accorinti, stella la ciudad dorada015

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Episodio 4 Stella Accorinti IDEA ORIENTADORA ¿Quién habla? EJERCICIO Autor/a y narrador/a Elegir pasajes diversos de textos de literatura, de filosofía, de ciencia y otros. Proponer a las alumnas y los alumnos quién habla en esos textos. Preguntar luego quién habla en el episodio 4 del relato que estamos tra- bajando. IDEA ORIENTADORA Autor/a y narrador/a PLAN DE DISCUSIÓN Autor/a y narrador/a Si ha sido del interés de la comunidad de investigación, quizá ya en sesiones anteriores se ha discutido qué es un/a autor/a. ¿Y qué es un/a narrador/a?

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Filosofía Para Niños y Niñas

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  • Episodio 4 Stella Accorinti

    IDEA ORIENTADORA Quin habla?

    EJERCICIO Autor/a y narrador/a

    Elegir pasajes diversos de textos de literatura, de filosofa, de ciencia y otros. Proponer a las alumnas y los alumnos quin habla en esos textos. Preguntar luego quin habla en el episodio 4 del relato que estamos tra-bajando.

    IDEA ORIENTADORA Autor/a y narrador/a

    PLAN DE DISCUSIN Autor/a y narrador/a

    Si ha sido del inters de la comunidad de investigacin, quiz ya en sesiones anteriores se ha discutido qu es un/a autor/a. Y qu es un/a narrador/a?

  • 90 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS 1. Quin habla en "Al/a lector/a", el/la autor/a o el/la narrador/a? 2. Quin habla en los episodios 1 a 3", el/la autor/a o el/la narrador/a? 3. Quin habla en este episodio", el/la autor/a o el/la narrador/a? 4. Cmo diferenciamos cuando habla uno/a o el/la otro/a? 5. En qu se diferencian autor/a y narrador/a? 6. El/la autor/a sabe si el personaje es femenino o masculino? Cmo

    lo sabes? 7. El/ la narrador/a sabe si el personaje es femenino o masculino? C-

    mo lo sabes? 8. Qu es un/a autor/a? 9. Qu es un/a narrador/a?

    roEA ORIENTADORA Pertenecer

    En el texto se nos dice que no se sabe si los libros pertenecen a quien habla o si l/ella les pertenece. De qu se trata esto?

    PLAN DE DISCUSIN Perrtenecer

    1. Un jugador de ftbol pertenece a su club? En qu sentido? 2. Un hijo pertenece a su madre? En qu sentido? 3. Un hijo pertenece a su padre? En qu sentido? 4. El 10 pertenece al conjunto de los nmeros naturales? En qu sen-

    tido? 5. Si tenes una mascota, la mascota te pertenece? En qu sentido? 6. Tu novia/novio, te pertenece? En qu sentido? 7. Tu mam pertenece a tu pap? En qu sentido? 8. Tu pap pertenece a tu mam? En qu sentido? 9. Tu brazo pertenece a tu cuerpo? En qu sentido? 10. La rueda de un auto pertenece a ese auto? En qu sentido? 11. La familia pertenece a la sociedad? En qu sentido? 12. La letra "a" pertenece al abecedario? En qu sentido? 13. La letra "omega" pertenece al alfabeto griego? En qu sentido? 14. El tomo del hidrgeno de una molcula de agua pertenece a esa

    molcula? En qu sentido?

  • EPISODIO 4 91 15. Una casa pertenece a sus propietarios? En qu sentido? 16. Vos perteneces a tu pas? En qu sentido? 17. Rosario, Crdoba, Buenos Aires, pertenecen a la Argentina? En

    qu sentido? 18. La Argentina pertenece a Latinoamrica? En qu sentido? 19. Un/a esclavo/a pertenece a sus amos? En qu sentido? 20 El cuadrado pertenece al conjunto de las figuras geomtricas? En

    qu sentido? 21. Vos, a quin y/o a qu perteneces? En qu sentidos? 22. Qu es pertenecer?

    roEA ORIENTADORA Mi cuerpo y yo

    PLAN DE DISCUSIN Yo y mi cuerpo

    Al final del episodio, el/la narrador/a nos dice "yo obedezco, oyendo el leve crujir de mi cuerpo". Qu diversos sentidos se le puede dar a los conceptos "yo" y "cuerpo". Discuta esto con sus alumnos y alumnas, si fuera de inters para ellos (como en todos los casos de sesiones de traba-jo del programa).

    roEA ORIENTADORA El yo

    "Yo" es un trmino que en la filosofa occidental se hace equivaler, con diferentes matices, a conciencia, alma o persona, con el que identifi-camos nuestra personalidad. Su caracterstica fundamental es la concien-cia de la propia identidad personal.

    El problema filosfico del yo comienza a plantearse con Descartes, quien lo constituye en primera verdad de su sistema: "pienso, existo". Descartes lo concibe como sustancia pensante, como entidad por tanto permanente y autnoma, mientras que Hume -tras una crtica inicial de

  • 92 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS Locke a la sustancia-, no ve en el yo sino la conciencia transente de un "haz o un flujo de sensaciones". Kant, a su vez, distingue un doble plano del yo: el emprico o fenomenolgico, y el noumnico o inteligible; el primero perceptible como fenmeno a travs de la conciencia emprica, el segundo, nomeno y cosa en s desconocida, que est ms all de la experiencia y del que slo sabemos -por la razn prctica- que pertene-ce al mundo de la libertad y de la tica. La ilusin trascendental que nos lleva a creer que es posible conocer este yo como sustancia o como suje-to, se diluye con el anlisis de los paralogismos. A este doble yo del hombre, fenmeno y nomenon a la vez, se aade el yo trascendental de su teora del conocimiento, concebido como "apercepcin pura" o "uni-dad sinttica de la conciencia".

    La conviccin filosfica que plantean la mayor parte de los filsofos occidentales en la existencia del yo se refiere justamente al yo que est ms all de la propia conciencia emprica, y que se concibe como sujeto permanente de la propia singularidad y de la identidad personal, y princi-pio de la propia autonoma, inviolabilidad y dignidad.

    PLAN DE DISCUSIN El yo

    Leamos los textos que se citan a continuacin, y luego tomemos algu-nas afirmaciones y sometmoslas a discusin filosfica:

    a) Puedo aventurarme a afirmar que todos los dems seres humanos no son si no un haz o coleccin de percepciones diferentes, que se suceden en-tre s con rapidez inconcebible y estn en perpetuo flujo y movimiento [...]. La mente es una especie de teatro en el que distintas percepciones se presen-tan en forma sucesiva; pasan, vuelven a pasar, se desvanecen y mezclan en variedad infinita de posturas y situaciones. No existe en ella con propiedad ni simplicidad en un tiempo, ni identidad a lo largo de momentos diferentes, sea cual fuere la inclinacin natural que nos lleve a imaginar esa simplicidad e identidad. La comparacin del teatro no debe confundirnos; son solamente las percepciones las que constituyen la mente, de modo que no tenemos ni la nocin ms remota del lugar en que se representan esas escenas, ni tampoco de los materiales de que estn compuestas.'

    L D. Hume, Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Editora Nacional, 1977, vol. 1, libro 1, parte 4, sec. 6, pgs. 400-401.

  • EPISODIO 4 93 b) Algunos filsofos se figuran que lo que llamamos nuestro yo es algo

    de lo que en todo momento somos ntimamente conscientes; que sentimos su existencia, y su continuidad en la existencia, y que, ms all de la evidencia de una demostracin, sabemos con certeza de su perfecta identidad y simpli-cidad. La sensacin ms intensa, la ms violenta pasin, en vez de distraer-nos de esa contemplacin -dicen- lo nico que hacen es inculcarla con ma-yor intensidad, y llevarnos a advertir la influencia que tienen sobre el yo, sea por dolor o por placer. Querer aducir ms pruebas sera debilitar su eviden-cia, pues no existe prueba derivable de un hecho del que podamos ser tan n-timamente conscientes, ni queda nada de que podamos estar seguros si duda-mos de nuestro propio yo.

    Desgraciadamente, todas esas afirmaciones son contrarias a la experien-cia misma abogada en su favor; no tenemos ninguna idea del yo de la mane-ra que aqu se ha explicado. En efecto, de qu impresin podra derivarse esta idea? Es imposible contestar a esto sin llegar a una contradiccin y a un absurdo manifiesto. Y sin embargo, sta es una pregunta que habra necesa-riamente que contestar si lo que queremos es que la idea del yo sea clara e inteligible. Tiene que haber una impresin que d origen a cada idea real. Pero el yo o persona no es ninguna impresin, sino aquello a que se supone que nuestras distintas impresiones e ideas tienen referencia. Si hay alguna impresin que origina la idea del yo, esa impresin deber seguir siendo in-variablemente idntica durante toda nuestra vida, pues se supone que el yo existe de ese modo. Pero no existe ninguna impresin que sea constante e in-variable. Dolor y placer, tristeza y alegra, pasiones y sensaciones se suceden una tras otra, y nunca existen todas al mismo tiempo. Luego, la idea del yo no puede derivarse de ninguna de estas impresiones, ni tampoco de ninguna otra. Y en consecuencia, no existe tal idea.

    Pero, todava ms: en qu tendran que convertirse todas nuestras per-cepciones particulares, de seguir esta hiptesis? Todas ellas son diferentes, distinguibles y separables entre s, y pueden ser consideradas por separado y existir por separado: no necesitan ninguna cosa que las sostenga en su exis-tencia. De qu manera perteneceran entonces al yo, y cmo estaran conec-tadas con l? En lo que a m respecta, siempre que penetro ms ntimamente en lo que llamo m mismo tropiezo en todo momento con una u otra percep-cin particular, sea de calor o fro, de luz o sombra, de amor u odio, de dolor o placer. Nunca puedo atraparme a m mismo en ningn caso sin ninguna percepcin, y nunca puedo observar otra cosa que la percepcin. Cuando mis percepciones son suprimidas durante algn tiempo: en un sueo profundo, por ejemplo, durante todo ese tiempo no me doy cuenta de m mismo, y pue-de decirse que verdaderamente no existo. Y si todas mis percepciones fueran suprimidas por la mente y ya no pudiera pensar, sentir, ver, amar u odiar tras la descomposicin de mi cuerpo, mi yo resultara completamente aniquilado, de modo que no puedo concebir qu ms haga falta para convertirme en una

  • 94 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS perfecta nada. Si tras una reflexin seria y libre de prejuicios hay alguien que piense que tiene una nocin diferente de s mismo, tengo que confesar que ya no puedo seguirle en sus razonamientos. Todo lo que puedo concederle es que puede estar tan en su derecho como yo, y que ambos somos esencial-mente diferentes en este particular. Es posible que pueda percibir algo sim-ple y continuo a lo que llama su yo, pero s con certeza que en m no existe tal principio.^

    c) En lo que respecta a la supersticin de los lgicos: no me cansar de subrayar una y otra vez un hecho pequeo y exiguo, que esos supersticiosos confiesan a disgusto, que un pensamiento viene cuando "l" quiere, y no cuando "yo" quiero; de modo que es un falseamiento de la realidad efectiva decir: el sujeto "yo" es la condicin del predicado "pienso". Ello piensa: pe-ro que ese "ello" sea precisamente aquel antiguo y famoso "yo", eso es, ha-blando de modo suave, nada ms que una hiptesis, una aseveracin, y, so-bre todo, no es una "certeza inmediata". En definitiva, decir "ello piensa" es ya decir demasiado: ya ese "ello" contiene una interpretacin del proceso y no forma parte del mismo. Se razona aqu segn la rutina gramatical que di-ce "pensar es una actividad, de toda actividad forma parte alguien que ac-te, en consecuencia". Ms o menos de acuerdo con idntico esquema bus-caba el viejo atomismo, adems de la "fuerza" que acta, aquel pedacito de materia en que la fuerza reside, desde la que acta, el tomo; cabezas ms rigurosas acabaron aprendiendo a pasarse sin ese "residuo terrestre", y aca-so algn da se habituar la gente, tambin los lgicos, a pasarse sin aquel pequeo "ello" (a que ha quedado reducido, al volatilizarse el honesto y viejo yo).^

    roEA ORIENTADORA El cuerpo

    Las nociones de cuerpo (aplicadas a los seres vivos y, particularmen-te, a los seres humanos) y de alma aparecen como correlativas ya desde antiguo, aunque se da, en general, una preeminencia al alma como algo

    2. D. Hume: Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Editora Nacional, 1981, libro I, parte IV, sec. VI, vol. 1, pgs. 397-400.

    3. F. Nietzsche: Ms all del bien y del mal, trad. A. Snchez Pascual, Madrid, Alian-za, 1987, pargrafo 17.

  • EPISODIO 4 95 que es posible entender sin el cuerpo, mientras que ste sin aquella sera solamente un cadver o un autmata. Esta concepcin es expresin de un dualismo que ya desde la antigedad ha opuesto el espritu a la materia, y la conciencia al cuerpo, y que modernamente se ha sistematizado en el problema de la relacin entre mente y cuerpo. En ese dualismo aparece generalmente infravalorado el lado material y corporal, concebido algu-nas veces como crcel o sepulcro del alma (soma-sema, es el caso de los rficos, los pitagricos o de Platn, por ejemplo) o concebido, tambin, desde una perspectiva moralizante, como la remora natural (en forma de pasiones) opuesta a la voluntad.

    Platn que, como hemos dicho, concibe el cuerpo como el sepulcro del alma y como un obstculo, concibe al ser humano como una unidad accidental de cuerpo y alma. Para l, el hombre es esencialmente su al-ma, que preexiste al cuerpo, mientras que el cuerpo, fruto de una cada (mito del auriga) es solamente una crcel para aquella, como la caverna que encierra dentro de s a unos prisioneros permanentemente engaa-dos. La filosofa adquiere para l una misin purificadera encaminada a la liberacin del alma mediante el conocimiento. En cambio, Aristteles, de acuerdo con su doctrina de hilemorfismo, hizo del alma la forma del cuerpo ("la forma de un cuerpo natural que tiene en potencia la vida") y de acuerdo con esa teora, el alma no puede existir separada del cuerpo. Por ello, Aristteles, que consideraba al ser humano como una unidad sustancial (no meramente accidental) entre cuerpo y alma, sugiere la im-posibilidad de la inmortalidad individual, aceptando solamente la del en-tendimiento agente. sta fue tambin la interpretacin dada por Alejan-dro de Afrodisia y por Averroes y los averrostas. En la filosofa cristiana de los primeros tiempos predomin la visin platnica de las relaciones entre alma y cuerpo, mientras que la escolstica sigui la opinin de Aristteles, afirmando con mayor decisin la unidad sustancial (forma sustancial del cuerpo).

    Descartes acentu nuevamente el dualismo al distinguir radicalmente la sustancia pensante (res cogitans) de la sustancia extensa {res extensa), distincin que provocaba el grave problema de la relacin entre el cuer-po (extensin) y el alma (pensamiento). Descartes intent solucionar este problema apelando a un centro fisiolgico de interaccin: la glndula pi-neal. Pero el problema no se solucionaba, sino que se trasladaba, ya que segua plantendose cmo era posible esta interaccin en esa glndula. La corriente racionalista -exceptuando Spinoza, que es monista- sigui adoptando el planteamiento dualista y, con ello, hered el problema de la relacin entre alma y cuerpo y, en general, intentar hallar la solucin re-

  • 96 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS curriendo a la accin de Dios entendida de diversas maneras, de las que el ocasionalismo y la teora leibniziana de la armona preestablecida son sus ms clsicos representantes.

    Ya en la poca de Descartes, Hobbes haba defendido una concepcin meramente mecanicista del cuerpo, pero despus de los intentos de los racionalistas para solucionar el problema de la comunicacin de las sus-tancias y, ante la disyuntiva de aceptar las tesis de la armona preestable-cida, del ocasionalismo o del dualismo incapaz de explicar la relacin entre mente y cuerpo, se radicalizaron las posturas y originan dos posi-ciones contrapuestas: la del materialismo mecanicista radical (como el defendido por La Mettrie que considera al hombre como una mquina), que eliminaban el problema al declarar que el pensamiento es una fun-cin del cuerpo, o las posiciones ms espiritualistas. Sobre esto tambin Nietzsche afirma que somos ntegramente cuerpo, y alma es slo una pa-labra para designar algo del cuerpo. Con posterioridad a estos plantea-mientos clsicos, el estudio de la naturaleza de la mente ha suscitado, y suscita an, nuevas posturas, monistas y dualistas, que intentan ser una respuesta a la cuestin de la relacin entre mente y cuerpo, y que se exa-minan en el artculo con ese ttulo

    PLAN DE DISCUSIN El cuerpo

    Lea con sus alumnos y sus alumnas los siguientes fragmentos. Que ellas y ellos elijan, en grupos, algunas afirmaciones que consideren dife-rentes, y las sometan a discusin filosfica, en diversas sesiones, si fuera de su inters.

    a) -En cuanto a la adquisicin de la ciencia -dijo Scrates-, es el cuer-po o no un obstculo, cuando se asocia a esta investigacin? Voy a explicar-me con un ejemplo. Poseen la vista y el odo alguna verdad, o bien tienen razn los poetas al decirnos sin cesar que no omos ni vemos nada verdade-ramente? Y si estos dos sentidos no ofrecen seguridad, menos la ofrecern an los dems, porque son mucho ms dbiles. No crees lo mismo?

    -Completamente lo creo -dijo Simias. -Pues entonces -replic Scrates- cundo el alma se apodera de la ver-

    4. Jordi Corts Morat y Antoni Martnez Riu: Diccionario de filosofa, Barcelona, Herder, 1996.

  • EPISODIO 4 97 dad? Est visto que cuando trata de examinar alguna cosa con la ayuda del cuerpo, ste la engaa radicalmente.

    -Es cierto. -Por consiguiente, no se manifiesta la realidad al alma en el acto de

    pensar? -S. - Y el alma no piensa mejor cuando no est perturbada ni por la vista, ni

    por el odo, ni por el dolor, ni por el placer, sino cuando, por el contrario, a solas consigo misma y liberndose en la medida que le es posible de la com-paa del cuerpo, se apega a lo que ella es?

    -Es as. -No es entonces cuando el alma del filsofo desprecia al cuerpo, huye

    de l y trata de estar a solas consigo misma? -As parece. -Prosigamos, Simias. Diremos que lo justo en s es algo, o que no es na-

    da? -Diremos que es algo, por Zeus. -Y no diremos lo mismo del bien y de la belleza? -Sin duda. -Pero, los has visto alguna vez con tus propios ojos? -No -dijo Simias. -O los has percibido con algn otro sentido del cuerpo? Y no hablo so-

    lamente de lo justo, del bien y de lo bello, sino de la magnitud, de la salud, de la fuerza, y en una palabra, de la esencia de todas las cosas, es decir, lo que son en s mismas. Contemplamos lo ms verdadero de ellas por medio del cuerpo, o es ms cierto que penetramos en lo que queremos conocer a medida que vamos pensando ms en ello y con mayor rigor?

    -Es cierto. -Entonces, hay algo ms puro que pensar con el pensamiento solo, libe-

    rado de todo elemento extrao y sensible, y aplicar inmediatamente el pensa-miento en s mismo y por s mismo a la investigacin de cada cosa en s mis-ma y por s misma, sin ayuda de los odos ni de las orejas, sin ninguna intervencin del cuerpo que no hace ms que perturbar al alma e impedirle que halle la sabidura y la verdad siempre que tiene trato con l? Y si es po-sible llegar a conocer la esencia de las cosas. Simias, no es por este medio?

    -De maravillas, Scrates, no puede hablarse mejor. -De todo ello -continu Scrates- se desprende necesariamente que los

    verdaderos filsofos deben pensar y decirse entre s cosas como stas. Tal vez hay algn camino que gue a la razn en su investigacin: mientras ten-gamos nuestto cuerpo, mienfras nuestra alma se halle unida a esta cosa noci-va, nunca poseeremos el objeto de nuestros deseos, es decir, la verdad. En efecto, el cuerpo nos provoca mil dificultades por la necesidad de alimentar-lo. Adems de esto, las enfermedades que nos atacan impiden nuestra caza

  • CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    del ser. El cuerpo nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil quime-ras, de mil necedades, de tal modo que, por decir verdad, no nos deja ni una hora de sensatez. Porque, qu es lo que provoca las guerras, las sediciones y los combates? El cuerpo y sus pasiones. Todas las guerras proceden de la posesin de riquezas y nos vemos forzados a acumuladas a causa del cuerpo, para subvenir a sus necesidades. Y por ello tenemos tanta pereza para fdoso-far. Y lo peor de todo es que cuando casualmente nos deja algn tiempo libre y nos ponemos a reflexionar, interviene de sbito en medio de nuestras in-vestigaciones, nos perturba nos trastorna y nos hace incapaces de discernir la verdad. Est pues demostrado que, si queremos saber claramente algo, he-mos de separarnos del cuerpo y mirar por medio del alma las cosas en s mismas. Y solamente entonces disfrutaremos de la sabidura, de la que nos declaramos enamorados, es decir, despus de nuestra muerte, y no durante nuestra vida. Y la misma razn nos lo dice. Pues si es imposible conocer na-da distintamente mientras estamos unidos al cuerpo, una de dos: o bien no llegaremos nunca al saber, o llegaremos a l despus de la muerte, porque entonces el^lma ser en s misma y por s misma, separada del cuerpo. Y mientras estemos en esta vida, no nos acercaremos al saber si no es con la condicin de separamos del cuerpo, de renunciar a todo trato con l, a menos que sea una absoluta necesidad, de no dejamos contaminar por su naturaleza, de mantenernos limpios de sus contaminaciones hasta que el mismo Dios nos libere de l. Y as, libres de la locura del cuerpo, conversaremos, segn espero, con hombres libres como nosotros, y conoceremos por nosotros mis-mos todo lo que es puro y sin mezcla. En esto, sin duda, consiste la verdad. Pero, al que no es puro, no le est permitido contemplar la pureza. Esto es, a mi parecer, amigo Simias, lo que los verdaderos amigos del saber deben pen-sar y hablar entre ellos. No crees t lo mismo que yo?

    -Completamente, Scrates. -[...]. -Y la purificacin (catarsis) no es, por ventura, lo que en la tradicin se

    viene diciendo desde antiguo (las tradiciones rficas), el separar lo ms posi-ble el cuerpo del alma y el acostumbrarla a concentrarse y recogerse en s misma, retirndose de todas las partes del cuerpo, y viviendo en lo posible tanto en el presente como en el despus sola en s misma, desligada del cuer-po como de una atadura?

    -As es, en efecto -dijo. -Y no se da el nombre de muerte a eso precisamente, al desligamiento y

    separacin del alma con el cuerpo? -Sin duda alguna -respondi Simias. -Pero el desligar el alma, segn afirmamos, es la aspiracin suma, cons-

    tante, propia tan slo de los que filosofan en el recto sentido de la palabra; y la ocupacin de los filsofos estriba precisamente en eso mismo, en el desli-gamiento y separacin del alma y del cuerpo. S o no?

  • EPISODIO 4 99 -As parece. [...]--Luego, en realidad, oh Simias -replic Scrates-, los que fdosofan en el

    recto sentido de la palabra se ejercitan en morir, y son los hombres a quienes menos temeroso resulta el estar muertos.

    PLATN, Fedn, 65a-68a.

    b) -Ahora, continu, imagnate nuestra naturaleza, por lo que se refiere a la ciencia, y a la ignorancia, mediante la siguiente escena. Imagina unos hombres en una habitacin subterrnea en forma de caverna con una gran abertura del lado de la luz. Se encuentran en ella desde su niez, sujetos por cadenas que les inmovilizan las piernas y el cuello, de tal manera que no pueden ni cambiar de sitio ni volver la cabeza, y no ven ms que lo que est delante'de ellos. La luz les viene de un fuego encendido a una cierta distan-cia detrs de ellos sobre una eminencia del terreno. Entre ese fuego y los pri-sioneros, hay un camino elevado, a lo largo del cual debes imaginar un pe-queo muro semejante a las barreras que los ilusionistas levantan entre ellos y los espectadores y por encima de las cuales muestran sus prodigios.

    -Ya lo veo -dijo. -Piensa ahora que a lo largo de este muro unos hombres llevan objetos

    de todas clases, figuras de hombres y de animales de madera o de piedra, de mil formas distintas, de manera que aparecen por encima del muro. Y natu-ralmente entre los hombres que pasan, unos hablan y otros no dicen nada.

    -Es esta una extraa escena y unos extraos prisioneros -dijo. -Se parecen a nosottos -respond-. Y ante todo, crees que en esta situa-

    cin vern otra cosa de s mismos y de los que estn a su lado que unas som-bras proyectadas por la luz del fuego sobre el fondo de la caverna que est frente a ellos?

    -No, puesto que se ven forzados a mantener toda su vida la cabeza inm-vil.

    -Y no ocurre lo mismo con los objetos que pasan por detrs de ellos? -Sin duda. - Y si estos hombres pudiesen conversar entre s, no crees que creeran

    nombrar a las cosas en s nombrando las sombras que ven pasar? -Necesariamente. - Y si hubiese un eco que devolviese los sonidos desde el fondo de la pri-

    sin, cada vez que hablase uno de los que pasan, no creeran que oyen ha-blar a la sombra misma que pasa ante sus ojos?

    -S, por Zeus -exclam. -En resumen, estos prisioneros no atribuirn realidad ms que a estas

    sombras?

  • 100 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS -Es inevitable. -Supongamos ahora que se les libre de sus cadenas y se les cure de su

    error; mira lo que resultara naturalmente de la nueva situacin en que vamos a colocarlos. Liberamos a uno de estos prisioneros. Le obligamos a levantar-se, a volver la cabeza, a andar y a mirar hacia el lado de la luz: no podr ha-cer nada de esto sin sufrir, y el deslumbramiento le impedir distinguir los objetos cuyas sombras antes vea. Te pregunto qu podr responder si al-guien le dice que hasta entonces slo haba contemplado sombras vanas, pe-ro que ahora, ms cerca de la realidad y vuelto hacia objetos ms reales, ve con ms perfeccin; y si por ltimo, mostrndole cada objeto a medida que pasa, se le obligase a fuerza de preguntas a decir qu es, no crees que se en-contrar en un apuro, y que le parecer ms verdadero lo que vea antes que lo que ahora le muestran?

    -Sin duda^i jo . - Y si se le obliga a mirar la misma luz, no se le daaran los ojos? No

    apartar su mirada de ella para dirigirla a esas sombras que mira sin esfuer-zo? No creer que estas sombras son realmente ms visibles que los objetos que le ensean?

    -Seguramente. -Y si ahora lo arrancamos de su caverna a viva fuerza y lo llevamos por

    el sendero spero y escarpado hasta la claridad del sol, esta violencia no provocar sus quejas y su clera? Y cuando est ya a pleno sol, deslumhrado por su resplandor, podr ver alguno de los objetos que llamamos verdade-ros?

    -No podr, al menos los primeros instantes. -Sus ojos debern acostumbrarse poco a poco a esta regin superior. Lo

    que ms fcilmente ver al principio sern las sombras, despus las imge-nes de los hombres y de los dems objetos reflejadas en las aguas, y por lti-mo los objetos mismos. De ah dirigir sus miradas al cielo, y soportar ms fcilmente la vista del cielo durante la noche, cuando contemple la luna y las estrellas, que durante el da el sol y su resplandor.

    -As lo creo. - Y creo que al n podr no slo ver el Sol reflejado en las aguas o en

    cualquier otra parte, sino contemplarlo a l mismo en su verdadero asiento. -Indudablemente. -Despus de esto, ponindose a pensar, llegar a la conclusin de que el

    sol produce las estaciones y los aos, lo gobierna todo en el mundo visible y es en cierto modo la causa de lo que ellos vean en la caverna.

    -Es evidente que llegar a esta conclusin siguiendo estos pasos. -Y al acordarse entonces de su primera habitacin y de sus conocimien-

    tos all y de sus compaeros de cautiverio, no se sentir feliz por su cambio y no compadecer a los otros? Ciertamente.

    - Y si en su vida anterior hubiese habido honores, alabanzas, recompen-

  • EPISODIO 4 101 sas pblicas establecidas entre ellos para aquel que observase mejor las som-bras a su paso, que recordase mejor en qu orden acostumbran a precederse, a seguirse o a aparecer juntas y que por ello fuese el ms hbil en pronosti-car su aparicin, crees que el hombre de que hablamos senra nostalgia de estas distinciones, y envidiara a los ms sealados por sus honores o autori-dad entre sus compaeros de cautiverio? No crees ms bien que ser como el hroe de Homero y preferir mil veces no ser ms "que un mozo de la-branza al servicio de un pobre campesino" y sufrir todos los males posibles antes que volver a su primera ilusin y vivir como viva?

    -No dudo que estara dispuesto a sufrirlo todo antes que vivir como ante-riormente.

    -Imagina ahora que este hombre vuelva a la caverna y se siente en su an-tiguo lugar. No se le quedaran los ojos como cegados por este paso sbito a la obscuridad?

    -S, no hay duda. - Y si, mientras su vista an est confusa, antes de que sus ojos se hayan

    acomodado de nuevo a la obscuridad, tuviese que dar su opinin sobre estas sombras y discutir sobre ellas con sus compaeros que no han abandonado el cautiverio, no les dara que rer? No dirn que por haber subido al exterior ha perdido la vista, y no vale la pena intentar la ascensin? Y si alguien in-tentase desatarlos y llevarlos all, no lo mataran, si pudiesen cogerlo y ma-lario?

    -Es muy probable. [ . . . ] .

    PLATN, Repblica Vil, 514a-5I7c/518b-d, trad. A. Camarero,

    Buenos Aires, EUDEBA, 1983, pg. 381.

    c) [...] En lo que atae a la mente, sin embargo, y a la facultad de pensar no poseemos ninguna evidencia; parece existir una clase distinta de alma que separa lo que es eterno de lo que es corruptible; slo ella puede existir aisla-da de otros poderes. Todas las otras partes del alma, entonces, segn lo que precede son, a pesar de las afirmaciones en contrario de algunos filsofos, incapaces de existencia separada, aunque distinguibles, ciertamente, por de-finicin. La quiddidad de la facultad sensitiva es diferente de la que distin-gue a la quiddidad de la opinin, puesto que el acto de sentir y de opinar di-fieren, y as ocurre con las formas de vida ya enumeradas. Adems, ciertos animales poseen todas esas facultades; otros, algunas, y en fin, otros una sola (y esto es lo que diferencia a los animales entre s); por qu causa, lo vere-mos ms tarde. Un ordenamiento similar se encuentra tambin en el campo de los sentidos: algunos animales los tienen todos; otros, slo algunos de ellos; otros, uno solo, el ms indispensable, el tacto.

  • 102 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS Puesto que la expresin "aquello por lo cual vivimos y percibimos" tiene

    dos sentidos, justo como esta otra "aquello por lo cual conocemos" puede significar: el conocimiento o el alma, pues es por uno u otro de ambos tr-minos que nosotros conocemos, segn los casos; y similarmente aquello por lo cual gozamos de salud representa bien la salud o cierta parte del cuerpo o bien el cuerpo entero. Sin embargo, en todos esos ejemplos, el conocimiento y la salud son la figura, la forma, de alguna manera el concepto, y, por as decir, el acto del sujeto capaz de recibir, en un caso, el conocimiento, y en el otro, la salud (pues parece bien que sea en el paciente en donde se sufre la operacin, donde se realiza el acto del agente); por otra parte, el alma es, en sentido primordial, aqullo por lo cual vivimos, percibimos y pensamos: de ah resulta que ella sea concepto y forma, y no materia y sustrato. En efecto, segn dijimos, la palabra "sustancia" posee tres sentidos: la materia, la for-ma, y el compuesto de ambos; de los tres la materia es la potencialidad, y la forma, la entelequia. As, entonces, dado que es el ser animado, el compues-to de materia y forma, el cuerpo no puede ser la entelequia del alma; el alma es la entelequia de un cuerpo de cierta naturaleza. En consecuencia, con ra-zn algunos pensadores han estimado que el alma no puede ser ni sin cuer-po ni un cuerpo, pues ella no es un cuerpo sino algo relativo al cuerpo. Y por esta razn ella est en un cuerpo, y en un cuerpo de naturaleza determi-nada, y de ninguna manera de la forma en que nuestros predecesores la adaptaban al cuerpo sin agregar alguna definida especificacin sobre la na-turaleza y la cualidad de este cuerpo. La reflexin confirma el hecho obser-vado: la entelequia de una cosa dada slo puede ser realizada en lo que es ya potencialmente esta cosa, es decir, en una materia apropiada. Que el alma sea, pues, cierta entelequia y la forma de aquello que posee la potencia de tener una naturaleza determinada, ello es evidente segn lo que acabamos de decir.

    ARISTTELES, De anima, II, 1, 4I3b-414a, trad. Alfredo Llanos,

    Buenos Aires, Jurez, 1969, pgs. 52-54. d) Tenemos una cierta representacin de sentido comn de nosotros mis-

    mos como seres humanos que es muy difcil casar con nuestra concepcin "cientfica" global del mundo fsico. Nos pensamos a nosottos mismos como agentes conscientes, libres, cuidadosos, racionales en un mundo del que la ciencia nos dice que consta enteramente de partculas fsicas carentes de mente y de significado. Ahora bien. Cmo podemos conjugar esas dos concepcio-nes? Cmo, por ejemplo, puede ser el caso de que el mundo no contenga otra cosa que partculas fsicas inconscientes y que, con todo, contenga tambin conciencia? Cmo puede un universo mecnico contener seres humanos in-tencionales -esto es, seres humanos que pueden representarse el mundo a s

  • EPISODIO 4 103 mismos? Cmo, para decirlo brevemente, puede un mundo esencialmente ca-rente de significado contener significados? [...].

    Quiero zambullirme directamente en lo que muchos filsofos piensan que es el problema ms difcil de todos: cul es la relacin de nuestras men-tes con el resto del universo? ste, estoy seguro que se reconocer, es el pro-blema tradicional mente-cuerpo o mente-cerebro. En su versin contempor-nea toma usualmente la forma: cmo se relaciona la mente con el cerebro?

    Creo que el problema mente-cuerpo tiene una solucin ms bien simple, una solucin que es coherente tanto con lo que sabemos de neurofisiologa, como con nuestra concepciti de sentido comn acerca de la naturaleza de los estados mentales: dolores, creencias, deseos y as sucesivamente. Pero antes de presentar esa solucin, quiero preguntar por qu el problema mente-cuer-po parece tan intratable. Por qu tenemos todava en filosofa y en psicolo-ga, despus de todos esos siglos, un "problema mente-cuerpo" en un sentido en que no tenemos, por as decirlo, un "problema digestin-estmago"? Por qu parece la mente ms misteriosa que otros fenmenos biolgicos?

    Estoy convencido de que parte de la dificultad es que nos empeamos en hablar sobre un problema del siglo XX en un vocabulario anticuado del siglo XVII. Cuando yo era estudiante de los primeros cursos de carrera, recuerdo que estaba insatisfecho con las elecciones de las que aparentemente se dispo-na en filosofa de la mente: se poda ser o monista o dualista. Si se era mo-nista se poda ser o materialista o idealista; si se era materialista se poda ser o conductista o fscalista. Y as sucesivamente. Una de mis aspiraciones en lo que sigue es intentar superar esas viejas y tediosas categoras. Obsrvese que nadie tiene la sensacin de que tenga que elegir entre monismo y dualis-mo cuando lo que est en juego es el problema "digestin-estmago". Por qu ha de suceder algo diferente con el problema "mente-cuerpo"?

    Pero, vocabulario aparte, hay an un problema o famiha de problemas. Desde Descartes, el problema mente-cuerpo ha tomado la forma siguiente: cmo podemos dar cuenta de las relaciones entre dos gneros de cosas, en apariencia totalmente diferentes? Por un lado hay cosas materiales, tales co-mo nuestros pensamientos y sensaciones: pensamos de ellos que son subjeti-vos, conscientes e inmateriales. Por otro lado, hay cosas fsicas; pensamos de ellas que tienen una masa, que se extienden en el espacio y que interactan causalmente con otras cosas fsicas. La mayor parte de las soluciones intenta-das al problema mente-cuerpo concluyen negando la existencia de, o degra-dando de algn modo el status de, uno u otro de esos tipos de cosas. Dado el xito de las ciencias fsicas no es sorprendente que en nuestro estadio de de-sarrollo intelectual la tentacin sea degradar el status de las entidades menta-les. As, la mayor parte de las concepciones materialistas de la mente, actual-mente en boga -tales como el conductismo, el funcionalismo y el fisicalismo-terminan negando implcita o explcitamente que haya cosas tales como las mentes del modo en que las pensamos ordinariamente. Esto es, niegan que, en

  • 104 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS realidad, tengamos intrnsecamente estados subjetivos, conscientes mentales, y que sean tan reales y tan irreductibles como cualquier cosa del universo.

    Ahora bien, por qu hacen esto? Por qu sucede que tantos tericos ter-minen por negar el carcter intrnsecamente mental de los fenmenos menta-les? Si podemos responder a esta cuestin creo que entenderemos por qu el problema mente-cuerpo ha parecido tan intratable durante largo tiempo.

    Hay cuatro rasgos de los fenmenos mentales que han hecho que parez-can imposibles de encajar dentro de nuestra concepcin "cientfica" del mundo como compuesto de cosas materiales. Y son esos cuatro rasgos los que han hecho realmente difcil el problema mente-cuerpo. Son tan embara-zosas que han llevado a muchos pensadores en filosofa, psicologa e inteli-gencia artificial, a decir cosas extraas e implausibles sobre la mente.

    El ms importante de esos rasgos es la conciencia. Yo, en el momento de escribir esto, y usted, en el momento de leerlo, somos ambos conscientes. Es justamente un hecho puro y simple sobre el mundo el que ste contiene tales estados y eventos mentales conscientes, pero es difcil ver cmo sistemas meramente fsicos pueden tener conciencia. Cmo puede ocurrir tal cosa? Cmo, por ejemplo, puede esa masa informe gris y blanca que est dentro de mi crneo ser consciente?

    Concibo que la existencia de la conciencia pueda parecemos asombrosa. Es bastante fcil imaginarnos un universo sin ella, pero si se hace se ver que es un universo que verdaderamente carece de significado. La conciencia es el hecho central de la existencia especficamente humana, puesto que sin ella todos los dems aspectos especficamente humanos de nuestra existencia -lenguaje, amor, humor y as sucesivamente- seran imposibles. Creo, dicho sea de paso, que tiene algo de escndalo el que las discusiones contempor-neas en filosofa y en psicologa tengan tan poco inters en hablarnos sobre la conciencia.

    [ . . . ] .

    JOHN SEARLE, Mentes, cerebros y ciencia,

    Madrid, Ctedra, 1985.

    e) A los despreciadores del cuerpo quiero decirles mi palabra. No deben aprender ni ensear otras doctrinas, sino tan slo decir adis a su propio cuerpo -y as enmudecer.

    "Cuerpo soy yo y alma" -as hablaba el nio-. Y por qu no hablar co-mo los nios?

    Pero el despierto, el sapiente, dice: cuerpo soy yo ntegramente, y ningu-na otra cosa; y alma es slo una palabra para designar algo en el cuerpo.

    El cuerpo es una gran razn, una pluralidad dotada de un nico sentido, una guerra y una paz, un rebao y un pastor.

  • EPISODIO 4 105

    Instrumento de tu cuerpo es tambin tu pequea razn, a la que llamas "espritu", un pequeo instrumento y un pequeo juguete de tu gran razn.

    Dices "yo" y ests orgulloso de esa palabra. Pero esa cosa ms grande an, en la que t no quieres creer, tu cuerpo y su gran razn: sa no dice yo, pero hace yo.

    Lo que el sentido siente, lo que el espritu conoce, eso nunca tiene dentro de s su trmino. Pero sentido y espritu querran persuadirte de que ellos son el trmino de todas las cosas: tan vanidosos son.

    Instrumentos y juguetes son el sentido y el espritu: tras ellos se encuen-tra todava el s-mismo. El s-mismo busca tambin con los ojos de los senti-dos, escucha tambin con los odos del espritu.

    El s-mismo escucha siempre y busca siempre: compara, subyuga, con-quista, destruye. El domina y es tambin el dominador del yo.

    Detrs de tus pensamientos y sentimientos, hermano mo, se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido - llmase s-mismo. En tu cuer-po habita, es tu cuerpo.

    Hay mas razn en tu cuerpo que en tu mejor sabidura. Y quin sabe pa-ra qu necesita tu cuerpo precisamente tu mejor sabidura?

    Tu s-mismo se re de tu yo y de sus orgullosos saltos. "Qu son para m esos saltos y esos vuelos del pensamiento? se dice. Un rodeo hacia mi meta. Yo soy las andaderas del yo y el apuntador de sus conceptos."

    El s-mismo dice al yo: "siente dolor aqu!". Y el yo sufre y reflexiona sobre cmo dejar de sufrir -y justo para ello debe pensar.

    El s-mismo dice al yo: "siente placer aqu!". Y el yo se alegra y refle-xiona sobre cmo seguir gozando a menudo -y justo para ello debe pensar.

    A los despreciadores del cuerpo quiero decirles una palabra. Su despre-ciar constituye su apreciar. Qu es lo que cre el apreciar y el despreciar, y el valor y la voluntad?

    El s-mismo creador se cre para s el apreciar y el despreciar, se cre pa-ra s el placer y el dolor. El cuerpo creador se cre para s el espritu como una -mano de su voluntad.

    Incluso en vuestra tontera y en vuestro desprecio, despreciadores del cuerpo, servs a vuestro s-mismo. Yo os digo: tambin vuestro s-mismo quiere morir y se aparta de la vida.

    Ya no es capaz de hacer lo que ms quiere: -crear por encima de s. Eso es lo que ms quiere, ese es todo su ardiente deseo.

    Para hacer esto, sin embargo, es ya demasiado tarde para l: -por ello vuestro s-mismo quiere hundirse en su ocaso, despreciadores del cuerpo.

    Hundirse en su ocaso quiere vuestro s-mismo, y por ello os convertis-teis vosotros en despreciadores del cuerpo! Pues ya no sois capaces de crear por encima de vosotros.

    Y por eso os enojis ahora contra la vida y contra la tierra. Una incons-ciente envidia hay en la oblicua mirada de vuestro desprecio.

  • 106 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS Yo no voy por vuestro camino, despreciadores del cuerpo! Vosotros no

    sois para m puentes haca el superhombre! FRIEDRICH NIETZSCHE,

    "De los despreciadores del cuerpo", en As habl, Zaratustra, trad. A. Snchez Pascual, Madrid, Alianza, 1989.

    f) Mi cuerpo no es para m un aglomerado de rganos yuxtapuestos en el espacio. [...] la unidad sensorial del cuerpo es, por as decir, de derecho, no se limita a los contenidos efectiva y fortuitamente asociados en el curso de nuestra experiencia, que los precede de cierta manera, sino que posibilita precisamente su asociacin. [...] Mi piso no es para m una serie de imge-nes fuertemente asociadas, no es entorno mo como un dominio familiar, ms que si tengo "en las manos" o "en las piernas" las distancias y las direc-ciones principales del mismo y si, de mi cuerpo, parten hacia l una multitud de hilos intencionales.

    MAURICE MERLEAU-PONTY, Fenomenologa de la percepcin,

    trad. J. Gabanes, Barcelona, Planeta, 1985.

  • Episodio 5 Stella Accorinti

    IDEA ORIENTADORA Preguntas y respuestas

    Al comienzo de este episodio, el Sabio dice que "las preguntas tienen una respuesta, una sola, simple y objetiva". Si a las alumnas y a los alumnos le interesara el tema, indaguemos con ellos y ellas.

    EJERCICIO Preguntas y respuestas

    Ests de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes afirmaciones o es que para vos no se puede decidir? En todos los casos, fundamentar: 1. No hay preguntas sin respuesta. 2. Hay preguntas sin respuesta. 3. Hay respuestas sin preguntas. 4. No hay respuestas sin preguntas.

    PLAN DE DISCUSIN Laspreguntas tienen una sola respuesta?

    Discutir las afirmaciones que se leen a continuacin:

  • 108 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS 1. Cada pregunta tiene una sola respuesta. 2. Cada pregunta tiene muchas respuestas. 3. Cada pregunta tiene infinitas respuestas. 4. Puede haber preguntas que nadie pueda responder. 5. Puede haber preguntas que nadie quiera responder.

    PLAN DE DISCUSIN Cada pregunta tiene su respuesta?

    Leer el siguiente poema de Mario Benedetti. Por qu el autor dir que "cada pregunta tiene su respuesta? Este tema ha sido musicalizado por Alberto Favero, y puede escucharse en Los patitos feos, Columbia, 1985, cantado por Nacha Guevara

    Por qu cantamos Si cada hora viene con su muerte si el tiempo es una cueva de ladrones los aires ya no son los buenos aires la vida es nada ms que un blanco mvil usted preguntar por qu cantamos. Si nuestros bravos quedan sin abrazo la patria se nos muere de tristeza y el corazn del hombre se hace aicos antes an que explote la vergenza usted preguntar por qu cantamos. [ . . . ] si cada noche es siempre alguna ausencia y cada despertar un desencuentro usted preguntar por qu cantamos. Cantamos porque el ro est sonando y cuando suena el ro, suena el ro, cantamos porque el cruel no tiene nombre y en cambio tiene nombre su destino, cantamos porque el grito no es bastante y no es bastante el llanto ni la bronca, cantamos porque creemos en la gente y porque venceremos la derrota. Cantamos porque llueve sobre el surco y somos militantes de la vida y porque no podemos ni queremos

  • EPISODIO 5 109 dejar que la cancin se haga ceniza. Cantamos porque el sol nos reconoce y porque el campo huele a primavera y porque en este tallo en aquel fruto cada pregunta tiene su respuesta.

    roEA ORIENTADORA Educar en las preguntas

    PLAN DE DISCUSIN Preguntas

    Discutir las siguientes afirmaciones: Es necesario desarrollar una pedagoga de la pregunta, porque lo que

    siempre estamos escuchando es una pedagoga de la respuesta. Los profeso-res contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.

    PAULO FREIR, citado en "Paulo Freir. In memoriam",

    en http://roble.pntic.mec.es/~fromer2/revistaypyayfreire.htm

    En esta construccin dialgica la pregunta surge como afirmacin del su-jeto, capaz de correr riesgos, capaz de resolver la tensin entre la palabra y el silencio. De esta manera la pregunta confronta la modalidad pedaggica de la contestacin, de la respuesta nica y definitiva. Hay que alertar que tam-poco se dan preguntas definitivas.

    ALFREDO GUISO, "Cinco claves tico-pedaggicas de Freir", Medelln, 1996, en http://www.cip.fuhem.es/EDUCA/articulos/articulol.htm

    ANTONIO: Encuentro que es profundamente democrtico comenzar a apren-der a preguntar. En la enseanza se olvidaron de las preguntas, tanto el profe-sor como el alumno las olvidaron, y segn yo lo entiendo, todo conocimiento comienza por la pregunta. Comienza por lo que t, Paulo, llamas curiosidad. Pero la curiosidad es una pregunta!

    PAULO: [...] El educador, de manera general, ya trae la respuesta sin que se le haya preguntado algo. [...] Un hombre de una villa miseria de Buenos Aires, me hizo en una maana de domingo, una pregunta fundamental: qu

  • 1 1 0 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    es preguntar? [...] el centro del asunto [...] est en no hacer con la pregunta "qu es preguntar?" un juego intelectual, sino vivir la pregunta, vivir la in-dagacin, vivir la curiosidad.

    ANTONIO: [...] la primera cosa que debiera aprender aqul que ensea es a saber preguntar. [...] equivocarse permite avanzar en el conocimiento. [...] Juzgo importante esta pedagoga del riesgo, ligada a la pedagoga del error. [...] riesgo, curiosidad, pregunta.'

    IDEA ORIENTADORA Las preguntas y los problemas

    PLAN DE DISCUSIN Preguntas y problemas

    Discutir las siguientes afirmaciones:

    Dice Antonio Faundez: " Estudibamos filosofa para resolver proble-mas y no para aprender sistemas".^

    Y dice Hans-Georg Gadamer:

    Que un texto transmitido se convierta en objeto de la interpretacin quie-re decir para empezar que plantea una pregunta al intrprete. La interpreta-cin consiste en esta medida en una referencia esencial constante a la pre-gunta que se le ha planteado. Comprender un texto quiere decir comprender esta pregunta. [...] As pues, el que quiera comprender tiene que retroceder con sus preguntas ms all de lo dicho; tene que entenderlo como una res-puesta a una pregunta para la cual es la respuesta. [...] Un texto slo es com-prendido en su sentido cuando se ha ganado el horizonte del preguntar, que como tal contiene necesariamente tambin otras respuestas posibles. En esta medida el sentido de una frase es relativo a la pregunta para la que es res-puesta, y esto significa que va necesariamente ms all de lo que se dice en ella. Como se muestra en esta reflexin, la lgica de las ciencias del espritu es una lgica de la pregunta.'

    1. P. Freir: Hacia una pedagoga de la pregunta. Conversaciones con Antonio Faundez, trad. H. Delgado, Buenos Aires, La Aurora, 1986, pgs. 53-61.

    2. P. Freir: op. cit., pg. 17. 3. H-G. Gadamer: Verdad y mtodo. Salamanca, Sigeme, 1977, pgs. 447-448.

  • EPISODIO 5 111

    EJERCICIO Problemas y preguntas

    Las preguntas y los problemas se relacionan? De qu manera? Pen-semos ejemplos y contraejemplos para los siguientes casos: 1. Hay preguntas que no tienen en su base un problema. 2. Hay preguntas que tienen en su base un problema. 3. No hay preguntas que tengan en su base un problema. 4. Todas las preguntas tienen en su base un problema.

    IDEA ORIENTADORA Tipos de preguntas. Las preguntas filosficas

    Las preguntas habitualmente piden buscar una respuesta o emprender una investigacin. Las preguntas no son, en principio, ni verdaderas ni falsas, pero aun as suele decirse que una pregunta para la que no existe repuesta alguna es una pregunta "falsa", sea porque est mal planteada o porque no tiene sentido, en un caso, o porque quien la hace ya sabe la respuesta, en el otro.

    Hay clasificaciones que presentan las preguntas en empricas (las res-puestas son datos concretos), formales (las respuestas son del campo de la lgica o de la matemtica) y filosficas. Se dice de la pregunta filos-fica que es general y radical, que busca respuestas a exigencias profun-das de las personas y que no pretende respuestas definitivas y concretas sobre la cuestin. Kant, en Crtica de la razn pura, da ejemplos: qu puedo saber?, qu debo hacer?, qu puedo esperar?, qu es el ser hu-mano? Podramos decir, sometindolo, como siempre, a la discusin filo-sfica de la comunidad de investigacin, que las preguntas filosficas nos interpelan por lo que somos y lo que hacemos, y lo que deberamos ser y lo que deberamos hacer, buscando ms que respuestas concretas y definitivas, respuestas orientadoras y sugerentes, resultado de la refle-xin, el anlisis, la creatividad y el cuidado, y el respeto por los dems -sean stos humanas y humanos, o animales- y por el mundo en el que habitamos.

    Slo la filosofa pregunta por las condiciones de posibilidad liltimas de cada uno de los objetos de estudio de todos los saberes particulares, y

  • 1 1 2 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    por esto el tema de la pregunta filosfica nos convoca especialmente. La pregunta filosfica se orienta, ms que a saber qu datos concretos cons-tituyen la respuesta, a comprender el problema en su conjunto y las consecuencias que se derivan para la vida humana, los supuestos, las im-plicaciones y las derivaciones. Y la pregunta filosfica debe ser vital, comprometida, ser parte de nuestras vidas, si queremos que sea una pre-gunta verdadera, y no un mero ejercicio intelectual, un juego necio y tc-nico. Tambin se puede ensear a hacer preguntas que parecen filosficas en lo formal, pero esto es slo una prdida de tiempo, un birlibirloque apto slo para desarrollar an ms la estupidez y no el pensamiento com-plejo. La pregunta filosfica es una pregunta abierta, que espera respues-tas abiertas y provisorias. La pregunta filosfica pone todo en cuestin, y en ese sentido, se pone en cuestin a s misma. Es una pregunta que nos abre el mundo y nos abre al mundo. Una pregunta que nos asombra, nos deja perplejos , nos deja pensando, y que no se cierra jams. Porque cuando la herida de la filosofa ha tocado nuestro cuerpo, ya no nos aban-dona.

    Por otra parte, las preguntas filosficas son tales slo en el entramado de la discusin filosfica que cada comunidad de indagacin lleva a ca-bo. Una pregunta como "qu es el tiempo"?, puede generar simplemen-te una conversacin, o una terapia de grupo, o un amontonamiento de opiniones. Por otra parte, y como realmente sucedi una vez, una pre-gunta como "por qu Rebeca no querra comer un sandwich?", puede ser transformada en una pregunta filosfica por la comunidad. Esto suce-di con alumnas y alumnos de ocho y nueve aos, en 1999 (trabajba-mos con el programa desde haca tres aos): una vez ledo el episodio, las nias y los nios hicieron preguntas. Una era la pregunta citada.

    A partir del segundo o tercer ao de trabajo con el programa, suelo hacer que las docentes digan al grupo que cada nio y cada nia es el pa-dre o la madre de su pregunta, que debe hacerse responsable por ella, y decimos si es o no es una pregunta filosfica y por qu. Soledad haba hecho esa pregunta, y al dirigimos a ella, como madre de la pregunta, despus de pensar un largo rato, nos dijo que no era filosfica. Pero Lui-sito, levantando la mano, dijo que l sera, el padre de la pregunta, porque a l le preocupaba que hubiera nios con hambre en el mundo, y que la pregunta de su compaera le hizo pensar mucho. Propuso entonces trans-formar esa pregunta en la siguiente: "Por qu hay nios que deben sufrir hambre?", y agreg una ms: "Por qu existe el hambre en el mundo?". Preguntamos a Soledad qu le pareca, y ella dijo que estaba de acuerdo. Preguntamos a ambos si queran, entonces, ser el padre y la madre de la

  • EPISODIO 5 113

    pregunta, a lo que asintieron. A esto nos referimos cuando decimos que las preguntas son filosficas slo en el texto (red) que la sostiene, y esa red es tejida siempre por los participantes de la comunidad de indaga-cin.

    EJERCICIO Preguntas filosficas

    Elaborar en grupos preguntas que consideren filosficas. Someterlas a discusin. Dar buenas razones, pertinentes y relevantes, acerca de por qu son filosficas.

    IDEA ORIENTADORA Preguntas absurdas

    Kant dijo lo siguiente: Saber qu es lo que hay que preguntar razonablemente constituye ya una

    notable y necesaria prueba de sagacidad y de penetracin. En efecto, cuando la pregunta es en s misma absurda y requiere contestaciones innecesarias, supone a veces el inconveniente, adems de deshonrar a quien la formula, de inducir al oyente incauto a responder de forma igualmente absurda, ofrecien-do ambos el espectculo ridculo de -como decan los antiguos- ordear uno al chivo mienUas el otro sostiene la criba."* Lo cierto es que muchas veces, sin embargo, se emplea la sagacidad y

    la penetracin intelectual, justamente para generar preguntas absurdas con el fin de ocasionar risa y distensin. La risa es un componente indis-pensable en la vida humana. Estas preguntas no deshonran a quien las formula ni esperan que algn incauto las responda. Veamos el siguiente ejercicio:

    4.1. Kant: Crtica de la razn pura. Lgica trascendental, Madrid, Alfaguara, 1988, introduccin, pgs. 97-98.

  • 1 1 4 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    EJERCICIO Preguntas absurdas?

    A continuacin pueden leerse preguntas que muchos calificaran de ridiculas, absurdas, etctera. Qu es lo que nos hace rer en estas pre-guntas? Usemos esto como criterio para agruparlas (cada alumno/a o ca-da grupo de alumnas/os debe dejar sin clasificar aquellas que no las/los hacen rer). 1. Si nada se pega al tefln, cmo lo pegaron a la sartn? 2. Por qu no hacen los aviones con el mismo material que usan para

    hacer la caja negra? 3. Cuando te haces una foto al lado de Mickey Mouse, el hombre de

    adentro del disfraz, est sonriendo? 4. Por qu cuando manejas buscando una direccin bajas el volumen

    de la radio? Acaso vas a ver mejor? 5. Si Superman es tan inteligente, entonces por qu lleva los calzonci-

    llos por afuera? 6. Por qu las bailarinas clsicas andan siempre en puntas de pie? No

    sera mas fcil contratar bailarinas ms altas? 7. Por qu cuando llueve levantamos los hombros? Acaso nos moja-

    mos menos? 8. Si un gato cae siempre de pie, y una tostada con manteca cae siem-

    pre del lado en que est untada, que pasara si le atas a un gato una tostada en la espalda, con la manteca hacia arriba y luego lo tiras al aire?

    9. Si los banqueros pueden contar, por qu en los bancos hay ocho ventanillas y solo cuatro cajeros?

    10. El otro da o que las esponjas crecen en el mar. Hasta dnde llega-ra el agua si no fuese por ellas?

    11. Por qu venden cigarrillos en las estaciones de servicio, si ah est prohibido fumar?

    12. Si los Esso-Shops estn abiertos 24 horas al da, 365 das al ao, en-tonces por qu las puertas tienen cerradura?

    13. Si una palabra estuviese mal escrita en el diccionario, como lo sa-bramos?

    14. De qu color es un camalen mirndose en un espejo? 15. Si fueses a dispararte a un mimo, te hara falta silenciador? 16. En caso de guerra nuclear, los pulsos electromagnticos de las bom-

    bas termonucleares, podran daar mis videocasetes?

  • EPISODIO 5 115 17 Qu pasara si un hermano siams fuese declarado culpable de un

    asesinato y condenado a muerte en la silla elctrica? 18. El otro da compr agua en polvo. Pero cmo la preparo? 19. Por qu en los Estados Unidos te hace faha el carnet de conducir

    para comprar alcohol si est prohibido beber y conducir? 20. Si crcel y prisin son sinnimos, por qu no lo son carcelero y pri-

    sionero? 21. Qu le ocurre a tu puo cuando abrs la mano? 22. Se dice que slo diez personas en todo el mundo entendan a Eins-

    tein. Si nadie me entiende a m, soy un genio? 23. Si estamos compuestos en un 80% de agua, como podemos ahogar-

    nos? 24. No hay nada tan difcil que, buscndolo, no pueda encontrarse." Te-

    rencio (siglo II a. C ) . Entonces dnde est la pincita de depilar? 25. Por qu los kamikazes piloteaban con casco? 26. Con todo el dinero que ganan los jugadores de ftbol, por qu persi-

    guen todos la misma pelota en vez de comprarse una para cada uno? 27. Por qu las ovejas no encogen cuando llueve? 28. Por qu no hay bateras B? 29. Los vegetarianos, pueden comer gallletitas de animalitos, como las

    que se venden en el zoolgico? 30. Si en vida fueras masoquista, No sera una recompensa ir al infierno

    y un castigo ir al cielo? 31. Si La Campagnola se come sola, Por qu la sigo comprando? 32. Por qu ser que si uno habla con Dios, la gente piensa que sos es-

    piritual, pero si Dios habla con uno, la gente piensa que ests loco? 33. Si quiero comprar un boomerang nuevo, cmo hago para deshacer-

    me del viejo? 34. Si la juguetera vende juguetes, la bulonera vende bulones... La fe-

    rretera vende ferretes? 35. Por qu Mar del Plata tiene nombre de queso? 36. Si cuando uno hace algo mucho tiempo lo hace cada vez mejor, por

    qu los taxistas manejan tan mal? 37. Platn es el hermano de Cucharn? 38. Si el dinero es la causa de todos los males por qu tenemos que

    trabajar? 39. Por qu todos los proceres tienen nombre de calles? 40. Si la teora de la evolucin de las especies dice que vamos mejoran-

    do con cada nueva generacin, por qu Enrique Iglesias y Emanuel Ortega cantan aun peor que sus padres?

  • 116 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS 41. Qu cuentan las ovejas para poder dormirse? 42. Por qu las ciruelas negras son rojas cuando estn verdes? 43. Si una heladera congela a no menos de 30 grados bajo cero, y si en

    la Antrtida en un invierno muy fro la temperatura ambiente llega a 50 grados bajo cero, No podran calentarse las personas entrando a los heladeras?

    44. Sera un negocio perfecto criar osos hormigueros y hormigas, ali-mentando a los osos de las hormigas y a las hormigas de los cadve-res de los osos hormigueros que mueran en forma natural?

    45. Si cada persona tiene dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, diecisis tatarabuelos, etc. la humanidad est en extincin?

    46. Cuando el pelo de un albino empieza a encanecer, se vuelve ne-gro?

    47. Es cierto que la esposa de Santa Claus se llama Mery Christmas? 48. Si los padres saben ms que los hijos, por qu Albert Einstein es

    tan famoso y nadie sabe nada de su padre? 49. Cuntos pjaros en la mano corresponden a 100 volando? 50. Si el trabajo es salud, por qu no trabajan los enfermos? 51. Por qu todo junto se escribe separado y separado se escribe todo

    junto? 52. Segn las estadsticas una persona es atropellada por un automvil

    cada cinco minutos, cmo logra sobrevivir? 53. Existe alguna otra palabra para "sinnimo"? 54. La esterilidad... es hereditaria? 55. Por qu el pato Donald cuando sale de baarse tiene una toalla en la

    cintura si despus nunca usa pantaln? 56. Qu hay que hacer si uno ve un animal en peligro de extincin co-

    miendo una planta en peligro de extincin? 57. Por qu no hay comida para gatos "con sabor a ratn"? 58. Cuando los fabricantes de carteles y pancartas hacen una huelga y

    una movilizacin de protesta hay algo escrito en sus carteles? 59. Si un hombre est parado en la mitad de un bosque y no hay ninguna

    mujer en kilmetros que pueda escucharlo, l... sigue estando equi-vocado?

    60. Si hay ms all... hay menos ac?

  • EPISODIO 5 117 roEA ORIENTADORA

    Deber

    En este episodio, el Sabio dice, refirindose a los que deben pasar las Fases, "que cumplan con su deber". De qu se trata esto? Indaguemos en nuestra comunidad de investigacin, si se es el inters del grupo. Es interesante que recordemos que una discusin filosfica no se sostiene slo por el inters, ya que eso sera una conversacin, sino que sigue una direccin (la que el grupo ha determinado). Inters y direccin deben ser dos de los componentes de una discusin filosfica.

    EJERCICIO Cumplir con un deber

    Decidir en cada caso cundo estamos cumpliendo con un deber. En todos los casos, decir por qu. (Pensar contextos diferentes para cada si-tuacin.)

    Cumplimos con un deber cuando

    1. Nos levantamos a la maana. 2. Saludamos a los vecinos. 3. Saludamos a nuestra madre. 4. Saludamos a nuestro padre. 5. Nos baamos. 6. Vamos al cine. 7. Jugamos un juego de azar. 8. Tomamos agua. 9. Pestaeamos. 10. Remos. 11. Estudiamos. 12. Aprendemos. 13. Enseamos. 14. Comemos cereales. 15. Somos vegetarianos.

    De acuerdo En

    desacuerdo No se puede decidir

  • 118 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    De acuerdo En

    desacuerdo No se puede decidir

    16. Somos omnvoros. 17. Mentimos por un amigo/a. 18. No mentimos jams. 19. Escuchamos msica. 20. Leemos poesa. 21. Leemos filosofa. 22. Leemos historia. 23. Comemos carne. 24. Hacemos ayuno. 25. Hacemos dietas para adelgazar. 26. Comemos una dieta balanceada para estar sanos. 27. Tomamos vitaminas. 28. Escuchamos el himno nacional. 29. Remos del chiste de un/a amigo/a. 30. Nos copiamos en un examen. 31. Dejamos que un/a amigo/a se copie de nuestro examen. 32. Ayudamos en un examen a otros, hacindoles alguna parte. 33. Hacemos trabajos para otros. 34. Nos baamos. 35. Dibujamos. 36. Bailamos. 37. Nos alegramos. 38. Nos deprimimos. 39. Respiramos. 40. Caminamos. 41. Amamos. 42. Odiamos. 43. Cuidamos una planta. 44. Cuidamos a un animal. 45. Cuidamos a un/a nio/a. 46. Cuidamos de nuestros padres. 47. Dejamos que nos cuiden. 48. Sonremos.

  • Episodio 6 Stella Accorinti

    IDEA ORIENTADORA Sueo-realidad

    El/la protagonista dice que un sueo intenso lo gobernaba. Cmo sa-be que ha despertado, y que no est ain dentro de su sueo, soando lo que narra? Siempre podemos distinguir el sueo de la realidad? Con qu criterios?

    PLAN DE DISCUSIN Cmo sabemos que no estamos soando?

    Leamos el siguiente fragmento de La vida es sueo (Buenos Aires, Losada, 1968), sometindolo a discusin respecto del tema sueo y rea-lidad, dentro del contexto de la obra. Comparemos con nuestra situacin, hoy y aqu. Con qu criterios podemos determinar que la sesin de Filo-sofa para Nios en la cual estamos discutiendo es sueo o no lo es? Y respecto de nuestra vida entera?

    Suea el rey que es rey, y vive con este engao mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso que recibe prestado, en el viento escribe;

  • 120 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    y en cenizas le convierte la muerte desdicha fuerte! Qu hay quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueo de la muerte! Suea el rico en su riqueza que ms cuidados le ofrece, suea el pobre que padece su miseria y su pobreza; suea el que a medrar empieza, suea el que afana y pretende, suea el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusin, todos suean lo que son, aunque ninguno lo entiende.

    [...].

    Qu es la vida? Un frenes. Qu es la vida? Una ilusin; una sombra, una ficcin y el mayor bien es pequeo.

    Que toda la vida es sueo y los sueos, sueos son!

    PEDRO CALDERN DE LA BARCA

    PLAN DE DISCUSIN Soar

    Leamos el siguiente poema de Alvaro de Campos (Obra potica, trad. M. A. Viqueira, Barcelona, Ediciones 29, 1981, pg. 173), heternimo de Femando Pessoa. En varios versos aparece el concepto "soar". En qu sentido(s) lo est utilizando el autor en cada caso?

    Lisboa revisitada (1926) Nada me ata a nada. Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo. Ansio con una angustia de hambre de carne lo que no s qu ser

  • EPISODIO 6

    -definidamente por lo indefinido... Duermo inquieto, y vivo en un soar inquieto de quien duerme inquieto, mitad soando.

    [ . . . ] .

    Despert a la misma vida a la que me haba dormido. Hasta mis ejrcitos soados sufrieron derrota. Hasta mis sueos se sintieron falsos al ser soados. Hasta la vida slo deseada me harta -hasta esa vida... [...]. No s qu destino o futuro compete a mi angustia sin timn; no s qu islas del Sur imposible me aguardan nufrago o qu palmares de literatura me darn al menos un verso.

    No, no s esto, ni o-a cosa, ni cosa alguna... Y, en el fondo de mi espritu, donde sueo lo que so, en los campos ltimos del alma donde rememoro sin causa (y el pasado es una niebla natural de lgrimas falsas), en los caminos y atajos de las florestas lejanas donde supuse mi ser, huyen desmantelados, ltimos restos de la ilusin final, mis ejrcitos soados, derrotados sin haber sido, mis cohortes por existir, despedazadas en Dios. Otra vez te reveo. Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida Ciudad triste y alegre, otra vez sueo aqu Yo? Pero soy yo el mismo que aqu vivi, y aqu volvi, y aqu volvi a venir, y a venir, y aqu de nuevo volvi a venir? O somos todos los Yo que estuve aqu o estuvieron, una serie de cuentas-entes unidas por un hilo-recuerdo, una serie de sueos de m, de alguien de fuera de m? Otra vez te reveo, con el corazn ms lejano, el alma menos ma. Otra vez te reveo -Lisboa y Tajo y todo-, transente intil de ti y de m, extranjero aqu como en todas partes.

  • 122 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS casual en la vida como en el alma, fantasma errando por salones de recuerdos, al ruido de los ratones y de las tablas que crujen en el castillo maldito de tener que vivir... [ . . . ] .

    Otra vez te reveo, pero, ay, a m no me reveo! Se rompi el espejo mgico en que me revea idntico, y en cada fragmento trgico veo slo un pedazo de m -jun pedazo de ti y de m!...

    PLAN DE DISCUSIN Sueo y realidad

    Pensemos ejemplos y contraejemplos para las siguientes posibilida-des: 1. Soamos despiertos. 2. Soamos dormidos. 3. Cuando soamos, sa es la vida. 4. La vida es sueo. 5. Soar es una cosa, la realidad es otra. 6. Sueo y realidad son una sola cosa. 7. Es imposible distinguir sueo de realidad. 8. Es posible distinguir sueo de realidad.

    PLAN DE DISCUSIN

    Nuestra vida es soada por alguien

    Discutir las siguientes frases: 1. Nuestra vida es un sueo soado por un idiota. 2. Nuestra vida es un sueo soado por las hadas. 3. Nuestra vida es un sueo soado por otras personas. 4. Nuestra vida es un sueo soado por nosotros/as mismos/as.

  • Episodio 7 Stella Accorinti

    roEA ORIENTADORA Juego sin finalidad-juego con finalidad

    En el primer prrafo de este episodio leemos acerca de juegos sin fi-nalidad. En qu sentido se nos dice esto?

    EJERCICIO Con finalidad-sin finalidad

    De acuerdo con las categoras con finalidad y sin finalidad, agrupar los siguientes juegos. Justificar. Decir si algunos no se pueden clasificar por no ser considerados juegos. Fundamentar. 1. Ajedrez 2. Truco 3. Carrera de autos 4. Carrera de caballos 5. Carrera de tortugas 6. Pelea de gallos 7. Oca 8. Canasta 9. Chin-chon 10. Escoba de quince

  • 124 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS 11. Jugar al carpintero 12. Jugar "a la mam" 13. Jugar al mdico 14. Ronda 15. Piedra, papel y tijera 16. Damas 17. Apuestas 18. Pulseada 19. Ftbol 20. Jugar con muecas 21. Jugar con la computadora 22. Rayuela 23. Veo-veo 24. Escondida 25. Mancha 26. Ahorcado 27. Ludo 28. Balero 29. Yo-yo 30. Bolitas 31. Barriletes 32. Montaa rusa 33. Calesita 34. Saltar a la soga 35. Hamacarse 36. Elstico 37. Pin-ball 38. Botellita 39. Billar 40. Pool

    PLAN DE DISCUSIN Jugar solo

    Qu nos quiere decir el autor con este poema? El autor cuenta que jugaba solo o que imaginaba que jugaba solo? Qu diferencia habra pa-ra su propia produccin como poeta? Hay juegos en los cuales se usa slo la imaginacin? Lo que nos cuenta el poema podra ser un caso as? Fundamentar.

  • EPISODIO 7 125 Autobiografa literaria Cuando era chico jugaba en un rincn del pado de la escuela, solo.

    Odiaba los muecos y odiaba los juegos, los perros me odiaban y los pjaros escapaban de m.

    Si alguien me buscaba yo me esconda detrs de un rbol y gritaba: soy hurfano!

    [...]. FRANK O'HAR

    Autobiografa literaria, en M. Lipman, Escribir, cmo y por qu, op. cit.

    EJERCICIO Pensando juegos

    Pensemos cmo podran ser dos juegos sin finalidad y dos juegos con finalidad, e inventemos las reglas en el caso de que fueran necesarias. Explicar claramente de qu se trata cada juego. Luego, se elegirn dos juegos y los deber jugar un grupo que no los haya inventado, con las instrucciones y reglas generadas por el otro grupo, que podr corregirlas a medida que los dems solicitan aclaraciones.

    PLAN DE DISCUSIN Juegos

    1. Qu juegos records de tu niez? 2. Cul era tu juego favorito? 3. Hay algn juego que jugabas y ya no es conocido? 4. Hay algn juego que jugabas y an es utilizado? 5. Por qu crees que hay juegos que se pierden?

  • 126 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS 6. Por qu crees que hay juegos que se conservan? 7. Cada regin y/o pas tiene sus propios juegos? 8. Los varones y las mujeres tienen juegos diferentes? Por qu crees

    que es as? 9. Los nios y las nias eligen sus juegos o de alguna manera les son

    impuestos? 10. Hay nios o nias que jams han jugado? Por qu? 11. Hay adultos que continan jugando? Por qu? 12. El juego es para los pequeos pero no para los mayores? 13. Por qu a medida que crecemos, cada vez (por lo general) jugamos

    menos? 14. Hay juegos que se juegan por igual en todas partes del mundo? 15. Hay juegos que son nicamente de determinados grupos? 16. Hay juegos que son nicamente de determinados pases? 17. Qu es jugar?

    roEA ORIENTADORA Prestar atencin

    PLAN DE DISCUSIN Qu es prestar atencin?

    El/la protagonista nos dice en este episodio: "Tambin me acuerdo de que no prestaba atencin a las explicaciones de los maestros porque me aburran, as que escriba poemas mientras escuchaba lo que decan acer-ca de hipotenusas y cosas por el estilo".

    Por una parte, se nos dice que l/ella no prestaba atencin, y escriba poemas mientras los maestros explicaban, pero por otra parte, nos ente-ramos que a la vez escuchaba lo que los maestros decan. Cmo pode-mos saber si prestaba o no prestaba atencin? Porque su propia queja pa-rece "morderse la cola", al menos en parte, al decimos que escuchaba lo que decan. Si /ella recuerda lo que decan, prestaba atencin o no? Hay una sola manera de prestar atencin? Leer el siguiente poema, comparar con el fragmento que acabamos de presentar, y someter a dis-cusin de la comunidad.

    Por qu el poema tiene forma de robot?

  • EPISODIO 7 127 Adonde va el ajuste, adonde?

    Qu antecede, es verdadero o falso? El contenido proposicional

    Ha llegado a estar en el explanans. Y el estado de cosas del mundo?

    Y en la proposicin? Lo que antecede ser

    La proposicin En donde describe

    Lo que desea que acaezca En el mundo.

    Y me duele la nuca. Mucho.

    Y me duele la espalda. Mucho.

    Cmo ser ahora la verificacin? Es el caso habitual del imperativo.

    El contenido proposicional que antecede al estado de cosas.

    La eleccin de ajuste estar invertida: se comprueba si el contenido de la intencin Se lleva a cabo en el

    mundooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo Qu me importa, qu me importa.

    Me importa mi ser, mi ser, miserenelmundo. Las prescripciones tecnolgicas

    emitidas a partir de las proposiciones (eso que tengo que ver en la nota 243)

    no me importan, nomeimportan. Y este profesor me da nuseas.

    Qu bien explica. No desea compartir, sino ser admirado.

    Hombre y mundo. Y re, re. La relacin es una relacin que supone un actor

    y el mundo como intervencin de ese actor. (Tienen que ver con otro sujeto.)

    Qu tengo que ver yo con la razn estratgica? No lo miro. Escribo versos. No me aprueba. Est bien y no me importa. Y viceversa.

    Ynomeimporta, yonosoycosa, yonosoycosa, yonosoycosa, nosloodos, yotengoboca,

    Yotengoboca, yotengo, yotambinsoyunaboca, unalengua, unalengua, unalengua, un

    pensamiento propio, un pensamiento, y no una nota, y no una nota, y no una nota,

    y no una nota a pie de pgina. Y no una nota. Y NO UNA NOTA. Y NO UNA NOTA.

    STELLA ACCORINTI

  • 128 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    roEA ORIENTADORA El amor

    El/la protagonista nos cuenta en este episodio: "Mi tamao no me im-pidi enamorarme perdidamente. Pero el objeto de mi amor no se enter de nada. Su ruda indiferencia, le escrib apasionados poemas de recarga-do estilo, donde se mezclaban el alabastro de sus manos, la palidez de la luna, toda mi vida en espera y la escasa importancia concedida a su des-dn, a su mutismo y a sus no miradas dirigidas a m.

    Aos de desasosiego no lograron convencerme de la inutilidad de mis esfuerzos, y un roce casual, una mirada distrada posada en m por equi-vocacin o porquemeimportismo, una palabra que por azar me diriga, bastaban para reavivar el fuego que dorma pacientemente entre las ceni-zas cuidadas con esmero por esa potica (y pattica) etapa de mi vida.

    A veces, an hoy, busco alguna explicacin a este enamoramiento, y creo que el pequeo ser objeto de mi amor era lo ms lejano a m, lo ms inaccesible, el ideal de todo lo que me era negado, pero por lo que estaba en disposicin permanente de dar pelea".

    Indaguemos, si es del inters de nuestra comunidad de investigacin, en el tema del amor.

    PLAN DE DISCUSIN Poemas de amor

    Una buena amiga que tuve en mi infancia escribi a los doce aos el siguiente poema de amor, para un compaero de curso del cual estaba enamorada. Ella estaba en lo cierto al pensar que este escrito es un poe-ma de amor? Por qu? Cules son los criterios que nos permiten distin-guir un poema "de amor" de uno que no es "de amor"?

    Yo s que en algn tiempo en algn lugar de la Tierra me ests esperando. Presiento por momentos que me alejo y s que a veces te me acercas. Pero s bien que cuando mis ojos brillan las flores cantan y mi boca re, es porque ests feliz. Y s que cuando me ahoga el llanto y mis ojos opacos ven alejarse la alegra es tu tristeza que me oprime...

  • EPISODIO 7 129 Como ahora... Como siempre que llueve o la Luna me trae tu cara de nio desdibujada por el tiempo

    MARIANELA

    Ahora que hemos reunido algunos criterios para distinguir un poema de amor de uno que no lo es, apliqumoslos al siguiente texto de Pablo Neruda, poeta chileno:

    Puedo escribir los versos ms tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche est estrellada, y titilan,' azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. [ . . . ] .

    Yo la quise, y a veces ella tambin me quiso. En las noches como sta la tuve entre mis

    brazos. La bes tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo tambin la quera. Cmo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos ms tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Or la noche inmensa, ms inmensa sin ella.

    Y el verso cae al alma como al pasto el roco.

    Qu importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche est estrellada y ella no est conmigo.

    1. En algunas ediciones dice "tiritan". Isabel Pavez, desde Chile, me ha hecho saber que la versin correcta es "titilan", como lo he visto tambin en varias ediciones.

  • 130 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo

    lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. [...]. La misma noche que hace blanquear los

    mismos rboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cunto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su odo. De otro. Ser de otro. Como antes de mis

    besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la

    quiero. Es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Porque en noches como sta la tuve entre mis

    brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque ste sea el ltimo dolor que ella me causa, y stos sean los ltimos versos que yo le escribo.

    PABLO NERUDA, 20 poemas de amor y una cancin desesperada,

    Buenos Aires, Losada, 1980.

    PLAN DE DISCUSIN Las cartas de amor son ridiculas?

    Fernando Pessoa, el gran poeta portugus, deca que todas las cartas de amor son ridiculas. Y lo deca en un poema. Discutamos este tema luego de la lectura. Relacionar con el poema anterior, teniendo en cuenta que su autora, hoy adulta, opina que lo que ella escribi es un poema ri-dculo.

  • EPISODIO 7 131 Todas las cartas de amor son ridiculas. No seran cartas de amor si no fuesen ridiculas. Las cartas de amor, si hay amor, tienen que ser ridiculas. Pero, a fin de cuentas, slo las criaturas que nunca han escrito cartas de amor son las que son ridiculas. [ . . . ] . La verdad es que hoy mis recuerdos de aquellas cartas de amor son los que son ridiculos.

    FERNANDO PESSOA, Obra potica, op. cit.

    PLAN DE DISCUSIN El amor es filsofo?

    En varios textos clsicos griegos se halla la idea de que Eros es fil-sofo, por su concepcin. Avagkaion Erota filosofan eivai, dicen los grie-gos: [es] necesario que Eros sea filsofo. Veamos cmo cuenta Platn el mito del nacimiento de Eros Cul es el sentido de la frase "el amor es un filsofo", y, ms an: "Es necesario que Eros sea filsofo"?

    hoti gar egeneto he Afrodite, hestioonto hoi zeoi oi te alloi kai ho tes Me-tidos huos Poros, epeide de edeipnesan prosaitesousa oion de euooxias cu-ses afiketo he Penia kai een peri tas zuras.

    En efecto, cuando naci Afrodita estaban festejando los dioses [tanto] Poro, el hijo de Mets como los dems. Despus de que cenaron, para pedir, porque efectivamente haba una fiesta, lleg Penias y [rondaba] estaba alre-dedor de las puertas.

    2. El/la docente que desee recurrir a otros textos de Platn sobre este tema, podr consultar Lisis, Fedro, y otras secciones del Symposium.

  • 132 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS ho oun Poros mezuszeis tou vektaros oinos gar outoo en eis ton tou Dios

    kepon eiselzoon bebareemenos eeuden. he oun Penias epibouleuousa dia teen autees aporian paidion poieesaszai ek tou Porou kataklivetai te par' au-too kai ekueese ton Eroota.

    Poros, borracho de nctar pues todava no exista el vino, tras ingresar en el huerto de Zeus, dorma pesado. Entonces Penias, decidiendo a causa de su falta de recursos hacerse un hijo de Poros, se acuesta al lado de l y concibe a Eros.

    dio dee kai tes Afrodites akolouzes kai zepapoon gegovev ho Epoos, gev-veezeis en tois ekeinees genezliois kai amafusei epastees oon peri to kalon kai tes Afroditees kalees ousees.

    Engendrado en el natalicio de Afrodita, ha nacido Eros, por naturaleza amante de lo bello [l mismo y bello por] ser Afrodita bella.

    ate oun Porou kai Penias uous oon ho Epoos en tooiautee tuxee kazesteeken. Por ser, pues, hijo de Poros y Penias, Eros est establecido en tal suerte.

    (N. T. "est establecido en tal suerte": siempre necesita, como su ma-dre, Penias -indigencia, pobreza- y, sin embargo, siempre encuentra sali-da, como su padre Poros -salida.)

    PLATN, Banquete, 203a-204d, -ad. Stella Accorinti.

    EJERCICIO Textos de amor?

    Si ya hemos reunido algunos criterios para poder decir si un texto es "de amor", apliqumoslos a los siguientes textos. Fundamentar, dando buenas razones, pertinentes y relevantes, para decidir si estos textos son o no son de amor.

    Lo que esperamos Tardar, tardar. Ya s que todava los mbolos.

  • EPISODIO 7

    la usura, el sudor, las bobinas seguirn produciendo, al por mayor, en serie, iniquidad, ayuno, rencor, desesperanza; para que las lombrices con huecos prtasenos, las vacas de embajada, los viejos paquidermos de esfnteres crinudos, se sacien de adulterios, de hasto, de diamantes, de caviar, de remedios. Ya s que todava pasarn muchos aos para que estos crustceos del asfalto y la mugre se limpien la cabeza, se alejen de la envidia, no idolatren la saa, no adoren la impostura, y abandonen su costra de opresin, de ceguera, de mezquindad, de bosta. Pero, quizs, un da, antes de que la tierra se canse de atraernos y brindarnos su seno, el cerebro les sirva para sentirse humanos, ser hombres, ser mujeres, [...] someter a las ruedas, impedir que nos maten, comprobar que la vida se arranca y despedaza los chalecos de fuerza de todos los sistemas;

  • 134 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas se encuentran en nosotros y no bajo la tierra. Y entonces... Ah! ese da abriremos los brazos sin temer que el instinto nos muerda los garrones, ni recelar de todo, hasta de nuestra sombra; y seremos capaces de acercamos al pasto, a la noche, [...]. y usaremos palabras sustanciosas, autnticas; no como esos vocablos erizados de inquina que babean las hienas al instalamos odio, ni aquellos que se asfixian en estrofas de almbar y fustigada clara de huevo corrompido; sino palabras simples, de arroyo, de races, que en vez de separarnos nos acerquen un poco; o mejor todava guardaremos silencio para tomar el pulso a todo lo que existe y vivir el milagro de cuanto nos rodea, mientras alguien nos diga, con una voz de roble, lo que desde hace siglos esperamos en vano.

    OLIVERIO GIRONDO (argentino), en Persuasin de los das. Espantapjaros,

    Coleccin Maestros de la Literatura Contempornea, tomo 22, Barcelona, Losada, 1995.

    Fue una espera interminable. No s cuanto tiempo pas en los relojes, de ese tiempo annimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros senti-mientos, a nuestros destinos, a la formacin o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrs, un ro oscuro y tumultuoso a ve-ces, y a veces extraamente calmo y casi mar inmvil y perpetuo donde Ma-ra y yo estbamos frente a frente contemplndonos estticamente, y otras veces volva a ser ro y nos arrastraba como en un sueo a tiempos de infan-

  • EPISODIO 7 135 cia y yo la vea correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y me vea en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos tambin alucinados.

    Y era como si los dos hubiramos estado viviendo en pasadizos o tneles paralelos, sin saber que bamos uno al lado del otro como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por m, como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo all y que los pasadizos se haban por fin unido y que la hora del encuentro haba llegado.

    La hora del encuentro haba llegado! Pero realmente los pasadizos se haban unido y nuestras almas se haban comunicado? Que estpida ilusin ma haba sido todo esto! No, los pasadizos seguan paralelos como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiera verla a Mara como una figura silenciosa e intocable... No, ni siquie-ra ese muro era siempre as: a veces volva a ser de piedra negra y entonces yo no saba qu pasaba del otro lado, que era de ella en esos intervalos an-nimos, que extraos sucesos acontecan; y hasta pensaba que en esos mo-mentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quiz haba risas cruzadas con otto y que toda la historia de los pasadizos era una ridicula invencin o creencia ma [...].

    [...] en todo caso haba un solo tnel oscuro y solitario: el mo, el tnel en que haba transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida.

    Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo haba visto a esa muchacha y haba credo ingenuamente que vena por otro tnel para-lelo al mo, cuando en realidad perteneca al ancho mundo, al mundo sin l-mites de los que no viven en tneles; y quiz se haba acercado por curiosi-dad a una de mis extraas ventanas y haba entrevisto el espectculo de mi insalvable soledad, o le haba intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cua-dro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella viva afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afue-ra, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegra y frivoli-dad. Y a veces suceda que cuando yo pasaba frente a una de mis ventanas ella estaba esperndome muda y ansiosa (por qu esperndome? y por qu muda y ansiosa?); pero a veces suceda que ella no llegaba a tiempo o se ol-vidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio la vea a lo lejos sonrer o bailar despreocupada-mente o lo que era peor, no la vea en absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes. Y entonces senta que mi destino era infinitamente ms solitario que lo que haba imaginado.

    ERNESTO SABATO (argentino). El Tnel Barcelona, Espasa Calpe, 1995.

  • 36 CAMINANDO HACIA MIS SUPUESTOS

    Tu nombre Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo.

    Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las ttes de la maana paseando de un lado a otro.

    Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazn amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente.

    JAIME SABINES, (poeta de Chiapas, Mxico), Antologa potica, Santiago de Chile, FCE, 1994, pg. 331.

    Receta El sospechoso horario de nuestro desencuentro hace pensar a los crdulos

    en la proximidad. Hemos acumulado tantas horas de vuelo que cualquiera confa en nuestra capacidad de andar.

    He aqu uno de tantos "el mejor modo" de vivir: el ajedrez como anest-sico local, el amor cotidiano, el reuma, la tranquilidad. Trastornos digestivos casi siempre msticos, telepticos, televisivos, ldicos, y una sama abundante en los muebles antes de partir.

    Se te perdieron las palabras de los hombres y slo te quedaron en la boca los silencios que acostumbra Dios. No podrs llegar a ninguna parte.

    Tambin de la muerte sers expulsado. [...].

    JAIME SABINES, Antologa potica, op. cit., pg. 232.

    La luna La luna se puede tomar a cucharadas o como una cpsula cada dos horas. Es buena como hipntico y sedante y tambin alivia a los que se han intoxicado de filosofa. Un pedazo de luna en el bolsillo es mejor amuleto que la pata de conejo: sirve para encontrar a quien se ama, para ser rico sin que lo sepa nadie y para alejar a los mdicos y las clnicas. Se puede dar de postre a los nios cuando no se han dormido.

  • EPISODIO 7 137 y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir. Pon una hoja de la luna debajo de tu almohada y mirars lo que quieras ver. Lleva siempre un frasquito del aire de la luna para cuando te ahogues, y dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados. [ . . . ] .

    JAIME SABINES, Antologa potica, op. cit.

    La sensatez y la cordura, hijas del temor y la costumbre, no han conven-cido a mi corazn con sus dulces palabras.

    La prudencia es una puta vieja y flaca que baila, tentadora, delante de los ciegos. Cautiva a los ancianos, comodidad, seduce a los cansados y a los enfermos. Mi corazn slo ama el riesgo.

    JAIME SABINES, Antologa potica, op. cit.

    Material nocturno Escucha un momento: la luna es una mujer, [...] perdida en un vestido plateado de amazona de circo. Escucha un momento: el lago en la noche es una mujer solitaria, una mujer rodeada de abedules y pinos mezclando el verde y blanco entre las estrellas esparcidas como gotas en noches claras.

    Yo s que la luna y el lago han desviado las races debajo de mi corazn, lo mismo que una mujer solitaria, una mujer en vestido de plata, en un vestido de plata de amazona de circo.

    CARL SANDBURG (estadounidense), en Dos siglos de poesa norteamericana, trad. A. Casey, Buenos Aires, Ediciones

    Antonio Zamora, 1969, pg. 139.

  • EPISODIO 7 137

    y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir. Pon una hoja de la luna debajo de tu almohada y mirars lo que quieras ver. Lleva siempre un frasquito del aire de la luna para cuando te ahogues, y dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados. [...].

    JAIME SABINES, Antologa potica, op. cit.

    La sensatez y la cordura, hijas del temor y la costumbre, no han conven-cido a mi corazn con sus dulces palabras.

    La prudencia es una puta vieja y flaca que baila, tentadora, delante de los ciegos. Cautva a los ancianos, comodidad, seduce a los cansados y a los enfermos. Mi corazn slo ama el riesgo.

    JAIME SABINES, Antologa potica, op. cit

    Material nocturno Escucha u