardo Ffrench-Davis y Richard E. Feinberg (eds,),Más Allá de la Crisis de la Deuda (Santiago: CIEPLAR, 1986); y Osear Ugarteche,El Estado Deudor: Economía Política de la Deuda — Perú y Solivia (Lima: IEP,1986).

^Riordan Roett, "Democracy and Debt in South America: A Continent's Di-lemma", Foreign Affairs, NO 6%, 1983, p. 702.

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industrializadas; y postular que la responsabilidad por la generacióndel problema está compartida entre países acreedores y deudores.

En síntesis, dada la gravedad que la crisis de la deuda externareviste para América Latina, es probable que en los años venideroscontinúe apareciendo nueva literatura sobre el tema y que se des-plieguen esfuerzos diplomáticos adicionales para hallar una soluciónefectiva al problema.

3) La presencia gravitante de Estados Unidos

Estados Unidos constituye, sin duda, una variable crucial para com-prender las relaciones externas de América Latina80. De hecho.existe amplio consenco en cuanto a que Estados Unidos actúa comoun importante factor condicionante de la realidad doméstica y ex-terna de América Latina y el Caribe.

Los especialistas tienden a discrepar, sin embargo, respecto delgrado de control o hegemonía que Estados Unidos ejerce sobre laregión. Las opiniones abarcan desde las visiones imperialistas clá-sicas hasta la tesis de la "hegemonía declinante"81.

Durante la década de los setenta pareció concluir el período deincontrarrestable predominio de Estados Unidos sobre América La-tina. Ello obedeció, por una parte, a que se acrecentaron la capaci-dad objetiva y la voluntad subjetiva de las naciones latinoamerica-nas en orden a forjar sus propias políticas. Y, por la otra, a que lahegemonía norteamericana resultó erosionada en un mundo progre-sivamente más descentralizado y multipolar. Así, en contraste conlo sucedido en 1965 a propósito de la crisis en República Domini-cana, en junio de 1979 los ministros de relaciones exteriores de laOrganización de Estados Americanos (OEA) rechazaron una- propues-ta de la Casa Blanca destinada a conformar una misión que nego-ciara un proceso de transición política en Nicaragua, y la idea delenvío de "una fuerza de paz" constituida por tropas de diversos paí-ses, cuya tarea consistiría en restablecer el orden en esa nación cen-

""La importancia de los Estados Unidos para Latinoamérica llevó a- un grupode académicos residentes en México a establecer el primer centro regional parael estudio de la realidad estadounidense. El "Instituto de Estudios de EstadosUnidos" del CIDE, Ciudad de México, publica un boletín mensual sobre asuntosnorteamericanos y la revista Cuadernos Semestrales — Estados Unidos: -Perspecti-va Latinoamericana. En esta misma linea ver el libro de Robert Wesson y He-raldo Muñoz (eds.), Latín American Views of U. S. Policy (New York: Praeger,1986).

"Ver Abraham Lowenthal, "The United States and Latin America: Endingthe Hegemonic Presumption", Foreign Affairs, Vol. 55, N? 1, octubre 1976, pp.199-213; y A. Lowenthal, "Change the Agenda", Foreign Policy, NO 52, otoño,1983. También, James D. Cochrane, "Characteristics of Contemporary LatinAmerican International Relations", Journal of Inter-American Studies and WorldAffairs, Vol. 20, NP 4, noviembre, 1978, pp. 455-467.

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troamericana. Los cancilleres se inclinaron, por el contrario, en fa-vor de una propuesta del Grupo Andino que facilitó el triunfo delos sandinistas sobre el régimen de Somoza.

Otros ejemplos conspicuos de situaciones que en la década de loscincuenta habrían resultado difíciles de concebir en las relacionesEstados Unidos-América Latina incluyen: el fracaso de Washingtonen su empeño por obtener un apoyo regional significativo para suintento de boicotear los Juegos Olímpicos celebrados en Moscú en1980; la di versificación de las fuentes a las que recurre América La-tina para aprovisionarse de armas; la creación del SELA en 1975, or-ganismo que excluye a Estados Unidos y en el que, en cambio, par-ticipa Cuba; y, por último, la creciente presencia dentro de la re-gión de diversos actores no-gubernamentales, como las internaciona-les democratacristiana y socialista, o los gobiernos de Alemania Oc-cidental, Japón, Francia, España, Italia e incluso la Unión Sovié-tica.

Habida cuenta de la realidad de los años setenta, tendieron a de-bilitarse las interpretaciones que ponían de relieve las visiones cons-pirativas o de una hegemonía incontrarrestable de Washington enAmérica Latina. Sin embargo, la llegada de la administración Rea-gan al poder a comienzos de 1981, y su política de reimplantacióndel predominio norteamericano sobre el hemisferio y más allá deéste; la recuperación de la economía estadounidense; la caída de losprecios del petróleo y de otras materias primas; el colapso del diá-logo Norte-Sur y la crisis de la deuda externa de los países latino-americanos, han suscitado un intenso debate acerca de si EstadosUnidos ha logrado o no reconstruir sobre bases más duraderas sutradicional hegemonía.

Una reciente selección de ensayos sobre el tema32 coincide enla evaluación de que Estados Unidos está viviendo, sin duda, unlapso de recuperación hegemónica, y que este fenómeno tiende aacotar, aunque de manera alguna a eliminar las iniciativas autóno-mas que adopte América Latina. Autores como Sergio Bitar38 con-sideran que la mencionada recuperación encara algunas importantesrestricciones, por lo que tal vez sea de corta vida. Otros, en cam-bio, como María Conceicao Tavares34, piensan que las condicionesde primacía creadas por la Administración Reagan pueden muybien perdurar.

Para Washington, Centroamérica se ha transformado en un tema

^Ver, Luis Maira (ed.), ¿Una Nueva Era de Hegemonía Norteamericana? (Bue-nos Aires: GEL, 1986).

'"Sergio Bitar, "La desconcertante recuperación de la hegemonía de EstadosUnidos", en Ibid., pp. 129-147.

'"María de Coiceigao Tavares, "El retorno a la hegemonía norteamericana",en: Ibid., pp. 105-128.

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dominante en sus relaciones con Latinoamérica. Ello se refleja enla abundancia de los estudios que abordan este tema35. De hecho,varios trabajos argumentan que la política de la Gasa Blanca res-pecto de América Latina se ha "centroamericanizado", en tanto que,al mismo tiempo, la política exterior de Washington hacia la regiónha asumido un carácter fundamentalmente defensivo.

Las divergencias respecto de los vínculos Estados Unidos-AméricaLatina tienden a centrarse, además, en los diversos enfoques teóricosen pugna para la interpretación de esas relaciones, sin cuestionar lainfluencia determinante que ejerce Washington sobre la región. Enlas páginas que siguen analizaremos estas distintas perspectivas teó-ricas en lo relativo a las relaciones interamericanas, así como a laspolíticas exteriores latinoamericanas en general.

III. TEORÍAS PARA EL ESTUDIO DE LAS RELACIONES EXTERIORESLATINOAMERICANAS: DESDE EL ENFOQUE DE TOMA DE DECISIONES

A LA PERSPECTIVA DEL SISTEMA INTERNACIONAL

La literatura sobre las relaciones exteriores de América Latina, enparticular aquella sobre estudios de política exterior, cubre una am-plia gama teórica que abarca desde el enfoque realista del poderhasta la teoría de las percepciones e imágenes, pasando por las teo-rías de toma de decisiones y el enfoque de "tipo de régimen", comoinstrumentos válidos para entender la conducta externa de los Esta-dos del Continente.

Yale Ferguson categoriza los enfoques teóricos acerca de las rela-ciones interamericanas, en términos de los actores y niveles de aná-lisis que cada investigador considera más significativo38. En el pla-no del individuo, el autor alude al "modelo perfil de personalidad",señalando que no es muy útil; en el nivel estatal, Eerguson se refie-

literatura sobre la crisis centroamericana es muy extensa. Algunos ejem-plos seleccionados son: Richard Feinberg (ed.), Central America: InternationalDimensión* of the Crisis (New York: Holmes and Meier, 1982); Robert Leiken(ed.), Central America: Anatomy of Conflict (New York: Pergamon Press, 1984);Richard A. White, The Morass: United States Intervention in Central America(New York: Harper and Row, 1984); Donald Castillo (ed.), Centroamérica: MásAllá de la Crisis (México, D. F.: Sociedad Interamericana de Planificación, 1983);Rosario Green (ed.), Centroamérica en Crisis (México, D. F.: El Colegio de Mé-xico, 1980); Luis Maira (ed.), La Política de Reagan y la Crisis en Centroamérica(San José: Editorial Universitaria Centroamericana, 1982); Olga Pellicer y Ri-chard Fagen (eds.), Centroamérica: Futuro y Opciones (México, D. F.: Fondo deCultura Económica, 1983); Walter Laíeber, Inevitable Revolutions: The UnitedStates in Central America (New York: W. W. Norton, 1983), y James Chace,Endless War (New York: Vintage Books, 1984).

^Yale H. íerguson, "Through Glasses Darkly: An Assessment of VariousTheoretical Approaches to Interamerican Relations". Journal of InteramericanAffairs, Vol. 19, N? 1, febrero, 1977, pp. 3-34.

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re a los modelos de "actor rac'onal", "proceso organizácional", "pro-ceso burocrático", "radical" y "presidencialista". Y a nivel del sis-tema internacional, el mismo autor examina los modelos teóricos delos "vínculos", (linkages), la "dependencia", la "teoría de la integra-ción" y el "conglomerado complejo (co<mplex conglomérate}. Fer-guson analiza, asimismo, la aplicación del enfoque "área-problema"(issue área) a las relaciones interamericanas, ponderando sus venta-jas y su creciente uso, no obstante su aparente "falta de elegan-cia"3''.

En un interesante ensayo, Jorge Domínguez examina los consen-sos y las discrepancias que se observan en la literatura acerca de lasrelaciones Estados Unidos-América Latina durante el decenio de lossetenta38. Según ese autor, las discrepancias tienen que ver princi-palmente con el hecho de que "hay una constelación de ideas queestán, tratando de transformarse en paradigmas; ellas coexisten ycompiten"39. Analiza Domínguez las tres principales perspectivas:liberal, dependencia ortodoxa y política burocrática; e ;dentifica lue-go cinco perspectivas adicionales para el estudio de las relacionesinteramericanas: enfoque estratégico, dependencia no-ortodoxa, ideo-logía organizácional, política presidencialista y sistema político.

Domínguez concluye que hay algunas perspectivas que son másútiles para determinado:; propósitos que para otros, según cual seael nivel de análisis. Y, siguiendo este razonamiento, presenta una"jerarquía de enfoques plausibles"40. En la cúspide, procurandoexplicar "la estructura de los asuntos interamericanos y el lugar queocupan en ella países específicos", el autor sitúa las perspectivas dela dependencia no-ortodoxa y la estratégica. En el medio, tratandode. explicar "el grado de orden o de'orden en las políticas exterioresdiseñadas por los Estados-naciones para aproximarse a los demás'",sitúa las perspectivas de la ideología organizácional y de la políticapresidencialista, así como los enfoques que privilegian las tendenciasde largo plazo. Y, en el estrato inferior, Domínguez coloca la pers-pectiva del sistema político, que subraya la formación de políticasespecíficas y, por ende, las tendencias de corto plazo. El autor con-sidera que esta jerarquía debiera "viabilizar el estudio de los asun-tos interamericanos en su conjunto, proporcionando un marco parael análisis de las políticas concretas de los Estados-naciones"41.

"Zbid., p. 31."Ver, Jorge Domínguez, "Consensus and Divergence: The State of trie Lite-

ratura on Inter-American Relations in the 1970's", Latín American Research Re-•uicw, Vol. 13, N1? 1, 1978, pp. 87-126.

"Ibid., p. 100."Ibid., p. 115.*Ibid., p. H6.

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El enfoque <d'el proceso de formulación de decisiones

La perspectiva de la toma de decisiones y específicamente el mode-lo de "la política burocrática" se ha transformado tal vez en el prin-cipal enfoque utilizado por los académicos norteamericanos paraexaminar las relaciones interamericanas. A la inversa, los académi-cos latinoamericanos prefieren poner el acento en aspectos estructu-rales e históricos y ;e inclinan, más bien, a utilizar lo que Domín-guez denomina la perspectiva de la "dependencia no-ortodoxa".

Abraham Lowenthal sostiene en un importante artículo acerca dela Alianza para el Progreso que los analistas norteamericanos hanadoptado ya sea una perspectiva "liberal" o "radical" para estudiarlas relaciones interamericanas42. En su opinión, ambos modelos de-jan muchas importantes preguntas sin respuesta y comparten algu-nas características relevantes. Por ejemplo, los dos enfoques abordanla Alianza como si se hubiera tratado de "una política o conjunto•de políticas coherentes y bien formuladas por un aparato central" opor "actores unitarios y rac:onales". Cada uno pone gran énfasis enla evaluación y la exhortación. Y ambos son incapaces de propor-c:onar explicaciones consistentes y concisas acerca del nacimiento yla declinación de la Alianza43. En cambio, Lowenthal sugiere queel enfoque de "política burocrática" postulado por Graham Alli-son44 tiende, al centrarse en el proceso de formulación de políticas,a suministrar antecedentes más útiles para la interpretación de laAlianza para el Progreso y otros temas vinculados a las relacionesEstados Unidos-América Latina.

En América Latina las variables internas que condicionan el com-portamiento externo han recibido menos atención que los factoresexógenos. Según sugiere Van Klaveren, esta omisión es atribuiblemás a una escasez de estudios espedí1'eos detallados, que a una sub-estimación del significado de los determinantes domésticos de lasdecisiones de política exteror45.

"Abraham Lowenthal, " 'Liberal'. 'Radical', and 'Bureaucratic' Perspectiveson u.s. Latin American Policy: The Alliance for Progress in Retrospect", en: Ju-lin Cotler V Richard Fngen fedO. Latín America and the United States: TheChanging Political Realities (Stanford: Stanford University Press, 1974), pp. 212-235.

"Ibid., pp. 225-226."Ver, Graham T. Allison, Essence of Decisión: Explaining the Cuban Missile

Crisis (Boston: Little. Brown & Co., 1971).^Ver, Alberto Van Klaveren "The Analysis o E Latín American Foreign Poli-

cies", en: Heraldo Muñoz y Joseph Tulchin .(eds.), Latin American Nations inWorld Poltics, op. cit. Dos libros adicionales que abordan en detalle las políti-cas exteriores de los países de la región son: Juan Garlos Puig (ed.), AméricaLatina: Políticas Exteriores Comparadas (Buenos Aires: Grupo Editor Latino-americano, 1984); y Gerhard Drekonja y Juan G. Tokatlian (eds.), Teoría y Prác-tica de la Política Exterior Latinoamericana (Bogotá: FESCOL-CEREC, 1983).

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Con todo, en años recientes diversos especialistas latinoamerica-nos han realizado estudios de gran interés sobre política exterior,utilizando en enfoque de toma de decisiones. Así, por ejemplo, Ale-xandre Barros en un trabajo titulado "El Proceso de Formulaciónde la Política Exterior Brasileña y sus Orientaciones Básicas"48 ana-liza el rol de la Cancillería en la creación y gestión de la políticaexterior de Brasil a través del tiempo, enfatizando su capacidad de.adaptación, profesionalismo e independencia. De manera similar,Manfred Wilhelmy, en su artículo "Política, Burocracia y Diploma-cia en Chile"*7, realiza un estudio a "nivel micro" de la política ex-terior de Chile, centrándose en la participación presidencial así comoen la presencia de la burocracia (Ministerio de Relaciones Exterio-res y otros segmentos afines).

En una línea similar, en los últimos años se han efectuado mu-chos estudios acerca de la influencia de diversos actores no-guberna-mentales —como los partidos políticos, la Iglesia, los empresariosprivados y otros— en la formulación de las políticas exteriores de losEstados. La importancia, por ejemplo, de los partidos políticos enla política exterior ha sido explorada por John Martz en un artícu-lo en el que examina el papel de estas colectividades en la formula-ción y puesta en vigencia de la política internacional de Venezuela,aspecto al que concede enorme importancia, debido a que "el apa-rato político de ese país se encuentra profundamente impregnadodel sistema partidario"48. En el caso chileno, se ha analizado la evo-lución del pensamiento del Partido Socialista en materias interna-cionales y su influencia sobre la política exterior del país durantelos períodos que este partido participó en coaliciones de gobierno49.Un trabajo de Andrew Barnard, de carácter más histórico, ha estu-diado el efecto del quehacer del Partido Comunista chileno sobrelas relaciones entre Chile y Estados Unidos durante la década de loscuarenta50.

Aparte de estos trabajos acerca de la influencia de los partidospolíticos —tema que ha adquirido mayor trascendencia al establecerlos partidos políticos latinoamericanos vínculos más estrechos con

"Alexandre Barros "The Formulation and Implementation of Brazilian Fo-reígn Policy: Itamaraty and the New Actors", en Heraldo Muñoz y Joseph Tul-chin (eds.), Ibid.r pp. 30-44.

"Manfred Wilhelmy, "Politics, Bureacracy, and Foreign Policy in Chile", en:Heraldo Muñoz y Joseph Tulchin (eds.), Ibid., pp. 45-62.

^John Martz, "Venezuela Foreign Policy and the Role of Political Partics",en: Muñoz y Tulchin (eds.), Ibid, p. 133.

"Heraldo Muñoz, "The International Policy of the Socialist Party and theForeign Relations of Chile", en: Muñoz y Tulchin (eds.), Ibid., pp. 150-167.

KAndrew Barnard, "Chilean Comunists, Radical Presidents, and Chilean Re-lations with the United States: 1940-1947". Journal of Latín American SLudiesVol. 13, N1? 2, 1981, pp. 347-374.

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las internacionales y colectividades de semejante orientación ideoló-gica en América Latina y Europa—, algunos académicos han investi-gado el papel de los empresarios privados en las relaciones exterio-res de los países latinoamericanos, como es el caso de los cafetalerosen Colombia y FEDECAMARAS en Venezuela51.

A mi juicio, la perspectiva teórica que enfatiza los procesos detoma de decisiones en política exterior no es incompatible con losenfoques macro-estructurales. El enfoque de la política burocrática,,por ejemplo, pone el acento en factores intrainstitucionales y, me-diante análisis microscópicos de casos específicos, procura revelar lasdiferencias, diversidad e incoherencias de las decisiones de políticaexterior, las cuales son por lo general ignoradas por los macromode-los. La perspectiva de la dependencia no-ortodoxa, por tomar otroejemplo, destaca las relaciones de carácter estructural y tiende a pro-veer explicaciones comprensivas y fundadas en la historia, que losestudios de carácter micro tienden a pasar por alto. Cotler y Fagensugieren, acertadamente, que se necesita tanto estudios detalladosde las partes del sistema, como análisis continuos del sistema en suconjunto52.

La teoría realista del poder

Muchos autores asignan gran importancia a la perspectiva clásicadel poder como enfoque explicativo subyacente en la política exte-rior de los países latinoamericanos. Ello sería particularmente váli-do en el ca^o de las potencias regionales, como Brasil y México.

Alexandre Barros, por ejemplo, ha sostenido que al atenuar laguerra fría en Sudamérica, se desarrolló un nuevo estilo de políticaexterior en la región: el de la diplomacia de la seguridad nacional.Define esta nueva modalidad no en términos de una "carrera arma-mentista ni una elevada probabilidad de estallido de acciones beli-gerantes", sino más bien como una tendencia "a una definición másclara de los intereses nacionales" por parte de los países sudameri-canos", acompañada de una cierta capacidad de reivindicarlos en elcontexto internacional"53. Barros aventura asimismo la hipótesisde que "las diferencias ideológicas, sumadas a las tradicionales riva-lidades, son los ingredientes que tornan aceptable la guerra en laregión"5*.

nVer, Van Klaveren, op. cit., p. 13.""Julio Gotler y Richard Fagen, "Introduction: Political Relations betwecn

Latín America and the United States", en Cotler y Fagen (eds.), op, cit., p. 10.raAlexandre Barros, "The DIplomacy of National Security: South American

International Relations in a Defrosting World", en Ronald G. Hellman y H.Jon Rosenbaum (eds.), op. cit., p. 141.

id., p. 142.

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En una línea semejante, Robert Bond ha postulado que las futu-ras relaciones intralatinoamericanas estarán influidas de maneracreciente por "las potencias medianas emergentes: Argentina, Brasil,México y Venezuela"55. Centrando su análisis en el Pacto Amazó-nico, suscrito en 1978, el autor evalúa las relaciones entre dos po-tencias medianas: Venezuela y Brasil, llegando a la conclusión deque si bien ambos países mantuvieron "una relación tradiclonal-mente fría", el interés de ambos por el desarrollo de la cuenca delAmazonas ha contribuido, en la práctica, al establecimiento devínculos de cooperación más intensos que en el pasado.

Factores de poder están ciertamente presentes en las actitudes depaíses como México, Venezuela, Cuba y Colombia con respecto a lacrisis centroamericana. Wolf Grabendorff sugiere que el papel delas potencias regionales en América Central se ha incrementado enla medida que Estados Unidos procuraba infructuosamente que almenos algunos de ellos "respaldaran sus Iniciativas de política exte-rior respecto de Gentroamérica"56. Resulta interesante dejar cons-tancia de que, durante los años setenta, los dos principales actoresajenos al Ismo Centroamericano fueron Estados Unidos y Cuba; encambio, en el decenio en curso Intervienen además México, Colom-bia, Venezuela y, en menor medida, Brasil, Argentina, Perú y Uru-guay. Esta nueva realidad ha tendido a estimular los estudios quesubrayan la importancia de las esferas de influencia y los enfoquesdel poder en la crisis centroamericana.

Aplicaciones "puras o combinadas" de la perspectiva de la polí-tica del poder en Latinoamérica se encuentran en las revistas deestudios internacionales más tradicionales de la región57. La versióno variante del equilibrio de poder es particularmente común entrelos especialistas en historia diplomática, en tanto que la perspectivageopolítica —manifestación extrema del enfoque de la política depoder— aparece asociada a analistas militares58.

La perspectiva teórica del "tipo de régimen"

La naturaleza del régimen y su influencia sobre la conducta exteriorde un determinado país se ha constituido en una Importante veta

^Robert D. Bond.. "Venezuela, Brazil and the Araazon Basin", in ElizabethG. Ferris y Jeoannie K. Lincoln (eds.), op. cit., p. 153.

"Wolf Grabendorff, "The Role of Regional Powers in Central America: Mé-xico, Venezuela, Cuba, and Colombia", en: Muñoz y Tulchin (eds.), op. cit., p. 85.

"Ver, Alberto Van Klaveren, "The Analysis of Latín American Foreign Poli-cies", op. cit., p. 6.

^Dos libros interesantes que se refieren a disputas de poder en Latinoaméricason: Michael Morris y Víctor Millán (eds.), Controlling Latín American Con-flicts: Ten. Approaches (Boulder: Westview Press, 1983), y Carlos Moneta et. al.,

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de investigación en lo tocante a las políticas externas de Latinoamé-rica. Coincidimos con Barbara y Stephen Salmore cuando sostienenque "el estudio de los efectos del tipo de régimen y del cambio derégimen dentro y entre las naciones acrecentará significativamentela capacidad interpretativa de cualquier enfoque que se propongaexplicar las modificaciones del comportamiento de la política exte-rior. Los objetivos que los líderes de los regímenes asignan a la po-lítica exterior, las limitaciones que la naturaleza de cada régimenimpone a esa política, así como el sistema político interno en elque se asienta el régimen no pueden menos que C9nstituir concep-tos importantes en la explicación de lo que sucede con la políticaexterior del respectivo país"59.

Un aspecto fundamental de esta perspectiva que se centra en elcarácter del régimen tiene que ver con la modalidad de organizaciónpolítica imperante en un país y, para ser más específicos, con el dis-tingo entre democracia y autoritarismo, Mónica Hirst ha analizadola política exterior brasileña durante el proceso de transición de-mocrática o de "descomprensión política"60. Sugiere que la diversi-ficación de las relaciones exteriores de Brasil estuvo asociada sóloparcialmente a la apertura global del sistema político observado acomienzos de la década de los ochenta. El área de la política exte-rior constituyó "un apunto de Estado", sujeto a una reformulaciónen consonancia con las nuevas necesidades estratégicas y económicasdel país81. El advenimiento de la democracia en Brasil no signifi-có en definitiva cambios profundos en la política exterior del país62,lo que demuestra que no siempre el cambio de régimen es una va-riable crucial, particularmente cuando el servicio diplomático —yasí ocurrió en el caso de Itamaraty— conserva su autonomía frenteal liderazgo político y mantiene su continuidad histórica83.

Un trabajo de Joseph Tulchin acerca de la política exterior delgobierno militar argentino durante el período 1976-1982 concluyetambién que no se advierte una relación causal inequívoca entre

Geopolítica y Política del Poder en el Atlántico Sur (Buenos Aires: EditorialPleamar, 1983).

'"Barbara G. Salmore y Stephen A. Salmore, "Political Regimes and ForeignPolicy", en Maurice East et. al., Why Nations Act: Theoretical Perspectives forComparaüve Foreign Policy Studies (Beverly Hills: Sage, 1978), p. 121.

""Monica Hirst, "Democratic Transition and Foreign Policy: The Experienceof Brazil", en: Muñoz y Tulchin (eds.), op. cit., pp. 216-229.

"Ibid., p. 218.^Sobre la política exterior del régimen democrático, ver Manfred Wilhelmy,

"Brasil: El difícil comienzo de la Nueva República", en: Heraldo Muñoz (ed.),América Latina y El Caribe..., op. cit., pp. 49-91.

""Acerca de la autonomía de Itamaraty respecto a los cambios de regímenes,ver Alexandre Barros, "The • Formulation and Implementation of Brazilian Fo-reign Policy: Itamaraty and the New Actors", op. cit., pp. 30-44.

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ambas variables64. Tulchin asevera que hay algunos principios axio-máticos de política exterior que perduran en el tiempo, al margende los cambios de regímenes, y que cada uno de éstos privilegia de-terminados elementos de tales principios, pero sin ignorarlos o des-cartarlos en forma definitiva.

Por otra parte, un reciente libro sobre la política exterior del go-bierno militar chileno69 revela que el violento cambio de régimenque tuvo lugar en 1973 modificó drásticamente el estilo y el conte-nido de las relaciones exteriores del país. El aislamiento interna-cional del régimen militar contrasta con la situación externa quevivieron .los anteriores gobiernos democráticos, los cuales gozaron degran prestigio y de un grado de influencia internacional, en algunamedida desproporcionado respecto de la importancia física de Chile.

Un estudio de Enrique Baloyra sobre la política exterior deCuba argumenta que "el activismo internacional de La Habana seencuentra íntimamente asociado a la naturaleza y continuidad delrégimen. Esto suscita confusión entre los que persisten en visualizartales iniciativas como expresiones de absoluto sometimiento a losdictados de Moscú". Baloyra agrega que "la coincidencia con losobjetivos del Kremlin matiza, pero no anula los intereses cubanosen el sentido de establecer vínculos internacionales para el serviciode sus propios intereses"66.

Otro aspecto clave del enfoque centrado en la orientación de losregímenes tiene que ver con las estrategias de desarrollo. Jorge Do-mínguez ha sostenido en un reciente artículo que una de las prin-cipales, vertientes de los cambios en las políticas exteriores de Lati-noamérica está asociada a transformaciones de regímenes y de orien-taciones ideológicas. Sugiere que "los Estados que han adquiridomayor confianza en sus políticas económicas internas tienen tambiénmayor propensión a tratar de incrementar su influencia en materiaseconómicas internacionales" y que existe además "correspondenciaentre la merma del estatismo en la política económica y la declina-ción del activismo en la política externa". Del mismo modo, "laadhesión al mercado puede, si otras variables permanecen constan-tes, facilitar las relaciones con Estados Unidos; en cambio, el predo-minio de orientaciones estatistas envuelve el peligro de agudizar losconflictos con dicho país"67.

MJoseph Tulchin, "Authoritarian Regimes and Foreign Policy: The Case ofArgentina", en: Muñoz y Tulchin (eds.), Ibid., pp. 186-199.

""Heraldo Muñoz, Las Relaciones Exteriores del Gobierno Militar Chileno(Santiago: Ediciones Ornitorrinco, 1986).

""Enrique Baloyra, "Internationalism and th'e Limits of Autonomy: Cuba'sForeign Relations", en: Heraldo Muñoz y Joseph Tulchin (eds.), op. cit., p. 169.

"Jorge Domínguez, "The foreign policies of Latín American states in the

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Diversos trabajos han examinado los cambios que experimentaronlas estrategias de desarrollo en el Perú cuando las fuerzas armadasse tomaron el poder en 1968. Coinciden en que buena parte de loque los militares deseaban lograr dentro del país pasó a dependerdel éxito de la política exterior del régimen castrense68. Hay quie-nes sostienen incluso que los severos reveses que sufrieron las ini-ciativas peruanas de política exterior a mediados de la década de lossetenta condujeron a su vez a un cambio en el liderato de la revolu-ción en 1975 y a un claro abandono de las reformas populistas im-pulsadas durante los primeros años del régimen69.

La perspectiva teórica de las percepciones e imágenes

El papel que las percepciones, imágenes e ideologías juegan en laformulación y desarrollo de las políticas exteriores no ha sido sufi-cientemente explorado en la literatura sobre las relaciones externasde Latinoamérica. Sin embargo, esta perspectiva podría ser muyúltil para la comprensión de los altibajos de relaciones bilateralesdelicadas, como las de Estados Unidos y Cuba, o bien las de Chiley Argentina.

Un trabajo de W. Raymond Duncan sostiene que la política ex-terior de La Habana está condicionada por el legado de antiguasimágenes y que muchas de las contradicciones que se observan en laconducta exterior de Cuba son atribuibles a lo que él denomina"recuerdos históricos", que antes del advenimiento de la revolucióndaban cuenta de un sentimiento de falta de independencia y de in-tegridad moral imperante entre los cubanos cultos70. Duncan afir-ma que en la mente de los cubanos, Estados Unidos vino a sustituira España en cuanto impedimento externo clave para el logro de unpleno ejercicio de la soberanía nacional. Aunque Duncan conside-ra que en ningún caso la política exterior responde sólo a conside-raciones ideológicas, arguye que la ideología, la cultura y las per-cepciones de los responsables de las decisiones en este campo cons-tituyen elementos explicativos fundamentales de la conducta exte-

1980's: Retreat or refocus?", en: Samuel Huntington y Joseph Nye (eds.), GlobalDilemmas (Lanham, Md.: University Press of America, 1985), pp. 164-166.

""Ver, Robert Swansburgh, "Peru's Díplomatic Offensive: Solidarity for La-tín American Independence", en: R. Hellman y H, Jon Rosenbaum (eds.), op.cil., pp. 115-130; y Stephen Gorman, "Peruvian Foreign Policy since 1975: Ex-ternal Political and Economic Initiatives", en: Ferris y Lincoln (eds.), op. cit,,pp. 115-129.

°"Ver, Hélan Jaworski, "Perú: The Military Government's Foreign Policy inits Two Phases (1968-1980)", en: Muñoz y Tulchin .(eds.), op. cit., pp. 200-215.

'°W. Raymond Duncan, "Cuba", en: Harold E. Davis y Larman G. Wilson(eds.), Latín American Foreign Policies: An Analysis (Baltimore: The Johns Hop-kins University Press, 1975), pp. 155-177.

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terior de los Estados. A este respecto, el mencionado autor opinaque el marxismo-leninismo en Cuba es una herramienta útil para lacohesión y movilización internas y para la solidaridad internacio-nal71.

En una línea similar, otro estudio sobre la política exterior deCuba se ha centrado en las diferentes percepciones y posturas quese observan al interior de la élite política72. Los supuestos básicosde esta interpretación son: primero, si bien existe un alto grado deconsenso en la élite, el régimen cubano no es monolítico; segundo,hay una relación entre esas élites políticas y los resultados de la po-lítica; y tercero, las élites internas y los vínculos élite-política pue-den sin duda ser identificados. Según e¿e estudio, las contradiccio-nes de la política exterior de Cuba a mediados del decenio de lossetenta derivaron de la coexistencia de tres tendencias distintas enel aparato de política exterior: la tendencia económico-pragmática,encabezada por Carlos Rafael Rodríguez; la tendencia política-revo-lucionaria, liderada por Fidel Castro; y la tendencia de la "misiónmilitar (military mission tendency), representada por Raúl Castro yotros personeros del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucio-narias73.

Otros interesantes artículos del mismo carácter han examinado elpapel de la ideología democratacristiana en las relaciones EstadosUnidos-Chile durante el gobierno de Freí74; las imágenes prevale-cientes en la élite brasileña y las estrategias de política exterior du-rante el período 1919-192975; y la< actitudes y percepciones sobrepolítica exterior dominantes en las élites de Jamaica78.

La óptica teórica del sistema internacional

La literatura sobre las relaciones exteriores de Latinoamérica pres-ta gran atención a la importancia del contexto mundial o del siste-ma internacional como factor condicionante del comportamiento

nlbid., pp. 161-166.T2Edward González, "Institutionalization, Political Élites, and Foreign Poli-

cies", en: Colé Blasier y Carmelo Mesa-Lago (eds.), Cuba in the World (Pitts-burgh: University of Pittsburg Press, 1979), pp. 3-36.

™Ibid., pp. 17-22."Manfred Wilhelmy, "Christian Democratic Ideology in Inter-American Poli-

tics: The-Case of Chile, 1964-1970", en: Morris Blackman y Ronald G. Hellman(eds.), Terms of Conflict: Ideology in Latín American Politics (Philadelphia:Institute for the Study of Human Issues, 1977), pp. 129-160.

745Stanley Hilton, "Brazil and the Post-Versailles World: Élite Images andForeign Policy Strategy, 1919-1929", Journal of Latín American Study, Vol. 12,N1? 2, 1980, pp. 347-364.

"Wendell Bell, "Foreing Policy and Attitudes of Élites ín Jamaica", en: Ri-chard Millet y W. Marión Will (eds.), The Restless Caríbbean (New York: Prae-ger, 1979), pp. 149-165.

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externo de los países de la región. De ahí que la perspectiva teóri-ca sistémica sea utilizada por muchos autores para abordar la reali-dad internacional de nuestros países.

Hasta cierto punto, la versión convencional de la dependenciacae en esta categoría, toda vez que visualiza a Latinoamérica comoun área extremadamente vulnerable en lo relativo al ambiente ex-terno. Aparte de ello, autores como Helio Jaguaribe han analizadolos cambios políticos, estratégicos y económicos en el sistema inter-nacional y el impacto qué ellos han provocado sobre la región. Ja-guaribe alude a la conveniencia de evaluar el grado de "permisivi-dad" derivado de tales transformaciones y postula que, dada la natu-raleza de los cambios, sólo los paí;es "más viables" de la región es-tán en condiciones de alcanzar un grado relativamente alto de auto-nomía internacional77.

Pope Atkins ha sostenido, por su lado, que la forma más adecua-da de abordar el estudio de las relaciones exteriores de América La-tina constituye el "enfoque sistémico". El autor define a Latino-américa como un subsistema regional conformado por "un conjuntode Estados geográficamente cercanos y habitualmente interactuan-tes que comparten en alguna medida un sentido de identidad-re-gional y que son percibidos así por agentes foráneos"78. En estaperspectiva, Atkins explora los procesos de política exterior de losactores regionales y estatales, la naturaleza e intereses de algunosprotagonistas no-gubernamentales, los instrumentos de la política ex-terior y los patrones de las relaciones interestatales, así como losprocesos de regulación y preservación del subsistema latinoameri-cano.

Otros ejemplos de trabajo que adoptan el enfoque sistémicoincluyen: una evaluación de los diversos intentos de coordinaciónde la política exterior de los países latinoamericanos a.la luz de con-texto internacional prevaleciente79; un estudio acerca de las restric-ciones del sistema mundial —en particular las derivadas del conti-nuum guerra fría-distensión— sobre las políticas externas de los paí-ses del Caribe80; y un análisis respecto al involucramiento de Cubaen África, en términos de los requerimientos de la economía mun-dial sobre la Isla81.

77Helio Jaguaribe, "Autonomía periférica y hegemonía céntrica", Estudios In-ternacionales, Vol. 12, N? 46, abril-junio 1979, pp. 91-130.

™Pope Atkins, Latín America in the International Political System (NewYork: The Free Press, 1977), p. 10.

70Ver, Francisco Orrego, "The Foreign Policy Implications of the Internatio-nal System", en: Muñoz y Tulchin (eds.), op. cit., pp. 230-242.

""W. Marvin Will, "Garibbean International Politics: External and DomesticConstraints", en: Millett y Will (eds.), op. cit., pp. 19-33.

Eckstein, "The Global Political Economy and Guba's African Involve-

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Según Jorge Domínguez, el sistema internacional representa, sinduda, una fuente de cambios para la política exterior de Latino-américa, ya que los Estados responden en la práctica a las restric-ciones y oportunidades que les plantea dicho sistema82. La evalua-ción que Domínguez hace de este enfoque es correcta: por un lado,ayuda a entender por qué diversos gobiernos de la región asumieronun mayor activismo internacional a comienzos del pasado decenio;pero, por otro lado, esta perspectiva "no explica bien la dimensióntemporal del cambio en la política exterior o, lo que es más impor-tante, las causas de las nuevas tendencias, ni tampoco explica porqué gobiernos situados en posiciones semejantes extraen conclusio-nes tan disímiles acerca del mismo sistema internacional88.

IV. NOTA DE CONCLUSIÓN

En este trabajo hemos analizado el estado actual de los estudios so-bre políticas exteriores latinoamericanas, enfatizando los principalestemas hacia los cuales se orientan dichas políticas así como los enfo-ques teóricos que más se utilizan para interpretarlas.

En el plano sustantivo, la característica esencial de las relacionesexteriores de América Latina y El Caribe ha sido una constantepreocupación por el desarrollo y la autonomía nacional y regional.Si pudiésemos utilizar la noción de "paradigma" según la defini-ción de Kuhn84, se podría sostener que un posible paradigma de losestudios internacionales en los países avanzados se basaría en con-ceptos tales como "conflicto" y "seguridad", en tanto que un posi-ble paradigma latinoamericano tendría que fundarse en conceptoscomo "desarrollo" e "independencia". En esta misma línea, los te-mas centrales más específicos de las políticas exteriores de los paísesde la región tienen que ver con: la necesidad de maximizar la auto-nomía nacional y regional, la importancia crucial de Estados Uni-dos, y la difícil búsqueda del desarrollo.

En cuanto a los enfoques teóricos para el estudio de las políticasexteriores, éstos van desde la perspectiva de la formulación- de lasdecisiones hasta la teoría de la dependencia y el enfoque sístérm'co.

ment", en: Carmelo Mesa-Lago y June S. Belkín (eds.), Cuba in África (Pitts-burgh: University of Pittsburgh Press, 1982), pp. 188-193.

ffijorge Domínguez, "The Foreign Policies of Latin American States in the1980's ... "', op. cit., p. 180.

x'Ibid., p. 184.^Ver Tilomas Kuhn, The Structure of Scientijic Revolutions, .(Chicago: Uni-

versity of Chicago Press, 1962).

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En nuestra opinión, estas perspectivas no son necesariamente ex-cluyentes entre sí, y, de hecho, tienden a complementarse unas conotras. El debate teórico y la introducción de nuevos esquemas ilu-minan dimensiones y aspectos diversos, permitiendo la reformula-ción y crítica de los enfoques más tradicionales.

Por último, el incremento de la discusión teórica y de los estu-dios comparativos sobre las políticas exteriores de América Latina yEl Caribe son requisitos indispensables para el progreso de esta áreaespecífica de los estudios internacionales en el continente. Conside-rando la creciente importancia de la región en asuntos mundialesde primer orden como, por ejemplo, la crisis centroamericana, laguerra de las Malvinas y la crisis de la deuda externa, es de espe-rar que la tendencia hacia el desarrollo de los estudios internacio-nales latinoamericanos continúe con el más decidido apoyo de enti-dades científicas privadas y públicas.

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