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6 13 de abril de 2018 CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES En el Grito de Demajagua se consagraron como principios del pueblo cubano la conquista de la independencia absoluta y de la justicia social, que en 1868 tenía que partir necesariamente de la abolición de la esclavitud Por PEDRO ANTONIO GARC˝A L día amaneció gris, con una pertinaz llovizna. Carlos Ma- nuel de CØspedes, el Presi- dente Viejo, como le llamaban los serranos, resolvió no visitar aquella maæana a su amigo MillÆn. Abrió su diario en la pÆgina fechada el 27 de febrero y consignó allí sus impre- siones sobre algunos personajes conocidos, como si le invadiera una rara premonición, como si intuyera que aquel iba a ser su œltimo viernes. Vino el œnico ajedrecista de la zona que podía medir fuerzas con Øl y sobre el tablero escaqueado em- pezó un combate de peones y alfiles. Luego paseó por el caserío. Por sus callejuelas, eludió herbazales y lodo. Entró en una choza, donde una descendiente de esclavos le ofreció una tacita rudimentaria, llena de cafØ. Ella le llamó una vez pre- sidente, amo y Øl le reconvino: LlÆmeme mejor amigo, hermano. Llegó una serranita de bellos ojos, que ya llevaba un hijo suyo en sus entraæas, y desde un taburete que le ofrecieron enseguida, le miraba con ternura. Luego lo secuestraron los niæos, a quienes les enseæaba las letras, las cuatro tablas, lo que debía saberse de hombres ilustres, países remotos, plantas y peces. En la chiquillada brillaba toda la gama de colores del etnos cubano, sin exclusiones, como era lógico suponer en alguien que, al convocar a la lucha al pueblo cubano, abogó por la abolición de la escla- vitud y el sufragio universal. En esos momentos, no muy lejos de allí, una patrulla espaæola avan- zaba por la manigua, desbrozando monte. Bayamo 1819 Nació el 18 de abril de 1819 en una casa situada en el callejón de la Burruchaga, hoy Maceo, entonces de una sola planta, pues el piso superior que ostenta actualmente (allí se ubica el Museo Casa Natal del prócer), fue aæadido por inquilinos posteriores. Sus padres fueron Jesœs María CØspedes y Luque, bayamØs, y Francisca de Borja Castillo y Ramírez de Aguilar, camagüeyana. Cuatro hermanos tuvo: Borjita, llamada como la madre, quien se encargara en el destierro, durante la guerra, de toda la familia. Francisco Javier, nacido en 1821, el œnico de los CØspedes y Castillo que E Dos banderas de lucha Dos banderas de lucha Al abogar por el sufragio universal, CØspedes le otorgaba al antiguo esclavo los mismos derechos que al amo, de elegir y ser elegido. Autor no identificado

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6 13 de abril de 2018

CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES

En el Grito de Demajagua se consagraron como principiosdel pueblo cubano la conquista de la independencia absolutay de la justicia social, que en 1868 tenía que partirnecesariamente de la abolición de la esclavitudPor PEDRO ANTONIO GARCÍA

L día amaneció gris, con unapertinaz llovizna. Carlos Ma-nuel de Céspedes, �el Presi-

dente Viejo�, como le llamaban losserranos, resolvió no visitar aquellamañana a su amigo Millán. Abrió sudiario en la página fechada el 27 defebrero y consignó allí sus impre-siones sobre algunos personajesconocidos, como si le invadiera unarara premonición, como si intuyeraque aquel iba a ser su último viernes.

Vino el único ajedrecista de lazona que podía medir fuerzas con ély sobre el tablero escaqueado em-pezó un combate de peones y alfiles.Luego paseó por el caserío. Por suscallejuelas, eludió herbazales y lodo.Entró en una choza, donde unadescendiente de esclavos le ofrecióuna tacita rudimentaria, llena decafé. Ella le llamó una vez �pre-sidente�, �amo� y él le reconvino:�Llámeme mejor amigo, hermano�.Llegó una serranita de bellos ojos,que ya llevaba un hijo suyo en susentrañas, y desde un taburete que leofrecieron enseguida, le miraba conternura.

Luego lo secuestraron los niños,a quienes les enseñaba las letras, lascuatro tablas, lo que debía sabersede hombres ilustres, países remotos,plantas y peces. En la chiquilladabrillaba toda la gama de colores deletnos cubano, sin exclusiones, comoera lógico suponer en alguien que, alconvocar a la lucha al pueblo cubano,abogó por la abolición de la escla-vitud y el sufragio universal.

En esos momentos, no muy lejosde allí, una patrulla española avan-zaba por la manigua, desbrozandomonte.

Bayamo 1819

Nació el 18 de abril de 1819 en unacasa situada en el callejón de laBurruchaga, hoy Maceo, entoncesde una sola planta, pues el pisosuperior que ostenta actualmente(allí se ubica el Museo Casa Natal delprócer), fue añadido por inquilinosposteriores. Sus padres fueron JesúsMaría Céspedes y Luque, bayamés,y Francisca de Borja Castillo yRamírez de Aguilar, camagüeyana.Cuatro hermanos tuvo: Borjita,llamada como la madre, quien seencargara en el destierro, durantela guerra, de toda la familia.Francisco Javier, nacido en 1821, elúnico de los Céspedes y Castillo que

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Dos banderasde luchaDos banderasde lucha

Al abogar por el sufragio universal, Céspedes le otorgaba al antiguo esclavo los mismosderechos que al amo, de elegir y ser elegido.

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logró ver el fin de la dominaciónespañola en Cuba. Ladislao muriódurante la guerra y no se tienenimágenes de él. A Pedro María,nacido en 1825, lo fusilaron losespañoles en 1873, cuando lo de laexpedición del Virginius.

Carlos Manuel pasó su niñez en elcampo, en las haciendas de su padre.Según sus coetáneas, era un joven-cito fuerte e indómito, muy sim-pático y elegante, bien parecido,aunque de pequeña estatura. Yaadulto lo describen robusto, bienproporcionado, de fuerte constitu-ción y ágiles movimientos. Dicenque se distinguía en el baile, la equi-tación y la esgrima, que era casiimbatible jugando al ajedrez. Teníafama de buen cazador y fina punte-ría. Asegura el patriota FernandoFigueredo que nunca le vio fumar,ni alzar una copa.

A los 16 años marchó a La Habana,donde obtuvo su título de bachilleren Derecho civil. Pudo habersequedado en la capital pero leaguardaba en Bayamo su dos ve-ces prima María del CarmenCéspedes y López del Castillo, conquien contrajo matrimonio el 18 deabril de 1839. Ella murió el 19 de enerode 1868, a los 47 años de edad. Tuvierontres hijos: el primogénito, CarlosManuel de Céspedes y Céspedes,coronel mambí en el 68, quien a suvez tuvo cinco hijos; una niña, Car-

Ante el estandarte confeccionado por Cambula, todos, hombres libres y antiguos esclavos,prestaron el solemne juramento de vencer o morir.

men, que murió muy joven, y Oscar,combatiente también de la guerray fusilado por los españoles en Ca-magüey el 29 de mayo de 1870, conapenas 23 años.

Al enviudar, Céspedes inició re-laciones con Candelaria Acosta, aquien llamaban Cambula, perte-neciente a una familia de asalariadosque trabajaban y residían en suingenio Demajagua. Él rondaba los50 años, ella tenía entonces 17 y porlo que han dicho quienes la cono-cieron, estaba muy lejos de ser lapeligrosa vampiresa de boca roja ysenos nacientes que algunas mentescalenturientas describen hoy. A suedad, muchas adolescentes delpropio Manzanillo, Bayamo y San-tiago de Cuba en el siglo XIX yahabían contraído nupcias y eranmadres. Mariana Grajales, a los 17,ya le había parido un varón a Fruc-tuoso Regueiferos.

Cambula y Carlos Manuel tu-vieron dos hijos: Carmen, nacidadespués del alzamiento, y CarlosManuel, en Jamaica, adonde el padreenvió a Cambula y su pequeña afinales de 1871.

Especulaciones gratuitas

Algunos autores, ignorantes de suignorancia, afirman festinadamenteque Céspedes se fue a la guerra porestar arruinado y que �nunca, mo-viendo las ruedas de La Demajagua

con el sudor esclavo, iba a recu-perar los 81 000 dólares que invirtióen ella�. Nada más lejos. En primerlugar, en el ingenio Demajagua (yno La Demajagua, como se llamaactualmente la comunidad erigidacerca del Parque Nacional), unode los más rentables del Orientecubano según Álvaro Reinoso,prevalecía la mano de obra libre,trabajaban más de medio centenarde asalariados. En cuanto a lahipoteca, se contrajo para ga-rantizar un préstamo con vistas anuevas inversiones y no por deudasapremiantes.

Ignoran igualmente que la pro-piedad que más ganancias le rendíaera la hacienda ganadera La Juntaasí como los tres corrales que teníaentre Manzanillo y Campechuela.Aparte de otras estancias de supertenencia, cuya existencia cono-cemos gracias a los hallazgos en losarchivos del investigador gran-mense Aldo Naranjo.

En sus fincas prefería la mano deobra libre a la esclava, como sucedíaen Demajagua. A quienes cuidabansus corrales los dotó de rifle, caballoy perros, lo que causó consternaciónen las autoridades españolas. �¿Có-mo usted va a armar a los negros?�,protestaron las autoridades colo-nialistas. �¿Y cómo quiere usted quedefiendan mi ganado de los perrosjíbaros?�, se justificaba el bayamés.Después, en la guerra, la puntería desus corraleros devenidos mambises,adquirida en cazar ladradores, hizoestragos en las filas del ejércitoespañol.

Ingenio Demajagua, 1868

En 1928 relató Cambula a un perio-dista: �El ocho o nueve de octubre,vino a verme Carlos Manuel para queyo le hiciera una bandera cubana.Él mismo me pintó en un papel eldiseño, indicándome los colores quedebía llevar [...] Yo entonces des-baraté mi mosquitero, que tenía telaroja, descosí un vestido azul de miuso y con una pieza de tela blancaque tenía sin usar, me puse a hacerla bandera en la sala de mi casa,cosiéndola a mano.

�La estrella la dibujó en un papelEmilio Tamayo, un joven que habíavenido a unirse a la acción revolu-cionaria [...] Cuando la banderaestuvo terminada, Carlos Manuel medijo, poco más o menos, lo siguiente:

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Casa natal, tal como se conserva hoy.

La campana delingenio llamó porúltima vez aformación.

�Tómala, dásela a Tamayo y grítale anuestras fuerzas que antes mueranque entregarla al enemigo��.

El Grito de Demajagua

A partir de la medianoche fueronllegando de las fincas y los bateyesaledaños a la hacienda Demajagua,decenas de blancos, negros y mulatoslibres. Al amanecer ya eran más de500 y según algunas fuentes, en lassiguientes horas sobrepasaron los700. Tiempo después, a media maña-na, la campana del ingenio llamó porúltima vez a formación. Céspedes sedirigió primero a los hombres libres,varios de los cuales eran trabaja-dores de su hacienda: �Ciudadanos,ese sol que veis alzarse por la cumbredel Turquino viene a alumbrar elprimer día de libertad e indepen-dencia de Cuba�.

Después hizo reunir a la dotaciónde su ingenio. �Ciudadanos, hastaeste momento habéis sido esclavosmíos. Desde ahora sois tan librescomo yo. Cuba necesita de todos sushijos para conquistar su indepen-dencia. Los que me quieran seguir,que me sigan: los que se me quieranquedar, que se queden. Todos se-guirán tan libres como los demás�.La mayor parte de su auditorio seincorporó a la sublevación.

Céspedes mostró a todos lospresentes la bandera de la Revo-lución, confeccionada la nocheanterior por Cambula. Ante el es-tandarte, según testimonio delmayor general mambí BartoloméMasó, �prestaron todos el juramento

solemne de vencer o morir, antes quevolver a ver hollado el suelo de laPatria por ninguna de las tiranías�.

El Héroe del 10 de Octubre enton-ces exclamó emocionado: �Enho-rabuena, sois unos patriotas va-lientes y dignos. Yo por mi parte juroque os acompañaré hasta el fin demi vida [...]�. Uno de los presentes�ni la Historia ni la tradición qui-sieron recoger su nombre�, gritó:�¡Independencia o muerte!�, a lo quetodos replicaron: �¡Viva Cuba libre!�.

El Manifiesto del10 de Octubre

La historiografía tradicional, durantecasi toda la neocolonia, trató deminimizar la importancia del do-cumento que Céspedes dio a conocerel mismo día en que encabezó el gritode independencia: el �Manifiesto dela Junta Revolucionaria de la Isla deCuba dirigido a sus compatriotas y atodas las naciones�, más conocidoentre nosotros como el �Manifiestodel 10 de Octubre�.

En él se exponían y argumentabanlas causas del levantamiento: �Nadieignora que España gobierna a la Islade Cuba con un brazo de hierroensangrentado, no solo no le deja

seguridad en sus propiedades arro-gándose la facultad de imponerletributos y contribuciones a su antojo,sino que teniéndola privada de todalibertad política, civil y religiosa, susdesgraciados hijos se ven expulsadosde su suelo a remotos climas o eje-cutados sin forma de proceso porcomisiones militares establecidas enplena paz con mengua del poder civil.La tiene privada del derecho dereunión como no sea bajo la pre-sidencia de un jefe militar: no puedepedir el remedio a sus males sin quese le trate como rebelde y no se leconcede otro recurso que callar yobedecer�.

Al cerrar toda posibilidad de diá-logo, puntualizaba Céspedes, solo alos cubanos les quedaba una opción.�Cuando un pueblo llega al extremode degradación y miseria en quenosotros nos vemos, nadie puedereprobarle que eche mano a lasarmas para salir de un estado tanlleno de oprobio [...] La Isla de Cubano puede estar privada de los de-rechos que gozan otros pueblos�.

�[...] Solo queremos ser libres eiguales como hizo el Creador a todoslos hombres�, se subraya en otromomento del Manifiesto. Y luego se

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Grabado del sigloXIX que refleja elestado en quequedó el ingenioDemajagua trassufrir el intensocañoneo y saqueopor parte de lastropas españolas.

afirma: �Nosotros consagramos estosdos venerables principios; nosotroscreemos que todos los hombres somoshermanos [...] Admiramos el sufragiouniversal�. De esta forma, en la cues-tión racial, Céspedes se distancia deotros pensadores cubanos como JoséAntonio Saco y José de la Luz yCaballero, y del reformismo al estilode Pozos Dulces y Morales Lemus,quienes abogaban, aunque desdevariados matices, por la aboliciónde la esclavitud, pero obviaban men-cionar todo lo referente a la justiciasocial.

El Héroe del 10 de Octubre no soloplasmó sus criterios en el manus-crito, sino que lo llevó a la práctica:liberó a sus esclavos y los exhortó aincorporarse, como ciudadanos coniguales derechos que la poblaciónblanca, al Ejército Libertador. Y alabogar por el sufragio universal leotorgaba al antiguo esclavo losmismos derechos que al amo deelegir y ser elegido.

En el transcurso de la Guerra del68, Céspedes seguiría actuandocon igual coherencia: tanto en el go-bierno mambí de Bayamo, cuandolos insurrectos tomaron esta ciudad,como en el Ejército Libertador, pro-movió a altas responsabilidades apatriotas negros y mulatos.

Algunos historiadores han esgri-mido fuertes críticas en su contraporque en el Manifiesto abogó por �laemancipación gradual y bajo in-demnización de la esclavitud�. Enprimer lugar, el abogado bayaméssolo podía ofrecer como ejemplo sugesto del 10 de Octubre, pero no teníapotestad ni poder para imponer sucriterio al resto de los indepen-dentistas. No podemos olvidar que nosolo para los terratenientes occi-dentales, sino para muchos de loshacendados villareños y camagüe-

yanos que abrazaban la causa delindependentismo, era indiscutible elrequisito de indemnización. Incluso,cuando la Cámara de Represen-tantes, órgano supremo del gobiernomambí constituido en Guáimaro enabril de 1869, decretó la abolición dela esclavitud, estipuló que �oportu-namente serán indemnizados losdueños de esclavos�.

Por otra parte, el precepto cons-titucional que abolía implícitamen-te la esclavitud fue letra muerta,pues la Cámara de Representantesde la República de Cuba en Armas,una vez constituida, acordó el 5 dejulio de 1869 un Reglamento deLibertos que, como acertadamenteafirman los investigadores Jorge eIsabel Castellanos, en la prácticafuncionó como el sustituto vergon-zante de una ley reguladora de laesclavitud.

Fue Céspedes quien, encabezandoel abolicionismo radical mambí,suscribió el 25 de diciembre de 1870una circular que proclamó la li-quidación del Patronato y el fin de laesclavitud en el campo insurrecto.

Ana

El 10 de abril de 1869, los principa-les jefes insurrectos se reunieronen Guáimaro para dotar a los cu-banos de una constitución y de unGobierno. Allí Carlos Manuel cono-ció a Ana de Quesada. Ella afirma-ría años después: �Yo estuve entrelas jóvenes camagüeyanas que,siguiendo a nuestros mayores,fuimos a Guáimaro a presenciar elnacimiento de un pueblo. Al oír aCéspedes hablar de todos sus an-helos y propósitos por el bien de laPatria, experimenté en mi alma unaemoción nueva, casi religiosa�.

Ana de Quesada y Loynaz habíanacido en Camagüey el 16 de febrero

de 1842. Dicen que era hermosa,bondadosa, dulce, de modales deli-cados y una cultura poco común parauna mujer de su tiempo. Durante laguerra y en la emigración se revelócomo una mujer de carácter. Ella yCarlos Manuel se casaron el 4 denoviembre de 1869, en plena mani-gua. Su primogénito Oscarito fallecióde corta edad. Embarazada de dosmeses, Céspedes la envió al ex-tranjero, en donde nacieron CarlosManuel y Gloria de los Dolores.

Independencia o Muerte

�Al honorable señor C. Sumner: LaRevolución de Cuba, este levan-tamiento de una pequeña coloniaeuropea en América contra su des-pótica, y relativamente poderosametrópoli, no ha sido juzgada conexactitud y precisión por todos losque a ella han dedicado su atención[�] Cerca de tres años cuenta laguerra y en ese intermedio Españaha enviado a la Isla como 60 000 sol-dados y ha aumentado sus fuerzasnavales hasta llegar a tener en con-diciones hasta 83 buques en las costasde Cuba operando el bloqueo, graciasen parte al auxilio sacado de ese país(USA) con la construcción, arma-mento y equipos de 30 cañonerasde vapor [�].

�A la imparcial historia corres-ponderá juzgar si el gobierno de esaRepública ha estado a la altura de supueblo y de la misión que representaen América, no ya permaneciendosimple espectador indiferente de lasbarbaries y crueldades ejecutadosa su propia vista por una potenciaeuropea monárquica contra sucolonia, que en uso de su derecho,rechaza la dominación de aquellapara entrar en la vida independiente,(siguiendo el ejemplo de EstadosUnidos) sino prestando apoyo indi-

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El lugar dondeenfrentó a lapatrulla española,cerca del caseríode San Lorenzo, enel estadoen que se hallaba ainicios del siglo XX.

�Nunca vivo me tomarán prisionero�.

recto material y moral al opresorcontra el oprimido, al fuerte contrael débil, a la monarquía contra laRepública, a la Metrópoli europeacontra la colonia americana, alesclavista recalcitrante contra ellibertador de cientos de miles deesclavos. Mas, no por eso ha men-guado la consideración del pueblode Cuba hacia el de los EstadosUnidos, ambos son hermanos ypermanecen unidos en espíritu apesar de la conducta de la admi-nistración de este último, que no mecorresponde calificar [�].

�Tarde o temprano, el gobierno delos Estados Unidos se atemperará,en la cuestión de Cuba, a la opiniónpública, abiertamente pronunciadapor el reconocimiento de los repu-blicanos de Cuba como beligerantes.No obstante, llegue o no llegue esedía, la Revolución Cubana vigorosaes ya inmortal; la República venceráa la monarquía, el pueblo de Cuba,

lleno de fe en sus destinos de libertad,y animado de inquebrantable per-severancia en el sendero del he-roísmo y de los sacrificios, se harádigno de figurar, dueño de su suerte,entre los pueblos libres de América.Nuestro lema es y será siempre:Independencia o Muerte. Cuba nosolo tiene que ser libre, sino que nopuede ya volver a ser esclava�.(Carlos Manuel de Céspedes, LasTunas, agosto 10 de 1871).

Charles Sumner (1811-1874) fuesenador por Massachusetts en variaslegislaturas. Simpatizante de la Re-volución del 68, se opuso a la inter-vención de Estados Unidos en elconflicto y a la anexión de Cuba porparte del imperio.

Bijagual

No fue la justicia de un pueblo enarmas sino la maldad de ciertoshombres lo que le desterró a SanLorenzo y le negó protección alguna,como merecía una personalidad desu renombre. Incluso en Bijagual,cuando su deposición como presi-dente, no mayoreó el patriotismo, sinoel rencor y la animadversión, apo-yados por fusiles y machetes desoldados manipulados e ingenuos.Según el historiador Rafael Acosta de

Arriba, �hubo ilegalidad, el quórummínimo aprobado por la constitucióny la ley electoral era de nueve, cuandoSalvador Cisneros Betancourt, unpoco aparentando escrúpulos, ciertopudor, se retira de la votación y elgrupo de la cámara que está reunidopara deponer a Céspedes se quedasin quórum mínimo, ahí hay una vio-lación. En segundo lugar, el sucesorlegal era el vicepresidente de larepública, Aguilera, que estaba enmisiones en Nueva York, y no Cisne-ros, como sucedió�.

�Legal no fue, desde el punto devista ético�, apunta Eusebio Leal,quien además señala: �El acto vir-tuoso, extraordinario de su parte, loque convierte a Céspedes en el padrede verdad, es haber aceptado eseveredicto, porque como abogadotenía un apego al concepto de la leyy a la autoridad a la constitución queél había reconocido�. Aunque tam-bién, preocupado por la ya tan res-quebrajada unidad entre los inde-pendentistas, prefirió que fueraninjustos con él antes que crear uncisma en el campo mambí, comohubiera pasado si él hubiera hechoresistencia al dictamen de la Cá-mara. Pero en definitiva el cisma seprodujo tras su muerte.

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Durante tres largos meses, des-pués de su deposición, el PresidenteViejo, permaneció atado al Go-bierno, cuyos funcionarios no per-dieron oportunidad de vejarlo yhumillarlo. El 27 de diciembre de1873, se le autorizó a permanecer enCambute. Ante el avance de losespañoles, el 23 de enero de 1874 tuvoque trasladarse a la prefectura deGuaninao, que regía el entoncescapitán José Lacret Morlot y a laque pertenecía el caserío de SanLorenzo. En este sitio vivió CarlosManuel de Céspedes los últimos 34días de su vida.

San Lorenzo, año cero

La patrulla española continuó avan-zando, llegó a un descampado, a lavista del caserío. Una niña avisó a losserranos de la presencia del enemigo.Céspedes trató de escapar por elcamino del barranco, con los penin-sulares detrás. Corría con dificultady dos veces se detuvo para dispararcontra sus perseguidores, quienes ledieron alcance. El bayamés volvió adisparar, pero uno de aquellos hizofuego primero.

El chaleco se le fue humede-ciendo debajo de la tetilla izquierda

y rodó cuatro metros barrancoabajo. Ya lo había advertido tiempoatrás: �Nunca vivo me tomaránprisionero�.

Fuentes consultadasCarlos Manuel de Céspedes. Escritos,compilación de Fernando Portuondo yHortensia Pichardo. Carlos Manuel deCéspedes. El Diario perdido, de EusebioLeal. Facetas de nuestra historia y Dosfechas históricas, ambos de HortensiaPichardo, La forja de una nación, deRolando Rodríguez. Los silencios que-brados de San Lorenzo, de RafaelAcosta de Arriba.

IEMPRE he pensado que los quereflexionamos y escribimos sobrela historia guardamos por lo

general algunas imágenes fijas enla mente acerca de determinadospersonajes y hechos, imágenes que sonrecurrentes, que no nos abandonannunca y que se constituyen como una

Las claves estánen San Lorenzo

Asistió [Céspedes] en lo interior de su mente al misteriodivino del surgimiento de un pueblo José Martí

Por RAFAEL ACOSTA DE ARRIBA*

resultante híbrida de nuestras in-vestigaciones y de la opinión que nosvamos formando sobre ellos. Sonimágenes sobre las que nos gustaríaescribir alguna vez librándonos untanto de los moldes y fórceps aca-démicos. Me refiero, en mi caso y sobrela figura de Carlos Manuel de Céspedes

en particular, a imágenes que me heforjado sobre su estancia en SanLorenzo, por espacio de poco más deun mes, durante los días finales de suexistencia.

Es preciso volver sobre su diario ycorrespondencia de campaña, paraencontrar, a partir de una relecturacuidadosa, nuevas ideas o quizásconfirmaciones de antiguas certi-dumbres. La proximidad del sesqui-centenario de la revolución de laDemajagua y del bicentenario deCarlos Manuel de Céspedes invita aun nuevo repaso. Me remitiré, demanera particular, a sus 34 últimasjornadas de vida, en la creencia deque en ese breve período y lugar seencuentran algunas claves funda-mentales para el análisis del pen-samiento cespediano.

El hombre que lo recibió en laprefectura de San Lorenzo, JoséLacret y Morlot, recordó años des-pués, en 1904, el momento en queconoció personalmente al Iniciador:�Céspedes llegó de noche, escoltadopor una pequeña fuerza�1. Uno de lossoldados, escribe, le entregó un docu-mento a Lacret en el que se decía queel expresidente iba �en calidad deresidenciado�. Lacret recordó en esetestimonio que no entendió lo queexpresaba el documento y se lo mostróa Céspedes buscando claridad, �quiensereno, sin inmutarse, lo leyó y le dijo:joven, esa comunicación quiere decirque no podré moverme del lugar queusted me señale, sin expresa orden deusted�. Comenzó así la recta finalde su existencia, con la confirmaciónde una incómoda y dura verdad (a laque había llegado desde el mismomomento de su deposición), la de queera un hombre vigilado por sus propios

Su decisión de liberar a sus esclavos e invitarlos a formar parte del Ejército Libertador,su política de ascenso a altos grados militares a mambises negros y mulatos hablan de susconcepciones sobre el papel de los negros en el futuro social del país.

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compatriotas, una suerte de pri-sionero político.

Apuntes reveladores

A partir de su diario póstumo sepueden reconstruir aquellas jornadasfinales de una vida entregada porcompleto a la causa de la inde-pendencia de Cuba. Céspedes anotaen el cuaderno que él había sugeri-do, en algún momento de la guerra,al brigadier José de Jesús Pérezque fomentara una población enSan Lorenzo y ahora es él quien lle-ga a residir al lugar. Es una coinci-dencia como para no pasarla por alto:el fundador va a morir en el terrenode la fundación, el genitor en sufecundidad.

Vale la pena repasar las líneasaxiales que atraviesan transver-salmente el diario. Como en sus dia-rios anteriores, en este abundan lasdescripciones de la flora y la geogra-fía cubanas. Y también descripcionesde la gente sencilla con la que alternódurante esos días. Gracias a esa ca-pacidad narrativa podemos acom-pañarlo en su estancia en San Lo-renzo, la cima de una montaña de laSierra Maestra, hacia el sur, verda-dero nido de águilas, un pico todavíahoy difícil de acceder.

El autor utiliza una prosa limpia,rápida y precisa. Lezama Lima lo

Debemos entender su diario como un librofundacional, no solo de la denominada�literatura de campaña� de las guerrasindependentistas, sino también de lagénesis de la nación cubana.

advirtió en uno de sus dos textos sobreel bayamés cuando alabó una frasedel diario cespediano que calificó deexcepcional y concluyó: �hay queesperar a que llegue José Martí paraver frases como esa saltar con muchamás frecuencia�. Esta observación deLezama tuvo su continuidad en laexégesis de otro poeta atento a laescritura cespediana. Escribió muchodespués Víctor Fowler, de maneracoincidente: �Sin saberlo, ¿o sabién-dolo?, crea Céspedes el espacio en elque veinte años más tarde le seráposible desplazarse a la formidableprédica martiana�. Hago notar que lospoetas cubanos han estado muy altanto de la palabra de Céspedes,probablemente debido a que lo acep-tan como uno de ellos.

Céspedes se encuentra en SanLorenzo en un estado de extraña-miento en que cualquier noticia, porterrible que sea, le resulta ya unaacumulación, una suma. Su condiciónde desterrado, de extrañado de lo queconsideró su misión en la tierra, ensu patria, y de jefe de un clan familiardiezmado en la batalla 2, es la que haceque parezca habitar un limboexistencial del que solo se aparta paraobservar lo que le rodea y permitirsealgunos placeres como único vínculocon lo humano más elemental. Lasconstantes y numerosas pérdidas desus familiares y afectos, las gravesdecisiones a las que se vio urgidoadoptar, la no comprensión y hasta laenemistad de buena parte de suscompañeros en la dirección patriótica(tanto en la manigua como en laemigración), las traiciones frecuen-tes (la de Zenea, la más reciente), elno cumplimiento de algunas de susmayores expectativas (entre ellas, de

manera importante, el desdén delgobierno de los Estados Unidos haciala causa independentista) y las pési-mas noticias asociadas a la alta polí-tica y su relación con España (lamuerte de Prim, la principal), hicie-ron de Céspedes un hombre queacumulaba más pérdidas y dolorosasexperiencias que cualquier otro tipode sensaciones o vivencias en el ins-tante en que arribó al lugar que serásu destino final. Era pues un hombreatribulado, golpeado en lo más íntimo,al que solo la extraordinaria solidezde su carácter y la entereza moral conque asumió su vida política lo con-servaron como el hombre fuerte,lúcido y a la vez sensible, a sus casi55 años de edad.

Hay otras cuestiones que atravie-san longitudinalmente los apunteshechos por Céspedes en los díasvividos en San Lorenzo. Me permitosubrayarlas porque son esencialespara entender este diario como unlibro fundacional no solo de la de-nominada �literatura de campaña� delas guerras independentistas, sinotambién de la génesis de la nacióncubana. Se trata, primero, de lo queCéspedes denomina �cuestión departido� en referencia a las frag-mentaciones y divisiones que observaen las filas mambisas y en particularentre sus direcciones civil y militar.Para él, en esa desunión radica unade las debilidades de los patriotasque puede costarle caro al empeñoindependentista, como así ocurriólamentablemente al cabo de 10 añosde batalla. La otra cuestión, y es a laque dedicaré mayor atención, es laracial, manifestada en sus apuntescomo una constante atención al negrocomo ser humano. La tercera, y no

Abogó desde elManifiesto del 10de Octubre por elsufragio universaly luego reiteró esecriterio, es decir,que los negrosvotasen librementeen las elecciones,que transitarande su condiciónde esclavos ala de ciudadanos.

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menos esencial, es la emergencia yconsolidación del Céspedes librepensador, de raíz liberal radical,masón, respetuoso de la virgen de laCaridad del Cobre, pensador herede-ro de la Ilustración y con la madurezde estadista que no poseyó ningunaotra de las figuras prominentes del 68,quizá con la excepción del jovenIgnacio Agramonte, cuya prematuramuerte impidió apreciar el desarrolloy madurez de un ideario que se mos-traba vasto, radical y de amplias pro-yecciones republicanas.

El abogado de los negros

Con relación a la segunda cuestión, laracial, el diario es muy ilustrativo delpensamiento cespediano al respecto.A la altura de febrero de 1874 Céspedeses un hombre que ya ha maduradoconsiderablemente sus percepcionesdel fenómeno racial y su significaciónpara el futuro de la nación cubana.Esto debe analizarse en su evoluciónen el tiempo. Por ejemplo, si buscamoslos periódicos El Eco, de Manzanillo,de 1857-58, encontraremos anuncioscomo este: �Se compran esclavosjóvenes en la casa morada del Lcdo.Carlos Manuel de Céspedes, calleSanta Ana, nro. 27, pagándolos a buenprecio�. Es decir, si bien no pertenecíaa lo más rancio de la clase esclavistacubana establecida en el Occidentede la Isla, Céspedes era un propietariode esclavos como cualquier otro, sinembargo, y aquí viene la particu-laridad, esa condición la compartíacon sus labores como Síndico3 y existela leyenda trasmitida oralmente deque esos esclavos recibían un tratohumano en Demajagua y demáspropiedades del bayamés4. Veinteaños antes del levantamiento, el�abogado de los negros�, como se lellamó entonces a Céspedes en suBayamo natal, ya exhibía una com-prensión de los esclavos como per-sonas a las que se les debía algún tipode protección y no podían ser con-cebidas meramente como mercancíao capital.

Su decisión de liberar a sus esclavose invitarlos a formar parte del EjércitoLibertador en la mañana del 10 deOctubre de 1868, sus órdenes deinvadir las propiedades de acauda-lados que no se incorporaron a laguerra en el primer trimestre de 1869y emancipar sus dotaciones por lafuerza, la liquidación que hizo, ya comoPresidente de la República en Armas,

en 1870, del nefasto Reglamento de Li-bertos (adoptado por la Cámara) y laconocida política de ascenso a altosgrados militares de oficiales negros ymestizos (lo que no sucedió jamás enla guerra civil norteamericana reciénconcluida) que puso en práctica du-rante su mandato a contrapelo deresistencias diversas, hablan de unhombre en evolución gradual y sos-tenida sobre el papel de los negros enlas luchas independentistas y en elfuturo social del país.

Detrás de estas acciones hay unareal convicción sobre la igualdad entrelos hombres. Una forma de entenderbien esto que digo es la carta en laque Céspedes consideró que el timbremás glorioso de la revolución lo eraprecisamente que los negros votasenlibremente en las elecciones para laCámara, es decir, verlos transitar desu condición de esclavos a la deciudadanos, un trayecto que en mu-chos países requirió de décadas y queél hizo posible en solo un puñado deaños. Martí, años después, coincidióen esa evaluación y dijo más, expresóque Céspedes había sido más grandeaún por liberar a sus esclavos y lla-marlos a su lado como hermanos quepor detonar la guerra. Una afirmaciónrotunda, ciertamente.

Céspedes fue adquiriendo progre-sivamente la conciencia de que elpaís, aun en su formato colonial, nopodía desarrollarse económicamentemientras existiese la esclavitud. Laretrógrada institución tampoco eracompatible con el concepto de libertadpolítica o de independencia de España,pues para él era un absurdo analizarel conflicto nacional separado delracial. La república a la que aspirabanaquellos varones de la guerra inde-pendentista era de carácter liberalradical y en esa perspectiva la es-clavitud era una rémora insostenibledesde cualquier punto de vista. De ahísu frase en la mañana del grito inde-pendentista: �Cuba libre es incom-patible con Cuba esclavista�.

Pero no solo fue radical su posiciónen el caso de los negros, tambiéndenunció en sus cartas y documentosla importación de chinos procedentesde Manila. Hasta 1871 se habíanvendido y traído a Cuba 110 000 asiá-ticos. James O�Kelly, en su libro Latierra del mambí, describió lascondiciones de venta del culí y sumiserable existencia. Dijo así el audazperiodista irlandés: �El culí era un

animal valioso�. Céspedes, a su vez,calificó a esta trata humana como�esclavitud disfrazada� y declarónulos, en 1870, todos los contratos decompra-venta de los siervos asiáticosdentro de los límites de la Repúblicaen Armas.

Sin prejuicios

En su diario son frecuentes las ano-taciones que tienen que ver con elasunto racial. Las mencionaré enorden sucesivo. Primero, es una mi-rada atenta a la significación de losrituales africanos en proceso dehibridación dentro de la cultura cu-bana. Con relación a la significaciónde estos cantos y rituales, no puedodejar de mencionar lo ocurrido lanoche víspera del 10 de octubre,cuando Céspedes ordenó a susesclavos que tocaran la tumbafrancesa en saludo a la insurrecciónque se iniciaría apenas unas horasdespués. Entre la víspera y la mañanade nuestra proclamación de laindependencia, Céspedes emble-matiza varios símbolos que lo con-vierten en un hombre cruce de ca-minos en nuestra historia: masón,liberal, con la medalla de la virgende la Caridad colgada al cuello, escu-chando los tambores y cantos de losnegros, listo para declarar la libertadde los esclavos y para levantarse enarmas contra la metrópoli, un hombreque fue un verdadero haz de signosmulticulturales.

Lugar donde estuvo el primer Ayuntamientode Bayamo. De Céspedes fue la decisión deincluir en esa institución, una vez la ciudaden manos de los mambises, a blancos,negros y españoles, en evidente apelacióna las tres fuentes nutricias de la sociedadfutura.

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14 13 de abril de 2018

El jueves 12 hace una curiosaobservación sobre el mestizaje favo-recido por la guerra al mezclarsehombres y mujeres de pieles de dife-rente color. Dice así: �Yo regalé lasagujas [de coser] á la mujer que sellama Dolores Galán: es de colorblanco y pardo el marido: ya se mul-tiplican las uniones de esta clase�. Nohay aprensión en la anotación. Unaobservación crítica sobre los proce-dimientos empleados en la adminis-tración del Marqués de Santa Lucía,su sucesor en la presidencia, la es-cribe el sábado 14: �Se trata a loslibertos por el nuevo Gobierno comoa esclavos; pues sin consultar paranada su voluntad, se les coloca concualquier persona, apartándolos dedonde estaban, aunque tengan hechassus siembras, llevándolos á lugaresdistantes separados los maridos de lasmujeres y los padres de los hijos�.

Ese juicio reprobatorio continúaen los apuntes del día siguiente:�Anoche tuvieron los libertos en casade Julio baile y canto que duró hastael día. Hoy han construido aquí unaenramada para poner el baile; peroandan muy alborotados, porquepor orden de Ramírez [el coronel jefede la zona] los está recogiendo elPrefecto sin más trámite que el simpleaviso, obligándolos a abandonar susfamilias y labranzas, y quedando sinamparo muchas personas desvali-das� Se oyen muchas murmura-ciones y quejas, y vuelvo a temer quese concite demasiado á una guerra

de razas�. El fantasma de Haití proyec-tando todavía, más de medio siglodespués, sus dolorosas sombras a todala región. Céspedes observa la arbi-trariedad y expone sus temores a unenfrentamiento dentro del campoindependentista que pudiese trocarsein extremis en un conflicto sangrien-to y devastador para la causa cubana.

Pero es la anotación del jueves 19 laque encierra mayores significaciones,no tanto por el lujo descriptivo con queCéspedes la recrea, que es notable, sinopor lo que se puede deducir del diálogoque sostiene con la negra Bríjida, el

episodio es todo un emblema del temaracial en la conducta y el pensamientocespedianos. Veamos: �Se efectuóel baile en la enramada construidapor los libertos; pero se alargó algo ymejoró en su construcción� Eranotable lo abigarrado de la concu-rrencia femenina: en los colores (des-de el más puro caucásico hasta el másretinto africano) había para todos losgustos� Yo entré al salón antes deempezar la danza y saludé a todos,quitándome la gorra con cortés res-petuosidad: luego recorrí la fila deseñoras, que me recibieron sentadascon mucho aplomo: á todas, una poruna, le estreché la mano y me informéde su salud y la de su familia; atenciónque demostraron haberles agradadosobremanera. Por último, me sentéentre dos etíopes y entablé con ellasuna amena conversación: lo mismohice por turno con todas las demásconcurrentes [�] Los libertos teníanotro baile en un rancho lejano y coneste motivo me pasó una escenachistosa y asaz significativa. Estabayo sentado junto a una de las niñas másbellas, cuando la liberta Bríjida, negrafrancesa de gran jeta y formas nadaafeminadas, se asomó por una de lasaberturas que hacían las pencas de laglorieta y me dijo en su jerga con vozun tanto doliente: �Presidente, hágameel favor de salir a oírme una palabra�.Yo salí muy risueño con la ocurrencia,cuando ella tomándome las manos,me dijo: �Mi Presidente, mi amo, noso-tras venimos aquí a bailar siempre para

En sus diarios abundan las descripciones de la flora y la geografía cubanas. Graciasa esa capacidad narrativa podemos acompañarlo en su estancia en San Lorenzo, la cimade una montaña de la Sierra Maestra.

Aunque en Guáimaro se abole implícitamente la esclavitud, quien la liquida fue Céspedes,como Presidente de la República en Armas, en 1870, al derogar el nefasto Reglamentode Libertos, adoptado por la Cámara.

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divertirlo a Ud. con quien única-mente queremos tener que haceresta noche [�] nos manda el Prefectoa bailar lejos, donde estamos conmucha molestia. Yo sé bailar danza yvals (efectivamente baila muy bien)pero nosotros nos conformamos conque nos dejen poner nuestro baile enla cocina�. Hija, le contesté: �yo no soytu amo, sino tu amigo, tu hermano, yveré con el Prefecto que es lo quepasa, porque él es el que gobierna��.

El apunte concluye describiendo aCéspedes conversando al momentocon Lacret y cuando este autorizó aque coexistieran los dos bailes, los queduraron hasta la madrugada. Pero eldiálogo con la negra Bríjida es elcentro de mi atención, la trata de ami-ga y hermana, niega lo de la condiciónde amo y presidente, la escucha conamabilidad y atiende su queja. Detrásde este apunte hay registrado todo unsignificado sociológico, histórico ycultural.

No solo en el diario

Recuerdo otros pasajes conocidos dela relación de Céspedes con el temaracial, es preciso repasarlos ahora: suconversación cordial en la manigua,siendo presidente, con un antiguoesclavo de su propiedad; su decisiónde incluir en el Ayuntamiento delBayamo liberado a blancos, mestizosy españoles del comercio, en evidenteapelación a las tres fuentes nutriciasde la sociedad futura en caso detriunfar la revolución; el envío del jefede sus ayudantes al entierro de unteniente coronel caído en combate,que había sido esclavo de FranciscoVicente Aguilera; en fin, existe ungrupo de hechos �unidos a los otrosmencionados al inicio� que me rea-firman en la idea de que en CarlosManuel de Céspedes la cuestión delas diferencias raciales había sidometabolizada por completo y que ensu accionar se debe hallar el inicioen la historia de Cuba (en este casoen la República en Armas), en tornoal reconocimiento de la igualdadracial. Sus posiciones personales,las de investidura oficial y las másprivadas o personales, como la queacabo de extraer de su diario, indi-can que así se le considere. Por lodemás, están sus proclamas, ma-nifiestos y cartas, en los que se pue-de hallar mayor confirmación de loque afirmo.

La escena de Céspedes en plenacima de la serranía oriental, con-versando coloquialmente con lasjóvenes negras que acuden al baile melleva a otra consideración: la natura-lidad en su proceder, no hay afectaciónalguna, no es una pose, es su pen-samiento y conducta hechos natu-raleza, se trata de un hombre deascendencia aristocrática, antiguoterrateniente y esclavista, compar-tiendo fraternalmente (así, fraternal-mente, de igual a igual) con personasnegras en la manigua, en la que todoshan sido equiparados por la inopia ylas agrestes condiciones de guerra dela vida patriótica. Es una imagen sinparangón. Es un símbolo funda-mental del itinerario acelerado que larevolución de 1868 imprimió al temade la igualdad racial. Después de 1878,al término de la guerra, la esclavitudquedó virtualmente herida de muerte.

Evocar al primero en tantas cosas,una de ellas la comprensión cabalde la necesidad de la igualdad racialpara el presente y el futuro de Cuba, yasociarlo a su determinación de quepara aspirar a dicha igualdad serequiere de acciones concretas en losocial, es una buena manera de

recordar a Carlos Manuel de Céspe-des en el presente. Por lo que es muyimportante volver a sus apuntes e ideas,su mensaje embotellado, como unelemento sustancial en la fundacióndel ideal de civilidad y de integraciónracial en nuestra historia.

* Historiador y ensayista.

NOTAS1Artículo de José Lacret y Morlot en elperiódico La Discusión, 10 de octubrede 1904, pag. 10.2Se calculan 23 miembros de la fami-lia muertos durante la guerra.3En 1848, con 29 años de edad y 20antes del levantamiento, Céspedesejerció como Síndico por el Ayunta-miento de Bayamo, función desde laque trató siempre de proteger a losesclavos (hasta donde se lo permitie-ron las leyes inicuas de la época) ypor lo que le llamaron el abogado delos negros.4Es conocido que a la altura de los 60del siglo XIX, Céspedes prefería la laborde trabajador asalariado en sus cam-pos de caña y otros cultivos que la delesclavo, al que se le destinarontareas domésticas.

En San Lorenzo,alfabetizandoserranitos. Poraquellos días,negaba lacondición de amoy presidente,prefería sertratado de amigoy hermano.

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