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CILNIANA 3 CILNIANA 3 3ª ÉPOCA. AÑO VIII • Nº 16. 2003 Racionamiento, control social y estraperlo. Racionamiento, control social y estraperlo. Racionamiento, control social y estraperlo. Racionamiento, control social y estraperlo. Racionamiento, control social y estraperlo. Marbella: los años del hambre Marbella: los años del hambre Marbella: los años del hambre Marbella: los años del hambre Marbella: los años del hambre Lucía Prieto Borrego El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella El fin de una dinastía: los Domínguez de Marbella II. Inversiones y dispendios de T II. Inversiones y dispendios de T II. Inversiones y dispendios de T II. Inversiones y dispendios de T II. Inversiones y dispendios de Tomás Domínguez Artola omás Domínguez Artola omás Domínguez Artola omás Domínguez Artola omás Domínguez Artola (1843-1886) (1843-1886) (1843-1886) (1843-1886) (1843-1886) José Luis Casado Bellagarza La vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella: a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella: a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella: a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella: a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella: Ojén, Istán y Benahavís Ojén, Istán y Benahavís Ojén, Istán y Benahavís Ojén, Istán y Benahavís Ojén, Istán y Benahavís Lina Urbaneja Ortiz Rehabilitación del Molino de Inca ehabilitación del Molino de Inca ehabilitación del Molino de Inca ehabilitación del Molino de Inca ehabilitación del Molino de Inca Juan Fernández Bonnemaison “L “L “L “L “Los Molinillos”, un complejo industrial de época romana os Molinillos”, un complejo industrial de época romana os Molinillos”, un complejo industrial de época romana os Molinillos”, un complejo industrial de época romana os Molinillos”, un complejo industrial de época romana en Benalmádena- en Benalmádena- en Benalmádena- en Benalmádena- en Benalmádena-Costa Costa Costa Costa Costa Gonzalo Pineda de las Infantas Beato La recuperación del yacimiento romano de la a recuperación del yacimiento romano de la a recuperación del yacimiento romano de la a recuperación del yacimiento romano de la a recuperación del yacimiento romano de la “Finca El Secretario” “Finca El Secretario” “Finca El Secretario” “Finca El Secretario” “Finca El Secretario” Ramón F. Hiraldo Aguilera La industria papelera de Mijas en tiempos de la a industria papelera de Mijas en tiempos de la a industria papelera de Mijas en tiempos de la a industria papelera de Mijas en tiempos de la a industria papelera de Mijas en tiempos de la industrialización malagueña industrialización malagueña industrialización malagueña industrialización malagueña industrialización malagueña José Carlos Balmaceda Un horno romano de época altoimperial en El Saladillo Un horno romano de época altoimperial en El Saladillo Un horno romano de época altoimperial en El Saladillo Un horno romano de época altoimperial en El Saladillo Un horno romano de época altoimperial en El Saladillo José Suárez Padilla, José María Tomassetti Guerra, Luis-Efrén Fernández Rodríguez e Ildefonso Navarro Luengo El castillo de L El castillo de L El castillo de L El castillo de L El castillo de La Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios de a Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios de a Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios de a Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios de a Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios de carácter militar en su entorno carácter militar en su entorno carácter militar en su entorno carácter militar en su entorno carácter militar en su entorno Marcos Vázquez Candiles Apéndice documental: Ermita del Santo Cristo Apéndice documental: Ermita del Santo Cristo Apéndice documental: Ermita del Santo Cristo Apéndice documental: Ermita del Santo Cristo Apéndice documental: Ermita del Santo Cristo Fernando Álvarez Cantos y Vicente Murillo Utor 5 19 41 53 65 75 81 103 113 123

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Revista de la Asociación Cilniana para la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural 3ª Época. Año VIII. Nº 16 2003

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CILNIANA 3CILNIANA 3

3ª ÉPOCA. AÑO VIII • Nº 16. 2003

Racionamiento, control social y estraperlo.Racionamiento, control social y estraperlo.Racionamiento, control social y estraperlo.Racionamiento, control social y estraperlo.Racionamiento, control social y estraperlo.Marbella: los años del hambreMarbella: los años del hambreMarbella: los años del hambreMarbella: los años del hambreMarbella: los años del hambreLucía Prieto Borrego

El fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaEl fin de una dinastía: los Domínguez de MarbellaII. Inversiones y dispendios de TII. Inversiones y dispendios de TII. Inversiones y dispendios de TII. Inversiones y dispendios de TII. Inversiones y dispendios de Tomás Domínguez Artolaomás Domínguez Artolaomás Domínguez Artolaomás Domínguez Artolaomás Domínguez Artola(1843-1886)(1843-1886)(1843-1886)(1843-1886)(1843-1886)José Luis Casado Bellagarza

LLLLLa vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella:a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella:a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella:a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella:a vida cotidiana de los moriscos del alfoz de Marbella:Ojén, Istán y BenahavísOjén, Istán y BenahavísOjén, Istán y BenahavísOjén, Istán y BenahavísOjén, Istán y BenahavísLina Urbaneja Ortiz

RRRRRehabilitación del Molino de Incaehabilitación del Molino de Incaehabilitación del Molino de Incaehabilitación del Molino de Incaehabilitación del Molino de IncaJuan Fernández Bonnemaison

“L“L“L“L“Los Molinillos”, un complejo industrial de época romanaos Molinillos”, un complejo industrial de época romanaos Molinillos”, un complejo industrial de época romanaos Molinillos”, un complejo industrial de época romanaos Molinillos”, un complejo industrial de época romanaen Benalmádena-en Benalmádena-en Benalmádena-en Benalmádena-en Benalmádena-CostaCostaCostaCostaCostaGonzalo Pineda de las Infantas Beato

LLLLLa recuperación del yacimiento romano de laa recuperación del yacimiento romano de laa recuperación del yacimiento romano de laa recuperación del yacimiento romano de laa recuperación del yacimiento romano de la“Finca El Secretario”“Finca El Secretario”“Finca El Secretario”“Finca El Secretario”“Finca El Secretario”Ramón F. Hiraldo Aguilera

LLLLLa industria papelera de Mijas en tiempos de laa industria papelera de Mijas en tiempos de laa industria papelera de Mijas en tiempos de laa industria papelera de Mijas en tiempos de laa industria papelera de Mijas en tiempos de laindustrialización malagueñaindustrialización malagueñaindustrialización malagueñaindustrialización malagueñaindustrialización malagueñaJosé Carlos Balmaceda

Un horno romano de época altoimperial en El SaladilloUn horno romano de época altoimperial en El SaladilloUn horno romano de época altoimperial en El SaladilloUn horno romano de época altoimperial en El SaladilloUn horno romano de época altoimperial en El SaladilloJosé Suárez Padilla, José María Tomassetti Guerra, Luis-Efrén Fernández Rodrígueze Ildefonso Navarro Luengo

El castillo de LEl castillo de LEl castillo de LEl castillo de LEl castillo de La Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios dea Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios dea Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios dea Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios dea Duquesa o fuerte de Sabinilla y edificios decarácter militar en su entornocarácter militar en su entornocarácter militar en su entornocarácter militar en su entornocarácter militar en su entornoMarcos Vázquez Candiles

Apéndice documental: Ermita del Santo CristoApéndice documental: Ermita del Santo CristoApéndice documental: Ermita del Santo CristoApéndice documental: Ermita del Santo CristoApéndice documental: Ermita del Santo CristoFernando Álvarez Cantos y Vicente Murillo Utor

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4 CILNIANA

EDICIÓNEDICIÓNEDICIÓNEDICIÓNEDICIÓN

Asociación Cilniana para la Defensay Difusión del Patrimonio Cultural

Apartado 821 - 29600 Marbellawww.cilniana.org

cilnianajlcb.terra.esTelf. 639 00 72 90

COORDINACIÓNCOORDINACIÓNCOORDINACIÓNCOORDINACIÓNCOORDINACIÓN

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REDREDREDREDREDACCIÓNACCIÓNACCIÓNACCIÓNACCIÓN

José Luis Casado BellagarzaRafael García CondeAndrés García BaenaAntonio Luna Aguilar

Francisco Javier Moreno FernándezLucía Prieto Borrego

Antonio Rodríguez FeijóoAntonio Serrano LimaLina Urbaneja Ortiz

DISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETDISEÑO Y MAQUETACIÓNACIÓNACIÓNACIÓNACIÓN

Pepe Moyano

IMPRESIÓNIMPRESIÓNIMPRESIÓNIMPRESIÓNIMPRESIÓN

Graficamar(Marbella)

LIBRERÍAS COLLIBRERÍAS COLLIBRERÍAS COLLIBRERÍAS COLLIBRERÍAS COLABORADORASABORADORASABORADORASABORADORASABORADORAS

(Marbella)

FMFMFMFMFM - Gral. López Domínguez, 12HERMESHERMESHERMESHERMESHERMES - Avda. Mayorazgo

AREMARAREMARAREMARAREMARAREMAR - Avda. Arias MaldonadoMAMAMAMAMATTTTTAAAAA - Enrique del Castillo, 3

ZOCOZOCOZOCOZOCOZOCO - Valentuñana, 2

(San Pedro Alcántara)

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Depósito Legal:

MA-845-97

ISSN 1575-6416Título clave: CILNIANA

La Asociación Cilniana no se hace responsable delas opiniones contenidas en los artículos firmados.

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uperadas las interpretaciones, que justifica-ban la escasez y el hambre padecida por dos

generaciones de españoles como consecuenciade la guerra civil, destrucciones bélicas y del ais-lamiento impuesto por el enemigo exterior, hoyse asume que fue la política económica de signoautárquico inspirada en la Italia fascista y en laAlemania nazi la que con sus agobiantes siste-mas de intervención impidió la recuperación delnivel de vida anterior a la guerra hasta bien avan-zados los años cincuenta.

Los efectos de la guerra sobre la agricul-tura han sido matizados por los historiadoresagrarios. Para Barciela fueron menores que losanunciados por la propaganda oficial –la falta demaquinaria y abonos no eran elementos estruc-turales y por tanto recuperables– el objetivo dela autarquía fue formulado antes de que Españafuera sometida al aislamiento internacional; laprohibición de importar fertilizantes y bienes deequipo y la intervención de la producción, de ladistribución y del consumo y el respeto y protec-ción de la propiedad privada de la tierra fueronlos elementos básicos constitutivos de la políti-

ca autárquica1 . Igualmente, Naredo ha podidodemostrar la ausencia de una caída de los rendi-mientos en los latifundios andaluces, especial-mente en los sevillanos, que apenas padecieronla guerra y cuyos propietarios serían los prime-ros beneficiarios de las concesiones de fertilizan-tes y maquinaria. Fue el acaparamiento de la pro-ducción y su canalización hacia el mercado ne-gro lo que provocó el desabastecimiento, la es-casez y la aparición de una economía paralela2 .En palabras de Antonio Miguel Bernal, a los gran-des propietarios de trigo y aceite, dos de los pro-ductos que más escasearon durante la posgue-rra, el gobierno de Franco los hizo ricos3 .

Desde otra perspectiva, la autarquía seha interpretado como producto ideológico ycultural, no sólo político o económico, quetuvo que ver con el objetivo de mantener ais-lada a España de las influencias exteriores; laautosuficiencia encarnaba la esencia de la his-panidad y de la identidad nacional; la autar-quía fue la expresión de un nacionalismoultraconservador, que identificaba raza y pa-tria, que permitió la justificación de un ostra-

RACIONAMIENTO, CONTROL SOCIAL Y ESTRAPERLO.Marbella: Los Años del Hambre

Lucía Prieto Borrego

Antigua Comandancia de Marina. A la derecha “El Barrio”. Al fondo el cementerio(Foto cedida por Bar Altamirano. Colección A. Serrano Lima).

S

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cismo desde el que se negaba la herencia delpensamiento liberal4 .

Pero la penuria y la miseria tan dilatada-mente consentida por el poder y padecida poruna gran mayoría de los españoles fue tambiénotra forma de represión, que explica la inhibi-ción y la pasividad de una población empeñadaen sobrevivir y “olvidar”. El hambre y el miedofueron instrumentos para la desmovilización, loque compromete seriamente la supuesta acepta-ción generalizada del Nuevo Régimen por las cla-ses populares, sometidas a un exhaustivo con-trol de su ámbito privado y familiar.

La percepción que del ejercicio del podertuvieron los individuos o la incidencia que losefectos de la guerra tuvo sobre la vida privadason hoy objetos de estudio preferente, aborda-dos desde la Historia Oral5 . Pero es precisamen-te la profundidad de la vigilancia ejercida sobrela sociedad española la que nos permite tambiéna través de la documentación generada por la ad-ministración municipal y provincial –expresadaen forma de bandos6 , disposiciones, ordenes dela Alcaldía y de los informes particulares elabora-dos por los múltiples agentes del poder: alcal-des, directores de prisiones, párrocos, jueces oguardias civiles, custodiados en los archivos lo-cales– abarcar las dimensiones alcanzadas por elcontrol social sobre un amplio sector de una po-blación hambrienta y amordazada.

RACIONAMIENTO, ESTRAPERLOY BENEFICENCIA

El racionamiento surgido como una másde las múltiples formas del intervencionismo erala respuesta oficial a la escasez de alimentos yartículos de primera necesidad. Su implantaciónen mayo de 19397 pretendía la regulación delconsumo. La distorsión entre la oferta y la de-manda de los alimentos intervenidos tuvo comoprimera consecuencia la aparición de un merca-do clandestino, que jamás fue controlado a pe-sar de la amplitud de las medidas sancionadorasni de los controles que sobre el abastecimientode la población ejercía la Comisaría General deAbastecimiento y Transporte, creada en marzode 1939.

En los pueblos eran los alcaldes los res-ponsables de los censos de consumidores a par-tir de las declaraciones juradas de los cabeza defamilia, a quienes se les facilitaba la correspon-diente cartilla, una para carne y otra para el restode los comestibles. Los alimentos racionados: le-gumbres, patatas, arroz, aceite, carnes, tocino,leche condensada, bacalao... necesitaban las lla-madas “Guías” para la comercialización

interprovincial. La distribución y el consumo eranentorpecidos por una maraña de disposicionesque impedían la fluidez entre los centros de pro-ducción y consumo, el abastecimiento a las po-blaciones se demoraba y la población aguardabaen pacientes colas la posibilidad, a veces remota,de acceder a los artículos. Las raciones, estable-cidas en un primer momento en 400 gramos parael pan, 250 para las patatas, 100 gramos para laslegumbres y 125 para las carnes8 , jamás fueronsuministradas en estas cantidades, que se ajus-taban a los aportes calóricos y proteínicos nece-sarios, pero a los que los españoles no accedíanmediante la cartilla de racionamiento. Unas ra-ciones que en el caso del pan se fueron restrin-giendo hasta tal punto que han sido considera-das inferiores a las facilitadas a los prisionerosen los campos de concentración nazis9 . En 1945,uno de los años de mayor agudización del ham-bre, el mismo gobernador de Valencia reconocíaque el racionamiento organizado por sus propiosservicios no alcanzaba más de 953 calorías, lamitad de lo necesario para vivir10 .

En 1940, uno de los años de mayor esca-sez, se estableció una clasificación de las carti-llas según el nivel de ingresos familiares y el ni-vel de vida de las poblaciones españolas11 . Sepretendía garantizar un mínimo consumo de pana las familias que no podían acceder a la alimen-tación fuera de los cauces oficiales, ciertamenteen la España de entonces, la mayoría. Como enel resto del país, prácticamente todas las familiasde Marbella se inscribieron como pobres. De las2.113 cartillas censadas, más del 97% eran de ter-cera categoría12 . Si tomamos como referencia elgrupo familiar predominante, el compuesto porcuatro miembros, los ingresos máximos queda-ban establecidos en 410 pesetas. A medida queel grupo familiar aumentaba los ingresos exigi-dos eran mayores. En Marbella sólo nueve per-sonas tenían derecho a cartilla de primera y portanto a menor ración de pan: el médico don FélixZea, el farero, don Francisco Pendón, y los here-deros del Mayorazgo. Igualmente, muy pocaspersonas tenían la cartilla de segunda: algunospropietarios e industriales o profesionales aco-modados como el médico don Antonio Maíz y elmaestro don José Maldonado. Las personas máshumildes a las que según el decreto se queríabeneficiar –“para las que el pan no es sólo un artícu-lo de primera necesidad, sino básico para la vida, porconstituir su principal alimento”13– mediante la car-tilla de tercera categoría presentaban, sin embar-go, niveles de renta muy dispares. Los responsa-bles de los censos debieron escasamente com-probar las declaraciones juradas de quienes te-nían huertas y tierras; así se explica que junto aun grupo más numeroso que nunca de indigentes,alineados también con los pescadores y jornale-

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ros, aparezcan propietarios agrícolas con posibi-lidades más que suficientes de producir y consu-mir: un miembro de la familia de los Chinchilladeclaraba no contar ingreso alguno, y otros ilus-tres apellidos como algunos Domínguez yGutiérrez de Quijada también poseían las carti-llas de la gente humilde.

Uno de los grupos más empobrecidos esel formado por las mujeres a quienes la guerraconvirtió en cabeza de familia. Su situación apa-rece claramente definida a partir unos ingresosque, como las 250 pesetas que declaraba la due-ña de una pequeña tienda a cargo de diez miem-bros, eran tres veces menores que el mínimo exi-gido, y aun así muy por debajo, en el límite de lamendicidad, quedaban algunas como las que te-nían a los maridos huidos o en la sierra. La muer-te de tantos hombres, bien en los fusilamientosdel treinta y siete, en los frentes republicanos,en las cárceles, o su desaparición en la zona re-publicana, privaba a sus mujeres de la protecciónque el Régimen concedía a las “víctimas del mar-xismo”. En Marbella, no es arriesgado afirmar quealrededor de un centenar de familias quedaronen esta situación14 . Muchas de ellas eran ademásgrupos familiares amplios, de hasta ocho y diezmiembros como los que aparecen a cargo de Nie-ves Sánchez, Mariana Cuevas o las viudas del re-publicano Vicente Pérez Montenegro y de FelipeLara, dirigente socialista de San Pedro.

El derecho, establecido por decreto, de losmás pobres a una mayor ración de pan era unafalacia. Durante aquellos años, el pan blanco seconvirtió en un en un artículo tan deseado comoinalcanzable. Es conocido cómo el sector trigue-ro fue tempranamente intervenido y regulada laproducción, distribución, elaboración y consu-

mo15 , pero, independientemente de la ineficaciade una política que se reveló incapaz de garanti-zar minímamente el consumo básico, en torno alpan habría un conjunto de prácticas ilegales quealcanzaban desde los grandes productores concapacidad de almacenar y desviar la producciónal mercado negro hasta al más modesto de los

molineros y panaderos locales. Los con-troles no podían de forma alguna impe-dir que el cupo de trigo al que los pro-ductores tenían derecho se canalizarafuera del consumo estrictamente fami-liar. Fue un fenómeno generalizado quese daba cotidianamente ante unas ve-ces la complicidad y otras la impotenciade la autoridad responsable de la políti-ca de abastos. La población, pese a laimposibilidad de arbitrar queja alguna,sabía que la falta de pan no se debía sóloa la escasez de harina. A don EnriqueBelón, el alcalde, las denuncias le llega-ban en forma de rumores y se vio obli-gado a desmentir cualquier complicidadcon las ventas clandestinas de pan, a lavez que admitía la imposibilidad de con-trolar el consumo de pan al margen delracionamiento:

“(...) habiendo poseedores de harina,por resultas de sus trigos declarados alS.N.T que tienen autorización para con-sumir, es perfectamente natural y lógicoque amasen pan en cualquier tahona, nosiendo posible preveer, ni evitar que estosposeedores cedan o regalen, por conveniosamistosos o familiares, parte de sus exis-tencias a otros vecinos, aunque desgracia-damente no pueda ser eso todo lo generalque deseáramos para el abastecimiento dela población (...)”16 .

Olvidaba tal vez el alcalde su obligaciónde comprobar las cantidades de trigo de losreservistas y controlar el consumo, teórica-mente reservado para los familiares del pro-ductor. Era práctica común la modificación delos porcentajes de harina, las moliendas clan-destinas y el tráfico de pan blanco en el mer-cado negro.

Para la memoria oral de aquella genera-ción, la cartilla de racionamiento fue la repre-sentación material del hambre y de la escasezde todo tipo de artículos; pero la ausencia enla gran mayoría de los hogares de los dos ali-mentos que constituían tradicionalmente elsoporte de la dieta alimenticia de las clasespopulares, el pan y el aceite, y el rechazo ha-cia el consumo de pan integral son evocacio-nes recurrentes cuya dimensión simbólica y

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Cartilla de racionamiento. Fuente: Colección particular.

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cultural es percibida en los testimonios oralessobre la posguerra:

“(...) Yo tenía 16 años en el año cua-renta y apenas había para comer. El panque daban con el racionamiento era de

maíz, negro, y te daban un bollito de unos100 gramos por persona. El pan blancono llegaba (...). Mi madre amasaba hari-na de cebada y maíz y en una hoja depalma lo metía en el horno, estaba malo,pero peor era ninguno (...)”17.

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Calle Virgen de los Dolores. Años 50.

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“(...) Pan blanco tenía el que tenía tri-go y amasaba (...), pero la mayor partede la gente carecía de todo (...). Nosotrosen mi casa teníamos más posibilidadesporque mi padre iba de viaje; cuando al-guna vez podía traer una hogaza de pan,aquello era una fiesta (...)”18.

“Con el racionamiento daban unbollito diario y nada más, 150 gramos.Yo me lo comía antes de cogerlo, le ibaquitando los picos y cuando llegaba a micasa no tenía (...)”19.

La cartilla como único instrumento paraacceder a los alimentos fue objeto de una regla-mentación tan exhaustiva como ineficaz, a la vis-ta de los frecuentes fraudes de tenderos y consu-midores; pero la responsabilidad que las autori-dades locales tenían sobre los Padrones de Ra-cionamiento, que estaban obligados a manteneractualizados, convertían a las cartillas en uno delos muchos instrumentos de control que el po-der ejercía sobre los individuos, un control quefue intensificado cuando en 1943 se establecióla cartilla individual. Se pretendía evitar que lasambigüedades o medias verdades sobre el nú-mero de miembros del grupo familiar impidierana las autoridades el control de las raciones. Laidentificación de cada consumidor para obtenerla cartilla individual excluía por tanto de la ali-mentación oficial a quienes huyendo de su pasa-do político se cobijaban con parientes en otraslocalidades, a los huidos en la sierra o a tantoscomo en silencio pretendieron salvar la vida pa-sando desapercibidos.

El intervencionismo sobre los mecanismosde distribución retrasaba enormemente la llega-da de los alimentos a los pueblos y el acapara-miento subía artificialmente los precios. Basta unamirada a la prensa diaria para observar como notodos los productos se distribuían diariamente,igual se facilitaba el mismo alimento durante va-rias semanas que desaparecía de la oferta; ali-mentos como el chocolate o la leche condensadararamente llegaban a los comercios20. Determi-nados productos eran retenidos por losalmacenistas negándoselos a los pequeños ten-deros. En el otoño de 1940, el alcalde de Marbellase dirigía de forma desesperada al delegado pro-vincial de abastos “por si es humanamente posibleconseguir que nos surtan en la medida que permitanlas existencias de que dispongan en la Delegación deAbastos, (...)”21. Escaseaban productos de prime-ra necesidad, como el jabón, y alimentos comoel azúcar, sin embargo los comerciantes localeslos compraban en Málaga a “precios extratosféricos[sic] (...)”22, negándose además a facilitar a las au-toridades locales el nombre de los acaparadores,ante el temor de que éstos nos les volvieran a

vender. “¿Porqué se permite esto en detrimento denuestro Movimiento?”23, clamaba el alcalde. No erala única queja; la corrupción del sistema y el es-cándalo del enriquecimiento ilícito a costa de lasnecesidades más básicas fueron frecuentementedenunciados por los responsables falangistas quepor otra parte temían que tales prácticas impi-dieran el acercamiento de las clases populares alRégimen24.

Pero el acaparamiento de productos ali-menticios no se detenía en los almacenes de lacapital. Una mujer de La Línea de la Concepción,a quien se había sorprendido con 12 kilos de ja-bón, declaró ante la policía municipal que la mer-cancía se la facilitó un comerciante de la locali-dad. El precio de compra declarado estaba pordebajo del permitido en la ciudad. Pero el avis-pado comerciante al que se acusa de ocultar a lapoblación los artículos racionados los vendía ocambiaba a las matuteras, mujeres que se dedi-caban al pequeño comercio clandestino por mer-cancías procedente de Gibraltar25, que en laMarbella de 1940 era simplemente un lujo. Queen algunas tiendas se reservaran los productos,incluso los racionados, para quien podía pagar-los mejor y más rápidamente eran prácticas co-nocidas y habituales, una de tantas manifesta-ciones de la fenomenología de lo que fue el mer-cado negro. Si el racionamiento quiso ser unmecanismo de respuesta oficial a la escasez, elmercado negro evidencia de forma clara el fun-cionamiento real de la economía española, mar-cada por una práctica real al margen de la rigidezdel intervencionismo impuesto por la políticaautárquica.

El estraperlo, como el fenómeno fue cono-cido popularmente, formó parte de lacotidianidad de los españoles. En sus múltiplesmodalidades de subversión de las leyes vigentes,tuvo varios niveles, que abarcaban desde los gran-des negocios, origen de la aparición de una clasede nuevos ricos que Abella26 ha descrito gráfica-mente, hasta la generalización de un mercadeoclandestino de pequeño nivel que no permitiósino la supervivencia de quienes se dedicaron acomerciar con artículos básicos y alimentos almargen de los cauces legales. Las proporcionesreales de la economía paralela fueron asumidaspor la propia administración franquista, que ha-bría de generar una amplísima legislación para lapenalización de delitos que no existían antes de193627.

La incorporación de las mujeres al contra-bando y su presencia en las tradicionales rutasdel tráfico de tabaco de Gibraltar es un fenóme-no totalmente nuevo que no puede desligarse delos efectos de la guerra y de la represión y que

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por otra parte tiene una clara connotación degénero28. La creciente presencia de mujeres en laPrisión Provincial de Málaga por infracción de laLey de Tasas a partir de 1941 es indicativa de suparticipación en la economía clandestina, peroel control del contrabando en el ámbito munici-pal permite también a partir de los expedientesde decomiso29, aproximarnos a la naturaleza delmercado negro local. A lo largo de 1940, uno delos años de peor cosecha, toneladas de patatasfueron intervenidas por la Guardia Civil. Los pro-ductos decomisados eran vendidos a precio detasa y su importe ingresado en el Banco deEspaña.

Era infrecuente que los alimentos deco-misados llegaran a los consumidores. En el vera-no de 1940 miles de kilos de patatas, destina-das a los comedores de Auxilio Social, se pu-drieron en los almacenes municipales y cientosde kilos de tocino fueron quemados después dehaber sido requisados en algunas tiendas de lalocalidad30. Ambos artículos eran esenciales enunas dietas en las que habían desaparecido casipor completo los aportes de azúcares y de pro-teínas animales. De hecho, el tocino, el únicoproducto del cerdo –cuya matanza, por cierto,estaba también estrechamente vigilada– sustituíaa la carne en una gran “variedad” de platos delegumbres, y en muchas familias jornaleras cons-tituía la comida principal y única de los hom-bres que lo tomaban simplemente untado en elpan. Garbanzos y judías eran facilitados con lacartilla, pero de forma tan irregular y escasa queno cubría la demanda como demuestra las fre-cuentes intervenciones de legumbres en el mer-cado local, efectuadas a pequeños tenderos y co-merciantes, en un volumen mucho menor quelas que afectaban a los dueños y conductores decamiones y carros con posibilidad de transpor-tar grandes cantidades de mercancías. Es en estenivel, elemental del mercadeo clandestino de ali-mentos, donde intervienen con mayor frecuen-cia las mujeres. Ellas introducirán a lo largo detoda la década artículos procedentes de Gibral-tar y como recoveras o pequeñas corsarias cons-tituyen una red alternativa pero imprescindiblepara la supervivencia familiar a partir del true-que de alimentos producidos en los cortijos ycasas de campo por los artículos que los comer-ciantes locales “atesoraban” en sus trastiendas.Con frecuencia, en la misma parada de los auto-buses con destino a La Línea, el omnipresentepolicía municipal sorprendía a las mujeres congallinas, aceite o jabón, a las que rápidamentequitaba la mercancía y expulsaba del municipio,tras ser convenientemente “interrogadas”. Ensentido contrario, se introducían café, sacarinao el llamado “pan inglés”, también en pequeñascantidades, cuando los traían las mujeres. El es-

pectáculo de las “estraperlistas”, escoltadas porla pareja, era familiar. Más de una vez, las quepodían, dejaban caer los bultos en las mismasescaleras del castillo, antes de ser registradas enel cuartel.

Pero no sólo la circulación de productosfuera del abastecimiento oficial era delito, tam-bién lo era la venta de artículos a precios supe-riores a los de tasa, y el ocultamiento de mercan-cías. Los informes de la policía municipal –másrigurosos sobre los sospechosos de desafección–son indicativos del control ejercido sobre algu-nos comerciantes31. Los tenderos se espiabanentre sí controlando los precios de venta, peroraramente se atrevían a denunciar a sus vecinos.Una pequeña tendera fue acusada ante el alcaldede vender judías a 3,50 pesetas, casi el doble delo permitido A esta mujer que tuvo la osadía dedecirle al temible agente local que vendía al mis-mo precio que un conocido falangista, le fueronincautadas más de 100 kilos de legumbres y abier-to expediente ante la Fiscalía de Tasas. Este or-ganismo era auxiliado en los pueblos por unapluralidad de agentes implicados en la represióndel contrabando: alcaldes, guardias municipales,mandos falangistas... Pero aunque la ley estable-cía que al denunciante le correspondía el 40% delo incautado, al menos entre la población, lasdenuncias no eran frecuentes, la necesidad desobrevivir unía en una complicada red de com-plicidades a tenderos, distribuidores, almace-nistas y consumidores. Para la mayoría de la po-blación, el silencio constituía la garantía paraconseguir comida, aun así poco escapaba al con-trol de los agentes del alcalde, que a veces me-diaba para suavizar las transgresiones de las per-sonas más afectas, no hay que olvidar que el con-senso en torno al Régimen dependía del gradode satisfacción de los intereses de los grupos quelo apoyaban. El alcalde, como delegado local deabastos, podía o no tramitar un expediente antelos delegados provinciales si las partidas no eranlo suficientemente significativas. Así, certifican-do que eran para consumo personal, solicita a lafiscalía la retirada de la multa impuesta a un co-merciante al que se le encontraron siete quilosde azúcar y de tres de bacalao, un caso notoriode “estraperlo legal”, puesto que la máxima ra-ción personal de azúcar permitida era de 30 gra-mos.

Si en la España de la posguerra se pudosobrevivir fue gracias a la alimentación extraofi-cial, vedada para amplios sectores de la pobla-ción, que durante dos décadas no pudieron sinosubsistir. A partir de los alimentos racionados,era imposible articular una dieta coherente. Lairregularidad en el suministro obligaba a combi-naciones imposibles y lo que se podía adquirir

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no aportaba los nutrientes necesarios. Las legum-bres se cocinaban sin grasa, la carne desaparecióde la dieta, los huevos eran artículos de lujo, quese vendían a escondidas y como mucho se dabana los enfermos; el café se sustituyó por todo tipo

de sucedáneos, como cebada y algarrobas, y elazúcar por unos edulcorantes en forma de cris-tales que amargaban. De la información extraídade nuestros archivos orales32, se deduce una die-ta monótona y desesperante a base de gazpacho

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Plaza del Generalísimo, hoy de los Naranjos. Postal años 50 (Edic. J. Belón Lima. Foto: O. Cortés).

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en verano, gazpachuelo en invierno, legumbrescocidas y sopa hervida o pescados que antes dela guerra eran despreciados o que hubieron deser consumidos a falta de aceite o de harina deforma muy diferente a la cultura culinaria local.

La desnutrición y la falta de higiene inci-dieron en la aparición de enfer-medades infecciosas33, como laepidemia de tifus que asoló Má-laga en los años cuarenta. Losdatos aportados por el doctorMaíz Viñal señalan una escasaincidencia de las fiebrestifoideas en la ciudad, durantela década de los cuarenta. Lafalta de estudios sobre los ni-veles de densificación urbananos impide de momento acer-carnos a las condiciones dehabitabilidad y por tanto a ex-plicar las causas de la ausenciaen nuestra ciudad de una de lasenfermedades de mayor inci-dencia de la posguerra, si bien no hay que des-cartar la posibilidad de que muertes por tifus nose hayan inscrito como tales, debido al rechazode la población a las medidas de aislamiento ycontrol impuestas por las autoridades. Sí es sinembargo significativo el rebrote de fiebres palú-dicas en el municipio que el citado doctor Maízrelaciona con la pobreza, y el mantenimiento en1941 de una de las más altas tasas de mortalidadinfantil desde 193034.

En la actualidad, la incorporación a losestudios históricos de indicadores biomédicos (elpeso, la estatura o la masa corporal) permitendesde las aportaciones de la investigaciónantropométrica establecer la relación entre la bajaestatura y las situaciones carenciales o una adap-tación a las condiciones de vida desfavorables. Elnivel de vida biológico de los españoles quedareflejado en los reemplazos del primerfranquismo; los niños y adolescentes de aque-llos años llegaron a la edad adulta con menor es-tatura que los de los años treinta35 en una coyun-tura histórica que se manifiesta como una de lasmás críticas de la historia de España.

El retroceso de los niveles de renta36 es-tuvo acompañado de un total deterioro de lavida material. El racionamiento alcanzó a prác-ticamente todos los bienes de consumo y alos equipamientos que hacían posible la vidacotidiana. Las restricciones en el suministroeléctrico limitaban enormemente las horas deluz en los hogares. Junto a la falta de alimen-tos, la oscuridad –la luz de una única bombillaque llegaba a últimas horas de la tarde y se

retiraba al amanecer– y el frío son recuerdosaún obsesivos.

El control sobre los tejidos convirtió, asi-mismo, a la ropa en un artículo de lujo, alcanza-ble sólo en el mercado negro. Ni siquiera los ar-tículos más baratos llegaban a Marbella a precio

oficial; los comerciantes de te-jidos denunciaban ante la Fis-calía de Tasas la negativa de losalmacenistas a suministrar teji-dos de lana o algodón con losdescuentos correspondientes37.Mientras, en la calle de la Cari-dad podían encontrarse todotipo de artículos procedentesde un comercio de La Línea, lla-mado “La Africana”, e igualmen-te se vendía clandestinamenteen una casa de la calle del Vien-to. En ambos casos, el negocioestaba en manos de mujeresque ofertaban artículos cuyoprecio y naturaleza quedaba le-

jos de las posibilidades de la mayoría de la po-blación: mantas, camisetas acolchadas, sedas ocalcetines, medias de señora, aunque tambiénopal, lanilla de cuadritos y tela de Vichy. No falta-ban las corbatas, tan desprestigiadas durante “larevolución”, que distinguían a sus usuarios delos hombres del campo y la mar, ni grandes pie-zas de satén morado, casi con toda certeza des-tinadas a túnicas de penitencia, muy demanda-das en unos momentos en los que la exterioriza-ción de los sentimientos religiosos en ceremo-nias y procesiones constituían certificados de ad-hesión. Más de una vez fueron decomisadas par-tidas de mercancías lo suficientemente importan-tes como para que las intermediarias fueran de-nunciadas ante la Fiscalía. Los registros efectua-dos por la Guardia Civil terminaban sacando pa-quetes de cualquier sitio, el correspondiente in-terrogatorio en el cuartel y el traslado de los ar-tículos a la tienda que un comerciante de “or-den” tenía en la calle Gloria38. La represión delpequeño estraperlo entraña otra dimensión: lasdenuncias ante la Fiscalía de Tasas se acompaña-ban de los correspondientes informes sobre laconducta moral y social, de forma que un delitoeconómico se convertía automáticamente en undelito político cuando el denunciado era de du-dosa fidelidad al Régimen. En Marbella, el que-hacer cotidiano del jefe de la policía municipalconvertía en desafectos a quienes en el momen-to de ser sorprendido con cualquier tipo de mer-cancía se resistiera pronunciando “palabras inju-riosas contra la autoridad”. La población en gene-ral y los implicados sabían que las mercancíasincautadas volvían, las más de las veces, al mer-cado negro o que se “perdían” en los depósitos

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oficiales. El estraperlo era en definitiva, el princi-pal método utilizado por el gobierno para recau-dar un tributo a beneficio de una jerarquía para-sitaria, “los controladores de la comida”39.

Pero no sólo los altos precios del merca-do negro impedían el acceso a la comida, mu-chas familias ni siquiera podía comprar los ali-mentos racionados. No faltaron casos de ventade cartillas por parte de quienes no podían utili-zarlas; otras familias las reservaban para compraralimentos destinados a los enfermos y los mayo-res. Para los niños quedaba el recurso extremode alimentarse en los comedores del Auxilio So-cial, una organización asistencial que desde laapertura del primer comedor en Valladolid poriniciativa de Mercedes Sanz40 se convirtió en lamayor obra benéfico-social del Régimen. Surgi-da de la necesidad de atender a los cientos deniños que la represión y la guerra dejaron des-amparados supuso tanto una cobertura de ayu-da humanitaria, atendida por mujeres, como uninstrumento de propaganda del Régimen.

Como en la generalidad de la zona nacio-nal, los servicios de Auxilio Social establecidosen Marbella desde 1937 fueron proporcionales alos efectos de la represión. El comedor situadofrente a la Alameda acogía diariamente, en losprimeros años cuarenta, entre 25 y 30 niños huér-fanos o abandonados41; eran hijos de fusilados ode encarcelados. Aunque la implantación de Auxi-lio Social en el medio rural fue muy limitada, lainstalación de un comedor en San Pedro, queantes de la guerra no llegaba a los 2.000 habitan-tes, revela que proporcionalmente la incidenciade la represión sobre la población infantil fuemayor. En la antigua Colonia 25 niños habíanquedado huérfanos como consecuencia de laguerra, hijos de fusilados o desapareci-dos en la carretera de la costa. Su núme-ro aumentaría con el reintegro al munici-pio de muchas mujeres y niños que ha-bían pasado a Francia.

La beneficencia del Régimen fuetambién el único recurso de decenas depersonas mayores y enfermas, inclusoaquellos que por su edad no podían acu-dir eran alimentados en su domicilio conla comida que se servía en el comedorde la institución, bajo control de los de-legados locales y comarcales de Falange,una vez que Auxilio Social quedó subor-dinada a la Sección Femenina, haciendorealidad un objetivo largamente persegui-do por Pilar Primo de Rivera en su enco-nada lucha contra Mercedes Sanz. En lospueblos, las autoridades municipales ges-tionaban los suministros y elaboraban los

registros de los beneficiarios de la caridad delrégimen. Pese a la ínfima calidad que las fuentesorales atribuyen a la comida, la escasez llevó aalgunas familias, consideradas de mediana posi-ción, a utilizar los servicios del comedor. MateoÁlvarez, delegado comarcal de Auxilio Social, sevio obligado a prohibir que se sirvieran comidasa un conocido vecino42 porque perjudicaban alracionamiento de las personas más necesitadas;éstas compartían con los huérfanos unas racio-nes escasas, pero en muchos casos las únicas alas que tenían acceso los hijos de las familias máspobres, entre los que se encontraban los de lospescadores. En los niños de entonces perdura elrecuerdo del comedor como la representación delhambre: el haber ido o no al Auxilio Social impli-ca la jerarquización de una pobreza que afectabaa amplias capas de la población.

“Yo he ido a comer al comedor quele decía ‘El Falange’, iba porque mi ma-dre no tenía, lo que recogía era para mipadre que estaba en una cama, mi ma-dre habló para que nos dejaran ir a co-mer ¡yo no sé con quién hablaría! A mí ya mis hermanos nos dijo: tenéis que ir acomer a Falange. El comedor estaba enel centro, como llegaras dos minutos tar-de ya no comías, te tenías que lavar lasmanos en la pila de los peces ¡con el fríoque hacía entonces! Allí se comía unasveces sopa, otras arroz y un bollito deracionamiento para tres. Yo tenía tantahambre que me ponía en los cristales an-tes de que abriera por ver en qué mesaestaba el bollo más grande y cuandoabría entraba la primera. Por la nocheya abrían, se comía sólo una vez y yahasta el otro día (...)”43.

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Sede del Auxilio Social de la Sección Femenina en Marbella(Fuente: Colección particular).

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DELINCUENCIA Y CONTROL SOCIAL

La delincuencia común en forma de pe-queños robos y la mendicidad constituyen la ma-nifestación más evidente del deterioro social,siendo prácticas que afectaron a los sectores másmarginados socialmente, ampliados ahora por losefectos de la represión y por el aislamiento im-puesto por los vencedores a los grupos más ale-jados de su cultura y más indiferentes a los valo-res y normas hegemónicos.

En una población donde más de una terce-ra parte de la población masculina adulta habíasido represaliada con la muerte o la cárcel, el ejer-cicio de la violencia política se mantuvo durantela posguerra en cualquiera de sus modalidades.La ignorancia intencionada del carácter social dela mayoría de las transgresiones y el tratamientode la mendicidad como problemas de orden pú-blico sirvieron de pretexto a los agentes del po-der, desde policías municipales hasta falangistas,para mantener bajo control a un amplio sector dela comunidad cercado por el hambre y el miedo.

A partir de 1940 se incrementan las de-tenciones por delitos comunes. Se trataba depequeños robos de higos, pasas o algarrobas quese castigaban con penas que podían llegar a al-canzar hasta un año de reclusión. Regularmenteeran conducidos al arresto niños y adolescentes,simplemente por coger frutos en huertas ajenas.Sólo entre los últimos meses de 1940 y 1941, 23jóvenes fueron detenidos y encarcelados por eldelito de “hurto en el cam-po”44. Nadie escapaba a la vi-gilancia del jefe de los muni-cipales, un agente tan odia-do como temido, omnipre-sente en todos los rinconesde la ciudad, los arrabales yel campo. De la operatividadde su gestión dan cuenta losexhaustivos informes pre-sentados al alcalde: “En lamadrugada de hoy he sorpren-dido (...)”, redactados de talforma que no queda duda desu eficacia en la labor de atra-par a muchachos hambrien-tos; por pequeño que fuerael hurto ninguno se librabade pasar 3 o 4 días en elarresto municipal. Mayorpena, hasta 6 años, corres-pondía al delito de robo yasalto del que sería acusadauna pequeña banda de ado-lescentes. La desaparición devarios kilos de algarrobas de

un almacén particular dio lugar a una investiga-ción en la que parte del fruto fue hallado en ma-nos de personas que no dudaron en declararhaberlas comprado a varios muchachos, proce-dentes de las calles San Francisco, Bermeja yLobatas. El hallazgo de lo que en aquellos díasconstituían productos básicos de consumo, al-garrobas que los hombres disputaban a los cer-dos y varios ceretes de higos secos, condujo a lacárcel de Málaga a varios de los muchachos acu-sados, en octubre de 1940. Uno de tan sólo 17años estaba presente cuando tres años antes, vo-luntarios falangistas sacaron a sus padres del do-micilio familiar de “El Fuerte” para matarlos; elpadre de otro había sido igualmente fusilado, losdemás tenían también familiares encarcelados yhuidos45. No fueron los únicos “delincuentes” delBarrio Alto. El caso anterior es sólo un ejemplode la situación de desamparo que afectó a loshijos de los vencidos, para quienes llegada la ado-lescencia el comedor de Auxilio Social, presididopor los retratos de Franco y de José Antonio,dejaba de ser una solución. De las calles San Fran-cisco, Santo Cristo, Aduar, Bermeja y sobre todoLobatas habían desaparecido decenas de hom-bres, algunos permanecían escondidos en la sie-rra tan cercana que en sus incursiones se llega-ban a la Huerta del Leganitos a recoger ropa ycomida. El Barrio vivía bajo sospecha: a menudose efectuaban registros y detenciones. La ausen-cia en muchas casas del cabeza de familia no de-jaba más recurso para subsistir que el trabajo delos menores y las mil estrategias de superviven-cia que las mujeres desplegaban, desde la reco-

gida del esparto al pequeñoestraperlo, pues muchasmadres, hijas y hermanas de“rojos” no eran de confian-za para servir en las casas delas “personas de orden”.

Las detenciones demujeres por el delito de“hurto en el campo” aumen-tan desde 1940. Entre 1940y 1945 el 30% de las mujeresencarceladas procedentesdel partido de Marbella loson por delitos comunes. Enel año 1941 se produce elmayor número de ingresos.Como en el caso de la “de-lincuencia juvenil”, la vincu-lación entre algunas de lasdetenidas y los efectos de larepresión parecen clara. Sóloen el mes de febrero de 1941nueve mujeres fueron arres-tadas por robar frutos delcampo, algunas también hi-

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Subida al castillo. Propaganda del régimen.Posguerra (Fuente: Fondo Temboury).

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jas y hermanas de fusilados. La supervivencia almargen de la legalidad impuesta por los vence-dores era la única salida para decenas de familiasque volvieron –sobre todo a la Colonia de SanPedro Alcántara, de donde prácticamente toda lapoblación había huido y la gran mayoría de loshombres adultos tenían informes negativos–46 de-jando a sus familiares en Francia o en la cárcel.Muchas personas, conscientes de que pasar laguerra en la España republicana era motivo másque suficiente para ser investigado, vagaban porlos alrededores de la población sin atreverse ahacerse visibles, sin solicitar la cartilla de racio-namiento, alimentándose sólo de los frutos querobaban en las fincas que antes habían trabaja-do. Cuando eran detenidos, su conducta perso-nal era minuciosamente informada, llegando has-ta la jurisdicción militar ante la más mínima sos-pecha de responsabilidad política. Fue el caso deun vecino de San Pedro, a quien los celosos in-formes del alcalde acusaron de encontrar roban-do, después de haberse evadido de un campo deconcentración. Una acusación de la que no se te-nía noticia en el Gobierno Militar, donde al indi-viduo no se le atribuía responsabilidad políticaalguna47. Pero la total hegemonía de la justiciamilitar no excluyó la instrumentalización de lajusticia ordinaria para el control de los vencidos48.La incriminación fue una amenaza permanenteque perseguía la sumisión y el silencio para laeficaz imposición de la dictadura. Al margen dela represión institucional y económica, elimina-da toda disidencia y soterrado cualquier resqui-cio de cultura política, se dieron múltiples for-mas de coacción sobre una población sin másresponsabilidad que la ignorancia o la indiferen-cia. Un simple agente municipal, empeñado enhacerse perdonar su pasado político, hizo de ladelación un instrumento de dominio. El ejerci-cio de las formas más elementales de la violenciaen forma de tortura y palizas, fue percibido comola manifestación más inmediata del poder, quedelegaba en sus agentes los métodos másexpeditivos de intimidación.

Fue una sociedad estrechamente vigilada.La obligatoriedad de la identificación personalpara acceder a las cartillas, los permisos para cam-biar de residencia, las certificaciones de buenaconducta para trabajar o examinarse implicabansometerse al control de las autoridades. Si al fi-nalizar la guerra la ley de Responsabilidades Polí-ticas implicó a los alcaldes en la elaboración deinformes de conducta, convirtiendo a los pode-res locales en los agentes más cercanos de la re-presión. Después, cuando se hizo necesario des-congestionar las cárceles, los beneficiarios de lalibertad condicional siguieron dependiendo delas opiniones que los alcaldes y sus agentes tu-vieran de su comportamiento público y privado.

Los reclusos mayores de 60 años a los que la leypermitió la excarcelación49 necesitaban, ademásdel patrocinio y de la solvencia moral y materialde algún vecino, los informes municipales que lespermitieran residir en sus pueblos. Comenzaba

de nuevo la peregrinación de las mujeres al Ayun-tamiento, solicitando la declaración del alcalde“de no tener inconveniente”. En efecto, alcanzada lalibertad algunos reclusos, entre tanto se gestio-naba su vuelta a sus lugares de origen, habían depermanecer en otras ciudades. Varias vecinas deSan Pedro solicitan el permiso para la vuelta a laantigua Colonia sobre la base de la precariedadde una situación material que ni les permitía visi-tar a los liberados en otras ciudades ni a éstos,en general ya casi ancianos, subsistir sin el poyode sus familiares. Igualmente, las familias de lospresos que “redimían” su pasado rojo en batallo-nes de trabajo cobraban los beneficios de la asig-nación familiar a través del ayuntamiento. Ni alos que ya habían cumplido condena ni a los fa-miliares y vecinos a quienes la paz había exigidola vida se les permitió olvidar quiénes eran.

El mantenimiento de la vigilancia sobre unamplio sector de la población mantuvo a la co-

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Bajada del castillo. Capilla. Años 40 (Fuente: Fondo Temboury).

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munidad profundamente escindida. La guerra –que arrasó la cultura política de los grupos quedesde principios de siglo habían sido la base dela militancia republicana y obrera y quedaron con-finados en los espacios urbanos que les eran pro-pios– levantó fronteras psicológicas y simbóli-cas. Al norte de la antigua muralla, “El BarrioAlto”, al oeste del río, “El Barrio” de pescadoresy San Pedro... El imaginario colectivo de cualquie-ra de los grupos sociales así lo percibió; las com-plicidades que los unieron y los miedos que lossepararon se nos transmiten a través de los re-cuerdos de dos mujeres que vivían en los dosextremos de la misma calle.

“Nosotros vivíamos en la calle deSan Francisco, cerca del Santo Cristo, Mimadre era lavandera y se levantaba a las2 de la mañana a lavar a ‘La Fabriquilla’,en el camino de la sierra y cuando habíaluna me llevaba (...). Los rojos pasaban ysaludaban a mi madre(...,) no le hacíandaño, porque ellos sabían de más que mimadre no hablaba (...)”50.

“En la sierra había más de uno,los que estaban aquí los sabían y, con suspropios compañeros, los mandaban a lla-mar para que se entregaran, diciéndolesque no iba a pasarle nada. Vino uno y lomataron y entonces les mandaban a decirque ‘ya estaba cara al sol’. Los de la sierravenían y dejaban preñadas a sus mujeres,porque ellos bajaban y ellas también su-bían adonde ellos estaban. Nosotras lesteníamos pánico, no nos atrevíamos ni asalir al campo, ni a ir de paseo. Yo vivíaen el Puente Ronda y ni por la calle Anchasubía, y eso que detrás de mi casa hubouno encerrado un montón de años (...)”51.

Sobre los grupos sociales más apartadosde la cultura de los vencedores se desplegaronuna serie de mecanismos de coacción tendentesal mantenimiento del orden y el silencio. Aun así,estos grupos mostraban su rechazo en el aleja-miento consciente de los procesos socializadoresvehiculados por la escuela, la Falange y la Iglesia,que implicaban la exclusión de unos espacios desociabilidad en los que se protegían yperpetuaban los valores e intereses de los gru-pos más cercanos al poder.

“Cuando era joven, yo no teníaconciencia de lo que eran las clases socia-les, pero me daba perfecta cuenta de otrascosas, que entonces no me parecían raras.Cuando había baile en el casino nosotrosentrábamos para adentro como si nada ymucha gente se quedaba mirando desde

la Alameda por encima de la barandilla(....). Cuando los del Frente de Juventudesmontaron un hogar que estaba en la Pla-za de los Naranjos, pusieron cosas muynovedosas en Marbella como mesas deping-pong y ajedrez. Allí íbamos muchos,pero yo sabía que también había jóvenesque no querían entrar y a otros que suspadres no los dejaban (...)”52.

La reacción colectiva de rechazo erapercibida por el poder y sus agentes con recelo ydesconfianza. Las respuestas eran expeditivasante la más insignificante manifestación no yade rebeldía sino de simple autodefensa. Con todo,fueron frecuentes las denuncias por insultos a laautoridad, las detenciones por escándalo públi-co, las amenazas verbales al jefe de la policía quele lanzaban las mujeres cuando se llevaba a sushijos por una simple pelea callejera.

El obsesivo empeño por controlar la mo-ral pública y privada supuso la reglamentaciónde los comportamientos colectivos. El mismorégimen que toleró y reguló la prostitución pro-hibía y penalizaba la más mínima expresión quepudieran prodigarse las parejas en la vía pública.Desde el Gobierno Civil se instaba a los alcaldesa mantener bajo estrecha vigilancia los usos ycostumbres de la población:

“En la calle, en paseos y en luga-res de esparcimiento y recreo, tales comoteatros, cines, cafés, bares y otros simila-res, se advierte un relajamiento censura-ble en nuestras costumbres, oyéndose fra-ses obscenas, groseras y viéndose parejasjóvenes, que, sin recato alguno, mantie-nen actitudes más que incorrectas, desver-gonzadas, acusando todo ello una faltade pudor y poco respeto, que más bienparece un insulto a las personas honestasy educadas que las observan (...). Importatambién considerablemente el mejoramien-to de las costumbres en la vida ciudada-na, ser inexorables en el cumplimiento delhorario de cierre de los establecimientosque cultivan el género frívolo y de ‘caba-rets’, ‘dancings’, ‘boites’ y demás centrosde vida nocturna, sobre todo los situadosen las afueras de las ciudades (...)”53.

En efecto, tras la guerra aumentarían deforma considerable los locales y casas de “malvivir”. La prostitución fue una de las manifesta-ciones más evidentes de la doble moral de la épo-ca, permitida y tolerada. El Régimen crearía elPatronato de Protección a la Mujer, un organis-mo en el que Iglesia y el Estado compartían elproyecto de regeneración de las prostitutas. Por

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supuesto, los informes sobre la moralidad públi-ca elaborados por el Patronato achacaban el de-terioro de la moral pública en la provincia deMálaga, no al empeoramiento de la situación delos miles de mujeres que quedaron viudas y huér-fanas como consecuencia de la guerra y la repre-sión, sino al descenso en la capital del nivel mo-ral durante “el período marxista”, en el que “lasautoridades rojas se entregaron al libertinaje, desapa-reciendo los matrimonios legales, efectuándose úni-camente la unión carnal de hombres y mujeres a sulibre albedrío (...)”54.

La moral femenina habría de ser especial-mente controlada por el Estado y la Iglesia, em-peñada esta, en mantener su hegemonía sobre lavida y la conciencia de las mujeres. Es conocida laintencionada atribución de “una conducta moral per-vertida” a las mujeres que habían sido represaliadaspor su ideología o su pasado republicano55.

La imposición de los principios religiososcomo normas reguladoras de la vida familiar yprivada se manifestó en la derogación de la le-gislación republicana que permitió el divorcio yel matrimonio civil y en el restablecimiento deldelito de adulterio, considerado mucho más gra-ve para el honor y la moral cuando era cometidopor la mujer56. La trasgresión de estos principiosimplicaba que comportamientos que pertenecíanexclusivamente a la vida privada de los individuoseran tenidos en cuenta a la hora de enjuiciar suconducta política, como ponen de manifiesto in-formes elaborados por las autoridades locales,todavía en la década de los cincuenta; en éstosse hacen constar aspectos de la vida familiar delos individuos, de sus prácticas religiosas de susamistades o de sus hábitos de ocio y sociabili-dad. Así, de uno de los directivos de una socie-dad recreativa se decía: “su conducta dejó que de-sear llegando al extremo de separarse judicialmentede su esposa, en cuya situación vive actualmente”.Mientras que de otro de los miembros de la mis-ma junta directiva, conceptuado como “buenapersona”, no se evitaba hacer constar: “no asistejamás a los cultos religiosos”57.

En efecto, la Iglesia desarrollaría unacombativa actividad en la condenación de todasaquellas actitudes contrarias a la moral cristianahaciendo a la mujer blanco de un mensaje que laconsideraba mitad demonio, mitad inconscientey por tanto necesitada de una permanente tutelamaterial ejercida por padres y maridos y espiri-tual por los sacerdotes. Estos no tenían reparosen decir a las mujeres, desde el púlpito, cómotenían que vestirse y comportarse.

En Marbella, como en el resto de las zo-nas turísticas, la llegada del turismo supuso una

amenaza para las buenas costumbres que no dejóde preocupar a las autoridades civiles y religio-sas. Las conclusiones del I Congreso Nacional deMoralidad en Playas y Piscinas, celebrado en Va-lencia en 1951, instaban a los poderes públicos afrenar la invasión nudista extranjera y a mante-ner la prohibición de tomar el sol conjuntamen-te a las personas de ambos sexos, y a la separa-ción de sexos en playas y baños58. Los círculosfemeninos más cercanos a los procesossocializadores del poder político y de la parro-quia secundarían esta peculiar cruzada solicitan-do al alcalde de Marbella una playa donde lasmujeres no pudieran ser observadas:

“(...) dándose cuenta de las ofen-sas que las playas mixtas causan al Señor,han prometido a la Santísima Virgen comorecuerdo de la Santa Misión solicitar unaplaya para el sexo femenino (...)”59.

No es arriesgado pensar que la iniciativacontará con el conocimiento del párroco, donRodrigo Bocanegra, que en aquellos días, segúnsus propios hagiógrafos, tenía el control absolu-to sobre la vida en Marbella –“Toda la calle es suya,incluso Marbella es suya”60–, y a quien se ha atri-buido la liberalización de las modas y costum-bres en la Costa del Sol61, sin que ello excluya laprolongación de las formas de control que desdeotras iniciativas seguiría desarrollando el poderreligioso en paralelo al imparable proceso de se-cularización de la sociedad española.

Notas

1 BARCIELA LÓPEZ, C., “Los costes del franquismo en elsector agrario: la ruptura del proceso de transformación. In-troducción”, en GARRABOU, R; BARCIELA, C. y JIMÉNEZ BLAN-CO, J. I. (eds.)., Historia agraria de la España contemporánea. 3. Elfin de la agricultura tradicional (1900–1960), 3 vols., Barcelona,1986, pp. 383-454. Del mismo autor: “El mercado negro deproductos agrarios en la posguerra, 1939–1953”, en FONTA-NA, J. (ed.), España bajo el franquismo. Barcelona, 1986, pp. 192-205 y “La España del estraperlo”, en GARCÍA DELGADO, J. L, Elprimer franquismo. España, durante la Segunda Guerra Mundial.Madrid, 1989.

2 NAREDO, J. M., “La incidencia del estraperlo en la econo-mía de las grandes fincas del sur”, Agricultura y Sociedad, 19,abril–junio 1981, pp. 82-127.

3 BERNAL, A. M., Economía e historia de los latifundios, Ma-drid, 1988.

4 RICHARDS, M., Un tiempo de silencio. La guerra civil y lacultura de la represión en la España de Franco, 1936-1945, Barce-lona, 1999.

5 Son varias los proyectos de investigación centrados en elestudio del franquismo a través de la oralidad, como el quecoordina en la Universidad de Murcia Encarna Nicolás, vincula-do al Seminario de Fuentes Orales de la UniversidadComplutense, que organiza a su vez Las Jornadas de FuentesOrales de Ávila. En Cataluña, bajo el impulso de MercedesVilanova, se creó en 1983 el primer Archivo de Historia Oral deEspaña.

MARBELLA: LOS AÑOS DEL HAMBRE

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MARBELLA: LOS AÑOS DEL HAMBRE

6 A este respecto, se refiere Encarna Nicolás a la necesidadde estudiar la legislación contenida en los Boletines Oficialesde la Provincia y a la documentación de los Gobiernos Civiles.NICOLÁS MARÍN, M.ª E., “Los gobiernos civiles en el franquismo,la vuelta a la tradición conservadora en Murcia (1939-1945)”,en TUSELL, J. (coord.), El régimen de Franco (1936–1945), Ma-drid, 1993, pp. 135-149.

7 O. 14 mayo 1939. (Ministerio de Industria y Comercio).RACIONAMIENTO. Normas, BOE de 17 de mayo, en ARANZADI,E., Repertorio Cronológico de Legislación, Pamplona, pp. 371-372, Hemeroteca de la Diputación Provincial de Málaga(AMMA).

8 Son raciones fijadas para un hombre adulto por el decre-to de 28 de junio de 1939, que asignaba el 80 % de las racionesdel hombre adulto a las mujeres y a los ancianos y el 60% a losniños.

9 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L., Francisco Franco y su Tiempo,Madrid, 1984. .........................

10 LLERA, L. de y ANDRÉS–GALLEGO, J., La España de la pos-guerra: un testimonio, Madrid, 1992, p. 43.

11 O. 15 NOVIEMBRE 1940 (PRESIDENCIA). PAN. RESTRICCIONES EN SU

CONSUMO. BOE de 19 de noviembre, en ARANZADI, E., RepertorioCronológico de Legislación, Pamplona, pp. 1.216-1.220, ArchivoMunicipal de Marbella (AMMA).

12 Clasificaciones con expresión del cabeza de familia, n.º depersonas a su cargo, domicilio, total de ingresos declarados y catego-ría, 1940, C. 515-H, Pieza (P.) 8, AMMA.

13 O. 15 NOVIEMBRE 1940 (PRESIDENCIA). PAN. RESTRICCIONES EN SU

CONSUMO. BOE de 19 de noviembre, en ARANZADI, E., RepertorioCronológico de Legislación, Pamplona, pp. 1.216-1.220, AMMA.

14 PRIETO BORREGO, L., La Guerra civil En Marbella. Revolu-ción y represión en un pueblo de la Costa, Málaga, 1998, pp. 194-195.

15 BARCIELA LÓPEZ, C., “Los costes del franquismo...”, op. cit.

16 AMMA: “Correspondencia Oficial”, 1941, C. 184-H.17 Testimonio personal de A. M. Z., Marbella, 1916.18 Testimonio personal de A. S. L., Marbella, 1932.19 Testimonio personal de M. C. L., Fuengirola, 1937.20 En el periódico Sur aparece a lo largo de la década de los

40 los productos facilitados a la población, las cantidades y losprecios. AMM ( Hemeroteca).

21 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H.22 Ibídem.23 Ibídem.24 RICHARDS, M., Un tiempo de silencio..., op. cit.25 AMMA, “Correspondencia Oficial”, C. 184-H26 Son varios los trabajos que describen a través de un rico

anecdotario los comportamientos y actitudes de la nueva cla-se social surgida en la posguerra de la práctica del contraban-do. Entre ellos, ABELLA, R., Por el Imperio hacia Dios. Crónica deuna posguerra, Barcelona, 1978; y MARTÍ GÓMEZ, J., La Españadel estraperlo (1936-1952), Barcelona, 1995.

27 El delito de acaparamiento fue creado por la Ley de 26de octubre de 1939. La legislación sobre represión del contra-bando en CLARET, P., Las Leyes de Tasas y el Delito vulgarmentellamado “de Estraperlo”, Talleres Penitenciarios Alcalá, 1941.

28 BARRANQUERO TEXEIRA, E. y PRIETO BORREGO, L., Asísobrevivimos al hambre: estrategias de supervivencia de las mujeresen la posguerra española, Biblioteca de Estudios sobre la Mujer,CEDMA, Málaga, 2003.

29 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1941-1942, C. 184-H.30 Ibídem.31 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940-1942, C. 184-H.32 BARRANQUERO TEXEIRA, E. y PRIETO BORREGO, L., Así

sobrevivimos al hambre... op. cit.33 JIMÉNEZ LUCENA, I., El tifus en la Málaga de la posguerra.

Un estudio históricomedico en torno a una enfermedad colectiva,Málaga, 1990.

34 MAÍZ VIÑAL, A., Geografía médica de Marbella, Marbella,1976. La tasa de mortalidad infantil es superada sólo en 1932,1939 y 1936. El extraordinario aumento de la tasa en 1936 sedebe a la incidencia de la mortalidad entre los niños de las

familias refugiadas en Marbella.35 MARTÍNEZ CARRIÓN, J. M., “Biología, historia y medio

ambiente. La estatura como espejo del nivel de vida de la so-ciedad española”, Naturaleza y conflicto social. Ayer, 46, 2002, p.116.

36 CATALÁN, J., La economía española y la segunda guerra mun-dial, Madrid, 1995.

37 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1941, C. 184-H.38 Ibídem.39 RICHARD, M., Un tiempo de silencio... op. cit.40 La figura de Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo

Redondo, ha sido tratada por PAUL PRESTON en su libro, Palo-mas de Guerra, Barcelona, 2001.

41 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H.42 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H.43 Testimonio personal de M. S. S., Marbella, 1933.44 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940-1941, C. 184-H.45 Los datos contenidos en los informes de la Guar-

dia Civil que se conservan en las Cajas de la Correspon-dencia Oficial correspondientes a 1940 y 1941 permi-ten establecer los vínculos familiares de los detenidoscon los represaliados en 1937. Las circunstancias delasesinato de José Ramos, fusilado junto a su mujer Ma-ría Machuca en marzo de 1937 son evocadas de formarecurrente en la casi totalidad de los testimonios reco-gidos en nuestra investigación de la guerra y elfranquismo, minuciosamente narrada por uno de sushijos en entrevista personal realizada el 26 de junio de1989.

46 AMMA, “Expedientes de Conducta”, 1937-1942, CC.8.553-8.556.

47 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1940, C. 184-H.48 El estudio de la actividad de los tribunales civiles ha

sido abordado entre otros por MIR, C., “Justicia civil y con-trol moral de la población marginal en el franquismo deposguerra”, Historia Social, 37, 53-72. También MIR, C., “Elsino de los vencidos: la represión franquista en la Cataluñarural de posguerra”, en CASANOVA, J. (coord.), Morir, ma-tar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Barcelo-na, 2002, 123-193.

49 Boletín Oficial del Estado (BOE), Libertad Condicional,14 de abril de 1940.

50 Testimonio personal de E. U. L., Marbella, 1939.51 Testimonio personal de C. J. L., Marbella, 1911.52 Testimonio personal de A. S. L., Marbella, 1932.53 AMMA, “Correspondencia Oficial”, 1941, C. 184-H.54 PATRONATO DE PROTECCIÓN A LA MUJER, Informe so-

bre la moralidad pública en España. Memoria correspondiente al año1942, Madrid, 1943, p. 151.

55 Sobre el tema de la moralidad femenina en la posgue-rra, además de la conocida obra de Carmen Martín Gaite, Usosamorosos en la posguerra española, Barcelona, 1987. Véase ROCA,G., De la pureza a la maternidad. La construcción del género femeni-no en la posguerra española, Madrid, 1996.

56 SCANLON, G., La polémica feminista en la España contem-poránea 1868-1974, Madrid, 1986.

57 Archivo Histórico Provincial (AHP), Sección: GobiernoCivil, Serie: Asociaciones, C. 928.

58 Las conclusiones de este congreso y en general la reac-ción de la Iglesia Católica con respecto al fenómeno turísticohan sido abordadas en el trabajo de segundo año de doctora-do, realizado por Rafael Lozano Yudeco, que he codirigido conla profesora Marion Reder Gadow, El turismo en la Costa del Soly la Iglesia de Málaga.

59 AMMA: “Correspondencia Oficial”, 1952, C. 208-H .60 TORRES, A. A., S. J., Biografía de don Rodrigo Bocanegra,

Marbella, 1974, p. 25.61 El citado trabajo de Rafael Lozano reproduce el conteni-

do de un artículo de Antonio Burgos, publicado en Diario 16 el11 de agosto de 1993 en el que atribuye a monseñor Bocane-gra, el merito de permitir el bikini “para que las turistas suecasestuvieran a sus anchas y entrara mucho dinero en las arcas munici-pales”.

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El fin de una dinastía:

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLAII. INVERSIONES Y DISPENDIOS DE TOMÁS DOMÍNGUEZ ARTOLA (1843-1886)

En la primera parte de este trabajo, publicado en el número anterior de esta misma revista, pudimoscomprobar cómo Antonio Domínguez Alburquerque –fallecido en 1866–, mantuvo con dificultades elpatrimonio familiar mientras permaneció al frente del mayorazgo1 . De este modo, los años centrales delsiglo XIX suponen un punto de inflexión en la trayectoria económica de los Domínguez de Marbella.En esta segunda entrega, abordaremos la gestión de los bienes heredados por Tomás Domínguez Artola:sus proyectos agrícolas e industriales, sus gastos personales, su falta continua de liquidez; factores queserán analizados para conocer las causas que condujeron al declive final de la dinastía de los Domínguez.

REPARTO DE LOS BIENES DE ANTONIODOMÍNGUEZ ALBURQUERQUE

ecordemos que las propiedades heredadaspor los hijos de Antonio Domínguez en fe-

brero de 1870, sobre todo inmuebles rústicos,ascendieron a 2.442.675 reales. Al primogénito,Tomás Domínguez Artola, le correspondieron1.574.366 reales, el 62,5% de la herencia, mien-tras que cada uno de los otros tres hijos recibióalgo más de 300.000 reales2.

Así, Francisca Do-mínguez Artola –casadacon el abogado y políti-co Joaquín Chinchilla yDíez de Oñate3– heredólas fincas de PuenteGenil, que sumaban280.470 reales, entreellas dos grandes corti-jos, valorados cada unoentre 130.000 y 140.000reales; completaba su le-gado una parte de la casa7 de la calle del Vientode Marbella

José DomínguezArtola –casado con PilarChinchilla, hermana deJoaquín– recibió dos ca-sas en Marbella, siendola de más valor, 24.950reales, la situada en el n.º16 de la calle Ancha, y 12casas en Málaga por unvalor total de 194.899reales, 10 de ellas en la

calle del Arco, que costaban cada una entre15.000 y 18.000 reales.

A Manuela Domínguez Artola –casada conel abogado malagueño Ignacio Fernández de laSomera4– se le adjudicaron bienes más disper-sos y variados que a los dos hermanos anterio-res: dos casas en Marbella y otras dos en Málaga;la huerta del Mesón en el pago de Valdeolletaspor 45.975 reales; las siete hazas de la familia enel término de Ojén, que valían 49.550 reales; las

tres fincas de Casara-bonela, por 35.660 rea-les; y un cortijo en Ron-da la Vieja que costaba66.250 reales.

El primogénito,Tomás Domínguez Arto-la, heredó: las fincas rús-ticas de Marbella –a ex-cepción de la huerta delMesón que había pasadoa manos de su hermanaManuela– que sumabancasi 900.000 reales; latotalidad de las fincas deIstán, 242.090 reales;una casa en Málaga; yaproximadamente la mi-tad de las casas de la fa-milia en Marbella, entrelas que destacaba la vi-vienda principal de losDomínguez en el recin-to del castillo; rotuladacon el n.º 1 de la plazade San Bernabé rondabalos 200.000 reales.

José Luis Casado Bellagarza

R

Isabel II. Óleo de Josefa Murillo y Bravo de Velafechado en 1862. Fue un regalo de Francisco SerranoDomínguez a Antonio M.ª Domínguez Alburquerque.

Propiedad de Antonio Romero Domínguez.

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Como hemos indicado, la for-tuna del nuevo titular del ma-yorazgo era de algo más de1.500.000 reales.

Los criterios de repar-to de los bienes adjudicadosresponden, en primer lugar, ala localización de losinmuebles. Se procuró quecada heredero recibiera laspropiedades que estaban en-clavadas en un mismo lugar oen lugares cercanos, para ad-ministrarlas con mayor facili-dad5. Además, cada hermanoconservaría una casa enMarbella, para no perder losvínculos familiares con la ciu-dad que los vio nacer, en par-ticular las dos mujeres, quie-nes estaban casadas con per-sonas que no residían en ella.Y cada uno de los herederosrecibió una cuarta parte de losmuebles, 6.170 reales, que más allá del valor ma-terial de los mismos puede entenderse como undeseo de conservar determinados recuerdos fa-miliares6.

COMIENZAN LOS CAMBIOS

Muy pronto comienzan los herederos aefectuar transacciones con sus bienes, rapidezque viene justificada por el retraso acumuladoen los trámites para la ejecución del testamento,que habían durado cuatro años, desde el falleci-miento de Domínguez Alburquerque en 1866.

Así, el 24 de febrero de 1870, sólo 5 díasdespués de la fecha de la partición de bienes,José Domínguez Artola autorizó a su cuñado Ig-nacio Fernández, residente en Málaga, para for-malizar créditos con la finalidad de arreglar lascasas que acababa de recibir en la capital7.

Otros hermanos esperaron algo más,como Manuela, que el 9 de agosto de 1872 ven-dió 6 hazas, situadas en Ojén, a los vecinos de

Marbella Francisco de Paula Urbano, arcipreste ycura párroco, y Andrés Galbeño, comerciante, por14.000 reales8.

Quien mantuvo, y acre-centó, el patrimonio hereda-do fue Francisca Domínguez,conservando hasta el final desu vida los valiosos cortijosenclavados en Puente Genil.Situación a la que no sería aje-na la favorable situación eco-nómica de la que gozaba suesposo, Joaquín Chinchilla, elcual labró una gran fortunadesde su destino como altofuncionario en Filipinas.

TOMÁS DOMÍNGUEZARTOLA AL FRENTE DESU HERENCIA

¿Y qué ocurrió con losbienes que obtuvo el primo-génito? ¿Los conservaríacomo lo habían hecho sus an-tepasados durante siglos?¿Cuál sería su estrategia comoagricultor y como industrial?

Las respuestas no se hacen esperar, pues TomásDomín-guez Artola se apresuró a enajenar partedel legado recibido. La falta de liquidez y los nue-vos proyectos fueron las causas más inmediatas,aunque no las únicas, de estas primeras ventas.

Así, el 26 de marzo de 1870 TomásDomínguez vende a Juan Bautista García Rome-ro, para su hijo José García Belón (farmacéutico yvecino de Málaga), la huerta y el haza de los Ha-llazgos, situadas en el Chorreadero, por 30.000reales la primera y 1.300 la segunda9. Los pre-cios fueron considerablemente más bajos que losreseñados en la partición, que se habíaprotocolizado sólo una semana antes: 33.800 y2.590 reales respectivamente. Los Hallazgos seconstituiría como colonia agrícola algunos añosmás tarde, concretamente en 187710.

La disminución en los precios de las fin-cas será una constante en la mayoría de las ven-tas. En alguna transacción se llega a justificar ba-sándose en que los peritos, procedentes de Má-laga, aplicaron a los inmuebles de Marbella losprecios de la capital11. Aunque no hay que des-cartar otros factores, que influirían en la deva-luación, como las crisis económicas acaecidasdurante estos años12, y los momentos desfavora-bles por los que atravesaron algunos herederos.

En el verano de ese mismo año de 1870Domínguez Artola resolvió, también con ventas,un conflicto que tenía planteado contra el admi-nistrador de la colonia de San Pedro Alcántara,Ángel María Chacón, con el fin de “recuperar la

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Portada de una escritura de la notaríade Francisco Acosta y Granados.

18 de septiembre de 1879.Archivo Antonio Romero Domínguez.

Quien mantuvo, y acrecentó, el patrimonioheredado fue Francisca Domínguez,

gracias a la situación económica de su esposo,Joaquín Chinchilla

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posesión de la tercera parte de las aguas del ríoGuadaiza de que ha sido despojado”, y para locual tuvo que hipotecar la casa solariega de laplaza de San Bernabé, como fianza de los 16.000reales que le exigió el juzgado para ratificar sudenuncia13. Debió pesar la influencia del propie-tario de la Colonia, el marqués del Duero, paraque Tomás Domínguez se aviniese a un acuerdo,que firmó un mes después en la ciudad de Málagacon el propio Marqués14. Éste cedía el cortijo deJurado y la casa venta de Campanillas, ambos pre-dios en la vega de Málaga, y el haza de la Picaza enel pago de Guadaiza; a cambio recibió deDomínguez el agua de riego del olivar de Guadaiza,del haza de Gálvez y del cortijo de la Campana15. Lapermuta pone de manifiesto la importancia del aguaen la agricultura de la época, imprescindible en uncultivo como la caña de azúcar16, el cual se estabaimplantando en San Pedro Alcántara, y se materia-liza en el alto precio de esta cesión, valorada en166.500 reales17. Esta inyección económica llegóen un momento muy adecuado para Domínguez,al poco tiempo de recibir su herencia; él tenía ungran volumen de tierras y negocios que atender,pero no disponía de efectivo para desarrollar ini-ciativas agrarias o industriales; por consiguiente,conservaría el haza de la Picaza, valorada en 30.000reales, pero vendió los predios cercanos a Málaga,126.500 reales, que junto con los 10.000 realesque recibió en metálico del marqués del Dueroconstituyen, a corto plazo, una aportación de efec-tivo muy considerable, aunque a medio plazo re-sulta evidente la desvalorización de las propieda-des junto al río Guadaiza, que se convirtieron entierras de secano.

En el mismo año de 1870 podemos se-guir la pista de nuevas ventas por parte de To-más Domínguez. Son algunas de las fincas queposeía en el vecino término de Istán. Así, el 24de octubre de 1870 vende a Miguel Moreno Añón,secretario del Ayuntamiento, cinco fincas en esemunicipio, en total 12.745 metros cuadrados por15.000 reales, observándose de nuevo preciosinferiores a los reflejados en el reparto de losbienes de Domínguez Alburquerque; en sucesi-vas operaciones durante octubre y noviembre delmismo año vendería a distintos personas otras11 propiedades por un valor total de 26.500 rea-les18. Las ventas de las fincas panochas continua-ron en los años siguientes. En octubre de 1871Tomás Domínguez acudió a Istán para firmar nue-ve escrituras de compraventa19. En marzo de 1872vendió, a Jesús Gil Jiménez, 3 hazas contiguas20.En septiembre de 1873 nos hallamos con un nue-vo traspaso de propiedad, una de las mayoresparcelas, de 6.843 m², es vendida por 4.000 rea-les, muy por debajo del precio que se había fija-do en 1870: 7.395 reales21. Los 60 predios quehabían acaparado en el vecino pueblo de Istán

sus ascendientes, los Domínguez de Marbella,valorados en 1870 en 242.090 reales, fueron li-quidados por Tomás antes de terminar el año1873, por una cantidad, que con la rebaja deprecios, no llegaría a 200.000 reales; de todasformas, una fortuna considerable en la Marbellade su época.

Una transacción de menor cuantía tienelugar el 5 de febrero de 1871, al cambiar TomásDomínguez la casa n.º 9 de la plazuela de la Ver-dura, antes Puerta del Mar, valorada en la parti-ción en 5.422 reales, por un haza de secano en laVega de Guadalpín, 3.000 reales, propiedad deAntonio Guerrero Mancilla, que paga además 500reales en metálico22.

A pesar de los ingresos que percibe portodas estas ventas, la necesidad de efectivo si-gue siendo perentoria para Tomás, como demues-tra que en diciembre de 1872 se viera obligado acontratar un préstamo de 60.000 reales, al ele-vado interés de un 10% anual, con Joaquina Díezde Oñate y Prados23. Dos años más tarde, al con-tinuar con problemas financieros tuvo que pro-rrogar el préstamo, ya que abonaba los interesesestipulados de 500 reales mensuales, pero nopodía hacer frente al pago del capital24.

LA MARBELLA DEL ÚLTIMO TERCIODEL SIGLO XIX

Quizá sea el momento de hacer un parén-tesis en la descripción de la trayectoria econó-mica de Tomás Domínguez Artola, y trazar algu-nos rasgos de la Marbella que encaraba el últimocuarto del siglo Diecinueve, que reflejaba las di-ficultades económicas y los sucesos políticos queconvulsionaban la vida nacional; pero que resurgíade los fracasos, algunos de los cuales, como laindustria siderúrgica de Río Verde, habían tras-cendido, en sus años de esplendor, los límitesmunicipales. En fin, una Marbella que plantabacara al futuro con nuevos proyectos.

Uno de esos proyectos continuaba con latradición minera del hinterland marbellí. El 5 deagosto de 1872 la compañía inglesa “TheMarbella Iron Ore” adquiría a Guillermo Malcolmvarias minas, entre ellas las del Peñoncillo, por4.800.000 reales –quizás un precio demasiadoalto–, el ferrocarril minero recién construido, por2.400.000 reales, y el muelle de hierro, por350.000 reales25.

El muelle de hierro, auténtico símbolo deprogreso, representaría durante el medio siglosiguiente el poder de la compañía minera sobreMarbella. Se había abierto al tráfico marítimo enenero de 1872 y junto con el que existía en la

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capital malagueña eran los dos únicos puertosde la provincia. Con su peculiar fisonomía seadentraba en el mar 277 metros, con una anchu-ra de 14 metros, y permitía el embarque a bu-ques de hasta 6,5 metros de calado26.

Por todo ello no resulta extraño el incre-mento de las exportaciones, y si en el año 1871el tráfico marítimo fue de 34 buques y 49,82 to-neladas de mineral de hierro, en 1872 ascendióa 49 buques y 103,74 toneladas27.

El ferrocarril minero descendía de las cer-canas montañas por la fuerza de la gravedad, yen los 100 metros previos al embarcadero unacalculada pendiente amortiguaba la llegada de lasvagonetas, tal como lo describe el escritor JoséOrtega Munilla en una crónica fechada unos añosmás tarde28:

“Una amable invitación me propor-cionó el gusto de hacer el viaje ascensionalá las minas. La pequeña locomotora arras-traba jadeando la larga fila de vagones,al fin de la cual habían enganchado elvagoncillo en el que íbamos los expedicio-narios. Cada curva de la vía nos dejabaver nuevos horizontes espléndidos de luz yde vegetación, el mar dilatándose en am-plia llanura, sólo limitada por la borrosasilueta de la costa de África, el promonto-rio de Sierra Bullones y el Peñón de Gi-braltar.…

Cuando el sol se fué poniendo, re-gresamos á Marbella en una vagoneta que,abandonada a su propio peso, corría porel plano inclinado con una velocidad deun kilómetro por minuto.

Aquel despeñamiento suave por lahermosa vía, aquella caída sin temores niangustia desde el nido del águila, aún ilu-minado por la luz diurna, al oscuro valle,nos produjo viva impresión y dulce aban-dono. El vivo vientecillo del mar nos aca-riciaba los sentidos, la luz tenue del hori-zonte daba infinita magia a objetos, con-tornos y dintornos. Cuando el extraño ve-hículo se detuvo, nos pareció despertar deun sueño.”

Si la luz roja del muelle de hierro deMarbella se veía a seis millas de la costa, el humode la chimenea dela fábrica azucare-ra de San PedroAlcántara se vis-lumbraba desdebastantes kilóme-

tros a la redonda. Constituía la otra muestra delcambio experimentado en las estructuras produc-tivas del municipio. La fábrica, inaugurada enmayo de 1871, fue la última apuesta financieradel marqués del Duero en su empeño por com-pletar el proceso agroindustrial de la Colonia; unaexplotación que rondaba las 5.000 hectáreas ytraspasaba la frontera de la fértiles tierras delponiente marbellí, para adentrarse en las vegasdel río Guadalmansa, de Estepona, y subir casi alas puertas del pueblo de Benahavís, siguiendoel curso del Guadalmina.

Esta vez el cambio venía desde la trans-formación de la agricultura tradicional. Y si alprincipio, los grandes propietarios de Marbella –entre ellos los Domínguez– mostraron su escep-ticismo, cuando no su sorna, ante las ideasinnovadoras del marqués del Duero, pronto com-probarían los notables resultados de la tarea co-lonizadora en torno a la nueva población.

LA FÁBRICA HARINERA DEL CASTILLO

Tomás Domínguez, impregnado del espí-ritu emprendedor que se respiraba en el munici-pio, se dispuso a la aventura empresarial a imita-ción de las iniciativas que protagonizaban losforasteros. Y que había tenido entre miembrosde su propia familia antecedentes muy notables.Su bisabuelo Tomás Domínguez y Vargas, a me-diados del siglo XVIII, explotó el grafito deBenahavís y proyectó la instalación de una fábri-ca de crisoles en Marbella29, además de dedicar-se a otros negocios derivados de la agricultura,lo que supone un caso destacado de ocupaciónburguesa por parte de la nobleza local30. Y supadre, Antonio Domínguez Alburquerque, habíaparticipado en distintas sociedades que teníancomo finalidad la extracción y fundición de plo-mo, siendo director de los trabajos en las minasde la Fuente de la Cañada de la Encina y La Cam-pana, situadas en Sierra Blanca31.

El hombre más rico de Marbella, aún conseveras limitaciones impuestas por su escasez deefectivo, estaba dispuesto a ampliar su actuaciónagroindustrial, en este caso relacionada con lamolienda del trigo.

En el interior del castillo instaló la indus-tria que aparece descrita como una “casa de fá-brica de harinas, compuesta de planta baja y altacon varias habitaciones, graneros, patios y de-

más oficinas ne-cesarias”32. Con-cretamente en eln.º 2 de la plazade San Bernabé,recordemos que

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Tomás Domínguez, el hombre más rico de Marbella,amplió su actividad agroindustrial con la instalación

de una fábrica harinera en el interior del castillo

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la residencia secular de los Domínguez ocupabael n.º 1 de la misma plaza, aunque hacía tiempoque el castillo había dejado de ser una de las zo-nas nobles de la ciudad33.

Para acondicionar el inmueble para la fá-brica gastó 82.872 reales, más 2.400 reales deun solar adjunto que compró a Francisco SánchezCampos, por lo que su valor total alcanzó 110.000reales. Además, invirtió en “la maquinaria, moli-no, bombas, torno, herramientas, sacos, pesos,muebles y demás” otros 83.940 reales34.

Relacionada con esta fábrica podría estarla denuncia que presentó el concejal AntonioÁlvarez Toro, en agosto de 1872, contra TomásDomínguez, por haber dejado sin agua a los ve-cinos del castillo, tras destruir el pilar de la fuen-te de este barrio y romper las tuberías con elpaso de los carros35.

LA SITUACIÓN FAMILIARY LOS GASTOS DOMÉSTICOS

Conviene acercarnos a la situación fami-liar de Tomás Domínguez, para comprender me-jor al personaje y relacionar los gastos persona-les con el conjunto de su fortuna.

Su primera esposa, Rosalía Salcedo Roldán36,tenía 24 años cuando falleció el 3 de febrero de1873 a causa de una meningitis. Dejaba tres hijospequeños: María del Carmen de 4 años, Manuelade 3 y Miguel con sólo un año de edad37.

Tomás contrajo nuevo matrimonio antesde que acabara el año, para ser más exactos la“noche” del 30 de noviembre, con Elisa TorralbaBolós. Los recién casados “marcharon inmedia-tamente a la ciudad de Sevilla y llegaron hacepocos días”, según se dice en la escritura de doteel 3 de febrero de 1874, que efectuaron al regre-sar a Marbella tras dos meses de viaje de bodas38.En esta escritura se resalta la generosidad y cari-ño de Tomás hacia su nueva esposa a la que rega-la en concepto de arras 80.000 reales, ademásde otros obsequios como un aderezo completode oro, perlas, calabrote y medallón de 2.500reales, un abanico de nácar de 300 reales y unpañuelo para las manos de 200 reales. En el do-cumento notarial se incluye un inventario de losbienes de Do-mínguez, lo que nos permitirá ha-cer un balance de los primeros cuatro años alfrente del legado paterno, desde que recibió laherencia en 1870.

AJUAR DE ELISA TORRALBA BOLÓS

Pero antes vamos a comentar los bienesque aportó al matrimonio Elisa Torralba, apéndi-

ce n.º 1, elaborado teniendo en cuenta el inven-tario de la escritura de dote.

Los bienes de la nueva esposa de TomásDomínguez suman 37.233 reales, procedentes dela herencia de una tía suya y de regalos de pa-dres, parientes y amigos. Suma importante parala familia de Elisa, que no estaba entre las másricas de Marbella39, y que supone un esfuerzo queha de rendir sus frutos dentro de las estrategiasde parentesco.

Es una cantidad notable para la Marbellade la época –donde el sueldo medio de un traba-jador era de 7 reales diarios–, pero que era me-nos de la mitad de lo que recibió de su propioesposo al contraer matrimonio, y exigua canti-dad al compararla con el capital total de Tomás.Así, la segunda boda del prohombre de Marbella,respondiendo a su contemporaneidad, rompe conlas antiguas costumbres de las bodas de conve-niencia económica mutua y proporciona un fuer-te ascenso social a uno de los contrayentes40.

El único inmueble que poseía ElisaTorralba era una casa en la calle Ancha, valorada

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Tomás Domínguez con su primera esposa, Rosalía Salcedo,a los pocos días de su boda. 1866.

Archivo Antonio Romero Domínguez.

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en 7.500 reales. Entre las joyas, que suman 3.730reales, destaca un reloj de oro de 2.140 reales ydos libros religiosos, uno de ellos un devociona-rio encuadernado en marfil y plata que valía 180reales. El resto de sus bienes corresponden a ropade vestir y complementos, ropa de casa y obje-tos personales, como un neceser de costura ocepillos, peines y tarros de tocador.

Hemos clasificado y agrupado los objetosdel ajuar, que aparecen con todo detalle en eldocumento notarial. No corresponde aquí su es-tudio pormenorizado, que constituye una fuentedocumental de gran valor para trabajos sobre his-toria de la vida cotidiana. Sólo comentar algunosaspectos, como el gran número de vestidos, 16,que suman 10.480 reales, y son de muchos tiposy precios, desde el más caro que era uno de gros41

color café con leche, que alcanza 2.900 reales,hasta otros de diferentes tejidos, como seda, ca-chemir, popelín, percal, o lana, valorado en 100reales este último. Otra prenda de lujo es un velode chantillí cuyo costo asciende a 2.200 reales.Completa el ajuar gran cantidad de ropa: 24 ca-misas, 30 pares de medias, 17 enaguas –algunasde organdí o madapolán–; y complementos comopañuelos, guantes, corbatas, sombreros, abanicos,quitasoles, botillos y zapatillas. Entre la abundan-te ropa de cama hay también una gran variedad,así entre las 16 sábanas encontramos de hilo deHolanda y de algodón, y entre los cobertores ycolchas se describen un cobertor de lana supe-rior con cenefa celeste y una colcha de damascode seda carmesí42.

AJUAR DE TOMÁS DOMÍNGUEZ ARTOLA

Los objetos domésticos pertenecientes aTomás Domínguez Artola podemos verlos clasifi-cados en el apéndice n.º 2. Este inventario podrácompararse con otros de la Marbella del siglo XIX,que se extraigan de los protocolos notariales, aun-que pensamos que éste constituye, con mucha di-ferencia, el más amplio y de mayor valor43. Y tam-bién con otros inventarios de la época44, por ejem-plo con los que conocemos del matrimonio de unpariente suyo, Fran-cisco Serrano Do-mínguez hijo homó-nimo del general Se-rrano45.

Este inventario aporta múltiples detallespara conocer el nivel material de existencia de lafamilia Domínguez-Torralba, como la muestra másrepresentativa de la burguesía de Marbella. Des-de elementos singulares, modernos y prácticoscomo una máquina de coser, hasta otros tradi-cionales y religiosos como una pila de agua ben-dita. El repertorio de los objetos de la casa es

muy variado, como los destinados a la ilumina-ción: araña, candelabros, faneles, quinqué, can-deleros de cristal o lámparas de petróleo. Conuna gran diversidad de precios. Así, en los mue-bles encontramos desde una cama de caoba de2.000 reales hasta catres de 50, pasando por unadorada de 900 reales. Y diversidad de materia-les, encontrándonos muebles de caoba, de nogal–ropero valorado en 1.300 reales–, o de pino losmás corrientes. Variedad que también se reflejaen los colchones, que oscilan entre los 80 realesque cuestan los de lana hasta los 400 de uno demuelles (debe de tratarse de un somier), otramuestra del lujo y de la modernidad que impera-ba en el nuevo hogar de los Domínguez; y en unagran cantidad de sofás, sillones y sillas, siendo elde más valor un juego de sofá con 24 sillonespor valor de 2.000 reales, tapizado en sedaadamascada. Completan el mobiliario multitudde objetos decorativos, como 43 cuadros y 5 es-pejos, entre los que destacan cuatro relojes, tresde pared y uno de sobremesa, que valorado en600 reales resulta el más caro. En cambio, TomásDomínguez Artola no incluye entre sus propie-dades obras de arte, ya que los cuadros al óleoson de escaso valor, y tampoco libros de ningúntipo, demostrativo de las inquietudes del dueñode la casa, y del nivel cultural de la ciudad46.

También es apreciable el lujo en el mena-je de cocina. Una vajilla de loza de porcelana confilos dorados está inventariada en 1.000 reales, ycompletan esta parte del inventario botellas, co-pas de cristal tallado y juegos de café.

Otro apartado de gran valor es el de laropa, que suma 24.000 reales, entre ropa blanca,nueva o usada, y ropa de vestir; y quizás por al-gún recato de masculinidad no se detalla comose hizo con la ropa de Elisa Torralba.

Entre los elementos más personales deTomás encontramos un reloj cronómetro de orocon cadena, asimismo de oro, cuyo costo es de4.800 reales. Asimismo se enumeran varias ar-mas de fuego –3 escopetas, 2 revólveres y 2 pis-

tolas–, una caja decaudales, un sillónde despacho, variasescribanías de metaly una cigarrera. Ycomo elementos de

transporte se inventarían un coche, de 2.500 rea-les, y una montura.

LA GESTIÓN PATRIMONIALENTRE 1870 Y 1874

Si Tomás Domínguez recibe en 1870 comoherencia 1.574.366 reales y cuatro años después

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

El salario medio era de 7 reales. Elisa Torralbaposeía 16 vestidos valorados en 10.480 reales

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dispone de 1.671.611 reales, su capital ha au-mentado en casi 100.000 reales. Sin embargo, elresultado no es tan positivo como puede parecera primera vista, según vamos a analizar teniendoen cuenta el cuadro siguiente. En primer lugar,arrastra unas deudas elevadas, 218.181 reales, aunos intereses muy altos y con pocas posibilida-des de amortización a corto y medio plazo.

El cambio más visible tuvo lugar en losobjetos domésticos, pues si en el momento de laherencia constituían una cantidad insignificante,muebles por 6.170 reales, ahora ascienden a81.000 reales47, el 4,3% del capital total. El valordel mobiliario se ha multiplicado por 9, y si in-cluimos las ropas y joyas el factor multiplicadorllega a ser 13, lo que demuestra la liberalidad deTomás Domínguez al adquirir estos bienes, quehemos descrito con anterioridad.

Surgen nuevos capítulos entre las propie-dades, como el mobiliario afecto a la actividadagroindustrial. Así la maquinaria y otros elemen-tos de la fábrica harinera del castillo, junto conherramientas, 2 carros y 4 animales –una mula,una yegua y dos caballos48–, y existencias de tri-go, harina y aceite suman la cantidad de 143.820reales, que suponen un 7,6 % del capital total.

Las variaciones más destacadas radican enel capítulo de inmuebles. Siguen constituyendoel apartado más importante del patrimonio de

Domínguez Artola, pero han experimentado uncambio considerable en tan corto periodo detiempo, pues si en 1870 el apartado inmobiliariosuponía la práctica totalidad del capital, un 98,9%,en 1874 sólo alcanza un 85,1%. Este porcentajeoculta un cambio mayor, pues las abultadas ci-fras de ventas no se compensaron con otras si-milares de compras, sino que algunas propieda-des han sido revalorizadas con fuertes inversio-nes. Veamos con más detalles las transaccionesefectuadas.

OPERACIONES DE VENTAS

Sabemos que por la huerta y el haza deLos Hallazgos recibió Tomás Domínguez 31.300reales, y si por la huerta la rebaja con respecto alos precios de la partición de 1870 fue de un 11%en el haza llegó a un 50% de su valor anterior49.Estas depreciaciones habrá que tenerlas en cuentaen otras compraventas, en algunas de las cualesdesconocemos el precio exacto de la transacción.Como es el caso de las 60 fincas que poseíaDomínguez en el municipio de Istán. Según lasescrituras que hemos podido manejar, las fincaspanochas se rebajarían al menos en un 20%, enrelación al precio total de 242.090 reales de latestamentaría.

Por la venta de los derechos de agua delas tres fincas junto al río Guadaiza, percibió166.500 reales por parte del marqués del Duero,aunque éste sólo pagó 10.000 reales en efectivo.El resto lo recibió Tomás Domínguez en fincas, ysi bien conservó la Picaza, pronto se deshizo, poruna cantidad que desconocemos, de las fincascercanas a Málaga valoradas en 126.500 reales.

También vendió varios inmuebles urbanos.La casa nº 9 de la Puerta del Mar, valorada en5.442 reales, se enajenó por 3.500. De la casa nº23 de la calle del Muro, que compró a su herma-na Manuela en 1871 por 8.000 reales descono-cemos el precio de la venta50. Igual sucede conotros inmuebles, de los cuales sólo conocemossu precio según el inventario de 1870: el solar dela calle Solano estaba evaluado en 760 reales; lacasa n.º 6 de la plaza de la Constitución en 61.770reales; y la vivienda n.º 52 de la calle Angosta enMálaga en 14.860 reales. Por ello, la cantidad to-tal de este apartado oscilaría entre 70.000 y90.000 reales.

OPERACIONES DE COMPRAS

Las compras de inmuebles que hizo To-más Domínguez son escasas y de poco valor.Destaca la compra, en 1871, a su hermanaManuela de la huerta del Mesón por 30.000 rea-les, lo que suponía una disminución de un 34,7%

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sobre los 45.975 reales reflejados en el inventa-rio post-morten. En la misma operación tambiénadquiere la casa n.º 23 de la calle del Muro, por8.000 reales51.

Como hemos dicho anteriormente, 30.000reales es la valoración del haza de Picaza, en elpago de Guadaiza, que recibió del marqués delDuero como parte de la cesión del riego que te-nía proveniente de este río.

El resto de las adquisiciones son de pe-queña cuantía, como un haza en Las Albarizaspor 1.800 reales y otra en Guadalpín por 3.000.E igual ocurre con algunas fincas urbanas, quesuponen 6.700 reales: las casas n.º 11, 17 y 19de la calle de Ronda por 1.000 reales cada una ylas nº 9 y 15 de la calle del Peral por 2.500 y1.700 reales respectivamente.

OPERACIONES DE MEJORAS

Si las operaciones de compras que cono-cemos totalizan 79.500 reales y por las ventaspodría haber recibido en torno a 475.000, ¿enqué invirtió Domínguez Artola la gran diferenciaque resultó a su favor?

En primer lugar invirtió en la mejora delpatrimonio rústico. Así, en una de sus fincas másrentables, el cortijo de Miraflores, gastó la consi-derable cantidad de 140.000 reales, tanto en lacasa como el molino de aceite52, más de lo quecostaba el propio cortijo en 1870, que era120.000 reales; así su valoración final de 260.000reales sobrepasa en mucho al resto de losinmuebles rústicos. Esta inversión corresponde-ría a la última reforma del cortijo, que es la queha perdurado hasta nuestros días, tanto en el as-pecto arquitectónico como en el industrial53.

Tomás Domínguez mejoró también, aun-que en menor proporción, otra finca cercana a laciudad de Marbella, el haza del Calvario. Empleó28.045 reales para plantar vides y 1.000 pies deolivo. El valor de esta finca pasó de 1.955 a 30.000reales.

Como todos los propietarios importantesde Marbella, Tomás Domínguez disponía de unalmacén en la playa, al sur de la Alameda, nece-sario en las operaciones de embarque y desem-barque de mercancías para el tráfico marítimo.En su ampliación gastó 20.080 reales, de estemodo el almacén alcanzó un valor final de 40.329reales.

Domínguez Artola invirtió su capital en loscultivos tradicionales de Marbella, que a su vezhabían sido los habituales en su familia, en la vid y

el olivo, y también en la industria oleícola. Pero,como ya hemos reseñado, también apostó decidi-damente por una nueva actividad: la industria hari-nera. En la fábrica de harina del castillo empleó82.872 reales, sólo en la adaptación del edificio.

Pero el inmueble más caro que poseíaDomínguez Artola era su vivienda, la casa nº 1de la plaza de San Bernabé, tasada en 320.080reales. A pesar de que en 1847 su padre habíagastado 175.300 reales para la reconstrucción dela casa solariega en el castillo de la ciudad, To-más desembolsó 120.000 reales para su rehabili-tación entre los años 1870 y 1873, en una prue-ba más de su gusto por el buen vivir.

A MODO DE BALANCE

A la vista de los datos anteriores pode-mos acercarnos con bastante fidelidad a lo quefue la gestión patrimonial de Domínguez Artolaentre los años 1870 y 1874.

Si a la cantidad de 391.006 reales de lasmejoras sumamos los 79.500 de las compras defincas, los 83.940 de los enseres de la fábrica, los21.000 de herramientas, carros y animales, y los81.000 de los objetos personales, da como resul-tado 656.446 reales. Como los ingresos fueronunos 475.000 reales, la diferencia en contra es deunos 181.000 reales, que se aproxima a los 218.181reales que Tomás reconoce como deuda54.

En resumen, los cuatro primeros años queTomás Domínguez dispuso de su herencia no sepueden considerar satisfactorios en el aspectoeconómico. A un ritmo desenfrenado de ventascorresponde una fuerte inversión en componen-tes de transformación agroindustrial: el molinode aceite del cortijo de Miraflores y la nueva fá-brica de harinas del castillo; pero al mismo tiem-po se excede con otro tipo de gastos: la rehabili-tación de la vivienda familiar y la adquisición denumerosos objetos domésticos y personalescomo ropas, muebles y joyas; aparte dedispendios que no han dejado testimonio, aun-que algunos sí como los empleados de su casa,que en 1870 eran una nodriza, una niñera, unasirvienta y un sirviente55. El desequilibrio entreingresos y gastos le originó un fuerte endeuda-miento, del cual no lograría recuperarse en losaños siguientes.

LA ACTUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICADE TOMÁS DOMÍNGUEZ

Como primogénito de los Domínguez, aTomás le correspondía ser patrono de sangre delHospital de Santo Tomás de Málaga56, y adquiriólos derechos de sus antepasados por nombra-

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miento de 5 de abril de 186957. Por las mismasfechas, autorizó a su cuñado Ignacio Fernándezde la Somera, para que promoviera expedienteante la Diputación Provincial y se declarara pa-tronato particular la fundación del Hospital, yaque el organismo provincial pretendía integrarloen su red de beneficencia58.

La primera noticia que conocemos sobrela actividad política de Tomás nos la proporcionaun acta capitular de 14 de febrero de 1869, en laque se insta a Tomás a posesionarse de su plazade concejal. Habría sido elegido en el segundosemestre de 1868, pero ciertas lagunas documen-tales en la documentación municipal de estosaños nos impiden conocer más detalles de suincorporación al Ayuntamiento, en esos momen-tos de agitación política59.

Tiempos de represión como nos indica lafianza que tuvo que prestar el vecino de Marbella,el 28 de febrero de 1870, Felipe Laguna Aparicioa favor de José Casimiro Sindone y Juan de Fuen-te Sindone, “presos por haber tomado parte enla última insurrección republicana”60.

Y tiempos de algaradas, como la ocurridaen la feria de San Bernabé, en junio de ese mis-mo año. Primero se oyeron gritos de “¡abajo losconsumos!”, contra los impuestos más odiadosque gravaban los productos básicos, durante lacorrida de toros que se celebraba en la plaza prin-cipal de la ciudad. Luego, una petición para quese matara a un toro, degeneró en asalto al bal-cón del Ayuntamiento donde presidía los feste-jos el alcalde, Pedro Artola Villalobos –tío de To-más Domínguez Artola–, que tuvo que refugiar-se en el edificio consistorial, protegido por con-cejales, empleados y vecinos, perseguido por losrevoltosos que ampliaban el repertorio de la pro-testa con voces de “¡muera el alcalde, ladrones,pillos!”61.

Algunas de las intervenciones de losregidores en las reuniones del cabildo son au-ténticas proclamas, que ensalzan las libertadesconseguidas y proponen mociones que intentanreflejar el nuevo orden político en la ciudad deMarbella, lo que no impide que se mantenganciertos honores como el nombramiento de hijoadoptivo a Ignacio Fernández de la Somera, di-putado provincial, por su preocupación por losasuntos de Marbella62, entre los que destaca supapel en el restablecimiento del Hospital de SanJuan de Dios, suprimido desde 1837 y que fueabierto, tras misa solemne a la que asistió la cor-poración municipal, el 24 de septiembre de 1870.

En los años que restan del Sexenio Revo-lucionario, Tomás no participa en las tareas de

gobierno municipal. En cambio, tenemos unareferencia sobre su pertenencia a la junta de go-bierno de una asociación religiosa. En 1872 eramayordomo de la Hermandad de la Soledad63.

Años en los que continúan la dificultadeconómica para las arcas municipales, pues ladesamortización de los bienes de propios dejóal Ayuntamiento sin una parte sustancial de loque habían sido sus ingresos durante siglos, y elpago de los intereses de las láminasintransferibles, como compensación de esos bie-nes, además de suponer una cantidad menor a lopercibido con anterioridad se hacían con muchoretraso. Como consecuencia el Ayuntamiento seveía obligado a endeudarse, llegando a debercerca de 600.000 reales a los hijos de ManuelAgustín Heredia64.

LA FÁBRICA DE EL ÁNGEL

El cultivo de trigo nunca había sido dema-siado productivo en Marbella, entre otros moti-vos por el relieve montuoso de gran parte de suterritorio, por lo que el déficit de un productoque entonces era un elemento básico de la dietaalimenticia, obligaba a su compra fuera del mu-nicipio65.

No es descabellado pensar que debido ala conjunción de diversos factores, como la cons-trucción en Marbella del muelle de hierro y laarticulación de un mercado mundial, que hacíaque el trigo extranjero que llegaba por barco fueramás barato que el procedente de las regiones delinterior de España, Tomás Domínguez ampliarasu actividad en la industria harinera, instalandootra fábrica, esta vez en las proximidades del ríoVerde, aprovechando la infraestructura de la des-aparecida ferrería de El Ángel.

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Caserío de El Ángel, “Fábrica de Arriba”, en un mapa de 1881.

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Adquirió los terrenos donde se enclava-ba el antiguo establecimiento siderúrgico, el 13de febrero de 1874, a Guillermo Malcolm –éstelo había comprado a su vez, en 1869, a la socie-dad El Ángel, en extinción, representada por JuanGiró Aramburu y José de la Peña Martínez– por100.000 reales66. La propiedad estaba constitui-da por dos fincas. Una de ellas era la “fábrica omartinete de El Ángel”, que además de los hor-nos y talleres contaba con diferentes edificios,casas para los obreros, e incluso un pequeño ce-menterio. La otra finca era un molino harineroen el lugar denominado cortijillo del Hospital ode Galiano.

El alto precio pagado no se correspondecon la extensión de las fincas, pues la primeratenía una extensión de 6,12 ha y la segunda de1,93 ha, pero sí con su infraestructura industrial;así la rueda hidráulica la reutilizaría en la nueva

instalación fabril harinera. En el año 1875 entramucho más trigo por la aduana de Marbella queen los años anteriores, y desaparece la entradade otro cereal panificable: la cebada, lo que po-dría entenderse como una mejora de la alimen-tación debido a cierta bonanza económica y a laproducción de la industria local harinera67.

Tomás Domínguez pagaba contribuciónindustrial por una fábrica de harina de una pie-dra en el año económico de 1874 a 1875; en losdos años siguientes la fábrica aparece como dedos piedras y en el año de 1877 a 1878 contribu-ye por un molino de presa con cuatro piedras68.De lo que se infiere la mayor capacidad tecnoló-gica que impulsó Tomás Domínguez en su indus-tria harinera de Río Verde, y la desaparición de lafábrica del castillo.

No le irían bien las cosas a TomásDomínguez, porque el 26 de febrero de 1877 sevio obligado a hipotecar El Ángel en un présta-mo que le hizo Francisco Reyna y Zayas, vecinode Málaga, de 65.773 reales. Vencía el 1 de ene-ro de 1881 y si se demoraba en el plazo tendríaque pagar intereses del 12%.

Al final de ese mismo año, el 7 de noviem-bre de 1877, Tomás Domínguez vendió los terre-nos e instalaciones de la antigua ferrería a JoséMartínez y Martínez de Pinillos por 170.000 rea-les69. No sabemos si fue un buen negocio paraDomínguez, al desconocer lo que invirtió para

mejorar las instalaciones, por las que había pa-gado 100.000 reales tres años antes. De todosmodos, ese dinero le permitiría afrontar deudaspendientes y liberarse de los altos intereses queahogaban sus finanzas.

No acabó aquí la relación de DomínguezArtola con El Ángel, convertida en colonia agrí-cola desde febrero de 188070. José Martínez yCarlos de Cuadra y Viteri71 adquirieron, en sep-tiembre de 1881, numerosas fincas queDomínguez poseía entre los ríos Verde yGuadaiza, que recibían en su conjunto el nom-bre de La Campiña o Santa Elisa. Tomás recibióun adelanto de 60.000 reales, en forma de prés-tamo, y el resto hasta completar 400.000 realesle sería abonado en un plazo máximo de 6 me-ses72. Una importante cantidad de dinero, quecoincide –de forma excepcional– con la evalua-ción de las fincas en los inventarios de 1870 y1874, aunque supone desprenderse de unas tie-rras muy feraces y que habían pertenecido a lafamilia desde hacía generaciones.

La nueva colonia de El Ángel creció consi-derablemente. Con la incorporación de nuevossocios aumentó su capital73, permitiendo estaampliación de 463 ha74 –aunque sólo 16 de ellasse regaban con una presa que recogía las aguasdel río Benabolá–. Los propietarios de la flaman-te colonia agrícola revitalizaron la fábrica harine-ra, impulsaron el cultivo de la caña de azúcar yconstruyeron una fábrica para su molienda, ade-más de embalses y otras mejoras hidráulicas75.No iba descaminado Tomás Domínguez cuandoadquirió El Ángel, cuya potencialidad era innega-ble, pero además del factor tierra se necesitabaun importante capital, y él carecía de la liquideznecesaria para la dotación de infraestructura hi-dráulica e industrial. Este fracaso es el último granintento de la burguesía de Marbella para liderarla economía del municipio, y muestra de la inca-pacidad de las clases medias locales para incor-porarse a los nuevos modelos económicos76.

PRIMER MANDATO COMO ALCALDE,1877-1879

El 1 de marzo de 1877 Domínguez Artolatoma posesión como concejal en el Ayuntamien-to que preside Diego Romero Amores. Durantelos escasos meses de gobierno de éste se susci-tan bastantes enfrentamientos en la corporaciónmunicipal, los concejales acusan al alcalde de norendir cuentas, varios de ellos no están de acuer-do en distintas ocasiones con el contenido delas actas y algunos intentan dimitir77.

Tomás Domínguez lo sustituirá como al-calde en septiembre de ese mismo año. Con él la

Tomás Domínguez instaló una nueva fábrica deharina en El Ángel, aprovechando la

infraestructura de la desaparecida ferrería

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

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tranquilidad vuelve a las sesiones plenarias. Alrenovarse parte de la corporación municipal, esnombrado para dirigir el Ayuntamiento por realorden de 7 de septiembre de 1877, y el día 29toma posesión. La nueva ley electoral reforzabala intervención del poder central con el nombra-miento directo del alcalde en los municipios demás de 6.000 habitantes78. El nuevo sistema dela Restauración encuentra en Tomás Domínguezel candidato idóneo. Su pertenencia a la oligar-quía tradicional, sus relaciones familiares a nivelprovincial y nacional, su red clientelar en el mu-nicipio, hacen de Tomás Domínguez el primercacique, en sentido estricto, del régimencanovista en Marbella.

Resulta sintomático que Tomás firme –loque no hace ningún otro alcalde– en la parte su-perior de todas los folios de las actas, además dela firma habitual al final del acta con el resto deregidores; parece querer demostrar con ello quecontrola la situación en el Ayuntamiento; y lo hacecon tinta morada, rompiendo la monotonía de latinta negra de los cuadernos capitulares, unamuestra más de su interés por las innovaciones,inquietud demostrada en la implantación de pro-yectos agroindustriales o en la decoración de supropia casa.

La pervivencia de situaciones sociales in-justas se puede comprobar con la existencia, enel municipio, de un gran número de jornalerosque reciben salarios de miseria; y sobre ellos ysus familias recae todo el peso de las situacionesde crisis, que no son pocas, y que pueden seroriginadas por la climatología, una sequía, unasinundaciones, son motivos suficientes para quese agrave la precaria economía de la mayoría dela población. Esta situación es remediada, a ve-ces, con arcaicos modelos de caridad. Así, conmotivo de la boda del rey Alfonso XII, que tuvolugar el 23 de enero de 1878, el Ayuntamientorepartió 600 panes entre los pobres, eso sí, erande trigo, de buena calidad y de 2 libras de peso,costando 968 reales79.

El Ayuntamiento y el arrendatario del im-puesto de consumos vigilaban para que las mer-cancías que se vendían en la ciudad pasaran porel fielato, donde se abonaba la tasa correspon-diente. En ocasiones extremaban la vigilancia,como en agosto de 1878 cuando se decidió con-tratar más empleados por “transitar de noche lostrajineros de aceite, aguardiente y otras especies”y ser la época del tráfico de fruta con Gibraltar80.El tráfico ilegal de mercancías salpica a sujetosde todas las clases sociales, y es la propia corpo-ración municipal la que tiene que suspender, esemismo año, al concejal Lucio Chapestro acusadode delito de contrabando81.

La corrupción de la administración públi-ca se puede seguir a través de las propias actascapitulares. Así, el 4 de abril de 1878, el Ayunta-miento argumenta ante una reclamación del mé-dico Juan Bautista de la Torre y Martínez que,recién acabada la carrera de medicina, logró laplaza por influencia de su padre que era el secre-tario de la corporación. El tráfico de favores esnotorio y cotidiano, y el mandato de TomásDomínguez no iba a ser una excepción. De estemodo, el 23 de junio de 1878, su suegro JoséTorralba Cuesta, es nombrado administrador delfielato con un sueldo de 14 reales diarios, y el 20de julio el arrendador de la panera del pósito pideque se le pague el alquiler, al tiempo que denun-cia que se haya trasladado al Cortijo deMiraflores82.

Por ello no es extraño, que al posesionar-se un nuevo alcalde, Cristóbal Lara Urbano, el 9de julio de 1879, se cambien a los trabajadores delfielato, y algunos concejales protesten de formareiterada, entre ellos Tomás Domínguez. Duranteel bienio 1879-1881, y a pesar de ser primer te-niente de alcalde, noasiste con asiduidada las reuniones delAyuntamiento, aun-que el 8 de abril de1880 recibe el en-cargo de ir a Mála-ga, a gestionar laventa de los títulosde deuda pública,propiedad del Ayun-tamiento83. El 1 dejulio de 1881 al re-novarse la corpora-ción ya no apareceentre los concejales que continúan su mandato84.Se estaba preparando para la aventura colonial enFilipinas.

ESTANCIA ENFILIPINAS

Aparte de la compra venta de El Ángel, elresto de transacciones de los años 1874 a 1881que hemos podido localizar son de pequeña cuan-tía: en 1874 Tomás Domínguez vende a Ana ArtolaVillalobos la huerta de los Postigos, por 18.000reales85; en 1877 compra el haza de Casasola, si-tuada en Río Verde, propiedad de Antonio Céspe-des y Francisco Sánchez, por 4.000 reales86; en sep-tiembre de 1879 vende a Gerónimo González Rubíla Huerta del Mesón y la casa contigua, por 35.000reales87; y en febrero de 1881 hipotecó su vivien-da, la casa n.º 2 de la calle de San Bernabé, por unpréstamo de 5.000 reales a un 12% de interés, quele hace Luis Solano y Pertura88.

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

Timbre del año 1881 en unfolio de escritura pública.

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Tomás Domínguez durantesu estancia en Filipinas.

Archivo Antonio Romero Domínguez.

La falta de efectivo y los altos intereses delos préstamos originaron el endeudamiento

de Domínguez Artola

Como acabamos de decir, tras abandonarel Ayuntamiento a mediados del año 1881 To-más Domínguez se prepara para marchar a Filipi-nas. El 12 de julio firma un poder notarial a suesposa y a su suegro, José Torralba Cuesta89, y el12 de septiembre otorga testamento90. Tambiénen el mismo mes de septiembre se había com-prometido, tal como hemos indicado, con los pro-pietarios de El Ángel para venderles las fin-cas que componían La Campiña, y aun-que la venta asciende a una canti-dad muy importante Tomás em-prende el viaje a las lejanas is-las, en las que permanecería almenos hasta febrero de188391.

Allí ejerció de secre-tario de su cuñado JoaquínChinchilla, que como Inten-dente General de Haciendaen la colonia española labróuna ingente fortuna. En cam-bio, Tomás no consigue pros-perar y formaliza la venta dealguna de las haciendas here-dadas de sus antepasados, algu-nas de gran relevancia –por su ex-tensión y cercanía a la ciudad deMarbella– como el cortijo de Caba-lleros, que pasa al propio JoaquínChinchilla, y que éste convertiría enresidencia favorita durante los últi-mos años de su vida. La venta seformalizó el 25 de febrero de 1882, por poderes,al estar comprador y vendedor en Filipinas92. Elprecio, 45.000 reales, estuvo muy por debajo delos 59.200 reales del inventario de 1870.

Por estas mismas fechas, el hermano de To-más, José Domínguez Artola, también marchó alas colonias, aunque a un destino diferente, Cuba.Su viaje estaría más justificado dado la menor for-tuna personal de José. Los preparativos son simila-res, otorgamiento de poder a su esposa, Pilar Chin-chilla y Díez de Oñate, y testamento93. Y similar esel alto cargo que ocupa un cuñado, pues Juan Chin-chilla y Díez de Oñate era Administrador Generalde Correos de Cuba; una pista sobre la fortuna deéste último nos lo proporciona la adquisición enMarbella, a Pedro Artola, de varias fincas por untotal de 100.000 reales94.

Los Domínguez de Marbella de esta épocano obtuvieron de-masiado provechode sus relaciones fa-miliares. Al contra-rio de los Chinchilla,que ocuparon altos

cargos administrativos, militares y políticos, des-tacando la trayectoria de José Chinchilla, que traspasar por Cuba y otros destinos llegó a ser minis-tro de la Guerra con Sagasta, entre 1888 y 189095.Mientras los Domínguez que mantienen su resi-dencia en Marbella se ven obligados a vender, losChinchilla –hemos visto los casos de Joaquín yJuan– se dedican a comprar, muestra de las fortu-

nas que obtuvieron en las colonias, “don-de la corrupción y el favoritismo car-

comían la administración pública”96.

LOS INTERESES DE LOSPRÉSTAMOS

Los altos intereses delos préstamos, que obstacu-lizan el desarrollo de losproyectos de TomásDomínguez, constituyenuna muestra a nivel local delescaso desarrollo del crédi-to agrícola en la España delDiecinueve, que tanto frenó

las capacidades del campo es-pañol. En la provincia mala-

gueña fracasaron diversos pro-yectos de bancos agrícolas y el

Banco de Málaga, creado a partirde las leyes de 1855 por los Larios,Heredia y Loring, no pasó de ser un“instrumento del comerciooligopolista de la plaza para reali-zar a su favor el beneficio que re-

sultara de todas las transformaciones mercanti-les de la misma”97. La creación en 1872 del Ban-co Hipotecario, en el ámbito nacional, tampocoresolvió los problemas de los agricultores, puesse dedicó en su mayor parte al negocio inmobi-liario urbano.

En el ámbito municipal la única instituciónque en Marbella estaba relacionada con el crédi-to agrícola era el Pósito, que durante la época desiembra –a final de año– repartía el trigo a agri-cultores y pegujaleros, obligados a devolverlo des-pués de la recolección98. No existe ningún estu-dio sobre esta institución local, aunque las noti-cias que tenemos sobre él nos ilustran sobre losproblemas de los labradores y campesinos paradevolver el trigo prestado, y sobre las deudas queacumulaba el Pósito.

La moción del síndico Francisco GonzálezDelgado, el 18 defebrero de 1869,para “la creación deun banco u otra aso-ciación o estableci-miento de crédito”,

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debido a la decadencia de la ciudad y la ruina delos labradores que denunciaba el concejal, nopasó de ser una reivindicación más de los añosdel Sexenio Revolucionario99.

Las dificultades de Tomás Domínguezpara hacer frente a los intereses del 10 ó 12%,coinciden en el tiempo con problemas similaresde otro hacendado del municipio, ya que el mar-qués del Duero adquirió en 1870 un préstamode 5.700.000 reales al 13% de interés anual, parala construcción de la fábrica de azúcar de SanPedro Alcántara –al final, el fuerte endeudamien-to obligaría al Marqués a vender la Colonia en1873–100.

Como excepción podemos considerar algúnpréstamo sin interés, más bien adelanto de capi-tal, proporcionado por los propietarios a sus arren-datarios, como es el caso de los 3.850 reales, 20fanegas de trigo y 20 de maíz que prestó José ArtolaVillalobos a José Cerbán Reyes101. De otra manerasería ahogar económicamente al campesinado e iren contra de los propios intereses del arrendador.

Un caso especial de interés lo encon-tramos en el préstamo que recibió Pedro ArtolaVillalobos de Guillermo Malcolm. Eran 23.000reales a pagar en 6 años al 5%, para terminarde construir una casa102. Este interés tan bajoes explicable por las relaciones entre el pres-tatario y el prestamista, pues Artola es el al-calde de Marbella y Malcolm es el empresarioque construye el ferrocarril minero; y este úl-timo necesita repetidamente que el Ayunta-miento apruebe diversas concesiones de te-rreno, incluida la venta de algunas parcelas depropiedad municipal103.

SEGUNDO MANDATO COMO ALCALDE,1885-1886

El año 1884 acabó trágicamente en la pro-vincia de Málaga. El 25 de diciembre un fuerteterremotó afectó sobre todo a los pueblos de laAxarquía y a Málaga capital, produciendo nume-rosos muertos y heridos, además de la destruc-ción de muchos edificios104.

Y un fuerte temporal de viento y nieveprodujo daños muy considerables en los cultivosde la provincia a comienzos de 1885105. El Ayun-tamiento de Marbella, en su sesión de 20 de ene-ro, solicitaba ayuda al gobierno provincial, pues“si bien este pueblo no ha sufrido tanto comootros, ha tenido también graves quebrantos porellos mismos, y por las inundaciones del 21 deoctubre y 2 de noviembre, así como por las hela-das subsiguientes, que destruyeron todos los fru-tos”106.

Tomás Domínguez Artola inicia a media-dos de 1885 un nuevo mandato como alcalde deMarbella. Toma posesión el 1 de julio y recibe“como insignia de su honorífico cargo el lujosobastón” que él mismo había regalado unos díasantes al alcalde saliente, junto con otros tres bas-tones a los tenientes de alcalde107; otra muestradel gusto por el refinamiento que protagonizóTomás durante toda su vida.

Desde el 5 de julio el Ayuntamiento co-mienza a prepararse ante la eventualidad de unainvasión de cólera –epidemia que el año anteriorhabía tenido un primer brote en la zona de Le-vante108– que se extendía por España, y que el 26de junio se había declarado en Cuevas de SanMarcos, primer pueblo afectado de la provinciamalagueña109. En semanas sucesivas la alarma esevidente, sobre todo por la situación de los másdesfavorecidos, donde la epidemia puede cebar-se con más facilidad, y su gran número, ya que elcenso de pobres con derecho a medicina gratui-ta arroja una cifra de 4.000 sobre una poblacióntotal de 7.666 habitantes110. Para allegar fondosse autoriza a Domínguez a negociar en Málagalos intereses de las láminas intransferibles, quesi bien no pueden cobrarse en efectivo se pue-den convertir en títulos de la deuda pública, y acontratar, si fuera necesario, un préstamo de120.000 reales.

Todo hacía presagiar lo peor. El goberna-dor civil comunica, a finales de agosto, que sal-drá a subasta urgente el cerramiento del nuevocementerio, situado al este de la ciudad111. A co-mienzos de septiembre se adoptan medidas sa-nitarias ante la aparición de enfermos aislados112.Nunca se cita explícitamente el cólera morbo, enlo que parece ser una ocultación de la enferme-dad, según denunciaría la prensa de la capital113,motivada por las cuarentenas y otras restriccio-nes que afectarían negativamente al tráfico co-mercial del municipio y en general a toda la eco-nomía del mismo.

En la sesión de 20 de septiembre se auto-riza a Tomás para que viaje a Madrid, y comoalcalde gestione cobros pendientes y negocie ladeuda pública propiedad del Ayuntamiento, conel fin de reunir fondos que alivien la penuria eco-nómica de las finanzas municipales114.

El 11 de octubre el Ayuntamiento –Domínguez ya no está en Marbella–, se da porenterado de un escrito del director de la coloniade San Pedro Alcántara, en el cual comunica queel cólera ha invadido esta población. El directorrechaza la ayuda ofrecida desde el Ayuntamien-to, respondiendo que la sociedad propietaria ylos vecinos de San Pedro disponen de recursos

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Noticias sobre la epidemia de cólera en “La Unión Mercantil”.8 de enero de 1886. Archivo Díaz de Escovar.

suficientes para combatir la epidemia. Mientras,en Marbella continúan la asistencia a enfermos ylas medidas de protección115.

El 7 de noviembre Tomás Domínguez te-legrafía desde Madrid para informar que le ofre-cen el 50% del importe de la deuda amortizableal 4%. El Ayuntamiento reconoce la labor del al-calde, pero no aprueba la venta, porque la deudacotiza al 75% y, como la epidemia ha decrecido,se decide esperar por si llega al 100% y de estemodo se lograrían unos beneficios de 20.000reales116.

A la desgracia de la epidemia se añade otroluto, el oficial que se declara por la muerte delrey Alfonso XII, que tuvo lugar en Madrid el 25de noviembre117.

Hay que esperar al 13 de diciembre de1885 para que se reconozca que la epidemiade cólera afecta a Marbella, cuando se cita porprimera vez a enfermos contagiados y falleci-dos118.

Mientras tanto, el malestar por la prolon-gada ausencia del alcalde es evidente. En la se-sión del Ayuntamiento de 17 de diciembre losconcejales deciden comunicar por telegrama aTomás Domínguez que, dada la alteración de lasalud pública, vuelva con objeto “de que la auto-ridad revista toda la fuerza moral que las circuns-tancias requieren”119.

Para coordinar los esfuerzos contra la epi-demia se organiza una Junta de Socorros, presi-dida por Joaquín Chinchilla y Díez de Oñate. Enella se integran la Junta de Sanidad local, repre-sentantes del Ayuntamiento y de los propios ve-cinos. La Junta de Socorros reparte las medici-nas, se encarga de las tareas de desinfección, yde la alimentación y otros gastos de los enfer-mos pobres. Para financiar toda esa labor pro-mueve suscripciones semanales entre los vecinospudientes, y el propio Ayuntamiento colabora con60 reales diarios y le entrega 12.000 reales reci-bidos del gobierno provincial120.

Los facultativos de Marbella son reforza-dos con otros procedentes de Málaga. A los mé-dicos titulares, José Carrasco Sánchez y Juan Bau-tista de la Torre y Martínez, se une como delega-do gubernativo José Martín Navarro, que deberácomprobar si la enfermedad es cólera morbo, ydos médicos más, pues a finales de diciembreJuan Bautista de la Torre está enfermo y se con-tabilizan 160 contagiados121.

La Unión Mercantil sigue ofreciendo datossobre contagiados y fallecidos en Marbella du-rante el mes de enero de 1886; día 4: 11 y 5 res-pectivamente; día 5: 9 y 3; día 7: 11 y 0; día 9: 10y 1; día 10: 7 y 3; día 12: 4 y 1; y día 13: 2 conta-giados y 1 fallecido; al igual que sucede en otrospueblos cercanos, como Monda o Manilva122. Elcorresponsal del periódico en Marbella es me-nos crítico que la redacción de Málaga –que pone

de relieve la ocultación y la falta de medios em-pleados– e intenta quitarle importancia a la epi-demia, escribiendo que ningún día excedió de10 defunciones, siendo la mayor parte niños, yque se tomaron las medidas oportunas cuandose comprobó que era cólera123.

El 5 de enero de 1886 visita la ciudad unacomisión presidida por el gobernador civil, JuanAntonio Corcuera, y el presidente de la Diputa-ción Provincial, Antonio Guerrero Pérez (diputa-do por el distrito Coín-Marbella). El Ayuntamien-to celebra una sesión extraordinaria y a las alo-cuciones de las autoridades provinciales respon-de el alcalde accidental y el arcipreste –no estánpresentes ni el alcalde titular, Tomás Domínguez,ni el presidente de la Junta de Socorros, JoaquínChinchilla–, con palabras de agradecimiento, porla visita y las donaciones recibidas124.

El 14 de febrero se tiene noticia de lamuerte, esa misma mañana en Madrid, de TomásDomínguez Artola, a causa de una pulmonía ful-minante. El Ayuntamiento fija para el día 20 lashonras fúnebres por el alcalde fallecido125.

El cólera va remitiendo y el 25 de febreroel Ayuntamiento disuelve la brigada de desinfec-ción, por lo que se puede considerar que la epi-demia había finalizado en Marbella. La última granepidemia del siglo XIX produjo en la provinciade Málaga 5.040 enfermos y 1.705 fallecidos126.

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Tomás Domínguez era alcalde de la ciudadcuando fallece en Madrid el 14 de febrero de1886. Mientras tanto, una epidemia de cólera

asolaba Marbella

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En el mismo pleno se estudia la documen-tación económica municipal que tramitaba To-más Domínguez, y había entregado su familia127.El 19 de septiembre los encargados de la testa-mentaría de Tomás entregan al Ayuntamiento2.700 reales en efectivo y 7.304 en una letra decambio, quedando a deber 4.269,32 reales, y asi-mismo una cuenta de los gastos ocasionados porel viaje del alcalde a Madrid, por 7.665 reales,que no es aprobada por la corporación. Unosdías más tarde se acuerda rebajarlos a 6.499 rea-les, al mismo tiempo que se comunica a la fami-lia que paguen cuanto antes lo que queda pen-diente128.

LA HERENCIA DE TOMÁSDOMÍNGUEZ ARTOLA

La partición de bienes de TomásDomínguez se protocolizó el 16 de noviem-bre de 1889129, tres años y medio después desu muerte, que le había sorprendido mientrasresidía en la calle de la Gorguera n.º 14 deMadrid, recibiendo sepultura en el cemente-rio de la sacramental de San Lorenzo de la ca-pital130.

En el cuadro siguiente, se ve la distribu-ción de los bienes de la testamentaría de TomásDomínguez.

Los bienes inmuebles continúan siendoparte fundamental del patrimonio familiar, conun 94,8% del volumen final. Completan el 5% res-tante un censo a favor de 4.400 reales sobre la

casa n.º 3 de la plaza del Puente de Ronda, uncrédito de 5.800 reales en contra de JoséDomínguez Pérez, y 16.789 reales por muebles yjoyas, entre los cuales sólo se especifica un jue-go de plata cincelada para té con un valor de3.000 reales.

Entre las bajas del capital, y ante la impo-sibilidad de pagar todas las deudas pendientespor falta de liquidez, se enumeran dos créditos,uno de 12.000 reales que se debe a José Chinchi-lla y Díez de Oñate y otro de 18.500 a AntonioLima Fernández.

Asimismo se resta la parte que correspon-de a los hijos de Rosalía Salcedo y Tomás, y aun-que ella no aportó nada al matrimonio ahora serecoge la herencia que recibió de sus padres,Miguel Salcedo e Isabel Roldán, que supone28.955 reales, y la de su abuela, Rosalía López,que son 1.000 reales más.

La baja más importante es el capital pro-pio de la viuda: Elisa Torralba Bolós recupera ladote, de 37.233 reales, que llevó al matrimonio,más los 80.000 que recibió como arras por partede Tomás al contraer matrimonio en 1873.

De este modo el caudal de la herenciaqueda reducido a 344.634 reales, de los cualeshay que segregar una quinta parte para los hijosque tuvo Tomás con Rosalía. Así lo decidió él pocodespués de su segunda boda, para compensarlosen relación a los hijos que tuviera con Elisa, loscuales saldrían beneficiados por el gran regalo,que en concepto de arras, le hizo a esta última131.

Finalmente, la cantidad a repartir entre lossiete hijos, la legítima, es de 275.707 reales,correspondiéndole a cada uno 39.387 reales.Ahora bien, los hijos de Rosalía recibirán otros22.976 reales en concepto de la mejora que seacaba de explicar y 9.985 por herencia materna,en total 72.348 reales para cada uno de ellos:Carmen, Manuela y Miguel Domínguez Salcedo.Y los hijos de Elisa: Antonia, José, Tomás y Fran-cisca Domínguez Torralba recibirán ahora la legí-tima, pero si le añadiésemos la parte correspon-diente a los bienes de su madre, podemos calcu-larle una herencia de 78.465 reales. De estemodo, la pretensión de Tomás de igualar a loshijos de sus dos matrimonios, aunque no fueraexacta al cien por cien, logró su objetivo. Lo queno logró es transmitirle el patrimonio que él ha-bía heredado, pues de aproximadamente1.500.000 reales sólo lega a sus hijos un caudalde 344.634 reales y, extinguidas las leyes del ma-yorazgo, el igualitario reparto entre sus siete hi-jos hace que cada uno reciba entre 70.000 y80.000 reales, cantidad muy alejada de la que él

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heredó de su padre. Definitivamente, el poderíoeconómico de los Domínguez de Marbella se ha-bía extinguido poco antes de acabar el siglo XIX.

VENTA DE BIENES INMUEBLES

Constituyendo losbienes inmuebles la baseprincipal de la fortuna fami-liar, haremos mención a laevolución de la propiedad delas fincas, tanto rústicascomo urbanas, de Tomás Domínguez Artola. Paraello, se puede tomar como referencia: la particiónde bienes de 1870, mediante la cual Tomás acce-de a las propiedades de su padre, AntonioDomínguez Alburquerque; la escritura de dote einventario que hace poco después de casarse consu segunda esposa, en 1874; y la partición de 1889,tras la muerte de Tomás Domínguez.

La distribuciónde venta de las fincasrústicas se recoge enel cuadro n.º 1. Sinentrar en detalles,que hemos descrito

con anterioridad, destacaremos en estas tres eta-pas las siguientes operaciones. Durante la pri-mera, efectuada entre 1870 y 1874, Domínguezse desprendió mediante diversas transaccionesde las 60 fincas que poseía en el municipio deIstán, por un precio que no llegaría a los 200.000reales, dada la rebaja que se constatan en diver-sas ventas. En la segunda etapa, destaca la ventade la finca denominada La Campiña o Santa Elisa,efectuada en el año 1877 a los socios de la colo-nia de El Ángel, que agrupa a los predios citadosen el cuadro desde el haza del Palmar de D.ª Ma-ría hasta el haza de Picaza, por un valor total de400.000 reales. En la tercera etapa, entre 1874 y1889, el inventario de las propiedades vendidas–sobre todo grandes cortijos de la zona de LasChapas– suma unos 200.000 reales, de las cualessólo hemos localizado documentalmente la ven-ta del cortijo de Caballeros a Joaquín Chinchillapor 45.000 reales en el año 1882.

En cuanto a los inmuebles urbanos, descri-tos en el cuadro n.º 2, hay que destacar, en primerlugar, que su valor en conjunto es muy inferior alde los inmuebles rústicos, y que las operacionesde compra venta son también más reducidas en sunúmero y en su precio. Los aumentos másdestacables nos lo proporcionan la rehabilitaciónde la vivienda familiar entre los años 1870 y 1874,vivienda que se mantiene a la muerte de Tomás; yla inversión efectuada, durante las mismas fechas,en la casa n.º 2 de la plaza de San Bernabé paraconvertirla en fábrica de harinas.

Podemos conocer la forma del reparto delos bienes de Tomás a través del legado de unode sus descendientes. Se trata de la hijuela deManuela Domínguez Salcedo, que recibe una sép-tima parte de la casa familiar, 17.143 reales; la

mitad del haza Vega delGuadalpín, 30.000 reales; lacasa nº 4 de la calle del Ce-menterio, 16.000 reales; lacasa nº 6 de la calle Chorrón,8.000 reales; y 1.204 reales

en muebles y joyas para completar su legado de72.348 reales.

Relacionando los bienes que reciben losherederos con los valores de los inmue-bles delos cuadros anteriores sorprende la desvaloriza-ción que sufren la mayoría de ellos entre losinventarios de 1874 y 1889. Y si algunos podríanestar justificados, como la casa n.º 2 de la plaza

de San Bernabé alabandonarse la activi-dad de la fábrica hari-nera o el haza del Cal-vario por cuestionesque desconocemos,

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La disminuida herencia de los Domínguez sereparte en el año 1889 entre su segunda

esposa y sus cinco hijos

Tomás Domínguez Artola en los últimos años de su vida.Archivo Antonio Romero Domínguez.

Firma de Tomás Domínguez Artola.

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Cuadro n.º 2Cuadro n.º 1

hay casos que resultan sorprendentes por la cuan-tía de la devaluación. Así, el cortijo deMiraflores132 alcanza un 61% de desvalorización,157.427 reales, tomando en relación los dos añoscitados, y la casa n.º 1 de la plaza de San Bernabé,la vivienda familiar, un 63%, 200.080 reales entérminos absolutos. Por todo ello, podría pen-sarse en una maniobra de Elisa Torralba133 y suentorno, devaluando de forma ficticia las propie-dades que reciben ella y sus hijos, para conse-guir el mayor número de fincas, mientras que sushijastros reciben menos fincas al valorarlas al alza,por ejemplo la lamada Vega de Guadalpín, quecomo hemos dicho se adjudica por mitad aManuela Domínguez Salcedo, se revalorizó en un88%134.

Por último, cabría señalar que con TomásDomínguez Artola muere el último de una dinas-tía, el último de los, en otros tiempos todopode-rosos, Domínguez de Marbella. Y Tomás muere

como había vivido, dejando como recuerdo deu-das pendientes y su afán por las innovaciones.Una última muestra de estas dos facetas de suvida la tenemos en un acuerdo del Ayuntamientodel 15 de agosto de 1886 –seis meses despuésde su fallecimiento–, por el que se decide abo-nar un gasto de 1.200 reales que él había con-traído, para la compra de un moderno artefacto:una bomba contra incendios135.

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Notas

1 Dificultades originadas en gran parte por la peculiar for-ma en la que accedió su padre al mayorazgo. En un groserobalance de su actividad económica sólo se puede destacar comoinversión la reconstrucción de la casa solariega, emplazadadentro del castillo de Marbella, por una cuantía de 175.030reales, que equivale aproximadamente al valor de las fincas quese vio obligado a vender. Casado Bellagarza (2002b).

2 Escritura de partición de bienes, 19 de febrero de 1870.Ante el notario Francisco Acosta y Granados. Archivo HistóricoProvincial de Málaga (A.H.P.Ma), Fondos Notariales (F.N.), lega-jo P-4971, folios 220-345.

3 En 1870 era diputado a Cortes.4 También se dedicó a la política, en 1870 era diputado pro-

Apéndice n.º 1

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Apéndice n.º 2

vincial. Además, tenía una considerable fortuna; a su matrimo-nio aportó bienes inventariados por 1.496.824 reales. A.H.P.Ma.,F.N., leg. 5156, fols. 1707-1716v.

5Así, las fincas de Puente Genil correspondieron a Francis-ca, a causa de la mayor movilidad geográfica de su marido, queen 1865 era diputado por la provincia de Jaén.

6 Completaban la herencia algunos censos, a favor y en con-tra, que por su pequeña cuantía no hemos especificado.

7 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 374-375v.8 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 930-939v. Situadas en tor-

no al destruido molino de la Fuente Santa o de Don Tomás, se-gún el poder dado en Málaga el 1 de agosto de 1872 a JuanBautista de la Torre. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5121, fols. 1518-1520.

9 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 436-441.10 El Ayuntamiento en su sesión de 29 de mayo de 1877

aprobaba la petición de José García Belón, y el 10 de julio elgobernador civil concedía la autorización definitiva. ArchivoMunicipal de Marbella (A.M.Mb.), Actas Capitulares (AA.CC.), leg.17-H. La extensión de la colonia no llegaba a 8 ha, y hasta el 10

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de julio de 1896 gozó de los beneficios que otorgaban las leyesde colonización. En 1900 pertenecía a Alejandro García Belón ysus hermanas. 26 de mayo de 1900. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.

11 Así se recoge en la escritura de compraventa de la casan.º 3 de la calle del Castillo, efectuada entre José Domínguez yJoaquín Chinchilla por el precio de 4.000 reales, y que en la par-tición de bienes se había valorado en 11.350 reales. 11 de mayode 1885. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5439, fols. 221-224v.

12 Gabriel Tortella enumera doce grandes crisis de subsis-tencias durante el siglo XIX, de las cuales las de 1867-68, 1879,1882 y 1887 son coetáneas de Tomás Domínguez. Crisis quetienen como causa inmediata las fluctuaciones climáticas, lluviasexcesivas pero sobre todo sequías; sin embargo, sus causas másprofundas radican en la organización social, el nivel de desarro-llo económico, el atraso técnico de la agricultura y sus bajos ren-dimientos, el lento sistema de transporte y la ineficazredistribución de alimentos. Tortella (1995), pág. 29.

13 13 de agosto de 1870. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4972, fols.872-882.

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14 7 de septiembre de 1870. Ante Joaquín Bugella, notariode Málaga. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5114, fols. 1763-1783.

15 Se indica que el nombre correcto del haza de Gálvez eraAlgarbe. Estos acuerdos se ratificarían muchos años después, 2de julio de 1885, entre Tomás Domínguez y Carlos de CuadraViteri, representante de la colonia de San Pedro Alcántara y, almismo tiempo, socio fundador de la colonia de El Ángel.A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5439, fols. 315-323v.

16 Hacia 1800 el agua sería motivo de conflicto entre Enri-que Grivegnée, propietario del trapiche del Prado, y algunospropietarios de Marbella; y decidiría al nuevo dueño del trapi-che, Juan Lesseps, a construir uno nuevo junto al río Guadaiza.Lucía Prieto (1996), págs. 9 y 10.

Las captaciones ilegales de agua eran frecuentes. El 7 deagosto de 1875 el Ayuntamiento denuncia ante el juez munici-pal el desvío de agua al cortijo de Miraflores, propiedad de To-más Domínguez, desde la red de abastecimiento público, acu-sando al arrendatario del mismo como presunto autor del deli-to. A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia ofi-cial, leg. 133-H.

17 Eran 4,5 días de riego de cada turno de 13 días de lasaguas del río Guadaiza por la acequia de Levante. Además elmarqués del Duero conservaría el riego de la Picaza.

18 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4973, fols. 989-99419 Ante el notario José María Escobar. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-

4936. El mal estado de conservación de estos documentos haaconsejado prescindir de una consulta más detallada.

20 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 272-275v.21 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4937, fols. 291-296v.22 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4974, fols. 146-151.23 Joaquina es tía de sus cuñados Joaquín y Pilar Chinchilla

Díez de Oñate. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4977, fols. 1324-1327v.24 25 de septiembre de 1874. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428,

fols. 767-777.25 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4977, 887-929v. La compañía se ha-

bía constituido el 8 de diciembre de 1871.26 Memoria sobre el estado de las obras públicas en España desde

1 de enero de 1873 a 31 de diciembre de 1881, pág. 148. Para que ellector local pueda hacerse una idea de su tamaño, el actualpantalán del hotel Puente Romano mide aproximadamente 62metros de largo por 5 de ancho.

27 Según el informe del cónsul británico en Málaga. Reportde 1873, pág. 296.

28 Del capítulo titulado “Por las costas andaluzas”, año 1887,en un libro de viajes del periodista Ortega Munilla (1892), padrede José Ortega y Gasset, que estaba emparentado con la familiaChinchilla.

29 Fernando Alcalá (1980), pág. 46.30 “La familia Domínguez será la primera que desde la no-

bleza se acerque a posiciones económico sociales a las de la bur-guesa, al controlar, a mediados del XVIII, importantes resorteseconómicos en Marbella”. Antonio Rodríguez Feijóo (1988), pág.244.

31 Según se desprende de diversos protocolos fechadosentre agosto y diciembre de 1836. A.H.P.Ma, F.N., leg. P-4939,fols. 73-75v, 81-83v, 119-120v. y 121-128v.

32 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 68v.33 En el castillo se encontraba el cementerio. Y desde el

siglo XVIII se puede considerar un suburbio, incluyendo diver-sas industrias y vecinos pobres. Según la tesis doctoral que pre-para Francisco Javier Moreno Fernández.

34 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 79v-80.35 6 de agosto de 1872. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H.36 El matrimonio tuvo lugar el 14 de febrero de 1866 en la

iglesia de Santiago de Málaga. Expediente matrimonial de To-más Domínguez y Rosalía Salcedo, procedente del Archivo delObispado de Málaga. Copia en el Archivo de Antonio RomeroDomínguez (A.A.R.D.). Al cual agradecemos su inestimable cola-boración en la cesión de los documentos escritos y gráficos, asícomo su opinión acerca de diversas cuestiones tratadas en estetrabajo.

37 El 10 de octubre de 1874 Tomás Domínguez hacía unadeclaración formal de herederos para estos tres niños. A.H.P.Ma.,

F.N., leg. P-4979, fols. 811-827v.El 16 de junio de 1879 Tomás otorgó un poder notarial para

gestionar la herencia de Isabel Roldán López, abuela de los treshijos que tuvo con Rosalía. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5435, fols.498.499v,

38 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 39-90v.39 El padre de Elisa, José Torralba Cuesta, tenía escasas pro-

piedades inmuebles. El 30 de diciembre de 1875 gestiona el cobrode 2.760 reales correspondientes a la paga de su hijo José,subteniente, fallecido en Filipinas. A.M.Mb. Cuadernos borrado-res de la correspondencia oficial, leg. 133-H.

40 Aunque se mantienen otras conveniencias, como los ma-trimonios de hombres ricos con mujeres mucho más jóvenesque ellos, y los matrimonios de viudos. Así, Ignacio Fernándezde la Somera cuando casó con Manuela Domínguez Artola apor-tó al matrimonio 1.496.824 reales, y después de enviudar con-trajo matrimonio con su cuñada Luisa Guzmán y Galtier, viudade su hermano Silvestre (que había llevado al matrimonio3.600.000 reales, mientras Luisa sólo aportó 44.000). Aunqueno dejan de aparecer en los documentos conmovedoras frasesrelativas al afecto de los contrayentes: “siéndoles ya difícil, des-pués de la felicidad de la familia, habituarse a vivir en la soledaddel alma que se experimenta cuando la muerte de un ser queri-do viene a desatar los lazos que anudó el afecto…”. Capitulacio-nes matrimoniales entre Ignacio Fernández, de 56 años, con LuisaGuzmán, de 37 años, cada uno con tres hijos de su anterior ma-trimonio. 16 de septiembre de 1880. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5156,fols. 1707-1716v.

41 Gro: tela de seda sin brillo, y de más cuerpo que el tafe-tán. Lo hay de Tours, París, Lyon y otras procedencias. Del fran-cés “gros”. Diccionario de la Real Academia de La Lengua, edicionesde 1869 y 1884.

42 Entre las escrituras de Marbella consultadas, correspon-dientes a la segunda mitad del XIX, la más parecida a esta dotees la que aportó María Dolores Torralba Cuesta, tía de Elisa, cuan-do se casó con el notario Francisco Acosta y Granados. En total47.436 reales, entre vestidos (el más caro era un o de840 reales), joyas (la más cara era una de 1.400 reales) y tambiénropa de casa, muebles y todo el ajuar de la casa. A cambio Acostaentregó como arras 8.000 reales. 14 de diciembre de 1848.A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4943, fols. 678-679v.

43Así, en la partición de bienes del acomodado vecino deMarbella Antonio Fernández Matoso, 2 de julio de 1870, sobreun líquido total de 434.294 reales los muebles de madera de lacasa se valoran en 5.495 reales y la ropa de la viuda en 202 rea-les. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4972, fols. 641-691.

44 De la ciudad de Málaga conocemos algunos inventariosdomésticos del siglo XVIII a través de un artículo de M.ª BegoñaVillar (1997), que explica también las estrategias familiares enlas cuales el matrimonio es utlizado como factor de movilidadsocial.

45 Francisco Serrano, conde de San Antonio, se casó en oc-tubre de 1880 en París con una rica heredera cubana, María delas Mercedes Martínez Campos. Ésta aportaba al matrimonio másde doce millones de reales y él algo más de cuatro millones,entre los que llama la atención una corona condal de brillantes yuna gruesa perla, que había regalado a su prometida, valoradaen 320.000 reales. La novia enseguida se separó de Serrano,alegando que no había consumado el matrimonio, lo que provo-có además de los pleitos consiguientes, un escándalo que salpi-có a los duques de la Torre, publicándose diversos opúsculos afavor y en contra, uno de los cuales firma el propio FranciscoSerrano hijo en unión de su abogado Juan Chinchilla y Díez deOñate (1883), del cual hemos extraído los datos de la escriturade gananciales.

46 El bajo nivel cultural de la burguesía de Marbella se refle-ja en el fracaso de la enseñanza secundaria durante el siglo XIX,constatado por Antonio Rodríguez Feijóo (1988), págs. 274-278.

47 Muy superior al de otros inventarios que hemos consul-tado, como el efectuado a la muerte de Silvestre Fernández,hermano de su cuñado Ignacio, en el cual los muebles de la casasuponían 15.224 reales sobre un capital total de 3.600.000 rea-les. A.H.P.Ma., F.N., leg. 5137, fols. 1842-1960v.

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48 Algunos de estos animales compartirían las funciones detransporte y de labor con las domésticas o las de recreo. Recor-demos que en el inventario de bienes consta un coche de caba-llo.

49 No repetiremos las citas documentales, ya que son tran-sacciones que hemos descrito con anterioridad.

50 6 de septiembre de 1871. Escritura ante el notario deMálaga Romualdo Hurdisán y Agudo. Copia en A.A.R.D.

51 Ibídem.52 El alcalde de Marbella remite el 3 de junio de 1875 a To-

más Domínguez, como uno de los productores de aceite más des-tacados (el otro es Salvador Buendía), un impreso del Consejo deAgricultura, Industria y Comercio, en vista de la importancia queestá tomando el aceite en las exportaciones españolas. Aunquesólo un mes más tarde, el 2 de julio, el alcalde responde al gober-nador civil que en los pueblos del partido judicial se cosecha pocoaceite y no es de la calidad suficiente como para llevarlo de mues-tra a la exposición que se está organizando en Filadelfia. A.M.Mb.Cuadernos borradores de la correspondencia oficial, leg. 133-H.

53 Coincidente con la apreciación del ingeniero Alberto Díaz-Maroto, restaurador de la maquinaria del cortijo, que fecha lamayor parte de la maquinaria de la almazara en la segunda mi-tad del siglo XIX. Información facilitada por Germán BorracheroValderrama.

En el libro de Antonio Santiago, Isabel Bonilla y AntonioGuzmán (2001), págs. 239-249, podemos disponer de imágenesde la industria aceitera decimonónica en Málaga.

54 La diferencia de las últimas cantidades, 33.000 realesaproximadamente, puede ajustarse más si tenemos en cuentaotros apartados del inventario de 1874. Si sumamos los créditosa favor y la existencia de trigo y otras especies, resulta 84.3350reales, y si le restamos la depreciación de las fincas de Guadaiza,al perder el agua de riego, por 49.454 reales, nos da 34.898reales, que se acerca bastante a esos 33.000 reales de descuadre.

55 Padrón de 1870. A.M.Mb., leg. 452-H.56 Esta institución -que se mantiene en la actualidad, aun-

que inactiva- fue fundada por Diego García de Hinestrosa, unode los conquistadores castellanos de la ciudad de Málaga, en sutestamento de 6 de agosto de 1500.

57 A.H.P.Ma, F.N., leg. 5108, fols. 569-575.58 7 de abril de 1869. A.H.P.Ma, F.N., leg. 5108, fols. 581-

582v.59 Se dispone del cuaderno de las actas capitulares desde 1

de enero de 1869 hasta 30 de mayo de 1869, pero falta el cua-derno anterior y el posterior. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H.

60 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 382-384.61 Informe al juez de primera instancia. 13 de junio de 1870.

A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial,leg. 133-H.

62 El nombramiento se hace en la sesión de 10 de abril de1870, y la gestión del diputado consistió en la compensación deimpuestos que debía el Ayuntamiento por los intereses de lasinscripciones intransferibles procedentes de la desamortizaciónde bienes de propios. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H.

En 1871 Fernández de la Somera vuelve a presentarse a laselecciones de diputado provincial, por el partido unionista, y elalcalde informa al gobernador civil que es el candidato que tie-ne más probabilidades de salir elegido. 23 de enero de 1871.A.M.Mb. Cuadernos borradores de la correspondencia oficial,leg. 133-H.

6321 de noviembre de 1872. Poder otorgado por TomásDomínguez Artola para el cobro de créditos a favor de la Her-mandad de Nuestra Señora de la Soledad. A.H.P.Ma, F.N., leg. P-4977, fols. 1298-1302v.

64Se acuerda firmar una escritura en Málaga, tras el pago de585.559 reales, capital e intereses hasta 30 de junio de 1867,que se le debían a Tomás Heredia. Sesión celebrada por el Ayun-tamiento el 29 de septiembre de 1872. A.M.Mb., AA.CC., leg.16-H.

65 Un estudio de las fluctuaciones de los precios del trigo yde la cebada en el municipio de Marbella entre los años 1866 y1874 puede verse en José Bernal (2001).

66 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5428, fols. 115-142.

67Estadísticas del Comercio Marítimo por Cabotaje (E.C.A.B.).Esta tendencia se invertirá a finales de la década de los ochenta,coincidiendo con una época de crisis. Casado Bellagarza (2002a),pág. 10.

68Molino que al año siguiente, 1878 a 1879, aparece a nom-bre de José Martínez y Martínez de Pinillos, nuevo propietariode El Ángel. Matrículas de la contribución industrial y de comer-cio de los años respectivos. A.M.Mb., leg. 3298. En 1881 los pro-pietarios de El Ángel solicitan descuento en el impuesto de con-sumos para una partida de 100 sacos de trigo, procedentes deLondres, puesto que ya habían pagado impuesto en la aduanade Málaga. La llegada de trigo al puerto de Marbella en grandescantidades podemos conocerla a través de las E.C.A.B, al igualque la consiguiente salida de harina, en los años 1881, 1882 y1883, rompiendo la tendencia natural de importación de estaúltima. Casado Bellagarza (2002a), pág. 10.

69 Cantidad neta, descontando un censo en contra. A.H.P.Ma.,F.N., leg. 5147, fols. 1891-1902v.

70 Aprobación del Gobierno Civil el 4 de febrero. Sesión mu-nicipal de 29 de febrero de 1880. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.José Martínez había constituido una sociedad con Pedro LópezOrtiz, contribuyendo éste con la cerca de Río Verde, que habíaadquirido en julio de 1877 a Salvador Delgado Llanos.

71 Muy relacionado con la vecina colonia de San PedroAlcántara, pues era ingeniero y director en la misma, a la vez quefamiliar de los propietarios.

72 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 866-871v. El préstamo enA.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 872-877. En un documento de1883 el suegro de Tomás recibe, mientras él se encontraba enFilipinas, los últimos 80.000 reales de la venta, tras inscribir laPicaza en el Registro de la Propiedad. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438,fols. 80-91.

73 En noviembre de 1881 se constituyó una nueva sociedad,“López, Janer, Cuadra y compañía”, que adquirió las fincas de LaCampiña y otras más a distintos propietarios.

74 Algunos vecinos expresaron al Ayuntamiento que debíaactualizarse el amillaramiento de las fincas de La Campiña, antesde que se incluyeran en la colonia agrícola, pues contribuían conuna cantidad por debajo de la realidad. Esto demuestra lainfravaloración de las fincas. Y como la legislación sobre las co-lonias las eximía de los impuestos en las mejoras que se realiza-ran, durante los próximos 25 años sólo pagarían la contribuciónque tenían antes de la declaración, una posterior subida de lacuota de rústica repercutiría sobre el resto de los contribuyen-tes municipales. 1 de enero de 1882. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.

75 El Gobierno Civil había autorizado la construcción de unapresa en el río Verde, más arriba de otra que estaba arruinada.15 de octubre de 1882. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.

76 Antonio Rodríguez Feijóo (1988), pág. 263.77 La crisis interna del Ayuntamiento provocó la destitución

del secretario Cristóbal de Torre Lara. El 25 de octubre de 1877se nombra a Manuel Ortiz de Molinillo, que toma posesión el 2de diciembre y que continuará en el cargo hasta el final del siglo.A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.

78 Junto con el reforzamiento de las Diputaciones Provincia-les y del Gobernador Civil. González de Molina y Gómez Oliver(2000), pág. 278.

79 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.80 14 de agosto de 1878. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.81 24 de febrero de 1878. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.82 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.83 Ibídem.84 Ibídem.85 20 de abril de 1874. En un precio muy inferior a los 25.650

reales con que se evaluó en la partición de bienes, a pesar deque tenía la ventaja de hallarse extramuros de la ciudad. A.H.P.Ma.,F.N., leg. P-5428, fols. 305-310.

86 24 de abril de 1877. Con una extensión de 9,15 ha.A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4980, fols. 359-362v.

87 18 de septiembre de 1879. Antes de vender la huerta,Tomás segregó 4 fanegas de viñas y olivar para agregarlas alcortijo de Miraflores. Escritura ante el notario de Marbella Fran-cisco Acosta y Granados. Copia en A.A.R.D.

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88 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 171-174. Y Registro de la Pro-piedad de Marbella, finca n.º 716. Inscripciones 5.ª y 6.ª, fols. 77-78.

89 Poder general, y en especial para que procedan a la ventadel cortijo de Caballeros. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 890-895v.

90 Nombra como albaceas testamentarios a su suegro, JoséTorralba Cuesta, y al padre de su primera esposa, IldefonsoRoldán López. A los tres hijos que tuvo con ésta los mejora“por terceras partes iguales a cada uno, en el quinto de todossus bienes, íntegro y sin descuento ninguno, en consideracióna que sus otros hijos les ha de pertenecer más cantidad por suseñora madre en razón a las arras y donación esponsalicia quele hizo”. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 896-899v.

91 29 de febrero de 1883. Su suegro cobra los últimos 80.000reales de la venta de las fincas de La Campiña, que estaban pen-dientes hasta inscribir la Picaza en el Registro de la Propiedad”.A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 80-91.

92 A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5437, fols. 108-117v.93 6 de abril de 1881. El poder en A.H.P.Ma., F.N., leg. P-

5436, fols. 341-3434v., y el testamento a continuación, fols. 345-346v. En 1883 continuaba en Cuba, según se desprende del po-der otorgado por su esposa a un procurador el 14 de mayo deeste año. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5438, fols. 411-414v.

94 27 de agosto de 1867. El apoderado en Marbella es supadre, Juan Chinchilla y Bernardy, senador. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4966, fols. 995-1010v.

95 Alcalá Marín (1980), págs. 196-197.96 La cita corresponde a una biografía del general José

Lachambre Domínguez, primo de Tomás Domínguez Artola.Lachambre fue hijo de Mercedes Domínguez (hermanastra desu padre). Anguita Galán y Moreno Gómez (1992), pág. 421.

97 Gámez Amián (1998), pág. 133.98 Como muestra podemos citar los acuerdos del Ayunta-

miento para “abrir la panera y repartir el grano” el 13 de no-viembre de 1870 ó el 6 de enero de 1878, este último año sedistribuyeron 209 fanegas y se exigió garantía hipotecaria, coninscripción en las anotaciones de las fincas en el Registro de laPropiedad. A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H y 17-H.

99 A.M.Mb., AA.CC., leg. 16-H.100 Gutiérrez Álvarez (1992), pág. 20.101 17 de mayo de 1870. Sirve como fianza la cosecha que Cerbán

tiene pendiente en la finca arrendada a José Artola, canónigo de lacatedral de Málaga, y el ganado que tiene en medianería con suhermano Pedro Artola. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4972, fols. 540-541v.

102 3 de julio de 1870. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4971, fols. 711-720.103 Como se puede comprobar en las actas capitulares de

estos años. En cambio, la compañía minera no tenía tanto mira-miento con modestos labradores, como con María Josefa Añóny López y su esposo Manuel del Castillo Gutiérrez. Éstos, tras unlargo pleito con The Marbella Iron Ore, a propósito de la canti-dad pagada por la ocupación de terrenos para la vía férrea, nodisponían de dinero para pagar los 8.182 reales de gastos deljuicio que habían perdido contra la compañía inglesa. Como con-secuencia, el 7 de marzo de 1881 se procedió a la venta judicialde la finca de María Josefa, en la Fuente del Prado, que se adjudi-có a la propia compañía, con una extensión de algo más de 10ha, aparte de los 200 m² que ocupaba la vía férrea origen dellitigio A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5436, fols. 227-252v.

104 El epicentro del terremoto fue en la provincia de Granada,cerca del límite con Málaga. Fueron más de 700 muertos y casi 1.500heridos entre las dos provincias. García Montoro (1994), pág. 567.

105 Según el cónsul británico en Málaga. Report de 1886, pág. 341.106 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.107 Las elecciones en las cuales Tomás fue elegido como

concejal fueron el 4, 5 y 6 de mayo, y la donación de los bas-tones se recoge en el acta de 10 de junio, por lo que pareceque Domínguez se preparó el regalo para sí mismo. A.M.Mb.,AA.CC., leg. 17-H.

108 El 24 de julio de 1884 se habían establecido medidashigiénicas debido a «las circunstancias que amenazan la saludpública», como era la aplicación de cal a los cadáveres cuando seenterraran en el cementerio de Marbella, y también el blanqueode pudrideros en la colonia de San Pedro Alcántara, junto con elalejamiento de la población de los depósitos de estiércol.

A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.109 Los pueblos más afectados fueron Antequera, Cuevas de

San Marcos, Arenas, Archidona, Cañete la Real, Marbella, Nerja,Torrox, Vélez-Málaga, Yunquera, Ojén y Archez., según Juan LuisCarrillo (1972), pág. 151.

110 16 de agosto de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.111 30 de agosto de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H. En

estos meses también se adquiere un carro fúnebre y un caballopara la conducción de cadáveres al nuevo cementerio, alejadode la población.

112 Se abonan indemnizaciones por quemar ropas, camas y otrosefectos de enfermos sospechosos. En un caso 1.040 reales y en otro112 reales. 6 de septiembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.

113 La Unión Mercantil critica el 10 de enero de 1886 las siste-máticas ocultaciones de la enfermedad y las carencias de las fa-milias pobres, por lo que pedía medidas urgentes de auxilio a lapoblación. Hemeroteca del Archivo Díaz de Escovar.

114 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.115 El alcalde accidental y el médico visitan a los enfermos y

designan las chozas, donde vivían los campesinos, que han dequemarse, durante una visita a la zona de la torre del Lance deLas Cañas. 11 de octubre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.

116 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.117 28 de noviembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.118 A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.119 El 6 de diciembre se recibió una carta de Tomás con re-

clamaciones de gastos de procurador y abogados. El Ayunta-miento responde que se pagaría cuando se dispusiera de fon-dos. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.

120 28 de diciembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.121 31 de diciembre de 1885. A.M.Mb., AA.CC., leg. 17-H.122 La Unión Mercantil de 8, 10, 14 y 16 de enero de 1886.123 La Unión Mercantil de 12 de enero de 1886.124 El gobernador pide que las 12 camas que se han traído

no se concedan sólo al hospital sino también a los pobres que havisto dormir en el suelo, y dona 1.000 reales; otros 1.000 realesentrega el presidente de la Diputación, además de 8.000 del or-ganismo provincial, junto con el compromiso de pagar el impor-te de medicinas y desinfectantes. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.

125 A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.126 Juan Luis Carrillo (1972), pág. 151.127 25 de febrero de 1886. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.128 30 de septiembre de 1886. A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.129 Ante el notario de Marbella Francisco de Paula Romero

Rodríguez. Esta escritura no se encuentra en el A.H.P.Ma., por loque hemos utilizado la información que proporciona la hijuelacorrespondiente a Manuela Domínguez Salcedo, fechada el 22de septiembre de 1890 ante el mismo notario. Copia en A.R.R.D.

130 Según el certificado de defunción recogido en la hijuelacitada en la nota anterior.

131 10 de octubre de 1874. A.H.P.Ma., F.N., leg. P-4979, fols.811-827v.

132 Para completar la dote de Elisa Torralba, sus hijos lecedieron el cortijo de Miraflores, en la cantidad de 24.000 rea-les. Ella lo vendería a José Roldán Salcedo casado con su hijas-tra Manuela Domínguez Salcedo, según Antonio RomeroDomínguez (1996), pág. 50. Posteriormente, Manuela siendoya viuda donó a sus nietos, hijos de Pilar Roldán Domínguez yJuan Lavigne Gutiérrez, la totalidad de sus fincas valoradas en309.400 reales, siendo la de mayor cuantía el cortijo deMiraflores, con 200.000 reales. 9 de junio de 1943. Notaría deManuel García Mayor. 9 de junio de 1943. Copia en A.A.R.D.

133 Elisa Torralba murió en su domicilio de la plaza de SanBernabé, a los 68 años de edad, el 23 de mayo de 1915. Acta dedefunción. Registro Civil de Marbella. Libros de defunciones,tomo 68, folio 156. Copia en A.A.R.D.

134 Esto no exime del cariño de algunos miembros de lafamilia Torralba hacia los hijos de Rosalía. Así José Torralba Cues-ta, cuando falleció en 1893 deja a su nieto Miguel DomínguezSalcedo, a quien cuidaba desde los dos años, muebles, efectosde carpintería, un coche y una escopeta. 1 de febrero de 1894.A.H.P.Ma., F.N., leg. P-5442, fols. 65-74v

135 A.M.Mb., AA.CC., leg. 18-H.

LOS DOMÍNGUEZ DE MARBELLA

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Desde estas páginas pretendo esbozar de forma genérica el periodo morisco en los pueblos integradosdentro de la Tierra de Marbella. Para ello, me voy a ceñir a datos muy puntuales contenidos en lamemoria de licenciatura que, bajo el título “Los moriscos de Istán, 1485-1568” defendí en la facultadde Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga. No pretendo hacer un análisis exhaustivo sobre eltema, ni detenerme en pormenorizar situaciones concretas sobre cada una de estas alquerías, más bientrataré en su conjunto la historia social por ser uno de los aspectos menos conocidos de la culturamorisca.

La vida cotidiana de los Moriscos del alfozde Marbella: OJÉN, ISTÁN Y BENAHAVÍS*

Lina Urbaneja Ortiz

Istán: población morisca importante tras la llegada de los cristianos.

* Dedicado a Antonio Serrano

1. La sociedad morisca

as relaciones entre los vecinos de las distin-tas alquerías de Marbella fueron armoniosas

debido en parte al estrechamiento de lazos fami-liares mediante enlaces matrimoniales, situaciónnada sorprendente pues en el Islam la familia estáorganizada de tal forma que funciona como unasociedad en miniatura1. Y es la propia cohesiónde grupo la que hará resaltar del conjunto de la

L

población a los elementos discordantes, poco fre-cuentes, pero que en algunos casos se dieron.

A veces estas actitudes discrepantes erancastigadas con la expulsión del transgresor, pa-sando su hacienda a manos de otro lugareño, unadisciplina impuesta con la finalidad de mantenercontrolada a la población. Al respecto podemoscitar a Alonso Laso, considerado públicamenteenemigo personal de Tomás de Mora, adminis-trador de Fadrique de Vargas y máxima autori-dad en Istán. Esta enemistad es consecuencia de

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los hechos acaecidos a raíz del impago de losarrendamientos por parte de Laso, motivando lapérdida de todos sus derechos como miembroactivo de la sociedad local y su exilio en Ojén2. Lamisma situación se dio con Juan Ataly, un alabar-dero que se marchó a Monda tras residir en Istán.Este morisco dejó un desagradable recuerdo en-tre sus antiguos convecinos, quienes le conside-raban “Hombre vil e pobre, … borracho … e queestando ansy, … mató a un hombre”3.

La transcendencia de unas buenas relacio-nes, ya fuera entre convecinos o con los cristia-nos viejos, deriva del carácter endogámico de lapoblación, cuyos enlaces harían de estos pueblosuna inmensa familia4. El hecho de encontrar unmismo apellido en alquerías próximas, no puedeconsiderarse fenómenos aislados, pues son de-tectadas igualmente en las comunidades moriscasde Castilla, Aragón, Valencia y Granada5.

Una de las características más destacadasde la población morisca es la movilidad geográfi-ca derivada, como hemos señalado, de unionesmatrimoniales entre personas de diferentes pue-blos, lo que motivaba un cambio de residenciapara alguno de los cónyuges. Sobre este puntoJuan Haqueni, natural de Monda, afirma tener unhermano casado en Istán aunque no especificasu nombre; o Lorenzo Almodóvar, igualmente

residente en las tierras del marqués de Villena,está emparentado con otros vecinos, hermanosde su mujer, en Istán6.

Son datos referentes a moriscos, un co-lectivo que, a semejanza de los cristianos viejos,no mostraba ningún interés por integrarse en lasociedad castellana. Esta indiferencia hacia la asi-milación proyectada por la Monarquía los con-

vertía en un grupo cerrado y poco comunicativo,cuidadoso de mantener sus prácticas mahome-tanas pese a bautismos, catequesis y misiones o,como señala Caro Baroja, pese también a proce-sos inquisitoriales7.

Es por ello que ante el intento deaculturación potenciado desde las más altas ins-tancias del poder, la respuesta fuese una latenteresistencia a perder aquellos signos de identidadque les marcaban como grupo cultural muy defi-nido. Este férreo conservadurismo originaría unproblema político de primer orden cuando seextendió la sospecha de la manipulación quepodría ser objeto esta minoría, por parte de laspotencias enemigas, en un momento de gran ten-sión internacional.

Este temor denotaba un gran desconciertosobre su pretendida inclusión en cualquier gruposocial o étnico de la España del Quinientos y unatotal indiferencia hacia el pueblo morisco, que yamanifestaba evidentes síntomas de aculturación.Por una parte, los dorados años de al-Andalus que-daban lejos y apenas si eran un breve recuerdo paralos ancianos y, por otra, habían perdido en el deve-nir de los tiempos parte de los elementos que lescaracterizaban como un pueblo dotado de unacultura propia. La imposición de la lengua castella-na, unida a la quema de libros escritos en arábigo,

habían incidido en el alto índice de anal-fabetos, detectado por Cabrillana enAlmería y extrapolable a cualquier zonadel antiguo reino nazarí para la décadade los 50 del siglo XVI, en donde “ape-nas si encontramos moriscos que se-pan firmar en árabe, ni en caractereslatinos”8. Asimismo, el aislamiento delas comunidades moriscas del medio ru-ral, les impidió evolucionar hacia la pau-latina integración con la sociedadimperante, la cual no siempre mostra-ba indicios de rechazo, sino que enmuchos casos las relaciones de amis-tad florecían auspiciadas por las tran-sacciones comerciales, necesarias eimprescindibles para la supervivencia,tan frecuentes entre moriscos campe-sinos y los habitantes de las ciudadescercanas a sus núcleos poblacionales.

Una de las consecuencias de estos con-tactos pudo ser la aparición de estrechos víncu-los de amistad entre individuos de ambas comu-nidades. La proximidad geográfica existente en-tre Marbella y los lugares de su ámbito de in-fluencia fue determinante para incrementar estetipo de relaciones entre sus pobladores. Pero siexistieron vínculos amistosos entre ambos gru-pos sociales, no era frecuente que los cristianos

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Cerca morisca con entrada de acequia. Almachar (Istán).

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viejos residiesen entre moriscos. En los pueblosdel alfoz marbellí, sólo encontramos dos viudasen Ojén9, y los allegados a Cifuentes y Villegas enel señorío de Benahavís y Daidín.

Lazos de sangre y amistad, fundamenta-les para un mayor acercamiento entre puebloscon una misma base cultural e ideológica, hicie-ron posible que conceptos musulmanes comoUmma o Saria nunca cayeran en el olvido. Por otraparte, su calidad de grupo socialmente diferen-ciado, y por ello marginado, avivará sentimien-tos de solidaridad reflejados en la práctica de laAsabiyya, sin la cual sería muy difícil de explicarla pervivencia de ritos, costumbres y modos devida netamente islámicos a pesar de las presio-nes10.

Si admitimos la posibilidad de una con-fraternización, la idea de que entre ambos pue-blos surgieran parejas en disposición de contraermatrimonio, debemos aceptarla con reservasdebido a las normas eclesiásticas impuestas parael no cristiano, el cual debe abrazar la fe católicasi quiere casarse con un creyente. Esta normati-va coincide con los planteamientos islámicos: “elmatrimonio debe ser entre gente que comparteuna perspectiva común de la vida y la moral yque conjuntamente participan del hecho paracumplir con su destino como representante deDios”11.

Inicialmente uno de los objetivos priori-tarios de la Corona fue conseguir la asimilaciónde los moriscos, pues se creía que tras convivircon los castellanos terminarían adoptando sususos y costumbres, incorporándose paulatina-mente al espectro social de sus lugares de resi-dencia hasta lograr la plena integración. De acuer-do con este planteamiento, deben considerarselas facilidades dadas por los organismos oficia-les para potenciar los matrimonios mixtos, comoúnicos instrumentos capaces de lograr esta fina-lidad.

La política de fomento de este tipo deuniones fue temprana, pues ya en 1526 una realprovisión concede a estas parejas una serie deventajas que incluirían, además, la exención delalojamiento de tropas y de préstamo de caballe-rías, así como el acceso a tierras baldías. Estasmismas disposiciones eran aplicables a los cris-tianos viejos que se avecindaran en lugares demoriscos12, aunque en la Tierra de Marbella sedieron pocos casos.

La Corona establecía, además, favores es-peciales a quienes realizaran este tipo de enla-ces, destacando por su originalidad las modifica-ciones que afectaban a la dote de la novia, que

sería inconfiscable lo mismo que los bienes apor-tados por el morisco a su matrimonio con unacristiana. A pesar de que estas novedades pue-dan parecer avances sociales, autores comoCardaillac dudan sobre su eficacia por conside-rarlas utópicas para una imposible convivencia,puesto que “a un morisco y a una cristiana viejales es difícil vivir bajo el mismo techo, inclusocuando están unidos por los lazos del matrimo-nio”13.

La Iglesia reaccionó con menos celeridady se mantuvo a la expectativa en espera de losresultados. Tuvo que pasar un cuarto de siglohasta que decidiera pronunciarse al respecto. Fueen el Sínodo de Guadix, celebrado en 1554, cuan-do se presentó alguna normativa relativa a favo-recer las uniones de cristianos nuevos y viejos14.

Dentro del ámbito territorial que compren-de el presente estudio, hemos detectado sólo unmatrimonio mixto, de cristiano viejo y morisca,en el lugar de Istán. No constan sus nombres,pero Francisco Bernal, cristiano viejo vecino deMarbella, confiesa tener un hermano casado enIstán15. De sus declaraciones se deduce que man-tenía buenas relaciones con su hermano, puesconfiesa subir al pueblo con cierta frecuencia, sinque se observen evidencias de rechazo hacia sucuñada.

Pese al oscurantismo sobre este tema, lasrelaciones de bigamia debieron resultar habitua-les entre los moriscos, al estar permitidas den-tro del Islam. Su legalidad se justifica como unaforma de equilibrar la población en momentosde alteraciones demográficas, especialmente des-pués de una contienda, cuando el número demujeres excede al de los hombres. Para evitardejarlas solas y verse obligadas a sobrevivir enun mundo hostil, pueden ser absorbidas por elsistema familiar a través de la poligamia16.

No obstante, es difícil detectar en las fuen-tes este tipo de relaciones. La única excepción laconstituye Ojén, donde dos mujeres llegan a unacuerdo amistoso sobre la herencia del esposocomún, a fin de no continuar el pleito iniciado eincrementar las costas. Estas moriscas,

Por una parte, Catalina dePalaçios, viuda de Francisco de Roxas, epor otra Francisca Sánchez, viuda de Fran-cisco de Roxas … Dixeron que por quantoentre ellas se faga partiçión e dataçión delos bienes del falleçido Francisco deRoxas17.

Se reparten las escasas pertenencias deldifunto. Además de algunas tierras de labor, los

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bienes en litigio lo forman objetos de uso coti-diano y doméstico, como cuatro paños de da-masco, una sábana labrada, almohadas, mantas,cuentas de ámbar, “un cofreçillo” y “unos ferrosde cavallo”18.

La carencia de datos similares respecto aIstán y Benahavís no puede considerarse deter-minante, ni debe alentarnos a dar por asentadoel carácter monógamo de las parejas en el ámbi-to local. Por el contrario, y a semejanza de lovisto en otros lugares del Reino, pudo tratarsede una medida socialmente aceptada por un co-lectivo demasiado apegado a sus creencias y tra-diciones19. La admisión de unas normas de con-ducta de carácter consuetudinario, encuentra surespaldo definitivo en el Corán, que aconseja alos creyentes: “Casaos con las mujeres que osgusten, dos, tres, o cuatro”20. El silencio de lasfuentes sólo puede interpretarse como un per-fecto entendimiento entre las esposas a la horade repartir las posesiones del difunto, conside-rando innecesario recurrir a la aplicación de unasleyes que ignoran la normativa musulmana, noescrita en muchos casos, pero siempre descon-certante para la mentalidad castellana.

2. Las sagas familiares

En Benahavís, Daidín, Tramores, Ojén eIstán, encontramos un porcentaje muy próximoal 100% de población de origen musulmán, oquizás sería más prudente hablar deneocristianos, ya que no se puede atribuir unconcepto netamente islámico a los moriscos,cuyo permanente contacto con los castellanosdebió suponer modificaciones no sólo de tiposocial sino también conceptual. El roce de am-bos grupos, los asuntos de tipo económico y pro-fesional, tuvieron que producir inevitables inter-cambios, manifiestos en relaciones de amistad,enlaces entre personas de distintos credos y ab-sorción paulatina de modos de vida y costum-bres, aplicables a ambos sectores sin exclusión.

Benítez Sánchez-Blanco, propone una líneade investigación basada en la búsqueda de pun-tos de encuentro entre ambas comunidades, aque-llos rasgos comunes que les unen más que losque les separan21. De acuerdo con esta propues-ta, vislumbramos influencias mutuas dentro de loshábitos cotidianos que evidencian una sutil con-vivencia. Una de ellas es la adopción de elemen-tos netamente musulmanes en la vestimenta delas mujeres castellanas, los bordados “a la moris-ca” citados en las relaciones dotales22, nos plan-tean una cuestión de difícil respuesta por la par-quedad de las fuentes. ¿Acaso los confecciona-ban ellas mismas siguiendo las tendencias de lamoda o eran encargados a bordadoras moriscas?

El atuendo masculino de los criptomu-sulmanes evidencia asimismo un paulatino mi-metismo hacia la indumentaria de los cristianosviejos más influyentes a fin de emular algunos desus hábitos. En el interrogatorio efectuado aBrianda Pérez, viuda de Fernando de Valor –AbenHumeya– se recogen algunos datos especialmen-te significativos en lo que respecta al modo devestir de los moriscos. Aquí es evidente la dife-rencia de ropajes entre hombres y mujeres, éstasmás apegadas a su tradicional atuendo, en tantoque los varones habrían experimentado un avan-ce hacia la integración con el grupo dominante.

La noche que eligieron por rey a AbenHumeya, se encontraban reunidos en el Albaicíngranadino un grupo de disidentes, “muchosmoriscos … y como dieseseis mugeres, algunascon sus marlotas y otros adereços”. Al serpreguntada Brianda si los hombres con quienestrató Valor eran ricos y principales, se ciñe en surespuesta a los ropajes que llevaban, “en su trajey ábito, por andar vestidos de negro” y por sutrato exquisito, les parecieron gente “bien yrica”23. Por el contrario, cuando relata su huidade Granada hacia las Alpujarras, no duda en con-fesar que, a fin de pasar desapercibida, utilizóropa de cristiana vieja y pudo llegar sin proble-mas a su destino.

Este dato trae a colación el tan manidotema del aspecto físico de los moriscos, sobre elque se han vertido ríos de tinta. El hecho de quela esposa de Humeya ocultara su verdadera iden-tidad bajo los ropajes castellanos sin despertarsospechas entre las personas que encontraron ensu camino, evidencia la escasa diferencia físicaentre cristianos viejos y nuevos. Sin embargo, losdos hombres que la acompañaban, su esposo yel criado, no tuvieron que ocultar sus ropajes puesya vestían a la castellana. Esta situación seríaimputable al proceso que se venía efectuando conel paso de los años, mediante el cual la culturadominadora iba absorbiendo paulatinamente losrasgos más elementales de los moriscos24. Lucesy sombras en unos contactos que, pese a no de-jar huella en las fuentes documentales, sondetectables en una lectura entre líneas.

Es evidente que las relaciones entremoriscos y cristianos no debieron limitarse alsector masculino y sería un error por nuestraparte pensar que sólo se reunirían para efectuaroperaciones mercantiles. Por el contrario, cree-mos que en un ámbito territorial como el quenos ocupa, donde prevalecen los grupos inter-medios, los encuentros sociales serían prácticahabitual. Si excluimos a los nobles e hidalgos quecompondrían la élite marbellí –corregidores,regidores, etc.– bastante minoritarios por cier-

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to, las familias mantendrían frecuentes contac-tos que posibilitarían una amistad más o menosestrecha, aunque siempre de acuerdo con sus res-pectivos status. ¿Acaso la sociedad de nuestrospueblos moriscos era tan lineal que no existíanfamilias con un elevado nivel económico?

La documentación manejada al respectopresenta un grupo autodenominado “hombres ri-cos”, lo que evidencia una es-tratificación social similar a lacastellana. Para la mentalidaddel Antiguo Régimen el concep-to “rico” era sinónimo de hon-rado, es decir “persona de cali-dad”, de ahí que los moriscoslo usaran profusamente. La ri-queza, para ser aceptada por susconvecinos, debía basarse enfactores determinantes comopudieran ser la posesión de latierra y, consecuentemente, denumerosos ganados25.

Una prueba de la divisiónclasista de los moriscosmarbellíes la encontramos enlos Expedientes de Hacienda delArchivo General de Simancas re-ferentes al año 1561. En ellosse contienen los interrogatoriosefectuados a algunos vecinos para justificar lacorrecta distribución del pago de tercias yalcabalas, además de una relación de los residen-tes en cada una de sus alquerías.

Tramores cuenta con 10 vecinos y en esteacto intervienen “ocho vezinos del pueblo, dediez que somos, para dar quenta”26. Al ser tanreducida su población no hallamos en sus decla-raciones ningún dato sobre una marcada estrati-ficación social. Acaso señalar al alguacil, JuanAlonso, personaje de relevancia debido a su ocu-pación. Figura clave dentro de su comunidad, al-gunas provisiones reales les habían facultado parallevar armas, pese a ser una norma prohibitivapara el resto de sus convecinos. Otras compe-tencias, administrativas, judiciales y fiscales, ha-cían que dicho cargo recayera en personas deprestigio y de lealtad contrastada. Para CastilloFernández, era un oficio que solía heredarse den-tro de un mismo linaje, aunque teóricamente eranelegidos por los miembros de la comunidad27.Dentro de ésta destacan otras personas que os-tentan una primacía, no siempre basada en laposición económica, sino en otras característi-cas que la sustentaran.

El núcleo central de la sociedad islámicalo constituye la familia, con una estructura am-

plia. Para poder analizarla debemos dividirla envarios grupos. El principal estaría formado por ladenominada familia nuclear, es decir, el matrimo-nio y sus hijos, los padres que vivan con ellos ylos criados. A continuación se van multiplicandolas agrupaciones al insertarse ciertos parientescercanos que tienen derechos especiales, se mue-ven libremente dentro de ella y con los cualesestá prohibido contraer matrimonio28.

Este concepto se amplía aún más al incor-porarse, además de la consanguinidad y afinidad,la crianza de leche, al-rid’ah. Estos criadores sonconsiderados padres adoptivos del lactante y, porconsiguiente, los hijos pasan a convertirse en“hermanos de leche”, cuyas relaciones son simi-lares a las de sangre, excepto en los asuntos deherencia29.

Si adscribimos esta normativa a los luga-res de escasa población que constituyen el ejede este trabajo, encontramos la familia patriar-cal, compuesta por un determinado número dehogares, que en pocas ocasiones superarían ladecena, y cuyos miembros se consideran descen-dientes de un mismo antepasado30.

El comportamiento familiar de losmoriscos seguía las normas de la más pura orto-doxia islámica, en donde no es fácil encontraruna familia atomística, sino que por el contrariosuelen convivir tres o cuatro generaciones, sien-do el miembro más anciano el que ocupe la posi-ción de cabeza de la misma31.

En la Tierra de Marbella, algunas familias-tipo serían los Pacheco, Zuriel, y Atayfor, en Istán;Mofarrax, Alarabís, Alharrox y Abeniza, enBenahavís. La parentela del alguacil Alabus, los

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Mocaber de Istán. Detalle de una tumba.

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Daidín. Detalles de edificios.

Alganam y Almutaguan en Tramores; el alguacilAbdudin en Almachar, junto con los Abdalá; loshermanos Cordí y los Cazán en Daidín y el algua-cil Zaide junto con los Alarguas, Valderramas yHernando de Ruenda, en Ojén.

En la visita que en 1560 realiza al Obispa-do de Málaga el inquisidor Martín de Coscojales,son procesados numerosos moriscos de la vicaríade Marbella. En Ojén, se castiga a Hernando deRueda por trabajar los días de fiesta, no acudir amisa y hablar mal de la Inquisición. De los oncede Benahavís, tres son mujeres acusadas de can-tar leilas y “pintar y componer novias a la moris-ca”, en cuanto a los hombres, destaca el benefi-ciado Alonso de Toledo por apoyar a sus feligre-ses y ocultar libros escritos en árabe, el resto devarones son castigados por degollar reses “atra-vesado”, tocar música a la morisca y cantar enlas zambras y leilas. En Istán, encontramos a tresmiembros de la familia Atayfor acusados de tra-bajar los días de fiesta y celebrar bodas con zam-bras y leilas; por último, en Daidín, son cuatrovecinos los procesados, también por hacer fies-tas moriscas32.

Sobre Alvaro Atayfor, poseemos una infor-mación de diferente naturaleza. Aparece en larebelión de 1568 como jefe de los sublevados,

aunque su trayectoria sería cuestionada por mu-chos de sus correligionarios. Tradicionalmentese ha venido considerando a Pacheco Manxuzcomo líder indiscutible del alzamiento, no obs-tante, y manteniendo la importancia que tuvo,su papel se limitaría a mero transmisor de laspropuestas de los alpujarreños, así como enlaceentre los cabecillas granadinos y los moriscos delobispado de Málaga. Si como evidencian las fuen-tes, pasó desapercibido durante la sublevación,su captura en 1573 es considerada de especialtrascendencia, pues estaba considerado comouno de los cabecillas más famosos33. Pero si elliderazgo ideológico era ejercido por hombresde rancio linaje, cuya presencia sería imprescin-dible para aglutinar en su entorno al resto de losrebeldes, entonces esta preponderancia debe atri-buirse a Alvaro Atayfor34.

Los moriscos atrincherados en el fuertede Arboto designaron al Atayfor, Alarabi y otraspersonas de las alquerías levantadas, portavocesválidos para negociar con el duque de Arcos.Mármol califica a este grupo de “hombres princi-pales” y relata cómo se desplazaron hasta Casa-res a fin de obtener un acuerdo favorable paralos sublevados. Esta misión no obtuvo los resul-tados apetecidos, aún más, durante su ausenciaotro cabecilla, el Meliche de Daidín, convenció a

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sus compañeros de que los mediadores sólo que-rían proteger sus vidas y vender, por mil duca-dos, “su tierra, su nación y las personas de suley”35. Años más tarde, Atayfor confesaría que suliderazgo fue efímero, doce días, pues eligierona otro adalid durante el tiempo que se ocupó ennegociar “las paces”36.

Ignoramos si se produjo algún acuerdoespecial entre Arcos y los moriscos, pero la tra-yectoria de Atayfor es desconcertante, ya que apartir de este encuentro se iría adaptando a lasnuevas circunstancias, no siempre favorables,merced a su instinto de supervivencia. En la rela-ción que hace Carlos de Villegas en octubre de1570 sobre los musulmanes que se acogen bajosu amparo, aparece Atayfor con dos de sus hijosy un sobrino pequeño. Como acto de buena vo-luntad, entrega su arcabuz al señor de Benahavís37.

Y en 1571 vuelve a aparecer, esta vez alservicio del duque de Arcos en calidad de guía. Enesos momentos el noble se ocupa en perseguir alos moriscos rezagados en las sierras sin quererentregar las armas. Para reducirlos necesitan el ase-soramiento de Atayfor y sus profundos conoci-mientos del terreno. Su incorporación al serviciodel noble se evidencia en la relación de personasque reciben víveres por desempeñar su trabajo:

A Alvaro Tayfor y Juan RodríguezMundara, cristianos nuevos que servían deguías, veinticuatro panes de a libra que seles dio de raçión para tres días, desde nue-ve del dicho mes de diziembre hasta oncede él, a rrazón de cuatro panes de a libraa cada uno ques raçión doble, por librançadel dicho duque Darcos38.

El profesor Gil Sanjuán localiza alAtayfor en 1573 en Ronda. Una vez aplastadala rebelión, se había integrado entre losmonfíes, bandoleros moriscos que se dedica-rán al asalto de caminantes. En ese año, ungrupo de monfíes proponen su rendición alcorregidor de la ciudad para poder acogerse auna amnistía regia39.

Tan dilatada trayectoria, su comporta-miento pendular, tendrá como cierre el proce-so que la Inquisición le hará en Córdoba, acu-sado por una persona que oculta su identidadde ser capitán de los moros alzados e impul-sar a su pueblo a la rebelión. Asimismo se leinculpa de celebrar bodas por el rito musul-mán y poner nombres árabes a los ya bautiza-dos. El tribunal no pudo hallar al delator paraque se ratificara en sus afirmaciones y la con-dena fue mínima40.

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Terrazas de antiguos viñedos moriscos. La vid llegó a tener gran importancia.

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3. La vida cotidiana

Vistas la población y naturaleza de las re-laciones que los vecinos mantenían entre sí, nossurgen algunas interrogantes: ¿Cómo se desarro-llaba la vida cotidiana? ¿Cuál era el marco en quediscurría? Son preguntas de difícil respuesta, alas que trataremos de contestar basándonos enla información que nos ofrecen las fuentes docu-mentales y bibliográfícas, ambas imprescindiblespara llevar a buen puerto este reto.

En primer lugar dibujaremos el entornoen que se desenvuelve la sociedad morisca: elnúcleo urbano, la mezquita, el mocaber, etc., unconjunto de cuya interrelación surgirá la mayoro menor habitabilidad del lugar, característicasque serán fiel reflejo de sus moradores. AndréBazzana se pregunta cuáles son los elementosque pueden explicar la elección de un lugar paraimplantar un hábitat. Estima que, en líneas gene-rales, se pueden presentar situaciones englobadasen varias opciones. De éstas, seleccionamos lasque mejor se ciñen a nuestros pueblos: presen-cia de un punto de agua, tierras fértiles, necesi-dad de protección y establecer el asentamientoen torno a una fortaleza41.

El entorno de Istán, Ojén y Benahavís, porceñirnos a los que permanecen habitados, pue-de considerarse favorable para el establecimien-to humano, pues sus posibilidades de defensason idóneas, las tierras periurbanas aptas paralos cultivos, y cursos de agua que forman fértiles

valles, relativamente próximos al enclave urbani-zado. A estas características debemos añadir lapresencia de una torre fortaleza, que pudo servirde residencia al alcaide o algún otro mandatario,hasta el momento de la conquista.

A su alrededor se distribuyen las casas conun elemento común: derivan directamente de latopografía, implantadas sobre una fuerte pen-diente en los casos de Almachar, Daidín, Istán yOjén, y menos pronunciada en Benahavís: suscalles forman un trazado tortuoso en el que pre-dominan los recodos, subidas y adarves. Acasoel único ensanchamiento pudo estar relacionadocon la medina.

Fuera del hábitat, aunque en sus cercaníasy, siempre junto a una de las vías principales, seencontraba el mocaber. Para su ubicación y enaplicación de la tradición islámica, se habría op-tado por un espacio junto al camino, en una la-dera frente al establecimiento urbano. Si bien noha sido posible localizar estas necrópolis en to-dos los pueblos, al menos conocemos la deIstán42, sobre una colina de abundante vegeta-ción y tierras de labor muy próximas43. En Daidín,se extiende igualmente sobre una colina que do-mina el casco urbano, denominada “cerro de lahorca”44, mientras que en Tramores las casas lin-daban con él45. Por el contrario, en Ojén no seconcreta su situación46.

El Islam marca unas normas muy precisaspara los enterramientos. Los cadáveres deben

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Daidín. Detalles de edificios.

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depositarse sobre tierra virgen, lo que explica laamplia extensión de las necrópolis musulmanas;las fosas no pueden ser más profundas que la al-tura de la cintura de un hombre y se prohibe elajuar funerario. La aplicación de estos preceptosjustifica que no se encuentren materiales en lasexcavaciones arqueológicas que permitirían cono-cer determinados aspectos de la vida cotidiana47.

El espacio cultivado se situaba inmediatoal núcleo urbano y estaría formado por extensio-nes muy parceladas, utilizadas para la siembrade productos hortícolas, con un rendimiento in-tensivo que produciría fácilmente dos cosechasanuales48. De esta forma se podrían consumirverduras y hortalizas frescas prácticamente du-rante todo el año, pues las de verano rotabancon las de invierno, favoreciendo la dieta alimen-ticia49.

En las huertas crecían gran variedad deárboles frutales que se simultaneaban con losmorales, los cuales convenía tenerlos cercanos alas viviendas para facilitar la provisión de hojaspara alimentar a los gusanos de seda50. Pero lapresencia de estos espacios irrigados hubiera sidoimposible de no contar con redes de riego adap-tadas a las exigencias del terreno, para lo cual sehabía construido un complicado entramado decanales que acercaban el agua a todos los pun-tos. Como las huertas se mantienen a un nivelligeramente superior al cauce del río, fue nece-sario desviar sus aguas mediante la aplicación deazudes para subirlas hacia la acequia. Estas bal-sas se construyen colocando un basamento depiedras en el curso fluvial, a veces y con el fin desubir el nivel de la poza, se requería la coloca-ción de maleza procedente de la orilla. Tan pri-mario sistema de captación necesita una cons-tante atención, pues las avenidas arrasaban laspiedras, haciendo necesario una revisión gene-ral al principio de cada temporada de riegos51.

Los manantiales y fuentes tuvieron, yadesde antiguo, una utilización y aprovechamien-to independientemente del lugar en que estuvie-ran situados gracias a la canalización de su cau-dal52. El mantenimiento y conservación de loscanales de riego se hacía a costa de los usuarios,en un sistema y orden que ha trascendido hastanuestros días: “Limpiaban cada uno por su pre-sencia y por cabeçadas de sus tierras, por dondepasaba la dicha agua, limpiando las azequias cadaun año para el dicho rriego y rregado por susvezes y dulas”53. El sistema de dulas era un anti-guo método usado en al-Andalus para organizarla distribución del agua. Se inicia por orden dealtura, comenzando por la finca superior,continuándose después con la segunda y así su-cesivamente54.

Dentro de este entorno, los moriscos de-sarrollaban otras actividades propias del mediorural, entre las que destacan la explotación delos recursos del bosque, apicultura, carboneo y,principalmente el mantenimiento del ganado, la-bor encomendada a los más jóvenes55, así comoel aprovechamiento del matorral para hacer consus cenizas, la lejía de las pasas.

Fuera del ámbito laboral la vida cotidiana,discurría dentro de unos cánones muy peculia-res, pues no podemos afirmar que sus compor-tamientos estuviesen marcados por los precep-tos coránicos ni tampoco por las costumbres delpueblo castellano. En síntesis, se estaba gestandouna nueva cultura con reminiscencias de dos ci-vilizaciones opuestas y en la que cada una de ellasejercía una considerable impronta, al tratarse dela asimilación y adaptación por parte de un pue-blo con una profunda ideología musulmana. Unasociedad desconcertada ante los acontecimien-tos que le había tocado vivir y en continua evolu-ción hacia una forma de vida y unas pautas decomportamiento desarrollados por los vencedo-res. La mezcolanza de estas nuevas tendenciastuvo que ser determinante en cuanto a un pro-fundo cambio de mentalidad para los vencidos,cuyo punto final es una incógnita, pues es evi-dente que, de haber permanecido los moriscosen el antiguo Reino de Granada, acaso hubiése-mos asistido a la conformación de una nuevacultura andalusí.

Desde esta concepción vamos a exponerdos manifestaciones del pueblo morisco en lasque se observan las tendencias antes expuestas.

En primer lugar debe aceptarse que todasociedad desarrolla, independientemente de susactividades laborales, unos actos encaminados alsolaz y la diversión. En este caso surge la pre-gunta, ¿cómo celebraban sus fiestas los moriscos?Son conocidas las festividades tradicionales delpueblo musulmán –casamientos, nacimientos,Ramadán y ruptura del ayuno, etcétera–, sin em-bargo, no sabemos tanto de aquellas otras surgi-das espontáneamente con la intención de cele-brar cualquier otro acontecimiento, acaso rela-cionado con la finalización de las tareas agríco-las. Emanadas del propio espíritu islámico quelas considera parte inherente del ser humano, alas que trata de potenciar para refrescar la mentey revitalizar el cuerpo, las fiestas son, más queuna tradición, una forma de vida56.

Una de las ocupaciones prioritarias de losmoriscos estaba centrada en el cultivo de losviñedos, recogida de la uva y elaboración de lapasa, siendo esta última la tarea que mayor nú-mero de mano de obra requería. En la época de

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recolección, las familias se desplazaban a loscampos para realizar todas las faenas encami-nadas a tal fin. Estas reuniones estivales eranmotivo de festejos y celebraciones, para ellocontaban con la presencia de otros vecinosque, procedentes de las hazas próximas, seacercaban para participar del evento, eviden-ciando que la armonía era la nota más desta-cada de la sociedad local57.

Estos festejos eran práctica habitualdentro del colectivo morisco, independiente-mente del marco geográfico en que se desa-rrollaran. Al respecto, contamos con algunasreferencias sobre la fiesta celebrada en la al-quería de Daidín en mayo de 1540. Ese día,los vecinos decidieron sacrificar una vaca delconcejo para comerla todos juntos en el cam-po y, con el fin de dar un carácter más lúdicoal festín, hicieron traer la zambra de Ojén. Parael evento se eligió “El Chorrón”, un paraje jun-to al río, donde la abundante arboleda les pro-porcionaría sombra suficiente para mitigar elcalor primaveral. En este ambiente, la fiestadiscurría plácidamente

La gente e vezinos del dicho lugarde Daydin se holgavan, e mataron aqueldía una vaca del conçejo para comer to-dos. E truxeron la zambra de Hoxen, quela tenia Pedro Alharras, vezino de Hoxene otro; e todos los hombres y mugeresvezinos del dicho lugar estaban fuera deldicho lugar, ençima del Chorrón. Y esta-ban también las mugeres holgándose y losombres apartados, unos comían e otrosbaylaban e otros hablaban y esteconfesante, e Francisco de Vitoria, e Alonsoel Meliche, e Juan Alharras, vezinos deldicho Daydín, e Pedro Alharras vezino deldicho Hoxen estavan … sentados debaxode los olibos junto al agua que viene alChorrón, comiendo sentados. Y estandocomiendo, les faltó el vino. Y el dichoAlonso el Meliche se levantó para llamara un hijo de Francisco de Vitoria para queles trujese vino58.

Este relato evidencia que se trata de unacontecimiento importante, que por cierto no semenciona en todo el pleito, lo cual nos impideextrapolarlo a otros ámbitos territoriales. A tra-vés de su lectura, se observa que los moriscosgustaban del vino y que lo consumían con fre-cuencia aunque no todos en la misma propor-ción, pero ahí también entrarían factores ideoló-gicos y costumbristas que no vienen al caso. EnDaidín, a los comensales les faltó el vino, y unode ellos encargó a un muchacho se lo trajese. Esdecir, no consideraban estar realizando una ac-ción censurable cuando implican en ello al hijode uno de los tertulianos59.

Esta cita trae a colación el consumo dealcohol. Puesto que el Islam considera prohibiti-vo su uso, sería lógico que los moriscos acepta-ran este precepto, no obstante en este caso sedemuestra la influencia de la cultura castellana,pues el vino fue adoptado por muchas comuni-dades como parte de su dieta60.

Es muy posible que sus convicciones reli-giosas les impidiesen elaborar su propio vino ylo adquiriesen en Marbella. La carta de obliga-ción otorgada en 1566 por Pedro de Salmerón,el Mozo, vecino de Istán, a favor de Juan deBustamante parece indicar que se trataba de unacompra con fines especulativos, ¿comercio al pormenor entre los lugareños? Al menos así se in-terpreta a la vista del montante de la operación yel considerable desembolso que le supone estaadquisición, “myll y çien reales de plata, que su-man e montan treinta y siete mill e cuatroçientosmaravedís … los quales vos debo. E son por ra-zón de quatro arrobas de vino que me vendistesa tres reales menos un quartillo cada arroba, el

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Torre junto al Ayuntamiento de Benahavís.

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qual está en la bodega de Elbira Sánchez, vuestrasuegra, señalado por mí y en dos botas en casade Pedro de Bustamante, vuestro padre, y unabota en vuestra casa”61.

Se puede exculpar este hábito, para algu-nos pecaminoso, aunque el Corán parte de queel pecador es siempre un ser redimible y ofreceuna vía de salvación a los que incumplen sus pre-ceptos. Es la posibilidad del arrepentimiento, ad-mitida como exonerante, pues la creencia en laexistencia de Dios es garantía suficiente paraborrar cualquier tipo de culpa62. En estas circuns-tancias, si los moriscos, como se ha afirmado enreiteradas ocasiones, eran cristianos aparentes ymoros verdaderos, estarían aplicando la taquiyya,o acaso su espiritualidad estuviese tan descon-certada como ellos mismos y no fueran capacesde diferenciar entre los preceptos coránicos y loscristianos.

Dentro de la vida cotidiana, es obliga-do dejar constancia de algunas tradiciones conespecial relevancia dentro del hogar y que hansido ampliamente abordadas por otros auto-res. Quizás la más destacada sea la transmi-sión oral. Los relatos de historias y leyendas,pasaron de generación en generación,aglutinando una memoria colectiva gestada enla propia cultura islámica. Estas costumbrescontaron con la decisión de algunos alfaquíes,celosos conservadores del pasado, que pusie-ron en castellano cuanto pudieron de los au-tores árabes para rescatarlas del olvido63. Peroes evidente que, al mantenerse en la intimi-dad familiar la “algarabía”, manifestaban suapego al ideal moral e intelectual del que elpropio árabe era el vehículo único64.

Es por ello que la familia adquiere es-pecial relevancia dentro del contexto social ycultural del pueblo morisco, pues sus miem-bros adquieren la experiencia de los mayoresbajo el consejo y las enseñanzas, siendo los

relatos del pasado una fórmula ideal para latransmisión de ideologías y pautas de compor-tamiento65.

Notas

1 AHMAD, K., La familia islámica, Asociación Musulmana enEspaña, Madrid, 1981, p. 33.

2 Ibidem.3 Archivo de la Real Chancillería de Granada (A.R.Ch.G.),

cabina 512, leg. 2.343, n.º 3, s.f. Son declaraciones de DiegoAtayfor, realizadas el 15 de mayo de 1562.

4 Ibidem. Leonor Setenil, vecina de Istán, reconoce queMarcos Zuriel es su sobrino.

5 EPALZA, M., Los moriscos antes y después de la expulsión,Mapfre, Madrid, 1992, pp. 104-105.

6 A.R.Ch.G., cabina 3, leg. 1.541, pieza 12, s.f.7 CARO BAROJA, J., Los moriscos del reino de Granada, Istmo,

Madrid, 1985, p. 14.8 CABRILLANA CIEZAR, N., Almería morisca, Universidad de

Granada, 1989, p. 43.9 Archivo General de Simancas, (A.G.S.), Expedientes de

Hacienda (E.H.), leg. 152. Marina Hernández y Beatriz Rodríguezfiguran cada una de ellas con esta acepción: “biuda, pobre ycriptiana vieja”.

10 URBANEJA ORTIZ, C., “La rebelión latente de los moriscosde Istán”, Las ciudades: Capitalidad y Economía, Actas CongresoInternacional Madrid, Felipe II y las ciudades de la monarquía,Madrid, 2000, p. 517.

11 AHMAD, K., Op. cit, p. 31.12 CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “La asimilación de los moriscos

granadinos: un modelo de análisis”, en Disidencias y exilios en laEspaña Moderna, Actas IV Reunión Científica A.E.H.M., Alicante,1997, pp. 347-361.

13 CARDAILLAC, L., Moriscos y cristianos. Un enfrentamientopolémico (1492-1640), Fondo de Cultura Económica, Madrid,1979, p. 22.

14 GALLEGO BURÍN, A. y GAMIR SANDOVAL, A., Los moriscosdel reino de Granada según el Sínodo de Guadix de 1554, Estudiopreliminar, Vincent, B., edición facsímil, Universidad de Grana-da, 1996, p. 144.

15 A.R.Ch.G., cabina 512, leg. 2.343, n.º 3, s.f.16 AHMAD, K., Op. cit., pp. 45-46. El autor justifica así la

poligamia: ”Es mejor para la mujer, más causa de felicidad y derespeto. Por ello, el vivir en poligamia, unida a un hombre solo,con su hijo legítimo entre sus brazos y rodeada de respeto,que el ser reducida y abandonada en la calle”.

17 Archivo Histórico Provincial de Málaga (A.H.P.M.), P4875,s.f., escribano Fernando de Segura.

18 Ibidem.19 LADERO QUESADA, M.A., Los mudéjares de Castilla y otros

estudios... En la página 146 deduce que la monogamia era lasituación general de la población granadina, al menos en elcomún del vecindario.

20 El Corán, 4.3.21 BENÍTEZ SÁNCHEZ-BLANCO, R., “Las relaciones

moriscos-cristianos viejos: entre la asimilación y el rechazo”,Disidencias y Exilios en la España Moderna, Actas, IV Reunión Cien-tífica, A.E.H.M. y Universidad de Alicante, 1997, pp. 335-346.

22 URBANEJA ORTIZ, C., “La mujer morisca”, Jábega, 77,Diputación Provincial, Málaga, 1997, pp. 32-47.

23 A.G.S., Cª.C. leg. 2.157, f. 18.24 BERNABÉ PONS, L.F., El cántico islámico del morisco

hispanotunecino Taybili, Institución Fernando el Católico, Zara-goza, 1988, pp. 35-36: ”Si bien al principio los moriscos po-dían ser fácilmente reconocidos, sobre todo los de ciertas zo-nas, por sus evidentes diferencias tribales, lingüísticas o decostumbres, con el transcurrir de los años fue haciéndose mu-cho más difícil”.

25 CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “La asimilación de los moriscos Vista parcial de Ojén.

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granadinos: Un modelo de análisis”, Disidencias y Exilios en laEspaña Moderna, Actas, IV Reunión Científica, A.E.H.M. y Uni-versidad de Alicante, 1997, pp. 347-361. “En los pueblos demoriscos también existía una acusada estratificación social re-flejada especialmente en la propiedad de la tierra”.

26 A.G.S., E.H., leg. 152.27 CASTILLO FERNÁNDEZ, J., Op. cit., p. 352.28 AHMAD, K., Op.. cit., pp. 43-44.29 Ibidem, pp. 57-60, En el parentesco, la afinidad incluye a

suegros, abuelos políticos, etc. Los parientes no incluidos cons-tituyen la periferia exterior de la familia y tienen también susderechos y obligaciones.

30 VINCENT, B., Andalucía en la Edad Moderna: Economía ysociedad, Universidad de Granada, 1985, p. 212. Interpreta ellinaje en el mismo sentido para cristianos y musulmanes, puesagrupa a todos los descendientes de un mismo antepasado.“Entre los moriscos, sólo cuenta la filiación lineal por parte depadre, y la boda preferente se hace con la primera hermana enlínea paterna”.

31 AHMAD, K., Op. cit., pp. 57-60. La familia musulmana,dice el autor, “tiene tres o cuatro generaciones bajo un mismomanto”.

32 PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ, M.I., “Los moriscos delalgarve malagueño: Orígenes y presión inquisitorial”, Jábega,n.º 56, Diputación Provincial de Málaga, 1987, pp. 20-21.

33 GIL SANJUÁN, J., “Disidentes y marginados de la Serra-nía de Ronda en el tránsito a los tiempos modernos”, Baetica,13, Universidad de Málaga, 1991, p. 238.

34 CARO BAROJA, J., Op. cit., pp. 69-77. Sobre los linajesmoriscos que aún prevalecían en la España de Felipe II y suimportancia en la sublevación: “En el campo, en la montañaalpujarreña, malagueña, rondeña, el respeto a los linajes loca-les reconocidos como ilustres no se había borrado”. En la mis-ma línea, VINCENT, B.: Andalucía en la Edad Moderna..., p. 212,explica que el linaje agrupa a todos los descendientes de unmismo antepasado y de hecho en 1568, cuando estalla el le-vantamiento, “encontramos al frente de éste a hombres perte-necientes a linajes de renombre”.

35 MÁRMOL CARVAJAL, L. del, Historia del rebelión y castigode los moriscos del reino de Granada, Imprenta Sancha, Madrid,1797, pp. 415-418.

36 Archivo Histórico Nacional, (A.H.N.), Inquisición, leg.1.953, n.º 11.

37 A.G.S., Cª.C., leg. 2.155, f. 201. De los 74 moriscos quese sometieron a Carlos de Villegas, 29 son naturales de Istán:“Alvaro Atayfor, vezino de Ystán, con dos hijos y un sobrinopequeño; rrindió un alcabuz. Diego Zuriel, vezino de Ystán,con su mujer y un hijo pequeño; rrindió una espada. DiegoAtayfor, vezino de Ystán con su madre; dió alcabuz. AlvaroZuriel, vezino de Ystán; dió un alcabuz. Diego Comarexi contres hijos pequeños; rrindió una lança y una espada”, etc.

38 A.G.S., Cª.C., 3ª época, leg. 2.875, s.f.39 GIL SANJUAN, J., “Disidentes y marginados...”, p. 238: Se

trata de “cinco capitanes monfíes, a saber: Atayfor, Jócar, elRomeruelo, el Meliche y Laceraque”.

40 A.H.N., Inquisición, leg. 1.953, n.º 11.41 BAZZANA, A., Maisons d’al-Andalus. Habitat médieval et

estructures du peuplement dans l’Espagne orientale, Casa deVelázquez, Madrid, 1992, p. 246.

42 Archivo Municipal de Istán, (A.M.I.), Executoria..., f. 138v.Se presenta la situación del pago de Alnahala, el cual “comen-zaba desde las casas a la salida por donde iban a Aldaidín. Lin-de con el sementerio de Mocaden y por los cerros por dondese iba al dicho Daidín”.

43 BAZZANA, A., Op. cit., pp. 244-247. Este autor pone deejemplo el cementerio musulmán de Almenara, situado en unapendiente que los habitantes no ocupan, o el de Syasa, forma-do sobre el lado no utilizado de un montículo frente al pobla-do.

44 A.H.N., Nobleza, Luque, leg. 322, f. 69.45 A.H.N., Nobleza, Luque, leg. 84.14. Se cita una casa que

lindaba por la espalda con el cementerio.46 A.M.O., Libro de Apeos de Ojén, s.c. Juanate tiene un

moral que linda “con el almocaber”.47 BAZZANA, A., Op. cit, p. 248.48 A.M.I., Executoria..., f. 25v. “Todas las tierras de regadío

que ay a la redonda del lugar de Ystán, todas ellas eran de losvezinos de Ystán que se quisieron pasar aliende”.

49 GARCÍA SÁNCHEZ, E., “Los cultivos en al-Andalus”, en Elagua en la agricultura de al-Andalus, El legado andalusí, LunwergEditores, S.A., Barcelona, 1995, pp. 41-45.

50 A.M.I., Executoria..., f. 25v. Los morales “podrían criar cadaaño diez onzas de seda”.

51 TORRÓ I ABAD, J. y SEGURA I MARTÍ, J.M., “Irrigación yasentamiento en el Vall de Perputxent”, en Agua y poblamientomusulmán, Simposium de Benissa, Ayuntamiento de Benissa,1988, p. 68. A diferencia de lo expuesto por estos autores, enla zona objeto de nuestro estudio no se utilizaban para losazudes, a los que se les denomina genéricamente “tomas”, lostabiques de cañas entretejidas.

52 PÉREZ BURGOS, J.M. y RONDA FEMENIA, A.M.: “Locali-zaciones acuíferas en Benissa y su relación con el hábitat”, enAgua y poblamiento musulmán, Ayuntamiento de Benissa, 1988,pp. 59-65.

53 A.R.Ch.G., Libro de Apeo de Istán, f. 10.54 Ibidem, f. 10v. “Començando el primero a la toma del

agua y prosiguiendo fasta el último de los rriegos y bolbiendoal primero. Y ansí por esta orden”. Sobre los aspectos legalesdel uso del agua en el Derecho musulmán, Cfr. VIDAL CASTRO,F.: “El agua en el derecho islámico. Introducción a sus oríge-nes, propiedad y uso”, en El agua en la agricultura de al-Andalus,Lunwerg Editores, Barcelona, 1995, pp. 99-117.

55 A.R.Ch.G., Cabina 3, leg. 1.541, pieza 12. Alonso Deldiride Morales con doce años vivía en el campo con sus padres, yse dedicaba a cuidar de las cabras.

56 ABDALATI, H.: Luces sobre el Islam..., pp. 106-107. “Lamayor parte de las formas de adoración islámica, por ejemplo,oraciones, ayuno, peregrinación, presentan ciertas caracterís-ticas recreativas, aún cuando intentan, básicamente y por sunaturaleza, servir a fines espirituales. Pero, ¿quién puede ne-gar la constante interacción que existe entre la condición físicay moral del hombre?”.

57 A.R.Ch.G., Sala 512, leg. 2.343, pieza nº 3. Al respecto,Leonor de Setenil manifiesta que cuando subían a la zona deviñedos, “yvan a hazer pasa e higos”, aunque también recolec-taban otras frutas. Juan Atayfor, por su parte, insiste en las bue-nas relaciones entre vecinos, los cuales pese a la cercanía delas tierras “unos vezinos no hazían daño a otros”.

58 A.R.Ch.G., Cabina 3ª, leg. 1.541, nº 25. Son declaracio-nes de Sebastián Zagalete.

59 Ibidem. “Estando comiendo les faltó el vino y el dichoAlonso el Meliche se levantó para llamar a un hijo de Franciscode Vitoria para que les trujese vino”. En realidad este docu-mento trasciende a los medios oficiales porque se produce unaagresión entre los vecinos, quizás debida a los efluvios etílicos.

60 El Corán, 5.92: Edición preparada por Julio Cortés. Bar-celona, 1986. Todas las citas coránicas del presente estudiopartirán de esta edición. “¡Oh creyentes! el vino, los juegos deazar, las estatuas y la suerte de las flechas son una abomina-ción inventada por Satán; absteneos de ello y seréis felices”.

61 A.H.P.M., Escribanías, Fernando de Segura, P4876.62 El Corán, 5.94, “Los que creen y hayan obrado bien no

serán considerados como culpables a causa de lo que comen,si han creído y si están penetrados del temor de Dios, si obranbien y temen a Dios, si creen y temen aún y obran el bien; y enverdad, Dios ama a los que obran el bien”.

63 GUILLÉN ROBLES, F.: Leyendas moriscas, ed. Sufí, Madrid,1993, p. 13.

64 LÉVI-PROVENÇAL, E.: La civilización árabe en España,Espasa, Madrid, 1982, p. 80.

65 ABDALATI, H.: Luces sobre el Islam, p. 107. “Los miembrosde la familia comparten determinados compromisos comunes.Pertenecen a la identidad y al abastecimiento, a la herencia y alconsejo, al afecto a los más jóvenes y a la seguridad para losancianos, y a la realización de esfuerzos por asegurar la conti-nuidad de la familia en paz”.

LA VIDA COTIDIANA DE LOS MORISCOS DEL ALFOZ

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Rehabilitación delMOLINO de INCA

Se refiere este trabajo a la obra completa y necesaria para dejar en condiciones de uso el molino de Inca,situado en el Jardín Botánico Municipal de Torremolinos. En el estudio preliminar ha sido posibledescubrir el emplazamiento original del molino, así como el sistema de canales, toberas, cubos, bóvedas yacequias existentes durante la época en la que el molino estuvo funcionando. Hemos podido reconstruirla distribución original de interior y exterior del mismo, descubriendo los canales de agua de entrada ysalida, gracias a los vestigios existentes. A través de estos datos ciertos, y de los documentos históricostomados tanto de los molinos de Torremolinos como de otros molinos de la provincia de Málaga, Anda-lucía y Levante, hemos determinado la tipología del molino de Inca: molino harinero hidráulico, movidopor rodezno, con salto de agua de 5,11m.y un caudal de agua de 22 l/s.Por lo tanto hemos podido determinar con exactitud la tipología y medidas de los elementos fundamenta-les de dicho molino.

Juan Fernández Bonnemaison

l Ayuntamiento de Torremolinos está reali-zando las obras de reconstrucción del Moli-

no de Inca, encontrándose las mismas práctica-mente terminadas. Desde un principio el Sr. Al-calde de Torremolinos, D. Pedro Fernández Mon-tes, manifestó su deseo de que la ejecución delproyecto de rehabilitación del Molino de Inca,fuese realizada por personal municipal, y así seha realizado, pudiendo afirmar que exceptuandopequeños trabajos de mecánica, fundamental-mente, los de torneado mecánico, la totalidad dela obra ha sido realizada por personal municipal.

Así pues, el 95% de la ejecución materialdel proyecto de restauración del Molino de Incaha sido realizada muy satisfactoriamente, con elpersonal del propio Ayuntamiento, habiendoparticipado en la realización de dicha obra: car-pinteros, albañiles, herreros, fontaneros, electri-cistas, pintores y canteros.

En el estudio preliminar, ha sido posi-ble descubrir el emplazamiento original del mo-lino, así como el sistema de canales, toberas,cubos, bóvedas y acequias existentes durantela época en la que el molino estuvo funcio-nando. Así mismo, hemos podido reconstruirla distribución original de interior y exteriordel mismo, descubriendo los canales de aguade entrada y salida, gracias a los vestigios exis-tentes.

A través de estos datos ciertos y palpa-bles y de los documentos históricos tomadostanto de los molinos de Torremolinos como deotros molinos existentes en la provincia de Mála-ga y en toda la zona de Andalucía, así como delLevante hemos podido determinar la tipología

E

El Cortijo de Inca. Años 60.

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54 CILNIANA

del molino de Inca:Molino harinero hi-dráulico, movidopor rodezno, consalto de agua de5,11m. y un caudalde agua 22 l/s.

Aunque en los documentos consultadosconsta un salto de agua de 5,11m. en las medi-ciones reales que hemos efectuado nos encon-tramos con un salto de agua de 4,08 m. Por lotanto hemos podido determinar con exactitud latipología y las medidas de todos los elementosfundamentales de dicho molino, siendo el obje-tivo de este proyecto la construcción de un mo-lino de agua, de dos paradas, dotándolo de todasu maquinaria.

EL EDIFICIO

El molino de Inca es una construcción anti-gua de tipo tradicional, que en su día albergó unmolino de dos paradas accionado por agua, ya quese encuentra enclavado en la zona de los manan-tiales de Torremolinos. Dicho edificio consiste enuna superposición de fabricas de albañilería en-mascarándose unas con otras de tal forma que no

resulta fácil averiguarla época de construc-ción, aunque pareceque las partes másmodernas deben tra-tar de las primerasdécadas del siglo pa-sado.

La parte que esta mejor conservada es elcuerpo delantero, en dos plantas, donde en sudía debió estar la vivienda del molinero. Los mu-ros son de fabrica de mampostería bastarda conmezcla de ladrillería y piedra, formadas con unmortero de cal y barro. El forjado del suelo de laplanta alta esta formado por viguetas de made-ras recibidas en los muros de carga.

Debido al mal estado de conservación deledificio, en 1.985, se realizaron unas actuacio-nes previas al proyecto definitivo de restauración,que consistieron en las obras indispensables paraconsolidar la estabilidad de edificio. El proyectodefinitivo de restauración se ejecutó en el año1.994 quedando el edificio totalmente consoli-dado.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La constitución calcárea de Torremolinosy de su sierra, unificada a la de Mijas, es un granmacizo de calizas dolomíticas, derivación del Sis-tema Penibético, que actúa como una enormeesponja de agua inagotable. Este inmenso teso-ro mantuvo siempre una floreciente industriamolinera y dio a sus frondosas huertas sensuali-dad de enerváticos jardines

Los Reyes Católicos otorgaron a Málaga elprivilegio de estas aguas y la propiedad de susnumerosos molinos de “pan de moler”, cuyasacequias, desde una cota de 200 m. permitíanuna explotación jalonada hasta la playa. Lo queAlfacar representa para Granada, o Alcalá deGuadaira para Sevilla, representaba Torremolinospara Málaga “el sitio donde mejor harina se hace”.

En 1.843 decía Pascual Madoz que habíaen explotación 14 molinos harineros, su buen usoera de antiguo tan cuidado que, por una Real Pro-visión de 1.501, se ordenaba a la ciudad deAntequera: “autorizara a sacar piedras de la sie-rra para estos molinos, por que en él terminomunicipal de Málaga no las había tan buenas”.Debe referirse a las codiciadas piedras del Torcalque, además de presentar una masa muy com-pacta, tienen un color rosáceo. En lasexcavaciones realizadas en el molino de Inca, enla actualidad, hemos encontrado restos de estaspiedras.

REHABILITACIÓN DEL MOLINO DE INCA

Lo que Alfacar representa para Granada, oAlcalá de Guadaira para Sevilla, representaba

Torremolinos para Málaga “el sitio dondemejor harina se hace”

Rodezno de cucharas del molino ya restaurado. Año 2003.

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Las escrituras de propiedad de los Moli-nos de la Torre dicen, en 1.610, que estaban muymal tratados por estar a orillas del mar: “no to-das las veces hay molienda en ellos por el peligrode moros”. Por estas causas el Cabildo Malague-ño no llegó a explotar esta industria, ni hallóquien las tomase en arriendo. Ello motivó unaReal provisión del Consejo, dada en Burgos el20 de diciembre de 1.511, autorizando a la ciu-dad a dar a censo perpetuo estos molinos de suspropios, “que se hallan cerrados y en malas con-diciones, sin encontrar quien los arriende, pueslos interesados prefieren como mas seguros losedificados en Churriana”. Éstos fueron despuéspregonados en almoneda pública y otorgados acenso perpetuo, “con todas las tierras, aguas,fuentes, cauces, acequias, con que siempre loshan poseído esta ciudad. Como bienes de here-dad fueron secularmente tramitándose sus do-minios.

Los Molinos de la Torre o Torre de losMolinos existió como asentamiento antes de lallegada de los cristianos, como también “sus in-dustrias molineras”. Tenemos una referencia enla que se dice: “en 1432 en Torremolinos habíaunos molinos moros que el adelantado Gómezde Ribera los destruyo en una algarada por tierrade Málaga”. Estos molinos reportaban al Rey deGranada, Muhammad IX, una renta anual de másde mil doblones de oro, por lo que podemos afir-mar con rotundidad que, si en 1432, estabanconsolidados y rentaban la nada despreciablecantidad de mil doblones de oro, es lógico pen-sar que el inicio de la actividad molinera deberíarelacionarse con las importantes novedades que,como la intensificación del regadío, los musul-manes implantaron a su llegada a España a fina-les del s. VII.

Joseph de Inca de Sotomayor presentó unmemorial que fue leído por el cabildo de la ciu-dad de Málaga el 22 de marzo de 1700. Inca de-cía que tenía noticias de que la ciudad poseía unpedazo de tierra “inútil para labrar” por debajodel molino de la Plana “inmediato al nacimientode aguas que llaman Torre Molinos”.

La licencia se le otorgó el 8 de agosto de1.700, a censo perpetuo a partir de 1.701, edifi-cando dos molinos de harina. Luis de la Plana en1.702, había logrado por real prohibición a Josephde Inca el uso de las aguas y le exigía el derribo. Ellitigio fue ganado por Inca, ya que este poseía “or-den y licencia” otorgados por la ciudad de Málaga.

En 1755, el presbítero Francisco de Zea ySalvatierra compró a Isidro Inca los dos molinosharineros, un cortijo con agua, árboles, tierras yel molino de papel de estraza.

El molino de Inca es comprado en 1877por Don Antonio Márquez y Martín. Tiene las si-guientes características:

Es un molino harinero de dos paradas,señalado con el numero 16, situado en el termi-no municipal de Torremolinos, en el pago del Na-cimiento, distrito judicial de Málaga, cuyo pre-dio comprendía un terreno adyacente y que me-día aproximadamente media fanega de cabida; esdecir, treinta áreas y dieciocho centiáreas con lossiguientes lindes:

Por levante, con el camino de Benalmádenay el cauce para los molinos de La Molina y delBatán; por el norte con tierras del lagar de SanJulián; por poniente por tierras del mismo, y porel sur, con la “ Puentesuela” y atargea que con-ducía el agua del molino del Batán a buscar elextremo de la atargea alta, atravesando la coladade ganados.

La superficie de su caserío es de 426 va-ras y cinco pies cuadrados; es decir, 298 metroscuadrados. El citado artefacto muele con las aguasdel nacimiento de La Cueva y del nombrado Incade Zea y debe parar en los días y horas y corres-ponden a los regantes con dichos manantiales,según el repartimiento oficial.

En el mes de junio de 1923, y decretadapor el Gobernador Civil de la Provincia la expro-piación forzosa de la servidumbre de molinos de

Torremolinos para la nueva y definitiva traída deaguas a Málaga, se procedió a abrir los expedien-tes oportunos. En el que corresponden al moli-no de Inca se citan los siguientes extremos:

Propietario: don Eduardo Nogales.Características: del molino: una paradamovida por rodezno.Superficie total de la finca: 237.76 metroscuadrados.

La edificación estaba destinada a vivien-da de recreo, garaje y huertos, sin utilizacióndel molino, que tenía un salto de agua de 5,11de caída y una cantidad de 22 litros por se-gundo, procedente exclusivamente del manan-tial de Inca.

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Real Provisión de 1.501 se ordenaba a laciudad de Antequera “autorizara a sacar

piedras de la sierra para estos molinos, porque en el término municipal de Málaga

no las había tan buenas”

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El molino restaurado y, en primer plano, parte del jardín botánico del que ha sido dotado.

El molino de Inca fue visitado por el ReyAlfonso XIII durante su estancia en Málaga en elaño 1926.

LA VISITA DE ALFONSO XIII

Reseña de prensa de la visita real:

LA UNION MERCANTIL. (14-02-1926).“Al regreso de Marbella, hicieron un

alto en los manantiales de Torremolinos,dando motivo al Señor Ministro de Fomen-to, para que explicara a S. M las obras quese están realizando para la traída de aguasy arreglos de canalización y tuberías”.

EL CRONISTA. Diario de la mañana.(14-02-1926).La Mañana Regia.

“ Cerca de la una de la tarde, re-gresó en Monarca de su paseo, llegandohasta los manantiales de Torremolinosdonde era esperado por el Alcalde SeñorGálvez, una numerosa comisión de Conce-

jales, el ingeniero Señor Bore Romero yvarias distinguidas familias de la ciudad.

Acompañado del señor Gálvez bajó

el Rey toda la galería del manantial delAlbercón, tomando agua del propio naci-miento”.

DIARIO DE MÁLAGA. Periódico de la tar-de (14-02-1926).

“Con el Ministro de Fomento, Con-de del Guadlhorce, Duque de Mondas yMarqués de Somasuelos, visitando los ma-nantiales de Torremolinos donde le espera-ban el Alcalde Señor Gálvez, los ingenierosde caminos señores Bores Romero, Delgadoy Ortiz Vallejo, la Duquesa de Parcén, Mar-ques de Gañena y numeroso gentío.

Se mostraron al monarca los pla-nos de la conducción de agua haciendograndes elogios de ellos el Rey. Don Alfon-so y su sequito e invitados fueron obsequia-dos con un Lunch”.

LOS MOLINOS

Los remotos orígenes de la fuerza del aguaen los molinos harineros hidráulicos debieron es-tar condicionados principalmente por las innova-ciones en la dieta alimenticia humana y o por lainvención, y uso de fuentes alternativa de energía.

Posiblemente de la observación atenta dela misma naturaleza aprendieron pronto a dis-tinguir entre las aguas vivificantes, creadoras deriqueza y bienestar y de las fuerzas capaces dearrastrar grandes pesos, como troncos de pesa-dos árboles que rompían márgenes y gruesas pie-

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El Molino de Inca fue visitado porel Rey Alfonso XIII durante su estancia

en Málaga en el año 1926

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dra llegando a la conclusión de que su movimien-to es fuerza en energía.

Los molinos hi-dráulicos fueron ya cono-cidos e Grecia y Roma,Vitrubio (s. I a. C.) en susdiez libros De Arquitectu-ra, nos da detalles sobre su funcionamiento y uti-lización. Hasta entonces parece que los únicosmolinos en funcionamiento serían los molinosde mano que fueron sustituidos paulatinamentepor otros mayores de tracción humana o animal(molinos de sangre) al aumentar la demanda so-bre todo en las ciudades, lo que constituía el pasoanterior a la utilización hidráulica en tiempos delemperador Augusto. Se puede decir que la mo-ción circular se hallaba en un estado de gran com-plejidad teórica y su utilización práctica se en-contraba en condiciones de adquirir nuevo in-cremento.

Sin embargo es sabido que en la antigüe-dad se utilizó muy poco la fuerza hidráulica. Esen la Edad Media cuando aparece un empleo sis-temático de la fuerza hidráulica y la técnica delos molinos hidráulicos debió ir evolucionandohasta ser desarrollada con efectividad en esa épo-ca, alcanzándose con los musulmanes una grandifusión, sobre todo en Andalucía.

EL MOLINO DE INCA

El molino de Inca se incluye dentro de losdel tipo de rodezno, rueda compuesta de cucha-

ras y colocadas en posición horizontal, cuyo ejecomunica directamente su giro a la piedra volan-

dera, dando el mismonumero de vueltas que elpropio rodezno.

El molino de ro-dezno representa el pri-

mer paso en la evolución de los molinos movidospor la fuerza hidráulica, su sencillez o primitivismoradica fundamentalmente en la inexistencia de todotipo de mecanismos de engranajes o trasmisión yaque el movimiento se trasmite directamente a lapiedra volandera a través del eje. Como artificiotécnico representa una máquina de relativa com-plejidad, caracterizada por un funcionamiento sen-cillo y al mismo tiempo muy preciso.

Este tipo de molino se asocia a la existen-cia de pequeños cursos de agua, con un caudalreducido por lo que es necesario la existencia deuna caída vertical considerable, consiguiéndoseesta, a falta de caídas naturales con la existenciadel cubo, con objeto de que el agua adquierapotencia suficiente para mover el rodezno.

La infraestructura hidráulica está com-puesta fundamentalmente por: un nacimiento deagua o un río, las acequias, cubos, saetillo,cárcavo, puente, rodezno y la maza.

ACEQUIAS

Del árabe as-saqiyatu, la corriente de agua,son canales, a cielo abierto, situados a un nivel

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Acueducto de suministro de agua al molino.

Los molinos hidráulicos fueron yaconocidos en Grecia y Roma

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Interior del molino.

superior al del edificio cuya función es tomar aguadel nacimiento y conducirla hasta los cubos.Como en la actualidad nuestro nacimiento noalumbra agua, ya que quedó seco hace algunosaños, hemos colocado a la salida de la cueva delmismo un pequeño embalse que sirve para cap-tar el agua impulsada a través de una estaciónde bombeo y por un circuito cerrado desde elembalse situado a la salida de los cárcavos.

Las acequias presentan en general un acep-table estado de conservación. Construidas conuna mampostería rica en cal, por lo que podre-mos repararla dándoles su aspecto original. Enlos 100 m. de su recorrido presentan una anchu-ra que oscila entre los 30 cm. y los 80 cm.

CUBOS

Son unos pozos de sección circular, unopresenta una caída que prácticamente es verticalcon una sección de 48 cm. y el otro de una sec-ción de 57cm., presenta una inclinación bastan-te apreciable, con lo que en un mismo emplaza-miento nos encontramos con las dos tipologíasde cubos, generalmente implantadas, en los mo-linos de rodezno, no siendo lo habitual esta con-vivencia ya que en los molinos donde existen doso más cubos estos presentan la misma inclina-ción.

Están constituidos por la superposición deatanores de una cerámica de muy buena calidad

y con un estado de conservación que podemoscalificar sin exageración de excelente, su profun-didad es de 4.08 m., aunque en los documentosconsultados consta el molino de Inca con un sal-to de agua de 5,11 m, lo que seguramente esdebido a que en el momento de determinar laaltura del salto, tuvieron en cuenta la cota delnacimiento en vez de la cota de la boca de loscubos.

En el fondo del cubo se produce un estre-chamiento que conecta con el saetillo haciendoque salga el agua con una mayor presión. Cuan-do el molino esta funcionando el cubo permane-ce siempre lleno, a diferencia de cuando estaparado, ya que se deja salir el agua por una tajeade alivio, situada unos metros antes de la bocade los cubos, con objeto de que la escasa canti-dad de agua que llega hasta ellos pueda ser eva-cuada fácilmente por el saetillo con un pequeñochorro sin fuerza suficiente para mover el rodez-no, no pudiendo así llenar nunca el cubo.

SAETILLO

Es una pieza de forma tronco-piramidalque se acopla por su base a la caja situada en elfondo del cubo y su boca se coloca apuntandooblicuamente sobre el rodezno, incidiendo so-bre las cucharas. La función del saetillo es la decondensar la fuerza del agua que cae por el tuboen un chorro lo más potente posible, para poderhacer girar el rodezno.

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Es frecuente que en la boca del saetillo seproduzcan obstrucciones a causa de los cuerposextraños que se introducen en los cubos, así que,para desatascarlo existe en la cara superior delsaetillo una compuerta llamada suspirón opostiguillo que se mantiene fija con una estacaque encaja entre ella y el techo del cárcavo.

En la boca del saetillo se coloca una com-puerta en forma de guillotina, que sirve para re-gular el chorro de salida y es accionada por me-dio de la llave, que es una barra de hierro queune la compuerta con el suelo de la sala de mo-lienda, terminando en una rosca sinfín que almaniobrarla se regula la salida del agua. Frente ala boca del saetillo, se encuentra la pareara quees una plancha de madera sujetada por dos ba-rras de hierro que actúan como bisagras, estan-do fijada a una cadena que se introduce en lasala de molienda.

Su función es la de detener el giro del ro-dezno, sin necesidad de desviar el agua de la ace-quia o de cerrar la boca del saetillo con la llave,para ello se hace bajar la cadena, con lo que laplancha se interpone entre las cucharas y el cho-rro de agua, haciendo parar al rodezno. Para po-nerlo en funcionamiento de nuevo se tira haciaarriba de la cadena, por lo que la plancha dejapasar el agua incidiendo esta sobre las cucharas,lo que hace que el rodezno gire de nuevo.

CÁRCAVO

La bóveda o cárcavo, es una cavidad, en laque esta montado el rodezno, elemento funda-mental del molino, y donde va a desaguar el cuboa través del saetillo. Sobre el cárcavo se levantatodo el edificio del molino por lo que su arran-que se hace con sillares generalmente de piedracaliza, sus bocas tienen forma de arco de mediopunto, siendo característico un cárcavo por cuboy sólo en contadas ocasiones un cárcavo para doscubos.

PUENTE

Es una viga de madera verde, dura y resis-tente la humedad, en nuestro caso de álamo ne-gro, sobre la que se apoya todo el mecanismodel molino, uno de sus extremos esta encajona-do en una caja de piedra llamada cárcel, que im-pide su desplazamiento lateral y en su otro ex-tremo se fija el alivio, que es una barra de hierroque termina en el suelo de la sala de moliendaen forma de tornillo sinfín.

Su función es la de separar o aproximar lacorredera a la solera. El separar la corredera dela solera se le denomina aliviar. Al apretar el tor-

nillo del alivio se acorta la vara y el puente subeun poco haciendo que el rodezno y la maza lohagan tambien y por lo tanto la corredera se se-para. La operación contraria se llama asentar,consiste en aflojar el tornillo con lo que la corre-dera se aproxima a la solera.

RODEZNO

Los rodeznos de madera son los más anti-guos que se conocen y están formados simple-mente por tablas de maderas insertadas en untronco de árbol. Éstas formas primitivas evolu-cionaron a paletas curvas llamadas alavés y a rue-das formadas por cucharas.

Nosotros teníamos prácticamente diseña-do el rodezno a construir pero en las labores de

excavación realizadas en el cárcavo del molinode Inca hemos encontrado restos de piezas delmolino original, algunas de madera y otras dehierro, a unos 85 cm de profundidad y en un es-trato con una gran humedad hemos hallado unacuchara completa en un estado más que aprecia-ble y ha sido a partir de este hallazgo cuandohemos procedido a rediseñar el rodezno.

Consiste éste, en una rueda formada porcucharas, sujeta por camones y unida a la mazapor medio de radios, que gira en posición hori-zontal. El trabajo de construcción y montaje de unrodezno es muy delicado, ya que si se quiere obte-ner el máximo aprovechamiento de la fuerza delagua, es muy importante tener en cuenta todas lascondiciones que puedan contribuir a lograrlo.

Las cucharas, en un numero de 48 para elmolino de Inca, son unas piezas de madera, com-puesta de una cazoleta o pala y de un mango ocola, la primera consiste en el vaciado del tacode madera de forma que su mitad superior que-de cóncava, la cola disminuye de grosor desde laterminación de la pala al extremo opuesto enuna especie de cuña alargada, siendo encajadauna junto a otra, en el hueco o cárcel que quedaentre los camones superiores e inferiores de cadaoctavo del rodezno, uniéndose perfectamenteuna cola con otra, para no dejar entre ellas ren-dija alguna por la que pueda penetrar el agua.

Los radios unen el rodezno con la maza yencajan en un hueco que se practica entre dos

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Las cucharas, en un número de 48 para elmolino de Inca, son unas piezas de madera

compuestas de una cazoleta o palay de un mango o cola

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colas contiguas, cortándolas a lo largo por sumitad, las cucharas son labradas con azuelas dehoja de acero, curvas y planas.

MAZA

Es un tronco de madera de formatroncocónica, en cuya base se inserta la cruz yen su parte superior posee una mortaja dondeencaja el palahierro; en su parte inferior se ha-cen unas cajas en las que se incrustan los radios

que unen la rueda al rodezno.

PALAHIERRO

Es un eje de acero aplanado en su tercioinferior que penetra en la mortaja de la maza,siendo fijada a ella mediante las sortijas que sonunos anillos de hierro de diferentes diámetrospara poder acoplarse en la parte tronco cónicade la maza, para la correcta nivelación delpalahierro usaremos unas cuñas de madera lla-madas ventanas que se colocan entre la mortajade la maza y el palahierro, la continuación deeste es de forma cilíndrica terminando en su par-te superior en un pequeño pivote de menor gro-sor y de forma cúbica llamado cresta que es don-de se introduce la lavija, sustento real de la pie-dra volandera, citada en la sala de molienda delmolino, parte que detallaremos a continuación

ALFANJE O PEDESTAL

Es un poyete de obra, sobre el que des-cansa el juego de piedras, realizándose un reba-jamiento central donde se asienta la piedra sole-ra, es macizo, con el fin de que la piedra vibre lomenos posible, beneficiándose con ello tanto lacalidad de la harina, c como el mejor manteni-miento de la “picadura”de la misma.

PIEDRAS

Son ellas las piezas que llevan acabo lamolienda del grano de forma directa. El juego depiedras está formado por la inferior o solera, fija,y la superior o corredera, móvil.

A) Solera o solero. Es la piedra inferiorque descansa directamente sobre el alfanje, el cualtiene un rebajamiento en el que encaja la mismahasta casi la totalidad de su grosor, por lo tanto,se mantiene fija mientras la corredera gira enci-

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ma de ella. en su centro tiene un orificio u ojopor el que pasa el palahierro que está sustenta-do por un cojinete de madera

B) Corredera o solera. Es la piedra supe-rior que gira sobre la solera, siendo sus dimen-siones iguales a la de ésta, sobre todo en su diá-metro, ya que de lo contrario la piedra de menordiámetro excavaría en la otra, dando lugar a unreborde saliente en ésta, denominado labio, queimpide la salida fluida de la harina. Su diferenciafundamental con respecto a la solera, consisteen que ella posee en su cara inferior una entalla-dura para que en esta encaje la lavija.

C) El picado. Ambas piedras presentan ensu cara inferior la corredera, y en la superior lasolera, unas estrías y surcos que constituyen lapicadura. Es idéntica en las dos piedras, aunqueen el sentido inverso, con el fin de romper y re-ducir a polvo el grano, de modo parecido a laacción de unas tijeras.

La picadura se compone de 4 o 6 rayoneso canales, surcos mayores que recorren toda lasuperficie de la piedra desde el ojo al borde, cuyofin es el de evacuar la harina hacia el exterior envirtud de la fuerza centrífuga desarrollada por elgiro de la piedra corredera. Entre estos rayonesse encuentran los abanicos, formados por estríasmuy finas, trazadas de forma curva con objetode que la harina saliese por los rayones.

Los abanicos constituyen el afinadero,ocupa aproximadamente los dos tercios de lassuperficies de las piedras, y es la zona donde seproduce principalmente la molienda del grano ysu conversión en harina, después de haber sidopartido o troncado en el tercio que circunda elojo de la piedra, denominado tragante o pecho,que está picado de forma más bastarda que elafinadero y con una profundidad del doble delafinadero.

GUARDAPOLVO

Es un armazón circular de madera, quecubre el juego de piedras, tiene una tapa redon-da que tiene un agujero central para permitir lacaída del grano desde la canaleta. Su función esla de proteger las piedras pero sobre todo evitarque la harina se pierda por espolvoreo. La harinaque sale de las piedras por los rayones cae en elespacio que queda entre ellas y el guardapolvo,de unos 5 cm. de ancho, de donde es empujadahacia la piquera, por la que cae al harinal.

Debido a que el trigo se muele algo hú-medo y al calor producido por el roce de las pie-dras la harina puede formar una masa que se acu-

En un estrato con una gran humedad hemoshallado una cuchara completa en un estado

más que apreciable

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mula en las paredes interiores del guardapolvo,para evitar el apulgaramiento es necesario lim-piarlo con bastante frecuencia.

BANCO

Es un caballete conformado como un cuboy realizado por listones de madera, colocado so-bre las tapas del guardapolvo, sirviendo de so-porte a la tolva.

TOLVA

Es un recipiente de madera en formapiramidal colocado sobre el banco y con su vérti-ce, que se encuentra truncado y abierto, miran-do hacia el ojo de las piedras.

Su capacidad es de un poco más de unafanega. Su función es la de contener el grano quese va a moler e ir dándole salida hacia el ojo delas piedras de modo paulatino y regular. El granose echa en la tolva mediante una espuerta de es-parto llamada yuntera.

CANALETA O CANALEJA

Este mecanismo de caída y regulación delgrano consiste simplemente en un canalillo for-mado por dos tablillas laterales unidas a lo largoa una base, formando un ángulo, uno de cuyosextremos está fijado a los lados de la boca de latolva y el otro, que queda libre, sobre el ojo delas piedras. Se puede regular la caída del grano,

que se quiere que caiga, así como su mayor omenor rapidez, subiendo o bajando el extremolibre, o manteniendolo en la posición elegida,mediante una cuerda que se sujetaba en el extre-mo del canalillo y después de dar dos vueltas almanillar del banco se colocaba una pesa que sir-ve como contrapeso, dicha cuerda se llama rien-da.

SONAJA

Consiste en un cordel que tiene en unode sus extremos un trozo de madera que se in-troduce en la tolva por su parte superior, que-dando hundido entre el grano. En el otro ladodel cordel están amarradas unas piezas de hie-rro, que se quedan colgando por fuera de la tol-va y encima de la piedra volandera. Al terminarseel grano de la tolva, la diferencia de peso haceque los trozos de hierro desciendan y rocen conla volandera produciendo un repiqueteo. El rui-do pone en sobre aviso al molinero, que acudeinmediatamente a parar el molino o a echar masgrano en la tolva.

HARINAL

Es el recipiente de madera de forma cua-drangular, en el que cae la harina desde la pique-ra o hueco del guardapolvo. Muchas veces, paraevitar el espolvoreo de la harina, se coloca unpaño cubriendo la piquera, con el fin de que laharina vaya cayendo en el harinal sin dispersar-se.

Antiguo Molino de Inca.

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62 CILNIANA

CABRIA

Es una grúa de un solo brazo formada pordos vigas de madera colocadas en ángulo recto yreforzadas por un travesaño. El brazo horizontalestá dotado de un tornillo, con el que puede ha-cerse subir y bajar, o dos brazos curvos de hie-rro, que poseen en sus extremos unos pernos opivotes que penetran en los agujeros que con estefin son practicados en los flancos de la correde-ra. La viga esta fijada al suelo y al techo por me-dio de dos pivotes giratorios pudiéndose des-plazar hasta colocar el tornillo sobre las piedras,o al contrario apartarla, con el fin que ofrezcanla menor molestia posible al desarrollo de lamolienda.

Hasta aquí hemos descrito los elementosfundamentales que componen la maquinaria delMolino, el cual estará en disposición de ser visi-tado en breves fechas.

Con esta actuación municipal, se recuperauna parte significativa del Patrimonio HistóricoIndustrial de Torremolinos, mostrando a los visi-tantes cómo funciona realmente un molino hidráu-lico de rodezno y ver cómo nuestros antepasados

fabricaban la harina, todo ello dentro de un mar-cado tono didáctico y a su vez entretenido.

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REHABILITACIÓN DEL MOLINO DE INCA

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REHABILITACIÓN DEL MOLINO DE INCA

Plano de 1926.

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Los Molinillos, UN COMPLEJOINDUSTRIAL DE ÉPOCA ROMANA EN

BENALMÁDENA-COSTA

En verano de 2002, las obras de cimentación de un apartotel en Benalmádena Costa, pusieron aldescubierto los restos arqueológicos de un complejo industrial de época romana. Como consecuencia delhallazgo, se llevaron a cabo las correspondientes excavaciones arqueológicas de urgencia, cuyos resulta-dos han proporcionado una importante fuente de información para el conocimiento histórico de la culturaromana en la costa, especialmente en el ámbito socioeconómico.

Gonzalo Pineda de las Infantas Beato

n junio de 2002, se localizaron los vestigiosarqueológicos de un interesante yacimiento

de época romana en un solar ubicado en C/ GarcíaLorca esquina Avda. Antonio Machado deBenalmádena Costa.

El yacimiento en cuestión había sufridoimportantes daños ocasionados por una máqui-

na retroexcavadora que, para la cimentación dela edificación de un apartotel, había realizado unazanja de aproximadamente 3 metros de profun-didad. En los perfiles se podían apreciar estruc-turas y abundantes restos cerámicos de épocatardorromana; en consecuencia, se dio trasladode los hechos al ayuntamiento competente y, encumplimiento de la Ley 1/1991 de 3 de julio de

E Horno en proceso de excavación. En el “laboratorium”, ánforas salsarias de la forma Keay XXIII.

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Patrimonio Histórico de Andalucía, se solicitó lapreceptiva autorización a la Delegación Provin-cial de Cultura para efectuar una IntervenciónArqueológica de Urgencia con el fin de documen-tar y salvaguardar los restos arqueológicos.

LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

Con el fin de documentar y obtener lamáxima información del yacimiento arqueológi-co, los cortes se plantearon abarcando toda lasuperficie susceptible de ser excavada.

Los primeros niveles, algo alterados porlas cimentaciones de las viviendas y locales de-molidos recientemente, estaban otorgando unacronología muy tardía, en torno al siglo VI-VIId.C. No obstante, y a pesar del estado de pérdiday deterioro, buena parte de las estructuras ar-queológicas presentaban un buen estado de con-servación.

A pocos centímetros de la superficie sehallaron varias piletas: la primera de ellas, cua-drangular (de160 x 130 cm) revestida de opussigninum de buena calidad; presentaba dos esca-lones de ladrillo revestidos también de signinumque daban acceso al fondo de la pileta por la es-quina suroeste; el ángulo sureste presenta pocetecircular para la lim-pieza de posos y re-siduos. Esta piletafue construida so-bre otra más anti-gua con distintaorientación y fuerteenlucido de sig-ninum , esquinasmatadas mediante

medias cañas y, en uno de sus ángulos, pocetecon las esquinas curvas.

Separada de la anterior por un tramo demuro de opus incertum, localizamos hacia la zona

norte otra pileta de mayoresdimensiones aunque de es-casa profundidad e incom-pleta (ya que extendía bajola medianera de una vivien-da). Dado el grado de incli-nación, el vertido de líquidode ésta a la anteriormentedescrita, era posible a travésde un sumidero de plomo re-vestido de signinum que atra-vesaba el muro de separaciónentre ambas.

En la zona oeste delsolar se localizaron variospavimentos de opus spicatumque formaban parte de untorcularium o prensa para laelaboración de aceite:

Uno de los pavimen-tos de spicatum, presentaba un revoque de 3 ca-pas de signinum tosco y de poca consistenciaque limitaba al norte con un lapis pedicinus o si-llar de arenisca con cuatro huecos labrados en laroca para insertar los postes o de una prensa.

Al norte de esta estructura, se extiendenvarias “aras quadrata” también de spicatum quepresentan una red de canales (canalis) por dondefluía el aceite y otro lapis pedicinus con dos hue-cos para la base de los postes.

La zona norte del yacimiento se presenta-ba bien delimitada por un muro de opus incertumque atravesaba el yacimiento de este a oeste yque, a tenor del material arqueológico halladoextramuros y a la disposición de la secuenciaestratigráfica, fue interpretado como el muro decierre de la zona industrial por su lado norte.

Otra pileta de las mismas característicasque la anteriormente descrita (de grandes dimen-siones y escasa profundidad) fue localizada al este

del torcularium. Lapileta en cuestiónpresenta en su basevarios huecos irre-gulares realizados exprofeso en una pos-terior reutilizaciónpara la inserción depostes o algún ele-mento de sujeción.

LOS MOLINILLOS

Pileta de “signinum” para garum de época tardorromana. Presenta escalones y pocete para lalimpieza de residuos.

Los resultados de esta intervenciónarqueológica han proporcionado una

importante fuente de información para elconocimiento histórico de la cultura romana en

la costa, especialmente en el ámbitosocioeconómico

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Jarro de cerámica común hallado enniveles del siglo V-VI d.C. en el transcurso

de las excavaciones.

Aunque del material arqueológico corres-ponde hablar en el siguiente apartado, es digno demencionar la abundancia en esta zona, de cerámi-ca asociada a contextos de los siglos V al VII d.C.

En la zona más oriental, junto a la calleGarcía Lorca, se localizó en los inicios del rebaje,una estructura en piedra, de forma ovalada per-teneciente a la parte superior de los restos de unhorno. Los materiales hallados en el interior abar-caban una cronología de entre mediados del si-glo III y el siglo V d.C. El horno fue excavado conespecial cautela para evitar situaciones de pérdi-da o deterioro de la estructura. Se comprobó quecarecía de bóveda y que gran parte de la cámarade combustión o laboratorium estaba arrasada.La parrilla y la columna que la sustentaba, tam-bién habían desaparecido. La cámara, de grantamaño y forma ovalada, estaba formada por hi-ladas de ladrillos superpuestos. Del praefurnium,orientado hacia el este, solo pudo excavarse eltramo que le unía a la cámara de combustión yaque el resto se introducía bajo la calle GarcíaLorca. Un muro de opus incertum, pero de épocaposterior al momento de abandono del horno,fue levantado con orientación sureste-noroestey el praefurnium, quedaba arrasa-do por éste en su mitad supe-rior.

Aunque del mate-rial arqueológico hablare-mos extensamente en elepígrafe siguiente, hemosde mencionar que aquí seprodujeron ánforas tardíaspara salazón como la KeayXXIII y ánforas para vinobético como la Beltrán 68,ampliamente documentadasen la Bética y en la provinciamalagueña; asimismo se fabri-caron cazuelas de imitaciónde cerámica de cocina afri-cana como la Lamboglia 10A y la Ostia III, 267.

MATERIALARQUEOLÓGICO

Del total del ma-terial cerámico exhu-mado en esta intervención,destacamos por su abundan-cia, el de época tardía (siglosIII al VII d.C). En primer lugar,haremos mención a los restoscorrespondientes a los prime-ros momentos de ocupaciónde la zona.

LA CERÁMICA

Entre los restos de época Altoimperial, sehan documentado ánforas para el transporte desalazones de pescado y para el transporte de acei-te, muy presentes en los yacimientos de la pro-vincia y documentados en centros de produccióncercanos como Finca El Secretario. Sin embargo,todos estos restos, además de escasos, aparecende forma muy fragmentada por lo que ha sido degran dificultad su adscripción tipológica.

Entre las cerámicas comunes de cocina,se han podido documentar tapaderas de pro-ducción itálica bien documentadas en la Ta-rraconense y con presencia en la Bética; ytapaderas de producción africana de bordediferenciado y ennegrecido, con amplia cro-nología, l legando incluso hasta épocaBajoimperial, y de gran difusión en el medite-rráneo occidental, en Hispania, en la Bética yen la provincia malagueña.

También tienen cabida en esta interven-ción, las jarras de cuello corto y pico vertedero,similares a los registrados en yacimientos como

el Castillón o la Fábrica.

Entre los productos de vaji-lla de mesa, aunque muy escasa, se

ha podido documentar un fragmen-to de campaniense A; varios fragmen-tos de cerámica de paredes finas deproducción Bética; sigillatas sudgálicascon motivos decorativos vegetales ode ovas y lengüetas; sigillatas hispáni-cas y fragmentos de sigillata clara “A”.

Entre los restos de época tar-día destacan sobremanera las

ánforas de origen sudhispánicoy las cazuelas de imitación de

originales africanos produ-cidas en este enclave: en-tre las ánforas, se han re-gistrado las salsarias KeayXXIII y las destinadas altransporte de vino béticoBeltrán 68, registradas enyacimientos de la provin-cia como calle Cerrojo.

Estas dos formas, amplia-mente documentadas en la

provincia, aparecen amor-tizando el laboratorium del hor-

no, en contextos de mediados delsiglo IV o inicios del V d.C.

Aparte de éstas formas,se han documentado también,

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otras de producción sudhispánica como la desti-nada al transporte de salazones Keay XIX susti-tuta de la Beltrán I hacia mediados del siglo IIId.C. y la olearia Keay XIII que también supliría ala Dr. 20 en época Bajoimperial.

De los contextos del siglo VI-VII d.C. con-tamos con restos de pequeñas ánforas de posi-ble origen baleárico como la Keay LXXIXA. Para-lelos cercanos los podemos encontrar en MolinaLario o en Torreblanca del Sol.

En cuanto a las de procedencia nor-teafricana, tan solo se han podido registrar algu-nos fragmentos representativos como la spatheia.

Las cazuelasde imitación de ce-rámica de cocinaafricana constituyenun conjunto cuan-titativamente im-portante. En estasimitaciones, en lasque la semejanza respecto a la forma es bastantecercana, el acabado de la pieza es totalmente des-igual; es decir se imita la forma pero no el acaba-

do. Las dos formas que se imitan son: la Ostia III,267 A y B de borde almendrado, y paredes y fon-do convexos sin estrías; y la Lamboglia 10 A deborde engrosado al interior, pared curva y fondoconvexo.

En ambas imitaciones se utilizan pastasmarrones anaranjadas de gran porosidad, con grue-so y abundante desgrasante y acabados muy tos-cos; estas cazuelas carecen del típico engobe ana-ranjado, pátina gris cenicienta y de estrías –tantoal interior como al exterior–.

Recordemos que, en algunos yacimientosde nuestra provincia, en Los Matagallares,Cercadilla, Marchena y en diversos puntos de laTarraconense, se realizaron imitaciones de cerá-mica de cocina africana, en algunos casos tantoen la forma como en el acabado y en otros, tansolo en la forma.

Grosso modo, estas formas se ubicancronológicamente entre los siglos II al V d.C.,aunque debemos considerar que las imitacionesdeben ser por lo general posteriores a sus origi-nales. En esta intervención, las imitaciones apa-recen bien fechadas en niveles de finales del si-glo IV e inicios del V d.C., asociadas a ánforasKeay XXIII y Beltrán 68.

Durante el desarrollo de los trabajos tam-bién pudieron documentarse en niveles de lossiglos IV al V d.C. cazuelas de origen africano consuperficies bien depuradas, pátina gris cenicien-ta al exterior y fondo estriado.

En cuanto a la vajilla de mesa, destacamoslos fragmentos de sigillata clara “C” y varios frag-mentos de terra sigillata focense tardía cuya cro-nología de fabricación se situaría entre el siglo Ve inicios del VII d.C. ampliamente representadasen yacimientos de la provincia como el Teatroromano, colegio de San Agustín, Molina Lario,Torreblanca del Sol, Cártama, Antequera,Villanueva del Rosario y el Serrato.

Son también abundantes las cazuelas deborde ondulado, documentadas en yacimientos

costeros así comomorteros, lebrillos ydolia.

Las lucernas,merecen especialatención ya que al-gunas de ellas apa-recieron casi com-

pletas. Las piezas más significativa podemos ads-cribirlas a la antigüedad tardía entre las que des-tacan las de arcilla rojiza-anaranjada halladas en

LOS MOLINILLOS

Prensa de aceite o “torcularium” de época Altoimperial. Véase elpavimento de “spicatum”, los canalis y las bases para insertar los postes(“lapis pedicinus”).

A lo largo de toda la costa benalmadenseexistieron abundantes asentamientos de

carácter industrial interrelacionados y que,además de exportar productos, abastecieron

las necesidades de la villa

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niveles de finales del siglo IV e inicios de V d.C. ylas de probable imitación local de originalesnorteafricanos con una cronología de mediadosdel siglo III d.C.; por último, mencionar el hallaz-go de una lucerna de pasta anaranjada, cuyamorfología podría ser un claro precedente de loscandiles emirales del siglo VIII d.C.

Otro capítulo importante dentro del ma-terial cerámico en la antigüedad tardía lo consti-tuyen las cerámicas a torno lento, cuyo reperto-rio tipológico se limita exclusivamente a recipien-tes de cocción de alimentos como las ollas y ca-zuelas de cochura reductora con gruesas y abun-dantes partículas de cuarzo y mica, superficiespoco depuradas y gran porosidad.

La cerámica a torno lento documentadaen este yacimiento aparece en niveles de los si-glos VI-VII d.C.; aunque podría extenderse hastalos inicios del VIII d.C.

Los paralelos más próximos podríamoshallarlos en las excavaciones del Teatro romano,en Molina Lario o en Torreblanca del Sol.

METALES

Entre los materiales no cerámicos halla-dos en la excavación arqueológica, contamos conuna cantidad ingente de utensilios de metal, tan-to bronces como plomo, relacionados con la pes-ca, entre los que destacan los utensilios para re-paración de redes, anzuelos y plomadas.

Además de estos objetos metálicos, sehallaron escorias y abundantes fragmentos deplomo fundido, muy uti-lizado para realizar plan-chas que servían paraimpermeabilizar los su-mideros de las piletas olos canalis del torcu-larium.

Los hallazgos nu-mismáticos han sido de-terminantes para fecharlas secuencias estra-tigráficas durante el de-sarrollo de las exca-vaciones. Mas de unaveintena de hallazgoshan proporcionado cro-nologías muy amplias yotorgan a este enclaveuna ocupación que va,desde el siglo II o I a.C.hasta el siglo VII d.C. Lamayoría de ellas no lle-

gan a presentar un buen estado de conservación,por lo que, alguna de ellas son prácticamenteilegibles.

Entre las monedas más antiguas podemosdestacar un As neopúnico de Malaka con cabeza

de divinidad barbada y birrete cónico; y entre lasmas recientes, un numus en los niveles de épocaBizantina. Pero sin lugar a dudas, de entre todasla monedas halladas en la intervención, la quepresenta un mejor estado de conservación, essin duda alguna, un sextercio de bronce del año238-244 d.C. de Gordiano III (Marcus AntoniusGordianus), en cuyo anverso conserva la leyenda:IMP GORDIANVS PIVS FEL AVG y en el reverso,LAETITIA AVG N / SC.

En hueso se confeccionaron un buen nú-mero de objetos pertenecientes al tocado feme-nino. Entre ellos dominan, en número, los acuscrinalis o alfileres de tocado empleados para fijarel peinado.

CONCLUSIONES

La Costa, gozaría de unas condiciones muyapropiadas para el aprovechamiento de los re-cursos marinos; la importancia que supuso la in-dustria pesquera y la elaboración de productos

LOS MOLINILLOS

“Ara quadrata” de “opus spicatum” de la prensa. A la derecha canal o “canalis”por donde discurría el aceite.

En época tardorromana, la factoría de salazonesse construyó y se reestructuró estableciéndose

sobre los restos de la prensa oleícola de losprimeros momentos del Imperio

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derivados de la misma se manifiesta con el con-junto de establecimientos extendidos a lo largode todo el litoral andaluz entre los que,Benalmádena mantendría una excelente situacióncon respecto al conjunto de vías comerciales. Así,se localizan yacimientos como Torremuelle o lavilla romana de Benalmádena Costa. Este hallaz-go casual ubicado en primera línea de playa, aunos 530 m al este de la villa romana deBenalmádena Costa hace suponer que, a lo largode toda la costa benalmadense existieron abun-dantes asentamientos de carácter industrialinterrelacionados y que, además de exportar pro-ductos, abastecieron las necesidades de la villa.

En este enclave se desarrollaron importan-tes actividades industriales desde el siglo I d.C.hasta al menos, comienzos del siglo V d.C., mo-mento en el que se confirma el cese de la pro-ducción de envases destinados fundamentalmen-te al transporte de salazones.

Gracias a la distribución, superposición deestructuras y lectura de las secuenciasestratigráficas, hemos podido corroborar varias

fases de ocupación en la zona: primero con laproducción de aceite y posteriormente con la desalazones.

Los centros que, decididamente intervinie-ron en el cometido de la fabricación del aceitefueron la villas; en este sentido, se infiere que, laproducción de aceite, cumplió una importantefunción en la villa de Benalmádena-Costa desdedonde posiblemente se exportó el producto engrandes cantidades.

Los escasos materiales de época republi-cana hallados en el curso de las excavaciones,indican únicamente fenómenos de carácter resi-dual. A comienzos del siglo I d.C. los materialesse intensifican, dato indicativo para ubicar el pri-mer momento de ocupación de carácter indus-trial en torno a esa fecha. Como hemos indicadoanteriormente, este primer momento de ocupa-ción estuvo vinculado a la producción de aceite;este producto, de reconocida fama en la Bética apartir del siglo I. d.C. y con una importante pre-sencia en el mediterráneo en época de losantoninos, fue elaborado en un torcularium de “ara

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“Horno de planta ovalada parcialmente arrasado. Véase el muro tardoantiguo construido sobre el “praefurnium”.

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quadrata” y pavimento de opus spicatum con almenos dos prensas que vertían el líquido oleagi-noso a piletas o labrum hoy desaparecidas.

Este comercio tan floreciente en los pri-meros siglos del imperio, parece que atravesópor momentos de dificultad a partir de la de-nominada crisis del siglo III d.C. Este fenóme-no viene a coincidir posiblemente con el cesede esta actividad entre mediados del siglo IIIy el siglo IV d. C.,momento en el quese intensifican lasproducciones deánforas destinadasal transporte de sa-lazón y las cazuelasde imitación de cocina africana (utilizadas po-siblemente para acelerar el proceso de elabo-ración del garum).

Con el cese de la producción de aceite, nose abandona el enclave, sino que se produce unatransformación en el tipo de actividad industrial:se sustituye esta producción por la de salazonesy derivados de la misma. Este cambio está sobra-damente atestiguado con la superposición deestructuras.

La secuencia estratigráfica de los prime-ros siglos del Imperio aparece en gran parte alte-rada por momentos de ocupación posterior (deépoca tardorromana), por lo que la interpreta-ción secuencial de los primeros momentos deocupación ha sido más compleja. Por ello, en-tendemos que la escasez de material Altoimperialno implica la debilidad de la actividad industrialsino una pérdida de información en pro de la deépoca tardorromana, que causaron las alteracio-nes estratigráficas.

Estas consideraciones generales en tornoa la producción del aceite, nos permiten supo-ner que en los primeros momentos de ocupa-ción de la villa (situada a tan solo 530 metros.) seiniciaron las actividades industriales a lo largode toda la costa benalmadense.

Es evidente que los olivos, gozaban dereconocida fama en la antigüedad como condi-mento culinario e incluso como fármaco curati-vo; sin duda alguna, en la Bética el aceite tuvomayor prestigio, no solo por la cantidad sino porla calidad del producto.

Tenemos constancia en la provincia denumerosas villae oleícolas, en las que se pro-ducía aceite; en la vega de Antequera y en zo-nas del interior se han registrado más de unatreintena de yacimientos con torcularium o ele-

mentos utilizados en la producción de aceite(contrapeso, mola olearia, labrum, lapis pedicinuso cella olearia); contamos por ejemplo con ya-cimientos como el Gallumbar y Prado delVerdún, Finca Garcidonia, Cortijo Valsequillo,Aratispi, Villa de Manguarra y San José de Cár-tama. Pero sin duda alguna destacamos la sin-gularidad de este yacimiento por su proximi-dad al mar, situado en primera línea de costay sin parangón en la provincia (aunque el ha-

llazgo de un lapispedicinus en Huertadel Rincón podríarevelar en sus pro-ximidades la exis-tencia de un tor-cularium de aceite).

Nos planteamos también el interrogan-te para determinar el área de distribución delaceite producido en el torcularium. En el esta-do actual de la investigación, y con insuficien-tes elementos de juicio, resulta difícil esta-blecer si se trató de un producto comerciali-zado para el abastecimiento de las villae máscercanas, o si fue un producto de exportacióna gran escala. Por el momento, carecemos dedatos (sel los y t itul i pict i en los restosanfóricos) que puedan corroborar las hipóte-sis barajadas. Para los enclaves oleícolas de lacomarca de Antequera se ha planteado la po-sibilidad de que el óleo fuera transportadohasta el puerto de Malaca, en envases comoodres y cueros, donde serían definitivamenteenvasado en ánforas abastecidas por los alfaresmás cercanos. Partiendo de esta premisa, que-remos avalar la teoría de que el aceite produ-cido en “Los Molinillos” sería igualmente trans-portado hasta el puerto de Malaca desde don-de podía ser distribuido por el mediterráneoo incluso iniciar las rutas de exportación des-de la ensenada de Torremuelle, única vía co-mercial de Benalmádena.

A grandes rasgos se determina el abando-no de la producción oleícola a finales del siglo IId.C. o inicios del III d.C. relacionado intrínseca-mente con la crisis del siglo III d.C.; sin embar-go, en gran parte de los yacimiento de la comar-ca de Antequera (donde se concentra el 90% delos yacimientos oleícolas de la provincia), se tie-nen indicios de que la producción de aceite nocesa al menos hasta finales del siglo IV d.C. oinicios del V. d.C. Este fenómeno no ocurre en elyacimiento que nos ocupa: la secuenciaestratigráfica revela que el cese de la producciónde aceite no se origina a raíz de la denominadacrisis del siglo III d.C. sino por razones que senos escapan (probablemente pudo estar vincula-da a cuestiones de rentabilidad del producto), ya

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En este complejo industrial, se fabricaronproductos cerámicos de origen Bético y cazuelas

de imitación de cerámica de cocina africana

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que la actividad industrial, aunque sufre una trans-formación en el tipo de producto elaborado(salazones, garum) continúa hasta al menos el si-glo V. d.C. El cese de la producción de envases,se produce a finales del siglo IV o inicios del Vd. C. aunque este fenómeno no implicaría elabandono total de la zona, evidenciado por elregistro de material arqueológico, donde seobserva una continuidad hasta finales del si-glo VII d.C.

La construcción y reestructuración de lafactoría de salazones en época tardorromanacontinuó ocupando el mismo lugar en el que seestableció el torcularium de aceite, imaginamosque por diversosfactores como po-dría ser su esplén-dida ubicación, enprimera línea decosta y en un pe-queño promontorio, desde donde era más fácilel avistamiento de las bandadas; y por su proxi-midad a un arroyo que les abastecía de agua dulce(necesaria para este tipo de actividad industrial);

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y en tercer y último lugar, es indicativo que granparte de la infraestructura de la fábrica oleícolapermaneció intacta (como el muro de cierre dela zona norte), por lo que fue de gran utilidadpara el establecimiento de la factoría en épocaBajoimperial.

Contamos con indicios arqueológicos en-tre los que son dignos de mención los estucospolícromos parietales hallados en las cercanías yque también se localizan en las excavaciones dela villa romana de Benalmádena-Costa en contex-tos del siglo I d.C.; ello corroboraría la proximi-dad de zonas residenciales de cierta suntuosidad.El carácter residencial de algunos establecimien-

tos, justifica en al-gunos casos suasociación con laslujosas villae amare itálicas. Portanto, barajamos

la hipótesis de la existencia de conjuntos resi-denciales de lujo próximos cuyos propietarios es-tuvieron probablemente ligados a las pujantesoligarquías comerciales.

Imitación de cazuelas de cocina africanas de la forma Lamboglia 10A halladas en el “laboratorium”.

El abandono de este enclave no se va a producirhasta al menos, finales del siglo VII d.C.

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LOS MOLINILLOS

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CILNIANA 75

El municipio de Fuengirola viene desarrollando desde hace algunos años una continuada apuesta por larecuperación de su Patrimonio Histórico, dentro de un proceso en el que cada día va ganando terreno unsentimiento ciudadano de defensa del desarrollo urbano de nuestro pueblo en convivencia con la conserva-ción de nuestro rico pasado. Un ejemplo de ello lo constituye el yacimiento romano de la “Finca ElSecretario”, cuyo descubrimiento y primeros años estuvieron marcados por los peores augurios y que,gracias al impulso dado por la Corporación Municipal, acaba de abrir sus puertas una vez concluidos lostrabajos de recuperación y puesta en valor iniciados en 1997, incorporándose así a la oferta cultural deFuengirola.

Ramón F. Hiraldo Aguilera

La recuperación del yacimiento romano de la“Finca El Secretario”*

* Este artículo fue presentado en la revista Ateneo, n.º 3,septiembre (2002).

n los últimos cuarenta años el municipio deFuengirola se ha visto sometido a un creci-

miento espectacular bajo el impulso del fenómenoturístico. Este proceso ha traído consigo la paulati-na urbanización de su limitado territorio, y con ello,al igual que en otras localidades de la Costa delSol, una difícil “convivencia” entre la conservacióndel Patrimonio Histórico y el desarrollo urbano.

La tendencia, muy negativa en los añossesenta y setenta, se ha ido corrigiendo y equili-

brando con la puesta en marcha de una nuevalegislación1 y con la progresiva concienciación dela ciudadanía. Todo ello está permitiendo un pro-ceso paulatino de integración de nuestro rico pa-sado en armonía con el proceso de crecimientode nuestro pueblo.

Un ejemplo de ello lo constituye el yaci-miento romano de la “Finca El Secretario”, cuyodescubrimiento y primeros años estuvieron mar-cados por los peores augurios y que, gracias alimpulso dado por la Corporación Municipal, aca-

E

Vista general de la “Finca El Secretario” en los años cincuenta.

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Venus de Fuengirola.

ba de abrir sus puertas una vez concluidos lostrabajos de recuperación y puesto en valor ini-ciadas en 1997, incorporándose así a la ofertacultural de Fuengirola.

Antecedentes

Este enclave romano, localizado al NE delmunicipio en el llamado “Puerto de las Yeseras”,fue durante largo tiempo un lugar desconocidosalvo para los agricultores de la zona que, cuan-do realizaban sus tareas de labranza, veían salpi-car sus tierras con los restos de su antiguo es-plendor.

Esta dinámica se mantiene en la décadade los años setenta del siglo XX, aunque con unamayor incidencia para la investigación científica.

En los primeros años se acomete el nuevo traza-do del ferrocarril Fuengirola-Málaga y unos añosmás tarde se realiza la variante a la N-340 a supaso por nuestra localidad. Los movimientos detierra provocados por esta última van a ocasio-nar la ruptura artificial del yacimiento y la puestaal descubierto de importantes vestigios construc-

tivos, fragmentos de estucos, mármo-les, vidrio y cerámica. Estosvestigios dan pie a la primeraprospección arqueológica delterreno cuyos resultados que-dan plasmados en un artículode la revista Jábega2. Por aquelentonces sus autores, D. RafaelAtencia Páez y D. Antonio Sola

Márquez, ya apuntaban laexistencia “de una importan-te villa romana”, fechable en-tre finales del siglo I y fina-les del siglo III d.C., con in-dicios de perduración hastael siglo V d.C. Al mismotiempo se hacia constar quealgunos datos indicaban laexistencia de un alfar y “res-tos de piletas destinadas a la

salazón del pescado o dela obtención de garum”.

Otro hecho a te-ner en cuenta es el ha-llazgo casual de una es-cultura, en el año

1978, conocida popularmente como “Venus deFuengirola”3. Se trata de una Venus Púdica de 1,44m. de altura, con el cuerpo totalmente desnudo,a excepción de la parte posterior de ambas pier-nas que cubre con un amplio paño. Carece decabeza, brazos y pies. Todo parece indicar que

fue creada en la primera mitad del siglo II d.C. yconstituye, sin entrar en mayores valoracionesartísticas, un dato de indudable interés a cercadel valor arqueológico de este yacimiento.

Habrá que esperar algunos años, ya en ladécada de los ochenta, para que este asentamien-to romano nos ofrezca nuevas noticias. A finalesde 1987, con motivo de la conversión de la N-340 en autovía, se procede a la primera excava-ción arqueológica de urgencia en la zona sur delyacimiento. Fue programada por la Delegación

Provincial de Cultura y contó con la colabora-ción del Ayuntamiento de Fuengirola y de laempresa concesionaria de las obras. De sus re-sultados sobresale la aparición de una escali-nata que conservaba cuatro de sus peldañosy algunos restos de las pinturas parietales quela embellecían4. En aquel momento, dadas laslimitaciones impuestas por la intervención, nose pudo determinar su conexión al edificiotermal adyacente5.

YACIMIENTO ROMANO DE LA FINCA “EL SECRETARIO”

Recuperación de la escalinata localizada en 1987.

Vista general de la zona excavada en 1991.

Fue durante largo tiempo un lugar desconocidosalvo para los agricultores de la zona que (...)veían salpicar sus tierras con los restos de su

antiguo esplendor

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El último capítulo de estos anteceden-tes tiene lugar en 1991. El Ayuntamiento deFuengirola, con el fin de conocer la viabilidadurbanística de los terrenos situados al sur dela variante, promueve la delimitación del es-pacio arqueológico. Las excavaciones, desarro-lladas por el arqueólogo D. Fernando VillasecaDíaz, ponen a la luz unconjunto de gran interés,constituido por un áreaindustrial, formada poruna factoría de salazón yvarios hornos de produc-ción cerámica (tal y comohoy los conocemos), y lasprimeras estructuras delun edificio termal. Conestos resultados quedapalpable su importancia,procediéndose a su incor-poración al patrimoniomunicipal.

Puesta en valor delyacimiento

La definitiva recu-peración de la zona surdel espacio arqueológicoinicia su andadura en

1995 con la elaboración del Proyecto Básicode Ordenación, Protección y Exhibición del ya-cimiento romano, a cargo del arquitecto D.José Ramón Cruz del Campo. El objetivo mar-cado es la puesta en valor de los restos ar-queológicos ya excavados para su incorpora-ción a la oferta cultural de la localidad.

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Vista general de las termas (2001).

Detalle de estancia con la piscina circular del edificio termal (2001).

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Tan necesario proyecto deberá de esperarhasta el año 1997 para el arranque de las obras,que correrán a cargo de la Escuela-Taller Finca ElSecretario en dos fases 1997-1999 y 1999-2001.A lo largo de todo ese tiempo se producirán al-gunas novedades tanto en el equipo técnico comoen los resultados arqueológicos.

En el primer caso la presencia de un nue-vo arquitecto, D.ª Maite Oria Abad, que deberáatender las sugerenciasmarcadas por la Comi-sión Provincial de Patri-monio Histórico, dandolugar a la modificaciónde algunas de las ideasoriginales.

En cuanto a losaspectos arqueológi-cos6 se llevarán a cabovarias intervencionesarqueológicas de ur-gencia centradas en ladelimitación del edifi-cio termal (aún parcial-

mente oculto por la autovía colindante). Comoresultado de las mismas se ha podido poner aldescubierto una construcción, en muy buenestado de conservación, que gira entorno a unpatio porticado decorado con un mosaicogeométrico policromo, constituido por círcu-los intersecantes, ampliamente representadosen el mundo romano. En torno al mismo sedistribuyen diversas estancias con uso diver-so. El área que más llama la atención es la zona

calefactada, compuestade cuatro habitaciones(dos tepida-rium, unfrigidarium y uncaldarium), dos de ellascon el hipocausto enmuy buenas condicio-nes. En una de estas es-tancias se inserta unagran piscina circular.

Especia lmentesignificativos son losaspectos decorativosdel edificio, de los queya hemos apuntado al-

Fragmento de pintura parietal (zona de las termas).

Placa cerámica decorada.

YACIMIENTO ROMANO DE LA FINCA “EL SECRETARIO”

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Fragmento de pintura parietal (zona de las termas).

Las excavaciones, desarrolladas por el arqueólogoD. Fernando Villaseca Díaz (en 1991), ponen a la luz un

conjunto de gran interés, constituido por un área industrial,formada por una factoría de salazón y varios hornos...”

YACIMIENTO ROMANO DE LA FINCA “EL SECRETARIO”

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Es pues un agradable paseo en el que no sólo nosacercamos al conocimiento y disfrute de nuestropasado sino que también estamos en condicionesde comprobar el final feliz de un proceso... en el

que un grupo de alumnos, monitores y técnicos dela Escuela-Taller de la localidad han contribuido a

la puesta en valor de nuestro legado histórico

gún dato. Se hanencontrado di-versas placas ce-rámicas decora-das con motivosflorales, pinturasparietales “insitu”, diversas es-tancias decora-das con mosaicosen sus suelos asícomo fragmentos de mosaicos parietales. Deeste conjunto material cabría destacar los múl-tiples fragmentos de pintura parietal halladosen el interior de la gran piscina circular, entrelos que se han podido identificar diversos mo-tivos vegetales y varias figuras humanas. Todo

ello no hace más que aumentar el interés poreste yacimiento que esperamos se vea aumen-tado a la conclusión de la memoria científicade los trabajos desarrollados en el complejotermal.

Un paseo por el pasado romanode Fuengirola

El recorrido de este nuevoespacio cultural abierto al públi-co se inicia en el pabellón de ac-ceso en el que los visitantes ob-tienen los primeros datos acercadel descubrimiento del yacimien-to y su proceso de recuperación.A partir de ahí, a través de un pa-sillo perimetral, se realiza un acer-camiento a las tres zonas exca-vadas: factoría de salazón, alfar yedificio termal. Cada una de ellascuenta con paneles explicativos enespañol e inglés en los que, juntoa los datos descriptivos de los di-ferentes espacios, se da una infor-mación más general sobre aspec-tos sociales y económicos. A lolargo del recorrido se han planta-

do algunas espe-cies botánicasmuy conocidas yutilizadas en elmundo romano.

Es pues unagradable paseoen el que no sólonos acercamos alconocimiento y

disfrute de nuestro pasado sino que también esta-mos en condiciones de comprobar el final feliz deun proceso que comenzó hace poca más de vein-ticinco años y en el que, como ya ocurriera en elCastillo de Sohail un grupo de alumnos, monitoresy técnicos de la Escuela-Taller de la localidad hancontribuido a la puesta en valor de nuestro legadohistórico, esfuerzo que el paso del tiempo serácapaz de valorar en su justa medida.

Notas

1 En 1985 entra en vigor la Ley del Patrimonio HistóricoEspañol y en 1991 la Ley del Patrimonio Histórico de Andalu-cía.

2 ATENCIA PÁEZ, R. y SOLA MÁRQUEZ, A.: “Arqueologíaromana malagueña: Fuengirola”, Jábega, 23 (1978), pp. 73-84.

3 PUERTAS TRICAS, R.: “Hallazgo de una escultura de Ve-nus en Fuengirola”, Mainake, 2 - 3 (1980-81), pp. 122-129.

4 La escalinata tubo que ser extraída de su emplazamientooriginal para evitar su destrucción, instalándose provisional-mente en los terrenos que hoy ocupa la Residencia Montemar(junto al río de Fuengirola). En 1995 fue devuelta al yacimien-to, integrándose en el pasillo perimetral que circunvala el yaci-miento.

5 Los trabajos arqueológicos se circunscribieron a la estre-cha franja de terreno por la que iban a discurrir las obras.

6 A partir de 1997 asumo la dirección de los trabajos ar-queológicos que tienen lugar en el yacimiento, contando, en larecta final de los mismos, con la colaboración del arqueólogoD. Juan Cisneros Franco.

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Plano de planta del yacimiento con el recorrido parala visita (2002).

Vista general del pasillo perimetral y de los puntos de información.

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Continuando con la línea de investigación sobre la fabricación del papel en la provincia de Málaga,iniciada con la publicación del libro “Los batanes papeleros de Málaga y su provincia” (Universidad deMálaga 1998), en este nuevo trabajo se estudian y exponen algunas cuestiones significativas sobre laevolución de los aspectos económicos de la fabricación del papel, que convirtió a la villa de Mijas en la másimportante productora de la provincia y el resto de Andalucía durante casi todo el XIX.Se analizan, también, los aspectos técnicos y sociales más relevantes que sufrió esta manufactura y susintegrantes desde los orígenes a fines del siglo XVIII, junto al importante incremento de su producción,durante la industrialización de Málaga, y las causas que produjeron la decadencia de esta manufacturaa fines del siglo XIX.

José Carlos Balmaceda

La Industria Papelera de Mijasen tiempos de la Industrialización Malagueña*

* La industria papelera de Mijas. Una frágil prosperidad en el siglode la industrialización española, Colección Osunillas, MuseoHistórico Etnológico de Mijas, 2003

LOS PRIMEROS BATANES PAPELEROS

os primeros batanes de papel de Mijas, se-gún el primer registro documental encontra-

do, corresponden a la última década del sigloXVIII y eran propiedad de Francisco Saénz deTejada. Por los términos del contrato de arren-

damiento, éstos estaban activos como míni-mo una década antes, o sea, a partir de 1790.La Real Cédula de Carlos III del 26 de octubrede 1780 concediendo diferentes gracias y fran-quicias para el fomento de todas las fábricasde papel de estos reinos, coincide con la crea-ción de otros molinos de papel de la provincia

L

La villa de Mijas a fines del XIX. Foto: Colección MHEM.

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o la adaptación de algún harinero a los que yanos hemos referido.

En el censo de manufacturas de 1784 secontabilizaron noventa y siete batanes en Anda-lucía, todos movidos por energía hidráulica, sal-vo uno en Jerez que lo hacía por tracción a san-gre. Todos se dedicaban a abatanar paños salvouno en Jerez que lo hacía con pieles. No se haceninguna referencia que los hubiera relacionadosa la fabricación del papel en Mijas o en la costaoccidental. El Censo cita 13 molinos de papelexistentes en Andalucía, 1 en Gandul-Marchenilla(Sevilla), 1 molino en Santa Mª Transierra en Cór-doba, 1 en Baza, 1 Guadix y 2 en Vélez deVenaudalla en Granada, y en la provincia de Má-laga los 5 de Francisco Medina en Antequera, elmolino en Maro (Nerja) de Manuel Centurión y elde Frigiliana con una producción de los malague-ños de 3300 resmas de papel blanco y 18.700resmas de papel de estraza, lo que limita esa in-formación. Según nuestra investigación, que yadocumentamos en nuestro anterior trabajo(1998), casi cien años antes de la fecha del Cen-so, se encontraban activos los dos batanes deTorremolinos1 y los dos de la ciudad de Málaga(cuadro nº 1).

Recién en la segunda década del XIX vol-vemos a encontrar en los repartimientos vecina-les efectuados por el Concejo municipal la espe-cificación de sus artesanos, donde figuranbataneros de papel y la existencia de otrosbatanes.

LA FABRICACIÓN DEL PAPEL

El proceso de elaboración del papel erael mismo que se usaba, prácticamente, desdela época medieval en Europa2, hasta el segun-do tercio del siglo XIX, que se incorporan enalgunas fábricas mejoras tecnológicas. La in-corporación del cilindro holandés es tardía, losprimeros se incorporan en los molinos deBenalmádena en la segunda década3, y luegose agregarán las máquinas de papel continuoa mitad del XIX.

En Osunilla se continuó igual hasta la dé-cada del cincuenta que se triplicaron las tinas ylos operarios, curiosamente, en todos losbatanes, logrando una regularidad más que uni-forme en la producción pero siguiendo con lafabricación tradicional. Según la ley de contribu-ción industrial y de comercio vigente a partir del1 de enero de 1851, firmada por el Ministro deHacienda Sr. Juan Bravo Murillo, se pagaba 90reales por cada tina de papel de estraza y 144por las de papel blanco común, blanco o de co-lor de embalar.

Los batanes eran alimentados por los na-cimientos y arroyos que conducían sus aguas alcauz o canal, cayendo y presionando sobre unarueda que al golpearla hacia contrapeso ponien-do en movimiento el árbol de transmisión. Éstetransfería el movimiento a una serie de mazosde madera, que en sus extremos estaban herra-dos con diferentes clavos. Estos mazos batíandentro de unas pilas de piedra sobre una basemetálica, hasta lograr un total y controladodesfibramiento de los trapos de lino y cáñamo, yotras materias útiles, oportunamente preparados,en un caldo o pasta de aspecto lechoso.

La forma y la dimensión de los clavos delos mazos determinaban la consistencia de lapasta y en consecuencia el gramaje de la hoja depapel a formar o producir.

La pasta se llevaba a la tina donde se di-luía en las proporciones elegidas en agua y luegose colaba con la forma, que tiene bordes en suslados y una filigrana, por lo general, en el centro,compuesta de una red o trama metálica4. La pas-ta se adhería a la trama de la forma, para luegoser transferida sobre un fieltro o sayal, interca-lando de este modo una cantidad de hojas y fiel-tros hasta completar una posta que se componede 261 pliegos.

Luego ambos, o sea, los pliegos y lossayales alternados, se colocaban en la prensa paraeliminar el exceso de agua y, después de retirar-las de ésta, se procedía a desprender o separarlas hojas, una por una, de los sayales y se condu-cían al secadero, ubicado, generalmente, en elpiso superior del batán o molino, que contabacon numerosas aberturas o ventanas, ya que elaire era fundamental en esta fase del proceso. EnMijas también se secó al aire libre en zonas repa-radas del viento.

Luego las hojas eran encoladas, y por lotanto nuevamente prensadas y secadas, según lasuerte producida5, alisadas y empaquetadas des-pués de ser cuidadosamente seleccionadas, con-tadas, y agrupadas hasta conformar una resma o

LA INDUSTRIA PAPELERA DE MIJAS

Cuadro n.º 1Molinos y batanes de papel en Málaga (1784).

*Fuente: Censo de manufacturas de 1784.**Fuente propia publicada (1998), op. cit.

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CILNIANA 83

una bala, o sean 500 hojas la primera y 10 resmasla segunda, para finalmente proceder a su distri-bución y venta.

A continuación anotamos una simple des-cripción sobre la elaboración del papel de estra-za6, que se refiere sólo al preparado de las viejasalpargatas. Éstas se llevaban al pudridero colo-cándolas sin cortarlas, como se hacía con los tra-pos, ya que se hará con más facilidad estandoalgo corrompidas. Se esparcía en el pudridero unacama de alpargatas que luego se rociaba con agua,añadiendo otra que nuevamente se mojaba, y asíhasta lograr una altura de cinco o seis palmos7

que se apretaban bien y se dejaban en reposo 10o 12 días, en los cuales con aquella poca hume-dad “se calentaban tanto como el estiércol”. Lue-go se sacaban del pudridero y cortándose en pe-dacitos no mayores de dos dedos sobre un pi-lón, se llevaban a las pilas del molino de mazos,y cuando estaba preparada la pasta se ponía enla tina sin otra preparación, formando los plie-gos que entre sayales se prensaban y se tendíanen el secadero o mirador, que después y sin nin-guna otra operación se contaban y se formabanlas resmas para su venta.

EL PROYECTO MIJEÑO

El proyecto productivo mijeño estaba fun-damentalmente basado en la fuerza del trabajoimpulsado por el extraordinario desarrollo de laindustria, el comercio y la demanda malagueña,compuesto de todos los aspectos materiales quepertenecen al proceso de producción: el tiempo,los materiales a emplear y demás fórmulas con-tractuales en donde la figura del maestro, que enla práctica gobierna el batán, oscilaba entre elhacedor de la manufactura y el autónomo agen-te comercial de su producto.

La tendencia era hacer todo lo relaciona-do con la fabricación caracterizada por una eco-nomía familiar o individual, casi siempre ligada ala actividad agrícola y ganadera, que a veces pro-ducía una discontinuidad en la producción delpapel.

Ésta consistía principalmente en el abas-tecimiento de la materia prima, controlar el régi-men de agua, con el componente meteorológicoque incidía casi siempre en el producto final, y lomás importante, la supeditación a la demanda yoferta, o sea, la venta del producto.

La fabricación de papel no estaba circuns-crita en sí misma, distintos grupos interveníanen ella, escribanos, formeros, sacadores y trans-portadores de piedras, los encargados de prepa-rar y mantener el cauce y las acequias, taladorespara la obtención de la madera, albañiles, los querecogían y los que comercializaban el trapo, lacola, la madera y las cuerdas, principalmente.Aunque uno de los más importantes era el car-pintero, de fundamental importancia en la cons-trucción y mantenimiento de la maquinaria yotros accesorios del molino8, además de actuarcuando se lo requería como perito para evaluarde forma integral los batanes o molinos junto almaestro de obras, ante quiebras, deudas, litigios,embargos, disoluciones societarias, sucesionesy testamentos.

En la villa actuaban en 1807 como tasado-res de molinos y casas mesones el maestro car-pintero José Carlin, los maestros de albañileríaJosé Gamberos y José Barranquero, y como “pro-fesor de picapedrero” José García9. En 1837 elcosto de valoración de los maestros de albañile-ría, carpintería y alamines de una finca con unmolino harinero fue de 300 reales10.

A mediados del siglo XIX, Mijas experimen-ta su época más productiva, y se produce el arri-bo, junto con papeleros del levante valenciano,de un carpintero de Alcoy al que acompaña lajerarquización de “mecánico”11. También se ins-tala en la villa un trapero, con seguridad para estar

junto a la industria donde vende-ría lo recogido por él y el restode los traperos que le proveeríantambién de trapos y de otras ma-terias reciclables, no sólo en lavilla, también en los pueblos ve-cinos y especialmente en Benal-mádena que también gozaban desu mejor época.

Estos vínculos específicosy funcionales nos muestran quetodos juntos constituían unaunión exclusiva de esta manufac-

tura, entre la sociedad y el batán papelero.

Al comienzo de la fabricación en la villasólo el grupo familiar se bastaba para atender laproducción llevada a cabo en estos batanes. Porlo general, como veremos, eran edificios de apa-

LA INDUSTRIA PAPELERA DE MIJAS

Cuadro n.º 2Duración y renta de los contratos de arrendamientos.

Elaboración propia.

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riencia rústica similar a la de cualquier casa, dereducido tamaño y una capacidad de producciónrelacionada a una sola rueda y una sola tina, con-centrando todas las tareas en el mismo y com-partido, generalmente, con la vivienda del maes-tro propietario o el arrendatario y su familia.

A partir de 1830 se producirá una trans-formación en las instalaciones y la regulación enlos aspectos productivos. La cantidad de tinas yoperarios se triplicaron como consecuencia dela producción demandada que queda reflejada enla guía mencionada. Aunque no deja de sorpren-derme tal incremento, que creo excesivo, ya quea fines del XIX volvemos a encontrar a los batanes

trabajando con una sola tina cada uno como enla primera mitad del siglo.

LA ESPECIALIZACIÓN PAPELERAMIJEÑA

El grueso del papel que se producía en lacosta se utilizaba principalmente en el empaque-tado del limón, los pilones de azúcar, laespeciería, las prensas de lana o seda, y princi-palmente en la pasa, los higos secos, entre otrosmuchos frutos y mercancías. Para imprenta, es-critura y estampas, que a partir de mediados delsiglo XIX fomentará la creación de fábricas deenvases y el desarrollo de varios tallereslitográficos12 que se ocuparán de imprimir loscarteles, etiquetas y el famoso papel de lechos,sobresaliendo la fábrica de abanicos de RafaelMitjana fundada en 1825 e incrementada su pro-ducción con estampas litográficas en 1830. Aprincipios de los cincuenta anexará la elabora-ción de papeles pintados. Para 1862 se estimasu producción en 200.000 abanicos y 400 a

500.000 estampas, además de un número con-siderable de envases de pasas13.

No olvidemos, además, que a partir de 1780y durante más de veinte años, no sólo los molinosde Arroyo de la Miel, sirvieron el papel blanco yestraza a la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya,también lo hicieron los de Torremolinos y, con se-guridad, los que estaban activos en esos años enel resto de la provincia considerando la crónicacarestía de papel de la Real Fábrica.

Sólo en el molino de papel blanco SantaRita y la fábrica Nuestra Señora de la Victoria tu-vieron una producción importante de distintos

tipos de papel blanco de imprenta, azulado, azuly para lechos la primera, y de envolver y carto-nes la segunda, que fue galardonada en la expo-sición de Málaga de 1862 organizada por la So-ciedad Económica de Amigos del País, con lamedalla de plata de primera clase al mérito, aun-que para esos años sólo Rafael Abad fabricabapapel blanco, el resto producía una gran produc-ción de papel de estraza de “moldes de marcamayor, del medio y chica”14, de envolver, resmaspara cartuchos grandes y pequeños y los papelespara lechos de 1º, 2º y 3º clase15.

Nuestro papel de estraza artesanal o detina muchas veces definía la ocupación principaldel molino que se dedicaba a producirlo en ex-clusividad, como fue el de los batanes de la costamalagueña, diferenciándose del que fabricaba elblanco. A fines del XIX se limitará su produccióncon la aparición de los distintos papeles de en-volver que proliferarán con la posibilidad de uti-lizar las nuevas materias primas y la maquinariapara manufacturarlos.

LA INDUSTRIA PAPELERA DE MIJAS

Boceto de un molino de papel con sus ruedas. S. XVIII.

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EL PAPEL DE LECHOS

Uno de los más famosos productos agrí-colas malagueños fue la pasa, que tuvo una grandemanda y generó un inmenso desarrollo, du-rante casi todo el siglo XIX en los batanes de papelde la costa, y sobre todo en los de Mijas.

La pasa es la uva desecada por la accióndel sol. En Málaga se usó principalmente lamoscatel, y también la larga. El sistema que seempleaba, y se emplea16, en la provincia fue el desecado por el sol. La acción del aire y el sol enju-gan esta fruta, evaporando la parte acuosa quepuede oponerse a su conservación y dejándolaazucarada dentro de la película, que se pone flexi-ble y suave. Estas se colocaban en los paseros, alos que se les construían toldos con lona o ma-dera, que las preservaban de los efectos de lanoche y en los días lluviosos.

Este procedimiento, o sea, el natural, esel que ofrecía los mejores resultados y así laspasas de Málaga fueron consideradasirremplazables y adquirieron desde antiguo famauniversal. Había otros procedimientos como elde la lejía que practicaban en Denia y Gandía, oel sistema industrial rápido de aire caliente, queconsistía en colocar las uvas en unas largas cajas,de paredes bajas, con una estufa que calentara elaire y que éste pasara sobre las uvas,desecándolas. Lamentablemente la filoxera dejulio de 1878 abatió la provincia de Málaga, yaceleró junto con otros factores la decadenciade la industria papelera.

El tipo de papel que se utilizaba comosoporte y envoltorio de la pasa era el llamado“papel de lechos” que fue el de mayor utilidaden la provincia, y que anunciaban y vendían, apar-te de los fabricantes a pie de fábrica y en sustiendas, los almacenistas de venta por mayor ymenor de la ciudad17, con un llamado especial.Los fabricantes catalanes Poch y Creixell, radica-dos con comercio e imprenta en Málaga, se re-fieren a esta suerte, como el “exquisito papel delechos”.

Este papel se colocaba en el fondo del ca-jón, caja, o estuches llamados “catites” en suce-sivas capas de papel, formando una cama, col-chón o lecho, donde luego se disponían los raci-mos de pasas alternativamente, aunque había unformato generalizado en el que variaba la rique-za de su decoración. Una descripción al referirsea este soporte preparado para los envases de lujodice: “los lechos de papel guarnecido de auríferoencaje y matizado por abigarrados colores quedescribían majos y manolas”18 estampados porla famosa industria litográfica malagueña. Los

personajes incluidos en el diseño de la litografíade la fábrica de Oliver y Brú, aluden a los quellevaban estos papeles que fabricaba y por losque se le premiará en 1862.

En este periodo pueden recogerse múlti-ples anuncios, como los de los hermanos Carre-ras que informan tienen en su imprenta y librería“a precios de fábrica papel para cajas de pasas,con toda equidad”.

El establecimiento litográfico de Pérez yBerrocal incluía en sus anuncios, también de for-ma destacada que “reproducía grabados en ma-dera por procedimientos especiales, viñetas ylechos para cajas de pasas, cajitas y cartuchospara dulces”.

Por su parte el litógrafo Fausto Muñoz, quetambién imprimía “lechos y viñetas para cajas depasas y cartuchos”, expuso trece cajas de lujopara pasas hechas en su fábrica en la exposiciónorganizada por la Sociedad Económica.

Un año después en otro periódico, en unextenso aviso, reseñaba los premios obtenidos yreiteraba la impresión de papel para pasas y ofre-cía la “fabricación de envases para frutos, dul-ces, y un gran surtido de cajas y cartuchoslitografiados, desde la más corriente a las máslujosas en raso y terciopelo. En la exposición de1877 Rafael Sturla y Felipe Casado presentaron,también, cajas para pasas, y Jaime Janer bande-jas de papel para el mismo producto.

Hoy queda una mínima expresión, perosuficiente para admirar e imaginarnos la riquezay variedad de los diseños que se produjeron19. Lacalidad del papel usado varió desde el de estra-za, verjurados y como simple lecho, hasta los másfinos blancos continuos en los envaseslitografiados de súper lujo.

EMPLAZAMIENTO Y VÍAS DECOMUNICACIÓN

El núcleo urbano de Mijas se encuentra a428 m de altitud sobre el nivel del mar y recosta-do sobre la falda de la sierra que lleva su nom-bre, o el de Blanca, junto a la llamada Bermeja, yque alcanza en sus cotas más altas los 1.150 m.Dista 8 km de Benalmádena y 32 de Málaga. Sustierras estaban bañadas por innumerables arro-yos20, siendo los ríos Ojén y Las Pasadas los que,unidos para formar el Fuengirola, convierten sustierras en un fértil valle.

Según el catastro del Marqués de la Ense-nada su extensión y límites eran los siguientes:“de levante a poniente tres leguas (16,729 km),de norte a sur dos (11.151 km), y de circunferen-

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cia diez leguas y media (58.548 km). Linda por laparte de levante con él termino de la villa deBenalmádena, por poniente con el de la ciudadde Marbella, por el norte con el de las villas deAlhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre, y porel sur con la playa del mar”.

El entorno geográfico donde se encontra-ban emplazados los primeros molinos nazaríesrespondía a las condiciones ideales para su fun-cionamiento, luego se irá agregando el resto delos molinos harineros, de aceite, hasta la instala-ción de los primeros batanes de papel en el en-clave ideal que fue Osunilla.

Uno de los requisitos para lograr un buendesarrollo y sobre todo la distribución de la pro-ducción, en esos años, era la localización de losmolinos cercanos a la ciudad y sobre todo y, eneste caso, a su puerto. Mijas enviaba casi todossus productos desde Fuengirola por el mar21, aun-que también tenía una buena comunicación te-rrestre que se usaba alternativamente para lospueblos vecinos y del interior. Éstos caminos erande herradura.

La red de comunicaciones partiendo deMálaga y siguiendo el litoral se hacía por el ca-mino real22 que conducía a Marbella por el oes-te. Por razones de seguridad, se despegaba bas-tante del litoral pasando por Benalmádena yMijas, situación que se mantuvo hasta bien en-trado el siglo XVIII, descendiendo a la costa a laaltura de Fuengirola siendo esta ruta segundaen importancia. El camino de más importanciaera el que unía la capital con la ciudad de Grana-da y que pasaba por Vélez Málaga, Zafarraya yAlhama.

El camino que bordeaba la sierra de Mijaspor Alhaurín, Coín, Monda, Ojén, era el más lar-go, siendo el más frecuentado, ya que en Coín

confluía el camino real que unía Álora conMarbella, separándose en la confluencia de losríos Casarabonela y Guadalhorce el camino Má-laga-Ronda.

El trayecto en carruaje o a caballo desdeMálaga hasta Arroyo de la Miel se hacía en cua-tro horas, y a Mijas en cinco o seis según las es-taciones.

FUERZA MOTRIZ

Los factores esenciales en la industria pa-pelera eran el suministro de agua, las materiasprimas y la posibilidad de contar con mano deobra especializada. El cálculo de agua que se usa-ba en la fabricación manual era de 1.000 a 2.000litros por kilogramo23. Debemos saber que nobastaba que se encontrase en abundancia, sinoque, además, debía reunir cualidades de limpie-za y ricas en cal, como una condición primor-dial. Esta pureza condicionaba la blancura delpapel, ya que si venía sucia, con tierra o tintes,sólo se podía utilizar para el papel de estraza,que por el contrario en este caso veía favorecidasu calidad.

A partir de fines del siglo XVII y durante elXVIII y XIX se crean situaciones problemáticassobre la utilización del agua para el riego de tie-rras, y por lo tanto, hacer rentable los cultivos.Algunos vecinos capitalizaban el privilegio deposibilitar el pasaje del agua, cobrando muchosreales para el riego, como nos ilustra el contratoque llevaron a cabo el molinero Antonio de Lunay Rafael de Sepúlveda y Lara de la fábrica SantaRita. El primero había construido un molino ha-rinero en los Espartales, y para “el curso de lasdos paradas” contrató, con el primero, abrir a sucosta dos acequias para que llevasen el agua delnacimiento las Pavitas, una al molino y la otrapara el riego de sus huertas, previa autorización

de los peritos que ta-saron el paso del aguaen la cantidad de 300reales de vellón a favordel vendedor, quedan-do, además, paraSepúlveda la propie-dad y el aprovecha-miento de los árbolesy frutos que se com-prenden en el margende una y otra acequia.Se aclara también quelas aguas usadas en elmolino sólo podíanconducirlas luego a losotros hacendados parariego24. En 1844 Do-

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Transporte del papel a lomo de burro. Xilografía siglo XIX.

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mingo Sáenz deTejada llegó a pagar1000 reales por lacompra25 de 5 horasdiarias de agua delnacimiento las Pavi-tas, cada jueves, conuna tasación pericialdel 4 % de recauda-ción municipal. Delmismo nacimiento,en 1858, ½ hora deagua se vendía en250 reales26, elevan-do el costo un 150 %más que la compraanterior.

Otra especu-lación fue privatizarel agua acaparándo-la en represas, crean-do por lo tanto mu-chas tensiones y lle-gándose a procesar alos especu-ladores27. Un litigio, que llegó a lasCortes de Granada, relacionado con las aguas paralos molinos fue el protagonizado por una de lashijas de Francisco Sáenz de Tejada, propietariode los batanes Antiguo y de Abajo, que impidióel curso natural hacia los Espartales, aprovechan-do que el nacimiento se encontraba en sus tie-rras28.

Sin embargo, el agua era abundante y per-manente, incrementada al avanzar el siglo XIXcon el descubrimiento de nuevos nacimientos yel aprovechamiento reglamentado por los alcal-des del agua de los cauces y remanentes según laimportancia, y por lo tanto las necesidades porel aumento de la producción molinera, agrícola ysobre todo la papelera. En general, ante la solici-tud de apertura de un batán, se hacía un estudiodel potencial de las aguas y si el nuevo uso re-querido no podía causar perjuicio “al común o aotros particulares” se autorizaba. Se prohibía latoma de agua de los molinos a los labradores29.

En el partido de Osunilla donde se encon-traban la mayoría de los molinos había sido, des-de el principio, canalizado hasta éstos las aguasde los nacimientos llamados “las Pavitas” y “elPantano”, cercano éste a la ermita de San Antón,llamado antiguamente “el de la fuente deOsunilla”30, el arroyo de Pedro Gutiérrez31, el na-cimiento Tejarejos, el arroyo de la Chorrera32 yel nacimiento del Piojo33.

En Osunilla la Baja se contaba con las aguasdel nacimiento de los Juanes34 y los remanentes

o represas de agua que llevaban el nombre de“Piña” y “del Portón”35, entre otros pequeños cau-ces y torrentes ocasionales. Las dimensiones deéstas represas eran de 6,68 m de largo por 5,85m de ancho la primera36, o 14,21 m de largo por4,18 m de ancho la segunda37. En nuestro traba-jo anterior hemos registrado en Torremolinos lautilización de represas para un molino de papelen 175538.

Durante el siglo XIX el nacimiento Nue-vo o Andalubio, como se le llamó a partir de1830, fue vital para el funcionamiento de va-rios batanes, aunque en 1871, también, lo en-contramos llamado “Guillén”39 nombre quetambién se usó para llamar a otro cauce y unaacequia40.

En 1877, frente a la utilización que se ha-cía de sus aguas, la ya creada Comunidad deRegantes del nacimiento Nuevo establece unaordenanza ante la necesidad de regular su usode manera equilibrada ante la variedad y canti-dad de usuarios.

Una referencia de suma importancia so-bre la valoración de las aguas, es la que nos brin-da el inventario del molino San Bonifacio de Arro-yo de la Miel, que valora sus aguas en 20.000reales, representando el 14 % del valor total dela fábrica.

Por lo tanto la abundancia en Mijas fue unfactor muy importante ya que determinó la con-tinuidad de la producción de las tinas en canti-

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Represa de agua frente a un molino.

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dad y calidad convirtiéndose en un valor econó-mico primordial. En muchas otras zonas papele-ras de España, durante el verano, la escasez deja-ba inactivos a muchos molinos papeleros total oparcialmente.

No he encontrado ninguna referencia con-traria y es muy escasa la inclusión de alguna cláu-sula especial sobre la escasez de agua en los con-tratos de arrendamiento41.

MATERIAS PRIMAS

El trapo había sido y era desde la edad me-dia la materia única y por lo tanto imprescindiblesiempre escasa para proveer y satisfacer la deman-da de los molinos papeleros españoles que durantemucho tiempo carecerán de éstos por que sepriorizó su exportación a Génova, el gran produc-tor de papel sellado para la Corona. Precisamenteesa escasez crónica, y agravada, además, a partir dela generalización del cilindro holandés, conducirá aOccidente en el siglo XVIII a imaginar sucedáneosvegetales hasta llegar a la madera, a mediados delXIX, precipitando su entrada en la era industrial.

Según el Censo de 1799 se necesitaba paraelaborar una resma de papel sellado, o sea, el de430 x 315 mm el pliego; 690 gr de trapo, 230 decola y 5 gr de alumbre.

Reiteradas prohibiciones de la extrac-ción del trapo por parte de los mercaderes yfabricantes extranjeros42, y ordenes para queel recogido en las colonias fuese traído a lametrópoli, privilegios a ciertos fabricantes parapoder reservarse el recogido de tal ciudad oregión43, hacían de estos raídos, usados y su-cios restos de lino, algodón y cáñamo, un bien,

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Choza de traperos a fines del siglo XIX en Málaga. Col. Malagueña. AMM.

Cuadro n.º 3Nacimientos y causes de agua al serviciode los batanes papeleros.

Elaboración propia. Fuente: AHPM.* Desde mediados del XIX proveerá el agua a la mayoría de los molinos.

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Mujeres en el escogido de los trapos. Grabado L. J. Gloussier y Bernard. S.XVIII

más que preciado, absolutamente necesariopara esta industria.

El trapo era lamateria prima funda-mental para la elabora-ción del papel como yase ha repetido y su cos-to de vital importancia.Éste en el último cuar-to del siglo XVIII y prin-cipios del XIX repre-sentaba, según las va-riaciones de calidad,desde el 37 hasta el 66% del costo total, segúnse fueron incremen-tando la cantidad detinas y sobre todo loscilindros.

Los pequeños yrecién creados batanesde la costa de Málagaa fines del XVIII y prin-cipios del XIX sufrieronla causa de esta infla-ción, aunque los tra-pos requeridos en lamayoría de los bataneseran de calidad infe-rior, como reducido elconsumo de cola, yaque el grueso de suproducción fue el pa-pel de estraza. De to-das maneras, en esteaspecto, la proximidadde las tenerías de Arro-yo de la Miel y Mijas y de la capital favorecía lacompra de las carnazas, materia base para hacerla cola.

Sólo Mijas consumía por año (cuadro nº11), siempre tomando la referencia de 1862,2.432 Kg de trapos blancos, 69.366 Kg de traposde color, alpargatas de esparto, trozos de redes yel reciclado del papel de desecho de pasas y car-tones usados, 874 kg de cola y 19 Kg de alum-bre, sin estimar la cantidad de cloruro de cal.

Los trapos se compraban, por lo general,en la ciudad de Málaga y su traslado por mar seabonaba a 4 reales el quintal44, igual que las car-nazas, y se aprovechaba el viaje para transportarel papel a la ciudad, que se pagaba a 4 reales labala de 10 resmas en 1830.

Por estos años se registran en el puertomalagueño la entrada de trapos y carnazas des-

de Cádiz hacia Barcelona, aunque también se en-vían a esta ciudad trapos malagueños45.

Los representantes, especialmente de Bar-celona y Valencia, para la venta del papel, resi-dentes en las distintas provincias eran los que seencargaban de la compra del trapo y las carna-zas. Durante el siglo XIX en la ciudad de Málagase encuentran a varios almacenistas de familiaspapeleras de esas ciudades. Esto perseguía obte-ner, además de la materia prima, precios más con-venientes en lugares apartados de sus centros deproducción, que en los cercanos.

En 1871 el trapero Antonio Casorla natu-ral de Viator (Granada), se instala en Mijas con sufamilia. Su mujer era de Alhama Seca y sus hijoshabían nacido, uno en Santa Fe y el otro enAlhama, ambas de Granada. Los distintos oríge-nes es prueba de la permanente movilidad queles exigía la búsqueda y la compra de trapos ypapeles viejos y usados. Se reciclaba principal-mente el papel usado como simple lecho de laspasas que luego se descartaba, como el que en-

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volvía algunas frutas en su traslado a los lugaresde venta al público46.

LA EMIGRACIÓN DE PAPELEROSVALENCIANOS A LOSMOLINOS DE MIJAS

A fines del siglo XVIII la fabricación depapel en Mijas, como hemos dicho, tenía una in-cipiente producción de papel de estraza en losdos batanes de Sáenz de Tejada en Osunilla laAlta, con la finalidad de utilizar parte del mismoen el comercio de diversos géneros que tenía enla ciudad de Málaga, el resto se consumía local-mente.

A partir del primer cuarto del siglo XIX lue-go de tantas dificultades, ya apuntadas, cobra unamediana importancia, incrementándose conside-rablemente a mediados, donde encontramos tra-bajando, junto a los mijeños, a los papeleros llega-dos del levante valenciano y catalán en busca denuevos horizontes atraídos por el impulso indus-trial que se había generado en Málaga junto conotros de Coín, Antequera, etc.47, donde la indus-tria papelera de estos pueblos entraba en deca-dencia, por muy variados motivos ya expuestos48.

En la capital se había producido un conti-nuo crecimiento demográfico49, propiciando a lamitad del siglo una transformación urbana, favo-recida, además, por el proceso de la desamorti-zación, mediante el ensanche de la ciudad, el ati-rantado y la construcción de nuevas calles, la ins-talación de nuevos servicios urbanos, etc. Es den-tro de este contexto que los molinos de la costareciben un aumento considerable de papelerosque, unos abrirán tiendas especializadas50 y otrostrabajarán en la fabricación de papel.

Ya a partir de su creación la fábrica de pa-pel blanco Santa Rita tuvo como operarios, ade-más de sus fabricantes locales, a genoveses, ca-talanes y valencianos que elaboraron papeles jun-tos con los que llegaron de Antequera, Coín yBenalmádena, alternativamente, durante casitodo el siglo XIX, junto al resto de los batanesinstalados en los partidos de Osunilla (Alta y Baja)y los Espartales.

Después de los problemas planteados conel primer arrendatario de la fábrica, los presbíte-ros Rodríguez y Sepúlveda propietarios de la fá-brica, contratan como maestro al genovés JoséGhigliotti51, llegado con toda seguridad años atrása las fábricas de papel de su compatriota FélixSolesio, con un ventajoso contrato que abando-nará después de muchos años, seguramente de-bido al cambio en la dirección de la fábrica pro-ducido a raíz de la muerte del presbítero

Rodríguez, para irse a trabajar a un molino deTorremolinos,

Los fabricantes Antonio Ridaura y Anto-nio Colomina precedieron a Jaime Romaní yFigueras52, otro fabricante que se instala en lafábrica de papel blanco de Mijas y, por los mis-mos años se produce la llegada de otras familias,que figuran en el padrón de 1851, con apellidosampliamente conocidos, por su larga relación conla fabricación de papel en Valencia.

La mayoría venían de Alcoy: AntonioBlanes, Juan Almillan, Vicente Peidro, José Molina,José Cardenal García, José Satorre, Nicolás Pérez,Francisco Valor, Bernardino Losano Criado, Anto-nio Miralles Abad y Agustín Gil Peidro. Tambiénlos había de Cocentaina: Francisco y Juan Bautis-ta Blanes: de Tarragona era Ignacio Esteban (oEstebes) Casullera. José Doménech Valor de Tibi,y de Valencia eran Vicente Tolosa Martínez y JoséBotella, cuyas mujeres pertenecían, la mayoría,también a familias papeleras de esas zonas.

Este primer registro nos muestra un per-fil de jóvenes parejas, que en los padrones deaños más tarde encontraremos ya con varios hi-jos que, como ellos, se implicarán desde niñosen la empresa familiar o se contratarán en otrosbatanes como aprendices.

No podemos olvidar que en los lugares deorigen de estos papeleros, a partir de la segundadécada del siglo XIX, comenzó a importarse ma-quinaria de cardar e hilar, entre otras, producien-do un camino muy favorable a la industria laneraen lo económico y social, principalmente en Alcoy,afectando a la industria papelera de aquella im-portante zona, ya que algunos molinos pasarona ser textiles, repitiéndose a la inversa lo ocurri-do en la mitad del siglo XVIII.

La modernización fue abandonando losmétodos artesanos hasta lograr, después de variosaños, lo que exigía el mercado y las exigencias queel tecnicismo industrial demandaba. Este procesopudo haber dejado a muchos oficiales y operarios,sobre todo a los más jóvenes, sin ocupación, im-pulsando el éxodo a zonas con mayores posibili-dades laborales y que la “modernidad” no hubie-ra irrumpido con la fuerza de Valencia y Cataluña.

Un simple repaso a esas transforma-ciones53 y sólo por mencionar a las familias delas que luego encontraremos algún integrante enAndalucía, justificaría su emigración a otras zo-nas con posibilidades de expansión.

La viuda de Peidro e hijo, junto con JoséGonzález de Abad convienen en transformar su

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molino de papel. En 1820 Pascual Abad es arren-datario de un molino convertido. Veinte añosdespués Lorenzo Abad comparte su molino depapel con la actividad textil. No es extraño en-contrar por lo tanto a Rafael Abad como dueñodel único molino que produce papel blanco enMijas en el momento de mayor producción. Elapellido Pérez, conocido también, está asociadoa la industria textil y a la exportación de máqui-nas de hilar y tejer movidas ya por vapor en 1851,como también a la fabricación papelera, de la quehay referencia de un papelero de nombre Joséen Tibi.

Por otra parte son muy conocidos los fa-bricantes Botella y José Valor que se había insta-lado en la ciudad de Málaga en la década del 30 yluego en Arroyo de la Miel (Benalmádena), don-de eran propietarios de una fábrica de papel54 yque fue el primero en producir papel continuo.

Encontramos una referencia en el partidode Riquer de un Francisco Blanes que poseía tie-rras lindantes con una fábrica de papel y, a me-diados del XVIII Luis Blanes poseía un molino depapel en el río Molinar.

No sólo fue Málaga destino de estos fa-bricantes, en Granada encontramos papelerosemigrados tales como Francisco Pericós casadocon Francisca Gisbert, que se traslada en 1848con dos de sus pequeños hijos, el mayor Francis-co seguirá como papelero en 1888. Vicente Martíllegó en 1830 y a Francisco Martí lo encontra-mos activo en 1859, Rafael Pastor ya estaba en1825 y Antonio Pastor, viudo, llegará en 1837con sus dos hijos, José de 17 y Concepción de15. También se instalarán los alcoyanos JoséBernabé y los hermanos Casanova, entre otros.Por esos años un Pastor fabrica papel en Arroyode la Miel y más tarde, en 1862, Francisco Pastorposee dos fábricas, una de papel continuo y otrade papel de estraza.

En 1866 se produce el retorno desde Mijas,suponemos que a su zona de origen, de la mayo-ría de estos papeleros y sus obreros ya que nofiguran como radicados en la villa. La desin-dustrialización malagueña se producirá claramen-te de manifiesto en los años sesenta y una déca-da más tarde se registra una perdida de pobla-ción en la capital, que aunque se recuperará porun importante movimiento migratorio de los pue-blos cercanos debido al incipiente desarrollo einvolución industrial en los mismos, se agravarácomo consecuencia de la irrupción de los prime-ros síntomas filoxéricos en las vides malagueñas55.

Sólo algunos se quedaron e intentaronexpandirse a otras actividades. Agustín Gil Peidro

invierte en la compra de casas y tierras enFuengirola, Benalmádena y Mijas en 1872 y 1874.Es evidente, además, su solvencia económica ajuzgar por los préstamos efectuados, algunos sincobrar intereses.

Antonio y José Satorre junto a Juan Valorcompran en 1854 cuarenta acciones, cada uno,de la mina La Victoria recién descubierta enBenalmadena56 . Ignacio Estebes Casulleras en1879 permanecía en Mijas y con asuntos en Bar-celona donde su padre Ignacio Estebes Domenechtenía su poder para atenderlos57, Oliver y Brú dela Pobla de Claramunt también permaneció has-ta su muerte en Málaga, y siguió produciendopapel su hijo.

Si la oligarquía malagueña practicaba laendogamia, la clase papelera también. La mijeñaestaba emparentada entre sí por matrimonio58,reforzando y formando una infranqueable barre-ra para los demás, y así continuaron.

Una particularidad de la mentalidad de lasfamilias papeleras a destacar era la de legar sufábrica, que a su vez había sido heredada de susancestros, como en muchos casos los secretosde la fabricación. Siempre es legada a alguien conla capacidad de ser susceptible de continuar conel trabajo. El resto de los hijos recibe la herenciaen dinero, y en el caso de que sea mujer, ésta secasará con un papelero, como veremos en loscapítulos posteriores.

Además del intercambio que sin duda seprodujo entre los locales y los venidos del levan-te, éstos dejaron patente su influencia en losmijeños en el cambio de la denominación de sutarea, de algunos utensilios y productos. Comen-zarán a llamarse “papeleros” o “fabricantes” comoen el resto de España en lugar del tradicionalbatanero.

A partir del siglo XX se generalizará, tam-bién, el nombre de fábrica, no sólo a la papelera,también a las de harina, aceite, conservascárnicas, etc.

SALARIOS Y TAREAS

No podemos asimilar la existencia delobrero de la gran fábrica cuya actividad estabaenteramente dominada por las necesidades de laempresa, a la vida cotidiana del jornalero inte-grado aún, aunque en parte, a la comunidad ru-ral, pasando por el artesanado.

El artesano papelero, grupo social clara-mente definido59, aparece constituido fundamen-talmente por antiguos maestros que entrarán en

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Oficiales de la tina o del obrador. Grabado Turinés s. XVIII.

la ruina a medida que las nuevas técnicas de pro-ducción, y la consiguiente legislación laboral sevayan extendiendo a lo largo del siglo XIX, antelo que tendrán que plantearse su actuación futu-ra: seguir como artesanos o bien adecuarse alnuevo sistema de producción.

Aunque éstos se distinguen de los obre-ros de otras manufacturas conservando una re-lativa autonomía en la organización del traba-jo, ya que dominan una especialización alta-mente cualificada, por lo que no están ínte-gramente sometidos a una voluntad exterior.L os maestros papeleros no son merosejecutantes; pese a su situación limitada in-tervienen en la producción y la venta de suproducto quedando comprometidos en unaestructura económico-social muy particular. No

conocen la integración de un status similar a losobreros de fábrica, ni menos aún pueden ser cla-sificados como “pequeños burgueses”60, clasifi-cación que ocuparán los funcionarios o el comer-ciante al que le importa el beneficio comercialbasado, generalmente, en relaciones de rivalidadcon otros comerciantes.

Los salarios obreros no cualificados sesitúan en Málaga en 6 reales, cantidad inferiora la de cualquier jornalero. Los jornales mala-gueños en este periodo oscilaban entre los 8y los 14 reales diarios correspondiendo la másalta remuneración a carpinteros, panaderos yalbañiles, y los más bajos al hortelano y jor-nalero de fábrica en 8 a 9 reales diarios, y en-tre 10 y 12 a los diferentes oficios entre losque, como veremos, se encuentran los oficia-

les papeleros.

Se mantiene la diferen-cia entre los salarios masculi-nos y femeninos oscilando és-tos entre la mitad o un terciomenos del valor que el de loshombres: alrededor de los 4ó 5 reales en actividades in-dustriales, siendo, por otraparte, verdaderos salarios dehambre los de la numerosapoblación de trabajadores in-fantiles. Concluyendo, pode-mos elaborar una escala des-de los 2 reales de una sirvien-ta a los 14 de un carpintero,siendo de 12 reales el jornalmáximo pagado en la indus-tria papelera local.

Los salarios eran, comoes lógico, diferentes según latarea que hacían durante elproceso de la fabricación delpapel. Se pueden clasificar encuatro grupos o clases: trape-ros, pilateros, oficiales de tina,aparejadores.

El primer grupo cobra-ba, según las arrobas del tra-po escogido, durante las 10horas diarias de trabajo, entre10 y 12 reales. La generaliza-ción de emplear, para estastareas, a mujeres sólo perse-guía rebajar el tanto pagadopor cada arroba, representan-do del jornal masculino un 30% menos, como era común enotras industrias.

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En el segundo grupo se encontraban losobreros que atendían las pilas o los cilindros yganaban por 9 horas diarias en-tre 6 y 7 reales. Cuando se co-menzaron a blanquear las pas-tas estos obreros sufrieron losefectos nocivos del cloro.

Los que se ocupaban dela prensa hidráulica, en las fábri-cas que las habían incorporado,atendían la producción de dostinas, cada uno, por un jornalsemanal de 15 a 17 pesetas, con-siderando que era un trabajomuy pesado.

Al tercer grupo pertene-cían los llamados “oficiales detina” o sea, los sacadores,ponedo-res, levadores ysayaleros. Los dos primerosganaban por cada posta61, que por lo generalles llevaba once horas para cumplir con las con-

venidas, un salario de 12,5 reales. La calidadde la pasta, con la que formaban el pliego, in-fluía mucho en su eficacia. Si tomamos comoreferencia el sueldo de Ghigliotti a principiosde siglo, no hay ninguna diferencia, y éste,además, recibía premios por la producciónanual.

Del trabajo de los levadores y sayaleros seencargaban los niños, aunque nos parezca increí-ble, de 6 a 8 años, y trabajaban las mismas horasque los primeros. En Mijas los registros de niñosen este trabajo son a partir de los 10 años. Loslevadores, según la disposición, llegaban a perci-bir de 8 a 12 reales diarios. Los sayaleros por suparte, según la disposición, cobraban sólo 30céntimos por posta.

Finalmente el último grupo llamado “losaparejadores”, se dividía en dos subgrupos.Los llamados vulgarmente “descosteradores”y los aprendices. Los primeros también eran

niños de 6 a 10 años, y su salario era según sudisposición de 15 hasta 30 céntimos de pese-

ta diaria. Los segundos, o sea, los aprendicesde 10 a 16 años, ganaban de 2 a 4,5 reales por

día.

Debemos suponerque estos salarios se apli-caron, sin descartar varian-tes, al menos en la elabora-ción del coste del produc-to, que es, por otra parteimposible corroborarloante la falta de documenta-ción y la inclusión de partede la familia en el procesoproductivo.

SITUACIÓN LABORAL Y CONDICIONESDE SALUBRIDAD EN LOS MOLINOSDE PAPEL

Las dimensiones recogidas de los batanesen Mijas en los pocos registros, y en los restosde los edificios, sin duda con modificacionesposteriores, que nos han llegado son de reduci-do tamaño. Además, el grupo familiar del arren-datario o el maestro contratado habitaba en ellos,que, por lo general, eran pequeños para albergaruna familia numerosa, con las consiguientes pre-siones y problemas, al convivir integrantes dedistinto sexo, convirtiendo la vivienda o, mejordicho, la habitación en nulas condiciones higié-nicas, imposible de mantener la armonía necesa-ria para el esperado descanso.

En algunos, como veremos más adelante,el propietario del batán o molino vivía en la villao en la ciudad de Málaga, y sólo usufructuaba laparte del alquiler sin ningún interés en el pro-

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Poniendo a secar los pliegos. Xilografía de Torner. s. XIX.

Venta del papel. Xilografía de Torner. s. XIX.

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ducto. En los contratos de arrendamiento se de-termina que no aceptarían como parte de pagoentregas de papel. Por otra parte es curioso elantecedente de los batanes llamados “de Arriba”y “Abajo” que el alquiler consistía en la entregade 30 resmas mensuales, cada uno. Sólo se rea-lizó hasta la muerte del propietario, ya que lue-go se cambiaron esas condiciones.

El responsable del batán repartía las ta-reas de la fabricación, mantenimiento de la ma-quinaria y el edificio entre todo el grupo familiar,los padres o mayores intervenían en las tareasdel batán, los niños y adolescentes eran tambiénde suma importancia en muchas tareas, como seha dicho, que intervenían en el proceso, desde elcomienzo hasta el final.

La jornada del maestro inquilino, junto alresto de los obreros, era de 14 horas, o sea, desol a sol y cuando lo exigía la demanda en hora-rio nocturno. Además, la mayoría se ocupaba, delfuncionamiento del batán y la venta del papel.

En el padrón de 1878 encontramos regis-trados niños de diez años con la denominaciónde batanero o papelero como su ocupación, loque significaba el reconocimiento oficial de su,casi siempre, exigente trabajo, aunque éstos des-de siempre habían sido utilizados en los molinosy batanes de papel.

Aparte de los testimonios recogidos enmúltiples contratos de su actividad y aprendiza-je, es muy ilustrativa su presencia en los múlti-ples grabados y sobre todo las fotografías quereflejaban la actividad de una fábrica de papel endistintos países, y épocas de Europa y que pue-den consultarse en diversas publicaciones62. Elhorario habitual que cumplía un obrero en 1850en la industria malagueña en verano, se extendíade siete de la mañana a siete de la tarde y eninvierno de seis o siete hasta las ocho de la tardecon tiempo para hacer dos comidas de una horacada una63.

Éstos niños intervenían antes de la edadmencionada en tareas que llevaban un granriesgo para su salud y desarrollo, manipulan-do trapos que, por lo general, la suciedad quelos acompañaba era foco de contaminación yproliferación de enfermedades, hasta el pun-to de no permitirse su acopio en los centrosurbanos por el riesgo de infecciones que ellosignificaba. En Granada a principios del XVI,ya hubo un pleito ante la solicitud para insta-lar un molino a orillas del río Darro en la ciu-dad, que finalmente no se autorizó debido alos peligros de infestación de la población porcausas del trapo.

Las condiciones de trabajo de los obrerosde la industria papelera no se diferenciabansustancialmente a otros de su época. En generaltodos vivían los mismos problemas, aunque enlas zonas más industrializadas eran mucho másduras y peligrosas La fábrica y sus instalacionescarecían de higiene y por lo tanto eranprovocadoras de enfermedades y accidentes64.

El empleo generalizado de mujeres y ni-ños, bajos salarios y jornadas de trabajo verda-deramente agotadoras fue la base humana en quese apoyó la industrialización durante el XIX enEspaña.

Esta falta de salubridad responde a su pro-pia naturaleza, el trabajo era penoso, perjudiciala la salud provocando como consecuencia muer-tes prematuras entre los obreros que se dedica-ban a ciertas operaciones inherentes a los mis-mos, siendo frecuentes los accidentes. En AnalesMalagueños se publicaban noticias, por esa épo-ca, de muertes laborales producidas en las fábri-cas de tejidos y algodones de niñas y niños de14 y 15 años65. Aunque como justificación sedecía que no había ningún varón mendigo hastala edad de 14 años, pues las fábricas de papel ypaños les facilitaba la subsistencia con su traba-jo, al estar todos aplicados a él, y sólo en algúncaso de falta de ocupación, recurrían a la limos-na momentáneamente, volviendo al trabajo, encuanto cesaba la suspensión66.

El obrero y su familia no tenían derechoalguno de indemnización en caso de muerte oincapacidad permanente, no se estipulaba, ade-más, en ningún contrato que hemos consultado.Era igual para el arrendatario del batán.

En la mayoría de los contratos67 no se con-templaba prácticamente ninguna excusa, algunastan justificadas, como eran la falta de agua, “ma-los tiempos”68, enfermedades, accidente, muer-te, etc. En otros casos se multaba a pagar en rea-les las resmas que por impedimento del maestroo que el personal no rindiera, y ante alguna en-fermedad grave del firmante, “piadosamente” sefinanciaba la deuda o la rescisión del contrato.No olvidemos que se exigía a la firma de éstegarantías con propiedades si las tenía el inquili-no, o de lo contrario de un tercero.

Para que se tenga una visión de los ries-gos para la salud del trabajo de un batán o moli-no, haremos un breve repaso de las tareas y losobreros que se hacían cargo de ellas, según undocumento de la época69.

“El trabajo de los traperos era muyperjudicial para la salud. El excesivo pol-

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vo del trapo, aún después de haberse qui-tado en parte, al aire libre, en los lugaresdestinados al efecto en el exterior de losedificios, llena por completo el medio am-biente de las traperas. Y al incidir directa-mente en los órganos respiratorios de losobreros, que en ellos trabajan, van produ-ciendo lenta y paulatinamente lesiones irre-versibles que se traducen en enfermedadescrónicas y mortales.

Los pilateros se hallan expuestos apeligros idénticos que los traperos, aun-que por motivos distintos. La infección dela atmósfera que se respira se produce,ahora, por la acción del cloruro que se des-prende, o evapora, del blanqueo de lapasta. Agravado, todo ello, por el ex-cesivo número de horas diarias que setrabajan en tan insalubre operación.

Los oficiales de tina, al igualque los anteriores, se hallan tambiénexpuestos a contraer una enfermedadgrave y mortal, hasta el punto quemuchos de ellos, si no todos, no lleguena la edad de cincuenta años. Y los quede ella pasan quedan imposibilitadospara continuar trabajando, por lo que-brantado que se halla ya su organis-mo.

Entre las principales causas queproducen tan nefastos efectos figuranla suma rapidez con que dichos opera-rios deben realizar su trabajo, lo pesa-dísimo que éste es en sí, así como lamala calidad de la materia prima quese emplea en la fabricación del papel.Todo ello se traduce en que las pastasresulten muy inferiores y que haya ne-cesidad, para poder trabajarlas regu-larmente, de someterlas a la acción delcalor y mantenerlas a una temperatu-ra media de unos 38 grados centígra-dos, obligando a los obreros a sufrir uncalor insoportable que les perjudica enextremo durante todo el tiempo del tra-bajo.

Finalmente cabe decir que la in-dustria papelera es también muy peli-grosa para los operarios encargados delos martinetes. Ya que, por la edad algoprematura de los mismos, por la incómo-da posición en que han de realizar su tra-bajo, así como por el excesivo número dehoras de éste, y al efectuarse por la noche,están expuestos a los accidentes de traba-jo, con la pérdida de alguno de sus miem-

bros, como lo demuestra el sinnúmero deobreros lisiados que hay en esta poblacióna consecuencia de esta clase de trabajo”.

Muchas veces lo que se consumía paraconservar y sostener la vida, no era, en el mayornúmero de los casos, el adecuado para recuperarlas fuerzas perdidas en el penoso y continuo tra-bajo. Las comidas generalmente se componíande frutas de la estación, pan y algunas sopas, yotros alimentos calientes, pero la mayor parteno hacía una comida regular hasta la de su casapor la noche. No olvidemos, además, que el do-mingo era el único día de descanso y en el mejorde los casos también el de la comida másgratificante de la semana.

Para cubrir los gastos del presupuesto fa-miliar mínimo, elaborados por Morales Muñoz,para 6 personas exigía el salario más alto, o sea,14 reales diarios, sin contar los gastos de ropasy medicinas. La población trabajadora estaba malalimentada, mal vestida y alojada en viviendasantihigiénicas, lo que significaba bajo nivel sani-

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Cuadro n.º 4Edad promedio de los bataneros registrados en los padrones

municipales 1851-66.

Elaboración propia.

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tario, elevada tasa de mortandad, abundante men-dicidad y analfabetismo, en definitiva las basesde la problemática social industrial de la ciudady los focos de producción.

Es significativo el retraso con que se pro-pugnarán las leyes sobre la regulación de la cues-tión laboral, así como a la inaplicación casi gene-ralizada de las mismas. Las condiciones de tra-bajo de los obreros malagueños fueron terrible-mente duras y agotadoras, hasta 1860 que semanifiesta una clara preocupación por las condi-ciones materiales y morales de las clases obre-ras, cuando se promulguen tras la presentaciónde diversas proposiciones, unas normasreguladoras básicas de las condiciones de traba-jo referidas, sobre todo, a la población obrerainfantil y femenina. Dichas normas contempla-rán aspectos como la edad mínima, la duraciónde la jornada laboral, la limitación de ciertos tra-bajos por su dureza, la prohibición de trabajosnocturnos de niños y mujeres, etc.70.

La duración de la jornada entre las 10 y12 horas diarias era completamente arbitraria,igual que los salarios, variando según la zona ylos oficios.

La edad promedio, según el registro quehemos obtenido de la documentación, de loshombres y mujeres que figuran como bataneros,papeleros o fabricantes de papel de Mijas, es de25 años los primeros y de 30,5 las segundas, se-gún se desprende de los datos que se anotan enel cuadro nº 4.

Son muy similares los porcentajes que sepublicaban en Anales Malagueños sobre el perso-nal de la empresa de tejidos La industria Mala-gueña S.A, que ocupaba a 1400 obreros en 1852,de los que 243 eran varones adultos, más 184 de10 a 18 años. Siendo la cantidad de mujeresmucho mayor, había 716 obreras de 15 a 25 añosy 275 de 10 a 15 años. Su vestimenta durante eltrabajo era la misma de uso doméstico71.

Las enfermedades más generalizadas enMálaga eran las irritaciones e inflamaciones en lamembrana mucosa laríngea bronquial. El reuma-tismo originado por los bruscos cambios de tem-peratura y por la respiración del polvo de los tra-pos. Eran muy frecuentes las amenorreas origi-nadas por la humedad que produce el riego in-dispensable para la fermentación de los mismos72.

Entre las mujeres la enfermedad más fre-cuente era la anemia, originada al margen de lascausas generales que pueda afectar dicha afec-ción, “tales como deficitarias cuantitativas y cua-litativas de las dietas alimenticias, por la supre-

sión intempestiva de los menstruos en los díaslluviosos, pues en la larga travesía desde su casaa la fábrica llegan completamente mojadas, ade-más de afecciones estacionales o crónicas laten-tes como la clorosis en jóvenes de 15 a 20 años”73.

Madoz nos informa en su diccionario, queen Mijas las enfermedades más comunes eran lacalentura y la pulmonía, aunque leves debido aque la villa estaba ventilada y su clima era tem-plado y agradable y no le faltaba razón, sigue sien-do a pesar de la superpoblación actual muy salu-dable.

Aunque estas afirmaciones sólo respon-den al criterio higienista que tomó gran augedesde fines del XVIII hasta que entra en deca-dencia con el descubrimiento de la bacteriologíaa fines del XIX. Se partía de la consideración dela gran influencia del entorno ambiental y delmedio social en el desarrollo de las enfermeda-des, criticando la falta de salubridad en las ciuda-des industriales, como el trabajo y condicionesde vida fabriles. Los médicos de este periodo rea-lizaron toda una serie de investigaciones empíri-cas de tipo sociológico y geográfico74, que en elmejor de los casos no podían prevenir ni paliarlas catastróficas consecuencias producidas por elcólera, la fiebre amarilla y las enfermedades yaccidentes propios de éste y de otros trabajosde la industrialización.

Málaga en el siglo XIX sufrió pestes talescomo las de 1803-1805 que resultó mortal parael 37 % de la población. Las de cólera morbo de1854-55 y 1860 dejaron también su lamentablesaldo, sólo por mencionar las que registran muer-tes en esta industria en Mijas y Arroyo de la Miel.En 1855 entre las muertes producidas por el có-lera morbo en Osunilla se encuentra el bataneroGregorio Sánchez Porras de 59 años75. En 1885se repetirá nuevamente otro brote.

El balance que se hizo en 1853 sobre lafiebre amarilla fue muy negativo. En comparacióncon otras del siglo, ésta “había diezmado la po-blación de Málaga”, aunque no se la consideróendémica, ya que se afirmó que todas estas pes-tes procedían de las Antillas españolas. Las ante-riores de 1813 y 1821 fueron las más benignas,comparándola con la de 1803 que mató a 40.000malagueños76.

El proletariado, por lo general, será la víc-tima propiciatoria de la enfermedad. Sus bajosniveles económicos impiden la inmigración, sualimentación, siempre deficitaria, se ve aún máscomprometida por la elevación de los precios, elcierre de los comercios y los talleres hace dismi-nuir los recursos de subsistencia, y la emigración

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de las personas pudientes dificulta incluso lamendicidad. Existió una evidente pérdida demaestros de los distintos gremios malagueños77.

LA MANO DE OBRA FEMENINAE INFANTIL EN LA FABRICACIÓNDEL PAPEL

Las mujeres y los niños que trabajaban enlos batanes mijeños representaban, del total delos obreros, el 31 % las primeras, y el 30 % losniños, según nos muestra el cuadro n.º 5, peroestos cálculos corresponden sólo a la informa-ción de los padrones municipales, que nos danpersonal aproximado para once batanes con unatina y un cálculo de ocho operarios para cada uno.

Durante el gran auge productivo de losmolinos de papel de la provincia que estaban enla costa de Málaga, el empleo femenino era muysuperior (cuadro nº 6), y en cuanto a Málaga elgrueso de la mano de obra se encontraba enMijas con una proporción de este personal tam-bién superior con un 44% el femenino y 11% elinfantil (véase cuadro nº 7).

En toda la Andalucía industrial era, porentonces, abundante la presencia femenina. Esen el sector textil donde se registra una deman-da de elevada proporción femenina, donde lasniñas también eran parte de la mano de obrabarata, en el manejo de los telares, hilando, te-

jiendo y blanqueando en las diferentes poblacio-nes donde se desarrollaba esta actividad, igualque en la alfarería y el cocido de los cordobanesprincipalmente.

La sedería de Coín, establecida en 1852,con 110 telares montados, empleaba 200 muje-res en 1862. Esta mano de obra femenina permi-tía, al ser inferior su remuneración, bajar o man-tener los costes del producto enfrentada a losmejores precios y mayor diversidad de la textilcatalana.

El empleo de mano de obra de mujeres yniños en la fabricación papelera viene, práctica-mente desde sus orígenes. Ya en el siglo XVI lamujer era una fuerza laboral no contada, no sóloen las tareas domésticas, sino en otras activida-des económicas, aunque los documentos apenasrecogen noticias directamente sobre ellas.

Retornando a la época de este trabajo,encontramos algunos datos que afirman lo di-cho. Tomemos el ejemplo de una de las zonaspapeleras más importantes de Génova, la villa deFabbriche. A principios del XVIII el porcentaje demujeres ocupadas en los molinos de papel erade 285 y 118 niños, contra sólo 144 hombres,representando el 74% de la mano de obra em-pleada.

En Alcoy, de 510 trabajadores 156 eran ni-ños78 y en Banyeres de Mariola de 400 obreros100 eran niños y un porcentaje mayor de muje-res. En la fábrica de abanicos y litografías de Má-laga su personal, que se contaba entre 400 y 500obreros, lo integraban también mujeres y niños.

De las tareas de selección y envasado delas pasas, almendras, higos secos, llamadas “lafaena”, se ocupaban cientos de mujeres en loslocales habilitados por los exportadores.

El trabajo de la mujer, ayudada muchasveces por los niños, comenzaba con el escogidodel trapo, donde separaban los de lino y de algo-dón, los tejidos de lana o los ribetes, apartandoel de colores, quitando los botones y deshacien-do las costuras, clasificando alpargatas y cuer-das, y el papel y cartones que se reciclaban. Eratarea femenina también, en algunos molinos, lafunción del levador, que consistía en desprendercada pliego del sayal. Cuando se completaba laposta, junto con un muchacho arrastraba laponedera o tablero hasta dejarla bajo la prensa,ayudando al laurente y el ponedor que la prensa-ban para la eliminación del agua.

Luego de separar los sayales de los plie-gos de papel, terminaban llevándolos al secade-

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Cuadro n.º 5Total de bataneros y papelerosen el de padrón de 1878.

Elaboración propia.

Cuadro n.º 6Número de operarios de la industria papeleraandaluza en 1862*.

*Se incluye el personal (24) de las tres tinas de Jaén.

Cuadro n.º 7Número de operarios de la industria papeleramalagueña en 1862.

Fuente: Francisco Giménez Guited (1862).

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ro donde otras mujeres los colgaban, luego desecado los separaban y los apilaban. Lasescogedoras revisaban hoja por hoja la totali-dad de la resma observando los defectos yseparaban el bueno del quebrado, del corto ydel roto. Estas tareas, entre muchas otras, po-dían estar ocasionalmente hechas por hom-bres, pero por lo general las descripciones delsiglo XVIII y los grabados que las ilustran nosconfirman lo contrario, del mismo modo losniños también colaboraban en el troceado oesquinzado de los trapos antes de llevarlos alpudridero.

En los centros de producción importan-tes por la organización y estructura, los ofi-ciales, aparte de su sueldo, comían y pernoc-taban en su lugar de trabajo, o sea, la fábrica.Sin embargo, los niños (aprendices) por suedad comían o, debían de hacerlo, en sus ca-sas según ciertas reglamentaciones que a me-diados del siglo XVIII se habían implementado,recibiendo aparte de su salario una cierta can-tidad de alimentos.

Los niños estaban en calidad de aprendi-ces durante cuatro o seis años y luego eran exa-minados por una comisión de expertos para ac-ceder al rango de oficiales y maestros del arte dehacer papel, y así poder gozar de la retribucióneconómica a su nueva responsabilidad.

Se cumplían grandesformalidades en la admisión delos aprendices. En Valencia aprincipios del siglo XIX el tiem-po en calidad de aprendiz deun muchacho era de seis años,corriendo a cargo del maestroque lo tomaba a su cargo “... eldeber de instruirlo en la creen-cia católica, cuidarlo y si moti-vos diere castigarlo y retarlo entermino regulares”.

El fabricante FranciscoMoltó pagaba al niño VicenteCarbonell 10 reales los dos pri-meros años, 14 reales el cuar-to, 16 el quinto y 20 el sextoaño para alimentos y 6 librasde salario anual.

Otro documento deAlcoy de 1776 nos dice que Ni-colás Martorell pone, dada la in-clinación al oficio papelero, a suhijo Matheo en la fábrica dePascual Abad por dos años para“que se le instruya en el ejerci-cio de esas oficinas y operacio-

nes que les pareciere al mejor desempeño y servi-cio”. Aquél recibiría 3 sueldos diarios por vía dealimentos y 14 libras cada año. En el caso de seradmitido y si se quedaba en el molino de sus ins-tructores, éstos le pagaban como a un oficial79 .Pocos lograrían llegar a esa categoría laboral, dadala cantidad de niños ocupados durante tantos añosen el aprendizaje o, por decirlo más directo, la ex-plotación que se le hacía con el fin de llegar a lamaestría.

En Cataluña se empleó en algunos moli-nos durante el siglo XIX el sistema de balaires.Este consistía en que el propietario se encargabade la compra de la materia prima y la venta delpapel, y de la fabricación el balaire, al que se lepagaba por la cantidad de balas producidas en elmolino, de donde se origina su denominación.

Se responsabilizaba de la manufactura yse encargaba del alojamiento y comida del per-sonal en el edificio o molino. Debajo de éste,jerárquicamente, venían los encargados, oficia-les y aprendices.

Es obvio hablar de los abusos que se co-metían, motivo por el que se eliminó a princi-pios del siglo XX este sistema de producción. Elbalaire asignaba el jornal a los trabajadores, y laproporción de las 3 pesetas pagadas a los hom-bres, descendía a 6 reales para las mujeres; el 50

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Niños esquinzadores. Grabado de L. J. Goussier y Bernard. S. XVIII.

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% menos. No se contemplaban las horas extrastrabajadas y los aprendices no recibían salariodurante los tres años que duraba el aprendizajesolamente se les daba la comida y se les proveíade la cama en el mismo molino.

Al pasar a ser ayudantes de máquinas ocilindros recibían del balaire una semana de suel-do de ayudante como recompensa por haber as-cendido de aprendizaje80.

En el norte de Portugal, a mediados delsiglo XIX, en las fábricas de papel del Concejo deTerras de Santa Maria, se empleaba la mano deobra femenina e infantil o “moços” que pertene-cían a la categoría de aprendices81.

La fabricación de libritos de papel de fu-mar también utilizó a mujeres y mayoritariamentea niñas de 10 a 12 años, a las que le resultabamás fácil y rápida la manipulación de las peque-ñas hojitas.

En los batanes de Mijas los niños y lasniñas eran oficialmente bataneros a partir delos 10 años, lo que no descarta, sino que afir-ma, que trabajaban ya antes de la edad en quese les empadronaba como bataneros, y sobretodo por ser los hijos de los encargados o pro-pietarios del batán. En la zona valenciana laedad mínima estipulada era de 12 años, aun-que como hemos visto en el capítulo anteriorno se respetaba.

La instrucción la hacía el padre o elmaestro, aunque la madre o la mujer papelerade Mijas también pudo haber cumplido estafunción de enseñar a sus hijos e hijas las ta-reas de la fabricación. No olvidemos que algu-nos molinos de papel de la costa tuvieroncomo propietarias-fabricantes a varias muje-res. Por otra parte, debemos suponer que lasexigencias de perfección en el de estraza nolo eran tanto.

Ya en el catastro del Marqués de la Ense-nada (1755) queda registrada Theresa Gallardocomo copropietaria junto al también molineroJoseph de Roa de un molino de papel en la ciu-dad de Málaga. El batán de papel de estraza lla-mado “María Josefa” de Benalmádena, lo trabaja-ba en 1803 María del Valle y Padilla, y MaríaFernández del Valle desde 1805 hasta 1852 quecontinuará en él María J. Navarrete.

Teresa Sánchez por su parte se hizo car-go, al morir su marido, del arrendamiento y pro-ducción del molino de papel de Frigiliana82.

En Osunilla, como veremos más adelante,fueron varias las propietarias de batanes, y agre-gamos ahora, como operarias a Juana AmesMárquez, que trabajaba junto a su hijo despuésde quedar viuda, y a Lázara Cortés Ríos, que lohace con el suyo después de separarse del mari-do, estado que también quedaba registrado enlos padrones.

Operarias examinando, plegando, alisando y contando el papel. Grabado de L.J. Goussier y Bernard. Siglo XVIII.

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Podemos hacer el seguimiento de losbataneros mijeños durante más de medio siglo,que han transmitido los conocimientos de pa-dres a hijos, aunque sin excluir en el aprendizajea otros parientes.

ALFABETIZACIÓN

El abandono de la educación de la clasepopular u obrera sólo procede compararla con lamala nutrición corporal, las menos favorecidaspor el escaso grado de instrucción generando porlo tanto los mayores niveles de analfabetismo.Hubo acuerdos y mociones adoptadas por la JuntaProvincial de Gobierno de la Nación y la JuntaProvincial de Málaga a favor de una mayor ins-trucción de grado, y también los “reglamentos”y “estatutos” de la mayoría de las sociedadesobreras muestran esta preocupación por la ins-trucción de la clase obrera83.

En la villa, por estos años, como hemosdicho, tenían un maestro y una escuela de pri-meras letras que, según los relativos datos deMadoz, asistían 184 niños y 120 niñas. En 1866se había reducido la cantidad de niños que asis-tían a la escuela a un total de solo 184: Mijashabía sufrido las pestes de años atrás y las nue-vas de cólera morbo de 1854, 1855, 1860 redu-jeron la población en 1128 habitantes menos quelos que habitaban la villa en los 1297 edificios en1851.

Como vemos, resulta muy significativo elbajo porcentaje de alfabetización representado enel cuadro n.º 8: sólo el 6% corresponde a los ni-ños. Mayor es el porcentaje de los hombres conun 9%, siendo nulo el de las niñas. Reiteramos queestos porcentajes responden a los padrones, aun-que debemos tener en cuenta que era muy supe-rior el personal que recogemos en el cuadro nº 7.

Debemos concluir que los niños que tra-bajaban en la zona rural y batanera no recibíaninstrucción escolar. Aunque tampoco lo hicierontodos los que figuran domiciliados en el pueblo.

La alfabetización de la mujer, que llevabala peor parte, era sólo del 1%. Ésta debía afron-tar, además de las tareas del batán, a la que yame he referido, todas las que les exigía el man-tenimiento de la casa y de los hijos.

El censo oficial de población de 187784 fijael porcentaje de analfabetos en Málaga en el 71.4%mientras que el nacional se sitúa en el 71.8% y delos alfabetizados sólo una mínima parte accedía ala segunda enseñanza, aunque la población infantilfuera de la capital se ve a muy temprana edadimpulsada a aprender un oficio remunerado.

El anuario estadístico de fines del siglo XIXes muy ilustrativo sobre este aspecto en la pro-vincia. De su población de 523.212 habitantessaben leer sólo 1.478 personas y leen y escriben105.499, lo que nos da un total de analfabetosde 415.892 (74.8%), quedando fuera 543 de lasque no hay datos. De este porcentaje el 72.7%eran hombres y el 76% mujeres. Era menor el por-centaje de analfabetos de la población de la capi-tal con el 64,5%.

Muy similares nos resultan las cifras da-das para las fábricas de papel de Paços de Brandao(norte de Portugal), donde el 89 % de los 223 tra-bajadores eran analfabetos85.

Volviendo a los niños, éstos sufrían loscambios temporales de ocupación a que esta-ban sometidos sus padres. He encontrado enlos censos algunos bataneros, figurando alter-nativamente en otras ocupaciones relaciona-da con el campo.

El conocimiento exigido para la supervi-vencia era exclusivo a las tareas que proveían elsustento diario al grupo familiar, casi siemprenumeroso, fuertemente arraigado a la tradicióndel campo y a la conciencia de clase que por en-tonces era imposible franquear.

LOS AÑOS DEL DESARROLLO

El desarrollo de la industriapapelera mijeña irá paralelo a laevolución y a los avatares de la in-dustria y el comercio de la provin-cia. Su especialización, a la que yanos hemos referido, fue desde suscomienzos propiciada para pro-veer a la producción agrícola y sucomercio principalmente, y siguiófiel a este cometido, llegando a susaños más productivos en la déca-da de los sesenta, y que a partirde éstos comenzará a reducirsehasta su completa extinción.

Cuadro n.º 8Obreros alfabetizados de los batanes de Mijas segúnel padrón de 1778.

Elaboración propia.

LA INDUSTRIA PAPELERA DE MIJAS

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Es en estos años cuando encontra-mos una sólida estructura de estas fábri-cas y su economía, que hemos volcado enlos cuadros n.º 9 y 10 con la producción,capital, tinas y la cantidad de operarios,junto a la lista publicada dos años más tar-de, los que marcan el momento de mayorproducción papelera, representando el 83% de las tinas activas y el 70.5% de opera-rios del total malagueño.

LA PRODUCCIÓN

Hemos elaborado un cuadro aproxi-mado (n.º 11), tomando como base la pro-ducción de Málaga y deslindando la canti-dad de tinas de Mijas y su producción,promediando como media un peso de 11libras por cada resma entre los valores máscomunes de 10 y 12 libras.

Esta aproximación nos acerca a lacantidad de materias consumidas anual-mente.

Notas

1 Arrendados por Félix Solesio, asentista de la fá-brica de Macharaviaya desde 1781 para producir es-traza y blanco para naipes.

2 En la bibliografía se anotan los principales auto-res que se han ocupado ampliamente sobre la fabrica-ción del papel en España. Véase la recopilación de HI-DALGO BRINQUIS, María del Carmen: “Bibliografía de la histo-ria del papel y sus filigranas”, Actas II Congreso AHHP, Cuenca,1997

3 BALMACEDA, José Carlos: Los batanes papeleros de Málagay su provincia, Málaga: Universidad de Málaga, 1998.

4 Véase mi trabajo: Filigranas. Propuestas para su reproduc-ción, Málaga: AGNA - Universidad de Málaga. 2001.

5 Por lo general el papel de estraza no recibía aglutinante.6 GARCÍA SERRANO, Rafael: “El molino del hospital gene-

ral de Pamplona”, Cuadernos de etnología y etnografía de Na-varra n.º 6, 1974. (León, Rafael lo transcribe en: Se trata delpapel, Universidad de Málaga, 2001 pp. 350-352).

7 Mas o menos 1.26 m.

8 Éstos también se ocupaban de los canalizos de madera ysu colocación interior en el canal de piedra. El carpintero JuanPérez y su hijo cobraban un jornal de 19 reales, siendo la ma-yor proporción para el padre como maestro. AHPM. Leg. P 4273,f. 420.

9 En Benalmádena integraba el equipo de tasadores unmaestro de molinos.

10 AHPM Leg. P 4281, f. 39. Partición de bienes de los here-deros de Rosalía de Vega.

11 Sólo a este carpintero le acompañaba el término mecá-nico, como distinción de su especialidad.

12 En 1883 Málaga contaba con 15 imprentas y 9 litogra-fías. BALMACEDA, José Carlos: “Las tiendas y almacenes depapel en la Málaga del XIX”, Córdoba: IV Congreso del papelen España AHHP. 2001.

13 Por su calidad recibió varios galardones en varias mues-tras tal la de Londres de 1851.

14 AHPM. Leg. P. 6710, f.253.La trama de la forma para sacar el papel de estraza podía

llevar sólo 245 hilos al no ser tan cerrada como la de los pape-les de escribir, 300 hilos, y menos que la del florete que es máscerrada aún, 320 hilos. SERRANO, Rafael: Op. cit.

15 AHPM. Leg. 3844.16 Es posible ver todavía en los pueblos de la Axarquía los

paseros orientados hacia el sol.17 BALMACEDA (2001), “Las tiendas y almacenes...” Op. cit.18 URBANO, Ramón A.: Guía de Málaga, Málaga, 1898.19 Existe una valiosa colección de envases litografiados para

pasas en el Museo de Artes Populares Díaz de Escobar deMálaga.

20 Arroyo los Pilones, Seco, la Cala, la Chorrera, el Cañave-ral, Blanco, Infierno, Tajo, Ortejones, del Campillo, del Cañuelo,Espartero, las Cajas, Pajares, Chico, Real y muchos otros.

21 La materia prima y las cargas de papel también se trans-

Cuadro n.º 10Papeles producidos en los batanes mijeños durante 1862-64

Fuente: Francisco Giménez Guited (1862).* Creemos que se trata de Miguel Oliver y Brú, ya que no existe ninguna referen-cia con ese apellido, y sobre todo, si tenemos en cuenta la producción del fabri-

cante y el registro de la compra de un molino próximo al suyo.

Cuadro n.º 11Materias primas y producción anual de papel en Mijas.

Elaboración propia.

Cuadro n.º 9Censo de tinas, capital y operarios de los batanesmijeños en 1862.

LA INDUSTRIA PAPELERA DE MIJAS

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102 CILNIANA

portaban al molino de Maro (Nerja), por este medio.22 Eran los caminos construidos a expensas del estado y

que comunicaban las poblaciones de cierta importancia.23 El cálculo de Briquet es de alrededor de 2000 litros de

agua por l kg de papel. Janot, citado por Robert Estier (1997),estableció 700 litros por kg y hora.

24 AHPM. Leg. P 4273, f.291-2.25 Comprado a los herederos de Cristóbal de Mérida. AHPM.

Leg. P 4282, f. 174/5.26 AHPM. Leg. P 4282, f.176.27 ZAMORA BERMÚDEZ, Manuel: Op. cit.28 AHPM. Leg. P 4274, f.136.29 AHPM. Leg. P 5482, f.53030 AHPM. Leg. P.4286, f. 140.31 AHPM. Leg. P.4286, f. 534.32 AHPM. Leg. P.5432, f. 314.33 AHPM. Leg. P.4278, f. 1.34 AHPM. Leg. P.5434, f. 244.35 AHPM. Leg. P.5434, f. 425.36 AHPM. Leg. P.5434, F.267.37 AHPM. Leg. P.5434, F.270.38 BALMACEDA, José Carlos (1998): Op. cit., pp. 34.39 AHPM. Leg. P.4286, f. 40.40 AHPM. Leg. P.5432, f. 42.41 Sólo se menciona en los contratos de arrendamiento de

Sáenz de Tejada de 1799.42 Aunque ya se había tratado de impedir la venta de tra-

pos, será en el XVIII cuando se endurezca la salida de éstos ylas carnazas a través de las reales órdenes de los años 1728,1737,1753, 1756, 1765, 1767, 1776, 1778, 1780.

43 Con la intención de propiciar una mayor y mejor pro-ducción se otorgaron franquicias que contemplaban el dere-cho a comprar el trapo a fabricantes de Ávila, Madrid, Cuenca,Cataluña, Galicia, etc.

44 Equivalía a 46 kg.45 BALMACEDA (2001), “Las tiendas y almacenes...”. Op. cit.46 El fabricante Juan Valor tenía en depósito, según un in-

ventario de 1869, 631 arrobas de papel de desecho de pasas.BALMACEDA (1998): Op. cit. pp. 147.

47 La industria de estos pueblos era, ahora, principalmen-te de fábricas de hilados y tejidos de lana, algodón y de aguar-diente.

48 Véase los capítulos sobre los molinos de Torremolinos yArroyo de Miel en mi trabajo, (1998): Op. cit.

49 Entre 1860 y 1877 la población creció el 23,3% frente al11% de la media andaluza y el 6% de la nacional, MORALESMUÑOZ, Manuel: Economía y sociedad en la Málaga del siglo XIX,Diputación Provincial de Málaga, 1983 pp. 19-20.

50 BALMACEDA (2001), “Las tiendas y almacenes...”: Op .cit.51 Con toda seguridad son integrantes de la familia pape-

lera de la República Ligur, que sus papeles tuvieron una de grandifusión, desde finales del XVIII, marcados con hermosas fili-granas del apellido y la alegoría de Varenna, nombre del to-rrente que movía las ruedas de sus molinos.

52 Aunque de origen catalán, había estado residiendo enGranada.

53 Apuntadas por MOYA MOYA, José: Libro de oro de la ciu-dad de Alcoi, Alcoy. 1992.

54 Ampliamente expuesta su actividad en BALMACEDA, JoséCarlos (1998): Op. cit.

55 MORALES MUÑOZ, Manuel: Op. cit, pp. 21.56 AHPM. Leg. P. 4282.57 AHPM. Leg. P.4288, f. 433.58 Fue practicada por todas las comunidades papeleras

creando, en algunas zonas, verdaderas dinastías familiares conpoder e influencias.

59 Los papeleros nunca se agremiaron, aunque tenían unaestricta y marcada jerarquía entre los diferentes operarios, ysu especialidad, como su aprendizaje estaba liderado por elmaestro en cada batán o molino.

60 MORALES MUÑOZ, Manuel: Op. cit.61 Según un informe obrero de Alcoy, se exigían 18 postas

diarias, la misma cantidad que producía el molino de papel

blanco Santa Rita de Mijas.62 Se reiteran los abusos en las fábricas de papel: “hay

muchos niños de trece ó catorce años, los cuales se mandan asus casas a las nueve de la mañana para que vuelvan a las cincode la tarde a fin de trabajar toda la noche” dedicándolos “amachacar (se refiere al satinado del papel con el martinete) elpapel, operación sumamente peligrosa”. “Los niños entran enlas fábricas a los seis años y las niñas a los ocho”. PÉREZPLANELLES, Francisco: “Plan estadístico de la villa de Alcoy1807”. Edición e introducción de Ismael Vallés. Sección de geo-grafía de la Universidad de Valencia. Ayuntamiento de Alcoy.1983. pp. 290 - 317.

63 MARTÍNEZ MONTES, V.: Topografía médica de Málaga,Málaga. 1852.

64 En el apartado de inválidos del trabajo en los molinos seexponía “la falta de higiene que en general tienen nuestras fá-bricas”, “el hacinamiento en que se tiene al obrero por la estre-chez del espacio y la falta de separación de sexos”, “con grancontingente de fallecimientos que la tuberculosis origina en lalocalidad”. PÉREZ PLANELLES, Francisco (1983): Op. cit., pp. 272.

65 MATÍNEZ MONTES, V.: Op. cit.66 PÉREZ PLANELLES, Francisco (1983): Op. cit., pp. 7.67 Véase el capítulo de Torremolinos y Arroyo de la Miel.

BALMACEDA (1998): Op. cit.68 Se refiere a los momentos de conflictos políticos inter-

nos o externos.69 Me he basado en la exposición de los obreros de la in-

dustria papelera recogidas en el informe, “Situación laboral ysocio económica de los obreros de la industria papelera deAlcoy 1864-1884”, recuperado y publicado por AntonioCOLOMA PÉREZ en la ciudad de Alcoy en 1985, que con algu-nas variantes pueden aplicarse a la mayoría de los obreros deesta industria en cualquier zona papelera y en ese momento.

70 Normas recogidas por la Ley Benot. MORALES MUÑOZ,Manuel: Op. cit.

71 MARTÍNEZ MONTES, V.: Op. cit.72 Registramos algunas afecciones de la familia Valor: la

ataxia mató a Matilde, Rita murió de peritonitis puerperal a los28 años, su madre de apoplejía y su padre Juan Valor y Pérezde una afección al pecho.

73 Citado también por Manuel Morales Muñoz: Op. cit.74 URTEAGA, Luis: “Miseria, miasmas y microbios. Las to-

pografías médicas y el estudio del medio ambiente en el sigloXIX”, Cuadernos críticos de geografía humana n.º 29, Barcelo-na. 1980.

75 AHPM. Leg. P.4285, s/f.76 Ya la peste de los años 1678-80 había interrumpido el

comercio entre Málaga y Mijas. Éstas provocaban la paraliza-ción y el riguroso aislamiento por parte de las otras ciudadescomerciales andaluzas no afectadas, reacias a cualquier conta-gio, tal el caso de las mencionadas, y sobre todo la de 1637que gravitó de manera directa sobre la villa, quedando tan ais-lada la población que el alcalde asumía atribuciones políticas.Mijas soportó otros desastres como el terremoto en 1680 quedisminuyó su población de 374 a casi la mitad, derrumbó 37casas y el resto quedaron inhabitables. No se informó lo suce-dido en los alrededores donde se encontraba Osunilla.

77 CARRILLO MARTOS, Juan Luis: “La enfermedad y socie-dad en Málaga del siglo XIX”, Gibralfaro n.º 24. Málaga. 1976.

78 PÉREZ PLANELLES, Francisco: “Plan estadístico de la vi-lla de Alcoy 1807”. Edición e introducción de Ismael Vallés.Sección de geografía de la Universidad de Valencia. Ayunta-miento de Alcoy. 1983.

79 MOYA MOYA, José: El libro de oro de Alcoi, Alcoy. 1992.80 VINYES I VILÁ, Josep M. y otros: Guarro Casas, 300 años

de historia 1698-1998, Cataluña, 1998.81 SANTOS, Maria José: A indústria do papel, em Paços de

Brandao e Terras de Santa Maria, Camara Municipal de Santa Mariada Feira, Portugal, 1997.

82 BALMACEDA (1998), Op.cit., pp. 24, 49, 128.83 MORALES MUÑOZ, M.: Op. cit., pp. 105.84 Instituto Geográfico y Estadístico, Madrid, 1877.85 SANTOS, María José: Op. cit.

LA INDUSTRIA PAPELERA DE MIJAS

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ANTECEDENTES

finales de 2000 se produjo, a raíz de unainspección arqueológica de obras por parte

de los servicios de arqueología del Ilmo. Ayunta-miento de Estepona, el hallazgo casual de unaserie de restos arqueológicos afectados por losmovimientos de tierra en las urbanizaciones de-nominadas “Costalita del Mar” y “Pueblo Anda-luz”. En la excavación realizada en Pueblo Anda-luz1, cuyos resultados preliminares constituyenel presente trabajo, se descubrieron los restos

de un horno en el que se produjeron diversosmateriales (tegulae, ladrillos, etc.), mientras quela intervención arqueológica de urgencia realiza-da en Costalita del Mar2 permitió exhumar losrestos de un complejo termal de época romana.

PLANTEAMIENTO METODOLÓGICOY RESULTADOS ESTRATIGRÁFICOS

En la parcela afectada por la urbanizaciónPueblo Andaluz se realizaron distintos cortes endos sectores: uno más al Sur, denominado “Sec-

Durante el verano del pasado año 2002 se excavaron los restos de un horno romano dedicado a laproducción de materiales de construcción, empleados en unas termas cercanas. La fecha de cons-trucción, uso y amortización del horno ha podido precisarse en la segunda mitad del siglo I d.C. Setrata del primer horno de planta rectangular de la provincia de Málaga, hecho que, unido a suexcepcional estado de conservación, ha motivado su conservación y la posibilidad de su acondiciona-miento para visitas.

Un Horno Romano de Época Altoimperialen EL SALADILLO

José Suárez Padilla, José María Tomassetti Guerra,Luis-Efrén Fernández Rodríguez e Ildefonso Navarro Luengo

A

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tor piscina”, y otro al Norte, “Sector horno”. Enel primero de ellos se han planteado 6 cortes ar-queológicos (C-1, C-2, Z-1, Z-2 y Z-3) y una pos-terior excavación en extensión del área (Z-4), ha-biéndose practicado sólo uno (C-3) en el deno-

minado “Sector horno”. El presente trabajo serefiere a los resultados de este último corte, elúnico que ofreció resultados arqueológicos.

La disposición de este corte ha venido con-dicionada por uno de los objetivos prioritarios dela inter vención: localizar los restos de lapiroestructura identificada en las fases de segui-miento de los movimientos de tierra en la parcela,documentarla y valorar su estado de conservación.

El hallazgo del horno se produjo comoconsecuencia de las labores de excavación lleva-das a cabo para instalar en la finca la base dehormigón de una grúa. Estos trabajos consistie-ron en la remoción de un espacio de tendenciacuadrangular, de más de 35 m2, que permitieranelaborar un encofrado base de un cubo de hor-migón, de unas dimensiones de 25 m2.

Es precisamente al realizar los trabajosde excavación mecánica cuando se localiza laestructura. Se pudo observar en el perfil Estedel área excavada parte de una arquería reali-zada a base de adobes, en buen estado de con-servación, con claros indicios de haber estadoexpuesta a altas temperaturas. El espacio re-sultante entre la excavación abierta que posi-bilitó la exhumación de los restos y la cimen-tación de la grúa fue vuelto a rellenar por laempresa constructora con la tierra extraída delas inmediaciones.

Los movimientos de tierra precisos parainstalar la grúa habían creado un perfil que su-ponía una sección en sentido Norte-Sur de lapiroestructura. La limpieza de este lateral dejó aldescubierto un arco construido de adobes y susapoyos, observándose gran parte del alzado deéste así como los límites laterales del mismo,coincidentes con el ancho total de la estructura.Por otro lado, en la base de la zanja se pudieronobservar los restos de los soportes de otros dosarcos más, destruidos por la máquina.

Con la información resultante de este perfilpudimos plantear la excavación total de la estruc-

tura de combustión. Para ello se planteó, orien-tado con el sentido del horno un corte dentrodel área de investigación, que denominamos C-3. Incluía los trabajos de excavación del rellenode la zanja contemporánea, y posibilitaba la do-

cumentación en planta de la estructura y su es-pacio inmediato.

La información obtenida nos ha permiti-do realizar una propuesta, en función de los re-sultados estratigráficos, de la construcción yamortización del fornax (horno).

Periodo 1º. El sustrato geológico

Se trata de una serie de depósitos locali-zados en su punto más bajo a 0.20 m.s.n.m. Sucorrelación estratigráfica se ha documentado enlos sectores excavados alrededor del horno, enlas secciones llevadas a cabo en sentido Norte-Sur y Este-Oeste.

Está compuesto en su base por margasmuy limpias, de color gris negruzco, identifica-das en sectores cercanos como propias delPlioceno local. Sobre éstas se localizan arenas, yde nuevo margas, que indican procesosgeológicos complejos propios de ámbitos litora-les. La presencia de dunas es un paisaje propiode este sector del litoral occidental3, por lo quecreemos que estaríamos ante un paisaje de estascaracterísticas.

Periodo 2º.Fase 1. La construcción del horno

Resulta trascendental para la interpretacióndel sistema constructivo la sección obtenida ensentido Norte-Sur, contrastada con la sección rea-lizada en el eje del horno, en sentido Este-Oeste.

Podemos interpretar que el primer pasopara la construcción consistió en preparar el es-pacio subterráneo que iba a albergar la cámarade combustión de la estructura. Se procedió allevar a cabo una excavación en el terrenogeológico, con tendencia rectangular, que va per-diendo superficie conforme gana en profundidad.Esta gran excavación corta paquetes alternantesde arenas y margas que conforman el sustratogeológico, para acabar en un sustrato homogé-neo de estas últimas.

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

A finales de 2000 se produjo, a raíz de una inspección arqueológica de obras porparte de los servicios de arqueología del Ilmo. Ayuntamiento de Estepona, el hallazgocasual de una serie de restos arqueológicos afectados por los movimientos de tierra

en las urbanizaciones denominadas “Costalita del Mar” y “Pueblo Andaluz”

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Una vez conseguida en el sustrato unasuperficie regular de tendencia rectangular, seprocedió a construir una serie de 4 arcos de ado-be (ladrillos sin cocer) con unas dimensiones enplanta de 2.20 por 0.36 m cada uno y una distan-cia entre ellos de 30 cm, exactamente un pie ro-mano. Han sido denominadas para su estudiocomo S1, S2, S3 y S4, numeradas en sentido Oes-te-Este. Estos arcos conformarían, bajo tierra, lacámara de combustión de la estructura. Se tratade las suspensurae que servirían de apoyo para laparrilla.

El conjunto resultante es una cámara decombustión rectangular, que condiciona la for-ma y quizás la función del fornax. Las dimensio-nes de la cámara son más bien reducidas, de 2.50m de largo por 2.20 de ancho, lo que viene a ser,en medidas romanas, sobre ocho pies y un pal-mo por siete pies y un pal-mo, con un canal central de0.90 m (tres pies) que distri-buiría el calor de la combus-tión practicada en elpraefurnium.

La base de cada arque-ría está conformada por pila-res, realizados con grandesadobes (60 x 37 x 7), dimen-siones equivalentes a dospies de largo, por pie y pal-mo de ancho y palmo dealto), cuyo acabado exteriores alisado para darle un as-pecto homogéneo a la obra.Han sido denominados comoPa (pilar sur) y Pb (pilar nor-te) en cada arquería. En la ar-quería mejor conservada pararealizar las mediciones de lospilares (S2), la distancia entrepilares es de 0.97 (tres pies ypalmo romanos). El pilar nor-te mide 0.36 (un pie y un pal-mo) por 0.60 (dos pies) y elpilar sur 0.36 por 0.67 (dospies y un palmo). La altura delos pilares hasta el punto don-de arranca el inicio del arcose ha podido documentar enS3, y es de 0.90 cm (tres piesromanos). Se observa que laanchura de los pilares situa-dos al norte (Pb) es un palmomás larga que los situados alsur, sin que sepamos inter-pretar la posible funcio-nalidad de esta falta de sime-tría entre los mismos.

Sobre los pilares se dispusieron a su vezarquerías de adobes, de las que hemos podidocontemplar la de S3, que aunque había sufridoun ligero desplome, permitía restituir sus dimen-siones originales. Estaban formadas por unaveintena de adobes, conformando un arco de unradio de unos 50 cm. El conjunto de adobes decada una de las suspensurae había sido regulariza-do con una capa de barro fresco, aplicado conlas manos, que regularizaba el aspecto del con-junto y garantizaba firmeza a la unión entre laspiezas.

Una de las suspensurae (S4) previsiblementeestaría bien conservada, pero no hemos podidoacceder a la misma durante el proceso de excava-ción ya que no podíamos garantizar el desplomede la arquería visible (S3), afectada por los traba-jos mecánicos de construcción de la grúa. De las

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

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106 CILNIANA

dos arquerías restantes (S1-S2) sólo se conserva-ba parte de los pilares de apoyo. El resto habíasido destruido.

En la suspensura documentada, podemosevidenciar como una vez concluidos los arcosdispuestos sobre los pilares se procedió a le-vantar varias hiladas de adobes dispuestossobre el arco y que concluían a la altura másalta alcanzada por el adobe que servía de cla-ve al arco, constituyendo la superficie de re-cepción de la parrilla.

Una vez concluido este trabajo, se proce-dió a realizar un vertido de diversas capas dematerial arcilloso (U.E. 2) que completaron el es-pacio que había restado entre la batería dearquerías y la gran excavación realizada en elsubstrato natural para su instalación (U.E. 12).Es en el material usa-do para colmatar es-tos huecos (U. E. 2)situados entre las pa-redes de la zanja (U.E. 12) y las suspensuraede la cámara de com-bustión (S-1,2,3,4)donde han sido loca-lizados algunos mate-riales cerámicos que

permiten aportar al menos un termino post-quempara la estructura, como veremos en el capítulodedicado expresamente a este aspecto.

Es fácil suponer que en el espacio entrelos arcos se dispusieran una serie de tablas quesirvieran de límite para impedir que el materialvertido entrase en el espacio entre las suspensurae,especialmente si tenemos en cuenta que losmaestros lignari debían de haber realizado un tra-bajo previo de encofrado para la construcción delos arcos de adobes. Además, el límite de la pa-red de la cámara de combustión en los espaciosentre suspensurae es simplemente la propia arci-lla vertida en los huecos, cocida por las propiashornadas de cocción cerámica, o expresamentepara la consolidación del horno.

En S1, puerta de la cámara de combustión,se pudo documentar como entre los pilares deapoyo de las arquerías, en pleno canal central dela cámara de combustión, (U.E. 22) se habían dis-puesto dos hiladas de ladrillos, que identifica-mos como los restos conservados de lo que fueel praefurnium (Prae) del horno.

Concretamente nos encontraríamos en elpunto de unión entre la bóveda de acceso al hor-no y la cámara de combustión. Se conservabanlas últimas hiladas de ladrillo, y había desapare-cido la bóveda que debió de apoyar en ellos. Estahabía sido seccionada por la base de hormigónde apoyo de la grúa. Esta bóveda comunicaríadirectamente con el canal central del horno, for-mado por las diversas arquerías de suspensiónde la parrilla.

Para llevar a cabo esta substrucción sedebió realizar otra zanja, cuyos laterales serían“encofrados” con los propios ladrillos del canalde fuego. Es previsible que esta excavación sellevara a cabo en el mismo momento en que serealizó la que sirvió para la construcción de lassuspensurae, pero la construcción de la bóveda deladrillos es inmediatamente posterior a la cáma-ra de combustión ya que termina apoyando con-tra una de las arquerías que la conforman.

De la estructura del praefurnium (U.E. 27)se pudieron docu-mentar cinco hiladasde ladrillos, de dimen-siones de 0.15 dealto, por 0.30 de lar-go y 0.05 de anchocada uno. Curiosa-mente, para la cons-trucción del lugar queiba a estar directa-mente en contacto

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

Creemos, que a pesar de lo escaso delmaterial, su coherencia nos permite aportarun término “post quem” para la construcciónde la estructura en época flavia, momentos

de la segunda mitad del siglo I d.C.,probablemente sin alcanzar momentos del

emperador Trajano

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CILNIANA 107

con el fuego se prefirió el uso de ladrillo a ado-bes. La profundidad total de la estructura no pudoser documentada, pero no debió ser muy infe-rior a la cota de suelo de la cámara decombustión, situada aproximadamen-te a 0.20 m.s.n.m. A partir de esta cota,situada 20 cm por debajo del nivelfreático, nos vimos obligados a inte-rrumpir los trabajos, que resultabantécnicamente complicados, y podíansuponer la sobreexcavación de los apo-yos de las arquerías, lo que unido a lapresencia constante de agua podía po-ner en peligro la conservación del con-junto.

Una vez concluida la construcción delpraefurnium y de la cámara de combustión, consus suspensurae, se procedió a la construcción dela cámara de cocción. Precisamente de este últi-mo elemento se nos ha conservado parte de laparrilla (Par) o piso donde se dispondría el carga-mento cerámico. Concretamente se localizan res-tos de la misma, sobre la 3ª y la 4ª arquería (S3 yS4), y especialmente restos de las chimeneas queposibilitaban el paso del aire caliente al exterior,punto de apoyo de los tubuli que canalizaban elaire caliente al exterior, garantizando una atmós-fera de cocción oxidante en la cámara donde secargaba el material.

Evidentemente, las chimeneas están dis-puestas en los espacios situados entre los apo-yos de las suspensurae. Se trata de perforaciones

circulares, con un diámetro entre 7 y 8 cm, medi-da coincidente con un palmo (palmipes) romano.Para su construcción se procedió a insertar ri-

pios consistentes en fragmentos de tegulae, (seobservan en el espacio situado entre la S3 y S4).Entre estos ripios se alojan las chimeneas, dis-puestas en placas potentes de adobe, colocadastransversalmente a las suspensurae, formando gru-po de cuatro perforaciones agrupadas de dos endos. La conservación de parte de la parrilla esuna de las características más destacadas en cuan-to al estado del horno, ya que no es frecuente enhallazgos semejantes.

De la cámara de cocción, aparte de su piso,se nos ha conservado el arranque de las paredes.El inicio del laboratorium se desarrolla a partir dela parrilla. Consiste en una mancha de rubefac-ción en el límite de la construcción con el rellenopracticado para su compactación. A partir de estaaltura debió de ser construido, probablemente abase de adobes, algunos de cuyos restos han

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

El abundante uso del “opus testaceum” (fábrica de ladrillos)en la fábrica del complejo termal, propio de la naturalezadel edificio, así como de que es a partir precisamente de

Nerón cuando la arquitectura romana hace un uso extensivodel ladrillo, inciden en la fecha y propuesta de producciónde material de construcción (ladrillos, “tegulae”) para el

horno que nos ocupa

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conformado una gran mancha de barro cocido,con algunos trozos de pared, que colmató la es-tructura tras su abandono (U.E. 5).

Del resto de la estructura, sólo sabemosque debió de desarrollarse a partir de la cota ab-soluta situada, de media, en torno a los 2m.s.n.m., y que en función de los restos apareci-dos de derrumbe de adobe (U.E. 5), debió serconstruida con este material.

El horno, una vez en desuso, se fuecolmatando con un nivel de arena, que rellenó lacámara de combustión, posiblemente empezan-do desde el praefurnium en un primer momento,y posteriormente a través de la parrilla.

Sobre lo que sería la superficie del suelode uso del horno, y dispuesta en el mismo senti-do que la estructura del horno, de Oeste a Este,se localiza a poco más de medio metro, una es-tructura realizada insertando algunos fragmen-tos de tegulae en el subsuelo, en sentido vertical(U.E. 4), que se encuentra en mal estado de con-servación. No hay datos sobre su posible utili-dad.

Periodo 2º.Fase 2. Reutilización del horno

En un momento en que el horno habíadejado de estar en uso, pero aún se podían apre-ciar sus restos emergentes, se realizó una pro-funda excavación a la altura de la antigua parri-lla, que insertó una fosa que fue cubierta conimbrices (U.E. 6). El conjunto presentaba un relle-no con abundantes restos de carbón, y debió estarrelacionado con alguna actividad de combustiónque no hemos podido determinar. La excavaciónno llegó a perforar totalmente el arco de adobes.

Esta estructura fue colmatada por la U.E.5, que interpretamos son los restos de lo quedebía ser aún parte el laboratorio que se debíaencontrar, al menos parcialmente, en pie.

Periodo 2º. Fase 3

Sobre la colmatación de las estructuras seprocedió a realizar, en un momento indetermi-nado, otra excavación, que fue colmatada por undepósito en el que se conservan restos de fauna(U.E. 3)

PROPUESTA CRONOLÓGICAPARA LA CONSTRUCCIÓN Y USODEL FORNAX. ESTUDIO DEMATERIALES

Ante todo, tenemos que precisarque el material arqueológico de que dis-ponemos para realizar las propuestascronológicas es muy reducido. No obstan-te, es variado y las precisiones cronológicasque aportan resultan bastantes coherentes.

Han sido especialmente provecho-sas para este estudio las detalladas publi-caciones de las memorias de excavación delos alfares del ámbito cercano del Campode Gibraltar, de Venta del Carmen y PuenteGrande, que presentan conjuntos de épo-ca imperial con abundantes materiales ar-queológicos.

Los datos disponibles proceden, porun lado, y mayoritariamente, de los frag-mentos de cerámicas de vajilla de mesa ycerámica común incluida en el aporte derelleno de la fosa (U.E. 2) excavada para laconstrucción del horno, así como del ma-terial cerámico contenido en los estratosde abandono que amortizan la estructura(U.E. 7).

En los niveles más profundos de laU.E. 2, concretamente en la limpieza del

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

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perfil llevada a cabo, se han localizado escasosfragmentos de Terra Sigillata Gálica (en adelanteT.S.G.) y algún fragmento atípico de ánfora impe-rial. Concretamente, destaca un fragmento de unaforma Dragendorf 29 o 30, dado lo vertical de lapieza, con decoración de un friso de ovas y partede una cruz de San Andrés (Lám. 4-1), fechable,de forma genérica, en la segunda mitad del sigloI d.C.

En los niveles más superficiales de la U.E.2, el material es más abundante. En este conjun-to, se localizan fragmentos de vajilla de mesa,algún atípico de T.S.G. y mayoritariamente, den-tro de lo escaso del conjunto, las formas lisas 18ó 27 de Terra Sigillata Hispánica (en adelante T.S.H.)(Lám. 4-2 y 4-3) y un pequeño fragmento decora-do con un motivo difícil de identificar, un par defragmentos de Terra Sigillata Itálica (en adelanteT.S.I.), correspondientes a dos bases, una de ellasde una copa (Lám. 4-4 y 4-5), y uno de paredesfinas. Este último presenta decoración a labarbotina. Se trata de parte de lo que sería unacenefa decorada con pequeños rombos dispues-tos al tresbolillo (Lám. 4-6). Este mismo motivodecorativo está presente en Venta del Carmen, yse propone una cronología entre Claudio y fina-les del siglo II d. C4. Se trata probablemente deuna producción Bética.

En cuanto a la cerámica común, destaca elhallazgo de un fragmento de cazuela (Lám. 5-1),de posible producción norteafricana, tipo OstiaIII5, que presenta una cronología de momentosavanzados del siglo I d.C., a principios del sigloII d.C. en contextos cercanos, como es la villa dePuente Grande.

Se localiza un fragmento de olla, de bordeexvasado (Lám. 5-2). Se trata de una forma biendocumentada en los yacimientos romanos delCampo de Gibraltar, con cronologías propuestasde época flavia y tardoflavia6.

Se documenta un fragmento de borde deorza, que presenta un engobe grisáceo al exte-rior (Lám. 5-3). El tipo tiene una amplia cronolo-gía, pero está presente en contextos malague-ños, concretamente en la Villa de los Castillones,donde es identificada como la tercera variantede estas piezas. El conjunto está fechado entreépoca de Nerón a Trajano7. No se encuentra, cu-riosamente, en los conjuntos imperiales del Cam-po de Gibraltar.

Se conserva un pequeño fragmento de bor-de de ollita de borde vuelto (Lám. 5-4), interpre-tado como vasos para beber, a imitación de for-mas de paredes finas8. No podemos confirmar queeste sea el caso del fragmento que nos ocupa.

Otras piezas, como las tapaderas, tambiéntienen paralelos en estos yacimientos (Lám. 5-5)9.

El hallazgo de un fragmento de dolium(Lám. 5-6) para almacenaje nos remite a su vez auna pieza semejante localizada en la excavaciónde la Villa romana de la localidad de los Barriosde Puente Grande, con fechas de momentos fi-nales del siglo I d.C. Otro ejemplar similar se lo-

caliza en la excavación de la Venta del Carmen,en contextos de época de Tito y Domiciano10.

Sólo se ha conservado un fragmento típi-co correspondiente a un ánfora, concretamenteparte del borde de una Dressell del grupo 7-11,probablemente una 11. La cronología de estegrupo no llega en sus últimas producciones másallá de la segunda mitad del siglo I d.C., tal comose constata en el ámbito de la Bahía de Cádiz11,que por la pasta el fragmento bien podía ser elorigen de esta producción, que se aparta de lascaracterísticas de las producciones malacitanas.

En resumen, la cronología de la UnidadEstratigráfica 2 se centra en momentos de la se-gunda mitad del siglo I d.C., probablemente sinalcanzar el final del mismo. La africana de cocina(forma Ostia III), así como la convivencia de T.S.G.y T.S.H. y la presencia de cerámica de paredesfinas han permitido fechar conjuntos cerámicossemejantes en estas fechas. La ausencia de otrosproductos, como la Terra Sigillata Africana (enadelante T.S.A.), tipo A, que llega a Málaga enmomentos iniciales del siglo II12, redunda en estaidea. En contextos cercanos, como el Campo deGibraltar, concretamente en la excavación de laVilla de Puente Grande, donde conjuntos arqueo-lógicos con abundante material arqueológico,estudiados en profundidad, son fechados en épo-ca de Trajano, presentan en todas las unidadesestratigráficas una significativa presencia de T.S.A.A13.

En el conjunto están presentes restos demateriales de construcción, de los que hemosseleccionado, por su representatividad, dos bor-des de tegulae (Lám. 5-7 y 5-8).

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

Una vez finalizados los trabajos de excavación yconsiderando su singularidad, así como su estado

de conservación, que permite interpretaradecuadamente una estructura de estas

características, se propuso la necesidad de suconservación, facilitada por el hecho de que el

horno se ubica en un sector donde está prevista laubicación de una zona ajardinada

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Creemos, que a pesar de lo escaso delmaterial, su coherencia nos permite aportar untérmino post quem para la construcción de la es-tructura en época flavia, momentos de la segun-da mitad del siglo I d.C., probablemente sin al-canzar momentos del emperador Trajano.

Para conocer el cese de la producción delfornax, contamos con los materiales situados enotros estratos arqueológicos. El único situado enel nivel de uso del horno, al exterior, es un frag-mento de cerámica común, la boca de un jarrotrilobulado (Lám. 5-9). Los paralelos documenta-dos lo fechan entre el siglo I y la primera mitaddel siglo II d.C.14. Los mejores equivalentes apa-recen en la propia provincia de Málaga, en el ya-cimiento de los Castillones, fechados con preci-sión en los niveles de la segunda mitad del sigloI y principios del II d. C15, es decir, entre épocade Domiciano a Trajano. A su vez, esta pieza pre-senta paralelos en Coninbriga, Alentejo, Medellín,Mérida, etc.

El nivel de amortización de uno de los es-pacios entre arquerías posibilitó el hallazgo deotra pieza, con altos indicios de rodamiento. Setrata de un fragmento de T.S.G., una forma Drag.30 (Lám. 4-7). La información que nos aportasimplemente redunda en una cronología post-quem a mediados del siglo I d.C. para la amorti-zación.

La cercanía de la cronología de las piezasque fechan la construcción, así como la amorti-zación, nos lleva a pensar que el periodo de usode la estructura debió ser muy corto. Esta cir-cunstancia no es nada extraña, si, como veremosmás adelante, la estructura fue concebida para laconstrucción del cercano complejo termal.

PRODUCCIÓN DEL HORNO

No podemos asegurar la producción delhorno excavado, en función de la documentaciónarqueológica obtenida. La ausencia de vertederosrelacionados con la producción, así como de de-fectos cerámicos no permite ser concluyentes aeste respecto.

No obstante, la presencia de un par detegulae completas caídas en el interior del hor-no, espacialmente una de ellas, que presenta una

coloración de un rojo vinoso muy intenso16, ytiende a descomponerse en contacto con el agua,podría ser un defecto de cocción y ser testigo dela última carga del horno, lo que indicaría al me-nos una dedicación a producción de material deconstrucción.

La cercanía del horno, así como su proba-ble coetaneidad al momento de fundación de lastermas localizadas en Costalita del Mar, y la apa-rente brevedad del periodo de uso del mismo,incidiría, como ocurre en otros contextos, en laidea de relacionar el horno con la construccióndel complejo termal.

El abundante uso del opus testaceum (fábri-ca de ladrillos) en la fábrica del complejo termal,propio de la naturaleza del edificio, así como deque es a partir precisamente de Nerón cuando laarquitectura romana hace un uso extensivo delladrillo17, inciden en la fecha y propuesta de pro-ducción de material de construcción (ladrillos,tegulae) para el horno que nos ocupa.

ANÁLISIS TIPOLÓGICO Y PARALELOSDE LA ESTRUCTURA DE COMBUSTIÓN

Se han realizado diversas sistema-tizaciones de la tipología de los hornos roma-nos. Las más famosas y usadas son las de Cuomodi Caprio18 y la de Flechter19. En general se atien-de a dos criterios: la forma del horno y el siste-ma de sustentación de la parrilla. Otras propues-tas de sistematización, menos conocidas, tienenen cuenta el número de cámaras y de praefurnium.

Atendiendo a la primera de las tipologías,el horno que nos ocupa, de planta rectangular,una sola cámara de combustión, canal central ypraefurnium orientado con la parrilla, correspon-dería al tipo IIb de Cuomo y al 3a de Flechter.

Este tipo de horno, usado indistintamen-te para la producción de cerámica común comopara la construcción de material de construcciónresulta muy común en el mundo romano. En laGalia, así como en Britania, es con diferencia elmás habitual, tal como se recoge en el estudio

de la región de Gerona, donde, una vez más, estetipo está presente en cerca de un 80% de los hor-nos descubiertos20.

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

Probablemente, todo el conjunto pertenezca a una de las múltiples villas romanas quese concentraban en todo el litoral malagueño y que están vinculadas con la

abundante producción de derivados piscícolas, constatadas por el creciente númerode piletas de salazón aparecidas en todo el litoral

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Sin embargo, no ocurre así en los territo-rios malacitanos. En una reciente sistematizaciónllevada a cabo por el Dr. Baena, se puede obser-var como mayoritariamente los hornos romanosmalacitanos son del tipo I de Cuomo, es decir, deplanta redonda. Sólo se conoce un caso, el des-aparecido horno de Bobadilla, cuya planta es re-construida por testimonios, y que coincidiría conel tipo de Costalita21.

En fechas recientes, se localizó parte deun horno de planta rectangular en la ciudad deMálaga, dispuesto inmediato a uno de planta cir-cular. Ambos fueron destruidos22.

Las dimensiones del horno de Costalita,más bien pequeñas, tienen paralelo con los hor-nos de Peñarrubia, Toscanos y Cuevas del Bece-rro, lo que los hace el tamaño más habitual en laprovincia.

Junto al horno se documentaron restos delo que interpretamos como parte de un canal.Estructuras semejantes han sido localizadas enel alfar de Torrox23, así como en la ciudad deMálaga, en la intervención de Calle Cerrojo-Almansa.

CONSERVACIÓN DEL HORNO

Una vez finalizados los trabajos de exca-vación y considerando su singularidad, así comosu estado de conservación, que permite inter-pretar adecuadamente una estructura de estascaracterísticas, se propuso la necesidad de suconservación, facilitada por el hecho de que elhorno se ubica en un sector donde está previstala ubicación de una zona ajardinada.

No obstante, las delicadas circunstanciasde los restos (estructuras construidas con ado-be), parcialmente sumergidos en el freático, hanmotivado que la primera intervención haya con-sistido en la consolidación de los restos, encon-trándose en la actualidad en estudio la viabilidadde su visita.

En cuanto a la conservación, en general,los hornos son estructuras realizadas con mate-riales poco consistentes, como el adobe, y sesuelen destruir al concluir su uso24, al menos lasestructuras emergentes, lo que permite retirar lacarga dispuesta sobre la parrilla.

Suele ser difícil que se conserve al menosla parrilla, o restos de las chimeneas o tubuli. Enel caso que nos ocupa, el horno estaba conserva-do en muy buen estado. Son las circunstanciasde su hallazgo (el movimiento de tierra para in-sertar la grúa), las que han supuesto que los res-

UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

tos actualmente conservados correspondan a lapráctica mitad de la estructura.

De las cuatro suspensurae documentadas,dos conservan las arquerías, y otras dos apenaslos arranques de los pilares. Entre las suspensuraedocumentadas, podemos observar restos de laparrilla y de las chimeneas, así como el arranquedel laboratorio o cámara de cocción.

El horno de Costalita es el único existentede estas características en la provincia de Málagahasta el momento. El estado que presenta sepuede considerar bueno, a pesar de que se haperdido casi la mitad de la estructura y se en-cuentra expuesto al nivel freático.

CONCLUSIONES

En Costalita IV se localizan los restos deun horno de producción cerámica romano. Es unasubstrucción con forma rectangular (2.50 por2.20 m) y canal central. Se trata de una estructu-ra que conserva parte del praefurnium, parte dela cámara de combustión y restos de la cámarade cocción con parte de su suelo o parrilla.

Se ha podido documentar parte del pro-ceso constructivo, así como proponer una fechade construcción y amortización, situada en lasegunda mitad del siglo I d.C., probablemente

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UN HORNO ROMANO EN EL SALADILLO

en época flavia o tardoflavia. Existen suficientesindicios para pensar que su producción consis-tió en materiales de construcción destinados aun cercano complejo termal.

En este complejo termal25 se han realiza-do trabajos arqueológicos de urgencia, dirigidospor D.ª Marta Bejarano, que han permitido ladelimitación de los restos de un edificio termal,construido con potentes muros realizados conun encofrado de argamasa y mampostería (opuscaementicium). Se pudieron distinguir dos estan-cias, de la que se conservan testigos de los sue-los de obra de argamasa. Bajo ellos se documen-taron, en buen estado, canalizaciones ysuspensurae construidos en ladrillo (opuslaeteritium). La cronología del edificio se sitúa enmomentos imperiales, amortizándose en el sigloIII d. C. A partir de esta fecha, se siguenreutilizando los muros antiguos, ya que se loca-lizan depósitos asociados a su uso, documentán-dose niveles del siglo VI d.C.

Probablemente, todo el conjunto perte-nezca a una de las múltiples villas romanas quese concentraban en todo el litoral malagueño yque están vinculadas con la abundante produc-ción de derivados piscícolas, constatadas por elcreciente número de piletas de salazón apareci-das en todo el litoral. Claros ejemplos de las vi-llas romanas en línea costera o villae a mare sonlas excavadas en el Castillo (Manilva), las Torres,en la desembocadura del río Guadalmansa(Estepona), Río Verde (Marbella), la Finca del Se-cretario (Fuengirola)y Benalroma (Benalmádena).Estas instalaciones mantienen una ocupacióndesde momentos altoimperiales con una fase deabandono al final del periodo tardío.

Notas

1 Queremos agradecer desde estas líneas a la empresa In-mobiliaria Urbis S. A. y en especial a D. Melchor Díaz las facili-dades prestadas en los trabajos de excavación.

2 BEJARANO, M. y PEÑALOSA, B.: Informe-Memoria de laintervención arqueológica de urgencia realizada en la parcelaC de la urbanización Costalita I. Estepona, (Málaga). Informeadministrativo, inédito.

PÉREZ-MALUMBRES, A. y MARTÍN, J. A.: “La villa romanade El Saladillo (Estepona, Málaga)”, Cilniana, nº. 14 (2001), pp.87-91.

3 SERRANO, F.: “Características geológicas de las costas dela provincia de Málaga”, en Itinerarios por espacios naturales de laprovincia de Málaga, Málaga, pp. 217-230.

4 BERNAL, D. Y LORENZO, L.: “Las cerámicas importadas yla cronología del complejo alfarero” en D. BERNAL (coord.):Excavaciones arqueológicas en el alfar romano de la Venta del Car-men. Los Barrios, Cádiz, Madrid, 1998, p. 69.

5 AQUILUE, X. “La cerámica común africana”, en X. AQUILUE(ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Penínsu-la Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p. 68.

6 REDONDO, C. y ZAMORA, M.: “Las cerámicas comunes yde almacenaje” en D. BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológi-

cas en el alfar romano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz,Madrid, 1998, p. 203.

7 SERRANO, E.: Cerámica común romana: siglos II a.C. al VIId.C. Materiales importados y de producción local en el territoriomalacitano, Málaga, 2000, p. 109.

8 CASAS, J.; CASTANYER, P.; NOLLA, J. M.; TREMOLEDA, J.:“Les ceràmiques comunes locals del N.E. de Catalunya”, en X.AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial ala Península Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes,VIII, p. 104.

9 REDONDO, C; ZAMORA, M.: “Las cerámicas comunesaltoimperiales” en D. BERNAL (coord.). Excavaciones arqueoló-gicas en la Villa romana del Puente Grande (Los Altos del RingoRango, Los Barrios, Cádiz)-Excavaciones arqueológicas en el alfarromano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz, Madrid, 1998,p. 243.

10 REDONDO, C. y ZAMORA, M.: “Las cerámicas comunes yde almacenaje” en D. BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológi-cas en el alfar romano de la Venta del Carmen. Los Barrios, Cádiz,Madrid, 1998, p. 220.

11 GARCIA VARGAS, E. La producción de ánforas en la Bahíade Cádiz en época romana (siglos II a.C.-IV d.C., Sevilla, 1998, p.100.

12 SERRANO, E.: “Sigillatas africanas del teatro romano deMálaga”, en Estudios dedicados al Dr. Alberto Balil. In memoriam,Málaga, 1993, p. 92.

13 BERNAL, D. y LORENZO, L.: “Las cerámicas finas (TSI,TSG, TSH, TSA A) y otras cerámicas datantes (lucernas, paredesfinas, africanas de cocina y engobe rojo pompeyano), en D.BERNAL (coord.): Excavaciones arqueológicas en la Villa romanadel Puente Grande (Los Altos del Ringo Rango, Los Barrios, Cádiz),Cádiz, 2002, p. 137-185.

14 ALVARADO, M. y MOLANO, J.: “Aportaciones al conoci-miento de las cerámicas comunes altoimperiales en AugustaEmerita: el vertedero de la Calle Constantino” en X. AQUILUE(ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Penínsu-la Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p.287.

15 SERRANO, E.: “Producciones de cerámicas comunes lo-cales de la Bética”, en X. AQUILUE (ed.): Ceràmica comuna roma-na d’època Alto-Imperial a la Península Ibèrica Estat de la questió.Monografías Emporitantes, VIII, p.241.

16 La gradación de colores bajo la influencia del calor essintomática de la temperatura alcanzada. Así, una coloraciónroja oscura o viva indicaría temperaturas entre 650 y 850 gra-dos. El mínimo para la cocción del barro es de 900 grados, porlo que se podría intuir que esta pieza no llegó a alcanzar latemperatura mínima de cocción, y se podría considerar undefecto de producción. COTIER-ANGELI, F. La cerámica, Barce-lona, 1974, p. 61.

17 ADAM, J. P.: La construcción romana, materiales y técnicas.León, 1996, p. 157.

18 CUOMO DI CAPRIO, N. “Tecnologia nellántichita”, RArch,1971, pp. 59-81.

19 FLECHTER, D.: “Tipología de los hornos romanos de Es-paña”, AEspA, 38 (1965), pp. 170-174.

20 TREMOLEDA, J.: “Anàlisi del l’organitzaciò dels tallerslocals de ceràmica a les comarques Gironines”, en X. AQUILUE(ed.): Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a la Penínsu-la Ibèrica Estat de la questió. Monografías Emporitantes, VIII, p. 88.

21 BAENA DEL ALCAZAR, L.: “Arquitectura y tipología delos hornos romanos malacitanos”, en Figlinae Malacitanae, Má-laga, 1997, p. 98.

22 RAMBLA, J. A. y MAYORGA, J.: “Hornos de épocaaltoimperial en calle Carretería, Málaga”, en Figlinae Malacitanae,Málaga, 1997, p. 75.

23 RODRÍGUEZ OLIVA, P.: “Los hornos cerámicos del farode Torrox (Málaga). En Figlinae Malacitanae, Málaga, 1997, p.282.

24 BAENA DEL ALCAZAR, L.: “Arquitectura y tipología delos hornos romanos malacitanos”, en Figlinae Malacitanae, Má-laga, 1997, p. 96.

25 Vid. Nota 2.

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CILNIANA 113

El Castillo de La Duquesao Fuerte de Sabinilla y edificios

de carácter militar en su entornoMarcos Vázquez Candiles

l litoral de Manilva se encuentra enmarcadoentre el río Manilva y Chullera, en un tramo

rectilíneo de la costa malagueña que se extiendedesde la torre de la Sal en el término municipalde Casares hasta el límite con la provincia deCádiz. Las playas de Manilva poseen una longi-tud de siete mil ochocientos metros, diferencián-dose éstas en dos áreas o tramos: playasrectilíneas de baja pendiente con una longitudde seis mil novecientos metros y Punta Chulleracon novecientos metros de acantilados bajos. Laproximidad al Estrecho de Gibraltar genera unadinámica en el litoral manilveño que se verá afec-tada por las corrientes atlánticas y la influenciade los vientos de levante, creando unas circuns-

tancias especiales en la rompiente de las playasdel término municipal de Manilva. Su territorioestá constituido por una secuencia de lomas quedescienden suavemente hacia el mar y vaguadasrecorridas por múltiples arroyos, destacando jun-to a la costa las formaciones rocosas de piedraarenisca de la loma del Negro y del Rey y en lasproximidades del lugar donde se encuentra el in-mueble objeto de nuestro artículo, el cerro delHacho. Las playas de la Duquesa en el frente don-de se ubica el Castillo eran amplias hasta que laconstrucción del Puerto Deportivo de la Duque-sa cambió la dinámica y con ello la línea costera.Hoy, este edificio da la sensación de estar máspróximo al mar de lo que estuvo en su día.

E Fachada este y sur. Castillo de La Duquesa. Manilva.

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El magnífico fondeadero que constituyeel litoral manilveño, la cercanía al río Guadiaro(paso hacia el interior y la Serranía de Ronda), asícomo la situación deltérmino municipal deManilva, tan próximoa Gibraltar y a las cos-tas africanas, ha pro-vocado a lo largo delos años que fuese lu-gar fronterizo y por lotanto ejercido unafunción tanto de vigilancia como de defensa dela costa, unas veces por las incursiones piráticas,otras por las armadas enemigas, otras por la lu-cha contra el contrabando1. No es nada extrañoque encontremos continuamente muestras deeste pasado en edificios o en su toponimia: lasdos torres de Chullera, la torre de la Duquesa, latorre de la Vela, la torre del Abad...; la casa fuertede las playas de Manilva, la casa fuerte de laSabinilla, el Castillo de Sabinilla, el cuartel deCarabineros de Chullera y el del Castillo; la calleCuartel, la calle de la Torrecilla o el pozo de losMetedores entre otros.

El lugar donde se encuentra el castillo dela Duquesa o fuerte de Sabinilla ha tenido unalarga trayectoria en la defensa y vigilancia de estacosta. No hay que olvidar que en una provisiónde 1511 ya aparece citada la torre de la Duquesaen las cercanías de aquella playa2 o que, a media-dos del siglo XVIII, en el mismo lugar en el quese ubica el castillo, aunque desplazada treinta ycinco metros por delante de su acceso, se cons-truyó la casa fuerte de la Sabinilla3.

“El Castillo”, como es conocido este edifi-cio, está situado en una zona mesetada del lito-ral de Manilva que desciende hacia el mar por el

Este, hacia el arroyo del Estanquillo por el Sur ydesciende suavemente hasta el arroyo de laPeñuela, algo más alejado, por el Norte, quedan-

do el Oeste protegidopor el cerro del Hachoy Terán. En la actuali-dad las múltiples ur-banizaciones y edifi-cios merman su visi-bilidad y no permitenhacerse una idea cla-ra de lo que significó

la fortaleza en este punto de la costa. Desde suposición céntrica y dominante se tenía una am-plia perspectiva del litoral, siendo desde luego lamás adecuada para la vigilancia y protección delfondeadero. También tenemos que destacar queaquí había una abundante y considerable canti-dad de piedra y material de las ruinas romanasdel yacimiento arqueológico “Entorno al Castillode la Duquesa”, gran parte de los cuales se utili-zaría en la construcción del fuerte. No es raroencontrar entre sus muros o en edificacionesantiguas cercanas a él usado como ripio restosde estos materiales: “Opus Signinum”, ánforas...4.

La Guerra de Sucesión, por la que se esta-bleció la dinastía de los Borbones en España, tra-jo como consecuencia en la zona la toma de Gi-braltar por los ingleses. La escuadra angloho-landesa se movía sin dificultades, dueños del mar,casi sin oposición por lo mermado de la flotafrancoespañola. Los ataques a la costa se multi-plicarían y este hecho supuso que con el tiempoEspaña se replantease militarmente la necesidadde reforzar el litoral obligando a un cambio enlas estructuras de defensa. Concluida la guerra,la España borbónica con sus ideas reformistas ylas relaciones con ingenieros europeos, sobretodo italianos, genera la publicación de tratados

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

Castillo de La Duquesa. Sabinilla-Manilva.

El lugar donde se encuentra ubicado elcastillo de la Duquesa o fuerte de Sabinilla hatenido una larga trayectoria para la defensa y

vigilancia de esta costa

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CILNIANA 115

sobre fortificaciones. Laaparición de ingenierosmilitares cada vez máspreparados, y la recupera-ción política y administra-tiva durante el reinado deFernando VI, que mantu-vo una política neutral,fomentó la creación defuertes costeros5. De he-cho, a mediados del sigloXVIII se diseñan los pro-yectos de casa fuerte ocuarteles para las playasde Manilva. Uno de estoscuarteles se levantaría jun-to a la cañada real o cami-no de los Barrios aEstepona, a unos 35 me-tros aproximadamente dedonde años más tarde seconstruyó el Castillo. Con él se cumplían variosobjetivos, entre otros reforzar militarmente es-tas playas cubriendo las carencias de las torresde la costa. Las reformas del ejercito y la crea-ción de estos cuarteles, en principio un hechointrascendente, supuso que el Estado asumiesela defensa y control del litoral y del contrabandoque se producía desde Gibraltar. Este cuartel seconstruyó aprovechando los restos de muros ro-manos del mencionado yacimiento arqueológi-co, que en algunos casos llegaban a alcanzar másdel metro y medio de altura, estando apoyadoen ellos. El edificio se acondicionó para acogerun pequeño destacamento de caballería y otrode infantería con su oficial, así como una garitadando vistas al mar. A raíz de la construcción delCastillo la casa fuerte o cuartel pierde su fun-ción militar y es usado como venta mesón a lolargo de todo el siglo XIX y parte del XX, la llama-da venta de San Bernardino. Posteriormente elabandono del edificio provocó el deterioro y hun-dimiento de las cubiertas anunciando su final,que se vería precipitado en la década de los ochen-ta del recientemente finalizado siglo con la reti-rada de la capa de tierras fértiles de su entornopara los jardines del Puerto deportivo de la Du-quesa, dejando al descubierto los restos roma-nos. En 1987 el Ayuntamiento de Manilva deci-dió la construcción de un campo de fútbol enaquel lugar ocasionando el arrasamiento de unárea del yacimiento romano y la demolición y des-trucción total de la antigua Casa-fuerte, a pesarde la oposición y resistencia que sus muros pre-sentaron a la maquinaria pesada que realizó lasobras.

Con la muerte sin descendencia de Fer-nando VI el trono lo ocupó su hermano Carlosllegado de Nápoles. Carlos III supone para Espa-

ña todo un cambio que afectará también a lascostas del reino de Granada. Las reformas en ladefensa de la costa llevadas a cabo por el rey seinician con el encargo al mariscal de campo An-tonio María de Bucarelli de un informe indicati-vo de la situación. Posteriormente, con lapromulgación del “Reglamento que Su Majestadmanda observar en las diferentes clases destina-das al real servicio de la costa del Reino de Gra-nada” de 1764, se quería reorganizar la defensadel litoral y evitar la carencia de edificios con ar-tillería. En las costas del reino de Granada que secorresponde con las actuales provincias de Mála-ga, Granada y Almería, se construyeron 21 edifi-cios nuevos, financiados muchos de ellos porparticulares a cambio de cargos militares6, comoes el caso del Castillo de la Duquesa. El objetivono era otro que la dotación de la artillería sufi-ciente en el litoral para disuadir con su fuego alenemigo. Por lo tanto, la decisión de construir elcastillo estaba justificada. La casa fuerte o Cuar-tel de la Sabinilla no contaba con artillería, enunos momentos en los que se iniciaban de nue-vo las hostilidades y en un lugar en el que serequería la mejora técnica para su defensa. El Cas-tillo de la Duquesa o Fuerte de la Sabinilla, aligual que la casa fuerte, se construirá sobre res-tos del mencionado yacimiento arqueológico.

Hasta no hace muchos años, a los pies del reve-llín, se podían ver los restos de “sigilata” y“teselas” sueltas que el asfalto de la carretera deacceso a la barriada ha ocultado.

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

A mediados del siglo XVIII se diseñan losproyectos de casa fuerte o cuarteles para las

playas de Manilva

Subida al revellín.

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116 CILNIANA

En los primeros meses del año 1765 sehabía presentado el proyecto de un fuerte conbatería, siguiendo el Plan que el rey había esta-blecido para su construcción en distintos puntos

de la costa y según el modelo del IngenieroDirector del Reino don José de Crame. En 1767el vecino de Sevilla don Francisco Paulino cons-truye a sus expensas el castillo de las playasde Manilva, al que por este servicio el rey leconcedió el mando de una compañía de caba-llería. El diseño de la planta y la dirección deobra se encargó al Ingeniero don Miguel delCastillo, la obra la llevó a cabo el maestro donJosé de Vargas7. El 19 de febrero de 1767 sefirmó ante el notario don Fernando Nicolás deFricio la escritura de obligación hecha porLázaro Rodríguez, vecino de Manilva y fabri-cante de ladrillos. Su fiador sería don Francis-co Díaz Manso. Lázaro Rodríguez se compro-metía a entregar a don Francisco Paulino la can-tidad de 20.000 ladrillos a 100 reales el millar,antes del mes de abril de ese año. Se entrega-rían en el fuerte, siendo de la satisfacción dedon Miguel del Cas-tillo8.

Terminado lafortaleza la tropa quese destinó a él fue:

“... un capitán o subalterno; vein-ticinco soldados de infantería con un sar-gento y dos cabos; ocho o diez caballos ysoldados con otro sargento; diez artilleroscon su sargento; un guarda almacén y uncapellán”9.

La llegada de los franceses a estas tierras,en la llamada Guerra de la Independencia, provo-có la ocupación del castillo. A él se destinaroncincuenta franceses desde donde controlaban loscaminos principales. Previamente y para reforzarlas defensas del castillo de Casares los patriotasse habían llevado todo lo que pudieron usar queles sirviese para luchar contra los franceses. Sellevaron los cañones que había en las cercaníasde la torre de la Duquesa y también se hicieronexcavaciones en las playas buscando cañones delpropio castillo o de los lugares donde se sabíaque se habían producido naufragios, encontrán-dose una culebrina en las cercanías del Castilloque también fue trasladada a Casares, donde elartillero José Delgado y el soldado Juan Ortiz lareconocieron y la encontraron en buenas condi-ciones para su uso.

Entre las acciones que realizaron los pa-triotas y soldados para impedir el suministro es-tuvo la interceptación en el cerro Calabozo dedoscientas cargas de víveres que se destinaban alos franceses de San Roque; escoltadas por vein-ticinco o treinta hombres, al ser sorprendidos porel abundante fuego corrieron por la playa pararefugiarse en El Castillo. De esta acción murie-ron cinco soldados franceses y fueron hecho pri-sioneros un cabo y un soldado que había sidoherido de bala en un muslo y de una puñalada enel pecho. El reguero de sangre que dejaron losque huyeron evidenciaba que los heridos eranmuchos más, de hecho esa misma noche murie-ron tres franceses en El Castillo como consecuen-cia de las heridas según aseguraron dosmanilveños que estaban allí prisioneros10. Perofueron muchas más las acciones, las fuerzas si-tuadas en el castillo continuamente fueron hos-tigadas y sobre todo las fuerzas de infantería quesalían de él o los soldados de caballería que ha-cían las guardas de los caminos.

Terminada la Guerra de la Independenciay como nos dice Sebastián de Miñano en su Dic-cionario Geográfico-estadístico de 1826 en esafecha aun había un destacamento. Sin embargoen el Diccionario Geográfico-estadístico de

Pascual Madoz de1841 se dice:

“Esta forta-leza que podría, encuantas ocasiones se

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

Subida al revellín vista desde el patio de armas.

En 1767 el vecino de Sevilla don FranciscoPaulino construye a sus expensas el castillo

de las playas de Manilva

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presentasen proporcionar a la nación ser-vicios semejantes o mayores a los que haprestado en otras diferentes épocas, se en-cuentra en el día en un total abandono,sin un soldado de guarnición, ni aun localdonde se hospede, pues las puertas y ven-tanas, antes fornidas, no pueden cerrarsepor falta de sus hojas, las aguas se filtrany los embovedados por consiguiente se des-moronan, todo lo cual podría repararseen la actualidad con muy poco costo.”

La distribución de las dependencias segúnMadoz es la siguiente:

“ Tiene en las afueras de su puertaun reducto aspillerado con 15 troneraspara fusilería. A la entrada hay un puentelevadizo que cubre toda la puerta, el cualse levantaba con dos fuertes cadenas dehierro pendientes de igual nº de garruchasde bronce, que estaban fijas en los extre-mos del umbral superior y que hoy handesaparecido al igual que las cadenas.

Cuenta 99 troneras además de ladel reducto mencionado; 63 de ellas sonaltas y construidas en los frentes de la pla-za de armas y las restantes bajas, que sa-len de los cuarteles y piezas de que másabajo hablaremos.

En la misma entrada del castillo ypaso del puente levadizo hay una largabóveda o arco prolongado que conduce alpatio; debajo de este arco y a su izquier-da, se halla el pabellón del comandante,existiendo al lado derecho otras dos loca-lidades, una de las cuales, sirvió siemprede calabozo y lugar de prisión y otra decocina del citado pabellón.

El patio es cua-drado, cayendo al mismolas aguas de toda la pla-za de armas, por cuatrocanales colocados en susotros tantos ángulos. Enla primera pieza, a laderecha de la entrada delpatio, está el cuartel dela infantería, que ade-más de los tablados muycapaces para las camasde la dotación de estaarma tenía su cocina ychimenea. En el lienzo in-mediato se encuentranlas cuadras de la caba-llería con pajar y un hor-

no para cocer pan, y en el siguiente, lapuerta de otro gran cuartel que servía dealojamiento a los soldados de dicho cuer-po y para almacén de provisiones.

En el ángulo del lado oriental delmismo patio se ve la puerta de su espacio-sa capilla, quedando en el intermedio delas dos últimas piezas, el lugar común, lasubida al revellín de la batería de gruesocalibre y la escalera que conduce a la pla-za de armas referida.

Inmediato a la capilla y en el lien-zo siguiente, se halla el cuartel de los arti-lleros y el local para su comandante y alúltimo frente y mano izquierda de la en-trada al patio, el almacén de artillería yla habitación del guarda-almacén.

La plaza de armas es tan dilata-da cuanto lo son las piezas bajas del edifi-cio, pues es la cubierta o azotea de todasellas, en la que hay una garita para elcentinela y otra en el revellín donde esta-ba la artillería gruesa montada de que sedeja hecha mención.”

El Castillo permaneció abandonado duran-te años hasta que fue ocupado como acuartela-miento por el Cuerpo de Carabineros de Costa.Pero por las condiciones de insalubridad que pre-sentaba, se construyó una caseta en tierras depropios a unos cien metros de éste donde se tras-ladó la guarnición. Poco después, debido a lasdimensiones del edificio y a la necesidad de re-forzar la vigilancia por el aumento del contraban-do se solicitó de nuevo al Ayuntamiento terre-nos para una ampliación de la caseta11 (11) y en1890 se construyó un cuartel. Con la desapari-ción del Cuerpo de Carabineros en 1940 el cuar-

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

Cañón a la entrada del castillo.

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118 CILNIANA

tel, que pasó por algunas transformaciones, setransfirió a la Dirección General de la Guardia Civilhasta muy recientemente.

¿Pero qué sucedió con el Castillo despuésde ser desalojado por los carabineros? En los úl-timos años del siglo XIX el entonces alcalde, don

Diego Ferrer López, aprovechando la coyuntura,y siendo propietario de los terrenos donde seencontraba ubicada la venta de San Bernardino,se apropió de él usándolo como almacén, cuadray pajar. El 22 de julio de 1913 se recibió en elayuntamiento de Manilva una circular en la queel Gobernador Militar de la provincia comunica-ba que, en virtud de un R. D. de 26 de febrero delmismo año relativo a zonas polémicas asignadasa las plazas y puntos fortificados y de aislamien-to de edificios peligrosos, se hacía necesaria ladelimitación y amojonamiento de los terrenos deEl Castillo. La colocación de los postes señalizan-do la zona de influencia creó un conflicto conDiego Ferrer, que no estuvo conforme con el pro-cedimiento seguido, ni con la actitud del Tenien-te de Carabineros que empezó a hacer uso de lospastos sembrados por él, y mucho menos conque el edificio perteneciese al Ministerio de laGuerra u otro organismo12. Años después de amo-jonado y delimitado el espacio correspondienteal Castillo vuelve a ser ocupado por algunos veci-nos que no tenían viviendas, permaneciendo sus

descendientes en él hasta que se construyeroncasas de protección oficial para estas familias jun-to al arroyo del Estanquillo a cambio de su des-alojo. Más recientemente y tras un lapso de tiem-

po de completa dejadez, el Ayuntamiento deManilva solicitó el inmueble para museo arqueo-lógico y centro cultural. El servicio jurídico delEstado daría su conformidad en septiembre de1993 y el 29 de junio del mismo año el Ministrode Economía y Hacienda mostró su conformidadcon la propuesta. El 30 de junio de 1994 se fir-mó la escritura de cesión de la finca otorgadapor el Delegado Provincial de Economía y Hacien-da en Málaga, don Santiago Quintana de Blas afavor del Alcalde Presidente del Ayuntamiento deManilva. En la actualidad lo ocupa el área de cul-tura del Ayuntamiento de Manilva como salamuseo, para exposiciones y, por convenio con laUniversidad, sede de los cursos de verano. En laactualidad se está ultimando el Proyecto de mu-seo etnoarqueológico y para un futuro próximose ejecutarán las obras de restauración.

ANEXO DOCUMENTAL

Archivo Municipal de ManilvaActas de Pleno

Documento 1º

Villa de Manilva, 12 de Diciem-bre de 1885

“Punto3º

De orden del Sr. Presidente dioselectura a un oficio cuyo contenido literales como sigue = Al margen dice = Comdª de Cara b de Málaga = Comisión fiscal= Comisionado para la formación de unacaseta de nueva planta donde se encuen-tran enclavada la del Cuerpo llamado“Sabinillas” cuyo expediente no ha sidoaprobado por el Excmo. Sr. Director Gene-ral del Cuerpo por ser la caseta que se pro-yecta de mayores dimensiones que la ac-tual y como quiera por último que hayanpor necesidad de tomarse algunos metrosde terreno con dicho fin, en esta atenciónruego a Vd. tenga la dignación de servirsemanifestar a esta fiscalía a quién pertene-ce el terreno donde esta dicha caseta ycaso de ser propiedad de ese Ayuntamien-to de su digna presidencia se digne mani-festarme la demarcación del terreno quede acuerdo haga a favor de la Haciendaencareciéndole a la vez remita acta origi-nal del mismo = Dios que a V. = Estepona27 de Noviembre 1885 = El tente fiscal= Martín Pescador = Sr. Alcalde Const.de Manilva.

La Municipalidad pues hecha car-go del contenido del transcrito anterior

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

Más recientemente y tras un lapso de tiempo decompleta dejadez, el Ayuntamiento de Manilva

solicitó el inmueble para museoarqueológico y centro cultural

El castillo visto desde la playa.

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oficio y teniendo en cuenta que los terre-nos adyacentes a la caseta de Carabinerosde Sabinillas próxima al Castillo de dichonombre es de la pertenencia de este Muni-cipio, acordó por unanimidad ceder a laHacienda todo el que necesite para la am-pliación o ensanche de dicha Caseta asícomo también el que de este particular secontraiga copia certificada que se remiti-rá a la aludida comisión fiscal”.

Documento 2º

Sesión Ordinaria del día 10 deEnero de 1914

“... Por el Sr. Alcalde Presidente sedio cuenta con lectura íntegra de un escri-to fecha cuatro del actual presentado porel vecino de esta villa D. Diego Ferrer Lópezen el que manifiesta que a su regreso deun largo viaje a la capital ha observadoque en los terrenos de la finca de su pro-piedad denominada San Bernardino queantiguamente se titulaba Venta Mesón,situada en el sitio conocido por Castillode Sabinilla o Duquesa de este término, sehan puesto tres mojones por dentro de lacerca de piedra seca de la expresada fin-ca, uno a siete pasos, otro a un paso yotro a nueve pasos y que hechas por dichoSr. Ferrer las oportunas indagaciones paraconocer quién o quienes se habían permi-tido poner dichos mojones sin avisar ni aél ni al encargado de la anunciada finca,resulta que con fecha 7 de diciembre últi-mo efectuaron dicho amojonamiento un Sr.Ingeniero Militar y otros auxiliares foras-teros, deduciendo por tanto que la opera-ción llevada a efecto ha sido en virtud delReal Decreto de 26 de Febrero del pasadoaño 1913 sobre nueva demarcación dezonas polémicas asignadas a las plazas ypuntos fortificados y de aislamientos deedificios peligrosos y polígonos de tiro y delas instrucciones que al mismo se acompa-ñan toda vez que se encuentra entre ellasel Castillo denominado de Sabinilla con unazona polémica de veinte metros que sinduda es el que han demarcado, en cuyoescrito manifiesta que aun cuando no tie-ne gran importancia el terreno de cuyapropiedad se le pretende despojar con elamojonamiento llevado a cabo, no por ellorenuncia al derecho de que se encuentraasistido para reclamar contra tal opera-ción, como lo hace por medio de dicha so-licitud, fundándose en que por el Sr. Co-mandante de Ingenieros se ha faltado a loque obligan las referidas Instrucciones in-

vitando a esta Alcaldía para que nombra-ra un representante suyo toda vez que leaseguran que al Sr. Ingeniero que efectuóel amojonamiento no le acompañaba nin-gún vecino de esta localidad que pudieraostentar dicha representación para llevara efecto la fijación de los referidos mojonesentendiendo por tanto como propietariodel terreno de que se le pretende despojarcon la operación realizada que el repetidoamojonamiento carece de las formalidadesmandadas cumplir por el repetido R.D. ypor consiguiente debe declararse nula.

Al propio tiempo se hacen por elreclamante en el referido escrito ciertasaclaraciones sobre el estado pasado y ac-tual del referido Castillo manifestando porlas razones que aduce que la tradición yconcepto particular del Castillo nombra-do de la Duquesa o Sabinilla procede dela Sra. Condesa Duquesa de Arcos y basa-do en los demás hechos que en su escritoconsigna el reclamante niega que dichoCastillo pueda pertenecer ni a Guerra nia Hacienda ni al Estado y en cambio afir-ma que le pertenece a él con más derecho

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

Bastión.

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que a ninguna otra persona o entidad tan-to por venirlo poseyendo en precario des-de hace porción de años y haberlo cuida-do para evitar que fuera derruido comopor ser el más antiguo de los poseedores.

El propio Sr. Presidente manifestóque con vista del escrito de referencia hapodido comprobar que los referidos mojo-nes se encuentran puesto en la finca del re-clamante D. Diego Ferrer López sin que hayaconcurrido al acto ningún representante deesta alcaldía por no habérsele invitado paratal operación no obstante el oficio delExcmo. Gobernador Militar de esta provin-cia fecha 22 de julio último que copiadodice así “Para su conocimiento y el de susadministrados, y en cumplimiento de lo quepreceptúan las instrucciones que acompa-ñan al R.D. de 26 de febreropróximo pasado (D.O. nº 46)relativo a nuevas zonas polémi-cas asignadas a las plazas ypuntos fortificados y de aisla-miento de edificios peligrosos ypolígonos de tiro tengo el ho-nor de remitir a V.S. planos de-tallados de la zona correspon-diente al Castillo de ese pueblo;manifestando a V.S. con estemotivo que los hitos necesariospara el amojonamiento de lazona de ese Castillo se estánconstruyendo y a su debidotiempo invitará a V.S. para quenombre un representante suyoque asista a la colocación deellos por parte de la Comandan-cia de Ingenieros de esta pla-

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

za; cuyo oficio quedó cumplido por laAlcaldía a su debido tiempo en la partede publicidad para conocimiento de es-tos habitantes por medio del oportunobando, si bien debe hacerse constar, quehabla de la remisión de planos, siendoasí que no se acompañaba nada másque uno; por lo cual entendía que debie-ra acordarse por la presente Corpora-ción lo que considerara procedente.

El Sr. Concejal D. Pedro MonteroLópez previa la venia de la Presidenciaexpuso que le constaba que el Sr. Tenientede Carabineros de Infantería del Casti-llo D. Ramón Calleja García querién-dose amparar sin duda en la demarca-ción llevada a efecto del repetido Casti-llo y olvidando lo que preceptúa la letra“a” en su párrafo primero de las ins-trucciones aprobadas para el cumpli-

miento del enunciado R.D. ha dispuesto quepor su asistente se le dé de comer al caba-llo y que la alfalfa que con anterioridad ala fecha que se hiciera el amojonamientose encontraba sembrada en el terreno deD. Diego Ferrer López señalado como zonapolémica utilizando dicha alfalfa para suuso propio lo que parece demostrar en di-cho Sr. que a él pertenece el terreno demar-cado y la plantación que se encuentra en elmismo lo cual entiende el exponente cons-tituye un abuso máxime cuando aun nopuede ser firme el amojonamiento practi-cado y por tanto no puede tener derechosnadie a dichos terrenos ni menos a la plan-tación de D. Diego Ferrer López.

El Ayuntamiento en su consecuen-cia teniendo en cuenta las razones y fun-

Plano y perfil de las barracas cuartel de la playa de Manilvay Cala Carbón (Marbella).

Plano de alzado.

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CILNIANA 121

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

damentos que expone el solicitante y quepor la Comandancia de Ingeniero de Má-laga no se ha cumplido con el requisito deinvitar a la Alcaldía para el nombramien-to de un representante no solo olvidandoel ofrecimiento que se hiciera en el oficioprecopiado sino considerando letra muer-ta la obligación que terminantemente leimpone a ello las instrucciones aprobadaspara cumplimiento del R.D. de 26 de Fe-brero de 1913 en la parte “Demarcaciónde las zonas polémicas” y que entre el Cas-tillo de la Duquesa o Sabinilla y el cerca-do de la finca nombrada de SanBernardino de la propiedad de D. DiegoFerrer para el Camino Real de Málaga aSan Roque; visto lo que disponen las ex-presadas instrucciones y el reglamento de22 de Diciembre de 1880 por unanimidadacuerda hacer constar que debe declarar-se nulo el amojonamiento llevado a efectoo en otro caso que se rectifique el ya hechocon las formalidades mandadas cumplirpor dichas disposiciones, nombrándose unaComisión Mixta por la superioridad paraque proponga lo que proceda, y con res-pecto a los derechos que alega sobre elCastillo que nos ocupa el reclamante D.Diego Ferrer López se limita la corpora-ción a hacer constar que sabe lo viene uti-lizando dicho Sr. hace más de diez y ochoaños entendiéndose que lo hace en con-cepto de precario acordándose por últimoque para la resolución que proceda se re-mitan certificación de la solicitud presen-tada y de este acuerdo a los Excmos. Se-ñores Gobernadores Civil y Militar de estaprovincia...”

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Casa fuerte de la Sabinilla.

Plano del Castillo de Sabinilla.

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122 CILNIANA

Vista fachada de poniente del castillo de La Duquesa.

Consejería de Cultura, Junta de Andalucía. 1997HERRERA BERNAL, José y José Ignacio

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Notas

1 VÁZQUEZ C., Marcos: “El Castillo de la Duquesa”. En Loscastillos a través de la historia JORNADAS EUROPEAS DE PATRI-MONIO HISTÓRICO (1997, Andalucía). (Coord.) Dirección Ge-neral de Bienes Culturales. Ser-vicio de Investigación y Difusióndel Patrimonio Histórico.Sevilla. Consejeríade Cultura, Juntade Andalucía.1997, pp 193-194.

2 TEMBOURYÁLVAREZ, Juan: To-

rres almenaras (costa occidental, Málaga, Diputación Provincial,1975, p. 49. (Actualmente esta torre se encuentra dentro deun edificio del camping Chullera III. Sufre un gran deterioroal realizar los propietarios del edificio que la envuelve unaextracción de piedra para su vaciado).

3 VÁZQUEZ C. Marcos: “El Castillo de la ...”, Op. Cit., pp193-194.

4 Ibidem: pp 193-194.5 GIL ALBARRACÍN, Antonio: Las Fortificaciones de la costa

del reino de Granada (España). Estado de la cuestión. Biblio 3W.Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Univer-sidad de Barcelona, n.º 72, 1998. Disponible en www.ub.es/geocrit/b3w-72htm

6 MADOZ, Pascual: Diccionario Geográfico-estadístico-histó-rico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo XI (MAD-MUZ),Madrid, 1848. MAN., p 178.

7 Ibidem: p. 178.8 Esta nota ha sido extraída del cuaderno de 1766-67,

documento n.º 16, 32r-33v. del vaciado que hice de los pro-

tocolos notariales de Manilva cuando estaban en Estepona.En la actualidad se encuentra en el Archivo Histórico Provin-cial de Málaga. Protocolos de Manilva, Notario Fernando Ni-colás de Fricio en el cuaderno de Sebastián Vargas Machucade 1767.

9 MADOZ, P.: Op. Cit., Tomo XI (MAD-MUZ), Madrid, 1848.MAN., p 178.

10 CONTILLÓ, Juan Bautista: “Expediente que comprobarálos heroicos servicios hechos à la Patria por la villa de Casares en lagloriosa sublevación de la sierra contra los franceses desde el añode 1810 hasta de presente. Algeciras, 1813, pp. 33-34 y 43.

11 Archivo Municipal de Manilva. Libros deActas de Plenos. Lega-jo 1, Clasific. 1.1.1. de1885.

12 Arch. M. deMan. Libros de Ac-tas de Plenos. Le-gajo 2, Clasific.1.1.1. de 1913.

Plano de la primera planta del castillo de La Duquesa.

Plano de la cubierta del castillo de La Duquesa.

EL CASTILLO DE LA DUQUESA

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CILNIANA 123

n una escritura pública1, otorgada el día tresde agosto de 1782, ante el Notario de la Ciu-

dad de Marbella, Don Antonio María Ximénez,los esposos Don Esteban García Cárdenas, Regi-dor Perpetuo de la Ciudad, y D.ª Ana ÁlvarezMuñoz, protocolizaban una “Fundación e impo-sición de Memoria en obsequio de su MajestadSacramentado y del Santísimo Cristo de la VeraCruz”, cuyo texto es el siguiente:

“Notorio y manifiesto sea a todos los quela presente Escritura de Dotación e Imposiciónde memoria Vieren, Como Nos D. Esteban Garcíay Cárdenas Regidor perpetuo de esta Ciudad deMarbella y Doña Ana Alvarez y Muñoz marido yconjunta persona de dicha otra y Vecina de lamencionada Ciudad, precedida la venia y licenciaque de marido a mujer el Derecho dispone quefué pedida, concedida y aceptada en bastante

APÉNDICE DOCUMENTAL:

La Ermita del Santo CristoFernando Álvarez Cantos y Vicente Murillo Utor

E

En la geografía andaluza es muy común la trilogía Franciscanos–Imagen del Cristo de la Veracruz–Díade la Cruz. Aún hay ciudades en donde ello se conserva en su estado más puro (Granada, Coín, Alcalála Real, Arcos de la Frontera, Brenes o Lebrija). A través de la inserción de varios documentos (escritu-ras, Breves papales, juicios de conciliación) se demuestra la importancia de la cofradía de la Veracruz,que obtuvo para la ciudad la Gracia del Jubileo de cuarenta horas y cuyo primer año de celebración fue1782; y su conexión con la orden franciscana. Mediante los juicios de conciliación, se confirman lastensiones en el mundo de las cofradías, entre la Vicaría eclesiástica y los hermanos cofrades.

Ermita del Santo Cristo. Calle Ancha. Años 50.

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forma so expresa obligación que yo el dicho Sr.Esteban hago de haberla siempre por firme, y norevocarla en manera alguna de marido ambos odos juntos de mancomún, y por el todo in solidumrenunciando como expresamente renunciamos laLey de Duobus res debendos y el aumentica pre-sente hoc tua de fide iusoribus, y demás Leyes quedeben renunciar los que se obligan de mancomún:

Decimos: Que deseando llevar el particularafecto y expresa de-voción que siemprehan tenido a la San-tísima Imagen de Je-sucristo Crucificadoque con el título dela Vera Cruz se vene-ra en su Ermita y Ca-pilla pública CalleAncha de esta dichaCiudad extramurosde ella, y queriendoal mismo tiempo proporcionar esta devoción paracon los demás fieles y vecinos de este Pueblo a finde que por ella experimenten los copiosos benefi-cios que sin duda les dejará, a la manera que losotorgantes confiesan haberlos recibidos de la Po-derosa mano, no habiendo tenido como no tuvie-ron otro medio más eficaz ni proporcionado queel impetrar de la Santa Sede, Una Indulgencia Ple-naria para todos aquellos que Confesados,Comulgados y Contrictos visitasen dicho SeñorCrucificado en su Ermita el día tres de Mayo, quees en el que se celebra por la Santa Madre Iglesiala Invención de la Santísima Cruz, día también de-dicado por los otorgantes a la Celebridad de dichoSr., y en efecto concedida que fue la citada indul-gencia por el tiempo de siete años según apareceen el Breve dado en Roma en Santa María la Mayorpor N.M.S. Clemente P.P. Décimo cuarto (que deDios goce) A los catorce de Septiembre del añopasado de mil setecientos y setenta, fueron y hansido notorios los frutos de fervor concurrencia yaumento de devoción que en los mencionados sie-te años se tocaron; con cuyo motivo hicieron losotorgantes nueva súplica a dicha Santa Sede im-plorando a beneficio de los mismos fieles, y paraconsuelo de los devotos, no tan solamente la per-petuidad de dicha Indulgencia Plenaria, sino queesta fuese la del Jubileo de las cuarenta horas paraque de este modo no solo los habitantes de estaCiudad, sino también los de otros pueblos, pudie-ran lograr de la Indulgencia y demás beneficiosque proporciona tan Santo Jubileo, de cuya Graciase carecía en este Obispado a cuyas preces, aten-diendo con enseñanzas piadosas dicha Iglesia Ca-tólica, así la concedió por su Breve en Roma dadoen San Pedro a los trece de Marzo del año próxi-mo pasado de mil setecientos ochenta y uno, quepara la mejor validación, y perpetua memoria ex-

hibido por los otorgantes, literalmente con las di-ligencias a el incorporadas, es del tenor siguiente:

PIUS PP. VIAD PERPETUAM REI MEMORIAM

ad augendam fidelium et animarum salutencaelestibus Eclesis thesauris pia charitate intenti;omnibus, et singulis utriusque sexus Christi fidelibusvezé penitentibus, et confesis, ac S. communione

refectis, qui Orationiquadraginta orarumcontinuatorum, nonquem nisi nortistempore interpola-tarum, de licenciaordinarii, in Eclesiasua Cappella PúblicaEremitario nunct.Ssmi. Crucifixi de laVera Cruz et nunct.extra muros oppidi

civitatis parater nunct. de Marbella Malacitan Diocesisdie tertia mensis Maii instituien per aliquod temporisspatium devoté interficerint, et ibi pro ChristianorumPrincipum concordia herexu. extirpatione , ac S. MatrisEclesiae exaltatione pia ad Deum preces effuderint,plenariam omnium pecatorum suorum indulgentiam,et remisionem misericordiae in Domino concedimus.Volumus autem, ut vi alias Christi fidelibus inquocumque alio anni die promissa in dicta Eclesia peragen. aliqua alia indulgentia similis perpetuo, vel adtempus dondum elapsum duratura concepta fuerit,illa revocate sit, prites. apostolica autoritaterevocamus in contrarlione temporibus valituris. DatumRoma apud S. Petrum sub annulo Piscatoris. Die XIIIMarzi MDCCLXXXI Pontificatus Nostri Annoseptimo= J Card. de Couutiby.

Pasado por la Comisaría General de Gra-nada, en siete de Mayo de mil setecientos ochentay uno.=está rubricado.

Nos Don Manuel Ventura Figueroa Caballero GranCruz de la Real Distinguida Orden de Carlos Ter-cero, Arcediano, Dignidad de la Santa ApostólicaMetropolitana Iglesia de Santiago del Real Con-sejo y Cámara de S.M. Gobernador del Reino deCastilla y Comisario Apostólico General de la San-ta Cruzada, y demás Gracias en todos estosReynos y Señoríos= Por la presente y autoridadApostólica, que para ella tenemos, de que en esteparte usamos, y mediante la suspensión que porla Bulla de la Santa Cruzada, y Breves especialesse haya generalmente por esta a todas las Indul-gencias, la alzamos a las que N.M.S.P.PP. Pio Sex-to, por su Breve dado en Roma a trece de Marzopróximo ha concedido perpetuamente en favorde personas de ambos sexos, que habiendo con-fesado, y comulgado, asistiesen devotamente a

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Documento original.

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la oración de cuarenta horas continuas, y nointerpoladas, sino por tiempo de la noche, quecon licencia del Ordinario se ha de hacer en laIglesia, Capilla Pública de el Ssmo. Crucifijo de laVera Cruz extramuros de la Ciudad de Marbella,Diócesis de Málaga en el día tres del mes de Mayo,y allí rogaran a Dios por la paz y concordia entrelos Príncipes Cristianos, extirpación de las here-jías, y demás necesidades de la Iglesia, como máspor menor refiere el citado Breve, que original seexhibió ante Nos: y dimos licencia y facultad paraque se publiquen dichas Indulgencias, con tal deque no se puedan hacer, ni imprimir sumarios, nicédulas de ellas , sin permiso de esta superiori-dad, ni repartirlos, ni distribuirlos en este modo,ni otro, con pretexto de que se ganan por darlimosna en dinero, u otra especie, por estar pro-hibido por la Santa Sede, con presencia de que silo contrario se hiciere desde luego declaramos,que por el mismo hecho quedan suspendidas, ysin efecto las mismas Indulgencias, cuya publica-ción mandamos se ejecute sin solemnidad algu-na, y que los fieles para ganarlas han de tener elsumario de la Bulla de la Santa Cruzada de la Pre-dicación del año en que lo intentaren, porque deotra manera no las consiguen; y así se declare,pena de Excomunión Mayor. En cuya virtud ladamos, firmada con esta firma, sellada con el se-llo de nuestras armas, y refrendada por el Infras-crito Escribano de Cámara en Madrid a siete deMayo de mil setecientos ochenta y uno= D. Ma-nuel Ventura Figueroa=

En la Ciudad de Málaga a veinte y dos de Mayo demil setecientos ochenta y uno, el Sr. Don AgustínGalindo.-Presbítero Abogado de los Reales Con-sejos, Provisor y Vicario General de este Obispa-do habiendo visto el Breve antecedente pasadopor la Comisaria de la Santa Cruzada, por el cualconcede su Santidad Indulgencia Plenaria, y re-misión de sus pecados a todas las personas deambos sexos, que habiendo confesado, y comul-gado asistieren devotamente por algún espaciode tiempo a la oración de cuarenta horas conti-nuas, y no interpoladas, sino es por el tiempo dela noche, que con licencia del Ordinario se ha dehacer en la Iglesia, ó Capilla Pública del SantísimoCristo de la Vera Cruz extra muros de la Ciudadde Marbella en el día tres de Mayo de cada año: yallí rezaren a Dios por la paz, y concordia entrelos Príncipes Christianos, extirpación de las here-jías, y Exaltación de Ntra. Sra. Madre Iglesia, ycuya Pontificia concesión es perpetua: Mando seuse del referido indulto, y Breve Apostólico y daba,y dí licencia para la dicha oración de cuarenta ho-ras en la citada Capilla o Ermita , y así se publiquela expresada Indulgencia con arreglo al despachodel Excmo. Sr. Comisario Apostólico general de laSanta Cruzada, y lo firma Provisor Don AgustínGalindo=Miguel Herrera. Notario Mayor.

Que de concordar lo preinserto con sus origina-les el Infrascrito Escribano doy fe: que devolvióa los otorgantes, y por ello firmarán de su reciboy porque todo lo dicho no saciaría la intenciónde los otorgantes si después de haber experimen-tado el fervor, celo, devoción con que en estepresente año que ha sido el primero en que seha practicado dicho Santo Jubileo pudiese porfalta de dotación competente desmayar en algúntiempo esta tan particular memoria en que tantose interesa el beneficio común espiritual de lasAlmas; y el particular de los otorgantes, y su fa-milia y descendientes, deseando acudir a esteremedio, se han convenido con los Sres. Benefi-ciados de la Iglesia Parroquial de esta Ciudad asatisfacer, y pagar a dichos Sres. anualmente lacantidad de ocho ducados de vellón, quedandopor ello perpetuamente obligados dichos Sres.Beneficiados, que de presente son, y que en ade-lante fueren, a ir en Comunidad, y en forma deParroquia el día tres de Mayo de cada un año a laIglesia o Ermita del Santísimo Cristo de la VeraCruz, ya citada, y en la hora competente cele-brar, y beneficiar una Misa solemne en el Altarmayor, que es, donde se venera dicha Santa Efi-gie, como asimismo a manifestar y reservar a suMajestad Sacramentado con la asistencia debidaa este acto, en todos los tres días, y a la horacompetente en que se expusiere a este Sobera-no Señor con motivo de dicho Santo Jubileo se-gún la intención con que es concedido y prácticaobservada en estos actos, habiendo de verificar-se el completo de las cuarenta horas según, y enlos términos que se expresa en dicho Breve, sinque por la celebridad de dicha Misa solemne yasistencia, que va referida hayan de llevar, ni pe-dir mas estipendio, ni cuota, que los ocho duca-dos, que van señalados, en cuya atención los otor-gantes sabedores y ciertos de la obligación deque se constituyen hallándose por la divina mi-sericordia con caudal suficiente para esta dota-ción, sin que por ella perjudiquen en cosa algunaa sus herederos, como así lo confiesan, y sin queles haga falta para su sustento, a mayor honra ygloria de Dios, culto y veneración de la MajestadSacramentada, y de la Santa Imagen de Jesu-Christo Crucificado de la Vera Cruz, hacen per-petua imposición irrevocable, que el Derecho lla-ma fecha inter vivos, de los mencionados ochoducados de rédito anual a favor de los Sres Bene-ficiados de la Parroquia de esta Ciudad, para quecon ellos perpetuamente y en cada un año el díatres de Mayo, que es el primero del Jubileo de lascuarenta horas concedido a la precitada Ermitade dicho Santísimo Christo, y en el que los otor-gantes celebran la festividad de este Señor, secante una Misa solemne en dicha Iglesia y Altar ,según y como va referido, la que se ha de aplicarpor sus Almas, las de sus Padres, hijos, y demásdel Purgatorio, y para que asimismo concurran

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dichos Sres. Beneficiados y sea de su peculiar obli-gación asistir a exponer, y reservar en los díasque cupieren las cuarenta horas de dicho Jubileoel Santísimo Sacramento, que para este efecto seexpone a la veneración de todos los fieles, ha-ciendo de llevar por limosnas, estipendio, dichaMisa, como por su asistencia, los referidos ochoducados en que estamos convenidos, los mismosque con el propio acuerdo instituimos, impone-mos y cargamos sobre una heredad de tierras yArboleda, que con Casa y Cerca poseemos, comopropia, en lo inmediato a esta Ciudad y sitio quellaman el Prado, que linda por la parte de po-niente con tierras de Don Miguel Antonio Roldáno por el Norte con otras de Don Juan Cordero,por el Levante con el camino que va al Trapiche,y por el Sur con el que se dirige a las viñas de losManchones; libres de todo tributo, memoria, hi-poteca, señorío y obligación especial ni general,y que sobre si no le tiene, por tal la aseguramos:

En consecuencia de todo lo referido, ciertos, ysabedores los otorgantes de su derecho, y delque en este caso les aviso, confesando como con-fiesan por verdadera y cierta la antecedente rela-ción, de su libre y espontánea voluntad otorganpor el tenor de la presente por sí, y en voz, ynombre de sus Herederos, y sucesores que des-de ahora para siempre perpetuamente hacen im-posición irrevocable; que el Derecho llama intervivos, de dicho ocho ducados de rédito anual afavor de los Sres. Beneficiados de la IglesiaParroquial de esta Ciudad que son, y que en ade-lanten fueren, para que con ellos y en cada unode los años subsiguientes, el día tres de Mayo decada uno, que es el primero del Jubileo de lascuarenta horas concedido por N.M.S.P.PP. PIOSEXTO, que rige y gobierna la Iglesia CatólicaApostólica Romana a la Ermita o Iglesia del San-tísimo Christo de la Vera Cruz, que como dichaes se venera en su Capilla Pública Calle Ancha de

esta Ciudad, extra muros de ella y en elque los otorgantes celebran la festividadde dicho Señor, se cante, y oficie la Misasolemne que dejan manifestado, la quehan de aplicar por sus almas, las de susPadres, hijos y demás que estén el Pur-gatorio, y para que igualmente concu-rran, y sea de su peculiar obligación asis-tir a exponer y reservar en los días quecupieren las cuarenta horas de dicho Ju-bileo, el Santísimo Sacramento para cul-to veneración de todos los fieles, que ael concurran con la asistencia debida aeste acto llevando por limosna o esti-pendio así de dicha Misa solemne, comopor la referida asistencia los insinuadosocho ducados, que habemos de satisfa-cer, y nuestros herederos perpetuamen-te siendo la primera paga de la precitadacantidad el día tres de Mayo del añopróximo venidero de mil setecientosochenta y tres, y así los demás y subsi-guientes, y pedimos, y suplicamos a di-chos Sres. Beneficiados que son de laParroquia de esta Ciudad, y a los demásque les sucedieren admitan esta institu-ción de memoria, la aprueben y confir-men, hagan confirmar y aprobar y ano-tar en el Libro Maestro donde se anotantodas las memorias; como en la tabla,haciendo guardar, y que se guarden estainstitución en la forma referida: a la cualcomo por todo lo demás han de ser obli-gados los otorgantes, y sus sucesores envirtud de esta escritura y el juramentoen las parte en que lo diferimos, y cele-bramos dicha prueba aunque por Dere-cho se requiera al cumplimiento y vali-dación de cuanto dicho es, obligamosnuestros bienes y rentas, muebles y raí-

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Santo Cristo visto desde el Puente de Ronda. Años 50.

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ces habidos, y por haber, y sin que la obligaciónespecial vicie, derogue, ni perjudique a la gene-ral, por el contrario obligamos, y especialmentehipotecamos la citada heredad de tierra declara-da la cual dejamos gravada, y especialmente hi-potecada, con pacto absoluto prohibitivo de todaenajenación sin la carga de los ocho ducados dememoria perpetuas que sobre ella llevamos im-puesta, la cual ha de ser nula y de ningún valor,ni efecto, damos poder cumplido a los Sres. Jue-ces y Justicias del Rey Nuestro Señor para quenos lo hagan cumplir como si fuese por senten-cia definitiva del Juez competente dada y pasadaen autoridad de cosa juzgada; renunciamos to-das las leyes, fueros y derechos de nuestra de-fensa y favor con la que prohíbe la generalrenunciación de leyes en forma. y Yo la dicha D.ªAna Alvarez y Muñoz expresamente renuncio lasdel Emperador Justiniano, auxilio del VelejanoSenado Consulto, Nuevas Constituciones, Leyesde Toro, Madrid y Partida, y las demás de mi fa-vor, de cuyos efectos he sido advertida por elpresente Escribano y como sabedora las renun-cio, y juro por Dios Nuestro Señor, y a una señalde Cruz, que en toda forma hago, que no meopondré contra esta Escritura por mi dote, arras,bienes parafernales, hereditarios, ni mitad de misaplicados, ni por otro derecho que me asista, ydeclaro que para el otorgamiento de esta Escri-tura no he sido compulsa, ni ha apremiado porel dicho mi marido, ni por otra persona en sunombre, sino que la otorgo de mi libre y espon-tánea voluntad por efundirse mi pro y utilidad, yque de dicho juramento no he pedido, ni pediréabsolución, ni relajación a quien me lo pueda con-ceder, y caso de que motu propio me sea conce-dido de el no usaré pena de perjura: En cuyo tes-timonio así lo otorgamos y firmamos como porhaber recibido los originales de los documentospreinsertos en esta Escritura que es fecha, y ponos otorgadas en esta Ciudad de Marbella a tresdías del mes de Agosto de mil setecientos ochentay dos años, a la cual fueron presentes por testi-gos Don Francisco Muñoz, Don FranciscoVelázquez, Clérigos Presbíteros y Don Bartolomédel Castillo Santa Cruz, Regidor Perpetuo de estaCiudad, y todos vecinos de ella: e yo el Escribanodoy fé, conozco a los otorgantes, y que se otor-gó a presencia de mí, y de dichos testigos, y anteestos requerí a los interesados sacasen Copia deesta Escritura y la registrasen en el Oficio de Hi-potecas, según está prevenido por PragmáticaSanción, y la pasasen a el Archivo de los Sres.Beneficiados de esta Ciudad de que quedaronentendidos=Esteban García Cárdenas=AnaAlvarez Muñoz=Antonio María Ximénez».

En el testamento2 otorgado por el alcaydey regidor Alonso de Bazán, el día 8 de junio de1568, en una de sus mandas dispone “.... a cada

Cofradía de esta Ciudad un ducado y a la de laVeracruz dos ducados”.

En el testamento3 de Fernando de Bazánhijo y heredero de Alonso de Bazán, otorgado eldía 21 de abril de 1579, en una de sus mandasdispone “...a cada Cofradía de esta Ciudad me-dio ducado y la cofradía tres ducados, digo a laCofradía de la Veracruz”.

Asimismo, en el testamento otorgado porD. Juan de Porras, ante el Notario de la Ciudadde Marbella D. Luis de Alcocer, el día 8 de febre-ro de 1738, el testador dispone “que mando quede mis bienes, se dé limosna al Santo Cristo de laVera Cruz, de 30 reales......”4.

En las Respuestas Generales de la Ciudadde Marbella, en la contestación a la número 39,el día 4 de septiembre de 1752, se responde “...er-mita dos en el Barrio, ambas en la C/ Ancha y deesta la una con el título de Santísimo Cristo de laVera Cruz.....”5.

En los testamentos otorgados por D. Luisde Cantos y D. Mateo de Cantos, ante el Notariode la Ciudad de Marbella D. Antonio MaríaXiménez, los días 21 de julio de 1788 y 13 de

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Iglesia del Santo Cristo tras la Guerra Civil.

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marzo de 1789, ambos se declaran “hermanosde la Hermandad del Rosario”6.

Teníamos la certeza de la existencia de lamencionada Hermandad, pero no podíamos ubi-car su sede. Pero en los documentos correspon-dientes al Trienio Liberal (1820-1823); y en losdocumentos relativos a los Juicios de Concilia-ción7; gran invento de nuestra Constitución de1812; encontramos los siguientes:

En la Ciudad de Marbella a diez días del mes deEnero de mil ochocientos veinte y dos años: anteel Sr. Alcalde Primero Constitucional Don RafaelAlcocer, compareció Fernando Barragán asocia-do con su hombre bueno Don CristobalVillalobos convocando a juicio de conciliaciónal Sr. Vicario Eclesiástico Don José Martín y Can-tos que asimismo está presente con su hombrebueno Don José Escobar: Sobre que el día pri-mero del año se celebró en la ermita del SantoCristo cabildo para elegir mayordomo de la her-mandad del Rosario, en cuyo acto mediaron va-rias circunstancias por las cuales el exponentediciendo que no se celebraba dicho Cabildo, pi-dió testimonio del acto, y el Sr. Vicario le con-testó se fuera a la mierda, ojo de culo; quieneres tú para que yo te dé testimonio=

Oída la antecedente relación por el Sr. Vicariodijo: Que no debe contestar a la queja que se dacontra él como procedente de actos efectuadosbajo la investidura de Juez Eclesiástico para losque las Leyes tienen detallado su Tribunal com-petente; dirá sin embargo y en obsequio a laverdad y de la paz que es tan propia de su Minis-terio que no tiene presente las expresiones in-moderadas de que se le acusa, y si alguna dijoen el conflicto en que le pusieron los hermanoso cofrades de la hermandad del Rosario fue rela-tiva al testimonio que se le pidió por el Barra-gán de un acto que no se había formalizado, yno a su personas. Y los hombres buenos fuerondel dictamen, que mediante la cortedad del agra-vio que resulta debe en su concepto darse porconcluido el acto, porque el Sr. Vicario ha mani-festado no fue su ánimo ni su expresión, un agra-vio directo a la persona del Barragán. Y habién-dose convenido el Fernando Barragán con el dic-tamen de los hombres buenos. El Sr. Alcaldemandó imponer perpetuo silencio sobre el par-ticular, ahora ni en tiempo alguno, y lo firmódicho Sr. con los concurrentes.= RafaelAlcocer=José Martín y Can-tos=FernandoBarragán=Cristobal Villalo-bos=José María Es-cobar8.

En la Ciudad de Marbella a veinte días delmes de Enero de mil ochocientos veinte y dosaños ante el Sr. Alcalde Segundo Constitucional

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D. Luis Mazoti compareció Don Ignacio Romeroasociado con su hombre bueno D. Diego Merinoconvocando a Juicio de Conciliación a D. JoséMartín Jiménez que asimismo está presente consu hombre bueno D. Francisco Granados. Sobreque en el día que se convocaron los Hermanosdel Rosario para celebrar Elecciones, hizo el ex-ponente la pregunta que en quién paraban lasllaves del arca, a las cuales no estaban presenteslos Hermanos Mayores que confesaron que ellosla tenían, y al Sr. Vicario en aquel acto le dijo elSr. Don José Martín que no hiciera caso en razónde hallarse bebido. Oído la antecedente relaciónpor el Sr. José Martín Jiménez dijo: Que su pro-posición fue la de decir, Sr. Vicario no haga Vd.caso que el Sr. es preciso que esté bebido cuan-do se produce en esos términos. Y los hombresbuenos expusieron que mediante no ser palabradenigrativa la expresada por el Sr. Don José Mar-tín, fueron de dictamen que se sobresea el parti-cular. Y el Sr. Alcalde mandó poner perpetuo si-lencio al particular mediante a la que queda delasunto que se ventila, y lo firmó con los Sres.concurrentes.=Luis Mazoti=Ignacio Rome-ro=Diego Merino=Francisco Granados=JoséMartín Jiménez9.

Notas

1 Archivo Histórico Provincial de Málaga (AHPM). NotariosMarbella. Legajo 4.919.

2 Archivo Municipal de Marbella (AMMb), Fondo Bazán,“Testamento de Alonso de Bazán”, 1568. Sig. 371-H-1.

3 AMMb, Fondo Bazán, “Testamento de Fernando deBazán”, 1579. Sig. 371-H-2.

4 AHPM. Notarios Marbella. Legajo 4.914.5 Marbella 1752. Según las Respuestas Generales del Catastro

de Ensenada (Estudio Introductorio de Francisco López Gonzálezy Lucia Prieto Borrego), Cilniana, Marbella, 2001.

6 AHPM. Notarios Marbella. Legajo 4.9187 Los artículos 282-283 y 284 de la Constitución de Cádiz

1812, regulaban los Juicios de Conciliación para negocios civileso por injurias. El Alcalde con los hombres buenos, oía al deman-dante y demandado; oía el dictamen de los hombres buenos y silas partes se aquietaban en la decisión extrajudicial, dictaba re-solución para terminar el conflicto. Nadie podía entablar pleitosin que constara que se había intentado la conciliación.

8 AMMb, Caja 99-H, pieza 3. Don Rafael Alcocer fue alcalde11. Constitucional el año 1822; Coronel retirado del Ejército.D. José Martín y Cantos fue Vicario Juez Eclesiástico el año 1822;la Ciudad de Marbella tenía una Vicaría de las ocho Vicaríasque tenía la Diócesis. D. Fernando Barragán, vecino de la C/Ancha y de profesión Barbero. D. Cristobal Villalobos fue Alcal-de 11.Constitucional en el año 1821, Capitán retirado del Ejer-cito. y poseedor del Mayorazgo de los Domínguez por matri-monio con D.ª Nicolasa Domínguez. D. José María Escobar, Abo-gado, Promotor Fiscal y Suplente a Cortes Generales en el año1822.

9 Archivo Municipal de Marbella, Caja 99, Pieza 3.-D. LuisMazoti fue Alcalde 21.Constitucional en el año 1822 ySubteniente del Ejercito. D. Ignacio Romero, vecino de la C/Dolores y de profesión Cirujano. D. Diego Merino fue Presbíte-ro Beneficiado. D. Francisco Granados fue Alcalde 11.Constitu-cional en el año 1820, Teniente retirado del Ejercito y vecinode la C/ San Juan de Dios. D. José Martín Jiménez, vecino de laC/ Aduar y de profesión Herrero.

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PUBLICACIONESDE LA ASOCIACIÓN CILNIANA

Libros

• PRIETO BORREGO, L.: Aproximación bibliográfica: Marbella y la Costa del Sol Occidental,

1997 (agotado).

• I Jornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella, 2000

• II Jornadas de Patrimonio Histórico Local de Marbella, 2001

• Marbella 1752: según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (con estudio

introductorio de FRANCISCO LÓPEZ GONZÁLEZ y LUCÍA PRIETO BORREGO), 2001

• ROMERO DOMÍNGUEZ, A.: El Hospital de Santo Tomás. I. La Capilla de San Pedro

y San Pablo de la Colegiata de Belmonte (en prensa)

Catálogos• III Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El casco antiguo", 1998

• IV Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: La fiesta", 1999

• V Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El deporte", 2000

• VI Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: El Turismo", 2002

• VII Exposición de Fotografía "Imágenes de Marbella: La mar", 2002

• VIII Exposición de Fotografía “Imágenes de Marbella: El campo”, 2003

• El Paso de Istán, 2000

• “ANTIGUO SISTEMA DEFENSIVO: Torres, Fortalezas y Castillos de la Costa Occidental

Malagueña”, 2002

Revistas• Nº 8, 1996 (agotada)

• Nº 9, 1997

• Nº 10, 1998

• Nº 11, 1998

• Nº 12, 1999

• Nº 13, 1999

• Nº 14, 2001

• Nº 15, 2002

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NORMAS DE PUBLICACIÓN

1.- Los autores enviarán una copia del artículo en disquete duro (preferentementeen Word) y otra copia en papel (formato folio UNE A4) a la siguiente dirección: Cilniana.Centro de Adultos, c/ Miraflores, n.º 4, 29600 Marbella.

2.- Los trabajos tendrán un máximo de 30 folios a doble espacio. La extensiónindicada incluye el texto del artículo y las referencias bibliográficas o notas, que irán alfinal. No se incluirán en esta extensión las dos páginas que a continuación se señalan:

–Una primera página, no numerada, en donde conste: el título del trabajo; elnombre del autor o autores; profesión o, en su caso, título académico; la dirección, y unresumen del contenido con un máximo de 12 líneas.

–Una última página, no numerada, con un máximo de cinco frases a destacar deltexto.

3.- Las notas al final irán numeradas correlativamente, con la siguiente secuencia:–En el caso de obras, apellidos en mayúscula del autor citado; nombre con la

primera letra en mayúscula, o, en su caso, la inicial mayúscula del nombre; título dellibro (en cursivas); ciudad, editorial, año, y página o páginas a que se refiere la cita.

Ej. POLO, J.: Manifiesto ortográfico de la lengua española, Madrid: Visor, 1997, pp.27-28.

–En el caso de que se trate de un artículo, en primer lugar se citará el nombre delautor o autores, título del artículo [entre comillas latinas (« »)], seguido del nombre delautor, editor o compilador de la obra, si lo hubiere; nombre de la revista o título dellibro o monografía (en cursivas); ciudad, editorial, año y página o páginas.

Ej. de artículo citado en libro:FONTANA, J.: «La historiografía española del siglo XIX: un siglo de renovación

entre dos rupturas», en S. CASTILLO (coord.) : La historia social en España. Actualidad yperspectivas, Madrid: Siglo XXI, 1991, p. 328.

Ej. de artículo citado en revista:PÉREZ-PRENDES, J. M.ª: «Cortes de Castilla y Cortes de Cádiz», Revista de Estudios

Políticos, n.º 126, noviembre-diciembre (1962), pp. 419-428.

4.- Los documentos gráficos (mapas, gráficos, fotos, etcétera) irán numerados enla parte posterior, secuenciándolos, y deben incluir los pies de foto correspondientesen la parte de atrás o en hojas adjuntas.

5.- Los textos no incorporarán sangrías ni tabuladores, y los interlineados einterletrajes serán normales. El tipo de letra debe ser times new roman, cuerpo 12. Lostítulos, subtítulos y ladillos se diferenciarán sólo por el tamaño de la letra. Las citastextuales se diferenciarán con comillas y letra cursiva. No deben incorporarse subraya-dos ni negritas.

6.- En el caso de que se tenga que incorporar bibliografía, sólo se hará cuando nose haya optado por el sistema de notas al final. Esta bibliografía se incluirá al final delartículo, ordenada alfabéticamente y según la secuencia descrita en el punto 3.

7.- Los trabajos presentados a la revista deberán ser preferentemente inéditos; encaso contrario, incluirán la descripción de la publicación en donde se hizo por primeravez, así como la fecha de la misma.

8.- El consejo de redacción resolverá en un plazo máximo de tres meses su publi-cación o no, comunicando el número en el que aparecerá el artículo.

9.- Cada autor recibirá dos ejemplares de la revista en que se incluya su artículo.