NOSTRE LLAR

NOSTRE LLAR

Número 04 / 2014 - OCTUBRE En este número

LA PROMESA INICIO DE CURSO UN JUGUETE, UNA ILUSIÓN

Por segundo año consecutivo la OJE de la Comunidad Valenciana realizó la celebración de La Promesa en Onil las primeras semana del mes de septiem-bre y como inicio de curso.

Una acampada y un encuentro después de las vacaciones veraniegas siempre es un buen inicio y sobre todo cuando la realizamos en torno a ésta celebración.

El sábado dedicado a las activida-des por grados, el domingo dedicado a la celebración de la Promesa con padres y amigos y terminar con una comida, fue el programa de esos días y todo transcurrió en un alegre ambiente de fiesta.

Todos tuvimos nuestra parcela de responsabilidad en la preparación y rea-lización del evento y queremos destacar muy especialmente a los cadetes, que tuvieron que presentar una pequeña explicación de lo que para ellos significa nuestra Promesa.

Desde aquí agradecemos el es-fuerzo realizado por la OJE de Onil para preparar y organizar esta actividad a la que este año se sumo la OJE de Almería.

La Organización tiene unos contenidos propios en los que basa su acción formativa, y que son el núcleo fundamental sobre el que se sensibiliza al afiliado.

Estos contenidos están en la Promesa, que constituye la base teórica de nuestra contribución formativa, y en las diferentes publicaciones de contenido formativo que se editan para reforzar y desarrollarla.

La O.J.E formuló, en sus inicios, en un lenguaje propio de aquella época la Prome-sa, pero estos once puntos deben ser actua-lizados, en un lenguaje y estilo propios de cada momento, para motivar y estimular a los jóvenes a un compromiso de vida y un estilo de conducta.

Es responsabilidad de todos los man-dos, dirigentes y especialistas de la Organiza-ción transmitir estos valores, formularlos en un lenguaje actual y propio para cada edad y siempre desde el respeto a las diferentes creencias para que no se conviertan en mero formulario que se recuerda anualmente.

Empujados por las necesarias obras realizadas en el Hogar durante este verano y las posteriores, duras e intensas jornadas de limpieza, empezamos el curso con aires de renovación y mejora, cuya principal señal es la renovación de cargos y funcio-nes. Es la hora de dar la oportunidad a los que han dedicado este verano a formarse y prepararse para adquirir responsabilida-des.

Un equipo de trabajo que consciente-mente desean evaluar los resultados de lo que hacen y transformar, mejorar o per-feccionar su tarea, siempre teniendo como objetivo último el formar adecuadamente a nuestros afiliados, que son nuestra razón de ser.

En nuestra tarea educativa no se acúa en solitario, se trabaja en equipo. Dirigen-tes, mandos y especialistas tienen la res-ponsabilidad de compartir todos los objeti-vos, que cada uno intentará lograr desde su ámbito de actuación. Sera de primordial importancia crear verdaderos equipos de mandos, que incluya a todos, porque la misión es la misma. Es aquello de “para educar a alguien hace falta la tribu entera”

Los conocimientos básicos que tene-mos sobre psicología evolutiva, técnicas de dinámicas de grupos, técnicas de cambio de conductas, de procesos de aprendizaje, de liderazgo… deben servirnos para enten-der la realidad con la que nos enfrentamos y para buscar caminos de superación y re-solución de problemas educativos. No so-mos profesionales ni tenemos conocimien-tos exhaustivos en estas materias, no so-mos pedagogos o psicólogos o médicos ni pretendemos actuar como si lo fuéramos. El material con el que trabajamos es deli-cado, son personas. Pero sí debemos ma-nejar con soltura principios necesarios pa-ra llevar adelante con calidad nuestra ta-rea. Esos conocimientos son instrumentos, herramientas a nuestro servicio, pero no olvidemos que la educación tiene mucho de “arte”, de experiencia acumulada y transmitida por otros, de “intuición”, de aplicación de habilidades propias.

“Y guardo para siempre el recuerdo de esos rostros encendidos con fuego en los ojos y unna sonrisa como la luna”

Es impresionante y difícilmente comprensi-ble, como en un lugar donde no hay nada, puede ser al tiempo tan bello. Y en este esce-nario, es donde surge el espíritu del nómada, curtido bajo el sol, es sereno y tranquilo en su que hacer, esperando en el momento oportuno para actuar. Su tierra no es esta pero su sentido hospitalario, le obliga a nunca actuar como si estuviera fuera de casa, (siempre se me hará extraña la idea de ser refugiado por aquellos que viven en un cam-pamento de refugiados) son por ello genero-sos y anfitriones de todo aquel lugar donde sus pasos les llevan.

No tener nada y darlo todo es una ardua tarea sin duda.

Y es en esta situación donde empieza nuestra misión, dar ilusión a aquellos que no tienen nada, puede parecer poco para algu-nos pero por las caras y reacciones de esos niños, veo que seguro lo que hacemos es algo bueno. Porque un niño que no juega, muere, su alma muere (Frase del ministro de coope-ración).

Cambiaría mil veces la palabra voluntario o cooperante por la de privilegiado, pienso que como tantos me advirtieron, vuelvo con más cosas de las que me fui (quizás no más cosas materiales pero es que esas tampoco impor-tan demasiado o casi mejor dicho nada). Ver a niños sonreír y jugar donde no hay absoluta-mente nada es algo que, disculpen, no se pue-de explicar con palabras. Hay quien dice que las risas más bonitas son las de los niños, y así es. Y yo junto con otros navegantes por el mundo he tenido la suerte de comprobarlo.

Sinceramente se me escapan las palabras para expresar las sensaciones de este viaje.

En el Sahara, se juntan lo mejor y lo más enfermizo de este nuestro mundo, para que-darse con lo malo, es demasiado fácil y poco justo. Quedo con el bien que hacemos, los amigos que encontramos y las experiencias gravadas a fuego que hacen seguro, quiera regresar.