CAPITULO 11

LA ECONOMIA DEL DESARROLLO

1- SOBRE LA SIGNIFICACiÓN ECONÓMICA DELDESCUBRIMIENTO.l

"Ya lo he dicho antes; es preciso transportarse al sigloXV para asistir otra vez al nacimiento de la razón. Elespíritu de descubrimiento y de conquista que empezó adespertarse en el ánimo de los portugueses, genoveses yespañoles, es el primer paso que da una civilización másgeneral. El monstruo del cabo de las tormentas huyedespavorido ante el bajel de Vasco de Gama, y deja francospara los europeos los perfumes de la Arabia, y la riqueza dela India. Las columnas de Hércules, que cerraban el lado deOccidente, se abren para dejar paso a Colón, y aparece unnuevo continente. El atrevido Magallanes da él primero lavuelta al mundo, después de haber atravesado más dequince mil leguas del Océano. Nada quedó por hacer: alcabo de un siglo estaba saciada la sed de señalarse enestas peregrinaciones y aventuras peligrosas, y el genio dela navegación dormía en paz sobre sus propios laureles.

Pero es mucho para notar, que este mismo ardor quearrastraba a tantos ilustres viajeros en pos de un altorenombre, y no sé si diga, que hasta la misma avaricia quelos exponía al furor de las olas y a la incertidumbre de unasuerte dudosa, contribuyó poderosamente a acelerar losprogresos de las naciones. Para alcanzar las produccionespreciosas de la naturaleza salvaje, era preciso dar encambio otras producciones de la naturaleza culta; paraexplotar y conseguir esas preciosidades y riquezas, erapreciso trabajo; para hacer fructuoso el trabajo, laconcurrencia de muchos. Con esto se despierta el estímulo,se despierta la emulación, se despierta el interés individual;

Acosta, Cecilio.- Obras Completas, p. 18,19 Y 20 - Tomo 1- Ed. 1989.

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y no fue menester más para que de esa fermentaciónuniversal en que hervía Europa toda, naciese el comercioque estaba llamado a cubrir el mar con sus blancas lonas,a mandar en el mar como único rey, y a llevar los beneficiosde la religión, de las artes y las letras de un cabo al otro delmundo.'

Ancho campo de meditación y de crítica se abre a lavista del observador que fija sus miradas en esta épocaventurosa. Con el descubrimiento de los bosquesencantados del Nuevo Mundo, donde los ríos llevan arenasde oro-y los árboles destilan miel; con la apertura del pasode Levante, que debía hacer comunes las riquezas quesirvieron un tiempo de lujo en los palacios de Darío, y sevieron alguna vez como por gala en la corte opulenta de lacorte de David"; con la conquista de tantas islas y de uncontinente tan vasto; con la facilidad de alcanzar lasmercaderías que en los gloriosos días de Tiro se vieronfrecuentemente en sus ferias; y sobre todo, con el señoríoy supremo dominio de los mares que ya de hoy más nodeberían ser ni un abismo para tragarse los hombres, ni unaledaño para los pueblos, la suerte de la humanidad, puededecirse, que logró arribar a un punto de donde no debíaretroceder. La naturaleza empezaba a ser su patrimonio, yel estudio de la naturaleza su mejor ocupación.Desengañado el hombre, al fin de tantas miserias, de que sisele hizo el primero de los seres, fue para que losdirigiesea su antojo, y de que si se le había dado el estímulo de lafelicidad, fue para que la buscase, a lo menos en parte, en

Aunque la propiedad del imán se descubrió desde el siglo XIII, susdeclinaciones novinieron aconocerse sino muy tarde. Hay autor que poneeste suceso al cabo de los tres siglos.

La reina de Saba llevó a Jerusalén, en tiempo de Salomón, aromas, oroy piedras preciosas de su tierra.

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el planeta que se le dio para habitar; ¿cuánto no debió deser su asombro al ver que el comercio le ponía en posesiónde ese reinado, y le entregaba en sus propias manos losmedios para conseguir esa felicidad? El fue quien acortó lasdistancias y acercó las costas; quien halló las minas y lasexplotó; quien hizo los cambios y acumuló los capitales; él,en fin, quien haciendo un mercado universal de todos lospaíses del mundo, llevó a él el oro de Ofir, los diamantes deGolconda, el sinamomo de Siria, la mirra destilada de Dan,y de Mosel, los aromas exquisitos de Saba y las maderaspreciosas de América.

Todo es providencial en el orden admirable queencadenan los sucesos humanos".

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2. "INSURRECCION y DESARROLLO"1

"La nueva forma que se ha dado a los gobiernos, unidoesto a las ideas que ha propagado la filosofía, ha llevadootro convencimiento a los ánimos de todos; es decir, que yano se debe matar para crear, ya no cabe destruir en vezde reformar; o dicho de otra manera, para que lo entiendanlos pueblos, no se puede defender, como se ha pretendidoen algunos papeles sediciosos, lo que ellos llamabanbárbaramente el derecho a la insurrección, no se puedeni siquiera proponer sino como un crimen de lesa sociedad,como el crimen más abominable. Porque claro es, que si elobjeto de la imprenta es ilustrar para mejorar, propagar lasnuevas ideas y las nuevas necesidades también paramejorar, y todo para mejorar, búsquense esas mejoras enlas renovaciones periódicas y en las elecciones frecuentesque rejuvenecen el cuerpo social sin conmoverlo, no sebusquen en las revoluciones y sacudidas que lo aniquilanpoco a poco, y concluyen con matarlo. Es una ley de todoslos seres de la naturaleza, buscar la vida; y si la vidaconsiste, como es así la verdad, en la conservación y en eldesarrollo tiene todo lo que se opone a la conservación,que es la muerte súbita, como asimismo cuanto se opone aldesarrollo regular, que es la muerte paulatina, o lostrastornos violentos. En los cuerpos políticos, sobre todocomo están hoy constituidos, es donde debemos aplicaresta ley en todo su lleno; porque su quebrantamiento traemalessin cuento, y los males de las naciones son inmensos,y más que esto de larga duración".

Acosta, Cecilio. Extracto en "Libertad de Imprenta" - Obras Completas ­Ed. 1982 - p. 61-64.

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3- "DEFINICION DE LA SITUACION DE VENEZUELAENRELACION CON SU ESTADO DE DESARROLLO"

(Febrero de 1847)1

"( ... ) Es preciso no perder de vista nuestro estadopresente, como nación, para conocer la verdad de lo queacabamos de decir, como asimismo la justicia y laconveniencia de la reforma que solicitamos. Venezuela esun país pobre, con pocos pobladores, y esos desparramadosen un ancho territorio; con artes por aprender; con suagricultura principiando; con un comercio limitado y pobrecomo esa agricultura y apenas reducida a traficar de puebloa pueblo ... ; en fin, con todo por hacer, nada completo. Losveneros de riqueza están en nuestro seno, pero incultos,sin ponerles la mano y la bondad y feracidad de nuestrosabiertos campos no ansían más que la tala y simiente paraempezar a producir. ¿Y qué se necesita para esto? Unacosa más: crear los hábitos de trabajo, y arraigarlos alpropio suelo; y para crearlos y arraigarlos, fuerza escomenzar por enseñarlos.

Con lo cual nos parece indicada ya, y aún probada laconveniencia de la reforma de incrustar el conocimientopráctico de artes y oficios en la asignación de la enseñanza.y no tenemos, después de esto, que se nos salga al pasodiciendo torpemente, que ponemos trabas a los adelantosde la civilización. Lo primero, porque nada quitamos nipretendemos que se quite a la enseñanza, quedando

Acosta, Cecilio.- Extracto de "Reforma de las Leyes 11 y 111 del Código deInstrucción Pública", en Cecilio Acosta, Obras Completas, pp 73-74, Tomo1. Junto con lasiguiente nota de la edición : "Publicado en "EL CENTINELADE LA PATRIA", NlI 42 (Caracas, febrero de 1947). No se incluyó enObras. Fue recogido en el Vol. 9 de la Colección Pensamiento PolíticoVenezolano del Siglo XIX (Caracas, Ediciones de la Presidencia de laRepública, 1961). Nota de la Comisión Editora".

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reducido" cuanto proponemos a que se ágregue a loespeculativo lo práctico; y lo segundo, y es sobre todo,porque en la marcha regular de los pueblos, primero está elser felices que el ser sabios. Sí hay en las cosas, y más omenos en la utilidad que las mide, hay cierto linaje deconocimiento que se deberían llamar de primera necesidad,porque procuran subsistencia y bienestar; y otro linaje quees meramente secundario, ora porque supone la existenciadel primero ora porque no sirve sino a contentar el lujo yvanidad de las naciones".

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4- EL TRANSPORTE EN LA EPOCA DE ACOSTANOTA SOBRE "BAGAJES"1

La denominación "BAGAJES", cubre un sistemaordinario de transporte, usual en la época contemporáneade Acosta. La organización prestaba servicios de carga aparticulares y aún a unidades del Estado, como el Ejército.

Se trataba de empresas de particulares, propieterlos .de arreos de mulas y burros.

El texto de Acosta que sigue se refiere a ese interesanteservicio.

BAGAJES

En este punto ha desplegado el Gobierno Superior delEstado un celo exquisito, a que han sabido corresponderdignamente las autoridades subalternas. Los bagajes deque ha habido necesidad para el ejército, se han llamadoa ajuste, y unas veces comprados, otras alquilados, hanpasado a manos del Gobierno Nacional con la voluntad desu dueño, todo de acuerdo con la ley vigente y en respetoa la propiedad. Se ha tenido el mayor cuidado en ladevolución , se ha cumplido lo estipulado, y nadie haquedado menos que contento.

No se han visto madrinas de bestias ajenas, arreadascontra la voluntad de su dueño por las calles.

No se ha visto hacer apear a nadie de su cabalgadurapor la fuerza.

Acosta, Cecilio. Obras Completas. Edición 1908.

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No se ha visto desaparecer las especies sin que-lospropietarios conserven otra cosa que el estéril derecho deuna ahogada queja.

Es bueno no omitir esto, para que se note la diferenciaque va de tiempo a tiempo, y cuanto es más ventajoso elactual. Y sépase también que este mejoramiento, aunqueno es obra de todos, es para todos.

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5- INMIGRACION1

Caracas, marzo 25 de 1855

Señorpresidente de la Sociedad de Agricultores de Caracas:

Un objeto de alta importancia social es causa de quenos dirijamos hoya la sociedad que usted tan dignamentepreside. Hérnosla visto empeñada con el más patrióticocelo en la dirección y fomento de los intereses más carosdel país; y en la admiración que nos .inspiró una conductatan generosa como ésta, sentimos nacer en nosotroshalagüeñas esperanzas de un venturoso porvenir. Si todoslos ciudadanos, si todos los gremios, si todas lascorporaciones hicieran lo mismo, si un día se pensara portodos en que República quiere decir cosa de todos, en queno hay progreso sin espíritu público, ni espíritu público sinapreciación de las necesidades comunes, condesprendimiento de las aspiraciones personales; díavendría, y no lejos, en que viéramos grande, próspera y ricaa la Nación.

Por lo que a nosotros toca, parecemos habernos puestodel lado donde se encuentra indicado, y podemos decirescrito, el destino de su dicha. Con el fin de promoverla enlo posible, y animados asimismo por el deseo de la nuestra,nos hemos asociado con el propósito de introducir a.Venezuela inmigración europea capaz para el trabajo, yespecialmente canaria, tan conocida esta última en el país,así como tan solicitada por sus hábitos de trabajo, suhonradez industrial, y la facilidad de aclimatarse, por laComunidad de la lengua, la religión y las costumbres.

Acosta, Cecilio.- Redactó, aunquefué Firmado: Manuel Quintana, AntonioPérez Silva, Herrera Hermanos. Se incluyó en Obras. (Tomo IV, pp 65­73), Según Nota de la Comisión Editora

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Nuestro primer paso, después de nuestra idea, fuedirigirnos a las Cámaras Legislativas por medio de esarepresentación que nos permitimos acompañar a usted encopia, para que la Sociedad Agrícola .vea el tamaño de laempresa, los motivos que la han creado, y el blanco a dondese dirige, las causas que reclaman la necesidad de unacooperación eficaz por parte del Poder Público, y en lascausas de malestar, y en la historia de esas causas, comose ve todo de relieve, el único camino abierto, que es el quenosotros proponemos, de encontrar por fin remedio cierto.

No podemos decir que hayamos encontrado tibioacogimiento, antes por el contrario fácil acceso y hastaferviente entusiasmo por parte de la RepresentaciónNacional. Pero todavía hay mucho que hacer para ponerlaa ella en aquel grado, no diremos de convencimiento, quesí tiene, sino de decisión, que debe tener en una ideasemejante. Los cuerpos deliberantes tienen algo en que separecen al mar: como él no se conmueven fuertemente,sino cuando soplan recios los huracanes: un vientecito levelevanta acaso una ola, y abatida ésta, no hay más nada.Pudiera suceder (haciendo aplicación a nuestro caso), quese viese en él un negocio particular, y que abundando talvez la persuasión, faltase aquel calor vivificante, aquelestímulo poderoso, aquella inspiración colectiva, aquellascien voces de la opinión, único agente que de ordinarioconmueve las asambleas numerosas.

Por temor de que esto suceda, y con la esperanza deque acaezca lo contrario, es que nos hemos puesto encomunicación con la Sociedad que usted dirige, corporaciónrespetable, gremio .importantísimo que puede autorizarnuestra idea, dándole no excelencia, sino popularidad ynombre. De esta manera, acogida, apoyada, recomendada,aparecerá ante las Cámaras como un pensarnlento nacional;y allí ya ella, con estas fuerzas, puede nutrirse en prtnclplo

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devida, y salir a luz por fin. No decimos que el Congreso nola adoptaría por sí mismo; decimos solamente que él laadoptará de mejor grado, conforme esté más generalizada,yen especial si encuentra el arrimo de la Sociedad Agrícola:en lo cual bien se ve el respecto que manifestamos, y laapelación que hacemos a su buen seso, a su categoría yasu influjo.

La necesidad de la inmigraoión no ha menester pruebas.Desde la fundación de la República, a vista de los elementosque entonces existían, todos coloniales, no ha habido másclamor que ese. Hoy todavía es mayor, si cabe, por elestado de desfallecimiento, de muerte casi a que se hallareducido el único manantial de los ingresos públicos yprivados. Las costumbres primero, las leyes luego, y porúltimo, ciertos principios de buen parecer, pero de malísimacondición, porque estaban divorciados de la madre comúnde todos ellos, que es la experiencia, han tenido gran parte,puede decirse que toda, en la creación y conservación deun estado del país, como el actual, que no es el de lanaturaleza, que no es el del destino, que no es el delprogreso y bienestar de una nación. Da lástima ver a lanuestra, mendigando industrias, trabajo, trabajadores, artes,artefactos, hasta primeras materias, con tener en su senotodas la galas y pompas de la región intertropical; y tandesvalida y pobre, que, con campos de bendición hamenester rogar le den el pan de su alimento. Los terrenos,eriales; las plantaciones, sin cultivo; los derechos, enormes;los gastos de producción, devoradores; el pobre labradorno tiene a su vista otra cosa que obligaciones que cumplir,y un suelo que riega con sus lágrimas, y que no le acude, ensazón, con cosechas de recompensas.

Si hubiera de presentarse en un cuadro el estado deVenezuela mirada por esta faz desu historia económica,sería fácil hallar a la mano varios colores que dejarían ver

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en cada error un desengaño, y en cada desengaño unalección de la experiencia. No culpamos: contamos; hacemoscomo el viajero, que al pasar observa, coge y guarda. Lasnaciones se prueban como los metales: hay una época deerrores: la verdad viene después. La vida colectiva, como lavida individual, es lucha, y no más; y esa lucha es laescuela. Hoy sabemos más, y sabemos porque nos hanenseñado los extravíos. Sin trabajadores al principio, sinartes que sirviesen de ejemplo, sin hábitos de trabajo, sinleyes de fomento (si no se admite la palabra protección)para algunos ramos con otras que quitaban el valor a lapropiedad, con algunas que desequilibrando por un pesoficticio los proventos de las industrias, hacían inclinar labalanza del lado del dinero, sin comunicaciones fluviales niterrestres, y por último, con la abolición repentina, si biennecesaria y santa, de los brazos del cultivo, el resultadodebía ser la ruina de éste, el desconcierto de la sociedad,y la miseria de la nación. Ahora no tanto, mañana, se sabráhasta dónde llega lo grande de la crisis, si no se ocurre coneficaz y pronto remedio. Las medidas que conmueven 105

pueblos de alguna manera, son como ciertos golpes, que alfin es que mas se sienten.

Por lo mismo que se nota ya tan cerca el mal, laprudencia está en ocurrir presto a su cura, y la mayor detodas es la inmigración. No puede decirse que ésta no hayasido llamada y promovida en la Legislación; pero losresultados no han correspondido. LosEstados Unidos abríanpor el mismo tiempo sus puertas, tenían industrias, cam­pos, talleres, movimiento de agitación industrial; y esto porno hablar de otras causas que estaban en la condición y lascostumbres del país, ha sido bastante para que no hayanafluido aquí, ni todas la manos ni todos los trabajadores quehabemos menester. Los pocos que llegaban, ligados acontratos forzados con el propietario que los tomaba para sípara pagarle el pasaje, se disgustaban de su estado, y

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disgustaban Y desalentaban a los otros que se habíanquedado en la patria común. La opinión influye más de loque se cree en las cosas humanas: una idea difundida, unrumor, falso siquiera, precipita o para un acontecimiento:según lo cual, no es de extrañar, que desacreditada de estamanera la introducción de extranjeros, Venezuela noalcanzase el fruto de sus esperanzas y esfuerzos.

Preciso es, según lo que se acaba de exponer, dar untiento a la fortuna por otro lado, llamar los inmigrados ydejarlos libres, abrirles nuestros puertos, y permitirles quecontraten como quieran; y he aquí justamente el blanco adondese endereza nuestro propósito y el pensamiento queexplica la manera de hacer nuestra especulación.

Cualquiera que se haga de esta clase con una basediferente, no puede conducir a buen término, sino a la ruinacierta de los empresarios. O no vendrían los extranjeros, ode venir se volverían huyendo, no al hecho, sino a laimaginación de su cautiverio. El camino ahora para conseguirla inmigración se ve llano, y no costará ni trabajo ni gastos.Dosideas lo explican todo: los inmigrados deben quedar sinreato, y el Gobierno debe pagarles sin indemnización supasaje.

Esto último, la paga, es lo que alarma, o por lo menosdesalentaría a algunos en el estado actual del tesoro. Antesde probar que no debe haber tales temores, debemosmanifestar que el pensamiento, cual lo hemos expresado,ha sido acogido y puesto en proyecto por la Comisiónprimera del Interior del Senado, y sin duda lo será por todala Legislatura.

Pero como nuestro fin es el convencimiento, como noqueremos que se haga nada que no sea nacional y patriótico,como no estaríamos tranquilos si no tuviésemos laConciencia del beneficio del país, nuestro propósito es

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hallar, y demostrar que está en el bien de él el motivo y lajustificación de nuestra empresa.

La satisfacción del pasaje y mantenimiento de losinmigrados deben ser una cosa efectiva para dar calor yfortalecer esperanzas en los que se dediquen a estenegocio. Hemos juzgado (y esta es la manera en que estáconcebido nuestro proyecto) que bien pudieran afectarsepara esta solvencia, así los derechos de importación de losefectos y mercaderías que trajesen los empresarios duranteel tiempo de la especulación, como alguna parte de latotalidad de los derechos de importación de la República.

En el estado actual de cosas públicas, exhausto eltesoro, ocurrirá a algunos el inconveniente que resulta deafligirlo más, y las dificultades que luego se ofrecerán parallenar el presupuesto. Está muy buena la duda; pero a pocoandar se halla la luz que la esclarece. Ante todo debemosdecir que el argumento prueba demasiado: en cualquiertiempo estaríamos en.el caso de hacerlo, y pobre siempreel erario porque le falta el alimento de los brazos industriales,el desfallecimiento iría a la continua, sin jamás poder salira un estado mejor. En estos casos se hace como en lasgrandes enfermedades, unqrande esfuerzo: la reacciónviene, y en pos de ella la salud. Si pueden sufrir las arcas,sufren para mejorar: si hay que hacer gastos extraordinarios,se evita así una situación lamentable. De todos modos, sehabrá cerrado por fin la puerta a las calamidades generales,y esto esmucho: se habrá asegurado lo porvenir, y esto estodo.

Hasta aquí no hemos hecho otra cosa, que salir al pasoa los que encuentran gravamen para las rentas actuales enel desembolso para inmigrados. Si tal hubiera, habría justicia,porque hay necesidad, que es siempre la regla en la política.Pero ahora asentamos que el tesoro nacional, cual se halla,

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o cual puede continuar con los elementos sociales de hoy,en nada o poca cosa sufre. Podemos estar equivocados;pero tenemos de nuestra parte la razón, los hechos y losnúmeros, que no engañan.

Cualquiera persona consume al año por lo menos cientocincuenta pesos en sus más indispensables necesidades,puede decirse que sólo en mantenerse. Pongamos cienpesos, y pongamos también que cada inmigrado no gastemásque en comer. Supongamos además que se importenen un año cuatro mil inmigrados. Si por el pasaje de cadaunomayor de diez años se satisfacen cuarenta pesos, y porel de cada uno de los menores diez, el monto de todo noexcederá de ciento cincuenta mil pesos. No hay duda queesto se saca de la riqueza nacional; pero es de verse lo quecon ese motivo entra también al país. Según la regla ante­rior, ese número de extranjeros consumirá al añocuatrocientos mil pesos; y es de lógica forzosa que por lomenos sean importadas a Venezuela mercaderías de unvalor igual. Parece que no, y nosotros decimos que sí. Losinmigrados, (aquí sale de bulto la prueba) trabajadorestodos, y forzados a trabajar, forzados porque tienen quemantenerse, toman para ese alimento adelantos de lospropietarios a quienes sirven, con lo cual se ve que, en lanecesidad de estos 'últimos, y con la esperanza de darensanche asu industria, crece la demanda de utensilios yde medios de fomento, y al mismo compás el movimiento delos cambios, cuyas últimas oleadas van a parar siempre alextranjero. y como por otra parte y porque así lo requiere elinterés personal, los gastos de producción entran en elcálculo de las utilidades, ese movimiento crecerá, a nocrecer nada, hasta donde se iguale la indemnización conlos desembolsos hechos. Entrarán, pues, al país, porque atanto montan esos desembolsos, por lo menos cuatrocientosmil pesos de mercaderías, cuyos derechos de importaciónson más de doscientos mil, cantidad ésta sobrada paraPagarel pasaje de la inmigración. Un día, dos días, un mesno quiere decir nada; aleaba del año habrán tenido lugar

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todas estas operaciones, que puede decirse se ven demanifiesto.

Si a esto se agrega que cada hombre de esos es untrabajador, que cada hombre de esos viene a hacer fortuna,y por consiguiente a ser propietario, sus consumos aumentanconforme aumentan sus aspiraciones, y de esa mismamanera los cálculos y el desahogo de las rentas. Dedúcesede cuanto llevamos dicho con relación a los costos de losinmigrados: que el tesoro no se grava o se grava en poco,que en la suposición de ese cortísimo gravamen, se compracon un ligero sacrificio el bienestar de la nación.

Tales son las ideas que tenemos, tales los fundamentosen que las apoyamos, y tal es el blanco a donde enderezamosnuestros deseos. Buscamos ahora el apoyo de la partesensata de la sociedad. Después de la razón, queremostener de nuestra parte la autoridad; y por eso ocurrimos a uncuerpo tan respetable y tan respetado como el gremioagrícola. Deseamos que él apruebe, acoja, difunda y abonenuestro pensamiento.

Antes de alzar la mano de esta cornunlcacíón, debemosmanifestar lo difícil que es organizarse una sociedad comola nuestra, cuyo principal objeto es la inmigración canaria,tan ventajosamente conocida en el país. Esto debe tenerlopresente, la Sociedad de Agricultores para que se dignecooperar, y el Congreso para que preste mano amiga a lasideas de la empresa. ¡Ojalá que nosotros hayamos logradoconvencer, y que Venezuela recoja algún fruto de nuestrosesfuerzos!

Somos de usted muy atentos servidores,

Manuel Quintana.

Antonio Pérez Silva.Herrera Hermanos.

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6- LA SALUD Y LA ECONOMíA1

Apropósito de la peste del Cólera, que azotó a Venezuelapor los años 1854-55, Cecilo Acosta pone de manifiesto losesfuerzos del clero y de algunos ciudadanos generosospara hacerle frente al flagelo que golpeaba con mayordureza a los sectores pobres de la comunidad.

En materia de asistencia al pobre, trata de la creaciónde la Casa de Consulta Médica y la Junta de Beneficencia,obra de iniciativa particulares.

Enfoca la defensa del ser humano. Al ponderar laacción del Arzobispo de Caracas, pone de manifiesto lo quele deben "artesanos, comerciantes, menestrales, hombresde estudio, pobres y ricos" y afirma que la República nopuedeser estable "sino al favor del trabajo y de la instrucciónelemental". Habla de una promoción industrial del año1854, que de haberse logrado, habría significado progresopara el país.

Estas referencias ponen de manifiesto que Acostarelaciona la acción asistencial en defensa de la salud delsubstrato humano, con las iniciativas del progresoeconómico. Por ello hemos incluido este, entre sus trabajosde relevancia económica: Sigue el texto de Acosta:

El 26 de agosto del presente año se anunció el cóleraasiático en Caracas con el sacrificio de las primeras victimas.El día anterior, un fuerte viento, que lo hubiera hecho creerprincipio de huracán en los lugares donde son comunes,trajo de lejos, y asentó sobre la ciudad desde las seis de la

Acosta, Cecilio. Publicado en Obras Completas.- Tomo IV- págs 35 a 64- Ed. 1908.

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tarde, un aguacero impetuosísimo, con detonacioneseléctricas constantes, que se descargó, amedrentó y pasóen poco tiempo. A pesar de la hora, misteriosa y grave,como todas las que se cierran la noche, á pesar de laopresión del ánimo, propenso á mirar, siempre que algorecela, en las sombras malos augurios, y en acontecimientosextraordinarios la invasión de un mál que está á las puertas;la común persuasión fué que el metéoro iba á limpiar laatmósfera, y á poner á salvo la población. Pero aquí, comoen otros puntos de Venezuela, como en todas partes, eltemido azote no ha hecho más que burlar la previsiónhumana. Aquellas nubes (sin que nadie lo sospechase)venían preñadas, ó eran precursoras de sus mortíferasarmas, y la capital debía ser en breve el terreno escogidopara sus tiendas y sus reales.

Es menester estar en medio de las calamidades públicaspara alcanzarlas á sentir como son en realidad: no bastan,ni palabras, ni colores. En todas las impresiones capacesde desarrollarse en la multitud, desde el entusiasmo quearrastra, hasta el desaliento que postra, sucede un fenómenomuy raro: que crecen, no en proporción del número, sinosiempre mayor escala que él; y tal puede ser su energía,que adquieran cuerpo y larga vida, y tal su fuerza, quedominen. De este modo llega la colección á ser de ordinariola ley del individuo: en la alegría, en la propensión á losaplausos ó á la ira, en el abatimiento, en la embriaguez deun gozo general, casi nadie es poderoso á resistir. Cadapersona aislada es sólo una chispa, pero la asociación yada el incendio; la cual parece probar (para hablar de lasideas) que la fragua de éstas debe ser la humanidad, y la delos sentimientos que las preparan, las magníficas oleadasde un pueblo reunido. Se comprenderá ahora el poder dela oratoria:Mirabeau debió haber producido necesariamentela revolución. porque su palabra era fuego, y su auditoriomillares de celosos partidarios. Así en tódo en este punto:

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en un ejército que triunfa, casi nadie es cobarde; en unejército en derrota, casi nadie es valiente. El varón fuertedeHoraclo, como él lo pinta, tal vez no está sino en su oda;y de resto, las pasiones son como quedan exptlcadas. Poreso se ha dicho, con hárto acierto, que el terror menosvencible es el que entra por los ojos.

Fuéra de esta causa psicológica, hay otra cosa quecontribuye á aumentarlo grandemente en trances parecidos.Cuando se acerca la muerte, se quiere saber de qué semuere, y si es posible combatir: la juventud, las fuerzas, sonun patrimonio que nadie quiere ceder, y que satisface ponerá prueba en el crudo empeño. Si siempre duraran esasarmas, siempre se emplearían; si fueran siempre capacesde vencer, nadie moriría. Hasta en el sentimiento de laconservación (y lo diremos no más que de paso), estáencarnada la ida de la inmortalidad. La muerte podrá serdulce; pero su memoria, es el rastro de la vida, la página delhombre en el libro de la humanidad, la limosna que alarga,elbeneficio que siembra, la gloria que conquista, las lágrimasque vierte, la maravillosa creación de los lazos de familia,donde se halla la moral como en su código, y los designiosde Dios como en depósito; y bien claro se ve, ser más quenunca agudo el dolor en la pérdida de la existencia, cuandono ha habido tiempo de luchar por ella, cuando la personaamadano ha podido hacer delante de los suyos el testamentode su amor, ni los deudos y amigos decirle al oído una vezy ótra la historia de sus afectos, viático sabroso éste,prenda segura, y propiedad querida que se lleva de estemundo al venidero.

Tales eran las melancólicas ideas en que se encontróSumergida la población cuando la peste extendió sobre ellasus negras alas: los amigos iban á quedar sin sus amigos,los esposos sin sus esposas, los padres sin sus hijos; y todocon la presteza con que voraz fuego consume leve paja. Si

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no lo dijesen los Libros Santos, siempre se creería que esosson avisos del Cielo; y si fuera vergüenza ser cristiano, ápoco se encontraría, en semejantes acontecimientos, lafuerza de una ley, yen esa ley una sanción. Seamos menosorgullosos, y tendremos más ciencia, y de esta manera elmejor modo de andar nuestros caminos. Siguiéndolos,notaremos que cuando se apaga nuestra lámpara, se nosda ótra más clara, que nada nos cuesta, para alumbrarlos.Si somos dominadores, y no esclavos de la materia, batamossobre ella nuestras alas, para hallar el código de nuestranaturaleza, y recorrer libres nuestro imperio. El conocimientode los secretos naturales deja entrevere que hay altosdesignios sobre el hombre; en cuyo sentido la Religión noes más que el complemento de la Filosofía. Para lainteligencia, que calcula, basta el universo como teatro:para el corazón, que quiere, y que quiere tódo poseerlo, esmenester tener á Dios como término, y á la Providenciacomo medio. Sin la Providencia, y con alma tan grande, conaspiraciones tan elevadas, con deseos tan ardientes-paralos cuales no hay espacio en que quepan, sino promesas,prendas y amor que correspondan-el hombre sería en elmundo un guarismo sin valor, una protesta contra su Autor,una contradicción de la armonía general; y precisamente logrande del Cristianismo está en que ha alcanzado áexplicarlo á él cual es, junto con sus leyes y destinos.

En semejante situación es justo alabar el celo con queel Supremo Gobierno y las demás autoridades subalternas,encargadas de la salubridad pública, se dedicaron á aliviarla.Botiquines, nombramiento de facultativos, medidashigiénicas, prestación de recursos, casas de asistencia,providencias sobre abundancia de víveres, nada faltó; yservía de gran consuelo, en medio dela desolación univer­sal, ver la mano del poder colectivo, tan benéfica comoavisada.

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La ciudad, como asimismo los lugares del contorno, ylos más distantes, á donde luégo se extendió el mal, tienentambién mucho que agradecer á los profesores y estudiantesde medicina. Multiplicaron su acción, prodigaron susauxilios, y se les veía en todas partes solícitos ydesprendidos, sin esperanza de más premio que el queresulta de un goce inocente satisfecho. Asistieron,aconsejaron, obraron, escribieron' ; y tódo á tiempo y conmiras desinteresadas. Emplear así la ciencia, distribuir asílo propio, hacer así el bien, dar la mano en la desgracia, esel mejor ejercicio de la caridad. El árbol que se cultiva consu rocío, da frutos místicos, que son los más sabrosos,aquel maná escondido, de que habla la Escritura, que nadieconoce sino el que lo ha gustado. Si la vanidad fuera larecompensa, nada envanece más inocentemente que viviren la memoria de los ótros; pero por lo que más aprovechantales beneficios, es porque el que los dispensa, segúnpromesa divina, no hace más que pasar su patrimonio á lostesoros de los Cielos.

El Clero de Caracas, como el de los lugares acometidos,dió muestras palpables de aquel espíritu evangélico y deresignación en los males que le ha distinguido en todostiempos. De las dos copas de la vida, reservó la de acíbar

"Prontuario de Medicina práctica del cólera, por el Doctor GerónimoBlanco», jóven médico, rico en dotes de entendimiento como de corazón.Esas dotes son su derecho, y es menester reconocérselo. Sabemos deorigen legítimo, que el Encargado de la Legación francesa en Caracas,mandó tres ejemplares de dicha producción al Ministro de NegociosExtranjeros de Francia, y que este funcionario contestó haberlos repartidoentre su Despacho y la Academia Imperial de Medicina. Estamosinformados asimismo que alguna otra Legación ha hecho cosa idéntica,y nos alegramos con un sentimiento nacional. La honra hecha á uncompatriota, es orgullo de la Patria.

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para sí, y destinó la de ungüentos saludables y olorosos,para derramarla en la casa de los atribulados; se quedódesnudo, para dar al pobre sus vestidos. A póco del ataque,se designaron á hicieron preces públicas, se quitaron todoslos sellos al depósito de las riquezas secretas de la Iglesia,y se enviaron Sacerdotes, por orden del celosísimo Prelado,para ayudar y asistir en los lugares apestados. Fueronrecibidos como un consuelo, y no hubo uno que no supieraderramarlo á manos llenas. En su eficaz cooperación, en elejercicio de su generoso ministerio, sembraron ejemplo, yhan recogido gratitud. Hallar asilo entonces, tan amplio ytan sin costa, es hallarlo tódo. Cuando los placeres nosvuelven la espalda, cuando no se halla en la vida otra cosaque tormentos, desgracias y miseria, se acuerda uno muchode Dios, porque ya la materia ha dado su cosecha, que esel desengaño. El dolor es el último presente del mundo, yla primera puerta de la Religión.

Nada es más justo que poner aquí los nombres de loseclesiásticos que fueron destinados á los diferentes pueblosinvadidos por el cólera para auxiliar á los VeneralesPárrocos.:

El Presbítero Manuel Rivero, al Cura de la GuairaPresbítero José E. Pérez.

Fray Javier Arraras, al Cura de Maiquetía PresbíteroRosendo Orta.

Fray Ramón de Arens, al Cura de Petare Fray José deMaraury.

El Presbítero Manuel Lorente, al Cura de ChacaoPresbítero Gregario Perdomo.

El Presbítero Victoria Genovés, al Cura de GuarenasPresbítero Santiago Jiménez.

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El Presbítero Rafael Hernández, al Cura de Ocumaredel Tuy Presbítero José Alejandro González.

El Presbítero Ezequiel Travieso, al Cura de CharayavePresbítero Mariano Arocha.

El Presbítero José María Ortega, al Cura de SantaLucía Presbítero Bachiller Vicente García.

El Presbítero Bachiller José Isidro Girón, al Cura de laVictoria Presbítero Doctor José María Bobadilla.

El Presbítero Elías González, al Cura de GuatirePresbítero Antonio L1amozas.

El Presbítero Ramón Rodríguez, al Cura del Valle FrayE. de Barcelona.

El Presbítero Benito Ferrando, al Cura de Cúa FrayBias Ginés.

Los Doctores Andrés M. Riera y José Antonio Ponte,jóvenes levitas que no hace mucho han sido ascendidos alsacerdocio para honra suya, prestaron en la capitalimportantes servicios en su ministerio.

El Ilustrísimo y Dignísimo señor Arzobispo de Caracas,Doctor Silvestre Guevara y Lira, alma de esta obra deauxilios espirituales, probó una vez más á cuantos le conoceny le tratan, el celo que tiene por sus ovejas, y el amor en quearde de la humanidad. El reconocimiento es derecho delbeneficio concedido, y cuando no se puede dar tanto portanto, se cuenta y se celebra. Es deber la recompensa, ycuando no alcanza á hacerla el agraciado, encarga alpúblico de ella. La alabanza, entonces, no es lisonja: eldiccionario de la envidia no es el diccionario de la gratitud,y poco da quien no da ni eso. En otros días que ya pasaron,

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en horas de amarguísimo recuerdo, la ciudad ya ha visto enese Prelado un padre, un protector, un amigo; y cadacorazón es un libro donde está escrito su nombre. Decimoslo que ha sucedido, lo que tódos han presenciado: evóqueseese tiempo, y se verá su mano distribuyendo limosnassecretas, su manto cubriendo al desvalido, y su voz, osaday fuerte, sosteniendo los derechos imprescriptibles de lasociedad. La Providencia sabía, pero nosotros no sabíamoslo que se nos daba en su elección.

El pueblo nunca se equivoca, y le aprecia porque lomerece, y le aprecia muchísimo, tiene orgullo en apreciarle.le ve siempre cerca de él, dentro de él, con el oído puestoásus intereses; yeso es tódo. La naturaleza de la virtudcristiana, está en ser práctica, y no especulativa; social, yno de convención; desprendida, y no egoísta; de amor, y notirana. Si se alza como maestra del género humano, debeno condenarlo al exterminio; si combate las malas pasiones,debe no combatir la sociedad, sino quererla y conquistarlapor el sentimiento y por sus propios instintos, para de estamanera establecer la alianza que debe existir entre ella y laReligión. Ya San Agustín había dicho que la caridad, la másgrande de las vi rtudes, debe ser entre los hermanos alegres;y antes que él San Pablo, que la caridad no tiene envidia denadie. En efecto, se comprende que debe ser así: losintereses malos serán malos; pero el corazón no se puedegobernar sino por sus leyes, y lo sublime del Cristianismoes, que las ha encontrado y revelado de una vez tódas: elamor del prójimo, la más civilizadora y generosa.

Y volviendo y haciendo aplicación al señor Guevara, áeso debe la estimación universal de que disfruta. Artesanos,comerciantes, agricultores, menestrales, hombres deestudio, pobres, ricos, tódos le deben, ó amistad, Óprotección, ó consejos, ó ayuda. Ha comprendido que unanación, después del sentimiento religioso, no puede ser

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estable como República, sino al favor del trabajo y de lainstrucción elemental; y no hay idea ni empresa en estesentido que no promueva, sostenga y patrocine. El añopasado de 1854 le vimos al frente de un gran pensamientoindustrial, al que cooperamos también nosotros con todasnuestras fuerzas, y que, logrado, hubiera producido esemovimiento que fecunda, esa vida que sirve á adelantar unpaís, sin agravio de nadie, con independencia y bienestarde tódos; ese elemento de civilización que hace de igualdadunhecho, del gobierno un encargo, de la nación una familia,y de los hombres ciudadanos. ha comprendido también queel carro del progreso debe ser tirado por la juventud, y poreso la alienta y la agasaja. Algún día, no distante, lacontemporánea, tan elevada en miras, y tan llena de talentosé instrucciones, en cuyos oídos suena grande el nombre deColombia, en cuyo pecho bullen las esperanzas lisonjerasá que tiene derecho el porvenir, realizará el programacompleto de la Libertad, y hará venturosa y próspera á laPatria. Ponemos, para ello, al tiempo por juez, y á laimprenta por testigo.

No nos engañamos en nuestros votos: lo que decimosserá. Los pueblos tienen necesidades, y las necesidadesde los pueblos son leyes que no faltan. Hay deberessagrados, misión que cumplir, poder para obrar. Un día,dos días, tres días, nada son: al fin vienen losacontecimientos precipitados, la lógica severa de lacivilización dicta, el dedo inflexible del destino escribe, yeshoy realidad lo que ayer sueño. La historia, miradafilosóficamente desde una altura que la abrace en suconjunto, no es otra cosa que esa providencia callada, peroal mismo tiempo incontrastable. La juventud de Venezuelaes su obrera, y está apercibida de ello. No hay idea grande,ni sentimiento patrio, ni derecho de la Nación, de que nosea, ó eco, ó ayuda, ó promovedora, ó paladin. El 16 deAgosto último tuvo lugar un espectáculo bien imponente: de

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súbito aparecieron llenando los grandes salones y largasgalerías del palacio más de cuatrocientos jóvenes, (toda laUniversidad) con el fin de manifestar, como manifestaron,al señor Arzobispo, el desagrado con que habían leído unosimpresos contra él, algo más destemplados, por sucomportamiento como Senador en el Congreso de este añoen la cuestión «censos eclesiásticos -: y en lo tocante alautor, á quien no se nombró sino en abstracto, y de unamanera más bien honrosa á sus dotes personales, á haceruna protesta contra sus mal aplicadas doctrinas, en nombrede la justicia, y de principios que hace tiempo que sondogmas vulgares.

Por extravíos no, en fuerza del sentimiento que nosanima, como explicación de la materia que nos ocupa sí, esque hemos entrado en estos ligeros pormenores yconsideraciones. Cualquiera que sea la materia que setrate, no es siempre uno dueño de seguir un solo hilo; hayhebras acá y allá, y ocurre tomarlas, cuando se ven sueltasal paso, para unirlas al torzal. Con esto es fácil ver, que nohemos olvidado, por el hecho de haber referido algunasincidencias, al señor Arzobispo de Caracas. Su vivir eraentre los desgraciados. En el hospital de coléricos, en lacasa del enfermo, en la del moribundo, allí estaba él,ceñidas las vestiduras, las manos llenas de dones de caridad,el viático consigo, las preces en los labios, y la alegreesperanza de nuestra Fe en el corazón. En esas nochespavorosas, en esos espectáculos de desolación sombría,en que no eran escudo ni las fuerzas ni la edad, en que laespada del exterminio cortaba sorda á tódos como á mies,yen que el eco del primer ay! sonaba ya en la tumba, veíauno el ministerio de Dios en el ministerio generoso delPontífice: era un ángel de luz luchando con un ángel detinieblas, un Pastor defendiendo á peligro de su vida de suGrey, la conciencia de la certeza en las promesas divinas

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haciéndose superior á la ceguedad de la materia y de lasleyes naturales.

Se ensancha el ánimo, casi hasta olvidarse uno deldolor, que es nuestra estrella, cuando mira á un hombre,que se llama Sacerdote, no poner en cuenta su vida porsalvar la del cristiano, no descansar hasta abrirle las puertasde la eternidad, ataviar al alma con la oración y lasindulgencias de la Iglesia para que llegue galana á sumorada, y ocurrir luégo á bañar con sus lágrimas los despojosmortales, y á prepararlos con ese bálsamo para el día de launiversal resurrección. Eso no lo puede hacer sino Dios ósus enviados, y la Religión que tal practique debe ser laverdadera... Sólo el Catolicismo ha podido quitar á lassombras de la muerte sus horrores.

y aquí se abre un campo de reflexiones sin límites, yuno tras ótro todos los horizontes del destino humano, sinsombra, sin noche que los cubra. A la orilla del sepulcro,que es para el hombre del término del mundo, y la puerta dela eternidad, puede leerse la inanidad del uno y la certezade la otra, Al apagarse la fiebre de las pasiones, al terminaresa lucha de la materia y el espíritu, que se llama vida, seve pasar ésta como las decoraciones de las nubes, á dondeno alcanzan, ni nuestro querer, ni nuestras manos; se va laúna, como se van las ótras, para siempre: y el Capitolio consus triunfos, y Samarcanda con sus fiestas, y Versalles consus pompas, han desaparecido para los gozadores. El quepudo amontonar riquezas, someter imperios, unir loscontinentes, recorrer y medir el espacio como el salón,contar los mundos como sus dedos, domesticar el calórico,y hacer del rayo un mensajero, á vuelta de pocos días, ó depocos años, que es el mismo, ya nada tiene; y esa alma quehizo tántas conquistas, y aspira á tener por patria el infinito,si no son mentira sus deseos, si no es humo su inventiva, sino son ilusión sus esperanzas, si no es juego su poder, tan

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venturosa y tan rica como está llamada á ser, es justo quealcance otros tesoros que no se le quiten, otro universo queno se le vaya, y una paz que perdure.

Desde este lugar, como la ardua cima, se ven las cosascomo son, lo pequeño como pequeño, y lo grande comogrande. Para las verdades generales, la historia de hoyeslo mismo que la historia de ayer; pero es preciso contemplarlaen su conjunto. En el movimiento multifario, en la diferenciade caracteres que ella ostenta, hay siempre dominando unplan constante, un principio de unidad, leyes severas.Obsérvense, como prueba, las hechuras del hombre desdesu cuna á nuestros días: acueductos, calzadas, palacios,teatros, ciudades, imperios, códigos que enseñan,constituciones que organizan, el metal labrado, el mar detrasporte, óra máquinas que multiplican las fuerzas, órafuerzas que equivalen á máquinas, acá el telégrafo eléctrico,allá el vapor, en todas partes las ciencias amontonandohechos, y las artes é industria enriqueciendo los mercadospara hacer de la vida, en lo posible, un festín, y del mundoun nuevo panorama; y en ese afán incesante, en esetorbellino de acción del linaje humano que da vértigo mirar,asombrará ver á las generaciones pasar únas tras otrasprecipitadas como olas de huracán, y á los siglos devorarlassin tregua, salvando, al mismo tiempo, la obra de susmanos, para que sirva de goce y bienestar á las generacionesvenideras.

Nacido como en propio terreno, se alza aquí un principiohermoso, que hace del linaje humano una familia, de susmiembros hermanos, de sus relaciones vínculo, de suriqueza colectiva patrimonio. Los que quieran la degradaciónde nuestra especie, y conformarse con tinieblas, sostendránotra cosa; pero nosotros hallamos, leyendo la cifra de luz denuestro sér, y como consecuencia de lo dicho: que la reglade las acciones humanas no es la utilidad, sino el deber; no

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el impulso fisiológico, sino el interés de la asociación. Seinventa, se trabaja, se atesora, no obstante la conciencia deque no se ha de conservar; y esto prueba que se trabajapara la humanidad. Nos parece que es grande lo que esgrande, y no lo que es pequeño; y que nunca es mássublime el hombre, que cuando afanándose él por lo demás,halla quienes se afanen por él en recompensa, como un reyservido por otros reyes. Es posible hallar, en sólo la fuerzade las cosas, y sin la intervención de los Gobiernos, lapropiedad en la participación y la participación en lapropiedad: ése es el problema que tiene que resolver lacivilización. Tenemos fe en el porvenir: algún día se veráque así debe ser. Cuando el espíritu industrial, que eselemento poderosísimo, pero que hoyes reaccionario.porque quiere hacerse único, en cumplimiento de su misiónhaya borrado las usurpaciones del espíritu de autoridad,que por tánto tiempo lo ha sido, y reciba de él á su vez suinflujo provechoso, se restablecerá el equilibrio que debeexistir entre el individuo y la sociedad, entre el interés y lajusticia, entre los instintivos y la razón; perderá la propiedad,por la competencia, el privilegio odioso de la acumulacióninmoderada; será la competencia tan eficaz, comonumerosos los recursos y vías de la industria; suplirán lasfuerzas de la industria lo que falta á las fuerzas personales;derramará la naturaleza, conquistada por el trabajo, todossus dones, que servirán para satisfacer todas lasnecesidades; y tornando en realidad lo que antes era utopía,pasará por fin la igualdad de los códigos á los hechos, yllegará á ser el Cristianismo, que la predica, la ley universal.

Sin esfuerzo de nuestra parte, y con sólo seguir lacorriente de las ideas, hemos llegado á alcanzarconclusiones que son solaz del alma, porque le abren elcampo que ella necesita á sus aspiraciones y destino; y legusta á uno cernerse sobre él, atravesarlo, recorrerlo, comose complace viajero solitario en tener delante de sí tendidos

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valles ó inmensas llanuras, para extender y alegrar elhorizonte de su vida. No hemos hecho cuenta, ni depormenores, ni de sistemas, ni de individualidades, ni decasos; sino sólo de lo colectivo, de lo universal, de loabsoluto; del hombre, de la naturaleza, de su Hacedor.Debe haberse visto: que lejos de condenar la acción indus­trial, la llamamos obrera, grande obrera, grande obrera dela civilización; que en vez de ponernos contra los intereses,quisiéramos aprovecharlos como auxiliares de ella, porqueno hay instinto general que no sea ley; y que tan distantesestamos de maldecir la materia, que suspiramos por verla,si fuera posible, toda convertida en las formas que sabendarle las artes y la industria. Lo que sostenemos es, quesomos más que materia; lo que apetecemos es, la armonía,que no puede hallarse sino en el conjunto de todas lasrelaciones. No hay progreso ni extravío, no hay idea nisentimiento, que no sea sombra ó luz de la verdad, sucuadro siempre. La habremos hallado completa, cuandoseamos más amigos de la humanidad, cuando la odiemosmenos, cuando la estudiemos siempre: El mundo interiorcomo el exterior, la imaginación como el cálculo, laadversidad como la dicha, todo es, ó lección, ó ejemplar, Ódocumento. Las maravillas del universo, los secretos de lasciencias, los productos del trabajo, al mismo tiempo quegoce y patrimonio, son el libro donde se conoce á Dios; laReligión y sus dones de caridad, el libro donde se aprendeá amarlo; y el Sacerdocio que dé al hombre asilo en lamiseria, consuelo en el dolor, vino substancioso si flaquea,el que le devuelva sus títulos de grandeza cuando la materiase los quita, el que le hable de otra vida cuando el mundolo abandona, el que unja las manos para que las alce aúnpidiendo, y los pies para que ande otros caminos, y casisalvando la tumba se los muestre, es el Sacerdocioescogido, y que tiene misión, prestigio y poder.

Estas, y no otras, son las ideas que ha despertado ennosotros el Clero de Caracas, y el de las demás partes

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azotadas; ha hecho, además de su deber, meritorios yheroicos sacrificios, y estamos satisfechos de sus afanes.Sólo nos duele que venga á turbar este sentimiento ladolorosa memoria de tres eclesiásticos que fueron víctimasdel cólera, viñadores todos que murieron en la viña delSeñor. Nunca serán bastantemente llorados el señor Doc­tor José Manuel Alegría, muerto en Valencia, el señorDoctor José María Bobadilla, en la Victoria, y el PresbíteroBenito Ferrando, en Cúa.

El Doctor Alegría era bien conocido. Pertenecía á laclase de esos hombres que se van luégo á la parte superiorde los gremios á que pertenecen, por el ascendiente de suscualidades personales. Algunos lo pretenden y lo pueden;pero él lo alcanzó sin esfuerzos de su parte, y dió ejemplosrepetidos. No obstante sus méritos, quiso más ser queparecer; y en esto pagó tributo á la austeridad de suscostumbres. Recibían éstas su tinte, no de sistema, sino dela idea siempre fija, Incontrastabte, del deber; así es quecuando éste estaba satisfecho, ya no se veía en él alministro que enseñaba, inflexible, sino al amigo que quería,dulce. En los Congresos dejó huellas de celo público, en laUniversidad de estudios profundos y de amor á las ciencias,en su ministerio de virtudes cristianas y espíritu evangélico,y en el trato común de lealtad severa á sus relacionesíntimas. Su modo de racionar era cortante: para él elcamino de la verdad siempre era recto. Quería, pero noadulaba, ni á la sociedad, ni á los amigos. Nos parece quenunca recogió conquistas de esas palabras usuales quesuenan agradables al oído, y en que hay más forma quesentimiento; pero nos parece asimismo que jamás tuvo quearrepentirse en secreto, por desengaño, de ningún acto dedebilidad. Era apagadísimo á lo que él creía su obligación,lo cual le daba cierta rigidez que estaba, no en su carácter,sino en su conciencia. Esto en cuanto á lo público: encuanto á lo privado, era fácil y comunicable; y por lo que

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hace á sus otras dotes naturales y adquiridas, de muchasletras eclesiásticas y de claro talento.

Hay condiciones afortunadas que atraviesan el espaciode la vida sin brillante ruido, pero al mismo tiempo sin dañoajeno, á la manera de esas corrientes de aguas cristianasque se duermen en los valles, y que más adulan quemaltratan los juncos que festonan sus orillas. ¡Cuán modestaes entonces la virtud, y sus obras, cuán calladas! No formaalgazara en las calles ni en las plazas; y los dones, que elladerrama, llegan sanos, porque no los ve el ojo de lamaledicencia, ni los envenena el diente de la envidia. Así,practicando esto, vivió y murió el Padre Ferrando; y aldecirse que no dió jamás que sentir, se hace completo suelogio fúnebre.

Del Doctor Bobadilla, dominicano establecido tiempohacía en Venezuela, da dolor que nada se haya dicho hastaahora. Había ya entrado en la época provecta de la vida, enque con el decaimiento, viene el hastío de las cosas; y contódo, tenía las fuerzas, el frescor y la agilidad vívida de unjoven. Hay constituciones que se resisten á la huella de losaños. A los hombres como á las plantas, les favorece ó lesdaña el terreno en que nacen y se crían: revoluciones departido, intereses mezquinos, torpe emulación,acontecimientos sin historia, combinaciones parciales quese llaman de política, pueden hacer que caracteressuperiores pasen sin gloria y sin provecho, y hasta ocultensus prendas para ponerse á salvo de los odios; y estamosseguros que si el señor Bobadilla hubiera sido venezolano,habría tenido otro teatro, y más eco para su mérito.Instrucción sólida, piedad cristiana, conversación fácil,dialecto claro, sonoro y distinto, facundia inagotable,excitabilidad de pasiones, graciosa sencillez en la narración,cualquiera ve que con tales dotes, que él tenía. está yaformado el hombre de púlpito: y en efecto, se asistía á sus

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sermones por el oradory lo que oraba. Su virtud era alegre,y en él aparecía la Religión, no como la censora adusta,sino como la amiga de la sociedad. Conocía el mundo, ytuvo la habilidad de hablar siempre en cada uno la parte queblandea, para ganárselo á su efecto. Vivir es conquistaramor é intereses, y saberlos conquistar: eso se llama en elteatro comedimiento, en las relaciones civilidad, en losgabinetes diplomacia; yeso lo poseía él en el alto grado. Deaquí nacían sus numerosos amigos: no los dominaba, perolos persuadía, y podía hacer de ellos su falange. Con dotesdeambición, hubiera sido un hombre temible; pero la maliciade él era la que combate por la Fe. Era generosos y servicialhasta olvidarse de sí mismo, y su dote privada característicaera la llaneza: el primero era como el último día que tratabaá una persona:ó fiado de su valor, ó del conocimiento de losótros, usaba de la familiaridad como de un derecho suyo.No aduló al poder, no se humilló al temor, no fué esclavo dela vanidad; sin lo cual, se comprende bien que pudierahaber brillado más,y sufrido menos, y hecho sentir sustalentos siempre. Amable, honrado virtuoso y erudito, fuéamigo en la casa, ciudadano en la calle, y eclesiástico en laIglesia.

De propósito hemos dejado un espacio, si bien no tanamplio como fuera preciso, para hacer honorífica menciónde otros actos de humanidad, ejercidos en bien de la clasemenesterosa, por una sociedad de Caracas. Han sido tanatinados sus medios, tan fervorosa su cooperación, y tangeneral su tntluencla, que no es posible hablar de auxiliosen la época triste que acaba de pasar, sin ellos su mano,sus fondos ó su ayuda. Esta manifestación es un homenajede justicia. Debe saberse (para remontar hasta susprincipios) que el año pasado de 1854, cuando el cóleraasolaba á Cumaná, varias personas, animadas de losmejores deseos, concibieron el pensamiento de tomarmedidas eficaces y aprestar recursos, teniendo en mira

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especialmente á los pobres, para el caso de ser invadida lacapital; y con este fin y para identificarlos con él, excitaroná que los diferentes gremios y corporaciones nombrasencomisiones para una junta central, que llegó en efecto áestablecerse. De aquí nació la creación de recursospecuniarios para los varios objetos de su piado instituto, laidea de una Casa de Consulta Médica, con asistencia,recetas y remedios gratis para los necesitados, y lareparación del degredo y su conversión en hospital para lanueva epidemia, que pudo llevarse á cabo con gasto más ómenos de quinientos pesos. r'

Ya con tales preparativos, con tan excelente cosechacomo se había recogido de esta simiente de caridadpreventiva, y en la firme creación de que continuaría favorablela buena disposición de los ánimos que se había notado, sejuzgó útil dar al plan más extensión, llamar á la obra másobreros, poner á contribuir el espíritu público, y agrandar elcírculo que debía encargarse del mismo generosoapostolado. El éxito correspondió: después de habersepasado la palabra, y hecho una invitación extensiva á todaslas secciones sociales, se logró, el domingo de Pascua deResurrección de este año, una numerosísima reunión,conocida con el nombre de SOCIEDAD DE BENEFICENCIA,que se disolvió, después de haber delegado sus facultades,y encarnado sus sentimientos en una Junta Directiva,compuesta de respetabilísimos sujetos.

No se puede ponderar debidamente el celo que elladesplegó desde el aparecimiento del cólera en la ciudad; yla ciudad es testigo, y ha aprovechado los frutos de susdesvelos humanitarios. Por mucho que se diga, por muchoque se haga, no hay palabras que equivalgan, ni mercedque igualen al dón. La claridad colectiva eso tiene de másmeritorio que la claridad individual, que carece de todoestímulo de interés, hasta del que inclina suavemente á ser

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sólo acreedor de gratitud, porque se sabe con fijeza la manoque recibe, pero no la mano que regala; y ésta esprecisamente la luz bajo la cual debe verse la generosidadde las personas competentes ó ayudantes de la Dirección.Reuníase siempre una vez, y cuando las circunstancias loexigían, dos veces al día. Algunas ocasiones llegaron ápresidirla los Secretarios del Interior y de Hacienda, deordinario el Presidente era el Gobernador de la Provincia,que con tal carácter y con el suyo, hizo ejecutar acertadasprovidencias; y por el órgano del último funcionario se lepasaban los auxilios del tesoro nacional, y se hacíaneficaces, en su mayor parte, sus propios acuerdos. Conesto se ve, que la cooperación era común, y que la acciónpública y la acción particular, se encontraron juntas en elmismo camino, para el mismo objeto del beneficio general.

Fué una medida muy sabia de la Junta Directiva, la decrear juntas parroquiales dependientes de ella, y juntassubalternas, con cuarteles de asignación, dependientes delas parroquiales, para proporcionar de esta manera ladistribución del trabajo, contar con seguridad con elaprovechamiento del tiempo; y obtener, en consecuencia,el alivio, por la intervención de muchos, de la carga, y elnúmero de órganos precisos para llevar los recursos dondelos reclamase la necesidad. Tódos se prestaron, tódoscorrespondieron: se hizo gala de cumplimiento en losdeberes, y se dice la verdad cuando se asegura habersehecho lo posible. Se repartieron métodos curativos paraque llegasen á manos de tódos, se formalizaron las visitasdomiciliarias para el aseo interno de las casas, se nombraronvigilantes, se formó una comisión de abasto para los viveres,se cuidó de los botiquines, se abrieron suscripciones, seprepararon recursos se estudiaron las diferentes teorías,se estableció una policía severa respecto del modo derecoger los enfermos, enterrar los cadáveres y limpiar lascañerías y cloacas; y de momento en momento no se hacía

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más que recibir noticias, proveer peticiones, repartir drogas,especies y dinero, y hostigar al mal para vencerlo.

Merece, como parte de prueba de lo dicho, que setenga presente la siguiente resolución de 17 de septiembre:«Que se diga á los boticarios en circular, que se recuerdenque esta Junta se ha hecho cargo de las recetas expedidaspor los médicos de la Casa de Consulta y selladas con elsello de ella, y de las recetas para los pobres de solemnidadprevistas con la firma de alguno de los vigilantes ú otrosmiembros de la respectiva Junta de Beneficencia. En todoel propio celo: la Casa de Consulta, abierta ya desde el 1ºde Junio, y asistida por jóvenes de notorio provecho, y porun médico habilísimo, respetable y respetado y de una altay extendida reputación profesional, el señor Doctor AntonioParra, consultor principal, hizo cuanto exigían la humanidady la desgracia.

No se creyera, sin los hechos, hasta dónde pudieronser generales los deseos de la Junta. Después de habersepuesto en capacidad de socorrer con cuanto era menesterá todos los cantones de la provincia' de Caracas, aspira ásocorrer también las otras; y siempre será honra suya elsiguiente acuerdo del 14 de Septiembre. «Que deseosa laJunta Directiva de la Sociedad de Beneficencia de nocircunscribir su acción en la epidemia reinante, á auxiliarsólo á los cantones de la Provincia, sino por el contrariohacerla extensiva á todos los de las demás provincias enque aparezca; y en la impotencia de llevar á cima susdeseos por sí sola, acuerda oficiar á S. E. el Poder Ejecutivopor el órgano del señor Secretario de Hacienda, excitándoleá cooperar con una cantidad correspondiente á laimportancia del objeto, para realizar aquel propósito». .

Se alcanza, sin esfuerzo, que los fondos para tantasnecesidades y objetos de la. Provincia, que quedó todaservida, han debido ser grandes y efectivos. Así es.. La

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Junta reunió en metálico cerca de cuatro mil pesos, elGobierno acudió con cuatro mil quinientos y mil frazadas,fuéra de otros auxilios especiales; y no obstante, se debenmás de cuatro mil pesos, que se arbitra ya el modo depagar.

El hospital de coléricos ha tenido la mejor asistencia; yno fuera justo pasar de aquí sin hacer el recuerdo de que seha hecho digno, como su alma y sostén, el señor JoséFrancisco Herrera. Estamos ciertos de que, á ser posible,él detendría ahora nuestra pluma, porque quiere obrar, y nosonar. Algún día, el día que se conozca la importancia, y seles dé el lugar que ellas merecen como consejeras delpúblico sosiego, las artes verán en él un patrón, y leeráncon gusto su modesta historia. Vivir para Dios, para lasociedad y la familia, en los deberes, eso es tódo: loshéroes harán más ruido, pero no más bienes. Los placeresdel alma son de varia índole; pero el que resulta de laconciencia de ser uno tenido por honrado, es el único quese aviene y hace paces con el sueño. El cálculo de lostorpes intereses, las orgías de las pasiones tumultuosas,son como la algazara de los festines, que dura póco: al finno queda sino la fama de un buen nombre, que suena tandulce en el oído y el patrimonio de las virtudes, que pasa álos hijos en herencia. Mucho se debe, como producto dedotes de esa especie, y por eso son aplicables semejantesreflexiones, á ese excelente ciudadano. El degredo, cuandola viruela, él fué quien lo creó, sostuvo y vigiló, junto con elPresbítero Jacinto Madelaine. capellán, con limosnasrecogidas y celo puesto por ambos; y luégo ayudada delPropio amigo suyo inseparable, ha hecho lo mismo en elcólera, asistiendo, suministrando, cuidando la casa comúnde los enfermos pobres personal y diariamente, y haciendoservicios de todo linaje, casi heroicos. Dispénsenos elseñor Herrera: su moderación será derecho suyo; pero sus

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actos, y actos tan nobles, son un derecho del público, y poreso lo reclamamos para él.

El señor Isaac Pardo, comerciante de nombre deCaracas, es acreedor especial á honorífica mención. Esextranjero; pero parece que respiró al nacer los aires denuestra Patria, tan apacibles, y se nutrió con los instintos denuestra índole, tan generosos. Cuando el terremoto enCumaná, cuando el cólera aquí, bien público han sido losfrutos de sus humanitarios impulsos. Tal en su propensión:sus manos derraman obras buenas, como si no tuviesenotro empleo. Le hemos visto en la Sociedad de Beneficencia,y luégo en la Junta Directiva, prestando, para ayuda, susfuerzas poderosas. Cualquiera creería que pregunta porlos males, sólo para ser su providencia. Seamos justos,seamos francos: la franqueza es el valor de la verdad. Laprovincia le debe mucho, y lo tendrá siempre presente: elbeneficio que se recoge en la adversidad no se va delcorazón, porque se escribe allí con lágrimas, esa tintaindeleble de la sensibilidad, que hace eterna la historia deldolor. ¿A quién queremos, si no queremos al que nos abrela puerta en la desgracia? Al que en ella el liberal, no se lepregunta de dónde es, sino quién es: la filantropía no tieneclima, ni el desprendimiento domicilio; y basta que el señorPardo haya sido amigo de los venezolanos cuando escostoso serlo, para que le consideremos como una propiedadde Venezuela. La ciudadanía de los afectos vale más quela ciudadanía de las leyes. Reciba él, pues, este testimonio,como una demostración de gratitud, si corta en expresiónlarguísima en afecto.'

Después de tener en prueba este escrito, hemos sabido que el señorPardo está nacionalizado en Venezuela.

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No sería posible, aunque el ánimo fuera, referir losservicios principales, dar noticia detallada de cada uno desus autores: de los Venerables Curas de la ciudad, por suasistencia asidua: del señor José Francisco Díaz, por suconocido instinto del bién, que le hace preguntar, no áquién, sino dónde es preciso hacerlo; del señor DoctorNicolás Milano, médico del hospital, por sus buenosresultados; de los señores Simón Rodríguez y WenceslaoCarías, practicante el uno, y ecónomo el otro, por suseficacísimos desvelos; del señor Doctor Miguel Arismendi ,por su generosidad en ceder, en favor y para los usos de laJunta, el sueldo de cien pesos mensuales como médico deAltagracia; del señor Doctor Nicanor Guardia, por la alegrey casi festiva disposición con que aplica sus conocimientosen bién de los demás, y logra quitar al servicio la dureza delfavor; del señor Doctor Guillermo Michelena, por susbondades con los pobres, y el gusto y facilidad con quedespoja de sus misterios á la ciencia, para hacerla amable,y en cuanto cabe, popular y accesible. Basta saber quehubo cooperación de tódos, ardiente y desprendida.

y para cerrar este punto, y porque merecen serconservadas para ejemplo, haremos notar sólo dos cosas:la claridad de las familias de Caracas, que pusieron en rifadiferentes obras de labor, para auxiliar, con su producto de530 pesos, los fondos comunes de beneficencia, por elmodo ingenioso de la donación; y el hecho del señorGUillermo Espino, por el sentimiento delicado que revela elinvocar, en la concesión del beneficio, la memoria de supadre como si buscara ocultarse tras de ella. Ponemos enseguida, porque es digna de verse, la respuesta que se dióá su comunicación.

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«Caracas: julio 23 de 1855

SeñorGuillermo Espino.

Señor:

La Junta Directiva de la Sociedad de beneficencia, ensu sesión de 17 de los corrientes, se impuso con la mayorsatisfacción del generoso otreclmlento que le habéis hecho,de contribuir mensualmente, en nombre de vuestro difuntopadre, y mientras lo tuviereis á bien, con la suma de treintapesos para el sostenimiento de la Casa de Consulta Médicagratuita, establecida por aquella sociedad en beneficio delos enfermos pobres de esta ciudad».

«La Junta Directiva, á nombre de la Sociedad deBeneficencia, os da por mi órgano las gracias por el eficazauxilio que le proporcionáis para sostener y fomentar tanútil establecimiento; y Nos particularmente en nombre de laparte menesterosa de esta ciudad os damos el parabién porel buen uso que hacéis de vuestros posibles, y porque á tanmerttortaa-ctón le deis por origen la memoria de vuestropadre ».

«La Sociedad, señor, sabrá apreciar vuestras bondades,y el Supremo Dispensador de mercedes sabráretribuírselas ...

«Contad, señor, con las estimaciones que os profesavuestro atento.- SILVESTRE, Arzobispo de Caracas.

Pasos como éstos no necesitan de recomendación: elbién público, él mismo es su elogio. Es un recuerdo que nose borra, y sobre esto, un recuerdo que siempre satisface.Los favores que' se dispensan al pueblo, no se malogra: sehacen, y se hacen, y se repiten, y al cabo, los premios seencuentran juntos, como tesoro guardado, íntegro y

precioso. El pueblo no olvida jamás, el pueblo quiere, el

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pueblo sabe querer; y (lo decimos por nosotros) un día deamor del pueblo vale más que toda la historia de los reyes.

Aquí debemos cerrar nuestro trabajo. Su objeto está álavista: es, además de inocente, religioso; y la censura, conesto, tendrá que tornarse amiga ó blanda. A nadieofendemos, á nadie maltratamos. Sólo queríamos dar áconocer ideas generosas, sentimientos humanitarios,acciones sublimes; y es una cosa que llama la atención nohaber obrado este milagro, ni intereses mezquinos, ni sordaintolerancia, ni sangrientos odios, sino únicamente lacooperación de tódos al bien de tódos. Apenas, después deesta lección, que nos sirve de enseñanza, nos queda unvoto que hacer: que en la obra de la civilizacón y de la dichageneral andemos siempre unidos, como hemos sidohermanos el día de la común calamidad.

Caracas: Diciembre 19 de 1855.

Cecilio Acosta.

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7- LA INTEGRACION LATINOAMERICANA1

El señor Torres Caicedo trata de la Unión latino­americana, con el propósito de verla establecida y con lamirapuesta á una multitud de intereses internacionales queno se pueden fundar sino tras discusión y avenimiento.Conviene uniformar hasta donde sea posible la legislacióninterna de los varios países así en lo civil como en locriminal, los aranceles de importación y el régimen postal,telegráfico y de caminos de hierro: asegurar la propiedad delasmarcas de comercio y los privilegios literarios y artísticos;comprometerse á ligas aduaneras (zollverein) temporales,buscando en ellos junto con las mayores facilidades para eltráfico, mayor baratura en los consumos; fundar enprecedentes americanos y en enérgicas declaraciones laprotesta correspondiente contra ciertas prácticas abusivasdel Derecho de Gentes, que no tienen otro apoyo que lafuerza; definir de un modo más preciso y extender más eluso del derecho internacional privado; reconocer lanecesidad de ofrecer mediación ó buenos oficios en el casode rompimiento ó cuando amenaza haberlo entre puebloshermanos; convenir en las facultades y aun privilegios quedeban reconocerse á los cónsules, á fin de hacer su acciónmás expedita y clara y su ministerio más fecundo, etc.Estas y otras materias de igual importancia debieran sertratadas y resueltas en un congreso de plenipotenciarios, ysi fuere menester en congresos periódicos del mismocarácter, estableciéndose en previsión de esto último basesConstitutivas ó reglas para los puntos de discusión, y entodo caso la sanción que hiciera obligatorias lasresoluciones, ya que éstas habrían de tener de suyo por lomenos el carácter de acuerdos diplomáticos.

Acosta,Cecilio.- Tomo I11 - págs 157, 158, 208, 209 Y210 - Ed. 1908

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Así, creados estos nuevos vínculos internacionales, lanecesidad de mantenerlos por la observancia recíproca, losnuevos beneficios resultantes, y hasta el ejemplo extraño,contribuirían poderosamente á mejorar la condición moral ymaterial de las naciones respectivas, á que cooperaríatambién la índole misma del pacto con su tendencia ámoderar el sistema tributario aduanero, puesto que seríamenor el cebo de la ambición personal, ávida siempre detrastornos y de aspirar al poder, no por la gloria que él dé,sino por medros torpes é hidrópicas ganancias. La mayorsuma de paz, consecuencia natural de lo dicho, sería desuyo una ventaja inmensa, calculable á primera vista porlos muchos millones que devora año por año la guerra, y sientran en cálculo los otros frutos casi indefinidos del sistema,se verá la conveniencia de adoptarlos.

LOS ASPECTOS ECONOMICOS DE LA INTEGRACIONLATINO-AMERICANA

Sobre los aspectos económicos, dice: Ya es tiempo deefectuar esta colosal agrupación, que va á obrar, segúndice sabiamente el señor Torres Caicedo, más bien de unmodo económico que de un modo político. Desde que elcarácter aventurero y marcial dejó de ser título de emulacióny fama, y la conquista médio de engrandecimiento y poderío,apareció como elemento nuevo de civilización el espíritu deindustria y de negocio, para sustituir los triunfos efímeros ysangrientos de la fuerza con las adquisiciones pacíficas yprovechosas del trabajo; se benefició la naturaleza y seaprovecharon sus tesoros; se empleó el capital como germenreproductivo; se utilizó la navegación como el principalagente de los cambios, y los cambios como la vida naturalde la riqueza: ganó así creces el individualismo, ganóensanche el poder municipal, ganaron mercado de expendio

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de valores; y siendo con esto, entre las naciones, más felizla más empresaria, y más poderosa la más rica, la faz delmundo quedó cambiada. Los pueblos del Norte de Europaen especial, los de las razas anglo-sajona y teutona losprimeros, echaron á andar por este camino, no sólo parallegar á un término dichoso en el material, sino para obtenerreformas saludables en la legislación, la política, las prácticasde gobierno y las costumbre públicas, contentas ya nadamenos que con la libertad en el desenvolvimiento pleno dela acción humana; y no puede negarse, leyendo su historia,que las artes mecánicas, el comercio y los principalesinventos que distinguen las edades últimas, á aquellasrazas es que debieron su vida y su incremento.

No hizo lo propio la raza latina: al contrario, ó porfatigada de su propia gloria, ó por ser varia la suerte de lasnaciones, ó mas bien porque debía aprender con laexperiencia, durmió larguísimos años sin cuidarse de lanueva regeneración social que se efectuaba. Pero ella sinduda midió sus fuerzas y contó sus recursos. Sabía que elprogreso no consiste sólo en materia manufacturada, líneasmatemáticas é intereses del dinero; que en la dicha tienetánta parte el corazón como el cálculo; que algún día habríade encontrar intacto el arte en Italia, donde lo habíaencerrado en galerías y museos para la educación del almay la modificación de las costumbres; las ciencias, las ideasy las costumbres en Francia, y el carácter franco, laimaginación romántica, la bizarría caballeresca y la inventivacómica en España; que otro día habría de aparecer enAmérica Bolívar, equivalente él solo á un destino, para decirla última palabra de la redención humana y dar la pruebamás clásica del genio; que sonada la hora de la civilización,habría ésta de recibir su complemento de la sensibilidadexquisita, los afectos tiernos, y el amor generoso de la quequiere que sean comunes los lazos de familia, para que

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aparezcan dándose las manos Fulton y Jouffroy, Cook yColón, Shakespeare y Calderón, Bynkershoeck y Bello.

Con lo expuesto se verá el tamaño de la obra que haemprendido y que consumará, sin duda, el señor TorresCaicedo. Pensar en la salvación común de un continente;concebir esta idea y darle cuerpo viable; agrupar alrededorde ella para defenderla y hacerla propia, al periodismo, á ladiplomacia, a las mayores celebridades, puede decirse álos gobiernos, representados en sus altos dignatarios; fundarla asociación que ha .de sustentarla y llevarla á cabo, enParís, que puede llamarse la capital del mundo; hacer quese propague, se celebre y sea ya una nueva esperanza dela civilización, excede á las fuerzas ordinarias de un hombre,y ha menester para logralo el conjunto de raras prendas d.egenio, ilustración y carácter que posee su simpático yeminente autor.

JUICIO DE ACOSTA SOBRE CONCEPTOS DE TORRESCAICEDO SOBRE LA CIVILlZACION y DESARROLLO

ECONOMICO DE AMERICA LATINA1

Pero donde el informe es más significativo por laintención y más noble por los sentimientos, es en el juicioque hace de nuestra América latina, de sus fuerzasproductivas, sus instituciones, sus industrias, sus artes, sucultura, su genio fácil é inventivo, sus anales épicos, sushéroes, sus escritores é ingenios, para cada úno de loscuales tiene el señor Torres Caicedo un recuerdo fino ó unamención hermosa, que venida de su pluma, es prez y lauro.Harta razón es preciso reconocerlo al verlo tan enamoradode estas regiones que le dieron el sér y hacia donde se

Acosta, Cecilio.- Obras - Tomo 111, págs 234, 235, 236 - Ed. 1908.

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precipita la corriente de las cosas. La civilización viaja: orasea que haya menester sacudir los resabios del tiempo óquebrantar los grillos de rancias tradiciones, vésele muchasveces levantarse en sus alas para buscar otros espacios yotros suelos, testigos Egipto, Grecia y Roma; y hasta leconviene también lnqertarse en otras razas, como hicieronlas comarcas del Bajo Imperio con los enjambres del Norte,para así lograr una savia más abundante y una regeneraciónmás poderosa. El que obra esto no es el hombre, de suyoimprevisivo y flaco, sino las grandes leyes del mundo so­cial, así como obran también en su esfera las leyes delmundo físico, desencadenando las tempestades parafecundar la atmósfera, desatando las lluvias en torrentespara abonar las tierras y alegar los sembrados, y llenandoel vacío luégo que se forma, para que todo esté poblado ylleno.

El destino, en efecto, inclina hacia nosotros su rumbopara levantar aquí sus tiendas, no meramente por estanaturaleza múltiple y rica con tánto producto y clima vario,por la inmensa extensión de estas tierras, en lo que loshorizontes parece que agotan los cielos sin agotarse ellosmismos; sino por nuestra índole, con los brazos abiertospara todos los hombres, nuestra adaptabilidad de genio átoda clase de cultura, y nuestro delicado gusto, que cuandono conoce el arte lo adivina. La civilización no se vinculasólo en la industria, que va ó viene como el comercio, sinoen las razas que tienen espíritu, y la nuestra posee el másfino é ingenioso. Apenas falta que corra un poco más eltiempo y entonces se verá florecer la paz y crecer elProgreso á la sombra de instituciones como las nuestras,levantadas sobre una base nueva, sin complicaciones conlo pasado ni contratos con la fuerza. Entonces se reconocerámás la obra de Bolívar, San Martín, Sucre, Páez, Nariño ytanto claro varón, sobre todo el primero, que dejó la huellamás profunda en la historia. Entonces tendremos una

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nueva ley externa convencional, en que aparezca extirpadala guerra por medio de arbitramentos con sanción. Entonceshabrá nuevos consistorios para las artes liberales y en lasletras, para dar lajoya al vencedor, mostrándose así «aquelavantaje que «Dios y natura ficieron entre los claros engeniosy «los obscuros», se hablará el castellano por gala enextranjeras tiernas, y se proclamarán, sirviendo él de órgano,en las cortes de la libertad, los últimos triunfos del derecho.Entonces se verán coronados los esfuerzos del señor TorresCaicedo.

No se vaya á entender que él condena ó ve con menosestima la civilización de Europa, que fué el germen y estodavía el gran teatro de tódas. Hárto sabe él que en ellashay solidaridad, que las generaciones son anillos de unasola cadena, que el de la humanidad es un mismo camino,que los siglos son sus piedras miliarias, y que importaestudiar hasta el polvo de los sepulcros, así y todo,enseñanza muda; pero sabe también que hay una últimafórmula de progreso, y ésa es la que él prevé, predica yquiere para la América latina, como una especie de profetay al mismo tiempo como un apóstol.

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