67474989 la soledad de los moribundos norbert elias

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  • 5/10/2018 67474989 La Soledad de Los Moribundos Norbert Elias

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    Traduccion deCARLOS MARTiN NORB~ERT ELIASLa soledad

    de los moribundos)

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    \FONDO DE CUl TURA ECONOMICA

    MEXICO

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    Primfr a edic ion en a leman,Primera edici6n en e~pai 'lol (FeE, Espana}.Segunda edicion (FeE, Mexico),

    198219871')8')

    I

    TItulo original:Uber die Einsamicl'il der Sier/Jenden 1982, Surkamr Verlag, Frankfort del MenoISBN 3-518-07772-1

    , EX ISTEN YM HASposibilidades de afrontar el hecho deque toda vida. y por tanto tambien la de laspersonas

    que nos son queridas y la propia vida, tiene un fin. Sepucde m itolog iza r el fina l de la vida hu man a, al qu e lla-mamos muerte, mediante la idea de una posterior vidaen cornun de los muertos en e1 Hades, en Valhalla, encl Infierno 0en cl Paraiso, Es la forma mas antigua yfrecucnte del intento humano de entenderselas con laI i n it u r l d e Ia vida, Podemos i nt er ua r ev it ar el pensamientode la muertc alcjando de nosotros cuanto sea posible suindesr-able presencia: ocultarlo, reprimirlo. 0 quiza tam-bien mediante la firme creencia en la inmorlalidad per-sonal -olros mucren, pero no yo~)-, hacia 1 0 que hayuna Iucrte tendcncia en las soeiedadcs desarrolladas denuestros dias. Y tarnbien podemos, por ultimo, mirar de[rente a la muerte como a un dato de 1a propia existen-cia: acomodar nuestra vida. sobre todo nuestro eompor-tarnicnto para con otras personas, allimitado espacio de, ticmpo de que disponcmos, Podernos considerar una ta-~-rea hacer quP la despedida de los hombres, cl final, cuan-

    19!P Fondo de Cultura [con6mica, S.A. de C.Y.Av. dc';a Univcrsidad, 915; nnoo Mbico, D.F.ISBN 96816-3052-1tm pr es o e n Mexico 7

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    do llegue,,~Pt9:~1 de los dernas ,como el propio, sea 1 0masIiviancyagradable posible.vy suscitar la preguntade c6mo 'secumple tal tarea, Actualmente es esta unapregunta que ta n s610unos cuantos medicos se planteanrde unarnanera clara y - sin tapujos. En la sociedad en

    I general, 18 .cuestion apenas se plantea.l_ Tampoco se trata unicamente del adios definitivo a lavida, del certificado de defunci6n y el ataud. Muchas Ipersonas mueren paulatinamente; se van llenando deachaques.jsnvejecen. Las ultimas horas son sin duda im-portantes. J?e~, a menudo, Ia despedida comienza mu=-cho antdJEl quebrantamientodela salud suele separar"]ya a los que envejecen del resto de los mortales, Su de- lcadenda.los,aisla;Quiza se hagan menos sociables, quizase 'debilitensussentimientos, sin que par ello se extingasu necesidad de los demas, Eso es 10mas duro: el taciteaislarriieiitode 108- seniles y moribundos de la comuni-dad de los .vivos,.elenfriainiento paulatino de sus rela-eiones co!_!"pf(_rsonasque contaban can su afecto, la se-paracionde.los demas en general, que eran quienes lesproporcionahan sentido y sensaci6n de seguridad. La de:..1 -'cadencia noes dura unicamente para quienes estan aque-jadesde.dolores,' sino tambienpara los que se han que-dado $0108.1Et heche de que, sin que se haga de mane-

    o , . . .~ , _ . . . ' ,~ . ; : , .~ _ ' ' " ) . . ,ra deliberada;: sea tan frecuente el aislamiento precozde los, moribundos precisamente en las sociedades de-sarrollad as,' constituye uno de los puntos debiles de es-tas sociedades, Atestigua las dificultades que encuentranmuchas :p~rsnas,para identificarse con los viejos y losmoribundosc. .:-No cabe duda de que el ambito de la identificaci6n8

    . .

    es hoy m a s amplio que en tiempos preterites, Yano con-sideramos una distraccion dominguera contemplar per-sonas ahorcadas, descuartizadas 0 sometidas al supliciode la rueda. Vamos aver partidos de futbol y no peleasde gladiadores. En comparaci6n con la Antiguedad, haido en aumento nuestra capacidad de identificacion canotros seres humanos, la compasion can sus sufrimientosy su muerte. Conternplar como leones y tigres hambrien-tos van despedazando y devorando a personas vivas, c o -mo unos gladiadores se esfuerzan denodadamente potengafiarse, herirse y matarse, dificilmente podria seguirsiendo un entretenimiento para el tiempo de ocio queesperasernos con la misma alegre impaciencia que lospurpurados senadores de Roma y el romano pueblo. Nin-gun sentimiento de iguald~ia, segun parece, a a~n o s espectadores con los otros seres, humanos gue, al iaanajo, en I a arena ensangrentada. luchaban por su vi--aa.comoes-~bido. los gladiadores saludaban al Cesa;-iilentrar con el lema Morituri te salutant 1.De hecho,algunos cesares liegaron a 'creer que, cual dioses, elloseran inmortales. Habria sido mas exacto- si el grito delos gladiadores hubiera sido: Morituri moriturum salu-taru 2. Pero es probable que en una soci~dad en la quepudiera decirse tal cosa no existieran ya ni gladiadores

    Ini Cesar. Poder decir una cosa sernejante a los' gober.nantes -aellas que, todavia hoy, siguen teniendo potes-tad sobre la vida y la muerte de innumerableasereshumanos- requiere una desmitologizacion de la muer-I ..os que han de murir, te satudan.:l "Los que han de morir saludan al lJue ha de morir.

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    te, ~na conciencia mucho mas clara de Ia que hasta hoyse ha podiclo alcanzar de que 1a humanidad es una co-

    I munidad de mortales y que los seres human_os s610 pue-, den, en su menesterosidad, recibir ayuda de otros seresrt humanos, El problema social de la rnuerte resulta so-} br~~~,~~ra (rlti~ifd~esolv~r porque los vivos encuen-

    i tran dificil identificarse con los moribundos;'l 0- - . _r._ .' __ ._ r _ " " "_ -' ---, - _, . ~ - -, -- . ' _ " " '"' ' '______a: rnuerte esun problema de los vivos, L:>s muertosno tienen problemas. De entre las muchas eriaturas 50-bre la Tierra que mueren, tan solo para los hombres esmorir un problema. Comparten con los restantes anima-les el nacimiento, 1a juventud, Ia madurez, Ia enferme-dad, la vejez y 1 0 muerte. Pero tan solo ellos de entretodos los seres vivos saben que han de morir, Tan soloellos pueden prever su propio final, tienen concienciade que puede producirse en cualquier memento, y adop-tan especiales medidas -como individuos y comogrupos- para protegerse del peligro de aniquilamicnto.Esa ha sido desde haee milenios la funcion central dela convivencia social entre los hombres, y 1 0 sigue sien-do hoy en dia. Pero entre los rnayores peligros existen-tes para el hombre se encuentran los propios hombres.En nombre de esa funci6n central de protegerse del ani-quilamiento, unos grupos humanos arnenazan a otros gru-pos humanos una y otra vez. De siempre, las formacio-nes sociales humanas, la vida comun de los hombres engrupos, ha tenido una cabeza de lano: pacificacion ha-cia dentro; amenaza hacia fuera. Tamhien en otros se-res vivos, el valor que para la supervivencia ticne la for-macion de socicdades ha condueido a Inconstitucion degrupos y a In adaptaei6n del individuo a la vida en co-

    mun como fen6meno permanente. Pero, en su caso, laadaptacion algrupo en el que viven se basa en gran parteen forrnas de conducta predeterminadas geneticamente0, a 1 0 sumo, en pequeiias variaciones aprendidas de uncomportamiento innato. En elcaso de los seres huma-nos, el balance entre la adaptacion a la vida del grupoadquirida y no adquirida Be ha invertido. Las disposi-ciones natas a la vida con los demas requieren ser acti-vadas mediante el aprendizaje. Por ejemplo, Ia disposi-cion para hablar se activa mediante el aprendizaje deuna lengua. Los seres hurnanos, no sdlopueden, sinoque deben aprender a regular su modo de.comportarseunos con otros atendiendo a las limitaciones 0 norm asespecifieas del grupo. Sin aprender no pueden funcio-nar como individuos ni como miembros del grupo. Enningiin otro caso, esta afinaci6n con la vida en gruposha tenido una influencia tan profunda en la forma y de-sarrollo del individuo como en la especie humana. Perono son s610 la s formas de comunicacion 0 las pautas li-mitativas las que difieren de una sociedad a otra, Tam-bien 1 0 haee la forma de experimentar la muerte. Estaforma es variable y es especffica decada grupo. Por na-tural e inmutahle que les parezca a los miembros de ca-da sociedad en particular , se trata de algo aprendido.Pero 1 0 que crea problemas al hombre no es la muer-

    te, ' s i - ~ ~l saber - d e Ia muerte. No hay ewe engafiarse:una mosca atrapada entre los dedos de una persona pa-- talea y se defiende como un hombre ,en lasgarras deun asesino, como si supiera el peligro que Ie aguarda.Pero los movimientos defensives de la mosca en peligrode muerte son innatos, herencia de su especie, Una rno-

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    na puede llevar. consigo durante algun tiempo a un mo-nita muertokhasta'que en algun punto se le cae y 1 0 pier-de.No.sabedojque esmorir-Ignora la muerte de su hijocomola s:uYapI.9pia.,.Encambio,.los hombres 1 0 saben,y par eso:!a

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    nesterosidad y la muerte en sistemas de creencias so-l brenaturnlcs. Hasta cierto punto, el apasionarniento seha desplazado hacia los sistemas de creencias secula-res. La nccesidad de garantias [rente a Ia propia caduci-dad ha menguado ostensiblemcntc en los ultimos siglos,en comparaci6n con la Edad Media, sintoma de que nosenconlramos en otro cstadio de civilizacion. En los Es-tados nacionales mas desarrollados, la seguridad de laspersonas, su proteccion frente a los mas rudos golpcsdel dcstino como la cnferrnedad y la muerte suhita, .'Sconsidcrablcmentc mayor que en cpocas antcriores, qUiZL)mayor que en toda Ia historia de la humanidad. En com-paracion can 10/'\ cstadios anteriores, In vida se ha vueltom a s previsible en cstas sociedades, aunque lam bien exigedel individuo una superior medida en cuanto a previ-sion y control de las pasiones, El solo hecho del au m en-to relative de la cxpectativa de vida de los indivirluos queviven en cstas sociedades demuestra una mayor seguri-dad vital. Entre los caballeros del siglo XI1I, uu hombrede cuarenta afios era ya casi lIll anciano, mientras queell las sociedades industriales del siglo x x -con dife-rencias scgun In clase social- casi se le considera jo-ven. La prevencion y el tratarniento de las enfermeda-des, aun cuanclo lodavia puedan resultar insuficienies,estan mejor organizados en el siglo xx de 1 0 que nunca1 0 hayan cstado. La pacificacion inter na de la socicdad,la protecci6n del individuo [rente iltodo hecho violcnlono sancionado por el Estado, asi como frente a Ia rnucr-te por inanicion, han alcanzarlo una mcclida en llUCS-tras sociedadcs que sobrepasa 1 0 imaginable por los hom-bres de epoca ..; preteritas.

    No cabe duda que una contemplaci6n mas de cercarcctificarfa esta impresion revelandonos hasta que pun-to sigue siendo grande In insegur idad del individuo eneste mundo, L a marcha ala deriva hacia la guerra siguercpresentando una constante arnenaza en la vida de ca-da persona. Tan solo una larga perspectiva en el tiempoperrnite cornprobar, en comparaci6n con epocas ante-riores, en que: medida ha aumentado la seguridad fren-te a Ia irrupcion de peligros fisicos imprcvisibles y hacrccido la proteccion ante Ia amcnaza incalculable a Iapropia existencia. Al parecer, cl aferrarse a una crecn- to )cia sobrenutural, que promctc un a proteccion metaffsi-ca [rente a los imprevisibles reveses del destine y sobrc o~todo [rente a la propia caducidad, sigue siendo una ac- /,titud mucho mas apasionada entre aquellas clases y gru- I,pos en los que la duracion de la vida es mas incierta ;t?Y cseapa en mayor medida a su propio control. Pero grosso rmodo. en las soeicdades m a s desarrolladas los peligros )ell lu vida de las personas, incluido el pcligro de mucr- /te, Be han hecho mas previsibles, y en esa rnisrna medi- (da Sf.. ' ha atcrnperado la necesidad con la qu e se neccsi- i1tan podercs protectores sobrenaturales. AI aumentar Ininscgurirlar] de la sociedad, al hacerse mayor la incapa-cidud del individuo de prever su propio futuro a largopiuzo, y de gobernarlo -hasta cierto punto- por si mis-rno, es comprensiblc que estas necesidades vuelvan acrr-cer ric nuevo.La act i Ltd ante el hec ho de morn, Ia im agen de larnur rte en nuestras socicdades 110 pueden cntendcrsecabalmentc sin rclacionarlas con csta seguridad y previ-sibiliclad del curse de la vida individual relativamente

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    mayor~~;.i1.Yida se hace'mas larga, la muerte se aplazamas'. ;,ya ; ~ 'd .e~ ;o ti di an a' l a contemplacion de moribun-. dos:y:Be:;;ri\'uertds~Hesulta m a s facil olvidarse de la rnuerteen:;el : ' B ~ i r l i t ~ ~ i v i r cotidiano.i A veces se habla hoy endia !dJ'!qti~:i a g e n t e reprime la muerte. U n fabricantede :~tJilH~fnoriearriericano nbservaba haee poco que Inactii'Ja~~6ntefmp~rane'a hacia la muerte haee que se de-J'en'lpi~~l'iirildLhora los, planes para el entierro, si esq : & e ' ~ i q J i ~ ~ ~ " \ l l e g a t i a.hacerse)). 3

    ! ,:tili~ld;t\i;;~:,r '! "I,' " ~t/ '.\ t iJ;L '. ' . ' .

    pone al conocimiento de la muerte que se aproxima tie-nen parte muy considerable las experiencias y fantasiasde la primera infancia. Hay personas que contemplancon serenidad BU propia muerte, mientras que otras sien-ten ante eUa un miedo constante que no expresanni soncapaces de expressr. Quiza esLe miedo solo se les hagaconsciente ante la eventualidad de volar 0 ante los espa-cios muy 'abiertos. Una forma conocida de hacer sopor-tables para uno los grandes temores no dorninados dela .infancia es la idea: de que uno es inmortal.Esta ideacobra las mas variadas formas. Conozeo a personas queno son eapaces de mirar a un moribundo porque su fan-tasia de inmortalidad, que tiene un caracter compensa-torio y que mantiene en jaque sus imponentes mie dosinfantiles, se ve amenazadoramente debilitada por la cer-canla de aquel. Ese debilitamiento podria propiciar Iareaparicion en Ia conciencia del eerval miedo a la muerte-al eastigo- de- forma indisimulada, y eso se le hariaintolerable.Nostropezarnos aqui, en una forma extrema, can un

    problema general de nuestro tiernpo: la incapacidad deofrecer a los moribundos esa ayuda, de mostrarles eseafecto que mas necesitan a Ia hora de despedirse de losdemas; y ella precisamente porque in muerte de los otrosse nos presenta como un signa premonitorio de la pro-pia muerte. La vision de un moribundo provoca sacudi-das en las defensas de la fantasIa, que los hombres tien-den a Ievantar como un muro protector contra la ideade Ia propia muerte, EI arnot' a sl mismos les susurraal aida que son inmortales. Y un contacto dernasiado estrecho con los que estan a punto de morir arne naza este

    II I" l ; l : ' tHHi \ ; .. ; . !\ ~ ' ; :"1~~A~?~,se:habla hd y de ~~.trepresion)' de la muerte,\.Aa'ml~en:tenderjse estautilizando este concepto en undoblese'niido.Podemos estar contemplando una repre-

    _.... si6it~~;.enlgrplaho individual yen elsoeial. En el primercas()'is:~i~tilfza 'elterrnino de tepresi6n mas 0 menos enel sen'tid6:que'lel diera Sigin'Und Freud. Se haee refe-r 'en~ia~~~todauna serie demecanismos de defensa psi-coI6gib(j:s~;niediante los que se impide eLacceso al rc-cuerdode experiencias infantiles demasiado dolorosas,en.especiakde los conflictos de la primerainfancia. Esasexpe'riencias' y conflictos influyen en los sentimientos yenel comportamiento de una 'persona presentandose utraves deaccesos indireetos y de una forma camuflada.Pero han desaparecido de 1a memoria., T a m b i 'e I l' e n la forma en laque una persona se sobre-

    ; 't ~ ). :. . ,

    :I B .' D e b ~ r r ~ h Frazier, .YOlU: Coffin a. . F nr ni tu )' (' - F ur Nllw. "111'1IIt/lio-n t il 'l le r a ld : T ri b ll r ll '. , 2 de Oct., 1979.1 6

    . .17

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    sueli.o desiderativo, Tras una necesidacl indomable decreer en la propia muerte, se csconden por 1 0 cornungraves sentimientos de culpabilidad, relacionados quizacon deseos de muerte sentidos- contra el padre. la ma-dre a los herman os, asi como can el temor de que estesabriguen a su vez identicos deseos contra uno. S 6 1 0 me-diante una creencia especialmente firme en la propia in-mortalidad -por mas que no pueda uno ocultarse deltodo la fragilidad de tal creencia- se puede escapar eneste caso al miedo a la culpabilidad provocado por lospropios deseos de rnuerte, en especial los dirigidos con-tra miembros de Ia familia, y a In representacion de suvenganza, al micdo ante el castigo de .la propia culpa.La asociacion que se estabiece entre el miedo a la

    muerte y el sentimiento de culpa aparece ya en los vie-jos mitos. Adan y Eva eran inmortales en el Paraiso. Amorir les condeno Dios porque .Adan, el hombre, habiadesobedecido el mandato del padre divino. Tamhien haeetiempo que desempeiia un papel nada despr~ciable, enel miedo del hombre a la muerte, el sentimiento de queesta es un castigo impuesto por una figura paterna 0ma-terna, asi como la idea de que, tras su muerte, el hom-bre recibira del gran padre e 1 castigo al que lc hayanhecho acreedor sus pecados. No cabe dudade que po-dria aliviarse la agonia de much as personas si se pudie-ran suavizar 0 anular estas fantasias de culpabilidad re-primidas.Pero estos problemas individuales de la represion del

    pensamiento de la muerte se presentan acompafiados deproblemas sociales especificos. El concepto de represioncobra -~~-;;L;pl~;W -my aisti n l o s sign ifi cad os. T n t c ; d ; ;18

    i

    caso, se concedera el caracter peculiar que.tiene eI corn-portamiento en relacion con la mucrteprevaleciente .hoyen la sociedad, al comparareste comportamientoconel de epocas anteriores 0 can elde.otras sociedades, Soloestableciendo esta comparacion se podra-almismo tiemposituar la transformaci6n del comportamiento .con-la queaqui nos encontramos en.un.contexto teorico mas am-plio. con 1 0 que se haee mas susceptible de. explicacion.Para decirlo de una vez: la transformaci6n del compor-tamiento social de los hombres al que se alude cuandose habla en este sentido de Ia represi6n de la rnuerte,es un aspecto del ernpuje civilizador que he ,investigaa,omas detalladamente en otro sitio ", En el curso d e e~ t~proceso, todos los aspectos elementales, animaleadelavida hurnana, que, casi sin excepcion traen consigopeli-gros para Ia vida en.corminy para la vida' delindividuo,se ven cercados, deun modo m a s comprehensjvo.vregu-lar y diferenciado que anteriorrnente, par' reglas socia-les, y al mismo tiempo por reglas de ia conciencia.: Deacuerdo con las relaciones depoder imperantes en ea-da caso, se cubren estos 'aspectos consentimientos devergtienza 0 de embarazo, y algunas veces.-enespecialdentro del marco del gran empuje de-Ia.civilizacion euro-pea, se eseonden detras de las bambalinas.de-la'vidasocial. 0 par lomenos seexcluyen de Is vida social pu-blica, En esta direccion camina la transformacion 'a lar-go plaza del comportamiento de los lio~bres 'con res-pecto a los moribundos. L a muerte es unodelosgran-

    . L . , '"t .

    -l Wa~( ' Norbert Elias, 1 proceso de l a ( 'i l !i lUaci6 ~ . Mnd; td. F'o~do d{'Cultura EnllHimica 1987; sobre todo PI'. 382 y ,I,~~" ;1.:'.1 ., ;

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    de~1"'peligr6S'~bioj;ooiales' ;del1.avi~Rnumana~A l igual queotrbsIJaspel.rt~~pi male'S:;tambien ~ , I 8 . > l 1 1uerte.: en cuan toprdCe~o-Y;retib.ianto'pensemientorse va.escondiendo cadat v~'z?n;As'; t ,cforilLempujelcivilizador.detrasde las hamba-, I linas.de!la~d~io(Hal~Pal"a los propios moribundosves-to',tiighifica{qoei,tarribi~n raellos seles esconde cadavez

    ~ ,ma s detr8.s~:~a~)las'amhalimis; 'esdecir, que se les ais~a:.J ! 1 i ) C J m . m i p M ~14'd,{ :II'I:}~J!.:-'~;ff: .-' !" j '_ ' ( IClmDih.9ih(; i t l i ; l i r~ ,;j;'HI.;i , d - '; ',~}~~~.~rtl.j~1,t'li~l;'/'-;'

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    dondequiera que esos Estados todavia cxistan- una vi-cia apasionada, violenla, y por tanto, insegura. corta ysalvaje. El morir puede ser penoso c ir acompanaclo dedolor. En epocas mas tempranas ten ian los hombres mc-nos posibilidadcs de aliviar el tormento de Ia agonia. Nisiquiera hoy ha progresado el arte de los medicos hastael punto de poder asegurar a todos los seres humanosuna muerte no dolorosa Pero sf 1 0 ha hecho enmedidasuficientc para que muchas personas que antes hubie-ran muerto en medio de una espantosa agonfa puedantener ahora una muerte mastranquila.r r La cierto es que en la Edad Media se hablaba con

    I mas frecuencia y mas abiertamente de la muerte y delrnorir de 1 0 que se hace en la actualidad. As! 1 0 demuestrala literatura popular de Ia epoca. En muchas poesias apa-recen muertos, 0 1 < ! - Muerte en 'persona. Tres vivientespasan junto a una tumba y los muertos les dicen: Loque SOlS, Iuimoslo nosotros; 1 0 que sornos, 10 sereis vo-sotros. 0 la Vida), la Muerte aparecen enzarzadas enpolernica. La Vida se queja de que la Muerte pisotea asus hijos. La Muerte blasona de sus victorias. En com-paraci6n con In cpoca actual, el morir era entonces, pa-ra j6venes y viejos, algo menos oculto, mas familiar, om-nipresente. Ello no quiere decir que se muriese mas en-paz. Tampoco se mantuvo identico el nivel social del rnie-do a la muerle a 1 0 largo de todos los siglos de la EdadMedia. .Aumcnto ostensiblemente en e 1 curso del sigloXIV. Las ciudades crecieron. La peste iba haciendo me-lia en las poblaciones y barri6 Europa entera en gran-des oleadas. Los predicadores de las ordenes mendican-tes reforzaban el micdo. En imagcnes Y cscritos hizo 8112 2

    aparici6n el motive de la danza de la.'muerte; d e las dan-zas macabras. (,5e moria con mas calmaenel pasado?i Q u e unilatera1idad en la perspectiva historical 'No care-ceria de interes comparar el nivel social del miedo 'a moriren nuestros dias, ante Ia contaminacion delmedio am-biente y la existencia de las armas atomicas, con el nivelcorrespondiente a anteriores estadios de' civilizaci6n ,cuando eran menor la pacificacion interna de los Esta-dos y el control de las enfermedades epidernicas y deotro t ipo.Lo que en el pasadoresultaba a veces reconfortante

    y servia de ayuda era hi presencia de otras personas ala hora de la muerte. Pero eso dependia de Ia actitudque estas adoptaran. De Tomas Moro, canciller de Enri-que VIII de Inglaterra se cuenta 6 que, cuando su pawdre, a quien habra querido y venerado durante todasuvida, se hallaba en el lecho de la muerte, le abrazo yle beso en la boca. Pero se daban tam bien casosen losque los herederos, rodeando ellecho del viejo moribundo~c mofaban y reian de el . Todo depende de las perso-nas. Como sociedad, la Edad Media se presenta comouna era sobrcmanera inquieta. La violencia era un he-cho cotidiano; las disputes, mas enconacias; Ia guerra__-ra antes Ia regia; la paz. antes la excepci6n. 'L a pestey otras pandemias barrfanla faz de la tierra. A millaresmorian, en media del dolor y la inmundicia, hombres,mujcres y nifios, sin ayuda ill consuelo, Cada pocos afios,las malus cosechas hacian escasear el pan para los po

    ( , Wil liam Hoper, The L i f e of Sire Thomas More, Londres, 1969.23

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    '. '~br,~;_qontrl:l,St!=i!iran ,nas .duros que hoy,con-\r~s,~~.;\e~~fel~.~a!is.facci6n,dt:s:enfrenada de IQS apetitosy,~.1-;W:frn~l\9.~~Yl.1t9?:;el_ascetis~0.,yla, penitencia inm0-,dM

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    10 una vez que se hubo conseguido explicar, y pOl' tantoen gran meelida controlar, las cnfermcdades infecciosasde etiologia bacteriana. La ventaja adquirida no fue envano, por el heche del descubrimicnto de las bacterias;aunque. no significara cl final de la Iucha contra todoslos agentes patogenos, represento sin duda un progreso,aun cuando no fuera un progreso absolute. Y 0[1'0 tantocabe decir del crecimiento demografico de Ia humani-dad. E I progreso en combatir las enferrncdades, sabretodo el control que se ha Hegado a adquirir sabre lasepidemias de caracter infeccioso, es responsable en granmedida de este proceso de crecimiento ciego, peligroso,no planificado, t.Que se pensaria de una persona que,a Ia vista de este peligro de crecimiento explosive de lapoblaci6n, deseara volver al pasado mejor, can Iosfre-nos malthusianos al crecirniento y sus apocalipticos ji-netes: Peste, Guerra, Hambre y Muerte ternprana?r - - - - - - En el curso del fuerte ernpuje civilizatorio que se ini-ciara en las sociedades europeas hace cuatrocientos aquinientos afios, cambiaron tambien, entre otras casas,Ia actitud del hombre hacia Ia muerte v el modo mismo"del morir, Las grandes lineas, la direccion de cste cam-bia, son bastantc ambiguas. Pueden ilustrarse con algu-nos ejernplos, aun en un contexto en el que no cs posi-hle hacer just icia a la compleja estructura de esta trans-formaci6n.l E I hecho de morir fue en otra epoca un asunto muchomas publico que en la actualidad. No podia ser de otromodo empczando porque entonces era m a s desacostum-brado para las personas estar solas, Puedc que las monjas}' los monjes estuvicran solos en sus celdas. Pero los hom-

    bres y mujeres norm ales y corrientes vivian constante-mente unos con otros y junto a otros. La mismadisposi-cion de las habitaciones apenas les dejaba otra posibili -dad. Tambien eI nacimiento y Ia muerte -como otrosaspectos animales de la vida humana- tenian un carac-tcr publico en mayor medida que hoy; eran acontecimien-tos sociales, menos privatizados de 1 0 que 1 0 estan hoyendia. No hay nada mas caracteristico de laactitud ac-, \tual hacia Ia rnuerte que el temor que muestran los adul- (tos a familiarizar a los nifios con loshechos relaciona- \dos can ella. Resulta muynotable como slntoma de Ia Imedida y la forma en quese reprime lamuerte tantoa nive] individual como social. Se les ocultan a los nifioslos hechos m a s sencillos de la vida pOl'un oscurosenti-miento de que su conocimientopodrla dafiarles, hechosque forzosamente han de acabar porconocer y par com-prender, Y sin embargo, el pel igro que corren los niiiosno consiste en que conozean esos simples heehos de lafinitud de toda vida hurnana, par tanto tarnbien de lade sus padres y de la propia. Las fantasias infantiles ledan de Ladas formas vueltas a este problema y con har-ta frecuencia 1 0 amplifican con temores y angustia debi-do ,a la fuerza pasional de su imaginaci6n.c EI familiari-zarse con el hecho de que normalmente tienen una [ar-ga vida ante si puede prod ucir en ellos un efecto benefi-co en comparacion con las fantasias amedrentadoras. Ladifieultad reside, mas que en cornunicarles el hecho ensi de Ia rnuerte, e~ como comunicarselo. Los adultos quese muestran reacios a hablar con sus hijos de la muerte

    ; quiza sientan, no sin razon, que podrian transmitirles sus'\ propias angustias, su miedo a la muerte. Conozco casas1 -

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    :en,1Q:~.q~~p~dr&!Q~~'~3d~~~al~~~r toe~accidenteId~~,~~~~~W !llu.iI;\Jreac~.lOn1d!':dp~unos. depende de la.e : q ~ d t M l p , - , ,~ ~ e & . t~ P J u r a re.supersonalidad. peroel pro"f l ,l Q J :l q ~ ,i jf ~ Q i o ~ ~ z W J m a t ic D ;uelpuede.tener para.ellos unae*P.eJ'j~ncilN~~mejanle;me;indtice_jqSensar que. dar a co-. :rW Q~ri.a~lQ~ a.U iiqs::lostiechos~e:s.cuetos,dea muerte .hu-'~mj1a:.\:PQ1Q.fuu8'iPQ$a.natu~al;:hacerles saber que su pro-pi~Y.id~m.,Jlirita, \gbmo.la .de. losrestantes .seres .huma-1l0$;lf~n(:b~'IJ.UlJf!f~ct9j.b,en.cHic9,'Si~uda..el pudor que

    , mu~~tJ,"anflQ~t)14\lltos e n . .nuestros.dlas aensefiar a los

    1 nifios l~~#gJl(~.&ibio16gi'Gos,de).la;muerte .es una caracte-r.1tica' e~p,~ifi~a..del.esquema .de.civilizaeion dom.inan-te, : ~ t : l : .l~,Jast~w.le~apa~' An~f;.sJ()s pinos :estab_an, tambienpr~se.nte.~~c.\!~ .W ; H ' '' '! l ,:l .(,;':: ,;!: ' ' ~....I;-j~~1 . , . ' ~ ~ t t C ~ ~ J d ,.~~ i~ : - " f~~"I,~.;-j.':~. I!ji~" {!; ~ (,~..r : t f f IL! .~~if t ; ,"\.1], !i~1 ~r ,"1), ilji)"I.d ':; ,,:k.,', ; .. '(1'

    - ' u ; , 1 Ij',i''1 ~~r}r!'mld.; 1C! +. ;:VI,!(.)., .. !I~"~., L~~i~Hf(.;4~' !;L "..-If' ,q ; I,': I IJ~ ~

    'ENJ..os,ariteribres estadios del desarrollo social se ob-servabauna a:ctitud menos recatada 'en toda la esfera

    de,la;vidaio!s6ciaLY1!della convivencia.ry tambien en elhahlanrelrpensanry el escribir.-El censor propio, al igualqueel- ajeho;~adoptaha: .otra:forman Una 'poesla. de unaep()~a:tel8.tivamente .tardia' 'Como el siglo XVII quiza nosayuderal\;er~clai~mente .esta':diferencia. Es delpoeta si-lesianoiEhristianHofmann von,Hofmannswaldau y lleva'porditulcir~Gaducidad; de .la:belleza:

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    !

    r, ~.'" ..Con el tiempo al fin la muerte palidacon su (ria rnano acariciara tus scnosernpalidecera el .coral maravilloso de tus. labios;III nieve tibiade tus hombres se lornara fria arena;el rclampago dulce de tus ojos,el,vigor de t~ mano'por ~os que tal pcrecea tiempo cederan.Tu cabelloque ho y de] oro eI resplandor ulcanzucomo un vulgar cordon desluciran los afios .Tu bien Iormado pie.tus graciosos andaresen parte tornaran al polvoen parle seran nada, inanidad.Nadie ya of rend ara a tu herrnosura divina.Esto y au n mas que esto hu pOl' fin de extinguirsc.Tan solo ru corazdn podra veneer el tiempopues que en diamante 1 0 tallo Natura.

    Quiza los lectores de hoy en diaencuentren extreme-sa, 0 incluso de mal gusto la rnetafora de la muerte queacaricia con su fda mana lo s senos de la amada. 0 puede por el contrario que hallen en el poema una profun-da 'preocupacion por el problema de la muerte, Pero quizasolo podamos reparar en este poema debido aI singularimpulso informalizadorque se inicio en 1918, sufri6 unaabrupta inversion en 1933 y a partir de 1945 cobra denuevo fuerza. Al igual que muchos poemas del Barraco.infringe toda una serie de tabues victorianos y guiller-minos. lnduso hoy, en medio del suave dcshielo de lostabues victorianos, se antoja seguramente insolitorefe-rirse can tanto detalle, de manera tan poco rornantica,

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    y hasta can cierto tOIlO de brorna, a la muertc de Ia ama-da. MicnLras no se fenga en cuenta cI cambio civilizatu-rio. que cobra cxpresion en Ia estructura del presentc,e incluso en In de In propia personalidad, no Ie cs posi-ble a uno. en cuanto interprclc del pasado, en cuantoherrneneuta historico, escapar a Ia incertidumbre, Lasinterpretaciones caprichosas se convierten en tal caso ennorma; las conclusiones erroneas, en regla. El hecho deque generaciones preteritas hahlaran de forma mas des-carnada ric Ia rnucrte, de In tumba, de los gusanos, puc-deinterpretarse de esc modo co 111 a un intcrcs morbido parla mucrtc; cl que se hablara can mas franqucza de lasrelacioncs ffsicas de hombres y mujeres, puede antojar-sc signo de una moral menos estricta. S6Io cuando sees capaz de un mayor distanciamiento desi mismo, delpropio cstadio de civilizacion y del caractcr espccificodc estc cstadio que tiene su propio umbral de Ia ver-giienza y t i C " Ia cscrupulosidarl, es posible huccr justiciaa la obra de hombres de otra ctapa.Unapo("sfa como esta surgio probablemcnte de un mo-

    do mucho mas inmediaro del trato social y convivencialde hombres y mujcres que la poesia altamenle indivi-dua1izada y privatizada de nuestros dlas, En ella se uncn1a seriedarl y la hroma de un modo que diffeilrnentc en-cuentrn hoy parangon. Quiz.-1.se tratara de un poerna deocasion que encontrara acogida en los circulus frccuen-tados por Hofmannswaldaus y fucra muy celcbrado porsus amigos y amigas. Faltan en cste caso las notus so-lcrnnes 0 scntimentnlcs que posteriorrncnte solian ir uni-das a los rccordutorios de [a muerte y la tumha. QueLal admo nicion vaya aqui unida a u na aiusion jocosa,

    muestra de manera especial la diferencia de actitud. Losamigos del poeta disfrutaron sin duda de este aspectojocose que muy facilmente escapa a1 lector actual. Hof-mannswaldau dice a lamelindrosa bella que tada sube-l1eza sc ajara en la tumba: susojos relampagueantes, sucuerpo entero, sc descornpondra. .. a excepci6n de su co-razon, que es duro cual un diamante, ya que no escu-cha sus cuitas, En Ia paleta de los senti~jentos -ydelos pocmas- contemporaneos es raro encontrar un pa-ralelo can esta mezcla entre 1 0 funerario y la travesura:una descripcion detallada dela caducidad humana co-mo estratagema' en li n flirl. ',' "Podria pensarse que el tem

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    c'i6'n 'allti~uj~r'de; duro ~ c o t B z o - n-para que no ' haga espe-r a : t& t 'A ' r l : t o " f i 'e m p ' O I - l h ~ i I enamcrador-lambien este -poemanig_tp~~i6~cld6' 'Pfacticamente' ignorado durante variossi~ldJ:H;6j!>aJgJrtos!versosdelrmismo -se han: convertido~ri.pa'rle:;del 'tesoro decitas-favoritas en lengua inglesa,t' ' 1 . . . . ,.-,.frjp\-r' )('t....)

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    exprcsar sus scntimicntos, a sus propias rcservas. a supropia capacidad de invcncion, y clIo ellmayor mcdidaque en los sigh; pasados. La trarlicion social proporcio-na a Ia genie. en m r- no r m ed ir la qlle antes. fOI'IllClS decxprcsirin estercotipadas, formas de comportamicmos cs-tandarizados que pudieran aliviar la funtC' carga crnoti-va 'que conllcvan tales situaciones. Las fonnulas )' ritosconvencionalcs dc antes se sigucn ef('ctivul1lente utilizan-do, pero cada vcz son mas las personas que cncucntranernharazoso servirsc df' ellas porque se les antojan va-clas y trivialcs, A los oldos de Inuchas personas jovcncs,los rccursos retoricos ritualcs de ]a vicja socicdur], que(acilitaban d dominio de situacioncs criticns de 1a vida.sue nan 11 rancio y Ialso. Y no existcn toduvia IllWVOS ri-tuales que pucdau corresponderse con las normas deIn sensibilidad y el comportamiento prcsentes y que puc-dan pOl' tanto aligerar la supcracion de l a o ; situacionesvitales crfticas que sc repitcn can una cierta frecuencia.Presentarlnmos un cuarlro falso si despertaramos In

    impresirin de que csta problcmatica de la rclacion entresanos Ymoribundos, entre los vivos y los muertos, espe-cifica de Ia cpoca, es alga aislado. Lo que aqui Be nospresenta es lin problema parcial. un aspccto de la pro-blcmaticu global de 10.civilizacion en nuestro artual es-tadio,Quiza se vr a con mayor claridad 1 0 peculiar de la si-tuacion prcscntc si sc trae a colacion un cjemplo del pa-sado rclacionudo call este problema, A finales de octu-bre de 17.58. la murgravinu de Bayreuth, hermann dcFederico 1I de Prusia, yacia ell su Iecho de muertc. EIrey no podia acudir a SlI lado, pero Sf' aprcsuro a en-

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    viarlc a su medico de carnara Cothcnius, porsi podiaservir]e aun de alguna ayuda, Al rnismo tiempo Ie enviounos versos y la siguiente curta, fcehada el 20 dc octu-hn' de 1758:

    ~Ii mris tiernamente qucrida hermann:f{ceilw ('011 bcnevolencia los versos que junto-con In

    prcscntc lc cnvio. Estoy tan lIeno de ti, riel pel.igro quecorrcs y de mi gratitud, que lu imagen esta constantc-rm-nu- ensefiorcada de rni alma y gobicrna todos mispcnsamicntos: en In vigil ia 0 en el sucfio; escriha prosao pocsia. jQuiera oil' cl Cicio los descos que a diarioIt > ha~o llcgar pOl' III rccupcracionl Cothenius csta encam ino; lc ic l n latrnre si prcscrva a la persona que entodo cl rnunrlo mtis me irnporta, a la que en mas csti-ma tengo, a la que venero )' de la que, hasta cl rnomcn-to en que tarnhicn y o h ay a de devolver mi clleqJO a loselementos. seguira siendo mi mas tiernarncnte qucridahermann.Tu leal y devote licrmano y amigo. Friedrich.

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    EI n:y escrihio csta curta de despedida a su hermannen lcngua alcmana, 1 0 que 'no solia haccr, Es de supo-Her que, si pudo llegar a [cerln, la carta trajera consuc!oa la moribunda y le hicicra mas l iviana su despcdidadel m undo.1 idioma aleman no es especialmente rico en expre-siones rnatizadas para expresar los sentimienlos que sur-gell cuaudo cxisten lazes afectivos de caracter no sexual:no sexual can indcpcndencia de cual sea su origen. Fal-tan pOl' ejernplo terminos equivalcntes H las palahras in-glesas affection y affectionate. Las palabras Zunei-

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    [ g u n g > ~ ' y i ~ z " u # t a n ' .que 'irnplican inclinacion. no seapicixih1'aittd~lto'do al; caldri que tiene la expresion in-gleS'a\H;&%poc'Q'son'tan:usuales;' La expresion que uti-liza Fedei-ko' "Mi mas tiernamente querida hermana- {'Ssin duda una:fiel expresion de sus sentimientos. ~.Se uti-'liiarfa: hoy:'todavia? La, relacion afectiva de Federico eon"su hermiiijli' fue"'probablemente la relaci6n afectiva masfuerte.cobiiiia:lnujer, o"en"gerieral con una persona, queelreyltlivier~.ierftoda;su:~id~: Podemos asurnir que los"s'erltiri1i~n'ibsl~pi-esados ~hesta ~arta eran sinceros. La.incliil&6H'~nt'~~'~rmlln6 y hermana fue reclproca, Es.evideiite)i1llid'tambifhilent~~dio que el asegurarle su afecto'~ 'o'ihe~~~~~~'ai-ia.bie 'r i,u ,la m~'ribunda. Ahora bien.. 't~~' j..1U~.JF~"~ L} ~ I~ J1"~' j.. ,.~ .~ . 1.-~~taSl~~R;f1\},~~~.;er:pre:~i.9,J_1~lr~~~entm~le,nto.s resulta-p~: m 4 t 't l~ % ~ ~ ~ ( I ,e lhe,f(ho de. 'poder servirse sin reparode,dettfl;mjriada&:con_venciones dellenguaje de su socie-.dad.,q~;!)lle~abim:su pluma. EUector actual. con un oidodemasiadri'sensible para con los cliches del pas ado, quizaencuentrf/corivencionales expresiones como tu imagenesta consf~ntemente ensefioreada de mi alma, 0 halleide 'u t l 'b~,f ' r8qui~rr loeatral'expresiones co rno quiera oirel:cield)16~tdeseos}),sobretodb" en labios de un monar-ca(:a11~ue-,n~.rsetenia precisamentepor excesivamentedev6tb;~'Ye'derlcb :utiliza: aquf efeCtivBtnente formulas con-- rvencionales como expresion de sus sentimientos. Pero-Ias; usal~ori':;'ta.I-'a.ciertt:l'que dejan traslucir la sinceridadde sus.serrtimientos, y' puede' darse por supuesto que Iar'e'ceptor(de;1!l'carta: percibeesa sinceridad. La est rue--tura"de;la '/corrlurticaci6n' estaba'organizada de tal modo:que lo'W:a~~t:inaiari6s erancapacesde distinguir entre el- ' U S b ; g l r i c ' e ~ 6 ~ y . ' h li~o insincere dellas [rases corteses, mien-~36

    tras que nuestro oido ya no oye adecuadumente tales ma-rices dc 1a cortesia,Esto arroja al misrno tiempo un subito rayo de luz so-

    Ibre nuestra situacion presente. El breve ernpuje infor-malizador H. en cuyo curso nos encontrumos, nos vuel-ve sobremanera suspicaces ante las formulas y los ritua-

    ,lIes bien establecidos de generaciones anteriores. Muchasformulas sociaJmente prescritas Bevan cl aura de pasa-,dos sistemas de dominacion; no es posible seguir utili-zandolos de una maneras mecanica, como el omani pat-me - o las ruedas de plegarias de los monjes budistas. Pe-ro al rnismo tiempo, el cambio civilizatorio genera en suclapa actual en muchas personas un considerable temory a menudo una incapacidad para expresar emocionesIuertes, tanto en publico como en la vida privada. Estasemociones solo encuentran aJ parecer una valvula de es-cape en las luchas sociales y politic as. En el siglo XVIIlos hombres todavia podian llorar en publico, mientrasque hoy es mucho mas raro y dificil. Unicamente las mu-jeres conservan esta capacid ad. Tan s610 u elias se lesper mite sociahnente. Y no sabemos pOl' cuanto liempo.En presencia de los rnoribundos -0 de los allegados

    de los muertos- aparece pOl' tanto con especial c l U J ' i - ldad un dilema caracteristico del actual proceso de civi-lizacion, Una tendencia hacia la informalizacion que semanifiest~- en el curso de este proceso ha IIevado a queH C o n !"l'''pl'do 1 . 1 1 1 . 1 i nf it rr md iz al 'i ul l. \ ,( ', ;\ ", : C as WUIl ['l's. 1'y,Jmlulisie-

    nl l lg u nd d t'r !Jw::I"".~ l ief Zici l i sation. I'll: . " ' lI l e na /i t '11 ZI t /Yorbe r l Elias'Zioi-1i 'l l l i " /I .~lhe"n( ' . eel, pO" P eter C leic hm mn nn . J oh un C ou dsb lo m y HermannKOII('. F ra nk fu rt a lii \bill. 1979 .

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    toda una serie de rutinas tradicionales del compartamien-to, entre ellas el usa de formulas rituales, se hayan vuel-to sospechosas, y en parte embarazosas, en las grandessituaciones criticas de la vida humana. La responsabili-dad de eneontrar la palabra y el gesto adeeuados vuel-ven a recaer, como hemos dicho, en el individuo. La preo-cupacion par evitar form as y rituales preparados de an-ternano aurnenta las exigencias que se imponen a la ca-pacidad ideativa y expresiva de cada persona. Pero pre-cisamente debido a las peculiaridades del actual estadiode -la civilizacion, mucha gente no esta actualmente encondiciones de cumplir LnI compromiso. La forma ric vi -Ida en cornun en la que se bas a este estadio de la civili-

    I zacion exige y genera un grado bastante alto de automa-_tica reserva ante Ia expresion de emociones y afeetos es-; pontaneos fuertes entre las personas unidas entre sf de/ esa manera, Muehas veces solo pueden superar la ba-rrera que les impide actuar movidos por fuertes senti-mientos, y verbalizarlos, cuando se encuentran bajo unapresion exeepcional. Asi, el hablar sin embarazo con mo-ribundos, 0 el dirigirse a enos sin sentir inhibicion algu-na, resulta dificil. Tan 5610 las rutin as institucionaliza-

    I das de los hospitales configuran socialmente la situaciondel final de Ia vida. Crean unas formas de gran pobrezaemotiva y contribuyen mucho a1 relegamiento ala sole-Lad del. moribundo. A_los partidarios de una creenciae n 1 0 sobrenatural quiza los rituales mortuorios les trans-mitan el sentimiento de que hay gente que se preocupapersonalmene por ellos, 1 0 que a buen seguro constitu-ye Ia funcion real de tales rituales. Pero pOI' 1 0 dernas,la situacion del transite hacia Ia muerte eareee en nues-3 8

    ( tra so~iedad 'de forma en medida considerable: es unespacio en blanco en 'nuestro mapa social. Los rituales

    )seculares se han vaciado en gran parte de sentimiento:a las f6r.m~l.as seculares. tradicionale~ les falta el ?oderde conviccion. Hay tahues que prohiben mostrar unossentimientos demasiadointensos,aun'cuarido esos sen-timientos existan, 'Iambien el aura tradicioiI~ de miste-rio que rodea al hecho de Ia muerte, con susresiduosde gestos magicos -se ahren las ventanas, se paran losrelojes- hace m a s diffcil el tratamiento de 1 & . rnaerte co-mo problema humano social, que los hombres tienen queresolve I'unos can otros y unos para otros. Enla actuali-dad, las personas allegadas 0 vincu1adas con los mori-bundos se yen muchas veces imposibilitadas de ofrecerlesapoyo y consuelo mostrandolss suternura y suafecto.Les resulta dificil cogerles la rnano 0acariciarlos a finde haeerles sentir una sensacion de cohijo yde que si-guen perteneciendo al mundo de los.vivos. -Elexcesivotabu que 1acivilizacion impone a la exptesien - t I e - senti-mientos espontaneos les ata muchas veces manes y len-gua. Tarnbien puede ocurrir que los vivientes sientan deun ,modo semiinconsciente que Ia muerte tiene caractercontagioso y que es una amenaza, e involuntariamentese apartan de los moribundos. Y sin embargo" aligual'que ocurre con toda despedida de personas intimas, quizasus gestos de afecto integro sean de Ia m a y o r ayuda' pa-ra quie parte definitivamente, aparte del alivio.para susdolores {fsicos que puedan proporcionarle quienes que-dan detras,

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    ,,'I"I' ' :: : :1 1 ~ r ; t, . h t . 1 ; ' , ) ,VIII, " ' ,I.-\~jL;t;fft ~~!~~l!j:_'~"~~~;J~; ~~ .,.>',;J , , ' ,h .TI - ,~ .T~ ,~~~~~d '1J~s\V~vi~nt.es,.apartandose de los queLe~~~':l ~ a "p~~tp",. :l~morir.y el s~knc~o que poco a pocose t;!sP~~~.f,eH}oJJlO ~ ellos, continuan una vez que elfina] h~n~g~g9.':I'~~'muestran .por ejemplo en la formad~\tq~ta~i;;lil.9~,~a4av~r~s y, en el cuidado de las sepultu-n%I.}\_rqb~~lpl?~~(la~ han dejado hoy, en gran .mcdidade".s4Jn~r~f~lJl~~~~es: .parientes y amigos, y han pasa-do a ,rnf,lI1,9.s;,4~H~specialistM,alosque se paga por ha-cedoll~ue.cl.~,Jiu~rJ~!me,moria: delos muertos se manten-~ , ,ga viva, er. la.conciencia de ,sus allegados, pero cadave-resy.sepulturashan perdido importancia como foco delos sent~t!}i~!l to~~,La.Piet4'Lde, Miguel Angel. la madredoliente.con elcadaver de-su hijo, sigue siendo inteligi-ble~orno;.9,gra. .de arte, perQ resulta dificilmente imagi-nable, co!p.o, acontecimiento real. !;;H~_st~;q\l'p un to e ] c uid ad o de las tumbas ha pasadode_,l1}an'Q~,P!l)a.f.awilia.aIade.especialistas, queda pa-tem~I,~ntr.y:j,>

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    -unicnmenle cuando se menciona cl din de losdifuntos- y enseguida se trata de quitar la mala impre-sion aludiendo al dia de la boda, en cl que tarnbien sen ec es ita n 1 1 01 'e 8.Las asociaciones pcligrosas que puedasugerir cl cemenlcrio tratan de evitarse presentandolosimplemente como un espacio verde de la ciudad:

    y florida, en media del agobio y el ajetreo de Ia vidacotidiana. Si s610 se tratara' de parques para leis vivos,de parques en los que los adultos pudieran comerse tran-

    I ' quila.mente un bocadi~o y los nifios jug~r u~os c O . n ol.ros., A nics quiza fucra posihle, pero hoy 10 imp id e l a i nc li na -I cion a Ia solcmnidad, la tendencia a alejar las risas y. las brornas como alga impropio en Ia proximidad de losI muertos: sintornas del esfuerzo semiinconsciente de los, vivos pOl' distanciarse de los muertos, y por ocultar tam-i bien todo 1 0 posible este aspeeto de la animalidad hu-t manu, que se ha vuelto intolerable, tras las bambalinasde la vida normal. A los niiios que quisieran jugar ale-gremente alredcdor de las tumbas, les leerfan Ia eartil lalos guardianes de los cuidados y florid as arriates, pOl'su irreverencia para con los muertos. Pero los rnuertosnada saben yade 8 1 los vivos los tratan 0 no con respeto.

    "Los jardineros de ccmcnlerio alcmanes (.. . ) quisie-ran despertur en la concicncia publica cl interes parel ccmcnLcrio como cspacio de cultura y tradicion, co-mo Iugar de recogimicntn y como parte de las zonasverdes de Ia ciudad. Plies una mayor coriciencia publi-en cs cl mrjor gal'llnlc de que ]a imagcn rradicional delcerncnterio verde y lleno de flores no se ponga un dfaen peligro como consecuencia de unos lISOS inhumato-rios foraneos, de unas imposicionr-s forrnales basadasiinicamente en criterios econ6mieos. de una ineontro-lada anarquia de forrnas, 0 de una planifieaci6n tccno-cratica del cementerio basada tinicamente en In racro-nalizacion ...

    Serfa interesante exponer en detalle las tacticas de Ill-cha que se utilizan para oponerse a los distintos cornpe-tidores eomerciales, pero no 1 0 harernos aquL Lo quees evidente es que so alcja en todo 1 0 posible el pensa-miento de 1a muertc y todo 1 0 que conl1eva. Y es queesa idea se ha hecho penosa para la clientele previsible.Pero 1 0 que a su vez se haec penoso es cl esfuerzo parevitar y ocultar cl hecho.Scrfa muy bonito que de verdad pudieran convertirse

    los lugares dedicados a la memoria de los muertos enparques para el solaz de los vivos. Esa cs la imagen quequieren suscitar los jardineros -una isla de paz, verde

    IX

    H ASTA LA forma en que se utiliza Ia expresion "losmuertos es curiosa y reveladora. Suscita la impre-sian de que In . ' > personas muertas siguen existiendo enalgun sentido; no meramente en el reeuerclo de los vi-vos, sino con independencia de estes. Pero los muertosva no existen. 0 existen, como hernos dicho, en la me-~noria de los vivos, tanto de los actuales como de los delfuturo. Es sabre todo a los vivientes desconocidos de lasgencracioncs futuras a los que se vuelven Ids hombresdel presente con todo cuanto sean cap aces de hacer 0crear dotindolo d~ sentido. Pero habitualmente no tie-

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    nen ,c!li!-r~U:~\,:V;:j~l}.ciae .este .hecho .. El miedo ante la. _. '" . ,"}~u~rte~fl.~ ..~ ~m t * ~ J . l ~in, duda.iun rniedo a percler 0 verde~tm~4p.JR(m-lc(,)9S:'p.mp~q'~Jm~JrtaJes,onsideran que tie-ne sentido i-Y,}l:'1f!~.la-ida. J I:'~p~610 ante el foro de losaur~no.n!lpi~~~f.s~.coinpro~~~,&i)~ que a eUos les pare-ee p!e.no.~R~~ r ~~ t ; > .~qHn~a siendolo tambien, mas allade, : S l f _ -,vjd~,:R W ~ ;f{tfos,s,er~~_umanos. Incluso l as l ap i-da s ~ep'\l.~frfll~~~~;~n.,~~sillJ:p'u~i(iaq,;;se,girigen ese fo -rq:!.quj~~!I~l~~~~~;qe,paso~)e.{ijalgun dia, en esa piedraqu~ &~)c.:f~i~rHH~jpa'a~er.i~perecedera" que aquf estal~ sep:ultl!.t~~~i;U~?~Sdeterminados. padres, de aquellosbls~bp.~.lo~J , P , dt;_,~q~ellos .hijos., Lo que esta eserito enla;lapida)nmqrtal. es un mudo .rnensaje de los difuntosa losqu~\frh'$Q ~ n ..c~~amemento, dado; simbolo de una'sensac;i6n,.qu~a -aun.noarticulada de que la unica for-ma en.qu~,!s.iguen .viviendo los muertos.es en. la memo-ria d e los vivos. Cuando se interrumpe la cadena del re-cuerdo, euando queda interrumpida la continuidad deuna sociedad deterrninada;o cuando se interrumpa lacontinuidad .de ,la sociedad humana en general, el reo~ul\adq;~~'~9t~r~, . el .desvanec imien to s imult aneo. de l sen-tido .de todo.aquello .que 1 9 8 . hombres han realizado atrayes):I:eJo.tsig~~~y:delo qu~.en cada caso les ha pare-eido_~~ig"i,fi9et:iYR'r';, . '.','" ~I,i~Hoyisiguq siendu.diffcil hacer comprender a alguienhasta.quepuntq, es . profunda la dependencia de. unoshombr~s.r~l'p~tp,d~9tros.,Qu~"el sentido de todo cuantoun , ~hombr~ :una.mujer hace reside en 1 0 que signifieapara los' dem", yno. s610 p~ra sus coetaneos, sino tam-bien: p'ar~.Jos,_lh.o.rpb.re~y. mujeres venideros. Es decir,que la. dftRl1M,~.r~i~humana d~~progreso .de la socie-4 4

    duel a traves de las generaciones forma parte sin dud ade las dependencias mutuas fundamentales. Pero la com-prension de esta dependencia se dificulta en la actuali-dad sobremanera preeisamente pOl' cl intento ernpeci-nado de no enfrentarse cara a cam con 1 0 l imitado deia vida humana individual. tambien de la propia, y conla decadencia venidera de la propia persona, porque nose t iene en cuenta este conocimiento en Ia forma enquese organiza In propia vida -en relacion con el trabajo,los amigos=- y, tambien y sabre todo, en la forma de com-portarse con los dernas.I ,Con harta frecuencia, las personas se yen hoy comoI individuos aislados, totalmente independientcs de los de-I mas. Perseguir los interese~ propios, entendidos aisla-, damenLe, parece par tanto 1 0 mas sensato que puede ha-i cerse. Se presenta entonces como la principal tarea deI! la vida 1abusqueda de una especie de sentido para uno

    I i solo, un sentido que es independiente de todos los de-mas. Nada tiene de particular que, ell la husqueda deese sentido, a la gente Ie parezca absurda su existencia.En primer lugar, es evidente que s610con dificultad pue-de la genIe verse, dadas las circunstancias, denlro delentramado de su dependencia de los dermis, dependen-cia que puede ser redproca. Es decir: es dificil que unapersona pueda verse como miembro limitado de Ia ca-dena de las generaciones, como portadora de una an-torcha en la carrera de relevos, que al final ha de entre-gar Ia untorcha a atm.

    \

    Y sin embargo, la represion y encubrimiento de In fi-nitud de la vida humana individual a buen seguro nos, como se ha preLendido a veces, una caracterfstica del

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    ( siglo xx. Es probablementc tan antigua como la concien-cia del fin. como Ia prevision de la propia muerte, Enel cursu de la evolucion biol6gica. cabc suponer, se de-sarrollo en los sores humanos una especie de concien-cia que les perrnitio relacionar consigo mismos cl fill queconocfan en otros seres vivos, que en parte les serviande alimento. Gracias a una fuerza imaginative unica ('11-tre los seres vivos, aprendieron poco a poco a reconocerpor anticipado este final como conclusion inevitable delcurso de torla vida humana, incluida ia propia. Pcro laprevision del prnpio final fue scguramcnte acompaiiadadesde siempre pOl' el intento d{~reprirnir y cncubrir estedesagradablc conocimicnto con ideas m a s placentcras,y a ello contribuy6 Ia eapacidad imaginativa iinica Jelhombre. El inoporluno saber y las fantasias encubrido-A ras son probablemente, asi pues, fruto de [a misma hora

    ~ de la evolucion, Desde In pcrspectiva de hoy, cuando dis-poncmos de una imponente acumulacion de cxpericn-cia, no podemos ya por monos de preguntarnos si. a la[arga , las mentiras piadosas no han tenido 11l1aS conse-cuencias mucho nuts desagradables y pcligrosas para lahumanidad de las que hubicra tcnido el conocimientode Ia verdad desnuda.La ocultacion y represion de Ia muerte, es decir, de \

    1 0 irrepetible y finite de eada cxistencia humana, en In \conciencia de los hombres, es algo ya InUY antiguo, P e-ro In forma de esla ocultacion se ha ido transforrnandode una mancra cspecffica con el eursodeI tiempo. Enepocas anteriores prcdominaban las fantasias colectivascomo medio para sobreponersc '~~i-~~I~ocil~'i:~-;~t~urna-no del hccho de la rnuerte, Sin duda CSILL. , fantasias si-

    guen desempei1ando b~ un importante papel. De esemodo sc reduce ei miedo ante Ia propia finitud can ayu-da de ilusiones colectivas en t~rno a una supuesta su-pe!.':'.ivencia etcrna en o.ro lugar. Qada que la explot

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    ' ; f < > . ' Fat i&~~eY6~qi. Ie'i: instaricia 'pslquica a la que ellla-ii:IJrJ[~Eh8J~/t~rdecir1 e I ' e s t r a t 6 ' a n i m a l , m a s ' cercano a""lit'pJij3'isTcle:"!a"economfa 'psiquica,' a Ia que el trataba60'ffi6~~~~a~qi1'enJp e r s o h a : ; ~ e tenia por inmortal. Pe-r b y(nial~re'odque~ h o y : podam'os seguir aceptando esta'tedfia('AI!niv~l"del Ello);"el:hombre carece de capaci-

    dad' anti~iphl6'tia;'Ynotie~e' po t tanto conocimiento previo'algilrio delapropiacondicion 'mortal. Sin un conocirnien-to!ariticipaioti6>de'la p'ropiahlortalidad tampoco es po -slbl~lc~\i~bir~laidea consoladora y compensatoria dela1p~bpiJ'i~mditalidad: C;u.eeeiiiide funcionalidad. Freudptesupone 'aqui a Iosimpulsos delI

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    Solo cuando sc cnnocc a este, cabe esperar vengarsc eneI y aplacar call ella las pasiones suscitadas, De una CilUSUno es posible vcngarsc. Los impulses de este cnracter;que en las socierladcs mas senciUas continuan partici-pando de una manera muy direeta en el gobicrno dela accion y de l pensarniento, siguen sin dud a tcnienJosu importancia entre los adultos de las socicdades masdesarrolladas. Pero en esLos no tienen nonnalmentc ac-ceso directoal gobicrno de 13 conducta. [nl1'c los niiiossi sigue siendo asl, pcro su debilidad Hsiea oculta pOl'1 0 general, al cnLcndimiento de los adultos. cl apasiona-miento de sus irnpulsos instintivos, A clio hay que ana-dir que los propios nifios no pueden distinguir bien 10 -davia entre desco y aero consurnado: entre fantasia y rea-lidad. Los sentimientos de odio y los deseos de muerteque cspontanearnente surgen en cllos tienen en su sen-til' poder nuigico: cl dcseo de rnatar, mala. Entre los ni-iios, este tipo de impulses sigue cxpresandose abierta-mente lam bien en nuestra socicdad actual. "Vamos a ti -rar a papa al cubo de 1 a basura, y luego cerramos latapa, dccia PI hijo de un amigo con ostcnsihie satisfac-cion. Probablemente sc habria scntido culpable si efec-t ivamcntc el padre hubiera desaparecido. Y 1 . : . hijita deotros arnigos ascguraba a todo el que queria escucharlaque ella no tenia la culpa de que mama cstuviera Ianenferma y que tuvieran que operarla.Nos encontramos aqui can otro componenle mas del

    temor que sicntc hoy mucha gente en presencia de losmoribundos, 0 tambicn -hay que aiiadir- de la espe-cial atraccion que alguna gente sicnte pOl' los moribun-dos, las SCpUlLllfUS y los cernentcrios. Las [antasins de5 0

    J

    estes ultimos podrian traducirse por la E r as e: jY a no loshe m ataclo! . Y par otro lado, Ia proximidad de los mo-ribundos, 0 de las turnbas, no s610 suscita en la genteel lemor a la propia muerte, sino tarnbicn ocultos de -seos de muerte y angustias culpabilizadoras que puedenresumirse en las preguntas: 'ij,SOy yo quiza culpable deso muerte? i.He deseado yo , con rni odio, que muera?.

    1 Tambieu los adultos, en las sociedades industriales de-I II J' I d ", .[sarro anas, tienen nIVC es e expenencia magicos, opues-i tos a las cxplicacioncs objetivas de las enfermedades y11a muer te , Un e jc rn p lo de ello es la intensidad de la con-\ mocion q"c a menudo provoca en un adulto la rnuertedel padre 0 de la madre. Esta conmocion esta relacio-nada sin duda, en parte, con la profunda identificacionde los hijos con los padres 0, segun los casos, con la iden-'tificacion entre otras personas con una estrecha vincu-lacion cmotiva, es dccir por el heeho de que se experi-mente vfvidamcnte a otras personas como parte 0 c x l . eJ l~ -sion (Ie-ti-iiil ll1_isrffi):Ersenilmi;l~to del buenca;~~~';:i-d;_l-j l ; r ~ t - ( ~ ' a r ~ ; - a i d ~ - )Como si fuera un trozo de mi mismo-,se cncuentra en las relaciones mas diversas: entre losque llevan mucho tiempo casados, entre los amigos y ami-gas, entre los hijos e hijas, ante sus muertos respectivos,Per-a, prccisamente entre ]05 ultimos, 1a muerte del pa-d re y de la madre suele tocar al mismo tiernpo deseosde muerte largo tiempo enterrados y olvidados, junto conlos scntirnicntos de culpabilidad impliciLos y , segun loscases, junto can cl miedo al castigo. La intcnsificacionde estes sentirnientos debilita cl alivio compensatorio quesuponcn las fantasias personales de inmortalidad.EsLas fantasias, como ya hemos dieho, se han hecho

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    ,mru.1fr6quentes -eri 'el cursode Ia mas decidida indivi-dilaliZ-~ci&'ilfdeiIa:persona-en ~.,nue.strosdfas. Pero tam-bierirestCi(H1~{quetodavfasiguen vivas en nuestra socie-dad,'lconttna.ifuerza apenasdisminuida, farita~ias colec-,tivas!dedhP'icirtalidad institucionalizadas. Un libro esco-Iar t)ei-f~~iarii.ehtesensate expone, entre otras cosas, 1 0qtie'hti.y('qu~id~cir. alos -nifios-cuando alguien muere:(ITu! abtiblit'o~;est6.,fahora,n -el Cielo.: (ITu mama te estamirariao":~h;este.momento'dbsde el C ie lo . - Tu herrna-nita:'e~)'ahora;'iln'.'~ngeh)}2. .:,~,EIejen#)lcl 'pone de manifiesto hasta que punto siguesiendo rutinaria yfirmeen lasociedad en Ia.que vivi-r T 1 0 S .Ja't~ridenCiade ocultar, sobre todo a los nifios, lairrevocable !limitaci6n de 'la existencia humana median-te ilusion~s colectivas, .al tiempo que se asegura esta ocul-tacicn 'mediante.una censura social sobremanera rigida.~-ll' '-j~"l::,.J o~J.".': + If. ,: l-. _. I~. !. , .~. f" J . I . i r r I~ .

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    pos un notable cambia. En este campo se han desman-telado una serie de barreras de civilizacion que anterior-mente se consideraban naturales e indispensables. Seha hecho posible la aceptacion social de modos de com-portamiento que anteriormente estaban totalmente veda-dos por un tabu. Es posible hablar publicamente de pro-blemas sexuales en un nuevo plano. incluso con nifios,con mayor franqueza. 1 secrete y la ocultacion de laspractices sexuales de los adultos, afuncional -fun-damentada, en todo caso, en razones de control po-lftico-, ha tenido que ceder el paso a un modo dehablar y cornportarse mas abierto y objetivo. Esa mayorapertura ha conducido a nuevos problemas y a un pe- ~dodo de experimentaci6n can nuevas soluciones, tanto!en la practica social, propiamente dicha, como en la in- 'vestigacion empfrica y teorica. Quiza sea posihle -enel curso de este proceso- definir mejor las funcionesde los mandamientos y prohibiciones sociales dentro deIa esfera sexual: tanto las funciones relacionadas con el .desarrollo de la persona individual como las relaciona-

    '( das can la vida colectiva, Pero hoy en dia ha quedadoya claro que toda una serie de mandamientos y prohibi-ciones sexuales, que se han ida Iormando en el cursode un proceso de civi lizaci6n no planificado, solo tenianuna funcion para determinados grupos hegemonicos yen el contexto de las relaciones de dominaci6n existen-tes, ta les como las estableciclas entre monarca y subdi-los, hombres y rnujeres, 0 adultos y nifios, Se presenta-ban bajo la apariencia de mandamientos morales eter-nos mientras el predorninio de las posibil idades de ejer-cer el poder de que disporuan en cada caso los grupos

    i . . . : : . ..I~I.,! r ,. t ~ ' ~' . ~ t t '._ ,~I~:~,r~t~~"!~: .,i ~~, --'. '/ ' . '. _ ,,'EN;.OTR~:ambito. sociobiologico, protegido asirnismopor-tma compleja estructura reguladora de manda-mientosyprohibicionessociales ~enel campo de Ius re-lacioncssexualee-cseHa.productdo en los ultimos tiern-

    r. i~. . _ ,;. ': l: ; J.q t : I .. ,:: , 12 R~fi~6~~iJi~~,erundWorler,edicion acargo (Ie, Hans-Dieter Bastian,

    Huna Bauschenbergcr, Dieter Sioodt y Klaus Wegenu);t. Diisseld"rC 1974,p.;]21. 'iIi> i' "; i52

    , 5 3

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    cstablecidos Cr3 CIlOrl1lC y no estaba sujeto a con mocio-nes, PCI'O enseguida perdian mucho de su [uncionalidady de su pocler de conviccion, en cuanto rhsrninufa esaprepotencia y sc cstahlecfa una distribucion un poco me-nos desigual d el c qu ilib rio d e fu crz as. Esto h izo po si bl cexperimentar con otros canones de comportamiento enel terreno de las rclaciones sexuales, sobre todo con otroscanones de autocontrol, compatibles con una vida cn co-munidad 111rna de pubertad prolongada, tan propcnsa 'a las crisis, l

    11' , ,~cuyos contuctos y agitaciones se teman entonces por una .\'peculiaridad de tal edad, dictada po r Ia naturaleza, H oy - :. 1f'('ltliclu Poemrua 1641- . O r i r - n orh-r Gc-"iillge XVIII.7 4 75

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    )j _-I.! ,

    1d~1q.u~"~ ' tt i' PTt r.:estam ~s s.0 1.OS~s. c o.rresp ond e c an el ma-yorlilG~Qto(.CJ'Ie.tarp.bi~n recibe en este periodo Ia sensa-ci6p}d~fq4eiestamos solos.en.Ia vida . .Tambien en estesentid9;flRtim.ag~n"de ;la.propia .muerte se halla Intima-me~_t~,liglJ.p~tt!Aa imagen.de.sf.mismo, de la propia vidaY,t).ml.lltaJ},ellOl~nt~;de .1a .Indole de esta vida.'~,Enl1j.l)a:',r).ar::raCi6_ncorta.no .del.todo transparente, S e -no,_riYI){r.ahaj~r,;Jcpntrasta,Tolstoy la muerte de un co-mer,ci.at}f~{I~~ridido alacondicion detal desde el cam-pesinado, cQulq,qe.sucrjado .campesino. EI comercian-te , ~~~hflt.a.kiff,rtoj.c;,am~J;lon lavida: gracias a su energia,su ,~Qns.tv1~~1actividad, .siernpre fl la husea del negocioProX~chR~Q))mp~~-mal1enteJuqha can los competidores,qu~,tra~_n.c:l~I.qWta~elq~,Nta;,:su, siervo, al que man-tiene, p~r9.I~;W.1~itaml:>ien, engafiaunpoco en su salario,obedecesusordenes. Acepta las cosas, buenas 0 malas,talcomo )v,t~t)~n,puesto.que no le queda mas remedio.Para ,eI 'r19.pay'.f;~capatori3: a este tipo de vida, no ha yhuida , , f\WY-9 J ,ahuida.enel .alcohol.r Alguna vez se em-bp~raGh%hru,i~JPctrderi.el's~n,tid9. Yentonces se v~elvesalraj~~II?~_ijg:rq$p;;Mil1mp~,s,,~~tf\sobriq es paciente, do -Cil"-,Iilma~~e,yiiel a su a{l1p:.Ambos van en un trineo, ti-r~qpjppJ;jHlI~ab~ll~_po

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    ultimo momenta y trata incluso de mantener can vidaa su siervo y ayudante, hasta que d frio le vence, El siervo,al que Ia vida ofrecr rnucho trabajo, fatigas y opresion,y apenas una tarea y una finalidad propias, sc d(~ja arras-trar pucienterncnte al sucfio de Ia muertc, y sin embar-go escapa a esta -asi )0 quiere Tolstoy- protegiclo porcl cuerpo de su arno y poria calida piel can la que estese cubre,La forma de morirrlepcndetambien, de heche y no

    en lHtlili[~instancia, fie si una pnsona ha tenido In EC?si-bilidad, y hasta que punto, de estnbleccrobjetivos nar.a;~I'-r;~i;;~-"'vjda y alcanzarlos, proponcrse comctidos y'f c~';;';'pIi~f~'s:b~pe~;'d~'"d~ueel moribundo tenga Ia sen-sacion, y hasta que punto, de que su vida ha sido plenay llena de sentido 0, pOl' cl contrario, [rustrada y vaciade c 1 . Las razones para tener una u otra sensacion nosiernpre estrin clams, ni mucho menos. Tambicn aqui hayuna problematica que esta aun en gran parte pm inves-tigar. Pew sean cualesquiera las razones, cabe quid. su-poner flue cI rnorir se haec mas [;lei] para aiguien g\l('tiene la sensacion de que ha hecho algo en la vida, ymas difieil para quien sienta que ha desperdiciado S1. lvida, aunque seguramente resulta sobrernancra dificil pa-ra quicn, con independcncia de Inplcnitud que haya al-canzado su vida, sienta que su forma dc morir careceen sf de sentido,La muertc llena de scntido, el morir carcnte de senti-

    do. son tambicn conceptos que nos ahren el acceso aproblemas sobre los que cabrla pensar que se meditadcrnasiado poco de una manera publica. AI parccer, es-to ocurre en parte porquc son faciles de confundir con7 8

    olro problema cuyo enunciado literal es casi identico, peroque es totalrncnte distinto pOl' su significado. Cuando que-rernos rlccir de alguicn que se ocupa de cosas totalmen-Ie inutiles, a 10 rnejor )0 exprcsamos diciendo que estapensando en el sentido de la vida 0 tratando de arre-glar el rnundo. La inutilidad de tal cmpefio reside enque se trata de Ia husqueda de un sentido metafisico deIn vida humana que, en cierto modo, Ie serfa dado poranticipado al individuo por Iuerzas extrahurnanas a porla nnturaleza. Pero )0 (mica que en realidad puedc ha -cersc, en el mcjor de los casos, es especular filosofica-mente en lorno a un sentido rnetaflsico scmejante. Enla busqucda de esc tipo de sentido es posible dar ricn-da suelta a los propios deseos y fantasias: las respuestasnunca scrim otru cosa que invenciones totalmente arbi-trarias. Sus afirmaciones no pueden ni corroborarse nicontrarlecirse,Pero el sentido del que aqul hablabamos es de otra

    indole. Los seres humanos viven determinados aconte-cirnicntos que lcs afectan bien como llcnos de sentidoo como care ntes de el, cornu significativos 0 como ab-

    1 surdos, Y a 1 0 que aqui nos estamos refiriendo es a esc; sentido como vivencia, a ese sentido experimentado. S1un hombre de treinta afios, padre de dos niiios peque-nos y esposo de una mujer que Ie quiere y a la que &1quiere, ticne un accidents en 1a autopista provocado paruna conducta temeraria, decimos que su muerte ha si-do absurda. Y no porque el muerto haya dejado sin con-surnar un sentido sobrenatural que le hubiera sido pres-nita, sino porque otro curso vital que nada tenia quevel' con la familia afectada, el del autornovilista temera-

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    (': rio ;,tu i'itiiim pid o d e repente-corno d es de fu er a y de una--, 'marie;a!casual!'en~~sa,:'-vida; tirando de golpepor Ja bor-,,~a~~Jsl~bj~tiy~s!! planes,' loss~tiinientos'[eliz y firme-'rtle-ntellirtal~ados-de:un serhumano, y con ello algo que. 'p 1 i ra ." e k aiarniliaien ia_ l un s' en ti do , em inen te . No es solo

    ;~qu~IHayan'Jquedado destruidas las expectativas, las cs-, ' perarii'iis!tyrlaS"alegrias' del rnuerto; sino tamhien las desus' h'ijos yilas de su.mujenParalas personas que for-imahIj.ri'~'~S8:'falnilia;'[aagrupacion hurnana que consti-tuj~jt'efiia!uri~'fimCi6n' dotada deelevados valores positi-vOi!t.e\l~ddI lgo - t iene. una' funci6n semejante para la"viCJa-'dd:{lll~'persoria'y un acontecirniento viene a impul-sarl~,tota r e f 6 rzarl 0,,sedice que-ese acontecimiento l ie-n~'senii~o>E'n cambio.i cuando loque tiene una funci6n'sdinej'antd1parn una personaopara un grupo de perso-;nas1desaparece .: -resu lta - imposiblede realizar 0 quedadestruidc;' hablarnos de una perdida de sentido." : L o } li o C O :q_ue a~u f :pedemos decir' sabre Ia naturalezad e l s ~ r i t i ' d d , f y p ' 6 r i t a n t o sobre el sentido de la vida quiza" n h ! ' C t \ ' r e z d a totalmente- de valor-para Ia comprension de- U l Y p rob lema' espeo ff ic o d e los-moribundos, Ta l como he -'moS'fVi~ldNlt:~plenitud;de'sentidoLdel indivlduo esta en1' 8m\\s'e'sti-e'cha'rela'~i6n 'conel significado que, en el cur-s o ' H e ' i s u 'vida~: haalcanzadopasa los dernas, bien par

    . ' su 'persona, 'por suo cornportamiento. 0 por su trabajo, Hoy, inter1{afuo~propo'rcibn'8r"ayuda a'Ios moribundas pro-!cuian'dlS'-allViar'sus ' do lores ypreocupandonos, en la me-

    - , did a 1rle'.-ih,pofsib Ie,'idetsu r bienestar fisico. Con tales es--fue~os}se;I~s;da a entenderque no se ha dejado de con-'siderat-le's'seres humanos. Pe~oen' los hospitales dondehayrmuchosenfermos a los que atender es 16gico que

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    estas atenciones cobren un estilo algo mecamco e im-personal. Muchas vcces, tampoco las familias saben hoya ciencia cierta can que palabras afrontar esta situacionrelativamente poco familiar y aportar ayuda a los mori-bundos. No siernpre resulta faeil mostrar a las personasque estan a punto de morir que no han perdido su sig-nificado para otrus personas.Y cuando esc ocurre, cuando una persona a punta demorir tiene Ia sensacion de que, aunque todavia esta vi-

    va, apenas signifies ya nada para los que 1a rodean, esapersona se siente verdaderamente sola. Y precisamentede esa forma de soledad hay multiples ejemplos en nues-tros dias, unos cotidianos, otros poco comuncs y extre-mos. El concepto de soledad tiene un espectro bastanteam plio. Puedc referirse a personas cuyos deseos de amordirigidos a otros se han visto heridos y perturbados tanprecozmenle, que a duras penas han podido luego vol-vel' a expresarlos sin sentir el dolor que anteriormenteIes reportura su anhelo. Involuntariamente, las personasa las que esto ocurre, retiran sus serui mientos de los de-mas. Esa es una de las formas de soledad. Otra formade soledad y aislamiento, social en sentido estricto, seda cuando una persona vive en un 1ugar 1I ocupa unaposicion que le imposibi li ta Irccuentar otras personas deIn clase que siente que necesita. En este como en otroscasas parecidos, el concepto de soledad se refiere a per-sonas a las que por una IIotra razon se ha dejado solas.Estas personas pueden vivir entre los demas, pero estescarecen para ellos de significucion afectiva.Pero eso no cs todo. E1 c oncepto de soledad se refiere

    tambien a una persona que vive en medio de otras mu-81

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    chas pero que carecctotalmentc de importancia paracllas, sienrlolcs indifcrente que cxista 0 que no cxistu,al haber rota todos los vinculos afectivos que can ellapudicra haber habido, El vagabundo, el bcbcdor de al-cohol metilico que se sienta junto a un portal mientraslos peatones pusan apresurados, forma parte de cste gru-po. Las prisioncs y las dmara~ de tortma de los dicta-dores son ejemplos de esta clasc de soledad. Y otro cjem-

    I plo es el camino haria las camaras de gas, Niiios y mu:jeres. jovcnes y viejos [ueronempujados desnudos ha-cia la~llerte PQ T seres hUl~~~..? ,~ , 911~_!)abia~) _ I ~~ , e I I , : l ' ! ' ! l _ 1 :pido Iorio sentimieplo de.idcntid;:Hl con dlos,lo(la~ i , ~ p a t i d .C;nl0'~(lemas de ~'st(l, lo~ 'transpo'rt:1dos h;~i~~.~-~ _. " .""'"lamuerte sin remedio habian sido conjuntados de rna-nera aleatoria y eran desconocidos UllOS para otros, ca-da uno de .ellos, aun estando en medic de olros muchosseres hurnanos, se encontraba solo y solitario.I Este caso extreme puede servir para recorda!' hastaquepunto es fundamental el significado de los seres hu-I( manos para otros scres humanos. Y al mismo tiempo esuna indicacion de 1 0 que signifjca para l os mo r ibundo scuando -todavia en vida- se vcn forzados a scntir quelos vivientcs lcs han excluido ya de su comunidad.

    . a la que quieren 0 poria que sienten amistad. )' terri-hlcs suclen scr lam bien las fantasias colectivas C indivi-dualcs que rodean cl hccho de In muertc. Quitarles el

    i ~;~.neno,poneI' frente a ellas la sc nc illa rc alid ad d e la vi -'_~ [inita. es una tarea que aun Lenemos per resolver. Tam-

    bien ('s telTible cuando aJguien mUere joven, antes dehuber podido dar UB sentido a su vida y de haber goza-d o d e las a lc gria s de la vida. Y cuando hombres, muje-res y nifios vagun hambricntos por una tierra haldia enla que 1a muerte parece no tener prisa en llegar. Hayde hecho muchos horrores que rodean la muerte, Toda-vla no homos hallado que es 1 0 que podrian haeer losseres humanos para conseguir una muerte liviana y en.-----'~

    i I paz. Entre las cosas que puedcn hacersc se cuenta sill! ~ duda la amistad de los supervivientes, el cornunicar alos moribundos el sentimiento dc que no les resultan pc-noses. La rcpresion social, el encubrimiento de) desa-sosicgo que en nuestros dlas suele rodear toelos los as-,pectos de la vida que tienen que vel' con la rnuerte, sir-

    / ve de escasa ayuda. Quiza se deberia hablar mas abier-% ' LamenLe y clarumento sabre la muerte, aunque no seaI mas quc dcjando de prcsentarla como un misterio. Lamuertc no encierra mistcrio alguna. no abre ningunapuerta, Es c I final de un ser humane, Lo que sobrevivede 6J es 1 0 que ha conseguido dar de S 1 a los dernas,

    L. 1 0 que de el se guarda en la memoria de los otros, El-et lw8 del homo clausus, del hombre que se siente solo,tocara pronto a su fin cuando deje de reprirnirse Ia muer-te, cuando sc incluya este hccho en la imagen del hom-bre como una parte integran!e de Ia vida. Si la humani-dad desaparccc, todo cuanto un hombre haya hecho, to-

    XVI

    L A MUERTE no tiene nada terrible. Se cae en sucfiosy eI mundo desaparece, cuando todo va hicn. Loterrible puerlcn ser los dolores de los rnoribundos y laperdida que sulrcn los vivientes a1 rnorir una persona8 2 83

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    iIt -i, I!

    . ~-.:~ .~. dJ"a~ifi~Il&'p:6'rno':-q'ue':han'luchado los hombres entre~i~~Bate'~~ra::dkentido:;\t~mbien:careceran de sentidotodJ~"idgj'isiema's~de;br~eiichiS:;l~sseculares 0 los so-breJathrhlJ~~ay.: " " " 1 , _ [ 1 .

    - ,i ~j . ~: : :. .. ..t ! t ~ ' . - ' _ . n - ;J.'~:- .,i..

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    '1' ,I

    I ~ L I. ,

    APENDICEEL ENVEJECIMIENTO Y LA MUERTE:

    ALGUNOS PROBLEMAS SOCIOLOGICOS

    84 ,

    Version revisadade I n c onf 'c rc n ci a pronunciada

    en el congrcso medico de Salzuflcnen octuhre de 1983

    I

    U NAEXPERIENCIA que tuve en mi juventud ha cohra-do una cierta significacion para mi ahora que soymas viejo. Asistia yo a la clase de un conocido medicoen Cambridge. Le vi entrar avanzando can dificultad,arrastrando los pies. Y me sorprendi preguntandome: LPorque arrastralos pies asi? LPor que no anda como unapersona norrnal? En seguida me corregi a mi mismo:No puede evitarlo -me dijc-; cs muy viejo.Mi espontimea reacci6n juvenil ante la vision de un

    anciano es muy upica del tipo de sentirnientos que hoyen dla, y quiza aun mas en epocas unteriores, suscitabala vision de los viejos en gente normal perteneciente aaquellos grupos de edad en que es mas facil estar sano .Saberi que la gente mayor, incluso 8 1 conserva en granparte su salud, suele tener dificultad para moverse delmisrno modo que se mueve la gente sana en los restan-tes grupos de edad, excepcion hecha de los nifios muypequefios, Saben que esto es asi, peru 1 0 saben de unarnanera lejana, No pueden imaginarse una situacion en1 3 que sus propias piernas a su propio trono no ohedez-

    85

    - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

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    can los mandatos de su voluntad como normalmcnte In(":.1:- hacen.d '! Estoy utilizando deliberadamcnte la palnbra normal.t - - r t E1 que la genIc se vuelva d istinta en In cdad avanzada

    j I . '} . I) sue e verse, aunque 111"0 untarrarnente, como una nes-' I . : ,i viacion de la norma social. J:.: '~~_de,?:!~s, los grupos de

    ,-) edad normales cucuentran d if ic il . comprcn si hl ern cn --{ ( te, e~tf1.~J~_s:_~~~_a,,~(:I.aci6rl___~;~i;atLa~~9_I"!J

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    , \

    que',,:s1'f=11~pn~abaen.la plenitudde su vida. Antes decomer.tdrnamos unaperitivo, y me-invito a sentarrne en

    , Ul1;fu~q~"i9~iert~J:le lonamuybajo. Cuando su espo-'sa,ppfllci:m6,~Rataque:nos,sentAramos a la mesa, yo me, ,- . ,~ . . - _ . -i levaqt~ly'!!.rniMfitri6n me, dirigi6una 'mirada sorprendi-.daj'YI;HUi~A.;p~;~nto desilusionada. Esta usted todaviaen:muy,biie:i.l'a,.forma;,dijo ..No haee mueho comic con.nosotros el viejo Plessner. S e sento en ese mismo asien-to per~ luego p.o.~e pudo levantar por_mas que 1 0 inten-taba. 'l 'enfa ustedque haberle.visto ..Al final tuvirnos queayudarle~

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    poder de las personas cam bin rapida 0 lpntnmentc, an.tes 0 dcspues, cuando 1legan a In edad de sescnta, SC.tcnta , ochcnta 0 novcnta aiios.

    grupo ocupacional mas nurneroso, el cui~a~e los viejos)' moribunrlos corre a.5Q!_#?.9--d~a_~J!liJia.EI trato q : 1 Ccstos recihen puede ser brutal 0 bondadoso, pero CXlS-ten lam bien caracteristicas estructurales que distinguenc1 enve jcc imiemo y Ia muerte en tales socieclades dc laforma en que esos mismos procesos se producen en la ssocicrlades mas avanzadas. Voy a rcferirme a dos de es-tas diferencias. Las personas mayores, conforme se vanvolviendo ffsicamente mas debiles, suelen permanecerdcntro del area de vida de l! i fal1}jlia,- ;~ - ; ; - ~~ ; r ;d ; :~ -~~ .'. _ .. _ . . . . . . . . . . . . . . . - - - ~ . . _ _ ,cc~ello-sea a~sta d e considerables luchas con los miem-bros mas jovenes, y tambien suelen morir dentro de esaarea. En consecuencia, todo cuanto se haee'' 'eon lo_s_~e-jos y los moribundos.?~,,_h8~~~~.~~u~~0 _1~HlSpubli~~ q u e - e n l as - ~i ed ad es i nd~sL r ia le s ii .' hamcn le ur -ban[;~J~s, y en ambos casos el comportamiento est~Jor-~ . - - - - - - - . _ _ _ . .maliza~~.,p~! una~_ tra~~.si.o~_~.o.0~~~~s~c"f!icas., El he-ella de que todo ocurra de manera mas publica dentrodel ambito de la familia extensa, comprendidos en algu-nos ca~gnifica ~~nte guelos viejos y m~~~do s no experirnenten mas que bon_~~dad. Sin d u d a no es infrecllent(;-qljela-generad61~-"m~s.'joven, a) llegar al poder, trate mal a la generaci6n masvieja, que la trate incluso con crue1dad. E1 Estado notiene por qt_I_~_pre()~.l!parse~~ taleS_~2~~~------ - - Hoy, en l~s so :. : :~:: . ie :: . ;d :. :a : . :d :. : ' e ::s; . . . ; l~n ; . ; : :d ; . ; : :u~st= r ia ] !;~das.l ~s_ta_d_o_ r o : .teje a las personas de___d_?:Q_q_~JQ_lJ.IQrip~!1dos,comoa cli~rq~~i~~~ t r ~~i~dadano, de la violencia fi~~a paten-teo Pero al m i s m o tiempo, conforme se vuelven._lPA~_yie-jas Y n : t ~ ~

    r~ncia e~trc_,!~,p(l~igiQ!!_ .de .JQs_yjejgs_y__1 1 0 ; ~ _ ~ ! - 1 ! l ~ Snlas sociedades industriales de hoy cn dia y en las socie-dades preindustriales, cs decir, en las soeiedades me.~,-.--dievales 0 antenores a la Edad Media. En las socicda-des preindustriales, en las que Ia mayor parte de 1apo-blaci6n vive en pueblos y aldeas i~ecupa d~l cultivode la i 1 : c r 1 ' a y d~l cuidado ( iefg-~n_ado. esto cs, en las quelos' -~a~pe~i~?s-y-tr-~baj;d~;~s agricolas constituyen el9 0

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    sus amistades. Existe un numero creciente de institucio-~n, l~sIque,viyen juntas exclusivamen te perso na~--ma-, YQres,qu~ no.se habian conocido en afios anteriores. In- .cluso ,COfCe1 alto grado de .individualizacion prevalecien-te~,l~ IPay.9:~rll de la gente de nuestra sociedad, antes de

    , ret irarse; haestablecido, laws afect ivos, no solo dentrode la.familia.isinocon un circulo mas 0 menos amplio

    1 -de,~a,migqsly!p.o~oci_dos. 'PO,~~I m.ismo el e~yejecimientosueletraer, ponslgo un debili tamiento creciente de esosvfnculoe Jq~ralde l m a s ,y_str~chocb:culo familiar. Excep-to.cuandu.se .trata de.matrimcnios de edad avanzada,Ia admision len;un hogarde ancianos signifiea, no solol a int~~wp~ipl1 .definitivade ; 1 9 , 5 , viejos vinculos afectivos,SiI;lO(Jl.,I~!}i~gnUic,atambienvivircon gente can la que eJindivir;lllo,.nQ.ha,~nidq previamente. ninguna relacio~ afec-tiya.',ru~9.y,q4~i~1,~uidadoJlsico por parte d e medicosy J~JlferiiS'1ta~I.~ea:~celttnte.: Pero, al mismo tiempo, laseparacionde lavida normal que sufren los viejos y elpp.n~rlQ~d\lntos, con '.extrafios signifies soledad para elin'divip,uG,(No me refieroaqut solamente a las necesida-deslde;f~~~ualidaq:qu~,13qHretodo en los hombres,puede.mgntenerse .hastanteactiva hasta una edad extre-ma, s~noJam,bi~n.a.1~s.,valencias_emocionales entre per-sonas. m!t; ~_isfr:Ut~l ,l_d.~e~~arjuntas, .que sienten un ape-go mutuo, Tamhien las relaciones deeste t iposuelen dis-minuir.con el trasladoa un hagar: deancianos,y es raroIque, encuentreri alli algo que las sustituya. Por ella mu-chas de estas residencias 0 asilos son verdaderos desiertos-, '. . "de soledad. ;. ,_ i t .. . -. ,. '9 2

    ._

    I I I

    LA INDOLE especial del proceso de morir en las so-ciedades industriales avanzadas, una de cuyas carac-teristicas mas destacadas es._~_aisl~~_i.~l!~_~~ocional, Jse revela con singular claridad cuando los procedimien- --tos y las actitudes prevalecientes en las sociedades enestadios avanzados se comparan con los que prevalecenen paises menos desarrollados, 'fodo el mundo esta fa-miliarizado con las imageries de periodos anteriores quemuestran como familias enleras -mujercs, hombres ynioos- se congregan alrededor de 1a cama de la rna-triarca 0 el patriarca agonizante. Puede tratarse de unaidealizaeion romantica, Es muy posible que muchas fa-rnil ias en esa si tuacion hayan adoptado una actitud des-pectiva, fria y brutal. Lor rices no siempre se marian1 0 suficientemente pronto para sus herederos. Y los po-bres podian morir de inanicion en media de 1a miseria,ICabe decir que, antes del siglo xx, 0 quiza antes del XIX,: la mayoria de la gente moria en presencia de otros, aun-

    \1 que solo sea por el hecho de que se esiaba menos aces-tumbrado a vivir y a estar solo. No habIa muchas habi-taciones en las que la gente pudiera estar solo. No ~aislaba a la rnuerte ni a los muertos de manera tan radi-c a r J e lavida ae'la'co~uni'dad-~omo s e - h a hech~--d~s-pues en' las soci~dades~n-~~ta'dios -~~~' avanzados, PorI'eglige-nei;itt lassociedadeseran -m-~s--p-obresen eda-des anteriores, y no estaban organizadas de manera tanhigienica como han llegado a estarlo posteriormente, Lasgrandes epidernias asolaron can frecucneia los palseseuropeos: par 10 rnenos desde el siglo XIU solian apare-

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    1

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    cer y dcsaparcccr varias vcces en 1"1curso de UB siglo,hasta el siglo XX en que se aprcndio la forma de hacerfrente a las principales plagas.

    I V

    L E HES U LT A dificil a I n genIe de un siglo posterior po-nersc en Ia situacion de quicnes vivicron en un sigloanterior, de modo tal que Ia gente de una epoca poste-rior no puede cntcnder cabalmentc su propia situacio n,ni se puedc entendor tnrnpoco a sf misrna. La situacionconsiste simplcmente en que el acervo social de conoci-mientos relativo ala enfermedad y sus causas era en lassociedades anteriores, por ejernplo en la medieval, nosolo mucho mas Iirnitado, sino rnucho menos seguro quehoy en dia. Cuando la gente carece de un conocimientosegura de la realidad, sc sicnte tambien menos scgura:se excitan mas facilmcnte, y cacn con mas rapidez cnel panico; Henan los huecos de su conocimiento rcalistacon un conocimicnto irnaginario, y tratan de aplacar sustemores ante los peligros inexplicables con medios fan-tasticos, Asi, las gentes de edades preteritas trataban decontrarrestar los efcctos de las epidcmias que se repe-tian periodicamente a base de arnuletos, sacrificios, acu-saciones contra envenenadores de pozo::; y manantiales,

    i contra brujos y brujas y contra sus propios pecaclos, co-mo media de pacificar sus sentimientos exacerbados.Pucde sin ducla scguir ocurriendo hoy en dia que In

    gente que sufre un mal incurable 0 que, por alguna aimrazon, se cncucntra al borde de [a muerte, oiga una voz94

    interior que le susurra que 1 0 que Ie ocurre es culpa deSlIS parientes 0 castigo par sus propios pecados. Pero ac- ~tualmentc cs me nos probable que estas fantasias priva-das se confundan con el conocimiento publico basadoen hcchos. Normalmente se reconoce que son eso: fan-tasias purticulares, El conocimienlo de las causas de lascnfcrmedades, de Ia decadencia fisica y de Ia muerte,se h a h ec he mas seguro, mas amplio. El control de lasgrandes cpidernias fatales no es mas que uno de los rnu-chos cjernplos de como el crecimiento dc un conocimien-to congrucnte can la realidad ha contribuido a carnbiarlos sentimientos y el comportamiento hurnanos.

    vQ LJJ~~~_~E_~l!~~Eun tanto equivoco hab}ar de R~'Q5~S~de racionalizacion en relaci6n can el retroceso de. '~--.. , .~.... .._-- -..--~.~.-----~--~--. . . . . . . .~~---...---.-~-cstas explicaciones fantastico-ernotivas 0, pOI' usar una[onnub basta~~t~-'em~liva de Max Weber, de este de-sen~~!,l_~_':l~i~~!9,g_ti(;u:cJilidad.-Cornouiera que se ~-;~este termino, sugiercque en ultima instancia es la ra-zOl1~ )huma~a la-~~h~-~-;~bi~d9'< Parece imElie~i-'q~ela g e n i C - s e ra vuelto mas racional o,-~ficho en Icngua-jc l l a r 1 - ; - - Y - J j j e ' c io , - -m ~ s s e n - s a ia - q ~ ~ ~ niempos anterio-res. Peru es cstu l ! ~ _ ~ autovaloracion que apenas haee jus.ticia a r(~~hC511ps. 'C~~~~~;~;;-~~-~--~tendel~-lc;~bi~.'11que se suele haccr referencia con eI concepto de ra-cionalizacion solo si reconocemos que una de las trans-formaciones implicadas en cl crecimiento del conocirnien-to social orientado por los hechos es un eonocimiento

    95-,

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    capaz de E_roporcionar un cierto sentimiento de seguri-I dad. L B : expansion del conocimiento de la realidad y Ia;;;;espondiente contraccion del conocimiento imagina-rio'va dela'mano del aumento del control eficaz de aeon-tecimientos que pueden ser {niles para la gente y de arne-nazas' quese ciernen ' sobre ella. El envejecimiento y Iamuerte' se

    lciientan entre estas amenazas. Nos encontra-mos'C'ob!liria'citBosa situaci6n cuando tratamos de com-

    prenderIairnportancia que tiene el aumento de un co-nocimiento 'mas realista en estes campos para la posibi-lidad 1hurnana .de 'controlarlos,El '8erVo'social de conocimientos relativos a los as-

    pectos biologicos del envejecimiento y de la rnuerte haaumentadoenormemente en los ultimos dos siglos. Elconocimiento en sf ha llegado a estar mejor fundamen-tado y a s~r mas realista. Y nuestra capacidad de con-trol s e t ha' incrernentado con este aumento del conoci-miento:~Pe:r;oa este nivel biologico parece que nos esta-mos aproximando a tina barrera absoluta en nuestro in-tento de' lle~8.r'mas aIMtod~!a el control humano sobrelos;p'rod!sosJde'envejecimientoy muerte. Lo cual viene-a::rec6rdatrids queel poder de los seres humanos en re-]aci6ri\1:i&~~I'tiniverso nathi"al sigue teniendo sus limi-te'S" l{ l "' I -I . l!= t

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    t

    tos pre-humanos, comprenden una esfera que se valoramucho mas que la (~cll1tura~)0 la sociedad, el area for-!m~d~ ycreada por los propios seres hurnanos. Se con-

    i trasta en terrninos admirativos el orden de la Naturale-

    I za can r.I desorden y la mutabiJidad del mundo huma-no. Ha y muchas personas que, aun adultas, continuanbuscando a alguien que les lleve de la mano como a unnino, una Figura materna 0 paterna que les indique pordonde deben ir, Y la Nnturaleza es una rle cstas figu-ras. Se da pOI" supuesto que todo 1 0 que esta haec, fluetodo l ; - ( j u -~ - e s - ' " n iiu'rah~-'tie~~~iu~ -~~;b~~~~~siliida-ble.... a r a l o s ' s e i c s htlm~n~~~-t~ a ' l ~ ; ; ; ~ - ; : ; i ~ aegularidadde ia imager) de l a Na tur