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DEGRADACIÓN DEL SUELO: PROBLEMÁTICA MUNDIAL Y LOCAL Por: Ivonne Pava C.

Foto: eluniversitario.utch.co

La problemática del suelo cada día toma más auge a nivel mundial. La preocupación por el constante y sistemático deterioro al que estamos exponiéndolo es motivo de debates desde la academia, grupos de ecologistas, ambientalistas, ingenieros agrónomos e industriales del sector agrícola; pero también está involucrando grandes movilizaciones de sectores de la sociedad civil y gobiernos locales por la depredación del suelo por parte de los proyectos de desarrollo urbanos a partir del modelo inmobiliario a gran escala siguiendo lógicas neoliberales de oferta y demanda sin responsabilidad social y ambiental. A continuación voy a hacer un breve acercamiento conceptual de lo qué es el suelo, su importancia y una crítica al modelo, hasta ahora poco cuestionado, del uso de este.

1. Breve descripción del elemento Suelo 1.1 La tierra como elemento vivo “El suelo no es una masa muerta o una mezcla de partículas y sustancias diversas, sino más bien una entidad viva con muy diferentes atributos y sujeta a la acción de fuerzas físicas, químicas y bióticas que continuamente están cambiando (Teuscher & Adler, 1967:163)” La importancia de concebir el suelo como un elemento vivo nos ayuda a comprender mejor sus propiedades como unidad dinámica, que interactúa y está sujeta a fuerzas externas, debemos cuidarlo y restablecer los nutrientes que aprovechamos de este.

“Cuando el suelo es usado por el hombre para producir cosechas, una gran parte de la materia orgánica se elimina con aquellas y el cultivo continuado es causa de que



ciertos elementos formen nuevas combinaciones químicas que ya no son de utilidad para las plantas. Esto hace que el suelo se empobrezca cada vez más; la razón principal es que los elementos nutritivos pueden ser utilizados por las plantas en ciertas combinaciones circunstanciales y que, en definitiva pueden agotarse. Por lo tanto, en los terrenos bajo cultivo, estos elementos deben ser continuamente renovados y su natural formación ha de ser incrementada mediante tratamientos adecuados del propio suelo” (Ibíd.)

Empezando por su composición, la tierra contiene unos minerales debido a su formación rocosa y material orgánico conocido como humus. De los elementos presentes y más utilizados por las plantas vale resaltar el carbono, oxigeno, hidrogeno, nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio, magnesio, hierro, silicio, aluminio, cloro y sodio. Por otro lado la materia orgánica que se encuentra en el suelo es parte de reserva y parte humus. Una de las propiedades más valiosas del humus es su capacidad para absorber y retener agua, manteniéndola así como reserva e impidiendo el desplazamiento del agua de lluvia de la superficie del suelo hasta la capa freática1. Al mismo tiempo actúa como una especie de filtro, reteniendo gran parte de las sales nutritivas disueltas en la solución del suelo, cuando se presenta la sequía, para luego liberarlos lentamente. También debemos mencionar en esta exposición los horizontes de la tierra. Casi siempre es preferible que la capa freática se halle a los 6 o 7.5 metros por debajo de la superficie, o sea, unos 90 cm por debajo de la zona de raíces. Cuando la capa freática queda por debajo de 9m no tiene influencia alguna en el desarrollo vegetal y las plantas deben subsistir casi totalmente del agua que llega a ellas desde arriba y es retenida en el suelo por capilaridad. Para hablar propiamente de los horizontes de la tierra debemos dividir esta en dos: la capa superior y la capa inferior. La primera capa en mención se llama también capa arable o capa labrantía y es la que tiene el color más oscuro debido al humus. Debido a que está en la parte superior, esta es la capa que más afectada se ve por el sol, el viento, por los cambios de temperatura y es la que mas acceso al oxigeno tiene. De los horizontes inferiores dependerá el drenaje y la fertilidad del suelo, ya que deben tener los elementos nutritivos de reserva para que sea posible arar la tierra en tiempos prolongados.

1.2 Clasificación del suelo según su posible cultivación El suelo se puede clasificar según sus capacidades agrológicas, es decir según la adaptación a usos específicos. Esta clasificación nos permite entonces saber que tierra es apropiada para la producción de cultivos. En total son ocho clases de capacidades agrológicas y acá las vamos a numerar de acuerdo con el libro Manual de conservación de suelos, 1985. Las tierras apropiadas para el cultivo son las clases I, II y III y estas tierras deben ser bastante profundas y estar exentas de piedras para poder laborarlas. Estas tierras tienen unos factores específicos que “afectan por completo el conjunto de métodos y procedimiento

1 Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, la capa freática es el nivel al que se encuentra el agua subterránea en el suelo. Disponible en www.fao.org

http://www.fao.org/



necesarios para el cultivo prolongado y seguro de la tierra” (Manual de conservación de suelos, 1985, p.35), que son la susceptibilidad a la erosión, declive, drenaje natural, permeabilidad, riesgo de inundaciones y fertilidad natural. Las tierras de clase IV son apropiadas para cultivos ocasionales o limitadas.

“Esta tierra puede ser más escarpada que la tierra de clase III, estar más desgastada o ser más susceptible a la erosión, presentar mayor dificultad para drenarla o regarla, tener menor fertilidad o mayor soltura y porosidad, lo que la hace excesivamente permeable, o ser en alguna otra forma menos apropiada para el cultivo que la tierra de clase III.” (Ibíd.).

Las tierras de clase V, VI y VII no son apropiadas para el cultivo pero si son adecuadas para la vegetación permanente. Más específicamente, la clase V es para praderas y arboledas, la VI es para pastoreos o bosques y la clase VII se recomienda destinarla a bosques y no tanto a pastos. Por último, la tierra de clase VIII no es apropiada para el cultivo ni para pastos o bosques. Esta ultima “comprende principalmente terrenos quebrados, pedregosos y áridos, o pantanos imposibles de desecar.”(Ibíd.).

2. Descripción de las dimensiones de contaminación, degradación y destrucción en cifras y mapas a nivel global y nacional

2.1. Dimensiones de degradación a nivel global “Se entiende por degradación del suelo a los fenómenos inducidos por el ser humano que reducen la capacidad actual y potencial del suelo para sustentar la vida humana” (Ordónez & Mendivelso, 2006:8). Aunque existe degradación del suelo debido a factores naturales como el aire, el agua o el clima, en el presente escrito se abordará por degradación a toda modificación del suelo producida por el ser humano que conduzca a su deterioro. El artículo La degradación de tierras y suelos, un problema mundial y una responsabilidad de todos, escrito por el agrólogo Napoleón Ordóñez y Domingo Mendivelso del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGA) en el 2006, señala que el Comité Mundial de Degradación de Suelos (GLASOD) relaciona cinco causas de la degradación de origen humano con la extensión degradada. En orden de afectación del suelo en términos de hectáreas, en primer lugar se encuentra el sobrepastoreo que representa 679 millones de hectáreas degradadas, lo que a modo de ilustración iguala al 40% del territorio cubierto por Rusia. Le sigue la deforestación y explotación de bosques que representa 574 millones de hectáreas de suelo afectadas lo cual iguala al 67% del territorio de Brasil. En tercer lugar se ubica el manejo inadecuado de suelos por actividades agrícolas con 552 millones de hectáreas degradadas por esta actividad, lo que representa el 71% del territorio de Estados Unidos. En cuarto lugar se encuentra la sobreexplotación de la cobertura vegetal para usos domésticos, con 133 millones de hectáreas de suelos deteriorados que significaría 1,23 veces el territorio Boliviano y en último lugar estarían las actividades bio-industriales que conducen a la contaminación química de 23 millones de hectáreas.



“La superficie del planeta sin contar con los casquetes polares cubre aproximadamente 13.000 millones de hectáreas de las cuales 7.000 millones están ocupados por bosques, pastos y cultivos - alrededor de 2.000 millones de hectáreas de la superficie terrestre están cultivadas-. De estas 7.000 millones de hectáreas, el 56% están afectadas por erosión hídrica, 28% se encuentra afectada por erosión eólica, 12% por degradación química y 4% por degradación física.” (Íbid).

En el artículo mencionado, Ordoñez y Mendivelso señalan que la degradación química, que produce pérdida de nutrientes del suelo, afecta a 135 millones de hectáreas en el mundo, de las cuales el 68% están en América del Sur. Los procesos de salinización ocupan 16 millones de hectáreas, donde el continente más afectado por este factor es Asia, con el 53% de su territorio. Según World Soil Information, alrededor del 17% de la superficie de la tierra ha sido altamente degradada. Ordónez y Mendivelso afirman que la tierra utilizada en algún tipo de actividad agropecuaria o forestal corresponde al 52% y de la tierra utilizada para actividades agropecuarias, el 23% de las mismas están degradadas en diferentes grados. La proporción de tierra a la que no se le ha definido su uso es del 33%. El continente con mayor porcentaje de área degradada es Europa y le siguen América, Asia, África y Australia. El Informe de Ecosistemas del Milenio del 2005, realizado por el Grupo de Trabajo sobre Condición y Tendencias de los Ecosistemas, avalado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señala que las zonas secas ocupan el 41% de la superficie terrestre y es el lugar donde habita más de 2 billones de personas, lo que representa una tercera parte de la población mundial. La desertificación, entendida como la degradación de suelos en ecosistemas secos, se presenta en todos los continentes menos en la Antártica.

Fuente: Soil map and soil climate map, USDA-NRCS, Soil Survey Division, World Soil

Resources, Washington D.C. 1998.



Según lo reportado por GLASOD del 10 al 20% de las tierras secas ya se encuentran degradadas. El área total afectada por la desertificación está entre 6 a 12 millones de kilómetros cuadrados. Es importante anotar que cerca del 44% de los sistemas cultivados en el mundo están localizados en zonas secas, especialmente en las áreas secas sub-húmedas. Y los sistemas urbanos ocupan una fracción del 2% del área de zonas secas, sin embargo soportan el 45% de la población de dichas zonas. El crecimiento de la población implica una mayor demanda de bienes y servicios y para su obtención, los seres humanos incrementan la presión sobre los recursos naturales. En las últimas cuatro décadas, la población pasó de 3 a 6,4 billones y la tierra cultivable aumentó solamente un 8% (Ordóñez & Mendivelso, 2006). Esto podría significar una alta productividad de la tierra cultivada, sin embargo, sería necesario evaluar si las formas de manejar los cultivos son sostenibles ambientalmente.

Land Quality map, USDA-NRCS, Soil Survey Division, World Soil Resources, Washington D.C.

2000. Respecto a la deforestación, para el año 2006 el 50% de los bosques del planeta desaparecieron. De los bosques que aún permanecen, el 60% está degradado en forma significativa y menos del 60% de los bosques a nivel mundial están protegidos. Se contabilizan que cada año se pierden 26 millones de hectáreas de bosques, y también se conoce que gran parte de las plantas y animales del planeta dependen exclusivamente de los bosques, por lo cual estarían en peligro de extinción, lo que conllevaría a que la vida de los seres humanos también estaría en riesgo (Ordóñez & Mendivelso, 2006).



2.2 Dimensiones de degradación en Colombia El siguiente gráfico representa el estado de las tierras en Colombia, según datos del Instituto Geográfico Agustin Codazzi IGAC de 1998.

Colombia ocupa el cuarto lugar después de Brasil, Argentina y Chile en tierras en desertificación en América Latina.

“En Colombia el 17% de las tierras se encuentran afectadas por desertificación, coincidiendo esta afectación con los principales polos de desarrollo del país. Es allí donde se encuentran los distritos de riego más importantes y las actividades agrícolas intensivas. Igualmente, se encuentran ubicados las principales ciudades y los desarrollos viales, mineros y petroleros.” (Costa et al., 2005:10).

Según el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales Ideam, el país posee 245.342 Km2 de zonas secas, lo que corresponde al 21,5% del territorio nacional. Las regiones que presentan la mayor extensión de zonas secas son la Orinoquía con 94.096 Km2 y el Caribe con 91.522 Km2. En la región Andina, las zonas secas se encuentran en los valles y cañones. En la región de la Orinoquía las zonas secas se encuentran en las Sabanas del Vichada, Casanare y Arauca. En la región Caribe estas zonas se encuentran en sabanas, ciénagas, bosques de galería y manglares.

“En las zonas secas se encuentran cerca del 70% de la categoría de procesos erosivos más severos. Las categorías intensidad moderada, alta y muy alta de erosión cubren grandes extensiones en la región Caribe, las sabanas de Meta, Arauca y Vichada y los valles interandinos de los ríos Magdalena y Cauca. Por otra parte los suelos susceptibles a salinización en zonas secas cubren una extensión de 78.277 Km2, es decir, el 90% del territorio del país. Las zonas susceptibles a este fenómeno

36%

60%

4%

Tierras con algún tipo y grado de erosión

Tierras sin erosión

Formaciones rocosas, cuerpos de agua, zonas de minería e infraestructura



abarcan gran parte de la región Caribe, los valles de los ríos Magdalena y Cauca y las marismas de Mangle el litoral Pacífico.” (Costa et al., 2005).

Dentro de los departamentos más afectados por el proceso de desertificación se encuentran Vichada y Meta que cuentan con la mayor parte de su extensión afectados por este proceso. Le siguen Atlántico y Guajira pues alrededor del 75% de su extensión se encuentran afectados por la desertificación. Continúan los departamentos de Magdalena, Sucre y Córdoba que cuentan con porcentajes dentro del 50 al 70% de su extensión afectada. Los departamentos de Bolívar, Meta, Tolima, Vichada, Huila y Cundinamarca se encuentran con porcentajes moderados de desertificación ubicados entre el 25 al 50% (Costa et al., 2005).

Degradación de tierras por desertificación en Colombia, 2005.

Fuente: Costa, Carlos; Gómez, Carlos; Sánchez, Reinaldo. Atlas interactivo de la Degradación de las Tierras por Desertificación en Colombia. Ministerio de Ambiente,

Vivienda y Desarrollo Territorial e Ideam. Bogotá. 2005.



“Las áreas más afectadas por compactación, contaminación por agroquímicos y salinización son la altiplanicie cundiboyacense, la zona Tocaima – Girardot y las llanuras del Tolima” (IDEAM, 1998:196). Esto se explica por el uso de estos suelos en actividades de agricultura y ganadería intensiva. Según el IDEAM los suelos más afectados por compactación se encuentran en las áreas del río Sinú, llanuras del Tolima, Aquitania, llanuras del Huila, zona Tocaima-Girardot y altiplano cundiboyacense. En Colombia, las principales causas de deforestación son la expansión de la frontera agropecuaria y la colonización, seguido por la explotación de bosques para el aprovechamiento comercial de la madera, y finalmente los incendios forestales y los cultivos ilícitos como se muestra en el gráfico.

Las zonas en donde se produce la mayor parte de la tala de bosques para la comercialización de la madera se encuentran en el río Atrato chocoano y en parte de los territorios del Putumayo, Caquetá, Guainía y Amazonas (Ordóñez & Mendivelso, 2006).

3. Señalar fuentes principales que causan los problemas 3.1. Compactación del suelo

Éste proceso ocurre como consecuencia de los procesos de pérdida de la materia orgánica, uso intensivo de maquinaria agrícola, sobrepastoreo e inundación de tierras entre otras. El suelo compactado pierde la capacidad de almacenamiento de agua y aire y por lo tanto se reduce la oferta de estos elementos para el desarrollo de la vegetación.

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80%

Expansión de la frontera

agropecuaria y la colonización

Explotación de bosques para

aprovechamiento comercial de la

madera

Incendios forestales y

cultivos ilícitos

73%

12% 4%



Foto: www.cuencarural.com

3.2. Erosión

Foto: ecolamancha.wordpress.com

El suelo se desgasta naturalmente debido a la acción de la lluvia y del viento, sin embargo debido a la acción humana este proceso se aceleró. Este proceso de erosión por acción humana es entonces corregible, de lo contrario el suelo puede volverse estéril y causar una migración forzada. Específicamente los efectos de la erosión agrícola -según el libro Manual de conservación de suelos- son que se declina el rendimiento de las cosechas, que resulta

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difícil arar debido a la exposición de un subsuelo duro y resistente a la labranza, y que las tierras exigen más fertilizantes y más lluvias para poder continuar siendo utilizadas. Los tres agentes erosivos son el agua, el viento y el hielo. A continuación mostraremos cómo el agua y el viento contribuyen a la erosión utilizando lo dicho en el libro El suelo su uso y su mejoramiento. El agua erosiona el suelo por medio de dos procesos, uno por las gotas de lluvia que caen y otro por el agua que escurre sobre la superficie del suelo. Al caer, las gotas de lluvia avientan las partículas sueltas de la superficie y mueven el suelo y estas partículas son luego arrastradas por medio del escurrimiento del agua. Los escurrimientos corren sobre la superficie del suelo, sin embargo, es importante entender que sobre la superficie del suelo mueven las partículas ya disgregadas por las gotas de lluvia y no causan esta disgregación ellos mismo. Luego esta agua converge a canales y en ese momento si se afloja el suelo debido a la fuerza que ejerce contra los fondos y contra los lados. Es por este movimiento que el que impide que el suelo se sedimente y se aumenta la cantidad de tierra que es arrastrada por las corrientes fuera del campo. Por su lado la erosión debida al viento es iniciada por unos remolinos que ocasionan que los granos de arena que están desprendidos de la superficie del suelo comiencen a saltar. Cuando los granos saltan avientan la materia orgánica fuera de la superficie y forman un arrastre superficial es decir nubes de polvo. Sin embargo se sabe que se puede hacer algo para detener este proceso ya que si el viento sopla a menos de 12 a 14 km por hora y a 15 cm por encima de la superficie no mueve el suelo. La erosión causada por cualquiera de estas dos formas tiene como efecto final una reducción de la provisión de agua utilizable. Esto ocurre porque la erosión reduce la cantidad de espacio para almacén de agua y hace más difícil para el suelo absorberla.

3.3. Desertificación

Foto: http://consultajuridica.blogspot.com “La desertificación es definida por la convención de Naciones Unidas como la degradación de la tierra en áreas áridas, semiáridas y zonas subhúmedas secas como resultado de varios factores que incluyen las variaciones climáticas y las actividades humanas”(Millennium

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Ecosystem Assessment,2005:5). La desertificación es un caso particular de la degradación de las tierras, que corresponde a la alteración de las funciones de producción, nutrición, erosión y escorrentía de los ecosistemas en zonas o tierras secas. Los procesos de escorrentía 2 o movimiento del agua a través del ecosistema comprenden fenómenos asociados a la dinámica del régimen hídrico y el régimen térmico del ecosistema, como evaporación, precipitación, etc. Las zonas secas se caracterizan por ser regiones con escasez de agua durante la mayor parte del año, en donde la evapotranspiración es superior con respecto a la precipitación que cae en el lugar. Las zonas secas comprenden aquellas regiones en las que la proporción entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está comprendida entre 0,05 y 0,75 unidades, de acuerdo a Costa et al, 2005. Es el caso del departamento de la Guajira, donde gran parte de su territorio presenta muy alta desertificación.

3.4 Salificación

“Los suelos salinos se encuentran principalmente en zonas de clima árido o semiárido. En condicione húmedas, las sales solubles originalmente presentes en los materiales del suelo y las formadas por la intemperización de minerales, generalmente son llevadas a capas inferiores, hacia el agua subterránea y finalmente transportadas a los océanos” (Richards,1965:3). Es por este proceso natural que los suelos salinos no existen en regiones húmedas pero si existen en zonas áridas. Debido a que en estas zonas áridas hay poca precipitación y una alta evaporación las sales no pueden ser transportadas lejos de la tierra. En otras palabras se dice que en zonas áridas hay un drenaje restringido y “el drenaje restringido es un factor que frecuentemente contribuye a la salinización de los suelos y que puede llevar consigo la presencia de una capa freática poco profunda o una baja permeabilidad del suelo, Íbid”. Refiriéndonos a la primera capa de agua subterránea o capa freática vemos como esta asciende y como se evapora el agua superficial formando así los suelos salinos. En cuanto a la permeabilidad vemos que “la baja permeabilidad del suelo es causa del mal drenaje, impidiendo el movimiento descendente del agua” (Íbid).

2 Según la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura FAO, cuando llueve, el agua que llega a la superficie del suelo se infiltra en éste o se escurre por su superficie. La escorrentía corresponde a la parte de agua que no se puede filtrar y se escurre a lo largo de la superficie del suelo. Disponible en www.fao.org



Tomado de http://eco-antropologia.blogspot.com El Problema que existe con la salinidad es que debido a la irrigación el suelo salino se vuelve no salino.

“Aun cuando estos suelos estén bien drenados y no sean salinos bajo condiciones naturales, puede ser que el drenaje no sea adecuado para la irrigación. Cuando se someten nuevas tierras al riego, los agricultores casi siempre olvidan la necesidad de establecer drenajes artificiales que regulen el agua adicional y las sales solubles. A consecuencia de esto, la capa freática puede surgir de profundidades considerables y llegar hasta cerca de la superficie del suelo en pocos años”(Íbíd).

Como vimos en la primera sección la capa freática debe mantenerse a unos 6 o 7 metros de profundidad. Sin embargo la irrigación causa que esta capa suba a unos 1.50 o 1.80 metros. Esta Agua se evapora dejando las sales en el suelo. Además del efecto por las aguas subterráneas, también hay una salificación por las aguas de riego. Los suelos cultivados usualmente se encuentran cerca de una corriente y esta agua es la que se utiliza para el riego. Esta agua también contiene sales ya que el agua absolutamente pura no existe en la naturaleza. De nuevo el agua de riego se evapora dejando las sales en la tierra.

4. Problematización desde lo político, económico, social, cultural del tema El análisis de la degradación de los suelos es complejo porque desde lo espacial, político, económico, social y cultural, el ser humano genera relaciones diversas con el medio natural, lo que no solo configura el estado de los recursos naturales sino que también influye en la vida humana. Es importante decir que el presente análisis no trata de definir relaciones lineales entre las posibles causas y consecuencias del estado de los suelos, debido a la compleja relación existentes entre los factores de análisis.

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Es necesario tomar como referencia el documento realizado por el IGAC y CORPOICA llamado Uso Adecuado y Conflicto de Uso de las Tierras en Colombia del año 2002, donde se expuso las problemáticas existentes de la sobreutilización y la subutilización de las tierras del país. Dentro de los factores que han posibilitado el mal uso de la tierra de acuerdo a su vocación se encuentran la concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos, la concentración de la población en la región Andina, procesos de colonización mal sustentados, la relación existente entre degradación del suelo y pobreza, la baja difusión y adopción de tecnologías agropecuarias apropiadas y el modelo de desarrollo predominante. Como muestra de la concentración de la propiedad de la tierra en Colombia, según Catastro Nacional,

“Solamente el 0,4% de los propietarios (15.273) poseen el 61,2% del área predial rural registrada en Colombia, equivalente a 47.147.680 hectáreas, las que en su totalidad corresponden a predios mayores de 500ha, mientras que el 24,2% del área predial rural nacional se encuentra en manos del 97% de los propietarios registrados en Catastro, dentro de los cuales son predominantes aquellos con predios menores de 3ha (57%)” (IGAC & CORPOICA, 2002:99).

La concentración de la propiedad de la tierra en el país ha sido parte de un proceso histórico caracterizado por la escaza o nula presencia del Estado en algunas regiones del país, la organización de grupos privados con el fin de resguardar los intereses de particulares, la compra de tierras a aquellos que abrieron la frontera agrícola con el fin de sumarlas a los grandes propietarios, y el uso de la tierra en ganadería extensiva que produce poco empleo y genera poco valor agregado por hectárea. La concentración de la población en la región Andina se explica por la ubicación de las grandes ciudades del país (Bogotá, Medellin y Cali) en esta región. Mientras que para la década del 50 el 76% de la población colombiana se encontraba en áreas rurales, para el año 2000 la balanza cambia hacia las áreas urbanas pues para entonces la ocupa el 74% de la población. Las grandes ciudades del país se constituyen en centros económicos y políticos de las regiones, donde se alberga la mayor parte del parque industrial del país, se construyen intensivas obras de infraestructura vial y desde donde se ejerce una centralización política y económica de la región. Dentro de los problemas generados por las ciudades se encuentran la pérdida de suelos a causa de la pavimentación, la migración de la población rural a la urbana creando cinturones de miseria en las ciudades, la alta demanda de alimentos de otras regiones para suplir necesidades alimenticias de la población urbana, la alta demanda de recursos naturales para los procesos productivos de las empresas, entre otros. Los procesos de colonización mal sustentados según el IGAC y CORPOICA, se debe a que se han colonizado territorios ambientalmente frágiles y generalmente sin vocación de uso agropecuario, como es el caso de

“La Amazonía cuyos suelos son de vocación eminentemente forestal, el cambio de uso de este tipo de suelos hacia actividades agropecuarias no es rentable, pues son suelos pobres en nutrientes, que se aprovechan para una o dos cosechas y después no se utilizan para actividad económica alguna.” (IGAC & CORPOICA, 2002).



Para el caso de la región Andina, con los procesos de colonización se talaron bosques que sumado a las características de pendiente, empobrecieron los suelos por la desaparición de nutrientes y de la microfauna. Respecto a la relación existente entre degradación de suelos y pobreza, César Morales señala:

“Pobreza, ruptura de las estructuras sociales y familiares e inestabilidad económica son consecuencias directas de la desertificación y degradación de las tierras. En estas condiciones, los productores de las zonas afectadas por estos procesos deben intensificar la explotación de los escasos y pobres recursos naturales disponibles, causando una mayor desertificación del ecosistema y, por tanto, más pobreza y migración, con una secuela de profundos quiebres en la estructura comunal y familiar”3.

La problemática de la pobreza en zonas rurales se intensifica porque “los partidos y la clase política no tienen capacidad de representar los intereses de la sociedad rural por su alto grado de deslegitimación y corrupción y su injerencia clientelista en los aparatos del Estado para obtener prebendas de carácter personal”. Esto se agudiza porque las organizaciones campesinas en muchos casos cuentan con escasos representantes de sus intereses, por lo cual los proyectos construidos desde estos representantes no llegan a ser aprobados porque no representan los intereses de quienes controlan el poder económico y político local. Absolón Machado, economista colombiano experto en temas agrarios, afirma que la problemática, además, tiene que ver con el modelo de desarrollo capitalista.

“El problema también se encuentra en la decisión política de la clase dirigente, y del Estado que la representa, de mantener un modelo de desarrollo excluyente, concentrador, poco equitativo y generador de marginalidad, que pone en conflicto a la mayoría de la población con quienes manejan una mentalidad acumulativa salvaje, en función de sus propios intereses” (Machado, 1998, p.28).

Como se aprecia, la problemática de la degradación de los suelos se tiene que abordar desde una perspectiva compleja para determinar de forma integral a qué se debe la degradación de los suelos y que posibilidades de solución existen para su recuperación. Este análisis no sólo se debe hacer desde lo académico sino también desde lo productivo, institucional, político, social, cultural y demás factores que inciden en el estado de los suelos, con el fin de posibilitar y hacer efectivas soluciones a los factores de degradación de suelos y por supuesto a las comunidades humanas según sus particularidades.

3 Morales, C. (2005). Pobreza, desertificación y degradación de tierras. En Pobreza, desertificación y degradación de los recursos naturales (p.28). Santiago de Chile: Naciones Unidas.



5. Conclusiones Para tener una visión interdisciplinar del problema de los suelos podemos hacer uso de lo dicho por Wilfredo Alfaro Catalán en su escrito Conceptos básicos para el análisis social, económico, ambiental e institucional de la desertificación, 2005. Lo primero que nos dice es que el medio ambiente se concibe “como el conjunto de elementos, relaciones e interacciones entre cultura, sociedad y naturaleza existentes en un territorio y tiempo determinados”4. Esta concepción desde territorio y tiempo es de suprema importancia para poder hacer un análisis que incluya cultura, sociedad y naturaleza. Si analizamos el medio ambiente desde un territorio debemos hablar de las divisiones administrativas de cada país. Para estudiar el ambiente de una unidad administrativa particular analizamos los entornos cultural, social y natural. En el entorno cultural son tomados en cuenta aspectos como la historia, la cultura y las costumbres. En el social nos referimos a la economía, demografía, infraestructura, tecnología, salud y educación. En el natural observamos la flora, la fauna, el agua, el suelo, el paisaje, el clima y los procesos ambientales entre otros. En el análisis de medio ambiente se pueden definir los conceptos de degradación, rehabilitación o restauración.

“La degradación de un ambiente dado puede entenderse como el empeoramiento del estado de algunos componentes del entorno cultural, social, o natural, en comparación con el estado prevaleciente en un periodo anterior. La rehabilitación de un ambiente degradado comprende la intervención sobre el entorno cultural, social o natural, intervención que debe orientarse a un mejoramiento del componente ambiental degradado que permita acercarlo a su condición original. La restauración, por su parte, comprende el conjunto de acciones tendientes a restablecer la condición original de un determinado componente ambiental.” (Alfaro, 2005)

Con esto no se quiere decir que la mejor alternativa de solución para cualquier caso de degradación de suelos sea la rehabilitación de los mismos, sino que más bien, lo que se pretende es visualizar que las alternativas de recuperación de los suelos degradados deben integrar los diversos aspectos configurados por el ser humano para su constitución como ser social y han de responder a espacios y tiempos determinados. Por lo cual no se propone una solución definitiva al problema de degradación de suelos, pues las posibles vías de recuperación de los mismos dependen, además, de sus características físicas, de las poblaciones o comunidades en términos de sus relaciones con el medio ambiente. En este punto nos valdremos del siguiente cuadro del libro Pobreza, Desertificación y degradación de los recursos naturales hecho por Wilfredo Alfaro Catalán.

4 Alfaro, W. (2005). Conceptos básicos para el análisis social, económico, ambiental e institucional de la desertificación. En Pobreza, desertificación y degradación de los recursos naturales (p.60). Santiago de Chile: Naciones Unidas.



Fuente: Alfaro, Wilfredo. Conceptos básicos para el análisis social, económico, ambiental e institucional de la desertificación. En Pobreza, desertificación y degradación de los recursos naturales. Naciones Unidas. Santiago de Chile. 2005.



En la primera columna de este cuadro Alfaro nos muestra los componentes que se pueden ver afectados por la degradación y los impactos que se ven sobre estos elementos. Entre estos impactos el autor incluye la erosión, la salinización, la sequía, pérdida de productividad de los ecosistemas, alteración de los ciclos naturales y erosión de la biodiversidad. Desde esta perspectiva hay una respuesta como el riego, la reforestación, la labranza mínima y otras técnicas existentes para la recuperación de los suelos. Sin embargo, como ya lo mostramos anteriormente este autor nos permite ir más allá de un análisis del entorno natural. Así también, debemos estudiar la sociedad e impactos que puede tener la degradación sobre el ser humano tales como la pobreza, migración y pérdida de producción. Desde esta perspectiva las respuestas sociales incluyen la implementación de políticas públicas, la promulgación de leyes especificas, la adopción de incentivos y la inversión social entre otros. Por último se muestra en este cuadro el entorno cultural y como la degradación puede tener efectos en la fragmentación cultural. Con esto Wilfredo Alfaro Catalán propone una perspectiva compleja e interdisciplinaria a la problemática de la desertificación de los suelos y posibilita el análisis de los diversos factores de degradación desde una perspectiva integral. Frente a lo propuesto por Absolón Machado respecto al modelo de desarrollo capitalista como parte del problema ambiental, se encuentra que esto es tan solo una de las posibles soluciones existentes, pues el problema ambiental respecto al componente suelo no se soluciona únicamente con construir e implementar otro tipo de modelo económico. Se han de tener en cuenta otros aspectos como lo son la construcción de soluciones alternativas por parte de los diferentes actores implicados, la no dirección de políticas desde los centros urbanos hacia las demás zonas del país sino, más bien, su construcción desde lo local, el conocimiento y participación de las culturas existentes en el ámbito local para determinar cómo asumir el presente y hacia dónde dirigir lo político, económico y social; además, de rescatar el conocimiento tradicional que ha permitido durante años la adecuada convivencia de las sociedades con el medio natural, entre otros factores que parten de una construcción social y multidisciplinar del mundo.



Bibliografía

Ayres, Q. (1960). La erosión del suelo y su control. Barcelona: Ediciones Omega.

Costa, C., Gómez, C., Sánchez, R., Fajardo, Z., Jaramillo, O. (2005). Atlas interactivo de la Degradación de las Tierras por Desertificación en Colombia. Bogotá: Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial e Ideam.

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