benn, gottfried. doble vida y otros escritos autobiográficos

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U? l ttl R/' Titido original: Autobiographische Schriften Traducci6n de: Ram6n Strack Primera edici6n, septiembre 1972 | Q O E T H E ^ j IM6TIT' rau*nff ^7^T S) de la edici6n original: LIMES VERLAG-Vieabaden, 1968 O do los derechos eo lengua casteUana y de Ia traducci6n espanola: BARRAL EDITORES, S. A.-Barcclona, 1970 Dop08ito Legal: B. 29405-1972 Printed in Spain

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Page 1: Benn, Gottfried. Doble Vida y Otros Escritos Autobiográficos

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Titido original: Autobiographische Schriften

Traducci6n de: Ram6n Strack

Primera edici6n, septiembre 1972

| Q O E T H E ^ j IM6TIT '

rau*nff ^7^T S) de la edici6n original: LIMES VERLAG-Vieabaden,

1968

O do los derechos eo lengua casteUana y de Ia traducci6n espanola:

BARRAL EDITORES, S. A. -Barcc lona , 1970

Dop08ito Legal: B. 29405-1972 Printed in Spain

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EPfLOGO Y EL YO LlRICO

<<La vida dura veinticuatro horas y a lo sumo fue una congesti6n.v>

Nacido en 1886, hijo de un pastor protestante y una fran-cesa de la regi6n de Yverdon, en un pueblo de trescientos habitantes mas o menos, en el centro, entre Berlfn y Hambur-go, criado en un pueblo del mismo tamano en la Marca. Fui al instituto, luego a la universidad, estudie dos anos filosofia y teologia, luego medicina en la Kaiser-Wilhelm-Akademie, fui medico militar activo en regimientos de provincia, pronto me licenciaron, puesto que se me afloj6 un rin6n despues de un galope de seis horas, segui formandome como medico, me fui a America, vacune el entrepuente, me fui a la guerra, asake' Amberes, vivi en la retaguardia una buena vida, estuve mucho tiempo en Bruselas, donde pasaban sus dias Sternheim, Flake, Einstein, Hausenstein; ahora vivo en Berlin como especialista, consulta de cinco a siete de la tarde.

Aprobe, me gradue, me doctore, escribi sobre la diabetes en el ejercito, vacunas para la blenorragia, deficiencias del pe-rit6neo, estadisticas sobre el cancer; obtuve la MedaUa de Oro de la Universidad de Berlin por un trabajo sobre epilepsia; lo que escribi de Uteratura lo hice, con excepci6n de la *Morgue>>, que apareci6 en 1912, en A. R. Meyer, en la primavera de 1916 en Bruselas. Era medico en un hospital de prostitutas, un puesto completamente aislado, vivia en una casa confiscada,

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onco hnbitQciones, solo con mi asistente, tenfa poco servicio, podfn ir de paisano, no tenia ningun comptomiso, no tenfa npcgo n nadie, apenas comprendfa el idioma; vagaba por las collcs, pueblo extrano; primavera peculiar, tres meses incom-prunblcs, {qu6 era el canoneo del Yser, sin el cual no trans-currin ni un dla?, la vida oscilaba en una esfera de silencio y_ cstar perdido, vivfa en el borde, donde cae la existencia y co-micnza el yo. Muchas veces me acuerdo de estas semanas; era ln vida, no voIveran, todo lo demas era una porqueria.

En tanto que pueda abarcar con la vista los cuatro mil ftfios de humanidad, existen dos tipos de reacciones neuroI6gi-cas. Fraccionadas en la sensibilidad contra la relaci6n del todo y de las partes, representadas por la irritabilidad contra el concepto de la totalidad. Primacia del todo, -6 lv xal rcav, juego casual de las formas, doloroso y centnpeto: indios, es-peculativos, introvertidos, expresionistas y, absoIuta tranquili-dad del individuo con el concepto de registro: casuisticos, acti-vistas, eticos y cargados de musculatura; me atengo a la fiIa de los totales, de los caoistas, de tal manera que tengo a Darwin por una comadrona y al mono por un tejido artificial; descubrimos el espacio para matar el tiempo y el tiempo para motivar nuestra duraci6n de la vida; nada se hace ni nada se desarrolla, la categorIa en la cual el cosmos se evidencia es la categoria de la alucinaci6n.

Procedo del siglo de las ciencias naturales; conozco muy bien mi estado. Bacanal por las singularidades. Concretismo triunfal, quebrado despu& como ninguno bajo la ley de este-riIizaci6n y de la funci6n sintetica, modificado en mis cen-tros, en una parodia grotesca; y tengo que indicar en esta oca-si6n que no ejerci siempre mi profesi6n actual, las enferme-dades de la piel. Originariamente habfa sido psiqufatra hasta que se produjo el extrano fen6meno que se volvi6 cada vez mas critico y que se basaba en que no me podla interesar ya por un caso aiskdo.

Ya no me era corporabnente posible concentrar mi aten-ci6n y mi interes en un caso recientemente ingresado o indi-vidualizar continuamente a los viejos enfermos. Las preguntas

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por la anamnesia de su padecimiento, la comprobaci6n dc su origen y de su modo de vivir, los examenes relativos a la intc-.ligencia de cada uno y al <<quivive>> motal, me producfan tor-mentos indescriptibles. Mi boca se secaba, mis paVpados se inflamaban, habria cometido actos violentos si mi jefe no mc hubiera llamado antes, no me hubiera pedido expHcacioncs so-bre la manera completamente insuficiente de uevar las anam-nesias y me hubiera despedido.

Tiate de explicarme de que padecfa. De los libros de texto cle psiquiatria, en los cuaIes buscaba, llegue a los trabajos mo-c!ernos psicol6gicos, en patte muy extranos, sobre todo los de la escuela francesa; me enfrasque en las descripciones del es-tado denominado despersonalizaci6n o enajenamiento del mun-do de la percepci6n, empece a reconocer eI yo como una fot-maci6n que aspiraba con una fuerza a un estado, contra el cual Ia gravitaci6n era el soplo de un cono de nieve. Un estado en el que no existfa ya nada de Io que la cuItura Uama talento, sino en el que la civilizaci6n habia desacreditado bajo la di-j:ecci6n de Ia medicina clasica como debilidad nerviosa, can-sancio, sicastenia, que admitia el profundo enajenamiento sin lfmites entre el hombre y eI mundo, tan viejo como el mito.

Imposible existir aun en una sociedad, imposibIe referirse * a ella en la vida o en la profesi6n; demasiado transpatente el haufragio de su estructura antit&ka, demasiado despreciabIe este eterno compromiso coital de gordas antinomias... Habia ]efdo en Montesquieu que CaIigula decia, ya que descendia tanto de Antonio como de Augusto, que castigarfa a los c6n-sules si celebraban el dia de jubiIo fijado para la conmemora-ci6n de la bataUa de Accio, pero que los castigaria tambien si no lo celebraban, y cuando muri6 DrusiIa, a la que depa-raba honores divinos, era considerado un crimen Uorarla por-que era diosa y el no lIorarla porque era su hermana. Lo tenfa * muy presente. Tenia que pensar en ello cuando el contempo-l^neo salia a mi encuentro. Lo vefa en esta forma donde quiera que se me presentara; en esta lfnea se me manifestaba en figura. Era Ia estructura <<de una partes> y *de la otra>> en la que se movia, Ia diagonal profesional de h profiIaxis del sexo.

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De una parte y de otra la individualidad m& obstinada hasta en la suciedad de las uSas de los dedos y los compromisos sociales, obligado desde el devorar hasta el coito, eterno^este. balance.mediocre y esta latencia general eternamente positiva. Limures, esquemas, pesadilla cMuona, la nada ensuciando las gaIochas: palabras, Horacio, flatos de los labios, semillas so-plando en lo verboso; siempre ajustaba los portaIes y cerraba las puertas deI negocio y me iba de viaje, siempre tenfa que volver, ya que no encontraba un desierto en Europa. Un sefior esta sentado delante de mi en mi consultorio, me dirige su discurso, la suma de las experiencias de una vida respeta-ble juega ahrededor de sus labios, quiere comprarme substan-tivos de aIivio: valor, amigo, adelantamos, tranquilidad, pro-vecho. Miro por la caUe, un sefior se sacude el polvo de la chaqueta, en este momento muchos sefiores se sacuden el polvo de la chaqueta, a donde se mire siempre este simultaneo ir y venir entre la estabilizaci6n y lo indudablemente lejano, entre eI ir y el venir deI concepto y de lo absoluto.

<|C6mo se ha de vivir? No se debe tampoco. Vasomot6ricamente labil, neur6tica-

mente incontinente, ecce en el cadaver y ecce en eI apocalip-sis, esquizotimias en vez de afectos, en lugar de fertilidad, abortos en todos los puntos cardinaIes, autopsiquicamente soIitario,- monocol podrido, polif6nicamente en los brazos de cordero que Uevan su presa abajo: en el vientre, no en las cimas absolutas: treinta y siete anos y completamente deshecho, ya no escribo, se tendria que escribir con ascarides y eopro-lalias; ya no leo, pues ^a quien?, ^a los antiguos titanes honrados con las alas de Icaro en el papel de los bocadiIIds?; no puedo acabar ya ningun pensamiento, es emocionante la imagen del occidentaI que se enfrenta siempre de nuevo al caos, hasta que el Occidente se sumerje en la sombra, con su unica arma, el concepto, Ia honda, davidica, con la cual lucha por su vida, pero crepuscuIo sobre los metodos formaIes, rayo el concepto de una funci6n fuera de la psicologia de las anti-tesis eternamente latentes sindicaIistas-metaffsicas.

Algunos afios mas tarde. Nuevos trabajos, nuevos ensayos

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(lel yo l(rico. Procesos digestivos, congestiones inventivas, hi-|.)pl'l:onfos transitorias, monisticas para el origen de la poesia. l!ll yo, mitico-monomaniaco, religioso, fascinario: Dios es un pt'lnclpio de estilo desfavorable, pero dioses en el segundo VCI'ftO C8 otra cosa que dioses en el ultimo verso, un nuevo yOi C|uc experimenta a los dioses: substantivo sugestivo.

lixlsten en el mar organismos vivos del sistema zool6gico lnfci'ioi', cubiertos de pestanas vibratiles. La pestana vibratil 08 cl 6rgnno sensitivo animal antes de la diferenciaci6n en Pliergtfi9 sensuales separadas, el 6rgano paIpatorio general, la L'cJllci6n en si con el medio ambiente del mar. Imaginese a un l)Ombrc cubierto de tales pestanas vibratiles, no s6lo en el rewbi:o sino en todo el organismo. Su funci6n es unica, espe-cfH.cn, su percepci6n de estfmulo claramente aislada; se re-floi:e a la palabra, muy especiahnente al substantivo, menos nl ndjetivo, apenas a la figura verbal. Se refiere a Ia cifra, a BU lmogeti impresa, a la letra negra, a ella soIa. Uno va vi-vlonclo su vida, la vida de las banaUdades y de Ios cansancios, eil nn pais rico en horas frescas y IIenas de sombras, cronol6-tylcilincnte en una epoca del pensamiento que contorna inducti-Vliinente su ambiente superficial exento de mitos, en una pro-fenl6n de catibre capitalista-oportunista, se vive entre antenas, clofuros, motores Diesel, se vive en BerHn.

Los anos de la juventud han pasado, de la hiperb6lica Jlliflionaria, extinguida la fiebre de la ditirambia individual. ]5espierto, dormido, en las posiciones horizontaIes como en las vcrticflIes, en los procesos de la alimentaci6n como en las pei:cepciones paIpatorias de la yema del dedo, incesante la lasi-t.ucl ante la psicolog!a personal. Que son relaciones —joh todo CH posible!; preocupaci6n y lagrimas— si esto existe. Estruc-Uirnci6n del yo-para que* orden; metas sobre mi, ^en que es-pficio? Se va viviendo ya en la edad del desIice con ojos pre-Hl6rbidos para los aspectos del desvanecimiento.

Ahora es tal hora, a veces ya no esta lejos. En la lectura c!c uno, no de innumerables libros mezcIados, enredos de <ltetis, mezcolanza de materias y aspectos, apertura de otros es-U'nlos tipoI6gicos: comienzo fluyente alejado. Ahora un can-

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sancio de noches pesadas, transigenda de lo estructural ffe-cuentemente de provecho, indispensable para h. gran hora. Quizas ahora se acercan pakbras, palabras revueltas, imper-ceptibles aun a lo claro, pero las pestanas vibratiles Io atraen palpando. Aqui se encontrarfa quizas una intimaci6n con lo azuI, jque" feUcidad, que evidencia pura! |Imaginese todas es-tas impresiones vacfas y agotadas, Ios preambulos sin suges-ti6n para este unico coIorido, abota se puede conjurar el ciekr de Zanzibar sobre las flores de la Bouganvulea y el mar de Ias Sirtes en su coraz6n, piensese en esta hermosa y etetna palabra! No digo azul en vano. Es la palabra deI Sur en sl, 'eJ exponente del <<complejo ligurico>> de *valor de efusi6n* enbt-' me, el medio ptincipal para *transpasar la conexidn>> despu& de la cual comienza la autoinflamack5n, el <<fanal mortal* hacia el cual aHuyen los imperios lejanos para insertarse en eI orden de aqueUa <<hiperhemia livida*. Feacias, megaIitos, regiones le-rucas, ciertamente nombres, ciertamente incluso formados en parte por mi, pero cuando se acercan, se vuelven mas. As-tarte, Geta, Heraclito, sin duda notas de mis Iibros, pero cuan­do se aproxima su hora, es la hora de los Aulides por los bosques, sus aIas, sus botes, sus coronas, que Uevan, las depo-nen como anatemas y como elementos de la poesia.

|Palabras, palabras, substantivos! S61o tienen que abrir sus alas y milenios se escapan de su vuelo. Tome usted el bos-que de anemonas, por lo tanto hierba fina y pequena entre troncos, sobre eUos prados de narcisos, humo y vapor de todos los calices, en el olivo florece el viento y sobre escalones de

l marmol asciende, enlazada, la realizaci6n en una lejania; o coja usted Ia oHva y la teogonla: miIenios se desprenden de su vuelo. Lo botanico, lo geografico, los pueblos y los paises, to­dos los mundos asi perdidos histdrica y sistematicamente tie­nen aqui su fIorecimiento, su sueno; toda Ugereza, toda tris-teza, toda desesperaci6n del espfritu se hacen sentir de' los estratos de un corte transversal del concepto.

Oh, nunca bastante de esta experiencia; jIa vida dura vein-ticuatro horas y a lo sumo fue un congesti6n! Oh, siempre de nuevoen este .ardor, en los grados del espacio placentari.o,

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QI1 pl |Jt'fldo preliminar de los mares de la visi6n original: ten-(lpiiclilil regresivas, jdisoluci6n del Yo! Tendencias regresivas inQ(llfliHC k palabra, estados inventivos de debilidad por subs-l(inilv08, <5ste es el proceso fundamental que lo interpreta todo; lOllo <(dlo>> es el hundimiento, la disipabilidad del yo; cada |.li C(i c.l hundimiento, la disipabilidad de las formas.

#Vcn, todas las-escalas desencadenan espectros, sensaci6n (lo c!cformaci6n>>; es la mirada hacia la hora y las felicidades, pn lim <|ue <<los dioses caen como rosas*, los dioses y el juego ilo loa dioses.

!l.'oclcr de la palabra dificil de explicar que separa y une. Pocloi' extrano de la hora de la cual impulsan figuras bajo el pocl<si: que exige formas de la nada. Realidad trascendente de Jll Cfll:i:ofa Uena de hundimiento y Uena de regreso: la debiH-lhul dc lo individual y el ser cosmol6gico, en eUa se glorifica Sll ftiuftesis, lleva los mares y la altura de la noche y hace de l(| crcQci6n el suefio estigio: <xNunca y siempre*.

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SUMMA SUMMARUM 7.Tt^" '* fsr i

' - '*S.j <iBienvenido de Sils-Maria.>>

Se vuelve a hacer tanto por el arte, ningun circulo donde se bebe cerveza sin su representante, senores literatos son Ua-mados al Ministerio, existe, se cita las oriUas del Arno. Qui-siera aparecer con una colaboraci6n numerica, un cakulo, una consideraci6n intelectual sobre cuanto he ganado con mi poe-sia y mi profesi6n de literato, summa summarum, en toda mi vida. Cuando hice mi primera publicaci6n tenia veinticinco anos, este mes he cumplido cuarenta, se trata, pues, de quince anos y sumo muy exactamente todo lo que he cobtado de honorarios por los libros, incluyendo ks obras completas, los foIletines, la reimpresi6n, la inclusi6n en antologias, en una palabra, por la industria del papel y de las editoriales: son novecientos setenta y cinco marcos.

En lo que se refiere especialmente a las poesias, gan6 en 1913 cuarenta marcos por una hoja Hrica en casa de mi amigo Alfred Richard Meyer, durante la guerra veinte marcos por poesias en las Weissen Blattern (Hojas blancas) de Schickele, despues de la guerra treinta marcos por dos poesias en eI Querschnitt, esto representa en total noventa marcos por la lirica. No quiero hacer Umpieza de ninguna manera como lo hizo Else Lasker-Schiiler, mi actividad de m^dico-especiaHsta me ha sustentado hasta ahora. Y aunque las enfermedades ve-nereas parecen desaparecer de la superficie de la tierra, 'y que

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el congreso internacional de sifiI6logos en Paris en 1925 esti-m6 que la lues disminuira en un cincuenta por ciento en los pr6ximos cinco afios en Europa, no quiero acusar a Ehrlich-Hata en interes de lo general. Como he dicho, s61o es un cilcu-lo sobre Ia poesia y el pensamiento, una asociaci6n de ideas sobre el arte y la vida y la Fuente Castalia.

Tengo que hacer una observaci6n pretiminar a las consi-deraciones siguientes. No tiene ninguna importancia para la cuesti6n si soy apreciado, sobreestimado o menospreciado, como personalidad literaria. Aqui solo se trata de estadistica, es deck, de lo siguiente:

Con estos novecientos setenta y cinco marcos he sido tra-ducido al franc&, al ingles, al tuso, al poIaco y he entrado en antoIogias Iiricas de America, Francia y Belgica. Segun estoy enterado han aparecido en Paris eI afio pasado articulos y co-mentatios sobre mf en las Nouvelles litteraires, en VoIonte" y L'opinion repubIicaine. En un tratado del frances Reber he leido una crftica sobre un libro frances que trataba de literaturci aIemana y al que censuraba porque no habia mencionado n ,figuras como yo. En una conferencia en la Sorbona el senor Soupauh me cont6 entre los cinco mejores Mricos, no s6lo da Alemania sino de Europa. En una semana de este mes de mar-zo recibf de Paris un ensayo sobre mi, la visita de un periodis-ta de Varsovia referente a una interviu y me solicitaron de Mos-cu que enviara una fotografia con biografia para una exposi-ci6n de arte internacional. En Alemania soy uno de los lii:i-cos prominentes del expresionismo para las historias de la licc-ratura, la radio me dedic6 una Hora de los vivos y contrarin-mente a Stefan George, sit venia comparationi, un peri6dico observ6 sobre mi en esta ocasi6n: *uno de los mas grandes dc nuestro tiempo>>.

Ahora comparo estos novecientos setenta y cinco marcos con las ganancias de otros que cultivan las artes y las letras. Una buena primera bailarina percibe trescientos marcos poi: noche de su actuaci6n en la Opera del Estado, una prominencin mediana en el cine gana cuatrocientos marcos al dia, el p.rimei: viottnista de una orquesta de verano de algun niveI es ,retri-

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blllilo COn mil quinientos marcos al mes, el directot de orquesta Sn lfl Mnmiorhaus con cuatro mil marcos. Sin querer compa-Pfll'lllO COn <iIgunas actrices de gran renombre de contrato fijo, psru de tnlcnto Umitado, que perciben dos mil marcos mensua-UM, Htii |>cnsnr en el dinero de los redactores en jefe, de los (lh'flCtOl'CB ui:tfsticos, en las dietas de los diputados, si s6Io me l'eilCM'0 i<l tenor lirico Konigsberg y al cantor de Wotan de Killki:i.illC con sus dos o tres mil marcos de sueldo mensual, fliulll (lcclclidamente mal uno de los mas grandes de este tiem-[U) l'Oll ciincro marcos y medio mensuales.

MllO, como he dicho, no me quejo de esta condici6n. Si me i]!IP)(l9C clc ella, tendria que acusar al orden social, pero el 1)!'|JCH Hocinl es bueno. Piensese en esta raza que aspira de Ia lWl'l.U'Klfld fl la claridad sin ningun temor de revancha de la lpVi Esi:os politicos y ministros que no corrompen te6ricamente lli<Htlo el mikgro de Pentecostds hasta el ApocaHpsis, y cuando llilll nuicrio que firmas extrafias y econ6micamente debiles les lllSCi!l:iii:oii un articulo necrol6gico. Estos heroes literarios, cada ilftl lli'HI interviu, ^cree alguien que preguntados por eI Kukirol {) JnB hemorragias hemoroidaIes se pronunciarfan acaso menos )l'CBlHii:iiosamente? Estos cuadernos artisticos << en que traba-HllPoj y luego contestan estos hombres de bien sobre sus idea-9t (lc cieaci6n de forma que frente a eUo la contestaci6n de llll Z(l|)(U:cro decente, preguntado por su horma, seria una crea-oWn liumanamente profunda. Estas encuestas sutiles, << en que" l'llpfl:ulo Ie hace ofrecerle, en general, el tuteoP>>; y ninguno de JON COnsultados mandan al que hace la encuesta una caja de rprlllns con secreciones bronquiales, no, quiero seguir irrigando JYllH blenorragias, veinte marcos en el boIsiUo, sin dolor de |lUlclfl8, sin callos, el resto es ya comunidad y me esquivo de 6l!n.

^ 0 que" habla en favor de la comunidad? Quiza KIeist Clinndo se sirvi6 de la pistola de repetici6n en Machnow, o el l(o 'Fi:itz en su vejez, bienvenido de Sils-Marfa, cuando se dej6 Cl'CCcr Ia barba en casa de su hermana, o Weininger o los Mo-l'l(:uri en el CaIvario, vinagre en las agmidalas y los pies llora-llofl por dos viejas: ja las rondas de cerveza con los senores!

17 l)l)l)lo vitlu, 2

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Machnow, G6lgota, Naumbutg, todo pot cuatro marcOs cln-cuenta al mes, jpero yo a mis blenotragias y cada mes,juno^ poesfa! La poesia es el ttabajo impagado del espiiitu, del fondo petdido, una especie de acci6n en el saco de atena; ^umlateral,* esteril y sin companero: jevoe'!

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VIDA DE UN INTELECTUAL

I . MASA HEREDITARIA

t'l!cmos entrado en la era geneal6gica. Desde hace afio y ll)ClllQ nos rodea polftica y legislativamente, y mientras que lll pi:lncipio parecia ser una cuesti6n de documentos y medidas ilill'l'Qpomdtricas, se ha vuelto un mundo espiritual que excita j)P()Cllncl(imente y forma el interior. Se ve la foto de un antepa-lH(lo ccrcnno y Ueva los rasgos del cazador primitivo, el corte l!t?! C(l/,udor individualista dolicocefalo, animando antafk> el espa-tfl() <J<S los hielos del Sur, del batidor oscilante y del vencedor llo l(i roca, del altamente cultivado de la epoca megalitica, y *K> Hlguc la estirpe del otro hasta el prototipo del labrador, del IPtnbi'"dor y del ganadero, deI campesino y del ciudadano que htli)ll:un lacustres, de los sembradores de espelta, de los cultiva-di)l'QH del lino que amasan el pan primitivo, que no han visto ||i.|licn el mar, aspirando siempre el paisaje interior. Ritmos vle)(flimos, cambios de las aguas y las tierras, rasgos de las fl*|)l^(is, campanas militares, excursiones de las frutas, luchas tltfl ti:igo, tragedias del cHma y rocas en la sangre del padre, lil victoria n6rdica, tao turanita primitivo, brevemente compa-l'll(lo en Ia mirada de la madre; ondas incomprensiblemente k'|(inns de imagenes y vivencias, de repente, en la herencia pj'Opin de antitesis no satisfechas.

Hemos entrado en la era de la genealogia, pero tambien en llitl 60spechas geneal6gicas. El adversario alli, <;no esta mezcla-

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do, es aleman? iQue vastago es? jEs esto una estirpe {mi mesa de tertuUa), mi follaje y mi pico, mi agua de fondo (o tambien mi cerveza), contornos raramente severos aUi, sus rebordes brillan extranamente —desacierto en la corteza de! arbol y del cerebro— en el! ;Confiesa, mestizo sonador, abre: a un amigo fiel el misterio de su sangre, es un hombre libreJ le quiere ayudar a sobrepasar su hora dificil!

Un tal —peto de ninguna manera perteneciendo ni sumi* ; so al nuevo estado— aprovecb6 esta situaci6n y se dirig'i6 n mi hace poco, mejor dicho, me persigui6. Escribi6, creyendo que no Io averiguaria, a una sociedad de la cual no se hacfn socio porque yo, judio de pura sangre, pertenecia. Le escribl que era ario de pura sangre y que mi familia figuraba en lo9 registros eclesiasticos hasta 1704, desde hace cien anos, incluso como pastor evangelico.

Interesante, replic6 el habihnente, que usted se tenga poi: ario, tPero no se engana? Usted se engana, mi instinto ge-neal6gico es infalible, jinstintivamente siento su judaismo! Su apeUido no es un apellido, sino una denominaci6n de parentCH* co judia, su actitud fundamental tragica es la actitud tipica do un bastardo judio, sus poesias son obras de arte tipicamentc judias. ^Pero usted me interpreta bien? jAmo a los judiosl ^Esto no suena tambi^n en mis palabras? jNo me entieiicln mal, nada contra el elemento cuItural de los hebreos!

Soy tan grande y ancho, y la omnipotencia es tan muli:i< forme que se puede provenir de Dios sabe que, incluso de .lfl cercania inmediata de la bolsa de la colecta y de las costurfiH de la sotana y ser judio, podria venir cualquier acertador clfi crucigramas y darse por cristiano, la ciencia lo llama, si pucclo ilustrarle con la amplitud infinita de mis conocimientos, mcil> deIismo, asi se expres6 este hombre libre.

Y anadi6 que otros pensaban lo mismo y que una Histoi:ln de la Literatura lo expresaba iguaUnente, y que una hora cla consulta lo expresaba otra vez, y ya que soy, sin embnrgo, ario puro, no quisiera dejar quitar ciertos rasgos al genio gei> mano que he desarrollado especialmente por predisposici6n y afici6n, libertad y necesidad, y que ofrezco hoy aparentemcnl'tf

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0P!fl0 |3iinto de ataque especial y que con esto doy por demos-lriHlll mi procedencia. Cuento entre tales rasgos el de haber Oll[:cHltlo una problematica espiritual innata especial y tener 6|U0 GKponerla durante la vida con formas y responsabitidad ]PHO]j|ns, por lo tanto estos rasgos tanto protestantes como fni.)llvnclos por el arte pertenecen, segun mi opini6n, a la tradi-plrtll f.lcl genio aleman, de este mundo rico en tensiones, de 0Nlll multiplicidad extrema, de este elemento mas genial del PlL>l'(:0, c1el unico complemento demoniaco-metaffsico del mundo !T).edll:<ii-rtineo.

!l:<(l vida de un intelectual o el crecimiento fatal del mundo p|fl loii conceptos o la relaci6n del norte con la forma, estos son ]nltt l:emns, y quiero manifestar en seguida que llevo en mi Ulinl)lfin el mundo mediterraneo, incluso en un cincuenta por t'lei1l:0, mi madre era romana pura, Sin embargo, comienzo mi

I llHll(lcnci6n geneal6gica deI lado de mi padre, es decir, con li CQiTiprobaci6n que naci en 1886 en el pueblo de Mansfeld

(Wc9tprignitz) en la rectoria como hijo del pastor de aqueUa ipUS<l, cn las mismas habitaciones en las cuales lo hiciera tnl |J(tc!re en 1857, Gustav Benn, como un hijo de un pastor. i3ell'rffl de este, mi abuelo, viene una serie de antepasados que fll6l!0n propietarios de terrenos y campesinos, y cuyo linaje l9 puede seguir en el registro de la iglesia de su pueblo natal, Hllinbow, cerca de Perleberg, hasta eI ano 1704. Los Benn VlV0il todavia en los pueblos de aquella regi6n, de la vieja l'BHld" de los Vendos entre Putlitz, Perleberg y Lenzen, es la |'O Iuii de las batallas de los Vendos. 929 victoria de los ale-milhCB bajo Enrique I cerca de Lenzen sobre los redarios, 1066 M8fllnnto deI principe vendo-cristiano Gottschalk, junto a las fli'llel(i8 del altar en Lunkini, Lenzen. Menciono esta proceden-5ln dc ln regi6n de los vendos ya que el apellido escandaloso clo Benn sea quiza de origen vendo. Segun la tradici<5n familiar, fini:lgunmente debia haber sido Wenn; de Wenn no estariamos ]j|08 cntonces de la palabra espedficamente venda Fenn, los V9lulos tL'ajeron, como se sabe, al pescador primitivo a las lati-lUile8 nlcmanas y colocaron el tipo de pescador primitivo al lado da l09 otros dos existentes, el campesino y el cazador primitivos,

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Saco esto deI libro de Merkenschlagers: orden de razas, mezcln<: de razas, cambio de razas. De todas maneras el apelHdo Benw no tiene nada que ver con la silaba ben (hijo), la filosofiadol instinto arriba mencionada es puro diletantismo. He habIac!o sobre esto con el catedratico titular de Linguistica oriental en la Universidad de Berlin y su dictamen dice que el derivni: Benn del hebreo no era solo dificil sino absolutamente impo-sible. En todo el mundo no hay judios que se llamen Benn y cl ben hebraico no estuvo nunca en ninguna titeratura de cual> quier pueblo oriental, sin que le siguiera un nombre. El imagl* narse de que se Uamara a un judio s6Io ben, seria lo mismo de que si entre nosotros se llamara a aIguien sefior <<dew sil1 apelIido principal subsiguiente. Este linguista opina que el apellido Benn es de origen celta. Esta opini6n se apoya en lo siguiente: en la carta de vinos de Ia bodega Kempinski de Bci'-Hn figura un vino que se Uama <<Durkheimer Benn>>. He con> probado con ayuda de esta casa, Iuego del peri6dico de vino aleman en Maguncia y finaunente de la aIcaldia de Diirkheim que Benn designa alli cierta altitud; existe allf tambien la deno-minaci6n <<benn ako>>. Ahora bien, el vino remonta desde Gallfl hasta el Rin a los iberos y celtas, y la raiz celta es demostrab1c en muchas expresiones vinicolas. Estos celtas, a su vez, un pue­blo ampliamente extendido, de origen indogermanico, vinieron de Ias isIas britanicas y aUi vive su resto todavia. Ben: cimn, punta, en los nombres de montanas escoceses (Ben Clough, Ben Lormond, Ben Nevis) es celtogalico. Ademas hoy dffl hay todavia en Inglaterra numerosos Benns entre ellos muy famosos, en la Biblioteca estatal de Prusia, en Berlin, existen tres obras de Benns ingleses, es decir, de Alfred William, Gco y Sir Ernest John Pickstone; el ultimo es con quien mi oficinfl de recortes me confunde a menudo de una manera tragica; dl escribi6 un libro: <<Confesiones de un capitalista>>, el cual toni* bidn ha aparecido en aleman. He hecho comprobar por cono* cidos en Inglaterra que tambien los Benns ingleses son arios.

En lo que se refiere por lo tanto a lo geneal6gico, procedo por parte de mi padre de un ambiente puramente ario, y en lo que concierne a lo espiritual-moral, en el cuaI Ia teologia pi:o<

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|<Pfll;nnte ten!a su sede desde hace mas de cien anos. He men-Bloimdo en varios ensayos de los ultimos anos el ambiente here-tN(:lli:io peculiar de esta rectoria protestante, no solamente [l@CliHar, porque ha dado a Alemania estadisticamente en los llltlmos tres siglos por mucho la mayor parte de sus grandes lllJQ8, es decir, como demostr6 von Schulte, mas de un 50 %, |||)0 porque era un modo muy determinado de taIento que Ia l'SCl:oria ha producido hereditariamente y que sali6 a luz en sus !l.|)08. Era la combinaci6n de taIento, de pensador y poeta, que 0N |:nn especifico de la vida intelectuaI alemana y que no existe SJ) riingun otro pueblo con este caracter. Si uno quiere repre-peiH:nrse losresultados de este caracter hereditario moral e in-|plectual que fructific6 durante cuatro siglos la vida espiritual nloimna, incluso la represent6 baskamente, pensemos en el llltlmo fin de siglo, en el que la rectoria evangelica alemana y los estados n6rdidos protestantes aportaron gran parte de Ia j!lii:opa genial por 1900, con Burckhardt, Nietzsche, van Gogh, lfewnann Bang, Bj6rnson, SeIma Lagerl6f, que pertenecfan to-ll08 a nuestro ambiente. Si se afiade para nuestro pais aun los llOmbres de Dilthey, Harnack, Mommsen/ Wilhelm Wundt, |Cuno Fischer, Wilhemi Ostwald, Albert Schweitzer> Friedich N(tumann, se puede decir que evidentemente del ambiente he­reditario de Ia rectoria evangelica ha salido una parte enorme (lcl poder total espiritual productivo y creador de cultura del |)l.icbIo aleman. A este ambiente hereditario mi madre trajo flHiigre romana pura sin haber sido cruzada nunca. Ella proce-tl(n de un pequeno lugar de la Suiza francesa, tocando a Ia fi:ontera francesa, Uamado Fleurier, en las montanas de Jura. Alli habia nacido y crecido, de una antigua famiUa indfgena ffrmcesa, vino con s61o veinte anos a Alemania. Por consiguien-|;C habl6 siempre el idioma aleman con acento, ciertas palabras nlcmanas, no le salieron en toda su vida, y dormia a sus mu-chos hijos con canciones francesas. Regal6 seis hijos a su nueva pntria, de los cuales cinco fueron a la guerra; yo era el mayor, pcro ella se muri6 temprano. Geneal6gicamente era de pura l'uza romana, de la raza del Jura, de la raza del paisaje pobre cn yodo, con relaciones cercanas con Ia tiroides, y en efecto

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padecfa de la enfermedad de Basedow, y tenia la estatura yu la constituci6n de la raza alpina. De oiigen procedia de la un' dustria suiza del reloj, del mismo oficio y de Ia misma regi6ni>! a la que perteneda el padre de Rousseau. Pero para no olvidnr. lo mas importante y el punto de partida de mi ensayo: dispon-. go de todos los documentos y papeles de las autoridades dc su patria, que dicen: que tous les ressortissants de la famillc, Jequier de Fleurier sont d'origine Suisse et de religion protes-tante-calviniste.

; En el matrimonio de mis padres se reunieron por lo tanto lo germanico y lo romano, estos dos componentes determinan-

[ tes de la poblaci6n europea; tambien se puede decir lo alem<in y lo frances. Se origin6, pot lo tanto, una mezcla, pero noresul-taron mestizos, un cruce, pero no bastardos, de todos modo8 se origin6 una-mezda aria, una mezcla muchas veces legiti-mada en Alemania, la de los tefugiados: Fontane, Chamisso, Du Bois-Reymond lo han justificado, hubo un tiempo en quc la poblaci6n de Berlin se componia en un tercio de familias do refugiados. Yo lei en los estudios sobre la raza de Kretschmer, que tambien Federico el Grande terua sangre francesa por casti-mlento desiguaI de un antepasado frances con una senoril:n francesa Eleonore d'Olbreuse. Se cruzaron, sin embargo, en este matrimonio tambi^n ambos contrastes profundamente cons-titucionales de la biotipologia de Kretschmer: mi padre corpo-rahnente leptos6mico: severo, delgado; mi madre picnica, alpl-na, baja y corpulenta, Complementado e incluido otra vez en ambos tipos fundamentales de Merkenschlager de la pob'kcl<5n europea; mi padre completamente vencedor de la roca, tras-cendente e insensible a los animales, rasgos del cazador primi-tivo de k cultura megalitica glacial; mi madre, terrenal, cercn de todo lo viviente, sembrando y regando los jardines y lon campos: tipo labrador, tipo de ciudadano lacustre, con el 6ec real Ueno de sonrisas y lagrimas. De esta mezcla, en este caso, tuvosu origen la contribuci6n a la tercera generaci6n del siglo xiXj que entr6 en la vida en los anos ochenta.

Para aclarar brevemente mis demas relaciones con la rnzn y eI ambiente: cuando tenfa medio ano mis padres se fueron

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i vlvli: a Selling en la Neumark; aUf creci. Un pueblo con sete-ff|j|llOS habitantes en la planicie norte de Alemania, gran recto-f(l1, griin jardln, a tres horas al este del Oder. Es todavia mi |jfl|i'ln, flunque ya no conozca a nadie alli, tierra de la infancia, |leri'n infinitamente amada. AUi creci con los chicos del pue­blo, hnblaba diaIecto, corria descabo hasta noviembre, aprendfa 9!1 ln cscuela deI pueblo, fui confirmado con los nifios de los ohi'Gi:09, iba a los campos en los carros destinados a trans-|lUl'lnr la cosecha, a las praderas a recoger heno, guardaba las VllGH8, cogia en los arboles las cere2as y las nueces, hacia flautas [I9 mimbre en primavera, sacaba los huevos de los nidos. Un |3Hfli:or recibia entonces de su sueldo aun una parte en pro-(j|llCl:Ofl, por Pascua de Resurrecci6n cada famiUa de la comu-llklncl lc tenia que dar dos o tres huevos frescos, cestos de l()|)ll enteros estaban Uenos de estos en nuestras habitaciones, fll1 Ol:ofio cada uno de los confirmados, un ganso gordo. Delan-l'0 clc ln casa habia un tilo gigante, todavia esta aUi, un pequeno (ll)Cilul crecia en la pueita de la casa, sigue creciendo aUi, un llOrno de panadeto antiquisimo se hallaba aparcado en el jardin. !llflnkivamente florecian el sauco, la acacia, la frangula. El IOQlilido dia de Pascua nos despertabamos pegandonos con ra-lllll* fiescas, el despertar de Ostara, vieja costumbre pagana; fll clfu de Pentecostes poniamos mayas delante de la puerta clo jn cn6a y acoro en las habitaciones. Alli cred, y si no alterna-bft con los hijos de los trabajadores lo hacfa con los hijos de lil nobleza del margen este del Elba. Estas antiguas famiHas priiglnnas, segun las cuales se denominan las calles y avenidas 0h J3ei'l(n, barrios enteros, los cdlebres nombres de los Fede-!'ICOA y luego de los Bismarcks, aqui posefan sus fincas y mi jDrtcli:c cjercia una influencia pastoral extraordinaria precisamen-l9 Nobre estos circulos. Todas estas generaciones de los dra-gOnC8 de Schwedt y de los ulanos de Furstenwald, las casas lrncllclonales de los Prusianos de Bonn y de los Sajones prusia-)108 clc Heidelberg, sus hijos eran k segunda estirpe, con la qi.ie Ct:ccf, mds tarde, en parte, en una educaci6n comun y con Jn |lic me 11ne aun hoy una amistad multiple.

B1:nndcnburg0 sigui6 siendo mi patria. Termine" mis estu-

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dios de bachilIerato en Francfutt del Oder, por suerte en uni instituto humanistico, luego, siguiendo el deseo de mi TpadtC/ estudie teologfa y filosofia durante dos anos en contra de ml inclinaci6n; finalmente pude realizar mi deseo y estudiarmo< dicina. Esto fue posible porque logre ingresar en la Kaiscr< Wilhelm-Akademie (Academia del Emperador GuiUermo) pnr<l la formaci6n de medicos miIitares en Berlin, en la cual estu-diaban para ser oficiales sanitarios, particularmente hijos <le oficiales y funcionarios. jUna academia excelente a la cual lo debo todo! Virchow, Helmholtz, Leyden, Behring procedian clo ella, su espfritu dominaba mas aUi que el militar y la direcci6n del centro era ejemplar. Sin representar una carga demasiado onerosa para e'l padre, nos matriculaban todas las clase9 y clfnicas caras, a las que tenian que asistir los estudiantes civiles, ademas nos daban los mejores sitios, es decir, delante, y es(:o es importante en las ciencias naturaks, en las cuales uno tienc que recibir sus conocimientos mediante experimentos, demo3-traciones y presentaci6n de enfermos. Ademas teniamos grnn cantidad de cursos espeeiales, clases de repaso, disponiamo* de colecciones, modelos, biblioteca, el Estado nos suministrabil libros e instrumentos. A parte de esto teniamos una serie dc conferencias y clases sobre filosofia y arte y cuestiones genern-les y la formaci6n social del antiguo cuerpo de oficiales.

Por cada curso (semestre) que se estudiaba se tenia quc ser un ano medico militar en activo. Por lo demas, la vidn era alli la de los estudiantes completamente libres, no teniamo8 uniforme. Echando una mirada retrospectiva, mi vida me pnrc-ce completamente inimaginable sin este giro a la medicinn y la biologfa. En aquellos anos se volvi6 a reunir toda la sumn de la epoca inductiva, sus metodos, opiniones, su jerga, todo florecia, eran los anos de sus triunfos maximos, de sus resultn-dos mas consecuentes, de su magnitud verdaderamente oIimpi* ca. Y ensenaba una cosa a la juventud, que aun dominnbft completamente indiscutida: frialdad de pensamiento, sobrlc* dad, ultima agudeza del concepto, el tener a mano compro-bantes para toda opini6n, critica mejorable, autocritica, en uilfi palabra, el lado creador de lo objetivo. No se podrian conv

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)l'Cnc1er Ios decenios sucesivos sin eUa, quien no habia pasado )0l' lt> epoca de Ias ciencias naturales nunca podia llegar a un (llclo importante, no podia madurar con el siglo: dureza de

|)eilB(imiento, responsabiUdad en el juicio, seguridad en la dife-|'t<ncinci6n de lo casual y lo reguIar, pero, sobre todo, el escep-l|glflmo profundo que crea estilo, que creci6 aqui.

,Pnra llegar al final, despues de haber aprobado medicina y linbcrme doctorado, fui como medico militat primero al regi-|)llcnto de infanteria 64 a Prenzlau, el regimiento de Marsla-'IV)ur, luego al batalI6n de 2apad0res 3." a Spandau, el batall6n lJ0 trnnsici6n a Alsen. Habia servido en el 2." regimiento de pMfclia de infanteria. Mas tuve que salirme de eI en el primer llflO de mi tiempo de servicio, ya que en un ejercicio del cuerpo llcl cjercito, en el que tuve que estar todo el dia en la siUa, (G 1nnnifest6 un defecto de nacimiento que me hizo inepto para l:Ollo servicio de campaiia y de guardici6n. Me licencie. En ese Hflo de tni tiempo de oficial activo apareci6 mi primer volu-inen de poesias: <<Morgue>>, en casa de Akred Richard Meyer Pll Witmersdorf, que edit6 el mismo aflo, en 1912, a Marinetti, (llirossa, Lautensack con sus primeras publicaciones. Esta anto-lofjfti de poesias me trajo ya la reputaci6n por parte de^.la U|>l1>i6n pubHca de un roues quebrantado, de un snob infernatf y ilel i:fpico, hoy del bastardo judio, tfpico entonces, del tipico lllei'(ito deI cafe de atracciones, mientras que hacia las marchas do los ejercicios del regimiento en los campos de patatas de lll Uckermark y corria en Dbberitz en el estado mayor del e0mr1ndante de la divisi6n al trote ingMs sobre las colinas de plnos. Me licenciaron y pense que era para siempre: no pre-Vcl11 que pronto me tendria que poner la guerrera con las varas tld Bsculapio y que tendria que vestirIa cuatro afios, sin inte-ITlipci6n: 1." de agosto de 1914.

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I I . SUS MANIFESTACIONES

a) Ronne

En la guerra y en la paz, en el frente y en la retaguardifl, como oficial asf como medico, entre acaparadores y las excc* lencias, delante de celdas de gomas y de la carceI, junto li camas y ataudes, en el triunfo y en la decadencia, nunca mc abandon6 el trance de que no existia esta realidad. Se puso cn marcha una especie de concentracidn interior, una excitaci6n dc esferas ocukas, y lo individual se hundi6 y una capa primitiva subi6, extasiada, rica en imagenes y en panico. Peri6dicamentc autnentada, el ano 1915-16 en Bruselas fue enorme, entonccB naci6 R6nne, el medico, el flagelante de los individuos, el vac(o desnudo de las circunstancias, el cual no podia sufrir ninguna reaIidad, pero que ya no podia comprender tampoco ninguno, que sdlo conocia el abrirse y el cerrarse rftmico del yo y de ln personalidad, lo continuamente quebrantado del ser interior, que, colocado ante la vivencia del enajenamiento pfofundo, ill-mitado, viejo como los mitos, entre eI hombre y el mundo, creia absolutamente en el mito y sus imagenes.

Queria conquhtar la ciudad, ahora pasa por encima de ml una hoja de palma, asi resume Ronne la suma de sus expericiv cias, ya no pudo conquistar la ciudad, su situacidn ya no lo permiti6, mas bien: se revolvi6 en el musgo: en el tallo, nittrU do de agua, mi frente, del ancho de una mano y luego empicz<i. Pronto toc6 una campana. Los jardineros iban a su trabajo;

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0Htonces se acerc6 tambien a una regadera y esparci6 agua sobre los becerros que venian de un sol, donde mucho se eva-[)Oraba. Por lo tanto, despues del trastorno central, el vegetaI.

Rbnne quer'ia ir a Amberes, <>pero c6mo sin perturbaci6n? No podia venir al mediodia. Tetiia que pretextar que hoy no OdSa venir a almorzar, que iba a Amberes. {A Amberes, ha-fh pensado el oyente? ^Contemplaci6n? ^Recepci6n? iExci-

tiirsc? Esto le parecia imposible. Tendia al enriquecimiento y ll tfi estructuraci6n de lo espiritual.

Enriquecimiento y estructuraci6n de lo espiritual, esto lo Clll(:ivaba a su alrededor el viejo mundo no afectado del de-l'j.'limbamiento de gran envergadura de la epoca, que le debili-||lbf( ya, este mundo estaba aun sentado en el casino, comia, C0lflO veremos en seguida, una fruta tropical, hacia guerras, J)ei:o Ronne ya no podia participar en 61. En una epoca en que l08 cohetes volantes repostaban incidentalmente en las estrellas y C|iic Cook asfalt6 la selva virgen para sus desfiles de carrua-|C8, la distancia de los polos ha disminuido a Ia tarifa de secci6n (lo i:ccorrido y las excursiones al Himalaya pertenecen a las KOinpeticiones de las matronas, opone Rdnne una resistencia llli:ci'ior a sus tendencias de viaje.

Tengo que citar en lo siguiente un pasaje largo de las no-velflB de R6nne, aunque signifiquen en la hora actual algo C()lv<premetedor y raro, tengo que hacerIo por veracidad y por-l|ue tengo que enlazar determinadas observaciones hist6ricas y dcl reconocimiento en el tipo R6nne.

1lbnne quiere ir, por lo tanto, a Amberes y ahora se ima-gilHl que estd sentado en el tren y que tenia que recordar, de Pt>pO)Ue, como hablaban ahora en la mesa, aunque s6lo de paso, f/# (/uc se habia marchado, como contestaci6n a una pregunta lllUZ(lda en el aire, de todas maneras que el buscaba por su parte f9lochnes con la ciudad, la Edad Media y el muelle Schelde.

So sentia muerto, sudoraciones. Una contorsi6n se apo-</tf/'d dc 6l cuando vio sus procesos indeterminados y lodavia llft ()Orceptibles, pero de todas maneras tan insignificantes y |lobros, resumidos en conceptos de la vida de un senor.

V'n aguacero de inhibiciones psiquicas y debilidades se pre-

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cipit6 sobre el. ^Pues d6nde se hallaban las garantias con que &l podria siquiera contar, traer, anitnar algo del viaje para qtitt se produjera en el algo en el sentido de una experiencia?

Grandes molestias como el tren, el sentirse sentado ciu frente de un senor, el salir de la estaci6n de llegada con d movimiento consciente hacia el lugar del negocio, todo esto eran cosas que solo podian suceder en secreto, su{rirlas en st mhmo, desconsolada y profundamente.

iC6mo babia podido tener el pensamiento de abandonat lo que llenaba su dia? iEra temerario salir de la jorma que le llevaba? {Creia en la ampliacion, porfiaba al derrumbtl' miento?

No, se decia, no. Lo puedo jurar: no. S6lo antes cuando sali de la tienda, uno ol'ta otra vez a violeta, uno tambien estd empolvado, una cbica se acerc6 con pecho blanco, no parecia imposible que se la eslrenase. No parecia imposible que uno brillase y chorrease. Una playa se acercaba en el ambito de las posibilidades, en el que palpitaba el pecho azul del mar. Pero ahora, para la reconciliaci6n, quiero ir a comer.

El probIema que causaba estos problemas a Rdnne es, ppi: lo tanto: ^c6mo se origina, que significa, en realidad, el ;y6? ^Necesidad de un viaje a Amberes, del estudio de la Edad Mc> dia y de la observaci6n del muelle de Schelde, no puede pasar* se sin estas impresiones, no puede prescindir de las impre-siones eventuales de la fuente de Matsys y de la casa de Plaiv tin-Moretus, como edificios, existen por lo tanto motivos cons-titutivos internos para tales viajes o es incluso otra cosa: arrO" gancia, libertinaje, redundancia? Si el Yo esta determinado fatalmente, no tiene que abandonar nunca su forma, no sobrc-pasar nunca su circulo de obUgaciones, no poner nunca cn peUgro su caracter, no descubrir tampoco su rostro, entoncc8 un viaje es disoluci6n, peligro, incredulidad dentro de la pvc-gunta severa por la libertad y la necesidad, y entonces s6!o puede conducir a la confirmaci6n de la desmoraUzaci6n md* profunda. ^Se necesita, pues, el caso aislado? Estas cosas no se pueden enlazar a lo primario con caracter etico, y otra vG'/< no posefa las condiciones previas para su experiencia y actitucl

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Jllm lo hist6rico. Todo flotaba, por lo tanto, uno junto al i(!'0, y s6lo cansaba con sus violencias. Tenfa que suceder otta B08H, una mezcla, y a esta la aspixaba constantemente, algo que $L'<I iil mismo tiempo una supresi6n y una fusi6n, pero esto l6lo existia por momentos, en crisis de caida, de caracter de Sl'lipci6n, y esto estaba siempre cerca del aniquilamiento. Pero flO 8iempre es uno capaz de ello, y asi le vemos despues de Q||Q nvance a tientas en lo vago, a una hora desfavorable, arre-tll')H'8C, por la manana, huir de si mismo y asegurarse primero, 8|rn vez, de la norma. Va, por lo tanto, a comer al casino y:

Por la reverencia en la puerta reconocia a las individuali-fliUlos. iQuien habr'ta sido? Silencioso tomaba asiento. Los I&ffOrcs se elevaban majesluosamente.

Abora el senor Friedboff 'contaba de las particularidades f/tf una fruta tropical, que contenia un hueso del tamaho de fiU liitevo. La pulpa se comia con una cucbara, tenia consisten-f7(/ fiulatinosa. Algunos opinaban que tenia el gusto de nuez. ft|, sin embargo, habia encontrado siempre que tenia gusto de fili6i)0. Se comia con pimienta y sal. Se trataba de una fruta Stll)t'Osa. Un dia babia comido tres o cuatro y no habia notado Hltlgitiui indisposici6n seria. Aqui se enfrent6 al senor Korner lu ttXtraordinario. ^Una fruta con pimienta y sal? Esto le pa-r&(l<l ins6lito y dio su opini6n sobre ello.

Voro si le sabe a huevo, indic6 el senor Mau lo subjetivo fl# l(t opini6n, algo despectivo al mismo tiempo, como si por fW |)(U'le no viera nada insuperable. Ademds no era una cosa hW axtraordinaria, aleg6 el senor Offenberg, volviendo la nor-JWrtj dl>ues los tomates, por ejemplo? Como finalmente, cuando ff/ $eflor Kritzler pudo exbibir a un tio que babia comido toda-ylrt COH selenta aitos mel6n con mostaza, y esto en las boras de U HOche, cuando esto es lo menos sano, como es sabido.

Ull resumen: {Existia, pues, en el hecho un fen6meno de fy|d()le oxtraordinaria, un acontecimiento, por decirlo asi, ade-tMttrlo |Htra traer la atenci6n de amplios circulos, sea porque ptnJ)'hl babcr becho madurar fen6menos secundarios conside-ftbltf$, $ca porque, como experiencia de la atm6sfera espacial rff/ tfA|)ko, cra adecuado para incitar a la meditaci6n?

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Habia llegado hasta aqui cuando Ronne temblaba, encon, tr6 un ahogo en su plato y s6lo comi6 la carne con esf.uerzo {Vero no habra pensado quiza en un platano, insisti6 el sefioi K6rner, este fruto blando, algo manido y alargado?

<>Un platano?, exclam6 el senor Friedhoff. {El, el cono< cedor del Congo? {El navegador de Moabangi durante tnuchoi anos? ;No, esto le hacia sonreirl Se distanci6 mucho de est$ circulo. iQue comparaciones empleaban? Una fresa o una nuelk quiza aqui o alla una castana, algo mas al Sur. (El, sin embam go, el representante oficial en Hulemakong, que venia de l<iti junglas del ]ambo? '

Ahora o nunca, elevaci6n o destrucci6n, sinti6 Ronne, yi^ {sin notar nunca un dano serio? Iba a tientas, reprimiendo el ruido en la marea, demostrando asombro y la duda del espO' cialista: se hallaba ante la nada; (llegaria una contestaci6tt?

Mas ino estaba el sentado finalmente en la silla de ma* dera, rodeado modestamente del rumor del saber, de lo pelfa groso de la fruta tropical, como pensando y comparando l<ii indicaciones y narraciones de experiencias parecidas, el inve$* tigador callado, el medico parco de palabras por la profesi6n y la disposici6n? Debilmente veia el a traves de los parpadoSj desde la carne, a lo largo de las filas, que empezaban a brillttfc lentamente. Todavia no habia esperanza, mas unos dolorti$ de parto sin desamparo. Y ahora una consolidaci6n: a varlQS sehores les parecia, en efecto, que la reconfirmaci6n de t'.f/ft hecho era importante para la eliminaci6n de los reparos (Jll$ podian haber surgido. Y ahora ya no habia duda: algunos asail* tian con la cabeza, masticando.

Jubilo en el, cantos de triunjo. Ahora resonaba la contt)$% taci6n con sostenimiento frente a los escepticos, y esto le CQ|)* cern'ta. Sucedi6 la incorporaci6n, se realiz6 la valoraci6n; fffll mi6 carne, un plato bien conocido: declaraciones se reforttitf, a el, se coloc6 al lado de las aglomeraciones, bajo una b6vtldfi, de gran felicidad; la cita consigo mismo para la tarde estraiH<H ci6 su coraz6n sin temblor. ^

Los hombres se quedaron de bronce. Ronne disfrut6 eilt$t ramente su triunfo. Experimentaba profundamente c6mo rf|

-J T

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ttl(l cgmensal le subia el titulo de un senor, que no desprecia-if (lli pequeno vaso de aguardiente despuSs de la comida y que B tQtiiaba con un chiste modesto, en el cual un estimulo a los l9ltifo, pero tambien un rechazo decidido de cualquier consumo 'f tllcohol desmesurado, extendi6 cierta atm6sfera de bienes-1l', Era la impresi6n de la probidad y de la defensa sencUla t Sll propjo convencimiento; pero tambien frente a una opi-Mw oxlrana cederia gustosamente: hay algo de verdad en

ti|O. Sentia sus rasgos ordenados; proporcionaban la victoria (fa l() screnidad fria, incluso de la firmeza en su rostro, y esto U Hou6 hasta la puerta, que cerr6 detras de s't.

Vemos, pot lo tanto, aqui, a un hombre que ya no Ueva en | | 11rm psicologia continua. Su existencia dentro y fuera del W*lno ctertamente es una sola herida de deseo de esta psicolo-|[|l COnlinua, de la psicologfa del senor que no despreciaba un ffi(jlltiflo vaso de aguardiente despues de la comida, y que lo fo|ll(tba con un chiste modesto, pero por motivos constitutivos yil 110 encuentra el camino. A lo sumo, a golpes y de abismos KHlJlH'ndos y Iogrados en el aniquilamiento. La vitalidad ingenua

Sl,ia .llevaba, irrigaba y pulsaba tambien al proceso psicol6gico flftln una hora que se puede determinar con bastante exactitud

ffl llliestro siglo, y que abarcaba un volumen de temas que se

E.I8ilo describir con bastante exactitud, no es suficiente para ft fli:i1d0s ulteriores de la suMimaci6n psicol6gica en Eutopa. n Ronne la disoluci6n de la vitalidad de acuerdo con la natu-

flfllMO habia asumido formas que parecian decadencia. ^Pero %t v@rc1aderamente decadencia? ^Pues que decae? ^Quiza no idlu linn clase directora hist6ricamente superpuesta y aceptada ^lll'linl:c siglos sin critica y lo otro es lo primario? ^Lo embria-

!

fltloi', Jo cansable, lo dificil de mover, no es esto quiza Ia rea-cliKl? <>D6nde termina Ia impresi6n y d6nde comienza lo in-l0l1Oscible, el ser? Vemos que la pregunta por la sustancia

iJUi:opol6gica se haUa inmediatamente ante nosotros y es iden-j$CH (i ln pregunta por la realidad. El inmenso problema de la Mflllclncl y sus criterios se presentan ante nosotros.

A veces durante una hora estas ahi; el resto es el aconte-

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c'imiento. A veces ambos mundos se alzan en un sueho, dld9 Ronne. iQue dos mundos, por lo tanto? El yo y la nntM raleza. <Qu6 resultan? A lo sumo un sueno. Es naturaImcnM un prJjicipio de irrealidad este principio de Rbnne, <jy cuan<lffl surtira efecto, cuando susurrard? Cuando estes deshecho. O ( J vez reconoce el: {Cudl ha sido el camino de la bumanid<IM hasta ahora? Habia querido establecer el orden, esto tenia wjfl

' haber seguido siendo un juego. Mas, al final, sigui6 siendo r/ffl juego, pues nada era real. ^Era el real? No, s6lo todo lo pOSf* ble, es lo que era. ^

El conocimiento es un medio bonito para el hundimicn(:$ y, en efecto, de aqui se va otra vez a la raezcla: Metia t>/A$ profundamente la nuca en la maya, olia a tirso y valpurgti$,* Derritiendose por el mediodia manaba arroyos la cabeza. ,

La ofreci6: la luz, el sol fuerte corria inconteniblemenl<t^ entre el cerebro. Alli yacia: apenas una topera, blanda, en elltl escarba el animal.

Lo animal y eI pensamiento que se sublima cada vez mrtj desnudo: ^hay un principio comun para ambos? ^Para la viclll y el conocimiento, la historia y el pensamiento; existe nuiV en el mundo occidental tal principio monistico? ^Para el mQv movimiento y el espiritu, para los estimulos y la profundidttd, existe todavia una uni6n, una palpaci6n, una feIicidad? Sf, contesta Rbnne, pero muy Iejos, nada general, regiones extttt* nas, dificiles de soportar, que se experimentan en Ia sociedftdl en el susurraba el rio. O si no era un rio, una proyecci6n ds formas, un juego ep jiebres, sin sentido, y un fin en tof!o borde: percibia el arte.

b) Pameelen.

Al lado de Rbnne aparece Pameelen, tambien en Bruflclll* en 1916, en dos obras de teatro. <<E1 Director topogrrifico*, un drama de la teoria de conocimiento de causas y <<knrni> dacsh>>, un drama rapido. En Pameelen la cuesti6n de la, TCfl.ll* dad se presenta aun mas directa, mas ciuel y mas incrclblttt

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Rt|lil hay, en efecto, la descomposici6n de la epoca. En este rarebi:o se deshace algo que se consideraba como el Yo desde pC0 cuatrocientos anos y que sostenia para esa epoca, de una hllllorn verdaderamente legitima, el cosmos humano en formas OjBI'Ctlitarias a traves de las generaciones. Ahora se ha aca-l|ltlo esta herencia. A1. principio Pameelen espera abspluta; p3ilte sacarse un mundo en estas formas podridas, individuos fll!lM(l la continuaci6n y la elaboraci6n: poder adquirir expe-J*lriiciii, estructuracidn interna, vivencia Uena de sentimiento: Dft tlecir, <<personalidad>> en el sentido antiguo, <<reconcentra-jll!cntO)>. Revisa para eUo lo mas increible, lo mide todo, por ^Jo cs director topografico, pero todo se desvanece. Combate ;|l lle8moronamiento, quiere algo positivo, quiere <<acumulacio-ne(*, pero s61o se presenta, llamada esporadica y artificial-niCllte. La linea que empez6 tan magnificamente en el c6gito 9I'H0 8um como vida soberana, que s6lo estaba segura de su MJtftcncia en el pensamiento, acaba horrorosamente en esta flflHi:<i. Er6tica fisiologia, reIaci6n padre-hijo, todo se controla lollMicnte respecto a su intangibiHdad 16gica, entretejido en k |'ttbl(l i:echinante de lo abstracto y experimenta en ello, en su |lllCrc(imbiabilidad funcional inexpresablemente nihilista. Si^ llldrofobia de lo abstracto: ya la vista del agua produceespas-, fl1l)B fnringeos en esta clase de enfermedad que impide la entra-P tlc cualquier gota a las celulas secas: morir, todo se vuelve W()ll0mo, contracci6n, densificaci6n, pasaje impedido, bebida *foJ'ohlbida; jsi, hidrofobia de lo abstracto! jHorrible traici6n |al tlempo! ^Pues lo abstracto, lo 16gico, lo referente al homo IHptens cra ciertamente lo que fue impuIsado y aIabado durante Pllichus siglos por Ia religi6n, el ideaftsmo filos6fico, la Ilustra-Oldn y el humanismo como lo sumamente humano, divino y |lin)|pC0 en miles de documentos, y ahora esto era, por lo llllUO, tntnbien el error, eI martirio, el espasmo, la agonfa, el j|9lll'l0, o d6nde va, pues, ahora, el hombre como portadorde Io* in11ndos objetivos, excluido de las tareas de crla y ubre de Ifll Cflpas humanas de constituci6n corporal diferente (muje-PM)? |Un problema extraordinariamente profundo y especial! tfl (lnimn empieza con una escena en la que aparece en seguida

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la situaci6n muy sorprendente, pues mientras que en la demrif literatura mundial pueden tener lugar en todas partes escenngJ entre elementos corporales, donde el autor los instale, aqul liv1 escena misma tiene que crear la acci6n, las figuras, incluso nlt' autor, en una edificaci6n continua, es decir, cada momento tiene que ser fundado con legitimaci6n causal y critica dc1 conocimiento.

Esta escena es la de introduct6n, un dialogo entre Pamee* len y una voz imaginaria.

*

Pr6logo

Pameelen entra en el vestibulo de un hospital de pros(itutas.

Pameelen: Estoy de sobra aqui. Vengo de un lugar comph>' tamente diferente. Pero quiero incluiros en mi existencia. Ha-biis de asociaros a mi constituci6n total. jOh, horror, ante lo incapacidad de experiencia! jOh, ampliaci6n del Yo! Por lo tanto: un pasillo escueto con un reloj. ^Bueno, d6nde est&H las prostitutas?

Una voz: {Un pasillo escueto con un reloj? ;Mds profun-damente! ;Ensanchamiento! ;Ablandamiento! {La vivienda del portero? <|Horquillas en el suelo? ^A la derecha, el jardin? iPues?

Pameelen (haciendose el tonto): Conozco una casa muy parecida a la que acaba de describir, Dgc$gg. Entre una maf!a-na calurosa de primavera, primero vino un pasillo escueto con un reloj, a la derecha, la vivienda del portero, habia horquill<is en el suelo, muy cbistoso, y a la derecha habia un jardincito, un macizo de rosas en el centro, dos carneros pacian, atados en una estaca en la bierba, probablemente carneros de Wassei'' mann.

La voz: Esto de los carneros esta muy bien, una asoehi-ci6n lejana, refiriendose al sentido del hospital y con un lig<t-ro matiz humoristico. Puede dispensarse de la manana de prl' mavera. ;Prosiga!

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P<imeelen: jCansado! (Chasquido de latigo.) Pameelen: jBiert puede hablar usted! Primero se tiene que

ttlltir un punto de vista, un dngulo de experiencia. La voz: jTonterias! /La alegria natural de los sentidos, la

tMO|)tividad comun del espiritu, por mi reduzcalo a valor afec-

l moi fititneelen (compungido): ;Elevate, tierra, ten misericordia,

ptWlllo escueto, susurra, vivienda del portero! ;Cosas pequehas, pQ{|twFias, pequenas cosas! ;Reunios en mi ojo! ;Oh, se acerca,

J lWI'l(l<* vieja, abuelita, con el bast6n! Si, por lo tanto (con ll|tlS'is): La madre del portero, mencionando esto todavia, era

WHrt |>crsona sorprendente. Completamente ciega, pero comple-ttlllK'Ht<J, les digo, no les veia la mano delante de los ojos, mar-th(ll)<l n paso lento, con un bast6n, a lo largo del pasillo desnu-f/di ltistimosamente.

l,o voz: Bueno, la ceguera la podia haber pintado usted fMih animadamente: con mirada apagada, 6rbitas sin expre-lltiU) Olc., pero fue aceptable. ,Por favor, siga!

Ptimeelen: /Pero depende tambien a quien debe uno ma-Hl|estarse!

Ln voz: S6lo depende de que usted se recoja. jPor lo tanto, l$S f)Orquillas!

Ptimeelen: /Horquillas! Oh, Dios mio, que se puede juntar tft> lll)d horquilla. Se hallaba en el suelo, si, en el suelo, en fl plso, en el polvo del pasillo escueto, ino puedo omitir las km/ltillas?

hl voz: |lmposible! ;Abarcamiento del mundo! Pameeleri (con enfasis): Habia horquillas en el suelo, no

yiiti SOla, por ejemplo, esto podria baber sido casualidad, no, Wl'l<lS y de dijerentes tamahos, <^una lucha?, {habian chocado

.j/o,V rlvalos entre las rameras? ^Las babia desunido el amor? 0 li>dicaban la escrupulosidad de los medicos que explora-tM, (|(io soltaron tambien el pelo para asegurar el diagn6stico,

Q St> puede profundizar quiza todavia mas? Porque el centro fHrt)|)0O es propenso al impulso causal? De todas maneras, UHtl CO,W me parecia segura, en estas horquillas me miraban

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todas las cosas tnuy grandes de la existencia: las pasiones*& la lucha, el hambre y el amor; el afdn de la verdad latoitM en nosotros, hombres debiles, que nos aguijona cada vez mfl& arriba, hasta la luz de las cimas, hasta el gran resplandor. i |

La voz: ;Magistral! El comienzo con el numero es priiim tivo, pero el ascenso en seis lineas hasta el gran resplandom destacando el impulso causal, ;todo mi respeto! ;Abora vayflm mos con las mujeres! ]

Pameelen (pone la mano en el pkaporte, pero la deja ca8$ de nuevo): jOh, este marchitar del mundo en mi cerebro! Yft, estos cansancios perifericos, pero sobre todo este marchittl? cortical...

(Chasquido de latigo; Pameelen abre la puerta. Ve wttl sala de reconocimienlo.)

v., Cortex = cerebro: El marchitar corticaI de los mundos, cla

los mundos burgueses, de los mundos capitalistas, de los mufi* dbs oportunistas, profilacticos y antisepticos, destruido por lo* aguaceros de lo politico y el cambio del poder, pero originndo en el fondo por la crisis substancial del ser occidental. Dc8-garrado el hombre interior, mas desgarrado de Io que jamrij lo fuera el exterior por gusanos y granadas: putrefacto, ^cido, gasificado, en la red de equipaje todavia algunas frases oxidil' das. Los dioses muertos, mas que muertos: mal sistema do principio cuando se vuelve uno religioso, se rebIandecc li1 expresi6n. Lo que se tiene que mantener y conseguir luchnn< do, esto es: la expresi6n, pues un hombre nuevo se mete hncl(l adentro, ya no el hombre como ser afectivo, como reugiosl* dad, humanidad, parafrasis c6smica, sino el hombre como pi'6-nez desnuda formal. Un nuevo mundo comienza, es el mui> do de la expresi6n. Este es un mundo de relaciones clni*n-mente engranadas del encadenarse de fuerzas exteriores puIidilH, de superficies aceradas y calmadas. Nada, pero encima csirmN te; Hades, en vez de la barca de Pont6n; no reconcentni* miento en lo tiltimo europeo: primitividad, estas son las i'C> servas frias.

No vivf ya ningun mundo, no sentl ninguna reaIidad, nin*

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jHhQ8 conocimientos ya para la fe, y en esto siempre excitado | | ||]ipulso mas brutal en estas latitudes muy cercanas del ham-(l'G, cIe restablecer la unidad de pensamiento, este impulso |llicl(l ln definici6n, mas martirizante que el hambre y mas con-pOvcclor que el amor, que se vuelve contra el Hamado yo Jtl'Q|>1o.

Con la funci6n general l6gica del crilerio y de la compara-tltill, con la metodologia fulminante de la observaci6n de las 9lttllclfls naturales, con el andlisis causal, con las trasplantacio-tiM, con todos los ultimos gritos de todas las psicologias, inten-ft| l'Ovisar experitnentalmente este Yo.

Trata de palpar sus limites, de determinar su perimetro. f)oildo estd el gran fiscal, exclama una voz, que le indique las fritfrOras, donde aparecia la cruxada que le alcanzase otra vez. Pt>t'0 on lo ilimitado es donde enve)ece y perece. El que algo le llttiltO alguna vez es su tnartirio porque se ciega; vive en una thnX<l, el Don Juan, despues de una derrola, pero externa-Wtl|l/v permanece infecundado.

M es que Io mira todo, lo estudia todo. Siempre buscai k) !iecc9nri0, lo necesario nuevo, Ia fuerza de gravitaci6n se |blflNc!<trfl, las leyes de attacci6n se embrollaran, la termologia ti llivcrtird, Ios astros flaquearan, si no se encuentra pronto lo HOCCWU;lo, lo necesario nuevo, <[que es este necesario?

So1o muriendose (jlos sepultureros lodavia no! ;Mds tar-flf/, poro no espere ninguna cita. Pero no ocurre que un senor ftSp8tdblc entregue el alma. Un pobre diablo sin j6rmula ni fRi)()tltlr(i del Yo estd pronto cubierto de cosas calladas, nave-$M(|o on un buque de tres palos en el c'1cl6n del inconsciente), plll'ldndose, dirigiendo su rostro ciego, sucio y yac10 al hom-P>B ei'l ln ventana, agonizando penosamente, percibe el nuevo pU(Ulo, cxhnlando el ultimo aUento:

P(U)lcolen: ^Y la medici6n? Picasso, ultimo bermano, en fSl/rt.i' /rt.r boras de la desesperaci6n. lnvito, ya que usted luch6 WHIHl^0 por la purijicaci6n, que seamos por fin tan blancos

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(senala) como este peldano de marmol aqui: tan extendidos, tan reales, tan reconocidos...

(Implorando): jPicasso! (Despacio, sacramental): Pel-da-no de mfo-mol. jNo ve

usted, Picasso, que clara, que otonal y qui calmada esta, des-pues de esta erupci6n tremenda a la realidad, no siente usted tnismo la reconciliaci6n, porque l6gicamente supo agotar tanto?

Picasso (ha subido con la mujer de la ventana): ;Viejo di-rector topogrdfico!

<<Porque 16gicamente supo agotar tanto>>: jesto es la puri-ficaci6n, esto es el comienzo de una nueva reaMdad! Basta de este arrastrar hacia dentro violentamente, rabia del concepto, l6gka epileptica, monoteismo enmascarado, valentia intrepida, estrechez del hombre honrado, basta de seguridades, basta de la verdad. Que venga lo formal, lo fugaz, alas portadoras han de venir, planas y Ugeramente martilladas, suspendido debajo deI azul, superficies de aIuminio, superficies: jestilo! En pocas palabras, el nuevo mundo orientado hacia fuera,

La nueva epoca comienza en este sentimiento fundamental de la redenci6n antropol6gica en lo formal, de la purificaci6n de lo terrestre en el concepto, lo nuevo necesario empieza en Pameelen por el mundo faustico, el de la forma y de la rela-ci6n, comienza el mundo de la expresi6n.

c) El Yo Mrico.

A veces ambas tnareas se elevan en un sueno, si el sueno es perfecto, y se expresa tanto panica como conmesuradamen-te, se origina la poesia. En eUa se reune la raza, en eUa descan-sa y respira durante momentos la naturaleza humana tranquili-znda. No en cada decenio y s6lo cuando un pueblo esta madu-ro se produce esta poesia. No son muchas en el siglo, si se las examina son olimpicas o leteas, toda medida es comun aquf. Muchns son fragmentarias, alguna generaci6n s61o proporciona una estrofa, casi todo parece proceder de encadenados, de

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aherrojados, s61o los gritos de las roeas suenan profundamente, penetrantes, y su eco tetumba.

Mi generaci6n era ttrica, sobie toda Europa coIgaba este c6digo de tipos expresivos, lo que quedara de ellos queda en tela de juido. En lo siguiente hablare mas de la metodologfn, de la genesis de Ia poesia. Probablemente se experimenta el Yo lirico siempte en dos formas, una explosiva y otra con-centradora, una brutal y una tranquila, el metodo de embria-guez conoce a ambas, se hunde uno en lo ilimitado, en lo exan-giie, y luego vienen los aflujos con el aUvio de la visi6n. Mu-chas veces existen estudios previos pero estos tambien hubie-ron podido emplearse de otra manera, mas ahoia viene el momento y se carga de imagen. Cuando escribi la *Morgue>>, con la que empece y que luego fue traducida en tantos idiomas, era de noche, vivia en el noroeste de BerIin y habfa asistido a un curso de autopsia en el Hospital de Moabit. Era un ciclo de seis poesfas, que se elevaron en Ia misma hora, que subian, que estaban aqui, antes no habia nada de ello; cuando termin6 el estado de crepusculo estaba vado, hambriento, tambaleante y con dificultad subia de esa decadencia. Me acuerdo de otros sucesos en BruseIas. Era un dfa de septiembre, era medico jefe del gobierno de ocupaci6n y me habfan mandado con un encargo a otro negociado. La caUe que se tenfa que recorrer era corta, pero en los horizontes se reflejaba lo dionisiaco, la hora estaba despedazada y bronceada, por todas partes cosas quemadas, en todas las cumbres se habfa desenfrenado el fuego. Ano y vida han dejado de existir, el preludio habia terminado, el fin se acercaba, la vfctima, uno tenia que serenarse: soIo una mirada de esta luz, un aliento todavia de esta hora, y:

Mira c6mo flota este ultimo aliento azul del verano sobre los mares de asteres hacia las lejanas orillas, pardas como el arbol; mira amanecer esta ultitna hora de felicidad-mentira de nuestro meridionalismo, altamente abovedado.

(Karyatide)

4l.

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Por lo tanto aqui tambien un Yo quebrantado, entre dioses de las horas, experimentado en la huida, consagrado a la tris-teza. Siempre topamos con una forma del Yo, que se calienta por unos instantes y que luego se hunde en vida fria, amorfa. En las siguientes exposiciones (1927) damos sistemdticamente con ciertos conceptos extranos, complejos, complejos liguricos, controlados respecto a su valor de efusi6n, es decir, valor de embtiaguez, mediante los cuales se puede realizar la destrucci6n del conexo, es decir, el desmoronamiento de la realidad, para crear libertad para la poesia. Ninguna forma morbosa, una for­ma primitiva del Yo, no puede ser morboso lo que se asemeja tanto al metodo de lo general: el caracter turgente de la crea-ci6n es evidente, es tomado por el Yo Urico en las mareas, en los falos, en el extasis, en lo productivo:

Existen en el mar organismos vivos del sistema zool6gico inferior, cubiertos de pestanas vibrdtiles. La pestafza vibratil es el 6rgano sensitivo animal antes de la diferenciaci6n en energias sensuales separadas, el 6rgano palpatorio general, la relaci6n en si con el medio ambiente del mar. Imaginate a un hombre cu-bierto de tales pestanas vibrdtiles, no s6lo en el cerebro sino sobre todo el organismo. Su funci6n es una, especifka, su percepci6n de estimulo claramente aislada; se refiere a la pa-labra, muy especialmente al substantivo, menos al adjetivo, apenas a la figura verbal. Se refiere a la cifra, a su imagen impresa, a la letra negra, a ella sola.

Para Ia cifra, para la letra negra: por Io tanto un producto del arte. Vemos, por lo tanto, una capa intermedia entre la naturaleza y el espiritu, vemos una cosa, que eUa misma ha sido creada solamente por el espiritu, t&nicamente ofrecida, que esta aqui en juego. Un mundo cambiado frente a la luna que lIenaba los bosqueciUos y la pradera, y que hizo descubrir en otra generaci6n, hace doscientos afios, el sentido de la natu­raleza. Hoy: dioses de las horas, Yos de las horas bajo un co-nocimiento completamente nuevo de la creaci6n: el poder que exige forma de la nada:

Ahora es tal bora, a veces ya no esta lejos. En la lectura

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de uno, no de innumerables libros mezclados, enredos do 6raas, mezcolanza de materias y aspectos, apertura de otros ostratos tipol6gicos: comienzo fluyente alejado. Ahora un cans<wcio de noches pesadas, transigencia de lo estructural frecuentcmeH' te de provecho, indispensable para la gran hora. Quiz& ahora se acercan palabras, palabras revueltas, imperceptibles aun a lo claro, pero las pestanas vibrdtiles lo atraen palpando. Aqul se encontraria quizd una intimaci6n con lo azul, /que felicidad, que evidencia pura! jImaginate todas estas impresiones vacias y agotadas, los preambulos sin sugesti6n para este unico colo-rido, ahora se puede conjurar el cielo de Sansibar sobre las flo-res de la Bouganvillea y el mar de las Sirtes en su coraz6n, piensese en esta hermosa y eterna palabra! No en vano digo azul. Es la palabra del Sur en si, el exponente del <<complejo ligurico>> de <<valor de efusi6n* enorme, el medio principal para <<transpasar la conexi6n>> despues de la cual empieza la autoin-flamaci6n, el <<fanal mortal>> hacia el cual afluyen los imperios le)anos para insertarse en el orden de aquella <<hiperhemia livi-da>>. Feacias, megalitos, regiones lerucas, ciertamente nombres, ciertamente incluso formados en parte por mi, pero cuando se acercan, se vuelven mas. Astarte, Geta, Herdclito, sin duda notas de mis libros, pero cuando se aproxima su hora, es la hora de los Aulides por los bosques, sus alas, sus hotes, sus coronas, que llevan, las deponen como anatemas y como ele-mentos de la poesia.

;Palabras, palabras, substantivos! S6lo tienen que abrir sus alas y milenios escapan de su vuelo. Toma el bosque de ane-monas, por lo tanto hierba fina y pequena entre troncos, so­bre ellos prados de narcisos, humo y vapor de todos los calices, en el olivo florece el viento y sobre escalones de tnarmol ascien-de, enlazada, la realizaci6n en una lejania; o coje la oliva y la teogonia: milenios se desprenden de su vuelo. Lo botdnico, lo geogrdfico, los pueblos y los paises, todos los mundos asi per-didos hist6rica y sistematicametne tienen aqui su florecimiento, su sueno; toda ligereza, toda tristeza, toda desesperaci6n del espiritu se hacen sentir de los estratos de un corte tranversal del concepto.

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Oh, nunca bastante de esta experiencia; jla vida dura vein-ticuatro boras y a lo sumo fue una congesti6n! Oh, siempre de nuevo en este ardor, en los grados del espacio placentario, en el grado preliminar de los mares de la visi6n original: ten­dencias regresivas, jdisoluci6n del Yo! Tendencias regresivas mediante la palabra, estados de debilidad inventivos por subs-tantivos, este es el proceso fundamental que lo interprefa todo; todo <<ello>> es el hundimiento, la disipabilidad del yo; cada tu es el hundimiento, la disipabilidad de las formas.

<<Ven, todas las escalas desencadenan espectros, sensaci6n de deformaci6n>>; es la mirada hacia las boras y las felicidades, en las que <dos dioses caen como ho)as>>, los dioses y el juego de los dioses.

Poder de la palabra dificil de explicar que separa y une. Poder extrano de la hora de la cual impulsan figuras bajo el poder que exige formas de la nada. Realidad trascendente de la estrofa llena de hundimiento y llena de regreso; la debilidad de lo individual y el ser cosmologico, en ella se glorifica su antitesis, lleva los mares y la altura de la noche y hace de la creaci6n el sueno estigio: *Nunca y siempre*.

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III. LOS PROBLEMAS

a) El arte.

Afirmo ahora que en estos fragmentos, por tan absurdos e incompIetos que puedan ser como medida para el taIento, las dotes espirituales, la ampIitud de pensamlento y el dominio Iingiifstico, contienen la probIematica del primer tercio del siglo veinte. Hay tres temas que se extienden por todo el siglo hasta ahora: la reaHdad, la forma y el espiritu, todo es h. misma pregunta, de eUa habla Ia voz de nuestra epoca, es perceptible en todos los paises europeos, nuestro nucleo biol6-gico occidental las ha hecho germinar y las ha planteado, aqui estan: la literatura alemana burguesa las dehomina, sin em-bargo, intelectualismo.

Sigo afirmando que estos fragmentos no son, pero que sena-lan un concepto completamente determinado, al cual este mis-mo mundo burgues evita siempre mirar cara a cara: el arte. En estos dos conceptos se hallan las divisiones del tiempo y me quiero acercar a ellos desde la posici6n de mi generaci6n, de mis propias experiencias de trabajo y con algunos datos psico-l6gicos e hist6ricos.

En primer Iugar opino que se tiene que diferenciar clara-mente entre dos fen6menos, es decir, el del exponente del arte y el del exponente de la cultura. Opino que en el instante en el que eI espiritu objetivo abandona inmediatamente su pisar en el agua, su no progreso para actuar muy claramentc

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c1esde una nueva foima hist6rica, es necesario aclarar estos hechos. E1 arte no es cultura, el atte tiene un lado inclinado hncia la formaci6n, la educaci6n, la cultura, pero soIo porque no es todo eso, sino lo otro, es decir, arte. Se tendrfa que per-cibir la vehemencia de creacl6n de nuestro tiempo para eli-minar los restos de barro burgues y aclarar tipol6gicamente una vez ambos conceptos. El exponente de la cultura: su mundo consta de humus, de tierra de jardfn, elabora, cuida, edifica, se le ser5aIa el arte, el aplicarlo y el contraerlo, pero en prin-cipio elabora, extiende, ahueca, siembra, ensancha, esta orien-tado hori20ntalmente. Sus movimientos son ondas continuas, es partidario de cursos, de cursiUos, cree en la historia, es positivista. El exponente del arte es estadisticamente asocial, apenas sabe algo de antes y despues de el, s6lo vive para su material interno, para e"ste recoge en si impresiones, es decir, las atrae hacia adentro, tan profundamente hacia adentro hasta que toca su material, intranquiliza e impele a las descargas. Esta" completamente desinteresado en la propagaci6n, en el efec-to de superficies, en el aumento de recepci6n, en Ia cultura. Es frio, el material tiene que mantenerse frio, tiene que formar la idea, las embriagueces, de las cuales los otros pueden fiarse bumanamente, es decir, tiene que endurecer, enfriar, dar esta-biUdad a lo blando. Es cmico, y tampoco pretende ser otra cosa, mientras que los ideaIistas se haDan entre los exponentes de la cultura y las clases productivas. Los novelistas se haUan cerca de los exponentes del arte y de los exponentes de la cul­tura, son propios de ambos, el tratar con cuidado y el exten-derse, tambien lo lucrativo, mientras que el l1ric0 es un expo­nente claro del arte. Por esto la Unea de recba20 es tambien infinitamente clara, que existe desde Plat6n hasta el siglo vein-te en la opini6n publica contra el exponente del arte; no perte-nece a un estado ordenado, a un estado que aprecia una cons-tituci6n intachable, tampoco pertenece a la religi6n, esta en tal relacidn con cientificos altamente dotados, que ambos se tienen por grados preHminates y curiosidades, resulta que el exponente del arte es por su ser natural un fen6meno aparte. Si uno mismo parte del arte resulta con la misma claridad lo

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maximo de problematico y enigmatico. E1 arte crece cn sucto parad6gico y lo 16gico ideol6gico faUa ante el. Rousscnu, quC escribi6 la obra mas famosa y duradera de la literatura curopco sobre educaci6n, en la que trata paginas enteras de la alimen-taci6n de las nodrizas: carne, esta no caIentara su leche, y sobre la consistencia de los cokhones, como el moraento del despertar, para que no se les escape la experiencia de la salidn del sol el dla de San Juan, hizo Uevar a los cinco hijos ilegiti-mos que le habfa dado Teresa Levasseur a la inclusa, sin preo-cuparse ya de ellos ni un solo momento. El Viaje de invierno de Schubert, hoy la pieza fuera de programa brillante de favoritos de laringe ondulados, debia su origen a tormentos indescrip-tibles y a una depresi6n ptofunda y manifiestamente clfnica.^La fila de paraliticos entre los genios es enorme, la de los esquizo-frdnicos contiene los nombres mas famosos, y todo esto no ca-sualmente suplementario, adicional, sino como sino, esencia, sangre y suelo de lo creador, abrevadero del espiritu, creaci6n y entrelazamiento en la forma disefiada. Entre los ciento cin­cuenta genios de Occidente s61o encontramos cincuenta como homoer6ticos, variantes impulsivos y toxic6manos en banda-das, solteros y sin hijos como regla general, invalidos y degene-: rados en un porcentaje alto, lo productivo, donde quiera que' se toque, esta mezclado de anomalias, estigmatizaciones y pa-roxismos. Naturalmente vemos a Goethe y Rubens, ricos, equi-librados, casi exentos de narc6ticos y venenos, si uno quisiera representarse a los dioses, aqui estan, pero son una excepci6n. Esta notoriamente cIaro, estadisticamente claro, que la mayor'' parte del arte del medio milenlo pasado es arte de elevaci6n, de psic6patas, alcoh6Ucos, anormales, vagabundos, hospicianos, neurdticos, degenerados, orejas gachas, tosedores: esto fue su vida y sus bustos estan en la Abadia de Westminster y en el Pante6n, y sobre ambos se hallan sus obras: intachables, eter-nas, flor y resplandor deI mundo. Esto era el arte y no significa una carta de franquicia para cerdos y parasitos; el soIo ensenar la trompa no es una cedula de identidad, no es un ala y ha-bIamos de vuelo. Es aun menos una ensenanza para cuaIquiera, s61o un pensamiento en lo doloroso y lo tierno que se haUa

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nlrcdedor de los mundos, lo ambiguo publico y lo vano huma--no que los rodea. Es una convicci6n y de ella resulta que el exponente del arte no deberfa destacarse como persona en algun sitio o tomar parte en la conversaci6n, <<entre hombres era imposible como hombre*, palabra extrana de Nietzsche sobre Heraclito, esto tambi^n se refiere a el.

Esto fue el arte, y mi generaci6n creci6 con estas ideas: el arte del mas alto rango y de esencia aislada, ^que" habia, pues, fuera de el? El hombre, el mono gordo, erecto por Ia lucha de k era de Darwin, como precio pag6 el una secreci6n interna trastornada. Por la moral era un ser que le perjudicaba a uno mas y mas a gusto que un le6n, s6lo estaba maduro cuando Uevaba melenas largas y garras: el conocimiento no venfa de la obscenidad del semen de los veinte anos, sino de los vientres que se volvian obesos. No existian impresiones muy determinadas para la historia mundial, no se obtenian resulta-dos definitivos precisamente de las guerras, y asi se formaron estas una o dos generaciones que, apartandose del transcurso absurdo de la historia, dejando a los especialistas todo el apa-rato femenino de sacar consecuencias de eUa y de tantear perspectivas, s61o ordenaban su propia vida, la deUmitaban, la elaboraban, para intensificar lo corto, sohtario y doloroso. Asi se formaron estas generaciones que debian todo lo que se ofrecia de materia de descomposici6n y que no elevaban siem-pre la mirada radiante humana al cielo estrellado, sino que en su interior se engordaban y amamantaban las quimeras y los demonios sembrados por los dragones, y que sucumbian a todos los dehrios cerebrales del tiempo en su derrumbamiento en la forma y luego, de nuevo, en sus Ietargias: la destrucci6n era tambi&i una vivencia, la demolici6n bajo el crepusculo matu-tino, <<el nihilismo es un sentimiento de feHcidad*, y todo esto fluln sin rodeos a sus trabajos, procedfa de eUos, esto se em-pleaba met6dicamente para su elaboraci6n, pues que el arte jus-tifica todo, era la ley inviolable de su vida.

Pnra repetirIo: ^que habia, pues, fuera de el? *E1 arte como k ultima actividad metaffsica dentro del nihiUsmo euro-peo>>, la frase de la <<voluntad del poder* estaba delante de

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todo. Y luego el giro de Occidente hacia la psicologia del ins-tinto. La filosofia, no ya lo que expresa sino lo que esconde: el hombre, la bestia, las entranas, los instintos, todo lo que se cubre por vergiienza y que por lo tanto se recubre con su sistema de presi6n. El atte no era ya el problema moral del hiroe, ya no eran los ideales que anuncia al final, sino las me-didas del artista mismo pata expresarse, por lo tanto, su parte constructiva, su geniaIidad en los medios de arrastrar, de la expectaci6n, de la disoluci6n del Yo, su empleo consciente de principios de la construcci6n y de la expresi6n, del hacer cons­ciente lo que parece un acto, el acto creador y sin suHimaci6n. Esto se torn6 efectivamente en la identidad del tiempo, se volvi6 verdadero, grandioso, espantoso y no era en lo mas minimo lo que la Alemania burguesa Uama y llamaba, desde el primer momento hasta hoy, desdenosamente, <<artistico>>, sino que era profundo, religioso y sacramental. Considerese otra vez a este mundo en el extrano encuentro que Dauthendey tuvo con George, sobre el que informan las historias de la Hteratura.

Dauthendey habia mandado una poesia como contribuci6n al editor de Hojas para el Arte, recibi6 algunos dias despues una invitaci6n escrita para la discusi6n de algunas cuestiones sobre el envio de su poesia, en el Cafe Bauer adonde el editor y George querian ir; era en febrero de 1898. Cuando Dauthen­dey Ueg6 a las nueve y media de la noche a la sala superior del Cafe Bauer, le salud6 un sefior que habia llegado con som-brero de copa y levita inglesa, y le dijo que: el senor Stefan George querfa hablar con el sobre algunos puntos y comas que habian de evitarse en la poesia. Despues de un rato se acerc6 a la mesa un sefior esbelto y vestido tambien con chis-tera y levita: George. Hablamos, entonces, prosigue Dauthen­dey, sobre algunas cosas que me parecian completamente sin importancia, sobre puntuaci6n, y result6 finalmente que Geor­ge deseaba en la poesia en cuesti6n que se colocaran los signos <le interrogaci6n al principio de las oraciones como se estila cn la lengua espanola.

El coIocar los signos de interrogaci6n al principio de la oraci6n y ademas una reuni6n solemne de tres senores como

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pnrn un duelo o un acto oficial, no era de ninguna manera ama-ncramiento, ni de ninguna manera excentrico, era la cosa mas seria de Europa al final del siglo, era varoniI, monacal, era destino. Era la ley de un evangelio del arte anunciado en <<la voluntad del poder>>, evangelio de artistas, del arte como la ultima metaffsica europea.

jEl mantenimiento del orden, la obtenci6n de la forma con-tra la decadencia europea! E1 nihilismo europeo: el pensamien-to de desarrollo animal sin complemento por la idea de domi-nacidn antropol6gica, ultima fase del movimiento hist6rico, cuya primera fue el despedirse del sentir y ver el mundo en clases, especies y 6rdenes, de los siete dias en los cuales lo individual fue creado, siempre de nuevo: <<cada cosa segun su manera>>. Ahora la disoluci6n de especies, rangos y grados, bajo el balbuceo popular de las madres, huida sin ruido hacia los simbolos pantanosos, prensado de todas las semillas y los zumos en una cuba primitiva, en pocas palabras: mezcla de principios de alto rango, supresi6n de la voluntad en sujeci6n y estilo, supremacia de formaciones bajas y utilitarias de ascen-so y estmcturaci6n, segun la transcendencia militar imperial de la antiguedad, el realismo religioso de la Edad Media, ahora lo plausible, lo Uano, la ciencia como interpretaci6n te6rica del mundo, la situaci6n de Nietzsche.

Mi generaci6n empe26 dentro de esta situaci6n. Vio c6mo Rilke se volvia blando y se dejaba Uevar a cada rima y hacia Dios por cada melancolia, pero George almacenaba y cons-truia, ejercla dominio, exigia una ley espiritual. Los signos de interrogaci6n espanoles pertenecen a esta ley. Pertenecen a la decision de Europa contra la naturaleza y para el espfritu. Esta nueva decisi6n que s6lo ahora se ha tomado en anchos fren-tes: la vida es esteril, caduca, insoportable, sin complemento, tiene que anadirse una gran ley que este sobre la vida, _la extinga, juzgue y le indique sus limites. Existen hoy dia dos leyes que se han erguido en Europa contra la vida: la raza y el arte. Ambas son exigencias, ambas son visiones inexorable-mente severas, ambas se haUan en el espiritu. Espfritu=an-tropol6gico, principio inherente a la especie, entelequia, ser

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primitivo, conciencia, espiritu formador consciente. Mi genera-ci6n ha colaborado en esta decisi6n de Europa por el cspfritu mediante su desprendimiento de los contenidos individua1es y sustancias, y mediante su intervenci6n a favor del espfritu fot-mal que porfiaba cualquier desden. Esto hace del arte un fend-meno completamente nuevo y le da un aspecto completamente nuevo. Naturalmente la bteratura burguesa combate este pro-ceso porque no patticipa en el.

b) Intelectuausmo.

El intelectualismo es la observaci6n fria del mundo, ha sido considerado demasiado tiempo acaloradamente, con idilios e ingenuidades y sin resultado. El intelectualismo es el ataque belico a la sustancia humana descompuesta, su drenaje y la tesistencia de los rateros de cadaveres. El intelectualismo den-tro de nuestro tema es la afirmaci6n impertinente que las ba-ladas y las novelas hist6ricas no abarcan solamente todo el ambito de la fatalidad alemana. El intelectualismo, visto his-t6ricamente, es Hegel, cuando dice <c...no querer reconocer nada en el modo de pensar que no este justificado por eI pen-samiento>>. Kant, que diferenciaba el mundo de las ideas del mundo intuitivo. Nietzsche, todo el, sobre todo aquel que des-cribe el elemento consciente y volitivo, el elemento constructi-vo, el elemento formativo, destructivo, represor y formativo de lo creador. El intelectualismo es sencillamente: pensar, y no hay nada ante lo cual tendria que paraise con la unica limi-taci6n que s61o pone el pensamiento y que se refiere a pensa-dores debiles. El intelectuahsmo significa, por lo tanto, no en-contrar ninguna otra salida del mundo que ponerlo en con-ceptos, purificarlo y purificarse en conceptos, y esto no perte-nece a un sistema politico o moral determinado, sino que es el instinto fundamental antropol6gico, la indicaci6n de la raza. Complementado hist6ricamente, nos encontramos como perte-necientes a la comunidad humana europea en medio de una epoca de coerci6n formularia tremendamente intensa, de

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una 6poca conceptual extravagante que se defiende mediante .f6.i:muIas y que apela por la ley de la raza, fatalmente, a lo funcional, a la relaci6n ideol6gica abteviada. Es una nueva era cle ]a tierra y los tipos que no pueden hacer frente a esta mu-taci6n seran eliminados. Una experiencia del mundo <<natural>> como fue dada, por ejemplo, a los verdaderos primitivos: alu-cinante y en forma de bebida, y como nos representamos a los actuales talmis primitivos, sin palabra extranjera y con mioso-tas y pasteles de fruta, no existira nunca m^s para nadie en Occidente. Pero el tipo nuevo, mudado, sentiril como vital, humano y fecundo en acontecimientos el modo de pensar ele-vado que se ha de esperar.

Ortega describe que las civilizaciones avanzadas son equi-valentes a problemas dificiles. Esto da en el blanco. En el si-glo veinte se puede hablar seguramente de civilizaci6n avan-zada; por eso en todas partes son problemas dificiles, com-pkcados, muchas veces ventilados, exagerados, es decir, inte-lectuales, los que se le presentan a uno. Son problemas psico-fisicos enredados y complejos y tienen que ser cerebros super-cultivados los que los elaboren. Los botanicos iluminan nues-tra situaci6n de una manera completamente nueva con una comprobaci6n muy singular: las plantas cultivadas son mas duras, mas vitales y mas resistentes a los danos, en pocas pa-labras, mas capaces para la herencia que las naturales; el cul-tivo, la interestratificaci6n de conocimiento, la conexi6n del espfritu en el proceso de la naturaleza fortalece, por lo tanto, la masa hereditaria, robustece la especie, crea algo biopositi-vo, y no se puede hablar de descenso, afeminaci6n, degene-raci6n, de todos estos conceptos morales que el burgu& rela-ciona con la crfa, sino, por el contrario, de interrupci6n de la degeneraci6n, de la continuaci6n, de lo que, de otra manera, estaria destinado a hundirse. Esto es aparentemente la expre-si6n de una ley general que se acerca, y esta era que dice snngre y suelo sera la era del cultivo, de la forma y del es­pfritu elevado, una era intelectual, es decir, espedficamente europea, probablemente una era antropol6gicamente importan-te entte las leyes del consciente. Densificaci6n de la vitalidad,

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la elevaci6n de Occidente estaria entre nosoUos y cl pncWo que tenga mas claramente esta ley en cuenta sc hnrrt crirgo del mando.

Quien sigue considerando el intelectualismo en el scn(:klo burgues se vuelve ridfculo y sera eIiminado hist6ticamcntc. Es principaImente la Hteratura burguesa que colabora en csi:o clandestina o abiertamente, estos epicos excelentes, zumboclo-res de anecdotas, bardos de baladas, imitadores notorios, sc-gundo reparto estigmatizado, c6micos de papeles secundarios para cafes con jardln, nuevo estado camuflado, en reaUdad, Ios viejos senores estupidos: clase media como vampirismo. Preferirfan todo lo que, en general, pone sus opiniones en for-mas expresivas, f6rmulas que expresan inequfvocamente y sin miramientos lo opinado, Io que equivale a: hacerlo controla-ble, discutible y capaz para la historia, denunciarlo como de raza extrana, antirracial y antiaIeman; ya el impulso hacia la forma es mediterraneo; la claridad antinatural; la vida irreti-giosa del concepto; preferirfan ver un decreto-ley para Alema-nia: pensar es cinico, tiene lugar principaImente en Berlin, en su lugar se recomienda la canci6n del Weser.

Imaginemoslo una vez: alguien esta sentado y se puede destiIar algo, espiritualmente, con costos de la vida burguesa y detras de puertas cerradas, arboles frutales delante de Ias ventanas, y fieltro alrededor de la campana del telefono pata que no suene fuerte. Durante varios decenios la industria de la madera y de la fibra se encarga de ello, en Ios cumplea-nos se le inculca entonces al pueblo que es su carne y sangre, bajo amenazas espirituales y declaraciones de incomprensi6n. Lo principal es que esta' dividido en capftulos; si queda algo oscuro: a los escritores que linguisticamente no estan a la altura de su concepto de mundo se Uaman profetas en Ale-mania, ya no es entonces un art!culo de mercado sino que esta muy por encima del caso aislado y ya pertenece al color ardiente. fiste es el arte de Ia era burguesa, y si se encuentra esto pasado de moda, uno es un intelectualista.

Tiene que ser un concepto extrano del hombre que se halla detras de su especie y como se ha elevado entre canticos a

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Mnri(i nparentemente y su acto de creaci6n se realiz6 suave-mcnte bajo la protecci6n de vidrios opaBnos. Un ser bastante clesnmparado, este antepasado, tambien se le cayeron los pelos cimndo saU6 del periodo y alrededor de el los gigantescos la-gnrtos, &l, sin embargo, no tenia otra arma que eI conocimien-to: el pensamiento, la experiencia que se acumulan: eI con-cepto. Su iniciaci6n a expresarse en palabras no indicaba se-guramente novelas hist6ricas, ni pinturas de colores vivos de la Edad Media, sino que representaba violencia y el mismo, el concepto, no fue nunca un medio de deslizamiento pacffico, comadrerfa, sustancia intermedia capitalista para pegar dos ma-los negocios, sino que separ6 el mundo del caos, puso en aprie-to a la naturaleza, peg6 a los animaIes, reuni6 y salv6 a la especie. Pega hasta hoy: barrena contra chismorreos natura-listas y diIetantismos ideol6gicos, palanca de la verdad, pa-lanquetero en el otro mundo generaI e invisible, obligando a su duraci6n, a la futilidad del ser. El gran hombre toma so-bre si <<el esfuerzo del concepto>>, dice Hegel, en efecto: un esfuerzo, para su realizaci6n se necesita una responsabilidad enorme ante el pasado, un saber extraordinario de las relacio-nes y de los estados de cosas y una intuici6n enorme para el acercamiento y los crepusculos matutinos, pues crea tanto como interpreta, es legaI y todo lo criminal lo combate por natu­raleza, todo lo femenino huye de su luz, pues destruye cruel-mente lo blando, lo sugestivo, y sobre ciertas vanidades echa faciImente un trueno de risas. Es el espiritu objetivo y esta claro que todos los aprovechados de los sentimientos lo des-precian, sus proporciones ponen en peligro sus medidas, sus numeros de paginas, por eso tiene que sacar desde siempre y en todos los tiempos los pasos de su veneno y de su aguar-diente.

Pero su cabeza se queda arriba solitaria y descompuesta, las pequefias burbujas del cerebro cierran sus asociaciones, no todo el mundo puede pensar. Para muchos el fieltro akede-dor de la campaniUa del telefono y eI arbol frutal delante de .ln ventana son buenos. S61o se puede permitir que piense al

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que domina y limita robustamente esta fuerza gignntcsc<i dc una unica especie, tardia, inferior, de masa, tambien por I(i formulaci6n extrema accesibIe, el giro mas tenso que ticnc el sentido para este limite y la sumisi6n a este. Sucede lo mis-mo que con el arte. La expresi6n extrema accesibIe tiene que ser obtenida, Iuchando, y mantenida con una precisi6n que divide y diferencia todo sin ninguna clase de miramientos, pero se tiene que saber si uno esta destinado para formulacio-nes mas amplias. Si se pierde el instinto de ello, se vuelve uno titanico, en vez de entregado a la forma y conjurado a la expresi6n; reincidentemente se vuelve al mundo antipameel^-nico, infantil y faustico.

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I V . LA NUEVA JUVENTUD

Es quizas una especie de resumen hist6rico que mi gene-raci6n lega a la nueva juventud, y quiza mas de uno no este conforme viendome dedicado a esta actividad. Pero todo el mundo puede dejar un legado, si Io hace sin esperar una con-testaci6n y si ha obtenido sus partes integrantes limpiamente, sin soborno. Lo he hecho notoriamente, he luchado con tena-cidad por cada frase, cada verso, cada juicio, todo se ha de-sarrollado lentamente, frenado siempre de nuevo en su desarro-llo, separado criticamente, examinado organicamente, es decir, literalmente: controlado por Ios 6rganos. Un destacarse Iento, silencioso, y luego un estratificarse, un destacarse silencioso de lo innato, del estado vital, deI gen, un estratificarse lento alrededor de una estrofa o de un pensamiento, alrededor de este Yo espiritual que se esta formando, creando Ia paIabra. Tampoco externamente fue briUante, nadie me lo ha fadtita-do, ninguna mano lo pudo desde el principio. He tenido que terminar mis estudios con deudas, y no pude pagar mi maleta con la que me fui al regimiento, la he tenido que pagar mas tarde a plazos. S6lo he servido al estado en la guerra y en Ia paz, no le he causado ninguna carga. Nunca he obtenido un premio, ningun donativo de ninguna fundacion, ninguna ayuda de editoriales, apenas un anticipo y, en todo caso, pequeno y lo he devuelto inmediatamente tiabajando. Con ocasi6n de mi cuarenta cumpleanos, publique un calculo de lo que habia ga-nado hasta entonces de mi literatura, <<de toda la industria

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de la madera y de la fibra>>, en total un promedio mcnau(i1 dc cuatro marcos cincuenta, y con eUo habia sido traducido en varios idiomas europeos, hoy d promedio serfa algo m<is nlto, pero demasiado pequeno para vivir en las condiciones mrfo sendUas. Nunca he recibido un sueldo, excepto en Ia gucri:n, nunca un retiro, siempre he vivido en mi consultorio m&li-co, dificilmente, pero iba tirando, muchas veces en reInci6n muy intima con los ejecutores, pero eran humanos.

En toda mi vida no he podido deshacerme de mis ocupa-ciones por mas tiempo de dos o tres semanas al ano para .ir de vacaciones o trabajar, pero la mayorfa de Ios afios no logrd ni esto. Todo esto junto suena extremadamente moral y puri-tano, pero es naturalmente el extremo de lujo y libertad que hay hoy dia en Europa. He vivido para mi, fuera de empresas capitaIistas, de autoridades, prensa, literatura, salas de confe-rencia, he vivido solo. Pronto me quit6 la muerte todo con lo que se habfa unido mi juventud, cost6 sangre y lagrimas, pero luego estuve soIo. Solo con una hija que vive en otro pais, solo: seguramente no existe una paIabra sobre elIo, ver solo y sin amargura hacia las horas del crepusculo, a este le dare la corona de la vida.

La nueva juventud que ha entrado en la vida bajo la es-trella de Hitler no comprendera ya estas frases personales. Son las frases de una epoca que se extingue, establecida sobre un sentir interno y un atesorar particularmente, en la que te-nia valor la concentraci6n y la madurez, el cuidado del senti-miento, todo colores y sonidos del viejo mundo europeo, que han creado en comun, a pesar de todas las guerras, los pueblos germano-romanicos. Yo, que por la procedencia y la vida debo mucho a la vieja epoca, tengo que confesar que no me ate-moriza ni me embriaga Ia historia; la raza blanca ha sido tan grande que si tuviera que perecer deberia recomenzar inme-diatamente a partir de sf misma. Yo pertenezco a la generaci6n que ha sentido a Francia especialmente, su encanto, su grande-za, a traves de Nietzsche nos influy6 con Stendhal y FIaubert, a traves de George con Baudelaire y Verlaine, en los ultimos decenios se agreg6 el impresionismo, en pocas palabras, antes

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(le ln gucrra lefamos a Claudel y Gide, Bergson y Suarez, y Crn un gi:an espiritu el que vino de Francia, ^volvera a dirigir nlguiia vez a Europa? Francia hubiera podido volver a dirigir clcspu&s de la victoria y todos hubieran reconocido su mando, tnmbi<Sn Alemania, la verdadera direcci6n de un pueblo que ha conti:ibuido a crear una forma tan grandiosa y legitima a Occi-clcnLe, ^pasara con nosotros al futuro?

Mi generaci6n y la juventud: otra vez se presenta ante nosotros el pensamiento que atraviesa todo el libro: el arte y el poder. Si se considera entre ambos todo el complejo de cultivo y de futuro, no se tenia que cultivar primero un arte germano y n6rdico en Durero y Bach, en Goethe y Kleist, es-taba presente en Alemania, en Rubens, Shakespeare, Hamsun, en los otros paises n6rdicos. Se ha expresado, madur6 y fue de la tierra n6rdica a las estreUas o a lo que se llama asi, me refiero a los espacios probablemente eternos adonde va la in-mortalidad de la corta historia humana. He dicho en un trata-do sobre el expresionismo que mi generaci6n seria la ultima que procede de este arte, que habla de e probablemente para siempre. La nueva juventud pertenece al poder, que vaya a su destino. Que la corriente de la raza la lleve a traves de sus afios por sus casas, sus campos, sus anfiteatros donde celebren los thints, sus tumbas, hasta que venga la figura que se aso-cia con las viejas figuras eternas alemanas y que sera lo nuevo que albotea hoy s6lo en nosotros y que habla confusamente de nuestras exigencias interiores. En su obra estara cara a cara lo que hoy s61o percibimos en una palabra oscura, en la pa-labra de Nietzsche sobre la justificaci6n del mundo solamente como fen6meno estetico.

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V . LA ENSENANZA

Si se quiere seguir denominando formalismo, pues, lo que mi generaci6n y yo experimentamos en ella, lo que expres6 en sus trabajos y elev6 en tesis, se puede hacer. He expuesto siempre de nuevo el significado central del problema de la forma para Europa y especialmente para Alemania. Pero tam-bien se puede calificar completamente lo contrario, es decir, como experiencia obtenida de la posibiHdad de un nuevo ri-tual. Es casi el intento religioso de trasladar el arte de lo estetico a lo antropol6gico, su proclamaci6n para el principio antropol6gico. Esto significaria, volviendo a lo sociol6gico: co-locar en el centro del culto y de los ritos el principio antro-pol6gico de lo formal, de la forma puj:a, de la obligaci6n de Ia forma, tambien se puede decir: la irealizaci6n del objeto, su extinci6n, nada vale la apariencia, nada el caso aislado, nada, nada el objeto sensual, la expresi6n todo vale, todo la transposici6n legisladora hacia el estilo.

Pero si no se ensenase a ver el corro y a superar la vida, formando, la muerte no seria la sombra azul en la que se hallan las dkhas, esta ensenanza temprana de Rbnne seria el principio que nunca abandona la materia (piedra, arcilla, pa-labra) y que, sin embargo, s61o sigue a la creaci6n y a su Ua-mada trascendental, un principio que elev6, construy6 y ela-bor6 formarmente en canon el poder innato s61o en los pue-blos mas grandes de la especie humana, de sacar las cosas de si, disolverse en eUas, redimir en eilas el martirio y los deseos,

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nbandonarlas despues personaknente, entregarlas entonces a eUas mismas; pero tan cargadas de tensi6n, inherente a la es-pecie y con un sentido de tan gran alcance e indestructible, que otras generaciones de esta especie humana mediran aun al cabo de milenios en eUas las epocas y reconocerdn en eUas sus enigmas, su ser etemamente velado, todo su ente rodeado de catastrofes. Tormenta y secreto otra vez aqui antes de la ulti-ma decadencia.

Pues segun mi opini6n la historia del hombre empieza s6lo ahora, su riesgo, su tragedia. Hasta ahora se hallaban de-tras de el, aun los altares y las alas de los arcangeles, y de los calices y de las pUas bautismales fluia algo sobre sus debi-Hdades y heridas. Ahora empieza la serie de las grandes fata-Udades insolubles de sf mismo, Nietzsche s61o habri sido el preludio de ello, el preludio de los nuevos si'mbolos, de los nuevos imperios, la tierra blanca desde Tbule hasta Avalun, pero tambien el preludio de las ultimas destrucciones nihilistas.

Arriba, abajo, adelante, adelante, ^pero a d6nde? Amor fati- ^pero de que fundamento del ser procede este uItimo grito, que insinua, que" olvido? La vida es una ley mortal y desconocida, el hombre, hoy como antano, ya no puede aiiadir sin lagrimas tnds que lo suyo, una palabra de la <<visi6n primi-tiva>>, ^pero cudnto tiempo lo soportara sin ligrimas? Ade­lante, adelante, dpero a d6nde? El hombre tiene una mirada borrosa hacia atras, hacia adelante ninguna. El hombre es un ser semilogrado, un esbozo, el tirar hacia un aguila, ya se arran-caron las plumas, las alas, pero toda la figura no se cay6 toda-via, ^se caera alguna vez deI todo, de manera que su coraz6n descanse inmediatamente en el coraz6n de las cosas? Por lo tanto, adelante, adelante, pueblos, razas, edades de la tierra, olor de piedra, de becerro, y de animal: elevandose del crev pusculo, firme por la especie y sin embargo en una transfor-maci6n inimaginable: en ella perecera tambidn de nuevo este tipo cuaternario humano, pero mientras existe esta sellado, fuertemente seUado, imperialista y fuertemente selIado, que* cIase de signo: es el signo irreal de R6nne, el signo constructi-vo de Pameelen, su doctrina dice asf: no existe ninguna reaU-

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dad, esta el conocimiento humano que incesantemente focma mundos de su propio patrimonio de creaci6n, los transfoi:mn, eIabora, sufre, estampa espirituabnente. En esta habilidad hay grados y escalones, sobre todo grados previos. El mas alto, sin embatgo, reza: s61o hay un pensamiento, el gran pensamiento objetivo, es la eternidad, es el orden del mundo, vive de abs-tracci6n, es la f6rmula del arte. A traves de el pasa la cadena de las razas y de los pueblos, el es la cadena, el dirige tam­bien el curso, tambien se opondra a este, aI abismo, sobre el abismo. Si esto es intelectuaIismo entonces le quiero servir como ensayo y tarea, pero donde es perfecto tan s61o hace el grande a la raza humana. Todo desorden que trae el indivi-duo, todos los sacrificios que exige, toda la vida que pide se Ie ofrezca en esta claridad sujeta a la epoca, por lo tanto ciega-mente: <>a quien, pues, se le podria ofrecer? A el con el mar-tiHo del hiperbole: <<el sueno es el mundo y el humo ante los ojos de un eternamente descontento>>, a el con el silencio de Tao para cultivar Ia expectativa y el dejar hacer del ser, a el lo mas profundo oeste-este de los grandes pueblos: entr^-gate a el.

6:i,

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DOBLE VIDA

I . SOMBRAS DEL PASADO

Esta parte primera apareci6 en Ia primavera de 1934 en un tomo de ensayo que esta agotado. S61o he omitido o modi-ficado algunas pocas frases que se referian a una de las fuer-zas de ocupaci6n actuales, dicho de paso de ninguna manera se trataba de frases injuriosas u ofensivas. Continuo ahora.

En 1933 me quede, pues, en Alemania, es decir, en Ber-Iin al principio. Siempre que esta permanencia en Alemania necesite de una fundamentaci6n, he aqui algunas motivacio-nes. 1. Entonces no existia en Alemania el concepto de la emigraci6n. Se sabia que Marx, Engels se habian ido a Lon-dres en su tiempo para esperar su hora. En los ultimos tiem-pos algunos espanoles se habian trasladado a Parfs para esca-parse de las condiciones poMticas de su pais. Se conocia a Ios refugiados politicos, pero se desconocia el concepto eticamente fundamentado de la emigracidn como era corriente en nuestro pais despues de 1933. Se conocia naturalmente tambien a los emigrantes rusos, pero en estos existia la huida ante ser ase-sinados. Esto era una reacci6n vital, no una protesta de prin-cipios contra otra opini6n, ^y quien era capaz y estaba dis-puesto en 1933 a comparar eI 30 de enero en Berlin con el 8 de noviembre de 1917 en Petersburgo? Si los pertenecientes a mi generacidn y a mi drculo de pensamiento abandonaron, por lo tanto, Alemania, no emigraron todavia en el sentido

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polemico posterior, sino que prefirieron eludir peligtos pcrso-nales., ninguno de ellos previ6 exactamente la duraci6n c ii> tensidad de esta marcha. Era mas bien una demostraci6n qoc una ofensiva, mas bien un apartarse que una acci6n. La emi-graci6n como oposici6n de dirigentes no era un concepto co-nocido en nuestto pais. Se me ocurre, a prop6sito, que la ma-yoria que abandonaron entonces Alemania no se sentian dc ninguna manera camaradas de los emigrantes rusos, mas bien, por el contrario, camaradas de aqueUos ante los cuales hufnn. Personalmente no tenla ningun motivo de abandonar BerIfn, vivfa de mi consuItorio m6dico y no tenia nada que ver con cosas politicas.

2. Lo que piensan hoy dfa los profesores de derecho po-litico, los politicos y fil6sofos sobre el asunto lo ignoro, pero el que argumenten en general sobre ello, demuestra lo diffcil de la posici6n, yo, por lo menos, y muchos otros tuvimos que considerar al nuevo gobierno como Uegado legalmente a In ejecutiva. En realidad no existian argumentos en contra. El presidente del Reich, elegido por el pueblo habia nombrado evidentemente al gobierno despues de grandes reparos interio-res; de acuerdo con su composici6n no era de ninguna manern totalitario, el centro y los conservadores estaban en el gabi-nete, el Reichstag segufa existiendo, la prensa aparecia, los sindicatos seguian funcionando. Entonces no se discutfa si el presidente del Reich era un hombre inteIigente y previsor o un tonto e imprevisor como se pretende hoy. El preludio de es-tos acontecimientos habia terminado tambien en el afio 1932 con una decisi6n del Tribunal Supremo del Reich en Leipzig, en Alemania no existia una instancia superior para esto. Pof Io tanto, un gobierno legal estaba en el poder y no habia mo­tivo, de momento, para oponerse a su invitaci6n a la colabo-raci6n.

3. El programa del Partido. No Io habia estudiado nuncn hasta el final, no habfa asistido a ninguna de las asamblcns Hel Partido Nacional Socialista, no me habia abonado ni antes ni despues de 1933 a un peri6dico o una revista Nacional So-ciaUsta, pero sabfa naturalmente que contenfa entre sus nurnc-

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MMKW |;wntos uno malo antisemita, ^pero quien tomaba en seiio prO0l'(ii)ifl8 de partidos poUticos? Habia, creo, veintid6s parti-tlOB, |)0i' Io tanto, la misma cantidad de progtamas de partidos, ll)(l0fl flc injuriaban entre sI y los unos a los otros, ninguno P!'ll muy fino y, como se demostr6 posteriormente, el Qui LHHCBl' mori non potest cogi de Seneca no tenfa vaIor para llll1(j|Liii0. No se podla esperar de ninguna manera que los pun-lr>H (,lo Jos programas de los pattidos fueran realizados segun l(W exporicncias con las condiciones politicas. Por ejempIo, el j3!'flHl'illvm del Partido Nacional SociaHsta contenia tambien flt(Uel punto: <<supresi6n del censo* y los intereses desempena-blllli 8ln cmbargo, un papeI mas importante que nunca y los Bfl|Ml'fllc8 c inversiones fueron repartidos y empleados abun-dfl!1tettiei>te y complementados con castiUos y brillantes, y lo i]lia fuQ Buprimido fue una cosa muy diferente, pero no el in-l*!'^j |)0l' lo tanto, al principio no se podfan tomar verdadera-ffltrilQ C0l'(i9 proclamas del partido al pie de k letra, al princi-BlO( de*lHi6s desde luego, cuando practicaron los teoremas de k l'(WHj lo ciujian a uno los huesos, pero no era todavia 1933.

]il nntlscmitismo es una cuesti6n tan seria que me permito JW !p(|l'lo ftlgunas frases mas. No habia conocido nunca <<un P^bloiViil Juclfo>>. Hubiera sido completamente imposible que

lt'll un pensamiento antisemita o se expresara en casa de |9fltll'C, nn pensamiento contra un pueblo del que procedia ll'0| y iTil pndre estaba suscrito, alrededor de 1900 al *Ade-

ii i* (Voi:wiii'ts), y a ningun periddico de St6cker, el <<Adekn-Oll un pueblo del margen oriental deI Elba, jcosa atrevida

DNGGSl Jin ln escuela y durante el estudio no fue distinto. 'Jfl Aciictcinin MiIitar, a Ia que debo mi formaci6n, no habia 3l hflltnrdoa, pero esto s61o se averigu6 despues de 1933 lclo luvlcron que ser tachados de las tistas de oficiales sa-im, nnl:crioi:mente nadie se habia ocupado de esta cues-do Oi'l$en. (En esta ocasi6n, y de paso, durante mi se-

_dffl l'.iom|)0 de servicio tuve ocasi6n de ver la lista de honor ttol oflclnlcs snnitarios caIdos en la Primera Guerra Mun-

6JUa ilCtib(ibn dd saUr durante la epoca de los nazis en un

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i *ldt, 1

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tomo de lujo, los nombres estaban ordenados aHab&icamente y fjguraban ocho Cohns).

En los anos decisivos tuve despu& muchos conocidos ju-dIos en BerHn. El medico al que debo la mayor ayuda corpo-ral y espiritual era una doctora judia. La unica persona que era verdaderamente mi fntimo amigo en los anos akededor de 1930 con el cual pasaba mas frecuentemente mis noches de soltero en aquel entonces, el unico que podria calificar quiza de amigo, era judio, esto continu6 tambien durante mis anos de ejercito y hoy, desde Nueva York, no ha variado. Si con-sidero el problema judio estadisticamente diria que durante mi periodo de vida vi y lei a tres judios, que calificaria de geniales: Weininger, Else Lasker-Schiiler, Mombert. Como ta-lentos de primerisimo orden nombraria: Sterheim, Liebermann, Kerr, Hofmannsthal, Kafka, D6blin, Carl Einstein, ademas Schonberg, y luego venia la profusi6n apreciable de prominen-cias estimulantes, agresivas, sensitivas, de las cuaIes conoct aI-gunas: S. Fischer, Flechtheim, Cassirer, la famUia UUstein, mi elecci6n es pequefia e insuficiente, yo no aIternaba mucho con la alta sociedad. De los Ubros de autores judios vivientes que me han impresionado mas y han determinado mi camino interior, nombro a: Semi Meyer: Problemas de la Vida espiri­tual humana; Erich Unger: Mito, Realidad, Conocimiento; Levy-Bruhl: El Pensamien(o de los Primitivos. Resumiendo, nunca he dudado, ni tampoco lo hago ahora, que el periodo de mi vida seria inimaginable sin la parte no aria del tiempo. El esplendor del Imperio del Kaiser, su riqueza interior y exte-rior, se debfa muy esenciaknente a la parte judia de la pobla-ci6n, La rebosante abundancia de estimulos, de improvisacio-nes artfsticas, cientificas y comerciales., que acercaron desde 1918 a 1933 BerHn a Paris, procedian en gran parte de las dotes espirituales de esta parte de la poblaci6n, de sus relacio-nes internacionales, de su intranquilidad sensitiva y, sobre todo, de su instinto infalible de la calidad. El querer o poder extinguir o, incluso, exterminar todo esto mediante reglamen-taciones politicas o medidas violentas no me parecia s61o a mi imposible en 1933. Esto significaba exterminar a Europa, blo-

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quear la historia, destruir el cido cultural, no se ci:eftt (i nii> gtiri' poder del mundo capaz de eUo en 1933. La 6poca li.bei'ul, esfcribia yo, <<no podia ver el poder>>, no lo miraba en lo8 ojos, apartaba la vista de el y me incluyo en esta observaci6n. Despues, sin embargo, vio aI poder, yo tambien lo vi.

Lo anterior es la introducci6n a un tema que no quicro pasar por alto en la historia del mundo. Se trata de aqueUn <<contestaci6n a los emigrantes hterarios>>, que se divulg6 en la primavera de 1933 en la prensa y en la radio, encontr6 unti atenci6n especial en la naci6n y en el extranjero, y que se me echa en cara hasta el presente. El motivo de esta toma de posici6n por mi parte fue una carta de Klaus Mann que pu-blico a continuaci6n. Klaus Mann estaba vinculado en cierto modo conmigo, me visitaba ocasionalmente. Era un hombre de gran inteligencia, que habia viajado mucho, muy bien edu-cado y de los mejores modales, y poseia la bonita cuaUdad, caida hoy en desuso, de guardar siempre cierto respeto a los mayores en Ias conversaciones. Nadie ha vuelto a leer esta carta desde hace quince anos y cuando la voIvi a coger hoy estuve completamente desconcertado. Este joven de veintisiete anos habia enjuiciado Ia situaci6n mejor que yo, habia previs-to exactamente el desarroUo de las cosas, pensaba claramente, mi contestaci6n, de la cual reproducire parte, era romantica respecto a eUo, exaItada, patetica, pero tengo que tener en cuenta que contenia problemas, cuestiones, dificultades inte-riores que todavia son de actualidad para nosotros, y de los cuales habIare. Publico tambien Ia carta como homenaje al di-funto, del cual conservo un recuerdo amical, a pesar de todos los fuertes ataques hechos contra mi por 6l y su circulo. He omitido los nombres citados en la carta, ya que en parte se re-fieren a personas que viven todavia y que desempenan adn u otra vez un cargo oficial. Esta hermosa carta dice:

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KLAUS MANN Le Lavandou, 9-5-33

Querido y venerado Dr. Benn:

Permita a un apasionado y fiel admirador de sus obras acudir a Vd. con una pregunta, a la cual nada le justifica en si mds que su fuerte interes por su existencia espiritual. S6lo escribo estas lineas con la esperanza de que me encuentre algo legitimado como lector comprensivo de sus trabajos para diri-girle una pregunta abierta. En las ultimas semanas he oido en diferentes ocasiones rumores sobre su actitud jrente a los <<acontecimientos alemanes>>, que me habrian desconcertado si me bubiera podido decidir a creerlos. Esto no lo quise hacer de ninguna manera. Estos rumores tienen cierta confirmaci6n por el hecho de que me he enterado de que Vd., en realidad, como UNico autor alemdn con el que nosotros habiamos con-tado, No se ha dado de baja de la Academia. Lo que no me extraha de los protestantes... y lo que habia esperado de..., que quiere desempenar su papel del Hindenburg de la litera-tura alemana con una consecuencia notable hasta el final, me espanta en su caso. ^En qui sociedad se encuentra Vd. alli? iQue le pudo inducir a poner su nombre, que ha sido para nosotros el ejemplo del mas alto nivel y de una pureza ver-daderamente fandtica, a disposici6n de esos cuya falta de ni­vel es absolulamente inaudita en la historia europea y de cuya impureza moral el mundo se aparta con horror? {Cucmtos amigos ha de perder al hacer causa comun de esta manera con los espiritualmente dignos de odio y que amigos podrd conse-guir al final, de este lado equivocado? iQuien le entiende a Vd., pues, alli? <>Quien tiene, pues, oidos para su lenguaje, ctiyo 6nfasis radical sonard a los senores... y... extrahlsima-mente sino como el bolchevismo cultural mas puro? jD6nde cstfai, pues, aquellos que eran sus admiradores? {No estaran acaso en el campo de esta Alemania que se despierta? Sus j6vencs admiradores que conozco estdn ahora en los pequehos holcles de Paris, Zurich y Praga, y Vd., que ha sido su idolo,

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presume de academico de ESTE estado. Pero si no le importan sus admiradores, mire, no obstante, donde se encuentran los que Vd. ba admirado en su tiempo de una manera tan irrc$is-tible. Heinricb Mann, al que Vd. ba rendido homenaje como ningun otro, ba sido expulsado ignominiosamente de la misma organizaci6n en la que Vd. abora permanece; mi padre, al que a Vd. le gustaba citar, es ultrajado en el pais por cuyo pres-tigio en el mundo ba becho muchas cosas, aunque no tantas como sus nuevos senores supieron volver a destruir. Los ge-nios del extranjero que tambien ban sido importantes para Vd. se sobrepasan los unos a los otros en las protestas mds tnor-daces, piense Vd. en Andre Gide que ciertamente no ba perte-necido nunca a los <<marxistas>> triviales que Vd. encontraba tan repugnantes.

Hemos llegado, pues, al punto decisivo. Que bien be com-prendido siempre su encono contra el tipo del literato aleman <<marxista>> (representante mds fatal:...) y cudntas veces lo be compartido. Que estupido y malo cuando estos senores exa-minan las poes'tas respecto a su contenido sociol6gko en la Frankfurter Zeitung, en el Borsencurier o en sus diferentes tendencias de izquierda. Esto da verdaderamente nduseas y na-die ba tenido que sufrir mds bajo ellos que yo. Con desasosie-go observo, sin embargo, desde anos, c6mo Vd., Gottfried Benn, se refugia siempre en un iRRACiONALisMO enconado por antipatia contra estos memos engreidos. Esta actitud per-maneci6 puramente espiritual y tuvo para mi una gran fuerza de seducci6n, como lo confieso, pero esto no impidi6 que sin-tiera sus peligros. Cuando lei bace poco en la Weltbilhne (es-cenario del mundo) el articulo sobre Vd. y su huida a las colas de caballo>> no pude quitarle "del todo la raz6n con la mejor voluntad al que polemiz6 contra Vd.; si: pensdndolo bien me acorde de que habia escrito cosas parecidas muy an-tcriormente sobre Vd... Parece ser, boy dia, una ley casi inevi-table el que una simpatia demasiado fuerte hacia lo irreal lleve a la reacci6n poMtica, sino se tiene un cuidado infernal. S6lo el grangesto contra la <<civilizaci6n*, un gesto que, como sG, titrae demasiado fuertemente al bombre espiritual; pronto so

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halla uno cn el culto de la violencia y luego ya con Adolfo Hltler. No es poco asi como me cont6 recientemente un autor ingenioso (NiNGUN <<marxista>>) en esta costa: #Benn se ha enojado tanto sobre el... que finalmente se hizo nazi>>. Com-prendo perfectamente que uno pueda enojarse mucho sobre 6l..., pero no desde un principio hasta el grado de que se traicione al espiritu, en general, por el. Ningtin..., ni ningu-no... podrian llevarme a tal extremo. Al contrario: mientras que el... halla hoy medios para disfrazarse un poco de nazi y que quiza manana este ya la <<Naci6n>> en el, donde ayer se hallaba la <<conciencia de clases>>, y ahora se, tan clara y exac-tamente como nunca, d6nde esta mi lugar. Ningun marxismo vulgar me puede irritar ya. Se que no se tiene que ser un <<materialista>> embrutecido, para querer lo razonable y odiar de todo coraz6n la brutalidad histerica.

He hablado con Vd. sin que Vd. me lo haya pedido; esto es indebido, le tengo que pedir otra vez disculpas. Pero Vd. ha de saber que, para mi y algunos otros, Vd. pertenece a los muy pocos que no quisieramos perder de ninguna manera al <<otro lado>>. Pero quien se comporte ambiguamente en esta hora no pertenecera ya, ni hoy ni nunca, a nosotros. Pero naturalmente Vd. sabrd lo que canjea por nuestro amor y que gran sustitutivo se le ofrece alli por Sste; si no soy un mal profeta, sera al final ingratitud y desprecio, pues si algunos espiritus de rango no saben todavia adonde pertenecen: los de alli saben muy bien quien no les pertenece: es decir, el ESPIRITU.

Le agradeceria cualquier contestaci6n. Mis sefias: Hotel de la Tour, SANARY s.m. (VAR)

suyo Klaus Mann

fista es la carta, nadie la leera sin emoci6n. El que yo Ia tuviera que techazar, a pesar de todo, muestra la aflicci6n interior en que me haUaba. Yo creia en una vetdadera reno-vaci6n del pueblo alem3n, que encontraria una salida del ra-

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cionalismo, funcionalismo y entumecimiento dviliznc1oi'> quo serviria a Europa para aceptar su cultura, incluyendo 8ii inccll-da critica, sus ieIigiones y razas y que se aptopiaria lo mc]ot que se hallara en ellos. Eh ptimer lugar reproduzco dos prfrrn-fos uialterados de la parte final de mi contestaci6n.

<<Al fin y al cabo su carta se dirige tambien inmediaUi' mente a mi persona. A esta dirige Vd. preguntas, preguntas de advertencia y examen respecto a la peculiaridad de su ins-tinto linguistico radical, que por otro lado s6lo me proporcio-narla burla y escarnio, finalmente por su veneraci6n de ciertas cabezas literarias que se encuentran ahora de su lado. Le con-testo: seguire venerando lo que encontre ejemplar y educativo para la literatura alemana, lo venerare hasta Lugano y hasta el mar Ligur, pero me declaro muy personalmente por el nuevo estado porque es mi pueblo que abre aqui su catnino. Quiin seria yo para excluirme, {Conozco, pues, algo mejor?, ;no! Puedo intentar dirigirlo, segun la medida de mis fuerzas, adon-de quisiera verlo, pero si no lo lograse, seguiria siendo mi pueblo. jEl pueblo es mucho! Pues debo, en primer lugar, a este pueblo mi existencia espiritual y econ6mica, mi idioma, mi vida, mis relaciones humanas, toda la suma de mi cerebro. De el proceden mis antepasados, a el vuelven los nihos. Y como creci en el campo y con los rebanos se todavia lo que es la patria. La gran ciudad, el industrialisfno, el intelectualismo, to­dos sombras que la epoca ecb6 sobre mis pensamientos, todos fuerzas del siglo contra las cuales me volvi en mi producci6n, bay momentos en que toda la vida martirizada se hunde y que no bay nada mas que la llanura, que la amplia llanura,. las estaciones del aho, la tierra, las palabras sencillas, el pueblo. Es por esto que me he puesto a disposici6n de aquellos, a quienes Europa niega todo rango como Vd. escribe.

Finalmente, le escribire algo todavia sobre lo cual quiere estar informado en el extranjero, cuando lea la presente: no pertenezco al partido, ni tampoco tengo relaciones con sus di-rigentes, ni cuento con nuevos amigos. Es mi puerza fandtica de la cual habla tan honrosamente para mi su carta, mi pure-

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Zti dc pensamiento y de sentimiento que me impulsa a esla doclaraci6n. Sus fundamentos son los mismos >que encuentra Vd. en todos los pensadores de la historia. Uno dijo: la his-toria mundial no es la base de la felicidad (Fichte); el otro: los pueblos tienen que dar a luz determinados grandes rasgos de la vida, y esto completamente sin tener en cuenta la feli­cidad del individuo en la mayor suma posible de felicidad de la vida (Burckhardt); el tercero: la disminuci6n creciente del hombre es justamente la fuerza impulsora para pensar en el cultivo de una raza mas fuerte... Respecto a ello: una raza sehorial s6lo puede crecer de comienzos terribles y violentos. Problema: d6nde estdn los bdrbaros del siglo veinte (Nietz-sche). Todo esto lo habia olvidado la era liberal e individua-lista, tampoco estaba espiritualmente en condiciones de reci-birlo como exigencia y de abarcar de una ojeada sus conse-cuencias politicas. De repente se abren los peligros, de repente se densifica la comunidad, cada uno tiene que adelantarse ais-ladamente, tambien el literato, y decidirse: afici6n privada o direcci6n hacia el estado. Yo me decido por lo ultimo y tengo que aceptar, por este estado, que me grite desde su orilla; ;adi6s.'>>

Hoy no escribiria ya otras partes de mi contestaci6n, son romanticas, tienen un enfasis desagradable y estan llenas de una especie de <<embriaguez del destino>>, ruego que conserven esta palabra en Ia memoria, procede del arsenal de un experto, volvere en seguida sobre eUa. En resumidas cuentas mi con-testaci6n es menos una defensa del Naclonal Socialismo que de otra cosa, y ahora nos acercamos al punto esencial del pro­blema: es decir, del derecho de un pueblo de darse una forma nueva de vida, aunque esta forma no les agrade a los otros, y analizo el metodo con el cual una tal forma de vida se anuncia y se impone a pesar de todas las objeciones racionales y mora-les en contra de ella. Esta parte de mi exposici6n es hoy tam­bien de actualidad y la volvere a discutir. La cita dice:

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<<Pero, y asi reza mi contr.apregunta, ic6mo se intaghia Vd., pues, que se mueve la bistoria? iCree Vd. que es ospoclal-mente activa en los balnearios franceses? ^C6mose |igura V<l., por ejemplo, el siglo doce, la transici6n del senUmienLo rotuA' ftico al g6tico, opina Vd. que se haya discutido esto? {Croo Vd. que en el norte del pais, de cuyo sur me<escribe Vd. <iho-ra, haya inventado alguien un nuevo estilo arquitect6nico? QttO se habria votado: arcos de medio punto o arcos ojivales; quc se habria debatido sobre los dbsides: ^redondos o poligonalas? Yo creo que progresaria si Vd. abandonase por fin este con-cepto novelistico de la historia para verla mds como el fen6' meno elemental a empujones inevitables; creo que se acercaria mds a los acontecimientos en Alemania si no siguiera consi-derando a la historia como el extracto de cuentas que su ce-rebro burgues del siglo diecinueve present6 a la creaci6n, o ella no le debe nada a Vd., mas Vd. a ella todo, ella no co-noce su democracia, ni tampoco su racionalismo, quizd mante-nido penosamente en alto, no tiene otro metodo, tampoco tie-ne otro estilo que el de mandar en sus puntos criticos a un tipo nuevo de hombre del regazo inagotable de la raza, el cual tiene que luchar, tiene que construir la idea de su generaci6n y su especie en la materia del tiempo, sin apartarse, sino ac-tuando y sufriendo, como lo manda la ley de la vida. Natural-mente este concepto de la historia no es racionalista ni huma-nista, sino metafisico, y mi concepto del hombre lo es todavia mds. Y con esto nos hallamos ante el punto esencial de nuestra vieja pelea: su reproche de que yo luchaba por lo irracional.>>

Apartemonos ahota de KIaus Mann y de mi en el ano 1933, escribamos la fecha dehoy, hay algo que las une a las dos, es: el dilema de la historia. jLa historia! El Occidente la adora. Saca de ella la mayor parte de sus ideologfas standards: la valentia, la honra, la vktud, Ia (traici6n a la) patria, el valor varonil, Ia fidelidad, la afirmaci6n propia, piedra m0vedi2a nuiv ca cria moho, mantenerse a pesar de todas las violencias, todos los concepfos Jiu-Jitsu del Nacionalismo. Tambien dentro del tejido muy ramificado, filos6fico y artfstico de los ultimos mi-

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lcnlo8 sc haUan estas palabras e ideas como conceptos esencia-,lcs: WaUenstein, TeUheim, el Prfncipe de Homburg, en Fran-cln el mito de Juana de Arco, en Inglaterra los dramas de los .i:cyes, en los helenos los Persas, el friso del Parten6n, la Iliada, !Fiume de D'Annun2i0, iy que pasa con los Tres Granaderos de Heintich Heine? ^Que es Pindaro que canta Las OHmpia-das, Los Nibelungos, la Edda, la BataUa de Alejandro y el estado de PIat6n? Detras de todo se halla una figura unifor-me: el hombre que aboga por una idea hist6rica, vence y cae, estd la valentfa del hombre, la valentia del hombre que a menudo niega la ley y modifica la moral, ast nos vino.

Si proseguimos las dos fuentes de nuestro patrimonio cul-turaI, se confirma esta tesis: el genio romano, no representan-do de ninguna manera el ideal de Ia humanidad pura sino s61o el de la grandeza de Roma en formaci6n, y el genio griego, al cual reducimos nuestro humanismo (<<el humanismo como el pensamiento en la nobleza del hombre>>, Bultmann, <<el camino griego hacia el hombre que calificamos de humanismo>>, Wer-ner y Jager, <<el ideal cultural griego que propagamos>>, Eduard Norden), por lo tanto estos griegos, ^que escribieron en la la-pida sepulcral de Esquilo? Nada de poetico, ningun verso de sus tragedias: <<el bosque de Marat<5n habla aun de la fuerza del glorioso luchador>>, s6I0 pensaban en el como en el lucha-dor de Marat6n y Europa Io encontr6 digno de admiraci6n.

Marat6n, la vaIentia, la virtud, por lo tanto la historia a la cual debemos con Salamina eI origen y con Tours y Poitiers la conservaci6n del Occidente, ^c6mo es su camino? La com­p a r e de las Indias, la BastiUa, Cortes, ^cual es el metodo que dio resultados? Lo tenemos que expresar breve y moderna-mente: no procede democraticamente, actua con vioIencia. Pero con esto nos haUamos de nuevo ante una pregunta insoluble, es decir, ^que significa, en realidad, la violencia, d6nde co-mienza y que determina su pfesencia? Tambien el nacimiento es violencia, tambien la epoca glacial es violencia. Tambi6n el sacrificar animales es violencia. El exterminar a los criminales es violencia. Todo policia de trafico es violencia. Todo orden es violencia. Por lo tanto existe lo no apacible y no contem-

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plativo y sigue su camino y de aUl s6lo hay un pnso u In |3l'C-gunta, <jpodria formarse el espiritu, en general, consci:vni,'8C, seguir sus 6rbitas sin este contrapunto? jEl dilema de .lii hlfl-toria! Se hace aun mayor cuando no se pueden retcnci: 8iio contempIaciones de una perspectiva mas Iejana: cuando ]a i:c!l-gi6n de la humildad y de presentar la mejUla izquiercla cles-pues que la derecha haya sido bastante pegada, cuando el ctrla-tianismo ha exigido mucho mas hombres como victimas qtic las dos ultimas guerras mundiales, sin duda alguna con sus luchas religiosas, guerras de emperadores y papas, la Guerro de Treinta Anos, inquisiciones, procesos de brujas, edictos, husitas, Calvino, ^entonces, que? Es insoluble, y no se puede uno aproximar a las cosas con pensamientos.

La patria, la guerra, el poder, no puedo menos de meter en la discusi6n a Tomas Mann en la busqueda de testigos y ejemplos del comportamiento frente a estas cuestiones, cele-brado y venerado toda la vida por mi. Delante de mi se haUa su <<Resumen de vida>> que apareci6 en 1930 en la *Neue Rundschau>> (Nueva Revista), cuaderno de junio. Se trata de su relaci6n con la guerra de 1914-18. Ahi leemos: Compar-tia la profunda emoci6n de destino de una germanidad espiri-tual, cuya fe abarcaba tanta verdad y tanto error, justicia e injusticia y que iba hacia enseiianzas tan terribles, pero des-puSs de todo sdudables, que fomentaban la madurez y el cre-cimiento. He recorrido este camino dificil con mi pueblo, los grados de mi experiencia eran los suyos y asi quiero darlo por bueno. ;Asi quiero aprobarlo! Por lo tanto, nada de paci-fismo. Leemos ademas: Las observaciones de un apolitico eran servicio de pensamientos con el arma al cual no me habia enrolado el estado ni el ejercito, sino el tiempo mismo, como dije en el pr6logo. jMoviJizado! Luego se fue a la Bruselas ocupada para asistir a una representaci6n de su <<Fiorenza>> en un teatro ocupado por los alemanes. Desayun6 en casa del gobernador aleman, en el drculo de sus oficiales, <<de gentes bien ataviadas y amables>>, un chambelan se dirige a el mas tarde en una carta con <<Senor camarada de guerra>>.

Despues de 1918 experiment6 <<el derrumbamiento de un

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movimiento indudablemente bueno, aunque poMticamente falto de consejo e hist6ricamente err6neo>>, tiene <<el sentimiento adverso y enervante de ser entregado a los extranos>> y luego sigue la frase muy notable: El sentimiento de un cambio de gran trascendencia y que separa las epocas, que tuvo tambiin que intervenir irrecusable y profundamente en mi vida par-ticular, habia sido desde un principio muy fuerte en mi, era el motivo de la embriaguez del destino, que conferia a mi relaci6n con la guerra el caracter alemdn-positivo.

jFrases que emocionan raramente! Me peimito reIacionar algunos de estos giros con pasajes de mi <<contestaci6n a los emigrantes literatos>>. Por lo demas estoy seguro que Tomas Mann no corregirfa ni retiraria hoy ninguna de estas frases. No serviria tampoco de nada. Los problemas siguen planteados. Un artista, un genio, un hombre altamente cultivado, apolitico y antimilitarista de naturale2a, es arrastrado tambien en el re-molino y tiene que resistirle. No conoce una contestaci6n de-finitiva ni para el ni para nosotros, su comportamiento es som-brio, forzoso o, para emplear una vez una palabra que no me gusta mucho: tragico. Por el conttario las descripciones de Goethe sobre su participaci6n en batallas y actos militares es-tan en reaUdad Uenas de buen humor, unilaterabnente perso-nales y todavfa sin conocimientos previos de las perspectivas destructoras, en las que iban a ir a parar sus bisnietos.

Si, se volvieron destructoras o, digamos mejor, se tornaron cada vez mas complicadas. La apatfa poKtica se condena, pero las acciones politicas s61o son posibles bajo aspectos de poder y expansi6n. Ahora bien, los expertos dicen que el poder de-beria ir a parar a manos de los mejores, de los aristoi, este es el motivo de la lucha, ^pero quienes son los aristoi? Cada uno se imaginara otra cosa. ^Y c6mo proceden los aristoi cuan-do han llegado al poder? Y si uno quiere orientarse, ve que hubo y hay tantos estados que crearon lo que en nuestro pais se tiene como meta: reconcentramiento y cultura, pero estos estas tenian aristoi muy diferentes de los que se figurarian los fil6sofos. Siempre de nuevo, por lo tanto y en todas las par-tes, el motivo personal, determinado por el afecto, y constitu-

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cional y despues la calificaci6n y orientaci6n de los vnloi:CB. O que se dira del siguiente acontecimiento: Este veruno mo visit6 un emigrante aleman, es profesor de filosofia en loH J2fl-tados Unidos. Conversamos dos horas tambien sobre polfticn. Durante esta conversaci6n dijo: <<En ninguna parte sc pucde pasar ya sin dictadura, las condiciones la requieren>>. Estaba consternado de oir esto de un americano que habia abandona-do Alemania a causa de la dictadura. Le rogue que me diera mas explicaciones. Vadl6 y dijo luego: <<Hay, pues, buenas y maks dictaduras>>, e incluy6 la oriental. Buenas y malas dicta-duras —no, me vuelvo a perder— estamos de nuevo en Ia regi6n de despliegue de las ideologfas, <>y hubo alguna vez una que no se consider6 la mejor del mundo? Ya no se puede pensar en eUo. A veces se tiene ya la impresi6n de que se acab6 lo del pensar. Cada pensamiento sugiere un pensamiento opuesto, se piensa en el, se escribe y, en el mismo momento, ya esta el golpe en contra que lo arranca. Comparese las hojas en el arbol: por muy delgadas y tiernas que sean no las arran­ca la borrasca mientras es verano, ningun aguacero, pero en otofio se caen solas. En la dialectica es aparentemente otofio, los pensamientos caen del halito del propio creador, los crea y los traga en la supresi6n, en su vaho. Cuando se piensan las cosas mucho tiempo, caen en la nada. Asf sucede con las cosas del poder y del espiritu, del orden y del caos, del estado y de la libertad. Hay que detenerse, sino uno mismo cae con ellas.

Por lo tanto, s61o quiero entrar aun en los pormenores de algunos puntps concretos de la carta de Klaus Mann, en pri-mer lugar en el reproche de que yo permaneciera en la Aca-demia. Se trata de la Academia prusiana de las Artes de en-tonces, a la cual fue agregada en 1926 una secci6n para la poesia. Los miembros eran unos veinticinco de los autores m6s importantes de tendencia y substaneia poetica. Cuando fui ele-gido en 1932, Max Liebermann era presidente de toda la Aca­demia, Heinrich Man presidente de k secci6n para la poesia. La elecci6n era entonces un honor extraordinario, el ma510r que se p0d1a deparar a un poeta dentro del espacio del idioma aleman. La misi6n de la Academia consistia en exposiciones,

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conciettos, veladas de conferencias, dictimenes para el Minis-terio de Instrucci6n PubUca, la concesi6n de premios y eI apo-yo de artistas de merito. La situaci6n en la confusa primavera de 1933 era tal que despues de la marcha de los titulares cele-bres de la secci6n qued6 aqui escasamente media docena de miembros que se veian enfrentados a la embestida de ciertos autores de tendencia racista y popular que querian eIiminar al viejo gtupo y ocupar todas las posiciones culturaIes. Nos tenian a nosotros mas o menos por bolcheviques culturaIes. Los acontecimientos se realizaban en la oscuridad para noso­tros, nadie sabia en que estaba, y no estaban en tela de juicio s61o cuestiones ideales sino tambien materiales. No para mi, nunca he percibido un solo penique de algunos de esos fondos y no he tenido ninguna otra ventaja. Pero la Academia tenia un presupuesto, personal, secretarios, empleados que querian percibir su sueldo; Loerke percibia un sueIdo como secretatio de la secci6n de poesia, que era importante para el (naturaI-mente no tan importante como para conmoverse ante cuaIquier cIase de concesiones de indole interior); Stucken recibia un sueldo honorifico mensuaI, sin el cual no podia vivir; Fulda queria saber por motivos personales a que atenerse y hasta d6nde habia progresado Ia agresi6n contra los miembros con-siderados como en peligro. Nos declaramos, por lo tanto, soti-darios sobre todo en atenci6n a que las negociaciones con los miembros ausentes Uevadas a cabo por el presidente general, que era entonces Max von SchiUings, todavia no habian con-cluido y daban aun lugar a esperanzas en nosotros. En esta situaci6n participd en una reuni6n en casa de Rust por encar-go de los miembros. rlste habia sido nombrado secretario de la Academia. Yo estaba sentado alli, como unico representan-te, y mal considcraclo como tildado, a los cuaIes, como yo sa­bia, Rust tenfa ya senalados a causa de colaboraciones ocasio-nales en la <<Weltbiihne>> (Escenario del Mundo), muy caUado y escuchaba c6mo el nuevo frente se jactaba de sus colosales relaciones internacionales y se comprometia a incluir a toda Europa en sus tendencias. En Ia discusi6n utiHce" una vez el giro de <<condiciones poIiticas modificadas>>, Rust se puso rojo

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y me reprendi6: <<No setrata de cambios politicos, sino clo i;in giro hist6rico>>. Inmediatamente despues de esta rcunl<5n mc encontre en un local, como se habfa convenido, con los vIcJoH rniembros, eran, si mal no recuerdo, Loerke, von Molo, SttiO-ken, Fulda, y les referi Ia impresi6n aplastante que habfn l:c-nido de la reuni6n. Con esto termino mi actividad personnl en la Academia. Luego asisti, como todos los demas miembi:oS que se habian quedado, a la reuni6n del 6-7 de junio de 1933 que abri6 Rust y que dirigi6 el sefior von SchiUings. Johst y Blunck fueron elegidos presidentes y se nombraron una canti-dad de nuevos senadores. Yo quede completamente relegado a segundo termino, pero recuerdo muy claramente c6mo algunos de los nuevos miembros apenas podian decidirse a darme la mano al saludarme. No he vuelto a ver ni a oir nada mds de la Academia desde esta reuni6n. No se" si se ha reunido ni lo que ha hecho. Quiero afiadir aun que en el verano de 1933 recibi el encargo de eUa de hacer un discurso conmemorativo con ocasi6n de la muerte de Stefan George, lo tenfa termi-nado pero mi actuaci6n fue prohibida. No se por que pero tampoco me he preocupado nunca de eUo. Por lo tanto ya en 1933 todo habia terminado para nu en este sentido.

Expongo lo anterior tan detaUadamente porque Klaus Mann me habia introducido y glosado ademas en su novela <<Mefis-t6feles>>, que me envi6 en 1937 con una dedicatoria encanta-dora y melanc6Hca y que me lleg6 tambien, y que es, como se sabe, en cierto modo, una novela sacada de la reaKdad. Es decir, como aquel <<lirico sumamente exigente, dificil de com-prender y de una manera oscuramente irresistible>>, llamado Pek, cuya corporaIidad describi6 conforme a mi. Este Pek, por lo tanto, segun parece, vicepresidente de la Academia, ori-ginalmente un ajeno al mundo, como lo indica el autor, se volvi6 muy rapidamente sociable y habil, y entraba y saHa en HendrikshaU y en todas las casas de los prominentes, en Ias cuales se traia whisky y mermelada directamente de Londres, donde se nadaba en oro y habia grandes juergas. Todo esto, como he de observar, es una Ubertad po&ica del autor. Yo

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no cncrc" ni salf en ningun sitio tampoco era invitado en nin-gunfl patce, no pisaba ningun ministerio ni ningun palacio, nin-fiuna velada ni ninguna recepci6n, no frecuentaba ningun aeto clc la C6mara Cultural Imperial, ni tampoco nunca el Dia del Libro en Weimar o en otra parte. Fuera de Rust, en aquella reuni6n, la instancia mas aIta del partido con lo que habfa te-nido que ver fue el encargado del distrito cuando cobraba en la puerta del pasillo las multiples colectas.

Resumiendo: afirmo que muchos de los que se quedaron entonces y siguieron en sus puestos lo hicieron porque espera-ban poder conservar ubres las plazas de los que se habian ido, para entregarselas cuando volvieran. No lo digo por mo-tivos de defensa para mi y otros, los tiempos han pasado para eUo, sino que refiero el hecho de que era asi. No es que no nos puedan creer. No eramos todos oportunistas. Hemos teni-do igualmente nuestras consideraciones interiores, nuestras es-peranzas, y luego hemos luchado hasta el fin por nuestras du-das y hemos pagado despues con nuestras derrotas interiores y exteriores como aquellos que se separaron de nosotros. Nos hemos experimentado de esta forma, aqueUos de otra. El ha-ber sabido siempre todo, el haber tenido siempre raz6n, esto s61o no es grande. El errar y, sin embargo, tener que seguir creyendo a su interior: esto es el hombre, dice uno de mis <<Tres hombres viejos>>, y del otro lado de la victoria y de la derrota empieza su gloria. Es decir, la gloria de haber tomado sobre sf Io que determin6 para nosotros la parte atribuida, la moira, se puede decir naturalmente tambien el azar y la opor-tunidad. Esto no es oportunismo, ningun hombre creador se mantiene del oportunismo. Se tiene que buscar capas mis pro-fundas e ilusorias para lIegar al enjuiciamiento. Y si Dbblin me Uama ahora publica y privadamente miserable, no se ver-daderamente por que, y que se las arregle el solo.

Pero todavia tengo que expresar un pensamiento, me ha venido demasiadas veces cuando pienso en 1933: si los que abandonaron entonces Alemania y todavfa nos contemplan hoy tan desde lo alto, eran tan listos y perspicaces como lo fue Klaus Mann sin duda alguna, y lo fueron quiza tambien mu-

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chos de los otros, ^por que" no han apartado la dcsgi:ucln dc eUos y de nosotros? La opini6n pubttca les pertenccfn, Jn opl-ni6n les escuchaba, tenIan relaciones con Braun, Severing, B.i:ll-ning, tenian a su disposici6n parte de la prensa promincnl:e, asi como el teatro, ciertas embajadas y gremios internaciorui-les, pero fuera de la celebre conferencia de Thomas Mann cn la Filarm6nica de Berlfn en 1932, no recuerdo ninguna acci6n efectiva de su parte. ^Por que no han apartado la desgracin de nosotros, de Europa y del mundo entero si sabian de quc* se trataba, quiza tampoco podian ver el poder, como Io expon-go en el n." 3 de esta advertencia preliminar, o lo venidero era en efecto inevitable, una especie de geologfa?

Doblc vula, 6

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I I . LlRA Y ESPADA

De momento estaba todavia en Berlin y el proceso de re-fundici6n de la Naci6n prosegufa, pero mis condiciones inte-riores y exteriores se volvieron de tal manera que pense en un cambio. De la Asociaci6n de medicos nacionaIsocialistas no podia esperar nada bueno. fista me habia tachado ya en 1933 de una lista, en la cual figuraban los medicos aut0ri2ad0s a extender determinados certificados. Proteste en forma energi-ca y pedf una explicaci6n. Entonces, una tarde, durante mi consulta me llam6 alguien por tetefono, era, como oi despues, el presidente de la Asociaci6n de m^dicos nacionaIsocialistas, y fue f11silado mas tarde en la revuelta de Rbhm, y dijo: <<Quien es Vd., pues, hombreciUo, ha luchado Vd. con nosotros, no eche plantas, y luego veo en su cuestionario que su madre era una jequier, ha de ser extranjero pero en buen aIeman signi-fica jacobo, por lo tanto judio, no me finja nada>>. Colgue el tel<Sfono sotpiendido, hasta ahora esto no habia sido el colmo con el cual se trataban Ios medicos, luego vinieron las noches educativas a las cuales tenia que asistir el que queria conservar su consultorio. Un tema era el problema racial. <<Figurese un compresor Daimler-Benz que ha de ser montado en un peque-fio OpeI, esto no puede ser, no se ajusta>>, con esto se nos habia de dar argumentos contra el matrimonio de arios con no arios. Luego el tema de la masoneria. Entonces se nos servfa la vieja leyenda del teniente primero Hatsch, por el cual habiamos perdido la batalla del Marne ya que habfa trai-

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cionado como mas6n aleman el ejercito de Biilow y Kluclc rt los masones belgas y franceses. Esto lo teniamos quc oft: .ln gcnte vieja y aplaudir. A1 final de una tal noche educativa inc hizo venir el director y me dijo: <<Vd. es el poetrasto, escritor, bueno pues escriba algo para la prensa sobre nuestras nochca cducativas, una pequefia pintura de ambiente>>. Ahpra bien, habia decidido en cierto modo adherirme a la comunidad dcl puebIo, peto no en este sentido. No habia esperado que )n inteligencia fuera tratada hasta ese punto, completamente aba-jo de donde quizas hubiera comenzado alguna vez. ^Por lo tanto, que habia que hacer? No describo lo anterior por re-sentimiento contra el nacionalsociaIismo, este esta en el suelo, no arrastro a Hector. Lo menciono para los j6venes alemanes con el ruego de combatir aqueUa inclinaci6n, cuando le toca a uno, hacerse en seguida fanfarr6n y milenario y driblar, ha-bra tambien entre eUos siempre algunos que los miran con ojos tranquilos y pensativos.

No sucedia otra cosa en la literatura. Aqui tambien se ha-bian hecho con el mando gente que en parte no tenian nada que ver con la Literatura y que en parte la utikzaban para su enriquecimiento. Tambien subieron sujetos muy maIos. No quiero personalizar. Cuando pienso hoy en estas cosas me digo que hay que tener un caracter extraordinario, ademas un fuego interior enorme para permanecer cerrado en si mismo, vigi-larse cuando se ofrece la posibilidad exterior de volverse ex-pansivo, influyente y capaz de Iucrar materiahnente, a uno le es dado, al otro no. Incluso quiero observar que uno o dos de los mas nombrados no se comportaron durante todos los afios sin decencia, su arte literario, su mundo sentimental se haUaban tan cerca de la parte aun soportable de la esencia del nacionalsociausmo que no se podia poner en duda su integri-dad. Tomo como ejemplo a Werner Beumelburg. No se me acerc6, tampoco podia ayudarme cuando la cosa se puso criti-ca, pero era una figura simpatica entre un nutrido numero de antipaticos. Tambien Johst ha sido siempre decente para con-migo, tengo que hacer honor a la verdad, s61o que era debil y muy inferior a los directores de la cultura, superiores a 6l.

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Poio todavia estamos en 1933-34 y todavia estaba justificada cicrta esperanza de que pasase la corrupci6n, Ia ambici6n y el cngi:eimiento que estaba en cabeza y que los de la vieja guar-dia que se habian quedado podrian imponer sus medidas. Y existia una gran cantidad de figuras de rango indiscutible en el pafs. Se habian quedado aqui Kathe KolIwitz, Renee Sintenis, Kolbe, Scheibe, Pechstein, Hofer, Marcks, Schmidt-Rotduff, E. R. Weiss. Seguian viviendo en Alemania Berkch, Hauptmann, Ricarda Huch, Richard Sttauss, Pfitzner, Loerke, R. A. Schroder, Edschmid, Carossa, Binding, quedaron Vossler, Jaspers, Spranger, E. R. Curtius, PIanck, Meinecke, Heidegger, Splenger, quedaron tambien tres celebridades mundiales, in-cluso se dejaron prohibir el Premio Nobel, quedaron L6be, Grimme, Bruning, Adenauer, todos los citados no eran miem-bros del partido segun estoy informado, y no fueron hechos presos ni perseguidos personahnente. Por lo tanto, la situa-ci6n no era desesperada al principio. Pero tampoco era de tal manera que yo quisiera seguir prestandole mi nombre.

Para retirarme s6Io habfa un camino para mi, este era: el eje>cito. Los colegas y camaradas con los que habfa estudiado se habian quedado en parte en el ejercito de Los Cien Mil Hombres, despues de la Primera Guerra Mundial, y ocupaban ahora cargos determinantes. Me puse en contacto con ellos y pregunte si podia volver a incorporarme. Queria salir de Ber-Iin y de las relaciones que me proporcionaba mi posici6n en la literatura. Esto era posibIe bajo ciertas condiciones previas y tiesgos. El mayor entre ellos era que yo pasase un tiempo de prueba de medio ano de civil para estar seguro de que lue-go me admitirian. Por lo tanto tuve que abandonar mi con-sultorio, mi piso en BerHn, mi base material para ir a lo in-cierto. En aquel entonces cree la palabra que circulaba en el alto mando hasta 1945, sin que por cierto afortunadamente nadie supiera todavia de quien procedia: <<E1 ejercito es Ia for-ma aristocratica de la emigraci6n>>. (Bruno E. Werner mencio-na en su novela <<La Galera>> esta palabra mfa, es autentica.) Su contenido es acertado. Tuvo valor hasta el momento en que Keitel fue puesto al frente, por lo tanto hasta la primavera

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de 1938. Hasta entonces de cinco oficiales, cuatro eran nnti-hitlerianos y ademas sin reparos. Cuando me desped( dc mi protector en el estado mayor en marzo de 1935 pregunl:<5: <<<jPor favor, otra cosa, cuando voy a una oficina, he de clecii* 'Heil Hitler' o 'Buenos dias'P>> <<Murmure Vd. 'Buenas', c9 suficiente>>. Aun en 1937 ensene a mi jefe, un general, antc-riormente cadete, paje de la Emperatriz y oficial del Regimien-to de Guardia, la carta abierta de Thomas Mann a la Facul-tad de Filosofia de la Universidad de Bonn que le habia con-cedido el Doctorado Honorifico. El general ley6 y estaba en-tusiasmado. Por lo tanto a finales de marzo de 1935 fui a mi nueva guarnici6n a Hannover, y el primero de abril escribi la carta a BerIfn, para la cual habia emprendido todo, es decir, que a causa de mi ingreso en el ejercito tenia que prescindir de todas Ias relaciones con otras corporaciones y que ya no podia desempenar ningun cargo literario. Menciono expresa^ mente que tambien la <<Uni6n de escritores nacionales>>, el sus-titutivo del Club P.E.N. (no habia pertenecido a este club), a cuya Junta Directiva habia sido elegido en 1933, poseia toda-via sus miembros judios mientras pertened a la Junta.

Tambien quiero mencionar en seguida en esta ocasi6n que a pesar de mi reincorporaci6n al servicio activo no era milita-rista ni beIicista, mi actividad en el ejercito se desarrolIaba desde 1937 en la Uamada previsi6n, es decir, estaba ocupado con la inspecci6n cientifica de invaHdeces del servicio militar, m6s tarde inviIidos del frente, tenia que enjuiciar qu6 tanto por ciento de renta uno podla reclamar, que grado tenia su herida, si tenia que hacer una cura en un balneario, si bastaba una asistencia curativa, se discutian cuestiones ortopedicas, pro-blemas de pr6tesis dental, en pocas palabras, mi actuaci6n em-pezaba con los licenciados y los estados consecuentes de las cnmpanas y batallas. Una actividad cientifica, completamente lnteresante, que me puso en contacto con muchos problernas C|ue hasta entonces me eran ajenos, al recoger dictamenes de lns principales clinicas universitaxias, y mis conocimientos m6-dicos se enriquecieron considerablemente. Esto sigui6 tambidn asf durante la guerra,

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El Cnerpo de oficiales en el que me incorpore en 1935 era el llamado Cuerpo de oficiales E, E significaba reemplazo, eran los reactivos, los viejos, Uevaban uniformes especiales y la tropa activa no les tomaba en serio, ciertamente se reba-jaban al saludar pero en general muy lentamente. En esta parte del Cuerpo de oficiales dominaban esencialmente aun los principios de las viejas instrucciones prusianas (<<cuanto mas se extiende el lujo y la vida regaIada tanto mas tiene que observar el oficial la sencillez de las costumbres y la Uaneza del modo de vivir>>), y sobre todo me Uam6 la atenci6n, ya que venia del Berlin de indole diferente, lo riguroso que eran las costumbres respecto al amor y el matrimonio. El enganar, por ejemplo, a su mujer era completamente indiscutible, era infame. Las frivolidades en la conversaci6n eran imposibles. Yo era el unico soltero en este circulo y recibia, a veces, una visita de Berlin para pasar el sabado y el domingo, con la cual iba a comer a uno de los pocos locaIes corrientes. El lunes me dedan entonces: jDoctor, esta Vd. prometido? No, decfa yo, tuve visita. Despues, silencio perplejo.

Tengo que mencionar estas condiciones para poder carac-terizar la impresi6n que se produjo cuando empezaron muy pronto los ataques publicos contra mi, que se dirigian contra mi actividad literaria, destacando mi inmoralidad. En el <<Schwarze Korps>> (Cuerpo negro) deI 7.5.1936 decian en un largo articulo contra mi: <<Tu, cerdo —puerco—, aire bochor-noso —porquerias perversas—, v6te alli donde se hallan .tus camaradas Kerr, TuchoIsky y Kastncr>>. Y el <<Volkische Beo-bachter>> (Observador popular), del mismo dia, hizo suyo este articulo. El <<Schwarze Korps>> estaba fijado en todas las par-tes en un sitio publico, en la semana en cuesti6n tuve que hacer un viaje oficial a G6ttingen y estaba colgado en la tabla de anuncios de la Universidad, y los estudiantes se agolpaban delante, me acerque a ellos y estaba muy angustiado. Pues, segun la opini6n de entonces, era completamente imposible callar o encubrir este acontecimiento y no me quedd mas reme-dio que entregar un ejempIar a mi jefe y rogarle se decidiera si querfa seguir teniendome o no en su circulo. Este jefe era

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el general anteriormente mencionado, un hombre seveco quc nos famiIiariz6 de nuevo con los guantes blancos y con quc una visita de cumpIido no deberia de durar mas de cinco mi-nutos, el sable y la gorra se llevan al sal6n, pero era un hom-bre extraordinariamente culto e inteligente y de la antigun escuela. Me dijo, dejeme este peri6dico y deme algunos dc sus Hbros y otras criticas sobre Vd. y presentese dentro de cuarenta y ocbo horas ante mi para recibir mi decisi6n. Esta decisi6n rezaba: El <<Schwarze Korps>> es tanto un peri6dico de cerdos que no puede ofender a un oficial, si lo alabase se-ria diferente, el caso esta concIuido, Vd. se queda.

En Hannover escribi la <<Weinhaus Wolf>> (Taberna WoIf), que apareci6 en 1949 en el tomo <<Der Ptolemaer>> (El To-lomeo), una serie de poesfas que estan ahora en las nuevas colecciones: Anemone —Einsamer nie— Wer allein ist —Die Gefahrten— Astern —Tag, der den Sommer endet— (Ane-mona, Nunca mas solitario, Quien esta solo, Los compafieros, Asteres, Dia que termina el verano) en Hannover habia pai-saje a mi alrededor, lo be sentido siempre como una condi-ci6n necesaria para la producci6n lirica. Con todo no fueron dos anos malos los que pase alli. El servicio no era pesado ni duraba mucho, yo era sumamente puntual y correcto, pues queria ganarme la entrada en el ejercito y despues un pronto ascenso a un escalaf6n superior de sueldo. No tenia ninguna preocupaci6n inmediata de dinero, percibia de trescientos a cua-trocientos RM. Vivia otra vez como de estudiante en una ha-bitaci6n amuebIada y me guisaba yo mismo. Los domingos iba con los grandes autobuses de viajes a regiones, todavia desco-nocidas para mi, del Weser, de la Landa, del SoUing o a ciu-dades que me eran extranas como Hameln, Celle, WoHen-biittel, todos lugares interesantes. Aqui no se notaba nada de Ia polftica. Peleas entre la SA y oficiales planteaban ocasional-mente la cuesti6n del viejo c6digo del honor y se aplacaban dandoles la larga. La cuesti6n de si una senora con un hijo ilegitimo podia ser mujer de un oficial, requeria meditacio> nes y se decidia entonces, si mal no recuerdo, negativamcnt:C en 1936; el ejercito popular no era aun perfecto.

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Finalmente no podia aguantar mas en una ciudad provin-ciana, BerKn habia sido mi patria desde 1904, yo que conoda Paris y Nueva York bien, encontraba, sin embargo, a BerKn la mejor de las ciudades para vivir. Y tramite mi reintegraci6n aUl <<Mejor pasar revista toda mi vida en Pankow y Nieder-sch6nhausen, pero de vuelta a Berhn>>, escribi a mis protectores y ellos correspondieron a mi ruego.

En BerUn me recibi6, sin embargo, en seguida, un nuevo asunto muy desagradable, en el cual todo volvfa a depender de que posici6n tomaria el ejercito. En Munich existia la Edi-torial J. F. Lehmann. Era la primera editorial para todas las publicaciones de ciencias naturales y medicina. PubHcaba la *Munchener Medizinische Wochenschrift>> (Revista medica de Munich), que se lefa mucho en el interior y en el extranjero, publicaba obras fundamentales de terapeutica y biologia, se trataba de una editorial muy considerada y severamente cienti-fica, por cierto public6 despues tambien los libros sobre la raza de Giindier. Esta editorial habia lanzado al mercado re-pentinamente un libro que estaba completamente fuera de su tematica habitual: <<Sauberung des Kunsttempels>> (Limpieza del templo del Arte). El autor era, como comprobe posterior-mente, un miembro de la SS de lo mas empedernido, pintor de profesi6n y un oscuro aficionado de rango, pintaba heroes y mujeres de cabeUo trigueno. Fui limpiado concienzudamente de este templo, como bolchevique cultural, como profanador de razas, al cual Else Lasker-Schuler habia dedicado poesias de amor obscenas, etc., en breves palabras, hervfa nacional-idea-listicamente. Yo mismo no habia visto este libro, pero si mi jefe superior, jefe de sanidad del ejercito. Este inspector era bavaro, simpatizaba especialmente con las instituciones cultu-rales de Munich y por esto estaba unido a la Editorial Leh­mann, ya que habian aparecido en ella muchas obras de la medicina sanitaria. Como persona este jefe era extraordinaria-mente liberal y tolerante, tenia poco aspecto militar, pero cual-quier subordinado estaba seguro de su benevolencia. fiste, pues, me hizo venir y me dijo: Escuche, se tienen que sacar

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las cosas sobre Vd. En nuestros rfrcuk>s no se puede ignorat a la Editorial Lehmann. Con esto le doy la orden de que pro-cure que en la pr6xima edici6n falten ks frases sobte Vd... Yo replique en seguida que era Lmposible, que iba conociendo a esta clase de gente y que no alcanzaria nada. fil repHc6: En el interes del Cuerpo de oficiales de sanidad al que pertenece y cuyo jefc soy yo, tengo que insistir en k orden.

Escribf, por lo tanto, al propietario de la Editorial, un tal Dr. Lehmann, de primera intenci6n cortesmente y le rogue en este sentido. La contestaci6n fue brusca e injuriosa. Yo contes-te, el contest6, finalmente la correspondencia revisti6 un tono imposible para uno que querfa mantenerse en el ejercito. Le habia escrito mas o menos: Si Vd. fuera tan ignorante y tonto respecto a sus publicaciones cientificas, como lo es aparente-mente en asuntos de arte, habria hecho bancarrota hace mu-cho tiempo. fiI contest6 mas o menos: Si Vd. supiera que sus Ubros se hallan especialmente bajo llave en la Biblioteca del Estado de Munich y que s61o se prestan a los que segun un carnet del partido ejercen como profesi6n el estudio de la de-generaci6n artistica y de las perversidades espirituales, se ca-llaria seguramente. El senor Lehmann podia escribir asf, pues era, como oi despues, poseedor de la Orden de la Sangre y entraba y salfa en ObersaIzberg. Por lo tanto interrumpi la correspondencia y tuve que comunicar mi derrota. Hago seguir a continuaci6n en el original k carta dirigida al inspector de sanidad del ejercito.

DR. BENN Berlfn 18-8-1937 Medico del Estado Mayor

Re{erencia: El senor inspector de sanidad del EjSrcito. n' 1271/37 g. S. In. v. 14. VII. 37.

Asunto: zLimpieza del Templo del Arte>>. Editorial J. F. Lehmann 19 anexos;

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Al senor inspector de sanidad del Ejercito por el senor medico del Cuerpo III, Cuerpo del Ejerci­to de Berlin.

Con el parte que siguiendo la orden de referencia, he in-tentado lograr un arreglo del asunto. Presento en el anexo:

1. Escrito del Presidente de la Cdmara de Literatura del Reich con opini6n en original, ademds un segundo es­crito del mismo que me lleg6 algunos dias mh tarde.

2. La correspondencia con el editor Lehmann de la que se desprende que no pude lograr una soluci6n satisfac-toria.

Ruego poder nolificar lo siguiente referente a la corres­pondencia:

a) Tuve que referirme en mi carta a mi posici6n militar para asegurarle una contestaci6n. He hablado con dos artistas atacados tambiin en el libro, ambos nombres celebres de los cuales uno escribi6 personalmente a la Editorial yel otro por medio de un abogado. El primero no ha recibido ninguna con-testaci6n, el otro con una frase de qtie no existia motivo para corresponder a su carta.

b) Tuve que proceder con un rigor exlremo y fijar un plazo, ya que por una parte esta clase de ataque contra mi exigia este rigor y por la otra que si por experiencia que de otra forma se produciria una demora incalculable del asunto. Me doy cuenta de que la rudeza de la contestaci6n de Leh­mann esta producida probablemente en parte por mi proceder. Pero prefiero esto a una contestaci6n evasiva y velada.

c) La comisi6n examinadora del Partido que, segun dicen, ha dictaminado su opinion sobre el presente libro en manus-crito, ha declarado no hace aun un ano a mi editorial que en el juturo no tendrian lugar ataques contra mi y mi obra e igualmente que no se intencionaba una ofensa personal contra mi. Adjunto una confirmaci6n de esto como anexo 3. A pesar de ello el comportamiento es creible, los departamentos que tratan la cultura son completamente ca6ticos e inseguros y estan llevados por aficionados.

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d) El autor del libro es un pintor completamenle desco-nocido que no ha llamado nunca ninguna atenci6n con sus obras, por consiguiente nunca le he prestado atenci6n. Podla hacer esto tanto mas cuanto, segun los nuevos principios dc las editoriales, el editor asume personalmente la responsabili-dad de"sus libros.

e) El Dr. Lehrnann habia adjuntado a su carta del 14.8.37 algunos anexos con citas de mis libros que debian ilustrar de nuevo mi personalidad dudosa. S6lo incluyo una parte de ellos en el anexo 2 de esos documentos adjuntos. No me puedo de-cidir a ver renacer y ser empleadas contra mi todas esas cosas procedentes de otra epoca de mi vida y tambien de otra 4poca de condici6n del tiempo, arrancadas del con)unto y representa-das con mala intenci6n. De las pruebas adjuntas se desprende que se trata de problemas literarios y quiza de caracter insen-sato, quiza tambien disolvente, pero de todos modos se trata en todas las partes de una busqueda de expresi6n pura y ar-tistica, de una tensi6n interior profunda y de antitesis espi-ritual.

f) Finalmente ruego poder senalar otra vez que todos los hechos que ocasionaron este nuevo ataque no son equiparados, en ningun pais del mundo y hasta no hace mucho tampoco en nuestro pais desde un principio, con la criminalidad y el desbonor. Cuando empez6 mi generaci6n, la literatura era con-siderada como expresi6n de talento, como estimulo e incluso como elemento de desarrollo de la naci6n. El que sea dife-rente ahora al final de mi generaci6n, se ha resignado a ello, pero no es culpable.

Le ruego me de la orden si tengo que considerar el asunto como concluido o si tengo que seguirlo.

BENN Medico de Estado Mayor

De esta carta dirigida al inspector de sanidad del eje>cito del 18.8.37 se desprende que me exprese sin rodeos sobte lns condiciones culturales en la nueva AIemania, pero es tnmbidn notable que estas altas autoridades a cuyas manos llegt5 1fl

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cni:tft no se distanciaron de eUa de ninguna maneta. Despues dc olgun tiempo recibi Ia contestaci6n oficial de que se consi-deraba el asunto como conduido, pero que tenia que cuidar-me de que Ia exptesi6n <<bolchevique culturaI>> faltase en la pr6xima edici6n. Ahora bien, esto me pareci6 una orden pla-t6nica, pues una segunda edici6n se hallaba muy lejana y de momento deje" cotrer las cosas y volvi a dedicarme a mis dic-tdmenes de medicina preventiva.

Mas apenas habia transcutrido medio ano cuando empez6 de nuevo y vino el goIpe decisivo. En marzo de 1938 recibi una manana una carta certificada deI presidente de la Camara de Literatura del Reich con la comunicaci6n de que habia sido excluido de la Camara de Literatura del Reich y que se me prohibia escribir. En caso de transgresi6n se tendrian que apli-car contra mi las clausulas penales de la ley de la Camara de Cultura del Reich.

A1 principio no sabia lo que esto significaba ya que desde hacia anos no habia publicado nada; supuse que se trataba de un error y escribi al presidente, rogandole me indicara los motivos. En primer lugar presento el escrito de expulsi6n en original.

El Presidente de la Camara Berlin - Charlottenburg 2 de Literatura del Reich 18 de marzo de 1938

II - W Hardenbergstr. 6

Dr. Gottfried Benn Berlin-Wilmersdorf Certificado Kaiserallee 28/IV

De acuerdo con el senor Ministro del Reich de Informa-ci6n y Propaganda le excluyo en virtud del pdrrafo 10 del decreto primero de aplicaci6n de la Ley de la Camara de Cul­tura del Reich del 1.* de noviemhre de 1933 (R.G. Bl.I.S. 797) con efecto inmediato del grupo de escritores de mi Camara, ya que no me encuentro en condkiones de reconocer las apti-tudes necesarias para el ejercicio de la actividad literaria.

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En virtud de esta decisi6n Vd. pierde todos los tterecaoi de ejercer la profesi6n dentro de la jurisdicci6n de la C&mara de Literatura del Reich. En caso de transgresi6n se aplicar&n las cldusulas penales contra Vd. de la Ley de la Cttmara do Cultura del Reich. (Sello) Cdmara de Cultura del Reich

Catnara de Literatura del Reich. Por orden

lHDE

E1 presidente me contest6 cortdsmente que k expulsi6n estaba formalmente conforme y en lo que se refetia a los mo-tivos, que ya me habria enterado en el fnterin que el Mariscal del Reich habia informado un procedimiento judicial de tribu-nal de honor contra mi, con la finalidad de mi expulsi6n del Cuerpo de oficiales. El Mariscal del Reich, me temblaban las rodiUas, pero el Mariscal del Reich y un medico de Estado Mayor, esto me parecia desproporcionado. Tampoco pertenecia a la aviaci6n sino al ejercito, y hasta ahora no alcanzaba su brazo hasta alH sin mas ni mas. ^Y los motivos? Poesfas que habia escrito antes de Ia Primera Guerra Mundial y de las cua-les algunas habian sido traducidas por lo menos a varios idio-mas apenas podian serlo. No existian otros motivos de indole personal o literaria y el arte degenerado al que pertenecia des-de un principio, como es natural por ser expresionista, tampo­co me parecia ser motivo suficiente. Mas no me qued6 otro remedio que correr de nuevo a mis superiores para exponerles el asunto. Poco a poco, me dije, tienen que estar verdadera-mente hartos de tener que ocuparse siempre de nuevo de uri-ca, expresionismo y de finezas est^ticas, tenian verdaderamente otras cosas que hacer. Ademas taIes cosas no podian ser enjui-ciadas solamente por la inspecci6n sanitaria del ejercito, iban a la oficina de personal del ejercito y eran decididas por los oficiales, generales o jefes de secciones de alli. Los generales se tenian que ocupar, por mi culpa, de lirica, que les era extra-na y seguramente lo hacfan a disgusto, seguramente un mundo equivocado ante sus ojos, una necedad sentimental y esto en

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un llcmpo muy tenso. Por lo tanto este nuevo asunto no era Bcncillo para mi.

En primer lugar result6 que Io del procedimiento judicial dc lribunal de honor no era exacto, nadie sabia nada de eUo, cl presidente de la Camara de Literatura del Reich habia sido cvidentemente victima de una mistificaci6n. Pero la exclusi6n de la Camara del Reich era naturalmente un acto oficial que el ej^rcito no podia ignorar. Pasaron semanas, semanas de-sagradables, pues era improbable que el Colegio de medicos nacionalsocialista me permitiera de nuevo ejercer. Sin embar-go, la decisi6n fue tomada finalmente. La inspecci6n de sani-dad del ejercito podia mantenerme todavia, pero ciertamente quedaba excluido de la carrera superior, no podia recibir pues-tos de mando ni ocuparme de cuestiones de personal. Pero mi ambici6n tampoco Uegaba hasta aUa. Un jefe inteligente, oficial de sanidad, me lo comunic6 y dijo: <<fistas son cuestio­nes esteticas. Si viene el Cuarto Imperio tendremos que volver a echar a todos los oficiales y medicos que tienen otros crite-rios artisticos, pero esto no lo haremos>>. Bueno, ya no vino ningtin Cuarto Imperio que pudiera volver a echar, pero se ve que habia todavia una serie de hombres en el ejercito que im-ponian su opini6n contra la linea del Partido y que salvaban, como aqui, la existencia de sus subordinados. Debo mucho en estas crisis a un antiguo companero de estudios, que desem-penaba un cargo muy alto y que podia decidir en cuestiones de personal. Se ha escapado de la guerra y del cautiverio, y con esto le doy las gracias: A1 Profesor Walter Kittel, de Wiesbaden.

Todavia una palabra sobre el procedimiento de la Cama­ra de Literatura de$Reich. Desde 1936 no habfa publicado ya nada, no habia contestado de otra manera a las demandas de los peri6dicos y revistas que con la indicaci6n de que habia suspendido toda publicaci6n como miembro del ejercito. No habia aparecido en ningun acto publico, no estaba complicado en ninguna polemica, me habia extinguido completamente en la Literatura y PoUtica y recibi un dia, dos anos despues de

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mi ultima publicaci6n, esta carta de exclusi6n, que tenfa cfccto inmediato y amenazaba una actividad futura con un castigo. Si hubiera tenido que vivir de mi profesi6n de literato, si liu-biera tenido mujer e hijos, no me habrian quedado m6s que dos decfgramos de morfina o el gas. No creo que haya en todo el mundo un sindicato profesional, gremio o camara de artesa-nos que" hubieran procedido de esta manera con sus viejos afi-liados que no se hubieran vuelto criminales. fistos hubieran escrito quizas: Estimado colega, sentimos tener que excluirle de nuestras filas por razones politicas, pero pase a vernos para celebrar una entrevista, queremos ver si podemos seguir ayu-dandole. Tambien hemos logrado demorar su exdusi6n hasta que haya encontrado quizas una nueva posici6n o posibuidad de ttabajo. Asi son las camaras de artesania. No lo son las camaras de cultura, una carta certificada, ninguna motivaci6n, por eI contrario un ministro, un presidente o por lo menos su papel de escribir y en seguida la amenaza de castigo. Crefan poderse permitir realmente todo. Apunte en mi libro de no-tas:

EXPRESIONISTA

No te acunardn una moneda como para Safo lo bizo Grecia, es en Alemania una traici6n cultural el que no te partan la cabeza.

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I I I . lNTERMEDIO LIRICO

Los anos pasaban. Apenas me quedaban conocidos en Ber-lin. Llegaban pocas cartas. E1 unico de la epoca anteriot que tenia el placer de ver de cuando en cuando era Renee Sinte-nis, que demostraba siempre una gran camaraderia, otros se habian alejado de mi porque estaba tildado. Y luego estaba la viuda de Ringematz, Uamada Muschelkelk, que se habia vuelto a casar con un joven oculista extraordinariamente en-cantador. Procedia de Traben-Trarbach, tenia todavia una pro-piedad alli y estaba en relaci6n con una casa de vinos, que pertenecia ya cinco generaciones a la misma famUia. De alli venia de cuando en cuando buen vino de mosela. Nos reunia-mos algunas semanas el sabado por la tarde y lo saboreabamos. firamos cuatro: MuscheUcalk, su marido, mi joven esposa y yo, y olvidabamos durante un par de horas toda la miseria, de la cual estabamos mas que hartos. De los cuatro murieron luego los dos mas j6venes, el colega y mi mujer, en 1945 cuando entraron los rusos.

Luego veia de cuando en cuando a Hans Flesch, el antiguo director artistico de la radio de Berlfn, cuiiado de Hindemith, medico de profesi6n. Tenia una <<falta de tejido>>, como se de-cia entonces, primero habia actuado en una fabrica de zapatos, y cuando la necesidad se hizo grande el Colegio de Medicos le coloc6 como sustituto de m^dico del seguro en la Provincia. FIesch no habia ejercido nunca. Cuando se march6 la primera vez, me Uam6 por telefono y dijo: {Qu6 debo de hacer con

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los casos de enfermedades de piel, que no se pueden dLferen-ciar, Vd. que es especiaHsta, no me puede dar un consejo? No se intranquilice, dije yo, no hace falta que los mire, tecete para todo amonio de tumenol con pomada de zinc, esto cura. Cunn-do estuvo otra vez en Berlin llam6 por telefono y dijo: jUn consejo estupendo! Todo se cura, soy el mayor dermat6logo en toda. la regi6n.

Todo esto suena placentero, pero no lo era. Los barrios de la ciudad se hundian, ks casas se caian y se quemaban, des-pues de los ataques los cadaveres eran arrastrados por los pies a traves de las caUes. Dias enteros sin agua, sin Iuz y sin gas. Sirenas: Rios de bombas del espacio de Hannover-Braunsch-weig, eran los grandes americanos, y de noche los pequenos mosquitos que venian de Londres. Y continuamente la propa-ganda y Kolerg y el viejo Federico y las promesas del Fuhrer y al final tambien el saludo aleman que el ejercito tuvo que tragarse rechinando los dientes, sin duda alguna.

En 1940 estaba sentado en mi despacho en la calIe de Bendler, Estado Mayor y emitia certamenes sobre invalidez de servicio y revisaba actas sobre los suicidios en el ejercito. ;Un campo interesante! La mayoria de los suicidios tienen lugar en la primavera y s6lo para la minoria se encuentra un motivo claramente reconocible, incluso haciendo un anaUsis exacto de la personalidad, el medio ambiente y la famila. S61o en aproximadamente un veinte por ciento de todos los casos de suicidio, y he estudiado miles, existe un motivo objetiva-mente comprobabIe como conflictos matrimoniaIes, miedo ante el castigo, enfermedades venereas, penas de amor, en los de-mas casos el motivo permanece completamente oscuro. En vista de euo, ya que era especialista de estas cuestiones en la previsi6n, estudie toda la literatura muy voluminosa del mundo entero y encontre que mis observaciones estaban confirmadas. La mayoria de los suicidios son acciones espontaneas, a mc-nudo bajo el efecto del alcohol, raras veces premeditadas. Sin duda nos haUamos interiormente mucho mas cerca de los im-pulsos para el suicidio de lo que sospechamos y quercmod admitir dada la indole de nuestra defensa moralpropia.

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Por lo tanto, estaba sentado en la caUe de Bendler y entre actas y dictamenes volvi ocasionalmente a la lirica. Publico a continuaci6n algunos vetsos que escribf en la c61ebre caUe en la que Kapitel, Fromtn y Canaris tenian sus oficinas, y que no han sido incluidos en ninguna de las colecciones nuevas de poesias. Muestran c6mo pensaba entonces, en el apogeo de las victorias. Las pubUque en un pequefio cuadetno de poesias que hice imprimir por cuenta propia en agosto de 1943, bajo el titulo <<22 poesias>> y que mande a mis conocidos. Podria presentar este cuaderno como ptueba de mi actividad antifas-cista ilegal, pero no tengo esta ambicI6n. Pero ya que algunos de mis conocidos que las leyeron entonces las echan de menos en las colecciones actuales, estan aqui. Tambi6n se podria quiza' pensar en otro caso que las suprimo a causa de las nue­vas <<condieiones politicas cambiadas*.

MoN6LOGO

El intestino nutrido de moco, el cerebro de mentiras, pueblos escogidos, bujones de un payaso, en bromas, lecturas de los astros, ;bandada de pajaros interpretando las propias inmundicias! Esclavos de paises frios y calidos, siempre mds esclavos, pesados por insectos, hambrientos, montones supersacudidos con l&tigos: ;entonces se hincha lo propio, el propio vello, el tinoso para la barba del Profeta! /Oh, Alejandro y el vastago de Olimpia es lo de menos! Vestanean Helespontos y espuman Asias. Hinchados, burbujas con avanzada, favoritos, escuadrillas cubiertas. iQue ninguna pique! Favoritos: buenos puestos para acontecimientos de liza y derecbos. jCuando no pica nin-

[guno! Favoritos, pueblo libertino, bandas, cintas ancbas, con ancbas cintas ondean el sueno y el mundo:

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los pies equinos ven los estadios destruidos, chingas pisan los campos lupinos, porque la fragancia engaha en lo propio: js6lo materia del anol ;Gordos persiguen a la gacela, a la presurosa como el viento, al hermoso animal! Aqui se invierte la medida: el charco examina la juente, el gusano a la vara, el sapo salpica a la violeta en la boca. jAleluya! Y aguza el vientre en la quija: el pasto del caballo como banquete de advertencia de la his-

[toria. Huella de los Tolomeos como marca, la rata viene como alivio contra la peste. El asesino canta el crimen. Los esp'ias atraen la impudicia de los salmos.

Y esta tierra susurra con la Luna, luego se cine una fiesta de mayo en las caderas, luego deja pasar las rosas, luego asa el trigo, no deja escupir al Vesubio, no deja a la nube volverse lejia, la de la degeneraci6n de los animales que logr6 esto con engano, pica y quema. ;Oh!, el jugo de las frutas y de las rosas de esta Tierra esta, expuesto a la proliferaci6n del mal, de la esponja de los cerebros, de la salpicadura de mentiras

[de la garganta, de la manera mencionada, ;los invertidos de medida!

Morir es dejar lodo sin soluci6n, las imagenes sin asegurar, los suenos en las grietas de los mundos y pasar hambre, mas obrar es servir a la bajeza, prestar ayuda a la verguenza, la soledad, la gran soluci6n de la historia, tala ralevosamente el deseo de sonar para la ventaja, el adorno, los ascensos, la fama,

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mianlras que el final esta cerca, tambaleandose como una ma-[riposa,

indiferente como un casco de granada y anunciando otro sentido.

Un sonido, un arco, casi un salto del azul empuj6 hacia adelante una noche por el parque donde yo estaba: una canci6n, s6lo un bosquejo, tres notas insinuadas y llen6 tanto el espacio e invit6 tanto a la noche, el jardin lleno de fen6menos y cre6 el mundo y me apoy6 la nuca en la corriente, la debilidad sublime llena de tristeza del nacimiento del ser: un sonido, un arco s6lo: el nacimiento del ser, un arco s6lo y devolvi6 la medida y lo abarc6 todo: la acci6n, los suenos...

De una corona de cerebros escarlata, del florecer de la siembra de fiebre esparcida, sostenerse cada uno, s6lo mutuamente: <<inflexibles en el colorx y <<dentados en el borde del tiltimo pelo>>, <dimados en friox>, llamar, sdbanas saladas de la materia primitiva: ;aqui termina la transformaci6n! La degeneraci6n de los ani-

[males se pudrird de manera que para ella la palabra descomposici6n oleri demasiado a cielos, jya se acercan los buitres, los balcones tienen ya hambre!

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IV. BLOQUE I I , HABITACION 66

fista era la denominaci6n del alojamiento que me fue asig-nado por una serie de meses. E1 cuartel estaba alto, en forma de castillo dominaba la ciudad. MontsaIvat, dijo un teniente primero que por lo visto habfa oido 6peras, y en efecto, era por lo menos inaccesible a los pasos de los ociosos: se tenian que subir ciento treinta y siete escalones cuando se Uegaba fi-naknente de Ia calle de la estaci6n al pie de la colina.

jNo hay nada tan romantico como un cuartel! La habita-ci6n 66 daba al campo de instrucci6n. Tres pequenos servales se hallaban deIante, las bayas sin purpura, las matas Uoradas de marr6n. Es a finales de agosto, aun vuelan las golondrinas, pero ya reunidas en grandes bandadas. Una banda de un ba-tall6n ensaya en una esquina, el sol centellea en las trompetas y en la bateria, esta toca, los cielos alaban y yo cac6 al ciervo en la selva. Es el quinto ano de guerra y aqui hay un mundo completamente aislado, una especie de beguinaje, los gritos de mando son algo exterior, interiormente todo esta muy amotti-guado y tranquilo. Una ciudad en el Este, encima de eUa esta meseta, encima nuestro MontsaIvat, edificios amarillos claros y el gigantesco campo de instrucci6n, una especie de fuerte cn el desierto. Tambien las proximidades mas cercanas llenas de rarezas. Calles, mitad en el vaUe, mitad en las colinas, sin pavimentar; casas aisladas a las que no conduce ningun cami-no, inconcebible c6mo los habitantes lIegan a ellas; vaLlas como CH Lituania, musgosas, bajas, humedas. Un carro de gitanos

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1iccho vivienda. Un hombre viene bacia la noche, un gato so-bi:e el hombro izquierdo, el gato tiene un cordel alrededor del CLieUo, esta inclinado, quisiera bajar, el hombre se rfe. Nubes que pasan bajas, luz negra y violeta, apenas manchas claras, eternamente amenazando la Uuvia, muchos alamos. De-Iante del muro de una casa son motivaci6n de jardineria, orde-nadas de la misma manera, tres rosas azules. Por la manana, sobre la colonia, una luz especialmente blanda como la aurora. Tambien aqui, en todas partes, lo irreal, el sentimiento de lo bidimensionaI, el mundo de los bastidores.

Alrededor del cobertizo de instrucci6n, los bloques de vi­vienda: suenos. No los suefios de la gloria y de la victoria, el sueno de la soledad, de lo fugaz, de los esquemas. Lo real se ha trasladado a la lejania. En cabeza del bloque de entrada, del llamado atrio de honor, se haUa, en grandes letras, el nombre de un general: *General-von-X-Kaserne>> (Cuartel del general de X). Un general de la Primera Guerra Mundial. Durante tres dias pregunte, cada vez que pasaba, al centinela que presen-taba las armas: ^De quien Ueva el nombre el Cuartel? ^Quien era el General X? Nunca una contestaci6n. CompIetamente desconocido el General de X, desaparecido. Hundido el pen-d6n, el estandarte de su coche, su sequito de oficiales del Es-tado Mayor que le rodeaba. No hace efecto mas de dos dece-nios. Muy palpable aqui el mortero, lo efimero, las valora-ciones equivocadas, lo desfigurado.

Los bloques son atravesados por olas de moviBzados. Se diferencian dos clases: los de dieciseis afk>s, desnutridos, indi-gentes, tipos miserables del servicio de trabajo, temerosos, su-misos, diligentes, y los viejos de Berlfn de cincuenta a sesenta anos. El primer dia estos son todavia los amos, van de paisa-no, se compran peri6dicos, paso ligero que significa: somos sindicos, representantes comerciales independientes, agentes de seguro, tenemos mujeres guapas, calefacci6n central, este esta-do pasajero no nos afecta a nosotros, incluso es completamente c6mico; al dia siguiente llevan el uniforme y son la ultima ba-sura. Ahora tienen que volar por los pasiUos cuando chilla un suboficial, saltar en el patio del cuartel, arrastrar cajas, apre-

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tnrse el casco en la cabeza. La instrucci6n es breve, dc dos fl tres semanas; lo interesante es que desde el segundo dfa ya nprenden a tirar, antes esto empezaba s61o despues de la cimi.-ta a la sexta semana. Luego, una noche se forma en fila con .la mochila, el abrigo enrollado, la tienda, la mascara de gas, .ln pistola automatica, eI fusil, casi un quintal de peso, y se va a embarcar, a la oscuridad. Esta partida en la oscuridad es Iu-gubre. Una banda sin director delante, toca marchas, ritmos aIegres, detras de ella el grupo silencioso que se va para sicnv pre al olvido. Todo anda muy rapido, s61o es una grieta en el silencio y la oscutidad, luego la meseta se halla de nuevo en la noche negra, exenta de tierra y cielo. A Ia mafiana si-guiente vienen nuevos. Estos tambien se van otra vez. Fuera hace mas frio aI hacer la instrucci6n. Ahora reciben la orden de frotarse las palmas de las manos, de goIpearse las rodiUas con los punos. Estimulo de la circulaci6n, se mantiene la vida despierta, bioIogia miIitar. Los bloques estan en pie, las ondas murmuran. Siempre nuevas olas de hombres, nuevas olas de sangre, destinadas a transcurrir, despues de algunos tiros y ma-nejos en direcci6n de los llamados enemigos, en las estepas orientales. Todo incomprensible si no estuviera detr^s tan impresionablemente el general, irresistible en su purpura y oro, y este disparara e hiciera disparar, su retiro no esta aun inme-diatamente amenazado. Al mediodia, los oficiales se encuentran en la mesa. Ya no existe una diferencia en la comida entre oficial y tropa desde el comienzo de Ia guerra. Un corQnel recibe como un granadero dos panes de munici6n semanahnen-te, ademas margarina y miel sintetica en tiras de papel para llevarse, al mediodia en platos hondos sopa de col o un mon-t6n de patatas hervidas con piel, que se tienen que pelar en el tabIero de la mesa (el hule encima, siempre que exista, sino una sabana que se ha <<procurado>>), se colocan las patatas pc-ladas al lado de uno y se espera la sopa o la salsa.

El coronel que manda mi secci6n aparece un cUa sin aflei-tar. Ya no hay hojas de afeitar, ni nada para afilar. Uno sabc un lugar en Berlin donde se puede procurar algo en este sen-tido. Un camarada austriaco cuenta la historia de que cn cI

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ejercito real e icaperiaI s61o los dragones de Windisch-Gratzer tenfan el derecho de ir bien afeitados, recuerdo de KoIin, don-de los reclutas que acababan de Uegar, los barbiponientes, de-cidieron la bataUa. Un trozo de jab6n de afeitar tiene que durar cuatro meses. En la barberia de tropa' no se permite afeitar ya por falta de material. En America afeitan en decubi-to, tipica gentuza plut6crata perezosa.

Las conversaciones son las de gentes simpaticas, inofensi-vas, de los que nadie sospecha lo que le amenaza a el y a su patria. BadogIio es un traidor, el rey es un miserable raqulti-camente acortado. Por el contrario, se encontr6 en un tumulo de Holstein una gorra de fiesta germana que ponia de mani-fiesto el arte de los gorreros de nuestros antepasados, suma-mente desarroUado hace tres mil quinientos anos. Los griegos eran tambien arios. El principe Eugenio sobrevivi6 su gloria, lo que hizo al final en Francia no fue muy extraordinario. El que Ueva Ia daga de ultima moda pertenece al semimundo; la cabaUerfa Ueva todavia el sabIe largo, [cabaUeria!, ahora todo es escuadr6n de ciclistas; jefe de escuadr6n, esto era antes, ahora es jefe de cicUstas.

Toda esta gente, por muy de marcial que se las de, piensa en el fondo s6lo c6mo pueden Uevar un plato de setas a su mujer cuando vayan de permiso, si el hijo sigue las clases en el colegio, y que no vayan a parar a la caUe como en 1918, caso de que, esta es la expresi6n que cae a veces y que se permite, caso de que la cosa <<salga mal>>. Casi todos son ofi-ciales del antiguo ejercito, alrededor de los cincuenta anos de edad, participantes de la guerra mundial. En el interin fueron representantes de casas de cigarrillos o papel, funcionarios agri-colas, caballerizos de sociedades hipicas, todos se han matado trabajando. Ahora son comandantes. Ninguno habla un idioma extranjero, ni vio un pafs extranjero fuera de las guerras. S61o el companero reaI e imperial, siempre despierto y sospechoso de no ser tomado en serio, tiene algo mas de horizonte, segura-mente a causa de las relaciones con el Adriatico y los Balcanes de h antigua Austria. Por la noche Ieen el Skowronnek, y discuten sobre el: *Interessant gehalten>> (contenido interesan-

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l:e). Aunque no pueda descubrir un gran mundo espicituol, lt> tento penetrar con atenci6n en mi alrededor. A quien no ocu* paba constantemente la cuesti6n de c6mo habfa sido posible y Jo era hoy todavia que Alemania siguiera sin vacilar n C8(:c IIamado gobierno, a esta media docena de pendencieros quc clevanaban peri6dicamente desde hada diez anos la misma char-.lntaneria en las mismas salas, ante los mismos auditores quc voceaban, a estos seis payasos que creian que eUos solos lo sflbfan mejor que los siglos anteriores a eUos y que la raz6n del mundo restante. Jugadores que con un sistema sucio ha-bian ido a Monte, para hacer volar la banca, engafiabobos, tan tontos para suponer que los compafieros de juego no notaxian sus cartas falsas, payasos de bataUa de sal6n, heroes de patas de sUla. No era el sueno de los Staufer que querfa reunir el norte y el sur, ni la idea colonizadora en si s61ida de los Ca-baUeros del Habito que iban al este, era el escombro de la crfa y de la forma, el encanto primario de la Uuvia que cele-braba el humo nocturno de la antorcha delante de los feretros i:equisados de Enrique el Le6n.

Esto era el gobierno claramente perceptible y ahora es el quinto ano de guerra, oscuro, con derrotas y errores de calcu-lo, continentes evacuados, acorazados torpedeados, miUones de muertos, ciudades gigantescas bombardeadas, y, sin embargo, 1a masa sigue escuchando la charlataneria de los jefes y la cree. Esto no da lugar a engano. Por lo menos los que se haUan fuera de las ciudades bombardeadas creen firmemente en armas nuevas, aparatos misteriosos de revancha, contragolpes infaH-bles que eran inminentes. Alto y bajo, general y soldado de cocina. Una totalidad mistica de tontos, una colectividad pre-I6gica de debiIes de experiencia, algo muy germano, sin duda alguna, y s61o expIicabIe centralmente en este sentido etnol6-gico. Quiza se nos impongan dos explicaciones etnol6gicas pe-rifericas, primero que las ciudades medianas y el campo en si notan hoy poco de la guerra, tienen de que* comer y se procu-ran lo demas, nunca han experimentado un bombardeo, en lo que se refiere al ambiente Goebbels suministra todo para el cstablo y la casa, y el tiempo seguia desempenando en el cam-

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|30 un papel mds importante que la asociaci6n de ideas. Se-; gi.indo, lns pdrdidas familiares se soportan mucho tn&s facU-nicnte de lo que la naci6n quiere reconocer. Los muertos mue-r rcn rsSpidamente y cuantos mas mueren, mas pronto son olvi-' -> dados. Entre padre e hijo existen ademas, en principio, tantas nntipatfas como su contrario, son mantenidos en tensi6n por e1 odio asi como por el amor. Sf, los hijos caidos pueden ser utiles en el porvenir, traen rebajas de contribuci6n, dan im-portancia a la vejez. Serfa bueno y educativo ensenar esto a la juventud, pensarfa lo suyo cuando se Ie hable mas tarde de la inmortalidad de los heroes y de los supervivientes.

Se pudieron comprobar los siguientes detalles: En el quinto ano de guerra el ejercito es sostenido por dos rangos, los te-nientes y los mariscales de campo, todo lo demas es detaUe. Los tenientes provenientes de la Juventud Hitleriana, por lo tanto con una formaci6n cuya esencia era la eUminaci6n siste-matica del contenido de vida ideol6gico y moral del libro y de la acci6n y su sustitucl6n por principes godos, punales y para los ejercicios de marcha un mont6n de heno para pernoctar. Apartados de padres quizas aun cultos, formados en el senti-do antiguo, de educadores, de sacerdotes, de cfrculos humanfs-ticos, en pocas palabras, de representantes de la cultura de cualquier fndole y esto ya en Ia paz: conscientes, con una fina-Udad bien pensada, se hicieron cargo> tan bien equipados, de la destrucci6n del continente como misi6n aria. S61o una pa-labra sobre los mariscales de campo: se desconoce en general que percibari toda la vida su sueldo de mariscaI y esto sin des-cuento de impuestos, ademas siempre un oficial del Estado Mayor como ayudante y, al retirarse del servicio activo, recibe una finca rustica o un terreno bien proporcionado en el Grii-newald. Ya que el designador de mariscales en huestro estado constitucional es tambien el revocador de mariscales, y que en uItima funci6n salpiea su akededor con revocaciones de tftulos, condecoraciones y derechos de previsidn social y posi-tivamente con garantfas de estirpe, los mariscales estan justifi-cados como buenos padres de famiBa, nadie los habra tenido nsf como asf por demonios.

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Si se medita sobre esta guerra y la paz anterior, no se puede omitir una cosa: el terrible vacxo existencial del hombre nIeman actual, al que no se le dej6 nada de Io queUena eI espacio interior en otros pueblos: contenidos decentes, nacio-nnles, interes publico, critica, vida social, impresiones colonia-.les, verdaderos hechos tradicionaIes, aqui s6lo habia vacio con charlatanerfa hist6rica, cultura refrenada, falsificaciones politi-cas impertinentes del gobierno y deporte barato. Pero el Uevar un uniforme que atraiga las miradas sobre uno, recibir partes, iaclinarse sobte mapas, trotar por los dormitorios de la tropa y pot plazas anchas con eI sequito, disponer, revistar, hablar ampuIosamente (<<s61o mando una vez>>, se trata de la limpieza de las letrinas), esto crea la idea de plenitud de espacio, de expansi6n individual, de repercusidn impersonal, en pocas pa-labras, ese complejo que necesita el hombre medio. El arte prohibido, los peri6dicos exterminados, opini6n propia contes-tada con un riro en la nuca, para utilizar medidas humanas y morales para el reIleno del espacio, como lo hacian los pue­blos civilizados, no existfan ya las condiciones previas en el Tercer Reich. Aquf dominaba la simulaci6n del espacio: en los pasos de puentes de pont6n, poco antes de voladuras, ante los anteojos de punteria, la individualidad se sentia como una catastrofe c6mica inmediata.

En eI Estado Mayor del ejercito hay una secci6n de prensa que dirige la <<direcci6n de la defensa espiritual*. En cabeza se halIaba, naturalmente, un generaI. CoIaboradores eran nu-merosos escritores de Ia epoca del sistema y de los nazis. Segui su producci6n atentamente, estas <<comunicaciones a la tropa>>, <<comunicaciones para el cuerpo de oficiaIes>>, *propuestas para fines de ensenanza*, <<directrices para el coloquio de la com-pania>>, etc... Por Io demas todo esto aparece publicamehte. Vista en conjunto esta secci6n es una filial del Ministerio de Goebbels, especializada en expresiones miUtares fuertes: ca-naIIa, gallina, cerdo, don Mierda, esto es el ingrediente propio espirituaI y se refiere a aquelIos que pueden pensar algo dife-rente. Por lo tanto surgen ahf regularmente los <<pueblos j6ve-nes>> que merecen Ia victoria. <<jPuebIos j6venes!>> Ihcluso el

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Estnclo Mayor habia oido hablar ya de Cesar que fue asesi-jittdo cn el ano 44 antes de Cristo, bajo su mando este pueblo jovcn era entonces ya muy fuerte. Aunque todos los pueblos no tengan la misma edad, el ruso actual s61o tiene, de todas lns maneras, veintisiete anos y tiene que vencer especiaknente, por lo tanto, por este motivo, de acuerdo con la hip6tesis nazi. Los japoneses saBeron de la leyenda 660 anos antes de Cristo, son archiviejos, su reUgi6n actual dominarite Shinto se pierde en la lejania mitica. Los EE. UU. tienen su origen, de todos modos, racial y estatalmente en el siglo diecisiete, en la epoca, poi lo tanto, en que en Italia se extingufa el alto barroco y Leibniz desarroIlaba ya una filosofia de la historia en Alema-nia. Por lo tanto, una pura charlatanerfa esto de los pueblos j6venes, calculada para la desaparici6n de la cultura alemana cultivada por el estado. Esta direcci6n de defensa espiritual se denomina a si misma de <<arte real>> que <<se dirige a los va-lores de caracter mas nobles y orgullosos en el aleman>>, el saludo oficial ya tenia que ser <<el homenaje a la idea de la Alemania armada>>, etc... Otros temas son: <<ja la victoria de las armas sigue la victoria de las cunas!>>, <<las leyes de Niiren-berg no son s61o una protecci6n de la sangre aIemana, sino del honor aleman>>; ademas el <<peligro mortal>> en el que nos ha-Uabamos y la <<acci6n salvadora del Fuhrer a ultima hora>>. Esta direcci6n de defensa espiritual solo capacita al soldado para romper el <<terror espiritual>> de los enemigos, incluso cuando le hacen prisionero. Naturalmente se tiene que exter-minar la prensa de rev61ver judio-bolchevique; sobre todo (en diciembre de 1943) se ha de explicar a los soIdados (tan sen-cilla y plasticamente como sea posible) <<que StaIin ha sufrido un reves poUtico en los ultimos diez anos>>. Ademas se dirige csp^:itualmente: ItaUa: traidora, proceder vefgonzoso, canalla; los rusos: reuni6n de la venganza, sadismo perverso, humos de odio de la estepa; los americanos roban relojes, monederos, plumas estilograficas a los heridos. Stalin, el lagarto, el ladr6n de bancos de Tiflis; Roos*evelt, jefe de gansters que mete a Ecuador y Bolivia en la guerra con <<seis tiros>>; Churchill, be-bedor de whisky que abandon6 ya de joven a una honorable

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niuchacha de la burguesfa inglesa para captar a una plut6ciata <imcricana. No admitir, de ninguna manera, Ia suavidad: de-nunciar a Ios contadores de chistes, incluso hacer detener en HCguida a Jas companeras de mesa; jradioescucha, marrano, un l:lro en la nuca!

Existe, sin embaigo, una manera suave, esta opera con Molderlin y RiUce. Es sumamente interesante obsetvar cuan frecuentemente se ha utiHzado a estos dos liricos en toda la ptopaganda de los ultimos anos. <<Para ti, querida, no ha caido ninguno de mas>>, es la cita mas utilizada del uno, ademas alu-siones a revoIuciones deseadas: <<aqui tambien hay dioses>>. Mientras que respecto a Riike la introducci6n de un corneta en el c1rcul0 de los pobres, de los frailes y de las princesas blancas hace aparecer en una luz favorable lo suave y piadoso del resto de la obra. Ofmos: en la Revista de la Marina de noviembre de 1943 (Editorial Mittler & Sohn, director,natu-ralmente un aImirante) que recorre aqui eI bloque, trata un profesor de derecho internaeional y can6nico de una universi-dad bavara, cuestiones de la guerra navaI (^uu canonista?) y esto <<miIitar, econ6micaj poHtica, espiritual y moraImente>>. Referente a lo primero: <<Como provecho continuo se nos tie-ne que garantizar para todos los tiempos la posibiIidad de un acceso hbre al Atlantico y con eUo la garantfa de una vida cultural y econ6mica floreciente para nosotros asf como para Europa>>. Nosacordamos aqul de las palabras de H6lderiin: <<Pues empieza la riqueza en eI mar*. Referente a lo ultimo: <<La nueva doctrina es vida vivida. Interesara al uno o al otro que antes que la ciencia un artista haya proyectado ya las nuevas visiones a su manera. Rainer Marfa Rilke en sus Ele-gias de Duino*. En esta observaci6n la muletiUa <<a su ma­nera* es interesante, es decir, naturabiente, tan bien como puede hacerlo un artista, la ciencia lo puede hacer mejor. So-bre <<la vida vivida>> como nueva doctxina, ninguna paIabra en este Iugar. Por el contrario, las EIegias de Duino se pue-den considerar seguramente desde muchos lados, son tan mul-tiples, pero el interpretarlas en cuaIquier sentido tan sokpa-do militarmente, las coloca bajo una luz equivocada. La refe-

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cencia a ftilke no es pues mas que un puro engano para la inteligencia aIemana, que se ha vuelto poco a poco imbecil, como opina con raz6n el profesor.

E1 otofio, alrededor de los bloques, era peUgrosamente seco como en todo el Reich, los campos estan comidos por Ias ratas, Ia cosecha de patatas es catastr6fica, las remolachas contienen poco azuear. La perdida de las zonas del Este re-presenta para la aIimentaci6n la falta de dos meses de pan, un mes de grasa, un mes de carne. Se reducen las raciones. Ya no hay botas altas, hay escasez de cuero; no hay ni miem-bros artificiales para los mutilados, el material se ha agotado. Ya no hay cordones para los zapatos ni dentaduras postizas, ni vendas de gasa ni orinales, faltan medicos, divisiones ente-ras salen al frente sin ningun cirujano, la poblacion civil con veinticinco mil habitantes depende en parte de una doctora y esta no tiene gasoHna. Pero el Fuhrer concede galones, deter-mina la anchura de las cintas de las coronas para los entierros miIitares, prohibe a los soldados casarse con extranjeras, tam-bien con las escandinavas: <<la mas noble mujer n6rdica>> es <<cultivo raciaI* comparada con los alemanes de la Gran Ale-mania. La putrefacci6n sale de todos los poros, pero la pro-paganda funciona a toda marcha. Abrimos las revistas: Nera y Selera, los <<gnomos de Mostar>> son tan felices de poder trabajar, por fin, en la gran Organizaci6n Todt: Goebbels sonrfe con su dentadura blanca a los heridos, Goring viene de Papa NoeI, el cuento de hadas nos ensimisma. Un dia de no-viembre tengo que ir oficiaLnente a Berlin. Es la epoca en que se cuenta el viajar entre los esfuerzos deportivos mas du-ros. Ya no existe un servicio regular de trenes. A las dos de la noche para un tren extrano en mi estaci6n de saMda: ocho coches-cama, cuatro vagones de 1.* y 2.* clase, casi vacios, atras un vag6n con un destacamento antiaereo. Subo. Un mili-tante de la SS me saca en seguida, No lo entiendo. Notifica que es el tren del cuartel generaI del Fuhrer, s61o para se-nores de los mas altos rangos. Comprendo, podria estar en mi cartera una bomba de mano. Subo aI pr6ximo tren, es decir, me encajo en un water de 3." clase, yo con uniforme de coro-

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nel entre los trabajadoresdel,Este. El retrete,esta' abierto, ks mujeres y Ios ninos tienen que servirse de el, no se pucdc cerrar la puerta, es imposible moverse, estonomolesta a na-die. Tengo que hacer trasboitdo. En el proximo tren voy a pu-rar a un compartimiento de 2.* clase, en el cual tengo quc estar de pie. Tres j6venes gamberros con uniforme del parti-do, muchachos fuertes, se repanchingan en los asientos aco.l-chados. Mujeres de pelo blanco, mujeres con ninos estin. de pie conmigo en el pasiIlo. La <<raza de senores>> saca una Da­t e ^ de cofiac y ademas unos cuantos paquetes de cigarriuos (la comunidad del pueblo recibfa un cigarrillo al d i a y nada de conac) y se fortalece durante tres horas hasta Berlin para las futuras tareas del partido (<<movimiento de restablecimien-to*). El mismo dia figuraba en todos los peri6dicos un artfcu-lo indicando que los portadores de la venera (Ritterkreuztra-ger) y los caidos procedian en un porcentaje mucho mas alto de las filas del Partido que del pueblo restante. Que no exis-tian cargos algunos de <<reclamados>>. Se hallaba la frase: <<La imagen 6ptica contraria, que se ofrece a veces, es manifiesta-mente enganosa>>. Aparentemente estos tres companeros de viaje pertenecian a esta imagen 6ptica.

Desde el bloque II se extiende la niebla y el <<Niflheim>> (imperio nebuloso y frio de la leyenda n6rdica) de la mito-logia germana: vaho eterno y vapores y la necesidad de pieles de oso, de los <<antiguos grandiosos germanos>>, como acaban de ser denominados en la radio; Taine habrfa derivado de aqui geoffsicamente la extraneza nacional primaria frente a la daridad y la forma, se puede decir tambien frente a la hon-radez. En diciembre de 1943, por lo tanto en un tiempp en que los iusos nos habian empujado ante sx mil quinientos kil6metros y que habian perforado nuestro frente docenasde veces, dice un teniente primero, pequeno como un eoIibrf y manso como un conejo, al mediodia en la mesa: <<Lo princi-pal, que los cerdos no rompan el frente>>. Romper el frente, cnvolver, hmpiar, estrategia m6vil, jque fuerzas tienen estas palabras!, positivamente para asombrar y negativamente para velar los hechos. Stalingrado: un tragico accidente; laderrota

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do los submni'inos: un pequeno descubrimiento t^cnico ca-flunl dc los ingleses; el que Montgomery persiguiese a Rommel ci.ml:ro miI. kiI6metros, desde El Alamein hastaNapoles: trai-cl6n c!e k pandiUa de Badoglio. En la misma epoca un alto cai'go del Partido tiene un asunto en el departamento yapa-recc a la mesa. Mi coronel, de la vieja escuela, soldado de cabaUerfa, cabaUero hospitalario, que corre carreras de obstacu-los con mon6cuIo y que va a dormir con 6l, cambia este por una gafas de cuerno negro para no herir el sentimiento de co-munidad del pueblo en este cacique del Partido, y no poner en peligro su propio futuro (<<intr6pido y fiel>> *Semper tahs>>: lema del casco de la antigua guardia prusiana).

Tengo tiempo para leer. La casualidad me pone un libro frances entre Ias manos sobre la estancia de Bernini en Parfs en 1665, donde debia proyectar la nueva construcci6n del Louvre. jEste siglo diecisiete! jEstos romanos! Bernini cuen-ta: Arqufmedes dice al rey que le queria recompensar por la quema de los barcos: <<Dad vuestro dinero a los dioses, por-que han regalado la circunferencia a los hombres y el compas para trazarla>>. Ademas dijo: *Tales obras monumentales se han de componer primero en masas, todas "macchie", como si se quisieran recortar figuras sin una idea de imagen unifor-me, repartidas en diferentes grupos, para colocar la composi-ci6n en equiIibrio. Luego se rellenan los intersticios cuidadosa-mente con figuras de relleno y se desciende hasta el detalle. Este es el unico camino de construir una composici6n grande y meditada. De otra manera no se consigue porque si no el detaUe se impone y con eUo justamente lo que menos impor-tancia tiene>>. jPor lo tanto esta permltido emplear eI cerebro! fistos son apaciguamientos que emergen de leyes mucho tiem­po en vigor, las mas decisivas, hasta donde abarca nuestra mirada.

Y entre tanto se aproxiraaba la fiesta de Navidad. Hay cien gramos de sakhicha ahumada para extender como racio-namiento especiaI, y para la raci6n semanaI de carne veinti-cinco por ciento de polvo para rebozar. Ademas el que quiere desistir de treinta gramos de margarina y cien gramos de azu-

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car puede encargar un pastel de Navidad. Me inscribo en Ia lista. Las canciones de Navidad estan prohibidas, se desean oficiaknente consideraciones sobre el solsticio hiemal, acen-tuando la renovaci6n de Ia luz del regazo de la Madre Natu-raleza, los comandantes tienen que proceder en consecucncia. No se puede notar de momento nada de renovaci6n. Estoy en la ventana de la habitaci6n 66, el patio del cuartel estd en una Iuz gtis, un gris de las alas de las gaviotas que se sumergian en todos los mares. La fiesta ha Uegado. Por la manana hubo un gran ataque sobre Berlfn; uno se pregunta si el piso esta todavia en pie, y lo que ha quedado de los po-cos conocidos que viven todavia alli. Luego es de noche, traen el rancho. Pregunto al ordenanza c6mo sigue su asma, es sordo, la comprensi6n tropieza con dificultades. Sigo mirando la plaza y mas alla, a la hondanada, la estepa, el Este, todo tan cerca, todo tan presente, todas estas multitudes espanto-sas de generaciones que no consiguieron ninguna claridad so­bre si mismas. Y luego cae Ia Noche Buena del ano 1943.

Pronto, despues de Navidad, lleg6 Ia orden de evacuat los bloques, tropas que retrocedfan del Este debian ocuparlos, proseguimos la marcha, y yo con eUos. Activo, pasivo, el piojo en la piel, el lobo en Ia piel de oveja, el macho cabrio como protector de perros y vainas: ir, ^elIos actuan con nosotros? Que concepto mas exagerado: jactuar! Estar coaccionado y tener que percibir subsidios, puede ser actuar, pero el querer actuar y pensar uniformemente, ;que idea mas provinciana! Imaginese que un fisico quisiera expresar en la vida sus caIcu-los, el ejercicio de su profesi6n, armonizarlos con la vida, *realizar>>, o Bachofen su teoria del reino matriarcal o Bbcklin su isla de los muertos, jque c6mico! Cuando uno vive casual-mente obhgado por los acontecimientos de la epoca, dentro del mundo hist6rico, por lo tanto entre tiradores y especu-ladores, cazadores de nutrias y Iadrones de liebres, ^esto le daria motivo para salirse de si mismo y expresar opiniones decididamente?

<[Existe una idea de la humanidad? Hubo, ciertamente, 6po-cas en que existia una en la conciencia de todos. Mas hoy dfa

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los opiniones pertenecen a la constituci6n como los ataques de migrana, un mal hereditario. Podria tener uno las opinio­nes de un profeta y por esto no necesitarfa donar una bandera verde ni ir a la alta montafia con el aguila y la culebra. E1 que las ideas profeticas no cambian, mejoran ni centran a los hombres, ha mostrado el fracaso de Dionisio el menor, la bestia rubia se desfog6. Opiniones s61o paraponer en marcha el movimiento peristaltico del mundo, como medio de desU-zamiento, {qae hombre profundo se destacaria hoy por esto pubIicamente? El mundo hist6rico, crecido descaradamente y pronto devorado de la mano, en las gradas estan sentados los gordos con sus langostas y favoritos y delante de los asesinos los violines tocan musica rapida, en la oscuridad, sin embar-go, pasan las victimas an6nimas y se ocultan, los que se han ahogado en eUa, no, aqui no hay nada para destacarse ni nada para combatir, ni con la honda ni con la gran trompeta, [de-jadlos ir tranquilamente con su carro de trilla encima del camino!

Lo que vive es aIgo diferente de lo que piensa, esto es un hecho fundamental de nuestra existencia y tenemos que resignarnos. Es posible que fuera una vez diferente;'es posi-ble que en un futuro imprevisible comience a briUar una uni6n siderea, hoy la raza vive de esta forma. Lo que pen-saba en mi se movia en un espacio propio: lo que vivia de mi me era complaciente dentro del ambiente que me habian atribuido, de buenos modales y sinceramente amigable. Lo que pensaba no tenia falsedad, no interrogaba a nadie, no pre-guntaba nada dentro de nadie, no se manifest6 de ninguna manera, era sosegado y lo podia ser, tan seguro estaba de tener raz6n y que posefa la verdad frente a todos los hechos de la vida dentro del cuartel poblado por nosotros en comun. <<E1 que cree no huye>>, grita Isaias. Es naturalmente facil de-cir que esta fe se tendria que dar a conocer; quien piensa asi, quien ve las cosas asi, como se han descrito anteriormente, tendria que intervenir para hacer la revoluci6n o hacerse fusi-Iar. No opino asf. No existe una demostraci6n general de es-tas cosas, s61o hay motiyos existenciales. En mi, estos moti-

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vos se hallan en mi incredulidad personal en un sighificado clel mundo hist6rico. No he logrado ser otra cosa que un tipo cxperimental que lleva contenidos aislados y complejos a fo.i:-mns cerradas, que s6lo puede entender el resuItado secundario comun entre la unidad de la yida y el espiritu: estatua, verso, forma capaz de ser legada, abordo Ia vida y termino una poe-sfa. Todo lo que, por lodemas, se refiere a la vida es dudoso c incierto; no experimentamos ya como afectiva una relaci6n con lo religioso, excusa decir de la relaci6n con lo Uamado nacional, s61o experimentamos como afectivo su disposiei6n en una obra estetica portadora de expresi6n. La tensi6n biol6gi-ca termina en arte. El arte, sin embargo, no posee fuerzas hist6ricas de partida, elimina el tiempo y la historia, su efecto va al gen, la masa hereditaria interna, la substancia, un largo camino interior. Lo entretenido y poIitico de algunas especia-.lidades, por ejemplo de la novela, engafia, la esencia del arte es uifinita reserva, destruyendo su nucleo, pero estrecha es su periferia, no toca muchas cosas, mas estas ardientemente' Los motivos existenciales no son causales, son constituciona-les, no obligan a nadle, s61o vaIen para quien se le demues-tran como hechos, quiza sean variantes mutativas, ensayos, que se acentuan o vuelven a desaparecer, o, como dijimos arriba: experimentos. No son transmisibles, ni tampoco controlables, se busca su legitimaci6n en la imposibilidad de suprimir el mundo de la expresi6n, ella, que no cesa de rodear tambien estos bloques, que vio incluso en estos bloques una necesidad especial para controlar sus propios fundamentos.

Los bloques rechazaran estas relaciones decididamente. Lo que habla asi, contestaran los bloques, es el pensamiento,, el pensamiento frio y esteril que amenaza la caHda vida natu-ral, el intelecto en caza furtiva, enemigo del impulso patri6ti-co, de la idea del imperio, de la acci6n de gracias por la cosecha y de Blanca Nieves y los Siete Enanos. ^No vimos justamente boy en el periddico una fotografia para los exigen-tes?, <<creaci6n artfstica en el frente>> con la firma: <<E1 jefe de la flota da su opini6n al oficial de asesoramiento sobre la fotografia *'viaje hacia el enemigo">>, <[por lo tanto? jS.f, cl

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jefe de la flota! Seguramente un abnirante y la tormenta fus-tiga a la ola y la lancha o el vapor de carga y el minador o el destructor cabecean o echan humo, ni tampoco escasea la espuma, viaje hacia el enemigo, viaje hacia el amigo, toda esta' locura de victoria hist6rica humillante, si. El pensamiento que defiendo es frente a esto lo despiadado, sin preguntar a d6nde conduce, este es mi viaje hacia el enemigo, el viaje hacia el amigo es mi humanidad primaria, jtodo lo demas es crimen!

Ahora bien, ya le ha venido, ciertamente al mismo pen­samiento, el pensamiento de que vino un algo a este mundo, para redimir lo absoluto, el amor, y que el manso fue enviado para mover el pensamiento a inclinarse voluntariamente, como ya he dicho, pero: el amor, no la intransigencia; donde el amor y el pensamiento juegan uno en el otro y en contra del otro, estara" siempre el mundo supremo, por el cual el hombre lucha tambien en su afan de expresi6n. Mas esta ^poca de la tierra es el pensamiento, elabora la medida de las cosas, la expre-si6n, las facciones, la boca, con esto termina su mlsi6n te-rrenal.

Ciertamente que el amor debe de corresponder tambien a los criminales, pero no en cada instante. Rodja lo mereci6, cuando cogi6 a Sonja consigo y sufri6, Rodja Raskolnikow que fue el primero en atreverse a todo, a escupir a todos a la cara, a apoderarse de todo el poder, que tambien se atre-vi6 al crimen, le correspondfa, cuando Sonja dijo: ven en se-guida conmigo, parate en el cruce, besa la tierra que has man-chado, delante de la cual has pecado, indinate despues ante todo el mundo y di a todos en voz alta: yo soy el asesino. ^Quieres? ^Vienes conmigo? Y este se fue.

Y luego vino el final en el Este. Si se iba a ver aI co-mandante de la ciudad el 27-l-45 y si preguntaba lo que te-niamos que hacer con nuestras cosas que habiamos transpor-tado penosamente de BerIui hacia aqui, cuando vinieran los rusos, el ayudante contestaba, un comandante de la S.S.: quien pregunta asi sera Uevado al pared6n, los rusos no pasa-ran, posiblemente que aparezca un tanque de reconocimiento en la lejania, pero la ciudad se mantendra y quien haga vol-

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vei', por ejemplo, a su mujer a BefKn, sera fusilado .igualmen-l.0, La noche siguiente hubo alarma a las cinco, canoneo y COn:imos a pie a casa con una carpeta en la tormenta de nicve, (l clicz grados, en las calzadas heladas, embotelladas por inter-l)llntibles filas de tractores con sus carros entoldados, de los Giinles cafan ninos muertos. En Kilstrin nos expidieron cn un vog6n de ganado abierto que nos Uev6 los sesenta kil6me-.lTOS que distaban hasta BerLfn en doce horas, bajo las salvos clc la aviaci6n, a la estaci6n del Zoo. Asi transcurri6 el fJnn.l f,le todo el Este, ciudad por ciudad. En el piso habia enton-ces personas extraiias, las habitaciones vacias, nos tapamos con mi abrigo de militar y papel de peri6dico, para despertar-nos cuando silbaban las sirenas. Asi se extingui6 la vida del bIoque, habitaci6n 66.

En este cuartel escribi: <<Roman des Phanotyp>> (Novela de fenotipo), muchas partes de <<AusdrucksweIt>> (Mundo de la cxpresi6n), entre ellas <<Pallas>> y de las <<Statische Gedichte>> (Poesfas estatkas), por ejemplo <<Ach das ferme Land>> (Oh, el pais lejano), <<September>> (Septiembre), <<Dann>> (Enton-ces), <<Statische Gedichte* (Poesias estaticas) y otras.

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V. LlTERARIO

a) La prosa absoluta

La <<Novela del Fenotipo>> [en mi Iibro <<Der Ptolomaer>> (El Ptolomeo), 1949] es tnuy incomptensible, especialmente porque la caHfico de novela. Una sucesi6n de series no rela-cionadas objetiva ni psicoIogicamente, cada capitulo provisto de titulo esta aislado. Si este trabajo ofrece un problema, es el problema de,la prosa absoluta. Una prosa fuera del espacio y del tiempo, construida en lo imaginario, en lo momentaneo, dispuesta en superficie, su contra es la psicologia y la evo-luci6n.

He dedicado mas de un estudio a este tema de la prosa absoluta en mis ensayos. Encontre las primeras huellas en Pas-cal, que habla de crear belleza mediante la distancia, ritmo y entonaci6n; <<mediante la repetici6n de vocal y consonante>>, <<el numero de osciIaciones de la beUeza>>, dice el y: <<perfec-ci6n mediante el orden de palabras>>. Despues esta situaci6n la hizo celebre Flaubert, a quien la vista de aIgunas columnas de la Acr6polis le hizo presentir <<lo que se podrfa lograr con la disposici6n de oraciones, palabras, vocablos de hermosura eterna>>, en realidad no creia que existe un extremo en el arte. Cito a Carl Einstein con su novela <<Beduquin>> (1912) y a Gide con <<Paludes>> de la literatura moderna. Pensaban, evidentemente, en algo parecido: es decir, en la posibilidad de palabras y frases ordenadas como arte por el arte en si.

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Consideremos ahora mi trabajo. La novela, rucgo quc tciv gan en cuenta la expresi6n siguiente, esta estructuradn cti jor-ma de naranja. Unanaranja consta de numerosos sectoi:C9, dc las diferentes partes de la fruta, de los gajos, todos jgunles, todos uno al lado deI otro, del mismo vaIor, un gajo contici'ie quizas alguna pepita mas, el otro menos, pero todos no ticrt-den a la lejania, al espacio, tienden hacia el centro, hacia ln blanc'a rafz dura que quitamos al deshacer la fruta. Esta .ra(/. dura es el fenotipo, el existencial, nada como eI, s<5lo ^1, no hay otra conexi6n de las partes.

Por lo tanto el existencial esta aqui, en nuestto caso en un cuartel, va viviendo, va pensando, se desdobla en pensa-mientos y en observaciones interiores, se reconcentra, sin cm-bargo, al mismo tiempo, para realizar intentos de expresi6n, acciones creadoras. Hojea una obra de una editorial de at|:e: <<La hermosura del cuerpo femenino>>, magnificos cuadros de todas las epocas de la pintura, que abundancia indescriptible de exteriores, movimientos, vestiduras, acompanantes, mitos, sucesos, hechos de dioses. He aqu't los detalles: jPalomas, pe-rros, barcas, conchas, cisnes! Aqui el ojo realmente s61o tiene que leer. Encontrar palabras para ello, frases aduladoras de acuerdo con Ia beileza de los acontecimientos y de las absor-ciones. Le sobreviene una embriaguez, ya el abarcar sumario con la vista, el bojear produce a veces un ligero extasis, asi comienza. Mundos en la corriente y mundos en arrebato, >al mismo tiempo de Ia realidad como de la sublimaci6n. Y siem-pre, de nuevo, detalles que se tendrian que buscar penosa-mente, anotar, que quiza no se encontrarian nunca. Y ahora comienza el proceso quiza" de media hora de duraci6n.

He aqui el pasaje: Ya el abarcar sumario con la vista, el hojear produce a

veces un ligero extasis. Venus, Ariadnas, Galateas se elevan de sus semilleros de vicios, bajo arcos, recogen frutos, velan su tristeza, dejan caer violetas, envian un sueho, Venus con Marte; Venus con Amor, extendida en el suelo, con un conejo blanco en la cadera, dos palomas, una clara y otra oscura, a los pies, delante de un paisaje que se pierde en la lejania.

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Procis seprecipita del soto, se cae de bruces, sobre ella Ce-falo con una larga oreja rasgada, el cazador creia oir el ruido del venado escondido, es el esposo y ahora el asesino por haber tirado la lanza de caza; las sandalias de ella estdn ata-das y punzonadas en forma de rosquilla, en ellas yace triste el hermoso perro oscuro.

Asi se elevan los mundos. Andr6medas, Atalanlas, dur-miendo y despertdndose, desnudas o bajo pieles, colgadas de perlas y jlores y delante de espejos. Opulentas, con las pier-nas apoyadas, a veces, junto a sus salvadores, cuyas corazas brillan. Mas la mayoria de ellas estdn solitarias, muy ocultas en si, no salen de la pdlida carne abovedada,- esperan, pero titubean ante todo rubor y ante todo placer. Muy reservada: Ceres con la corona de trigo, callada como la setnilla; y cam-pesina, una cosechera con azada, uvas, ramas de parra, sin es-tar borracha de ninguna manera, con la mirada muy ba)a, una mirada amarga e insatisfecha.

Galateas toman tierra con delfines, abandonan la gran concha, en parte ponen pie en la orilla solas, en parte con ninfas y centauros. Y siempre de nuevo las palomas, tambien las culebras, tambien las conchas y alli el pavo real y alli la barca, en todas las playas, en todas las pendientes, retrasarse y disiparse.

La experiencia inmediata retrocede. Arden las imdgenes su sueno inagotable y amparador. Seducen. La mirada cor-poral s6lo alcanza sobre la plaza hasta los castillos, mas la pena llega mas lejos, profundamente a la planicie, por enci-ma de los bosques, las colinas vacias, a la noche, lo imagina-rio, no volverd a casa, permanece alli, busca algo y luego tiene que despedirse bajo la luz de cielos quebrados, mas estas se­ducen, conducen lejos y conducen a casa.

Observese: al final se vuelve aI estado de animo del feno-tipo, el momentaneo, en este caso su melancolia propia es su estado de materia en esta hora, esto coincide con la ojeada a los cuadtos, fugaz el extasis, atias de la feJicidad y arias de la perdici6n, todo s61o momentos, cerca esta el fin, todas es­tas mujeres se fueron, su esplendor, su amot, sus caminos ar-

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fllcntes o que se incttnaban: Mas ahora se ha vivido, la cm-ljriuguez ha acabado, la obra esta terminada. <rSe puede expre-liair esto de otra manera? ;Yo digo que rio! <<La expericncin )nmediata retrocede. Arden las imdgenes, su sueno inagotnb1c y amparador>>. ^Por que son inagotables, por que atden? Por* que el fenotipo las puso en el orden de palabras, en frascs construidas arm6nicamente del proceso del absoluto, asi se elevan otra vez, las Venus y las Ariadnas y las GaIateas, y en elIas las pieles y las perlas y las palomas.

Para el eonjunto tengase otra vez en cuenta su forma de naran)a, estilo de naranja.

b) Doble vida.

Nuestro ciclo cultural comenz6 con figuras dobles: esfin-ges, centauros, dioses, cLnocefaIos y se encuentra con nosotros en una culminaci6n de doble vida: pensamos otra cosa de lo que somos o, como expresan los <<Tres hombres viejos>>: Vi-viamos algo diferentemente de lo que eramos, escribiamos algo diferente de lo que pensdbamos, pensdbamos algo diferente de lo que esperdbamos y lo que queda es algo diferente de lo que pretendiamos. La unidad de lapersonalidad es una cosa problematica. Figurense que el creadbrde.-la-teorfa de la rela-tividad tenga que expresar esta teorla en su vida privada, o que se tenga que notar jerogMficos en la mesa a un investiga-dor de sanscrito, o que su filosoffa tenga que impedir a un existenciaIista jugar a hockey, tambien es conocido el pescar a cana dfas enteros de polfticos muy activos. Vi en 1914 en la MetropoHtan Opera al pequeiio Caruso barrigudo que, como es sabido, no pasaba sus noches libres con mitos ni mis-terios, sino haciendo solitaxios, y oi su voz verdaderamente de Ariel y bonita como Ia de Ari6n, jtambten una discrepan-cia! O Rousseau, el aduanero, pega las etiquetas en las ma-letas en la barrera levadiza, de acuerdo con los estatutos, jy los domingos los bonitos cuadros de Iocura! En fin, el pensar y el ser, el arte y la figura del que lo hace, incluso el actuar

J,2;i.

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y la vida propia de los particulares son modos de ser com-pletarnente separados y me abstengo de decidir si en resumi-das cuentas pertenecen el uno al otro. / Soy, por lo tanto, duaHsta, antisint^tico o, para volver a citar a los <<Tres hombres viejos>>, me paro <<ante lo incom-patible>>, mi afan por la unidad se limita a Ja hoja que se haUa cada vez en mis manos para su elaboraci6n, j<<hoy y aqui>>,

^como se indiea en <<Pallas>>, su orden a Ulises.: iningunas ge-heralidades, ningunos viajes por mar, hoy y aqui vas a bus-car eI arco de Filoctetes! Hoy y aqui ningunas generalidades ni deseos sidereos, esto es un buen fundamento para una vida doble, y mi propia vida doble no me fue siempre solamente

-muy agradable, incluso la he cultivado conscientemenre toda mi vida. No se me hizo dificil, tenia el aspecto de un subofi-

,cial y mis libros s6lo eran conocidos siempre en un circu-Ib muy pequeno. Uno de mis jefes medicos, cuyo ayudante habia sido durante dos anos, me escribi6 pasado algun tiem-po, ko algunas veces su nombre en los peri6dicos, ^es usted verdaderamente? Hubiera tenido por completamente imposi-ble que uno conversase con usted de otra cosa que de esta-disticas de cancer o de deficiencias del peritoneo. Cuando era ya miembro de la Academia de Poetas estaba sentado una noche a la mesa en casa de un colega, habia algunos otros presentes, de repente se inclin6 una senora hacia mi con una sonrisa encantadora y dijo: <<jDoctor, oigo que Vd. monta tambien el Pegaso!>>. Me ruborice, si lo montaba, intentaba montarIo. Tambien mi sexagesimo cumpIeanos no me puso en la situaci6n violenta de tener que dar las gracias por ca-nastas de flores y telegramas, coml como siempre en Ia cocina con mi criada y eUa me cont6 que el pUegue trasero no le sen-taba bien aun en su traje sastre y que se tenia que volver a descoser. Todavia tengo que hacer servicio de noche en el distrito donde me he aposentado. El servicio de noche signi-fica pasar desde las ocho de la noche hasta las siete de la manana en una barraca que se puede calentar mal. Llamadas telef6nicas, unas doce durante la noche, no hay letreros de calles, no se puede distinguir el numero de las casas, patios

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interiores, s6tanos, escombros sin iluminaf durante el bloquco, una vela en la mano izquierda, una jeringa de .inyecciones on ]a derecha, alli un anciano con un ataque al coraz6n, aqul una intoxicaci6n etilica de un camatero, un tumor cerebralin cx-tremis, un caso de tifus que tiene que ingresar en el hospi.tal, una mujer que sangta, si se quiere un coche para dar una vucl-ta por el gran distrito, lo tiene que pagar uno mismd, en po-cas palabras, ningun idUio lirico. Mas todo esto tiene que ser, es conforme y no quisiera echarIo de menos.

En este proceso hay algo que se tiene que evitar a todo trance, uno no debe delatarse. Pero hay tambi&i algo que odio sobre todo: el diletantismo, en un hombre no hay nin-guna excusa para el. Por esto siempre estuve al cotriente en la medicina. Como especialista soy competente en tres espe-cialidades: en patologia (fui director de un pequeno Lnstituto Patol6gico), luego en dermatologia y venerologia, y, en tercer lugar, como se desprende de este Iibro, tambi^n en, medicina de previsi6n social. He escrito trabajos cientificos en todas estas tres disciplinas, que fueron publicados en las revistas y en los libros correspondientes, a saber no son ademas folle-tines de ciencias filos6ficas, sino elaborados sobrios, estadis-ticos y casuisticos, una forma especial de camuflaje.

/ La doble vida en eI sentido te6rico sostenido y practicado por mi es un desdoblamiento consciente de la personaBdad, sistematico y tendencioso. Escuchemos el <<Ptolomeo>>, su ne-gocio es un Instituto de Belleza incluidas las varices, hada mas, pues:

Habia dirigido tambiin mi parle profesional en este sen­tido. Mi casa se llamaba. <<Lotos>>, una invocaci6n al sentido de la belleza, al mismo tiempo con recuerdo mitol6gico, lbt6-fagoSj el que comia de los frutos, no necesitaba olro pan, po-dia esperar y olvidar. Pero ademas mi Instituto significaba ya en si una actitud selectiva, una limitaci6n ideol6gica: cuidado del cuerpo incluidas las varices, bueno, llegaba hasta aqui, tampoco era aun una acci6n, pero la visi6n total, el cuidado de la totalidadj la unidad de la vida, la armonia, esto lo re-chazaba. Todos vivimos algo diferente de lo que somos. Alli

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como aqui fragmentos, reflejos: quien dice sintesis esta ya quebrantado. ;Ocasiones, esto era! En el ritmo del corte de cabello quincenal o en el ciclo del lavado de cabello mensual: emerger, s6lo estar presente en el acto y volver a sumergirse: este era el contenido ideol6gico de mi Instituto.

En este Instituto las acciones y los pensamientos estan meticulbsathente separados."Lavida y eI espfritu son dos cosas

vcompletamente diferentes, escuchemos, primero, lo que este propietario de instituto piensa <<de la vida>>, este concepto, con el cual se opera tanto, ante elcual todo se para, cruza las manos y pone el dedo sobre los labios. Dice:

La vida, esta escupidera, en la cual todos escupian, las vacas y los gusanos y las prostitutas, la vida, que todos se -comian basta los huesos, su ultima idiotez, su forma fisiol6-fica mas baja como digesti6n, como esperma, como reflejo, aderoas: la vida, aqui nos ballabamos junto al concepto funda-mental, ante el cual todo se paraba, el abismo, en el que se precipitaba todo ciegamente en su descuido de los valores, se encontraba junto y se callaba sobrecogido, ademas: La vida como ciudad de mulalos: masticar cana de azucar, ser deflo-rada a los diez afios y canc&n, hasta que los traseros se me-nean, en fin esta vida no le parecfa valer la pena de meterse en eUa de golpe, el negocio y las alucinaciones, asi separa claramente sus aspiraciones, esto es su motivo y de ahi pro-viene tambien siempre su critica constante de la <<historia>>, en la que, segun dicen, se realiza algo, una idea o algo pare-cido, lo que no hace, como todo el mundo puede observar. EUa se dedica a su geologfa, a su geologia de la vida, pero junto a eUa y detras de eUa se eIeva para el aquel mundo, del que dice que s6lo se vela Ugeramente con el espacio y el tiempo.

Hasta aqui su opini6n de: la vida. Ahora su proeedimiento ftente a este estado de cosas, su modo de comportamiento, su conducta de la figura:

El dar 6rdenes sobre fomentos, el dar consejos sobre una una arrancada, juzgar un peine, el recomendar el bdlsamo de abedul y el pensar cosas interiormente destruidas y destructo-

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rdS, esta paradoja la he desarrollado hasta la virtuosidad. Hoy, mkntras modelaba una cabeza larga con brillantina, majada do benjui, grasa de cerdo purificada y gardenias, me dcdicaba d mis versiones espirituales. Li-Hung-Tschang tenla gigantos colmillos careados que hacia ver en su risa, que causaba mie-do, un hombre alto con modales desenvueltos y joviales, esto era un punto cardinal, uno en el Extremo Orienle. T>icen que Iswolski era pequeno, sus pies estaban siempre metidos en zapatos de charol, los trajes, procedentes de Savile Row, tenian siempre una raya blanca en el cbaleco, aprieta la mano y mira a otro lado, un ligero perjume de violeta de Parma se desprende siempre de el. Luego Caruso: ha terminado el pri-mer acto, Gatti-Casazza, el director del Metropolitano le visi-ta, le besa serio y digno en ambas mejillas, cada noche. Caruso coge la redoma con agua salada que lleva en el bohillo, los roperos y criados estan a ambos lados de el, el uno le pasa un diminuto vaso de whisky, en seguida despues el otro un vasi-to de agua perlada, despues de lo cual se come un cuarto de manzana. ;Siempre fiebre de candilejas! El cold cream para el maquillaje es preparado para el solo por un farmaceutico for-mado especialmente por el y no debe contener glicerina. Asi da 6rdenes sobre fomentos, pero, al mismo tiempo, deja bro-tat su surtidor interior, alaba al balsamo de abedul, pero al momento hace de medio mundo funcionarios nazis.

Escuchemosle aun en otro pasaje: El negocio, el rascacielos, la metr6poli que bloquea los

lagos y los bosques: aqui habia fundado nti vida, aqui queria determinar mi fin con la disposici6n exacta de esparcir la mi-tad de mis cenizas en el viento de septiembre y de ocultar la otra mitad en una lata vacia de Nescafe". jVida sublimada, provocada, tensiones, extractos! Vermanecer en las cosas, re-conocerlas exactamente y luego hacer explotar y, en ciertos momentos, me parecia muy facil. Era un surtidor de cosas anotadas, de detalles estudiados, y luego las lanzaba. jEsto era la vida! jY aqui mismo, en la dureza del espacio, en medio de empleados y clientes se desarrollaban las cosas! En medio del mundo social, Dios mio, este mundo social, a quien sabla

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bacer juegos mdlabares y mascarillas se le escurria aun siempre por las mallas. Ponia crema y bacia masa)es, pero miraba a mi alrededor, sentia mis miradas, saturdba mis horas, siempre me modificaba. Vna senora de negro que quiere dirigir sus pasos al extranjero, pide el peinado rizado americano, ya ba';a el casco, bel est mon plaisir, las manos en el cuidado y en el vuelo de boda, pero el espiritu pisotea el abrevadero biol6-gico, asola lo rigido, se origina el ardor. jQue son las ense-nanzas, que es la historia, buenas palabras, arabescas, peque­nos torbellinos en el panta rbei! Pequenos cambios: Kublai traslada su capital de Karakorum a Pekin, chinizaci6n de los mongoles, victoria de los observatorios y de la cria de orugas sobre las tiendas de campana de caza de piel de pantera, /el abuelo Dscbingis-Kban se vuelca en la tumba, en su tumba en la hierba de Tartaria! Pequenos cambios: las sombras de la batalla de Plassey que libr6 Clive en 1757 y en la que se expuls6 definitivamente a los galos de Bengala, estas sombras que alcanzaban desde el paso de Khyber por la patria de la nieve hasta las junglas de Tigris del Sur, se disuelven en lo incierto y el gran rubi de la ultima corona imperial vuelve a Rangun, de donde procedia. Aqui una aventura lograda y alli una orden mal comprendida, patrullas, escuadrones, divisiones de fantasmas, generales, gobernadores, portadores de la Orden del Bano, dorados con el Toison, comodoros de Malta se in-clinan, saludan, caen a toutes les gloires y al final dos paisanos bajan una escalera lentamente, la gran escalera de un gran castillo, entran en el parque, se paran ante los macizos de beli6tropos y los criaderos de truchas, estan de pie y callan, son dos ingleses, aislados y cansados,

Kublai, Dschingis-Khan, aI final tambien dos ingleses aun, la bataUa de Plassey, el paso de Khyber, todo aqui mismo, en Ia dureza del espacio, en medio de empleados y clientes, aqui: ;se desarrollan las cosas! El pone crema y da masajes, pero su espiritu pisotea el abrevadero biol6gico, destroza lo rigido, se origina el ardor. El quiere decir que el espiritu y la vida son dos mundos completamente separados en mi, arre-glo a la senora, pero en mi se halla la fiesta de octubre, y

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me encuentro extraordinariamente bien, de todas las manci:as iniicho mejor que en perfodos anteriores de vida, cuando no posefa aun esta tecnica interior, en el sentido corriente de .1(i vida: sufrfa. iQue es en si sufrir? Tienes estancamientos, nbrc sus compuertas; no te gusta el tiempo: un r6tulo en tu mesa tle escribir, en grandes caraeteres: ;esto no es de otia ma-ncra! jPostura! jTe va bien, exteriormente te ganas tu dincro c interiormente das azucar a tu mono, mas no puede ser, 6slu cs la situaci6n, recon6cela, no pidas lo imposible! Conformarse, y mirar ocasionalmenle sobre el agua, dice el aI final, pero . esto tampoco es resignaci6n, es deslumbrado por su motivo dionisiaco: el negocio y las alucinaciones, esto lo Ueva a cabo; y finabnente comprueba con satisfacci6n: lleva una corbata no llamativa, el traje, sin embargo, de corte impecable, el exterior un noble, el interior un paria, bajo, tenaz, invulnera-ble y puede comer cudquier carne. Todo esto da siempre de nuevo por resultado su maxima principal: reconoce la situa-ci6n, es decir, acom6date a Ia situaci6n, camuflate, sobre todo ninguna clase de convicciones (es un reservado con las opinio-nes particulares frente a los clientes, al uno se le da la raz6n, al otro se le vuelve a contradecir), por lo demas soy de la partida en opiniones, conceptos del mundo, sintesis en todas las direcciones de la rosa nautica, cuando lo requieren asf los institutos y despachos, s61o: mantengase la cabeza libre, en ella tiene que baber siempre un bueco para las formas. Aqui se concentra lo real, se modela, asi se originan las formas. Las formas, s61o depende de esto, esto es su moraI. Lo que.s.on en realidad, tiene que quedar abierto, pero visiblemente es aIgo muy primario: ritmo, tensi6n, proceso, tampoco el Pto-lomeo conoce detaUes de ello. Mas esto no le tranquiHza de ninguna manera: todo es como sera y el final es bueno, asi concluye 6l. ;Dionisos, incluidas las vatices! jfista es la situa-ci6n en 1950, recon6cela! Hasta aqui sobre la vida doble.

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c) Estilo y degeneraci6n

Lo siguiente es un pasaje del <<Fenotipo>> sobre una cues-ti6n que ocupa probablemente a todos los que ttabajan este-tica, productiva y criticamente, la cuesti6n del cambio de es­tilo. Como es sabido fenotipo es un concepto de la teorfa de la herencia, establecido por el danes Johannsen. El fenotipo es el individuo de una epoca correspondiente que pone evi-dentemente de manifiesto los rasgos caracteristicos de esta epoca, que es identico a esta epoca, que la representa. Su concepto contrario es el genotipo, esto es la reuni6n de todas las posibUidades de la especie en el nucleo, es la latencia de todos los fenotipos que se han desarrollado o pueden desarro-Uarse segun la enteIequia de la especie en el curso de los tiempos. A1 lado del fenotipo van, naturalmente, a traves de todos los tiempos, los tipos efimeros genetales que no ponen de manifiesto Ia representaci6n interior de la epoca. El pasaje dice:

Donde quiera que el interior del fenotipo se busque una expresi6n estetica, el alrededor lo experimentard como dudo-so. Esta busqueda suya encierra muchos problemas, sobre todo el de la periferia. {D6nde se transforma el hombre, cudndo, de qui origenes y con que metodos?

Alrededor del aho 500 se presenta entre los griegos el di-bujo de perspectiva, mientras que los egipcios veian el cuerpo en vista recta de encima. En Giotto se verijic6 una transfor-maci6n similar de la vista, luego en Cezanne. Apenas se puede dudar de que los contemporaneos sintieron este proceso como degeneraci6n. Igualmente, cuando se transjorm6 el tronco d6-rico, algo intransigente en la columna corintia, se dijo, segu-ramente, algo de degeneraci6n. O en la dtsoluci6n de la hoja general antigua temprana en el acanto bizantino: siempre juz-gardn los contemporaneos, esto no corresponde a la realidad, va demasiado lejos.

Con esto nos hallamos ante el tema de la transformaci6n periferica, del roer y lamer de las olas en la playa, quedando

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oscuro lo que signijican las olas y la playa, pero )untas for-man el contorno de los continentes. Mas en esto existcn com-pensaciones y desviaciones, no todo roer deja una huella. In­cluso en Goetbe hay muchas frases y muchos versos, quc boy dia son aun oscuros y no son, de ninguna manera, fdciles de comprender, su contenido no puede ser vivido incluso por el mas adelantado, por lo tanto se ban sobrepasado, sin asimi-larlos, integrarlos, pero ipor eso carecen de sentido, son su-perfluos? De ninguna manera son un caprkbo, pertenecen al tema de la periferia, pertenecen al campo de la zona de trans-jormaci6n que no transcurre siempre en una direcci6n univoca, que no desemboca siempre en un desarrollo de formas y pro^ cedimientos de expresi6n de empleo general. Por lo demds, respecto a la naturaleza, su cardcter experimental, su creaci6n de formas, que luego se vuelven otra vez a abandonar, es ob-servada cada vez mas por la ciencia descriptiva.

El cuerpo humano permanece con una consecuencia sor-prendente dentro de este periodo cuaternario de la tierra, pero el espiritu se diferencia siempre en nuevas expresiones, erupcio-nes, nuevas salidas de si mismo, se tiene la impresi6n de que toda la capacidad de mutaci6n y variabilidad de la especie esta solamente activa en el. El resumen de la vida sigue sien-do: cazar y hacer fuego y en el fuego eso con las mu)eres, pero encima de ello se elev6 la expresi6n, el pensamiento, y dio a todo su iluminaci6n artificial, teji6 sus nieblas, quem6 len-tamente sus vapores, dej6 pasar algunos rayos superiores, pero para velarlos en seguida, y dej6 sin soluci6n hasta boy la cues-ti6n fundamental: jes el hombre un ser moral o un ser ric'o en pensamientos?, apenas puede ser las dos cosas al mismo tiempo y actualmente todo habla a favor de que es lo ultimo.

La ultitna frase del pasaje citado contiene otra vez una nueva problematica que, sin embargo, no voy a discutir, en este lugar. Solamente tengo empeno en introducir la <<zona de transforraaci6n>> como objeto de la reflexi6n. Zona de trans-formaci6n, comienzos expetimentales del espfritu, variaciones, al principio sin direcci6n claramente reconocible, tambi6n se puede decir: intranquilidad, irregularidades, incomodidades,

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nsf se fflueve la esfeta de formad6nde la especie humana. En algunas razas descansa durante siglos, China, los pueblos de Oceania, la India, en los pueblos del ciclo europeo descansan algunas generaciones, pero luego se produce otra vez la in-tranquilidad. jNuevos fenotipos!, y dirijo estas observaciones citadas, quiza demasiado senciUas, sobre todo a las generacio­nes mas j6venes. Cuando las generaciones mas j6venes actua-les ven venir sobre si la expresi6n de expresionismo, por ejem-plo, en articulos de peri6dicos, en seminarios o historias de Ia literatura, les sobreviene una aversi6n, un sentimiento de-sagradable, como si tuvieran que oponerse a una degenera-ci6n especiaImente monstruosa, a un embrolIo verbal y a una decadencia del caracter especiaImente seria. Esto es un error y quisiera enmendarlo. E1 expresionista no expresa nada de otra manera que los poetas de otras epocas y de otros m6to-dos de estilo: su relaci6n con la naturaleza, su amor, su tris-teza, sus pensamientos sobre Dios. E1 expresionismo no es ningun Ku-Klux-Klan, es algo absolutamente natural, en cuan-to el arte y el estilo sean cosas naturales y con la Umitaci6n de que Dios y la naturaleza se vuelven algo diferente para cada generaci6n. Todo lo demas perteneceria luego al campo del anaHsis estilfstico, si es que tuvieramos uno.

Tambien de esto me he preocupado ya ocasionalmente. En-tre otras cosas he pensado que nuestra erudici6n literaria, la Uamada historia de la literatura, no ha desarroUado nunca sus m&odos propios, como lo ha hecho la historia del arte por Wblffin, Pinder, Worringer y como lo realiz6 Taine para la Uteratura en Francia. No ha sabido crear ninguna etica funda-mental, no ha reaxizado operaciones de conceptos basicos, toma sus conceptos de discipIinas extranas: la fiIologia, la psico-logia, la moral, la poKtica, las ciencias hist6ricas, y de esta mezcolanza se forman luego juicios que se hailan muy cerca del diletantismo. Cuando cree poder comprobar <<conexos>> es ya mucha suerte, nota bene conexos tematicos y biograficos, apenas ventilan problemas estilisticos, linguisticos, t6cnico-lin-giiisticos, sintacticos y metaf6ricos. S61o conozco una obra de los uUimos decenios en la que se estudian y exponen los pro-

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cedimientos de expresi6n como formas esteticas a trav& de un largo perfodo, la obra de E. R. Curtius: *La Literatura Europea y la Edad Media Latina>>. Este libro muestra Ia zonn de permanencia genotfpica y k de transformaci6n fenotfpica para muchos aspectos estiIisticos y grados de expresi6n.

La zona de transformaci6n, el meditar sobre la clase dc movimiento de la existencia espiritual es educativo y amplla el horizonte. Hace indulgente con los que les esta impuesto trabajar en la periferia y preserva al espectador y crftico de la rigidez, arrastrandole en el proceso. Que la cita anterior sirva a esto.

d) Knut Hamsun: *En senderos recubiertos por la hierba>>.

Este kbro es encantador e insubstancial como muchos de sus libros, afables y al mismo tiempo cfnicos, no se puede to-mar ninguna de sus frases muy en serio, ni el mismo las toma evidentemente en serio. Me parece un viejo le6n que guifia el ojo despreciativamente al publico del zoo desde la reja, y cuando supone entre esta a un abogado o a un medico escupe en su direcci6n entre las barras.

*Pan>>, <<Mysterien* (misterios), *Hunger>> (hambre) nos conmovieron profundamente y nos arrancaron del cuerpq los ultimos restos de consideraci6n a los fen6menos de la civiUza-ci6n. Las novelas de su periodo medio, del gran perfc>do epi-co, como <<Ciudad Segelfoss>>, mostraban aun mas cIaramente su substancia y metodos: una abundancia aplastante de figuras humanas, pero tambien se podria decir de escarabajos y aca-ros en forma humana, las eleva un momento, las gira, las mira por delante y por detras y luego vuelve a ponerlas en el sueIo, tanto humanamente como con gigantesca indiferencia y sigue adelante. Si Thomas Mann lo llamd entonces <<el mas grande de los vivientes>>, asentimos sin Umitaci6n.

Luego sucedi6 algo politico, lo que fue en detalle no se puede averiguar del Ubro ni de los documentos en AIemanin, y ahora viene la gente y dice que todo este hombre es dcs-

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vergonzado y trae peIigros, y nosotros no queremos saberlo. No tiene en cuenta lo que hemos vivido poUticamente y que no queremos dejarnos robar, como nuestro contenido de la vida, eDtonces ya no tendriamos nada, nada para poner sobre el tapete y nada para seguir haelendo, ya no seriamos tan importantes como quisieramos ser y no tan trigkos como nos gustaria ser vistos, por lo tanto, fuera con eT

Esta actitud es interesante, pues conduce a un problema decisivo. Esta actitud Ueva a la gran separaci6n que va por el mundo occidental; por un lado el arte y todo lo que pertenece a este, y por el otro la vida de familia buena, calida y sin pausa, apoyada en p61izas de seguro, rentas, <<reinvidicaciones* hasta las postrimerias de la vida, garantizadas y bien tempe-radas por una especie de calentadores de cerveza: el Estado. Lo uUimo tambien un punro de vista que es pIausible y de-fendible, cuando se expresa consecuentemente, es decir, con honradez. Mas pregonar por una parte que queremos arte, pero por la otra queremos tambi^n vivir con desahogo, pues s61o quien vive con desahogo vive agradablemente, esto no es honrado y no se ha pensado a largo plazo. El arte es mas precioso que la suerte insignificante de cualquiera, y hacer arte esta, desde el punto de vista antropol6gico, m&s de acuer-do con la creaci6n que los reproches de aIgunos en contra, porque su vida privada no transcurri6 como lo esperaban.

Un arte exento de perturbaciones y orientado, no se ex-presaria, naturahnente, con tanta banaUdad; lo veIan mito-16gicamente y dicen despreciativos: Pan. Pero este Pan caUa, a lo sumo coge la flauta, sopla una nueva canci6h de junco, ni siquiera aguza las orejas y esto les enfada doblemente y aun mas. Ahora se invoca a Kant y a su sueno de Konigsberg y repentinamente esta k ley moral sin censura y sin crisis, sin embargo los grados de Iatitud y la geograHa y la transforma-ci6n de los ciclos culturales dejan abiertas ciertas cuestiones en este sentido. Luego viene <<k rueda de la historia>>, ha de girar el arte, pero tambien este ha de ser inmortal e indepen-diente de la moda y colectivo, ;que ninos! FinaImente: <dos jueces supremos de su pafs lo han condenado*, pero a estos

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Jucces supremos los hemos visto tambien en demasiados miiti-GCB. En pocas palabras: ;un caso escolar! Lo que no puedc vci: el hombre politico es la soledad, el ascetismo, el monncn-lo, el arte. Mas si la humanidad no lo tuviera, no existii;fn. Por el contrario puede estar privado, y lo ha estado ya rnu-chns veces, de ciertos adelantos civilizadores, como la vengan-'/A redunda en censura y el resentimiento personal en normn ci:(tica.

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VI. 1886

(Mi ano de nacimiento, ^que escribian entonces Ios pe-ri6dicos, c6mo andaban las cosas?)

Pascuas en fecha tardia, en el Elba florecia ya el sauco, en cambio a principios de diciembre una nevada tan inaudita que todo el servicio de trenes en Alemania del Norte y del Centro se paraliz6 durante semanas.

Paul Heyse publica una tragedia de un acto: Es la noche de boda, la joven descubre que su marido am6 a su madre una vez, todos muertos hace tiempo, sin embargo, de su tfa, que hacia de madre, tiene una redoma de morfina: <<no molestes el suave remedio>>, se desploma, trata de coger su mano. Teodoro (sombrio, dando un grito de horror): ;Lidia! jEsposa mia! jLlevame contigo! Tftulo: <<Entre el labio y el borde del calizw.

Inglaterra conquista Mandalay, abre al comercio mundial el ampHo valle del Irawadi; Madagascar viene a Francia;

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Rusia expulsa al prlncipeAlejandro de Bulgaria.

La uni6n ciclista alemana cuenta con qulnce mil socios. Gussfeld escala por primera vez eI MontHanc pot el Gran Mulet. Le Barsois de la perrera de Pechino en el gobierno de Tula, la deI pecho de banderas espedaImente bajas, los cazadores de lobos, aparecen en la exposici6n canina de Berlin, Asmodey obtiene la medaUa de oro.

Turgenjew en Baden-Baden visita diariamente a las hermanas Viardot, noches inolvidables, su canci6n predilecta, raras veces escuchada: <<cuando mis griUos cantan>> (Schubert), frecuentemente leen tambten Ekkehard de Scheffel.

Surge: el Pitecantropo, rudimentos de Java, los primeros grados. Se extingue: el pajarito de Hawai, llamado meIivoro, para los mantos de plumas reales una faja amariUa de pIum6n en cada ala.

Lucha contra las palabras extranjeras, Luna, Cefiro, Crisalida, mil ochenta y ocho palabras del Fausto han de ser traducidas al aIeman.

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Agitaci6n de los dependkntes de comercio por el cierre de las tiendas los domingos por la tarde, votos socialdem6cratas en las elecciones en BerHn: 68.535. El barrio del Zoo es Mberal. Singer hace su primer discurso de candidato. Decimotercera edicidn de la enciclopedia de Brockhaus.

Los peri6dicos deploran la representaci6n del <<Poder de las tiniebks>> de Tolstoi, por el contrario <<Una gota de veneno>> de Blumenthals esta segura de una larga resonancia de armonia: *Sobre la cabeza del conde AIbrecht Vahlberg, que ocupa una posici6n considerada en la sociedad de la capital,

flota una nube oscura>>. Zola, Ibsen, Hauptmann son desagradables, Salamb6 desacertada, Liszt cosmopoUta, y ahora viene la rubrica <<E1 lector tiene Ia palabra>>, quiere saber algo sobre calambres en Ia pantorriUa y eliminaei6n de cuerpos extranos.

1886, afio de nacimiento de ciertos expresionistas, ademas del director de orquesta Furtwangler, del companero de estudios Kokoschka, del mariscal de campo von W. (t),

duplicaci6n de capital en Schneider-Creuzot, Krupp-Stahl, Putiloff.

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V I I . FUTURO Y P*ESENTE

Vida de un intelectual, un intelectual, es ciertamente aI-guien, que es algo frio en lo humano, que ama paIabras cla-ras y para la defensa conceptos tan cortantes como el cu-chiUo del pan. Es, seguramente, aun un comienzo descompen-sado de un tipo sapiens para cuya forma posterior lo afectivo, lo humano y lo hist6rico ya no son problemas, ya que piensa en leyes deI orden y de la regulaci6n y sienta su misi6n en elIas. Siente y cumple bajo la egida de gtandes entretejimien-tos supranacionaks, relativamente justos, pero sin sentimenta-Hdad. Esto tiene que ir creciendo y espero que a Europa le toque entonces tambien.

El siglo pasado rebosaba de la idea y la palabra colectiva, los investigadores deI pasado ensenaban que lo mitico habia terminado; los soci6logos opinaban que lo social empezaba; no, lo popular, refunfuiia el Tercer Reich; lo activo, que Uena de deber, lo constructivo progresivo, transparentaba la ofi-cina oriental, ya no se sabia a d6nde ir con tanto colectivo, este sueno se ha acabado, coIectivo, era un pura iIusi6n, una fabula para llenar el vacio indecible de nuestra existencia de robot y era la explicaci6n de la incapacidad de practicar un concepto estatal moderno. Ahora bien, los estados se hundie-ron, las victorias y Ias derrotas trabajaron cogidas de la mano y los nuevos entretejimientos supranacionales no necesitaban ya esta construcci6n auxiIiar, estas vacian y enredan al indivi-duo en otras direcciones y lo llenan de otras necesidades.

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Son mas o menos, sin embargo, cuestiones del futuro y el futuro es importante para el viviente, como escribi muchas veces, su seriedad pertenece al presente, al ser que esta en el. Por esto echo otra vez una mirada a mis circulos, lo hare en aforismos.

1. Mi generaci6n conservaba aun ciertos residuos litera-rios de lo precedente a los cuales podfa referirse: el problema padre-hijo, la antigiiedad, la aventura, los viajes, lo social, la melancolia del fin de siecle, las cuestiones de matrimonio, los temas de amor, la actual no tiene nada en las manos, ninguna substancia ni estilo, ninguna formaci6n ni conocimiento, nin-gunos sentimientos ni ningunas aspiraciones formales, sobre todo ninguna base, transcurrira mucho tiempo hasta que vuel-va a encontrar algo.

Adici6n: ser confuso y no saber escribir no es aun surrea-lismo.

2. En reaUdad todo lo que mi generaci6n discutia, dis-cernia interiormente con el pensamiento se puede decir: su-fria, se puede decir tambien: trataba detalladamente, todo esto habfa sido ya expresado y agotado en Nietzsche, habia encontrado formuIaciones definitivas, todo lo demas era exe-gesis. Su modo de ser peligrosamente tormentoso, su dicci6n intranquila, su ptivarse de todo idilio y de toda base general, su establecimiento de la psicologia de la impulsi6n, de lo cons-titucional como motivo, de la psicologia como dialectica, <<co-nocimiento como afecto>>, todo el psicoanahsis, todo el exis-tencialismo, todo eso es su obra. Es, como se muestra cada vez con mas claridad, el gigante extenso de la epoca post-goethiana.

Adici6n: Despu& de Nietzsche, Spengler. No a causa de su suposici6n del hundimiento, sino por su establecimiento del concepto de la morfologia para los ciclos culturales, no era solamente un pensamiento interesante, sino uno que Uevaba mas lejos y ordenaba en el mundo hist6rico confuso.

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3. Se puede dudar y burlar de la ciencia, tambie^n dc 1a genetica y de la paleontologfa, mas las ciencias son cntalejo8, los ponemos ocasionalmente al ojo y entonces notatnos cstO: habia ante nosotros infinidades de escalonamientos y foi:mn-ciones humanas y extrahumanas, y figuras ante nosottos, fue> ra de nosotros y lejos de nosotros. E1 poquito de grado dc longitud, el poquito de clima, la vestimenta, la alimentaci6n de nuestro pequeno continente actual y nuestras vaIoraciones, nuestras disposiciones anfmicas, nuestras aspiraciones, nuestros ideales y nuestra filosoffa, ^que pasa con esto? Lo que echo en faIta es el trabajo sobre el caracter domestico de los axio-mas y la geografia de los aprioris, la disculpa climatica por tanto polvo.

4. La extraneza de la naturaleza. La naturaIeza es una cercania rara, si uno sale de su habitaci6n el aire comun tiene ya un caracter extrano. Un arbusto con flores en una caUe de la ciudad basta, u otra vez una mirada al cieIo, a un cielo gris contra el cual vuela un pajaro, ninguno delicado, un es-tornino y luego empieza la noche. Somos de ciudades gigan-tes en la city, s61o en eMa revolotean y se quejan las musas.

5. Al principio estaba la palabra. >Sorprendente y que a mf me cuesta mucbas reflexiones es el que esto estuviera al principio. Al principio, cuando dominaban el mundo el ani-mismo y el totemismo y el excavar cuevas y los animales y las mascaras magicas y las matracas al campo, los judios eran ciertamente muy viejos cuando dijeron esto y no sabian mu-cho. En efecto, en la palabra se reune la tierra, no hay nada mas traidor que la palabra. Siempre era enormemente interc-sante para s{ observar c6mo los sabios especialistas, tambi^n los profundos fiI6sofos se enfrentaban a la palabra Hbre, a ln que no pueden traer ni tiradas ni discursos ni estados de co-sas de la observaci6n exterior, hist6ricamente asegurados, nndn de comentarios, sino: figura. |C6mo operan ahi! jUn fracnso completo! Pequenos poetas buc6Iicos, griIlos, buas. Al prin­cipio, en el medio, y al final, esta la palabra.

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Adici6n: Hoy es efectivamente asf, no hay mas que dos transcendencias verbales: los teoremas matematicos y la paIa-bta como atte. Todo lo demas es lenguaje de negocios, un pe-dido de cerveza.

6. A cuantos buenos principiantes se vio hundirse rapida-mente. A1 principio gran vanguardista, tambten realmente aven-tajado y luego a los cuarenta hacen un andorreo con su fami-Ha por Andalucia y detaIlan las corridas de toros o con oca-si6n de un viaje de LIoyd descubren la introversi6n india. De acuerdo con mi observaci6n es una gloria demasiado temprana el dejarse fijar por la critica y los admiradores en el tipo de-terminado en que empezaron, esto los destroza. S61o el des-trozarse uno mismo, siempre de nuevo, el olvidarse y seguir andando, y pagar para eUo, vivir bajo cargas, el no dejarse implantar una ocasi6n para escribir, el crearse uno mismo el motivo de escribir, entonces, quizas entonces, cuando se ana-den muchas otras cosas de precipitaciones y de privaci6n de si mismo y el tener que abandonar, entonces, aI final, se han movido algo las columnas de Hercules, quiza algunas longitu-des de lombriz de tierra, quiza.

7. Una obra s61o nace en un espacio cerrado. Lq que Ia gente Uama dinamico, por lo cual se imaginan algo revolucio-nario, asaltador de fuertes, derribador de fronteras, pertenece a otros ambitos del ser, son condiciones previas, el arte es estatico. Su contenido es una compensaci6n entre la tradici6n y la originalidad, su procedimiento el equilibrio entre la masa y el punto de apoyo. Este hecho explica la cercania peculiar de todas las cosas de arte dentro de todo ciclo cultural desde la plastica egipcia temprana hasta los dibujos de Picasso, desde los himnos del Imperio Medio y los salmos hebreos hasta las poesias de Ezra Pound. Este hecho, sin embargo, separa el arte de todos los demas ambitos, esta tesis se destaca cada vez mas, esta tesis no puede destacarse bastante rigurosa-mente para recoger lo siguiente.

Lo siguiente se origin6 en una entrevista con un senor de

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la radio y un sefior de la prensa. Ambos me preguntnton lo que decfa de las numerosas criticas detaUadas sobte mis libi:ofl nuevos. <<^Que objeci6n le hacen sus criticos y cual C8 m opl-ni6n?* Mi primera oontestaci6n fue: admiro mucbo a mis cri­ticos, tanto aUI donde me manifiestan su asentimiento cunnto donde se me oponen, pues casi no hay ninguno entrc clloB que no comprenda claramente la esencia de mi manera litetti-ria, que no dirija su mirada para captar la direcci6n dc mi estiIo y de mis opiniones. Concluyo de esto, con sorprcsn, que las corrientes interiores a las que intento dar una exprc-si6n son mucho mas generalmente extendidas dentro de ln literatura eutopea, de lo que se supuso superficiabnente, que ciertas tensiones han alcanzado un grado de condensaci6n y un afan de descarga dentro de la esfera productiva del hom-bre occidental actuaI, que acercaran pronto tambien inespern-das transformaciones de la esencia de lo psiquico a los extra-nos que no toman parte activa en el trabajo artfstico.

Lo siguiente lo vuelvo a resumir en aforismos, soy cons-ciente de la causticidad especial de mis formuIaciones, tambi6n de que repito algunas cosas que se dijeron en la primera parte de este Iibro, en la de 1934. En lo que concierne a la causti­cidad Qpino que en eJ mundo espiritual se ha causado mis dano por la esponjosidad que por la dureza.

1. La crisis de la base

Un pensamiento encuentra a otro, el marxista al europeo-occidentaI, eI faustico aI mediterraneo, el colectivo al aislacio-nista, el biol6gico al de las clencias filos6ficas, el critico al empfrico, el social al aristocr^tico, todos estos encuentros pue-den ser extremamente estimulantes, emocionantes, conmove-dores, pero queda el mismo ambiente, un ambiente de dia-Iectica, ratio e ideologfa. El pensamiento agresor hoy es mn-5ana el derrotado, la idea que es hoy identica con el tiempo es la depuesta y vaciada en el pr6ximo movimiento contrn-rio, algunos motivos se aguantan durante siglos, incluso mi-

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lenios, como el nazareno o el antiguo, pero siguen siendo el medio de defensiva-ofensiva diaIectico. EI sentimiento para esta relaci6n, para la posibilidad de relacionar eI mundo del pensamiento europeo, la perdida de lo determinado y absolu-to es el estigma actual del ciclo cultural. Este sentimiento esta extraordinariamente extendido y es general, es ya popular. En todas partes ve usted sociedades que discuten .de eI, circu-los que financia una ciudad para fomentar la discusi6n; las academias brotan de la tierra como hongos; los clubs debaten sobre la situaci6n desesperada, en todas las partes una aglo-meraci6n de analisis y prognosis, una aglomeraci6n de intimi-dades y de suplicas, tambien de excusas y corrupciones por todo el continente, me lo pueden ustedes tomar a maI, cuan-do digo: bueno, todo esta bien, probabIemente todo tiene que ser asi, pero, por favor, sixi mi, por el corto espacio de mis dias, sin mi, pues conozco una esfera que se haUa sin esta es-pecie de movilidad, que descansa, que nunca puede ser supri-mida, que aisla: Ia esfera estetica.

2. Lo artistico

Usted me prometi6 al anunciarme su visita que no me preguntaria si soy un nihilista. En efecto, esta pregunta es tan insubstancial como lo seria la pregunta de si soy un pati-nador o un coleccionista de sellos. Pues depende de lo que hace uno de su nihilismo. Sonja Henie y Maxi Herber en los Pas des Patineurs, la dorada SuaheH en la Filatelia, y la expre-si6n en el mundo espiritual, siempre lo mas puro, siempre esto donde la perfecci6n esta mas cercana. El estilo se muestra su-perior a la verdad, lleva en sf la demostraci6n de la existencia. La forma: en ella esta la lejania, en ella se haUa la duracidn. <<E1 pensamiento es siempre descendiente de la miseria>>, dice Schiller, en el cual percibimos una indinaci6n muy consciente del eje de lo moral hacia lo estetico, d poeta opina que el pensamiento esta siempre muy cerca de las conveniencias y de la satisfacci6n de los instintos, en Axten y Morgenstern, es la

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nrituraleza, y Novalis continua despu& diciendo: <<EI arte cs ]fl nntropologia progresiva>>.

Las ^pocas terminan con el arte y el genero humano tcr-nilnnra" con el atte. Primero los saurios, los lagartos, dcsp11d9 Jtt cspecie con arte. Hambre y amor es paleontologfa. Tambi61 Cxisie entre los insectos toda clase de dominio y de distrib11-Cl<5n de trabaja, estos, nosotros, creamos a los dioses y el arte, llcspuds s61o el arte. Un mundo tardio, cimentado con elemen-los, formas tempranas de la existencia, todo madura en dL ',l.odas las cosas se invierten, todos los conceptos y las catego-4'fns cambian su caracter en el momento en que son conside-i'iidos bajo el arte, donde este les pide explicaciones, donde cllos le interpelan. Una nueva actitud, una nueva afectaci6n. Dcsde Homero hasta Goethe transcurre una hora, desde Goe-the hasta hoy, veinticuatro horas, veinticuatro horas de trans-Cormaci6n, de peUgros, a los cuales s61o se puede enfrentar el que se dedica a sus propias cosas legitimas. Ahora se oye mu-chas veces la pregunta por una imagen de Goethe <<correcta*, dfita no existira, se tiene uno 'que contentar con que algo se hnya puesto en movimiento, que confunde, que no se puede Cntender, pero que esparce germenes en la orilla tornada en dcsierto: esto es el arte.

3. Los principios del arte t

No pueden ser generalizados agoral ni poKticamente. Es una falta de desarroUo provincial del artista el esperar que el pubMco se interese por eI, Ie apoye econ6micamente, celebre su sexag&imo cumpleanos con banquetes y plantas de adorno. Se desenfrena en sf mismo, ^quien se lo tendria que agrade-cer? Piense usted quiza tambien cuantas oberturas de Egmont y Leonora han 2umbad0 sobre el politico de carrera con oca-si6n de inauguraciones o actos festivos, sin haberle cambiado. Voy de acuerdo, por esto, con la sentencia de Monet: il faut d&ourager les arts, y James Joyce varfa un pasaje del Tal-mud: <<nosotros los judios somos como la aceituna, damos lo

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mejor de nosotros cuando somos triturados, cuando nos des-plomamos bajo la carga de nuestras frondas>>, esto vaJie para los artistas, segun su opini6n. jSon ideas sanas! Que se dis-tinga por fin entre representantes del arte y representantes de Ia cultura, Io propuse ya en uno de mis Hbros hace quince anos, El representante del arte es estaticamente asocial, s61o vive con su material interior, esta completamente desinteresado en la difusi6n, en el efecto de superficie, en el aumento de recepci6n, en la cultura. Es frio, el material tiene que ser man-tenido frio, pues tiene que enfriar la idea, de los cuales los otros se tienen que fiar humanamente, el calor tiene que endurecerla, tiene que conferir estabilidad a lo blando. En ge-neral es extremadamente sobrio y no pretende tampoco ser otra cosa, mientras que los ideaustas se haUan entre los re­presentantes de k cultura y las clases productivas. Asi escribi hace unos quince aiios, el futuro revelara aun cosas muy di-ferentes.

4. El estilo del futuro

Sera el estiIo del robot, arte de montaje. El hombre de hasta ahora ha terminado, la biologfa, la sociologia, la fami-lia, la teologia, estan en decadencia y lixiviadas, todo es por-tador de pr6tesis. Los aspavientos en las noveks, como si todo siguiese en si y sucediera algo, con el concepto pasado de moda del sino o el moderno de un movimiento social aut6cto-no, es tonteria, no sigue nada en si, ni sucede nada, el hom­bre se para y trabaja, es el artista que tiene que proseguir, que recopila, agrupa, a modo de un abuelo campesino, me-diante las categorias temporales y locaIes, actual y neur6tica-mente por la formaci6n absolutamente trascendental de cen-tros de gravedad, encadenamientos, consrituciones de puntos de giro, s61o asf crea el algo fuera de las relaciones y de la ambivalencia. La tecnica en si es el problema y &ta se debe notar tranquilamente.

Una serlora evidentemente algo inteHgente me escribi6 so-

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bre un cuadro de Gauguin en el nuevo museo de Foikwm1, ahora en un viejo castiUo rodeado de agua en el valle del Ruhr, habia, como eUa destacaba, un ambiente de Jardins-sous-la-Pluie alrededor de la casa: <<una islena, por si sola, rc-flejando hasta en el abanico, sostenido graciosamente delnntc de eUa, la expresi6n de ser pintada, s6lo los ojos suenan>>, esto es: siempte tiene que destacarse Ia impresi6n de ser pin­tada, se tiene que buscar y saber lo que pertenece al mismo grupo, lo que pertenece realmente junto, y esto hay que co-gerlo. Pues si alguna vez medita sobre eUo Uegara al resul-tado de que nos movemos mas en nuestra esfera cerebral que en la sexual o intestinal o muscular. Nos ocupan pensamien-tos que arden. Volvemos sobre ellos tambien durante activi-dades practicas, comerciales, nos despertamos sobresaItados y en seguida vueIven. Es dudoso si esto fue siempre asi. Hoy dia es esta la situaci6n de todos modos.

El hombre tiene que ser compuesto, de nuevo, de locucio-nes, refranes, relaciones absurdas, sutilezas, de base ampHa: un hombre entre parentesis, su exposici6n es mantenida en expec-taci6n mediante trucos formales, repeticiones de palabras y motivos, las ocurrencias se hincan como' ckvos y luego se cuelgan en ellos suites, la procedencia y el curriculum vitae. jAbsurdo! La mayoria procede de Jiiterbog o de Konigsberg y desde siempre se termina en alguna selva negra. Ahora se agrupan pensamientos, se utUiza la geografia, se entretejen sue-nos y se vuelven a abandonar. Nada se entrelaza material-psicol6gicamente, todo se clava con chinchetas, nada se Ueva a la practica. Todo queda abierto. Antisintetico. Perseverar en Io incompatible. Necesidad del espiritu mas grande y deI ma-yor manejo, sino nineria e infantiIismo. Necesidad del mayor sentido tragico, sino no convincente. Pero si es el hombre in-dicado, entonces el primer verso puede ser de la gufa deferro* carriles y el segundo una estrofa de un cantico y elterccro un chiste de Mikosch y el conjunto es, sin embargo^ una poe-sia. Y si el hombre no es indicado, puede rimar los marido8 a sus mujeres en muchas estrofas, y las madres a sus hijos y los nietos a sus tias abuelas en el sill6n o en la paz de ln no-

lO Doblt vida, 10

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che, e incluso el profano notara" pronto que esto ya no es Urica. (Nombres: Perse, Auden, Comte de Lautreamont, Pali-nurus, Langston Hughes, Henry MiUer, Etto Vittorini, Ma-, jakowski (sin bolchevismo), algunos j6venes alemanes del circu-',, lo de Friburgo). '

Denominaci6n del estilo, creado por mi: FASE II , es decir 'j la fase II del estilo expresionista, pero tambien Ia fase I I del -j hombre postantiguo.

Interesante, ;es una palabra importante! Interesante, no ;! Ueva a esta <<profundidad>> familiat ininteUgible y torturadora, .1 no en seguida a las <<madres>>, esta morada querida alemana, : interesante no es, de ninguna manera, identico a divertido, . traduzcak> Hteralmente: inter-esse: entre el ser, es decir, entre ' su oscuridad y su vislumbre, <<Olimpio del briLlo>>. Nietzsche.

Las cosas eternas, lo Uamado intemporal, se filtra en todas ', partes, esto estaclaro, pero las fenotfpicas, en las cuales se ha .i de trabajar: Dios es forma. Nunca reconoceremos el gen, pero lo fenotipico se puede elaborar en un cuadro. Segun mi teoria usted tiene que hacer cosas sorprendentes, en las que al final , se ria usted mismo. (<<Llamo a esto una mala sabiduria en la r, que no hubo ninguna carcajada>>, Nietzsche.) Usted mismo f tiene que volver a suprimir todo: entonces flota. Charlatan , no es una palabra mala, hay peores: hist6rico y fundamental-mente pastoso. i

<>Y las invitaciones y las flores sobre Ia mesa y la vida '; afectiva? Personalmente no poseo nada de esto. Poseo cansan- , cio, melancolia, furia productiva, vacilaci6n, titubeo, magia, ; esto lo puedo aguantar una hora, pero Ia vida afectiva, ique hago con ella? Por lo demas, cuando se ha escrito durante cuatro decenios y se leen ahora resumenes, estudios, se pone , uno las manos a Ia cabeza. jEsto no puede ser! iDz d6nde, proceden, pues, estas citas? ^Versos mios! jImposible! Si aI-guien me dijera que yo he representado a una casa de tabacos ';. y que he vendido durante toda mi vida cigarrUlos detras del ' mostrador, me lo creeria tambjen.

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5. Lo sociol6gico

No existe con seguridad, desde el punto de vista socioW-gico, ninguna necesidad de pensar a mi manera, pot otrci pnt:tc no conozco tampoco ningunas leyes que lo prohft>an. Son in-tentos individuales de dar expresi6n a las corrientes interiorcn que, en cierta manera, son las corrientes de la epoca. El qcic se entremezcIen quizas algunos cuerpos extranos con espoktn de tiempo, que podrfan hacer saltar algunos paquetes de Nn-vidad en un tiempo de Adviento futuro, es posible, pero esto concierne a los otros. No miro hacia el futuro, mis pensamicn-tos se captan y se comprenden s6lo como una situaci6n foi-20sa regionabnente limitada, fenotipica, representando a lo sumo tres decenios de una situaci6n violenta de una genera-ci6n. jNingunas irradiaciones de manera universal! Por esto digo siempre, de nuevo: <<Piedra, verso, canci6n de fIauta>>, es decir, formas interminables y terminadas: el arte, habla s<51o de sl mismo, esta sin idea y es perfecto. Ahora escribe, por cierto, Egon Vietta en el <<Welt>> (el mundo): <<Con esto vn-mos a parar, por lo tanto, otra vez con G.B. en la debilidades de Oscar Wilde y en la estetica de Mallarme*, ahora,bien, yo creo que si tales capacidades se hallan en esta Unea, habrA' algo en eIla, y entonces Vietta prosigue, objecionando con un pensamiento de Heidegger: <<Tambien el estilo es s61o una forma pasajera del ser hist6ricow. Esto es algo demasiado ge-neralizado, contesto yo, pues que no es pasajero para un sen-timiento del mundo, que incluso ve pasar los ciclos culturales, los ocho solares de Spengler o los treinta y cuatro de Toyn-bee, pero sobre todo ;esta amenaza con la historia! No tengo nada que ver con esta historia, no atraigo al pajaro de Mi-nerva a mi bunker, no me sirve para nada la perspectiva y lci promesa de supuestos conexos espirituales, de fecundaci0nc9 ideaIes, ramificaciones, integraciones o resurrecciones, mido n pasos mi circulo, Moira, no mido a pasos la historia, examino mis tareas, mis compromisos, tiro quiza de eUos, pero el cfreu-lo se termina en mi, no miro mas aUa de mi, desisto de C8l:c aUvio, trabajo, busco palabras, trazo mi morfologfa, me cxpi:C*

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so. Cuatenta anos, cuarenta afios bajo violencia, una violencia por cuya esencia pregunte indudablemente en vano. <Pero adi-vina usted quien inici6 tan insistentemente la fase II en tan-tos cerebros geogrdficamente distantes?

Finalmente una pregunta para usted, ^Cree usted que nues-tra situaci6n espiritual se puede sanear con tetrocesos y ojea-das retrospectivas? Petsonaknente no creo en la restautaci6n. Las cosas espirituales son irreversibles, siguen el camino hasta el final, hasta el final de la noche, tienen una vehemencia que sobrepasa la de las cosas ffsicas. Por esto tiene que formular sus pensamientos con la mayor desconsideraci6n, serrar siem-pre de nuevo las ramas, en las cuales anida usted, tener siem-pre de nuevo el filo del cuchillo a mano para destrozar los manteles, entonces se echan los otros encima de usted, pero tambien esto es una uni6n, de la cual procede lo demds, en la cual esta usted representado segun la medida de sus frases. Mas lo que usted no expresa no esta aquf, piense, por lo tanto, desde el fondo de si mismo, y se hara enemigos, estara solo, una cascara de nuez en el mar, una cascara de nuez, la cual chirrfa con sonidos dudosos, tirita de frio, tiembla ante su propio horror de si misma, no imita un SOS, primero no le oye nadie, y despues su final sera suave tras tantos viajes.

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V I I I . ALGO PARTICULAR TODAVIA

Vista desde fuera, mi vida no transcurri6 sin felicidad. Fni a un Instituto humanistico, pude estudiar lo que correspondia n mi inclinaci6n, a pesar de dificultades financieras y de muchos hermanos que reclamaban tambien su derecho: medicina y ciencias naturales, por lo tanto, las disciplinas que determina-ron, desde el punto de vista del conocimiento, en el sentido especlfico, el siglo pasado. Y esto en un tiempo en que toda-via se estudiaba reahnente: con ocio, con digresiones, <<con cosas accesorias>>. Mucho de lo que vino despues lo debo mls a mi indiferencia que a mi caracter. No estaba en ningun par-tido ni en la logia, aunque en ciertas epocas tuviera reIacio-nes con ella, lo que despues result6 ser una ventaja. En las guerras saIi como por milagro de mas de un aprieto, tambi6n de encarcelamientos, de batidas de campo y comisarios. Como medico me haUe en situaciones desesperadas, pero estas termi-naron favorablemente. Cualquier medico, tambien el mas no-bIe y correcto,. y ni siquiera me puedo contar entre eUos, se encuentra en situaciones dificiles a causa de sus estrechas obli-gaciones frente a sus pacientes y a las familias de estos por un lado, y por el otro de las leyes y prescripciones, muchas veces severas en detalle, y cuando acaban desfavorablemente le es segura la denuncia y d castigo. Ademas: cuando fui me­dico naval de la Compania Hapag, no fui con un velero a Wladiwostok a una gran travesia, ya que mi predisposici6n al mareo era tan grande e ininfluenciable ya en trasatynticos

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que vaciId, y el velero no regres6 nunca. Fui siempre tan sano que como medico pude ganar mi dinero sencilla y lealmente.

Una vez, alrededot de 1930, tuve un paciente al que debo lo mas agtadabIe, es decir, varios grandes viajes. Era comer-ciante en objetos de arte, propietario de una famosa galeria de pinturas, fuimos en su gran Horch de Berlin, por Paris, Biarritz a Espana, pero sobre todo por el sur de Francia y a los Pirineos. Eran viajes de negocios. fbamos entonces a los establecimientos correspondientes en los pequefios lugares, tam-bien a los castiUos, y, con distinci6n especial, a algunos con-ventos, y entonces empezaba nuestra letanIa: <<Nous chercbons des antiquites surtout des Primitifs et des tableaux de grande valeur>>, cuando mi conocido veia entonces algo que le gus-taba, de lo que se prometia algo, y en su carrera habia hecho algunos hallazgos valiosos, caminaba lentamente por los loca-les, criticaba esto y aquello, giraba esto y aquello de un lado al otro, y finalmente, ya en la puerta, decia, Ie he entrete-nido tanto tiempo que no quiero marcharme sin nada, p6n-game esto, por favor, en mi coche, y como dije, de vez en cuando, pues era un gran experto, saUan luego en Berlin las mas hermosas curiosidades. Viajes que no hubiera podido su-fragarme yo mismo, dias inolvidables en el Atlantico, en los Monts Maudits y en el Mediterraneo.

En las diversiones no fui ningun as. No iba nunca a fies-tas, no por rechazo, sino por un motivo fisiol6gico que do-min6 tanto toda mi vida que lo menciono: un cansancio inten-so, una pesadez cerebral de fadole interior y exterior, que ten-go que denominar francamente de resistencia a las impresio-nes, intente combatirIo con todos los medios, pero la mayorfa de las veces en vano. Languidecia, por lo tanto, asf en vivien-das mediocres hasta de rango medio, sin muchas relaciones, pero en 1932 entr6 aquel senor Oelze de Bremen en mi vida, que veia iaras veces, en cuya casa no estuve nunca, con el cual guardabamos ambos las <<reglas>> el uno con el otro, res-pecto a lo privado, el que, sin embargo, me manterua des-pierto y en lo alto con sus cartas, y que vertia balsamo en mis

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grietas en aquellos anos. Mi trabajo sobre <<Goethc y las Ciencias Naturales>> fue, Uterariamente especiattzado, el mol'i-vo de su ptimera visita a mi casa. Este figuraba en e1 cua-derno de la *Neue Rundschau>> en abril de 1932, que luego se hizo famoso. En su casa patricia del Bremen antiguo sc cultivaba mucho a Goethe desde generaciones. De esta visita se desarroU6 una correspondencia, siempre en aumento, que ascendera hoy a unas dos mil cartas, y mucho de Io que hay en mis nuevos libros encontr6 el germen y el plant6n en nues-tros dialogos por escrito, en aqueUas hojas azules que el em-pleaba como yo. Por esto le he dedicado, en agradecimiento, el ptimer trabajo que volvi6 a aparecer despu& de 1936, <<Los Tres Hombres Viejos>>. Y luego encontre aun, en los anos tardfos, despues de mucha desgracia y muerte y pena en este sentido, una tercera esposa, una generaci6n mas joven que yo, Ia cual ordena ahora con mano deIicada e inteUgente las horas, los pasos y los aster en los floreros.

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EPlLOGO

La primera mitad de siglo ha finaIizado, los cuatro dece-nios en que yo pude estat espiritualmente activo se han ido y cuando se piensa en la totalidad, se la abraza de una ojea-da, Uegan las horas en que uno esta cansado, indiferente aco-sado de apatia. Uno era, en el mejor de los casos, un caracte-ristico, un caso particular, un especiatista, grandes papeles figuras que llenaban la noche no le tocaron a uno. Sesenta anos y enfardar la decadencia y el descuido de la vida en al-gunas frases en prosa o baIancearlos en unos cuantos versos si es todo esto s61o queda evidentemente una cosa: no ha-cerse viejo, no tan viejo que se vea todavfa yacer a su propio cadaver y se rfa uno de el. fiste era mi estado de animo. En-tonces me escribi6 el amigo Oelze, ha leido usted el ultimo cuaderno del <<Merkur>>, contiene tres cosas excelentes y las enumeraba. Habfa recibido el cuaderno, pero lo tenia puesto aparte, como muchos libros que Uegaban entonces, no habia leido nada y habia apartado de mi Io que podia aumentar mi desesperaci6n. Entonces cogi el cuaderno y lei. En efecto eran cosas buenas. Se habian tomado en serio todas las cosas que le habian ocupado a uno ardientemente la vida entera formulaciones que Uevan a uno mas aUa, espiritu que no dis-cute ni lamenta solamente, sino que crea hechos. Miradas pers-picaces sobre cuestiones de producci6n, experiencias, verdade-ras experiencias que se forman del interior, s61o en un trabajo largo, s61o en una discipuna severa y solitaria. Luego habia

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un estudio sobre un pros3sta frances, del cual se citaban frases cortas, pero frases de resumen de sucesos propiamente inte-riores, frases que resisten, que son irrompibles, frases del tran-ce, peto tambien de la reaHdad. Por lo tanto este mundo esta aqui, no se puede negar de ninguna manera que existe, caUa-do, pero como principio y fundamento, tiene su orden y es retransmitido. Esto me elev6 de mi apatia. Este ciclo cultural cre6 grandes hombres, vigilantes sobre este mundo secreto. Este ciclo cultural difamado tambi&i frecuentemente por mi, esta unido con aquel Algo, el que nunca pueda terminar lo hace grande. Hay casi insoportablemente tantas cosas que no sabemos, y Ios motivos de queja y de desesperaci6n forman legi6n. Pero tendra que ser siempre asi, y seguira siendo nues-tra misi6n, lIenar las horas de este mundo espiritual con nues-tras imagenes humanas, mientras dure tan sobrecargadas de tristeza, tan seguras del hundimiento y tan mon61ogas o hi-bridas. La ultima frase en prosa de estas consideraciones que proceden de la *Bodega Wotf>> es vilida para la posici6n opa-ca del espiritu en nuestro mundo, de la actitud no euf6rica que tenemos que adoptar frente a el: <<Respondes de imperios, no para interpretarlos, y en los cuales no hay victorias>>, pero la completo con una estrofa de mis poesias, no se la interprete ni como militante ni como nihUista, s6lo es seria e intenta ser valiente:

Y se trata entonces de: callar y actuar, sabiendo que se desmorona, sin embargo, hay que sostener las lanzas ante la hora del mundo.

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INDICE

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Epilogo y el Yo lirico . . . . 7

Summa summarum . . 15

Vida de un intelectual

I. Masa hereditaria . . . . 19 II . Sus manifestaciones

a) Ronne . 28 b) Pameelen . 34 c) El Yo lirico . . . . . 40

I I I . Los problemas a) El arte 45 b) InteIectualismo 5.l

IV. La nueva juventud 56 V. La ensenanza 59

Doble vida ^

I. Sombras deI pasado 63 II . Lira y espada 82

I I I . Intermedio lirico 96 IV. Bloque II , habitaci6n 66 . . . . 101 V. Literario

a) La prosa absoluta 118 b) Doble vida 121 c) Estilo y degeneraci6n . . . . 128 d) Knut Hamsun: *En senderos recubier-

tos pot la hierba>> 131

157

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VI. 1886 134 VII. Futuro y presente 137

1. La crisis de Ia base 141 2. Lo artfstico 142' 3. Los ptincipios del arte . . . . 143 4. E1 estilo del futuro 144 5. Lo sociol6gico 147

VIII. Algo particular todavia 149

Epilogo . . . . . . . . . 152

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Termin6se de imprimir en agosto de 1972 en los talleres de

GRAFICAS DMMANTE, Zamora, 83 Barcelona