cristo rey a, 2014

68

Upload: crashboat

Post on 12-Jul-2015

169 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Cuando se instituyó esta fiesta, hace casi cien años, se pensó en que Jesucristo, por ser Dios, es dueño y señor de todo. Según la expresión bíblica de rey y reino, es lo mismo que decir que es rey del universo.

Desde entonces podríamos decir que la palabra “rey” se ha desprestigiado universalmente, pasando a ser o déspota en pocos sitios o más generalizado con un sentido democrático. Sin embargo a Jesucristo le llamamos rey viendo lo que nos dice la Sagrada Escritura, como concepto de plenitud de poder.

Desde el concilio Vaticano II la fiesta de Cristo Rey quiere ser

como un complemento de todo lo que

contemplamos en la vida y realidad de

Jesucristo a través del año litúrgico. Por eso

su fiesta es en el último domingo del

año litúrgico. Comenzamos

alabando a Jesús, pues se merece todo

honor y gloria.

Hoy te cantamos, oh Hijo predilecto

del Padre.Automático

Hoy te alabamos, Cristo nuestro hermano y nuestro Salvador.

A Él la gloria y el poder por los siglos.

Hoy te cantamos, Luz de esplendor eterno.

Hoy te alabamos, oh Cristo nuestro Rey y

Príncipe de la paz.

Hacer CLICK

Jesús muchas veces hablaba del reino de los cielos o del reinado de Dios. Era el centro de la predicación de Jesús. Él proclamó ante Pilato que verdaderamente era rey; aunque enseguida dijo que su reino no era como los del mundo. Pero era rey.

Y hasta san Pablo que no habla mucho expresamente sobre el reino de Cristo, en la 1ª carta a los corintios les dice que Cristo tiene que reinar. Y tiene que reinar para siempre. Dice así:

1Corintios 15,20-26.28

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

San Pablo está hablando de la resurrección del Señor para nosotros. Porque, si Jesús resucitó, nosotros podemos resucitar con Él. La resurrección de Cristo es un triunfo liberador, de modo que a la luz de la resurrección de Cristo se ilumina toda la historia del mundo y toda la salvación.

De modo que no sólo los fieles, sino hasta los que se consideran infieles, puedan entrar a participar de ese reino, que es ser hijos de Dios y herederos de la vida eterna.

Jesús resucitado va atrayendo a los humanos, hasta que pueda ser constituido Señor de todo el reino universal.

San Pablo expone la grandeza de Jesús Rey con esa frase que solía decirse de los grandes reyes, y que nos dice el salmo 110: “hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies”. Los reyes, para recordar sus triunfos, solían poner escritos y pinturas de sus enemigos debajo de sus pies.

En realidad llegará un día en que todo se someterá a Cristo, pues es nuestro Dios. Y para expresar el total dominio de Cristo, termina san Pablo diciendo: “Dios lo será todo para todos”. Es lo mismo que dice en Col 2,9, que en Cristo Jesús reside toda la plenitud.

Automático

Cristo, tu eres

plenitud, y dentro Él está

en Ti.

Cristo, tu eres

plenitud, y dentro Él está en Ti.

Tu eres mi

plenitud.

Hacer CLICK

Si Cristo es rey, nosotros también estamos destinados a ser reyes. Dijo san Pedro que somos “nación santa, pueblo de reyes”. Pero ser reyes siguiendo a Jesús.

Recordemos que Jesús le dijo a Pilato que era rey; pero de diferente manera que los reyes de la tierra.

En la Última Cena Jesús hacía la distinción de los dos reinos y decía: “Los reyes de la tierra dominan sobre las personas”; pero Él estaba en medio como el que sirve. Y les decía a los apóstoles que quien quiera ser el primero, que se haga el último, el esclavo de todos.

Bien podemos decir que en nuestra religión “servir es reinar”.

Cristo es nuestro rey, porque es el único que nos ama de una manera total. Y por lo tanto es el único por quien vale la pena entregarse en cuerpo y alma. La mejor forma de honrar a Jesús es imitándole en su actitud de servicio hacia la humanidad.

Este amor de Cristo como rey se manifiesta en la Sagrada Escritura bajo el símbolo de pastor. Hoy en la 1ª lectura el profeta Ezequiel nos dice, bajo el símbolo del pastor, cómo Dios cuida de nosotros, nos procura el alimento y el descanso. Se preocupa buscando nuestro bien.

Ezequiel 34,11-12.15-17

Así dice el Señor Dios: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío."

Hoy el salmo que escenifica y complementa la 1ª lectura no puede ser otro que el 22 en que va repitiendo de manera concreta lo que nos dice el profeta Ezequiel sobre el buen pastor. Nosotros respondemos con un acto de confianza: Como el Señor es nuestro pastor, nada nos puede faltar.

Si repasamos la vida de Jesús, vemos continuamente el sentido de servicio suyo, de manera material y espiritual. Si miramos en el sentido material vemos cómo continuamente usaba su poder para ayudar a los necesitados, dando de comer, curando enfermedades. Nunca lo empleó para sí.

A veces dominaba las fuerzas de la naturaleza para hacer algún favor. A veces hasta resucitaba muertos. Todo para hacer el bien. Si nosotros queremos imitarle, no podremos hacer milagros; pero sí, podremos imitarle en el amor, en el sentido de servicio.

Un día vendrá a juzgar, manifestará su señorío cuando ven-ga a juzgar a todos los hombres. Aparecerá el Señor de la vida y de la muerte, del tiempo y de la eternidad. Y separará a buenos y malos. De esto nos habla hoy el evangelio.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles

con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros,

como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para

vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui

forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis

a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed

y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos

enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” (Sigue)

Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de deber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."

Son palabras muy serias estas de Jesús. Alguno quizá piensa que lo principal que tendrá en cuenta es la cantidad de prácticas religiosas. Ciertamente pueden ser muy importantes, si las hacemos con amor; pero hoy nos dice que nos examinará por las obras de misericordia que hayamos hecho.

No es un acto de benevolencia sin más, sino que son actos obligatorios de justicia. Porque Jesús nos amó así y debemos corresponderle con ese amor.

Las obras de misericordia no son como complemento

a nuestra labor

apostólica o nuestros

rezos. Jesús nos dice hoy que es algo de justicia.

Resulta que las obras de misericordia son correspondencia al amor directo de Jesús, porque nos dice que Él mismo está en el pobre, en el necesitado.

Así cuando alimentamos a un hambriento, cuando asistimos a un enfermo o a un emigrante, en esa persona está Jesús. En ese momento es Jesús mismo.

Alguno se cree disculpado de ayudar, porque él mismo es pobre. Nadie es tan pobre que no pueda ayudar: no sólo en lo material, sino sobre todo en lo espiritual. ¡Qué hermoso, según la fe, cuando un pobre ayuda a otro!

Lo importante es saber que en el otro necesitado está Jesús y que Él va con nosotros en nuestro mismo caminar.

Cuando el pobre nada tiene y aún reparte,

Automático

cuando un hombre tiene sed y agua nos da,

cuando el débil a su hermano fortalece,

va Dios mismo en nuestro mismo caminar,

va Dios mismo en nuestro mismo caminar.

Cuando abunda el bien y llena los hogares,

cuando un hombre donde hay guerra pone paz,

cuando hermano le llamamos al extraño,

va Dios mismo en nuestro mismo caminar,

Hacer CLICK

Jesucristo es rey, en el sentido absoluto; pero su reino no es como los de este mundo. Su reino es de justicia, de paz, de verdad; pero sobre todo de amor.

Y nosotros, si queremos ser reyes en este reino, debemos ser los más serviciales, los primeros en el amor.

En el mundo no sólo hay necesidades materiales. Hay muchas espirituales. Hay mucha gente llena de odio y rencor. Conviene quitarlo. Hay muchos faltos de esperanza. Hay que ponerla. Hay muchos que carecen de ideales para vivir y les falta la alegría para vivir. La tarea es grande.

Nosotros debemos hacer apetecible el reino de Jesucristo con nuestro propio ejemplo. Hay gente que pregunta: ¿Qué puedo hacer para que el Reino de Cristo se extienda más? Lo primero y fundamental es que cada uno de nosotros seamos mejores, más amables, transmisores de Dios.

Y poco a poco transmitir este

fuego del Espíritu en la familia, en las comunidades, en la

sociedad. Quizá Dios nos señale un camino diverso. Lo

normal será transmitir el reino

de Cristo manifestando su

amor.

Terminamos recordando una vez más el evangelio, repitiendo aquellas palabras tan hermosas de san Juan de la Cruz:

Automático

me examinarán del amor.

Si ofrecí mi pan al hambriento,

si mis manos fueron sus manos,

si en mi hogar le

quise acoger.

Si ayudé a los necesitados,

si en el pobre he visto al Señor,

me examinarán

del amor.

Que María, coronada en el cielo, nos

consiga estar siempre en el reino eterno.

AMÉN