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25 Aæo 109/No. 22 DESPUÉS DE IRMA Por MAIRYN ARTEAGA D˝AZ y LIANET LEANDRO LÓPEZ (Especial de la ACN para BOHEMIA) Es muy poco el tiempo transcurrido desde el paso del huracÆn por poblaciones como Isabela de Sagua, en Villa Clara, y la antigua Jaronœ, hoy Brasil, en Camagüey. A la devastación que dejó allí la furia del meteoro se han opuesto e impuesto, con no menos ímpetu, los afanes recuperadores de los propios habitantes de esos lugares, autoridades locales y nacionales, fuerzas constructoras y otras, de municipios y provincias aledaæos o distantes, para devolverle a la vida sus colores habituales y, en lo posible, hacerla aœn mejor A las nuevas casas de tabla de palma y techo de fibrocemento, los pobladores de Moscœ, Consejo Popular Brasil, municipio de Esmeralda, Camagüey, les llaman jocosamente petropalmas. RODOLFO BLANCO CUÉ Devolverle a la vida su color Devolverle a la vida su color

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25Año 109/No. 22

DESPUÉS DE IRMA

Por MAIRYN ARTEAGA DÍAZ y LIANET LEANDRO LÓPEZ (Especial de la ACN para BOHEMIA)

Es muy poco el tiempo transcurrido desde el paso del huracán por poblacionescomo Isabela de Sagua, en Villa Clara, y la antigua Jaronú, hoy Brasil, en Camagüey.A la devastación que dejó allí la furia del meteoro se han opuesto e impuesto,con no menos ímpetu, los afanes recuperadores de los propios habitantesde esos lugares, autoridades locales y nacionales, fuerzas constructoras y otras,de municipios y provincias aledaños o distantes, para devolverle a la vidasus colores habituales y, en lo posible, hacerla aún mejor

A las nuevas casas de tabla de palma y techo de fibrocemento, los pobladores de Moscú, Consejo Popular Brasil, municipiode Esmeralda, Camagüey, les llaman jocosamente �petropalmas�.

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AL mediodía del jueves 7 de sep-tiembre de 2017, Isabela deSagua era un poblado fantasma.

Ese día, cuando los creyentes celebra-ban en Cuba a Yemayá, la deidadyoruba de los mares, la localidad cos-tera al norte de Villa Clara esperaba elpaso del huracán Irma por algún pun-to cercano a su territorio.

Dos días después, el mismo mararremetería tierra adentro �dicen quecomo nunca había hecho� y dejaríauna estela de pudrición, fango y desas-tre dondequiera que el agua y el sali-tre hicieron acto de presencia.

La totalidad de sus habitantes �2 167�fueron evacuados en la comunidad deNueva Isabela o en el preuniversitariode Sitiecito, en Sagua la Grande, pararegresar el lunes 11 a un amasijo de ta-blas, ropas mojadas, equipos flotantesy animales muertos: los esfuerzos detoda una existencia arrebatados depronto y el trabajo para sobreponerseque debía imperar: la vida estaba y si-gue siendo lo más importante.

La casa de enfrente

Roberto Álamo, de 83 años y consis-tencia fuerte, descansaba por las tar-des al costado de la iglesia de Isabela;en 1985, el huracán Kate le había arre-batado una parte al templo, y ahoraIrma solo dejó el piso de cemento puli-do; por eso Roberto se mudó de lugar ymedita en uno de los bancos del par-que. Desde allí, su casa, la grande delas tejas, le queda enfrente, una cons-trucción de madera abatida tambiénpor la fuerza de Irma.

�Hace como 30 y pico de años quevivo en esa vivienda, ahora se mojótodo, todo se fue abajo y repartimos ala familia para distintos lugares: el nie-to con la mujer para el reparto 26 y lanieta con la chiquita para donde viveel marido�.

Ahora en la casa quedan Roberto,su hijo y su nuera, afanados en recu-perar lo utilizable y en limpiar los ras-tros que dejaron cerca de dos metrosde agua salada apresada dentro delrecinto.

Levantó el piso de la casa �enseñala nuera de Roberto� la cocina tam-bién la desbarató, picó la meseta comosi fuera un serrucho, tuvimos que sa-car la ropa con fango de dentro del es-caparate y todavía hay cuartos a losque no les llegamos porque es muchoel trabajo.

Unas jornadas antes de que ocurrie-ra el desastre varios camiones se pu-

sieron a disposición de la poblaciónpara que evacuaran sus efectos elec-trodomésticos y la mayor cantidad deotras pertenencias.

Dice la nuera de Roberto que ellavio los camiones pero que tal vez faltóun poco de información, algunos nosabían para qué eran, otros no esta-ban seguros de para dónde irían suscosas, la mayoría se confió y entoncesal que el ciclón no le tumbó el hogar, leacabó con todo lo que tenía adentro.

La recuperación empiezapor uno

Una semana después de Irma, Isabelade Sagua era un sitio de ajetreo cons-tante, polvo, y desfile en la calle, de re-frigeradores, televisores y todo cuan-to el mar mojó y podía tener arreglo.

Las autoridades montaron variospuntos donde los técnicos se afana-ban en diagnosticar y reparar el dañoen la medida de lo posible, circuns-tancia más halagüeña para los refri-geradores, que casi siempre tuvieronsolución.

La recuperación comenzó de modopaulatino, en la medida en que el gol-pe duró más o menos entre los pobla-dores. Algunos todavía en shock, otrosque aún trabajan para devolver a susvidas los ritmos habituales.

Todos los sectores de la sociedad sevolcaron hacia Isabela de Sagua, bri-gadas de la empresa eléctrica deCienfuegos se ocuparon de restable-cer el servicio en un tiempo increíble,si se compara con la magnitud de lasafectaciones: casi la totalidad de pos-

Materiales de la construcción: arena, cemento, planchas de zinc� se expendena los damnificados a mitad de precio.

Vecinos de Isabela de Sagua no descansan hasta restablecer el ritmo habitual de sus vidasinterrumpido por el huracán.

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tes y cablerío tirados al suelo; similarpanorama en el ramo telefónico.

Se respondió rápido a las necesida-des del gas para cocinar; se repartiócomida elaborada en el caserío; alre-dedor de 400 camiones se enrolaron enlas tareas de limpieza. También seempezó a llevar el agua en pipas hastala localidad y a laborar con ímpetu paradevolver la sanidad arrebatada entreescombros y humedad estancada.

Fidel Morales, presidente del Con-sejo Popular, explica que los daños fue-ron inmensos, sobre todo, en el fondohabitacional. Un huracán sin prece-dentes, incluso comparado con el delaño 33 del siglo pasado, famoso por es-tos lares.

Para él, ha primado la capacidad delevantarse de los isabelinos, la ayudade los que conviven dentro y los deafuera, con muestras de solidaridaddesde diversos sitios del orbe. Y el de-seo de contar la historia, como parteya del pasado.

Hoy se reciben materiales de laconstrucción, techos de zinc y fibro-cemento, arena, cemento, y se entre-ga madera para las facilidades tempo-rales. De manera gratuita se facilitanfogones de keroseno a los más damni-ficados, así como colchones y cunascon prioridad para los niños menoresde tres años. También se oferta comi-da en conserva en los establecimien-tos del comercio y módulos de inducciónque �junto a los elementos construc-tivos� se expenden a mitad de pre-cio, bondades que según Fidel, abar-can a Isabela y a Nueva Isabela.

Irse hacia lo seguro

A las afueras de Isabela de Sagua, comoquien regresa a tierra firme, está elpoblado de Nueva Isabela, construidopara los isabelinos en 1985 cuando elciclón Kate hizo algunos estragos enla pintoresca península.

Dicen que entonces el huracán noafectó tantas viviendas y que cuandohabían sacado a la mitad de la pobla-ción, la otra mitad no se quiso ir y tam-bién que algunos regresaron, aferra-dos a la cercanía del mar, su fortuna ysus misterios.

Claro que la Nueva Isabela no separece a la antigua, con sus casas demadera de más de 100 años y la brisacaracterística de la costa abanican-do rostros y curtiendo pieles. Para lanueva se levantaron un conjunto deedificios y se ha intentado trasladarla historia de la comunidad, pero, eso

sí, queda a resguardo de la embestidadel mar cada vez que este se acuerdade lo que alguna vez le perteneció.

Lázaro Fernández, pescador todasu vida, mira desde el otro lado de lacallejuela lo que quedó de su vivien-da, con más de un siglo de erigida, pro-piedad �según cuentan� de algúnmagnate de la época que alquilabatodas las de esa calle en tiempos deveraneo.

�¡Ay, mi�ja!, aquí esto fue un desas-tre, se acabó todo, el mar se metió enla casa que dio el agua al pecho �lite-

ralmente� y la altura del fango era in-creíble, no quedó nada en pie�.

La casa permanece inclinada,apuntalada casi por las que le quedanal lado y el golpe ha sido tan duro queLázaro ya no piensa en el mar y susbondades la mayoría del tiempo, eseinstante en que se vuelve enemigopesaría más, siempre.

�Lo perdimos todo en un día y unose hace de las cosas con mucho sa-crificio y que de ahora para ahoritatú lo pierdas todo, no es fácil. Yo creoque si nos dieran algo �se refiere a

Katia Morales, isabelina, recibe cuna y colchón gratuitos para su hija de un año y mediode edad.

Comida en conserva al 50 por ciento de su valor en los establecimientos del comercio,módulo especial para las comunidades afectadas por Irma.

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otra vivienda� nos vamos a vivir paradonde sea�.

Y la familia, que espera el café cola-do en el carbón, lo aprueba.

De artistas y constructores

Cuando Alejandro Santos supo que enel parque de Isabela acampaba unabrigada de la Asociación HermanosSaíz (AHS) de la provincia, que habíallegado a trabajar junto a los poblado-res en las labores constructivas de sushogares y en el tiempo que quedara,en las noches, actuar para ellos en elmedio de la plaza, no se despegó másde los muchachos.

Alejandro, afectado en todas sus fun-ciones motoras por una complicacióndurante el parto, permanece junto a sumamá, Yilian Santos, en las oficinas deManejo Integral Costero, pertenecien-te al Ministerio de Ciencia, Tecnologíay Medio Ambiente (Citma); su casa-ofi-cina como él la llama, pues la verdade-ra sufrió derrumbe total luego de Irma.

Yilian Santos no puede estar másque agradecida y así lo expresa, portodas las atenciones brindadas y por-que haya personas que aún sin cono-cerlos se preocupen por ellos, sepreocupen por Alejandro.

Los muchachos de la AHS �acto-res, músicos, trovadores, artistas dela plástica� no solo llevaron a Isabelaun poco de alegría, sino también la es-peranza y el ejemplo de que el mejormodo de enfrentar la tragedia es tra-bajando y de que uno no puede sentar-

se a esperar que los problemas se re-suelvan solos.

Martillo en mano los artistas tra-bajaron como isabelinos en el levan-tamiento de viviendas temporales enalgunos puntos del poblado, al que vol-verán paulatinamente hasta verlo re-cobrado del abrazo fatal de Irma y elmar furioso que a veces lo rodea.

Dice Freddy Hernández Martínez,al frente de la idea, que provino de unanecesidad casi personal de brindarayuda a aquellos lugares que sufrie-

ron a Irma de modo más intenso, deno quedarse sin hacer nada. Y asíIsabela guarda ahora las huellas delos casi 30 jóvenes convocados, y queasistieron.

La esperanza se oyecomo un gallo

En la calle 12 de Isabela de Sagua solounos pocos animales sobrevivieron alpaso del huracán Irma, todavía no sesabe cómo, entre estos, dos puercos, ungallo y una gallina. La arremetida delmar dejó casi sin animales al caserío.

La casa familiar de Maritza, en esamisma dirección, fue abatida comple-tamente por el huracán, como casi to-das las de allí más pegadas a la costa.Durante dos noches durmieron ella ysu hermano sobre el techo con un pa-norama deprimente que ahora cambia,también por la acción de los mucha-chos de la AHS y su trabajo desmedido.

Pasará algún tiempo para queIsabela de Sagua recobre el alientoarrebatado de golpe y muchas másmanos harán falta para lograr el ob-jetivo. De uno y otro punto llega elruido de herramientas y las frasesalentadoras, dichas casi por obliga-ción, como para convencer tambiéna quien las suelta: lo que no se puedeperder es la vida.

En tanto, como a dos semanas deldesastre, el gallo sobreviviente de lacalle 12 decidió cantar por vez prime-ra. Y esto, ha traído a los vecinos unpoco más de confianza en lo por venir.

Nélida Cuadrado usa el fogón de keroseno que le entregaron de forma gratuita,en el local de la Secundaria Básica de Isabela de Sagua, donde permanecen la mayoríade los afectados por derrumbe total de vivienda.

En su casa-oficina, perteneciente al Citma, Yilian y Alejandro agradecen las atencionesbrindadas luego del paso del huracán.

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LA falta de visión provocada porla diabetes no fue suficientepara ocultarle el paisaje sombrío

del sábado 9 de septiembre, cuando ce-dió un poco el viento y su familia loacompañó a recorrer su pueblo natal,considerado por él como el batey máslindo de todos los centrales de la pro-vincia de Camagüey.

El ritmo constante de la recupera-ción no ha borrado aún el estupor enlos habitantes del Consejo Popular Bra-sil, que como Jesús Francisco FiallegaÁlvarez, apenas contienen el llanto alrecordar el impacto del ciclón sobre esacomunidad, cuyo centro histórico esMonumento Nacional desde 2011.

�Siempre he dicho que Jaronú esuna joya en el medio del monte y fuemuy triste ver, sobre todo, el parqueque perdió sus bellas palmas, los árbo-les, y la iglesia, a la cual se le dañó partede su cubierta de tejas, la puerta, lasventanas�, comentó el anciano, traba-jador azucarero hasta su jubilación.

En su vivienda, ubicada en uno delos sistemas de casas en tiras, diseña-

das originalmente para los obreros delcentral y sus familias, Jesús Franciscosufrió el embate de Irma, que le corriótodas las tejas de un alero y le inundóun cuarto con la lluvia.

�Nunca en mis 75 años había pasadoun susto tan grande. Hasta alrededorde las 11 de la noche estuvimos en lasala, pero ya sobre esa hora, con el vien-to que parecía como si un tractor searrastrara por el techo, decidimos res-guardarnos en el baño, que tiene unentretecho de placa�, contó.

En Brasil, más de 1 100 viviendas fue-ron dañadas por el meteoro, además deocho escuelas, el policlínico, varias ins-talaciones de servicio público, el pro-pio central azucarero y sus áreas decaña, y prácticamente todo el sistemaeléctrico y telefónico, estos últimos yarestaurados.

Este consejo popular del municipiode Esmeralda, en cuyas cercanías tocótierra el ojo del huracán, fue la zona másdañada de todo Camagüey, pero a me-nos de un mes del paso de Irma, el traba-jo no se ha detenido y ya se ven los pri-

meros destellos de recuperación de esajoya que tanto ama Jesús Francisco.

Recuperación con miradapatrimonial

José Rodríguez Barreras, director dela Oficina del Historiador de la Ciudadde Camagüey (OHCC), señaló que hoyel antiguo Jaronú es la prioridad en eltrabajo de la entidad, que cuenta con elapoyo del Consejo de Defensa Provin-cial (CDP) y de las máximas autorida-des del país para devolverle el brillo albatey, único en la Isla.

�Se construyó entre 1919 y 1921, conuna arquitectura de marcada influen-cia del sur de Estados Unidos, de dondeprovenía el capital fundamental quelevantó el central y la comunidad ale-daña, y que por su tipología, trazadourbano, materiales y grado de conser-vación, no tiene igual en Cuba�, expli-có Rodríguez Barreras.

�Es un esquema constructivo vul-nerable, sin embargo, muy bien edifi-cado y a pesar de la intensidad con queazotó el huracán, y de que los inmueblesson casi centenarios, los daños no fue-ron catastróficos en la parte histórica�.

El mayor impacto en el núcleo con-siderado Monumento Nacional fue enlas dos cuarterías, que perdieron la cu-bierta y sufrieron otros estragos, por locual 54 familias de las que habitan allípermanecen aún evacuadas en el Ins-tituto Politécnico Dagoberto RojasMontalván.

La recuperación de esos inmuebles�originalmente pabellones de peque-ñas habitaciones destinadas a los obre-ros sin familia que llegaban a trabajar aJaronú en tiempo de zafra, antes deltriunfo de la Revolución�, es de las pri-meras acciones para solucionar lasafectaciones en viviendas.

�En lo posible se recuperan las te-jas de barro, en su momento importa-das desde EE.UU., y la madera origi-nal, que se suman a los materiales deconstrucción asignados. El trabajo lorealizan brigadas de la Empresa deRestauración de la OHCC, de trabaja-dores por cuenta propia y del Ministe-rio de la Construcción�, acotó Rodrí-guez Barreras, quien señaló que setrabaja con un enfoque de restaura-ción, para conservar la arquitecturadel conjunto.

Algunas entidades que radicabanallí, como el banco, recibieron inmue-bles propios a partir de la recuperación,pues las cuarterías quedarán comple-tamente como residencias.

La recuperación del centro histórico del batey Jaronú, Monumento Nacional desde 2011,se realiza con un enfoque de restauración patrimonial.

Una joya recupera su brilloNi los más viejos pobladores pensaron que alguna vezverían un desastre semejante al que dejó el meteoroa su paso por el antiguo batey Jaronú, hoy Brasil

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La conservación se revertirá, enprimer lugar, en mayor calidad de vidapara los habitantes de Brasil, pues nosolo se interviene el patrimonio edifi-cado, sino también se restablecen ser-vicios ya existentes y se crean otros.

Crear mercados agropecuarios, larenovación del cine para incorporarleuna sala 3D y otra polivalente, y de lacasa de la cultura para añadir librería ybiblioteca; la instalación de un gimna-sio biosaludable, son algunos de los pro-yectos nuevos para el antiguo Jaronú.

Para que Brasil siga siendo esa joyaque encanta a Jesús Francisco Fialle-ga, incluso se investiga la carta de colo-res originales (verde, amarillo claro yrojo, según la memoria del anciano po-blador), así que cuando concluya la re-cuperación, el recuerdo de los días dejuventud del batey será un bonito rega-lo con el cual borrar de la memoria losestragos de la tormenta.

�Petropalmas�, o el triunfodel humor sobre la desgracia

Es sabido que el cubano es capaz dereírse de su propia desgracia y en elbarrio de Moscú, en las afueras del cen-tro urbano de Brasil, el buen humor esparte del combustible que mueve elhervidero de trabajo allí.

Un juego de palabras estimula la son-risa a quienes ya se les secaron las lágri-mas por la pérdida total de sus humildescasitas, luego de que Irma se ensañaracon una fuerza �de mil demonios�.

A las casas nuevas les llaman�petropalmas�, pues el ingenio popularlas equipara a las �petrocasas� venezo-lanas, de rápida construcción a partirde paneles de policloruro de vinilo, en-samblados y complementados con

otros materiales, y levantadas tambiénen otras regiones de Cuba.

La dura madera de palma real, nopor gusto uno de los símbolos naciona-les, se convirtió en la materia primaperfecta para devolverles las paredes alas 84 familias que en Moscú sufrieronderrumbes totales, y hoy ya están cer-ca de volver al calor hogareño.

Codo a codo con los obreros de laEmpresa Azucarera Camagüey, quie-nes asumieron la tarea de levantar lasnuevas viviendas en esa y en otras cir-cunscripciones, el matrimonio forma-do por Felino Álvarez Pardo y PaulaNaranjo Rojas trabajaba para acelerarlas labores de su nueva casita.

Ellos fueron de los que no calcula-ron bien la fuerza de Irma, y en mitad dela noche debieron dejar todo atrás e ir arefugiarse en una cooperativa cercana,para al regreso encontrar la casa par-

cialmente derrumbada y equipos y ali-mentos mojados.

�Fue feísimo el desastre �cuentaFelino mientras Paula asiente, comosi todavía no creyera lo que sucedió�pero estamos agradecidos a nuestraRevolución que nos ha ayudado y enmenos de un mes ya tenemos techootra vez, y hasta más cerca de dondevive nuestro hijo�.

En la acera de enfrente, LeonidesDíaz Agüero y Xiomara Matos Cabre-ra también esperaban por mudarse asu nueva casa, que aun sin terminar,ya está en mejores condiciones que laque tenían antes. �La nuestra se cayócompleta, pero no perdimos ningúnequipo ni otros bienes porque nos eva-cuamos a tiempo�, explicó Leonides,mientras hacía una pausa en su enér-gico andar de un lado a otro, en apoyo alas fuerzas constructoras.

La satisfacción de los habitantes deMoscú está justificada. Sus nuevas ca-sas, muchas ya pintadas y casi listaspara entregar a sus moradores, poseenbuena estética, son confortables y só-lidas, pues la madera de palma se com-plementa con techos de tejas de fibro-cemento fijados con ganchos, pisosfundidos y baños de mampostería conmuebles sanitarios.

�Por supuesto, ante otro huracánesos techos deberían ser protegidoscomo se recomienda entre las medidaspara reducir riesgos ante desastres, peroson viviendas fuertes�, consideróOsvaldo Llorca Cañete, especialista dela Empresa Contratista General deObras de la Construcción Dovel, quesupervisa las labores en las �pe-tropalmas�.

Mayda Gómez Valdés (izquierda), presidenta del Consejo Popular Brasil, sigue bien de cercalas labores de recuperación en su pueblo natal.

Las cuarterías de Jaronú quedarán reparadas completamente para volver a acogera las familias que habitaban allí y aún permanecen evacuadas.

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Con 36 metros cuadrados, las nuevascasas de Moscú cuentan con portal, doscuartos, cocina-comedor y un bañoanexo, y se entregan con corriente eléc-trica instalada, agua y fosa séptica, con-diciones apropiadas de habitabilidad.

Al frente de los cientos de hombres,que no paran de trabajar desde el iniciode la recuperación, está una mujer quemontó un puesto de mando en la salade una de las pocas casas que allí que-daron en pie, y lleva las labores con lamisma organización con que dirige enla empresa.

Melba García González, directoraadjunta de la Empresa AzucareraCamagüey, distribuyó entre las coope-rativas, unidades de producción y otrasentidades azucareras, la responsabili-dad sobre cada grupo de casas, y en es-trecha relación con los delegados deMoscú y otras circunscripciones afec-tadas, chequea cada día los avances.

Ella dio fe de que aunque rápida, laconstrucción de casas de palma no esfácil, pues la obtención de la madera ysu procesamiento son tareas comple-jas; hay que ir a buscarla donde hayancaído los árboles y de cada uno se sa-can ocho tablas, en tanto cada viviendalleva 150.

El trabajo de la Empresa AzucareraCamagüey en Moscú y otras comuni-dades del Consejo Popular Brasil esejemplo de responsabilidad empresa-rial ante la sociedad y sus propios obre-ros, pues muchos se cuentan entre losdamnificados.

La producción de azúcar, actividadeconómica fundamental de la región,todavía tiene pendiente una tarea enor-me: alistar el central para la veniderazafra, a poco más de dos meses de suinicio.

Un coloso herido

En su siniestro recorrido por las cer-canías de Brasil, el huracán Irma nopodía dejar indemne al corazón de estepueblo, que todavía palpita herido y si-lencioso, mientras brigadas de te-chadores de Santiago de Cuba, LasTunas y del central Batalla de las Guá-

simas, en Santa Cruz del Sur, del pro-pio territorio agramontino, participanen su recuperación.

Las cubiertas fueron las más daña-das en el central azucarero, que en losaños 50 del siglo pasado fue considera-do el mayor productor del orbe, con lamolienda de más de un millón de sacosdel alimento en una contienda.

El molino, las áreas de generaciónde vapor, de purificación y evaporación,los tachos, el almacén de azúcar, la plan-ta eléctrica, en fin, casi todo el ingenio,sufrieron los vientos sostenidos de has-ta 104 kilómetros por hora y rachas su-periores a los 200.

Pero, al parecer encaprichado endejar el mayor daño posible, el hura-cán se ensañó en el taller de ma-quinado, donde se conservan las piezasdesmontadas del central tras la últimazafra, y derribó sobre él dos naves, locual acarreó el atraso de unos cuantosdías del mantenimiento de la maqui-naria de la fábrica.

Sobre el amasijo de hierros, ArgelioFidel Rivero Delgado, el director, con-tó más de 3 600 tejas de zinc levantadaspor los vientos, aunque explicó que se

recuperó ya el techo del molino y seconcluye el área de generación de va-por y la centrífuga.

�Recuperar el central, donde laboran476 personas, es prioridad, pues de esodepende en gran medida la vitalidad eco-nómica de la comunidad de Brasil, y aquínadie quiere tiempo muerto�, aseguró.

Al lado del pueblo

Sin tiempo aún para solucionar los pro-blemas que Irma les dejó a ella y su fa-milia, Mayda Gómez Valdés, presiden-ta del Consejo Popular Brasil, conoceal dedillo cada daño provocada por elciclón, puede citar con nombres y ape-llidos a los pobladores más afectados, ysigue muy de cerca las labores de recu-peración.

�Fueron días muy duros, pero la tris-teza va pasando, porque a medida quese recuperan viviendas, la electricidady las comunicaciones, las escuelas paralos niños, las instituciones culturales,retornan también la esperanza y lafuerza a los habitantes del antiguoJaronú�, comentó.

�Al abrir los ojos el día 9 de septiem-bre y ver devastado nuestro pueblo,nadie pensó que en menos de un mesya se habría avanzado tanto, y aunquequeda mucho por resolver, la opiniónde la gente es muy favorable, porqueenseguida recibimos el apoyo de las au-toridades de la provincia y la solidari-dad�, expresó la representante del Po-der Popular.

La conformidad en Jaronú no ganaterreno, y aprovechando la efervescen-cia de la recuperación, se lanzan nue-vos proyectos no solo para rescatar loque Irma hirió, sino también para ma-terializar servicios que no existen o seperdieron en el pueblo con el paso delos años.

�Aspiramos a tener una sala derehabilitación y una casa de abuelos,pues nuestra población envejece; un es-tablecimiento de servicios técnicos delhogar; un mercado donde los produc-tores agropecuarios puedan vender susproductos con mayor calidad y confort;una tienda recaudadora de divisas�,señaló Mayda.

Jesús Francisco Fiallega, desde lasombra de su portal y la relajación quele brinda el suave balanceo de su co-lumpio �casi todas las casas del centrode Brasil tienen uno� parafraseó al his-tórico líder vietnamita Ho Chi Minh,para resumir la voluntad que mueve alos habitantes de su pueblo: �Jaronú vaa quedar 10 veces más lindo�.

DELFINA María Rodríguez, vicepresidenta del Consejo de Defensa Munici-pal en Esmeralda, aseguró que Brasil fue el consejo popular más afectado

por el huracán Irma. De las más de 6 000 viviendas dañadas en todo el muni-cipio, más de 1 100 se contabilizaron allí, desglosadas en:

-272 derrumbes totales de viviendas-43 derrumbes parciales de viviendas-277 pérdidas totales de techos-516 pérdidas parciales de techos

Jesús Francisco Fiallega Álvarez, de 75años, nunca había sentido un susto tangrande en la vida comoel que le causó Irma.

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