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En este número: Academia, observación y política, el legado de Molina Chocano / 2 Una vida dedicada al estudio de la región / Entrevista / 4 El segundo liberalismo / Guillermo Molina Chocano / 7 SEPARATA: Óscar Acosta, poeta mayor Boletín informativo de la Editorial Universitaria Año III, No. 21 Julio de 2014 Universidad Nacional Autónoma de Honduras Ciudad Universitaria, Edificio Juan Ramón Molina Tel. (504) 2232-4772 / 2232-2109 ext. 208 Correo: [email protected] editorialUNAH @editorialUNAH Diseño gráfico: Rony Amaya Hernández Mercadeo y publicidad: Tania Arbizú Apoyo logístico: Alejandra Vallejo, Maryori Chavarría Director: Rubén Darío Paz Edición: Suny del Carmen Arrazola Néstor Ulloa E n julio, mes que conmemora nuestra hondureñidad y el nacimiento de personajes que ratifican el sen- tido y el valor de ese concepto, entre ellos Ventura Ramos y el dúo de Ramones prodigiosos: Rosa y Oquelí, Página al viento ha querido volcar su aten- ción a un hombre que a lo largo de los años instauró un andamiaje en el estudio de las ciencias sociales en Honduras —y Centroamérica—, nuestro desarrollo como Estado y los cambios en aras de una sociedad posmoderna. Guillermo Molina Chocano, reconocido como el primer sociólogo del país, junto a otros nom- bres clave como Edelberto Torres Rivas abrió las puertas a la enseñanza superior de esta ciencia en toda la región, formando a la primera generación de académicos del país. Así, posteriormente, estos hombres y mujeres, arrancarían con el proyecto de la carrera de Sociología, instituida du- rante los años noventa en la Universidad Nacional Autóno- ma de Honduras. En estas páginas abordamos parte de la trayectoria intelec- tual del doctor Molina Chocano en su labor como académi- co, investigador, ministro y politólogo, además de presentar una entrevista exclusiva para nuestro boletín. Reproduci- mos el texto de Molina Chocano incluido en su libro Esta- do liberal y desarrollo capitalista en Honduras —hasta aho- ra su trabajo más valorado—, recordando los 166 años del nacimiento de Ramón Rosa, uno de los promotores del romanticismo literario, e ideólogo de la Reforma liberal en Honduras. Por otro lado, este mes discurrió dejando un evento que llenó de luto el panorama de las letras hondureñas: el pasado 15 de julio falleció el poeta Óscar Acosta Zeledón, una de las personalidades más importantes de la cultura hondureña y latinoamericana del siglo XX. A manera de homenaje pós- tumo, hemos preparado una separata a quien fuera el fundador de esta casa editorial. Guillermo Molina Chocano, pionero de la sociología hondureña Foto: Rubén Antonio Bermúdez

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Page 1: Boletín Página al viento-N°21

En este número: Academia, observación y política, el legado de

Molina Chocano / 2

Una vida dedicada al estudio de la región / Entrevista / 4

El segundo liberalismo / Guillermo Molina Chocano / 7

SEPARATA: Óscar Acosta, poeta mayor

Boletín informativo de la Editorial UniversitariaAño III, No. 21 • Julio de 2014

Universidad Nacional Autónoma de HondurasCiudad Universitaria, Edificio Juan Ramón MolinaTel. (504) 2232-4772 / 2232-2109 ext. 208 Correo: [email protected] editorialUNAH @editorialUNAH

Diseño gráfico: Rony Amaya Hernández Mercadeo y publicidad: Tania ArbizúApoyo logístico: Alejandra Vallejo, Maryori Chavarría

Director: Rubén Darío Paz Edición: Suny del Carmen Arrazola Néstor Ulloa

En julio, mes que conmemora nuestra hondureñidad y el nacimiento de personajes que ratifican el sen-

tido y el valor de ese concepto, entre ellos Ventura Ramos y el dúo de Ramones prodigiosos: Rosa y

Oquelí, Página al viento ha querido volcar su aten-ción a un hombre que a lo largo de los años instauró

un andamiaje en el estudio de las ciencias sociales en Honduras —y Centroamérica—, nuestro desarrollo como Estado y los cambios en aras de una sociedad

posmoderna. Guillermo Molina Chocano, reconocido como el primer sociólogo del país, junto a otros nom-bres clave como Edelberto Torres Rivas abrió las puertas a la enseñanza superior de esta ciencia en toda la región, formando a la primera generación de académicos del país. Así, posteriormente, estos hombres y mujeres, arrancarían con el proyecto de la carrera de Sociología, instituida du-rante los años noventa en la Universidad Nacional Autóno-ma de Honduras.

En estas páginas abordamos parte de la trayectoria intelec-tual del doctor Molina Chocano en su labor como académi-co, investigador, ministro y politólogo, además de presentar una entrevista exclusiva para nuestro boletín. Reproduci-mos el texto de Molina Chocano incluido en su libro Esta-do liberal y desarrollo capitalista en Honduras —hasta aho-ra su trabajo más valorado—, recordando los 166 años del nacimiento de Ramón Rosa, uno de los promotores del

romanticismo literario, e ideólogo de la Reforma liberal en Honduras.

Por otro lado, este mes discurrió dejando un evento que llenó de luto el panorama

de las letras hondureñas: el pasado 15 de julio falleció el poeta Óscar Acosta Zeledón, una de las personalidades más importantes

de la cultura hondureña y latinoamericana del siglo XX. A manera de homenaje pós-

tumo, hemos preparado una separata a quien fuera el fundador de esta casa editorial.

Guillermo Molina Chocano,pionero de la sociología hondureña

Foto: Rubén Antonio Bermúdez

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Academia, observación y política,el legado de Molina Chocano

Guillermo es un cientista social, sociólogo y cientista político de

corazón, más allá de los títulos ob-tenidos en la academia; muy com-prometido con la promoción de una formación profesional impregnada de visión de país, de región y de mundo.

Lo conocí como profesor mío en la Licenciatura Centroamericana de So-ciología en Costa Rica y lo seguí co-nociendo como profesor del Posgrado Latinoamericano de Trabajo Social y como secretario de Planificación Eco-nómica. Su formación Internacional y regional, asociada a CEPAL, FLACSO y CSUCA, nos permitió a esa prime-ra generación de sociólogos formados

para la academia, la investigación ri-gurosa y el compromiso social, reci-bir de él conocimientos nuevos, una fuerte motivación por el debate teó-rico y ese constante pensar nuestro país y región desde una perspectiva universal.

Guillermo ha sabido combinar la ri-gurosidad y amplitud de su formación académica y experiencia internacional con la sencillez personal, la incondi-cionalidad del amigo y la paciencia del profesor. De ello somos testigo sus ex alumnos, compañeros de universidad y cientos de estudiantes de maestría que han recibido los beneficios de su don de gente y su calidad académica.

Situación de la juventud en América Cen-tral, México, Cuba, Puerto Rico se basó en un conjunto de informes sobre la subre-gión, en 1990.

Integración centroamericana y domina-ción internacional (1974) examina el vín-culo entre el proceso de integración en Centroamérica integracionista y la hege-monía del capitalismo extranjero.

Centroamérica: indicadores socioeconó-micos para el desarrollo (1983) recopila una serie de trabajos sobre el uso y apli-cación de los indicadores sociales y eco-nómicos en la región.

Leticia Salomón

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Guillermo Molina Chocano(Tegucigalpa, 1945)

En Honduras hubo perso-nas que hicieron sociología

sin estar académicamente formados en el área: los

llamados pre-sociólogos. La primera generación de sociólogos del país egresa

con el programa que dirige Edelberto Torres Rivas y

Guillermo Molina Chocano por Honduras. Fácilmen-

te se puede decir que el doctor Molina Chocano fue

el padre y fundador de la sociología como academia

en nuestro país.”Eugenio Sosa

Especialista en gerencia social (BID-INDES). Tiene una Maestría en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Católica del Perú, y estudios de doctorado por la Universidad Libre de Berlín. Cofundador de la Maestría Latinoamericana de Trabajo Social (PLATS) de la UNAH. Miembro del comité directivo de FLAC-SO y CLACSO por Centroamérica / Honduras. Cofun-dador del Posgrado Centroamericano en Economía y Planificación del Desarrollo (POSCAE). Profesor visi-tante de la Universidad de Costa Rica y de la Univer-sidad Internacional de Florida. Fue secretario general de la Consejo Superior Universitario Centroamerica-no (CSUCA) y fungió como ministro de Planificación y Cooperación Internacional (SECPLAN / SETCO) durante el gobierno de Carlos Roberto Reina (1994-1998). Actualmente, es catedrático titular de la maes-tría en investigación científica, económica y social, y de la maestría en Demografía y desarrollo de la UNAH.

Obra publicada: Integración centroamericana y dominación internacional (Educa, 1971); Centroa-mérica: la crisis del viejo orden (Guaymuras, 1981); Estado liberal y desarrollo capitalista en Honduras (Editorial Universitaria, 2008); “De la guerra ci-vil al reformismo militar (1925-1973)”, en América Latina: historia de medio siglo (Siglo XXI/UNAM, 1987); “Gobernabilidad y efectividad en el desarro-llo de Honduras” en Gobernabilidad, instituciones y desarrollo en América Latina y Honduras (INDES, 2004); “Transición política, modernización econó-mico-institucional y movilización de la sociedad civil en Honduras (1870-2010)” en Tres décadas de transición política en Honduras (IUDPAS/ Editorial Universitaria, 2012). Entre otros numerosos artí-culos y estudios académicos publicados en revistas y otros medios. Su trabajo ha sido traducido a tres idiomas.

“Juventud y sociedad en Honduras”

Es el ensayo de Molina Chocano en el libro Escépticos, narcisos, rebeldes: seis estudios sobre juventud (1988), en este trabajo logró sistematizar un conjunto de rasgos caracte-rístico de la juventud hondureña de aquella época.

Tres décadas de transición política en Honduras (IUDPAS/Editorial Universitaria, 2012)

El estudio de Molina Chocano incluido en este libro “aborda el fenómeno de la transi-ción política en Honduras, entendida como un conjunto de procesos de democratiza-ción gradual de la sociedad hondureña, que articula los cambios en el modelo de acumulación e inserción internacional, el rol de los actores económicos y del sistema político (internos y externos) y la creciente emergencia y movilización sociopolítica de la sociedad civil a través de sus demandas reivindicativas y de participación política en el espacio público no estatal.”

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Una vida dedicada al estudio de la región

¿Dónde nació usted? Háblenos de cómo transcurrió su niñez, hasta el momento en que comenzó su carrera universitaria.

GM: Yo nací en Tegucigalpa, en el ba-rrio La Hoya el 7 de octubre 1945. Es-tudié en el jardín de niños “Federico Froebel” (La Paquita), luego en el Liceo Javier de Guatemala y en el Externado San José en San Salvador; culminé mis estudios de secundarias en el Instituto “San Francisco” de Comayagüela, gra-duándome de bachiller en ciencias y le-tras con la tesis El pensamiento de Valle en las relaciones interamericanas.

¿Qué lo motivó a estudiar sociología, en aquella época cuando los estudios sociológicos no estaban consolidados en Honduras?

GM: Una vez graduado de secundaria, ingresé a la UNAH y posteriormente fui admitido (examen de admisión) en la Pontificia Universidad Católica de Perú en la Facultad de Letras y Hu-manidades, donde cursé la carrera de doctoral de filosofía y humanidades; luego ingresé a la carrera de Sociolo-gía y Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la PUC en los años sesenta, atraído por los movi-mientos de cambio social de la época. Una vez graduado en Perú, regresé a Honduras y me incorporé como el primer sociólogo hondureño y asumí el cargo de director del Departamento de Ciencias Sociales del CUEG, bajo la

rectoría del licenciado Jorge Arturo Reina. En 1975, me trasladé a Costa Rica para

asumir el cargo de director del Pro-grama Centroamericano de Ciencias Sociales (CSUCA) y posteriormente el cargo de secretario general del mismo. Después de esa experiencia regional fui admitido en la Universidad Libre de Berlín Occidental, para cursar estudios de doctorado en ciencias sociales.

Docente, investigador, directivo, ministro de gobierno, ¿cuál es su verdadera pasión? ¿O todo esto se concatena en un todo?

GM: Mi experiencia más fuerte ha sido la teoría sociológica contemporánea y la investigación social, pero siempre ligado a la planificación socioeconó-mica como práctica para afrontar y resolver los problemas de nuestro país y de Centroamérica. Por eso participé en la creación de la Maestría Latinoa-mericana de Trabajo Social (MLATS) y en el Posgrado Centroamericano

en Economía y Planificación del De-sarrollo (POSCAE,) que contó con la participación de Franz Hinkelammert entre 1977 y 1978, y con el apoyo del CSUCA, la Cooperación Alemana y la Fundación FORD. A su vez, colaboré con el establecimiento de una de las primeras ONG hondureñas: el Centro de Estudio y Promoción para el Desa-rrollo (CEPROD) en 1979.

Usted fue ministro de Planificación y Cooperación Internacional durante el gobierno de Carlos Roberto Reina. ¿Logró cumplir los objetivos de su plan de trabajo?

GM: Con apoyo del BID se implantó y consolidó el Sistema de Inversión Pública de Honduras (SISPU) que es-tableció las prioridades de la inversión nacional para el crecimiento econó-mico y la generación de empleo. Se

Con el ex presidente Carlos Roberto Reina.

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coordinó la política social con el apo-yo de la cooperación internacional (UE, Alemania, Suiza, Japón, Fondo de Contravalor Honduras-Canadá, Holanda, Banco Mundial, BID, BCIE, PNUD, UNICEF, etc.), priorizando en los temas de infancia, mujer y juven-tud, el desarrollo rural, sector forestal y ambiente. Fue una gran satisfacción obtener logros importantes en el desa-rrollo humano sostenible, en un marco macroeconómico estable y sin endeu-damiento costoso, con transparencia, pese a la herencia de corrupción y alto déficit fiscal del gobierno anterior.

En el campo de la investigación usted ha sido, podemos decir, contemporáneo de Edelberto Torres Rivas, el padre de los estudios sociológicos en Centroamérica. ¿Tenemos algo parecido en Honduras? ¿Un fundador o alguien que marcó una nueva pauta en la rama de las ciencias sociales?

GM: La influencia del pensamiento sociológico de Edelberto Torres Rivas, forjado en la CEPAL, ha transcendido el tiempo y ha significado una gran orientación y contribución a la socio-

logía centroamericana y hondureña, a partir de su obra Interpretación del de-sarrollo social centroamericano y otras posteriores. Con él y Daniel Camacho organizamos la Escuela Centroameri-cana de Sociología en Costa Rica, bajo el auspicio de la UCR, donde se forma-ron cerca de trece académicos hondu-reños, entre los que figuran Mario Po-sas, Rafael del Cid, Julieta Castellanos, Leticia Salomón, Ramón Salgado, etc., y otros intelectuales de nuevas genera-ciones formados en diversas entidades académicas.

1980 fue el año del cambio a un Estado democrático en el país. Contradictoriamente, los indicadores de pobreza y violencia han ido en aumento. ¿Cuál es la causa?

GM: El principal factor es la exclusión social, acompañada de la corrupción e impunidad que provoca el desvío de los recursos del Estado hacia los inte-reses particulares y poderes fácticos que cada vez concentran más rique-zas, impidiendo verdaderos progra-mas de retribución social (no asisten-cialistas), inversión productiva para el crecimiento económico y la genera-ción de empleos e ingresos dignos y equitativos. El desmantelamiento del Estado y la “privatización disfrazada” (COALIANZA) aumentan las brechas sociales, económicas, educativas, terri-toriales, tecnológicas, etc., y amplían la inequidad social.

¿A cuarenta años de la transición a la democracia, ¿cuáles son los grandes logros y avances que el país se debe a sí mismo?

GM: En las últimas décadas de tran-sición política se puede decir que hay un cierto avance en la democracia re-presentativa a través de procesos elec-torales continuos que han incorporado nuevos actores en los cargos de elección popular, diputados y corporaciones

municipales, provenientes de diversos sectores políticos e ideológicos, inclu-yendo nuevos partidos y candidatos independientes. Sin embargo, no se ha fortalecido la vigencia plena del Estado de Derecho —ingrediente indispensa-ble en una democracia constitucional y participativa— al no respetarse la independencia y el equilibrio entre los poderes del Estado; más bien se ha pro-piciado una concentración mayor en el Ejecutivo, es decir, en el Presidente de la República, en el contexto de un agra-vamiento de la violencia, la corrupción y la impunidad,—factores destructivos de las formas democráticas, peor si se habla de un “Estado degradado o falli-do”—, según la tipología de Naciones Unidas. Por ello, la organización y mo-vilización social de la ciudadanía activa es un gran logro, ya que abre las posi-bilidades de entendimiento entre estas fuerzas críticas y su liderazgo, capaces de enfrentar el statu quo y establecer propuestas alternativas viables en un nuevo modelo pluralista de transfor-mación nacional. Todo ello surgido de las características propias y originales de la realidad hondureña (“ni calco ni copia sino creación heroica” J.C.M.)

¿Cómo ve el futuro de las ciencias sociales en Honduras?

GM: Creo que las ciencias sociales se han ido expandiendo y consolidan-do gracias a nuevos profesionales do-centes, investigadores, consultores y especialistas, con la sociología como una disciplina científico-teórica y téc-nicamente rigurosa que, asumiendo el compromiso social con el país, no cae en el ideologismo sectario, ya su-perado en muchos países. El principal reto de la sociología en Honduras lo constituye la investigación científica y sistemática de la realidad nacional, con metodologías y técnicas cuantitativas y cualitativas, de carácter inter, mul-ti y transdisciplinario, para dar cuenta de una sociedad cada vez más compleja, en constante cambio.

La Universidad Libre de Berlín auspició la edición en alemán de este libro.

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En el libro Tres décadas… usted analiza la transición política durante el periodo 1870-2010. ¿Cuál es su conclusión? ¿Ha habido cambios reales en la democracia del país?

GM: La transición política en Hon-duras ha sido importante al pasar de estructuras autoritarias a gobiernos democráticos constitucionales basados en elecciones libres, que a su vez se en-cuentran condicionados por el tránsito de los esquemas desarrollistas del Esta-do a modelos neoliberales en el contex-to de la globalización. El peligro que se cierne en el actual periodo presidencial (2014-2018) es la tentación de un re-troceso nuevamente autoritario por la concentración del poder en el Ejecu-tivo, subordinando al Poder Judicial y al Congreso. No obstante, la existencia de nuevos partidos podría formar una coalición fuerte de oposición a dicha hegemonía presidencial, que contro-la todos los mecanismos del poder, en

perjuicio de la plena vigencia del Esta-do de Derecho; todo bajo en un clima de inseguridad ciudadana, corrupción e impunidad. Frente a este preocupante panorama, resalta la diversificación y el fortalecimiento de la sociedad civil y sus organizaciones críticas y beligerantes.

¿Qué proyectos tiene a futuro, a corto y largo plazo?

GM: Nuestro trabajo actual se da en las maestrías de Demografía y Desa-rrollo y la de Metodología de Investi-gación Económica y Social (MIES), en las facultades de Ciencias Sociales y Ciencias Económicas, respectivamen-te; pero también creo que es necesario impulsar “tanques de pensamientos” (think tank), que construyan escena-rios y propuestas de planificación y desarrollo para vislumbrar las trayec-torias estructurales y coyunturales del país, para contribuir desde la academia a su transformación con inclusión y participación ciudadana.

La organización y movilización social de

la ciudadanía activa es un gran logro, ya que

abre las posibilidades de entendimiento entre estas

fuerzas críticas y su liderazgo, capaces de enfrentar el statu quo y establecer propuestas

alternativas viables en un nuevo modelo pluralista de

transformación nacional. Todo ello surgido de las características propias y originales de la realidad

hondureña (“ni calco ni copia sino creación heroica” J.C.M.).”

En la tercera reunión americana de infancia y políticas sociales. Santiago, Chile, 1996.

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La experiencia histórica mostró a las nuevas generaciones liberales la ne-

cesidad de realizar una revolución so-cial radical que acometiera contra las estructuras conservadoras que prolon-gaban el poder colonial, para lo cual no bastaba un movimiento político idea-lista. Con esta mira se desencadena la revolución de 1871 en Guatemala, que en su desarrollo “pulveriza el caduco sistema de gobierno que ya contaba con la sanción del tiempo y con los presti-gios del derecho divino”. Incluso este proceso podría haber fracasado si no se hubiese encauzado hacia la reforma social, sobrepasando su inicial carácter, primordialmente político.

Si el movimiento liberal “dejaba en pie los privilegios de ciertas clases, la pre-ponderancia autoritaria del clero, las vinculaciones de la propiedad, la igno-rancia de las mayorías, la intolerancia civil y religiosa” ponía en grave peligro su estabilidad y tornaba improbable su continuidad al dejar vivos los elemen-tos reaccionarios que una vez reagru-pados contraatacarían. Resultaba, pues, imprescindible romper totalmente con el pasado, aniquilando los vicios colo-niales: el poder teocrático que ha es-clavizado la conciencia y pervertido el sentido de los pueblos; el privilegio que ha roto la igualdad social; la ignoran-cia que ha impedido la práctica de las instituciones libres e imposibilitado la existencia del espíritu público; la pési-ma legislación que ha entrabado el cré-dito y puesto trabas a la industria, a la agricultura y al comercio; el despobla-miento y el desierto que ha favorecido a los indolentes y a los guerrilleros de montaña, que nos abruma y nos mata (Rosa, 1874).

El movimiento revolucionario y uno de sus principales ideólogos, Ramón Rosa, basan su análisis de organismo social en la ciencia positiva de Comte. Se trata de un examen sociológico que extrae las “verdades” y principios de la diná-mica social y política. Verdades y prin-cipios impersonales que no constituyen dogas que conformen la “fe sistemáti-ca de un partido”, sino por el contrario que expresan las “leyes de la naturaleza aplicadas a la sociedad en que vivimos”. El conocimiento de la dinámica social y política permite penetrar en los ras-gos coloniales supervivientes y en el carácter de las revoluciones centroa-mericanas, señalando el contenido de las acciones a realizar para obtener la transformación deseada. De ahí surge un programa teóricamente fundamen-tado que persigue las reformas requeri-das y realizadas, primero en Guatemala con Barrios a la cabeza y luego en Hon-duras con Soto y Rosa, que recogen el espíritu morazánico apoyado en el “ca-pital principio de la nacionalidad de Centroamérica”, que su-pera en la práctica la

mentalidad localista y las discordias lu-gareñas. Un programa que se propone combatir el poder teocrático y los privi-legios aristocráticos, promover la edu-cación pública y obligatoria e impulsar el crédito, la industria, la agricultura y el comercio mediante una adecuada legislación, fomentar una política de poblamiento que favorezca la inmigra-ción que trae consigo capital, fuerza de trabajo y tecnología.

Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa se incorporan desde sus inicios al mo-vimiento liberal que el 30 de junio de 1871 derroca al régimen conservador presidido por el general Vicente Ser-na, continuador del dominio carretista. Actuando en las secretarías de Esta-

El segundo liberalismoGuillermo Molina Chocano

* Capítulo del libro Estado liberal y desarrollo capitalista en Honduras (Editorial Universitaria, 2008).

*

Busto de Ramón Rosa, ideólogo de la Reforma

liberal en Honduras.

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do de relaciones exteriores y hacienda, respectivamente, bajo el nuevo gobier-no de García Granados y Barrios, par-ticiparon decisivamente en el intenso proceso de renovación que se operaba en Guatemala. Su destacado empeño como funcionarios públicos les per-mite adquirir una vasta experiencia en el manejo gubernamental, que se va a expresar cuando asumen en Honduras la conducción del Estado. Soto y Rosa pasan a compartir las responsabilida-des del gobierno, logrando una perfec-ta identificación, “un raro caso de co-laboración”, en la inmensa obra social, económica y política del “peón más im-portante en el ajedrez de la intriga po-lítica centroamericana” (Valle, 1948). Apoyados por Barrios, pero con inicia-tiva propia y autonomía de acción, el presidente y el secretario general abren las puertas a cambios trascendentales y el liberalismo triunfante en México y Guatemala penetra en Honduras.

Haciendo frente a una resistencia me-nor que en los otros países, se desarro-lla el proceso de cambios que tiende a modificar la situación prevaleciente e inevitablemente afecta a la Iglesia en momentos en que la actitud dominante en Hispanoamérica hacia ella es cada vez más reticente, tomando en cuen-ta que la institución eclesiástica cum-ple el papel del núcleo de la oposición

conservadora que adversa las noveda-des del siglo (Halperin, 1970: 228-29). El liberalismo cuestiona el estatuto de la iglesia y las órdenes, tal como había sido elaborado en la época colonial y pone su mira en la riqueza eclesiástica inmueble que en, algunos países, repre-sentaba patrimonios territoriales muy vastos, acumulados en tiempos colo-niales y preservados sustancialmente intactos durante las guerras de inde-pendencia. Pero la expropiación de las tierras de la iglesia se torna también in-evitable allí donde su riqueza es relati-vamente escasa desde la etapa colonial y no ofrece ya un atractivo botín (Hal-perin, op.cit.: 231). Con anterioridad las relaciones entre la iglesia y el Estado ya habían experimentado en Honduras momentos de tensión, cuando Santos Guardiola —no precisamente un re-formador radical—aceptó la tolerancia de cultos. El presidente debió enfrentar resistencias que adquirieron las moda-lidades verbales de la guerra santa y no solo verbales, pues el padre Miguel del Cid instigó a una parte del clero que de-sató su cólera contra Guardiola hasta el punto de levantar la bandera de la revo-lución (Durón, 1906: 585).

Aunque en las condiciones de Hon-duras, la Reforma no llegó a la adop-ción de un anticlericalismo militante propiamente dicho, sí marcó una in-dependencia nueva de los sectores go-bernantes frente a la iglesia, afectando su situación tradicional a través de las leyes que establecieron la supresión de diezmos y primicias, la extinción de las cofradías y de los fueros eclesiásticos, la creación del Registro civil y la seculari-zación de los cementerios.

La reorganización del país debía abar-car también otros sectores para poder obtener un crecimiento homogéneo que asegurara la “paz y prosperidad mate-rial”, sinónimos de progreso. La refor-ma atendió las finanzas y el crédito, el problema de las fuentes de trabajo, la apertura de escuelas y la instalación de varios servicios públicos existentes. Bus-có la preparación de cuadros calificados y el complemento indispensable: la edu-cación política y cultural. En siete años se fundaron la Biblioteca y el Archivo Nacional; el primer colegio de enseñan-za superior para mujeres; La Paz, el pri-mer periódico; la oficina de Estadística y Censos; se renovó e impulsó la enseñan-za universitaria y se celebró la primera exposición nacional (Valle, op. cit.).

Bibliografía

Durón, Rómulo E. (1906) “Gobernan-tes de Honduras en el siglo XIX” Revis-ta del Archivo y de la Biblioteca Nacio-nal. Tomo II.

Halperin Donghi, Tulio (1970) Historia contemporánea de América Latina. Ma-drid: Alianza Editorial.

Rosa, Ramón (1874) “Discurso pro-nunciado en el salón de recepciones del Palacio Nacional de Guatemala, 15 de septiembre de 1874” Oro de Honduras. Antología de Ramón Rosa. Tomo I. Te-gucigalpa: Aristón.

Valle, Rafael Heliodoro (1948) Oro de Honduras. Antología de Ramón Rosa. Tegucigalpa: Aristón.

Este libro le hizo acreedor del premio del Primer Certamen Nacional de Ensayo, otorgado por el

Banco Central de Honduras.

El movimiento revolucionario y uno de sus principales ideólogos,

Ramón Rosa, basan su análisis de organismo social en la ciencia positiva de Comte. Se trata de un

examen sociológico que extrae las ‘verdades’ y principios de la

dinámica social y política. Verdades y principios impersonales que no

constituyen dogas que conformen la ‘fe sistemática de un partido’, sino

por el contrario que expresan las ‘leyes de la naturaleza aplicadas a

la sociedad en que vivimos.‘”

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Óscar Acosta, poeta mayor

SEPARATA

Foto: Rubén Villeda Bermúdez.

14 de abril, 193315 de julio, 2014

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Se fue el poeta, el amigo, el editor, el padre de esta casa —su casa—. Se fue el bibliófilo, el diplomático, el genio periodista, el maestro.

Parte de su historia se remon-ta a la década del cincuenta,

exactamente en el mes de marzo de 1958, cuando el entonces joven poeta Acosta organiza el Departa-mento Editorial y de Publicacio-nes de la UNAH y se convierte en el primer director de esta Editorial Universitaria. Óscar Acosta, ade-más de intelectual y artesano de las letras, constituye uno de los im-pulsores de la industria editorial moderna en Honduras. No bas-tándole abrir las puertas a la edi-ción de libros para la academia, en los setenta instauraría la Editorial Nuevo Continente —con el apoyo de otros intelectuales de gran re-nombre, entre ellos doña Leticia de Oyuela—, con la cual se moder-nizó la gestión editorial en el país. Finalmente, fundaría la Editorial Iberoamericana, que actualmente constituye unas de las entidades del libro más importantes en la re-gión.

Autor de libros que quedarán en nuestra memoria literaria, Óscar Acosta se fue pero se queda en cada recodo donde hay espacio para el arte y lo magistral, en cada una de sus páginas y en cada gra-mo de tinta.

¡Hasta siempre, poeta mayor!

SEPARATA

Foto: Evaristo López

Junto a Rafael Heliodoro Valle

Con Mario Vargas Llosa

Con Augusto Monterroso

Óscar Acosta y Jorge Luis Borges

Fotos: Colección familiar

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Conocí al poeta Óscar Acosta en Roma, en 1980, cuando lo visité

en una fría mañana en su oficina de la Embajada Hondureña en Italia. Fue nuestro primer encuentro. Yo como bi-soño y él, como todo un poeta, curtido ya de palabras y musas. Después de la plática de sobremesa y con la timidez de un hondureño bueno, me obsequió una antología de su poesía, la editada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en 1975, misma que toda-vía conservo al alcance de la mano y la memoria. Quizás la labor editorial de Óscar solo se compare a la realiza-da por Froylán Turcios durante todo el pasado siglo.

Quizás, y en esto hay que creer en lo que dicen las abuelas, ese otro alto es-píritu, se haya reencarnado en el de Ós-car Acosta, para continuar desde otras sendas y tiempos, esa labor que los emparenta y los dignifica. Esa raíz de editor que nace y se reproduce en Ós-car Acosta hay que buscarla cuando era mozalbete, y quiere recuperar la ima-gen del Padre José Trinidad Reyes, para entregarla a la posteridad hondureña al escribir y editar en Lima, Perú, el lar-go poema Responso al cuerpo presente de José Trinidad Reyes, y que, como él mismo dijera en una entrevista que el abogado Gautama Fonseca distribuyó entre las numerosas amistades de la época.

Posteriormente y a su regreso de Lima se le concedió uno de los cargos más soñados para editor en potencia: ser el primer director de la Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en 1958. Nada más y nada menos, como quien pone el juguete fa-vorito en las manos de un niño. Es des-

de allí que el poeta Acosta va moldean-do ese oficio, que hoy, para gracia de todos los hondureños, le agradecemos. Pero no satisfecho aún con ese cargo funda en el mero corazón de Teguci-galpa la Editorial Nuevo Continente, aparecimiento este que marca una nue-va era en la labor editorial hondureña en la década de los setenta.

Óscar Acosta, por razones de su trabajo diplomático, fue nombrado embajador en España en 1973. Abandona el país, pero no la testarudez, porque vivien-do en Madrid edita el libro antológico Alabanza de Honduras, como para no olvidarse de un oficio y su patria (…).

En el tiempo que lleva de aletear entre nosotros de nuevo, ha fundado otra editorial —Iberoamericana—; editó “Vida” de diario El Heraldo, y para re-matar, se le ocurrió la idea de impri-mir los Hondulibros que aparecían en el último domingo de cada mes en el mencionado diario capitalino.

Además, en ese tiempo ganado al mundo, como diría José Adán, se echó sobre sus hombros la responsabilidad de resucitar la revista de la Academia Hondureña de la Lengua y, cada vez que puede, nos entrega hermosas y concienzudas ediciones. Sin hablar en voz alta de sus libros biográficos y de la codiciada Revista Política de Hon-duras, de la cual se han editado más de cincuenta números.

¿Dígame usted si ha conocido a alguien más testarudo en el campo editorial que Óscar Acosta? Salve pues, para este poeta con alas, este saltamontes de la palabra, en su labor de editar y editar, para bien de nosotros.

Óscar Acosta,testarudo editor

José González*

Óscar Acosta

ELARCA

COLECCIÓN 18-CONEJODE POESÍA Y CUENTO

La Editorial Universitaria publicó El arca (relatos, 1991)

y Poesía menor (1994) antes publicados en Perú en 1956 y

1957, respectivamente.

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* Poeta, bibliófilo e investigador cultural. Premio Nacional de Literatura, 2008.

Page 12: Boletín Página al viento-N°21

Archivero mayor

En los libros encuentrasvoces errantes de mi país,

secretos de gobierno,cóleras populares reprimidas

y cobardías.

Los viejos infoliosson cortezasque forman

el árbol de la patria.

En las gacetas oficiales,en las históricas proclamas,

en los hebdomadarios,en las amarillentas hojas sueltas

aparece la mano vulgardel dictador instruido,

del caudilloy del locuaz parlamentario

que compararon con una mula.

Se oye el ruido de cadenasy los lamentos de los prisioneros

en la torre de papel selladode los juicios amañados.

Qué piensas del pasado,sonriente abuelo del archivo,

magnánimo varón bibliotecario,tú que conversas con horrísonos libros,

con las cursis revistas de la épocay con exfuncionarios.

Mas lo que importa ahoraes el futurode este paísque habitanobedientes

y tímidos vasallos.

La ciudad

Esta ciudad de fieras y cuchillos,rodeada por la selva y por los lagosde aire melódico, cercada por los pájaros,inundada por la maravilla de los soles,es una ciudad redonda y variacomo las piedras verdes del río,como las llamas del potente roble,como los espejos de la vigilia.

Ciudad de hombres y mujeresbellas y feas. Colectiva visiónde seres humanos y bestiasaturdidas por el tiempo.

Lejos de esta ciudad soy otro,distinto a todoslos habitantes de este sitio.Solo tu amor me acerca al paisaje que vipor vez primera, que me dio luz y sombra,que amo y odio confusamentepor ser suelo sin paz,tierra golpeada todavía.

La espera

La botella inundada de licor.Los floreros con raíces difuntas.Las paredes con los mismos cuadrosde reuniones antiguas y derribados árboles.Los libros llenándose de silencio.El cesto con mensajes vacíos.La tinta y los recuerdos en la mesa.Todo esto y tú no acudes todavía.

La presencia en las cosas

Tienen algo de ti los vestidos que llevas, los botonesque protegen tu pecho de las miradas ávidas del mundoo los zapatos que te conducen sobre la nieve y el sueño.Algo de ti me llega al observar un color, aspirar un aromaque deja alguien, una mujer o una niña, al pasar por el viento y continuar su travesía entre las calles que conozco.En los sucesos triviales, en los objetos humildísimos,lo he repetido tantas veces, aquí o en otra parte,me acerco a ti, a tu pequeño corazón, a las cosas que guardas,y no podría, aunque algún día lo intentara, escaparde esta atracción que gira y que me invade.

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