cuerpo y movimiento

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Cuerpo, movimiento y espiritualidad TESINA PARA LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TERAPIA GESTALT REALIZADA POR ROSA SÁNCHEZ MUÑOZ PRESENTADA Y SUPERVISADA POR PEPA CAMPOS SEVILLA 2004

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Cuerpo y Movimiento en Terapia

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Cuerpo, movimiento

y espiritualidad

TESINA PARA LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TERAPIA GESTALT

REALIZADA POR ROSA Mª SÁNCHEZ MUÑOZ

PRESENTADA Y SUPERVISADA POR PEPA CAMPOS

SEVILLA 2004

AGRADECIMIENTOS A mi madre, Loli, que me trajo a este mundo. A Pepa Campos, que me enseñó a plantarme en la tierra. A Graciela Figueroa, que me llevó hasta el cielo. A mi marido, Paco, que con su amor y presencia, me facilitó el abrirme desde el corazón. A mis compañeras del grupo de Cuerpo y Movimiento donde poco a poco empecé a florecer. A todos mis compañeros de la formación en Movimiento y Desarrollo Armónico por su acompañamiento en este camino, (en especial a Pilar, Rafa y Luz) ellos supusieron el abono y el agua para ir creciendo. De todos y cada uno pude ser testigo de su crecimiento, algo que tengo grabado en el alma. Al equipo de “Espacio Movimiento” por su ilusión en el trabajo. A todos los alumnos que pasaron por mis grupos y se convirtieron en mis maestros. A todos aquellos que me he encontrado en mi camino de búsqueda durante todos estos años, porque me han permitido sentir que formo parte de una gran familia.

INDICE

1.- CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN 2.- CAPÍTULO 2: MI CUERPO, MI HOGAR: EXPLORANDO UNA CASA

EXTRAÑA

MI CUERPO, MI IDENTIDAD: RENACER A LO FEMENINO MI CUERPO, MI MEMORIA: RECORDAR LO QUE SOY

MI CUERPO, MI MAESTRO: APRENDER EN LA FRONTERA

MI CUERPO, MI TEMPLO: CONECTAR CON MI ESENCIA 3.- CAPITULO 3: MOVIMIENTO ARMÓNICO Y CENTROS ENERGÉTICOS 4.- CAPITULO 4: MOVIMIENTO EN VIVO: HABLAN LOS ALUMNOS 5.- CAPITULO 5: CONCLUSIONES

INTRODUCCIÓN Siempre me recuerdo como una niña muy tímida e introvertida, me cuentan que me daba vergüenza de todo. Cuando iba a comprar algo, apenas me salía la voz del cuerpo para pedirle al dependiente lo que llevaba en mi lista, y si después mi madre me mandaba a descambiar algo que había traído mal, me ponía a llorar desconsoladamente negándome a volver a la tienda, prefería morirme antes de ir a reclamar un cambio. Desde los 6 a los 12 años fui a un colegio de monjas, solo era de niñas. Creo que esta ha sido la etapa más feliz de mi vida. Allí me sentía protegida, en familia, me gustaba participar en las actividades escolares, me gustaba que las monjas estuviesen pendientes de mí y me alabaran mis méritos como estudiante, me gustaba ser hija de Dios y que él siempre nos cuidara, me gustaban los ideales de paz y amor en el mundo. Me recuerdo cantando en el coro del colegio, y representando papeles importantes en las obras de teatro. Estar en un escenario me encantaba, poder transformarme en cualquier personaje que quisiera, dejar de ser yo y convertirme en otra persona. Tengo muy buenos recuerdos de los retiros espirituales, de los campamentos, de las convivencias, la oración... Mis notas eran muy buenas, jamás saqué un suspenso. Creo que me sentía importante, tenía un sitio, sabía mi utilidad, pertenecía. A los 13 años entré en el instituto. Una de las peores experiencias de mi vida, fue un cambio muy fuerte. Primero porque ahora estaba en un colegio mixto, de nuevo toda la timidez que había ido superando poco a poco, volvió a mí acrecentada. No era capaz de hablar con los chicos y encima me tocó uno de compañero de clase . Todo era tan diferente, cada uno iba a lo suyo, me tocó ir a las clases por la tarde y estudiar por la mañana, no conocía a nadie en mi aula, cada vez me sentía más bloqueada, hacia dentro, sin capacidad para relacionarme, suspendí todas las asignaturas, todos los trimestres. Poco a poco me fui centrando en los estudios y conseguí salir adelante, nunca tuve una pandilla de amigos con los que salir, prefería tener una o dos amigas con las que me reunía los fines de semana a filosofar sobre el por qué de nuestra existencia, a dónde vamos , de dónde venimos, para qué estamos aquí...... Mi válvula de escape era mi imaginación, como Sherezade en las mil y una noches, yo me contaba cuentos de hadas y soñaba con príncipes azules que vendrían a salvarme. Me enamoraba de hombres que solo existían en mi fantasía y escribía poesías cargadas de sentimientos profundos que nadie conocía.

Con 17 años empecé a trabajar para ayudar en casa económicamente. De nuevo otro cambio radical en mi vida. Recuerdo que al jefe de personal que me hizo la entrevista le sorprendió mucho que yo quisiera trabajar y estudiar a la vez y que le insistiera en que yo iba a acabar el instituto y estudiar una carrera. El mismo me incitó a que no trabajara y siguiera estudiando porque veía muy difícil llevar las dos cosas a la vez. Yo había decidido estudiar y me prometí a mí misma que nadie me apartaría de este camino por muchos sacrificios que me costara. La verdad es que este nuevo mundo en el que entré, el mundo laboral, me quedaba un poco grande. En mi trabajo tenía que enfrentarme día a día a mi mayor dificultad, relacionarme con la gente, estar continuamente de cara al público. Un mundo de adultos para el que no me encontraba preparada. Ya no me relacionaba con chicos de mi edad, sino con hombres, se me trataba como a una mujer pero yo aún me sentía como una adolescente soñadora. Tuve que madurar de golpe, y siento que la manera más fácil en que pude hacerlo fue cerrándome totalmente a mis sentimientos. Dejé de escucharme, de atender a mis miedos, a mis complejos, a mi timidez. Me hice una experta en representar personajes ante los demás, que se me viera segura, experta, con confianza, abierta, todo lo contrario a lo que sentía en realidad. Estaba totalmente desconectada de mí, y llegó un momento en que ya no sabía realmente quién era yo, no encajaba en ningún sitio, me sentía muy, muy lejos de mí. Y entonces me quedé paralizada. No era capaz de hablar con nadie, ni de ir a una tienda a comprar algo, me aterrorizaba tener que empezar una conversación, salir de casa, que alguien me llamase para quedar. Las ideas de suicido empiezan a repetirse continuamente. Me paso todo el día llorando, sin hablar con nadie, y con la sensación de que no sé cómo manejarme en este mundo, de que no encuentro mi lugar. Decido ir a un psicólogo, y poco a poco voy cogiendo un poco de fuerzas para seguir adelante. En estos momentos acaba mi trabajo y me centro un par de años tan solo en los estudios. Nuevas amistades, un cambio de ambiente, gente de mi edad. En 1993 acabo la carrera y empiezo la formación de gestalt. Muchas veces durante la formación mi respuesta a la pregunta ¿cómo estás?, fue siempre la misma, “ a mí no me pasa nada”, no estaba ni triste ni alegre, ni expectante ni indiferente, ni emocionada, ni insensible, en uno de los talleres me di cuenta de que lo que estaba era muerta.

No era capaz de sentir, de conectar con mis emociones, de abrirme un poco a la vida. Durante los años de formación empiezo a verme, a conocerme, aún estoy muy cerrada, y el simple hecho de empezar a abrirme hace que pase por una crisis de angustia, empiezo a sentir ansiedad al salir de casa, no soy capaz de estar en sitios cerrados y tengo sensaciones de extrañeza respecto a mi cuerpo. En 1995 empiezo la terapia individual con Pepa Campos y a trabajar con el cuerpo, a conectarme con él . Llevo mucho peso en mi espalda pero siento que no quiero soltar nada de lo que me sobra, aunque sean cosas inútiles, ideas inútiles me hacen compañía. ¿Cómo empezar un nuevo camino cargada de cosas antiguas?. Me propongo tener paciencia conmigo, ir despacito, tratarme como un bebé que empieza a dar sus primeros pasos. En una sesión mi terapeuta me coge en brazos y me mece. Las lágrimas brotan de mis ojos. Una diminuta grieta en la armadura.

Me siento una niña pequeñita, pequeñita, en unos brazos que me

acogen, consigo soltarme un poco. Una tristeza inmensa me invade,

una sensación muy antigua a la que apenas puedo ponerle nombre.

- Tienes que vaciarte, soltar todo lo que llevas dentro para poder

llenarte de alegría. Ser como un río, dejarlo correr hasta que se

acabe-

Desde el fondo de mi corazón pregunto : ¿De verdad que esto se

acaba?

-De verdad-

Me viene el recuerdo de mi decisión de no sufrir más, de no volver a llorar, de no volver a sentir y ahora estoy atrapada en mi propia cárcel, los muros que construí para protegerme ahora me impiden la salida.

En estos días tengo la necesidad de ir a la iglesia, necesito confiar en que puedo salir de donde estoy. Intento sentir mi unión con algo superior de donde coger fuerzas. De nuevo la nada, al alejarme de mí, me alejé de Dios. Los dos fuimos desterrados el mismo día y ahora ando por tierra de nadie, perdida.

Intento volver a mí desde la cabeza, me invaden millones de preguntas sin respuestas, causas, motivos, miles de planes, de mapas, de esquemas para llegar hasta mí. En el camino equivocado me vuelvo a sentir extraña, no tiene sentido desde aquí estar viva, no me llega el contacto. Todo lo que hago está limitado, limitado por mí. Mi barrera es el sentir, si empiezo a sentir algo me cierro, me asfixio, me angustio. ¿Dónde está el camino de vuelta, cómo encontrar mi fuerza para iniciarlo, dónde mis ganas de vivir?

Me vuelvo a pillar controlándome para no sentir, cerrándome al dolor. Nada me llega, nada me toca. Me relaciono con los otros a través de un personaje, intuyo lo que al otro le gusta y me convierto en eso. Soy una perfecta transformista. Me pierdo en las relaciones ¿Dónde está el límite, hasta dónde yo, hasta dónde el otro? ¿Desde dónde me relaciono si no siento nada dentro de mí?

Ahora veo que es mi miedo a necesitar, a estar, a sentir, el que me impide entregarme realmente, de nuevo la rebeldía para quedarme en mi fortaleza “Yo no necesito a nadie” Durante muchos meses trabajo el enraizarme, sensibilizarme, estar en la realidad, ponerle nombre a mis sensaciones, dejarme sentir poco a poco. Participo en un taller de trabajo corporal y movimiento, asistiendo una vez a la semana durante 4 años. Este ha sido el trabajo más importante para mí y que reflejo en esta tesina. Al irme conectando con mi cuerpo, de alguna manera siento que me voy reconociendo.

Me siento como una niña pequeña dentro de un cuerpo de mujer,

realmente este cuerpo me queda grande, es un gran desconocido sin

libro de instrucciones para su manejo. Siento que mi cuerpo es

demasiado grande para mí, no sé qué hacer con él, totalmente

descoordinada

Voy trabajando el plantar mis pies en el suelo, sentirlos, frotarlos, tocarlos, golpear el suelo con ellos. Empezar a cuidarlos, a masajearlos, a conocerlos. “Echar raíces para florecer”.

Y entonces estalla la lucha interna. Una parte de mí quiere estar muerta, me habla del sufrimiento de la vida, de la desconfianza, del desengaño, la amenaza del abandono, la seguridad del encierro, de la autosuficiencia, no hace falta vivir, sólo la supervivencia. La otra parte defiende la vida, el privilegio de respirar cada día, de existir, de ir creciendo, de aprender a sentir amor, amor verdadero, de compartir, de disfrutar.

Atascada

Recuerdo una frase de mi terapeuta – La primavera también llega al polo- ¿Quién puede imaginar que debajo de tanto hielo hay vida? Y aún así, el hielo se transforma en agua que fluye y alimenta.

El glaciar empieza a moverse, millones de cambios bruscos de estado de ánimo se suceden en mí, me siento dentro de un torbellino. En la misma semana escribo:

Me siento llena de energía, capaz de comerme el mundo. Me siento

espontánea, sin muchas expectativas, viviendo el momento. Me

levanto temprano y llevo a cabo mis proyectos. Estoy en la acción.

Hoy no tengo energía. No salgo de casa, empiezo a dudar de mis

proyectos. ¿Dónde está la mujer de ayer?. Empiezo a entrar en la

apatía, empiezo a paralizarme. Me siento desgraciada, hundida.

Cada día me siento más feliz con mi cuerpo. Lo admiro y le doy las

gracias. Cada día habito un poco más en él, nos vamos conociendo.

Lo voy percibiendo más como aliado y menos como enemigo.

No quiero hacer nada, estoy cansada, estoy harta, me quiero rendir.

No me siento capaz de pedir lo que necesito, no me siento capaz de

dar nada.

Al principio sentía mi cuerpo como un bloque, sin forma, sin conciencia. Comienzo a descubrir y aceptar mi necesidad de contacto, conmigo y con los otros, el ir experimentando sensaciones para las que al principio no tenía nombre. Me encuentro con mi dificultad para poner límites, dónde acabo yo y dónde empieza el otro, el ser capaz de diferenciarme. No encuentro equilibrio entre mi lugar interior y el exterior, el poder transitar estos diferentes espacios, poder entrar y salir de mí al otro , del otro a mí. A la hora de expresarme me invade la angustia, me siento atrapada, muda, no sale sonido de mi garganta, prisionera dentro de mí. Con ganas de rendirme, el miedo ocupa todo mi cuerpo. Solo me llega angustia y dolor de mi cuerpo, me da miedo ver lo que soy realmente, me da miedo no ser nada, me repito a mí misma; confiar, confiar, para poder mantenerme en este camino. A veces tengo la sensación de que no me reconozco, no tengo apoyo interno, no confío en mí, me siento cada vez más extraña. ¿Quién soy yo? Vacío, oscuridad. No puedo describirme, no me siento. Tengo miedo a estar sola, a tener que cuidar de mí, a no tener a nadie en quién apoyarme. A veces me miro al espejo para recordarme y no me sirve de nada, la misma imagen fría y lejana me devuelve la mirada. Me siento bloqueada y perdida ¿Quién va a sacarme de aquí? En ningún momento se me ocurre que puedo ser yo misma. Permanezco en la queja, en la protesta, de nuevo esperando que otro haga algo por mí. A través de ir movilizando mi cuerpo, de ir tocándolo, mirándolo , escuchándolo, se va produciendo una gran transformación. Como el escultor ante un bloque de arcilla que acaba modelando en una figura preciosa, así me siento yo ante mi cuerpo, le voy dando vida, formas, curvas.....

Empiezo a mirarme y a dejarme mirar. Al principio lo vivo como un juego, “jugar a ser mujer”, a vestirme un poco más femenina, a ser seductora, relacionarme con hombres, etc. Siento que una nueva mujer se está gestando dentro de mí. Me siento con ganas de renacer a lo femenino. Al estar este grupo de movimiento compuesto principalmente por mujeres, lo vivo como algo iniciático. Me siento como parte de una tribu, en la que las mujeres más sabias inician a las jóvenes en su paso al mundo femenino. Para mí el grupo supuso un útero materno donde sentirme acogida y reconocida. A partir de muchos cambios se suceden a la vez;

- Mi cuerpo empieza a transformarse. A veces siento que los

cambios de mi cuerpo van por delante de mí. En un par de meses adelgazo más de 10 kilos sin hacer nada. De una talla 46 paso a poderme poner una 40. Me siento asustada ¿ a dónde va a llegar esto?. Me gusta el cuerpo que va surgiendo pero me da miedo perder el control sobre él. La gente me devuelve constantemente que estoy guapísima y que se me ve radiante. Yo misma me miro al espejo y me reconozco muy cambiada, me siento como una adolescente.

- Mi relación con los hombres también cambia y se hace más real.

Empiezo a salir con un hombre . Empiezo a explorar mi sexualidad, mi deseo, mi seducción. En mi diario escribo: “¡Hay tantas cosas por vivir, tantas personas por conocer! Es como estar dentro de alguien que es familiar y desconocida a la vez, no dejo de sorprenderme. Estoy aprendiendo a vivir, a descubrir la vida, me siento fluir:

“Amanece y sonríe la niña Se iluminan sus ojos Le llega la vida. Jugar, jugar y divertirse Soñar y disfrutar Sorprenderse Ensimismarse Tocar, oler, probar Arriesgarse Saltar y correr sin parar.”

- De igual manera empiezo a conectar más con mi parte espiritual.

Al no estar conectada conmigo misma, no soy capaz de encontrar esa conexión que tanto necesito con algo más allá que yo a lo que entregarme, por lo que sentirme protegida. Cuanto más me siento yo, más abierta estoy a sentirme parte del Universo, a conectar con mi verdadero Ser. También empiezo a reconocer lo sagrado de mi cuerpo, a tratarlo con respeto, alimentarlo, cuidarlo, agradecerle. Tengo experiencias sorprendentes a nivel energético. Siento que diferentes partes de mi cuerpo comienzan a abrirse, el pecho, la garganta, la pelvis......empiezo a sentir la energía dentro de mí fluyendo. Tengo varias experiencias “transpersonales”. Después de una de éstas escribo:

“Detrás del movimiento está la quietud, no hay espacio ni tiempo. Despierta, ojos abiertos, cara abierta, cuerpo abierto Todo el cuerpo me tiembla. La cabeza vacía, los brazos vacíos, el tronco vacío, las piernas vacías. Nada, la nada, pura energía Fuerza, fuego, movimiento. Girando a miles de revoluciones, torbellino, huracán andar en todas direcciones No peso, soy energía girando, movimiento sin referencias de espacio ni tiempo.”

En mayo del 96 asisto a un taller con Graciela Figueroa. Me quedo asombrada con su trabajo, con su presencia, el disfrutar del movimiento, el gozar de la vida. Siento que para mí hay un antes y un después de hacer este taller. En mi diario escribo: Realmente esta mujer te engancha a la vida y a la alegría. El curso ha sido todo un descubrimiento para mí . Me quedo con la risa y con la música. He empezado a descubrir mi cuerpo y la posibilidad de comunicarme a través de él, de sentir, de abrirme y cerrarme, de ser grande y pequeña ¡Cuántas cosas dentro de mí!

Ahora siento la necesidad de tocarme, de abrazarme, de descubrirme con nuevos ojos, como un bebé que acaba de nacer a un mundo nuevo. Con ganas de compartir este regalo que es la vida. ¡Es tan sencillo! La clave está en lo simple. Paralelamente a los talleres semanales sigo asistiendo a los cursos que Graciela Figueroa imparte una vez al año en Sevilla hasta que en 1999 comienzo con ella mi formación en Movimiento y Técnicas Psico-Corporales para el Desarrollo Armónico, en el Sistema Río Abierto. Este ha sido un largo camino que aún recorro y que he llegado a aceptar como interminable. En mi proceso personal mi cuerpo ha sido una pieza clave, mi herramienta de trabajo. He ido poco a poco aprendiendo a conocerlo, a sentirlo, a cuidarlo. En él habitan mis monstruos y mis héroes, en el se llevan a cabo cada día miles de batallas. Mi camino es aprender a escuchar mi cuerpo, abandonarme a su movimiento, a su sabiduría, dejarme guiar. Mi cuerpo es mi mapa, el recorrerlo me permite estar en un camino mayor, el de la Vida. Antes de finalizar este capítulo me gustaría contar un cuento que escribí mientras realizaba el SAT 2 y que describe cómo he vivido todo esta experiencia.

CUENTO Érase una vez una niña que llegó a un planeta nuevo para ella y allí eligió nacer. Al poco tiempo de haber llegado a este lugar se perdió. Al principio andaba muy asustada de un lugar a otro, no sabía que dirección coger. Se olvidó de cómo llegar a su casa. Cada vez le daba más miedo de las personas con las que se encontraba y no sabía en qué idioma hablaban. Era tan grande su dolor y su pena, tan grande su miedo que decidió esconderse para no ser vista. Tan adentro, tan adentro, tan adentro se escondió que ya no se recordaba. Y empezó a andar por el mundo con una máscara Iba cambiándola según los lugares por los que transitaba; podía hablar diferentes idiomas y vestir ropas variadas. Continuamente se transformaba dependiendo del país que visitara. Alguna vez echaba de menos su casa, pero ya no sabía volver, no tenía mapas y nadie la conocía. Estuvo vagando años y años por este planeta sin que nadie supiera decirle dónde estaba. Al final aprendió a no preguntar y conformarse con no tener nada, vivir sin nombre, sin tierra, sin alma. Así pasó el tiempo y descubrió que tenía una enemiga, una persona que quería matarla. Pero ya estaba muy cansada para seguir corriendo, llevaba muchos años andando a la deriva. La asesina cada vez estaba más cerca y ella estaba agotada. A veces la alcanzaba por un momento e intentaba estrangularla. Y a la niña apenas le quedaba aliento para soltarse arrastrando, curarse alguna herida y seguir huyendo de la amenaza. Un día ya no pudo más y decidió pararse. Estaba bien si la muerte quería alcanzarla. Ya no tenía fuerzas para seguir haciéndose la valiente, ya no podía seguir con sus máscaras.

Y decidió enfrentarse cara a cara. Sintió cómo la asesina se acercaba a ella y la llamaba. Era mucha su fuerza, con su voz la arrastraba. La niña miraba alrededor por si alguien podía ayudarla. Estaba sola, nadie para acompañarla. La muerte la agarró por el cuello queriendo matarla. La niña se arrastró como pudo por el suelo, estaba muy asustada. Sentía que apenas tenía fuerzas para afrontarla. Entonces se acurrucó bajo un árbol, entre piedras y ramas. Y desde el fondo de su corazón pidió que la ayudaran, gritó sentirse sola y abandonada. Suplicó como no recordaba haberlo hecho, que la cuidaran. Y empezó a caer en una oscuridad inmensa mientras su cuerpo temblaba. Pero ya no quiso abrir los ojos, al fin se entregaba. Y el negro daba miedo y también acompañaba. Y pudo dejarse sentir como niña abandonada, y pudo dejarse sentir el hogar que anhelaba. Y desde lo más profundo de su ser pidió ser encontrada. Y de nuevo volvió a nacer en el hogar que amaba. Y el Universo entero la acompañó de vuelta a su casa. Y la niña lloró y lloró dando las gracias porque estaba perdida y fue

encontrada. Perdonó desde su alma a aquellos que la perdieron, porque no sabían cuidarla. Y al abrir los ojos miró a su alrededor y vio el mundo que la rodeaba y se sintió parte de cada ser que lo habitaba. Recordó su nombre y recordó su cara. Y volvió a llorar de agradecimiento porque estaba perdida y fue

encontrada. La vida volvió a su cuerpo y el amor a su alma. FIN

MI CUERPO, MI HOGAR. EXPLORANDO UNA CASA EXTRAÑA

“El amor es una necesidad y también un placer, su presencia nos

mantiene envueltos en el abrazo de la vida. Cuando podemos recibirlo y

generarlo, renovamos ese abrazo protector para nosotros mismos y para

los demás. El límite que crea este abrazo es el auténtico hogar de nuestro

cuerpo, es el resplandor de luz y de calor que irradia a través del hogar de

nuestro cuerpo una noche fría.” Habitar el cuerpo

El “hogar” no es un lugar físico en el mundo exterior, sino una

cualidad interna de aceptación. Observa si te permites recibir el

extraordinario regalo de sentirte en “casa “ donde quieras que estés.

Osho.

Sentir mi cuerpo como mi hogar es para mí sentirlo como un lugar seguro, una referencia interna, un espacio donde sentirme acogida, del que formo parte, al que PERTENEZCO. A lo largo de los talleres de Cuerpo y Movimiento he relacionado esta sensación con la de estar enraizada. Según Lowen estar enraizado es estar conectado con las realidades básicas de la vida: el cuerpo de uno, su sexualidad, las personas con las que mantiene relaciones. Uno está contactado con esas realidades en la medida en que está conectado con la tierra. El problema de la inseguridad es insoluble si el individuo no toma conciencia de su desarraigo. Quizá crea estar seguro de sí mismo porque tiene dinero, una posición y una familia, pero carecerá de una sensación interna de seguridad si no está enraizado. (1) Bajar la energía a los pies y las piernas implica una mayor toma de contacto con la realidad, un movimiento de energía hacia abajo, el restaurar un circuito energético. (1) Alexander Lowen. La espiritualidad del cuerpo. Ed. Paidós

En bioenergética la parte inferior del cuerpo está relacionada con movimientos de descarga, el enraizarse es la posibilidad de liberar energía acumulada. Cuando esta función está atrofiada, y la persona no puede descargar su excitación, se produce una pérdida de vitalidad. A su vez, la parte superior del cuerpo está asociada a la toma de energía , ya sea en forma de alimento, oxígeno o estimulación sensorial. Es evidente que hoy en día predomina la función superior de cargarse, alimentarse e incluso saturarse de información y estímulos, pero en la mayoría de los casos no se les da una salida adecuada ha esta gran cantidad de excitación por lo que muchas personas se quejan de una falta de vitalidad, aún cuando están todo el día llenándose de alimentos, ejercicio, actividades, etc. Hay un movimiento hacia dentro, pero no hacia fuera. El estar arraigado favorece que la persona esté en el presente, conecte con sus apoyos reales. La energía dispersa en los pensamientos, fantasías, centrada en el pasado o en el futuro se pone a disposición de la persona enraizada. Se facilita la conciencia corporal, cómo siento mi cuerpo, dónde tengo mis bloqueos, en qué estoy ahora y hacia dónde quiero dirigirme. La descarga de esta energía es un hacerme responsable en el sentido de responder a lo que yo quiero, ponerme en movimiento, dejar de hacerme el inválido, de estar en la carencia, de preocuparme y empezar a ocuparme. La depresión es la parálisis, la imposibilidad de poner en movimiento esta energía, es el no ser capaz de fluir. Fritz Perls escribe: En el área del pensar es donde surge la mayor confusión, llamaremos a esta actividad, fantasía. La actividad fantasiosa es aquella actividad del ser humano que, mediante el uso de símbolos, tiende a reproducir la realidad en una escala disminuida. Como actividad que implica el uso de símbolos, deriva de la realidad. La reproducción de la realidad puede extraviarse de sus orígenes, de la realidad con la cual estaba originalmente conectada(....) La actividad mental actúa, para el individuo como ahorradora de tiempo, energía y trabajo. Cuando yo fantaseo utilizo una pequeña parte de mi energía disponible internamente para producir una mayor cantidad de energía corporal o externa eficientemente distribuida. Pensamos acerca de los problemas en la fantasía para poder resolverlos en la realidad. (2)

(2) Fritz Perls. El enfoque gestáltico.Testimonios de terapia. Ed.Cuatro Vientos

Actualmente estamos tan desconectados de nosotros mismos, del cuello para abajo, que nos quedamos mayoritariamente en el acto de pensar, y pensar, y pensar, y esa energía no llega a poder ser utilizada en la realidad, ni genera ningún movimiento posible para la resolución del problema. Todo se intenta solucionar desde el nivel mental, por lo que el cuerpo se queda desenergetizado. Tampoco se llega al sentimiento sobre lo que me está pasando. No diferenciamos entre lo que sentimos y lo que pensamos que sentimos. Nos mantenemos en un rol fijo, el de la autoimagen, o el autoconcepto. En palabras de Paco Peñarrubia: “El organismo necesita de todas sus posibilidades para responder a un ambiente en permanente cambio. Sin embargo, dispone de menos alternativas de las posibles por haber ido perdiéndolas en el camino: el empobrecimiento neurótico radia en esta errónea elección del autoconcepto en lugar del “sí mismo”. Hemos aprendido a relacionarnos desde la máscara, no desde lo que realmente sentimos en cada momento. De hecho este falseamiento de nuestro ser auténtico es tan automático que la dificultad llega a estar en poder sentir lo que realmente nos pasa en cada momento. El hecho de no expresar lo que uno siente y tener que transformarlo permanentemente significa un desgaste de energía del cual no tenemos conciencia .este desgaste ocurre a nivel físico, emocional y mental. Vivimos al mínimo de nuestras posibilidades y no nos damos cuenta.

Kepner nos habla de que nuestro sentido de la realidad está basado en el grado de contacto con nuestro cimiento (fondo) sensorial.(....) Entonces crear un ambiente donde los pacientes puedan arriesgarse a regresar a su cuerpo es una labor de amor y cuidado por parte del terapeuta. Al recontactar cada capa del sí mismo corporal, deben abrirse de nuevo viejas heridas emocionales, de modo que las experiencias negadas puedan traerse al presente, que es donde puede darse la verdadera curación. (4)

(3) Francisco Peñarrubia. Terapia Gestalt. La vía del vacío fértil. Alianza Editorial (4) James I. Kepner. Proceso corporal. Ed Manual Moderno

Enraizarse es poner los cimientos de la casa.

En muchas sesiones he vivido mi ausencia, el encuentro con un hogar vacío cada vez que abría la puerta a mis emociones. Un hogar lleno de fantasmas , de voces que me asustan, de oscuridad. El no tener tierra implica no poderme enraizar, no crecer, no alimentarme, no florecer, ni dar frutos, ni expandirme. Es ser vagabunda. Ir pidiendo que me alimenten, que me acojan, que me quieran, que me cuiden, que me salven. Exigirle a los demás que me dejen su tierra, les ayudo a plantar sus semillas y como de sus frutos, y espero una nueva cosecha. Mi referencia está fuera de mí.

El trabajo que me sirve aquí es volver una y otra vez al contacto con mis pies, con la tierra, con el suelo, con la base. La conciencia puesta en mis pisadas, en mis huellas , en mi peso sobre el suelo, plantarme, devolverme a mi cuerpo. Me cuesta trabajo estar en el presente, me siento como si fuera una

cabeza flotante. Me doy cuenta de que estoy frenándome , con miedo a la

vida, me da miedo abrirme. Mi cuerpo se me desdibuja constantemente. ¡

cuánto miedo a sentir!

Me conecto a la tierra a través de los pies y voy recuperando un poco de

seguridad.

En el masaje de hoy me ha gustado darlo y recibirlo, sintiendo cada

parte de mi cuerpo, todos mis huesos, la piel. Me quedo como más

encarnada en mí, sensación plena de disfrute. Me siento cada vez más

en el presente. Agradecida por mi cuerpo, por mis sensaciones , por

la vida. Encantada de poder disfrutarlo. Gracias, gracias, gracias.

¡ Y qué placer cuando mi cuerpo me acoge! se abre a recibirme y entro en él, lo ocupo, recupero las sensaciones , vuelvo a sentir que la vida fluye por mis venas. Estar en mi cuerpo me permite descansar, recuperar mis fuerzas.

Me permite vivenciar esa parte mía todavía tan desconocida, mi parte amorosa, mi parte maternal. Siento que mi cuerpo me nutre con vida, la energía fluyendo me alimenta, se enciende el fuego en el hogar y me llega el calorcito. “ La madre es nuestra tierra personal, así como la tierra es nuestra madre universal”. Lowen Me pienso si entrar en el taller, no tengo energía. Estoy un poco

asustada porque siento como si de un momento a otro fuese a

pararme y no tuviera posibilidades de seguir. Muy, muy , baja de

energía

Empezamos con los pies, ir andando y consciente de nuestros pies

probando diferentes formas de andar, meter las piernas, ir soltando,

meter poco a poco todo el cuerpo. Un rato para cada uno bailar con

la música. Por parejas uno le da un masaje al otro para energetizarlo.

Bailar un rato por la sala, después del masaje. Hacemos entonces un

ejercicio de ponerse por parejas, tumbada de costado, la otra persona

se pega a ti por la espalda y con su mano en tu barriga. Una acoge y

la otra es acogida. Después se cambia. Música suave.

Por mucho que intento cargarme de energía durante la sesión no soy

capaz. Cuando veo que en el grupo de hoy se trabaja el llenarse de

energía , de despertarla, de movilizarla, pienso que es una suerte y

que quizás me va a servir para cargarme un poco. Imposible, cada vez

estoy más cansada, no contacto con mi cuerpo.

En el ejercicio de tumbarse y ser acogida o acoger tengo una

experiencia increíble. Cuando soy acogida me siento como si fuera

un feto, en el útero de mi madre. Las dos respiraciones totalmente

sincronizadas, su mano en mi vientre es como si tuviera el cordón

umbilical. Su brazo es el cordón. Es una sensación de placer, me llega

muchísimo el color rojo- anaranjado, todo es color naranja y rojizo,

envuelta en ese color.

Cuando soy yo la que acojo, siento como si yo estuviese embarazada,

como tener un bebé en mi vientre. Me empiezan a llegar imágenes de

niños recién nacidos, de su piel, su suavidad, su olor.... Necesidad de

abrazar a alguno. Con la sensación de ser útil, de ser creadora.

Acaba el grupo con este último ejercicio, totalmente llena de energía,

me siento rebosante. Se fue todo cansancio, como si hubiese estado en

un útero reparador, como hacerme más consciente también del mío.

Al contar la experiencia no puedo dejar de llorar, las lágrimas me

llenan los ojos, una sensación maravillosa de conectar con la madre.

Es como que ahora en mi cuerpo todo vuelve a encajar y fluye la

energía. Centrada, calentita.

A veces he salido de la sesión con la sensación de haber estado en un “taller de reparaciones”, de haber llegado maltrecha del ritmo de la vida, dolorida, con miedo , llena de heridas de tantas guerras emprendidas en el día. Y entonces después de haber arrastrado y empujado a mi cuerpo por estos territorios, me paro a escucharlo al fin. Es como volver a casa después de un largo y duro viaje. Me digo “ el descanso de la guerrera”. Todavía no me siento cansada de luchar, pero empiezo a agradecer la parte amorosa que escucha mis quejas y llantos y que me consuela. Cada vez me cuesta menos pasar de una parte a otra, estar en éste movimiento.

Llevo semanas sin conectarme con mi cuerpo. Cada vez más lejos,

cada vez más arriba, no soy capaz de enraizarme. Me siento perdida,

lejana. Miles de emociones me surgen en cada momento: ira, alegría,

pena, euforia, llanto, rabia,.... lo mismo lloro que río, lo mismo soy

hija de puta que amorosa. ¡ Todo es tan extraño, qué locura! Y a la

misma vez intento estar en lo que ahora me toca. ¡ Cuántas

sensaciones y qué rápido paso de una a otra!.

Ahora me siento estancada, mi cuerpo sigue sin darme señales de

vida. En el taller no conecto con mis pies, me cuesta contactar con el

suelo, la energía muy arriba. Mi necesidad: plantarme. Se propone en

el grupo que explicitemos lo que deseamos en este momento, lo que

queremos: “ yo quiero habitar mi cuerpo, quiero recuperar mi

cuerpo”. Lo expresamos con música y nos abrimos a eso. Yo lo grito y

lo grito y conecto con mi cabreo, una parte de mí lo reclama. Me

entran ganas de vomitar.

Cuando nos damos el masaje, empiezo a llorar sin parar. Noto los

pies de otro sobre los míos. Siento claramente que nadie me ha dado

un cuerpo, o sea, que no me han reconocido y que la tarea que a mí

me toca es re- crearme, darme forma, re- conocerme.

Me siento al principio de un viaje. ¡ Qué camino tan extraño el que

ahora recorro! Preparo mi mochila para buscarme.

Explorando mi hogar, mis raíces, siento al grupo como mi familia. A sus miembros como mis hermanos. Al relacionarme con ellos desde el contacto físico, al reconocer sus cuerpos, reconozco el mío. Me gusta la relación que tengo con mis compañeras.

Ellas me facilitan el camino, las siento presentes, me dejo cuidar por ellas, las vivo como mi familia nutritiva. Ellas han sido testigos de mi proceso, y me han permitido el poder confiar y el mostrarme, expresarme , dejarme acoger, entregarme. Me gusta vivir los conflictos y los encuentros y seguir perteneciendo a la Familia. Sentirme aceptada como soy, sentirme valorada, es una nueva experiencia para mí. " Al enraizar al paciente en las sensaciones de su cuerpo, en su sexualidad animal, y en la tierra de la que salió, le devolvemos a la familia de los hombres y al reino de la naturaleza. Le devolvemos la confianza de que fue creado para este mundo y que el mundo fue hecho para él" (5)

Al principio del taller estoy superacelerada. Nos ponemos a hacer

movimiento dirigido, me divierto muchísimo con esto, no paro de reír.

Después bailamos por parejas, por momentos puedo hacer el tonto como

me gusta, me siento bien siendo yo. Nos relajamos y desde el suelo vamos

moviéndonos con la música y contactando si queremos. Al principio me

apetece estar sola, después me voy moviendo por la sala hasta que

contacto con alguien. Me siento muy bien compartiendo, se cierra el

grupo. Me llevo la diversión dentro de mí. Ojalá en la calle me pudiera

permitir tanto como aquí. Aquí siento mi cuerpo vivo y muchas veces fuera

lo siento muerto. Nos despedimos hasta después de vacaciones. Una

compañera nos canta una canción. Mi grupo, mi familia. (5) Alexander Lowen. La depresión y el cuerpo.

MI CUERPO, MI IDENTIDAD : RENACER A LO FEMENINO Al no estar encarnada en mi cuerpo tampoco lo estaba con mi ser mujer. Reviso los cuadernos de terapia durante los últimos seis años, y en los dos primeros no aparece ninguna referencia a mi parte femenina. Otra cosa más, olvidada en el trastero, en la parte más oscura de mi memoria. De hecho ya me encargaba yo de que no se me identificara con el sexo femenino, utilizando ropas amplias que no dejaban traspasar mi silueta. Siento un rechazo hacia mi cuerpo por ser este un lugar donde ocurren cosas que no puedo controlar. Decido llenar con comida el vacío interno, aumentar de volumen para alejarme del contacto, empiezo a vivir en un pequeño espacio dentro de mí totalmente amurallado. Durante mi vida he echado en falta, la enseñanza por parte de las mujeres de mi familia de lo que significa realmente ser mujer. Más bien los mensajes que me han transmitido se refieren a lo que “ no debe ser una mujer”: sumisa, sensible, débil, complaciente, amorosa..... y a lo que “ sí debe ser “: fuerte, luchadora, autosuficiente, controladora, inaccesible.... ¿Quién me habla de la parte de las mujeres nutritiva, creadora, juguetona, receptiva, intuitiva? Esto lo aprendo con mis “hermanas” de grupo. Para mí el grupo ha sido un útero materno en el que he podido renacer, sentirme acogida, reconocida. Me voy abriendo a escucharme y a entregarme a lo que me va surgiendo en cada momento. Rodeada de energía femenina. Y por supuesto, el haber realizado todo mi proceso con mi terapeuta, Pepa Campos, que ha sido para mí una gran madre nutritiva. Desde que empecé a sentir que algo nuevo estaba naciendo dentro de mí, he estado en un proceso continuo que llega hasta hoy en día. Un proceso de recuperar mi identidad femenina, un proceso que también empezó por mi cuerpo. Un día me encontré tirando toda la ropa que llenaba mi armario y que nunca me ponía, ropa vieja y fea, tras la que me ocultaba. Esta limpieza era a la vez una limpieza interior mediante la que me deshacía de mi parte descuidada y poco atractiva, para empezar a mostrarme al mundo con una nueva imagen.

La gente me devuelve continuamente que se me ve más, que se me ve radiante. He estado con unas amigas que hacía años que no veía y todos me dicen que se me nota muy cambiada. La verdad es que yo misma me miro al espejo y me noto diferente, me veo más guapa que nunca, es como algo que va de dentro hacia fuera. Es una sensación de seguridad y madurez que se me nota en la mirada. También en el trabajo me comentan mis compañeras que me ven más delgada y atractiva. Me siento un poco rara con todo esto que me está pasando a nivel físico, a veces pienso que esta es mi verdadera adolescencia ( a los 28 años) Hoy pensando en el tema de la pareja, de pronto me llega una sensación muy fuerte de querer tener una familia, mi familia propia, mi casa , mi pareja y mis hijos. Me visualizo como madre. Siento que esto le da sentido a mi vida. No quiero seguir jugando a ser autosuficiente, a no necesitar a nadie, quiero querer a alguien y que me quieran, formar parte, sentirme acompañada. Quiero tener desengaños reales, pasiones reales, amigos reales, vivencias, ilusionarme, llorar, esperar, disfrutar.....vivir en la realidad. No quiero pelearme más con el mundo, no quiero más venganza, no más luchas, no más sacrificios, quiero la paz. Quiero recuperar mi parte amorosa. Dejar de ser un hombrecito y ser un mujer. Con respecto a los hombres me siento como una adolescente ilusionada . Es como estar dentro de alguien que es familiar y desconocida a la vez, no dejo de sorprenderme. Estoy aprendiendo a vivir, a descubrir la vida, me siento fluir. Estoy aprendiendo a ser amiga de un hombre, a compartir, a mostrar. La mayor parte del tiempo sigo jugando un papel, me cuesta sentir de verdad. De pronto ante una situación en la que no sé manejarme, me bloqueo y empieza a aparecer el personaje y desaparece la persona. A veces soy capaz de pillarme y observar mi magnífica interpretación, pero tan solo como espectadora, no dispongo de herramientas para confiar en soltar este rol. Hay pequeños instantes en que consigo ser espontánea, ser yo misma, enterarme de lo que quiero, y es entonces cuando me siento completa, me siento persona, poder ser yo frente al otro.

Estos días me estoy planteando irme de casa y vivir sola. Me doy cuenta que mi relación con los hombres me ha servido para sentirme más mujer. Me siento amorosa, abierta y comprensiva. Y de pronto siento como si mi cuerpo fuera encajando, o más bien, como si yo fuera encajando en mi cuerpo, ocupando cada parte, habitándome por completo. Siento un inmenso amor hacia mí un agradecimiento profundo por haber elegido desde lo más profundo de mí, la vida. Me siento completa, me siento una, feliz con mi existencia , llena de armonía. Empiezo a reconocer a mi madre y a acercarme a ella: Tengo un sueño en el que empiezo a acercarme a mi madre, nos vamos relacionando de igual a igual. Mi madre interiorizada negativa se va haciendo más accesible. Siento que una forma de recuperar mi parte femenina es recuperando a mi madre, la madre que da paso a la mujer que hay en mí, la madre que me acompaña en este proceso, de niña a mujer. Quiero recuperar la energía que tengo puesta en mi enfrentamiento con ella, y ponerla en hacerme mujer. ¿Cómo puedo hacer esto? Una compañera habla de la relación con su madre en el grupo, ella ve positivos los cambios que le van sucediendo aunque su madre no los entienda. Ella dijo algo que me sorprendió “ yo siento que cuando mi madre se relaciona conmigo, no lo hace conmigo, no soy yo a la que le habla, ella no me conoce, yo soy cariñosa y amorosa, sensible , soy buena persona, no es a mí a quién lanza su mierda, así que intento no engancharme en su juego”. Yo me sentí totalmente identificada con esto. Realmente mi madre tampoco me conoce, yo no soy la que ella piensa, ella parte de un concepto de mí erróneo y desde ahí se relaciona conmigo. Sentí que yo también soy cariñosa, amorosa, prefiero el amor al odio, la amistad a la venganza, el confiar en los demás, a ser siempre desconfiada. Reconozco mi pelea con ella y quiero salir de esto, a la vez empiezo a diferenciarme. Siento como si una parte de mí muy olvidada surgiera de nuevo. Un nuevo sentimiento empieza a nacer en mí “ Yo merezco vivir, merezco ser como soy” Es la primera vez en la vida que tengo esta sensación, no desde la cabeza, sino desde lo más profundo de mi corazón. Toda mi energía la he estado poniendo en sobrevivir, ahora quiero vivir. Siento como si acabara de salir de un campo de concentración, he soportado muchas cosas y estoy viva, he superado la prueba.

Sé que me queda mucho camino por delante, pero parto de la base de que merezco la vida. Realmente me siento liberada, mi cuerpo se abre, mi pecho se abre, y surgen a borbotones miles de sensaciones aprisionadas . Con la armadura resquebrajada. Me conecto más con mis sentimientos. Siento mi proceso de niña a mujer. “El paciente ha de rescatar sus sentidos. Debe aprender a ver lo que está ahí y no únicamente lo que se imagina que está ahí”. (6) Hoy trabajamos con música de la tierra, mi cuerpo cada vez se va

soltando más, lo siento cada vez más vivo, más suelto, me siento

vibrar de los pies a la cabeza. Las caderas totalmente sueltas, me

encanta esta sensación de soltar y vibrar. Salto sin parar, siento que

todo mi cuerpo está sudando, meto la voz, abro la garganta. Se nos da

la consigna de que nuestro cuerpo sea una maraca. Me siento

maraca. Después nos damos un regalo cada uno, un masaje , me

siento enormemente agradecida por la vida, no puedo dejar de

sonreir. Todo es disfrute y alegría. Al finalizar la sesión, me duelen

los ovarios, como la parte también del útero y la matriz.... ¿qué me

pasa? Siento que realmente no es que me duelan sino que los siento,

soy capaz de sentirlos. Lo identifico con mi parte femenina, me siento

mujer. Me siento feliz siendo yo, no necesito nada especial, disfruto de

lo que me trae la vida.

Ahora cada vez que me siento mal, sola, me sale de dentro una mujer cariñosa, una madre que abraza a mi niña y permite sus sentimientos. Una madre que acepta y respeta, me parece maravilloso. Voy aceptando las cosas buenas que me ha dado mi madre real, su fuerza, yo decido cómo utilizar la mía. Muchas sensaciones salen a mi encuentro a cada paso que doy. (6) Fritz Perls. Citado anteriormente

Poco a poco conforme me voy permitiendo explorar mi vacío, voy conectando con mi verdadera naturaleza, voy conectando con el recuerdo de mí. Me voy sintiendo como un útero nutritivo del que puede nacer cualquier sensación o vivencia en cada momento, conectada con mi creatividad, yo puedo co-crear mis experiencias. “El punto 0, podemos identificarlo con ese vacío fértil donde nada ha florecido todavía y donde se dan las potencialidades creativas. Surgirá entonces una figura o se pondrá de manifiesto la orientación organísmica o simplemente nos encontraremos con nosotros mismos en otro nivel de autenticidad.” (7)

Entiendo el proceso de crecimiento no como un camino lineal, sino como una espiral por las que se pasa muchas veces por el mismo sitio aunque a un nivel superior a la vez anterior. Conforme voy avanzando en mi camino, muchas veces me vuelvo a encontrar en un lugar anterior por el que ya pasé. Esto a veces me hace desesperarme, aunque voy tomando conciencia de que cada vez salgo más rápido de los lugares ya transitados. A veces me vuelvo a sentir como una niña pequeña que intenta sobrevivir en un mundo de adultos. Una niña que necesita a una madre, y veo cómo me he rodeado de madres sustitutas, busco en ellas la madre perdida. Me siento pequeñita, me emociono con cualquier cosa, muy sensible. Soy una niña jugando a ser mujer Soy una niña en un mundo de adultos Arrastrarse y revolverse Caerse y levantarse Sangrar. La mirada perdida Ojos que piden sin hablar Dadme, dadme, dadme ya. Inocencia reprimida Qué cuerpo tan grande Para un niña tan chica. ¿quién me cuida? (7) Francisco Peñarrubia. Cit. anterior

Me siento el cuerpo cansado y un poco pesado, la cabeza despejada.

Una compañera habla de que hoy se siente femenina y abierta. Me

apetece trabajar la tierra y lo femenino. Trabajamos las caderas, la

pelvis, la seducción...

Durante el movimiento me siento conectada a la tierra, me salen

movimientos sensuales y suaves. Al tumbarme para el masaje no

conecto con nada femenino, no siento mi parte de mujer. Al darle el

masaje a mi compañera me dejo llevar porque no le puedo dar desde

lo femenino.

Siento esta parte mía como un vacío, no hay nada ahí, intento

conectar con mi parte de mujer y no hay nada ahí. Me siento triste.

Me dicen que me quede en el vacío, que tenga paciencia, y poco a

poco irá surgiendo algo.

Ultimamente me encuentro muy sensible desde el trabajo en que me

sentí feto y madre. A la primera oportunidad me pongo a llorar.

Ganas de que llegue el fin de semana para irme a casa con mi familia.

Me siento muy metida en el ejercicio de la tierra, de arraigarme, muy

conectada con mis pies, plantada. Disfruto de la música, del

movimiento, de la vida. Después trabajé con una compañera la

seducción. Me doy cuenta de que seduzco desde el juego, desde la

niña, desde la diversión, provocando. Superando un poco mis miedos

a actuar, a seducir, a tocar. Al final del trabajo muy removida. Me iba

de mí, me sentía extraña, extrañeza de mí misma. Excitada por el

ejercicio, por haber disfrutado, por sentir el contacto . Esto me

remueve, como que se me despierta el cuerpo y me hace sentir rara.

Me hace mucho bien la compañía del grupo en mi proceso: Lo que me pasó ayer no lo olvidaré en la vida, realmente me parí a mi

misma. Mi niñita (con una fuerza increíble) parió a la mujer que ahora

soy. Llegué al grupo cargada de agresividad, rabiosa, desconectada del

exterior, no podía acercarme a nadie porque pensaba que le haría daño.

Hicimos un ejercicio de la rueda de la vida, apenas podía participar en

nada de lo que se hacía porque sentía una fuerza enorme en mi vientre y

no sabía como controlarla.

Poco a poco me puse a dar vueltas y vueltas, todo el cuerpo me temblaba,

era como tener todo mi cuerpo descontrolado, tenía miedo y de pronto dos

personas me abrazaron y empecé a llorar desconsoladamente, por unos

minutos me abandoné totalmente en sus brazos y lloré atravesando mi

rabia y conectando con la pena profunda desde mi interior.

Después volvimos a la rueda, cada una hacía lo que le apetecía, yo me

tumbé en el suelo, e intenté conectar algo más con ese poder que sentía

dentro, me balanceaba de un lado a otro como para cansarme, mi cuerpo

se retorcía, me dejé llevar por él.

Una persona se puso a cantar a mi lado y la música, su voz, me iba

llegando lentamente y poco a poco me fui tranquilizando. La risa me salía

a borbotones desde el vientre.

Al cerrar el grupo tenía una inmensa sensación de paz. Sabía que había

recibido mucho del grupo y que había podido enfrentarme a ese monstruo

que vive dentro de mí, a mi sombra.

Expreso en el grupo que realmente algo fuerte me está pasando y que me

da mucho miedo de mi fuerza. Me proponen trabajarlo, que el grupo me

acompañe a superar mis miedos, acompañarme en mi transformación.

Acepto.

Y entonces empieza la magia. El grupo me hace un círculo y yo me coloco

con Pepa en el medio. Ella sentada detrás de mí abrazándome y todas mis

compañeras alrededor apoyándome. El cuerpo me empieza a temblar sin

control, el llanto me brota desde dentro, siento como todo mi cuerpo se

estremece, suelta lo de dentro y deja espacio para algo nuevo. Todo el

grupo cantando, me siento envuelta por sus voces, segura, no puedo dejar

de reír, “Acabo de nacer”.

Siento con una gran fuerza la energía de cada persona del grupo, al abrir

los ojos sentí que no eran personas individuales las que me rodeaban, era

energía, energía de mujeres, envuelta de feminidad. Me siento

completamente mujer, rodeada de hadas, de poder femenino dentro y fuera

de mí.

Como haber realizado el ritual para entrar en el mundo de las mujeres,

me siento transformada. Me devuelven que me estoy pariendo a mí misma,

que está bien que nos acompañemos en nuestros partos, y que pidamos

ayuda cuando la necesitemos.

Inmensamente feliz.

“El sentido de relación con el grupo es tan natural al hombre como lo es su sentido de relación con cualesquiera de sus impulsos de sobrevivencia fisiológica. En un campo en perpetuo cambio, se hace necesario un individuo también cambiante. Porque si ha de sobrevivir , tiene que cambiar constantemente.(...) Cuando el individuo se hace incapaz de alterar sus técnicas de manipulación y de interacción, surge la neurosis.” (8)

Esto implica la necesidad de poder pasar por diferentes polaridades, colocarse en relación a los demás desde diferentes sitios respetándome cómo estoy en cada momento. Un movimiento, no solo físico sino un movimiento mental, de poder pasar de una idea a otra, un movimiento emocional, no quedarme pegada en una determinada emoción, un movimiento de roles a los que juego, de posiciones ante los demás..... La neurosis es la falta de movimiento.

(8) Fritz Perls. Cit. anterior

MI CUERPO , MI MEMORIA: RECORDAR LO QUE SOY “Para alejarnos del dolor real, debemos apartarnos de la conciencia de esos cuerpos que viven en el mundo real y que registran todo lo que sucede en él. Pero nuestros cuerpos son listos y utilizan movimientos habituales para señalar el lugar que nos sirve de referencia, de forma que estos gestos nos permiten seguir el camino de vuelta a casa”. Habitar el cuerpo. Una de las vivencias más sorprendentes para mí a la hora de trabajar con el cuerpo, ha sido el recuperar sentimientos y sensaciones olvidadas, experiencias que yo mantenía totalmente fuera de mi conciencia. Lo que más me ha impactado es que no las he recordado a través del pensamiento, sino que ha sido un recuerdo a nivel corporal. La vivencia se actualizaba en mi cuerpo y con ella todos los sentimientos reprimidos. Como dice MªAdela Palcos en su artículo Cuerpo y Psiquismo: “Creo que la imagen de sí y el esquema corporal están en mí y relacionados con las vías nerviosas o los circuitos reverberantes que han tenido preponderancia en cada uno. O sea “las formas de hacer” aprendidas; esquemas de movimientos grabados a nivel neuronal, como así mismo respuestas sensibles o emocionales aparentemente mentales que son verdaderos reflejos condicionados formados a partir de la huella mnémicas que dejaron nuestras primeras sensaciones, acciones, etc. Estos reflejos condicionados son auténticas cárceles del ser viviente, que inhiben la posibilidad eminentemente humana de elegir. Si no puedo elegir, no soy libre ni

tampoco puedo responsabilizarme verdaderamente por mis acciones,

pensamientos o sentimientos. Sin embargo, ser un ser humano implica todo esto.” (La cursiva es mía) Continuamente me invaden sensaciones antiguas, en cualquier momento me llegan escenas pasadas y las emociones de aquella situación vuelven a mí. Lo increíble es que nada de esto lo pienso, simplemente lo vivo, lo vivo a través del cuerpo. Tengo la absoluta certeza de que todo lo que he sentido a lo largo de mi vida está grabado en mis células, y quizás ahora que empiezo a abrirme surge toda esta información bloqueada. Y así, de pronto, soy una niña descubriendo, me siento enormemente triste, soy un bebé disfrutando, me siento alegre, tengo miedo, siento abandono, me lleno de ternura......

Mi cuerpo me llama, me grita que vuelva, se abre para dejarme entrar de nuevo en mis vivencias, en mi dolor, en mi soledad, me muestra la herida que quiere ser sanada. “ En todas las situaciones de insoportable y constante dolor o amenaza de dolor podemos ver cómo el aspecto dañado del sí mismo es de naturaleza psicosomática. El niño responde a tales lesiones contrayéndose y apartándose de la superficie de contacto de la piel y los músculos. (....) El resultado es desgarrador, con desesperación buscan el amor y la relación pero están tan separados de su superficie corporal que no pueden tender el puente sobre el abismo entre su sí mismo, tan profundamente retraído hacia su núcleo corporal y el otro con quién desean relacionarse porque el medio de relación, el cuerpo, ya no es identificado como sí mismo”.(9) Poco a poco voy tomando conciencia de mi tendencia a retener, a la contención. Esto se plasma en mi estructura física, es lo que Kepner llama la “estructural corporal adaptativa”, entendiéndola como un total de las adaptaciones organísmicas de la persona a la vida y que adquiere significado cuando se ve en este contexto. Somos biografías andantes. Dentro de mí hay miles de movimientos bloqueados en su camino hacia la acción, movimientos no expresados, reprimidos. Sigo triste, sin ganas de moverme. En el taller trabajamos conectarnos con la alegría, me cuesta trabajo estar aquí porque ahora me siento en la otra polaridad. Me voy dejando ir y venir por estas sensaciones. Me siento la barriga inflada, llena. Hay algo dentro de mí que quiere salir fuera , no lo dejo. Un llanto antiguo empuja por salir, algo viejo que sigue viviendo dentro de mí, y yo lo contengo y lo contengo, me da miedo traerlo al presente, dejármelo sentir. Conforme pasan los días cada vez que me centro en mi cuerpo es mayor esta sensación, me siento pequeña, asustada, insegura, cada vez más triste, con el alma llena de pena. (9) James I. Kepner. Cita. anterior

Todavía tengo ganas de llorar y llego sin energía. Llevo dos semanas en el

llanto y pensaba que ya se me había ido la pena. Lloro. Trabajamos la

agresividad. Andamos pisando con fuerza, sintiendo nuestra conexión con

la tierra, nuestra fuerza, apenas la siento , lloro.

Nos ponemos por parejas y sacamos nuestra agresividad frente al otro,

estoy más en la pena y me viene la idea “ estoy muerta otra vez”. Andamos

por la sala y hacemos ejercicio en grupo diciendo todas a la vez en voz alta

“estoy cabreada, estoy muy cabreada, qué voy a hacer con mi cabreo,

expresarlo”. Sacamos la voz “También soy pequeñita y tengo miedo y le

doy la espalda a la vida, y digo no, no ,no, qué miedo me da”. Aquí lloro

descontroladamente, esto me llega muchísimo, siento mi miedo a la vida,

siento mi enorme NO, NO. Pero también digo “ si quiero, si quiero” lo

digo con fuerza, me sale del alma, una parte de mí grita a los cuatro

vientos SI QUIERO. Bailamos, con música de la tierra, de tambores, me

cuesta un poco soltarme, me voy dejando.

Se pregunta: ¿Qué parte tenéis más tensa? Mandarle un mensaje de que

se suelte. Conecto con mi pelvis, soltar las caderas, la barriga, el

estómago, toda esta zona la siento muy bloqueada. Voy soltando y me

siento muy, muy bien, voy soltando con el movimiento. Hacemos un

ejercicio de pareja. A llama a B por su nombre y después le dice “ ¿me

ves? Estoy aquí, estoy viva y disfruto. ¡ Mira estoy viva y disfruto!”.

Me harto de llorar y de reír . Me suena muy lejano lo de estar viva y

disfrutar. Al final hacemos una celebración por estar vivas. Veo a las

compañeras celebrando la vida, gritando , riendo, me suelto, me abro, por

un momento río y disfruto libremente. Me mareo un poco, sigo bailando y

celebrando con la gente del grupo. Cerramos el grupo, llorando

emocionada, con fatiga y ganas de vomitar. ¿qué será?

Mi cuerpo me va enviando señales. Me siento como si hubiese estado años en coma, inconsciente y ahora empiezo a despertar. Conecto con mi falta de energía ( aunque me llevo todo el día haciendo cosas sin parar), con mi cuerpo cansado y con la necesidad de descansar, de recuperarme de todas mis batallas. Conforme me voy dejando, me surgen deseos de ser acompañada, amada, no tengo más ganas de viajar sola, de ser fuerte. Mi cuerpo me habla de vulnerabilidad, de debilidad. ¡Lo que más me asusta!

Cada vez que conecto con mi cuerpo es un maravilloso regalo, tiene millones de mensajes para mí. Siento que dentro se va gestando una nueva mujer, una nueva forma de estar en la vida, de relacionarme, de reír , de llorar. Empiezo a habitarme. Salgo del taller después de haber tenido una experiencia muy fuerte.

Trabajando desde el cuerpo la supervivencia, la tierra, la realidad,

me doy un masaje con una compañera en los pies y en el momento de

separarme me empiezo a angustiar. Me invade una sensación de

soledad y una pena profunda. Lloro desconsoladamente. Algo se me

remueve dentro, separarme, separarme, no lo puedo atravesar.

En este momento no podía ver que este “separarme”, este permitirme estar en soledad, me facilitaría el conectarme conmigo, el empezar a buscar dentro de mí lo que tan ansiadamente buscaba fuera. Por mucho que bebiera de otras fuentes aún no había descubierto que el único agua que podía saciar mi sed, era aquella que brotaba de mi interior. Mi fuente estaba oxidada y sucia, y tan olvidada que no sabía como encontrarla, ni cómo llegar hasta ella. Varios años después recordaría que estaba situada en mi corazón. A partir de aquí, limpiarla y empezar a bombear.

En el taller de hoy sentí una tremenda sensación de calor en la cabeza,

como fuego, tengo los oídos totalmente taponados. Al día siguiente también

con dolor de garganta y problemas nasales. Es como un conjunto; nariz,

garganta y oídos bloqueados. Hoy ya se me ha quitado el taponamiento

quizás está relacionado con que estuve todo el día llorando y llorando,

recuperando la sensación de cuando era pequeña y se reían de mí,

recuperé mi sensación de soledad, mis fantasías del príncipe azul que

vendría a salvarme..... Después me vi en mi adolescencia, el cariño que

necesitaba y lo sola que estaba, la continua imagen de mi muerte y de la

gente que vendría a mi entierro, planeando cada día cómo sería mi muerte.

Me doy cuenta de que hay mucho dolor dentro de mí, que un día decidí ser fuerte para superar todo esto, cerrarme y ahora me da miedo abrir todo ese sufrimiento porque no veo la posibilidad de que algún día se acabe. La sesión de hoy ha sido algo fantástico. Trabajamos visualizando el

barro, imaginándonos que andábamos por un barrizal y nuestros pies

se iban hundiendo. Sentí el barro frío, una sensación muy agradable,

de frescura, sentía como cada vez que pisaba, el barro se deslizaba

entre mis dedos, andando muy despacio y sintiendo. Después sentí la

necesidad de llenar también mis manos y todo mi cuerpo,

revolcándome en él sentía el placer del barro fresco, del agua, de

cubrirme , envolverme por completo de la tierra. Empecé a crearme ,

a fabricarme a mí misma. Poco a poco me iba llenando de fuerza, de

vida. Y me quedé en paz. A partir de ahí , de revolcarme, de cubrir

todo el espacio que necesitaba, de descubrir cada parte de mi cuerpo

y darle su sitio, de sentirme.

Entonces decidí ponerme en pié, levantarme, ya no quería estar a

nivel del suelo, quería elevarme, estaba preparada para andar. Fue

algo fantástico. Estar de pie, andar y abrir los pasos, abrirme a la

vida, estirarme, reconocerme nacida de la tierra e hija del cielo. A

partir de aquí fui contactando con mis otras compañeras, a veces con

los otros , a veces sola. Estaba viva, realmente viva. Agradecida a la

vida, disfrutar de la alegría de vivir.

Hoy me lo paso muy bien, recuperando la parte lúdica, el juego y la niña,

el disfrute de hacer el tonto. Al final me quedo con dolor de cabeza y

cuello, siento que no puedo sujetar mi cabeza, que me pesa mucho, que se

me va. No veo bien, no soy capaz de fijar la mirada, angustiada.

Pepa me dice que me deje llevar la cabeza donde quiera, dejarme en la

postura que me venga. Dejo caer mi cabeza hacia abajo, se va agachando

y agachando y empiezo a llorar. Desde aquí no puedo respirar y no veo.

Mi necesidad es el contacto físico, que me abracen. Cuando me siento

protegida se me quita el miedo. Me doy cuenta de que me están pasando

muchas cosas y que no me entero de si estoy avanzando o retrocediendo.

La terapia gestáltica antes que una terapia verbal es una terapia vivencial. Se exige que el paciente se vivencia a sí mismo lo más posible y que se vivencia tan plenamente como pueda en el aquí y ahora. Le pedimos que se de cuenta de sus gestos, de su respiración, de sus emociones, de su voz, y de su expresión facial, tanto como de sus pensamientos más apremiantes. Mientras más se de cuenta de sí mismo, más aprenderá acerca de lo que es él mismo. A medida que vivencia los modos en que se evita el “ser” ahora, también comenzará a vivenciar el sí mismo que ha interrumpido. El proceso terapéutico debe llevar al paciente al punto en que ya no se siga interrumpiendo así mismo, es decir, hasta el punto que ya no es neurótico.(10) En el grupo de hoy no puedo moverme. Hacemos un ejercicio de

andar y después bailar con la música y no soy capaz de dar un paso en

toda la hora. Me empieza a entrar pánico. Estoy de pie en la sala y siento

como si no hubiera suelo a mi alrededor.

Como si estuviera de pie en una islita y todo lo que me rodeara fuera

abismo. Cada vez que intento dar un paso tengo la sensación de que

me voy a caer al vacío. Estoy hipersensibilizada, si algo me roza, me

convulsiona todo el cuerpo, me empieza a entrar el pánico, aunque a

la misma vez hay dentro de mí una fuerza que me invita a seguir hacia

delante, a andar. Yo quiero andar por mucho miedo que pase, no

quiero quedarme estancada, poco a poco he de seguir. Las piernas no

me responden y cada pasito que consigo dar es de un milímetro.

Vienen y me abrazan, me dejo acoger, y lloro de miedo. Me suelto, he

de seguir adelante, he de enfrentarme a mi miedo. Acaba la sesión y

sigo con la misma sensación de que todo bajo mis pies se hunde, de

que el suelo no está duro y de que de un momento a otro voy a caerme

al vacío. No puedo sentir mi peso en el suelo, no puedo andar deprisa,

ni correr. Me proponen si quiero intentarlo, digo que sí. Me pongo en

una pared de la sala para cruzarla a lo ancho, a lo largo soy incapaz.

Estoy pegada a la pared y no me decido a dar el primer paso, lloro,

cuento 1, 2 y 3...... y no me muevo. Voy juntando todas mis fuerzas,

quiero hacerlo, quiero cruzar corriendo al otro lado. Finalmente con

el apoyo del grupo lo hago. Lloro de alegría, soy fuerte, lo he hecho.

Tengo miedo , pero no me paraliza, yo quiero seguir adelante.

(10) Fritz Perls. Cit. anterior

Hoy llego al grupo contenta. Digo que me gustaría trabajar algo

relacionado con el valor, con valorarme a mí misma. Empezamos a abrir

un poco el chacra primero, despertar la Kundalini. Nos ponemos por

parejas y con los pies juntos estamos un rato moviéndonos así, con música.

Nos vamos dejando llevar, dejando que la onda de la kundalini, se expanda

por todo el cuerpo, nos vamos sintiendo como bebés disfrutando con el

cuerpo. Me voy sintiendo más y más.

De pronto escucho a alguien respirando cada vez más fuerte y gritando,

también otra compañera empieza a gritar. Me inquieto, conecto con mi

necesidad de mi madre, me sale sonido de la garganta, como un grito

sordo, es angustioso.

Cada vez siento más claramente la necesidad de que mi madre venga y la

certeza de que estoy sola, es desesperante. Empiezo a acariciarme a mí

misma intentando tranquilizarme, yo voy a cuidar de mí. Viene la terapeuta

y me abraza, lloro desesperadamente. Me agarro a su dedo, no me suelto,

lloro sin parar. Se me va pasando la suelto y me quedo totalmente

relajada, casi dormida, sintiendo que hay alguien por ahí, cerca que me

cuida. No me apetece contacto con nadie, me quedo sola. Soy totalmente

un bebé de meses. Alguien por detrás me abraza y me agarro

desesperadamente a su mano, necesito saber que no estoy sola, necesito

apoyarme en alguien. Comienzo a abrir los ojos pero tengo la sensación de

no estar en el presente, la cabeza embotada, los ojos, los oídos.. Pepa se

acerca y me mira, me quedo enganchada en su mirada. Me siento

totalmente un bebé, mirando a un adulto. El estar mirando a sus ojos, me

va devolviendo poco a poco a la alegría, parpadeo sin cesar como

queriendo ver mejor, me esfuerzo en ver. Ella sonríe, yo sonrío.

Le sigo mirando a los ojos y cada vez veo más claro. Me quedo más

tranquila, volvemos al grupo. Al principio estoy muy revuelta, no puedo

respirar bien, tengo fatiga, todo el cuerpo me tiembla. Me siento un poco

ida, poco a poco al hablar, al escuchar a los otros voy volviendo al

presente. Ha sido una experiencia muy fuerte sentir el abandono total y la

sensación de los ojos, de tener a alguien a quien mirar, de ir viendo poco a

poco cuando hay una referencia fuera. Si no tengo una referencia fuera,

me quedo totalmente perdida, sin cuerpo, sin nada, flotando. Al ver a otro,

al tocarlo, me siento yo, puedo estar en mí, conecto conmigo. Siento que

algo me está pasando dentro del cuerpo, algo quiere salir, a menudo tengo

fatiga. Siento que he sobrevivido al abandono, me siento afortunada,

elegida para vivir.

Los niños van perdiendo la gracia en tanto se les obliga a amoldarse a expectativas externas en lugar de seguir sus impulsos internos. Con la pérdida del afecto, la espiritualidad del niño se deteriora y pierde su armonía. La pérdida de armonía es un fenómeno físico. Lo vemos en el modo como la gente se mueve o se detiene. Nuestros cuerpos reflejan nuestras experiencias.(11) Llego al taller y nada más entrar y andar un poco, estirarme, sacar la voz,

me viene la idea clara sobre lo que me está pasando: tengo miedo. Vuelvo

a tener esa sensación de niña pequeña con miedo que intenta hacerse la

valiente y deja de sentir porque está muy asustada.

Realmente hay muchas cosas nuevas en mi vida, es estar viviendo con mi pareja, acomodarnos uno a otro, llevar la casa, trabajar, pagarme la formación......... yo sigo con todo para delante como si tal cosa, pero realmente ahora que me paro un poco y consigo sentir , me doy cuenta de que también tengo miedo ¡ sorprendente! Este fin de semana en el taller de movimiento conecté con la pena y ahora

con el miedo y las dos me han cogido de sorpresa porque yo no me había

enterado. La verdad es que tantas cosas nuevas hacen que me olvide un

poco de mí. En el grupo digo que mi necesidad es poder estar en lo que

esté, estar en lo que hay en cada momento. Se pone música y nos movemos,

nos abrimos a la vida, suelto mi preocupación y mi cansancio, me dejo

disfrutar. Hacemos trabajo en grupo de bailar y salir al centro a

autoafirmarse, me sale con mucha energía , salto con mucha fuerza y digo

gritando “ yo, yo, yo, yo,....”

Hacemos varios ejercicios de danza por parejas, al final nos damos un

masaje uno para tres. Pido suavidad y mimos.

Hoy dejándome llevar por mi cuerpo, con la música, he conectado con la

rabia, con la fuerza, con la ira, de mi garganta salen extraños gruñidos,

sonidos que surgen desde un lugar profundo dentro de mí, me siento

totalmente agresiva. Me empiezo a sentir como un animal salvaje

encerrado en una jaula.

(11) Alexander Lowen.Cit. anterior.

Desconfío de todo lo de fuera, olfateo, estoy preparada para atacar, para

defenderme, no puedo dejar de enseñar los dientes en postura desafiante y

mi cuerpo tiende a ponerse a cuatro patas. Cuando gruño siento que me

sale desde la barriga, detrás de esto el llanto. Decido meterme a fondo en

esto que está surgiendo. Me pongo a cuatro patas y actúo este animal

salvaje que surge de dentro de mí. Soy fuerza, ira, agresividad, siento mi

respiración fuerte, mi vientre se mueve y se mezclan la rabia y el llanto.

Cada vez me conecto más con esto y de pronto surge otra parte de mí, una

niña débil y pequeña que está aterrorizada con esta bestia. El animal la

tiene acorralada y la niña se siente indefensa. Desde la niña me empieza a

entrar el pánico, siento que el animal va a destrozarme. Llamo a Pepa

llorando ¡ Ayúdame, ayúdame!, Pepa me abraza, lloro desesperadamente.

¿Quién soy yo realmente? El cuerpo me va ofreciendo sensaciones

desconocidas hasta ahora. ¡ Cuánta fuerza dentro de mí, cuántas partes

olvidadas!

Sigo experimentando sensaciones nuevas. Me siento como si volviera a tener 10-11 años. Como si se empezara a abrir la armadura que me aprisiona y dejara salir todas las emociones que reprimí. Recupero sentimientos bloqueados de ternura, timidez, sensibilidad. Esto me hace sentir al descubierto, expuesta, y aunque me gusta también me dá miedo relacionarme desde aquí. Continuamente me vienen sensaciones de mi infancia, no es un recuerdo de una situación en concreta, es un olor que de pronto revivo, un gesto, una mirada que me surge..........¡ Cuántos recuerdos! Llego triste, con muchas ganas de llorar. Trabajamos conectar con la

alegría, me cuesta trabajo estar aquí, porque me siento llena de tristeza.

Me voy dejando ir y venir por estas sensaciones. Me siento la barriga

inflada, tengo fatiga y ganas de vomitar. Hay algo dentro de mí que quiere

salir fuera, no lo dejo. Siento que lo que empuja por salir es un llanto muy

antiguo, algo viejo que sigue viviendo dentro de mí, y yo lo contengo y lo

contengo, me da miedo traerlo al presente, dejármelo sentir. Conforme

pasan los días, cada vez que me centro en mi cuerpo es mayor esta

sensación, me siento pequeña, asustada, insegura, cada vez más triste.

Tengo el alma llena de pena.

En un taller al que asistí con Mª Adela Palcos se dice : “Desde la educación tradicional nos han inculcado la idea de que somos malos por naturaleza y entonces si nos dejamos fluir ¿ qué puede pasar? Desde aquí yo tengo que controlar la vida, frente a vivir la vida que hay en mí.” Realmente no hay una postura mejor que otra, no hay nada bueno o malo de por sí, la cosa es permitirse hacer el movimiento completo, permitirse la gestalt completa. Desde que hice el curso de bioenergética siento nuevos cambios en mí. Me apetece estar conmigo y no perderme fuera. Respetarme, amarme, cuidarme, disfrutar de cada minuto, agradecer cada aliento. Estoy para mí, es una sensación estupenda, con mi energía vuelta hacia mí y de mí hacia fuera. Anoche al acostarme di gracias por todo lo que ahora tengo, y me empezaron a llegar recuerdos de hace muchos años, me veía en casa de mi abuela, entre los geranios del balcón, en su cocina acompañándola entre los olores de la comida........de nuevo estaba allí. Las lágrimas inundaban mis ojos y no me dejaba de repetir yo soy, yo soy. Antes de ser todos los personajes que ahora represento yo era, tenía una base. Y ahora mi cuerpo me recuerda que lo que soy realmente sigue ahí, esperando a ser recuperado, mi parte auténtica, espontánea, capaz de disfrutar de cualquier cosa, capaz de convertir en especial lo cotidiano. En el taller se dijo que lo de fuera es según lo de dentro. Quiero descubrir mi interior y desde ahí, tener el poder de transformar lo que me rodea. Citando a los Polster :“ La existencia de polaridades en el hombre no es ninguna novedad, lo nuevo en la perspectiva gestáltica es la concepción del individuo como una secuencia interminable de polaridades”; unas aparecen en un momento y otras en otro pero todas están ahí y forman parte de nosotros. En realidad no existe incompatibilidad entre opuestos, sino que somos nosotros quienes los juzgamos erróneamente incompatibles, dando como resultado el estrechamiento de la conciencia: Al mirar las cosas desde un único sitio limitamos nuestra capacidad de darnos cuenta.” No consigo saber qué es lo que siento, mi cuerpo sigue conectado a la infancia. Continuamente me invaden sensaciones antiguas, en cualquier momento me llegan escenas pasadas y las emociones de aquella situación vuelven a mí. Lo increíble es que nada de esto lo pienso, simplemente lo vivo, lo vivo en el cuerpo.

Tengo la absoluta certeza de que todo lo que he sentido a lo largo de mi vida está grabado en mis células, y quizás ahora que empiezo a abrirme, vuelve a surgir toda esta información bloqueada. Y así, de pronto, soy una niña descubriendo, me siento enormemente triste, soy un bebé disfrutando, me siento alegre, tengo miedo, siento abandono, siento ternura......... Siento que esa sensación de ser invisible que tengo muchas veces se relaciona con mi sensación de no tener un cuerpo, de no tener un lugar propio, de no estar encarnada. Ahora me siento construyéndome mi propio cuerpo, yo me lo estoy fabricando, yo me estoy creando. Mi cuerpo me llama, me grita que vuelva, se abre para dejarme entrar de nuevo en mis vivencias, en mi dolor, en mi soledad, me muestra la herida que quiere ser sanada. Me siento bien en el taller soltando, decido soltar la enfermedad que parece que estos días se quiere apoderar de mí. Me suelto por todos los poros de mi cuerpo y a la vez siento que me voy llenando de energía. En el masaje le pido a mi compañera conectarme con la alegría. Cuando acaba el masaje siento mucha apertura en el pecho, en los brazos. Me vienen imágenes de velocidad, me veo volando a una gran velocidad por el cielo, entre montañas, y luego por el mar, nadando cerca de la superficie, como si fuera un delfín a gran velocidad. Cuando estoy sentada en la ronda del grupo final, me hago consciente de mis brazos , es como verlos por primera vez, los siento muy largos. Me gusta esta sensación, supongo que también está relacionado con el trabajo de la semana pasada de las manos. Cuando mi compañera me tocaba los pies, directamente se me movían los dedos de las manos y viceversa. Noto mis dedos con más movimiento y mis manos también. Como recuperando esta parte de mi cuerpo. Me gusta lo que siento en los brazos, es como tener dos prolongaciones a lo largo de los lados que sirven para coger cosas, las noto más presentes, supongo que empiezan a recobrar vida.

Trabajamos los pies. En la sesión me doy cuenta de que sigo recuperando

partes de mi cuerpo. Me siento recuperando partes del tronco, las costillas,

la barriga, el estómago. Totalmente en contacto con esta parte,

sintiéndola, descubriéndola, viendo por primera vez. Me voy haciendo

trozo a trozo. Ahora ya tengo integrada las piernas y los pies y hace poco

integré los brazos y las manos. Siento que ahora me toca el tronco, ya

estoy más cerca del corazón.

Recuerdo que en un taller de la formación en Movimiento y Desarrollo Armónico, se dijo que el camino de salida de la energía retenida era el mismo que el de entrada. Siento que no tengo que intentar descubrir cómo llenarme de la energía que necesito, cómo introducir nuevos cambios en mí. Lo único que tengo que hacer es mantenerme en lo que estoy, permanecer en lo que hay en cada momento y desde ahí surge un movimiento, surge una necesidad que tiende a satisfacerse. Ahí está el camino, en mi cuerpo. Como adentro es afuera. Entre lo interno y lo externo está nuestro cuerpo, nuestro instrumento. Esto es para mí la Autorregulación Organísmica, confiar en la sabiduría del cuerpo, en la sabiduría de cada una de nuestra células, ellas tienden al equilibrio, solo hay que entregarse. De nuevo la idea de no hacer, tan solo ser, dejar ser lo que es en mí, ser materia donde encarnarse. Aprender a sentir cuáles son mis necesidades en cada momento y encontrar la forma de satisfacerlas. La importancia de conectar con el cuerpo, de escuchar lo emocional, lo sensorial, para poder darme cuenta de cuál es mi necesidad. El organismo tiene necesidad de contacto. Esta necesidad se experimenta cada vez que el equilibrio psicológico se perturba. Los procesos psicológicos no pueden divorciarse de los fisiológicos. Está claro que hay una correspondencia directa entre lo físico, lo psíquico, lo emocional y lo espiritual. Al intervenir a nivel corporal y permitir un equilibrio, lo hacemos simultáneamente en el resto de niveles. Así trabajamos dentro de una doctrina holística en la que se entiende al hombre como un organismo unificado.

MI CUERPO, MI MAESTRO: APRENDER EN LA FRONTERA “ Cuando estamos en un cuerpo nos convertimos en aprendices” Richard Strazzi Heckler. The Anatomy of Chance. “ La vida encarnada es una escuela, un proceso de crecimiento y aprendizaje”. Vivir de la luz. Es algo característico de mi personalidad, el tener dificultades para poner límites, el saber dónde acabo yo y dónde empieza el otro, el ser capaz de diferenciarme. Durante todo mi trabajo con el cuerpo he experimentado esta dificultad, el ir tomando conciencia de quién soy yo, de qué siento, de qué necesito, esto me permite también separarme del otro. He podido ir experimentado las fronteras de contacto. El verme a mí, me permite ver al otro. Mi trabajo se sigue centrando en no perderme fuera, en estar en mí, y con los demás. Muy importante aquí también el grupo, la posibilidad de experimentar lo de “ yo soy yo, y tu eres tu”, que tanto me enseña. Comprender que si yo no soy yo, tampoco puedo estar con el otro. También el descubrir y aceptar mi necesidad de contacto, el volver a mí , centrarme a través del contacto conmigo y con los otros, ir experimentando sensaciones para las que al principio no tenía nombre y que solo podían darse por la presencia del otro. De igual manera mi cuerpo como un instrumento de contacto. Comienzo el taller de Cuerpo y Movimiento, de nuevo me llega la

sensación de sentirme como un bebé. Soy dos ojos inmensos abiertos,

observando. Todo es nuevo para mí, desde mi paz interior observo lo

de fuera, los colores, las formas, el movimiento. Totalmente en el

presente, en el disfrute de estar. En un momento me apetece también

relacionarme con el otro y ahí comienza mi dificultad, agitación,

pierdo mi centro, nerviosismo. No encuentro el equilibrio entre mi

lugar interior y el exterior, el poder transitar estos diferentes

espacios, poder entrar y salir de mí al otro, del otro a mí.

El trabajo con el cuerpo me hace más consciente de mis mecanismos.

Siento mi dificultad para expresar mis emociones. A la hora de

expresarme me invade la angustia, me siento atrapada, muda, de mi

garganta no sale sonido alguno, prisionera dentro de mí. ¡ Quiero

que esto se acabe! ¡ Quiero ser voz! ¡ Quiero ser grito! ¡ Elevarme

por encima del silencio!¡ Ser libre, ser libre,!.

Esta sensación de impotencia, de desesperación, de no sentirme capaz

de sacar lo que llevo dentro me hace escribir:

Que llegue la dulce muerte y me cierre los párpados

Que vean mis ojos por último su rostro blanco.

Que acalle la muerte para siempre,

Que deje de existir el lenguaje

Que me abrace el oscuro silencio

Y deje de sentir .

Con ganas de rendirme, el miedo ocupa todo mi cuerpo. Paralizada,

solo tengo que conseguir dar un paso y salir de aquí, reunir todas mis

fuerzas y mover un pie ¡ vamos!. Mi cuerpo no responde ¿ Por qué

desconecté el corazón?

Ahora me doy cuenta de que aún estaba en la pelea, queriendo moverme y sin tener todavía fuerzas para hacerlo. Me voy empujando constantemente, tirando de mi cuerpo, aún no me he dado cuenta de que la clave de todo está en escucharlo, dejármelo sentir, seguirlo yo a él, no él a mí.

A veces en el trabajo corporal solo me llega angustia y dolor de mi cuerpo. Me da miedo ver lo que soy realmente, la fantasía me invade, quizás me olvidé de lo que verdaderamente soy. Me repito continuamente confiar, confiar, confiar. Mi cuerpo sabe lo que me conviene, dejarme llevar por él, abandonarme a mi propia sabiduría. Poco a poco me voy sintiendo mejor en el grupo y esto me permite que me vaya abriendo un poco más. Las emociones empiezan a llegarme, me voy dejando sentir. Siento con mucha fuerza mi incapacidad de expresar nada mío cuando estoy con otros, de hecho esto fue lo que me llevó la primera vez a un psicólogo, llegó un momento en que no era capaz de estar frente a otro ser humano, me quedaba sin palabras, llegué a estar dos meses sin salir de casa, sin ir a una tienda, ni entrar en un bar.... Vivir a los otros como una amenaza, me conecta con mi imposibilidad de expresión. A la hora de hablar me quedo muda, algo dentro de mí dice, dí algo, dí algo, dí algo........... silencio.

Mis relaciones se establecen siempre desde la misma base ¿qué quiere el otro de mí?, ¿qué tengo que hacer ahora? ¿qué están esperando que les de, que les diga, que les haga? Para nada saber qué quiero yo ¿yo? Yo no existo. En el taller de hoy acepto públicamente que estoy muy contenta con

mi cuerpo, que me encanta y que disfruto con él. Durante toda la sesión

estuve experimentando y descubriendo sensaciones. Me siento ahora como

una aventurera, una exploradora, tengo ganas de aventuras. Me viene una

frase se una película que decía que somos exploradores y que los

exploradores también se pierden, va con la profesión. Cada vez me da un

poco menos de miedo perderme. En el grupo se dice que no pasa nada por

perderse , después te puedes encontrar.

Hemos trabajado el chacra 1 , el de la supervivencia, lo ritual, el grupo,

conectarse con lo más material, con el suelo, con la realidad. Al final nos

damos un masaje en los pies y a la hora de separarme de mi pareja,

empiezo a angustiarme, no me quiero separar. Al final cuando me separo

me empieza a invadir una sensación de pena y conecto directamente con la

soledad. Empiezo a llorar desde una parte muy profunda de mí, la controlo

aunque lo que realmente me apetece es llorar desconsoladamente.

Recupero esa sensación de soledad total, de desamparo, conecto con “esa

cosa” que me da tanto miedo (creo que el abandono) poco a poco voy

saliendo de ahí.

Me devuelven que ha sido a través de conectarme con la realidad, lo

que me ha permitido enfrentarme a mi miedo, aunque haya sido unos

minutos he podido atravesarlo. Realmente no me siento mal, me siento

fuerte después de este contacto. Es como haber estado ahí unos

momentos y comprobar que no me pasa nada. Realmente esta es la

sensación (lo que acabo de experimentar ), lo que me da tanto miedo

y que no me deja relacionarme ni crecer. Estoy contenta de haber

podido conectar con esto, eso significa que no estaba tan profundo

como pensaba.

En terapia hablamos de que me fíe de mi piel, que mi piel tiene sabiduría Apunto los siguientes pasos para recordar :

1.- Sentir a nivel físico 2.- meter la emoción 3.- ponerle nombre

“La gente normal suele sentir la necesidad de un ritual. Si en una ocasión importante no hubiera un ritual – ningún brindis, ningún apretón de manos, ningún discurso, o celebración- entonces el asunto entero se vería como sin significado. El ritual le brinda a tales experiencias orden, forma y objetivo. En términos gestálticos podríamos decir que contribuye a hacer más clara la gestalt. El ritual también tiene un valor social, une a la gente. Todas las perturbaciones neuróticas surgen de la incapacidad del individuo por encontrar y mantener el equilibrio entre el mismo y el resto del mundo.” (12) Llegué al taller totalmente desconectada de mí, me limité a imitar a los

demás, me doy cuenta de que esto es lo que he estado haciendo estos 10

días, imitando, interpretando. Cuando hicimos el ejercicio de tumbarnos

todos en el suelo y abrazarnos, de pronto fue como recuperarme, , sentirme

acogida, aceptarme como soy, volver a mí. El contacto con mis

compañeros, el contacto auténtico me devolvió a mi cuerpo, me centró y

me sentí llena de energía, siendo yo misma.

Empezamos a movernos un poco ¿Cómo estáis y cuál es vuestra

necesidad? Me siento totalmente para dentro, en proceso de

aislamiento, mi necesidad es ser capaz de estar en mí y fuera. Suena

música de mujeres africanas cantando. Cada uno ha de buscar un

movimiento de acunarse, irse acunando, cuidarse, darse amor. Ir

siguiendo el ritmo y acunarse poco a poco. Después nos ponemos por

parejas, cada uno le pide al otro lo que necesita, desde donde está

hoy. Me dan un masaje, me cuesta sentir, me cuesta estar en el

cuerpo, totalmente para dentro, lejos, muy lejos. Cuando yo se lo doy

a mi compañera también me cuesta estar presente en lo que hago, me

voy continuamente. Acabamos. En la rueda comento mi dificultad

para estar conmigo y con los otros. O necesito a los demás

urgentemente o no necesito a nadie. He estado unos meses en la más

absoluta necesidad de los otros y ahora paso de todo y solo cuento

conmigo, me lo monto yo sola, no necesito a nadie más. ¿Cómo poder

estar conmigo y con los demás? Me recuerdan que ya sé que de un

extremo al otro he pasado por el centro. Todavía no soy consciente de

cómo paso por ahí. Seguirme observando, para ver cuál es mi camino

hacia el equilibrio.

(12) Fritz Perls. Cit. Anterior

Los masajes con los compañeros son todo un descubrimiento para mí. Depende de cómo esté en cada momento así también me resulta más fácil recibir del otro o dar. A veces tengo necesidad de sentir realmente mi cuerpo , mis límites, mi frontera entonces pido un masaje fuerte, tengo necesidad de sentir el contacto del otro a través de mis corazas, pido que presione mi cuerpo, que lo amase, que hunda sus dedos en mi piel . Otras veces siento la necesidad de un contacto suave, de calorcito, de cercanía, entonces apenas unas caricias ya me nutren, la sensación de piel con piel. De igual forma al dar yo a otro también siento que recibo. La importancia de estar en mí para poder dar porque si no se queda todo en una simple tarea, en una técnica. Y ¡qué diferencia! Cuando estoy entregada a la música, al contacto y al situarme frente al otro y dejarme llevar, las manos me guían a las zonas del cuerpo más necesitadas, las más bloqueadas o tensas, las zonas más cerradas que piden un poco de espacio donde poderse abrir. Sin pensamiento, a la vez que doy el masaje me siento descubriendo, recorriendo una parte de éste cuerpo por primera vez, creando una melodía entre dos instrumentos.

Me encanta el masaje de hoy, es un poco loco porque son tres

personas dándomelo y cada uno va por su lado, en mi cuerpo siento

que la pierna derecha va por su sitio, la izquierda por el otro y los

brazos por otro. Otra persona se pone también en mi cabeza, me sale

la voz y me río. Elijo meterme en este caos aparente que es mi cuerpo

en estos momentos y consigo disfrutarlo. Me recuerda a mi vida en

estos momentos , paso por muchas cosas: miedo, alegría, pena, amor,

inseguridad, rigidez, soltura..... Es en lo que estoy ahora. Me siento

contenta al final del trabajo.

Nos frotamos las manos, y todo el cuerpo. Despertar el cuerpo y

hacernos conscientes mediante el tacto. Poner música y un rato para

estar nosotros con nuestro cuerpo, acariciándonos, tocándonos, con

la música, disfrutando de nosotros. Si a alguien le apetece también

contactar con los otros.... Me doy cuenta de la importancia del

contacto, de que me relaciono con la gente desde la cabeza y no desde

el corazón.

Espero siempre grandes cosas, un gran amor que me quiera para

sentirme querida, un gran contacto para sentir calor, cosas muy

intensas siempre desde la carencia. Ahora me doy cuenta del disfrute

de las pequeñas cosas, una caricia, un pequeño masaje, unas

cosquillas, disfrutar de los sencillo, de lo simple. Bajar de la cabeza

al corazón. Vuelvo a disfrutar totalmente de mi cuerpo, es la única

forma que sé de ser auténtica y de salir de la cabeza. Me voy llena de

energía.

“ Si una persona es capaz de explorar, ser curiosa y manipular, entonces esto se notará no sólo en su conducta verbal, sino también en la capacidad de la musculatura para el movimiento físico, la flexibilidad y la respuesta: los brazos se estiran, las manos agarran, las piernas se mueven. Estas personas pueden cambiar su postura para orientarse a los objetos de interés y contacto y pueden apoyar y sostener el movimiento físicamente en el entrono y vincularse con él”(13)

Muy removida después del masaje: dar vida al otro y recibirla. Con

mucha fatiga. En el masaje sentía continuamente el agua, el cuerpo se

me iba difuminando y me venía continuamente agua, como

borboteando desde mi estómago, visualizando cataratas, lagos.....

Siento mucho movimiento dentro de mí y fatiga en la garganta. Como

mi cuerpo fluído y un tapón en el cuello y en toda la cabeza. Mi

cabeza es un tapón que me impide fluir. Creo que lo de mi oído está

también relacionado, toda mi cabeza es un tapón , nada fluye.

Colapso.

En el grupo casi todos coincidimos en conectar con la alegría. Nos

movemos desde ahí, abriéndonos a la vida, abriendo nuevos espacios,

ocupando todo el que necesitemos.

Le pido a mi compañera que me acoja, me pongo de espaldas a ella y ella

me acoge desde atrás. Siento que me sujeta muy flojo, al principio intento

estar en ser acompañada sin posibilidad de apoyarme en el otro, sin

pegarme a él .

(13) Kepner. Cit. Anterior.

Después empiezo a visualizar como si fuese una flor agarrada a un tallo,

por la base, pero muy flojita, a punto de soltarme. Me gusta esta sensación,

estaba al borde del tallo, decidiendo si soltarme o no. Al final me suelto y

salgo volando, disfrutando de estar en libertad, experimentando,

descubriendo. Caí en un río, luego eran cataratas, remolinos, me quedé

cogida entre unas ramas , volví volando..... Totalmente en el presente , en

disfrutar.. Una bonita experiencia. Me vienen palabras como lanzarme,

expresar, sacar, mostrar.....lugares nuevos se crean en mí.

Trabajamos sacar la expresión. Siento mi cuerpo totalmente suelto. A

veces tengo la sensación como de que me voy, de que se me va la cabeza,

que me quedo flotando, bajo a la realidad, me cuesta dejarme sin control.

Hacemos como niños de un año. Estar en el juego, en el disfrute, en

descubrir. Nos vamos relacionando con otros niños. A veces mucho en la

diversión en la travesura, y a veces muy cortada, con dificultad para

relacionarme. Después nos ponemos todos en una fila, dentro del cuerpo

del otro y estamos ahí un rato, con música suave. Me encanta estar ahí, me

siento en hermandad, es la primera vez que tengo una sensación de poder

estar conmigo y con el otro. Es alucinante. Estoy con los demás , siento su

cercanía, su calor, su abrazo, pero no me pierdo ahí, a la vez soy

totalmente consciente de que soy una persona diferente, diferenciada del

otro. Cuando acaba el ejercicio estamos en la rueda. Al principio cuando

se dijo de ir separándonos, me entró un poco de agobio porque pensé que

me iba a resultar difícil separarme, pero no fue así. Estoy sentada en el

círculo del cierre. El corazón se me empieza a acelerar, empiezo a

escucharme, es un alucine, el corazón va super rápido, algo empieza a

encajar en mi cuerpo. Empiezo a tener una clara sensación de que YO SOY

YO , me veo diferenciada del resto de compañeros, totalmente en mí.

Al escuchar al cuerpo van desapareciendo todos mis fantasmas, las fantasías catastróficas sobre qué va a pasar si me suelto y me dejo sentir. Voy tomando conciencia de lo que hay, zonas más presentes y zonas más ausentes. Zonas con las que no tengo ningún contacto. Me llega mucha curiosidad por primera vez por saber de qué estoy hecha realmente a nivel físico, me leo varios libros de anatomía. ¡Ah! Por aquí el hígado, por aquí los riñones, el bazo, los intestinos. Un nuevo territorio frente a mí, qué importante la relación entre los órganos, sus funciones, sus bloqueos, lo que aportan, lo que necesitan. Me voy sintiendo más real. Teniendo en cuenta cada parte de mi cuerpo me voy completando.

Conforme voy sintiendo esto, me voy a la vez sintiendo más cercana a los

otros, no se como explicarlo, los veo, por primera vez los veo, los puedo

ver como personas y no como personajes. Mi cuerpo no para de tener

miles de sensaciones. De pronto es como si hubiese avanzado 15 años,

algo ha encajado en mí, como dar un paso más allá, siento mi nuevo

camino. Quiero llegar a esto, a esta sensación de estar centrada en mí y

poder conectar con en el otro.

Hoy al escribir esto ya he perdido esta sensación, pero me siento contenta

de haberla vivido, ya está en mí, ahora puedo recuperarla más fácilmente.

De nuevo el cuerpo me da un lección, de nuevo me enseña un camino, me

muestra el siguiente paso, me hace vivir lo potencial, me dice hacia dónde

dirigir mi intención.

El movimiento permite pasar más fluidamente de un lugar que en un principio puede no tener significado o aparecer aisladamente a otro y así sucesivamente, hasta que si uno se mantiene en esta danza empieza a aparecer un sistema con sentido, en la que cada elemento está vinculado a los otros y permite a la persona tener una visión nueva de un asunto que se mantenía fijo, desde la imposibilidad de cambiar de mirada. Uno no se mueve de su perspectiva porque piensa que ya no va a poder volver a ella. Quiere lanzarse a lo nuevo pero no suelta lo antiguo, que es lo conocido, por el temor a no poder volver a este lugar. Lo conocido siempre se mantiene, a este lugar sabemos volver casi de forma automática, la conciencia de que esto es así, nos permite aventurarnos desde el movimiento a probar nuevas visiones de nuestro problema, o de nuestra forma de plantarnos en el mundo, de relacionarnos, cambiar el lugar que siempre ocupamos.

Trabajamos con música el “sentir”. En el masaje me siento bloqueada la

parte de los hombros, y también estos días siento dolor en la base del

cráneo y mucha tensión en la nuca. Siento como si se me estuviera

abriendo el pecho y la energía sube hacia arriba pero no tiene por dónde

salir. Presión en el cuello, me duelen los oídos y la mandíbula tensa y me

dan mareos. En el grupo se habla de que la nuca está muy relacionada con

el control, que intente buscar una vía de salida apoyada en la tierra. Sacar

la voz.

Me noto la garganta rígida, también con mucha fatiga, me dan arcadas, y

la mandíbula muy rígida. Me proponen sacar por ahí y también que abra

los hombros que los voy cerrando hacia delante. Abrir y sacar por la

garganta, sacar la voz.

No tengo energía para hacer nada, siento que me voy hundiendo por

momentos, no controlo la comida, el cuerpo sigue engordando. Al

preguntarse cómo estamos digo que me siento en la cabeza y totalmente

desconectada de mi cuerpo, como si no me llegase la vida a través de él.

Empezamos a andar por la sala a conectarnos con la tierra, a movernos.

Andamos a zancadas como si estuviésemos explorando este planeta, por

segundos siento fuerza al andar, por segundos no la siento.

Representamos con nuestros movimientos nuestra locura. Yo ando a la vez

adelante y atrás sin llegar entonces a moverme del mismo sitio. Voy cada

vez más rápido, más rápido y no avanzo aunque no paro de moverme y ya

estoy sudando. Nos ponemos por pareja y uno le enseña a otro “la

ligereza”. De nuevo contacto por segundos y siento un momento de alegría

por tener un cuerpo y disfrutarlo, conectarme conmigo, aunque apenas

dura unos minutos.. Cambiamos de pareja y una persona le pide a otra lo

que necesite. Pido que necesito salir de la cabeza y contacto físico,

tocarme, estrujarme, abrazarme... algo para sentir el cuerpo. Necesito que

alguien de fuera me eche una mano para salir de aquí.

Conecto con mi gran necesidad de ABANDONARME de vez en cuando en

otro, de que otro me cuide, de dejarme cuidar, de que me mimen, de que

me protejan, de dejar de ser fuerte y llevarlo todo yo sola, permitirme ser

débil. Siento mi debilidad.

Al final del taller nos tumbamos en la moqueta, me tumbo abierta con las

manos hacia fuera en cruz. Siento vibrar mi cuerpo, las manos se abren y

cierran, las piernas tiemblan, me siento llena de energía que circula libre

dentro de mí.

“ Cada célula tiene su propia música inaudible para nosotros, pero necesaria en el mantenimiento de la armonía de los tejidos. Con colores y sonidos, las células dialogan entre sí. Nada en el universo del organismo está quieto: electrones, átomos, moléculas, células, órganos, todos se mueven, y , al hacerlo, producen una vibración que puede ser registrada como sonido o color. Una sinfonía de salud en la cual cada músico da su nota clave (........) En silencio se escucha al cuerpo.(14) (14) Jorge Carvajal. Por los caminos de la bioenergética. Ed. Luciérnaga

MI CUERPO. MI TEMPLO: CONECTAR CON MI ESENCIA “ ¿Estamos conscientes, en nuestro tiempo, de que somos parte del universo y de que nuestro cuerpo es sagrado? El cuerpo es el templo que el hombre lleva consigo y el mundo es el cuerpo de Dios. Cuerpo y Cosmos son lo mismo, una situación existencial, un sistema de condicionamientos recíprocos, y de ritmos que expresan lo inexpresable. Vivir de acuerdo con esta verdad es experimentar que nuestra carne es tierra y nuestro cabello hierba del campo”. Mudras. “ Aún no he visto un sitio a la vez de peregrinación y beatitud comparable con mi cuerpo” Saraha. A través del trabajo con el cuerpo, conforme me iba abriendo, me dejaba estar, he ido experimentando una serie de sensaciones que podría denominar místicas, o de conexión con lo espiritual. Para mí era como ir un paso más allá, primero me conozco yo, me experimento yo, conmigo y con el otro, y después siento mi conexión con el Universo, siento que soy parte del todo. Mi cuerpo es un reflejo del mundo, y el mundo un reflejo de mí. Descubrir la parte energética más elevada, un nivel de energía más sutil. Lo sagrado de mi cuerpo, tratarlo con respeto, alimentarlo y cuidarlo, agradecerle. A este nivel es difícil describir las experiencias con palabras, se hace más presente el silencio, la vivencia, las sensaciones. A veces tardo días en ponerle palabras a lo vivido, pero las sensaciones en el cuerpo se mantienen muy presentes y siento que se producen cambios internos muy profundos, cambios de actitudes muy básicas en mí, como re-colocarme en otro lugar, poder mirarme y mirar desde otra perspectiva, desde aquí es extraño poner nombres, como algo que va más allá del lenguaje. En el taller de hoy tengo una experiencia alucinante. Llegué al taller muy estresada . Iba por la calle hacia el taller totalmente descontrolada,

gritándome a mí misma, agobiándome, exigiéndome, la ira por dentro me

desbordaba. En el taller solo tenía ganas de pegar puñetazos, agredir,

patalear.....estaba rabiosa.

Entramos y ponen música suave, nos dicen que conectemos con nuestro

cuerpo, que nos movamos como nos apetezca y que decidamos si contactar

con el otro o no.

Casi no puedo moverme con una música tan suave, estoy demasiado

furiosa. Las manos se me van para el cuello y comienzo a apretar,

realmente siento las ganas de apretar y apretar hasta dejar de respirar, me

quedo ahí un rato jugando a apretar y soltar viendo hasta dónde soy capaz

de llegar. Se propone que conectemos con el corazón, apenas puedo sentir

el mío, me siento bastante mala y el corazón muy, muy pequeño. De pronto

voy bajando las manos del cuello al corazón y me las pongo en el pecho.

Moviéndome suavemente con la música empiezo a llorar. Me quedo así un

rato y alguien se acerca a mí y me va abriendo los brazos y las manos

hacia fuera, no puedo dejar de llorar.

Agarrada a la otra persona y moviéndome con una música muy, muy

suave, empiezo a sentirme como flotando. Me encuentro maravillosamente

bien, me dejo llevar por esta sensación, decido confiar en lo que me está

pasando y de pronto me siento segura de estar en el cielo, en las nubes.

Todo es blanco, luminoso y yo soy parte de eso, no siento el cuerpo, solo

soy energía, estoy como flotando y tengo la certeza, la certeza absoluta de

que estoy con Dios y que esta sesión para mí es un regalo. Estoy totalmente

sorprendida, cómo he podido vivir esto con lo agresiva que estaba, llegué

llena de agresividad y me voy llena de amor. Estoy eufórica, no puedo

dejar de sonreír y me siento los ojos cargados de amor y verdad. Me quedo

con la vivencia de haber sentido una paz infinita. Habitada por el amor.

La relación con nosotros mismos y con el entorno basada en el poder, es una relación vertical que sólo lleva a mantener el control de lo de arriba sobre lo de abajo, en el sentido de que una polaridad domine sobre otra, de que el autoconcepto domine sobre el ser auténtico, de que un centro (el intelectual o el emocional o el físico....) domine sobre el resto de los centros e interfiera con ellos a la hora de expresarse. Tener poder y a la vez estar armonizados es contradictorio. La armonía implica una relación de igualdad, el reconocimento de que todas nuestras cualidades son igualmente valiosas y necesarias, el reconocimiento de que yo soy algo único y valioso y el otro también , cada uno tiene su poder y es necesaria su presencia. Me necesito completa, con la visión y la vivencia de todas mis expresiones para poder estar en la absoluta presencia. Considero esencial poder llegar a una relación con uno mismo no jerarquizada, sino circular, como el trabajo que se hace con el Movimiento, todos a igual distancia del centro.

Cada ser aporta algo a la existencia y si no es así, si cada uno no está aportando lo suyo el resto sale perdiendo. Si yo voy aumentando la conciencia de mí misma esto repercute directamente en el medio, me relaciono con los otros desde un sitio diferente y a la vez le muestro al otro cómo llegar a este sitio. También la psicoterapia puede verse como un abordaje espiritual si el terapeuta se pone frente al paciente desde la autenticidad, desde la presencia sin juicio, desde la autoaceptación. Al establecer contacto con el otro en esta actitud le está ofreciendo la posibilidad de conectar con un “estar frente al otro” a un nivel superior, a partir de ahí, la transformación. Esto nos hace plantearnos la responsabilidad que tenemos a nivel personal y a nivel del planeta. Somos agentes de transformación. Este fin de semana he estado en un taller con Graciela Figueroa, me encanta trabajar con ella, disfruto de mi cuerpo, me engancho a la vida. Ahora me doy cuenta de la importancia que tiene para mí el tema de la Espiritualidad . Veo trabajar a Graciela, veo su fe en la vida, su creencia en la energía sanadora, en la luz que cada uno lleva, en su relación con los demás de alma a alma, su inmenso amor por cada ser viviente de este planeta. Todo esto me emociona y me transforma. Siento que el cuerpo es algo armónico, la posibilidad de conexión con lo que verdaderamente somos. “La sensación subjetiva de salud es un sentimiento de animación y deleite en el cuerpo, que aumenta en los momentos de alegría. Al encontrarnos en ese estado nos sentimos hermanados con todas las criaturas vivientes y reconocemos nuestra unión con el mundo. El dolor, por el contrario, nos aísla y separa de los demás.(...) El cuerpo sin espíritu se caracteriza por su relativa falta de vitalidad y de gracia. Sus movimientos adoptan una cualidad mecánica, dado que están determinados en gran medida por la mente o la voluntad. Cuando el espíritu mueve al cuerpo, palpita éste de excitación y brinca de entusiasmo, como un arroyo que cae en cascada por la ladera de la montaña, o bien fluye en calma, como un ancho y profundo río en la llanura.

La verdadera armonía no es algo que se aprende; es una de las dotes naturales del hombre en tanto criatura de Dios.(...) Estudiamos el cuerpo como un sistema energético contenido y automantenido que depende del medio e interactúa constantemente con él para sobrevivir. Esta perspectiva energética nos permitirá comprender la verdadera índole de la armonía corporal y la espiritualidad sin caer en el misticismo”(15)

Estamos toda la sesión abriendo la parte superior del pecho, despertando

cada célula, movilizando el cerebro, los ojos, la boca, las orejas, los

hombros..... En el masaje me sale sacar continuamente la voz, hago

diferente sonidos. Empiezo a entrar en sensaciones extrañas conforme me

voy relajando más y más, sigo con sonidos agudos, graves,.......... y me

llega la sensación de espiritualidad, de conexión. Me veo continuamente de

blanco y rodeada de luz. Yo se que hoy estoy vestida totalmente de negro,

pero durante todo el ejercicio me visualizo de blanco. Empiezo a sentirme

totalmente de blanco, rodeada por compañeros de blancos, todos en lo

mismo, como estar con mis hermanos, estar en paz. No es como otras veces

que siento agradecimiento, que me alegre de estar en la tierra, que conecte

con mi energía. Solo es paz, la paz junto con otra gente, en otra dimensión,

donde todo es blanco y paz. Me siento en comunión. Sí. En la ronda me

encuentro un poco mareada, con fatiga, muy removida la garganta y el

estómago. La sensación de la garganta no es desagradable, solo la siento,

siento como desde el estómago a la boca, y que esto ha sido por sacar la

voz desde la barriga. ¿Quizás mi voz también me conecta con lo espiritual?

Me llega como si a través de mi voz me resultara más fácil estar cerca de

esa sensación de armonía. Me escucho cantando, y me siento parte de algo

superior. PERTENEZCO.

Recojo unas frases de Lowen en su libro “Pertenecer al Universo”: Pertenezco no quiere decir que algo me posee, sino que tomo parte en ello, que estoy íntimamente relacionado con algo, una realidad que me supera, tanto si se trata de una relación amorosa como de una comunidad, una religión o el conjunto del universo. Así. “pertenezco” equivale a “ Aquí encuentro mi sitio”, “Esto es”, y al mismo tiempo “ Aquí estoy”, “ me siento en casa” (15) Alexander Lowen. Cit. anterior

El trabajo con el cuerpo es fundamental para ir abriendo los canales energéticos que forman parte de nosotros. Es necesario la movilización para que la energía pueda fluir y así nosotros con ella. A través del movimiento se va creando un circuito dentro y fuera, hasta que los dos llegan a ser la misma cosa y la tarea es tan solo dejarte llevar. Al empezar el grupo siento mucho mis brazos, con necesidad de

moverse, como más largos, más sueltos, un poco a su aire. Empezamos a

bailar y a soltar. Me sale mucho hacer el molino, girar los brazos. Me

meto en la música y me pongo a girar los brazos moviéndolos con fuerza,

me siento casi volar.

De pronto los muevo de un lado a otro, balanceándolos y en dos minutos la

habitación entera empieza a moverse, el suelo dando vueltas super rápido,

completamente mareada y siento una inmensa fuerza que me impulsa hacia

atrás a una velocidad increíble, estoy sorprendida con lo que me está

pasado. ¡guau! Qué flipe, me he sentido salir disparada a toda velocidad,

no puedo evitar una sonrisa en mi cara.

Sigo bailando despacio, no me siento muy segura en mi cuerpo, como una

sensación de mareo, ya desde el principio de la sesión tengo la sensación

de que no controlo mucho el cuerpo, como de extrañeza.

Se propone darnos un masaje de a tres para estirar. Cuando me toca a mí

me tumbo en el suelo, aunque me siento apoyada en la moqueta , siento

como el suelo se empieza a elevar y a elevar cada vez más, cada vez estoy

más alta, me siento cada vez más arriba, por encima de las compañeras.

Me empiezo a asustar un poco cuando vuelvo a tener la sensación de que

aunque estoy apoyada en la moqueta, debajo no hay nada, debajo está el

vacío, y yo subo y subo. Me agobio y lloro ¡ me voy, me voy!.

Las demás me agarran, me dice que no me asuste , que me meta en la

experiencia, que no me voy a ir, que me agarre a ellas. Me agarro con

todas mis fuerzas. Siento una enorme energía dentro de mi y no soy capaz

de manejarla, me desborda una fuerza enorme que traspasa mi cuerpo.

Empiezo a visualizar toda esta energía, veo una luz blanca que viene hacia

mí y absorbe toda la energía que me sobra . Al principio por unos

segundos, consigo conforme voy soltando energía sentirme con más peso,

como al soltar, voy bajando más. De pronto empiezo a sentir que se me va

el cuerpo, me quedo sin límites, soy todo energía, desaparezco.

Me veo estirando el cuello, intento mantenerme a toda costa respirando,

estirando la cabeza para no desaparecer, intentando controlar la

experiencia, me cuesta muchísimo abandonarme y decido salirme de ahí.

Vuelvo a la realidad , abro los ojos, me levanto muy despacio, veo cómo

estoy. A pesar de lo que me está pasando no me siento con miedo, soy feliz,

no puedo dejar de sonreír, simplemente es alucinante. Me pongo de pie, me

siento totalmente despierta, es despierta con todo el cuerpo, con todas las

células , abierta totalmente , siento que puedo atravesar paredes, que si me

muevo , si hago algún movimiento un poco rápido puedo salir disparada.

Que si me fijo en algún sitio y pongo la intención de ir, puedo desplazarme

a una velocidad ultrasónica. Me quedo un rato sentada descansando.

Siento que todo es lo mismo, las cosas más sólidas, las paredes, los

cojines...... sólo son diferentes estados de vibración. Todos somos energía,

lo siento con una gran claridad, todos estamos hecho de lo mismo. Me

siento extraña, la sensación es de estar vacía por dentro, totalmente vacía,

ni un solo pensamiento en la cabeza y a la vez enormemente despierta y

llena de energía.

Cierro los ojos un momento y siento como si lo de dentro de mi y lo de

fuera fueran lo mismo, mi piel es el límite entre fuera y dentro, si no

estuviera ahí desaparecería, me fundiría , sería nada. Estoy vivenciando la

nada, la nada es una enorme fuerza, energía pura en movimiento. La

posibilidad de desplazarte en cualquier dirección, no hay límites de

espacio ni de tiempo, ser, simplemente ser, ser en todo momento. Cuando

voy hacia casa empieza a venirme una idea ¡ Claro, esto es volver a casa,

el camino es hacia dentro! Dentro y fuera es lo mismo, no buscar

continuamente fuera, la realidad te puede engañar, te puedes perder entre

tantos espejos. Volver hacia dentro, dentro está el infinito, un vacío

inmenso, la nada creativa. Dentro de mi está el todo, el ser. Entrando en

mi puedo descubrir la FUENTE de energía generándose. Detrás de la

quietud está el movimiento, detrás del movimiento la quietud.

Cada movimiento abarca la totalidad de la persona de un modo unificado. La clave de la armonía está en permitir que el cuerpo se mueva a sí mismo. Así uno llega a estar totalmente en el presente, en lo que está ocurriendo en cada momento, abriéndose a un estado de conciencia tan profundo que uno se siente conectado a la fuerza de la vida.

Salgo del taller de hoy muy bien, llena de energía, en esta sesión he

conectado con la BELLEZA . Al principio de la sesión hacemos ejercicios

de conectar con los pies, pisar de diferentes formas..... Al final, en grupos

de cuatro personas, uno se tumbaba y los otros tres le daban un masaje.

Ha sido una experiencia fantástica. Sentí cómo los ojos se me llenaban de

una belleza increíble, me venía continuamente al recibir el masaje, la

imagen de una persona tumbada en el suelo y que de la tierra surgían tres

ninfas para darle placer. Era una armonía perfecta. Una por la cabeza,

otra por el centro del cuerpo y otra por los pies. Cada una entregándose a

la que estaba tumbada y al acabar el tiempo volvían a desaparecer en la

tierra. Me viene una frase al final “ El descanso de la guerrera y el regalo

de las diosas”. Acabo la sesión con la cara totalmente abierta y los ojos

brillantes, todo el cuerpo lleno de energía, me siento irradiando.

Se llega a experimentar un verdadero placer físico cuando nos dejamos llevar por el cuerpo, sin que entre el juicio, entonces nos abrimos a la inocencia, a la alegría, al disfrute de lo que sale de mí. Cuando nos centramos en alcanzar la meta, en hacer bien la tarea, se sacrifica el placer del proceso. Como dice Lowen en su libro “ La espiritualidad del cuerpo”: Cuando nos afanamos, perdemos la armonía y el cuerpo se convierte en una máquina. El hombre es la única criatura que se afana al extremo de perder su conexión con Dios, con la vida y la naturaleza. Me viene el recuerdo de muchas personas que viene a sesión con la idea de la tarea más que con la del contacto verdadero con lo que les está pasando o con la persona que tienen delante. Su demanda es; qué he de hacer, cuál es el siguiente paso, si ya veo cómo funciono ahora cómo lo cambio. Les devuelvo la importancia del no hacer, tan solo sentir, soltar el control, abandonarse a lo que se regula si se confía.

El espíritu humano anhela recobrar su gracia natural, liberarse de su aprisionamiento del yo y sentir su participación en la corriente universal. Este camino no puede hacerse desde la voluntad, sino desde la entrega.

Entro en el taller muy cargada, me tranquilizo un poco y me vengo abajo.

Al preguntarnos cómo estamos contesto que descargada, aplastada, sin

energía. Hacemos un trabajo por parejas, espalda con espalda, nos vamos

masajeando la cabeza, los pies, las manos.....Al principio me cuesta

meterme en el trabajo pero después elijo hacerlo, experimentar, dejar lo

que traigo y abrirme a lo nuevo. Me pasa algo increíble. Poco a poco

empiezo a sentir una sensación muy olvidada en mí, muy, muy antigua.

Me siento abandonada, sola, perdida. Con los ojos cerrados miro hacia

arriba , hacia el cielo, y siento un inmenso dolor, es un dolor profundo.

“quiero irme a mi casa, al lugar real de donde vengo”. No puedo dejar de

llorar en silencio, los ojos parecen grifos, me siento desesperada, rota por

el dolor “quiero irme a mi casa”, “ ya no quiero estar más aquí , en la

tierra, quiero volver con mi familia”, “ quiero regresar a ese lugar del que

yo sé que provengo , al universo, a la luz, al origen, ya no quiero estar más

aquí” . Me llevo todo el taller con esta sensación “ no quiero estar más

aquí, quiero volver” Me siento sola como si me hubiesen cortado el cordón

umbilical. Al acabar el taller casi no puedo hablar, solo lloro, un llanto de desconsuelo, de aceptación de que estoy lejos de casa, de soledad.

Empiezo a hablarme desde la cabeza, me digo que me estoy volviendo loca,

me da vergüenza contar esta experiencia porque realmente me suena a

locura, y aún así sigo con la absoluta certeza de que yo no soy de este

planeta y quiero volverme a mi casa. Me dicen que mi casa está dentro de

mí. Apenas conecto con esto, por favor, ya no quiero estar más aquí,

quiero volver ya.

¿Por qué no te preguntas para qué estas aquí?

Hoy he tenido una experiencia preciosa. Me he puesto a meditar y me

surge hablarle a algo superior y pedirle que me enseñe el camino porque

me encuentro perdida, siento que me he perdido y no puedo encontrarme.

Y me doy cuenta de que hace 10 años decidí abandonar a Dios y por tanto

abandonarme. Y en este momento siento que vuelvo al hogar, como la

parábola del hijo pródigo. Y me siento cerca de una sensación de

espiritualidad y siento la alegría del reencuentro. Siento que he estado

muchos años perdida y ahora vuelvo a casa, y siento la celebración de la

vida, el agradecimiento por el maravilloso regalo de vivir. Pedí perdón a

mi cuerpo por haberlo dañado, a mí misma por maltratarme, por no

escucharme. Me siento de nuevo en mi verdadero camino, me siento

querida por mí. Encontrada.

Mª Adela Palcos en su artículo “Una meditación para occidentales” escribe: La historia del ser humano es la historia del hijo pródigo. Sale del hogar paterno (su propia esencia) donde está la simplicidad, la verdad de la vida, e inicia un periplo donde todo se va desarrollando y complejizando, y donde por supuesto, se deja arrastrar por deseos, ideas e ideologías, con todas las vicisitudes que este alejarse de su verdadero eje le depara: va reconociendo sus propios pensamientos, sentimientos y acciones, el efecto de éstos en el medio que lo rodea y las respuestas de ese mismo medio; reconoce así los límites de su personalidad y puede volver en conciencia a la casa de sus padres. Cuando vuelve ya es un ser diferente. Posteriormente habla de la necesidad de volver al hogar del padre, que se produce a través de conectarse con el centro coronario pero habiendo antes pasado por la conexión con el centro cardíaco, o sea, con el corazón. La energía ha de poder circular de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Se ha de tener en cuenta para esto que los otros centros energéticos del cuerpo no impidan el paso energético ni lo interfieran. Es necesario que desde el centro laríngeo se tome una actitud de aceptación, la posibilidad de agachar la cabeza y acercarla al corazón. Yo lo vivo como una aceptación de mí misma, de quien yo soy en este momento.

En resumen, para mi el trabajo con el cuerpo y el movimiento ha supuesto el ir creando apoyos internos que me han ido dando la confianza en que yo puedo valerme por mí misma, ir tomando cada vez más conciencia de mis recursos y mis limitaciones, haciéndome más real. Por mi rasgo de personalidad yo tiendo al olvido de mí, todo este trabajo corporal me ha servido para irme poco a poco recordando, vivenciado en el contacto con los otros y conmigo misma. El darme un cuerpo desde el que relacionarme, unos sentimientos desde los que expresarme y una presencia desde la que poder estar en el mundo. A la misma vez que iba aprendiendo a apoyar los pies de una manera diferente a como lo hacía habitualmente, iba aprendiendo a plantarme en el mundo desde un lugar nuevo. A la misma vez que aprendía a soltar y expresar mis emociones, iba asimilando una nueva conciencia de quién soy yo, con mi alegría y mi tristeza, mi amor y mi rabia, mi estar abierta y mi estar cerrada, me iba completando. A la misma vez que iba aprendiendo a apoyarme en mi respiración, a sostener los lugares nuevos con el aire, a crear nuevos caminos hacia mi interior, iba aprendiendo a comunicar lo que yo pienso realmente sobre las cosas, a mostrar mi creatividad, a infundir mi aliento en lo

que hago. Inspirar y expirar, coger y soltar, recibir y dar, las relaciones conmigo y con el otro. A la misma vez que aprendía a abandonarme al fluir de la energía en mi cuerpo, iba aprendiendo cuál es mi verdadera naturaleza, existir en armonía.

MOVIMIENTO ARMÓNICO Y CENTROS ENERGÉTICOS El sistema de trabajo de Movimiento y Desarrollo Armónico, parte del enfoque utilizado en Río Abierto con una visión holística del ser humano y tiene su origen en Susana Milderman que llegó a elaborar una técnica de gimnasia expresiva a raíz de sus investigaciones sobre el cuerpo y sus contenidos emocionales. A España trae este trabajo Graciela Figueroa creando posteriormente un grupo llamado “Espacio Movimiento” que imparte formación en movimiento y técnicas psico-corporales para el desarrollo armónico. La finalidad de este sistema de trabajo es contribuir al desarrollo integral del ser humano mediante la utilización de técnicas psico-corporales que integran lo terapéutico con lo creativo. El objetivo es desarrollar la conciencia, la sensibilización , las escucha, la atención , la irradiación y el silencio con una actitud de exploración y aprendizaje. En este proceso se va concientizando y dinamizando los aspectos mecánicos y rígidos de la personalidad que están plasmados en el cuerpo y que determinan un modo psico-físico de estar, pensar, sentir y relacionarnos. En palabras de Mª Adela Palcos: “Todo el desarrollo y la armonización del ser humano tiene que ver con tomar conciencia de sí, vivenciar esa conciencia constantemente. Al no tener conciencia de SER, “hacemos” continuamente para sentirnos, necesito que me quieran, que me elogien, o que me pisoteen para sentir que soy, para sentirme”. Desde este enfoque la salud está relacionada con : recuperar la fluidez y la fuerza del movimiento, reencontrarnos con nuestra capacidad expresiva, integrar los opuestos, permitiéndonos vivir de una manera más auténtica, consciente y creativa. Descubrir en el cuerpo nuevos caminos de expresión y expansión, recordando la sabiduría que ya está en nosotros.

Somos básicamente conciencia , en forma de energía, y esta conciencia necesita de un lugar donde habitar, necesita encarnarse. Esto le da la posibilidad de expresarse, manifestarse, actualizarse y desarrollar su potencial creativo. Nosotros somos el canal que posibilita que esto suceda. La encarnación es el proceso básico, ocupar todo el espacio potencial del que dispongo, la posibilidad de SER, de manifestarme. Los huecos de la personalidad o vacíos, son lugares aún sin explorar, donde no llegó la energía o quedó bloqueada. No hay allí expresión, ni manifestación, ni sonido, ni acción. Desde aquí somos fantasmas, sin acceso a un contacto verdadero porque no tenemos cuerpo. El trabajo es poner conciencia en esta parte rechazada, darle un lugar, darle voz, darle sostén, tanto físico como emocional, y ayudarla a florecer. Múltiples son las herramientas que se utilizan para lograr esta armonización de la persona: _Movimiento libre, guiado, expresivo, energético y creativo _La respiración _El masaje _Trabajos con la voz _Plásticas _Meditación _Dinámicas grupales..... En este tipo de trabajo lo más importante es la propia experiencia, cada uno se convierte en su propio maestro. Lo que más me ha servido para comprender cómo circula la energía en mí, cuáles son mis trabas, cómo puedo estar armonizada o interfiriéndome, ha sido el trabajo con los centros de energía. Un centro energético se podría definir como un punto focal para la recepción y distribución de energías; una esfera de actividad vibratoria. En el cuerpo podemos hablar de siete centros, asociados a siete zonas corporales que dirigirán e inundarán de vida las glándulas, órganos, tejidos y estructuras que sus respectivas esferas de influencia abarquen.

Esta es la función fisiológica y la psicológica será la de expresar física y corporalmente el estado interior de la persona (ánimo, pensamiento, sentimientos) siendo cada uno de los centros encargados de un aspecto concreto de nuestra vida psíquica (afectiva, comunicación, intelecto...) Recojo aquí una breve descripción de cada uno de ellos, donde se muestra su función, significado, localización, y formas de potenciarlos desde el movimiento. CENTRO BAJO Este centro es el fundamento de todo nuestro sistema, la primera piedra sobre la que descansan todos los demás chakras. Guarda relación con el elemento Tierra y con todas las cosas sólidas y terrestres, como el cuerpo, la salud, la supervivencia, la existencia material y monetaria, y nuestra capacidad para mantener y manifestar nuestras necesidades. Es la manifestación de la conciencia en su forma sólida y tangible. Es la necesidad corporal de mantenerse vivos y en buen estado de salud, y la necesidad mental de admitir la limitación y la disciplina esenciales para la manifestación. Está relacionado con la cohesión y la unidad, la unidad del cuerpo que es uno, y a nivel espiritual la unidad con el mundo, la familia, los iguales, etc. Lo contrario a esto sería la sensación de no pertenencia. La energía de este centro es muy fuerte, como la fuerza de la tierra que nos atrae. El agujero inferior de la columna nos conecta con la Tierra y con la fuerza que emana del centro del planeta. Esta fuerza es la energía en bruto que será usada por el hombre en la dirección que cada uno decida. Esta lucha contra la fuerza del mundo, a la que debemos oponernos para mantenernos erguidos, es una afirmación de mí mismo, de mi persona, de mi individualidad. Está relacionado con un nivel de vibración más lento, lo que genera densidad; es la repetición que construye, los hábitos que dan fuerza. Esta energía me lleva a lo que necesito en este instante, en el aquí y ahora, muy asociada al sentido de realidad.

Este centro representa en el cuerpo la generación de la energía que produce y mantiene la vida. Está situado a la altura del perineo, como una flor hacia abajo que se ramifica hacia las piernas y entra en la tierra. Su nombre en sánscrito es Muladhara que significa, raíz, fundamento. El nervio ciático, que desciende desde el plexo solar por la pierna, es el nervio periférico más grande del cuerpo, y por su función viene a ser como una raíz del sistema nervioso. Nuestros pies tocan el suelo que nos sustenta. A través de ellos nuestro sistema nervioso conecta con la Tierra, elemento del primer chakra. Los órganos asociados son los pies, las piernas, los huesos y el intestino grueso. La toma de fundamento es un proceso de contacto dinámico con la tierra, con todas sus asperezas, sus fronteras y sus limitaciones. Combinando la relajación con la energetización permitimos que nuestra energía sutil se condense y solidifique . Con eso reforzamos nuestra solidez, nuestra presencia en el aquí y ahora y nos dinamizamos a expensas de la vitalidad procedente de la sustancia de los chakras inferiores. Desde el movimiento este centro se puede trabajar en dos direcciones: _ De abajo hacia arriba: relacionado con la generación y/o el contacto con la energía. Se trabaja la lucha, el ataque, la huída, la defensa del territorio, la autoafirmación. Ejercicios de carga. _ De arriba hacia abajo: relacionado con la materialización, la realización , la concretización. Ejercicios de descargar y de contacto, la entrega al suelo, soltar la carga. Todo lo que sostiene está relacionado con el centro bajo, contactar con la fuerza de estar vivos y no con el esfuerzo. En relación a los vínculos sería la capacidad de estar en contacto físico, no el contenido emocional sino el contacto concreto. La emoción es una forma equivocada de tomar energía y no tiene continuidad.

En el trabajo de movimiento desde este centro me sirve mucho el

conectarme con la tierra, el enraizarme. Me llega especialmente el tema de

la constancia. Cuando seguimos con el cuerpo un ritmo, y nos

mantenemos en éste un tiempo, me conecto con la disciplina que tanto me

cuesta, yo tiendo más a la dispersión. Los movimientos repetitivos

característicos de este centro me hace sentirme con más consistencia, con

más peso, con más fuerza. Me siento más centrada en mí, con más apoyo y

desde ahí con más seguridad para salir al mundo. Más vertical, sentirme

en el mundo me gusta y me emociona.

Soy consciente de que para mí el ser capaz de establecer una rutina me

ayuda, teniendo siempre la atención puesta en no quedarme enganchada

en ella y utilizarla para dejar de sentir.

Desde la música este centro se trabaja con el RITMO. El ritmo tiene que ver con lo orgánico. La naturaleza tiene ritmo, tiene que ver con el funcionamiento binario, con los pares de opuestos. Nacemos con el ritmo y nos formamos en el vientre de la madre con el ritmo, por esto un ritmo continuado nos conduce a la tranquilidad interior, con la seguridad, con la rutina. Al movernos desde lo rítmico nos ponemos en contacto con nuestros ritmos interiores y también con el universo que es rítmico y con un encuentro rítmico con los otros. El ritmo es lo más asimilado por las personas porque el latido del corazón y el ritmo de la respiración son innatos en el hombre. El inconveniente se produce cuando no somos capaces de salir de lo de siempre. Normalmente queremos saber cómo empieza y acaban las cosas. Aquí el trabajo es romper el ritmo cotidiano, tratar de salir, porque la vida tiene muchos ritmos diferentes. Cada persona tiene su ritmo automático y al cambiarlo a través del movimiento se produce un despertar, desde el movimiento está la posibilidad de romper con lo mecánico, de entrar en lo desconocido de nosotros mismos.

CENTRO LUMBO-SACRO Comienza en la primera vértebra lumbar abriéndose hacia el pubis por encima de los genitales, abarcando toda la región lumbar, el abdomen por debajo del ombligo y la región de las ingles. También se relaciona con este centro la cara anterior de los muslos, parte interna de las piernas y el arco de los pies; de ahí que el movimiento de los pies en este centro es suave y articulado. Se juega con todas las articulaciones, dedos, metatarsos, rodillas, etc. Los órganos asociados a este centro son: los órganos genitales , aparato urinario y colon y las glándulas endocrinas. Conocido por el nombre de Swadhisthana, que significa dulzura. El elemento asociado es el agua y las funciones asociadas a lo líquido y fluidos. El agua coge fuerza en el propio avance. Se caracteriza por la receptividad, adaptación al espacio, búsqueda del camino de menor resistencia.... Este chakra está relacionado con la vida instintiva en general y la sexualidad en particular. El impulso, el deseo, las ganas de moverse hacia. Abarca el instinto sexual y también el placer, el disfrute, hacer las cosas desde el apasionamiento y no por el resultado. Recibe la energía de todos los demás centros y la distribuye. Muchas veces la falta de vitalidad aunque tenga su origen en otro centro se acusa en éste porque es desde aquí desde donde se distribuye la energía. Entonces aquí el centro bajo es fundamental para cargarse. Desde este centro me coloco en el mundo con una necesidad que implica un movimiento hacia.

El centro lumbo-sacro coincide con la apertura del niño al mundo, dentro del nivel que le es posible (sensaciones, emociones básicas, etc.) Empieza a aparecer el otro, el mundo. La vivencia de lo que soy y lo que no soy desde la experiencia sensorial más primaria. Aparece la dualidad placer-displacer, salida-retención....

Se pasa del uno al dos, lo quieto pasa al movimiento, lo sólido a fluido, la tierra a agua. La función de este centro es soltar, esto se hace gracias a la estructura que sostiene desde el Centro Bajo. Es un lugar más dionisíaco. El sacro es una fuente.

Hacemos diferentes ejercicios para conectar con este centro, observo

desde qué sitio me estoy relacionando con el otro. Tanto al dar al otro

como al recibir llegó un momento el que me sentí interactuando desde

este lugar, sentía una alegría que partía de la inocencia. Me veía

como una niña, sin conceptos prefabricados, sin prejuicios, sin ideas

preconcebidas, estaba totalmente sumida en lo que hacía, en el

disfrute, en la pura exploración, en las puras sensaciones. El cuerpo

del otro era como un territorio a explorar, lo tocaba, lo chupaba, lo

pellizcaba......

Y cuando yo era la que recibía también lo vivía desde la sorpresa de”

ver qué voy a sentir ahora”. Era como estar en un continuo

oooooohhhhh!, los ojos totalmente abiertos y mucha energía en la

barriga. No había miedo de qué me va a hacer el otro, era más la

alegría de estar abierta a lo nuevo.

Al de acabar el ejercicio me sentí totalmente revitalizada y sin poder

borrar la sonrisa de mi cara.

Me doy cuenta de mi dificultad a la hora de tener clara la dirección

hacia la que llevar mi energía, el llevar las riendas, la intención. Ya

observé que desde el centro bajo mantener el ritmo me permite

cargarme, ahora siento que cuando ésta energía sube al segundo

centro surge otra posibilidad de dispersión al no tener claro qué

quiero hacer con mi energía, cuál es mi intención. También me doy

cuenta de que cuando me siento muy cargada, con mucha energía al

no saber qué hacer con todo esto tiendo a librarme de ella, a hacer

cualquier cosa para descargarme, para tirarla de alguna forma. Me

cuesta contener mi fuerza, dejarme sentir vibrando y abierta.

CENTRO VEGETATIVO Abarca la parte superior del abdomen. Sale entre la 7ª y 12ª vértebra dorsal y tiene diferentes focos de proyección, desde el ombligo, donde todos somos uno, de generación en generación a través de la madre, o también desde el plexo hace un tránsito hacia arriba y se puede relacionar con la clarividencia y la intuición. Es un centro que trabaja con los alimentos y su transformación , también con el alimento aire, las impresiones y las emociones. Conlleva la transformación de las emociones, desde este centro se trabaja el expresarlas como una forma de limpiarlas y que las podamos transformar. Si en algún momento no hay posibilidad de expresarlas, al menos reconocerlas y honrarlas como parte de nosotros. Su nombre en sánscrito es Manipura, que significa joya-pura, y su elemento es el Fuego. Es uno de los pasajes entre el diafragma y el cielo de la boca. Aquí empieza lo específicamente humano, los otros dos centros anteriores ser relacionan más con lo animal. También se puede trabajar en dos direcciones de carga, y de descarga o limpieza. Los órganos relacionados son el estómago, páncreas, intestino delgado, vesícula biliar e hígado. Las enfermedades que se originan aquí son activadas por problemas relacionados con la responsabilidad hacia uno mismo, la autoestima, el miedo al rechazo y la excesiva sensibilidad a la crítica. Este centro nos conecta inmediatamente con la vida emocional. El trabajo desde el movimiento es mover el cuerpo para que surjan las emociones guardadas y se mueva la energía estancada en las “corazas”.

Con la música y el movimiento me voy dejando entrar en la emoción,

me observo como forzándome a estar triste. Es como si mi cabeza

interfiriera diciéndome: “ si te entregas a la emoción, entonces vas a

conectar con la soledad y la tristeza, ahí no puede haber alegría”. En

oposición a esto si me dejo llevar realmente por lo que me surge , la

alegría y la ilusión me invaden inmediatamente. Empiezo a sospechar

que esto es un juego al que estoy jugando, me estoy boicoteando de

alguna forma, mi percepción desde las ideas no es real, es algo que

yo me cuento.

¿Y qué me estoy contando? Que conectar con la emoción es conectar

con la pena, entrar en la oscuridad, estar sola, perdida, asustada.

Conectar con la emoción es dejarme entrar en la pena de estar

conmigo, como un castigo impuesto de estar sola, como una

maldición.

¿Qué pasa si me permito conectar con lo que surge realmente, la

alegría, con lo que el cuerpo me ofrece en este momento? Observo

que he decidido dejar lo viejo y abrirme a lo nuevo, sentir la alegría

de estar conmigo, de ser yo. Me viene el introyecto de “ tu no vales

nada” que me somete a una vida alejada de mí. Ahora me voy

abriendo a esta sensación de disfrute de estar conmigo, le doy espacio

a esto que surge, poder estar conmigo y estar feliz.

En uno de los masajes recupero un dolor antiguo que tengo desde

hace años en el lado izquierdo. Al trabajar la limpieza de los

intestinos visualizo esta parte de mi cuerpo retorcida, sin mucho

espacio, demasiado apretada. Me viene a la memoria mi largo

historial de estreñimiento, mi dificultad para limpiarme, soltar lo que

no me sirve, alimentarme con lo que me nutre realmente. También

cuando siento miedo me voy encogiendo, y como metiéndome dentro

de la barriga para protegerme, encogida. Con el masaje de apertura

siento un gran alivio, voy dando espacio a esta zona costreñida, al

acabar me noto andar más derecha, más abierta.

CENTRO CARDÍACO Es el centro del Amor Incondicional, el centro de la Voluntad, la Acción en el mundo y con el mundo. Es el centro de la síntesis, el centro de nuestro cuerpo (hay tres chakras por arriba y tres por abajo) Una puerta hacia algo muy esencial del Ser de cada uno. Asociado a la “vida afectiva”, referida a la “vida en relación”, la relación que tenemos con los demás, con el mundo que nos rodea y con nuestro mundo interno. Afectivo no se refiere sólo al amor, a sentimientos positivos, sino a cualquier tipo de relación que se mantenga con los demás, tanto abrazar como empujar. Conocido con el nombre de Anahata, que significa intacto, su elemento es el Aire. Corresponde al tórax, a la columna dorsal alta, y se prolonga por los brazos y las palmas de las manos. El espacio entre las clavículas y el diafragma. También los pulmones, el corazón, el esófago y la glándula timo. Relacionado con la circulación sanguínea y linfática (limpieza e inmunidad). Aquí se trabaja la capacidad de contacto y el vínculo con lo esencial de todo lo que existe, la capacidad de vincularse con el mundo, con la vida, con uno mismo.... Relacionado con el darse, con la entrega. Es el poder estar dentro pero con lo de fuera, incluyéndolo. Cuando estoy en el Centro Vegetativo dominan las emociones frente a los afectos, por lo que estoy más centrado en mis fantasías y mis necesidades. Sólo veo lo que proyecto de mí mismo, no tomo conciencia de la realidad ni de la persona que tengo delante, lo importante soy yo mismo. Cuando amo desde el Centro Cardíaco, considero a la otra persona y la valoro como ser independiente de mí pero con quien quiero relacionarme. Yo mismo soy alguien diferente de ella y del mundo que me rodea, y la reunión de estos dos seres libres e independientes genera verdadero amor.

Nos proponen hacer una rueda en la que cada uno pasa al centro y se

deja recibir lo que los demás compañeros le den. Me siento bien

dando, viendo cuánto le quiero dar a cada uno sinceramente. Mucha

emoción en el grupo. Me siento con más dificultad para recibir y estar

en el centro, con deseo y miedo a la vez. Me dejo recibir hasta donde

puedo, contenta y agradecida.

Es real que si no me siento a mí misma como diferente al resto, si no

siento quién soy yo realmente y mi valor no puedo dar al otro,

primero porque no me diferencio de él y segundo porque me siento

vacía. Cuando reconozco lo que yo tengo y lo que tiene el otro, me

conecto con la abundancia de la vida, desde ahí, compartir

CENTRO LARÍNGEO Es el representante físico de la vida intelectual. Nace en la columna cervical y se abre como una flor en la laringe. Comprende la cara hasta las cejas, el cuello, la base del cráneo, los hombros, el trapecio, la cara dorsal de los brazos y manos y los dedos. Tienen participación los músculos del cuello, la laringe, la cara , la lengua los oídos y los que mueven los ojos. Por tanto abarca a todos los órganos de los sentidos que son las puertas de entrada a la vida intelectual. La mayoría son órganos de paso: tráquea, esófago, lengua, laringe, faringe, todas las arterias y las venas. En el centro laríngeo están también los medios de comunicación y expresión del intelecto; la voz, la palabra y el movimiento de los dedos con los que hacemos cosas, manifestaciones externas. Y están las puertas de entrada para el aprendizaje y los instrumentos para la técnica. Aprendemos fundamentalmente técnicas: de lectura, de estudio, para bailar, tocar un instrumento, sanar.... Y finalmente acabo creyendo que ese conjunto de elementos que me vino de fuera soy yo mismo. He aprendido a pensar como me enseñaron y hasta llegué a creer que soy yo el que piensa.

Así mantiene este centro el control de todas nuestras actividades. El verdadero hombre es el que elige y hace uso del intelecto para sus verdaderas necesidades y se manifiesta principalmente mediante el Centro Frontal y el Cardíaco que representan la mente superior y el amor. De nuevo el Centro Laríngeo se establece como un lugar de paso entre ambos. Su nombre sánscrito es Vishudha y su significado Purificación. El elemento asociado es el Sonido. Este Centro crea interferencias cuando le pone argumento a lo que sentimos y desde ahí se fija una plástica que le da forma al cuerpo, la discriminación propia de aquí se convierte en crítica. Se relaciona también con el mostrarse. Desde el movimiento se trabaja para aflojar el cuello, con lo cual se abandona el control que desde aquí se ejerce sobre el resto de los centros. Al soltar el cuello uno comienza por perder el equilibrio y relajar la exigencia en el movimiento. Desaparece la crítica propia y la ajena

Trabajamos los lugares más olvidados de nosotros para ponerle

expresión y sonido. Poco a poco van saliendo diferentes personajes de

mi interior, algunos más conocidos , otros mucho menos. Me

sorprende que al interactuar con el grupo desde uno de estos roles y

exagerándolo conecto con el personaje de “ no pasa nada”. Me

encuentre con quien me encuentre y me relacione con quien me

relacione, no me muevo de este sitio de “ a mí no me pasa nada”,

intentando convencer a todos de que “todo está bien, no hay

problema”. Veo con claridad que este personaje me ha acompañado

durante toda la vida, me sorprendo al ponerlo fuera, al escucharlo,

observar el tono de voz, los gestos, la necesidad de que nada se

mueva, de no sentir nada, que nada me llegue, que nada se altere.

Cuánta energía puesta en tranquilizar al otro para que no me ataque,

cuánta puesta en tranquilizarme a mí para no atacar.

Esto de poder darle voz a tantos personajes internos, tantos

introyectos, tantos roles y modos de relacionarme aprendidos, me va

dando una visión de mí más real y a la vez con más distancia.

Al hacer otros ejercicios de soltar el cuello y movilizar esta zona,

siento un gran bloqueo para dejar el control y abandonarme, para

mostrarme con lo que surge en cada momento, sacar mi voz, hacerme

presente, dejar que la energía circule de arriba abajo y viceversa sin

enjuiciar.

CENTRO FRONTAL La función de este centro es dirigir a los demás dejando que cada centro haga lo que mejor sabe hacer, coordinando la acción y marcando exactamente la oportunidad para cada función. En el yoga se dice que aquí se instala el “observador”. La sensación de estar centrado en el entrecejo, hace que brille la luz en nuestro rostro y que la mirada cobre inteligencia. Su nombre en sánscrito es Ajna y su significado Saber, Percibir. Se localiza en el centro del cráneo a la altura de los ojos, el elemento asociado es la Luz. Aquí corresponde también la base del cráneo, que contiene el tronco cerebral y el cerebelo. Desde aquí podemos dirigir la energía de nuestro cuerpo. Este centro es el representante de la Mente Superior. Todos tenemos más o menos desarrollada la capacidad de producir nuestros propios pensamientos, pero no así la función principal de este

Centro: la creación mental y la dirección voluntaria de la energía. Hay dos importantes elementos a disposición de la creatividad; la inspiración y la intuición. El Centro Frontal es el que encarna la voluntad y la conciencia. El desarrollo de la voluntad superior está dado justamente por la conciencia de la presencia divina en cada ser, y ésta es una vivencia que se logra por caminos simples y a veces insospechados. La calma, sin esfuerzo. Este sexto chakra va traduciendo lo que viene del séptimo, haciéndolo imágenes, ideas, etc.

Durante el taller vamos haciendo varios ejercicios de asanas y

respiraciones relacionadas con este Centro. Hacemos masaje por

parejas para ir despertando el hemisferio derecho y después el

izquierdo, abriendo los canales de salida también hacia el cuello y los

hombros.

Siento como la cabeza se va relajando y aflojando el cuello. Es como

ir vaciándome de tantos contenidos innecesarios. Abrirme al silencio

interior. Siento el peso de la cabeza sobre la moqueta y cómo los

hombros se van relajando dejándose caer sobre el suelo. Cada uno se

abre a su intuición, a cualquier palabra o mensaje que me llegue en

este momento, a su sabiduría interna. Me siento muy amorosa, con

una sensación de sentirme protegida y acompañada.

Desde la meditación intentamos estar en la presencia, en el aquí y

ahora, sin engancharse a nada externo ni interno.

CENTRO CORONARIO Situado en lo más alto del cráneo, también llamado el chakra corona, porque es la coronación de todo el sistema. En efecto, corona es la denominación apropiada por cuanto simboliza el ser en su máximo estado de realización y glorificación.

Se conoce como Sahasraray su significado es Multiplicado por mil. Se suele localizar en la corona del cráneo y su función es el Entendimiento Tiene la cualidad de “interioridad” que contrasta con la emanación externa a través del tiempo y el espacio, propia de los chakras inferiores. Es desde un lugar interior desde donde accedemos en realidad a todo nuestro conocimiento. La conciencia es una fuerza, nosotros no la creamos, estamos hechos de ella, rodeados por ella, y somos parte de ella. Desarrollar la conciencia es, en realidad, beber de esa fuente, participar en esa fuerza interpretando sus manifestaciones y entendiendo su origen. Esa fuerza es la del orden y la organización. Es el designio, la pauta, la

inteligencia. Mediante la experiencia cada uno construye en su mente una matriz personal de información. Cada partícula de información que recibimos se incorpora en esa matriz y la hace cada vez más compleja. Cuando bebemos de ese gran campo de la conciencia causamos su descenso, en el decurso del cual ella envuelve las estructuras existentes y se convierte en información. El propio acto de pensar es el proceso que consiste en seguir las líneas de orden. La forma física es la expresión última, aunque también la más limitada. Debido a esa limitación la conciencia, después de manifestarse, desea librarse de las ligaduras de lo físico y regresar a su fuente, a lo no físico, donde puede jugar con la infinita diversidad. De ahí la doble naturaleza de la conciencia, estar manifiesta y estar liberada.

Las palabras pauta y patrón guardan relación con la etimología pater, el padre, el que aporta la semilla, el ADN, la pauta que dicta la forma. Pero es la madre la que aporta sustancia a esa forma, y madre viene de mater, así como materia. Así, la pauta dicta la forma pero se realiza a través de la Tierra. Una de la formas de trabajar este centro es con diferentes mantras, porque cuando en estado de meditación digo Yo Soy, no aludo al yo personal que desea y quiere cosas para sí, sino que trato de llegar a una instancia superior dentro de mi persona, tan arriba que ya es impersonal. Me conecto con lo Universal, con el Todo. Cuando digo YO SOY me instalo en el representante divino en mí mismo. El Centro Coronario tiene relación con la vida espiritual, pero sólo es una puerta abierta, una antena receptora y transmisora. Poner en funcionamiento este centro no es evolucionar espiritualmente. El crecimiento de la vida espiritual consiste en mucho más que eso. El “cuerpo espiritual” está a lo largo de toda nuestra persona, y por tanto, tiene su expresión en cada centro. Es realmente espiritual vivir la vida que termina en el Cielo, pero cuando ella comienza en la Tierra y pasa por todos los niveles dejando surgir los aspectos esenciales de cada peldaño. Desde el Espíritu nada es superior a nada. La energía es la misma arriba que abajo, en cada lugar con su propia importancia. Lo espiritual para la rosa es ser rosa y no jazmín. Desde la música se puede trabajar con la ARMONÍA. Se la puede vivir como una meditación en movimiento. Siempre la música ligera tiene la cadencia perfecta, da seguridad. Este es el sentido profundo de la armonía, la música te lleva hacia un viaje, donde voy conociendo más cosas de mí mismo y en el que al final se acaba volviendo a casa.

La Armonía significa que muchas cosas diferentes estén bien juntas. Esto es muy importante entenderlo como un principio filosófico, el arte de estar bien juntos. Hay una convivencia interior que está en lucha entre sí, el trabajo que hacemos es tratar de armonizar, la armonía intrapsíquica. Escuchar la armonía en la música es como una sanación para nuestra armonía interior. Cuando se trabaja con el nivel psíquico hay siempre una parte que está observando y que no se identifica con el proceso, y es la parte más cercana al yo profundo. Desde este movimiento uno se permite estar en lo que le sale pero sin identificarse con ello. Así el arte es una conexión del artista con Dios, y si uno sigue la música hace este viaje de la intensidad a la paz

La verdadera meditación tiene lugar cuando el movimiento ascendente se completa con el descendente que está signado por la energía cósmica que penetra por el centro coronario y desde allí lo inunda todo. Es la simple

presencia. La sensación de ser y el ser mismo están unificados. Soy lo que es, y es lo que soy.

A la terapia llegan muchas personas que están desconectadas de su cuerpo, de sus sensaciones, funcionan mayoritariamente en el nivel intelectual. De hecho el centro intelectual está interfiriendo la expresión del resto de centros. Son personas que viven una dictadura, antes de dejarse sentir algo, piensan si está bien o no, si es adecuado o no, con qué intensidad han de manifestarlo.....Las ideas paralizan el movimiento. Entonces empieza la rebelión, partes del cuerpo que se enferman para ser escuchadas, o que funcionan al mínimo y dejan a la persona agotada, sentimientos por un lado, y acciones por otro...Cuando en sesión se le empieza a dar un espacio y una voz a estas partes alienadas, la cabeza ejerce su tiranía y empieza a amenazar a la persona con que va a perder el control, se va a volver loca, va a generar un daño irreparable etc. Es necesario el trabajo relacionado con el centro bajo de ir enraizando a la persona, dándole apoyo para que se vaya apoderando de su fuerza, ver las creencias que le sirven y las que le dañan, decidir ir dejando lo conocido para adentrarse en nuevas posibilidades de estar en el mundo. Ir dándose identidad dentro del grupo. Desde aquí la energía puede pasar al segundo centro, donde aprendemos a relacionarnos conscientemente con los otros, se pasa de la conciencia de mí a la conciencia de las relaciones. Aprender a relacionarnos con personas que contribuyen a nuestro crecimiento y a alejarnos de las que nos lo impiden. Aquí funciona la ley de la sincronía “ lo semejante atrae a lo semejante”, cada uno atrae lo que está en su misma vibración. Ayudar a la persona a hacerse responsable de sus elecciones, de lo que tiene en la vida y de lo que le está faltando. Poner toda la atención en cómo se establece la relación con el otro, ¿ Es desde el poder, desde no ver al otro, desde comprometerme realmente o desde manipular....? ¿En qué estoy poniendo mi creatividad? ¿En construir-me o en destruir-me? Donde siento que hay una mayor dificultad es al llegar al tercer centro, el vegetativo, donde el trabajo se relaciona con respetarse a uno mismo que simboliza el paso de la infancia a la edad adulta, aquí uno se va creando una identidad separada del grupo.

Si una persona no se gusta a sí misma, es incapaz de tomar decisiones sanas, en vez de esto cederá su poder a otros por falta de seguridad en sí misma. Pero a la vez que cede este poder, está resentido por no tenerlo. Empieza aquí una lucha por conseguir lo que el otro tiene que es en realidad lo que yo le he dado. A las personas que vienen a sesión les pregunto cuál consideran ellos que es su valor, en qué se sienten valiosos realmente, como una cualidad interna que los diferencia del resto de personas, que los hace únicos. Silencio. Piensan y piensan dónde puede estar su valor, con qué cualidad interna se sienten realmente satisfechos, qué pueden ellos aportar en esta vida. El problema es que no es una cuestión de pensarlo, es una cuestión de vivirlo. Si uno no tiene la vivencia de ser valioso, si no a experimentado la sensación de su valor, por más que lo piense esto no tiene fuerza. Hay que conectar a la persona con su ser auténtico para que pueda recuperar este valor olvidado, el recuerdo de sí. Y esta conexión es a través del contacto, de la relación, de poner conciencia en que si tú te pones de verdad frente a mí y yo me pongo de verdad frente a tí, surge un contacto auténtico que de por sí tiene un potencial de transformación, yo crezco y tu creces, eso es lo valioso. Cada uno es necesario para el crecimiento de los demás. Todos somos necesarios. Nos creamos constantemente. Hay mucho vacío e insatisfacción. Hay un alejamiento de los valores superiores, espirituales, porque yo no me siento valioso. Si yo no conecto con mi propio valor por el simple hecho de existir, no puedo estar conectado a mi SER auténtico. No conecto con mi potencial, con todas mis posibilidades de manifestarme, con mi riqueza interior, con mi vacío fértil del que puede surgir cualquier cosa, con la confianza en mi sabiduría interna, no confío en la Vida. No nos damos permiso para SER.

Estamos en lucha permanente, en una manipulación permanente por conseguir que el otro nos de aquello que está en nosotros mismos. La lucha por intentar que el otro me reconozca cuando yo no lo hago, que el otro me valore cuando yo no lo hago. Y nadie puede darme lo que yo no me quiero dar. Estamos mal orientados en esta búsqueda, buscamos fuera lo que está dentro. Y representamos toda una serie de personajes para no hacernos responsables de que somos nosotros los únicos que podemos llenar nuestros vacíos. La labor del terapeuta entonces es ayudar a la persona a que vaya poniendo conciencia de que está buscando llenar su vacío interno con lo de fuera. A la vez irlo apoyando en su valor, si uno mismo se siente valioso puede transmitir que el otro también lo es porque todos somos iguales. Desde ahí trabajar la facilidad o la dificultad de la persona para recibir esto. Esto lo veo a diario cuando trabajo con niños, el hecho de escucharlos, de darle un espacio donde ellos son lo importante, el poder ir al lugar donde se encuentran atascados para acompañarlos en su dificultad, el reconocerlos..., va ayudando al niño a sentirse valioso, a conectarse con su autoestima, con su poder. Yo los apoyo incondicionalmente, porque creo ciegamente en su potencial. Desde aquí el niño se va apropiando de su fuerza. Es muy importante la actitud amorosa del terapeuta hacia la persona con la que está trabajando, al mismo tiempo que también es necesaria la confrontación. Como poder poner límites amorosamente, poder poner conciencia en lo que está pasando desde la confianza en la capacidad de autorregulación de la persona. Si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos, no podemos conectar con la energía del cuarto centro, el cardíaco, donde el vínculo con los otros se establece desde el respeto y el reconocimiento de que todos somos valiosos, la energía amorosa con su gran poder de transformación. El único camino hacia la conciencia espiritual, pasa por el corazón. Poder transitar desde lo individual a lo grupal y desde ahí a lo universal.

Bibliografía utilizada para elaborar este capítulo:

• “ La energía de mi cuerpo”. Autobiografía de una escuela que nació aquí. Hugo Ardiles. Colección monografías.

• “Los Chakras”. Las ruedas de la energía vital. Anodea Judith.

Editorial Robin Book

• “Anatomía del Espíritu”.La curación del cuerpo llega a través del alma. Caroline Miss. Ediciones Grupo Zeta.

• “ Integración cuerpo-mente” Ricard Montseny. Editorial Indigo. • Artículo titulado “ El nuevo hombre”. Relación dinámica de los

centros energéticos. Escrito por Mª Adela Palcos. • Apuntes propios del taller impartido por Enzo Rossi, (instructor

de Movimiento y Desarrollo en el Sistema Río Abierto, Italia) sobre música y movimiento

• Apuntes propios de mi formación como Instructora en

Movimiento y Técnicas Psico-Corporales para el Desarrollo Armónico, con Espacio Movimiento, España.

MOVIMIENTO EN VIVO: LOS ALUMNOS OPINAN En este apartado quiero recoger la opinión de diferentes alumnos que han asistido a algunos de los grupos de movimiento que he ido impartiendo a lo largo de seis años en varios colectivos y con distintas modalidades de sesiones. Alumnas de un taller semanal con sesiones de 2 horas, durante 3 meses. Marzo- mayo de 2000. Arahal, Sevilla. Este grupo se organiza desde una asociación de mujeres del pueblo de Arahal en Sevilla. Son unas 15 alumnas de entre 50 y 65 años de edad, exceptuando 3 –4 mujeres de 40 años. Este colectivo es muy particular porque casi todas ellas son analfabetas y están educadas en una cultura muy tradicional, de ser amas de casa y dedicarse a sus maridos, hijos y nietos. Lo que devuelven al final del curso, es lo contentas que se sienten de tener un lugar que sea para ellas, para divertirse, para nutrirse. Lo que más les gusta del taller es el poder trabajar desde lo lúdico, estar en contacto con sus cuerpos y sobre todo el tema del masaje tanto a nivel individual como por parejas. Hablan de la necesidad de tocarse, y ser tocadas con amor y cuidado, esto no lo han experimentado muy a menudo. Hablan de llegar aceleradas y cargadas del ajetreo del día a día y salir de la clase totalmente relajadas, respetándose el ritmo del momento. Para mí también es todo una experiencia trabajar con estas personas a las que vivía como mis abuelas, el ver su transformación durante los talleres. Cómo van cambiando físicamente en su forma de vestir. Al principio con ropas negras, y el cuerpo muy encorsetado y poco a poco van viniendo con ropa deportiva y con más colores. Se arreglan para el taller, van a la peluquería, se van maquillando..... Todo esto surge espontáneamente de forma paralela al trabajo, como una manera de irse cuidando y mimando cada una, descubriendo su valor.

Me siento muy agradecida a estas mujeres por su inmensa entrega a todas las propuestas que yo hacía y que ellas las recibían como un alimento que les hacía mucho bien y a la misma vez me devolvían muchísimo amor y reconocimiento a mi trabajo. Taller titulado “ Reconocerme a través del movimiento expresivo” impartido a un grupo de maestros de diferentes provincias de Andalucía. Se realiza del 1 al 5 de julio de 2003, con una duración de dos horas y media la sesión . Es un grupo mixto formado por 16 personas, la mayoría es la primera vez que entra en contacto con este tipo de trabajo. Resumo alguna de las opiniones compartidas:

• He sentido un cambio más a nivel interno que externo • Se me han movido muchas cosas a nivel interior, una gran

limpieza emocional • Cada día se me ocurrían más movimientos diferentes • Me siento más limpia, con menos miedo • Más ligera, solté lastre. Mas consciente de mis bloqueos y del

trabajo que he de seguir. • He aprendido herramientas para trabajar a nivel grupal e

individual. • Recuperarme a mí, esta que se expresa aquí no lo hace fuera. • Algo mágico • Aunque llevo mucho tiempo trabajándome siempre me

sorprendo. Desde el cuerpo se me desbloquean las tensiones y circula mejor la energía, como una medicina. Muy rico además de la rueda en la que compartimos, el meter otros ejercicios por pareja me facilita el relacionarme.

• Me siento muy cerca de los compañeros, no lo podía imaginar.

Taller de Movimiento Expresivo impartido a un grupo de 30 maestros durante 3 meses, con dos sesiones semanales de 3 horas de duración. Octubre-Diciembre de 2004. Bollullos del Condado. Huelva. Ninguna de las personas que asisten al taller han tenido antes contacto alguno con este tipo de trabajo, y se les presenta el taller como una posibilidad de “ Eliminar el stress en el profesorado”.

• Para mí ha sido un reencuentro con la música. En cansa me llevo todo el día bailando, me siento contenta y dinámica.

• Mucho más relajada y suelta, con menos tensión. Tenía problemas de insomnio por el trabajo y ahora han desaparecido.

• Me he desinhibido, se me quitó la tensión del cuello por la que asistía a un fisioterapeuta. También desapareció el rechazo al contacto.

• Abierta a la curiosidad ante este trabajo, con ganas de seguir más tiempo.

• Muy cómoda en 5 minutos me desconectaba de lo que traía del trabajo, he perdido el sentido del ridículo.

• Tengo más conciencia de cómo tenso mis rodillas. • Desapareció mi contractura venía triste y recuperé la alegría. • Me voy muy contenta, estaba engarrotada y me he conectado

con la música y me he podido desinhibir. • Me relajó el ser capaz de soltarme y dejarme llevar por la

música • Me gustó el cambio de lenguaje. Yo soy profesora de literatura

y siempre estoy en la cabeza, aquí todo era más intuitivo y desde los gestos.

• Yo como profesora de educación física me llevo el hecho de iniciar los movimientos sin forzar, algo no directivo, con ganas de utilizarlo en mis clases.

• Aquí me relajo y fuera aún me cuesta mantenerlo. • Me he sentido muy bien cuidada por los compañeros. Siento

que me conozco más y poder llevar esto al día a día.

Alumnos de un taller semanal con sesiones de hora y media de duración desde Octubre del 2002 a Junio del 2003. El grupo está formado por 10- 12 personas, entre las que se encontraban 9 mujeres y tres hombres. Siete personas asisten a la vez a terapia individual y para el resto éste grupo supone el primer contacto con este enfoque. Al final del curso les propongo que cada uno escriba lo que siente que le ha aportado el curso. Resumo algunas opiniones:

• Me ha venido bien el curso para conocer algunas de las posibilidades de mi cuerpo, ver mis rigideces y poder moverme sin prejuicios.

• Me vino muy bien el contacto, el sentir sin tener que dedicarme más que a eso, sin otra finalidad.

• Me gustó el imitar a los otros en sus movimientos, ponerme en contacto con mi torpeza y poderme reír de ella sin bloquearme

• Especialmente me ha venido bien el mover la energía del cuerpo porque así me he sentido más fluido y armónico, con más espacio interior y más luz.

• Me gustó el poder soltar la mandíbula, el reírme, jugar, saltar...conectarme físicamente y descansar mentalmente. Me aportó mayor movimiento, flexibilidad y apertura corporal. Necesito mucho el contacto.

• En el curso he podido expresar con el cuerpo emociones, sentimientos, ir perdiendo el sentido del ridículo y sobre todo me ha enseñado que es bueno sacar afuera lo que me pasa sea positivo o negativo. He sentido muchas sensaciones.

• En el grupo he podido deshacer nudos que no lograba deshacer sola, movilizando la energía. He podido reír, llorar, gritar, patalear....

• Pude descargar tensiones y relajar los músculos. Me siento feliz, y me he mostrado más como yo soy. Siento que me conozco un poco más y también a los demás, los comprendo mejor.

Acabo este apartado con un cuento que escribió una de las alumnas de este grupo, Isabel, al finalizar el taller: “ ESPEJISMO” En una escuela de danza de un lugar lejano, Fortunata enseña a sus alumnos a convertirse en puntos de luz. Empiezan a estudiar con ella a edades tan tiernas como a los seis o siete años y algunos se quedan el resto de sus vidas. A la mayoría los libera como a mariposas en un mundo en flor. Mantiene como el metal en un horno llameante a los cuerpos que podrían torcerse y volverse rígidos; los templa, los estira, fuerza los tendones para que adopten formas imposibles y llama naturaleza a su arte. Está convencida de que somos seres caídos que antaño supimos volar. Afirma que la luz arde en nuestros cuerpos y amenaza con disolvernos en cualquier momento. ¿De qué otro modo explicar la desaparición de tantos de nosotros? Su tarea consiste en canalizar la luz que yace en nuestro plexo solar y desplazarla por los brazos, las piernas, obligándola a salir de tal manera que sus bailarines sudan lenguas de fuego. A los bailarines les dice:

_ El cuerpo se conquista a través del cuerpo.

Les pide que mediten sobre una estrella de cinco puntas situada en el vientre y que observen la forma en que las puntas pugnan hacia el exterior, la quinta en la cabeza. Atravesada de luz, los gira con los brazos en alto, una pierna formando un triángulo con el otro músculo, un pie de puntilla en un espacio ínfimo, y los hace girar hasta que las facciones se desdibujan, hasta que el ser humano se parece, sobretodo, al espíritu que sale de un frasco oscuro.

Los gira uno tras otro, como el malabarista que sustenta platos sobre palos; corre hilera arriba y abajo en pos de uno y otro cuando alguien amenaza con aminorar sus vueltas o con caer a causa del mareo. En cualquier momento, cuando todos giran armoniosamente en el salón alargado, Fortunata oye la música que escapa de sus cabezas, sus espaldas. Cada uno emite un tono semejante al del cristal tallado. El ruido es ensordecedor. Entonces los giros parecen detenerse, las vueltas desaforadas de los bailarines han pasado del movimiento al infinito. El suelo de madera encerada brilla con el calor de sus cuerpos y se derrumban uno tras otro y yacen agotados.

Fortunata los refresca y la danza se reanuda.

CONCLUSIONES Muy a menudo el cuerpo se piensa, no se siente. Tenemos muy aprendido todo un sistema de ideas, conceptos, juicios, etc sobre cómo somos, cómo son los otros, cómo es el mundo que nos rodea, etc. que nos vuelve rígidos y automáticos. Como escuché en un curso a Paco Peñarrubia: “lo cognitivo no cambia a no ser a través de la experiencia”. El trabajo es acompañar a la persona cada vez más hacia la vivencia de ella como un ser armónico, llegando a experimentar su cuerpo como un canal por donde circula la energía con libre expresión. Sentir el potencial que cada uno lleva dentro, hacerse responsable de toda esta creatividad para poder compartirla desde el amor, con los otros, porque es en la relación en el único lugar en el que puedo crecer y re-crearme. Habitarse cada vez más aceptando las partes que tengo rechazadas y poder manifestar abiertamente quién soy ; Espiritualidad encarnada. Todo este trabajo está muy asociado a los conceptos básicos de la Gestalt y que forman el pilar de la misma.

_ Estar presente: Este trabajo aporta a la persona la posibilidad de hacerse más presente desde el lugar más físico al que tiene acceso, el cuerpo. El estar enraizado hace que uno vaya pasando del apoyo externo al autoapoyo, teniendo confianza en sostenerse en sus propios apoyos. _ Tomar conciencia: A la vez la persona va dándose cuenta de qué es lo que siente, dónde están sus bloqueos y dónde es fluido. Desde qué personajes se está relacionando con el mundo, desde qué parte del cuerpo los representa. Aprender a estar consciente con todo mi SER, con todo mi potencial. _ Hacerse responsable: En el sentido de responder a lo que me sucede en cada momento. Elegir la opción de enfermar o sanarse, de paralizarse o moverse. Uno difícilmente puede hacerse responsable si no está encarnado y consciente de su cuerpo y/o su energía.

Dice David Boadella: “ El entendimiento del otro no se hace desde lo intelectual sino desde la resonancia”. El terapeuta ha de afinarse como instrumento, poner conciencia en qué parte mía, a nivel físico, emocional, mental, o espiritual me está interfiriendo a la hora de relacionarme. Afinar nuestro cuerpo, nuestro sentir, para poder vibrar con el otro.