el consumo de alimentos y la situación...
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El consumo de alimentos y la situación nutricional
Maritza Landaeta-Jiménez. Fundación Bengoa.
Yaritza Sifontes. Dpto. Ciencias de la Salud Pública. Escuela de Nutrición y Dietética. UCV, Fundación
Bengoa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera que una buena nutrición es aquella
caracterizada por una dieta suficiente y equilibrada combinada con actividad física regular
como un elemento fundamental de la buena salud, bienestar y calidad de vida. Mantener
una buena nutrición requiere del acceso a alimentos saludables disponibles y de recursos
económicos suficientes para costearlos.
Para lograr el estado de bienestar, es indispensable que el hogar tenga seguridad
alimentaria, es decir que incluya los cuatro pilares fundamentales, descritos por (Lahoz,
2006, Menchú 2002): la disponibilidad de alimentos (producción e importación, el acceso
físico y/o económico), el consumo de alimentos, la utilización biológica de los alimentos
ingeridos (acceso al agua potable, saneamiento, servicios de salud y educación) y la
estabilidad, condición que deben cumplir los tres componentes anteriores.
El presente estudio considera dos de las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria1, la
disponibilidad de alimentos e indicadores de acceso a los alimentos (índice nacional de
precios al consumidor y costo de la canasta de alimentos) y el consumo de alimentos; con
los cuales se persigue mostrar la evolución del patrón alimentario del venezolano en el
último quinquenio.
La valoración del consumo de alimentos emplea las hojas de balance de alimentos (HBA)
y las encuestas nacionales de consumo de alimentos, ambos instrumentos generan
información que no se sustituye y por el contrario se complementa (Aular, 2000). Además
se incluye la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) y el Estudio
Venezolano de Nutrición y Salud, así como investigaciones e informes de instituciones,
organismos privados y de agencias internacionales.
1 La carta magna venezolana conceptualiza la seguridad alimentaria como la disponibilidad suficiente y estable de
alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por el consumidor. Aun cuando se reconoce la
importancia fundamental de la producción nacional para el desarrollo económico y social del país, también sentencia, que se dictarán las medidas necesarias para garantizar los niveles estratégicos de autoabastecimiento y las acciones… para
compensar las desventajas propias de la actividad agrícola (Art 305 CRBV).
Disponibilidades y consumo de alimentos
Disponibilidades alimentarias. Entre 2012 y 2014 las hojas de balance de alimentos
(INN-HBA, 2012-2014) mostraron un aporte de energía y una fórmula calórica constante,
representada por 2.600 kcal, distribuidas en: 12 % de proteínas, 31 % de grasas y 57% de
carbohidratos.
Las calorías provenientes de las proteínas y grasas resultaron principalmente importadas
(63,5%; 63,2% y 74,4%, respectivamente). Cinco grupos de alimentos: cereales, grasas
visibles, azúcares y miel, carnes y leche y derivados aportaron 80 % de las calorías; siete
de cada diez de las calorías disponibles provenía de cereales, grasas visibles y azúcares y
miel, vulnerando el principio de alimentación saludable, al convertir la combinación en
cantidades inadecuadas de estos alimentos en un factor de riesgo cardiometabólico. (Fig.
1).
Figura 1. Venezuela. Patrón de las disponibilidades por grupos de alimentos.
Años. 2012-2014
Fuente: INN- HBA (2012 y 2014). Cálculos propios
Por otra parte, destacó la disminución de la disponibilidad de los alimentos de origen
animal, principales fuentes proteicas, lo que trae como consecuencia, que la población
consuma una dieta de pobre calidad, baja en proteínas, retinol y vitamina C y deficiente en
calcio. La adecuación de calcio fue insuficiente (<95%), la vitaminas: A se ubicó en el
33,1 30,8 37,4
16,9 17,9 15,1
9,1 9,9 8,7 9,7 9,4 8,2
17,8 18,3 19,2
0
20
40
60
80
100
120
2012 2013 2014
Po
rcen
taje
(%
)
Años
Cereales Raíces, tub y otr Azúcares y miel Leguminosas
Nueces, sem oleg Hortalizas Frutas Carnes
Huevos Pescados y mariscos Leche y derivados Grasas Visibles
Especias Estimulantes
nivel de suficiencia precaria (>100 y <110%) en tanto que la C, se mantuvo en suficiencia
plena, aunque con tendencia a la reducción (>110 %) (Fig. 2).
La escasez y la reducción en la adecuación de la disponibilidad de alimentos fuentes de
energía y nutrientes específicos es un proceso de instalación lenta, que se prolonga en el
tiempo, debido a una política que confiscó y redujo la producción nacional y estimuló la
importación de alimentos sin una auténtica política de seguridad alimentaria (Fig. 2).
Figura 2. Venezuela. Adecuación de energía y nutrientes de las disponibilidades
alimentarias. Años 2012-2014
Fuente: INN- HBA (2012 y 2014). Cálculos propios.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Nutrición (FAO), las
disponibilidades alimentarias en Venezuela se redujeron y la adecuación energética cayó de
113% a 104% entre 2012-2014 y 2014-2016, llegando a la insuficiencia precaria (FAO
2017). Esta situación de vulnerabilidad alimentaria que aqueja a la población, al no poder
cubrir la demanda de energía y de algunos nutrientes, puede ser más crítica, incluso para
nutrientes que en promedio parecen estar cubiertos con los alimentos disponibles para la
venta al detal; debido a que las hojas de balance de alimentos enmascaran el impacto de
algunos determinantes del consumo tales como el género, la edad, la situación
socioeconómica, el tamaño de la familia y la distribución de alimentos en cada hogar.
11
7,1
12
7,9
79
,1
14
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de
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ión
(%
)
2012 2013 2014
Sobre la distribución de alimentos, Aponte (2018) ha señalado la insuficiente e inefectiva
respuesta de la Misión Alimentación, destinada también a beneficiarios de otras misiones
sociales, aun cuando ha sido de todas la que alcanzó la mayor cobertura. En particular esta
misión ha experimentado diversos cambios organizacionales desde sus inicios como Misión
Mercal (2003-2007), Misión Alimentación (Mercal, PDVAL y abastos bicentenarios y
casas de alimentación 2008-2016), Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, mejor
conocida como CLAP: Comités Locales de Abastecimiento Popular (CLAP) (relanzada en
abril del 2016), especie de subsidio indirecto de la población de recursos menores y medios
con alimentos, principalmente importados.
Sin embargo el incremento en los porcentajes de población subalimentada entre 2010 y
2016 desde 3,7%, a 13% según FAO-OPS, no reflejan el impacto de ésta y otras medidas
sobre la precaria situación alimentaria y nutricional del venezolano (Aponte 2018).
Los CLAP considerados inicialmente como una modalidad transitoria, se han quedado para
afrontar los problemas alimentarios y nutricionales de los venezolanos. Según ENCOVI,
2017 fueron adquiridos por 88% de los hogares, sin embargo, al discriminar las cifras
según frecuencia, éstas no resultan tan alentadoras: 31%, mensualmente; 16% cada dos
meses y 53% sin periodicidad definida, además, requiere afiliación política partidista y el
mayor número de beneficiarios se concentra en la Gran Caracas (Aponte, 2018).
Inicialmente el CLAP consistían en una caja o bolsa de alimentos, de frecuencia mensual,
pero a la distribución irregular se ha venido sumando la reducción del número de
productos, la insuficiente calidad de los alimentos que no alcanza a cubrir las necesidades
nutricionales de la familia promedio, ni siquiera para una semana y la imposibilidad de un
número importante de las familias más empobrecidas para adquirirlo, aún con los costos
reducidos y la ocasional e insuficiente ayuda monetaria con bonificaciones del Estado para
algunas familias, lo cual no compensa la arremetida inflacionaria (Aponte, 2018).
En general en el país existe un control estatal de la importación, distribución y venta de
alimentos subsidiados con debilitamiento de los lugares habituales de compra y la
consolidación de un mercado negro y contrabando de alimentos (Tapia y col 2018).
Consumo de alimentos
Encuesta de Seguimiento al consumo de alimentos (ESCA)-INE. La ESCA entre 2012-
2014, registra una reducción de 520 calorías en el consumo promedio diario y el porcentaje
de adecuación calórica, de por si en niveles críticos (99%), pasa en 2013 a insuficiente
(85%) y cae a 77% en el primer semestre del 2014 (Fig. 3).
Figura 3 Porcentaje de adecuación de energía, proteínas, calcio, hierro y vit. A.
Años 2012-2014
Fuente
: INE-
ESCA
(2012
y
2013)
y I
semest
re
2014. Cálculos propios.
Las proteínas se ubican en el límite inferior de la suficiencia plena, el calcio se mantiene en
el nivel de insuficiencia y la disminución se intensifica en 2014 debido a la menor
adquisición de leche y queso. Esta situación produce severos problemas en la población,
con mayor impacto en los grupos más vulnerables y en los sectores de menores recursos. La
fórmula calórica se mantiene en porcentajes semejantes para las proteínas, grasas y
carbohidratos entre 2012 y 2014 (Proteínas 15,8%, Grasas 27,5% y Carbohidratos 56,7%).
(INE-ESCA, 2014)
Encuesta Nacional de consumo de alimentos (INE- ENCA). El consumo promedio es
normal de 2252,7 kcal (94,1%) y el de proteínas 77,7 g (110,8 %), insuficiente en los
mayores de 18 años iguales o inferiores a 89% igualmente en las regiones central (Aragua y
Carabobo), sur (Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro) y oriental (Anzoátegui, Monagas,
Nueva Esparta y Sucre).
Tanto en los mayores de 18 años como en los habitantes de las regiones deficientes en
calorías (entre 6 y 7 y medio millones de personas), la proteína se estaría utilizando como
combustible energético y no para sus principales funciones estructurales, defensivas,
transportadoras, enzimáticas, reguladoras, entre otras.
99
139
48
167 177
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146 165
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0 20 40 60 80
100 120 140 160 180 200
Calorías Proteínas (g) Calcio (mg) Hierro Vitamina A
Po
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2012 2013 2014
La deficiencia de calcio afecta a toda la población con excepción de los menores de 6 años.
Aproximadamente 1 millón 700 mil personas, 6 % de la población, consumen dos o menos
comidas al día y se encuentran en riesgo nutricional. (INE- ENCA-2016).
En el Cuadro 1, se observa el descenso en el consumo de hortalizas, tubérculos y plátanos y
frutas (17.7% a 0.5%) y bebidas no alcohólicas (22,8% a 16,8%) entre 2013 y 2015. Las
principales preparaciones reportadas fueron arepa asada y queso o huevo en el desayuno y
cena, arroz, carne o pollo en el almuerzo, café negro o con leche en el desayuno y jugo
natural en el almuerzo y cena. (INE- ENCA-2016).
Cuadro 1. Venezuela. Consumo real de alimentos. ENCA 2013-2015
Alimentos más consumidos ENCA
2013 (%)
ENCA 2015
(%)
28,8 29,4
Aceites/grasas visibles 2,6 3,2
Carnes y pescados 10,2 21,5
Bebidas no alcohólicas 22,8 16,8
Lácteos y huevos 9,3 9,3
Leguminosas 2,4 5.7
Hortalizas 4,2 2,2
Otros alimentos 4,2 4,8
Tubérculos y plátanos 5,8 3,6
Frutas 17,7 0,5
Alcohol 0,09 0,013 Fuente: Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos. ENCA (INE, 2013, 2015)
Según la FAO, en Venezuela entre 2014 y 2016 las personas subalimentadas se
incrementan a 4.103.863 millones, aproximadamente 13% de la población (FAO, 2017).
Estas personas con necesidades alimentarias insatisfechas, están limitadas para trabajar a
plenitud y tienen mayor riesgo a condiciones de salud precarias, debido a que no disponen
de la capacidad para ahorrar e invertir, pues en ellos, el hambre es a la vez causa y efecto de
la pobreza (FAO, 2003).
Estudio Venezolano de Nutrición y Salud. El Estudio Latinoamericano de Nutrición y
Salud (ELANS-2015) en ocho países, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile,
Ecuador, Perú y Venezuela, se plantea obtener información acerca de la alimentación,
situación nutricional y actividad física. En Venezuela se seleccionaron 1132 personas entre
15-65 años (Herrera Cuenca et al y col, 2017).
La ingesta promedio de calorías por recordatorio de 24 horas fue de 1.925 kcal, diferente
por sexo (hombres 2210 kcal, mujeres 1.749 kcal) y, la de proteínas, grasas y carbohidratos
de 77,7g; 65,1g y 254,3 g, respectivamente, todas disminuyen con la edad. Las calorías
provienen 16,3% proteínas, 30,2% grasas, 52,4% carbohidratos y 1,1% alcohol.
En el estudio se identificaron 5 patrones de consumo: patrón 1 (2.891 kcal) altos niveles de
adecuación calórica presente en 6% de la población en estudio, el patrón 2 (2.156 kcal) en
17%, característico de la región andina y central ( nivel adecuado de consumo menos en
pescado, huevo y leguminosas) ; el patrón 3 (2.198 kcal) en 22%, en los llanos y la región
occidental (alto consumo de carne, grasas y cereales); el patrón 4 (1.764 kcal) en 19%
característico de la región oriental y Guayana(alto consumo de pescado y frutas) y el
patrón 5 (1.564 kcal) con marcada inadecuación por déficit en todos los nutrientes y
presente en 35% de la población bajo estudio.
La ingesta resultó deficiente en calorías (79%) y en proteínas (25,6%) siendo el déficit
superior en los hombres (33,5% vs 18,1%) y el exceso superior en las mujeres (47,8% vs
31,5%). El déficit de calcio fue de 87,8% y el de zinc 77,3%, superior en mujeres calcio
(92,9%), hierro (42,2%), zinc (76,6%) y folatos (39,5%).
Cuando la ingesta de energía en adultos y adolescentes es inferior a 2000 kcal/día, las
necesidades de vitaminas no descienden proporcionalmente, por lo que ante restricciones
energéticas de este orden, se debe insistir en mantener un mínimo de ingesta vitamínica al
nivel de 2000 kcal/día, a manera de evitar un deterioro en la ingestión de los
micronutrientes (UNU-FC, 1988)
Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI). Estudio multipropósito que
considera variables de alimentación, indicadores socioeconómicos, de salud, educación,
vivienda, empleo, pobreza, programas sociales, seguridad, pensiones entre otros, por
iniciativa de las Universidades Católica Andrés Bello, Simón Bolívar y Central de
Venezuela y Fundación Bengoa en los años 2014 al 2017. (ENCOVI 2017).
Durante este periodo se redujo la compra semanal de alimentos en los hogares, en especial,
en cereales, proteínas de origen animal (pollo carne, leche), hortalizas y frutas. El arroz,
pan y pasta, huevo, grasas, café y azúcar se compraron menos que en 2014, pero se
adquirieron más en 2017 que en 2016. Leguminosas, queso y tubérculos incrementaron su
compra en 2017. Desde el 2016 la proteína animal desapareció y los cinco principales
alimentos resultaron fundamentalmente energéticos. En 90% los hogares el ingreso fue
insuficientes para la compra de alimentos y 80% de los hogares presentaron inseguridad
alimentaria. En consecuencia, cuando el poder de compra de alimentos se deteriora, los
cereales se convierten en el foco de atención de los consumidores y su compra aumenta
para compensar las deficiencias calóricas. (Cuadro 2).
Cuadro 2. Venezuela. Cinco primeros alimentos en la preferencia de
la compra semanal en hogares Años 2014-2017
2014 2015 2016 2017
Harina Harina Harina Arroz
Arroz Arroz Arroz Pan y pasta
Pan y pasta Pan y pasta Pan y pasta Harina
Grasas Grasas Hortalizas Tubérculos
Pollo Pollo Tubérculos Grasas
Fuente: UCAB, USB, UCV, Fundación Bengoa. ENCOVI: 2014-2017
Acceso a los alimentos y poder adquisitivo
En el trienio 2012-2014 el Índice de Precios al Consumidor (INPC) registró un incremento
en los gastos totales de la canasta familiar, superior al gasto en alimentos y bebidas no
alcohólicas. En 2012 la familia invirtió 25% de su presupuesto en alimentos, mientras que
en 2014, la pérdida del poder adquisitivo rondó 87%. De tal manera que la canasta
alimentaria normativa: para una familia de 5,2 miembros en noviembre de 2014 reportó un
costo de Bs 6.382,62 . (INE-CAN 2014).
Canasta alimentaria-CENDA: esta mide el costo mensual de 60 alimentos y cuya
información proviene de una encuesta de consumo familiar mensual aplicada a familias
trabajadoras, de 5 miembros, en zonas populares con ingreso menor a 5 salarios mínimos
(Fig. 4), registró en los primeros meses de 2018, un incremento sostenido de los precios de
todos los alimentos, lo que impide a las familias la adquisición de alimentos básicos para
suplir los requerimientos de calorías y nutrientes. La hiperinflación destruye el salario y
deja a la familia en inseguridad alimentaria grave. Una familia de 5 miembros que solo
cuente con dos salarios mínimos podría escasamente comprar alimentos para menos de una
semana, aun considerando dentro de los ingresos familiares el beneficio de alimentación.
Figura 4. Venezuela. Variación (%) intermensual de precios por rubros de alimentos.
Canasta alimentaria. CENDA Enero -Marzo 2018.
Costo Canasta (Bs) 12.681.164,77 19.806.617,15 28.635.190,65
Fuente: CENDA 2018. (Cálculos propios).
La difícil situación alimentaria y nutricional de la población ha conculcado el derecho a una
alimentación saludable y condenado a los más vulnerables a un estado de múltiples
carencias que aumenta el riesgo de enfermar y morir, estableciendo un entorno que
perjudica el desarrollo infantil, físico, emocional y espiritual, pero que también impacta
negativamente en la nutrición de las mujeres embarazadas (23% son adolescentes) y en los
adultos mayores. El incremento de la mortalidad infantil y de la mortalidad materna
confirma el deterioro del estado de salud y de nutrición de estos grupos vulnerables,
agravado por la escasez de medicamentos.
28,6
72,3
31,1
117,3
36,1
64,4
28,6
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128,9
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72,6
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24,5
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67,2
75,3
92,4
95,3
99,3
103,9
167,2
51,3
11,5
33,2
27,5
72,9
36,8
44,6
66,1
44,7
40,3
0 30 60 90 120 150 180
grasas y aceites
carnes y sus preparados
azúcar y similares
pescados
leche, quesos y huevos
raíces, tubérculos y otros (verduras
frutas y hortalizas” subió
semillas, oleaginosas y leguminosas (granos)
bebidas no alcohólicas”
productos alimenticios (mayonesa, salsa de tomate, vinagre)
cereales y productos derivados
Porcentaje (%) Marzo Febrero Enero
El impacto de la inflación sobre los precios de los alimentos ha reducido la capacidad
adquisitiva en los hogares a tal punto que según la ENCOVI, 2016, en 9 de cada 10 hogares
los ingresos percibidos son insuficientes para la compra de alimentos.
Las personas tienen el derecho a acceder a alimentos nutricionalmente adecuados e
inocuos, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La Red Defendamos la
Epidemiología Nacional y la Sociedad Venezolana de Salud Pública (2017) encontraron
que las enfermedades trasmitidas por los alimentos van en ascenso. En el quinquenio 2007-
2011 se produjeron 137 brotes de ETA, con un promedio de 37,4 brotes anuales; mientras
que en el período 2012-2016, el número de brotes de ETA aumentó a 279, dos veces más,
con un promedio de 55,8 brotes anuales.
En los momentos actuales en la inocuidad no hay certeza, debido a la presencia en los
anaqueles de alimentos de distintos países, algunos con un etiquetado nutricional confuso y
sin información oficial al respecto. Un estudio sobre enfermedades transmitidas por
alimentos y agua En el estado Mérida, encuentran la mayor incidencia de las ETA en los
municipios rurales,. 27 brotes notificados (316 casos en 2011 y 453 en 2012), 37% en el
ámbito escolar y 30% en el hogar, principalmente en lácteos (37%), hortalizas y legumbres
(33%), agua y aves (26% cada uno) y entre los agentes etiológicos coliformes (47%),
Staphylococcus aureus (26%) y Escherichia coli (22%), pero sólo se pudo demostrar
inocuidad en 15% de los alimentos analizados (Vergara Uzcátegui y col 2014).
La contaminación se agrava por la creciente informalidad laboral, en la producción de
servicios, que da origen a la proliferación de productos artesanales o de vendedores
ambulantes o callejeros con malas prácticas en la elaboración, manipulación, conservación
y transporte de los alimentos.
Estrategias de sobrevivencia de las familias.
En la actualidad la falta de seguridad alimentaria en el hogar y la interrupción de los
servicios públicos del suministro de agua, electricidad, gas doméstico, transporte y escasez
de los productos de la cesta básica conforman una situación compleja y preocupante para la
familia. Cabe recordar que la compra de alimentos es directamente proporcional a la
disponibilidad y al acceso de la familia, que en este momento no tiene la capacidad de
cambiar estos factores determinantes.
Los mecanismos de control en la distribución y comercialización de los productos a precios
regulados por números de la cédula de identidad según el día de la semana, modifica la
práctica habitual de compra y genera otras distorsiones: salida de productos del país, venta
de puestos en las colas, duplicidad del documento de identidad, falsificación del documento
de identidad, todo ello para hacer compras simultaneas en diferentes establecimientos o en
el mismo establecimiento varias veces.
Una situación muy lamentable es la incorporación de los escolares para hacer las colas, que
pueden llegar incluso a ser desplazados del sistema educativo para dedicarse a esta
actividad. Recientemente se ha incorporado, la modalidad de precios sustancialmente más
bajos para incentivar el pago en efectivo, ya de por si escaso y desestimular el pago
electrónico, que en la mayoría de los casos puede llegar hasta quintuplicar los costos en
relación al efectivo. Esta actividad ha creado un mercado paralelo, sin control, donde
muchos especulan y unos pocos, han encontrado una manera de obtener algún ingreso extra
para el núcleo familiar, revendiendo por altísimas sumas de dinero los alimentos, en
especial los regulados.
Las familias compran pocos alimentos en su mayoría 5 a 7 productos, reducen el tamaño
de la ración que sirven a sus comensales y concentran el consumo de alimentos en cereales
y tubérculos, que no aportan una alimentación equilibrada, pero que rinden más y pueden
mitigar la sensación de hambre; la proteína animal deja de ser una prioridad y las grasas
son también desplazadas por el grupo de alimentos que fundamentalmente aporta calorías.
Una de las estrategias, es disminuir el número de comidas, así ENCOVI reportó que 27%
de la población hacía 2 comidas o menos al día. Los adultos dejan de comer para que
coman los más pequeños o comen menos porque no han conseguido alimentos que puedan
comprar. (ENCOVI, 2017).
En las familias de escasos recursos la economía energética es uno de los ajustes más
importante, es decir, pocos alimentos proveen la mayor proporción de las calorías de la
dieta entre 60% y 80%.
Las familias ante las dificultades para adquirir los productos orientan su sabiduría hacia
sustituciones que no siempre son adecuadas, de manera, que nos encontramos con una dieta
que pierde su identidad tradicional y de menor calidad nutricional, pero que puede saciar el
hambre. Esta dieta básicamente da preferencia a cereales y tubérculos (yuca), es pobre en
nutrientes, proteínas, grasas, minerales y vitaminas, es desequilibrada, es una dieta blanca,
generadora de carencias nutricionales y malnutrición que no cumple con los principios
básicos de ser variada, equilibrada, moderada, en movimiento, y además compartida.
Las estrategias anteriores fueron descritas por Bengoa (1987) en un modelo que dividió los
ajustes realizados por las familias en sus hogares, según la gravedad de la crisis. Así cuando
la crisis era moderada, las familias emprendían sus estrategias comenzando a utilizar los
“colchones de reserva”, se da la disminución del ahorro, del cual se empieza a disponer, se
reducen a la mínima expresión los gastos menos vitales (entre ellos recreación, vestido y
calzado), lo cual se acompaña del incremento en el gasto de alimentación y del aumento en
el gasto de alimentos, aprovechamiento al máximo de todas las partes del alimento y de la
comida preparada con una reducción del desperdicio. La compra de alimentos se modifica y
con ello la estructura de la dieta para dar paso a más alimentos energéticos rendidores y
menos productos de origen animal.
Al agravarse la crisis se instala una reducción del consumo calórico, pérdida de peso,
disminución de la actividad física y disminución de la productividad, este mismo autor
sostiene que ya Ancel Keys había manifestado que por cada 10% de pérdida de peso
corporal ocurre una merma del 20% de la productividad. En los niños se incrementa la
vulnerabilidad a las infecciones y las formas moderadas y graves de desnutrición.
Las personas con necesidades alimentarias insatisfechas están limitadas de trabajar a pleno
potencial, tienen incrementado su riesgo a condiciones de salud precarias y adolecen de la
capacidad para ahorrar e invertir. El hambre es a la vez causa y efecto de la pobreza (FAO,
2003).
Programas de alimentación en la escuela
Estudiar se ha convertido en uno de los escollos más importantes que debe superar la
familia. Según ENCOVI 2016, una cuarta parte de la población escolarizada de 3 a 17 años
presentó dificultades para asistir regularmente a clases ante la imposibilidad de poder
satisfacer sus necesidades de alimentación, este porcentaje sube a casi 40% en los dos
quintiles más pobres. El testimonio de los docentes es que las madres no envían sus hijos a
la escuela porque no tienen cómo alimentarlos.
El programa de alimentación escolar, confronta problemas en la distribución de los insumos
en las escuelas, debido a la escasez de productos y la hiperinflación que impacta el
presupuesto del programa. De allí que en las escuelas, donde funciona, lo hace de una
manera irregular, pero lo más delicado, es que en muchas localidades solo llevan algún
cereal, yuca y auyama en cantidades que alcanzan para uno o dos días, sin proteínas. Esta
situación viene generando descontento y dificultad en las actividad escolar, debido a que
muchos niños asisten a la escuela más por comer que por aprender, en especial, los hijos de
las familias más pobres (Fundación Bengoa, 2018).
Situación de la malnutrición infantil y en adultos
Los objetivos del desarrollo sostenible, se proponen la erradicación del hambre y de todas
las formas de malnutrición para el 2030 (ODS, 2016). El compromiso es disminuir la
prevalencia de la subalimentación, la inseguridad alimentaria moderada o severa y poner
fin a todas las formas de malnutrición, incluso para que en 2025, se logren las metas
convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños
menores de 5 años. El retraso del crecimiento en la niñez es uno de los obstáculos más
significativos para el desarrollo humano y actualmente afecta a 162 millones de niños
menores de 5 años.
El retraso del crecimiento, o talla baja para la edad, es una alteración en el crecimiento
físico y funcional, en gran medida irreversible, debido a una nutrición inadecuada y brotes
de infección repetidos durante los primeros 1000 días de vida. Este retraso tiene una serie
de efectos a largo plazo para los individuos y las sociedades entre los cuales se encuentran:
disminución del desarrollo cognitivo y físico, reducción de la capacidad productiva, mala
salud y aumento del riesgo de enfermedades degenerativas como la diabetes. Otro problema
nutricional es la emaciación o desnutrición aguda y el sobrepeso y la obesidad. (Unicef,
2016).
Malnutrición infantil. La Fundación Bengoa, en tres escuelas ubicadas en las ciudades de
Maracaibo, Mérida y Caracas, en zonas periurbanas, de niveles socioeconómicos bajos,
vigila la condición nutricional de los niños (2014 a 2017). (Fundación Bengoa 2017). La
prevalencia de retraso de crecimiento (talla baja y talla muy baja) se incrementa desde 6,7%
a 11,7% y los niños en riesgo desde 10,1% a 14,9%. El retraso severo afecta a 12 niños de
cada 100, los cuales tienen alterado su crecimiento físico y lo más grave, es que puede
haberse lesionado su desarrollo intelectual. La situación de vulnerabilidad se complica al
observar que 15 de cada 100 niños se encuentran en situación de riesgo de talla baja.
Las madres expresan que los ingresos son insuficientes para cubrir las necesidades
nutricionales, que se agrava debido a la irregularidad en el suministro del programa de
alimentación escolar, por lo tanto, el aporte de calorías y nutrientes que el niño necesita se
reduce, debido a que la familia tiene limitaciones económicas. (Fig.5).
Figura 5. Porcentaje de Talla-edad en niños de 3 a 5 años de Maracaibo, Mérida, Caracas
2014-2017
Fuente: Fundación Bengoa. Escuelas en zonas populares de Maracaibo, Mérida y Caracas.
2014-2017.
En estas escuelas, igualmente el deterioro nutricional se expresa en el incremento del
porcentaje de niños severamente desnutridos agudos, emaciados y emaciados severos que
triplica su valor de 4,3% a 12,2% y el porcentaje en riesgo se dispara de 6,8% a 44,8%. La
vulnerabilidad de estos niños en el año 2017, es muy alta, 12 de cada 100 presentan
desnutrición aguda y 45 de cada 100 presentan alto riesgo de descompensarse. (Fig. 6). Las
maestras refieren que los niños asisten a la escuela más por comer que por estudiar, por esta
razón, cuando no hay alimentos las madres no envían a los niños a clases.
Figura 6. Malnutrición por peso/talla en niños de 3 a 5 años de Maracaibo, Mérida y
Caracas. Años 2014- 2017
Fuente: Fundación Bengoa. Escuelas en zonas populares de Maracaibo, Mérida y Caracas. 2014-2017.
Centros Centinelas de Caritas Venezuela. En los Centros Centinelas en los estados
Miranda, Vargas, Zulia y Distrito Capital, 68% de los niños menores de 5 años,
2,1
10
,1
15
,7
1
9,4
6,1
0,5
12
12
,5
1,2
14
,9
11
,7
0
5
10
15
20
Talla alta Riesgo de talla baja Talla baja-muy baja
Axi
s Ti
tle
2014 2015 2016 2017
4,3
2,6
4,9
3,4
2,9
4,1
7,2
5,6
4,3
15
,7
29
0,4
0
10
20
30
40
Desnutrido-emaciado Riesgo Sobrepeso-obesidad
Po
rcen
taje
s
2014 2015 2016 2017
presentan algún grado de desnutrición o están en riesgo de caer en esta condición en las
parroquias evaluadas durante 2017. (Cuadro 5).
Cuadro 5. Desnutrición en niños menores de 5 años. 2017
Índice peso/talla Abril/agosto
2017 (%)
Septiembre/diciembre
2017 (%)
Sin déficit 32 36
En riesgo 32 26
Desnutrición leve 32 12
Desnutrición moderada 11 10,2
Desnutrición severa 4 15,6
Fuente: Centros Centinelas de Caritas Venezuela estados Miranda,
Vargas, Zulia, Distrito Capital.
Hospital de niños J.M de Los Ríos, Caracas. El incremento en el volumen de niños que
acuden a este centro con desnutrición, es una muestra palpable del grave deterioro en el
estado nutricional de los niños, victimas silenciosas de la difícil situación que presenta
el país. La desnutrición es la causa que subyace como principal determinante del
incremento en la mortalidad infantil en los últimos años. Entre 2015 y 2017 la
desnutrición en los niños se incrementa de 65% a 85% y la desnutrición grave de 5% a
20% ( Soto de Sanabria, 2017). (Cuadro 6).
Cuadro 6. Desnutrición en el JM de los Ríos. Caracas
2015
%
2016
%
2017
%
Desnutrición 65 75 84
Desnutrición
grave
5 16 20
Sobrepeso 20 15 4
Total niños 557 671 500
Malnutrición en adultos. En los adultos el sobrepeso y la obesidad son un problema de
salud pública, debido a las altas prevalencias que registran los estudios entre 2010
(INN, 2012) y 2015 (ELANS-Venezuela, 2015). La obesidad varía entre 25-28% y el
sobrepeso entre 29-33% que incrementa con la edad. El sobrepeso es más intenso en
hombres (36,7% vs 30,3%) y la obesidad en mujeres (31,6% vs 24,9%). De cada 10
venezolanos 3 están en riesgo de padecer enfermedades crónicas tales como, diabetes,
cardiovasculares y cerebrovasculares. entre otras, lo más importante es el desarrollo
temprano, que puede afectar a varias generaciones.
Cuadro 7. Prevalencia de malnutrición en adultos
Sobrepeso y obesidad 13 a 40 años. Venezuela 2008-2010. INN
Edad Obesidad Sobrepeso Normal Déficit
Años n % n % n % n % Total
13 a 17 627 9,3 808 12,0 4.120 61,3 1.162 17,3 6.717
18 a 40
258
2 25,4 2.997 29,5 4.216 41,5 356 3,5
10.15
1
Estudio de nutrición, actividad física y salud. ELANS. Venezuela 2015
15-19 21 13,5 28 18,1 106 68,4 0 0 155
20-34 92 34,6 159 30,0 191 41,6 17 3,7 459
25-49 127 39,0 122 40,6 57 18,2 7 2,2 313
50-65 80 33,8 69 39,2 54 26,5 1 0,7 204
Total 320 28,3 378 33,4 408 36,1 25 2,2 1131
Mujer 183 31,6 176 30,3 207 35,7 14 2,4 580
Hombre 137 24,9 202 36,5 201 36,7 11 2,0 551
El acelerado empobrecimiento de la población, la escasez de alimentos y la
hiperinflación ha generado inseguridad alimentaria en 8 de cada 10 hogares, mayor en
los estratos socioeconómicos más desfavorecidos.
Los grupos más afectados son los niños menores de cinco años, los escolares de
sectores más desfavorecidos, las mujeres embarazadas y los adultos mayores. El costo
social y humano del hambre y la desnutrición es muy alto. El incremento de la tasa de
mortalidad infantil de 15,1 a 18 por 1.000 nacidos vivos registrados entre 2010 y 2016
(MPPS, 2010, Boletín Epidemiológico, 2016), es el indicador incontrovertible de la
muerte prematura de niños que pudieron salvarse, con una atención adecuada, pues
detrás de cada uno de ellos está el flagelo de la desnutrición.
Por otra parte, se encuentra una pérdida no controlada de peso en la población adulta de
8,7kg, 2016 y 11,4kg, 2017, como consecuencia de la falta de alimento en el hogar,
ingresos insuficientes e incremento de la actividad física, ante la ausencia de medios de
transporte público que obliga a caminar grandes distancias para desplazarse a sus sitios
de trabajo. (ENCOVI, 2016, 2017).
Iniciativas de actores sociales, sociedad civil, ONG para enfrentar la
problemática
El número de personas subnutridas, es una señal inequívoca, de que las políticas
públicas asumidas para combatir el hambre no han sido lo suficientemente efectivas.
(FAO, 2017). Un aspecto a considerar en la formulación de las diferentes iniciativas es
que se ha comprobado que las intervenciones nutricionales eficaces, tienen un momento
crucial, que abarca desde el embarazo hasta los 24 meses de vida, periodo después del
cual, el daño en el ser humano puede ser irreversible, afectando su vida adulta y con
consecuencia en las generaciones siguientes. Se ha demostrado que estos niños alcanzan
menos años de escolaridad y obtienen menores ingresos durante la edad adulta y se
perjudica su desarrollo cognitivo y su potencial económico (Bhutta y col 2008; Blackc
y col 2008).
La experiencia internacional indica que es menos costoso invertir en erradicar la
malnutrición infantil que sufrir sus consecuencias sociales y económicas. Pero para
lograrlo, no sólo se requieren recursos, políticas técnicamente bien definidas y modelos
de gestión que maximicen el impacto y la eficiencia, sino también, el compromiso y
participación activa de todos los sectores de la sociedad.
La complejidad del problema nutricional requiere de acciones conjuntas de diversas
instituciones, internacionales y nacionales, con el impulso de los parlamentarios, las
organizaciones no gubernamentales (ONG), las instituciones universitarias, las
fundaciones filantrópicas y los particulares. El sector privado ha de desempeñar una
función importante, sobre todo en el perfeccionamiento de nuevas tecnologías y en la
gestión del flujo de la producción agrícola internacional, así como también, en la
agroindustria. Sin embargo, es fundamental una mayor participación en la producción
de alimentos saludables e inocuos y mayor compromiso y estímulo con el consumo
responsable.
En las condiciones actuales, la sociedad civil organizada, ha venido desarrollando una
serie de iniciativas para ayudar a las familias más desfavorecidas. Entre ellas destaca
por su alcance y compromiso social, la iniciativa de Caritas Venezuela, de asistencia
nutricional y de salud en parroquias de varios estados del país, que tiene entre sus
fortaleza, el apoyo nutricional con suplementos, así como una serie de actividades con
las comunidades. En este sentido, la población más desasistida viene beneficiándose de
algunas iniciativas de congregaciones y comunidades religiosas o no, que operan en el
país.
Organizaciones como Fe y Alegría ha emprendido proyectos para contribuir a
compensar el déficit nutricional de la población que asiste a sus instituciones. Así como
también, son múltiples las iniciativas de otras organizaciones y de personas que ante la
gravedad de la alimentación se organizan para brindar ayuda. La solidaridad de los
venezolanos dentro y fuera del país es realmente admirable.
También son importantes algunas iniciativas que se vienen desarrollando desde los
gobiernos municipales, orientadas a mantener mercados de alimentos más accesibles a
la población.
Sin embargo, la magnitud del problema alimentario, nutricional y de salud es muy
complejo, requiere del concurso de todos los sectores para tomar las medidas
indispensables que permitan la recuperación progresiva, pero segura de la
alimentación, la nutrición, la salud y el bienestar de las familias. Los venezolanos han
demostrado ser resilientes, es decir tener la capacidad de tratar con el cambio y
continuar desarrollándose, esperamos que pronto se retome el tan deseado camino del
desarrollo con rostro humano.
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