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Vitrina Falta trecho para que Medellín sea destino turístico La Casa Museo Pedro Nel Gómez abierta para todos pág. 4-5 pág. 13 Raúl Cuero, de Buenaventura a la NASA pág. 12 Cuatro ciegos practican un deporte único en Colombia pág. 14 Jorge Andrés Santos Gómez La sociedad reclama información responsable ISSN 1909-650X Facultad de Comunicación Social - Periodismo UPB - Medellín, abril de 2010, No. 23

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Periódico Universitario, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Abril de 2010

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a Falta trecho para que Medellín sea destino turístico

La Casa Museo Pedro Nel Gómez abierta para todos

pág. 4-5

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Raúl Cuero, de Buenaventura a la NASA

pág. 12

Cuatro ciegos practican un deporte único en Colombia pág. 14

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Facultad de Comunicación Social - Periodismo UPB - Medellín, abril de 2010, No. 23

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Ya son 20 días de expectativa “por un parcito de zapatos para arreglar”. Son 140 horas en las que Pispo, un viejo al que las cataratas y arrugas le quitan su “pispura”, espera sentado en una esquina del barrio Estadio por la que, si acaso, se escucha el paso de los carros. A diferencia de los buses y el ruido, que se oyen sobre la carrera Sucre, cerca de la Avenida Oriental en donde Javier repara zapatos, mientras habla sobre cómo aprendió a hipnotizar leyendo las obras de Freud. Javier abre La Candelaria a las ocho de la mañana. La zapatería que es a la vez su casa, está decorada con una copia de la Mona Lisa, una fotografía de la escultura de Baco y otros cuadros que resaltan entre estantes llenos de tintes, moldes y zapatos empolvados. Una hora más tarde que él, Pispo llega a la esquina de la tienda Las Vegas, ubicada en la carrera 78 con la calle 49. Una maleta vieja, manchada por los pegantes, es lo único que carga. La acera, la matera que le sirve de apoyo para trabajar y dos árboles de limón y mango, que le dan sombra, son su improvisado taller. Los dos zapateros trabajan de lunes a sábado hasta las cinco o seis de la tarde.

Del existencialismo a la zapateríaJavier aprendió el oficio de zapatero antes de salir del colegio. “Aprendí mirando”, afirma. Después, cuando inició Filosofía en el Seminario Mayor, los primeros remiendos que hizo para los vecinos del claustro fueron recompensados con arepas y tazas de chocolate. Luego de retirarse de éste, en 1976, se graduó de Filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana. Por ese tiempo ubicó su primer taller en Sucre. Nunca ejerció como filósofo, porque “cada uno tiene su arte y el mío es ser zapatero”, dice sonriendo.Aunque sus clientes no lo saben, Javier es un amante de los clásicos rusos, del existencialismo de Camus y los estudios psicoanalíticos de Freud. De tanto releer las obras de éste último aprendió a hipnotizar. Lo que es paradójico, porque en sus libros Freud nunca explica cómo producir hipnosis. Otra obra que asegura nunca se cansa de leer es Cartas a un amigo alemán del escritor Albert Camus: “vea qué hermosura, qué tremendo escritor”, dice señalándolo. A la par de sus lecturas, su zapatería prosperó. Hubo épocas de 20 ó 30 pares en un sólo día “uno detrás de otro”, que hoy de manera esporádica se repiten. Tiempos de historias curiosas, de zapatos que no olvida, como las zapatillas beige de hombre, que un cliente dejó más de un año sin reclamar, él las tiñó de negro y empezó a usar. Justo el día en que las llevaba puestas, el cliente

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“En las zapaterías hay siempre picaresca, conspiraciones ingenuas, imágenes populares, poesía local”, escribe el escritor Carlos Castro Saavedra en Elogio de los oficios.

El calzado chino acaba con el oficio

Zapatero sin zapatosCada vez son menos los clientes que tienen Pispo y Javier, remendones de toda la vida, que

sobrellevan la extinción de un oficio con más de 15 milenios de historia.

Laura Betancur Alarcó[email protected]

regresó. Con pena sólo pudo esconderlas debajo del mostrador, pero el hombre las señalaba y decía “son igualiticas a esas, sólo que beige”.

37 años en las mismas callesPispo llegó en 1973 al barrio Estadio. Gritaba por las calles ofreciendo sus servicios de zapatero, oficio que aprendió con un cuñado y practicó en Creaciones Italianas, famoso taller de zapatería de entonces. Un año después ubicó su puesto en un parqueadero del sector. “Con los clientes del parqueadero, más los que yo ya tenía, hubo buen trabajito”, asegura. En esa época lo conocían como Jorge, su verdadero nombre; sin embargo por esa manía de llamar a todo el mundo “pispura”, quedó para siempre como Pispo. Cuando cerraron el parqueadero, se pasó para la tienda Diofamar, dueño de Las Vegas durante 22 años, nunca lo molestó por apropiarse de la esquina. Allí, pudo reafirmar su especialidad: remontar suelas, acto que para Pispo demuestra la calidad del zapatero. Según él “un buen zapatero nunca coge la cuchilla hacia fuera, sino que la agarra bien y presiona el brazo sobre el costado, porque si no lo hace y la cuchilla se atranca, le puede saltar directamente al pecho, lo puede matar a uno”. La clientela disminuyó desde que la tienda empezó a cambiar de propietario. Asimismo, en varias ocasiones lo intentaron sacar de su puesto pero, en realidad, la falta de tacones y medias suelas para zurcir, es lo que realmente presagia el fin de Pispo en su esquina.

“Este trabajito se acabó”“Ya nadie arregla zapatos, esto está muy difícil, me toca vivir de la caridad de mis hijos o de la gente del barrio”, asegura Pispo mientras tiñe su propia chaqueta de cuero para no perder la tarde. Su pasatiempo es hablar con los celadores o completar crucigramas de periódicos tirados en la calle. Para él su falta de trabajo se debe a que las personas ya no tienen el hábito de arreglar los zapatos. Además las tapas y suelas chinas fáciles de poner, productos de amplia demanda en las peleterías de la carrera Palacé, contribuyen a la desaparición del zapatero. “Para qué voy a ir donde un zapatero por una tapa, y que me cobre cuatro mil, si aquí las compro a mil y las pongo yo”, dice un comprador. Asimismo, en el país, Antioquia es el segundo destino de importaciones de calzado chino, que por ser desechable disminuye las ventas de las fábricas nacionales y de paso la clientela del zapatero remendón. “El zapato chino da mucho trabajo” piensa por el contrario Javier. Él cree que la mala calidad de éste genera más remiendos, sin embargo un precio de quince mil no justifica una reparación de cuatro mil en las zapaterías.Mientras el calzado chino no para de venderse en la ciudad, Pispo gestiona un subsidio del Gobierno para el adulto mayor, pero así se lo den “voy a seguir viniendo sólo por relajarme”, asegura. Javier, en tanto, esperanzado en que “zapatero remendón no es cualquiera, los que diseñan no saben de remiendos”, aguarda por más zapatos en La Candelaria y más momentos para releer a Freud y escribir sus poesías.

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Editorial

En Contexto hemos defendido la tesis que el periodismo es un servicio público. Desde ese punto de vista consideramos que la información es un derecho fundamental de los ciudadanos, básico para tomar decisiones que incidan en la vida pública y en el desarrollo de las sociedades. Por tanto, los periodistas en su ejercicio profesional deben garantizar un análisis adecuado, una interpretación fiel de los temas, con el fin de ofrecerles información útil, que les permitan comprender lo que sucede en la sociedad.

En los últimos meses, en Colombia hemos visto con preocupación y nos inquietan temas como el cierre de la revista Cambio que venía haciendo denuncias sobre corrupción y malos manejos de recursos públicos; pero también inquieta que en nuestro periodismo regional no se evidencie independencia informativa. La marcada tendencia ideológica de los periódicos de la ciudad que impide un pluralismo de ideas, la falta de un análisis crítico de los gobiernos regionales, el seguimiento a la gestión de la Asamblea Departamental o el Concejo de la ciudad, se deja de lado, para emitir el número de “choques de autos” la noche anterior o el balance de las víctimas.

O vemos los extremos, cuando la noticia se convierte en un espectáculo, por eso “se montan novelones” en la radio, se mezcla la trova con las noticias o se escriben crónicas en las que las personas, más que protagonistas son víctimas. Es el periodismo amarillista que circula en los semáforos, con titulares grandes y llamativos. Es lo que más vende, porque es lo que “le gusta a la gente”.

Los medios de comunicación están en crisis y sobre todo la prensa. Los números de lectores bajan por la poca calidad de los contenidos y las formas de narrar, además porque ahora las personas tienen otras posibilidades de acceder a la información. Buena parte de esa crisis la tienen los mismos periódicos porque se alejaron y engañaron a los lectores por mucho tiempo, porque no ofrecían información útil que les permitiera comprender la sociedad en que vivían.

La información que aparece en los medios es de registro, fundamentado en los balances oficiales que sólo ofrecen cifras de la cantidad de dinero invertido en proyectos y en obras. Hace mucho un medio de comunicación y sus periodistas no hacen un seguimiento de esas inversiones que anuncian los gobernantes, (que ahora son gerentes). El dato puede con todo. Los medios de comunicación, que además reciben grandes cantidades de dinero por la pauta oficial, dejan de lado su función fiscalizadora porque están amordazados por la publicidad de los entes oficiales.

Falta un periodismo independiente y en buena medida, las Facultades de Comunicación Social y Periodismo deberían aportar a sus estudiantes una formación con criterio, con autonomía, con conocimiento del funcionamiento del Estado y de la economía, entre otros aspectos. El periodismo va más allá de las técnicas para redactar un género periodístico o para ser presentador de televisión. Por eso reiteramos en Contexto que el periodismo es un compromiso con la sociedad, un servicio público para garantizar el derecho a la información.

Caricatura

Titulares parades-entendera Colombia Guillermo Zuluaga [email protected]

Es muy difícil entender este país. O al menos el que nos muestran a diario los medios de comunicación. O no sé si lo que es difícil de entender es a los editores y directores de los medios.

Por estos días revisando la prensa de 2007, encontré que en la misma semana en que el país asistía horrorizado a la muerte por hambre de unos niños en el vecino departamento del Chocó, los medios titularon noticias muy optimistas acerca de la reducción de la pobreza:

“Hay 3,45 millones menos de pobres”. “Se pasó de 22,39 millones de colombianos cuatro años atrás a 18,94 millones de personas afectadas por este flagelo”, tituló El Colombiano, el miércoles 28 de marzo.

Ese mismo día, el periódico El Tiempo, llamó la atención: “Pobreza se redujo cuatro puntos en nueve meses”, dijo a propósito de un estudio revelado por la Presidencia de la República.

Digamos que si alguien hubiera aterrizado en nuestro país ese día, sin conocer un poco la realidad se hubiera llevado una idea muy optimista de esta Colombia. Pero también le hubiera bastado mirar la prensa dos días atrás para creer que lo leído era una tomadura de pelo.

“Hambre mató a 19 niños en el Chocó” denunció El Tiempo, el lunes 26 de marzo, mientras El Colombiano, ese misma mañana contaba que “En Carmen de Darién han muerto tres niños en el último mes” y agregan la enfermedad de 12 bebés menores de 18 meses.

“El Chocó muere por inanición”, resumió El Mundo de Medellín, el 27 de marzo. Y El Tiempo se quejaba que “No sólo los habitantes de Chocó sufren hambre”.

Llama la atención, entonces, que el optimista estudio revelado por los medios sólo se hizo en las principales ciudades, y sólo un periodista de CMI, dijo que “curiosamente” el estudio no había medido al Chocó. Curiosamente, dijo. Lo que para el redactor es curiosidad para otros es una constante histórica: ese rico y asaltado departamento, no es tenido en cuenta, ni siquiera para estudios sobre nuestra población.

El hambre, pues, se comía —se come— a Colombia. Por ello, sobre la información con la que madrugaron los medios el 28 de marzo, uno queda con la sensación de que la titularon en la Casa de Nariño, los maquilladores de cifras del Palacio, y no periodistas inquietos e inconformes con las noticias oficiales.

Y entonces cobra fuerza, por su ironía y crudeza la caricatura de El Tiempo, del 29 de marzo: Un texto del mismo diario, tres días atrás, encabeza la imagen diciendo que “el hambre mató a 19 niños en el Chocó”.

“Con razón —habla una voz desde adentro de una tumba— se dice que la pobreza está bajando”.

Rector: Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez / Decana de la Escuela de Ciencias Sociales: Esperanza Hidalgo Urrea / Directora Facultad de Comunicación Social-Periodismo: Margarita Llano Gil. / Jefe de Área de Periodismo: María del Socorro Correa Jaramillo. / Editor: Juan Carlos Ceballos Sepúlveda. /Jefe de Redacción: Viviana Andrea Londoño Calle / Editora gráfica: Angélica Cuevas Guarnizo / Periodistas: • Carlos Mario Cano Restrepo • Viviana Andrea Londoño Calle • Mónica Samudio Valencia • Yenny Carolina Buitrago Cortés • Juliana Sosa Góngora • María Juliana Yepes Burgos • Juan David Villa Rodríguez • Laura Betancur Alarcón • Laura Suárez Díaz •Andrés Felipe Salgado Céspedes • Korina Daza Zapata • Jorge Andrés Santos Gómez • / Foto portada: Jorge Andrés Santos Gómez / Diseño: Ana Milena Gómez C. / Diagramación: Editorial UPB / Impresión: El Mundo / Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social-Periodismo • Dirección: Circular 1ª. 70-01 bloque 7. Teléfono: 3544557 • Correo electrónico: [email protected] • ISSN 1909-650 X

En defensa del periodismo

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El turismo de Medellín presenta deficiencias por la poca coordinación entre el sector público y el privado, responsables del manejo de este importante sector económico. A esto se suman problemas que impiden la consolidación de la ciudad como un destino turístico, entre los que están la incoherencia entre la oferta y el producto turístico, el control ineficiente de hoteles y hostales, la falta de ampliación en la propuesta turística y la escasa participación de los ciudadanos.

La palabra turismo tomó fuerza en la ciudad desde el 2002 cuando se definieron los atractivos turísticos que tenía para ofrecer. Desde entonces, el turismo corporativo y de negocios se constituyó como el principal producto a mostrar debido a la infraestructura y los recursos con los que contaba la ciudad.

Ahora que está a punto de publicarse el nuevo Plan de Desarrollo Turístico 2010-2020, se evidencian los puntos débiles del Plan 2002-2009 y las consecuencias que trajo para Medellín. También se cuestiona la viabilidad de ofrecer la transformación social a los turistas como el producto más fuerte en los próximos años y la negativa de incluir el tour de Pablo Escobar como una manera de contar la historia de la ciudad.

Para Carolina Laverde Vásquez, subsecretaria de Turismo de Medellín*, el Plan de Desarrollo Turístico 2002-2009 logró aumentar las inversiones en el sector y mejoró la calidad de los servicios en general. “Medellín fue la ciudad que más creció en turismo internacional en 2009, precisamente por la oferta y la calidad del producto que tenemos. Crecimos un 33 por ciento mientras que Bogotá y Cartagena crecieron un 8 por ciento”, afirma.

Sin embargo, los resultados presentados en la investigación “Descubre a Medellín: producto turístico” realizada por la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia en 2009, muestra un panorama distinto. “Se encontró que la oferta turística de la ciudad presenta deficiencias y no es coherente con su producto turístico. Asimismo los paquetes turísticos adolecen de estrategias de mercadeo adecuadas que

Este año se presentará un nuevo Plan de Desarrollo Turístico para la ciudad

Confusión en el turismo de Medellín

La participación e integración de los ciudadanos en el sector turístico de Medellín es vital para alcanzar su crecimiento económico. Deben conocer y apropiarse de la ciudad para proyectar una imagen sólida de ella.

Andrés Felipe Salgado Céspedes María Juliana Yepes [email protected] [email protected]

permitan un posicionamiento de la marca ciudad”. En otras palabras, lo que se vende como turismo no es congruente con lo que la ciudad tiene para ofrecer.

Cluster desintegradoHay tres grupos que deben trabajar juntos para que la actividad

turística funcione de manera integral en una ciudad o país: el sector público, que estipula y define la política turística; el sector privado, encargado de la creación y ejecución de proyectos; y la sociedad civil, que acoge al turista y aporta a la conservación de las tradiciones y los recursos. Estos sectores, que conforman el cluster de turismo, deben llegar a acuerdos sobre la imagen y el producto que quieren vender de la ciudad.

Según el estudio realizado por el Colegio Mayor de Antioquia en 2009, no hay unificación entre estas partes. Por su parte, Jaime Jaramillo Ramírez, coordinador y profesor del programa de Administración de Empresas Turísticas de la Universidad de Medellín dice que “la Cámara de Comercio está liderando un programa de integración del cluster: la academia, las empresas prestadoras de servicios, los hoteleros, las agencias” y opina que se ha mejorado ese proceso pero todavía hay aislamiento y falta de coordinación en el sector.

El profesor Jaramillo define las deficiencias que existen, según él, dentro del sector público: poca vigilancia y control por parte de las autoridades a hostales y hoteles, falta de guías para hacer recorridos por la ciudad, fallas en la logística y, principalmente, la falta de ampliación de la oferta turística.

En cuanto a la ineficacia en los controles de hoteles y hostales, Jaramillo califica de “flexibles” a las entidades que deben vigilar dichos establecimientos. La subsecretaria Carolina Laverde explica: “La regulación hotelera es una competencia del Gobierno Nacional. Nosotros manejamos una mesa de vigilancia y control donde está la Policía de Turismo, la Personería, la Secretaría de Gobierno, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y la Secretaría de Salud, que hacen un seguimiento a los establecimientos que no tengan el Registro Nacional de Turismo porque si no lo tienen serán clausurados”. Sin embargo, agrega que “coercitivamente y legalmente no hay mucho por hacer”.

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Según el estudio del Colegio Mayor de Antioquia, se debe

complementar el producto turístico de la ciudad con guianzas

bilingües, programas culturales y organización de vías terrestres.

* Nota de E.: después del cierre de esta edición la funcionaria Carolina Laverde Vásquez fue designada como Secretaria Privada de la Administración Municipal

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La funcionaria dice que el control se hace efectivo si el usuario denuncia las irregularidades ante los organismos que se encargan de sancionar. Aclara, además, que la Subsecretaría de Turismo no tiene la capacidad ni la autorización legal para cerrar un establecimiento porque “hay vacíos legales” en este punto vital del sector.

Por otro lado, los ciudadanos deben conocer el Plan de Desarrollo Turístico de la ciudad. La tarea entonces de los sectores público y privado es realizar campañas y actividades para que estos se sientan parte del turismo en Medellín. Laverde dice: “Desde que llegué al cargo (hace más de cuatro meses) estoy tratando de trazar una estrategia para el ciudadano que comenzará a aplicarse en el segundo semestre de este año. Vamos a visitar colegios, universidades y empresas para que conozcan los indicadores económicos y el número de empleos que genera esta industria”.

Transformación social, ¿un producto turístico?

Hablar de una transformación social parece exagerado si se analiza la información suministrada por el Comité Municipal de Derechos Humanos de Medellín el 9 de diciembre de 2009 en la IV Asamblea Ciudadana realizada en Moravia: “El 2009 deja para la ciudad un balance desolador: se incrementaron los homicidios en más de un 80 por ciento; aumentaron los casos de desplazamiento forzado intraurbano; las denuncias sobre reclutamiento forzado de menores de edad fueron la constante y, en términos generales, se presentó un fuerte deterioro de la vida comunitaria, barrial y al interior de las instituciones educativas”.

Según la subsecretaria de Turismo, desde el año pasado se trabaja en la transformación social como un producto turístico: los visitantes comenzaron a frecuentar algunos barrios marginados de Medellín para ver el cambio que tuvieron por la construcción del Metrocable o los parques biblioteca. “La filosofía es que los extranjeros oyeron que la ciudad es la más peligrosa del mundo. Ahora queremos que vean una transformación en sus zonas más pobres”.

Respecto al cambio de imagen que se desea proyectar a los visitantes, se discute la realización del tour de Pablo Escobar como un plan turístico. Gisela Seohanes Meneses, administradora de los hostales “Casa del Sol” y “Black Sheep”, comenta que los extranjeros, cuando se enteran que existe un tour de Pablo Escobar, desean hacerlo. “Ellos saben que aquí había mucha violencia y esto les ayuda a entender de alguna manera por qué somos como somos”, afirma.

Stefanie Weber, una estudiante suiza, dice que “Pablo Escobar es un ícono de la ciudad”, opinión que comparte Miles Knowles de Seattle, Estados Unidos, quien comenta: “Creo que todos mis amigos y yo hemos visto un documental o hemos leído un libro sobre Pablo Escobar. Conocer sobre él hace que la estadía en Medellín sea más interesante”. Los extranjeros entonces, más que percibir a Pablo Escobar como un

producto turístico para vender la ciudad: la transformación social.

“En vez de hacer el tour Pablo Escobar, se debe hacer el tour de la transformación, porque no hay mucho que ver. En cambio en Santo Domingo el impacto visual de una biblioteca con infraestructura y arquitectura hermosas, visitada por niños pobres, es algo que realmente atrae al turista”, asevera Carolina Laverde.

El profesor Jaime Jaramillo, contrario a lo que dice la funcionaria, afirma que esa clase de turismo se denomina “buscadores de pobreza”, gente que visita una ciudad o un país con la intención de ver sus dificultades sociales, económicas y políticas. “El asunto de la transformación social es algo que le interesa más a los locales, quienes pueden percibir realmente el cambio de Medellín”.

Por otro lado el docente Hugo Andrei Buitrago, comunicador social y magíster en Desarrollo, afirma que el asunto no es qué se vende sino cómo se vende. Si el producto se muestra desde una perspectiva de pornomiseria, es decir, exaltando las dificultades sociales como la pobreza y la violencia, de esa forma lo percibirá el turista. Frente a esto Carolina Laverde dice: “Nosotros diseñamos el producto pero no armamos el paquete turístico; eso lo tiene que hacer la empresa privada, conseguirse un guía que te lo venda, que te lo explique, que te haga soñar, que te haga llorar”.

Medellín, ciudad turísticaPara considerar como turístico un producto se deben tener en

cuenta aspectos económicos, tecnológicos, ambientales, culturales y competitivos, que garanticen la calidad de la prestación del servicio de alojamiento y de transporte; además del acceso a restaurantes y a actividades recreativas. También se debe tener en cuenta el contexto social de los lugares y la manera en como son promocionados para que no se presenten inconsistencias entre el producto y la oferta, es decir, entre lo que se tiene y lo que se vende como atractivo para los turistas.

En cuanto a la transformación social, los turistas reconocen un cambio en las zonas marginadas de la ciudad. Miles Knowles afirma que “ver una obra como la Biblioteca España en un barrio pobre muestra que la ciudad está avanzando”. Aunque una edificación llamativa y con una buena dotación de recursos puede traer beneficios para un barrio como Santo Domingo, y los extranjeros pueden notarlos, esto no significa necesariamente que en la ciudad haya una tranformación social que se pueda considerar, finalmente, como un producto turístico afianzado si se tienen en cuenta las cifras de violación de derechos humanos de 2009 en Medellín.

El turismo es un factor que influye en los ingresos económicos de una ciudad o un país y, por tanto, es esencial que como cluster esté unificado y siga las pautas del Plan de Desarrollo Turístico vigente. Se espera entonces que el Plan 2010-2020, próximo a lanzarse, se convierta en un eje integrador entre organismos públicos, privados y los ciudadanos. Si no hay unión en el sector, la imagen de Medellín como ciudad turística consolidada seguirá siendo un ideal.

referente negativo para la imagen de la ciudad, lo ven como un personaje que hace parte de su historia.

Respecto a esto, el docente Jaime Jaramillo reconoce la importancia del tour: “Si alguien quiere venir a hacer esa ruta y conocer qué pasó en la ciudad y, si se puede ofrecer el recorrido de una forma diferente, me parece que es válido”. Algunos ejemplos que validan esta forma de hacer turismo son la visita a la prisión de Alcatraz en San Francisco, Estados Unidos; y Robben Island en Ciudad del Cabo, Suráfrica, donde Nelson Mandela estuvo preso. Otro caso es el recorrido por los campos de concentración nazis en Alemania.

La Alcaldía de Medellín y la Subsecretaría de Turismo por su parte prefieren alejar este plan del inventario turístico por considerarlo poco rentable económicamente y contradictorio frente a lo que ahora consideran como el nuevo

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Las cifras de violencia, desplazamiento y pobreza en Medellín se incrementaron en 2009, sin embargo la Subsecretaría de Turismo considera que la transformación social es el principal producto turístico que tiene la ciudad para mostrar.

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La sociedad pierde los espacios de discusión

Las multinacionales, dueñas de los medios de

comunicación en el mundo, son las que imponen los temas que se divulgan y establecen

una manera de leer la realidad muy ajustada a sus

intereses.

Más telepolítica, menos democracia

Ramón Arturo Maya Gualdró[email protected]

En la sociedad red miles de millones de seres humanos están desconectados y no logran acceder al conocimiento, porque no tienen recursos técnicos o porque están bombardeados con información, cortinas de humo, simulaciones e hiperealidades que van anulando su capacidad intelectual para discernir y decidir. Así se está facilitando el retorno de unos “fascismos” que son reconocibles por sus metodologías: poco apoyo a la educación con calidad y eliminación del espacio público, que es esencial para que la democracia no se convierta en un simple rito electoral, que sólo beneficia al clientelismo. Esos “fascismos” siempre terminan por acarrear catástrofes para la sociedad, por eso es importante defender los valores democráticos y el derecho a la información. Cuando los medios al servicio del poder insisten por días y semanas en un mismo tema, asuntos importantes como la infancia, la familia, las relaciones culturales, entre otros, terminan por desaparecer. Un buen ejemplo de esto lo encontramos en la otrora democrática Francia. El denominado “Síndrome Carla Bruni”, la aparición permanente de la esposa del presidente en los medios, va convirtiendo a los ciudadanos franceses en una especie de electores sin criterio, altamente manipulables, a los que se les escapa la realidad francesa y mundial. Infortunadamente prima la telepolítica. En ella los gobernantes están en los medios durante interminables horas promocionándose. Televisión, radio y prensa son sus bastiones y cuando dan tregua son relevados por subalternos efectivos en el servil oficio de dar lustre, de tal manera que los índices de popularidad se disparan, pero son artificiales y no reflejan realmente el bienestar social. Este fenómeno lo encontramos en Venezuela, Ecuador, Libia, Francia, Italia, Rusia y Colombia.

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Por eso se han puesto de moda las reelecciones en América Latina, África y Europa. La sociedad va perdiendo los medios y el poder político, que los monopoliza, confina la opinión pública, entonces se desarrolla una entropía cuya más nociva consecuencia es el fortalecimiento artificial del gobierno de turno. Si no se controla esto desaparecerán los pocos rastros que quedan de la democracia.

Nadie sabe qué está pasando En las grandes potencias se desarrolló una novedosa sinergia de discursos a partir de la aglomeración de medios de comunicación: “En pocas palabras, el mercado mediático global está dominado por 9 o 10 corporaciones transnacionales… Time Warner, Disney, Bertelsmann, Viacom, News Corporation Inc. Seagram… 50 ó 60 firmas controlan la mayor parte de los medios del mundo: publicación de libros, publicación de revistas, grabación de música, producción para televisión, propiedad de canales de aire y de cable, sistemas de televisión satelital, producción de films, publicación de diarios”1. Esos pulpos corporativos tienen la capacidad de hacer pensar al mundo entero que los balseros cubanos son la prueba de que la isla es un infierno, que México es un estado fallido, y que Estados Unidos, el país del mundo con más “esclavos” —personas obligadas a trabajar sólo por la comida— tiene el gobierno más sabio, que puede decidir qué país invadir.Redes de tal magnitud y efectividad facilitan implantar ideas y anulan las posibilidades

de pensar diferente, disentir y criticar, acciones necesarias para el fortalecimiento de la vida social. Lo propiamente político retrocede en lo mediático y se convierte en un letal instrumento con el que el poder convierte a los individuos en seres gregarios Por esto Ronald Dworkin llama a la democracia la tiranía del número. Con los sistemas comunicacionales y la sinergia de discursos los poderes logran realizar acciones que escapan al control social, limitan la soberanía y las posibilidades de desarrollo individual: “La democracia puede gozar de una buena salud aún careciendo de un debate político serio si existe un consenso amplio acerca de lo que hay que hacer. Puede ser una democracia saludable incluso sin existir consenso si posee una cultura del debate. Pero no puede mantener la buena salud si padece divisiones profundas y encarnizadas y carece de un debate real, porque entonces se convierte en una mera tiranía del número”2.

La muerte de la realidadCuando en el año 2007 los franceses, inquietos por las historias de sus ciudadanos secuestrados en lejanas selvas, veían en el noticiero de la noche un avión reactor partir rumbo a Suramérica, creían que su presidente influía en esa compleja problemática política, pero no sabían que a sus tripulantes no los esperaba nadie. Los dueños del poder buscaban con ese vuelo avivar la fe en su líder y entonces mitigar la sorda angustia generada por la impotencia para ordenar —civilizadamente— el destino de un mundo descontrolado. Así es como el poder simula la realidad.Jean Baudrillard afirma que el crimen del siglo fue la muerte de la realidad. En el conflicto con Saddam Husein, las personas sólo vieron luminosos misiles disparados desde los gigantes portaviones. Muy diferente a Vietnam, cuando gracias al trabajo de los medios los ciudadanos tuvieron información, “presenciaron” los acontecimientos y pudieron asumir una posición política que presionó a sus gobernantes para que retiraran las tropas de ese martirizado país. Pero ahora ya nadie informa, los periodistas están “incorporados”, solo se pueden mover con la tropa, o son “empleados de confianza” y piensan como los dueños de los medios en los que trabajan. Así la sociedad pierde al profesional que le ayude a realizar análisis y asumir una posición crítica frente a las decisiones del poder, lo que siempre hemos entendido como democracia.

1. FORD, Aníbal LA MARCA DE LA BESTIA. Identificación, desigualdades e infoentretenimiento en la sociedad contemporánea. Ed. Norma S. C. Bogotá 2001 p. 982. DWORKIN, Ronald LA DEMOCRACIA POSIBLE. Principios para un nuevo debate político PAIDÓS Barcelona 2008 p. 21

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por Fidel Cano Gutiérrez. Se identificó como un periódico político, literario, noticioso e industrial. En la Guerra de los Mil días, que inició en 1899 y finalizó en 1903, varios medios, entre ellos El Espectador, fueron obligados a suspender sus publicaciones.

Políticos-periodistasLa influencia de la prensa anglosajona y francesa era evidente en el siglo XIX y XX. Maryluz Vallejo, plantea en su libro A plomo herido, que de la prensa anglosajona tomamos las técnicas de la escritura periodística y de reportería, mientras que de los europeos su metodología investigativa.Con estos antecedentes se empiezan a fundar los principales diarios del país: El Tiempo en 1911, por Alfonso Villegas Restrepo, que en 1913 le entregó el periódico a su cuñado Eduardo Santos, presidente de Colombia entre 1938-1942, con tendencia liberal; El Colombiano fundado en 1914 por Francisco de Paula Pérez y comprado por Fernando Gómez Martínez, quien fue gobernador de Antioquia en 1948, defendía unos ideales conservadores; Vanguardia Liberal nació en 1919 bajo la dirección de Alejandro Galvis. Varios de estos medios, hasta ahora, pertenecen a prestigiosas familias del país. Un hecho que marcó el periodismo a mediados del siglo XX, fue el Decreto 2535, expedido por el general Gustavo Rojas Pinilla, en 1955. Básicamente se prohibió publicar cualquier tipo de información en contra del Presidente. Los medios estuvieron silenciados y favorecieron abiertamente el gobierno dictatorial.

Transformación de la prensa colombiana

El periodismo pasó del servicio al negocio

Para entender el nacimiento y desarrollo del periodismo en Colombia se debe conocer su historia, que nació entre conflictos socio-políticos y aún los enfrenta. En un principio familias

pudientes marcaron el rumbo de la prensa, ahora los monopolios económicos son quienes orientan sus contenidos.

Mónica Samudio [email protected]

El primer antecedente que se tiene del periodismo en América Latina tiene que ver con la llegada de la imprenta a México en 1533. A Colombia este invento llegó a Santa Fe de Bogotá en 1737, bajo la administración de los padres Jesuitas, que imprimían sólo lo que autorizaba el Virreinato español. Cincuenta años más tarde se publicó la primera noticia sobre un terremoto, en Santa fe de Bogotá, en 1785. El mismo año apareció la Gazeta de Santa fe de Bogotá capital del Nuevo Reyno de Granada que contenía una variada información de la época y publicó tres ediciones. En el siglo XVIII las publicaciones aún dependían de la Corona española. Es así que en 1791, Manuel del Socorro Rodríguez, un artesano cubano enviado por el virreinato a Santafé para ser bibliotecario, se convirtió en el fundador del primer medio de información de Colombia: Papel periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá que contó con cuatro páginas y estuvo en circulación hasta enero de 1797.

Siglo XIX, período de agitaciónEn 1801 apareció el primer periódico que no contaba con recursos del Virreinato: el Correo curioso, erudito, económico, y mercantil de la ciudad de Santafé de Bogotá dirigido por Jorge Tadeo Lozano. Sobrevivió un año y se publicaron 46 ediciones. Otros periódicos particulares nacieron, pero fueron efímeros, los costos de la imprenta y las dificultades para los permisos entorpecían su trabajo.Ante estas restricciones los “criollos” ilustrados del país se reunían en largas tertulias. Allí se empezaron a filtrar las primeras noticias de la Revolución Francesa. Antonio Nariño fue uno de los protagonistas y su interés se centró en difundir la declaración de los Derechos Humanos.La prensa de esa época se caracterizó por tener un tinte político, literario y científico. Para Reinaldo Spittaleta, periodista y profesor, esta mezcla de información en el siglo XIX la define como “una forma de agitación y de divulgación de las nuevas corrientes, de la necesidad de ser independiente”. Luego llegó el periodo independista, la proliferación de medios impresos sirvió para divulgar las ideas políticas de centralistas y federalistas. Esta situación se repitió con el bipartidismo a partir de 1840. Las publicaciones enfrentaron a la opinión pública despertando todo tipo de fanatismo e intereses políticos. A finales del siglo XIX, en 1887, nació en Medellín el periódico El Espectador, dirigido

Luego, en los años del Frente Nacional, que culminó en 1974, los diarios afianzaron su ideología bipartidista. El país ya entraba en conflictos internos con la aparición de las guerrillas.

El poder de los mediosLas unidades investigativas de algunos periódicos hicieron visibles desfalcos y malos manejos de grandes empresas. El Espectador en 1981 denunció, pese a que era uno de sus principales anunciantes, las estafas del Grupo Grancolombiano y su relación con círculos políticos. Luego en 1988 el narcotráfico amenazó y atacó a los medios que lo denunciaron, como fue el caso de El Espectador. La casa periodística fue objeto de atentados y su director fue asesinado. Las continuas censuras y autocensuras, los ataques a las oficinas de los medios y a los periodistas, causaron debilitamiento y tensiones en los periódicos, que trajeron cambios estructurales. Las familias decidieron vender su patrimonio a monopolios económicos. Un caso muy renombrado fue la venta al grupo Planeta del 55% de las acciones del periódico El Tiempo en 2007; por su parte, el Grupo Santo Domingo, adquirió la mayoría de acciones de El Espectador; el Grupo Prisa y la Organización Ardila Lulle compraron canales de televisión y radio, y la mayoría de periódicos en el país transforman sus contenidos a favor de la publicidad. El periodismo pasó de ser un servicio al ciudadano a un negocio. “Los medios están abiertamente del lado de un poder, serviles, ya no hay periodismo, ya no se hace investigación periodística. Primero son muy superficiales y segundo alaban al gobierno, antes eran alabanzas decentes, hoy no, perdieron la decencia”, concluye Reinaldo Spittaleta.

El Papel periódico ilustrado, dirigido por Alberto Urdaneta. Contaba con ilustraciones y grabados originales de Antonio Rodríguez. Edición 1, año 1881.

“La imprenta, el vehículo de las luces… ha estado más severamente prohibido en América que en ninguna parte”. Camilo Torres Tenorio, 1809.

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“Yo no volví a leer periódico porque eso no hacía si no ensuciarme las manos”, dice Antonio José Ramírez mientras conversa con su amigo Benjamín en el Pasaje Junín. Él decidió no volver a comprar El Colombiano: “todos los medios son prácticamente lo mismo, y la prensa tiene el problema de que cuando publica las noticias ya la radio y la televisión las dijeron”.

Aproximadamente ocho de cada diez colombianos se informan, según el Observatorio de Medios de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Sabana, por medio de la televisión. Antonio no es la excepción y por eso, aunque tiene 83 años, ya casi no toca los periódicos, él prefiere la pantalla chica.

Hoy, los medios tradicionales de la ciudad enfrentan los cambios en el modelo de negocio que trajeron el fortalecimiento de Q’Hubo, diario popular del Grupo Nacional de Medios —al que pertenece El Colombiano—, y el ingreso de ADN, periódico gratuito de la Casa Editorial El Tiempo, que lleva 18 meses por las calles de Medellín.

A esto se suma la llegada de la tecnología, que le impone a los reporteros nuevas tareas, y el reto de acercar a los lectores a participar en los diarios (ver artículo de la pág.11 Profesión sin fecha de vencimiento). Pero, más allá de los factores técnicos y de mercado, hay otra característica presente en el escenario local: la radicalización política de los diarios locales, especialmente de El Colombiano.

Se necesitan contenidos que mantengan bien informada a la ciudadanía

¿Vive una mala hora el periodismo escrito local?

Fortalecimiento de diarios populares y gratuitos, transición a las nuevas tecnologías y poca diversidad de opciones informativas

son sólo tres factores para pensar.

Carlos Mario Cano Restrepo Angélica María Cuevas [email protected] [email protected]

Corto, conciso y ¿completo?Junín con Caracas, 4:35 p.m.: “Q’Hubo tumbó a El Colombiano. Con decirle que yo pido 100 Q’Hubos y vendo 90, mientras que colombianos traigo 40 y se quedan 20. Los de Q’Hubo se meten donde sea para traer todas las noticias”, dice el voceador Ramón Quintero.

La escena se repite en la Plazuela Uribe Uribe, don Felipe, voceador desde hace más de diez años menciona que todos los días trae 100 periódicos de Q’Hubo y 25 de El Colombiano, al final de la jornada le quedan cinco de cada uno.

Contexto consultó en dos ocasiones a Circulación de El Colombiano cuántos eran los ejemplares que tiraba este diario en relación con los de Q’Hubo. En ambas, las cifras fueron diferentes:

El Colombiano Q’Hubo El Colombiano Q’HuboVersión 1 Versión 2

Semana 70.000 45.000 43.000 52 - 53.000 Sábado 80.000 60.000* 46.000 56.000

*Esta cifra es la misma para viernes y sábado

“Para mí Q’Hubo es el mejor periódico que hay en Medellín porque es coherente con su propuesta sensacionalista. Este periódico ha crecido, es el que recorre la ciudad, tiene una agenda más dinámica y es el que más impacta. Pero no es alternativa para una prensa seria”, afirma Carlos Mario Correa quien fue corresponsal en Medellín para El Espectador y hoy es docente en EAFIT.

Con relación a este diario popular, Luz María Tobón, Jefe de Desarrollo Editorial de El Mundo, afirma que ella quedó preocupada con la denuncia del Coronel Luis Eduardo Martínez de la Policía Metropolitana, quien afirmó que los sicarios de la ciudad entregaban este periódico como cuenta de cobro por sus servicios: “esta denuncia es absolutamente escabrosa y nos tiene que poner a pensar qué estamos haciendo como medios de comunicación”, añade.

Conociendo la calle por teléfonoNo se movió un centímetro ni llamó a una sola persona pero ya tiene seis noticias, escritas en una hora y quince minutos. Obró el milagro de la multiplicación de las noticias de agencia y los comunicados de prensa: “No vaya a pensar que todos los días son así, que hacemos las noticias solo de cables de otras partes, todo depende del día”. Esta es una de las observaciones que obtuvo el Grupo de Investigación en Comunicación Urbana (GICU) de la UPB en 2007, año en el que realizó una investigación sobre rutinas periodísticas en seis medios de comunicación de la ciudad. Los resultados preliminares muestran que la calidad informativa es sacrificada por falta de tiempo, falta de motivación por malos sueldos y falta de recursos para desempeñar una buena labor.Hoy, a muchos periodistas les basta el teléfono y el computador para hacer las noticias. El resultado, según Carlos Mario Correa docente de EAFIT, es un periodismo de reseña, referencial, sin confrontación de fuentes y totalmente sin pasión.A esta situación se suman las extensas jornadas laborales que caracterizan el oficio, en el que se sabe la hora de ingreso pero nunca el de salida. Y en el que en algunos casos, según Jorge Iván García, editor regional de El Tiempo, “se terminan trabajando 16 horas diarias, de las que sólo pagan ocho”.Con este panorama una de los primeros sacrificados es la calidad y las buenas letras que aparecen en los periódicos. Por ello Héctor Rincón, periodista de Caracol Radio, concluye: “los periódicos han abandonado su fortaleza, la palabra escrita, y ya no traen las sorpresas que generalmente daban los buenos cronistas o los buenos reporteros de campo”.

“Para mí Q’Hubo es el mejor periódico que hay en Medellín, pero no es

alternativa para una prensa seria”, Carlos Mario Correa profesor de

EAFIT

El otro diario que se ve por toda la ciudad durante la semana es ADN. 60 mil ejemplares circulando todos los días por Medellín lo convirtieron en un medio de referencia para saber qué está pasando. Jorge Iván García, editor regional de El Tiempo, afirma que ADN llegó a renovar el panorama informativo de Medellín, con un enfoque de noticias positivas que buscan además elevar el nivel cultural de la gente. Este diario está hecho, según García, para enterarse de lo que pasa, no para informarse.

El Observador, publicación de El Mundo, es el tercer periódico de este tipo en Medellín y trata de lunes a sábado temas locales, regionales e internacionales. Su tiraje es de 16 mil ejemplares y se vende en las estaciones de El Metro y las Terminales de Transporte: “tenemos proyectado comenzar a llegar a las Universidades con nuestro sistema de autoconfianza”, afirma Henry Henao Velásquez, Subgerente de Circulación de El Mundo.Los dos periódicos que más se ven en la ciudad y con los que la gente tiene más contacto muestran Medellín a su manera: uno desde los muertos, el otro desde las sonrisas. ¿Queda completo con ambos el panorama de la ciudad y de la región?

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Falta de periodicidad es una de sus falencias

Periodismo universitario necesita más apoyo institucionalLos medios universitarios, pese a proponer agendas alternas, aún no logran generar debates de ciudad.

“Los periódicos universitarios tienen que dejar de ser los juguetes de los estudiantes de periodismo y convertirse en los verdaderos centros de reflexión de la sociedad. Para ello se requiere dinero y apoyo real de las universidades”, afirma Luz María Tobón, Jefe de Desarrollo Editorial de El Mundo.Actualmente en la ciudad hay una oferta variada de periódicos universitarios: De La Urbe de la Universidad de Antioquia, Sextante de la Universidad Luis Amigó, Nexos de EAFIT, Contexto de la UPB, entre otros, componen el grupo de medios que ofrecen una mirada diferente de ciudad, producida por periodistas en formación acompañados de docentes.Entre las falencias de los periódicos universitarios están la baja periodicidad y los pocos ejemplares que circulan por la ciudad. Estas dos características no le permiten generar debate al interior de la ciudadanía, que olvida fácilmente que existen.“Nosotros tenemos la gran fortuna de ser independientes y hablar de lo que queremos”, afirma Heiner Castañeda, director general del sistema de comunicaciones De la Urbe, periódico que según Carlos Mario Correa, docente de EAFIT y ex director de este medio, marcó un hito de ruptura en el periodismo universitario en Colombia, que antes era muy panfletario y reaccionario. “Hoy el periodismo universitario está convertido en un verdadero laboratorio de aprendizaje para estudiantes que, guiados por profesores, aprenden de ética, de criterios periodísticos y de rigurosidad en cada edición que publican”, concluye Correa.

El otro periódico que tiene presencia en Medellín, con una orientación más nacional que regional, es El Tiempo, diario que publica cada sábado una sección dedicada al departamento: “el semanario, si bien queda muy perdido, no es por decisión nuestra sino porque hay una visión empresarial más nacional”, afirma Jorge Iván García. De hecho, ese día el periódico circula en Medellín con menos de la tercera parte de ejemplares de los que saca un día normal con ADN.

Así, el principal medio del departamento y de la ciudad es El Colombiano, periódico que está próximo a cumplir los 100 años.

Frente a este diario hay posiciones encontradas, hay elogios y críticas.

Dictando cátedra “El Colombiano se comió el cuento de que es el dueño de la moral pública de Medellín y de que le debe enseñar a la gente cómo pensar”, afirma el lector de periódicos

Sebastián Trujillo. Este diario explicitó su filiación política desde el 8 de diciembre de 2007 con su editorial “Uribistas, ¿y qué?”, en la cual ratificó su inclinación a favor del gobierno de Álvaro Uribe.

Esta posición política, que se tornó en polarización extrema, tuvo su ejemplo más claro el 14 de mayo de 2009 cuando Javier Darío Restrepo, el maestro de la ética periodística en Latinoamérica, fue retirado de su columna habitual en este diario por una “reorganización de las páginas editoriales”.

Según Luis Fernando Ospina, Editor jefe de interactividad y opinión de El Colombiano, la salida de este columnista y de otros como Reinaldo Spitaletta o Pascual Gaviria, se debió a que ellos alentaban la polarización y por eso necesitaban otros espacios de opinión.

“Nosotros hemos mantenido incólumes los principios de veracidad, confrontación, rigurosidad y neutralidad”, Luis Fernando Ospina, editor de El Colombiano

“Las posiciones editoriales de El Colombiano son un insulto a la coherencia de los fundadores del mismo periódico”, Carlos Mario Correa, docente de EAFIT

Sobre El Colombiano

“El Mundo mira la ciudad con unos ojos más abiertos, con libertad. El Mundo sigue siendo la mejor escuela de periodismo en Colombia”, Luz María Tobón, Jefe de Desarrollo Editorial de El Mundo

“El Mundo es un reducto de envidias anquilosadas. Alguna vez intentó un camino pero se desvirtuó y desdibujó por sus propias circunstancias e ideologías. Ellos son expertos en ventilar envidias”, Héctor Rincón, periodista de Caracol Radio.

Sobre El Mundo

La huella de los periódicos tradicionalesMedellín, pese a ser la segunda ciudad del país, es pobre en la oferta de periódicos regionales. El Colombiano es el referente y duplica o triplica -según el día- la circulación que tiene el periódico El Mundo, que durante la semana es de 23 mil ejemplares y los domingos de 26 mil.

“El Mundo es un periódico miserable que no quiere crecer como empresa, ni humana ni materialmente. La familia dueña, que es muy pudiente, podría tener un gran periódico pero no les interesa porque puede que así como está les sea muy rentable”, afirma Carlos Mario Correa.

Para Sebastián Trujillo, estudiante de la UPB y lector diario de periódicos desde hace seis años, El Mundo habla de los municipios de Antioquia cuando tienen buenos proyectos, y se preocupa por cubrir a la región y a toda el Área Metropolitana. El Colombiano en cambio, según Martín Correa, lector habitual de este diario conservador, tiene una sección muy completa de deportes.

“Con respecto a Javier Darío, él cambió de forma de pensar de la noche a la mañana y se había vuelto una especie de reiteración política que incluso iba en contravía del maestro de la ética, la neutralidad y el consenso que nosotros conocíamos”, concluye el editor.

Para la periodista María Teresa Ronderos con la salida de Restrepo los principales perdedores fueron los lectores y el mismo diario: “el periódico no dimensionó la calidad de persona y de maestro que tenía en sus páginas, en ese sentido El Colombiano ha tomado riesgos innecesarios de alienar a sus lectores”. Sin embargo, para esta reportera es respetable que el diario tenga una línea editorial que, si la gente la comparte, lo seguirá leyendo.

Los que no, los que piensen que es necesario buscar otras alternativas, tendrán que ir a otros medios a informarse o construirlas ellos mismos: “lo que le hace falta a Medellín realmente, más que sentarse a llorar por cómo es El Colombiano, es que gente joven que se esté graduando ahorita en las universidades salga, y deje la mentalidad de ser empleado para que así monte sus propios medios”, concluye Ronderos.

Diego Alejandro Pérez Suárez

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Se le encuentra en calles, oficinas y uno que otro bar

La pasión según RojasSer reportero es para muchos un juego, una conveniencia o

una profesión. Aquí, alguien que se creyó el cuento de contar el día a día, y aún sobrevive.

Carlos Mario Cano [email protected]

propios. Aunque sea domingo no trabaja más despacio, ¿despacio? No se puede ir despacio cuando hay noticia de unas amenazas en Altavista, rueda de prensa con el Ministro del Interior en Rionegro y la captura de unos presuntos secuestradores en Bello.

Termina la jornada sin mayores novedades. Rojas pide en voz baja que ojalá no pase nada en Medellín hasta la mañana del día siguiente: incluso el más amante a su profesión pide treguas, porque no es humana una vida entregada por completo a las noticias, a esas que mucha gente ni si quiera les pone atención.

Un día a-típicoLa sala de redacción en la que trabaja

Rojas tiene luces de neón fuertes para que los redactores no noten el paso de las horas. En ella trabajan 12 personas entre editor, redactores, y fotógrafos. Cada uno lleva su ritmo y está en su cuento. Todos cambian de ánimo con suma facilidad y nunca se quedan callados.

Es lunes, y cuando apenas comienza el día, Rojas llega de afán y con una noticia en la boca: “Nestorín, ¿si viste la investigación de El Colombiano?”, le dice al que es su amigo y fue su maestro en la calle, al que le enseñó que todo era susceptible de ser investigado —hasta la caída de un papel—.

Organiza el puesto de trabajo y pone el almuerzo, arroz chino, en su lugar. “Voy pa’l Concejo”, le pide al editor la plata para el pasaje (porque los periodistas ya no viajan en carro de la empresa sino en taxi) y empieza una jornada atípica, nunca va a ese recinto pero hoy le toca.

Llega con mirada profunda, no es su territorio pero se tiene que acomodar. Busca

caras conocidas, políticos para entrevistar. Se sale y se mete a la sala de prensa, como no conoce mucho tiene que hablar con los colegas que van todos los días a ese lugar y ya son amigos de los políticos.

“¿Y vos por qué te saliste de trabajar con el Municipio?”, le pregunta una colega mientras ambos esperan sentados a que los políticos digan algo relevante. Unos dicen que lo estaba llamando el periodismo, otros dicen que era porque al menos quería tener fines de semana libres durante el mes.

En este oficio la sensación de hacer mucho pero lograr muy poco es frecuente. El desencanto llega con el tiempo para los que sienten pasión, que se convierte en costumbre. Por momentos hay que buscar refugios, “escampaderos” en tiempos de crisis y de decepción. ¿Será ese el caso de Rojas?

Hora de cierre“Jorge, tenemos que hablar muy

seriamente, ¿quién es el que más viaja en esta oficina y al que además siempre le toca entrevistar a las viejas más buenas?”, dice uno de los redactores al editor regional. “Rojitas” sonríe al lado de él.

Le gusta salir de la sala de redacción, aunque cada vez es más difícil, para los pueblos. A ratos, y como consuelo, se pierde de la oficina por el simple placer de sentir la calle y hablar con la gente. En los viajes largos no sólo pesca crónicas e historias, de su último viaje al Chocó se trajo 51 picaduras de mosquitos en las piernas, y un dolor de estómago que según dictamen médico era gastroenteritis.

Rojas no pudo salir esta semana para Amalfi. Se quedó en la ciudad y ahí está sentado, trabajando -extrañamente- con calma. Es jueves, noche de trasnocho para la sala de redacción porque hay cierre, hay que dejar listo el semanario para su impresión.

Es conocido entre sus compañeros como el “mamón”, el primario, el que hay que parar por acelerado, el que trabaja bajo presión y de la misma forma se equivoca. Es tal su acelere que hace poco envió a un fotógrafo a cubrir un evento que era realmente un día después.

Con los fotógrafos es exigente y por eso no la va tan bien con ellos: “Chatico”, ¿usted sabe leer? Bueno, entonces relacione los contenidos con la foto que necesitamos”, le dice a uno de ellos que no se precia por ser el más paciente.

“Rojitas” termina a medianoche y es el último, con otra periodista y el editor, en salir de la sala de redacción y de las oficinas del diario. Todo está en silencio pero el olor a periódico permanece suspendido en el aire. Está dispuesto a rematar con unos rones pero lo detiene una llamada de su esposa: “me dijiste que hoy salías temprano, aquí te estoy esperando con la comida lista para servírtela”. Por hoy no hay remate, sólo comida. Igual mañana hay que madrugar a seguir trabajando, a seguir siendo periodista.

En sus viajes no sólo pesca crónicas, del último

cubrimiento en el Chocó se trajo una gastroenteritis y

51 picaduras en las piernas

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“Rojitas” siempre acumula más información de la que puede publicar, para él es mejor que sobren datos y tener de donde escoger.

No importa el ruido de la radio, la televisión y la música de fondo. Él, mitad estoico y mitad atento está metido en su texto. En esas líneas que va tecleando sin parar, como si estuviera poseído por un afán que comienza en el movimiento frenético de sus pies y que termina en la rasquiña incesante de la cabeza. Pausa, “¡Hijueputa!”, no le cuadra un título, no le alcanza el espacio: hay que corregir, hay que volver a escribir.

Aunque es domingo está despierto desde las 6:30 a.m. y escucha noticias. Esa es la vida de “Rojitas” que, como todos los periodistas de vieja o nueva guardia, tienen un audífono pegado al oído, un cordón umbilical irrompible que transmite todo el tiempo lo que está pasando.

Al llegar a la oficina del diario sólo encuentra al vigilante. Cuando entra no nota el olor a periódico que inunda el lugar. Aunque todavía tiene ojos de niño y de investigador acucioso se le pierden detalles. Los años de reportero le dieron el gusto para saber qué es “realmente importante”, y le contaminaron la mirada desprevenida: “Yo sigo insistiendo en que no soy el personaje pa’ esta vaina, pa’ esta crónica, pero, si vos querés, dale”.

“Rojitas” dice que aprovecha los domingos para ponerse al día, adelantar trabajos de la semana e ir pensando en temas

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Los buenos periodistas son muy necesarios en la sociedad

Una profesión sin fecha de vencimiento

Viviana Andrea Londoño Vivi1909ahotmail.com

Es bien sabido que el manejo de los contenidos ya no es exclusivo de los periodistas, ni de los medios de comunicación. Un clic ofrece incontables cantidades de información al alcance de todos, pero esta “democratización”, no es un asunto sencillo. Si bien el desarrollo acelerado de la tecnología le entregó, sin discriminación alguna, la posibilidad no sólo de manipular, s ino también de produci r contenidos a todo aquel que tuviese acceso a un computador, un celular y quisiera manifestarse, no implica tener la formación que se requiere para producir información de calidad, útil para la generación de opinión pública y el fortalecimiento de la sociedad.

Al contrario de lo que podría ofrecer este panorama, hoy, después de poco más de un s i g l o de l nac im iento de l periodismo como oficio, cuando los especialistas dejaron de ser asesores para convertirse en redactores, y los ciudadanos reclaman un espacio marcado más por la necesidad de figurar que por intereses deliberativos o de opinión, los buenos periodistas son más necesarios que nunca.

Sin embargo, los retos son mayores. El periodista se ve avocado a la constante formación, a afinar sus habilidades y a la especialización como valor agregado de su trabajo. “El periodista no es reemplazable pero es fundamental la capacitación continua y el constante asesoramiento por parte de expertos”, asegura Juan Carlos Monroy, periodista de El Colombiano, quien además señala que el periodista es un historiador diario y se diferencia de otros profesionales y ciudadanos, por la habilidad que tiene para dar un enfoque certero a las historias.

Comentar no es participarEl tiempo se acelera, el espacio se acorta, la velocidad es la tendencia. Los ciudadanos creen que participan, que son consultados y los periodistas cambian las jornadas de reportería por atender sus llamadas. La

información sale entonces a la superficie y se profundiza en muy pocos temas. Finalmente las decisiones las toman los mismos. Según Ana María Cano, fundadora de la revista La Hoja, si los ciudadanos participaran activamente, si el periodismo participativo tuviera lugar, la política en nuestro país tendría otro nivel porque conduciría a personas más pensantes y participativas.

El reto del buen periodista es abrir a los ciudadanos canales reales de participación, establecer relaciones de horizontalidad en los que la discusión y el debate activo desemboquen en la generación de opinión pública, gracias a la participación constante en la construcción de la agenda informativa.

Para Catalina Montoya, editora de Tips de El Colombiano, falta muchísima formación para la participación ciudadana, pero el modelo de Tips es una forma de visibilizar y reconocer los intereses de los ciudadanos puesto que a la gente le gusta compartir sus experiencias, le gusta verse y ver a los otros en los medios de comunicación.

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Ciudadanos cada vez más afianzados en el manejo de la información, desplazamiento en los medios por especialistas y medios masivos homogéneos, son los grandes desafíos actuales del periodista. Sin embargo, el mayor reto en el nuevo contexto informativo, por encima de blogs y redes sociales, consiste en mantener la calidad periodística en un océano de contenidos carentes de reflexión y de análisis.

Internet no es la única opción La red, como provisora de herramientas de gran valor para el periodista, es una posibilidad para visibilizar los trabajos que se hacen con calidad. Para Ana María Cano, allí se abre un gran abanico para los periodistas que no tienen cabida en los grandes medios de comunicación.

Perla Toro, periodista digital, al contrario de lo que muchos creen de este tipo de periodismo, afirma que tiene mayores retos y requiere más habilidades pues aumentan las posibilidades y formas de trasmitir la información en una relación más estrecha con los lectores. Néstor López, redactor de El Tiempo insiste que es posible seguir haciendo buen periodismo desde los medios masivos de comunicación. Todo depende del periodista, que con apuestas claras, no puede renunciar a sus principios, a su independencia y a realizar bien su trabajo.

Tanto los ciudadanos como los periodistas, resultan beneficiados con las posibilidades que ofrece la red. Los grandes medios de comunicación, por su parte, son los mayores damnificados, y sólo

lograrán sobrevivir en la medida que evolucionen la forma de entregar la información a los lectores, que no están dispuestos a pagar por lo que pueden ver gratis en la pantalla.

Finalmente, pierde relevancia el medio, el formato y el género elegido para acercar la información a los lectores. Dice poco que los lectores hagan comentarios aligerados, que la red esté repleta de publicaciones y que todos digan lo que les plazca. Importa sí, el olfato, la habilidad del periodista para preguntar, para saber dónde está la noticia y qué debe ser publicado; el compromiso inquebrantable con la sociedad, y la credibilidad como su valor más preciado. Del ciudadano, llama la atención su nuevo rol de perceptor activo, con responsabilidades frente a sí mismo y la sociedad.

Ana María Cano sostiene que en una verborrea como la que tiene el mundo hoy, llegaremos a anhelar aquello que está escrito de manera armoniosa y pensada, aquellos periodistas que valoran cada letra de lo que escriben, esa información en la que podemos creer porque tiene el sello y el sabor del periodismo hecho con responsabilidad y pasión.

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Descubrió que el suelo de Marte puede eliminar químicos tóxicos de la Tierra

Raúl Cuero, un colombiano en las grandes ligas científicas

“Nuestro modelo educativo hay que complementarlo con productividad

inventiva”, dice el doctor Cuero, quien explica que los jóvenes de este país, deben empezar a producir ciencia desde temprana edad en sus instituciones educativas para

desarrollar la capacidad creativa.

Yenny Carolina Buitrago Corté[email protected]

Cuando habla de ciencia sus ojos se pierden en la estancia. La emoción se apodera de su cuerpo y una sonrisa acompaña sus sabias palabras, mientras mueve las largas manos en el aire como dibujando lo que dice. Al verlo es imposible no percatarse de su increíble estatura y de aquel conocimiento que lo llevó a triunfar en el mundo científico. Su historia comienza en 1948 en su casa de bahareque, donde pasaba horas leyendo libros de ciencia y filosofía que encontraba en el muelle de su natal Buenaventura.

A los 12 años, Rousseau y Fleming se convirtieron en sus maestros preferidos y su bisabuela Petronila, en la profesora que le enseñó el poder de las plantas, “a ella le gustaba hacer remedios con hierbas y yo la acompañaba a recoger las maticas y me tocaba probarlas porque ella ya había perdido el sentido del gusto”, dice Raúl Cuero, quien también afirma con gran orgullo, que fue precisamente ese amor que ella le inculcó por la naturaleza, lo que lo llevó a ganarse una beca en Estados Unidos gracias a una investigación que realizó con una planta.

Aunque de niño siempre supo que tenía una mente brillante para un pequeño de su edad, nunca pudo imaginarse que iba a llegar a medir un metro con 95 centímetros, tampoco que estudiaría Biología, que haría una maestría en Ciencias y Patología, o que realizaría un doctorado en microbiología y mucho menos que llegaría a ser colaborador de la NASA.

Hoy con 62 años y una carrera admirable, Raúl Cuero trabaja incansablemente para que muchos niños y jóvenes colombianos pongan sus ideas en marcha, porque según él, sólo basta tener pasión por la ciencia.

Una de sus investigaciones más importantes fue la que realizó con microorganismos en suelos que asemejan las condiciones de Marte. ¿Cómo fueron estos estudios?Los hice con una ayuda de la NASA, basándonos en las imágenes ópticas que nos trajo la nave Vikingo de Marte. Hice ensayos simulando las condiciones de Marte, por ejemplo, su alto contenido en hierro y luego me dediqué a jugar con todos mis conocimientos en electroquímica y Biología molecular tratando de construir un organismo que pudieran resistir esas condiciones. Encontré que ese suelo marciano no solamente sirve para sostener la vida, sino que también puede eliminar químicos tóxicos de la tierra.

¿Cómo fue su experiencia en la NASA?Trabajaba con la universidad Prairie View A&M de Texas y allí escribí un proyecto y se lo presenté a La NASA. Les sorprendió mucho porque mi teoría era que la vida en Marte sólo se puede estudiar si conocemos la electro-conductividad del suelo. Después de tres años fue aprobado mi proyecto. Al demostrar mi teoría y patentarla, La NASA me dio el “Premio NASA”.

¿Contamos con las herramientas para hacer esta clase de investigaciones?Sí. Lo que se requiere es crear una cultura de creatividad que se mueva no solamente a nivel del investigador, sino de toda la sociedad. La creatividad se debe convertir en un estilo de vida. Con el avance tecnológico de la comunicación es más fácil hacer ciencia porque tenemos acceso a toda información.

¿Cree que la investigación científica en Colombia tiene apoyo del Gobierno?Creo que sí en alguna medida. Infortunadamente asuntos como la salud son pagados con los impuestos, pero los ingresos no son lo suficientemente altos para invertir en investigación científica. Lo que hay que hacer, es lo que hago yo con los “Parques de la Creatividad”: crear jóvenes que sean productivos y puedan generar buenos ingresos gracias a sus habilidades creativas e inventivas.

¿Qué le sugeriría usted al Gobierno colombiano en el tema de investigación científica?Aquí tenemos los mejores docentes en América Latina y buen apetito por el conocimiento. Sabiendo esto, creo que la escuela primaria en Colombia debe ser cien por ciento formativa. El bachillerato tiene que ser 80 por ciento formativo y 20 productivo, quiero decir que los jóvenes deben producir tecnología y conceptos de valor mundial. La universidad debe de ser 80 por ciento productiva y 20 formativa.

¿Con esto quiere decir que en Colombia se debe replantear el modelo educativo?No precisamente. Si cambiamos el modelo educativo, cambiamos la calidad. Debemos complementar lo que se tiene: nuestro modelo educativo hay que complementarlo con productividad científica inventiva. Haciendo la distribución del 20 y 80 por ciento complementamos la calidad que se tiene.

¿Qué consejo le daría usted a esos jóvenes que tienen grandes ideas de investigación científica, pero pocos recursos económicos?Las invenciones no requieren mucho dinero, sino una idea y empezar a implementarla de forma empírica con persistencia. Cuando demuestren que esa idea funciona, van a conseguir inversionistas en ese proyecto. Lo importante es que los jóvenes tienen que implementar su capacidad creativa y ello se consigue si se vuelven buenos observadores analíticos. Deben desarrollar una pasión que les motive a investigar; por ejemplo mi pasión fueron las plantas, las iguanas, las cucarachas. Ellas me llevaron a conocer hoy la genética molecular. Esa pasión se logra cuando uno se expone a la naturaleza, pero si los jóvenes están viendo una sola cosa, como un computador, difícilmente desarrollan la pasión.

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. Raúl Cuero ve la investigación

científica en Colombia de

manera positiva y encaminada al

progreso. Según él más de la mitad de sus investigaciones

las podría haber hecho en este país.

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El maestro Pedro Nel Gómez dejó un legado cultural en Aranjuez

Todos van al museoLo que antes era un espacio reservado para unos pocos ilustrados, ahora tiene las puertas

abiertas para niños, jóvenes, adultos de los diferentes barrios de la ciudad, quienes disfrutan de las actividades que constantemente se programan en el lugar.

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Laura Suárez Díaz [email protected]

aprender lo esencial en fotografía, se dio cuenta de que podía mostrar “la realidad de nuestro barrio por medio de imágenes, en las que se muestran familias, niños que sufren, casas, la plaza de Campo Valdés, esquinas y sitios que representan lo que somos”.

Smith fue el encargado de motivarlo para asistir al curso. Una tarde cuando él estaba reunido con los demás “scouts” de la zona, en la Casa Museo, “llegó con su pinta de extranjero, en compañía de un amigo colombiano que habló con los jefes del grupo para invitarnos a participar, además era gratis”, dice.

El taller de fotografía estaba conformado por grupos de skaters, tercera edad, algunos “scouts” y estudiantes del Colegio Alvernia, quienes durante casi cuatro meses recorrieron las calles en donde crecieron para mostrar por medio de imágenes lo que representa para ellos ser habitantes de cada uno de estos barrios.

Él define su participación en el proyecto como “una experiencia muy buena, nos manteníamos constantemente en una guerra pacífica, siempre apostando quién tomaba mejor la foto. Pero siempre era para que todos nos esforzáramos más, queriendo representar al barrio”.

El museo es para todos

La Casa Museo Pedro Nel Gómez se encuentra en la carrera 51b # 85-24 del barrio Aranjuez. Además es fácil llegar a ella. Casi todos los buses que cubren las rutas del barrio pasan por el lugar en el que vivió el artista sus últimos años. En 1975, el maestro decidió que iba a ser un espacio en el que se conserva y exhibe el legado de su arte, sin dejar de lado el desarrollo cultural de la comunidad.

“Nuestro público principal es gente de los estratos 1, 2 y 3. Personas que han sido marginadas, pero no por eso las vamos a dejar de lado, al contrario, siempre se les permite hacer parte de los proyectos del recinto”, indica Carlos Velásquez.

Esto se siente al entrar a los diferentes salones que componen la casa, cuando en los corredores se ven personas de todas las edades recorriendo el lugar. Allí es muy común ver niños con chanclas que en la mañana van a hacer sus tareas, o extranjeros que vienen a conocer las pinturas del maestro.

El auditorio, la biblioteca y todos los espacios de la imponente casa están siempre disponibles y abiertos para cualquier tipo de público, en los que se puede “realizar ciertas actividades a las que muchas veces la comunidad no tiene dónde hacerlas, como lo son eventos de la Administración Local, grupos juveniles, reuniones de las tercera edad, público de todos los niveles económicos y colegios”, dice Velásquez.

Las obras del Maestro Pedro Nel Gómez se exponen de forma cercana, haciendo de este museo un lugar abierto, en donde se incluye la comunidad.

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Cuando Luz Ángela García recibió las boletas en la Casa de la Cultura de Pedregal, para visitar la Casa Museo Pedro Nel Gómez en Aranjuez, no se imaginó que podría entrar al mundo del arte y la cultura de manera gratuita.

Ella hace parte del proyecto “Barrios Vecinos”, que busca acercar a las personas de diversos barrios de la ciudad al museo. De esta manera, los primeros sábados de cada mes los habitantes de la ciudad pueden visitarlo. Además, los invitados son los encargados de elaborar parte de las actividades de entretenimiento (teatro, música y baile), que se llevan a cabo durante la jornada.

“Lo que buscamos principalmente, además de acercar a la gente por medio de dinámicas, es que cambien su percepción de lo que significa verdaderamente un museo, y cómo ha cambiado a través de los años. Un museo ya no es lo mismo que era hace 30 años: un salón con cuatro cuadros colgados al que nadie podía acceder”, dice Carlos Velásquez, comunicador de la Casa Museo Pedro Nel Gómez.

Por eso, Luz Ángela, una señora de ojos alegres, nunca sintió la necesidad de ir a un museo porque “tenía la idea de un sitio diferente, al que sólo se entra si se tiene posibilidad económica”. Como ella, son muchos los ciudadanos que en la actualidad no son conscientes de que adentrarse y conocer la cultura por medio de estos lugares, es más un beneficio que un lujo.Cada mes los asistentes al museo son de un barrio diferente. Este año ya pasaron por el proyecto los barrios Castilla y Pedregal. Próximamente se espera la visita de Pajarito, Santa Margarita, Las Estancias, Loreto, El Naranjal, Picacho, Juan XXIII, María Cano, Carambolas, Rincón y La Palma (en Belén). Ellos tendrán visitas guiadas, actividades y presentaciones diseñadas para cada barrio, porque, en la mayoría de los casos, los invitados nunca han entrado a un museo.

Retrato de una realidadHasta el 12 de marzo se llevó a cabo la exposición “Comuna 4 somos historia”, en la que 51 habitantes de la zona Nororiental retrataron la vida cotidiana de sus barrios, después de recibir unos talleres orientados por fotógrafos extranjeros, liderados por el londinense Paul Smith.

Johan David Herrera Urrego fue uno de los beneficiados de este proyecto. Aparte de

La Casa Museo Pedro Nel Gómez se encuentra en la carrera 51b # 85-24 del

barrio Aranjuez.

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Medellín es pionera del showdown. Un juego que nació en Canadá en 1960 y cuenta con cuatro jugadores ciegos o con baja visión, aunque

también pueden hacerlo personas que ven correctamente.

Juliana Sosa Gó[email protected]

Una opción para personas en situación de discapacidad

Ciegos practican un deporte único en Colombia

El uso del tapaojos o las gafas especiales es obligatorio en los partidos oficiales, pero mientras calientan o practican de manera informal, no es necesario que los jugadores los usen.

El sonido de la pelota es como un cascabel con el que juega un bebé. Los jugadores se concentran para escuchar los trozos de metal golpeando uno contra el otro y así saber dónde está la bola amarilla. Un simple ¡gol!, seguido de risas, es la manera en que Carlos Mario celebra los dos primeros puntos.

Lo único que se escucha es el sonido de la pelota. El silencio debe ser absoluto. Carlos Mario y Jorge juegan showdown, un deporte practicado por personas ciegas o con baja visión. Hace parte del programa “Deportes

sin límites” del Inder y a cargo de su enseñanza, está la profesora Blanca Cortés Galeano en el Parque Juanes de la Paz, en el barrio Castilla.

En medio de un salón de paredes grises está la mesa de juego. Allí están los cuatro jugadores habituales: Carlos Mario Jaramillo, Jorge Zamarra, William Hurtado y Sandra Tobón.

William y Sandra disputan un interesante partido. Ninguno ha sido dominador claro del juego. Están empatados 16 a 16 y como no existe la diferencia de dos

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antes de la orden del juez?—Falta y punto para el otro —responde el jugador.

Blanca se dirige a Sandra y le pregunta:—Si un jugador se demora más de tres segundos para hacer el saque o barre la mesa con la raqueta, ¿qué pasa?—Se le da un punto al otro jugador —afirma Sandra, la más callada de todos, que debe quitarse sus gafas para ponerse el tapaojos.—Muy bien —dice la instructora.

Con las reglas claras, los jugadores se disponen para seguir jugando.

Implementos del juego

Quien practique el showdown debe usar tapaojos o unas gafas especiales, sin importar si son ciegos o de baja visión, al igual que las personas que pueden ver y lo practican a manera de sensibilización. La bola es fabricada en fibra de vidrio, con trozos de metal adentro que la hacen sonar para que los jugadores puedan detectar en dónde está. La raqueta es de madera y se debe usar un guante abollonado hecho de cuero y caucho para proteger la mano de golpes de la pelota.

El campo de juego es una mesa de roble de tres metros con 66 de largo, 1.25 de ancho y 0.78 de alto. Sus esquinas son redondas. En la mitad se levanta una pantalla de madera, con el fin de anunciar las faltas, en caso que la bola coja altura, por eso ésta debe ir siempre a ras. En los bordes tiene una banda de madera que impide que la pelota se salga y en cada extremo hay dos arquerías con una malla.

En esa mesa es donde Jorge y Carlos Mario inician otro partido. Se orientan por el sonido de la pelota. A medida que avanza el juego, las celebraciones por un gol se hacen más efusivas: “¡Gol, te estoy dando una pela!”, grita Jorge, mientras que Carlos Mario trata de no desesperarse.

Cada gol, vale dos puntos y si el contrincante comete una falta, se le suma uno. El ganador será el primero que llegue a los 11 puntos en dos de los tres sets,

pero debe haber una diferencia de dos puntos en el marcador.

El showdown fue inventado en 1960 por el canadiense Joe Lewis, como una opción de diversión en la que no es necesaria la vista y con ayuda de su compatriota Patrick York, lo perfeccionó y estableció sus reglas. En Europa, Asia y América su práctica es común, pero todavía no está establecido como un deporte paralímpico.

Showdown en el país

La primera y única mesa para la práctica del deporte está en Medellín. Matthieu Juglar, campeón francés de showdown, en su paso por Colombia a finales del año pasado, se dio cuenta que el deporte no se practicaba en el país. Por eso, buscó apoyo de la Cámara Colombo Americana y consiguió la mesa que hoy administra el Inder.

Este deporte se practica desde finales de enero en la ciudad, por eso Blanca Cortés afirma que “estamos en la etapa de fundamentación: conocimiento del reglamento, manejo de la raqueta, ejercicios con la pelota, es decir, acciones básicas del juego”. Todo de acuerdo con la regulación de la Federación Internacional de Deporte para ciegos (International Blind Sports Federation).

“Me gusta porque despierta la concentración, desarrolla el sentido de percepción porque debemos escuchar la bola y es un deporte que integra, porque lo pueden jugar personas que ven y que no ven, o sea, que estamos en igualdad de condiciones”, dice Jorge.

Es inevitable hablar, reírse, hacer bromas, alegrarse cuando hacen un gol o lamentarse cuando cometen una falta, pero Blanca les recuerda que deben permanecer en silencio para que el partido pueda continuar.

¿Qué hace tan especial al showdown? Para Jorge, la respuesta es simple: “Uno no se imagina la mesa, la bola o la raqueta, uno las percibe. Es otra forma de ver que nos da este deporte”.

puntos, el próximo que anote el “gol de oro” será el ganador. De repente, la bola no suena más: William anota su gol de oro y el partido termina.

Orientaciones básicas

Blanca, con su uniforme azul y la gorra verde que nunca se quita, entra al salón y hace sonar su pito. Los jugadores prestan atención. Ella los reúne y empieza a preguntar sobre las reglas del juego.—Carlos, ¿cómo debe ser el saque?—Debe pegar en la banda de mi

lado de la mesa y después pasar al otro lado —responde Carlos, quien juega con camisilla blanca para estar más cómodo.—Muy bien. Jorge, ¿qué pasa si la bola pasa por encima de la pantalla o sale de la mesa?—Es falta y un punto para el otro, profe —dice Jorge, quien viste ropa deportiva: camiseta ancha, sudadera y tenis grises.

De inmediato, la profesora pregunta a William, quien para jugar se quita su gorra negra: —William, ¿qué pasa si alguno coge la pelota con la mano o saca

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En Cúcuta con la Paz, el cobre, el acero y aluminio tienen su propio beat

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Esta es una calle particular a donde van a parar todo que se puede convertir en chatarra. Todo se desbarata, todo se vende.

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En el ruido de las chatarrerías hay trabajo para el loco de la cuadra, el reciclador sacolero, el carretillero, un sheriffman o hasta para un niño con ínfulas de “Puppy”. Más de 1500 kilos diarios de metal circulan en la calle de la destrucción.

Cerca al bazar de Los Puentes y más arriba de la Minorista, en la carrera 54 con la 57, tonos agudos y graves tocan una sinfonía industrial. El golpeteo de hachas, machetes y almádanas se hace insoportable. Manos mugrosas empuñan sus herramientas y estallan en la chatarra para que de su corazón emane el brillo rojizo del cobre. Allí en Cúcuta con la Paz, el paisaje gris se abarrota con personajes que embarcan y desembarcan jaulas con restos de neveras, lavadoras y hasta cajas fuertes. Los carretilleros y recicladores entran y salen buscando el jornal; al loco de la cuadra le regalan la pasta de los electrodomésticos para que la venda y de vez en cuando pasa un carro de guanabanol. Un olor a gasolina y a tiner penetra casi hasta los lóbulos del cerebro. El negocio más viejo es la “Chatarrería Jota Mario” con alrededor de 10 años. Como dice Yeani, la esposa del dueño: “El negocio es sencillo: se compra y se revende. Aquí llega

Un comentario sobre México insurgente del gran Jhon Reed

Periodismo desde la trincheraJuan David Villa Rodrí[email protected]

la chatarra, la pesamos, la clasificamos, y después eso se va para las siderúrgicas en Cali o en Sogamoso”. Tras ella se ve pequeño, Sheriffman Agudelo, el trabajador de sonrisa franca que mientras clasifica, escucha romántico La Voz de Colombia. Él comenta que: “Al día pueden llegar alrededor de 15 personas y se pueden acumular más de 500 kilos chatarra”. Aunque hay locales, el 80 por ciento de los chatarreros están sentados o parados en la calle esperando a ver qué llega. “El kilo de cobre rojo está a once quinientos, el amarillo a nueve mil y el aluminio a dos quinientos”, “uno al día se puede ganar, siete mil 10 mil pesos, pero no hay precio fijo”, explican Tulio, Marta y David Arley de 23, 17 y 24 años, mientras ella desbarata cargadores de celulares y ellos cortan en partes el carro que acaban de comprar. En esa calle hay otros que “se la ganan

de ojo” como diría Gabriel, el dueño del guardadero. En una cuadra 10 jóvenes bien vestidos con gorras de una marca de moda y camisas ceñidas al cuerpo, poco o nada se ensucian. Ellos son los dueños de una pesa vieja y a la gente que llega, por ejemplo, le pueden comprar un congelador en treinta mil pesos y ganarle más de cien mil, vendiéndoles a las chatarrerías o a Tulio y sus amigos. A medida que llega la noche, y con ella las peleas maritales de los habitantes de calle, el ruido de los metales se hace más leve. Los chatarreros recogen sus cosas y el brillo rojo del cobre y el plateado del acero se convierten en brillo de oro, dinero. Los hombres, ya negros, buscan un lavadero para limpiarse y parten para sus casas. Al día siguiente compondrán una nueva melodía con la chatarra.

La calle de la estridenciaKorina Daza Zapata [email protected]

remendando la Constitución a su talla—. Y fue la Revolución de los sin tierra por la tierra y de los obreros por la dignidad.

Pero Reed no es un reportero de la Revolución de Madero: es uno más en armas. Reed sufre y pelea del lado de los insurgentes de Pancho Villa y por ello los pinta tal cual son. Andrajosos, mal hablados, borrachines. A uno de ellos, un tipo apellidado Sánchez, Reed le pregunta: “tú por qué peleas”. Sánchez le responde desparpajado: “Pues míster… porque si peleo no tengo que trabajar en las minas”. Y le devuelve la pregunta al míster: “¿Y es que en Estados Unidos no hay guerras?” Reed niega y Sánchez le pregunta sorprendidísimo: “¿Cómo hacen para pasar el tiempo entonces?”.

Jhon Reed nos deja para la historia, porque un buen periodista antes es un gran historiador, una imagen nítida de un hombre, que si bien no fue el más importante de la Revolución Mexicana, si fue y es su símbolo: el general Doroteo Arango Quiñones, “Pancho Villa”. De Villa, Reed dice: “Ignora en absoluto las dificultades, confusiones y reajustes de la civilización moderna”. Pero sufriendo con él y compartiendo su causa, Reed también encuentra a un Villa de inteligencia natural, valiente como pocos, fiel hasta la muerte y frentero para siempre.

Llega a conocer tan bien al general Villa porque narra su Revolución con fusil en mano, porque narra su guerra desde el pie del cañón, desde el lado de los ofendidos… porque Jhon Reed es, para siempre, un periodista desde la trinchera.

México Insurgente, al igual que La guerra en Europa Oriental y Diez días que sacudieron al mundo, puede encontrase en Libros Google: books.google.com.co/books.

Jhon Reed fue testigo envidiado de grandes sacudidas de la historia. Sacudidas que narró para todos los tiempos con su pluma de poeta. Fue testigo de la Revolución Mexicana, de la Revolución Rusa y de la Primera Guerra Mundial.

De la Revolución Rusa de 1917 escribió Diez días que sacudieron al mundo, su libro más recordado. De sus días en la Europa en Guerra Mundial escribió La guerra en Europa Oriental (1914). Y de sus luchas en México (1913), en los tiempos de la Revolución, escribió México Insurgente.

México Insurgente lo escribió John Reed, no el periodista sino el poeta sorprendido, con el fusil en una mano, la pluma de poeta en la otra y la cámara terciada al cuello. En cada frase dibuja al México de llanuras desérticas, montañas peladas, chaparrales infinitos y un calor asfixiante. Jhon Reed narra extasiado por la guerra: “Tú pobre diablo, se dice, vas a ver por fin un combate de verdad que redondeará tu relato”.

Esa guerra que narra extasiado, la Revolución Mexicana, la soltó en 1910 Francisco Ignacio Madero. Fue la Revolución del cansancio —el general Porfirio Díaz había gobernado, con una interrupción de cuatro años, desde 1876

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rafic

oEl Skate Park del Estadio quedó listo para deportes alternos

Freestyle: vértigo y dolor rodando sobre grafitis Los deportistas no son los únicos beneficiados con la apertura de los escenarios de los Juegos Suramericanos Medellín 2010. Desde el pasado domingo 14 de marzo, los jóvenes que practican modalidades alternativas como el Skating y el BMX volvieron a disfrutar de la pista del Skate Park ubicado en la unidad deportiva Atanasio Girardot, que se encontraba cerrada debido a las construcciones de los nuevos coliseos.

Jorge Andrés Santos Gó[email protected]

Desde hace un año y cuatro meses Jonathan Giraldo Ramírez practica el BMX Freestyle, un deporte que combina saltos y acrobacias sobre un paisaje urbano inundado de grafitis.

Todos los días visita la pista para perfeccionar su técnica, así Jonathan logra el reconocimiento de los demás jóvenes que asisten al Skate Park del Estadio.

La dedicación permite a Jonathan ejecutar dirt jumps, en los

que desafía la gravedad mientras que con sus piernas realiza

piruetas extremas.

Sin importar las caídas, los raspones y el dolor, Jonathan ejecuta maniobras cada vez más elaboradas y temerarias, para seguir

despertando la admiración y el asombro de los curiosos.