diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares

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“Diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares”- Ackerman Introducción: SALUD MENTAL, CAMBIO SOCIAL Y FAMILIA La disminución del espacio y la apretada intimidad de las gentes que viven en culturas antagónicas reclaman una nueva comprensión, una nueva visión de las relaciones de hombre a hombre y del hombre a la sociedad. “debemos aprender el difícil arte de vivir juntos en unión, como hermanos”. Las cuestiones actuales sobre salud mental no conciernen sólo a la persona enferma. Comprometen la estructura entera de la comunidad y están profundamente afectadas por la crisis mundial contemporánea. En las trastornadas relaciones entre la persona y el ambiente, La primera clase de defensa es encontrar una solución realista para el conflicto, una solución que preserve y mejore el desarrollo personal. La segunda clase de defensa es contener el conflicto dentro de la persona mientras se busca una solución eficaz. El tercer mecanismo de defensa es el “actino out” irracional. La defensa final es el aislamiento emocional progresivo, que lleva finalmente a la desintegración de la personalidad. En las tensiones corrientes entre la persona y el ambiente vemos un desvío hacia el tercer tipo de defensa, en actino out. Esto significa peligro. Debemos estar continuamente atentos para oponernos al cultivo de una eficiencia de tipo mecánico, para oponernos a que surjan técnicos entrenados que operan con precisión pero que son insensibles ante el sufrimiento de la gente. No debemos permitirnos a nosotros mismos que nos seduzcan los valores enfermizos de la era maquinista. Hay tres facetas, aunque interrelacionadas, en el problema de la salud mental: El estudio y tratamiento de la enfermedad mental Un programa de prevención 1

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Page 1: Diagnóstico y Tratamiento de Las Relaciones Familiares

“Diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares”- AckermanIntroducción: SALUD MENTAL, CAMBIO SOCIAL Y FAMILIA

La disminución del espacio y la apretada intimidad de las gentes que viven en culturas antagónicas reclaman una nueva comprensión, una nueva visión de las relaciones de hombre a hombre y del hombre a la sociedad.“debemos aprender el difícil arte de vivir juntos en unión, como hermanos”. Las cuestiones actuales sobre salud mental no conciernen sólo a la persona enferma. Comprometen la estructura entera de la comunidad y están profundamente afectadas por la crisis mundial contemporánea.En las trastornadas relaciones entre la persona y el ambiente,

La primera clase de defensa es encontrar una solución realista para el conflicto, una solución que preserve y mejore el desarrollo personal.

La segunda clase de defensa es contener el conflicto dentro de la persona mientras se busca una solución eficaz.

El tercer mecanismo de defensa es el “actino out” irracional. La defensa final es el aislamiento emocional progresivo, que lleva

finalmente a la desintegración de la personalidad.En las tensiones corrientes entre la persona y el ambiente vemos un desvío hacia el tercer tipo de defensa, en actino out. Esto significa peligro.

Debemos estar continuamente atentos para oponernos al cultivo de una eficiencia de tipo mecánico, para oponernos a que surjan técnicos entrenados que operan con precisión pero que son insensibles ante el sufrimiento de la gente. No debemos permitirnos a nosotros mismos que nos seduzcan los valores enfermizos de la era maquinista.

Hay tres facetas, aunque interrelacionadas, en el problema de la salud mental: El estudio y tratamiento de la enfermedad mental Un programa de prevención Un programa de promoción de salud mental real.

No es de ninguna manera la fracción psicótica de nuestra población la que ha estimulado la migración de los psiquiatras de los hospitales a la comunidad abierta. Más bien es la gente “normal” o “casi normal” la que exige tanto la ayuda especial de los psiquiatras. La popularidad de las ideas relacionadas con la salud mental son manifestaciones de una más amplia tendencia de nuestra pauta cultural, que hace de la salud mental un asunto de grave importancia para todos.En este clima cambiante, hasta la definición de salud mental ha cambiado. Ahora debemos ser capaces de definir la salud mental de un modo positivo, no sólo como ausencia de enfermedad mental, ni únicamente en término de personalidad individual o de ambigüedades tales como una “madurez, armonía y felicidad”Freud habla de amar y trabajar, ¿pero es que hay alguien que haya trabajado y amado solo?Kart Menninger, “la salud mental es la adaptación de los seres humanos al mundo y a los otros con un máximo de eficacia y felicidad.Erich Fromm, “desde el punto de vista de la función en la sociedad uno puede llamar normal o sana a una persona si puede cumplir con sus roles sociales.

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Desde el punto de vista del individuo vemos la salud o normalidad como el óptimo de crecimiento y felicidad del individuo.OMS, “la capacidad para establecer relaciones personales armónicas”.

Las perturbaciones de la vida mental interna del individuo se reflejan por lo común en trastornos en las relaciones sociales. Los conceptos de conducta “normal” que prevalecen en la comunidad dada influyen grandemente en las reacciones de la gente a tipos de conductas disidentes. Tales juicios sociales, de unos a otros, trasladados a la conducta cotidiana pueden incrementar las tendencias hacia la enfermedad en una persona o afectar el proceso de recuperación.Censuramos cada vez menos todo lo que anda mal con la persona que sufre de una enfermedad mental. Estamos empezando a ampliar nuestra perspectiva y a examinar la enfermedad mental como expresión de las relaciones significativas del individuo con su grupo social, además de cómo expresión de sus procesos psíquicos internos. En este sentido, la enfermedad mental puede examinarse en tres niveles:

1. lo que está pasando psíquicamente dentro de una persona2. lo que sucede entre esta persona y su ambiente humano3. lo que está perturbado en el proceso social del ambiente mismo

En otras palabras, la enfermedad mental se entiende aquí como proceso de enfermedad que tiene lugar en parte dentro de la persona y en parte fuera; puede considerarse a una persona como más o menos enferma o más o menos sana.El compromiso emocional de una persona en uno u otro tipo de relaciones humanas moviliza predominantemente de las tendencias enfermas o sanas. La forma en que estas tendencias actúan en las relaciones personales determina considerablemente cómo reaccionarán los otros. Es el contenido emocional de estas experiencias sociales lo que califica la capacidad del individuo para manejar sus conflictos personales y defenderse de cantidades excesivas de ansiedad.No debe olvidarse que en todo momento el individuo es el depositario de una experiencia de grupo. Su identidad es al mismo tiempo individual y social. Es una imagen en espejo, un microcosmos de su grupo familiar.Sólo puede lograrse una concepción significativa de la salud mental cuando relacionamos funcionamiento del individuo con las pautas de relación humana de su grupo primario.Los criterios para enfermedad y salud emocional no pueden restringirse al individuo, deben abarcar al individuo dentro del grupo y también al grupo. Los males del individuo, la familia y la sociedad forman un continuo.La diferencia más llamativa entre las personas sanas y enfermas es la plasticidad de la conducta adaptativa del sano comparada con la monotonía rígida constreñida y automatizada de las pautas de conducta enfermas. Los enfermos pierden gradualmente el valor adaptativo de la interacción social: hay una tendencia a la restricción y la monotonía. En los sanos hay una enorme amplitud y diversidad de conductas.

Si tenemos en cuenta que parte de enfermedad y partes de salud pueden coexistir en proporciones variables en una misma persona, debemos comenzar nuestra consideración en términos de procesos de equilibrio y adaptación. La

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salud mental sólo puede mantenerse gracias a un esfuerzo continuo y a la cercanía y apoyo emocional de los otros. Es el resultado de un funcionamiento personal equilibrado y creativo que realiza lo mejor del hombre en las relaciones sociales. Es el resultado de la capacidad para la realización óptima del potencial de un individuo para la vida en grupo. Significa rendimiento exitoso y satisfactorio. En un sentido general alude a atributos tales como

madurez estabilidad realismo altruismo sentido de responsabilidad social integración efectiva en el trabajo y en las relaciones humanas

Implica: confianza y coraje al enfrentar una experiencia nueva. Un sistema de valores en que el bienestar del individuo está vinculado al

de los otros, es decir, preocuparse por el bien común.La salud mental es una cualidad de la vida, un proceso. Se logra gracias a una continua lucha en pro de una mejor adaptación personal. No puede ser mantenida en el aislamiento, porque es necesaria para la preservación de la unión emocional satisfactoria con los otros. No sólo le atañe la armonía interna sino también las relaciones óptimas de la persona, la familia y la sociedad. Implica la capacidad de crecer, aprender, vivir plenamente, amar y compartir con otros la aventura de la vida.

Freud en sus construcciones teóricas optó por dar mayor énfasis a la herencia, la constitución y al desenvolvimiento biológicamente predeterminado de pautas instintivas. Tuvo en cuenta al hombre social, pero fue insignificante su investigación de procesos socio-psicopatológicos.

El fracaso que hasta ahora hemos tenido para impedir la enfermedad mental deriva de nuestro fracaso en enfrentar los problemas de salud mental de la vida familiar.Nos hemos enceguecido para la significación de las luchas continuas de la familia en pro de la salud mental, y de la forma en que el contenido siguiente de la experiencia familiar afecta los conflictos emocionales de sus miembros.Surge primero el problema básico del diagnóstico, porque sin un diagnóstico adecuado es muy difícil que pueda haber una terapia adecuada. El interés principal de los sistemas diagnósticos prevalecientes se centra en los mecanismos de formación de síntomas, esas unidades de la conducta desviadas, irracionales, ajenas al yo (no asimilables) que están disociadas en grado variable de las partes sanas restantes de la personalidad. Pero se sabe actualmente que el mismo síntoma puede tener efectos benignos en una persona y malignos en otra. Se reconoce tb que un síntoma dado puede tener diferentes efectos en una misma persona en diferentes momentos de su vida y en diferentes familias o circunstancias grupales.El problema no es entonces tanto la forma del síntoma como el modo en que la capacidad integradora del individuo maneja el conflicto central y la manera en que sus relaciones familiares afectan el resultado. Debido a las sutilezas de tales procesos es posible que en dos personas que tienen los mismos síntomas patológicos, lograr salud mental en un caso y fracasar en el otro. El resultado

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final para la adaptación yace no sólo en la naturaleza de los conflictos y síntomas del individuo sino en sus recursos totales para manejarlos; esto es, en el potencial de integración de su personalidad y en el carácter psicológico del grupo familiar del que forma parte.La rehabilitación de personas emocionalmente perturbadas o incapacitadas reposa en nuestra habilidad para utilizar al máximo lo que queda de sano en esos individuos y en sus familias. Es difícil confirmar la validez de este principio si examinamos cuidadosamente el funcionamiento emocional de una persona en varias áreas significativas de adaptación vital sexual, social, ocupacional, etc. Al hacerlo, encontramos que la persona actúa como si estuviera enferma en algunos aspectos de la vida y en otros como si estuviera menos enferma y que el grado de inhibición que proviene de la enfermedad varia con la tarea vital que se emprenda y con el tipo de relación con las personas con que comparte esta tarea.Más aún, la tendencia a aislar conceptualmente al individuo de su familia torna virtualmente imposible la predicción del curso de la enfermedad. La unidad de predicción adecuada no puede ser la persona sola sino que debe ser la persona y el ambiente familiar como una unidad integrada. El equilibrio dinámico del individuo y el grupo influye en la recuperación y el riesgo de recaída. Y sin embargo, la gran importancia de la experiencia familiar cotidiana se ignora en mucha práctica corriente.No puede comprenderse la salud mental dentro de los confines limitados de la experiencia individual. El estudio concentrado en la personalidad individual es importante y provechoso por derecho propio, pero no es suficiente. Una concepción más amplia de la salud mental debe abarcar también la dinámica del grupo familiar. Y debe extenderse aún más hasta la compleja trama de las interrelaciones del individuo, la familia y la comunidad más amplia.

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