documento de trabajo nº 31

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1 2016 DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31 Relaciones entre Antropología y Comunicación según estudiantes de la FHyCS-UNJu Liliana Bergesio, Natividad González y Héctor Torres SIMEL NOA Facultad de Ciencias Económicas – UNJu Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - UNJu http://www.fce.unju.edu.ar/simel ISSN 1853-4562 SIMEL Nodo NOA Instituto de Investigaciones -Facultad de Ciencias Económicas UNICCS – Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de Jujuy Jujuy – República Argentina

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2016

DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

Relaciones entre Antropología y Comunicación según estudiantes de la FHyCS-UNJu

Liliana Bergesio, Natividad González y Héctor Torres

SIMEL NOA Facultad de Ciencias Económicas – UNJu Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - UNJu http://www.fce.unju.edu.ar/simel ISSN 1853-4562

SIMEL Nodo NOA Instituto de Investigaciones -Facultad de Ciencias Económicas

UNICCS – Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de Jujuy

Jujuy – República Argentina

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SIMEL Nodo NOA Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Jujuy Unidad de Investigación en Comunicación Cultura y Sociedad Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Editor Responsable: SIMEL Nodo NOA Otero 369 (CP 4600) San Salvador de Jujuy Provincia de Jujuy República Argentina Teléfono: 54-388-422-1541 E-mail: [email protected] Coordinadoras editoriales: Liliana Bergesio y Laura Golovanevsky

Diseño de Tapa: Lucía Scalone

ISSN 1853-4562

2016

Documento de Trabajo Nº 31 “Relaciones entre Antropología y Comunicación según estudiantes de la FHyCS-UNJu”.

Sumario: Resumen (página 3); Introducción (página 4); El contexto: enseñar Antropología en la carrera de Comunicación en la FHyCS/UNJu (Página 6); Metodología (Página 10); Resultados (Página 11); Comentarios finales (Página 17); Bibliografía (Página 19).

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RELACIONES ENTRE ANTROPOLOGÍA Y COMUNICACIÓN

SEGÚN ESTUDIANTES DE LA FHyCS-UNJu

Liliana Bergesio, Natividad González y Héctor Torres

Resumen

La asignatura Antropología Social y Cultural es obligatoria del plan de estudios de la

Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales

(FHyCS) de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu), dictándose en el primer

cuatrimestre del tercer año. El objetivo de la cátedra es fomentar el aprendizaje

comprensivo para lo cual se considera que la evaluación del proceso de

enseñanza/aprendizaje debe presentarse como un problema de los/as docentes para el cual

tendrán que ensayarse respuestas. Un punto central es no dar por sentado ningún camino

generando un diálogo con los/as estudiantes, de tal manera que cada cuatrimestre los/as

docentes revisemos nuestros métodos, nuestras propias hipótesis y respuestas, para que así

seamos investigadores de nuestra propia práctica docente.

Una propuesta en este sentido, implementada en la cátedra, es plantear a los/as estudiantes

una serie de preguntas, en distintos momentos del dictado de la asignatura, con el objetivo

de indagar, por ejemplo: ¿por qué creen que la materia forma parte del plan de estudios de

la carrera de Comunicación Social?; ¿cómo articularían los conocimientos adquiridos en el

dictado la cátedra con su futura práctica profesional?; entre otras.

En este trabajo se analizan reflexivamente y de manera inductiva las respuestas abiertas

elaboradas por los/as estudiantes al finalizar el dictado de la cursada de la asignatura en sus

ediciones 2014 y 2015 a la pregunta: ¿cuáles son las relaciones que puede establecer entre

la Antropología Social y Cultural y la Comunicación Social? El análisis de estas respuestas

revela que, si bien no hay una única forma de responder a esta pregunta, los aspectos,

autores y categorías que se eligen para hacerlo dan cuenta de elecciones tanto

epistemológicas como metodológicas.

Palabras clave: Antropología, Comunicación, Enseñanza, Aprendizaje, Reflexividad

Una versión preliminar de este trabajo se presentó en las I Jornadas Intercátedras de Antropología. San

Salvador de Jujuy, abril de 2016. Organizadas por la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la

Universidad Nacional de Jujuy.

Liliana Bergesio es Licenciada en Antropología, Especialista en Docencia Superior y Magíster en Teoría y

Metodología de las Ciencias Sociales. Docente e investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias

Sociales (FHyCS) de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Directora de la Unidad de Investigación en

Comunicación Cultura y Sociedad (FHyCS-UNJu) y Co-Directora del Centro de Estudios Territoriales

Ambientales y Sociales (UNJu).

Natividad González es Licenciada en Antropología por la FHyCS de la UNJu. Docente e investigadora de la

FHyCS-UNJu. Doctoranda en Ciencias Antropológicas (FFH, UNC), es integrante de la UNNICS (FHyCS-

UNJu) y del CESDE (FCE-UNJu).

Héctor Torres es Licenciado en Antropología por la FHyCS-UNJu. Docente e investigador de la FHyCS-

UNJu. Director de la Unidad de Investigación Diversidad Sociocultural en Contextos Regionales: Pasados y

Presentes (FHyCS-UNJu).

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RELACIONES ENTRE ANTROPOLOGÍA Y COMUNICACIÓN

SEGÚN ESTUDIANTES DE LA FHyCS/UNJu

Liliana Bergesio, Natividad González y Héctor Torres

Introducción

En las últimas décadas mucho se ha hablado y escrito acerca de los variados y

profundos cuestionamientos a la realidad educativa latinoamericana en general y de

Argentina en particular (Coraggio 2003). En líneas generales estos cuestionamientos

demandan un replanteo de las prácticas docentes en el proceso de enseñanza/aprendizaje en

todos los niveles educativos, donde el universitario no es la excepción. Pero, a pesar de ese

contexto de crisis generalmente aceptado, la universidad sigue siendo vista como un

espacio donde se concentra, produce y difunde los conocimientos más relevantes para el

desarrollo integral de una sociedad. Aún si como institución no resulta todo lo eficaz que

quisiéramos en la promoción de procesos creativos, la universidad constituye un ambiente

especial con implicancias y repercusiones individuales y sociales por demás destacadas

(Rinaudo y Donolo 2000), de lo cual da muestra el creciente número de estudiantes que se

inscriben cada año para iniciar una carrera universitaria.

En este marco amplio, quienes se desempeñan como profesionales de la educación

deben convertirse en actores que colaboren en propuestas que partan de contextos

específicos de la realidad del salón de clases y de la institución educativa en la cual

trabajan, sin descuidar el sistema educativo en general, buscando satisfacer las demandas

intrínsecas de las personas, así como de los contextos micro y macrosociales específicos.

Es decir, el docente debe considerar el contexto de su clase y de la institución que la

contiene sin perder de vista el contexto social más amplio, esto es, el que aun estando fuera

del salón de clases y de la institución educativa afecta lo allí actuado (Bergesio 2006).

Todo esto hace que ese proceso de enseñanza/aprendizaje en el ámbito universitario deba

ser reconocido como un escenario de tensión polifacética, donde actúan múltiples actores

atravesados (y atravesando) por realidades diversas.

Este planteo abona el argumento de que a la hora de analizar el contexto del proceso

de enseñanza/aprendizaje en la universidad no se debería restringir la mirada a las clases de

cada asignatura. Sino que, por el contrario, habría que considerar que la universidad en sí

misma es el entorno a analizar ya que ella ofrece (al menos potencialmente) una forma

distinta de ser y de aprender, de favorecer niveles superiores de responsabilidad e

independencia de juicio; ya que es en el ambiente universitario donde se despliegan formas

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particulares de percibir y entender la realidad consciente y donde se estimula (o debería

estimularse) el desarrollo de formas divergentes de pensamiento (Bergesio 2009).

Todas estas posibilidades que brinda el contexto universitario se desarrollan, ahora

sí, en el entorno más estrecho de las diversas cátedras. Las cuales, a su vez, se organizan en

base a un currículum, donde se explicitan los objetivos, los contenidos y las actividades en

base al desarrollo de unidades didácticas. “El currículum es lugar, espacio, territorio. El

currículum es relación de poder. El currículum es trayectoria, viaje, recorrido […] El

currículum es texto, discurso, documento” (Tadeo da Silva 2001: 187).

En relación ahora con la unidad didáctica, ésta no sólo es una forma de organizar los

elementos del currículum, sino que implica un proceso de enseñanza/aprendizaje en el cual

lo planificado se pone en marcha. Es una organización de objetivos, actividades y medios,

centrada en un propósito o problema, que es preparada por el docente para ser desarrollada

en una situación de enseñanza/aprendizaje. El concepto de unidad fue una revolución

frente a la lección o tarea diaria que era fragmentaria y se limitaba a obtener por resultado

la recitación mecánica y acrítica, por parte de los estudiantes, de cierta tarea leída y

memorizada. A diferencia de esto, la idea de desarrollar unidades didácticas, trae consigo

la noción de que el aprendizaje debe realizarse en forma integrada, oponiéndose así a la

psicología atomista de aprender parte a parte. El planeamiento de unidades cambia así la

didáctica de la clase, que pasa de las lecciones orientadas por el manual a las actividades

orientadas por problemas o temas; del tema único para cada lección al entrecruzamiento de

varios sectores temáticos; del uso de un solo texto al empleo de varios y hasta

contrapuestos; y a la utilización de múltiples medios de enseñanza (Candreva 2006a).

La unidad didáctica, entonces, como una forma de organización del currículum, está

condicionada por el contexto social, institucional, cultural, económico y político, entre

otros. Es decir, se presenta (y es) un espacio de interacción de distintas fuerzas. El debate

que origina atraviesa temas, cuestiones y problemas que requieren un abordaje del

currículum como práctica social, y la clara diferenciación entre el currículo formal, el

vivido y el oculto. Al mismo tiempo es imprescindible que la investigación educativa, que

le da sustento y lo orienta, centre su perspectiva en la vida cotidiana de la comunidad

académica (Candreva 2006b).

Estos planteos generales son los que orientan el dictado de la asignatura

Antropología Social y Cultural para la carrera de Licenciatura en Comunicación Social de

la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS) de la Universidad Nacional de

Jujuy (UNJu). Ella se ha estructurado en torno a unidades didácticas que se centran en la

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reflexión sobre las relaciones, vínculos, complementariedades y divergencias entre la

asignatura y la carrera. La propuesta se basa así en plantear a los/as estudiantes una serie

de preguntas, en distintos momentos del dictado de la asignatura, con el objetivo de

indagar, por ejemplo: ¿por qué creen que la materia forma parte del plan de estudios de la

carrera de Comunicación Social?; ¿cómo articularían los conocimientos adquiridos en el

dictado la cátedra de Antropología Social y Cultura con su futura práctica profesional?;

¿cuáles son las áreas y/o temas que les resultan más interesantes o pertinentes en donde

confluirían la Antropología y su carrera?; entre otras.

En este trabajo se analizan reflexivamente y de manera inductiva las respuestas

abiertas elaboradas por los/as estudiantes al finalizar el dictado de la cursada de la

asignatura en su edición del año 2015 a la pregunta: ¿cuáles son las relaciones que puede

establecer entre la Antropología Social y Cultural y la Comunicación Social? Para ello, en

un primer momento se describe el contexto en el cual de dicta la asignatura, luego se

explicita la metodología empleada en este caso y, finalmente, se presentan y analizan los

resultados alcanzados.

El contexto: enseñar Antropología en la carrera de Comunicación en la FHyCS/UNJu

El 29 de marzo de 1972, se crea por Ley Provincial Nº 2849/72 la Universidad

Provincial de Jujuy, la cual se inaugura el 24 de mayo de 1972. Se abrieron en esa

oportunidad cuatro carreras, con cerca de cuatrocientos alumnos: Agronomía, Ingeniería

Química, Ingeniería en Minas e Ingeniería Metalúrgica. Luego, por medio de la ley

Provincial Nº 2939 promulgada el 18 de enero de 1973, se incorpora a la Universidad

Provincial de Jujuy el Instituto Superior de Ciencias Económicas con la denominación de

Facultad de Ciencias Económicas. Con posterioridad, el 24 de mayo de 1975, se constituye

como Universidad Nacional. La UNJu contaba en ese entonces con tres Facultades:

Ciencias Económicas, Ciencias Agrarias e Ingeniería.

La Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu fue creada el 14 de

septiembre de 1984 mediante las resoluciones 2032 y 2034 del Ministerio de Cultura y

Educación de la Nación. La carrera de Tecnicatura y Licenciatura en Comunicación Social

de la FHyCS fue aprobada por el Consejo Superior el 29 de octubre de 1992, mediante la

resolución Nº 187/92. La materia Antropología Social y Cultural es obligatoria para los

estudiantes de la carrera y se dicta en el primer cuatrimestre, teniendo el número 18 en el

plan de estudios de la carrera, sin materias correlativas obligatorias.

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En el programa de cátedra se define explícitamente cómo se entiende el acto de

enseñar en la universidad con las siguientes palabras: “Entendemos por enseñanza la

organización de las tareas en las condiciones más favorables para que se produzcan los

aprendizajes adecuados en orden a lograr la apropiación de las posibilidades de los

contenidos de un determinado currículum”. Luego se dice que: “El objetivo de la cátedra

es el de fomentar el aprendizaje comprensivo”. Esta búsqueda por parte de los miembros

del equipo de cátedra, sin embargo, no se lleva a cabo con el apoyo y asesoramiento

directo por parte de la institución y las prácticas que se desarrollan se parecen más a “islas”

que a eslabones en una propuesta educativa integral.

Como también se puntualiza en el programa de la cátedra, la propuesta de trabajo se

basa fundamentalmente en no dar por sabido los métodos de enseñanza/evaluación, sino

que estos deben ser investigados, cuestionados, sometidos a discusión. Estas tareas deben

ser realizadas, además, no esporádicamente sino en forma permanente y debatidas entre el

equipo docente recuperando las perspectivas y comentarios de los/as estudiantes. Esta

actividad, brinda la oportunidad de revisar en lo conceptual y en lo metodológico las

clases, para poder realizar modificaciones y/o ajustes.

Las/os estudiantes de la asignatura cursan, por lo general, el tercer año de su carrera

y el promedio de inscriptas/os es de 150 personas por cuatrimestre (con una tendencia

creciente en los últimos años). La principal característica es la diversidad de información,

intereses y expectativas entre ellas/os.1Sobre esto último, es decir, las expectativas, se

procura trabajar desde el primer encuentro ubicando la materia en el currículum de la

carrera, y los contenidos específicos en el de la materia, identificando las herramientas

teóricas y metodológicas que una perspectiva antropológica aporta en la formación de un

Comunicador Social.

El equipo de cátedra está conformado por tres antropólogxs (dos mujeres y un varón:

una adjunta con dedicación exclusiva y dos ayudantes de primera con dedicación simple).

Éste equipo hace ya varios años que dicta la materia lo cual aporta experiencia pero

también puede jugar en contra al convertirse en una actividad un tanto rutinaria. Además,

las dedicaciones resultan insuficientes para la cantidad de estudiantes, no contando la

cátedra con un Jefe de trabajos prácticos lo cual representa un claro déficit.

La idea central que se pretende desarrollar es que no existe un modelo didáctico

perfecto para enseñar una disciplina en la universidad, ni hay enfoques que resuelvan todos

1 Entre otras acciones se encomendó un estudio al respecto a estudiantes de grado y postgrado adscriptas/os a

la cátedra. Véase Miranda et al. (2013).

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los problemas educativos, que no hay método que tenga éxito con la totalidad del

estudiantado y para todos los objetivos. Y que, por el contrario, la profesión de enseñar se

relaciona con un dominio creciente de una variedad de modelos, ya que todos los docentes

se enfrentan a una amplia gama de problemas, nunca estables, siempre cambiantes, aunque

con algunas persistencias y aparentes enquistamientos de algunas dificultades que parecen

ser estructurales (Bergesio 2009).

Esto no significa que “todo vale”, sino que, por un lado, los diferentes objetivos de la

enseñanza (en este caso de la Antropología) requieren un amplio repertorio de estrategias

para su consecución; y por otro, que cada modelo tiene un ámbito de aplicación que puede

ser complementario con otros. La atención hacia los objetivos relacionados con el

razonamiento científico, así como la conceptualización del aprendizaje como un proceso

social, “hace que entre estos modelos sea importante incluir propuestas como la indagación

y la inmersión en la cultura científica” (Jiménez Aleixandre 2000: 18). Dado que la

adquisición del conocimiento científico, lejos de ser un producto espontáneo y natural de

nuestra interacción con el mundo de los objetos (y los sujetos), es una laboriosa

construcción social, o mejor aún re-construcción (Bergesio 2005a). A lo cual se le debe

sumar que todo enfoque y práctica pedagógicos enseñan no sólo por lo que dicen que

enseñan sino -aún mucho más- por lo que no dicen, por lo que ocultan o desconocen y, al

fin, “por lo que instauran en la misma práctica, como estilo de interacción entre los sujetos,

entre ellos y el conocimiento, y entre todos ellos y el contexto social” (Davini 1995: 26).

Para el diseño de la propuesta curricular de la materia Antropología Social y Cultural

para la Licenciatura en Comunicación Social (FHyCS-UNJu) se procuró partir de la

necesidad de reconstruir la dimensión normativa de la didáctica general, en cuanto criterios

y estrategias para orientar la acción de los docentes, planteando la necesidad de conocer y

cuestionar el pensamiento espontáneo de los mismos (Gil Pérez 1991). Es importante

destacar que la orientación técnica de la didáctica no es sinónimo de tecnocracia o

tecnicismo: las estrategias y técnicas de acción no son ciegas ni asépticas, y si se olvida

esta afirmación se cae en un grave error. Por el contrario, es necesario reconocer

fundamentos en el conocimiento producido y en la intencionalidad ético-social de los

actores involucrados. Explicitar el por qué y el para qué de lo que se propone es un

ejercicio saludable para el desarrollo de criterios propios en la docencia universitaria, pero

no exclusivamente en ella (Bergesio 2009). En este camino, cabe pensar que el papel

bisagra de la didáctica, entre la teoría y la acción, necesita la recuperación del discurso de

la pedagogía; cuyo estatuto técnico implica básicamente la construcción de un proyecto de

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política social y cultural en el campo de la educación, que otorgue sentido a la proyección

de la enseñanza (Davini 2001). Entonces, el hilo conductor para un trabajo de renovación

didáctica ha de ser la problemática que genera la práctica y las propias concepciones

espontáneas. El esfuerzo para contemplar esas concepciones espontáneas como hipótesis

de trabajo y no como evidencias incuestionables, permitirá un tratamiento de los problemas

abierto a nuevas perspectivas.

La propuesta de desarrollo de unidades didácticas para la materia Antropología

Social y Cultural de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social puede encuadrarse

en la combinación de dos de los modelos: el didáctico artesano-humanístico y el didáctico

constructivista. En el primero de estos modelos se considera que lo que los alumnos

aprenden es aquello que les interesa o lo que consideran necesario o útil. Por tanto, la

motivación de los alumnos será el punto de partida de la elaboración de la unidad

didáctica, buscando un proyecto interesante o un fenómeno llamativo y cercano que

provoque preguntas en las/os estudiantes. A partir de ahí, se pueden seleccionar actividades

sobre las que se guiará la enseñanza, articulando fuertemente trabajo práctico y conceptual,

pero supeditando siempre la secuenciación a lo que pudiera suceder en el aula. En el

segundo modelo, el cual está muy influido por la psicología del aprendizaje, el punto de

partida es lo que los alumnos ya saben. Por lo tanto, el conocimiento de las teorías de los

alumnos y de sus ideas previas determinará una secuencia de actividades en la que dichas

ideas se irán poniendo en cuestión y reelaborando. El trabajo práctico avanza en paralelo

con el teórico, sin una separación definida y bajo la guía facilitadora de las/os docentes

(Bergesio 2009).

En cuanto a los contenidos, y dentro de esta perspectiva, una regla que la cátedra

tiene en cuenta es que las nuevas ideas no deben ser tan distintas de sus puntos de partida

que imposibiliten a los estudiantes apropiarse de ellas, ni tan cercanas que no permitan la

construcción de algo nuevo y significativo. En el diseño de unidades didácticas se propone

así para el proceso de enseñanza/aprendizaje un modelo que se basa en aproximaciones

sucesivas, a partir de definir posibles hipótesis de progresión (lo cual responde al modelo

de currículum en espiral) tanto a lo largo del desarrollo de cada unidad didáctica como en

el de toda la materia.

Lo antedicho implica incorporar la idea de “enseñar a aprender” donde se trata de

conseguir que el estudiante desarrolle habilidades metacognitivas. Luego, los alumnos han

de aprender a darse cuenta de lo que están haciendo y ser capaces de someter los propios

procesos mentales a un examen consciente y así poderlos controlar y dirigir. La

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metacognición viene a ser, entonces, la conciencia del estudiante, adquirida a partir del

desarrollo de estrategias de aprendizaje, esto es, de los propios procesos mentales. Esto se

completa con la idea de que el conocimiento científico es una construcción social, producto

del esfuerzo humano, más que un conocimiento objetivo, los constructivistas sostienen que

el proceso de aprendizaje resulta de la interacción entre los esquemas mentales del que

aprende y las características del contexto de aprendizaje; cobran valor las ideas previas, las

estrategias cognitivas y los propósitos e intereses de los estudiantes; importa el sentido de

cada situación de enseñanza y aprendizaje para cada individuo, grupo y momento. Se

retoma la dimensión interaccionista del aprendizaje y se tiene en cuenta que la

construcción del conocimiento depende de un proceso de negociación social (de Longhi

2000). Dicha construcción deja de ser un hecho solamente individual y se rescata la

complejidad de las relaciones que involucra; donde el docente, con la planificación de las

actividades y los contenidos, y como mediador en el proceso de su implementación,

cumple un rol que no puede basarse en modelos pensados para otros contextos con sus

particulares redes de relaciones. En resumen, el diseño de las unidades y herramientas

didácticas deben basarse en el contexto en el cual se van a implementar, debiendo guardar

la suficiente flexibilidad como para ser adaptadas a los cambios, marchas y contramarchas

que surjan en el camino y ser, además, material de revisión e investigación constante por

parte de las/os propios docentes.

Metodología

Como ya se señaló, el objetivo de la cátedra es el de fomentar el aprendizaje

comprensivo y por ello la evaluación del proceso de enseñanza/aprendizaje se presenta

como un problema de las/os docentes para el cual deben ensayarse respuestas. Un punto

central es no dar por sentado ningún camino, por lo que es imprescindible, entonces,

generar un diálogo con los/as estudiantes de tal manera que cada cuatrimestre los/as

docentes revisen sus métodos, sus propias hipótesis y respuestas, para que así sean

investigadores de sus propias prácticas docentes.

Una propuesta en este sentido, implementado en la cátedra, es plantear a los/as

estudiantes una serie de preguntas, en distintos momentos del dictado de la asignatura, con

el objetivo de indagar, por ejemplo:¿por qué creen que la materia forma parte del plan de

estudios de la carrera de Comunicación Social?;¿cómo articularían los conocimientos

adquiridos en el dictado la cátedra de Antropología Social y Cultura con su futura práctica

profesional?; ¿cuáles son las áreas y/o temas que les resultan más interesantes o pertinentes

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en donde confluirían la Antropología y su carrera?; entre otras. Estas preguntas se hacen

tanto de forma individual como grupal, en exámenes parciales como en los finales, tanto en

los escritos como en los orales, es decir, es un tema al cual se vuelve de forma reiterada y

recorre de manera transversal todo el dictado de la materia.

Está claro que no hay una única forma de responder a estas preguntas, ni grupal ni

individual, porque inclusive la misma persona en distintos momentos, a medida que se

familiariza con los conceptos de la cátedra y los relaciona con su historia personal y

académica, irá encontrando nuevos motivos o cambiando los grados de importancia de

conceptos. A su vez, a medida que se avanza en el dictado de la cátedra, se trabaja en la

comparación de las propias respuestas formuladas por las/os estudiantes.

En esta oportunidad se propone analizar reflexivamente y de manera inductiva las

respuestas abiertas escritas, elaboradas de forma grupal (en grupos de nomás de tres

personas) por los/as estudiantes al finalizar el dictado de la cursada de la asignatura en su

edición del año 2015. La pregunta en concreto se formuló de la siguiente manera: ¿cuáles

son las relaciones que puede establecer entre la Antropología Social y Cultural y la

Comunicación Social? Se analizan así un total de 36 trabajos escritos realizados por 80

estudiantes. Esto se lleva acabo con el fin de aislar grandes temas, en los cuales se

reconocen diversas posiciones, además de identificarlos autores de mayor reiteración entre

las respuestas formuladas por las/os estudiantes. Cabe mencionar que las construcciones

discursivas2 que aquí se recuperan son un extracto -a modo de ejemplo- de las respuestas

que presentan mayor reiteración, es decir, que se privilegió la cantidad de veces que se

encuentra cada concepto o tema, en vez de su calidad, complejidad y/o pertinencia.

Resultados

Luego de leer, comparar y analizar las repuestas escritas por las/os estudiantes a la

pregunta recién señalada, se han identificado tres dimensiones temáticas a las cuales se

remiten las mismas: la primera se relaciona con los aspectos metodológicos que identifican

como propios de la antropología pero de los cuales la comunicación es de alguna forma

deudora; la segunda con las vinculaciones entre ambas disciplinas (Antropología Social y

Cultura y Comunicación Social) y la tercera, siendo un desprendimiento de la anterior, se

refiere específicamente a la vinculación entre cultura y comunicación, esto es, dicho en

otros términos, los objetos de estudio centrales de ambos campos de estudio.

2 Las cuales, en cada caso, se exponen entre comillas en el presente escrito.

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Ilustración 1: Dimensiones de análisis identificadas

Aspectos metodológicos

En relación a la primera de estas dimensiones, las/os estudiantes listan una serie de

técnicas metodológicas, que se enmarcan en esta relación. Entre estas respuestas se

enfatiza el trabajo de campo (con las características que asume en la práctica

antropológica) por el cual “la Comunicación se nutre de la Antropología”, ya que la

Antropología permite realizar análisis más amplios “a partir de la descripción de pequeñas

situaciones” (es decir, análisis inductivos). Se resalta que sin el trabajo de campo, “sin la

presencia del investigador en el lugar de los hechos, sería imposible un análisis, una

interpretación y una descripción de los mismos” ya que “permiten el desarrollo adecuado y

la correspondiente aplicación de los mismos [los conceptos] a las investigaciones a

realizar, facilitando la tarea en la adquisición de los datos o información”. Mediante

“algunas estrategias [puestas en práctica] a la hora de realizar un estudio de campo o

realizar una descripción densa y su gran importancia del solo hecho de estar allí, la

presencia directa […] no se pierde ni se distorsiona tal descripción […] consiguiendo un

trabajo relevante, pertinente y veraz.”

En segundo lugar, y con relación con los objetivos que tienen en común ambas

disciplinas, se destaca que “estas dos ciencias comparten el método, la curiosidad y un fin

social”, son “disciplinas que se complementan para entender al hombre” puesto que se

focalizan en todo “lo relacionado con el hombre y la sociedad”. Ambas “estudian

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relaciones socio-culturales que analizan… de manera global u holística” a través de “un

amplio enfoque”. Puesto que “el comunicador tiene la responsabilidad de conocer y

compartir la verdad y de ser objetivo con ella, la Antropología […le] resulta útil porque

ayuda a evitar conflictos entre diferentes pueblos”. Se resalta que son necesarias para el

entendimiento de la sociedad, ya que “las identidades […] tanto para la Antropología como

para la Comunicación Social son el objeto de estudio”.

Y, en tercer lugar, aparece de forma reiterada que ambos campos de estudio

persiguen objetivos similares. Es en este sentido que resaltan: “comprendemos que la

sociedad, la cultura y la comunicación forman parte de un mismo proceso, de un mismo

entramado” debido a que “la Antropología tiene como objeto de estudio a las poblaciones

humanas y la Comunicación [Social] estudia el modo de interacción” entre ellas; puesto

que la comunicación “necesariamente forma parte de las relaciones sociales de los hombres

[…] éstas [disciplinas] se complementan.” Finalmente, se arriba de esta forma a

conclusiones del tipo: “los comunicadores tenemos algo de antropólogos y los

antropólogos también algo de comunicadores. Al compartir su objeto de estudio ambas

ramas del conocimiento se interrelacionan borrando los límites de aplicación de cada una.”

Es decir, la dimensión metodológica se expresa en tres subcategorías: trabajo de

campo, objeto de estudio centrado en el binomio hombre/sociedad y comprensión;

presentándose las mismas de forma diferenciada y estratificada. En relación con el

primero, esto es, el trabajo de campo, el mismo es citado como propiamente metodológico

enfatizando su relevancia para la antropología, lo cual llega al punto de asimilar la segunda

con la primera, esto es: antropología es igual a trabajo de campo, presentándose así como

un elemento esencial, fundante y definitorio de la disciplina. La situación es diferente en

relación con el objeto de estudio, ya que sobre el mismo se expresan diferencias

sustanciales entre las/os estudiantes. Refieren así a que la Antropología General (que

incluye a la Física, la Arqueología, etc.) y Antropología Social y Cultural (como

subdisciplina de la primera) constituyen un cuerpo unificado e indiferenciado,

relacionando su objeto de estudio con “el hombre” (y en escasas ocasiones con los “seres

humanos”) y no a la(s) cultura(s). Parece así primar la definición etimológica y el uso

corriente del término por encima de las conceptualizaciones más complejas (y no sexistas)

que se tratan de transmitir en el dictado de la asignatura. Por último, el tercer nivel, está

relacionado con la búsqueda de la “comprensión de la diversidad cultural” enfatizando su

manifestación en la interacción social. En este marco se destaca a la antropología

focalizando la atención en el exotismo, ya sea en la otredad de grupos socio-culturales

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diferentes de las del propio investigador (como una cuestión vinculada a la historia y

desarrollo de la disciplina) o bien su búsqueda en la propia sociedad en el presente;

mientras que la comunicación se enfocaría en los procesos comunicacionales que dan entre

los diversos grupos, considerándolas así a ambas disciplinas como complementarias.

Ilustración 2: Subcategorías de la dimensión metodológica según las/os

estudiantes sobre la vinculación entre Antropología Social y Cultural y

Comunicación Social

Vinculaciones entre Antropología y Comunicación Social

En cuanto a la segunda de las dimensiones planteadas, las vinculaciones entre

ambas disciplinas, las/os estudiantes expresan cierta dificultad por separar o individualizar

los objetos de estudios y metodologías de cada una de las disciplinas y optan, en general,

por asimilarlas. Así, por un lado, emplean definiciones globalizantes o totalizantes de

ambos campos de estudio presentándolas como una unidad, o bien, como partes de un

“mismo entramado”. Considerando a esta unidad como “un campo de estudio

interdisciplinario”, “un mismo proceso” y que “no existe una separación tajante entre lo

que estudia la Comunicación Social y lo que estudia la Antropología”. Por otro lado, sin

embargo, explicar los alcances de esta unidad parece presentar dificultades por lo cual

recurren a ejemplos de acercamientos puntuales a través de conceptos como “discursos

sociales, lenguaje e interacción social”, entre otros similares. Es decir, parece haber un

cierta retórica por parte de las/os estudiantes en querer expresar un estrecho vínculo entre

la Antropología Social y Cultural y la Comunicación Social, el cual lleva a prácticamente

fusionarlas, pero al momento de ejemplificar esa unión las distinciones disciplinares salen

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15

a la luz (aunque les pese) mostrando que si bien hay espacios de intersección entre ambas,

no son una misma cosa.

Es así que, a pesar que se inicie argumentando la estrecha relación entre ambas

disciplinas luego el relato pasa a concentrarse en dos aspectos, por un lado la preminencia

del lenguaje como conformador de sociedad y por el otro los significados socialmente

compartidos. La primera postura indica que “La relación que podemos señalar entre

Antropología Social y Cultural y la Comunicación Social se encuentra en el lenguaje” y

tiene como fuente a Levi-Strauss3, puesto que se afirma que “la cultura es el lenguaje, es

decir la comunicación; [las] acciones de los seres humanos se pueden investigar de la

misma manera que se estudia el lenguaje”.

En cambio, quienes ven esta relación dada por los significados observan que “el ser

humano, es un ser social que transmite ideas, pensamientos, sentimientos, etc. a través de

la comunicación”, por medio de la “interacción en la que los significados que tienen valor

cultural e identitario se ponen en juego”. Siguiendo a García Canclini4 o Martín-Barbero

5

indican que “toda acción significa, pero sólo lo que tiene valor constituye el bagaje

cultural, los estudios comunicacionales se abogan a los procesos culturales, en tanto

mediaciones entre la sociedad”, así “Los antropólogos y comunicadores han comenzado a

examinar […] de qué manera [se] interpretan los ‘mensajes’ […]; cómo [se] utilizan las

representaciones sociales mediáticas culturales y políticas presentes en el texto de

imágenes y de qué modo [se] organizan actividades sociales en torno a esas

representaciones de medio de comunicación”, pues “es en los medios de comunicación

donde circulan de forma no controlada los relatos de auto representación”. Finalmente

“Para estudiar cómo se construyen las identidades colectivas tanto la Antropología como la

Comunicación [Social] trabajan con los discursos sociales: lo que la gente dice sobre lo

que hace”.

3 Los textos que se trabajan durante el dictado de asignatura son: LÉVI-STRAUSS, Claude (1977)

“Introducción” y “El análisis estructural en lingüística y antropología”. En: LÉVI-STRAUSS, Claude (1977)

Antropología Estructural. Buenos Aires: Eudeba. 4 El texto que se trabaja durante el dictado de asignatura es: GARCÍA CANCLINI, Néstor (1997) “Cultura y

Comunicación: revisiones teóricas”. En: GARCÍA CANCLINI, Néstor (1997) Cultura y Comunicación:

entre lo global y lo local. La Plata: Ediciones de Periodismo y Comunicación / Facultad de Periodismo y

Comunicación Social-Universidad Nacional de La Plata. 5 El texto que se trabaja durante el dictado de asignatura es: MARTÍN-BARBERO, Jesús (1998) “Los

métodos: de los medios a las mediaciones”. MARTÍN-BARBERO, Jesús (1998) De los medios a las

mediaciones. Santafé de Bogotá: Convenio Andrés Bello.

Page 16: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

16

Vinculación entre cultura y comunicación

Finalmente, en la última de las dimensiones identificadas, sobre las vinculaciones

entre cultura y comunicación encontramos dos sub-temas: uno que enfatiza que la

comunicación como un acto natural y otro que toma a la cultura como un acto

comunicacional. En relación al primero se explica que “la comunicación es un acto natural

del ser humano, es intrínseca y una necesidad”, por lo tanto “no la podemos controlar”.

Según esta visión “La Comunicación Social se dedica al estudio de las relaciones sociales

y comunicativas. Buscan resolver y atender necesidades de los hombres interpretándolos,

son subjetivas y trabajan en un determinado momento histórico.” Además entienden que

“la comunicación es un atributo de las personas, [que] entablan relaciones de

comunicación para poder desarrollarse en su entorno, lo que le[s] permite el pleno

desarrollo de su persona en el mundo” posibilitando “las relaciones permanentes entre los

individuos y una continuidad de generaciones ya que de otra forma la comunicación no

sería posible”.

Por otra parte, quienes enfatizan la relación entre cultura y comunicación indican

que “la comunicación es el inicio de las relaciones sociales, donde las significaciones e

interpretaciones representan a determinados grupos sociales”, pues “la comunicación se da

no sólo por medio de la palabra […] sino que todo comunica, desde la postura, la forma de

vestir”, es decir que “la comunicación […] construye el contexto social”. Así “Entre la

Antropología y [la] Comunicación [Social] existe una relación directa desde la cual la

comunicación se ha convertido en objeto de estudio de la Antropología debido a que la

comunicación es parte integral de la cultura”. Estos estudiantes comprenden “a la

comunicación social6 como un fenómeno que atraviesa todos los órdenes de la vida, no

solo lo massmediatico o las industrias culturales, sino la sociedad, la economía, la cultura,

la política, el arte, las instituciones, la vida cotidiana, los procesos psíquicos […] es algo

que necesita de la Sociología y de la Antropología para poder comprenderse en toda su

complejidad”. Esta postura indica que “para que lo social y lo cultural se transmita[n] es

necesaria la comunicación. No hay sociedad y no hay cultura sin comunicación.7 La

comunicación es el vehículo que permite construir las identidades colectivas y la acción

social sólo se lleva a cabo por medio de la comunicación, por lo cual la comunicación es el

6 En este punto se refieren a la comunicación como acto o proceso social y no como campo de estudio.

7 Si bien esta distinción a la que los estudiantes se refieren en términos de naturaleza y cultura/comunicación

recupera en cierta medida la posición teórica del estructuralismo francés (a través de los escritos de Claude

Levi-Strauss que se trabajan en clase), en este caso se enfatiza una mirada de la cultura y la comunicación

como fundantes de la sociedad.

Page 17: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

17

proceso de lo social y de lo cultural”, así “Los comunicadores también interpretan los

significados sociales compartidos.

Ilustración 3: Relaciones entre comunicación y cultura según las/os estudiantes

sobre la vinculación entre Antropología Social y Cultural y Comunicación Social

Comentarios finales

Según lo expuesto es posible observar que la comunicación opera en distintos

niveles de análisis y de argumentación teniendo la preeminencia jerárquica; la

comunicación es vista como central y la cultura juega un rol secundario en el nivel

argumentativo de los trabajos analizados.

Realizando una breve reflexión sobre la incorporación de los conceptos y los usos

que hacen de ellos los/las estudiantes, es posible observar que existe una suerte de

identificación entre las dos disciplinas y sus objetos de estudios8 (Comunicación

Social=acto comunicativo; Antropología=cultura), dándose la relación entre ambas a nivel

de sub-conceptos o problemáticas más específicas (por ejemplo, las problemáticas

identitarias o de significaciones son atribuidas a ambas disciplinas). Esto estaría indicando

que a nivel conceptual/teórico las diferencias entre ambas sí son apreciadas/percibidas,

pero que a nivel de ejemplos o de la aplicación concreta de estos conceptos, las diferencias

no son tan visibles.

Esto puede deberse a que efectivamente no se trabaje (al menos en la cátedra en

cuestión y cabría indagar qué sucede en otras de la carrera) con ejemplos que marquen la

8 Incorporados sin muchas problematizaciones (por ejemplo, la antropología se limita al estudio de la cultura

-incluso en singular- y no con identidad u otras problemáticas).

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diferencia o a que los estudiantes no puedan superar el nivel de incorporación conceptual a

uno que implica mayor elaboración y problematización por su parte (donde restaría indagar

sobre las causas, intra y extra clases, que llevan a esta situación). Si este fuera el caso,

debería trabajarse con el desarrollo de mayores instancias de identificación de

problemáticas, posibles investigaciones o, por lo menos, ejercicios críticos en torno al

contexto; aunque la cátedra tiene como requisito de regularización la elaboración de un

trabajo escrito donde se identifica y expone un problema de investigación, es una instancia

que, a pesar de que tiene gran acompañamiento por parte de las/os docentes, resulta un

tanto aislada dado que son escasas estas prácticas de observación y registro crítico de la

realidad en la carrera en general. Si bien a lo largo del dictado de la cátedra se buscan citar

ejemplos de la realidad local, éstas son menciones, que a la luz del trabajo final, resultan

algo sintéticas. En este sentido, pensar la posible articulación con otras asignaturas de la

carrera, cosa que no se ha logrado institucionalmente (esto es, más allá de la voluntad

individual de ciertos equipos de cátedra sobre temas puntuales), puede colaborar en

avanzar en la superación de estas debilidades.9

Otras instancias de simplificación que se dan son, por un lado, la fácil

incorporación del “trabajo de campo” como un paso metodológico, pero sin la sumatoria

de diversas técnicas (encuestas, entrevistas, relatos, observaciones, etc.) que son los medios

por los cuales realmente se capta la información y se elaboran los datos. Y por otro, el

definir a la antropología etimológicamente, sin considerar las opciones no sexistas o de

mayor complejidad que se reiteran (de forma oral y escrita a través de la página de

Facebook de la cátedra).

Si nos preguntamos: ¿cuáles son, en la práctica, las fuentes principales que guían las

secuenciaciones que se están planificando en las aulas universitarias? Una respuesta

posible es que estos son la intuición, los intereses de las/os profesores y las rutinas. Por un

lado, la intuición es una fuente de conocimiento y, por lo general, es fruto de la experiencia

acumulada por las/os profesores a lo largo de los años de ejercicio de la profesión. Por otro

lado, los particulares intereses de las/os docentes son un criterio que no debe

menospreciarse a la hora de organizar el currículum, ya que no hay nada peor que intentar

enseñar aquello para lo cual ni la/el profesor está motivado, ni se hace de la forma que se

cree más útil. Y, finalmente, la rutina es la peor consejera, ya que no está justificada ni por

9 Dado que, más allá de las intenciones, no se debe perder de vista que en este caso se trata de una asignatura

cuatrimestral, con temas novedosos para las/os estudiantes (ya que se trata de otra disciplina académica con

su lenguaje, líneas de pensamiento y metodologías propias), con escaso equipo docente y numerosos

estudiantes.

Page 19: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

19

el espíritu de reflexión ni por el de innovación. No hay ninguna profesión que avance

anclada en la rutina y, sin embargo, las/os docentes suelen ser uno de los colectivos en los

que las innovaciones tardan más en ser aplicadas de forma generalizada (Bergesio 2005b).

El equipo docente de cátedra considera que el docente universitario, al igual que en

otros niveles, necesita una creciente capacidad pedagógica (formas adecuadas de

transmisión) para resolver problemas relacionados con cuestiones como la diversidad, la

definición del contenido, el acortamiento de las carreras tradicionales, la modificación de

los perfiles de entrada, la superposición de tradiciones de formación universitaria, la

sofisticación del currículo, la distancia con los campos prácticos. Y que, además, enfrenta

problemas de definición formativa por el creciente credencialismo que impregna las

prácticas sociales, simultáneamente con la veloz depreciación de las credenciales y la

modificación de las estructuras profesionales (Sanmartí, 2000).

Surge así la inquietud de buscar alternativas que partan de la reflexión, revisión y

evaluación de las propias prácticas docentes en el ámbito universitario. Lo que realmente

forma una actividad es que se cumpla en función de una meta, sorteando las dificultades

que surjan en el camino (Gil Pérez 1991). Por eso es relevante considerar la

implementación de ciertas experiencias de investigación (aunque sean modestas como la

que aquí se presenta), con el fin de revisar las prácticas y sus resultados, analizando hasta

dónde y en qué medida se han cumplido las metas fijadas previamente. No es posible

anticipar todos los problemas específicos que se presentarán en la práctica docente pero lo

importante es estar atenta/o para detectarlos y buscar formas de superarlos, rompiendo con

la confortable rutina, enriqueciendo las percepciones y los modelos de acción.

Bibliografía citada

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mirada de docentes del Área Matemática de la UCSE-DASS”. En: Revista Nuevas

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BERGESIO, L. (2009) Enseñar Antropología Social y Cultural en la carrera de

Comunicación Social. Una propuesta de aprendizaje colaborativo con técnicas centradas

Page 20: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

20

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Superior. San Salvador de Jujuy: UNJu.

CANDREVA, A. (2006a) “Planificación de la Unidad Didáctica”. Material del Módulo 7

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Nacional de La Plata. Material del Módulo 7 de la Especialización en Docencia Superior

de la FHyCS-UNJu (marzo de 2006, Jujuy).

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TADEU da SILVA, T. (2001) Espacios de identidad. Nuevas visiones sobre el currículum.

Barcelona: Octaedro.

Page 21: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

21

Para citar este texto:

BERGESIO, Liliana; GONZÁLEZ, Natividad y TORRES, Héctor (2016) Relaciones entre

Antropología y Comunicación según estudiantes de la FHyCS-UNJu. Documento de

Trabajo Nº 31. San Salvador de Jujuy: SIMEL Nodo NOA/FCE/UNJu; en:

www.fce.unju.edu.ar/simel

Documentos anteriores de la serie “Documentos de Trabajo SIMEL Nodo NOA”

Nº 1: BERGESIO, Liliana (2010) Antropología y Economía. Encuentros y distanciamientos

a partir de la obra de Pierre Bourdieu.

Nº 2: GOLOVANEVSKY, Laura (2010) Algunos debates de la sociología contemporánea

en “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado” de Robert Castel.

Nº 3: LÓNDERO, María Eugenia y CABRERA, César (2010) Regulación de la actividad

turística en la República Argentina y la Provincia de Jujuy.

Nº 4: GOLOVANEVSKY, Laura (2010) Breve historia de la economía andina. Principales

temas y debates teóricos.

Nº 5: BERGESIO, Liliana (2010) Historias debidas. Instancias personales y afectivas del

trabajo de campo como vías para el conocimiento.

Nº 6: GOLOVANEVSKY, Laura (2011) La economía de la papa andina. Principales

debates teóricos.

Nº 7: BERGESIO, Liliana (2011) Las tecnologías rurales andinas de América Latina desde

los estudios de la Filosofía de la Cultura.

Nº 8: CARRILLO, Ivone, COLQUE, Fernanda y LÓNDERO, María Eugenia (2011)

Generación de riqueza en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy-Argentina). Un análisis de los

problemas fundamentales de la economía.

Nº 9: CABRERA, Raúl Hernán (2011) Superficie implantada y mano de obra en el sector

tabacalero de la Provincia de Jujuy. Avances y retrocesos de la frontera de posibilidades de

producción agrícola.

Nº 10: BERGESIO, Liliana y GOLOVANEVSKY, Laura (2011) La agroindustria rural en

la economía andina. Principales debates teóricos.

Nº 11: CABRERA, César (2012) Instrumental aplicable al estudio del sector agropecuario

de la Provincia de Jujuy.

Page 22: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

22

Nº 12: GUZMAN, Gustavo Damián Fernando (2012) Juventud: origen, visiones y debates

en torno a su definición.

Nº 13: GOLOVANEVSKY, Laura (2012) Individualismo metodológico, racionalidad y

economía.

Nº 14: BERGESIO, Liliana (2012) Malabaristas en la crisis. Las organizaciones no

gubernamentales de la provincia de Jujuy en la década de 1990.

Nº 15: SCALONE, Lucía (2013) Imágenes del trabajo y el trabajador. Aproximaciones al

análisis de contenido de la propaganda oficial en Jujuy.

Nº 16: GONZÁLEZ, Natividad y LÓNDERO, María Eugenia (2013) Análisis de incentivos

para la economía de la puna jujeña.

Nº 17: MONTIAL BERGESIO, Lara (2013) Pobreza en Jujuy – Entrevistas.

Nº 18: GOLOVANEVSKY, Laura (2013) Reflexiones sobre El trabajo. Un valor en peligro

de extinción de Dominique Méda (Gedisa, 1998).

Nº 19: GARCÍA VARGAS, Alejandra (2014) Narrativas identitarias, trayectorias laborales

y memoria política: entrevista a un ex trabajador de Altos Hornos Zapla durante la huelga

de hambre de 2011 (Jujuy).

Nº 20: PRIZIO SLY, Gilberto Arturo (2014) Comunidades campesinas y economía de

subsistencia. Una mirada desde las ciencias sociales.

Nº 21: MIRANDA, Martín Facundo (2014) Las juventudes como actores politizados en la

historia reciente ¿desencanto o nuevas culturas políticas?

Nº 22: LE STER, Amélie, REID RATA, Yaiza y BERGESIO, Liliana (2014) Reserva de

Biosfera de las Yungas. Una experiencia de planificación y gestión participativa.

Nº 23: ROMERO, María Agustina (2015) Analfabetismo en culturas de oralidad primaria.

El caso de la comunidad gitana en San Salvador de Jujuy.

Nº 24: GONZÁLEZ, Natividad (2015) Métodos para el abordaje de espacios y actores

trasnacionales.

Nº 25: BERGESIO, Liliana (2015) Experiencias de procesos promisorios en marcha en el

mercado informal de Jujuy: los pequeños productores.

Nº 26: GOLOVANEVSKY, Laura (2015) “Nuevo” imperialismo, pobreza y desigualdad.

Apuntes para una discusión.

Nº 27: GARCÍA VARGAS, Alejandra (2015) Dinámica territorial del subprograma de

Polos y Nodos para el SATVD-t. Selección de informes y registros del Polo NOA / cabecera

UNJu (2011-2014).

Page 23: DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 31

23

Nº 28: ÁLVAREZ, Santiago; ECHENIQUE, Ana; GARCÍA VARGAS, Alejandra

(coordinadora); GONZÁLEZ TRAMONTINI, Mito; OGANDO, Ariel; SOZA, Pablo;

SAÉNZ, Luján; VENIER, Emiliano y ZEGADA, Sonia (2016) Enseñar y aprender

Comunicación Social en Salta y Jujuy. Respuestas a un cuestionario sobre las prácticas

destinadas a producir y construir.

Nº 29: MIRANDA, Martín F.; CAMACHO, Alba N. y BALDIVIEZO, Daniela (2016) La

elección de una carrera universitaria. Un estudio de caso sobre estudiantes de

Comunicación Social (FHyCS-UNJu).

Nº 30: ALCOBA, Laura (2016) La provincia de Jujuy en el marco de las economías

regionales: cambios y continuidades recientes.