siete noches americanas

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    SIETE NOCHES AMERICANAS

    GENE WOLFE

    ESTIMADA Y DOCTA SEORA:

    Tal como le dije en mi ltima carta, creo probable que su hijo Nadan (que Al le proteja!) se haya ido de lavieja capital y viajado por su voluntad o por la de otra persona hacia el norte, hacia la regin de la bahade Delaware. Mi conjetura queda confirmada ahora por el descubrimiento en tales regiones del cuaderno denotas que le adjunto. No es de fabricacin norteamericana, como podr ver; y aunque solo con tiene las notas deuna semana, diversos y sugestivos detalles nos dan nuevos motivos de esperanza.

    He fotocopiado el texto para que me sirva de gua en mis investigaciones; pero estoy atento a la posibilidad deque usted, seora, con su superior conocimiento del joven, pueda buscar, pueda descubrir implicaciones que yo hepasado por alto. Si as fuera, la insto a escribirme al momento.

    Aunque he dudado de mencionar esto junto a un descubrimiento tan halageo, su esperada remesa no hallegado todava. Supongo que la tardanza est ocasionada por el retraso del correo, que aqu es francamenteabominable. Debo advertirle, empero, que me ver obligado a suspender la investigacin a menos que recibafondos suficientes para mis gastos antes de la llegada del invierno.

    Con indecible respeto

    Hassan Kerbelai

    Al fin estoy aqu! Despus de doce mortales das a bordo del Princesa de Ftimadoce das defro y tedio, doce das de mala comida y estruendo de motores la alegra de volver a estar entierra es como el deleite que un condenado debe sentir cuando una carta del sha le arranca dela misma cuchilla de la muerte. Amrica! Amrica! Se acabaron los das de monotona! Dicenque todos los que llegan aqu o te aman o te odian, Amrica. Yo te amo, por Al!

    Tras decidirme a iniciar este relato, no s por dnde empezar. Yo haba ledo diarios de viajesantes de abandonar el hogar. Y cuando te vi, oh, Libro!, tan cuadrado y grueso en tu estanteradel bazar... por qu no iba a tener aventuras y escribir un libro igual que el de Osman Aga? Alfin y al cabo, pocas personas llegan a este triste pas del borde del mundo, la mayora tomantierra en la costa ms septentrional.

    Y eso me da la pista que estaba buscando: cmo empezar. Norteamrica empez para mcomo agua coloreada. Ayer por la maana, cuando sal a cubierta, el ocano haba cambiado deverde a amarillo, Nunca me haban hablado de una cosa as, ni siquiera en mis charlas con to

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    Mirza, que estuvo aqu hace treinta aos, y tampoco lo haba ledo. Creo que me comportigual que el mayor necio imaginable, deambulando por el barco, balbuceando y sin dejar deasomarme a la barandilla para asegurarme de que el exuberante color mostaza segua all y nose haba desvanecido como Suele ocurrir en los sueos cuando sealamos este tipo de cosas aotra persona. El camarero me dijo que ya lo saba. Golam Gassem, el gran mercader (al quehaba evitado durante el viaje entero hasta aquel momento) contest: S, s, y se alej de unmodo que indicaba que l tambin haba estado evitndome, y que seria preciso algo ms queel milagro del agua amarilla para cambiar sus sentimientos.

    Uno de los primeros norteamericanos con pasaje de primera clase se present en aquel mismoinstante: mister (ese es el tratamiento aqu) Tallman, esposo de la encantadora seora Tallman,que en realidad se merece un tall man como yo. (Tal vez su marido eligi el apellido paraburlarse de s mismo, o quiz para que su debilidad se borrara en la memoria de otras personas;o quiz lo eligi su padre, y se trata de una ms de las incontables ironas del destino. No lo s.Al parecer tena algn defecto en la espalda.) Como si an no me hubiera puesto bastante enridculo, cog por la manga a este seor Tallman y le ped que se asomara a la barandilla,explicando cmo el agua se haba vuelto amarilla. Temo que e] seor Tallman se volvi blanco,

    y me volvi otra cosa su espalda con aspecto de haberme golpeado si se hubiera atrevido.Fue algo muy cmico, supongo (despus me enter de que otros pasajeros se rierondisimuladamente), pero creo que nunca antes haba visto tanto odio en un rostro human.Luego lleg el capitn, y yo, considerablemente desinflado si bien an no aplastado, ypensando que el marino no nos haba odo, mencion por ltima vez aquel da que el agua sehaba vuelto amarilla.

    Lo s dijo el capitn. Es este pas. En este momento seal con la cabeza al apenadoseor Tallman. Se est desangrando.

    Anochece de nuevo, y veo que ayer por la noche dej de escribir antes de explicar mi primer

    vislumbre de la costa. Bien, lo dejo as. Es medianoche en casa, o falta poco, y la vida de lascafeteras estar en su apogeo. Cmo me gustara estar all, contigo, Yasmin, y no con estosextranjeros vestidos de rojo y prpura que atestan las calles como un ejrcito invasor y que seagazapan en sus casas igual que ratas en sus agujeros! Pero t, Yasmin, o t, madre, oquienquiera que lea esto, querris conocer mi jornada... Solo vosotras pensaris en mi de vezen cuando, tal como yo pienso en vosotras ahora, inclinado ante una vieja y destrozada mesaen una ruinosa habitacin de dos camas, escuchando los pies que se apresuran en el exterior,en las calles.

    Esta maana he dormido hasta muy tarde. Creo que el viaje me cans ms de lo que supuse.Cuando me despert, la ciudad entera bulla a mi alrededor; los vendedores anunciaban fruta y

    pescado al otro lado de mi cerrada ventana, y los enormes carromatos de madera que losnorteamericanos llaman trucks retumbaban al avanzar sobre el agrietado asfalto con sus grandesruedas

    de hierro, trayendo alimentos descargados de los barcos del fondeadero del Potomac. Aqu seven yuntas muy raras, Yasmin. Cuando fui a desayunar (hay que salir al aire libre para llegar alvestbulo y al comedor de estos hoteles norteamericanos, cosa que me parece ser muyinconveniente cuando haga mal tiempo) vi Uno de estos trucks con dos bueyes, un caballo y

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    una mula en los arreos, algo que te hara rer. Los cocheros no dejan de hacer restallar susltigos.

    La primera impresin que se tiene de Norteamrica es que no es tan pobre como se dice. Soloms tarde resulta obvio cuntas cosas han heredado del siglo anterior. Las calles estnpavimentadas, pero son viejas y abundan en grietas. Hay magnficos, aunque ruinosos, edificiospor todas partes (este hotel es uno de ellos. Inn of Holidays, se llama), con una aparienciams moderna que los que he visto en casa, donde la arquitectura tradicional fue impuesta porla ley durante mucho tiempo. Nos encontramos en Maine Street, y en cuanto termin midesayuno (muy bueno, y muy barato para nosotros, aunque me aseguran que aqu es imposibleque te den algo fuera de estacin) pregunt al gerente a quin poda recurrir para ver loslugares interesantes de la ciudad. El gerente es un hombre bajito y fenomenalmente feo, unaespecie de jorobado que abunda por aqu.

    No hay viajes tursticos dijo. Ya no.

    Le expliqu que solo deseaba dar una vuelta por mi cuenta, y tal vez hacer algunos bocetos.

    Puede hacerlo. Los edificios al norte, el teatro al sur, el parque al oeste. Piensa ir al parque,seor Jaffarzadeh?

    An no lo he decidido.

    Deber alquilar un mnimo de dos guardaespaldas si va al parque... Puedo recomendarle unaagencia.

    Tengo una pistola.

    Necesitar ms que eso, caballero.

    Como es lgico, decid en ese mismo momento que ira al parque, y sin compaa. Pero heresuelto no agotar esta nica pizca de aventura que esta tierra me ha ofrecido hasta elmomento, antes de averiguar qu otras cosas puede ofrecerme para enriquecer mi existencia

    En consecuencia, me dirig al norte al salir del hotel. No he Visto de noche, hasta la fecha, estaciudad o cualquier otra poblacin norteamericana. No puedo imaginar qu aspecto tendra Si lagente atestara las calleras a esas horas, tal como hacemos nosotros. Incluso en lo ms claro delda existe una impresin de carnaval, de cierto circo alocado cuya actuacin se inici hace cienaos, o ms, y an no ha terminado.

    Al principio me pareci que solo una de cada cuatro o cinco personas mostraban algn vestigiodel dao gentico que destruy la vieja Norteamrica, pero al irme acostumbrando a las calles,y por tanto a no darme tanta prisa en despreciar como norteamericanos y nada ms a ladesdichada anciana que quera venderme flores y al muchacho que pasaba rpidamente,chillando, entre las ruedas de un truck, y empezar a considerarlos como seres humanos (enotras palabras, a mirarlos igual que mirara a una persona con la que me topara casualmentepor nuestras calles), vi que apenas haba un alma que no estuviera marcada de algn modo.

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    Estas deformidades, pese a que individualmente son repugnantes, en combinacin con labrillante y rada ropa tan comn aqu, dan carcter de espectculo ostentoso al conjunto mshumilde. Segu deambulando, sin que un grupo de msicos callejeros estuviera totalmente fueradel alcance de mi odo antes de encontrar otro grupo similar, y enseguida me cruc con unhombre tan alto que, sentado en un escaln bajo, me superaba en altura aunque yo estaba depie; un enano barbudo con un brazo desecado, y una mujer con una cara que algn espritumaligno haba dividido en dos: una mitad con un ojo enorme y una expresin abatida eidiotizada, y otra mitad con un ojo desviado y aspecto burln.

    No hay duda posible: Yasmin no debe leer esto. Hace al menos una hora que estoy sentadoaqu, contemplando la llama de la vela. Sentado y prestando atencin a algo que de cuando encuando golpea los postigos de acero que cierran la ventana de la habitacin. La verdad es queme paraliza un temor que me sobrecogi no s su origen ayer, y que ha ido creciendo.

    Todo el mundo sabe que estos norteamericanos fueron en otro tiempo los ms expertoscreadores que el mundo ha conocido de sustancias alteradoras de la consciencia. El mismoconocimiento que les permiti inventar los productos qumicos que les destruyeron (as

    pudieron tener un pan que nunca se ranciaba, innumerables venenos contra las sabandijas einfinidad de materiales artificiales con incontables finalidades) ingeni tambin los alcaloidesSintticos que produjeron interminables y febriles imgenes.

    No hay duda de que esta pericia, al menos en parte, sobrevive. Y si no es as, entonces son lasmismas sustancias las que han perdurado, conservadas en ocultos armarios durante ochenta ocien aos, e indudablemente volvindose ms peligrosas conforme el mundo se olvida de ellas.Creo que alguna persona del barco debi suministrarme alguna de estas drogas.

    Por fin ha salido! Me sent mucho mejor ponindolo por escrito me cost enormeesfuerzo, tanto es as que di va: s vueltas a esta habitacin. Ahora que lo he puesto por

    escrito, no puedo creerlo.

    Sin embargo, ayer por la noche so con ese pan, del que o hablar por primera vez en el aulade la casa de campo de to Mirza. No fue un sueo complicado, no fue un extremado sueoliterario como algunos que he tenido otras veces, uno de esos sueos que luego se adornanjactanciosamente mientras se toma caf. Solo la visin de una hogaza de blando pan blanco enun plato en el centro de una mesita: un pan que conservaba la fragancia del horno(seguramente uno de los ms deliciosos mundo) aunque estaba manchado con un moho gris.Para qu deseaban algo as los norteamericanos? No obstante, todos los historiadoresconvienen en que lo deseaban, igual que deseaban que sus cadveres dieran la impresin deestar siempre vivos.

    Es este pas, con sus calles ftidas y llenas de colorido, con sus habitantes deformes y su speray extraa lengua, el que me hace sentir drogado y en sueos. Loado sea Al por permitirmehablar en farsi contigo, oh, Libro! Querrs creer que me he quitado todas las prendas quellevaba, solo para leer las etiquetas de los fabricantes? Lo creer yo mismo, cuando lea estasnotas en casa?

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    Los edificios pblicos del norte en otra poca el gran centro, creo, de la actividad polticaofrecen un agudo contraste con las calles de las zonas an ocupadas. En estas ltimas, losviejos edificios se hallan en las ltimas fases de la decadencia, o han sido reparados siguiendomtodos improvisados o inapropiados; pero rebosan de vida, la vida de los que dependen deltipo de actividad que an procura el puerto, y la vida de los que dependen de estos ltimos yas sucesivamente. Los edificios monumentales, debido a que fueron construidos conmateriales imperecederos, estn casi enteros, pese a que algunas columnas han cado y hayprticos hundidos, y en varios lugares rboles de pequeo tamao (fundamentalmente delgnero carpinus caroliniana, creo, de aspecto triste) han echado races en las grietas de los muros.Pero si es cierto que, tal como se ha escrito, la barba del Tiempo no encanece con el transcursode los aos sino con cl polvo de las Ciudades en ruinas, entonces es aqu donde el Tiemporecoge ese polvo. Estas imponentes estructuras no son ms que eso. Fueron Construidas, as loparece, para ser enfriadas y ventiladas por maquinaria. Muchas carecen de ventanas, susinteriores son ahora cuevas sin sol que apestan a decadencia; no me he aventurado en estasgrutas. En otros edificios se dispusieron ventanas que en tiempos eran simples muros decristal; y algunos han sobrevivido, de manera que pude bosquejar su construccin. La mayora,empero, estn destruidos. La barba del Tiempo ha barrido incluso los fragmentos.

    Aunque estos viejos edificios (con escasas excepciones) estn abandonados, me top convarios mendigos. Parecan norteamericanos a los que sus deformidades impiden hacer untrabajo til, y uno no puede menos que sentir pena por ellos, pese a que su aspecto suele sertan desagradable como su insistencia. Se ofrecieron a mostrarme la antigua residencia de susha, y les acompa como excusa para darles algunas monedas, tras hacerles prometer que semarcharan en cuanto la hubiera visto.

    La estructura que me indicaron se hallaba situada al final de una larga avenida bordeada porimpresionantes edificios; por eso supongo que aquella gente tena razn al pensar que fueimportante en otra poca. En la actualidad queda poco ms que los cimientos, escombros y

    una ruinosa ala, y es imposible que su construccin original fuera resistente. Sin duda alguna setrataba de un palacio veraniego o algo parecido. Los pordioseros ya han olvidado el nombredel edificio, y lo llaman simplemente la casa blanca.

    Una vez me guiaron hasta la reliquia, simul que deseaba hacer algunos bosquejos, y losmendigos se fueron tal como haban prometido. Al cabo de cinco o diez minutos, no obstante,volvi un tipo particularmente decidido. Careca de maxilar inferior, por lo que al principio meresult difcil entenderle: pero despus de gritarnos un buen rato (yo dicindole que semarchara y amenazndole con matarle all mismo, y l protestando) me di cuenta de que se veaforzado a pronunciar la b como d, la ni como n y lap como t, y nuestro trato mejor.

    No voy a intentar reproducir de un modo fontico la forma de hablar de aquel hombre, perome dijo que ya que yo era tan generoso, deseaba mostrarme un gran secreto, algo que losextranjeros como yo ni siquiera sabamos que exista.

    Agua limpia suger.

    No, no. Un gran secreto, capitn. Usted piensa que todo est muerto. Seal con unadesfigurada mano las desoladas estructuras que nos rodeaban.

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    Naturalmente que lo pienso.

    Hay algo que sigue vivo. Le gustara verlo? Le acompaar. No se preocupe por los otros..,me temen. Los mantendr alejados.

    Si va a llevarme a una trampa, le advierto que usted ser el primero en sufrir.

    Me mir muy serio durante unos momentos, y tuve la impresin de que un hombre me mirabacon los ojos de aquella devastada cara, por lo que sent una punzada de autntica simpata.

    Ve aquello? El gran edificio que hay al sur, en Pensilvania? Capitn, el padre del padre demi padre era jefe de un departamento (detartanento) en ese sitio. No voy a traicionarle.

    Por lo que he ledo sobre la poltica de esta nacin en los tiempos del padre del padre de supadre, sus palabras me dieron muy poca seguridad, pero le segu.

    Cruzamos en diagonal varios bloques y atravesamos dos construcciones en ruinas. En estasltimas haba huesos humanos y, al recordar el alarde del mendigo, le pregunt si los huesoseran de personas que haban trabajado all.

    No, no. Se dio una palmada en el pecho (supongo que debe ser un gesto habitual), pusolas manos alrededor de un crneo del suelo, y lo alz a la altura de su cabeza para que yopudiera ver que exhiba deformidades parecidas a las del mendigo. Nosotros dormimos enestos lugares, nos escondemos detrs de muros fuertes para protegernos de los seres quesurgen por la noche. Morimos aqu, sobre todo en invierno. Nadie nos entierra.

    Deberan enterrarse ustedes mismos unos a otros dije.

    Dej caer el crneo, que se hizo aicos en el terrazo, levantando un millar de lgubres ecos.

    No hay palas, y escasean los tipos fuertes. Pero acompeme. El edificio al que me llevpareca, a primera vista, ms deteriorado que muchas ruinas. Uno de sus capiteles haba cado ylos ladrillos yacan en la calle. Pero al volver a mirar, vi que el pordiosero deba tener parte derazn. Las destrozadas ventanas haban sido cerradas con herrajes, un trabajo al menos tanbueno como el de los postigos que protegan mi habitacin del hotel, y la puerta, aunque viejay gastada por la intemperie, cerraba a la perfeccin y pareca fuerte.

    Es el museo coment mi gua.. Prcticamente lo nico que queda de la CiudadSilenciosa que an vive a la antigua. Le gustara ver el interior?

    Le manifest mis dudas en cuanto a que pudiramos entrar.

    Mquinas maravillosas. Me tir de la manga. Las ver dentro, capitn. Venga.

    Seguimos las paredes del edificio, doblamos varias esquinas, y finalmente entramos en unaespecie de nicho situado en la parte trasera. Haba una reja en el suelo cubierto de hierba, y elmendigo la seal con aire de orgullo. Hice que permaneciera a cierta

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    distancia y me arrodill, tal como l me haba indicado, para mirar 1 a travs de la reja.

    Al otro lado haba una ventana de vidrio intacto. Estaba muy sucia, pero logr vislumbrar elstano del edificio, y all, tal como haba dicho el pordiosero, se hallaba una ordenada serie decomplejos mecanismos.

    Los contempl durante in rato, intentando formarme alguna idea de su finalidad; y a lo lejos,entre los aparatos, apareci un anciano norteamericano que iba examinando las mquinas y quelimpiaba con un trapo las relucientes barras y aparatos. El mendigo haba ido acercndosepoco a poco mientras yo observaba. Seal al anciano.

    La gente sigue viniendo del norte y del sur para estudiar aqu. Algn da volveremos a sergrandes.

    Entonces pens en mi amada patria, cuyo eclipse, pese a no producir lesiones genticas, habadurado veintitrs siglos. Di algn dinero al mendigo, le dije que si, que estaba convencido deque los Estados Unidos volveran a ser grandes algn da, y le deje para regresar al hotel.

    He abierto los postigos para mirar el obelisco y sentir la luz del sol que agoniza. Los gneoscampos y valles del sol no me parecen mas ajenos, o amenazadores, que esta tierra extraa,abatida. Pues s que todos somos iguales: el mendigo, el anciano que se mova entre lasmquinas de una era muerta, las mismas mquinas, el sol y yo. Hace un siglo, cuando estaciudad era prspera, los filsofos solan especular sobre la razn por la que los neutrones,protones y electrones tenan la misma masa que todos los de su especie. Ahora sabemos quesolo existe una partcula, una partcula que avanza y retrocede en el tiempo, un electrn cuandoviaja como nosotros, un positrn cuando su desplazamiento temporal es retrgrado, que lasmismas y escasas partculas aparecen millones y millones de veces para formar un solo objeto,y que esas partculas forman todos los objetos, de forma tal que nosotros somos los esbozos,

    por as decirlo, hechos con los mismos colores al pastel.

    He salido fuera para comer. Hay un buen restaurante a poca distancia del hotel, incluso mejorque el comedor que hay aqu. Al regresar, el gerente me dijo que iba a haber una representacinteatral por la noche, y me asegur que, puesto que el teatro est muy cerca del hotel (enrealidad, el gerente se muestra muy orgulloso del teatro, y no hay duda de que su proximidad aeste hotel es la nica circunstancia que permite que el establecimiento siga abierto), no mearriesgar si acudo sin escolta. Para ser sincero, me avergenza un poco no haber alquilado unbote para atravesar el canal y llegar al parque hoy mismo. As que ahora asistir a larepresentacin y me enfrentar a las calles nocturnas.

    Aqu estoy de nuevo, de vuelta a esta habitacin demasiado grande, demasiado vaca y sinalfombras, que ya est empezando a parecerme un segundo hogar, sin ninguna aventura quedetallar tras mi salida a las peligrosas calles nocturnas. La verdad es que el teatro apenas seencuentra a cien pasos de distancia hacia el sur. He mantenido la mano en la culata de mipistola y he caminado junto a muchsimas personas (norteamericanos, en su mayor parte) queiban igualmente al teatro, y me he sentido como un imbcil.

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    El edificio es tan viejo como los de la Ciudad Silenciosa, dira yo. Pero ha ido beneficindosede algunas reparaciones. Entre el auditorio haba ms regocijo (aunque para m ha sido, conmucho, un regocijo extrao) que en casa, y menos ambiente de lo que yo me atrevera a llamarsantidad del arte. Eso me indic que el drama es realmente sagrado aqu, como la llamativavestimenta del populacho deja claro siempre. Un respeto exagerado y solemne indicainvariablemente una prdida de fe.

    Puesto que acababa de cenar, no hice caso de los mostradores del vestbulo en que losnorteamericanos que al parecer no dejan de comer siempre que pueden elegan diversospasteles y comidas fras, y ocup mi sitio en el teatro propiamente dicho. Apenas me habaacomodado cuando un caballero entrado en aos, un norteamericano, expres su deseo de queyo me moviera para que pudiera llegar hasta su asiento. Me levant gustosamente, claro est, yle salud como a un abuelo, tal como exige nuestra cortesa (desconozco la estadounidense).Pero mientras l se acomodaba y yo continuaba a su lado, contempl su cara bajo el mismongulo con que la haba visto por la tarde, y le reconoc como el anciano que haba observado atravs de la reja.

    Una situacin difcil. Quera entablar conversacin con l, pero no poda confesar que habaestado espindole. Me esforc en encontrar una solucin hasta que las luces se apagaron yempez la representacin.

    Se trataba de Visita a un pequeo planeta de Vidal, una de las obras clsicas del viejo teatronorteamericano de la que yo haba ledo muchos comentarios pero que ni una sola vez (hastaahora) haba visto representar en el teatro. Me habra gustado mucho ms Verla con los trajes yescenarios del perodo adecuado; por desgracia, el director ha preferido modernizarla porcompleto, igual que nosotros, a veces, representamos Rustam Beg como si Rustam fuera unhroe de la ltima guerra. El general Powers es un soldado estadounidense contemporneocon las peculiaridades de un cobarde bandido, Spelding edita explcitos panfletos difamatorios,

    y as sucesivamente. Los nicos personajes que me deleitaron fueron el astronauta cojo,Kreton, y la ingenua Ellen Spelding, interpretada por una rubia norteamericana de radiantebelleza.

    Durante todo el primer acto mi atencin volvi (sobre todo cuando intervena Spelding) alproblema del anciano que haba a mi lado. Al caer el teln ya haba decidido que la mejormanera de iniciar una conversacin sera ofrecerle un kebab (o algo que le apeteciera) delvestbulo, ya que su ajado aspecto sugera que estara dispuesto a dejarse cuidar, y la debilidadde sus piernas ofreca una excusa admirable. Ensay la estratagema en cuanto los candelabrosvolvieron a encenderse, y dio el resultado que yo haba ansiado. Cuando regres con unabandeja de papel, bocadillos y bebidas amargas, l observ con bastante espontaneidad que se

    haba dado cuenta de las flexiones de mi mano durante la representacin.S dije. He estado escribiendo mucho antes de venir aqu. Esto hizo que el anciano sepusiera a hablar y disertar, frecuentemente con mucho ms detalle del que yo poda captar,sobre el tema de las mquinas de escribir. Finalmente interrump el flujo de palabras con ciertapregunta que debi revelar que yo sabia menos del tema de lo que l supona.

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    Alguna vez me pregunt ha grabado una letras en una patata antes de humedecerlacon una almohadilla entintada y usarla para imprimir papel?

    S, cuando era nio. Nosotros usamos un nabo, pero no hay duda de que el principio es elmismo.

    Exactamente. Y se trata del principio de la abstraccin ampliada. Le hago una pregunta:Qu es comunicacin, en su forma ms simple?

    Hablar, supongo.

    La estridente risa del anciano se elev por encima del bullicio del auditorio.

    Nada de eso! Oler dijo al tiempo que asa mi brazo, oler es la esencia de lacomunicacin. Fjese en la misma palabra esencia. Cuando olemos a otro ser humano, productosqumicos del organismo de este se introducen en nuestro cuerpo, los analizamos y, gracias aeste anlisis, deducimos con precisin el estado emotivo de la otra persona. Lo hacemos de unmodo tan constante y automtico que apenas somos conscientes de ello, y nos limitarnos acomentar, El pareca asustado o El estaba enfadado. Entiende?

    Asent, involuntariamente interesado.

    Al hablar, estamos diciendo a otro individuo cmo le oleramos si pudiramos olerleadecuadamente y si l nos pudiera oler de forma apropiada desde el lugar en que est. Es casiseguro que la facultad de hablar no se desarroll hasta que las glaciaciones que pusieron fin alplioceno incitaron al gnero humano a inventar el fuego, y despus de que la frecuenteinhalacin del humo de la lea hubiera entorpecido los rganos olfatorios.

    Ya veo.

    No, usted escucha... a menos que est casualmente leyendo mis labios, cosa que con estealboroto sera un logro provechoso.

    Dio un enorme bocado a su bocadillo, derramando una carne rosada que seguramente noproceda de un animal natural. Al escribir, estamos diciendo a otros individuos comohablaramos si fueran capaces de ornos, y al imprimir con el nabo estamos dicindoles cmoescribiramos. Observar que ya hemos alcanzado el tercer nivel de abstraccin.

    Asent otra vez.

    Sola creerse que solo un limitado nmero K de niveles de abstraccin era posible antes deque el tema original desapareciera por completo... Se hizo un trabajo matemtico muyinteresante hace setenta aos en una tentativa de derivar una expresin generalizada de K envarios sistemas. Ahora sabemos que ese nmero puede ser infinito si la disposicin representauna curva abierta, y que tambin son posibles curvas cerradas.

    No comprendo.

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    Usted es joven y apuesto... tiene muy buen aspecto con su amplitud de espalda y su bigotenegro. Supongamos que una mujer joven le ama. Si usted, ella y yo estuviramos agazapados enuna rama de rbol, usted olera el deseo de la mujer. Tal vez hoy ella le hable de su deseo. Perotambin es posible que no lo haga, que lo exponga por escrito.

    Record las cartas de Yasmin, y asent.

    Pero supongamos que las cartas estn perfumadas... un perfume almizclado, dulce.Comprende? Una curva cerrada: el perfume no es el olor del cuerpo de ella, sino unasimulacin artificial. Ial vez no refleje lo que ella siente, pero es lo que ella le dice que Siente.Usted ama en realidad a una ballena, a un venado macho y a un lecho de rosas.

    El anciano iba a proseguir, mas el teln se levant para el segundo acto.

    Ese acto me pareci ms ameno, y ms lamentable, que el primero. La primera escena, en laque Kreton (al que pronto se une Ellen) lee la mente del gato de la familia, resultaexcepcionalmente eficaz. La orquesta oculta ofrece msica para indicar pensamientos de gato;ojal supiera la identidad del compositor, pero mi programa no facilita esa informacin. Lapared del dormitorio se convierte en una pantalla para sombras en la que vemos siluetas degatos cazando pjaros, y luego, cuando Ellen hace cosquillas en la panza al gato autntico,mientras hace el amor. Tal como he dicho, Kreton y Ellen fueron los mejores personajes de laobra. La yuxtaposicin de la cimbrea belleza y alegre ingenuidad de Ellen y el claro deseo deKreton por ella ilustra perfectamente los problemas pafios que tendra un telpata potente, encaso de que una persona as existiera.

    Por otra parte, la escena en que Kreton convoca a los presidentes, que cierra el acto, no puedeser ms censurable. Al gobernante extranjero evocado por error se le representa como denacionalidad turca, y del modo ms abierto posible. Confieso que tengo ciertos prejuicios en

    contra de esa raza sedienta de sangre, mas lo que hace en la obra es inexcusable. Cuandoaparece el presidente del Consejo Mundial, se le describe como ciudadano norteamericano.

    Yo no estaba de muy buen talante al acabar esa escena. Creo que an no me he zafado de lasfatigas de la travesa. Y esas fatigas, combinadas con el da bastante agotador que he pasadomerodeando por las ruinas de la Ciudad Silenciosa, me han dejado en ese estado en que hastala ms mnima irritacin asume las dimensiones de un insulto terrible. El viejo encargado quehaba a mi lado percibi mi irascibilidad, pero confundi el motivo, y empez a excusarse porla situacin del teatro norteamericano, diciendo que todos los actores de talento emigraban encuanto tenan fama, y que solo regresaban tras fracasar en la costa oriental del Atlntico.

    No, no dije yo. Kreton y la chica son buenos actores y el resto del reparto es, comomnimo, adecuado.

    El anciano pareci no haberme prestado atencin.

    Los contratan en cualquier parte... los eligen por sus caras. Si han participado en tres obras,ellos mismos se llaman actores. En el Smithsonian... Trabajo all, quiz ya lo he mencionado...En el Smithsonian... tenemos grabaciones de teatro autntico: Laurence Olivier, Orson Welles,

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    Katharine Cornell. Spelding es barbero, o al menos lo era. Sola poner la silla bajo la estatua delviejo Kennedy y afeitar a los transentes. Ellen es ramera, y Powers acarreador. El tipo cojo,Kreton, engatusaba a los marineros para llevarlos a un espectculo de Portland Street.

    El menosprecio del anciano a su cultura nacional me turb, aunque tambin mejor mi humor.(He notado que ambas cosas suelen ir juntas... tal vez estoy secretamente humillado al ver quepersonas de poca importancia son capaces de afectar mi estado interior con un flaco servicio oalgunas palabras.) Me excus y fui al puesto de dulces del vestbulo. Los norteamericanostienen la fina costumbre de hacer duplicados de mazapn de los moteados huevos de las avessalvajes, y compr una caja, no solo porque deseaba probarlos, sino tambin porque estabaseguro de que constituiran un buen obsequio para el anciano, que rara vez debe tener dineropara permitirse esos gustos. No me equivoqu: comi los huevos ansiosamente. Pero cuandoyo prob uno, encontr tan desagradable el olor (como si estuviera comiendo violetasartificiales) que no cog ms.

    Estbamos hablando de escribir dijo el anciano. La curva cerrada y la curva abierta. Nohe tenido tiempo para observar que ambas pueden lograrse mecnicamente. Pero la

    monografa que estoy escribiendo en la actualidad trata ese problema, y sucede que tengoejemplos. En primer lugar, la curva cerrada. En los tiempos en que nuestro presidente sehallaba entre los diez hombres ms poderosos del mundo (la realidad del Paul Laurent que esten el escenario), todos los presidentes reciban a diario centenares de solicitudes que debanfirmar. Autorizarlas les habra costado horas de trabajo. Rechazarlas habra creado una huestede enemigos.

    Y qu hacan?

    Recurran a los recursos de la ciencia. Esa ciencia dise la mquina que escribi esto.

    Sac una doblada hoja de papel de su limpio y rado abrigo. Desplegu la hoja y vi que estabacubierta por el texto de lo que aparentaba ser un discurso pblico, redactado con letra infantil.Esforzando mi mente para revisar la lista de presidentes de los Estados Unidos que haba vistohaca mucho tiempo en un compendio de historia universal, pregunt a quin pertenecaaquella escritura

    A la mquina. Qu escritura se imita aqu es una de las cosas que estoy intentando descubrir.

    En la penumbra del teatro era casi imposible distinguir la descolorida caligrafa, pero vi lapalabra Cerdea.

    Seguramente, relacionando el contenido con hechos histricos ser posible fijar su fecha deun modo preciso.

    El anciano movi negativamente la cabeza.

    El texto fue compuesto por otra mquina para obtener cierto efecto psicolgico nacional.No es probable que guarde relacin con los problemas de su tiempo. Pero fjese en esto.

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    Sac una segunda hoja, y la abri. Por lo que vi, estaba completamente en blanco. An lacontemplaba cuando el teln se levant de nuevo.

    Mientras Kreton mova por el escenario su aeronave de juguete, el anciano cogi el ltimohuevo y se volvi para contemplar la representacin. An quedaba un envase y yo, pensandoque l tal vez querra ms, y temeroso de que los huevos cayeran de mi regazo y se perdieranen el suelo, cerr la caja y la introduje en el bolsillo lateral de mi chaqueta.

    Los efectos especiales del aterrizaje de la segunda nave espacial fueron bien ejecutados; perohubo otro detalle del tercer acto que me proporcion idntico deleite que la escena del gato enel segundo. La ltima escena se basa en el ardid que nuestros poetas denominan asfdelo de peri,un truco tan trillado que solo es aceptable si se presenta de un modo original. El mtodo usadoen esta obra es que John, el amante de Ellen, encuentra el pauelo de Kreton y, tras indicarque parece perfumado, hunde la nariz en l. Durante un instante se ilumina la pared parasombras usada al principio del segundo acto para presentar grficamente (opornogrficamente, dira yo) el deseo de Ellen, transmitiendo al auditorio al hecho de que Johnha compartido, en ese momento, las facultades telepticas de Kreton, al que todos han acabado

    por olvidar.

    El ardid es enormemente eficaz, y me dej con la sensacin de que de ningn modo habaperdido la noche. Particip en el aplauso general cuando el reparto sali a saludar. Luego, aldisponerme a salir, not que el anciano tena aspecto de hallarse muy enfermo. Le pregunt siestaba bien, y l confes con pesar que haba comido en exceso, y agradeci una vez ms miamabilidad.., cosa que en ese instante debi precisar de una gran dosis de resolucin.

    Le ayud a salir del teatro, y al ver que no dispona de otro medio de transporte aparte de suspies, le dije que le acompaara a su casa. Me dio las gracias otra vez y me inform de que teniauna habitacin en el museo.

    As pues, el paseo de media manzana hasta el hotel se transform en un trayecto de tres ocuatro kilmetros, iluminados por la luz de la luna, y en su mayor parte a travs de las avenidassalpicadas de grava de las abandonadas partes de la ciudad.

    Durante el da apenas haba dedicado una ojeada al rgido esqueleto de la vieja autopista. Estanoche, mientras caminbamos bajo sus ruinosos pasos superiores, estos me parecieronindeciblemente viejos y siniestros. Entonces se me ocurri pensar que tal vez haba una fallatemporal, como las que los astrnomos dicen que hay en el espacio, en alguna parte delAtlntico. Cmo es posible que esta costa occidental parezca ms anticuada entre los restos deuna civilizacin que muri hace menos de un siglo que nosotros a la sombra de Daro? Acaso

    todos los barcos que surcan ese ocano recorren diez mil aos?

    En la ltima hora (no puedo dormir) he meditado en si deba o no hacer esta anotacin. Pero,cun bueno puede ser un diario de viaje si uno no apunta todos los detalles? Lo revisarcuando vuelva a casa, y regalar una copia corregida a mi madre y a Yasmin para que lo lean.

    Al parecer, los estudiantes del museo no tienen ms ingresos que los derivados de la venta detesoros entresacados del pasado. Y compr un frasco de lo que se supone es la mayor creacin

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    de la antigua qumica alucinatoria a la mujer que me ayud a meter en la cama al anciano. Tienetena el tamao de la mitad de mi dedo pulgar. Es muy probable que fuera alcohol y nadams que alcohol, pese a que pagu un precio considerable.

    Me apen haber comprado esto antes de partir, y estaba an mas apenado al llegar aqu. Peropareca que iba a ser la nica oportunidad, y mi nico pensamiento era aceptar la aventura.Despus de ingerir la droga podr hablar con autoridad sobre estas cosas durante el resto de mivida.

    Esto es lo que he hecho. He empapado con el fluido el poroso azcar de uno de los huevos.No tardar en secarse. La droga. Suponiendo que lo sea, permanecer. Despus mezclar loshuevos en un cajn vaco y, todos los das empezando maana por la noche. comer uno.

    Hoy escribo antes de bajar a desayunar, en parte porque sospecho que el hotel no prestaservicios tan temprano. Hoy pretendo visitar el parque al otro lado del canal. Si es tan peligrosocomo afirman, es muy probable que no regrese para hacer una anotacin esta noche. Siregreso... bien, ya pensar en ello cuando me encuentre aqu otra vez.

    Despus de apagar la vela ayer por la noche no pude dormir. Pese a que estaba agotado. Talvez fue por la excitacin del largo trayecto para volver del museo; pero no pude liberar mimente de la imagen de Ellen. Mis divagaciones la asociaban con los huevos, e imagin que yoera Kreton, incorporado en la cama con el gato en mi regazo. En mi fantasa (no estabadormido) Ellen me traa el desayuno en una bandeja, y el desayuno consista en seis huevos dedulce.

    Cuando mi mente se agot con este tipo de imaginaciones, decid que el gerente me buscarauna chica para poder liberarme de las tensiones del viaje. Al cabo de una hora, que pasleyendo, el hombre lleg con tres muchachas. Y despus de permitirme. vislumbrarlas a travs

    de la puerta entreabierta, entr en la habitacin, dejando solas a las chicas en el pasillo. Le dijeque solo haba pedido una.

    Lo s, seor Jaffarzadeh, lo s. Pero pens que le gustara poder elegir.

    Ninguna de las mujeres, a juzgar por mi vislumbre de ellas, se pareca a Ellen. Pero agradec lasolicitud del gerente y le indiqu que las hiciera pasar.

    Antes quiero pedirle, seor, que me permita fijar el precio con ellas... Puedo conseguirlaspor mucho menos que usted, seor, porque ellas saben que dependen de mi para que laspresente a mis huspedes en el futuro. Estipul una suma que en realidad era insignificante.

    Perfectamente dije. Hgalas pasar.

    Inclin la cabeza y me sonri, haciendo que su contrada y msera cara reflejara la mximaafabilidad posible y trayendo a m memoria un cuadro que haba visto en cierta ocasin, unduende convocado ante la corte de Suleiman.

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    Pero antes, seor, deseo informarle de que si le gustan las tres, en conjunto, podr tenerlaspor el precio de dos. Y si solo desea a dos de ellas, podr tenerlas por el precio de una y lamitad del precio de otra. Las tres son encantadoras, y pienso que tal vez quiera considerar esaposibilidad.

    Muy bien, ya la he considerado. Hgalas pasar.

    Encender otra vela dijo, y puso manos a la obra apresuradamente. No habr recargoalguno por las velas, seor, teniendo en cuenta lo que ya est pagando. Las chicas las incluiren su factura. En la partida de servicio en habitacin... Estoy seguro de que se har cargo.

    Tras encender la segunda vela y colocarla a su gusto en la mesa de noche que haba entre lasdos camas, el gerente abri la puerta e hizo una sea a las chicas.

    Me voy dijo. Qudese con la que le guste y despida a las otras.

    Estoy convencido de que se trataba de una estratagema. El crea que yo tendra dificultadespara deshacerme de alguna de las mujeres y que debera pagar el precio de las tres.

    Yasmin no debe enterarse de esto. Est decidido. No porque el incidente pueda molestarla engran medida, sino a causa de lo que sucedi a continuacin. Yo estaba sentado en la cama msprxima a la puerta, esperando decidir con rapidez cul de las tres mujeres guardaba un mayorparecido con la actriz que haba interpretado a Ellen. La primera era bajita, y tena un rostroplido y arrugado. La segunda era alta y rubia, pero regordeta. La tercera, que pareci dar untraspi al entrar, era igual que Yasmin.

    Durante unos instantes cre que realmente era Yasmin. La ciencia nos ha acostumbrado a ideary aceptar teoras para explicar los hechos que observamos, por muy fantsticos que estos sean,

    y nuestras mentes inician la produccin antes de que nos demos cuenta. Yasmin haba idosintindose cada vez ms sola sin mi. Haba reservado pasaje pocos das despus de mi partida,o quiz haba preferido el avin, arriesgndose a las famosas instalaciones de aterrizajenorteamericanas. Al llegar aqu, haba hecho pesquisas en el consulado, y estaba cerca de mipuerta cuando el gerente encendi la vela. Desconociendo lo que ocurra, haba entrado encompaa de las prostitutas que el gerente haba llamado.

    Un disparate total, por supuesto. Me puse en pie de un salto y levant la vela, y vi que la tercerachica, pese a poseer los grandes ojos oscuros y la barbilla redondeada de Yasmin, no era ella.Su cabello negro como la noche y sus delicadas facciones indicaban inequvocamente que eranorteamericana. Y al acercarse hacia m (animada, sin duda, al ver que haba atrado mi

    atencin), vi que tena un pie deforme igual que Kreton en la representacin teatral.

    Como veis, finalmente he regresado vivo del parque. Esta noche, antes de acostarme, comerun huevo. Pero antes redactar brevemente mis experiencias.

    El parque se halla al otro lado del canal de Washington, entre la ciudad y el ro. Se puede llegarpor tierra, aunque solo por el extremo norte. Como yo no deseaba caminar tanto, alquil unaembarcacin de pequeo tamao con una andrajosa vela roja para llegar a la punta meridional,

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    denominada Hains Point. Ah haba Una fuente, me informaron, en los viejos tiempos; peronada queda de ella en la actualidad.

    No haba nubes, gozamos de un soleado cielo primaveral, y avanzamos sobre vivificantesondulaciones de las aguas, sin aquellas terribles oscilaciones que tanto me oprimieron a bordodel Princesa de Ftima.Yo iba sentado en la proa, contemplando el ondulado verdor del parque aun lado del canal y las ruinas del viejo Puerto al otro, mientras un anciano manejaba la caa deltimn y su delgado y bronceado nieto, de unos once aos de edad, accionaba la vela.

    Al dar la vuelta al promontorio, el anciano me dijo que por muy poco ms me llevara aArlington para que viera los restos de lo que supuestamente es la mayor construccin de laantigedad de esta nacin. Rechac la oferta, determinado a reservar esa experiencia para otromomento, y desembarcamos en una parte de la antigua albardilla de cemento que permanecaintacta.

    Vestigios de viejas carreteras se extendan paralelos a ambas orillas, pero decid evitarlos, yavanc por el centro, mantenindome en el terreno ms elevado posible. En otros tiempos, no

    hay duda, toda esta zona estuvo dedicada al esparcimiento. Poca cosa queda, empero, de lasglorietas y estatuas de que estaba salpicado cl terreno. Hay algunos montculos, desgastados,que probablemente fueron acumulaciones rocosas pero que ahora estn cubiertos de tierra, ynumerosas charcas de agua estancada. En infinidad de lugares vi los escondrijos de las famosasratas gigantes norteamericanas, mas nunca a los animales. A juzgar por los agujeros, el tamaode las ratas no es una exageracin; yo habra podido pasar con facilidad por varios de ellos.

    Los perros salvajes, contra los que me haban prevenido el gerente de] hotel y el viejobarquero, empezaron a seguirme cuando haba recorrido un kilmetro hacia el norte. Tienenpoco pelo y abundantes y caractersticas manchas negras y marrones moteadas de blanco.Opino que su peso medio debe ser de veinticinco kilos. Con las orejas tiesas, y con sus vivaces

    e inteligentes caras, no parecen particularmente peligrosos. Pero no tard en darme cuenta deque, fuera por el camino que fuera, los perros que me seguan se acercaban cada vez ms. Mesent en una piedra, de espaldas a un estanque, y tom diversos apuntes de los animales antesde decidirme a probar la pistola. Los perros no intuyeron el peligro, por lo que pude apuntarcmodamente el lser rojo al pecho de un ejemplar de gran tamao antes de apretar el botnque produca un impulso altamente energtico.

    Despus, durante largo rato, o a mi espalda el melanclico aullido de estos perros. Quiz selamentaban de la cada de su lder. Por dos veces me top con oxidadas mquinas que tal vezhaban sido usadas para llevar a los invlidos por los jardines cuando haca un tiempo tanmagnifico como el que yo mismo he experimentado hoy. El to Mirza opina que soy un buen

    colorista, mas he abandonado la esperanza de poder igualar los matices negros perturbados porverdes con que el declinante sol tea el parque.

    No encontr a nadie hasta que casi haba llegado a los pilares del abandonado puenteferroviario. Entonces cuatro o cinco norteamericanos que fingan pedir limosna me rodearon.Los perros, que a mi entender se alimentan fundamentalmente con los desperdicios quearrastra el ro, fueron ms honestos en sus intenciones y se mostraron ms pulcros. Si estosindividuos se hubieran asemejado a las tristes criaturas que encontr en la Ciudad Silenciosa,

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    les habra echado algunas monedas. Pero se trataba de hombres y mujeres relativamente fuertesy sanos, capaces de trabajar, y que en vez de eso preferan robar. Les expliqu que me habavisto obligado a matar a un compaero de ellos (sin mencionar que era un perro) que me habaasaltado. Y les pregunt dnde poda informar del hecho a la polica. Se echaron atrs al oresto y me permitieron llegar tranquilamente al extremo norte del canal, no sin un millar desalvajes miradas. He vuelto aqu sin ms incidentes, fatigado y bastante satisfecho de mijornada.

    He comido uno de los huevos! Confieso que me result difcil dar el primer bocado. Perodisciplinar mi resolucin fue como forzar una pared de vidrio: la resistencia se quebr derepente, cog el huevo, y lo engull en pocos mordiscos. Era agudamente dulce, mas no habaotro sabor. Veremos qu ocurre. Esto es muchsimo ms atemorizante que el parque.

    No sucedi nada, as que sal a cenar. Estaba anocheciendo, y el ambiente de carnaval de lascalles era ms marcado que nunca: luces de colores en todas las tiendas y msica en las

    terrazas, donde los nativos ms acaudalados posean jardines privados. He hecho en el hotel lamayora de mis comidas, pero me haban informado de que existe un buen restaurante deestilo norteamericano no muy lejos hacia el sur, en Maine Street.

    Era tal como lo haban descrito: gente sentada en bancos forrados en reservados. La partesuperior de las mesas es de una sustancia similar a piedra labrada, grasienta y de grano fino.Parecan muy antiguas. Ped la cena nmero uno: sopa de pescado de un color amarillentoacompaada con el espeso pan norteamericano, seguida de un bocadillo de carne picada ylegumbres crudas aderezadas con salsa de tomate y servidas en un panecillo blando eimpregnado de aceite. Para ser sincero, no me gust la cena; pero creo que es mi obligacinprobar la comida tpica en mayor medida que hasta la fecha.

    Estoy muy tentado a terminar aqu el relato del da, y de hecho ya haba dejado el bolgrafosobre la mesa despus de escribir tanto, y estaba dispuesto a irme a la cama. Sin embargo,puede ser bueno un relato deshonesto? No permitir que alguien lo vea, me limitar aguardarlo para releerlo cuando llegue a casa.

    Al salir del restaurante y volver al hotel pas junto al teatro. El pensamiento de volver a ver aEllen fue irresistible. Pagu la localidad y entr. Hasta ocupar el asiento no me di cuenta de queel programa haba cambiado.

    La nueva obra eraMarv Rose.Yo la haba visto representada por una compaa inglesa haca

    varios aos, con gran autenticidad. Y me sorprendi que (como la misma Mary) hubierasobrevivido tanto a su poca. La produccin norteamericana tena tanta falta de autenticidadcomo correccin la inglesa. Por dicha razn, conservaba (o quiz debera decir haba adquirido)enorme inters.

    Los norteamericanos son supersticiosos en cuanto al interior de su nacin, no respecto a suscostas, y por eso la isla de Mary Rose est trasladada a uno de los grandes lagos centrales. Elmontas, Cameron, es consecuentemente canadiense, interpretado por el actor que

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    desempeaba el papel de ayudante del general Powers. Los Spelding se han transformado enlos Moreland, y los Moreland se han convertido en estadounidenses. Kreton es Harry, elsoldado al que hieren lanzndole un cuchillo. Y mi Ellen es Mary Rose.

    El papel le va tan bien que creo que la obra ha sido elegida como vehculo para ella. Su estaturarealza la inmadurez artificial del personaje, y su esbeltez, y la vulnerabilidad de su plido cutis,nos indicara, creo, en caso de que no lo hiciera la obra, que ella era una vctima inconsciente.Ms importante que estos detalles es la alocada e inocente atraccin por lo sobrenatural, queella hace resaltar a la perfeccin. Esa caracterstica, por s sola, es la que nos hizo creer la nocheanterior (as lo entiendo ahora) que la nave espacial de Kreton poda aterrizar en los rosales delos Spelding: l haba sido atrado por Ellen, pese a no haberla visto nunca. Y en esta obra haceque las desapariciones y reapariciones de Mary Rose resulten verosmiles e incluso adecuadas.Es tan posible que espritus invisibles anhelen a Mary Rose como que ese teniente Blake (JohnRandolf en la obra anterior) la ame.

    Francamente ms posible. Y en cuanto comprend esto, todo el misterio deMary Rose (que fueinmediatamente inexplicable y banal cuando vi la obra bien interpretada en Tehern) se revel

    ante m. Nosotros, el pblico, somos los espritus envidiosos y vidos. Si los Moreland noadvierten que una pared de un confortable saln no es ms que un mar de oscuros rostros, siCameron no repara en que nosotros somos el teln de fondo de su isla, la culpa es de ellos. Enconsecuencia, por derecho, Mary Rose deba venir con nosotros al desaparecer. Al final delsegundo acto empec a buscarla, y al principio del tercero la encontr, silenciosa e inadvertida,de pie detrs de la ltima fila de butacas. Yo me encontraba a solo cuarto filas del escenario,pero abandon mi asiento del modo ms discreto posible y avanc por el pasillo hacia la actriz.

    Demasiado tarde. Antes de recorrer la mitad de la distancia, Mary Rose tuvo que hacer suentrada al final de la escena. Observ el resto de la obra desde el fondo del teatro, pero ella noregreso.

    La misma noche. Tengo muchsimos problemas para dormir, aunque durante mi estancia en elbarco dorma nueve horas todas las noches, y caa dormido en cuanto mi cabeza tocaba laalmohada.

    La verdad es que esta noche, mientras yaca en la cama, record la observacin del viejoencargado del museo en cuanto a que todas las actrices eran prostitutas. Si ello es cierto y nosimplemente una expresin de odio hacia las personas ms jvenes con cuerpos que an sonatractivos, entonces he sido un necio por gimotear al pensar en Mary Rose y Ellen, siendo asque poda haber conseguido a la misma chica.

    Se llama Ardis Dahl. Acabo de mirarlo en el programa del teatro. Voy a ir al despacho delgerente para consultar la gua telefnica.

    Escribo antes del desayuno. Ayer por la noche encontr cerrado con llave el despacho delgerente. Eran ms de las dos de la madrugada. Apoy el hombro en la puerta y la abr conrelativa facilidad. (La cerradura no encajaba en metal como es costumbre en casa; solo haba unagujero, una muesca en el marco). La gua relacionaba varias Dahl en la ciudad, pero puestoque estaba casi ocho aos anticuada no me inspir excesiva confianza. Reflexion, empero, que

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    en un lugar tan apartado como este no era probable que la gente se trasladara tanto comonosotros nos trasladamos en casa, y que si la gua no tena utilidad, el gerente no la conservara.As pues seleccion el apellido Dahl que, por su direccin, pareca estar ms cerca del teatro, yme puse en camino.

    Las calles estaban completamente vacas. Recuerdo haber pensado que yo haca lo quepreviamente me haba atemorizado tanto hacer, ya que lo que haba ledo de la ciudad me habaasustado. Qu ridculo es suponer que los ladrones estn acechando cuando no hay un soloindividuo por la calle. Qu iban a hacer, permanecer horas y horas en las solitarias esquinas?

    La luna llena estaba en lo alto, en el cielo meridional, inundando la calle con el blanco ysuavemente brillante flujo de su luz. De no haber sido por el notable olor a suciedadcaracterstico de las zonas residenciales norteamericanas, habra pensado que caminaba en unailustracin de cierto libro antiguo sobre relatos fantsticos, o que era un actor en unapantomima para nios, tan fascinado por el escenario que ha olvidado al auditorio.

    (Despus de escribir esto que, para ser sincero, no pens en el momento mismo, sino

    nicamente ahora, sentado ante mi mesa me doy cuenta de que en realidad algo as debesucederle a la joven norteamericana a la que acostumbro a llamar Ellen y a la que tendr quehabituarme a llamar Ardis. Ella no podra actuar as de no ser porque en algn rincn de sumente el escenario se ha transformado en realidad.)

    Las sombras que surgan de mis pies tenan un siglo de antigedad y seguan fielmente loscursos que haban decidido mucho antes de que Nueva Tabriz adornara la faz lunar con suzafiro Enmaraado en mis pensamientos de ella mi Ellen, mi Mary Rose, mi Ardis! y enla magia de esa plida luz que gobierna todas las mareas, me elev hasta un punto tal que soyincapaz de describirlo.

    Entonces se apoder de mi la idea de que cualquier cosa que sintiera poda no ser ms que elefecto de la droga.

    Sbitamente, igual que alguien que cae de una torre y se aferra hasta a los jirones de niebla, meesforc en volver a la realidad. Mord la parte interna de mis mejillas hasta que la sangre llenmi boca, y golpe con el puo la insensible pared del edificio ms prximo. El dolor me calmal momento. Permanec junto al bordillo de la acera durante un cuarto de hora o ms,escupiendo en la cloaca e intentando limpiar y vendar mis nudillos con tiras de ropa arrancadasde mi pauelo. Mil veces pens en qu espectculo iba a mostrar yo si en realidad lograba ver aEllen, xr me tranquilic con el pensamiento de que si ella era realmente una prostituta, miaspecto no le interesara en absoluto: yo le ofrecera algunos riales ms y todo ira bien.

    Pero lo cierto es que ese pensamiento no result muy tranquilizador. Incluso cuando unamujer vende su cuerpo, un hombre se complace con la idea de que ella no estara tan dispuestaa hacerlo si l no fuera quien es. En el mismo momento en que mi baba sanguinolenta caa a lacalle, yo estaba felicitndome por el patente rostro varonil que tantas mujeres haban admirado;y preguntndome cmo iba a excusarme si al besarla le manchaba los labios de rojo.

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    Tal vez fue un tenue sonido lo que me hizo volver en mi. Tal vez fue la conciencia de que meestaban observando. Saqu la pistola y me volv a uno y otro lado, mas no vi nada.

    Pero la sensacin persista. Segu andando. Y suponiendo que retuviera alguna percepcin deirrealidad, ya no era el jbilo sobrenatural que haba experimentado antes. Al cabo de unospasos me detuve y prest atencin. Un spero sonido, matraqueos y araazos, me habaseguido. El sonido ces.

    Me encontraba cerca de la direccin que haba obtenido en la gua. Confieso que mi menteestaba repleta de fantasas en las que la misma Ellen me rescataba, aunque en definitiva debaestar ms asustada que yo, pero que arriesgaba su encantadora vida para salvar la ma. Sinembargo, yo saba que esto ltimo eran simples fantasas, y que el ser que me persegua no erauna ilusion, aunque ms de una vez pens que quiz fuera cierto druj que se haba vuelto visibley palpable para m.

    Otra manzana, y llegu a la direccin que buscaba. El edificio no era distinto a los que habla aambos lados: construido con los restos de otros edificios todava ms antiguos, tena tres pisos

    y pesadas puertas, y prcticamente careca de ventanas. En la planta baja haba una librera (ajuzgar por un viejo letrero) con viviendas encima. Cruc la calle para ver mejor la casa, y mequed in. mvil, envuelto de nuevo en mis sueos, mirando fijamente la solitaria lnea de luzamarilla que asomaba entre los postigos de una ventana con gablete.

    Mientras contemplaba la luz, fue aumentando la sensacin de que estaba siendo observado. Eltiempo fue pasando, deslizndose por la cintura del gran reloj de arena del universo igual que elerosionado suelo de este continente se desliza por los ros hasta los ocanos. Finalmente mitemor y mi deseo deseo por Ellen, temor de lo que estaba mirndome con invisibles ojosme llev a la puerta de la casa. Golpe la madera con la culata de mi pistola, aunque sabia loimprobable que era que un norteamericano respondiera a una llamada a tales horas de las

    noche, y despus de haber golpeado varias veces, o lentos pasos en el interior.

    La puerta chirri al abrirse hasta que una cadena le impidi seguir movindose. Vi a un hombrede cabello gris, completamente Vestido, que sostena un anticuado rifle de can largo. Detrsde l, una mujer mantena en alto un trozo de vela, humeante, para poder ver, Y aunque ellaera notablemente ms madura que Ellen, y adems estaba marcada por las deformidades quetanto abundan aqu, posea cierta belleza y nobleza en sus facciones, cosa que me record laderrumbada estatua que se rumorea subsiste en una isla ms al norte, y que yo he visto enfotografas.

    Expliqu al hombre que yo era un viajero muy cierto! y que acababa de llegar en un barco

    procedente de Arlington; que no tena lugar donde alojarme, y que por ello haba caminado porla ciudad hasta ver la luz que haba en su ventana. Pagara, dije, un rial de plata si me ofrecanuna cama para pasar la noche y un desayuno por la maana, y les ense la moneda. Mi planera ser husped de la casa para poder descubrir si Ellen la habitaba. En caso afirmativo, habrasido muy fcil prolongar mi estancia.

    La mujer quiso susurrar algo al odo de su marido pero l no le hizo caso, aparte de hacer gestode nerviosa irritacin.

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    No me arriesgar a dejar entrar a un extrao. Para estar en consonancia con su tono, yodeba ser un len, y su rifle la silla de un domador. No cuando aqu solo estamos mi esposay yo.

    Entiendo le contest. Comprendo perfectamente su posicin.

    Puede probar en la casa de la esquina dijo mientras cerraba la puerta, pero no diga quele enva Dahl.

    Escuch el ruido de la pesada barra al ajustarse despus de la palabra final. Di media vuelta.., yentonces, gracias a la misericordia de Al, que es realmente compasivo, se me ocurri mirarpor ltima vez la raya amarilla que haba entre los postigos de la alta ventana. Un parpadeo deluz escarlata todava ms alta llam mi atencin, quiz nicamente porque la luz de la luna ensu puesta baaba el tejado bajo un ngulo distinto. Creo que la criatura que vislumbr allestaba aguardando a saltar sobre m cuando nuestras miradas se encontraron. Apenas tuvetiempo de levantar la pistola antes de que aquel ser me golpeara y tirara contra el destrozadopavimento de la calle.

    Creo que perd el conocimiento durante un breve perodo. Si mi disparo no hubiera dadomuerte a la criatura mientras caa, yo no estara sentado aqu esta maana, escribiendo estediario. Al cabo de medio minuto, ms o menos, me recobr lo suficiente como paradesembarazarme de aquella carga, levantarme y frotar mis contusiones. Nadie haba acudido enmi ayuda, aunque tampoco una sola persona haba salido de las casas circundantes paramatarme y robarme. Me encontraba tan a solas con la criatura que yaca muerta a mis piescomo cuando haba estado contemplando la ventana de la vivienda de la que ese ser habasurgido.

    Despus de encontrar mi pistola y asegurarme de que segua siendo til, arrastr a la criatura

    hasta una zona iluminada por la luna. Cuando la vislumbr en el tejado me pareci un perroferoz, igual que el que haba recibido mi disparo en el parque. Mientras estuvo muerta ante m,pens que era un ser humano. A la luz de la luna comprob que no era ni lo uno ni lo otro, oque quiz era ambas cosas. Un hocico prominente. Y la parte del crneo situada

    por encima de los ojos, que los antroplogos aseguran es el distintivo de la humanidad y de lafacultad de hablar, tena un desarrollo tan insuficiente que no pareca ser mayor de la que yohaba visto en un macaco. Pero brazos, hombros y pelvis.., incluso los mugrientos harapos deropa... todo indicaba humanidad. Era una hembra, con senos pequeos y aplastados anvisibles a ambos lados del abrasado pecho.

    Yo haba ledo algo sobre estos seres haca diez aos, enMisterios tras la puesta del sol de OsmanAga. Mas resultaba muy distinto estar temblando en la desierta esquina de una calle de la viejacapital y examinar en persona a la criatura. Segn el relato de Osman Aga (que nadie, creo,excepto algunas ancianas, ha credo), estos seres eran realmente seres humanos... o al menosdescendientes de seres humanos. Durante el siglo pasado, cuando rl hambre se adue de lanacin y el irreversible dao causado a las estructuras cromosmicas de las personas fuepatente, algunos individuos recurrieron a la carne humana como alimento. No hay duda de queen un principio ese alimento fue obtenido de los cadveres de los hambrientos. Y no hay duda

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    de que las personas que lo hicieron se felicitaron por haber escapado as a los efectos de lasenzimas que seguan emplendose para que los animales que iban a ser sacrificados alcanzaranla madurez en cuestin de pocos meses. El detalle que no tuvieron en cuenta es que loscadveres de los seres humanos que coman haban acumulado ms cantidad de estassustancias artificiales que la que se encontraba en la carne del ganado de breve vida. De estosindividuos, SegnMisterios tras la puesta del sol, surgieron las criaturas iguales que la que yo mate.

    Pero nunca se ha dado crdito a Osman Aga. Por lo que yo se, se trata de un mero escritorpopular, que se ha hecho famoso glorificando las zonas tursticas del Mar Caspio (a cambio deobtener hospedaje gratis) y complacindose en absurdas expediciones para engendrar nuevoslibros y dar publicidad a los que ya ha escrito (atravesando el desierto montado en un camello ylos Alpes en un elefante) y ninguna otra persona, que yo sepa, ha hablado de las criaturas deeste continente. Las ruinosas ciudades repletas de ratas y murcilagos rabiosos y las terriblestormentas de arena del interior han colmado la paciencia de otros autores viajeros. Ahora mearrepiento de no haberme procurado algo para cortar la cabeza de la criatura; estoy seguro deque su crneo habra sido de inters para la ciencia.

    Nada ms escribir el prrafo precedente me di cuenta de que an tena tina oportunidad dehacer lo que no haba hecho la ltima noche. Me dirig a la cocina del hotel, y con un pequeosoborno consegu un largo y afilado cuchillo que ocult debajo de mi chaqueta.

    An era muy temprano cuando recorr las calles, y durante algunos minutos tuve grandesesperanzas de que el cadver siguiera en el mismo sitio. Pero me esforc intilmente. Habadesaparecido, y no quedaba rastro de su presencia: ni una gota de sangre, ni una sola seal delrayo de mi pistola en la pared de la casa. Rebusqu en callejones y basuras. Nada. Finalmenteregres al hotel para desayunar, y ahora (a media maana) acabo de volver a mi habitacin paraplanear mi jornada.

    Muy bien. Ayer por la noche no logr encontrar a Ellen. Hoy no fallar. Comprar otra entradapara cl teatro, y esta noche no ocupar mi butaca, sino que aguardar detrs de la ltima fila,donde la vi a ella. Si se acerca al final del segundo acto tal como hizo la ltima noche, yo estarall para felicitarla por su actuacin y hacerle algn obsequio. Si no viene, me dirigir a loscamerinos. Por lo que s de estos norteamericanos, un cuarto de rial me llevar a cualquierparte, aunque no me importar perder varios dientes si es preciso.

    Qu criaturas tan absurdas somos! Acabo de volver a leer lo que escrib esta maana, y habrasido lo mismo que escribir acerca de las especulaciones filosficas del Congreso de las Aves ode los asuntos de los demonios de Don Daniel, o de cualquier tema del que ni yo ni nadie sabeo puede saber una sola cosa. Oh, Libro! T que sabes lo que yo supuse que ocurrira, sabrs

    ahora lo que en realidad sucedi.Sal tal como haba planeado para comprar un regalo para Ellen. Siguiendo el consejo delgerente del hotel, recorr Maine Street hacia el norte hasta llegar a la gran avenida que discurrecerca del obelisco. Alrededor de la base de este monumento, todava impresionante, se celebrauna feria perpetua en la que los comerciantes usan como mesas los bloques de piedra cados dela parte superior de la estructura. Lo que queda del fuste de la columna tiene an, dira yo, msde un centenar de metros. Pero se dice que anteriormente tuvo tres o cuatro veces ms altura.

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    Buena parte del material caldo ha sido recogido y transportado en carros para construirviviendas.

    Los precios de este pas no parecen tener lgica ninguna con la excepcin de la regla general:los productos alimenticios son baratos y la maquinaria de importacin (cmaras y cosas por elestilo) es cara. Los tejidos son costosos, lo que explica sin ninguna duda por qu tanta genteviste andrajos que remienda y tie intentando que parezcan nuevos. Ciertos artculos de joyerason bastante razonables; Otros se venden a precios mucho ms altos que en Tehern. Anillosde plata u oro blanco, por lo general con un solitario y modesto diamante, pueden adquirirseen tal cantidad y a un precio tan bajo que estuve tentado a comprar algunos para llevarlos a mipas a manera de inversin. Sin embargo, vi brazaletes que en casa se habran vendido a mediorial, como mucho, y por los que el vendedor peda diez veces ms. Haba numerosas einteresantes antigedades, todas ellas supuestamente extradas de entre las ruinas de lasciudades del interior a costa de la vida de alguna persona. Tras hablar de estos artculos concinco o seis vendedores, pude creer que saba cmo se haba despoblado el pas.

    Despus de un buen rato de agradables y verbosas compras, en las que apenas gast dinero,

    eleg un brazalete hecho con viejas monedas (muchas de ellas de plata) como regalo para Ellen.Razon que a las mujeres siempre les gustan las joyas, que en ejemplar tan vistoso sera tilpara una actriz al interpretar cierto papel, y que las monedas deban poseer un buen valorintrnseco. No s si le gustara o no, si es que llega a recibirlo; an est en el bolsillo de michaqueta.

    Cuando la sombra del obelisco aument en longitud, regres al hotel, disfrut de una excelentecomida a base de cordero y arroz, y me retir a mi habitacin dispuesto a asearme para lanoche. Los cinco huevos de dulce que quedaban me observaban desde encima del tocador.Record mi decisin, y cog uno. De repente me estremeci el convencimiento de que eldemonio que crea haber matado la noche anterior no era ms que un fantasma engendrado

    por la accin de la droga.

    Y si habla disparado mi pistola al aire, al vaco? Un pensamiento aparentemente terrible.., y enrealidad as me lo sigue pareciendo Una idea peor es que la droga pudo hacer efectivamentevisible (algunas personas afirman que ese era el propsito de los preparados antiguos) a un serreal si bien espiritual. Numerosas muertes y enfermedades repentinas tendran explicacin siCSQ5 seres merodearan realmente por lo que consideramos son habitaciones y tejadosdesocupados, y por las desiertas calles nocturnas. Y quiz explicaran tambin los sbitosempeoramientos que observamos en otras personas y que otras personas observan ennosotros, e incluso el nacimiento de hombres diablicos. Esta maana llam druj a esta criatura;tal vez sea cierto.

    Pero si la droga estaba en cl huevo que com ayer por la noche, entonces el huevo que tena enlas manos era inofensivo. Concentrndome en ese pensamiento, me forc a comerlo porcompleto, y despus me tend en la cama para esperar.

    Dorm y so durante un perodo muy breve. Ellen se inclinaba hacia m, me acariciaba conuna suave mano de largos dedos. Solo un instante, pero el tiempo suficiente como parahacerme confiar en que los sueos son profecas.

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    En caso de que la droga hubiera estado en el huevo que consum, ese sueo haba sido sunico resultado. Me levant, me lav y me cambi de ropa, rociando generosamente mi camisalimpia con nuestra agua de rosas Pamir, que los norteamericanos, por lo que he observado,tienen en gran estima. Tras asegurarme de que la entrada y la pistola estaban en su sitio, salhacia el teatro.

    La obra segua siendoMary Rose. Entr con retraso a propsito (despus de que Harry y laseora Otery hubieran conversado durante varios minutos) y me qued detrs de la ltima filacomo si mi cortesa me impidiera molestar al pblico ocupando mi asiento. La seora Otcryhizo su salida; Harry sac el cuchillo de la madera del cajn y volvi a lanzarlo, y cuando lasnebulosidades del pasado terminaron su trnsito por el escenario, Harry haba desaparecido yMoreland y el pastor charlaban al son de las agujas de hacer calceta de la esposa del primero.Mary Rose no tardara en aparecer en escena. Mi esperanza de que ella saliera a contemplar laescena inicial se haba esfumado. Tena que esperar a que desapareciera al final del segundoacto para poder verla.

    Estaba buscando una butaca libre cuando me di cuenta de que alguien estaba de pie a mi lado.

    En la penumbra no distingu nada aparte de que aquel hombre era ms bien delgado, y algunoscentmetros ms bajo que yo.

    Al no encontrar asiento, retroced algunos pasos. El recin llegado toc mi brazo y mepregunt, en un susurro, si poda darle fuego. Yo ya sabia que aqu era costumbre fumar en losteatros, y haba cedido al hbito de llevar cerillas encima para encender las velas de mihabitacin. El resplandor de la llama revel los ojillos y los abultados pmulos de Harry o,como yo prefera imaginarle, Kreton. Ligeramente desconcertado, murmur una insulsaobservacin acerca de su forma de actuar.

    Le ha gustado? Es el ms insignificante de los papeles. Alzo el teln para iniciar el

    espectculo, despus lo bajo para indicar a todo el mundo que es hora de volver a casa.

    Varios miembros del auditorio estaban mirndonos con aire de enojo, por lo que nos retiramosa un punto del pasillo que, al

    menos legtimamente, se hallaba en el vestbulo, y all le dije que tambin le haba visto actuaren Visita a un pequeo planeta.

    Aquella s que era una obra. El personaje, estoy seguro de que usted lo apreciara, era buenoy malo a la vez. Benigno, malvolo, diablico...

    Usted lo represent maravillosamente bien, creo.

    Gracias. Este fracaso de ahora... Sabe cuntos papeles tiene?

    Bien, est el de usted, el de la seora Otery, el del seor Amy...

    No, no. Me toc el brazo para hacerme callar. Me refiero apapeles, personajes querequieren una autntica actuacin. Hay uno: el de la chica. Ella consigue saltar por el escenario

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    como una joven de dieciocho aos cuyo cerebro se atrofi a los diez. Y casi la mitad de lo quehace se pierde entre el pblico debido a que la gente no comprende cul es el problema de ellahasta que el primer acto est prcticamente acabado.

    Ella es maravillosa dije. Me refiero a la seorita Dahl.

    Kreton asinti y apur su cigarrillo.

    Es una ingenua muy competente, aunque sera preferible que no fuera tan alta.

    Cree que hay alguna posibilidad de que ella venga all, igual que usted?

    Ah dijo l, y me mir de arriba abajo.

    Durante un momento habra podido jurar que la facultad teleptica de que Kreton alardeaba enVisita a un pequeo planeta no era ficticia. No obstante, repet mi pregunta.

    Es probable, o no?

    No hay motivo para enfadarse... No, no es probable. Le basta eso como pago de su cerilla?

    Ella desaparece al final del segundo acto y no vuelve a salir a escena hasta casi el final deltercero.

    Ha ledo la obra? dijo Kreton, sonriente.

    Estuve aqu ayer por la noche. Ella ha de estar casi cuarenta minutos fuera del escenario,incluyendo el intermedio.

    Exacto. Pero no vendr aqu. Es cierto que lo hace de vez en cuando, igual que yo estanoche, pero acabo de saber que tiene compaa entre bastidores.

    Puedo preguntar quin es esa compaa?

    Puede preguntarlo. Hasta es posible que yo le responda. Usted es musulmn, supongo...Bebe alcohol?

    No soy un musulmn estricto. Pero no, no bebo alcohol. Aunque ser un placer invitarle, sidesea tomar algo, y yo tomar un Caf mientras tanto.

    Salimos por una puerta lateral y avanzamos a empujones entre

    el gento de la calle. Un tramo de estrechos y sucios escalones descenda de la acera hacia unbar que posea todo el ambiente de un club privado. Haba una barra con una fotografa (muyensombrecida por el polvo y el humo) del reparto de una obra teatral que yo no reconoc, tresmesas y algunos reservados. Kreton y yo. nos metimos en uno de estos y pedimos las bebidas a

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    un camarero con una cabeza desfigurada. Supongo que me qued mirndole, porque Kretondijo:

    Me torc el tobillo al salir de un platillo, y ahora soy un soldado convaleciente. Deberamoscompensarle tambin? No podemos decir simplemente que el alfarero se enfurece a veces?

    El alfarero? pregunt.

    Nadie respondi; pero despus del Silencio habl / una Vasija de ms torpe Hechura: /Porque estoy torcida de m se burlan. / Y bien! Acaso la Mano del Alfarero tembl?

    Agit la cabeza.

    Nunca lo haba odo. Pero tiene razn, parece como si la cabeza de ese hombre hubiera sidomodelada en arcilla, y que recibi un golpe cuando an estaba hmeda.

    Estamos en la repblica de la fealdad, como sin duda alguna, usted ya ha comprobado. Sesupone que nuestro smbolo nacional es un guila extinta. Es la pesadilla, de hecho.

    Me parece una nacin muy hermosa dije. Aunque confieso que muchos habitantestienen un aspecto desagradable. Pero existen las ruinas, y en mi patria jams he visto estoscielos.

    Nuestras chimeneas estn llenas de viento desde hace muchsimos aos.

    Eso tal vez sea un bien. Un ciclo azul es mejor que la mayora de cosas que se hacen en lafbricas.

    Y no todos los habitantes tienen un aspecto desagradable murmur Kreton.

    Oh, no! La seorita Dahl...

    Estaba pensando en ella.

    Comprend que Kreyton estaba azuzndome, pero cambi de conversacin.

    No, usted no es feo... de hecho, yo dira que es apuesto de un modo extico. Por desgracia,mis gustos tienden ms hacia la seorita Dahl.

    Llmela Ardis, a ella no le importar.

    El camarero trajo un vaso con un licor verde para Kreton y una taza de caf, el flojo y amargocaf norteamericano, para m.

    Iba usted a decirme a quin est agasajando ella.

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    Entre bastidores. Kreton sonri. Estaba pensando en eso... He usado la frase miles deveces, como supongo hace todo el mundo. Esta vez es literalmente correcta, y su nacimientoqueda repentinamente claro, como el de Edipo. No, no creo que prometiera contestarle esapregunta... aunque supongo que dije que tal vez lo hara. No hay otras cosas que le intereserealmente conocer? El refugio secreto de Monte Rushmore, o cmo conocerlapersonalmente?

    Le dar veinte riales si me la presenta, con cierta seguridad de que la presentacin sirva paraalgo. Nadie debe saberlo.

    Kreton se ech a rer.

    Crame, es ms probable que yo alardee de mi beneficio que no que lo mantenga ensecreto... aunque posiblemente tendr que dividir mis honorarios con la dama para satisfacer lagaranta.

    As pues, lo har?

    Agit la cabeza, rindose todava.

    Solo aparento ser corrupto. Va bien con esta cara. Venga a los camerinos despus de lafuncin de esta noche, y me preocupar de que conozca a Ardis. Usted es muy rico, supongo,y si no lo es, de todos modos diremos que lo es. Qu est haciendo aqu?

    Estudiar el arte y la arquitectura norteamericana.

    Gozar de gran reputacin en su patria, sin duda.

    Soy discpulo de Akhon Mirza Ahmak. El es muy famoso, no hay duda. Incluso estuvo aquhace treinta aos, para examinar las miniaturas de la Galera Nacional de Arte.

    Discpulo de Akhon Mirza Ahmak, discpulo de Akhon Mirza Ahmak... murmurKreton. Eso es fantstico.., debo recordarlo. Pero ahora... mir el viejo reloj que habadetrs de la barra es hora de volver. Tengo que retocar mi maquillaje antes de salir en elltimo acto. Prefiere esperar en el teatro, o simplemente presentarse en la entrada de artistascuando termine la representacin? Le dar un documento que le permitir entrar.

    Aguardar en el teatro dije, creyendo que as estara menos expuesto a un contratiempo y,adems, porque deseaba volver a ver a Ellen en el papel de espritu.

    En ese caso, acompeme. Tengo una llave de esa puerta lateral.

    Me levant para acompaarle y l pas su brazo por encima de mi hombro, de tal modo queme pareci descorts apartarlo. Not su mano, tan fra como la de un muerto, a travs de lachaqueta, y tuve el desagradable recuerdo de las retorcidas manos del pordiosero de la CiudadSilenciosa.

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    Estbamos subiendo los estrechos escalones cuando not un suave movimiento debajo de michaqueta. Mi primer pensamiento fue que Kreton haba visto el perfil de mi pistola y pretendacogerla para dispararme. Aferr su mueca y grit algo, no s el qu. Entrelazados, y luchando,subimos tambaleantemente las escaleras y llegamos a la acera.

    Al cabo de unos instantes estuvimos en el centro de una multitud. Algunos individuos estabande parte de Kreton, otros de la ma, pero la mayora nos incitaban a pelear o se interrogabansobre el porqu del alboroto. El cuaderno de bocetos que llevaba en el bolsillo, y que Kretondebi pensar que contena dinero, cay al suelo entre los dos. En ese instante lleg la policanorteamericana, no por aire como la polica de nuestra patria, sino montando peludos ycorpulentos caballos, y agitando ltigos. La muchedumbre se dispers con los primerosrestallidos, y la polica tard unos segundos en dejar inconsciente a Kreton. Incluso en eseinstante no pude menos que pensar lo terrible que era ser una de estas personas, cuya polica sedecide rpidamente por un extranjero de prspero aspecto enfrentado a uno de susciudadanos.

    Me preguntaron qu haba ocurrido (el que me interrog hasta desmont para mostrarme su

    respeto) y yo expliqu que Kreton haba intentado robarme, pero que no deseaba que lecastigaran. La verdad es que verle tendido, inconsciente y con el rostro en una haga habaacabado con todos mis resentimientos. Por compasin, le habra dado gustosamente los pocosriales que llevaba. Me dijeron que si l haba intentado robarme deba hacerse una acusacinformal, y que si yo no quera hacer los cargos, los haran ellos mismos.

    Entonces expliqu que Kreton era mi amigo y que, pensndolo bien, estaba convencido de quesu intento de robo haba sido una travesura. (Al mantener esta postura me encontr en lasituacin notablemente desventajosa de no conocer el nombre real del actor, que yo habaledo en el programa y olvidado despus, por lo que me vi obligado a referirme a l como estepobre hombre.)

    No podemos dejarle en la calle dijo finalmente el agente, as que tendremos quellevrnoslo. Pero si no hay denuncia...

    En ese momento comprend que los policas teman la reaccin de sus superiores si llegaba asaberse que haban golpeado y dejado inconsciente a un hombre sin que se hubieranpresentado cargos contra l. Y cuando me di cuenta de que si yo no haca la denuncia, la quepresentaran los agentes sera mucho ms grave (asalto y agresin, o intento de asesinato),convine en hacer lo que ellos deseaban, y firm un impreso alegando el robo de mi cuadernode bocetos.

    En cuanto la polica se fue, llevando al infortunado Kreton sobre la silla de un caballo, intentvolver a entrar en el teatro. La puerta lateral por la que habamos salido estaba cerrada conllave, y aunque yo habra pagado muy gustoso el precio de Otra entrada, la taquilla estabacerrada. Al ver que ya no poda hacer nada, regres al hotel, dicindome que mi presentacin aEllen, si es que llegaba a producirse, debera esperar otro da.

    Es muy cierto que caminamos por sendas que siempre se tuercen. Al llenar estas pginas helogrado reprimir mi entusiasmo, aunque al describir mi espera detrs de la ltima fila del teatro,

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    y de nuevo al narrar la promesa de Kreton en cuanto a que me presentara a Ardis, me viobligado a dejar el bolgrafo varios minutos seguidos y pasear por la habitacin, cantando ysilbando y, para decirlo todo, brincando encima de las camas! Pero ahora ya no puedo seguirocultndolo. He visto a Ehlen! He tocado su mano. Y volver a verla maana, y existen todaslas posibilidades de que se convierta en mi amante!

    Acababa de desnudarme y tumbarme en la cama (pensando poner el da del diario por lamaana), e incluso haba empezado ya a adormecerme, cuando escuch un golpe en la puerta.Me puse la bata y abr el pestillo.

    Fue la nica vez en mi vida en que, durante un instante, he pensado estar soando, durmiendo,cuando en realidad estaba levantado y despierto.

    Qu inadecuado es escribir que ella es ms bella en persona que en el escenario. Es cierto, y noobstante se trata del colmo de la improcedencia. He conocido mujeres ms hermosas, y enrealidad Yasmin es una de estas, supongo, de acuerdo con los criterios artsticos formales; esms encantadora. No es su belleza lo que me atrae hacia ella, sino.., el cabello que pareca oro,

    la traslcida piel que an mostraba vestigios del maquillaje azulado que se haba puesto en supapel de espritu, los rutilantes ojos tan parecidos a los puros y despejados cielosnorteamericanos. Es algo ms profundo todava, algo que permanecera si todo Lo dems lefuera arrebatado de algn modo. No hay duda de que tiene hbitos que me disgustaran en otrapersona, adems de esa vanidad que se opina es tan comn en su profesin, y pese a todo yohara cualquier cosa por poseerla.

    Ya es suficiente. Qu es todo esto, sino vana jactancia, ahora que estoy a punto deconquistarla?

    Ellen estaba en la puerta. Me he esforzado en imaginar cmo podra expresar lo que sent

    entonces. Fue como si una espigada flor, tal vez una azucena, hubiera abandonado el jardnpara venir a llamar a m puerta, algo que jams haba sucedido en la historia del mundo y quenunca volver a suceder.

    Nadan Jaffarzadeh?

    Admit que lo era, y tmidamente, veinte segundos demasiado tarde, me apart para que ellapudiera pasar.

    Entr, pero en vez de sentarse en la silla que yo le indicaba. se volvi para mirarme con unosojos azules tan grandes como los huevos de colores de la cmoda, y rebosantes de una

    fundente esperanza.

    Entonces, es usted el hombre al que Bobby OKeene ha intentado robar esta noche?

    Asent.

    Le conozco... Es decir, conozco su cara. Esto es una locura. Vino a ver Visita con su padre,la ltima noche, y luego estuvo en el estreno de Marv Rose, y se sent en la tercera o cuarta fila.

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    Crea que era norteamericano, y cuando la polica me dio su nombre pens en un hombreeducado, grasiento y gordo. Por qu condenada razn quera robarle Bobby a ustedprecisamente?

    Quiz necesitaba dinero.

    Ardis ech hacia atrs la cabeza y se ech a rer. He odo su risa enMarv Rose, cuando Simonpide su mano a su padre. Pero esa risa tena un acento infantil que (si bien muy acorde con elpapel) hacia desmerecer la belleza de la protagonista. Esta nueva risa era el jbilo de las huresdeslizndose por un arco iris.

    Estoy segura de que lo necesitaba. Siempre necesita dinero. Pero, est seguro de que lpretenda robarle? Tal vez usted...

    Ardis vio mi expresin y se interrumpi. La verdad es que me desilusionaba no podercomplacerla.

    Si desea que yo haya cometido un error, Ardis, entonces comet un error. El solo tropezconmigo en las escaleras, tal vez, e intent coger mi cuaderno de bocetos al ver que caa.

    Ardis sonri, y su rostro fue el sol sonriendo sobre rosas.

    Dira eso por m? Y sabe mi nombre?

    Gracias al programa. Fui a verla al teatro... y aquel hombre no era mi padre, del que meapena decir que muri hace mucho tiempo, sino solo un anciano norteamericano, al queconoc ese da.

    Le compr bocadillos en el primer entreacto. Les estuve mirando por la mirilla del teln.Debe ser usted una persona muy atenta.

    Observa con tanta atencin a todos los que van al teatro?

    Ardis se sonroj, y durante un instante fue incapaz de mirarme a la cara.

    Pero, va a perdonar a Bobby? Dir a la polica que quiere que le dejen en libertad? A usteddebe gustarle el teatro, seor Jef... Jaff...

    Ya ha olvidado mi apellido. Es Jaffarzadeh, un apellido muy comn en mi patria.

    No lo haba olvidado.., solo haba olvidado la pronunciacin. Mire, cuando vine aqu habaaprendido su apellido sin conocerle, y por esto no tuve ningn problema. Ahora usted es unapersona real para mi y no puedo pronunciar ese apellido tal como debera hacer una actriz. Se dio cuenta por primera vez, al parecer, de que tena una silla detrs, y se sent. Yo tomasiento delante de ella.

    Me temo que s pocas cosas sobre el teatro.

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    Estarnos intentando que sobreviva, seor Jaffar, y...

    Jaffarzadeh. Llmeme Nadan.., as no tendr que pronunciar tantas slabas.

    Puso mi mano entre las de ella, y yo saba que el gesto estaba tan estudiado como una zalema yque ella estaba jugando conmigo como si yo fuera un tonto, pero yo estaba fuera de mi,sumamente complacido.Ella estaba jugando conmigo! Estaba all, ansiosa de cultivar miamistad! Y sin embargo el tonto acabara atrayndola. Simple cuestin de tiempo!

    As lo har dijo. Nadan. Y aunque sepa pocas cosas del teatro, sus sentimientos soncomo los mos, corno los de todos, o no habra ido all. Ha sido una lucha tan larga... Lahistoria de los escenarios es una lucha total, es como tener un nio guapsimo que nace alborde la muerte. Los moralistas, la censura y la represin, la tecnologa y ahora la pobreza...todas esas cosas han intentado destruirlo. Solo nosotros, los actores y los espectadores, lohemos mantenido vivo. Nos ha ido bien en Washington, Nadan.

    Francamente bien dije. Las dos producciones que he visto eran excelentes.

    Pero nicamente en las dos ltimas temporadas. La compaa estaba casi deshecha cuandoyo entr. La revivimos, Bobby, Paul y yo. Fuimos capaces de hacerlo porque nos preocupaba, yporque pudimos encontrar algunas personas dotadas de talento natural para la direccin.Bobby es el mejor.. Puede triunfar con cualquier papel que requiera un toque siniestro... Ardis pareci quedarse sin aliento.

    No creo que haya problemas para lograr que le den la libertad.

    Gracias a Dios. Estamos poniendo en pie el teatro otra vez. Atraemos nuevos espectadores,y hemos logrado una clientela fija, gente que acude a ver todas las obras. Incluso disponemos

    por fin de algn dinero extra. Pero lo previsto es queMary Rose dure Otras dos semanas, ydespus haremos Fausto, con Bobby en el papel de Mefistfeles. No tenemos a nadie quepueda ocupar su lugar, a nadie capaz de estar a su altura.

    Estoy seguro de que la polica lo soltar si yo lo solicito

    Deben soltarle. Contamos con l maana por la noche. Bill, un actor al que usted no conoce,intent reemplazarle en el tercer acto esta noche. Simplemente atroz. Los iranes son muyeducados. Eso es lo que he odo decir.

    Nos complace pensar que es as.

    Nosotros no somos as. Nunca lo hemos sido. Y...

    Su voz se quebr, pero el giro de un esbelto brazo evoc todo: el agrietado enyesado de lasparedes se hizo aire, y la decadente ciudad, el arruinado continente, entr en la habitacin connosotros.

    Comprendo dije.

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    Ellos.., nosotros fuimos traicionados. En nuestro interior nunca hemos estado seguros dequin nos traicion. Cuando creemos que nos engaan estamos dispuestos a matar. Y esposible que siempre nos sintamos engaados.

    Ardis se hundi en la silla y yo me di cuenta entonce