bolívar echeverría - la historia como descubrimiento

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Latinoamérica y México

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  • 5/6/2018 Bolvar Echeverra - La historia como descubrimiento

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    coNTRA

    :: >oV 1T$IA

    ~ BOL IV AR ECHEVERR IA f'(>

    I2To~IA2

    La historia como desencu brim ien to.

    HISToR

    AS"D e tan u erd ad era , ill v er da d s e u ue lu e s os pe ch osa ...

    Juan R uiz de A larcont r " I '1' II ., I I [ '. r I r I '1 I j " '\ I" I

    E s d iflcil irn ag in ar u n rexro m as inc6m odo para un his toriador, para un profesio-na l del discur 0 hisrorico, qu e e I de las Tesis de Walter B enjam in" obre el con-cepro de his toria". ntre enigm dtico y retador, e un rexro que pareciera a racoquerer convencerlo de la impo ibilidad de su ofici . Tan alm s n las exigenciase pi sr er no lo gi ca s, e ric as y pollri as planteadas , segun W alter B enjam in, por la es -critura de la hi roria, que el hi roriador acadernico, cuando no las deja de lad pO l'ilusorias , riende a verla c omo i na lc an za bl es ,

    n efecco, si preguncdramos al texto d e Wa lte rB enjam in cual es el Fundamento, cuales son lascondiciones de posibilidad del discurso propio delhisroriador, la respllesra que enconcradamos en elimplies roda una definicion de la hi toricidad delgenero humane. E I ser humane e hi rorico por-qu e la acciones qu e ernprende cada una de susgeneraciones -todo cipo de accione , de de lasma s f undan re s hasra las m as insignificanres - com -prom eren a las gen eracio nes siguientes. Son ac-ciones que im plican una transform aci6n de 1 0 orro,1 0 exrra-hurnano y la construccion de un mundopara la vida; que dan lugar a creaciones que per-duran, que rienen que ser re-a um id a , co ntinua-da 0 rransforrnadas po r ella. I er humano esun er historico porque los hechos qu e re ulran deesas acciones, lo s rriunfos, pero ram b ien 1 0 fraca-sos en los que ell os consisten, quedan como fe-cuerdos grabados en la memoria muda, objeriva,que es inherence a la consistencia misrna de lasco s as de ese mundo de la vida; recuerdos que pug-na n par expresarse, po r re-vivir lo s mementos dee as acciones. L as acciones de l paado tienen asi laactualidad de 1 0 inconcluso , de 1 0 que e srd abi er roa ser concinuado en un sentido 0 en otro,

    E I pasado, dice Wa lte r B e n jam in , tiene un de-recho sobre el p res en ce, eS UI en cond icio nes de exi-girle que 1 0 re care, que salga en su defensa, quepelee por elj Ie confiere una capacidad 0 una fuer-za mesianica, redenrora. Y es que, para B enjam in,e I continuum hi rorico instaurado para el generhumane por la incornplerud del mundo de SlI vidano es ta hecho de una sucesion mas 0 menos equi-tativa de triunfo y fracasos, s ino por el predomi-n io con tunden re de es tes ulcirnos, E I "angel de lahisroria", es decir, alegoricamenre, la auroconcien-ci a de la historia, la dinarnica de la historia re-flex io nan do s ob re s f r nis rn a, mira en el progresode los riempo u n v ien ro huracanado, deva cador,qu e arnonrona ruinas a 1I paso. Es el vienro qu eopla de de el cielo de los poderosos y que les ase-glln el triunfo,

    Porque, para W alter B enjam in, las peripeciasde la acci6n hum ana durance code e l tiempo quelleva de ejercerse, e e tiernpo a l que Marx lIam6 la"pre-hisroria", h an g irad o siempre, una y otra vez,en un sentido adverso a la emancipacion hurnana,a la liberaci6n de u dialogo con la naturaleza, Aello al hecho de que "e l enemigo de la abolici6ndel dorninio de una parte de la sociedad sobre el

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    Contrah is to ria SRitratro di \Vaher Beniamin, Valero Adami

    resto de ella es unenernigo que no cesade rriunfar", al he-cho de que la nece-sidad de actualizar elpasado resulta de laexperiencia que lasociedad tien e deeste fracaso perenne,se debe el que esa ac -tualidad adopte la forma de una exigencia "rnesia-nica" 0 de redencion del pasado sabre el presente0 , 1 0 que es 1 0 rnismo, de una capacidad "rnesiani-ca " 0 redentora del presente hacia el pasado.

    'd Ac aso no n os ro m, a n oso tro s ta mb ib l. u na"dfoga de l eire qu e envolata a los d e an te s?(Acaso en ins vo ces a la s q ue p restam os o idono resuena e[ eco de otras voces qu e dejaronde s on ar? ( ..) S i e s a sl , m so nc es , e nt re in ; ge-nerac iones de! pasada y la nues tra , esM vigen-te una cita (verabredung) se cre ta [ un c om -promiso secre ta de encon trarnos] , E s dec ir : I ra -mas espe rados sabre L a tierra. T am biln a no-SO&1'os ,ntonces, como a toda otra generacion,no s h a s id o c on fe rid a una dlbit f i1 e rza mesid-n ic a, a la c ual e l pa sa do tim e d ere ch o a d iri-g ir su ; r ee lamas . "En el texto de Walter Benjamin cam pea un

    principio episternologico basico acerca de la posi-bilidad que tie ne e l d is cu rs o historicgrafico de se rel vehtculo de un conocirniento verdadero del pa-sado; es un princ.ipio que pane de la concepcionde la historicidad concrera del ser humano queacabo de mencionar. Para Benjamin, s 61 0 un pre-sente que es capaz de aceptar e I desafio que el pa-sado le lanza a su fuerza mesidnica, que es capazde reconocerse y a umirse como reclamado por el ,puede alcanzar una imagen verdadera de es e pasa-do, y esto 5610 rnienrras dura ese compromise, fu-gazmenre, como en un destello.Walter Benjamin sornere a una critica impla-

    cable la idea hisroricista de una "empada" con elhecho del pasado, que perrnitirfa aprehenderlo"desde adentro" y narrarlo con mayor verosimili-

    uud. La empada,dice. es siernpre conla situaci6n de losdorninadores y vic-toriosos, es decircon quienes esraninteresados en ocul-car los hechos . A 1 0que e l "historiadormaterialism" puede

    aspirar e a "cirar" un hecho del pasado caprandodesde los conflictos del presence l a opor run id adde haceelo. La "cira" del pasado implies e l cum-plimienro de la c ir a me s ian ic a que se riene con el ,La "cita" del pa ado es una invocaei6n 0 convoca-toria del mismo, pero es rarnbien e I curnplirnicn-to de una "cita" secreta, de un compromiso oculrode enconrrarse con el,

    La imagen del pasado que el historiador mate-r ia lis ra r ra ta de atrapar es aquella que se le rnues-rra inesperadamence al s u je ro h is ro ric o cuandoentra en un "instanre de peligro", cuando, en lu-gar de cirar del pasado, invocarlo, convocarlo, obe-deciendo a su encargo rnesianico, esta rentado arenunciar a hacerlo,

    E I discurso s obre el p as ad o, dice Benjamin, noconsiste en "reconocerlo tal como sucedi6 realrnen-ce",consisre en apoderarse de un recuerdo tal comoel relumbra en es e "instanre de pel ig ro " , en esein tante en que es Hamado a rendirse y entregarsecomo insrrumenro de la c la se dominance. E I his-toriador que e capaz de citar del pasado y de cum-plir la cita con el, el hisroriador materialisra, quese resi re a la complieidad a la que Ie invita e] dis-curso de los dominadores, pasa su mana por sobrela piel irnpecable de lanarracicn historica que ofre-ceese discurso, pero 1 0 hace necesariarnente a con-trapelo. A J hacerlo encuentra sin falta, bajo esasuperficie brufiida, un buen mirnero de cicatricesy moretones, de traumatisrnos que no son inme-diaramente visibles, que estan escondidos, oculta-do por ella y que son indicios de que rodo aque-110 que aparece en e l como un docurnenro 0 unaprueba de cultura debe ser tarnbien, al mismo tiern-po, un docurnenro 0 una prueha de barbarie.

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    ContrahistoriaSRitranc di \Vaher Benjamin, Valero Adami

    resto de ella es unenemigo que no cesade triunfar", a l he-cho de que la nece-sidad de acrualizar elpasado resulta de laexperiencia que lasociedad riene deeste fracaso perenne,se debe eI que es a ac-cualidad adopte la forma de una exigencia "rnesia-nica" 0 de redenci6n del pasado sabre e I presente0, 10 que es 10 mismo, de una capacidad "me iani-ca" 0 redenrora del presenre hacia el pasado.

    '~Acaso no nos raza, a 1 701 0tros tam bien, unaI'dfoga del aire que envolvla a los de antes?(Acaso en la s voces a la s q ue p re sta mos oldono resuena el eco de otms voces que dejaro"de sonari (. . .) S i es as!, entonces, entre las g e-n er ac io ne s d eL p a s a d o y la nu estr a, e Sla v ig en -te tina cita (verabredung) secreta [un com-promise secre ta de encontrarnos]. E s d ec ir : I ra -mas esperadas sabre la tierra. T am biln a no -so tros, en tonces , como a to da a tr a genel'adon,no s ha sido conforida una dlbil fuerza m esid-nics; a fa mal el p asado tiene derecho a diri-gil' su s r ec lamo s. "En el texto de Walter Benjamin cam pea un

    principio episrernologico basico acerca de la posi-bilidad que tiene e l discurso hisroricgrafico de serel vehiculo de un conocirnienro verdadero del pa-sado; es un principio que parte de Ia concepcionde la historicidad concreta del ser humane queacabo de mencionar. Para Benjamin, 610 un pre-sente que es capa.z de aceprar el desaflo que el pa-sado le la nz a a su fuerza mes ian ic a, que e s c ap azde reconocerse y asumirse como reclamado por el ,puede alcanzar una. imagen verdadera de ese pasa-do, y esto 5610rnientras dura ese compromiso, fu-gazmente, como en un destello,Waher Benjamin somete a una cririca impla-

    cable la idea historicista de una "ernparla" con e Iheche del pasado, que permirirla aprehenderlo"desde adentro" y narratio con mayor verosirnili-

    uud , La empada,dice, es siernpre conla situaci6n de losdorrunadores y vic-tor iosos, es decircon quienes estdninceresados en ocul-tar los hechos . A L oque el "historiadorr na re ria lis ra " p ue de

    aspirar es a "citar" un hecho del pasado captandodesde los conflictos del presence la oportunidadde hacerlo. La "cira" del pasado irnplica eI cum-plimiemo de la cita mesianica que Sl! riene con el,La "cira" del pasado es una invocaci6n 0 convoca-coria del mi rno, pero es rarnbien el cumplimien-[0de una "cita" secreta, de un compromise oculrode enconrrarse con el .

    La imagen del pasado que el hisroriador mate-rialism rrata de atrapar es aquella que se Ie mues-era inesperadamente al sujero hisrorico cuandoenrra en un "instante de peligro", cuando, en lu-gar de cirar del pasado, invocarlo, convocarlo, obe-deciendo a su encargo mesianico, esta renrado arenunciar a haeerlo.

    E I discurso sobre e I pasado, dice Benjamin, noconsiste en "reconocerlo tal como sucedio realmen-re": consiste en apoderarse de un recuerdo tal comoel relurnbra en ese "instance de peligro", en eseinstance en que es llarnado a rendirse y enrregarsecomo insrrumenro de la clase dominance. El his-toriador que es capaz de citar del pasado y de cum-plir la cita con el. e I hisroriador materialista, quese resisre a la complicidad a la que le invita el dis-curso de los dorninadores, pasa su mana por sobrela piel impecable de la narraci6n historica que ofre-ce ese discurso, pero 1 0 hate necesariamente a con-trapelo, AI hacerlo encuentra sin falca, bajo esasuperficie brufiida, un buen rnimero de cicatricesy morerones, de craurnarismos que no son inme-diatarnente visibles, que estan escondidos, oculra-dos por ella y que son indicios de que rodo aque-1 1 0 que aparece en el como un documento 0 unaprueba de culrura debe ser tarnbien, al rnisrno tiern-po, un docurnento 0 una prueha de barbarie,

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    Imago~Mundi

    Cuando hahlarnos de las exigencias de una hisroria "escrira a conrrapelo", no hecha apartir de las pruebas irrefutables que dejan teas de S l los acontecirnienros reputadosde gran des y decisivos por los proragonisras de los rnismos y sus historiadores, sinohecha precisamente a partir de la ausencia de ese tipo de pruebas que deja teas de 5 1 elaconrecer de la vida cotidiana, es indispensable hacer referenda a t ya famoso ensayode Carlo Ginzburg sobre el paradigma indiciario, al cexro de "Huellas, Rakes de unparadigm a indiciario" (reedirado recienternente entre nosotros en ellibro Tentativaspublicado por la Faculrad de Hisroria de la Universidad Michoacana, Morelia, 2003).

    Ginzburg es conocido como uno de los princi-pales cultivadores de la corrienre hisroricgrdfica Ha-mada de la "microhistoria iraliana", Su vuelco ha-cia esta corriente no responde 5610a una preferen-cia por 10 pequefio, a que le guste el deralle 0 aque tenga una vocacion preciosisra, obedece a laconvicci6n de que precisamente en la hisroria delas pequefias co as se e conde la verdad histcrica,opacada por la narracion de los grandes hechos.Para encontrar el enrido y avanzar en el cami-

    no de la microhis toria, Ginzburg [UVoque inven-tar 0 que encontrar una rnanera de sacar a la luzaqueHo que no es legible. que no esra alll, que fueborrado y que no consta como dererrninante parala his toria. E s el origen del "paradigms indicia-rio", como 10l lama, y que el ha desar ro ll ado parar ra ba ja r la h is to ria en es ra perspecr iva tan especial."Si la realidad es opaca, dice en su ensayo, exis-

    ten ciertos punros privilegiados -senales, indi-cios- que nos perrniren descifrarla. Esra idea [...]consti tuye el n ucleo del paradigma ind iciario 0sin-romatologico" (p. 151-52 del libro de Te1ltativasantes rnencionado), como el 10llama.(Que debernos entender por "indicia"? Un in-

    dicio no es un dato, docurnenro 0 prueba insufi-cienre; no es, por ejemplo, el resto oseo que la pa-leontologfa reconoce como fragmento de un maxi-lar, y a partir del cual es capaz de reconstruir elesqueleto entero e incluso la apariencia exterior deun animal prehistorico. Ese resro 6seo no es pro-piamente un indicio de la consistencia corporalde un deterrninado animal sino solarnente un do-cumemo fragmenrario de la misma. EI terrninoindicio no s er ta apl ic ab le en esre caso.Considerando el asunto en un easo cornpleta-

    mente inverse a este podemos ver en que consistepropiarnente un indicio, Es posible irnaginar la ple-tora de docurnenros probatorios que puede habet

    dejado eras de su rnuerre un poera, por ejemplo,de quien alguien esruviese escribiendo una biogra-ffa: habria en ella libros Y articulos del poeta y so-bre el; revisras, fotograffas, papel es o fic ia le s de rodoripo, diaries Intimos. confesiones secretas, cortes-pondencias, 10mismo sernipublicas que (ntirnas 0incluso clandesrinas: casas, jardines y espacios in-reriores di efiado a su gUSto;prendas de vesrir, rna-nuscriros, dibujos de su propia rnano, coleccionesde objeros, ex-csposas, grupos de deudos y ami-gos; testimonio obre el, a favor 0 en contra, etce-tera, etcetera. Pero con redo 1 0 abrumadora quefuera l a canr idad de pruebas fehacientes de rodas ycada una de las afirrnaciones del bi6grafo, sobrerodos los puntOS y rodos los ambiros de la vida delpoera, ella no serla suficiente para declarar innece-sario el recurso a los indicios que e l poera hayapodido dejar derras de s t. Es mas, al contrario talexceso de pruebas harfa patente la urgencia de tra-tarlas a rodas como si fueran indicios,En efecco, al ser empleados como pruebas deldiscurso biognifico. los documentos 5610rnuestransu cara manifiesta 0 luminosa: rodos ellos eienen,sin embargo, al mismo riernpo, orra cara, una caraoculra, que esta en 10obscure y que los conviertenecesariarnente en indicios. Yes que e l cardcter deindicio no le viene al docurnento de su precarie-dad. 0 de su fragmemariedad, de una insuficien-cia cuantirativa suya, que Ie impida cumplir conel ideal de er una prueba plena. Le viene simple yllanamente del hecho de ser una hueUa humana.No es asf la fragmenrariedad 0 la insuficienciade un daro 10 que hace de el un indicio, sino la

    funci6n sustirutiva 0 de reemplazo que debe cum-plir. EI indicio es un data que esra allf en lugar dela prueba que falra 0 mas alia de la prueba exisren-teo A partir de un indicio no se reconstruye unheche, como en la paleoncologta, sino que se 10

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    ContrahistoriaS

    supone. E I indicio invita a la interpretacion y, an-tes que nada, a la interpretacion de la circunstan-cia que hace que el deba estar ill,en lugar 0masalla del dato pertinenre, supliendo la ausencia, 0incluso la presencia, del mismo, EI indicio incita abuscar algo que por alguna razon no ha dejadorestos suyos, sino s610 huellas indirectas, algo quepor aJguna raz6n estuvo impedido de rnanifestar-se, algo que tuvo prohibido mosrrarse, algo queera necesario ocultar,

    L a ciencia natural, a la que por definicion su-ponemos libre de antropornorfismos, descubre in-rerconexiones entre los datos de 10real. L a cienciahistorica, en cambio, como dice Ginzburg, descu-bre intenciones entre esos rnismos datos de 10real,a los que reconoce por eUo el caracter de indicios,lrremediablemente antropornorfica, ospecha unaintenci6n obstructora en la realidad aparente: siesta tiene la caracterfsrica de ser polisernica y hui-diza, serla porque en ella hay una imenci6n deconfundirnos, de engafiarnos, de desviar nuestraarencion por el lade equivocado. E s par ello quela ciencia histories no puede mas que adoptar unaactieud equivalence y, desconfiando de los datosque la realidad historica entrega par s f misrna, dis-ponerse a atraparla allf donde ella esra despreveni-da, en los lapsus de su apariencia, en los gestossintornariccs que se le escapan, en los punros decrisis de su repertorio de pruebas, en los indiciosque deja inadvertidamenre. L a idea de esra aproxi-maci6n indiciaria a la realidad historrca parte delsupuesto psicoanalftico de que 10que se hace sinquerer, revels, no obstante, 10 que se quiere hacery se puede hacer, pero no esra permitido hacer.Poddamos decir que la condici6n episternolo-

    gica de la validez del paradigma indiciario de Ginz-burg serla la siguienre: 1 0 real hisrorico es constiru-tivamente enigrnatico, oculta algo, su verdad apa-rente es sospechosa, Es decir, los datos no 5610sonsiempre insuficienres, sino que estill ah f para en-ganae. Habrfa asl un caracter indiciario fundamen-tal de la realidad social e hisrorica, que deriva delheche de que 10 humane en general tiene siemprealgo que ocultar, EI antropomorfismo de las cien-cias sociales estarta justificado, porque efectivamen-te la realidad humana, social e hisrorica en gene-ral, tiene aJgo que ocultar, Y si existen los indicios,es porque esa realidad hurnana aparenta ser algoque no es; aparenta una arrnonla inrerna, consigo

    misma, y una armonia externa, con 10 orro, quee$t;1lejos de sec real. Se trata -quisiera sugerir-de Larnisma condicion episremologica que preva-lece en laargurnenracion deWalter Benjamin cuan-do escribe que rodo documenro de cultura, codaprueba luminosa de la excelsirud de la historia hu-mana, riene una cara oculra que hace de ~ J, al rnis-mo tiernpo, un docurnento de la barbarie de esahistoria, una cara que s610resulta sospechosa a par-tir de indicios que hay que saber detecrar,De acuerdo a la condicion epistemologies su-

    puesra bajo el "paradigma indiciario" que gula aCarlo Ginzburg en su pracrica de la rnicrohisto-ria, la realidad historica es efectivarnente enigma-rica y sus verdades evidenres son siernpre sospe-chosas, porque la consritucion misma de 1 0 hu-mano estd ocultando algo inconfesable, que s610sale a la luz a pesar suyo, en los puntas Falli.dosdesus obras, Es de suponerse que es a l fundamencode esra condici6n episternologica del "paradigmaindiciario" al que el se refiere cuando habla de cier-ras "implicaciones extra-hisroriograficas" del mis-mo, que se abren hacia "horizontes muy lejanos".EI fundamenro de la condici6n epistemologi-

    ca del paradigma indiciario esra en el oculcarnien-to que la sociedad humana debe hacer de la eon-tingencia de su humanidad y del mundo de la vidahumana as f como de Ia concingencia de su identi-dad y de la figura identiraria que tiene ese mundoen cada case, Un ocultarnienro que resulta indis-pensable para la vigencia practica de las insriru-ciones sociales puesro que s610 gracias a ella so-ciedad puede legitimarlas como "naturales", esdecir, como configuradas en armenia con las for-mas irnpuesras por la naturaleza.

    L a sociedad hurnana debe oculrarse a s f mis-rna, el hecho de que las formas de su vida y de sumundo no provienen de la naruraleza, ya que sonformas que se han levantado y se han construido apartir de las naturales, pero yendo mas alia de elias,conrradlciendolas, rrascendiendolas. La humanono es natural, sino trans-natural; no tiene la justi-ficaci6n ni el fundamemo de 10 natural, y sin em-bargo, si quiere sostenerse, debe fingirse natural 0derivada de 1 0 natural.Todas las idemidades humanas son variaciones

    en rorno de una rransnaruralizacion de la natura-leu. Toda Figura social implica una represion delas pulsiones naturales del cuerpo social, un cons-

    : + o 1 : t . J o . H ul'o ...1.1111,,1 1 > 1 1 1 . " 1 , , dr ('I", l i ' [ 32) '4, /" ot, 1 1 1 ; " " ( , , d f ' ( 1 1 < 1

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    trefiirniento y un desvio de las faculrades natura-les, y un cultivo excesivo de ciertas de elias y unarepresion de otras, Yes jusramente esto 1 0 que rie-ne que ocultar la realidad hurnana, e I hecho deque no es natural, de que incluso se levanta sobre e lsacrificio de 1 0 natural. E I cornporramienro humanoesta par e so lle no de !apms, Ileno de actos fallidos, depuntos y mementos en los cuales hace crisis la confi-guracion dentro de la que se desenvuelve.Los indicios de los que habla Ginzburg deri-

    van su caracter indiciario de esta constante de lah is ro ria h urn an a a la que se refiere Walter Benja-min en sus Tesis "Sobre e I concepro de Hisroria",al hecho de que viene siendo la historia de la re-presion y el dominie de una parte de la sociedadsobre el resto de la misma, una hisroria que se pien-sa a sf m isrna bajo el supuesto de una legitirnidadnatural de esa in jus ti ci a ,EI sexto senti do del hi toriador, su vocacion, el

    " 0 1 fa(0", la perceptividad ante los indicios del pa-

    Hmago @ ) M.undi

    sado, de la que habla Ginzburg, Ie vienen de sucomprorniso can e I presence como un presence car-gada de fuerza rnesianica, conectado can ese pasa-do y con e l futuro frustrado de ese rnisrno pasado," ada de 1 0 que alguna vez aconreci6 deberfa dar-se por perdido", escribfa Walter Benjamin. Siem-pre puede haber un memento reacrualizador que,aI invocarlo, a I "cicarlo", 10 rescate del olvido, de lanada, del estado de simple resro 0 ruina en que haquedado. EI hisroriador es el que compone narra-ciones del pasado capaces de ojrecerle al lecrorposibilidades de percibir la "debil fuerza rnesiani-ca" que hay en el, y que 10conecta con algun mo-menta de e se p as ado, cuyo conf li cro i rr es u el to pue-de resolverse en y con el conflicto del presence.

    E I indicio no esca ah f para permitir aI historia-dor la reconscruccicn del rodo de un docurnento:esta ah l para ofrecerle la posibi lidad de inrerpretarel senrido de un aconrecirnienco, Y s610 a craves deel, de conocer la realidad del mismo.

    Un ejernplo muy especial del uso del "paradigms indiciario'' -un uso por 1 0dernas avant L a lenre-, es aquel que puede reconocerse en una obra del sigloXIX , en E I Capi ta l, de Karl Marx.

    Dada la confusi6n que reina entre los marxo-logos acerca del genero al que habrta que adscribireste libra, que el mismo Marx define como "crfri-ca de la economla polftica", podemos perrnitirnossuponer -sobre todo teniendo en cuenta que Marxdeda en su juventud que no existe otra ciencia masque la ciencia de la historia-, que es un libro ene I que de una manera u otra se practica la escriturade la h is ro ria. Y Marx es el iniciador de es e ripopeculiar de discurso aI que hoy conocemos comoel discurso enrico sobre la modernidad.La afirrnacion que quisierarnos hacer es que e I

    discurso enrico de Marx es un discurso que em-plea necesariarnente el "paradigma indiciario" yque descubre, en la ambivalencia de 1 0 moderno,aquel momenro de barbarie desde cuyo pasado seproyecta un reclamo mesianico sobre e I presence.En efecto, 10que Mane hace en esta, que es su

    obra mas imporrante, es precisamenre partir de 1 0que pod ria llarnarse una a'rcirud de sospecha ante

    la realidad descrita y explicada por la ciencia de laeconornla polltica.La realidad econ6mica esrd aht, y la ciencia eco-nomica nos dice que el mundo de la riqueza obje-tiva de la sociedad se compona de acuerdo a uncierro patron que es el que se describe en la for-mula general del capital. Si hablamos de la rique-za modema, nos referimos a una riqueza muy es-pecial, que no consisre en un conjunto estarico deobjetos valiosos de un tipo u otro, sino en unasuma dinarnica de dinero. La riqueza modernaexisre bajo Ja forma de una suma de dinero, queesra siempre en proceso de cambiarse par rnercan-cia y de recarnbiarse luego nuevarnente en dinero,pero de una rnagnitud incrernenrada, es decir, deuna magnitud que (rae consigo un plusvalor 0 unaplusvalia. D-M-D', Dinero - rnercancia - dineroincrernenrado, esta es la "f6rmula general del ca-piral" y esta la flgura en la que existe la riqueza dela sociedad en la epoca rnoderna.

    t'("",\lUto,~ "., otra 111IIl1d., t i t ' (1/ fJ v [33) I., om. I IlJ r. /( l, d , ' Cli"

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    ContrahistoriaS

    Marx afirma que esre cornportamienro resultasospechoso, y 1 0 hace porque descubre en e l unindicio, es decir, porque encuentra una fulla sinto-maries en la apariencia de la riqueza social moderna,Ese indicio consisre en una paradoja. E s ab-

    surdo, dice M, que ese plus de valor, que esa plus-valfa que ha engro ado al dinero del propietariocapitalisra cuando 1 0 recibe finalmeme por la ven-ra de su rnercancla sea una cantidad de valor cuyaexistencia es inexplicable de acuerdo a las leyes dela circu lacion rnercan ril den rro de la que ella apa-rece, y que, no obstante, sea una canridad de valorque 5610 puede aparecer preci amenre en esa cir-culaci6n rnercantil. EI plusvalor no puede y sinembargo, parad6jicamente, riene que darse en [acirculacion mercanril.Examinada por Marx como un indicio, como

    una falla sinrornarica, como un L r t p m s del com-portarniento capiralisra de la riqueza social, e taparadoja revelard una realidad fundamental de laeconornla moderna, y de la vida y el rnundo de lavida social que se lev an ran so bre ella. Marx con-vierte ese que sera el indicio inicial de su crltica deIs vida economics rnoderna, esa paradoja, ese ab-surdo, en un problema, cuya s olu cidn es ra para elen la teoda de! modo de producci6n capitalisra.Convierte esa paradoja en problema cuando alanalizar la f6rmula general del capital, encuentraque en ella el rerrnino central. el de [a rnercancfacomprada y revendida por el cap iralista, es un rer-mino que confunde dos tipos diferenres de mer-candas, el de las rnercancias cornunes y el de lasmercancfas rn ila gro sa s , e s decir, el de [as mer-candas que generan valor rnientras son consurni-das, Este Ultimo tipo es el de Is mercanda fuerzade trabajo. La f6rmula general de l capital. al tra-tar a [a fuerza de trabajo como si fuera una mer-cancfa cornun y corriente, esconde 0 rnisrifica e Ihecho escandalo 0 de que la civilizacion modernadescansa en la conversion forzada de M que es e Isujeto, en M proceso productive, en rnero objerodel rnisrno. Por eso, conduye Marx, que las rela-ciones mercantiles entre los miembros de la socie-dad civil son rnantenidas y reproducidas por la acu-~ ~rnulacion del capital, con la funcion precisa deconstruir la apariencia de un rrato entre iguales,pa.ra 1 0 que es en realidad un rraro desigual entreexploradores y explorados,

    Los comunistas, segun Marx, "citaban" tambien"del pasado"; ciraban ese acontecimienro en el quelos propietarios de los medias de producci6n fue-ron expropiados de los rnismos, privados de Sll su-jetidad y convertidos asf en meros objeros, La "ex-propiaci6n de los expropiadores", de la que trataal final del primer rorno de E i C ap ita l, era, segunel, el modo en que los comunistas "ciraban" aquelaconrecirnienco, y el modo en que, a l citarlo en supractica, cumpllan rarnbien, mesianicarnenre, conla cita 0 compromiso de encuentro establecida atraves del tiempo con esos expropiados y enajenados.

    EI intento de articular la propuesta de CarloGinzburg de un "paradigms indiciario" para la es -crirura de la hisroria, con la idea de Walter Benja-min de que la imagen verdadera del pasado 56[0seda cuando el historiador es capaz de citar ese pasa~do desde u n p re se nre que se asume en e I "insranredel peligro", e un intento que obedece a la pre-ocupaci6n del propio inzburg, de no dejar a l " pa -radigma indiciario" en e l plano de la simple me-rodologla, al que parecerfa pertenecer, EI "para-digma indicia rio" 5610 se emplea adecuadarnentecuando -como hizo Karl M arx hace 150 aftos-los indicios que descubre se refieren a aquello queel continuum hist6rico establecido tiene que es-conder ante rodo, a l heche de que la barbarie hatenido que sec hasta ahora la cara oculta de codaslas maravillas del progreso.

    e trata de una fuerza mesianica 'debil", es de-cir, no apoeallprica sino localizada y fechada, queaparece en rodos los presences de cada uno de losindividuos sociales, Todos ellos son justarnenre in-dicios de que la rea lid ad hum ans es una realidadconrradictoria, que se levanra a partir de una ne-gacion, que podrfarnos llamar dialectics, de 10 na-tural. Se trata enronces del oculrarniento de la fal-ta de necesidad natural de 1 0 humane, de que supresencia en la naturaleza implica la necesidad delsacrificio 0 de la represion de las pulsiones natura-les, las misrnas que esran siendo rransnaturalizadasen 10humane. Se rrara del oculrarniento de la ar-birrariedad de los ideales 0 de los va lo re s po si ti ve sadmirados por ella. que permean coda su vida. Yesre serfa el fundarnenro del paradigms indiciario,

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