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Comedia latina que narra el mito del nacimiento de Hércules y las relaciones entre Júpiter y Alcmena mientras Anfitrión está en la guerra.

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Plauto Anfitrin Traduccin de Francisco Lpez de Villalobos (1517) Biblioteca Saavedra Fajardo 2015

Argumento para entender la comedia de Anfitrin Anfitrin, capitn general de los tebanos contra Terela, Rey de Teleboys, desque hubo vencido en batalla los teleboyanos y cortado la cabeza valientemente al rey dellos, y sojuzgada la tierra para el rey de Tebas, Creonte. l se vuelve victorioso a su casa, mas antes que a ella llegase, como desembarc en el puerto ques cerca de Tebas, acord de quedarse en el navo aquella noche y envi a su siervo, Sosia, con la nueva buena de su venida a su mujer Alcmena. En aquella sazn, Jpiter, transformado en la figura de Anfitrin, y Mercurio su hijo en la figura de Sosia, su siervo, vanse a casa de Anfitrin como que vienen de la guerra. Recibe muy bien Alcmena a Jpiter, tenindole por su marido, y hulganse juntos aquella noche. Mercurio guarda la puerta; en esto, llega Sosia. Mercurio no le deja entrar, dicindole: yo soy Sosia y t no! Altercan mucho sobre esta quistin y, despus que Mercurio hubo mostrado todos los argumentos y seales cmo l era Sosia, el verdadero Sosia, atnito y lastimado con bofetones y puadas, vulvese al puerto sin entrar en casa de su amo. Y dice a su seor Anfitrin: yo me hall a m mismo a la puerta que estaba all antes que yo llegase, y me di a m, el que iba de ac, muy grandes bofetones; y yo, el que qued all, estorb la entrada a m, el que vuelvo ac; y as no hice cosa de lo que mandaste. Anfitrin maltrata a Sosia pensando que viene borracho. Y as, entrambos de buena maana, se parten del navo y vanse para su casa. Sosia, enviado por Anfitrin desdel puerto para que diese las nuevas a Alcmena. Va por el camino de noche, medroso, hablando consigo cmo cumplira su mensaje. Mercurio le escucha todo cuanto dice, y le pone ms temores de los que l trae. Y desque se juntan entrambos, Mercurio le burla graciosamente y estrbale la entrada. As que se vuelve sin ver a su seora.

ESCENA ISOSIA: Qu hombre hay en el mundo ms osado que yo!, o quin es ms confiado!, que conozco las costumbres de los mancebos desta tierra y voyme slo de noche por aqu. Qu hara hora yo si las tres guardas de la ciudad me metiesen en la crcel, y de all me sacasen por la maana y me diesen cien azotes? Yo no podra decir de mi causa! Ni en mi amo hallara socorro! Ni habra hombre que no me juzgase por culpado! Y as como en una yunque descargaran los azotes, en el triste de m, ocho valientes hombres. As que en cabo de mis jornadas yo sera hospedado en posada pblica. El descomedimiento de mi amo me hizo esta fuerza; que sin valerme excusacin me dio priesa para enviarme de noche desde el puerto donde l queda. Como si de da no me pudiera enviar! Esta servidumbre, dura cosa es, sirviendo a hombre rico. Y tanto es ms desventurado el esclavo cuanto ms es rico el seor. Porque todas las noches y los das sin cesar, jams en dicho o en hecho, siempre hay buena obra con que nunca huelgues ni descanses. Ca el hombre rico, como no sabe qu cosa es trabajo, con cualquier fatiga que a hombre le venga de lo que l manda le parece que absolutamente lo puede mandar y que es cosa justa que se haga. No cura l de ponderar el trabajo que de all se sigue, ni de pensar si es cosa justa o injusta que lo mande. De manera que en la servidumbre se requieren muchos agravios, y es menester que se lleve y se sufra con gran trabajo. MERCURIO: Con mayor razn me podra yo quejar hoy de la servidumbre que no ste; pues que he sido libre. Y ste se queja della siendo padre de servidumbre porque naci esclavo, y nunca supo qu cosa es libertad. Yo agora esclavo soy hecho como l. SOSIA: Agora me viene al pensamiento, que yo hara mejor viniendo de tales jornadas, en dar gracias a los dioses por las mercedes que me han hecho y adorarlos, que no en blasfemar y quejarme de los agravios de la servidumbre. Siquiera porque no me den, segn mi merecido, otras tales gracias como yo les he dado, echndome algn hombre mano que buenamente me quebrante las muelas, porque soy ingrato y olvidadizo de los bienes que me hicieron. MERCURIO: ste hace lo que no suele hacer el vulgo, que conoce su culpa y su ingratitud. SOSIA: Hanos venido tanto bien cuanto yo nunca pens, ni otro alguno de los ciudadanos que nos viniera!: que volvisemos salvos a nuestras casas, nuestros enemigos vencidos y tornasen a la patria nuestras huestes vencedoras, habiendo desbaratado una gran batalla y muertos los enemigos todos; que muchas amargas mortandades haban hecho en nuestro pueblo tebano. Combatida su ciudad y vencida por la fortaleza y virtud de nuestros caballeros, y mucho ms por la industria y gobernacin de mi seor Anfitrin; el cual, despus de la victoria reparti a los suyos el despojo y las heredades y bastimentos; y al rey de Tebas, Creonte su seor, asegur y confirm su reino. E agora como desembarc, envame delantero a su casa desde el puerto donde l se queda esta noche, para que yo cuente a su mujer cmo ha gobernado su hueste, como buen capitn y buen emperador y buen gobernador. Quiero desde agora pensar en qu manera ge lo tengo de proponer cuando all llegare. Si dijere mentira, har lo acostumbrado, porque cuando ellos ms peleaban, ms hua yo; mas fingir como que estuviera presente a la batalla y contar no lo que vi, sino lo que o. Quiero consultar primero conmigo el estilo y las palabras con que me conviene hablar; as tengo de proponer al comienzo: Seora, cuando all llegamos, Anfitrin escoge tres varones principales de los mejores de la hueste y envalos por embajadores a los teleboyanos. La sentencia de su embajada es sta: que si quisiesen sin fuerza de armas y sin rigor de batalla entregar lo que nos han robado y a los mismos robadores, y restituir todo lo que nos han tomado, l levantara dall luego su ejrcito y le volvera a sus casas y, alzando la hueste tebana de sus campos, a ellos les sera dada toda paz y sosiego; y cuando otramente lo quisiesen hacer teniendo nimo de pelear y no dar lo que se les pide, que protestaba con gran fortaleza y por las armas de combatilles su ciudad. Como estas cosas por orden, nuestros embajadores dijeron a los teleboyanos. Los varones magnnimos, confiados en su virtud y soberbios con sus fuerzas, maltratan a los nuestros con mucha ferocidad y responden: que ellos podrn defenderse as y a los suyos por la batalla, y que por tanto les requeran que luego a la hora levantasen el ejrcito y le sacasen de todos sus trminos. Recontada la respuesta por nuestros embajadores, luego Anfitrin manda mover todo su ejrcito. Y por el contrario, los teleboyanos sacan de la ciudad sus huestes adornadas de muy lucidas armas. Y despus que sali de cada parte gran nmero de guerreros, repartidos los caballeros y repartidas las ordenanzas y escuadrones, nosotros ordenamos nuestras batallas segn nuestra manera y costumbre. Los enemigos, asimismo, ordenan las suyas. Despus, el un emperador y el otro se salen fuera de sus compaas y se ponen entremedias de los dos ejrcitos; hablan el uno con el otro y convienen en esto: Que cualquier de los dos pueblos que fuere vencido, entregue al vencedor la ciudad y las heredades y los templos y las casas y as mismos. Acabado esto, tocan las trompetas, resuena toda la tierra, alzan las voces y la gritera de cada parte. Cada uno de los emperadores promete votos a Jpiter y esfuerza su gente. Cada uno de los guerreros por su cabal, trabaja todo cuanto puede; hieren con hierro, quebrantan las astas. Truena el cielo con los bramidos de los que pelean, y con el esprito y aliento dellos se cierra de niebla. Muchos de los caballeros caen con el mpetu de las heridas. Finalmente, nuestra mano fue vencedora, como nosotros queramos. Los enemigos caen a montones. Los nuestros, en contrario, se levantan. Vencimos por fuerza a los feroces. Con todo eso, ninguno de los enemigos vuelve las espaldas para huir, ni se parte de su lugar hasta que acabe su hecho. Pierden la vida antes que perder el lugar. Cada uno donde estaba en pie, all yace tendido; y as muerto guarda su ordenanza. Mas como Anfitrin, mi seor, vio el tesn de los contrarios, mand luego a los caballeros de la manderecha que rompiesen por ellos; stos con gran presteza obedecen al capitn y con grandes alaridos y muy alegre mpetu entran por los enemigos, ensangrientan y despedazan todas sus compaas. MERCURIO: An hasta agora no ha dicho palabra falsa, porque yo y mi padre fuimos presentes cuando peleaban y pas as como ste dice. SOSIA: Entonces los enemigos comienzan de huir y a los nuestros les crece el nimo y siguen al alcance, hiriendo y matando en ellos. Y el mismo Anfitrin cort la cabeza por su mano al rey Terela. Dur esta batalla por todo el da, desde la maana hasta la noche, y acurdaseme muy bien esto, porque en todo aquel da no com bocado. Con la venida de la noche ces la batalla y el alcance. A otro da salen los prncipes de la ciudad al campo, vienen llorando a nosotros con las manos cubiertas en seal de paz, pidiendo perdn de su pecado y entrganse as mismos y a todas sus cosas divinas y humanas, con su ciudad y sus hijos a la obediencia y potestad del pueblo tebano. E a mi seor Anfitrin, en seal de su virtud y fortaleza, le fue presentada una copa de oro con que sola beber el rey Terela. Desta manera lo quiero contar a mi seora, y voyme luego a cumplir lo que me mand mi amo y entrarme en casa. MERCURIO: Cata, cata, entrarse quiere en casa! Salirle quiero al encuentro! No dejar yo a este hombre llegarse hoy a esta casa, que pues yo estoy transformado en la figura deste, cierto es que le podr muy bien burlar. Mas conviene, como yo he tomado en m la forma y la estatura deste, que tambin las obras y las costumbres mas sean semejantes a las suyas. As que habr de ser bellaco y muy traidor, y muy astuto, y echar a ste de la puerta de casa con sus propias armas, que es con su malicia. Mas... Qu es aquello? Mirando est el cielo. Esperar quiero a ver lo que hace. SOSIA: Si yo no soy muy necio, y si yo s o creo otra cosa alguna, cierto s agora y creo que el noturno dios se ech a dormir borracho esta noche4, porque ni los Septentriones se mueven en el cielo; ni la Luna se muda de cmo sali; ni las estrellas de Orin, ni el Lucero ni las Cabrillas se ponen. Todas estas seales se estn quedas sin que la noche d lugar al da para que venga. MERCURIO: Anda noche como comenzaste y haz placer a mi padre! Haces al mejor de todos, la mejor obra de todas, y es muy bien empleada. SOSIA: Yo..., en toda mi vida, nunca vi otra noche ms larga que sta!, sino una en que fui azotado; y an sta, por mi fe, sobrepuja a la otra en largura. Yo creo, en verdad, que el Sol est durmiendo y bien borracho; maravillarme ya yo si l no embas en la cena ms de lo que era menester! MERCURIO: Ah s, don ladrn!, piensas que los dioses son borrachos como t? Pues yo te prometo, malvado, de castigarte muy bien por tus malos dichos y hechos; hora ven cuando quisieres, que en hora mala ac vendrs. SOSIA: Dnde son estos putaeros que suelen esforzarse a hacer ms de lo que pueden con sus rameras, por entregarse bien del alquiler, parecindoles la noche pequea? Esta era buena noche para alquilar mujer por mucho precio! MERCURIO: Luego, segn ste dice, curdamente lo hace mi padre!, que tal noche como sta se est abrazado en la cama con Alcmena, a quien l ama y obedece de corazn. SOSIA: Voy me a decir a Alcmena lo que mi seor Anfitrin me mand. Mas, qu hombre es aquel que veo delante la puerta a tal hora de la noche? No me agrada aquello. MERCURIO: No hay hombre en el mundo tan cobarde como este! SOSIA: An si ste es el que yo deca que haba de quebrantarme las quijadas, aqul hombre en son est de tomarme la capa. MERCURIO: Miedo ha el hombre. Burlarle quiero. SOSIA: Ay, que me crujen los dientes! Ciertamente, porque vengo de camino, este me habr de hospedar en la posada de las puadas! Agora creo que es piadoso, que viendo cmo mi amo me ha hecho velar toda esta noche, querr hoy hacerme dormir para siempre con los puos. Muerto soy! O, vlame Dios! Cun grande y cun valiente hombre es!MERCURIO: Quiero hablar claro porque mescuche lo que dijere para que conciba en s mucho mayor miedo del que trae: Ea, mis puos, mucho ha que no me distes de comer; parece que ha muchos das, aunque fue ayer, cuando dejastes ah tendidos a dormir cuatro hombres desnudos! SOSIA: Miedo malo tengo que me muden aqu el nombre!, y en lugar de Sosia me haga... cunto? Cuatro hombres dice que ech a dormir! Temo de acrecentar aquel nmero! MERCURIO: Pues mi fe, as lo quiero hacer agora como ayer. SOSIA: Parceme que se apareja! Cierto, se apercibe. MERCURIO: No se me ir sin que vaya descalabrado. SOSIA: Por quin dice? MERCURIO: Cualquier hombre que aqu llegare, conocer buenas puadas! SOSIA: Zirtahuera! No me agrada a m aquel convite para esta noche, que ya he cenado! Por ende, hermano, esa tu cena dala a los que sabes que tienen hambre. MERCURIO: An no tiene mal peso este mi puo! SOSIA: Muerto soy...! Los puos est pesando! MERCURIO: Si yo le doy un buen trato... hacelle he que se duerma. SOSIA: La vida me dars!, porque tres noches ha que no duermo sueo. MERCURIO: Muy mala cosa es herir de bofetada; mal aprendi mi mano a herir abierta. A quien mi mano alcanzare con el puo cerrado, de otro gesto le tornar. SOSIA: Aqul hombre me habr de descomponer y hacer otro gesto de nuevo. MERCURIO: A quien t mi puo hirieres bien, deshosalleas. SOSIA: No ser mucho que piense ste deshosarme como a la murena. De buena gana lo har, pues que deshuesa los hombres; muerto soy, si me mira! MERCURIO: Hombre huele aqu, y por su mal! mismo cuerpo y gesto de Sosia, y parecale a Sosia que era Mercurio muy grande y muy espantable hombre. Desto se tratar ms largamente abajo. SOSIA: Cuitado de m! Nunca yo sola oler! MERCURIO: Y an no debe estar lejos. SOSIA: Por cierto!, yo estaba harto lejos si Dios quisiera. MERCURIO: Aquel hombre cobarde es. Los puos me estn retocando. SOSIA: Si en m los has de emplear, por Dios, que los amanses primero en la pared! MERCURIO: Voz de hombre me ha volado a las orejas. SOSIA: Cierto!, yo soy un hombre malaventurado que no tengo alas para volar; yo, que es la cosa del mundo que agora ms me cumpla, y traigo la voz voladora, ques lo que menos me cumple! MERCURIO: Aqul hombre anda acarreando con su bestia como lleve de m alguna mala ventura. MERCURIO: Maldita la bestia!, yo tengo que a pie me vengo. MERCURIO: Muy bien cargado habr de ir de puadas! SOSIA: Cansado vengo en verdad para cargarme, que aun despus que sal del navo no se me ha quitado el revolvimiento del estmago; y a duras penas me puedo mover sin carga, cuanto ms cargado! MERCURIO: Cierto yo no s quin habla aqu. SOSIA: Salvo soy que no me ha visto!, pues que dice que no sabe quin habla, que si me viese sabra cmo me llaman Sosia. MERCURIO: Parceme que una voz me est azotando esta oreja derecha. SOSIA: Miedo he que, en pago de los azotes que mi voz le da, habr de llevar yo buenos bofetones. MERCURIO: Bien est. Helo aqu do se viene para m. SOSIA: Temblando estoy de miedo!7 Todo estoy cortado! Y por Dios, que yo no sabra agora decir a quien me lo preguntase, en qu parte del mundo estoy ni puedo moverme de temor! Desaventurado de m! Aqu perecern agora juntamente la embajada y Sosia. Por cierto es que me cumple hablar esforzadamente contra hombre por parecer valiente, siquiera por que se atiente y retraiga la mano de hacerme mal. MERCURIO: A do vas t con tu linterna en la mano? SOSIA: Y t, qu cargo tienes de pesquisar eso, que con los puos deshuesas los hombres? MERCURIO: Eres esclavo o libre? SOSIA: Soy como a m me place. MERCURIO: Dceslo de verdad? SOSIA: De verdad lo digo. MERCURIO: O, malvado! SOSIA: En eso mientes. MERCURIO: Pues yo te har que deprendas a decir verdad! SOSIA: Que menester es nada deso? MERCURIO: Yo puedo saber dnde vas, y cuyo eres, y a qu vienes! SOSIA: Aqu vengo y soy el esclavo de mi amo. Ests agora quizs ms certificado? cuerpo, que si ella quiere que se mueva un dedo sin ms premia se mueve; luego aqul dedo y los otros estn quedos. Y as hace de todos los otros miembros. Y cuando la voluntad es ms recia, tanto el mpetu del movimiento es ms fuerte y por esto se ve a las veces en hombres flacos fuerzas imposibles; mas cuando cesa la voluntad, los miembros no se mueven, antes caen como cosa mortal sin tener en s fuerza alguna. Y como al cobarde le falta la voluntad para mover a la pelea, los miembros de su cuerpo pierden las fuerzas y caen; y de aqu vienen los temblores y el cortamiento y las arcadas y los desmayos y otros accidentes desta calidad. El segundo dao, es turbar las potencias exteriores e interiores. Ca el cobarde no ve por dnde va, ni quin le defiende, ni oye lo que le dicen. Esto vers cada da en los que van huyendo del toro. Otros, no estima lo que debe seguir ni lo que debe huir, ni determina con la razn y prudencia lo que debe hacer; y por eso el cobarde, en las cosas de hecho, es muy indeterminado y muy mudable en los acuerdos. De aqu nace que los cobardes, cuanto ms son, tanto menos valen; porque crece la confusin y la turbacin en la obra, y de todo lo sobredicho nace que la buena opinin que la gente tiene de un buen capitn basta para que venza la batalla contra doblada gente; porque con la buena confianza del famoso varn aplican sus voluntades a la obra, con las cuales como dicho es, se mueven los miembros con mayor mpetu y fortaleza. Otros, con la prudencia determnanse a obedecer al capitn, y as como el consejo no es ms de uno y determinado, sguenle sin turbacin, con mayor vehemencia. MERCURIO: Yo te har hoy embozar esa tu bellaca lengua! SOSIA: No podrs! Porque sin eso, es ella buena y honesta. MERCURIO: An porfas a responder con argumentos falsos! Qu tienes t que hacer a par desta casa? SOSIA: Y t que tienes aqu que ver? MERCURIO: El rey Creonte manda poner aqu cada noche uno de los veladores nocturnos. SOSIA: Bien hace, pues que nosotros hemos andado lejos daqu en su servicio, mndanos guardar la casa. Agora t te puedes ir y decille que son venidos los familiares desta casa, y que no es menester ponelle veladores. MERCURIO: No s yo qu tan familiar seas t desta casa! Mas yo te prometo, familiar, que si luego no te vas daqu, que yo te haga hospedar no como a familiar. SOSIA: Digo que yo moro en esta casa y soy siervo destos seores. MERCURIO: Sabes cmo te va? Vete daqu luego, porque si no te vas yo te levantar! SOSIA: En qu manera? MERCURIO: Tomndote a cuestas! No te irs quiz si yo tomo un garrote? SOSIA: Yo no digo sino que soy familiar desta compaa. MERCURIO: Mira cun presto quieres ir descalabrado si luego no te vas daqu! SOSIA: Parcete cosa justa que me estorbes dentrar en la casa do yo moro, viniendo de camino? SOSIA: Y es sta tu casa? SOSIA: Digo que s! MERCURIO: Pues quin es tu seor? SOSIA: Anfitrin, que fue agora por capitn general de las huestes tebanas y est casado con Alcmena, es mi seor. MERCURIO: Qu diablo dices! Cmo te llaman? SOSIA: Sosia me llaman los tebanos. Hijo de mi padre Davo. MERCURIO: Ciertamente, t has venido hoy aqu por tu mal con tus mentiras compuestas, y con tus engaos cosidos; bellaco atrevido! SOSIA: En verdad yo vengo aqu con la ropa cosida y no con los engaos. MERCURIO: An en eso mientes!: que no vienes con la ropa sino con los pies. SOSIA: Eso cierto es. MERCURIO: Pues por sola esa mentira llevars agora en las quijadas! SOSIA: No quiero yo eso, por cierto! MERCURIO: Por cierto, aunque no quieras. Porque esto ser cosa cierta, y no est en que t la quieras! SOSIA: Seor, ya no ms por amor de Dios! A ti me encomiendo! MERCURIO: T has de osar decir que eres Sosia sindolo yo? SOSIA: Ay, qu mamuerto! MERCURIO: Temprano te quejas! No es nada esto con lo que ha de ser, cuyo eres agora. SOSIA: Tuyo, que con los puos has tomado la posesin de m y me heciste tuyo! Ay, de los ciudadanos de Tebas! MERCURIO: An das voces, bellaco! Habla! A qu veniste? SOSIA: Para que hubiese alguno a quien t matases a puadas! MERCURIO: Cuyo eres! SOSIA: Digo que soy Sosia, el de Anfitrin. MERCURIO: Pues por estas vanidades que hablas llevars ms en la cabeza! Toma! Yo soy Sosia, no t. SOSIA: As plega a Dios que t lo seas, y yo el que te castigue. MERCURIO: An hablas entredientes! SOSIA: Ya callo! MERCURIO: Quin es tu seor? SOSIA: Quien t quisieres! MERCURIO: Pues, qu dices? Cmo te llaman agora? SOSIA: No, nada, sino como t mandares! MERCURIO: Dicas que eras Sosia el de Anfitrin. SOSIA: Errme! que no quise decir sino que era compaero de Anfitrin! MERCURIO: Saba yo de cierto, que no haba en esta casa otro siervo Sosia sino yo; y t estabas fuera de seso. SOSIA: Ojal me hubiesen hecho tanto bien tus puos! MERCURIO: Yo soy este Sosia que t dicias agora que eras. SOSIA: Suplcote agora que me des licencia para que te pueda hablar sin que me descalabres. MERCURIO: Mas yo quiero que hagamos treguas por un rati [Im. 11-1] llo para que digas lo que quisieres. SOSIA: No hablar sino hecha la paz; pues, que puedes ms que yo a las puadas! MERCURIO: Di lo que quisieres, que no te har mal. SOSIA: Por tu palabra me creo. MERCURIO: As sea. SOSIA: Qu ser si me mientes? MERCURIO: Si yo te mintiere, plega a Dios que la ira de Mercurio venga sobre Sosia. SOSIA: Paramientes lo que digo. Agora yo tengo licencia de hablar libremente lo que quisiere; yo soy Sosia, el siervo de Anfitrin. MERCURIO: An otra vez? SOSIA: Paz hice; treguas hice; y digo verdad. MERCURIO: Pues... tmate sa! SOSIA: Haz lo que quisieres y como a ti te agradare, pues que puedes ms que yo! Mas como quiera que t lo hars yo esto nunca lo callar! MERCURIO: Siendo yo vivo, nunca t hars que yo no sea Sosia! SOSIA: Por Dios! T nunca me hars ajeno para que no sea de quien soy! Ni en toda esta compaa hay otro siervo Sosia sino yo, que juntamente con Anfitrin me part de aqu para el ejrcito. MERCURIO: Este hombre loco est! SOSIA: Esa enfermedad t la tienes! Qu diablo es esto! No soy yo Sosia, el siervo de Anfitrin? Por ventura el nuestro navo que me trajo no arrib esta noche del puerto Prsico? Por ventura mi amo no me envi aqu? Por ventura yo no estoy agora delante nuestra casa, no tengo una linterna en la mano, no hablo, no estoy despierto, no me ha molido este hombre con los puos? Si por cierto que an las quijadas, desventurado de m, me duelen mucho! Luego, por qu estoy dudando? O por qu no entro en nuestra casa? MERCURIO: Qu cosa es nuestra casa! SOSIA: Cierto, as es! MERCURIO: Todo cuanto agora has dicho es mentira! Que ciertamente, yo soy Sosia, el de Anfitrin; porque aquesta noche parti nuestro navo del puerto Prsico, y all hobimos combatido la ciudad do reinaba el rey Terela, y vencimos en batalla las huestes de los teleboyanos, y el mismo Anfitrin, cort la cabeza al rey Terela en la batalla. SOSIA: Yo mismo no me creo a m mismo como le oyo decir estas cosas! Por qu lo que all pas ste lo cuenta todo como hombre de buena memoria?, mas... qu me dirs? Qu es lo que le dieron los teleboyanos a Anfitrin? MERCURIO: Una copa de oro con que sola beber el rey Terela. SOSIA: Dices cuanto hay en ello, mas... adnde est agora esa copa? MERCURIO: En una cestilla cerrada y sellada con el sello de Anfitrin. SOSIA: Dime, y qu est figurado en el sello? MERCURIO: El Sol cuando nace, en un carro que lo traen cuatro juntas de caballos. Para que me tientas, bellaco! SOSIA: Con argumentos me vence. Otro nombre habr de buscar, pues que ste no es mo. No s dnde pudo este ver todas estas cosas! Mas yo le asir muy bien, porque lo que yo mismo a solas hice en la tienda de mi amo sin estar presente otro alguno, esto nunca me lo podr decir hoy: si t eres Sosia, cuando las huestes peleaban en la mayor priesa de la batalla, qu hacas t en la tienda de Anfitrin? Aqu te tengo; yo me doy por vencido si lo dijeres. MERCURIO: Haba all un cntaro de vino, daquel hench una jarra y retrado mas adentro, bebla; de vino puro cual su madre le pari. SOSIA: Esto es cosa de maravilla! porque l no lo pudo ver si no estaba escondido dentro en la jarra. MERCURIO: El hecho fue que yo me beb entonces un buen jarro de vino puro. Qu dices agora? Confiesas que te venzo con argumentos no ser t Sosia? SOSIA: Y eso niegaslo t. MERCURIO: Cmo no te lo tengo de negar, siendolo yo mismo! SOSIA: Juro por Jpiter que soy Sosia, y que no miento! MERCURIO: Y yo juro por Mercurio que Jpiter no te creer a ti, porque sin juramento me creer ms a m que a ti jurndolo! SOSIA: A lo menos pregntote: quin soy yo, pues que no soy Sosia? MERCURIO: A donde yo no quisiere ser Sosia, seytelo t; mas agora que yo lo soy, t llevars mal ao si luego no te vas daqu, don villano! SOSIA: Cierto, yo juro por la casa de Apolo que cuando miro bien a ste y reconozco mi gesto cual yo le he visto [Im. 1-2] muchas veces en el espejo: l es semejable a m en gran manera. El sombrero y el vestido tiene ni ms ni menos que yo; el calzado, el pie, la estatura y la tresquiladura, los ojos, las narices, los labrios, las mejillas, el asiento de la barba, y la misma barba; el cuello y todo el cuerpo. Qu menester es alargar en palabras, si l tiene en las espaldas seales de heridas!8 Ninguna cosa hay en el mundo que ms se parezca a otra que l se parece a m. Mas cuando por otra parte pienso en verdad, y me acuerdo bien que yo soy cierto el mismo que siempre fui9, conozco a mi amo, conozco a nuestras casas y entiendo y tengo sentido, en ninguna manera le confesar lo que habla; antes quiero llamar a las puertas. MERCURIO: A dnde te vas allegando? SOSIA: Aqu, a casa. MERCURIO: Aunque agora subieses en el carro de Jpiter, y huyeses en l tan ligero como l suele correr, no podras huir la mala ventura que andas buscando. SOSIA: Cmo? No puedo yo decir a mi seora lo que mi seor me mand? MERCURIO: A tu seora, si algo quieres decir dgelo, mas a esta nuestra no te dejar yo entrar, porque si me enojas llevars daqu quebrantados los lomos. SOSIA: Mejor ser que me vaya; O, dioses inmortales, vuestra fe imploro! Yo, a dnde perec, a dnde me troqu y me hice otro? A dnde perd mi hechura? Si me dej yo mismo all, donde aquel est cuando nos partimos a la guerra, si me olvid de llevarme; porque aqueste toda mi imagen posee, la que yo antes dagora tena. Siendo yo vivo, se hace conmigo lo que nunca nadie har despus que me muera, que es sacarme la imagen al propio. Voyme al puerto, y todo esto como ha pasado lo dir a mi amo, si l tambin no me desconoce, lo cual plega a Jpiter que as sea. Dejar siquiera de ser esclavo, y rada mi cabeza como hombre libre, porn mi bonete sobre la calva. *** MERCURIO: tem y prsperamente me ha sucedido hoy esta obra, desvi de las puretas muy gran pesadumbre y enojo, porque mi padre seguramente pudiese estar abrazado con su amiga. Y este mozo cuando llegare all do est Anfitrin, contarle ha cmo el siervo Sosia le ech de la puerta de casa, que nunca le dej entrar, y el otro pensar que es gran mentira y no podr creer que Sosia vino ac como le fue mandado. De manera que los har andar errados y locos a entrambos y a toda la familia de Anfitrin con ellos, hasta que mi padre tome un buen hartazgo de esta que tanto ama. Despdese Jpiter de Alcmena antes que llegue Anfitrin, su marido. Ella queda triste y llorosa por el ausencia del que pensaba que era su marido. Jpiter la consuela y le da la copa de oro que gan Anfitrin en la batalla.

ESCENA II JPITER: Qudate a Dios, Alcmena. Encomindote el cuidado y gobernacin de nuestra casa10, que lo hagas como siempre lo haces y perseveres en ello. Ya ves cmo has cumplido los meses de tu preez; necesario es que yo me parta daqu. Lo que parieres, cralo. Alcmena: Qu negocio es ste mi marido! Por qu tan spitamente te vayas de tu casa? JPITER: Por Dios, que yo no lo hago por aborrecimiento que tenga de ti ni de mi casa! Mas porque estando yo ac, falta en el ejrcito el capitn general; y hacer sea algn mal recaudo de los que no se suelen hacer estando presente el capitn, ms presto que hacerse alguna cosa convenible y provechosa. MERCURIO: Muy sabido este chocarrero y sease mi padre. Miralde cun halageamente est lisonjeando a la mujer! Alcmena: A osadas, yo juro por Dios Castor, que ya tengo experimentado en qu tanto tengas a tu mujer. JPITER: No te basta que no quiera yo en el mundo a otra mujer tanto como a ti. MERCURIO: Por la casa de Apolo, que si ella no supiese que t sueles andar en estos adulterios, yo me obligase a hacerla creer por tus lisonjas que querras ms ser Anfitrin que Jpiter. Alcmena: Esto que t dices, mi marido, ms lo querra ver por la obra que por relacin. Lo que yo veo es que te vas antes que se escalentase el lugar de la cama do te acostaste. Ayer veniste a medianoche, y agora te partes antes del da; agrdate esto? MERCURIO: Quiero llegarme a ellos y decir a esta alguna lisonja para hacerme alcahuete de mi padre: Seora, en tanto grado eres amada deste que l se va del todo a perder por tus amores. JPITER: Bellaco, no te conozco yo! Qutateme de delante! Qu cargo tienes t de hablar en esto? ladronazo! Si tan solamente hablas entre dientes, yo te moler las espaldas con este palo! Alcmena: Hora ya seor mo, no hayas enojo! JPITER: Hora habla entre dientes. MERCURIO: Runmente nos ha sucedido esta primera alcahuetera. JPITER: Mas tornando a lo que t dices, mi mujer, no me parece que tienes razn de enojarte de m, porque yo me part de la hueste secretamente. Tom por tu servicio este trabajo porque t, primera que nadie, supieses de m antes que de otro toda la nueva de la guerra; cmo yo he gobernado el ejrcito, largamente te lo he contado todo. Si no fuese grande el amor que te tengo, no lo habra hecho desta manera. MERCURIO: No miras cmo hace mi padre lo que dije?; en el alma le toca el lisonjero con sus halagos. JPITER: As que agora, porque el ejrcito no sienta mi venida, es menester volver all encubiertamente, siquiera porque no digan que dejo el provecho de la Repblica por amor de mi mujer. Alcmena: Llorosa y triste dejas a tu mujer con tu partida. JPITER: Calla, mi seora!; no destruyis tus ojos, que yo te prometo de volver muy presto. Alcmena: Ese muy presto, lejos viene. JPITER: No te dejo yo seora ni me parto de ti por mi voluntad. Alcmena: Crolo, porque en la misma noche que veniste te vas. JPITER: Para qu me detienes? Tiempo es ya de salir de la ciudad; quiero que sea antes que amanezca. Hgote donacin Alcmena desta copa de oro que a m me dieron por mi fortaleza; sola beber con ella el rey Terela, a quien yo por mi mano, mat en la batalla. Alcmena: Hceslo t seor mo como sueles hacer todas las otras cosas; tal es por cierto el don, cual es el que lo hace. MERCURIO: Ms como a quin se hace. JPITER: An porfias a hablar! No sabes t que te podra yo sacar el alma, ladrn! Alcmena: No quieras, mi seor Anfitrin, enojarte de Sosia por mi causa. JPITER: As lo har, seora; como t lo mandas. MERCURIO: Cun rijoso est este mi padre con el celo de los amores! JPITER: Quieres algo, seora? Alcmena: Quiero que cuando me tuvieres ausente, me ames; y quiero ser tuya estando t ausente. MERCURIO: Vmonos de aqu Anfitrin, que ya esclarece. JPITER: Anda t delante, Sosia, yo te seguir. Quieres algo, seora? Alcmena: Que te vengas luego. JPITER: Yo ser contigo antes de lo que t piensas; por eso, ten buen corazn. ... Agora te suelto noche, que has estado presa, porque te vayas y des lugar al da que alumbre a los mortales con luz clara y hermosa. Y cuanto t noche fuiste ms larga que la pasada, har que tanto el da sea ms breve porque igualmente se conformen el da y la noche desiguales; yo me voy detrs de Mercurio. **** Anfitrin se parte con Sosia de madrugada desde el navo para su casa, y por el camino viene maltratando Anfitrin a Sosia porque le cont cosas imposibles de lo que haba pasado con el otro Sosia. Desclpase Sosia y afrmase en lo dicho. Propone Anfitrin de pesquisar la verdad.

ESCENA III Anfitrin. Sosia ANFITRIN: Sus, anda t delante; yo te seguir. SOSIA: No, sino yo ir detrs. ANFITRIN: Yo te juzgo por el [Im. 3-2] mayor bellaco que hay en el mundo! SOSIA: Dme por qu razn. ANFITRIN: Porque me haces entender lo que nunca fue, ni es, ni ser. SOSIA: Ves aqu seor, cmo t haces que ningn crdito tengan los tuyos cerca de ti? ANFITRIN: Qu quiere decir esto? Cmo puede ser? Yo te juro por Hrcules, don malvado, que yo te corte esa tu mentirosa y bellaca lengua! SOSIA: Tuyo soy! Por ende, haz lo que te plugiere como te sea ms provechoso; mas t en ninguna manera me podrs poner miedo que me estorbe de hablar todo esto como ha pasado. ANFITRIN: Bellaco! Osas t decirme a m que quedas en casa y que ests aqu conmigo? SOSIA: Yo digo verdad. ANFITRIN: Dices t la mala ventura que los dioses te darn, y yo tambin te la dar hoy! SOSIA: En tu mano es de hacer eso, pues que soy tuyo. ANFITRIN: Ladrn! T has de tener osada de burlar de m siendo yo tu seor! T has de osar decirme cosa que nunca hombre la vio, ni puede hacerse: que un mismo hombre en un tiempo este juntamente en dos lugares. SOSIA: En verdad, como yo lo digo as pasa. ANFITRIN: Mal te haga Jpiter! SOSIA: Qu dao te hice seor porque tanto mal merezca! ANFITRIN: Eso me preguntas bellaco y ests burlando de m?! SOSIA: Si es as, con razn me maltratas. Mas yo no miento; la cosa como pas te la digo. ANFITRIN: Yo pienso que este hombre est borracho! SOSIA: Ojal lo estuviese! ANFITRIN: Deseas lo que ya est hecho. SOSIA: Yo, seor. ANFITRIN: T cierto, mas en qu taberna lo bebiste? SOSIA: En ninguna parte he bebido, en verdad. ANFITRIN: Que es esto de este hombre! SOSIA: Cierto, yo te lo he dicho diez veces; digo que yo estoy agora en casa, has me odo? Y el mismo Sosia que qued en casa, ese mismo, estoy agora aqu contigo. Va bien claro esto seor? Parcete que hablo abiertamente? ANFITRIN: Vete de ah, aprtate de m! SOSIA: Por qu razn? ANFITRIN: Porque ests tomado del diablo! SOSIA: Que es eso que dices? En verdad Anfitrin, yo estoy sano y salvo. ANFITRIN: S yo vuelvo a mi casa en salvo, yo te har hoy como t lo mereces, que no estes sano y que seas malaventurado. Vte agora tras m, pues que burlas de tu seor con palabras desvariadas! Y por cuanto has menospreciado de hacer lo que tu seor te mand, vienes agora por tu pasatiempo a burlar dl; y dcesme, ahorcadizo, cosas que son imposibles y nunca hombre las dijo. Yo har que todas estas mentiras te carguen hoy sobre las espaldas. SOSIA: Anfitrin, gran desventura es sta para el buen siervo que hable verdad con su seor, y sea por fuerza vencida esta verdad, y habida por mentira. ANFITRIN: En qu manera puedes t hacer verdad lo que dices? Quiero que pienses que esto se ha de averiguar con argumentos y no por fuerza; cmo puedes tu estar agora aqu y en casa? Esto quiero que me hagas entender. SOSIA: Ciertamente yo estoy aqu y all, y desto quienquiera se debe maravillar y no es mayor maravilla para ti que para m. ANFITRIN: En qu manera? SOSIA: Digo que no te maravillas t de esto ms que yo, y as los dioses me quieran bien, cmo yo no me crea luego a m mismo Sosia hasta que yo mismo Sosia, el que estoy all, me hizo que le creyese. l me recont por orden todas las cosas como pasaron cuando estbamos contra los enemigos y el mismo gesto y forma que yo tengo me tom con el nombre. An la leche no se parece tanto a la leche como aqul yo me parezco a m; porque, como menviaste desde el puerto para que fuese antes que t a casa.... ANFITRIN: Qu paso entonces? SOSIA: Mucho antes que yo llegase a casa estaba yo mismo ante la puerta de casa. ANFITRIN: Qu mentiras dice este bellaco! T ests bien en tu seso? SOSIA: As estoy como ves y digo lo que pas. ANFITRIN: No s qu mala ventura le ha venido a este hombre, de alguna mala mano, despus que de m se parti! SOSIA: Yo te confieso que era ella tal porque muy malamente me maj las quijadas con los puos. ANFITRIN: Quin te hiri! SOSIA: Yo mismo, el que estoy agora en casa, a m mismo. ANFITRIN: Cata que no me respondas sino a lo que yo te preguntare. Primero: quiero que me digas quin es este Sosia. SOSIA: Tu siervo es. ANFITRIN: Por cierto, a m me basta un Sosia que eres t, y an me sobra de lo que yo quiero, y despus que nac, nunca tuve otro siervo Sosia, si a ti no. SOSIA: Yo digo Anfitrin, que es tu siervo Sosia sin m el otro que est en casa, y digo que yo har que le topes cuando llegares a casa y te le dar que sea hijo del mismo padre que yo soy, y de la misma forma y edad que yo tengo. Qu menester son palabras? De un Sosia se te hicieron dos. ANFITRIN: Grandes maravillas me cuentas! , mas viste a mi mujer? SOSIA: Antes nunca pude entrar en casa! ANFITRIN: Quin te lo estorb? SOSIA: Aquel Sosia que ya muchas veces tengo dicho; aqul que me moli con los puos. ANFITRIN: Qu cosa es este Sosia? SOSIA: Digo que yo! Cuntas veces fuere menester decrtelo! ANFITRIN: Qu me dices? T echstete a dormir en alguna parte Sosia, que quiz hayas visto en sueos este Sosia que has dicho. SOSIA: No tengo yo en costumbre de hacer soando lo que mi seor me manda. Despierto le vi, y despierto agora le veo; despierto le hablaba, y a mi despierto l despierto me atorment poco ha con los puos. ANFITRIN: Quin? SOSIA: Digo que Sosia, aqul yo que estoy en casa. Seor, an no lo entiendes? ANFITRIN: Quin diablo te puede entender segn las mentiras t compones? SOSIA: Mas luego lo conocers; digo que conocers luego aqul tu siervo Sosia. ANFITRIN: Pues vente por aqu en pos de m, porque yo he menester pesquisar esto antes que otra cosa; mas mira, que se trayan del navo todas las cosas que yo he mandado. SOSIA: Yo tengo memoria y diligencia para que parezcan todas las cosas que mandaste, porque no he bebido tu mandamiento juntamente con el vino. ANFITRIN: As plega a los dioses que lo que t dices que no has hecho, sea as como lo dices. **** Alcmena se queja de la poca tardanza que haba hecho su marido con ella. En esto, llega Anfitrin, su marido, y saldala amorosamente como quien viene de nuevo. Ella le recibe desamoradamente pensando que burla de ella, pues que la noche pasada haban estado juntos. Anfitrin niega haber estado con ella y ofrcese a la prueba.

ESCENA IV Alcmena. Anfitrin. Sosia Alcmena: Harto poca cosa es el placer que se pasa en la vida y en todas sus edades, para con las tristezas y molestias de ella. As se compara bien lo uno por lo otro en la edad de los hombres. As ha placido a los dioses que siempre tras el deleite se siga la compaa del dolor, y que si algn bien se alcanza, sea mayor el dao y el mal que dall redunda. Esto tengo yo agora por experiencia en mi casa, y por m misma lo s. Que se me dio un rato de deleite cuando pude alcanzar de ver a mi marido por espacio de una noche, y ste se me parti luego antes que amaneciese. Parceme que quedo sola sin alguna compaa en apartarse daqu aquel a quien yo amo sobre todos. Ms pasin me queda de la ida de mi marido que placer me dio su venida. Mas esto me hace bienaventurada, que a lo menos venci por batalla los enemigos, y en volver l a su casa con mucha honra, me da consolacin. Sea de m ausente con tanto que alcanzada la gloriosa alabanza se retraya a su casa. Yo sufrir mucho el ausencia suya con fuerte y firme nimo, pues que tal galardn se me da que vuelva a m marido vencedor de la batalla. Esto habr yo por gran bien. ANFITRIN: Por Dios! Que yo tengo de llegar a mi casa muy deseado de mi mujer, que me ama y yo tambin a ella, mayormente pues que nuestros negocios se han hecho bien: vencidos los enemigos que ninguno pensaba poderse vencer, por mi industria y gobernacin al primer encuentro los desbaratamos. Por esto s cierto, que yo vengo a mi mujer muy esperado y deseado della. SOSIA: Qu piensas t que har mi amiga con mi venida, cuando eso juzgas de tu mujer? Alcmena: Mi marido es ste, por cierto. ANFITRIN: Vente por aqu tras m. Alcmena: Cmo se vuelve, que me dijo que se iba de gran priesa? Si me quiere tentar de lo que l sabe muy bien que yo le amo?; y si quiso probarme con su ida para ver cmo le deseo? En cualquiera manera que ello sea, por cierto, l no me hace pesar con su venida. SOSIA: Anfitrin, mejor ser que nos volvamos al navo. ANFITRIN: Por qu razn? SOSIA: Porque no habr en casa quien nos d de comer cuando llegaremos. ANFITRIN: Qu causa te movi a pensar agora eso? SOSIA: Porque venimos tarde. ANFITRIN: Cmo? SOSIA: Porque veo a Alcmena estar a la puerta muy harta y rellena. ANFITRIN: No es sino que la dej yo preada antes que me partiese. SOSIA: Guay de m! muerto soy! ANFITRIN: Qu has? SOSIA: Porque segn la cuenta traes ella, tiene ya cumplido el mes; as que vengo yo a ser aguadero de la parida, y de toda la casa. ANFITRIN: No hayas miedo. SOSIA: Sabes cun buen corazn tengo! Que si una vez tomo el caldern en la mano, nunca me tengas por hombre de mi palabra, si yo no le sacare toda el alma al pozo que una vez comenzare. ANFITRIN: Vente tras m, que otro habr que haga eso; no hayas miedo! SOSIA: Yo hara mejor lo que debo en llegar a mi seora primero que mi amo Anfitrin. Anfitrin, muy alegre, saluda a su deseada mujer, a la cual se la estima por la mejor de todas cuantas hay en Tebas, cuya bondad es famosa entre todos los ciudadanos. ANFITRIN: Has estado buena?, has deseado mi venida? SOSIA: Nunca vi cosa ms deseada; ninguno le saluda ms que a un perro. ANFITRIN: Y como te veo preada, y como te veo tan embarnecida, algrome. Alcmena: Rugote por Dios que me digas por qu me saludas! Para burlar de m? Y me hablas tan amorosamente como si de poco ac no me hubieses visto, como si agora fuese la primera vez que llegas a tu casa viniendo de la guerra. As me hablas de nuevo, como si de mucho tiempo ac no me vieras! ANFITRIN: Antes te certifico que yo no te haya visto en alguna parte, si agora no, despus que me part a la guerra. Alcmena: Por qu lo niegas? ANFITRIN: Porque deprend a decir verdades. Alcmena: No hace cosa justa el que desaprende lo que aprendi; probisme quiz, por ver lo que tengo en el corazn?! Mas dime, por qu os volvistes tan presto? Hubo algn agero que te hiciese tardar o detinete alguna tempestad, que no te fueses a tus huestes como poco ha me dijiste? ANFITRIN: Poco ha? Qu tan poco ha? Alcmena: Tientasme? Poquito ha; muy poquito, agora. ANFITRIN: Cmo puede ser esto que dices?, poquito ha, y agora? Alcmena: Qu piensas que tengo que hacer sino burlar de ti, pues que burlas de m?! Qu dices..., que llegaste agora de nuevo y an agora partiste de aqu? ANFITRIN: Esta mujer desvariando est! Espera un poco hasta que descabece un sueo, que ella ciertamente despierta est soando. Alcmena: En verdad? por Dios! Yo estoy despierta y velando; hablo lo que ha pasado porque de poco ac, antes que hoy amaneciese, os vi a ste y a ti. ANFITRIN: En qu lugar? Alcmena: Aqu, en esta casa do t moras! ANFITRIN: Nunca tal cosa pas! SOSIA: Por qu no callas? Qu sabes t si el navo nos trajo ac adormidos desde el puerto? ANFITRIN: Tanbin t te conformas con sta? SOSIA: Qu quieres que haga! No sabes t que a una loca que desvara, si la quieres contradecir, que de loca la hars muy loca y arrojar ms porradas? Y si otorgas con ella, con sola esta herida, la vencers. ANFITRIN: Antes te juro por Apolo que ella habr hoy cierta la rencilla; Cmo pues que viniendo yo agora de nuevo a mi casa, no ha querido saludarme? SOSIA: Despertars las moscas para que te piquen ms! ANFITRIN: Calla t! ... Alcmena, una cosa te quiero preguntar. Alcmena: Pregunta lo que quisieres. ANFITRIN: Por ventura es locura esta que te ha venido, o es demasiada soberbia? Alcmena: Por qu te ha venido al pensamiento de preguntarme esto, mi marido? ANFITRIN: Porque antes de agora solas t saludarme cuando vena de fuera, y as mismo hablar amorosamente como suelen hacer las buenas mujeres a sus maridos. Agora, hllote muy fuera desta costumbre, llegando yo de camino a mi casa. Alcmena: Por cierto, mi marido, cuando t llegaste ayer, yo te salud, y te pregunt si venas bueno y juntamente te tom la mano y te di un beso en la boca. SOSIA: T saludaste ayer a ste? Alcmena: Y a ti tambin! SOSIA: Anfitrin, yo esperaba que sta te haba de parir un hijo, mas no es de hijo su preez! ANFITRIN: Pues, de qu? SOSIA: De locura! Alcmena: Yo en verdad, en mi seso estoy; y ruego a los dioses que me alumbren para que venga parida de un hijo, y a ti vern mucho mal si este usa de su oficio; y, t malvado agorero, llevars lo que mereces por este agero que me anuncias. SOSIA: Ms razn es de dar el mal a la preada porque tenga en qu roer, si comenzare a estar mala del seso. ANFITRIN: T me viste ayer aqu? Alcmena: Digo que yo te vi, si quieres que lo diga diez veces. ANFITRIN: En sueos, quiz! Alcmena: Mas despierta te vi despierto! ANFITRIN: Desaventurado de m! SOSIA: Qu has? ANFITRIN: Desvara mi mujer! SOSIA: Con algn humor melanclico est turbada! Porque ninguna cosa hay que tan presto haga desvariar los hombres. nturbia, para que no se representen en ella las figuras por la manera que son, y de aqu nace el desvariar, as que el poeta quiso tocar aqu esta materia como filsofo y mdico. ANFITRIN: Mujer, a dnde sentiste la primera vez tomarte este mal? Alcmena: En verdad, por Dios, yo estoy sana y salva. ANFITRIN: Pues luego, por qu dices que me viste ayer! Que an esta noche arribamos al puerto, all cen y all dorm toda la noche en el navo. Ni he puesto el pie en esta casa despus que me part de aqu con el ejrcito contra los enemigos teleboyanos y los vencimos. Alcmena: Mas antes cenaste conmigo y dormiste conmigo. ANFITRIN: Cmo es eso? Alcmena: Digo verdad! ANFITRIN: No en esto, por Dios! En otras cosas, no s. Alcmena: A la primera alborada te partiste para tus huestes. ANFITRIN: En qu manera? SOSIA: Bien dice lo que se le acuerda esta te contando el sueo; mas t, buena mujer, despus que despertaste habas de sacrificar a Jpiter, el de las maravillas, con muela de sal o con encienso. Alcmena: Guay de tu cabeza! SOSIA: Antes te hago provecho con lo que te digo, si curas de ti. Alcmena: Es muy gentil cosa que diga este bellaco otra vez descortesas contra m, sin que t le castigues. ANFITRIN: Calla, t! Di, t! Yo me part hoy de ti cuando amaneca? Alcmena: Pues quin sino vosotros me cont a m cmo haba pasado all la batalla? ANFITRIN: Cmo! y tambin sabes t eso? Alcmena: Como quien lo oy de ti: que habas combatido una gran ciudad y t mismo mataste al rey Terela. ANFITRIN: Yo dije eso? Alcmena: T mismo! Y an estaba delante este Sosia! ANFITRIN: Osteme t contar hoy estas cosas? SOSIA: A dnde te lo haba yo de or? ANFITRIN: Pregntalo a esta! SOSIA: Estando yo presente, nunca tal pas; que yo sepa. Alcmena: Maravilla es no hablar este contra ti. ANFITRIN: Hora sus, Sosia. Mrame. SOSIA: Ya miro. ANFITRIN: Yo quiero que se diga la verdad, y no quiero que te conformes conmigo; osteme t contarle a ella esto que dice? SOSIA: Rugote en reverencia de Apolo que me digas si has perdido el seso tanbin t como ella!, pues qu me preguntas eso, que sabes que es sta la primera vez que yo juntamente contigo la veo! ANFITRIN: Qu dices agora, mujer? Hasle odo? Alcmena: Por tanto, me creo yo mucho ms a m que a vosotros, y s que esto ha pasado ni ms ni menos como yo lo digo. ANFITRIN: T dices que vine yo ayer. Alcmena: Y t niegas haberte partido de aqu hoy. ANFITRIN: Yo s por cierto; y digo que agora es la primera vez que vengo a mi casa. Alcmena: Rugote que me digas si negars tanbin esto: haberme t hoy empresentado una copa de oro que dijiste que te haban dado all. ANFITRIN: Por la casa de Apolo, que ni yo te la di ni te dije eso! Mas pens de hacello as como dices, y an agora pienso de darte esa copa. Mas... quin te dijo eso? Alcmena: Por cierto yo de ti lo o, y de tu mano tom la copa. ANFITRIN: Esta qued, esta qued por amor de m; mucho me maravillo Sosia que sepa sta cmo all me dieron la copa de oro, si t no hablaste con ella cuando yo te envi y le contaste todas estas cosas. SOSIA: Por la casa santa de Apolo que ni yo tal dije, ni la vi sino junto contigo! ANFITRIN: Qu ser esto desta mujer? Alcmena: Quieres que te saquen aqu la copa? ANFITRIN: Quiero que la saquen. Alcmena: Hgase! Tesala, entra y saca fuera la copa que hoy me dio mi marido! ANFITRIN: Ven ac t, Sosia! Allende de las otras maravillas en verdad, yo mespanto mucho de esta. Si es verdad que esta mujer tiene aquella copa...! SOSIA: Cmo! Crees t que ha de tener la copa que traen en esta cestilla sellada con tu sello? ANFITRIN: El sello salvo est. SOSIA: Mralo. ANFITRIN: Bueno, est ni ms ni menos como yo le sell. SOSIA: Rugote que t hagas a limpiar y desencantar esta enhechizada. ANFITRIN: Casa santa de Apolo! que menester es hacer aqu nada?! Toda esta casa est llena de visiones y despantos. que menester son palabras?! Cata ah la copa, vestela ah. Alcmena: Creers lo que te digo?, sus mrala hora bien si quieres!, t, que niegas lo que hiciste. Ya yo te vencer agora pblicamente. Es sta la copa que all me diste? ANFITRIN: O, gran Jpiter! Qu es esto que veo? Esta es ella en verdad la copa. Muerto soy, Sosia. SOSIA: O esta mujer, por Dios, es una grande embahucadora, o la copa ha de estar aqu en esta cestilla. ANFITRIN: Sus, desata la cestilla! SOSIA: Para qu la tengo de desatar? Ella est muy bien sellada y ha venido a buen recaudo. La cosa se ha hecho gentilmente: t pariste otro Anfitrin, yo par otro Sosia. Y agora si la copa ha parido otra copa... todos nos hecimos mellizos! ANFITRIN: Cierto es que se ha de abrir y mirar. SOSIA: Mira si quieres qu tal est el sello, no me cargues despus a m la culpa. ANFITRIN: Abre luego! porque esta mujer quiere con palabras tornanos locos. Alcmena: Dnde haba yo de haber esta copa sino de ti que me la diste? ANFITRIN: Eso quiero yo pesquisar. SOSIA: Jpiter, o Jpiter! ANFITRIN: Qu has habido? SOSIA: A que ninguna copa est en la cestilla! ANFITRIN: Qu es esto que oyo? SOSIA: Lo que es verdad! ANFITRIN: Ello es hecho por tu mal y para tu tormento si no parece! Alcmena: Hela aqu do parece. ANFITRIN: Pues quin te la dio? Alcmena: Quien me lo pregunta. SOSIA: Burlas de m t, que escondidamente veniste del navo por otro camino antes que yo, y sacaste de aqu la copa y distegela; y despus tornaste otra vez a sellar la cestilla secretamente. ANFITRIN: O, cuitado de m; ya t tanbin ayudas a la locura desta! Dices t mujer que nosotros venimos ayer aqu? Alcmena: Digo que s, y que luego en llegando me saludaste y yo a ti, y te di un beso. ANFITRIN: Ya este comienzo del beso no me agrada! Diga ms adelante. Alcmena: Bastete. ANFITRIN: Qu fue despus que me ba? Alcmena: Sentstete a la mesa. SOSIA: O, qu bien; no hagis sino preguntar! ANFITRIN: No atajes; di ms adelante. Alcmena: La cena fue trada; cenaste conmigo. Yo me asent junta contigo. ANFITRIN: En un mismo estrado? Alcmena: En el mismo. SOSIA: Y huy! No me agrada nada este convite. ANFITRIN: Djate agora de argumentos! Diga, qu fue despus que cenamos. Alcmena: Dicas que te dormas; alzaron la mesa y de aqu nos fuimos a acostar. ANFITRIN: Y t dnde te acostaste? Alcmena: Juntamente en la cmara, en una misma cama contigo. ANFITRIN: Echado me has a poder! SOSIA: Qu hobiste, seor? ANFITRIN: Ha me muerto esta mujer! Alcmena: Que has, mi alma! ANFITRIN: No me hables amorosamente! SOSIA: Qu has sentido? ANFITRIN: O, desventurado de m! Yo soy muerto, pues que a la castidad desta ha sobrevenido vicio y maldad en mi ausencia. Alcmena: Rugote, en reverencia de Castor, que me digas, mi marido: por qu razn tengo yo de or de ti tales injurias? ANFITRIN: Que sea yo tu marido! No me llames tan falso nombre! SOSIA: Sguese daqu, pues que este dice que no es el marido, que sea tornado la mujer! Alcmena: Qu hice yo porque tales injurias se me digan? ANFITRIN: T misma te dices lo que has hecho! Y pregntasme a m lo que t pecaste?! Alcmena: Qu pecado te hice, si me acost a par de ti, siendo casada contigo? ANFITRIN: T te acostaste conmigo? Hay cosa en el mundo ms osada que esta cara sin vergenza! Demanda si quieres un poco de honestidad prestada, pues tienes necesidad de ella. Alcmena: Esa maldad que t me levantas no se haya en nuestro linaje! Si t quieres por engaos probarme de deshonesta, nunca podrs hallar lo que buscas! ANFITRIN: O, dioses inmortales! Sosia, t al menos concesme. SOSIA: Escasamente. ANFITRIN: Cen yo ayer en el navo en el Puerto Prsico? SOSIA: Sin m hay otros testigos que en esto no me dejarn mentir; yo no s que me diga de este negocio: si no hay otro Anfitrin que quiz siendo t ausente tenga cargo de tus cosas, y que en tu ausencia goce de tus bienes; porque daquel Sosia encantado que yo poco ha te dije, cosa es de maravillar mucho; mas cierto deste Anfitrin es otra mayor maravilla. No s qu encantador es ste que ha engaado esta mujer. Alcmena: Juro por el reino del alto rey, y por la madre de las Compaas Juno, de quien yo debo tener mucho miedo y vergenza, que ningn mortal, fuera de ti, se lleg a mi cuerpo para hacerme deshonesta! ANFITRIN: Querra que eso fuese verdad! Alcmena: Yo digo verdad, mas es en vano, pues que no la quieres creer. ANFITRIN: Mujer eres; atrevidamente lo juras. Alcmena: La que no tiene culpa ha de ser osada y hablar por su honra, confiada y soberbiamente. ANFITRIN: Harto osadamente lo dices! Alcmena: Como conviene a mujer honesta! ANFITRIN: En las palabras lo pruebas. Alcmena: No tengo yo por mi dote lo que la gente llama dote, sino la castidad y la honestidad, y el resfriamiento de la carne, el temor de los dioses, el amor de los padres y la concordia con los deudos, y serte a ti obediente y liberal con los buenos y aprovechar a los virtuosos. SOSIA: Cierto por Dios! Esta es apuradamente buena si es verdad lo que dice. ANFITRIN: Enajenado estoy en verdad! De tal manera que yo no s quien me soy. SOSIA: Por cierto, t eres Anfitrin. Guarda, no te pierdas, segn la costumbre dagora; as se truecan los hombres despus que venimos deste viaje. ANFITRIN: Mujer: cierto es que yo no tengo de dejar de pesquisar este negocio. Alcmena: Por Dios, que en eso t me hars placer! ANFITRIN: Qu dices? Respndeme: que ser si yo traigo aqu del navo a tu primo Naucrates, que vino junto conmigo en el mismo navo? Si este niega haber pasado lo que t dices, qu pena mereces? Por ventura dars alguna razn por ti, para que yo no te prive del matrimonio? Alcmena: Si yo err, no hay causa ni razn que me baste. ANFITRIN: Bien est. T, Sosia, mete all dentro esos cautivos! Yo me voy a traer conmigo a Naucrates del navo. SOSIA: Aqu no est sino Dios y nosotros. Seora, di la verdad, no me burles! est aqu dentro otro Sosia como yo? Alcmena: Vete de ah siervo digno de tal seor! SOSIA: Voy me, pues lo mandas. Alcmena: Maravillosa hazaa ha sido esta en verdad! Que haya placer mi marido de levantarme una maldad tan falsa y tan mala como esta! Lo que quiera que ello sea, yo lo sabr presto de mi primo Naucrates. Junto con esto se siguen ciertas palabras que habla Jpiter con los miradores, para cuando se representare la comedia en pblico. No se ponen aqu porque no valen nada. Alcmena, desque su marido fue buscar testigos contra ella, se queda quejando muy amargamente de tan gran maldad como su marido le levant. En esto entra Jpiter hecho Anfitrin, y desclpase de todo lo pasado. Al cabo se reconcilian en amistad y aparjanse los sacrificios.

ESCENA V Alcmena. Jpiter Alcmena: No puedo sosegar en casa. As me veo acusada de mi marido de maldad y adulterio y deshonestidad. Todo lo que pas dice a grandes voces que no pas. Reprndeme de lo que nunca fue ni yo comet, y a diestro y a siniestro piensa que ha de valer lo que l dice; y que yo me tenga por tal ni ms ni menos como l me pinta; nunca tal har por Dios, ni tengo de consentir que sea yo falsamente acusada de adulterio!, antes me quiero apartar dl, o l me satisfaga y encima ha de jurar que le pesa de haber dicho lo que contra m dijo siendo yo sin culpa. JPITER: Obligado soy de hacer lo que esta pide si tengo de procurar, amndola, de ser della recibido; y pues la obra que yo hice ha hecho dao a Anfitrin, y el amor que yo la tengo acarre gran trabajo a Anfitrin, que est sin culpa en acusalla. Agora conviene, aunque estoy sin culpa, que yo me haga culpado de las maldades que l le dijo, y de la ira que mostr contra ella. Alcmena: He lo aqu do le veo, al que a la triste de m acusa de adulterio y deshonestidad! JPITER: Mujer, hablar te quiero; a dnde te vuelves? Alcmena: Tal es mi condicin que siempre aborrezco de mirar en el rostro a mis enemigos. JPITER: Hea, ya, seora! Enemigos dices? Alcmena: As es. Yo digo verdad si no me levantas que tanbin es mentira esto. JPITER: Mucho ests vergonzosa! Alcmena: Aparta all tu mano de m! Porque si t ests en tu seso, o si sabes mucho, la que una vez t has tenido por mala mujer y lo has afirmado cierto, no debes haber razones con ella en burla ni en veras, si no eres el mayor loco de los locos. JPITER: S, yo lo dije, no te debes enojar dello porque yo no lo pienso as como lo dije, y por eso vuelvo ac para darte mis desculpas, porque nunca mayor pesar lleg a mi nimo que cuando sent que estabas enojada de m. Alcmena: Decirme has por qu lo dijiste? JPITER: Yo te lo rinder, por la casa de Apolo, que yo no lo dije creyendo que t eras mala mujer, mas quise probar tu nimo, ver qu haras y en qu manera te pondras a sufrir tan fuerte acusacin. Que yo verdaderamente te lo dije burlando para rer despus; sino... pregntalo a este Sosia. Alcmena: No cale sino que trayas aqu a mi primo Naucrates, que tu dijiste poco ha que lo habas de presentar por testigo, otramente no debieras venir ac. JPITER: Si alguna cosa se dijo en burla, no es razn que t la tornes a veras. Alcmena: No s que tan burla es, ms s que tan me doli en el corazn! JPITER: Alcmena, por la tu diestra, te ruego y te suplico que me perdones! Perdname! No ests enojada de m! Alcmena: Con mi virtud hice yo que tus palabras y acusaciones fuesen vanas y falsas, y agora pues me das por libre de las obras, yo me quiero apartar de los deshonestos dichos; qudate a Dios; guarda para ti tu hacienda y dame la ma, y manda que vaya conmigo alguna compaa. JPITER: Ests en tu seso? Alcmena: Si no mandas que me acompaen... yo sola me ir! Y llevar conmigo por compaera la castidad! JPITER: Yo har un juramento, cual t le ordenares, que yo pienso que tengo muy buena mujer, y si en esto miento, yo te ruego muy alto Jpiter que siempre ests enojado de Anfitrin. Alcmena: No plega a Dios, sino que te sea favorable! JPITER: As confo que ser, porque yo tengo jurado la verdad. Agora mi seora, ya no ests enojada? Alcmena: No estoy enojada. JPITER: Es muy bien hecho, porque en la edad de los hombres muchas cosas acontece desta manera; toman deleites y otras veces toman desventuras, entrevienen enojos y otras veces tornan en gracia; mas los enojos cuando alguna vez vienen desta manera entre los que se aman, si despus tornan en amistad, dos tanto quedan amigos que antes lo eran. Alcmena: Lo principal que t hubieras de hacer era guardarte de decir contra m tales palabras, mas pues que ya es dicho, si con la lengua que se dijo lo desdices, hase de sufrir en paciencia. JPITER: Manda luego que me aparejen vasijas limpias, porque los votos que yo promet estando en la guerra, para si volviese salvo a mi casa, los cumpla todos agora. Alcmena: Yo tern cuidado deso! JPITER: Mozos! llmame ac a Sosia para que llame aqu a Blefaron, el gobernador que fue conmigo en el navo para que coma con nosotros. Este, sin comer, quedar burlado cuando yo tuviere aqu asido por las agallas a Anfitrin. Alcmena no s qu se habla entre s. brense las puertas y sale fuera Sosia. Enva Jpiter a Sosia que convide a Blefarn de su parte, y llama a Mercurio para que defienda la entrada de Anfitrin que vuelve a su casa.

ESCENA VI Sosia. Jpiter. Alcmena SOSIA: Anfitrin, aqu estoy! Mira si es menester mandar alguna cosa y hazello he. JPITER: A buen tiempo vienes! SOSIA: Ya me parece que hay paz entre vosotros y como os veo sosegados gzome y delitome; y as me parece que es justo: que el buen siervo se haga a la manera y condicin de sus seores, que como ellos estuvieren as, se ponga y saque su gesto por el gesto dellos; triste cuando ellos tristes, y alegre cuando ellos fueren alegres. Mas ea, rndeme habis ya vuelto en concordia? JPITER: Burlaste sabiendo que todo aquello lo deca yo burlando. SOSIA: Si t lo dejiste por juego, yo cierto por veras lo tomaba. JPITER: Yo tuve mis desculpas y es hecha paz entre nosotros. SOSIA: Fue muy bien hecho. JPITER: Yo me voy adentro a hacer los oficios divinos y cumplir los votos que son hechos. SOSIA: Bien me parece. JPITER: T llama aqu de mi parte a Blefarn, el gobernador del navo, para que acabados los sacrificios coma conmigo. SOSIA: Yo ir tan presto que cuando pensares que estoy all, est ac. JPITER: Pues vulvete luego. Alcmena: Qu mandas que haga? Yo me entrar adentro para que se apareje lo que es menester. JPITER: Anda en hora buena y cuando pudieres, haz que est todo aparejado. Alcmena: Antes ven cuando quisieres, que yo har que no haya tardanza. JPITER: Hablas muy bien y como mujer diligente. [Aparte: Ya estos dos entrambos estn engaados, el siervo y la seora, que piensan que soy Anfitrin; y agora t, divino Sosia haz como seas aqu presente. Bien oyes lo que digo aunque ests ausente. Haz como t quisieres de manera que eches de casa a Anfitrin que viene agora. Mira que ests avisado que yo quiero burlalle en tanto que con esta mujer prestada tomo placer; ten cuidado desto y haz as mismo todo lo que t entiendes que yo he gana, y srveme en tanto que hago sacrificio a m mismo. Mercurio viene corriendo a cumplir por orden lo que manda Jpiter, y dice lo que entiende hacer.

ESCENA VIIMercurio Haced lugar, desviaos, apartaos todos del camino! No sea algn hombre tan osado que se me pare delante! porque siendo yo dios, qu menos licencia tengo de amenazar al pueblo para que me haga lugar, que un siervo que trae nuevas del navo que arrib en salvo, o trae nuevas de la venida del viejo saudo. Pues si a este hacen lugar cuando viene corriendo, cuanto ms a m que vengo obedeciendo las palabras de Jpiter, y por su mandado me traigo con tanta furia. Por tanto, es cosa justa que se me aparte de la carrera y me hagan lugar. Mi padre me llama. Yo le sigo. Y a su dicho y mandamiento soy obediente cual debe ser el buen hijo a su padre; as mismo yo le soy a mi padre en sus amores buen servidor. Amenazo y amonesto; estoy presente; gzome cuando le va bien, y si algn deleite siento que tiene mi padre, es para m mayor deleite. l ama, y sabe lo que cumple. Hace bien en obedecer a su voluntad, que as lo deban hacer todos los hombres hacindose por buenos modos. Agora, mi padre quiere que Anfitrin sea escarnecido. Yo har muy bien como l lo sea; porn una corona en mi cabeza como siervo que quiere hacerse libre; fingir que estoy borracho y subirme arriba, y dall, desde el sobrado, cuando Anfitrin llegare a casa, echarle della; y har borracho dl aunque no haya comido. Despus luego, su siervo Sosia llevar la pena deste enojo que yo le har, porque todo lo que yo hiciere hoy arguir contra Sosia, dicindole que l lo hizo. Que se me da a m! pues que tengo de seguir la voluntad de mi padre, y servirle en lo que l hubiere gana. Mas helo d viene Anfitrin! Ya l ser burlado aqu. Voyme adentro y tomar el vestido como Sosia, despus subirme arriba para estorballe dende all la entrada.

Vuelve Anfitrin a su casa sin hallar el testigo que buscaba y llama a la puerta. ESCENA VIIIAnfitrin: Naucrates, en cuya busca yo iba no est en el navo ni en casa, ni he hallado en la ciudad a quien le haya visto; porque yo he andado arrastrado todas las plazas, las escuelas, las tiendas de los aceites olorosos; al mercado y a la carnicera, y a do se hacen las luchas, y a do libran los pleitos; a los boticarios y a los barberos, y por todos los templos he andado. Cansado vengo buscando a Naucrates, y en ninguna parte le hallo. Agora yo ir a mi casa y tornar a pesquisar de mi mujer este negocio: quin haya sido aquel por quien ella ha infecionado su cuerpo de adulterio; porque a m ms me vale morir que dejar hoy de pesquisar esta demanda. Mas... cerrado han las puertas de casa! oh, qu bien, hcese agora esto como todo lo otro! Dar golpes a la puerta. Abr aqu! Quin est ac! Hao! Quin abre esta puerta! Mercurio en figura de Sosia estorba la entrada a Anfitrin, lo cual Anfitrin sufre con poca paciencia, mayormente desque sabe que estaba otro con su mujer.

ESCENA IX Mercurio. Anfitrin. MERCURIO: Quin est hay? ANFITRIN: Yo soy. MERCURIO: Qu cosa es yo soy? ANFITRIN: As lo digo. MERCURIO: Cierto, Jpiter y todos los dioses estn enojados de ti, pues que as quebrantas las puertas por tu mal! ANFITRIN: Cmo es eso? MERCURIO: De tal manera que vivas toda tu vida malaventurado! ANFITRIN: Sosia! MERCURIO: As me llaman, Sosia, si no piensas que se me olvid! Qu es lo que agora quieres? ANFITRIN: Bellaco! Agora me preguntas que quiero? MERCURIO: Si pregunto..., don loco desvariado, que casi has quebrado los quicios de las puertas. Si pensabas que nos dan de concejo las puertas de balde! Qu ests mirndome, bobo? qu es lo que quieres, o qu hombre eres? ANFITRIN: Ladronazo! Aun me preguntas quin soy! Apurador de las vergas con que azotan! A quien yo har hoy, por esto que has dicho, hervir en azotes. MERCURIO: Gran gastador debas de ser cuando mozo! ANFITRIN: Cmo as? MERCURIO: Pues que agora en la vejez has venido a pedir a puertas el mal ao que yo te dar. ANFITRIN: Por tu tormento derramas hoy esas palabras, maldito! MERCURIO: Sacrificarte quiero! ANFITRIN: Cmo es eso? MERCURIO: Porque te quiero matar por desastre. ANFITRIN: Mas yo te matar a ti puesto en cruz y atormentado. Sal ac fuera, ladrn! T me has de matar verdugo!; si los dioses no me deshacen hoy mi hechura, yo te har que despus de cargado de azotes con duros ltigos, seas llevado para sacrifico de Saturno. MERCURIO: Fantasma de noche! Con amenazas me tientas? Pues si no huyes day, si de nuevo tocas el aldaba, si con el ms chiquito dedo hicieres ruido a la puerta, con esta teja te quebrantar la cabeza y te har que con los dientes escupas la lengua! ANFITRIN: Ahorcadizo! T has de ser osado de echarme a m lejos de mi casa! MERCURIO: Y t de dar golpes a mis puertas! ANFITRIN: Yo derribar luego estas puertas con sus quicios! MERCURIO: Porfias an? ANFITRIN: S, porfo. MERCURIO: Pues tmate sa! ANFITRIN: O, malvado traidor! En esto soy venido? Si hoy te tomo, yo te dar tanta malaventura que para siempre vivas desaventurado! MERCURIO: Viejo run! T mucho vino debas hoy de sacar. ANFITRIN: Cmo es eso? MERCURIO: Como t piensas que soy tu siervo. ANFITRIN: Qu es eso que pienso yo? MERCURIO: Mucho mal para ti, porque yo no he conocido otro seor fuera de Anfitrin. ANFITRIN: Yo s he perdido mi figura, pues que no me conoce Sosia. Preguntrgelo quiero: oyes, mrame bien, qu te parezco? No te parezco asaz Anfitrin? MERCURIO: Anfitrin?! O que ests en tu seso?! No te dije yo, viejo borracho, que habas sacado mucho vino?, pues que preguntas a los otros quin eres t. Avsote que te apartes, no seas inportuno, en tanto que Anfitrin que viene agora de la guerra esta tomando solaz con su mujer. ANFITRIN: Con cul mujer? MERCURIO: Con Alcmena. ANFITRIN: Qu hombre es ese! MERCURIO: Cuntas veces quisieres te lo dir: Anfitrin, mi seor; no seas enojoso. ANFITRIN: Con quin est echado? MERCURIO: Mira..., no busques mal ao! Por qu ests burlando de m? ANFITRIN: Rugote que me lo digas, mi Sosia! MERCURIO: Halgasme. Con Alcmena. ANFITRIN: En una misma cmara? MERCURIO: Antes pienso que estn echados un cuerpo en otro. ANFITRIN: Ay de m, desventurado! MERCURIO: Ganancia es lo que este cuenta por miseria, porque as es de dar la mujer prestada; como si alquilase una tierra estril para que te la labren bien. ANFITRIN: Sosia! MERCURIO: Qu quiere decir Sosia? ANFITRIN: No me conoces, ladrn! MERCURIO: Conzcote por hombre inportuno que compras ruido por tus dineros. ANFITRIN: Aun todava dices que no soy tu seor Anfitrin? MERCURIO: T borracho eres, no Anfitrin! Sobre cuntas veces te lo he dicho? Agora te lo torno a decir: Anfitrin est dentro en la cama abrazado con Alcmena. Si porfas, ponrtelo he delante, y no ser sin gran dao tuyo. ANFITRIN: Desolo. Llmame que venga; por las buenas obras que yo tengo hechas, ruego a los dioses que hagan que yo pierda hoy la patria, las casas, la mujer y la familia juntamente con la figura que he perdido. MERCURIO: Yo te le llamar por cierto, mas entre tanto mira que te apartes de las puertas, sino, yo prometo que si no es acabado el sacrificio y trado el manjar para comer, si eres ms enojoso, que no te me escapes hoy que all no te sacrifique16. Anfitrin se queda en la calle llorando sus miserias. En esto, llega Sosia con Blefarn, que le traa convidado, por mandado de Jpiter trasformado en Anfitrin; y como Anfitrin los vio, neg haber convidado a Blefarn, y vengse de Sosia por las injurias que le hizo Mercurio, pensando que todo era uno.

ESCENA XAnfitrin. Blefarn. Sosia ANFITRIN: O dioses, dnde est vuestra fe! Qu desconciertos tan grandes andan entre nuestra familia, qu maravillas veo desque vine de la guerra! Agora parece verdad lo que solamos or en hablillas: que en Arcadia se mudaban los hombres de Atenas y se quedaban hechos bestias, y nunca se tornaban a ser conocidos de sus padres. VILLALOBOS: All donde dice agora no te me yrs que no te sacrifique, nota que muchas veces permite Dios que los males paguen quando no tienen culpa de aquellos en que son acusados porque sientan qu cosa es la injusticia aquellos que nunca hacen obras de igualdad y justicia. BLEFARN: Qu sera aquello, Sosia? Grandes maravillas son esas que me dices; dices t que hallaste en casa otro Sosia como t. SOSIAS: S lo digo..., dices? Antes pienso que yo he parido otro Sosia y Anfitrin otro Anfitrin; quiz t parirs otro Blefarn; ojal pluguiese a los dioses que as lo hiciesen, porque herido con los puos y quebrantados los dientes, antes que comas me creas, as como me lastim a m de mala manera el otro Sosia que estoy all. BLEFARN: Por cierto, ello es cosa maravillosa, mas cumple que alarguemos el paso porque, segn veo, espranos Anfitrin para comer, y a m me rujen las tripas de vaco. ANFITRIN: Para qu hablo de las cosas ajenas? En nuestro mismo linaje tebano cuentan haber acaecido cosas ms que maravillosas. Aquel Cadmo, gran buscador de Europa, que acometi y mat la fiera sierpe de mares, con la simiente de los dientes della sbitamente engendr hombres enemigos, y en aquella batalla reida el hermano batallaba contra el hermano con lanza y con capacete. Y el mismo Cadmo, autor de nuestra nacin, con la hermosa hija de Venus haberse mudado en dragn, la tierra epirtica lo vio. As, de las alturas, el alto Jpiter lo ordena y as lo hace. Los hombres batalladores en pago de sus hazaosos y claros hechos son con penas muy crueles afligidos. SOSIAS: Blefarn! BLEFARN: Qu es? SOSIAS: No s que mala ventura sospecho! BLEFARN: Qu es? SOSIAS: Mira si quieres: mi amo, como Librante, se pasea al derredor de las puertas cerradas. BLEFARN: No es sino que espera que le venga el hambre pasendose. SOSIAS: Como hombre cuerdo, el que est dentro cerr las puertas porque no le echasen fuera. BLEFARN: Grues? SOSIAS: Ni gruo ni ladro, mas t mira si me entiendes: yo no s qu anda consigo slo hablando; pienso que apaa las razones que ha de decir; escuchmosle de aqu; no te apresures. ANFITRIN: Segn yo temo, desbaratados los enemigos, si me quieren combatir los dioses la gloria que all gan, toda nuestra familia veo turbada por maravillosos modos: mi mujer llena de adulterio y de vicio y deshonestidad me mata; mas lo de la copa fue cosa de maravilla, estando el sello muy bien sellado! Y tanbin, quin le dijo a ella las batallas peleadas que tuvimos? Y del rey Terela combatido y muerto por nuestras manos? Cata, ya lo s. Esto todo Sosia lo ha hecho, que tanbin hoy ha tenido la osada en mi presencia de echarme de mi casa amenguadamente. SOSIAS: De m habla? Y an lo que yo no querra que hablase! Rugote que no le encontremos hasta que no haya descubierto su enojo. BLEFARN: Yo esperar. ANFITRIN: Si pudiese asir este malvado, yo le dar a entender qu cosa es engaar al seor con amenazas y mentiras enojalle! SOSIAS: Oyes t aquello? BLEFARN: Oyolo. SOSIAS: De aquella artillera me querr cargar las espaldas, mas desviarle hemos daquel propsito con nuestra venida; pues que el enojo es por lo que suele decir el refrn. BLEFARN: Lo que t dirs, yo no lo s; lo que te har, bien lo adevino. SOSIAS: Viejo refrn es que la hambre y la tardanza llevan la color a las narices. BLEFARN: Dices verdad; y pues que as es, llammosle: Anfitrin! ANFITRIN: A Blefarn oyo. Maravllome de su venida; con todo eso viene a buen tiempo porque con l mostrar la maldad que cometi mi mujer. Qu me quieres ac Blefarn? BLEFARN: Tan presto lo has olvidado, habindome enviado esta maana a Sosia para que me viniese a comer contigo? ANFITRIN: Nunca tal pas; y ese bellaco dnde est? BLEFARN: Quin? ANFITRIN: Sosia BLEFARN: Ctale a. ANFITRIN: Qu es dl? BLEFARN: Deltante los ojos le tienes!, an no lo ves? ANFITRIN: Apenas le veo con la ira que tengo! En tanto grado me hizo all hoy perder el seso! Agora no te me irs que no te sacrifique! Djame, Blefarn! BLEFARN: Ruegote seor, que me escuches! ANFITRIN: Di t que yo te escucho en tanto que mato a ste; por eso t no haces las cosas a tiempo. BLEFARN: Cmo que no? Pues aunque con los remos de Ddalo yo me hubiese trado, no hubiese podido venir ms presto. Aprtate all, por Dios, que no podimos ms grandes pasos hacer! ANFITRIN: No me da ms que haya hecho pasos o escalones que portadas! Que yo cierto tengo de matar este bellaco! Toma! Porque te subiste al sobrado; toma! Por las tejas que arrojabas; toma! Por las puertas que cerraste; toma! Por el escarnio que heciste de tu amo; toma! Por las maldades que me dijiste. BLEFARN: Qu mal te hizo este pecador? ANFITRIN: Eso me preguntas? Desde aquel sobrado me ech de mi casa y me estorb la entrada. SOSIAS: Yo hice eso? ANFITRIN: Nigaslo traidor! SOSIAS: Nigolo! Cata aqu buen testigo con quien yo he venido hoy, y t me enviaste a llamarle para que le trajese a comer contigo. ANFITRIN: Quin te envo, ladrn! SOSIAS: Quien me lo pregunta. ANFITRIN: En qu lugar fue eso? SOSIAS: Agora poco ha en casa, cuando tornaste en amistad con tu mujer. ANFITRIN: El vino te desatina. SOSIAS: Ni he gustado vino ni pan; t mandaste a limpiar las vasijas para hacer el oficio divino y a m me enviaste a llamar a ste para que comiese contigo. ANFITRIN: Destruido sea yo!, Blefarn. Si estuve dentro y si le envi a llamarte, di, bellaco!, dnde me dejaste? ANFITRIN: Cabeza de traiciones! Con esta mujer que dices que me dejaste..., no te me escapars que no te atormente! BLEFARN: Djale agora a este pecador por amor de m y escchame! ANFITRIN: Cata, aqu do le dejo; qu quieres? Habla! BLEFARN: ste me ha contado agora muy grandes maravillas: quiz que algn encantador o hechicero encanta esta tu familia. Pesqusalo de otra parte y sabe qu cosa es, y no atormentes ms este malaventurado antes que entiendas la cosa. ANFITRIN: Buen consejo me das! Vamos, que tanbin te quiero por abogado contra mi mujer.

Jpiter desciende al alboroto que Anfitrin hiciera a las puertas y pasando algunas descortesas, Jpiter asi por los gaznates a Anfitrin y ahogbale, si no se metiera entremedias Blefarn, al cual ponen por juez, que determine cul dellos es Anfitrin; y odas y reconocidas las partes juzg que entrambos lo eran.

ESCENA XIJpiter. Anfitrin. Sosia. Blefarn JPITER: Quin arranc estas puertas moviendo los quicios de su lugar? Quin alborot tanta gente tan gran rato delante nuestra casa? Si yo le hallo, con estas manos teleboyanas, le sacrificar! ANFITRIN: Ninguna cosa, como suelen decir, me puede hoy suceder bien! Dej a Blefarn y a Sosia por topar con el pariente de mi mujer Naucrates; no hall a ste y perd a los otros; ms all los veo, voy me para ellos para ver si habr alguna rienda de que trabar. SOSIA: Blefarn, aqul que sale de casa es mi amo; ste que viene con nosotros es el hechicero. BLEFARN: O Jpiter, qu cosa veo! Este no es Anfitrin sino aquel, y si lo es ste no lo pude ser aqul, si no se hizo mellizo. JPITER: Helo all Sosia con Blefarn: llamarlos he. Sosia, acaba ya de venir que me muero de hambre! SOSIA: No te lo dije yo que ste era el hechicero? Seor, t ests hambriento y yo harto de bofetones y puadas; para ti me voy! ANFITRIN: All te vas, ladrn? SOSIA: Anda, vete al infierno, hechicero! ANFITRIN: A m... hechicero! Pues toma! JPITER: Caminante, qu descortesas son esas? Que hagas tu mal al mo! ANFITRIN: Tuyo? JPITER: Mo! ANFITRIN: Mientes! JPITER: Sosia, vete dentro en tanto que sacrifico a este y haz que se apareje la comida! SOSIA: Ya voy! Tan buena compaa creo que har Anfitrin a Anfitrin, como a m Sosia me hice yo el otro Sosia. En tanto que estos debaten, voyme a la cocina, lavar todos los platos. JPITER: T me dices a m que miento! ANFITRIN: Digo que mientes, deshonrador de mi mujer con engaos. JPITER: Por esa razn deshonesta, te arrastr por aqu asido por la garganta! ANFITRIN: Ay, cuitado de m! JPITER: Antes de agora debieras excusarte de este trabajo! ANFITRIN: Blefarn, socrreme! BLEFARN: Parcense tanto que no s a cul de ellos ayude, mas despartirlos he en cuanto pueda. Anfitrin no quieres agora matar a Anfitrin? Uno por uno rugote que le sueltes la garganta! JPITER: A ste llamas t Anfitrin? BLEFARN: Por qu no? Un tiempo sola ser uno, mas agora hzose de mellizos el parto; pues que t quieres ser el uno, l tanbin en la figura no deja de ser el otro. Entre tanto, rugote que le dejes la garganta. JPITER: Ya le dejo! Mas dime... parcete a ti que es ste Anfitrin? BLEFARN: Entrambos en verdad me lo parecis. ANFITRIN: O gran Jpiter, dnde me robaste hoy mi figura! quirolo ver! Eres t Anfitrin? JPITER: Niegaslo t? ANFITRIN: Renigolo! Pues que en Tebas, fuera de m, no hay otro Anfitrin! JPITER: Mas antes no hay otro sino yo, y a ti Blefarn, hago juez. BLEFARN: Yo lo probar si puedo delante vosotros con seales. Rndete t primero a lo que yo preguntar. ANFITRIN: Plceme. BLEFARN: Antes que se comenzase la batalla con los teleboyanos, qu me mandaste? ANFITRIN: Que aparejado el navo estuvieseres con cuidado arrimado al gobernalle. JPITER: Para que si los nuestros huyesen, me pudiese all retraer en salvo. ANFITRIN: Item, otra cosa te mand: que se guardase la bolsa de los dineros, qu monedas iban en ella? BLEFARN: Calla si quisieres, que eso mo es de preguntar; sabes t el nmero de la moneda? JPITER: Cuarenta talentos atenienses. BLEFARN: Este bien por orden lo cuenta! Y t sabes cuntos filipeos eran? ANFITRIN: Dos mil filipeos y dos tantos bolos. BLEFARN: Entrambos estn bien en el negocio; dentro, en el bolsn, deba estar encerrado el uno dellos. JPITER: Mira ac si quieres! Con esta diestra, como sabes, yo mat al rey Terela y le quit el despojo, y la copa con que l sola beber truje en la cestilla, y la empresent a mi mujer con la cual hoy me ba y sacrifiqu y me acost. ANFITRIN: Guay de orejas que tal oyen! Apenas estoy bien despierto; ciertamente velando duermo y despierto sueo y sano me muero. Yo soy aquel mismo Anfitrin nieto de Gorgofn, capitn general de los tebanos, amigo del rey Creonte; vencedor de los teleboyanos, con gran virtud guerrera venc al rey, y por fuerza darmas desbarat a los acarnates y a los tafios y les deje por gobernador a Cefalo, hijo del gran Deyoneo. JPITER: Yo, los enemigos ladrones por fuerza y por batalla los quebrant, que haba muerto a Electrin, hermano de mi mujer y destruido a Etolia y Acaya y Offside, andando como cosarios por [los] mares Jonio y Egeo y Crtico. ANFITRIN: O, inmortales dioses, ya no me creo a m mismo! As habla este por orden todas las cosas que han pasado. BLEFARN: Mira, una cosa queda por hacer: si esta es, sbete que eres dos anfitriones. JPITER: Ya te entiendo, quieres preguntar de la herida que me hizo Terela. BLEFARN: Eso mismo en verdad! ANFITRIN: Bien preguntas, mrala!, ctala aqu! JPITER: Mramela aqu! BLEFARN: Verla quiero. O alto Jpiter, qu cosa veo! A cada uno dellos en el muslo del brazo derecho, en un mismo lugar, con la misma seal que al comienzo tuvo, parece una cicatriz bermejuela amarilleja. Cense las razones y el juicio enmudece. No s que me diga. Blefarn los deja y se va del convite muerto de hambre. Anfitrin queda en la calle deplorando su tribulacin y amenaza a los hombres y a los dioses.

ESCENA XIIBlefarn. Anfitrin. Jpiter. BLEFARN: Vosotros all os aven, yo me voy, que tengo negocios! Yo jams, no me acuerdo en parte alguna haber visto tan grandes maravillas! ANFITRIN: Blefarn! rugote que ests aqu por mi abogado, o que no te vayas! BLEFARN: Qudate a Dios! Qu menester so yo aqu por abogado? JPITER: Yo me voy daqu all dentro, que Alcmena est de parto. ANFITRIN: Muerto soy desventurado de m!, qu har? A quien ya los abogados y los amigos desamparan! Nunca, por la casa de Apolo, este que burl de m se me ir sin venganza, quien quiera que sea! Porque ya me ir camino derecho al rey, y todo lo que ha pasado le dir. Yo me vengar hoy daquel hechicero de Thesalia que perversamente ha perturbado el entendimiento de toda nuestra familia; mas... a dnde est? Por Dios, creo que se entr a mi mujer! cul otro vive hoy en Tebas ms malaventurado que yo!, que har? a quien todos los mortales desconocen y escarnecen como les place. Cierto sea, moza o mozo; sea mujer o adltero; sea padre o abuelo, cualquiera que vea en casa le cortar la cabeza. Que Jpiter ni todos los dioses no me lo quitarn, aunque quieran, para que no haga esto como lo pienso. Ya me voy por toda la casa.

Bromia, sierva de Alcmena, sale espantada de las cosas que vio y top con Anfitrin que estaba a la puerta de casa amortecido y contole todo lo que acaeci cuando Alcmena para y desengale de todo lo pasado.

ESCENA XIIIBromia, sierva. Anfitrin. BROMIA: Las esperanzas y los esfuerzos de mi vida yacen sepultados en mi pecho. Ya no tengo confianza en el corazn para que no le pierda; as me parece que me persiguen ya todas las cosas: el mar, la tierra y el cielo para deshacerme, para matarme. O, desventurada de m! No s qu me haga! Tan grandes maravillas son hechas hoy en nuestra casa! Ay triste de m! Desmyome! Agua querra; murome! deshgome! La cabeza me duele. No oyo ni veo de mis ojos; ni hay tan triste hembra en el mundo como yo, ni se ver jams otra alguna. Esto es lo que hoy aconteci a mi seora: que luego, como se puso a parir, un gran estrpito, gran ruido, gran sonido, gran trueno spitamente muy presto y muy recio tron. Cada aquel adonde estaba all, se cay amortecido con aqul estruendo. En esto, no s quin, a grandes voces dijo: Alcmena, socorrida eres, no temas! Para ti y para los tuyos viene favorable el seor de los cielos!, y dijo: levantaos los que espantados de m caistes con el gran miedo! Yo, como estaba echada, levantme; y pens que ardan las casas, tan gran resplandor haba en ellas! Entonces me llam Alcmena. Ya otra vez estaba yo espantada de aquella gran claridad; mas por el miedo que tena mi seora, dej el mo y levantme; y corr a saber lo que quiere; vela como daquel parto parido dos nios, y no lo sinti persona de nosotras cuando ella pari ni lo habamos visto. Mas qu es esto? Qu viejo es ste que est aqu tendido ante nuestra puerta? Si quiz le hiri Jpiter! Yo lo creo por la casa de Apolo! Porque O, gran Jpiter, sin aliento est como si fuese muerto! Quiero llegar a conoscelle quien quiera que sea. Este Anfitrin es por cierto! Anfitrin! ANFITRIN: Murome! BROMIA: Levntate! ANFITRIN: Voyme a morir! BROMIA: Dame la mano. ANFITRIN: Quin me tiene? BROMIA: Tu criada Bromia. ANFITRIN: Todo estoy medroso, as me espant Jpiter. Estoy ni ms ni menos como si saliese de la sepultura; mas t, a qu saliste ac fuera? BROMIA: Otro tal miedo como el tuyo nos ha echado fuera espantadas! En estas casas do t moras grandes milagros he visto. Ay, cuitada de mi, Anfitrin, que an agora me falta el nimo! ANFITRIN: Despacha, declrame eso! Concesme que soy tu seor Anfitrin. BROMIA: Conzcote seor! ANFITRIN: Mrame bien! BROMIA:Ya lo veo. ANFITRIN: Torname a mirar! BROMIA: Bien sabido lo tengo! ANFITRIN: De toda mi gente, sola esta moza est vestida de carne humana. Todos los otros son fantasmas. BROMIA: Mas antes seor, todos estn sanos y libres por cierto. ANFITRIN: Pero mi mujer me hace a m loco con sus feas obras. BROMIA: Mas antes yo te har Anfitrin, que t mismo digas otra cosa, y porque sepas que tu mujer es santa y honesta. Yo mostrar sobre ello seales y argumentos en pocas palabras. Ante todas cosas has de saber que Alcmena pari dos hijos mellizos. ANFITRIN: Mellizos! BROMIA: Mellizos. ANFITRIN: Los dioses andan conmigo! BROMIA: Djame decir, porque sepas, como todos los dioses son favorables a ti y a tu mujer. ANFITRIN: Habla! BROMIA: Despus que tu mujer comenz a parir, cuando suelen a las que paren venir los dolores del vientre, ella invoca los dioses inmortales que le ayuden, esto deca con las manos lavadas y la cabeza cubierta. All luego comenz a tornar con gran sonido; ANFITRIN: Rugote que acabes presto tu razn, desque hayas bien burlado de m, y dime qu se hizo despus de eso. BROMIA: En tanto que estas cosas as pasaban, ninguna de nosotras oy a tu mujer que llorase ni gimiese; as verdaderamente pari sin dolor. ANFITRIN: Ya deso me alegro cuanto quiera que me lo haya mal merecido. BROMIA: Deja hora eso y paramientes a lo que te dir; desque pari los nios, mandnos que los basemos, y allegndonos a ellos tommoslos, mas aquel nio que yo lav es muy grande, y de gran fuerza que no haba quin pudiese envolvelle en la cuna. ANFITRIN: Grandes maravillas me cuentas! Si esto es verdad, por dicho me tengo que mi mujer fue socorrida del cielo. BROMIA: Yo har que digas que son mayores maravillas! Despus que fue echado en la cuna cada uno de los nios, vienen volando abajo, al patio, dos grandes serpientes con sus crestas y luego entrambas levantan sus cabezas. ANFITRIN: Ay, cuitado de m! BROMIA: No hayas miedo. Mas las sierpes echan los ojos a todos en torno, y desque vieron los nios, vanse luego a las cunas; y procuraba de llevar las cunas a la cmara y trelas hora ac hora acull, temiendo el peligro de los nios y el mo. Y cuanto yo ms haca esto, tanto con mayor presteza nos perseguan las sierpes. Desque el otro nio grandecillo que te dije vio las sierpes, tomlas muy presto con sus manos, con cada mano apret la suya saltando ligeramente de la cuna y arremetiendo derecho a ellas con gran mpetu. ANFITRIN: Maravillas me dices! Muy espantosa hazaa me has contado, aun oyndotela decir se me enerizan los miembros! Habla ms adelante ques lo que despus acaeci. BROMIA: El nio mat entrambas las sierpes. En cuanto esto se haca llam a tu mujer con voz alta y clara. ANFITRIN: Quin? BROMIA: El muy alto emperador de los dioses y de los hombres, Jpiter, el cual dijo que sola echarse con Alcmena secretamente en su cama, y que aqul nio que venci las sierpes es hijo suyo. El otro nio dice que es tuyo. ANFITRIN: Par Dios, que no me pesa de partir con Jpiter los bienes por medio!Entra en casa y manda que luego se me aparejen los vasos limpios para pedir al muy alto Jpiter la paz con muchos sacrificios. Y llamar al adivino Tyresas y tomar su consejo, qu es lo que le parece que se debe hacer contndole todo el negocio como ha pasado. Mas... qu es esto que tan reciamente tron? O dioses, a vosotros me encomiendo!

Hcense las paces entre Jpiter y Anfitrin y vyase el diablo para ruin.

ESCENA XIVJpiter. Anfitrin. JPITER: Ten buen corazn. Yo vengo en tu ayuda, Anfitrin, para ti y para los tuyos. No hay cosa que debas temer. Los adevinos y agoreros djalos todos. Lo que ha de ser y lo que es pasado yo te lo dir mejor que todos ellos porque soy Jpiter. Lo primero que has de saber es que yo tom prestado para m el cuerpo de Alcmena, y daquel ayuntamiento la hice preada de un hijo; y t asimismo la heciste preada cuando te partiste al ejrcito. De un parido ha parido juntamente entrambos nios: el uno dellos que fue concebido de nuestra simiente te investir de inmortal gloria. T trnate con Alcmena, tu mujer, en el antigua gracia; que no te mereci por donde le acuses de maldad pues mi fuerza la forz a hacer lo que hizo. Yo me paso al cielo. ANFITRIN: Yo lo har as como lo mandas. Rugote que guardes lo que has prometido, voyme adentro para mi mujer y dejar de llamar al viejo Tyresias. ANFITRIN: Alcmena!, perdname! Yo no conozco que err en acusarte tan impacientemente hasta que con ms acuerdo y menos pasin se pesquisara la verdad. Alcmena: Yo te perdono mi marido, porque el mucho amor que me tienes te turb el juicio y te hizo perder la paciencia; que bueno estaba de conocer que yo te hiciera maldad, que te cubriera lo que t no sabas, pues que no me lo preguntabas. ANFITRIN: No puede guiar por razn la cosa, el que est del todo fuera de razn en ella. No creas mujer, que hay en los gneros de las locuras otra locura tan grande como la del celoso, que no solamente desvara segn la razn, mas tanbin los sentidos le mienten; porque cuanto ve y cuanto oye, aunque sea muy lejos daquel propsito, todo lo reduce y lo aplica a su pasin para confirmar con ello la mala opinin que tiene de la cosa amada. Alcmena: No pensaba yo que tan gran locura era la de los celos. ANFITRIN: Mira mujer, qu tan grande es, que se hace de tres locuras muy capitales. Alcmena: De cules? ANFITRIN: De ira y miedo y amor. Cualquiera destas por s hace perder el seso; mira qu harn todas juntas! Alcmena: Pues agora marido ests ya libre. ANFITRIN: S, por cierto. Que yo te tengo por muy buena y honesta mujer. Alcmena: No me contento con que solamente me relieves de la opinin pasada, mas quiero tanbin que tengas de m gran confianza para delante. ANFITRIN: S tengo en verdad, y siempre la tuve antes dagora. Alcmena: Agora la debes tener mayor que nunca, porque si Jpiter no conociera en m gran castidad y lealtad conyugal no hubiera menester tomar tu forma para que yo le recibiese en mi casa, antes viniera en la propia suya, pues que es Dios y lo manda todo y lo puede. Mas l conoci que era mayor mi castidad que su poder, y que si no fuera engandome contigo de otra manera, no pudiera conseguir en m lo que l deseaba. ANFITRIN: Por malo que yo fuese, no podra negarte lo que dices. Yo tengo bien conocida la mujer que tengo; y de aqu adelante, no como a mujer y compaera ma, mas como a diosa y gobernadora de mi vida, maestra de toda virtud y ejemplo della entiendo honrarte y estimarte en cuanto yo viviere. Alcmena: Jpiter y todos los dioses te sean favorables, porque puedas muchos aos cumplir lo que has prometido. SOSIA: Mejor harades en haber placer el uno con el otro, que bien lo habis menester, que no en gastar el tiempo todo en palabras. A