norbert elias - biblat.unam.mx

24
C olombia Internacional 62, jul - dic 2005, 174 - 197 174 NORBERT ELIAS y el análisis de las relaciones internacionales Guillaume Devin 1 recibido 31/11/05, aprobado 31/01/06

Upload: others

Post on 02-Jul-2022

17 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

C olombia Internacional 62, jul - dic 2005, 174 - 197

174

NORBERT ELIASy el análisis de las relaciones internacionalesGuillaume Devin1

recibido 31/11/05, aprobado 31/01/06

Page 2: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

175

G uillaume Devin

U na rápida lectura de losprincipales trabajos deNorbert Elias podría

sorprender frente al título de este artí-culo. Con muy raras excepciones2, elsociólogo alemán nunca aborda direc-tamente las cuestiones llamadas “inter-nacionales”, lo cual tambiénprobablemente explica que sea tanpoco citado en los análisis de relacionesinternacionales3. Acostumbrados a ladivisión de las disciplinas universitarias,de buen grado distinguimos el estudiode las relaciones entre sociedades deaquel de las relaciones dentro de las socie-dades.Así la obra de Norbert Elias, querechaza tal división académica, no esclasificable y es comprensible que nocautive espontáneamente a los “inter-nacionalistas”. Sin embargo, tal enfoqueresulta insatisfactorio. La ambiciosatentativa de pensar la evolución socialen la larga duración supera todas lasfronteras e implica completamente losdesarrollos de la escena internacional,que no son ni secundarios ni margina-les en la obra de Elias. Esos desarrollosestán al contrario omnipresentes, aun-que no se perciban así porque se con-funden con los mecanismos másgenerales que trabajan el devenir de laHumanidad. Además es en éste niveldonde mejor se aprecia todo el alcancede los trabajos de Elias. Partiendo de unprincipio fundamental, incluso funda-dor -la interdependencia-, inscrito enun proceso evolutivo más amplio –la

integración-, Elias establece las bases deuna sociología de la configuraciónmundial. Examinar ésta reflexión es elobjetivo de las siguiente páginas.

I. Los vínculos de interdependencia

Siendo fieles con el pensamientode Elias, sin duda es muy discutiblecomenzar con una disociación de lasrelaciones de interdependencia de losprocesos de integración. Elias no sola-mente no distingue con claridad estosdos fenómenos sino que con frecuencialos articula4. Pero en ello no hay ningu-na negligencia sino más bien una hipó-tesis del “análisis sociológicoevolutivo”5, según el cual existe unadinámica masiva de la evolución socialque puede percibirse en los procesossociales de larga duración. La interde-pendencia es la expresión cambiantedel mundo social; la integración, elproceso que la trabaja y el sentido pro-bable de su orientación. Por supuestoes necesario matizar pero, básicamente,la interdependencia somete la evolu-ción social de las formaciones relacio-nadas a una “necesidad”. La integraciónno tiene entonces nada que ver conuna visión ideal –al mismo tiempoesperada y temida- de algunos desarro-llos internacionales. No obstante, deuna manera no determinada, la integra-ción esta inscrita en los vínculos deinterdependencia. En cierta forma hayuna relación de conexión, entre los

1 Profesor del Instituto de Estudios Políticos de París. Artículo Publicado en la Revue Française de Science Politique, 1995,45(2): 305-327.Traducción de Giovanni Molano Cruz, gracias a la amable autorización del autor y los editores de la RevueFrançaise de Science Politique. Con el apoyo del Programa Alban, programa de becas de alto nivel de la Unión Europea paraAmérica Latina. Beca No E04D041993CO.

2 Las más sobresalientes son Elias (1991a: 205-301; 1993: 69-174).3 Aunque alusiva, una excepción se encuentra en Badie y Smouts (1992: 114-121).4 Elias (1991a : 216)5 Elias (1991a : 287)

Page 3: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

176

procesos de independencia e integra-ción, que explica bastante bien que sudistinción tenga un interés secundarioen los propósitos de Elias. Pero paracontinuar es útil discutir antes algunosproblemas específicos.

A. Un Estado de hechoEl desarrollo de la interdepen-

dencia entre los Estados contemporá-neos, el fortalecimiento de los“eslabones de la red” en el siglo XX,revela en primer lugar una comproba-ción6. Los ideólogos del “mundialis-mo”, del “internacionalismo” o del“federalismo” se apropian de dichacomprobación para justificar el buenfundamento de sus compromisos, peroeso es un asunto que Elias pretendemantener radicalmente a distancia. Elsociólogo alemán solo quiere atenerse alos hechos. La intención merece serretenida en un campo donde reinacierto impresionismo. En efecto, si sedefine la interdependencia con OranYoung como “la medida con la cual losacontecimientos que ocurren en unaparte dada o en cierto componente delsistema mundial influencian (física-mente o por la percepción que de éltenemos) los sucesos que ocurren encada uno de los componentes del siste-ma”7, la identificación de esos aconte-cimientos, su frecuencia, su intensidady su influencia precisa son evaluadosfrecuentemente de una forma bastanteaproximativa. Lo relevante entonces esrealizar investigaciones empíricas fun-damentales para sacar “la interdepen-dencia” de aquello que aparece

finalmente como un lugar común quedescribe sin explicar.

No se reprochará a Elias el pasarrápidamente estas consideraciones. Suargumento está en otra parte. Pero situviéramos que explicar precisamentela especificidad de la interdependenciainternacional contemporánea, estaría-mos de acuerdo en que los hechos pre-sentados son bastante generales: eldesarrollo de los medios de comunica-ción y el incremento de la movimien-tos migratorios, es decir, unamultiplicación de los contactos provo-cada principalmente por las mutacionestecnológicas (y sus efectos perversos:problemas del medio ambiente y ries-gos de destrucción masiva). La com-probación, aunque poco satisfactoria,parece bastante atractiva como para noser compartida por toda la literaturaespecializada. La emergencia de un “sis-tema global” no dice nada sobre elnivel de independencia de sus compo-nentes –que estos puedan estar conec-tados o en relación no significa que loestén como lo demuestran esos espa-cios económicamente desiertos queson los países pobres- ni cómo esasrelaciones funcionan y con qué efectos.

Otra forma clásica de apreciar lainterdependencia internacional con-temporánea es subrayar el declive para-lelo de las soberanías. Incluso en elloElias no insiste sino que comparte laobservación8. Ahora bien, suponiendoque sea así, el declive de las soberaníasde los Estados parece relativamentedifícil de evaluar. Algunos autoresincluso han argumentado lo contrario:

6 Elias (1991a : 216).7 Young citado en Smouts (1987: 176).8 “Por todas partes en el mundo, las tribus pierden su función autónoma de unidades de supervivencia que se rigen por así

mismas.Varios Estados pierden en la multitud de creciente integración un gran parte de soberanía” en Elias (1991a: 217).

Page 4: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

177

G uillaume Devin

reinterpretado en una perspectiva his-tórica, el nivel actual de transaccionesinternacionales no sería tan espectacu-lar y consolidaría más bien las soberaní-as estatales9. Los Estados del mundoindustrial ya no son ciertamente esasentidades territoriales con caparazóncuyas primeras aperturas J. Hertz anali-zaba en los años cincuenta10. Pero pro-bablemente es demasiado esquemáticoasimilar su creciente penetración consu declive. En las relaciones complejasque unen los Estados y las firmas mul-tinacionales (FMN), los primeros sue-len ofrecer las garantías de estabilidadque atraen a las segundas, jugando asíun papel fundamental11.

De manera más general, lacuestión del “aumento de los flujostransnacionales”, que vendría a obje-tar la soberanía de los Estados12, debeser tomada con prudencia. Sin duda,notamos fenómenos transnacionales,pero ¿en qué medida son en realidadnuevos (las inversiones directas en elextranjero, los flujos migratorios, elcrimen organizado, etc)? ¿En quéconsiste su influencia real? ¿Cómodefinir su “eficacia”? Es sobresalientela falta de trabajos monográficos quepermitan hacerse una idea precisa deestos fenómenos13. Los trabajos sobrealgunos movimientos políticos, sindi-catos (con la excepción de la vertien-te comunista que se derrumbó) ogrupos religiosos muestran que el

impacto es débil (lo que no quieredecir nulo) y orientado principal-mente hacia la legitimación de lasunidades que los componen14. Lasredes de acción económica (bancos yempresas multinacionales) son proba-blemente más “penetrantes”, perotodavía son pocos los politólogos queestudian esta international businnessdiplomacy. En cuanto a las organiza-ciones no gubernamentales (ONG)–que no siempre están organizadassobre una base transnacional –susrelaciones e incluso su dependenciafinanciera frente a los Estados de ori-gen, complican la idea de nuevos“actores independientes”: AmnistíaInternacional (un ejemplo, citadovarias veces por Elias) es una figurarelativamente singular que no hay quegeneralizar tan apresuradamente.

Pero entendámonos, no se tratade negar la importancia de estos fenó-menos sino que, contrariamente a lasideas comúnmente aceptadas, las“cadenas de interdependencia” –reto-mando una expresión de Elias- no sontan fáciles de comprender. Si se quie-re escapar a las generalizaciones eintuiciones, la recolección y el análisisde los hechos de este “conjunto anó-nimo de mecanismos” siguen siendoel largo camino por recorrer. Es enesta dirección aparentemente modestaque las reflexiones de Elias deberíanguiar a los “internacionalistas”.

9 Thompson y Krasner (1989: 195-219). Hay que agregar que una integración regional más profunda puede ser interpreta-da como “un multiplicador de poder más que una desventaja para la soberanía” (Massart-Piérard 1993:190-192).

10 Herz (1957: 473-493).11 Véase, Stopford, Strange y Henley (1991).12 Badie y Smouts (1992 : capítulo 2).13 Los trabajos que componen la obra pionera de Keohane y Nye (1981) van en este sentido de un mejor conocimiento

empírico de los fenómenos transnacionales, sin embargo, parecen haber retenido menos la atención que el marco teóricoque hizo el éxito del libro.

14 Acerca de la cooperación transnacional partidaria véase Devin (1993).

Page 5: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

178

B. Etapas de aprendizaje Prolongar a la escala internacio-

nal la investigación sobre los fenóme-nos de interdependencia no consiste enacumular hechos desencarnados. Aquítambién las advertencias de NorberElias son valiosas. Porque la “sociedad”es precisamente aquella formación de“individuos”, estos no pueden ser trata-dos como una masa arbitraria e inerte,incluso si ellos mismos no son cons-cientes del alcance de los procesos enlos cuales están inmersos. La interde-pendencia es entonces tanto un revela-dor de mutaciones objetivas de larelación individuo-sociedad (nosotros-yo) como un lugar de descubrimientosdel trabajo histórico de los hombrespara vincularse entre si.

Bajo estas condiciones, no setrata solamente de registrar pasivamen-te las manifestaciones de interdepen-dencia de nuestras sociedadescontemporáneas, sino también de reali-zar esta investigación activa de recipro-cidad que es el fundamento de lasociabilidad y participa en el tejido dela interdependencia. Aunque se mez-clen elementos no controlados, la“experiencia” de los hombres juega unpapel creador: “Lo más frecuente esque de las experiencias más amargas, loshombres aprenden sus lecciones. Senecesitaron dos guerras mundiales parallegar a la creación de las débiles insti-tuciones centrales de la confederaciónde Estados en proceso de formación.Hoy la esperanza de muchos hombres,y tal vez incluso el objetivo de varios

de ellos, es que no sea necesaria laexperiencia de una tercera guerramundial para desarrollar las institucio-nes centrales de los Estado reagrupadosy aumentar así su propia eficiencia”15.

Sin embargo, la cuestión delica-da es saber cómo aprehender esta“experiencia”. ¿Que lugar darle en elproceso de toma de decisiones? ¿Quécredibilidad acordarle en la constitu-ción de una “memoria...que conservael saber adquirido y las experienciaspersonales de las fases anteriores parahacer de él las fuerzas activas del pedi-do de la sensibilidad y del comporta-miento de las fases ulteriores”16?

A decir verdad, los estudiosanglosajones otorgan desde hace tiem-po un lugar poco despreciable al papelde la “experiencia” y la “memoriageneracional” en la toma de decisionesde política extranjera17. A ello RobertJervis ha consagrado parcialmente unaobra que tiende, no obstante, a dismi-nuir el papel de la experiencia adquiri-da en las decisiones de políticainternacional18. Está claro que no setrata de dividir el individuo de su his-toria y de su medio para hacer de él un“sujeto” experimental. Al contrario,¿cómo despreciar el lugar dado a losestados afectivos, a las emociones, a losinstintos, al “desdoblamiento del yo” oa los “procesos de sublimación” en laestructura de la personalidad?19. Sonestas variables, correctamente ubicadasen las transformaciones permanentesde la relación “nosotros-yo”, que tam-bién es necesario retener para dar un

15 Elias (1991a : 221)16 Elias (1991a: 244)17 Para una revisión reciente de trabajos ver Levy (1994)18 Jervis (1976) 19 Véase Elias (1991a: 246, 260, 261, 263 y 269). Pero al respecto Elias (1991b) también es particularmente fecundo.

Page 6: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

179

G uillaume Devin

leerse entre otras como ilustracionesde este fenómeno. Allí se encuentranfácilmente varios de los ingredientessugeridos por R.Axelrod para facilitarlos “comportamientos cooperativos”,particularmente “aumentar la impor-tancia del futuro haciendo los encuen-tros más durables y más frecuentes”24:la cooperación es un proceso deaprendizaje que refuerza los lazos deinterdependencia.

Lo interesante en las reflexionesde Elias reside en el hecho de que elpapel del aprendizaje no tiene nada deobservación ingenua. Al contrario, esun proceso relacional decisivo quecontribuye a incrementar las posibili-dades de individualización humana y,de esta manera, la capacidad de acciónde los individuos en las relacionesinternacionales.

C. Nuevas modos de individualización Al igual que en el mundo anti-

guo la idea de un individuo fuera delgrupo es inimaginable, la idea de unaidentificación creciente entre los hom-bres es indisociable de la inserción cadavez más fuerte de las formaciones nacio-nales en una red universal de Estados.Esa es la hipótesis fuerte de Elias: “Elestablecimiento de la dominación deuna nueva forma de organizaciónhumana, más extendida y más compleja,va siempre de la par con un nuevoimpulso y una forma nueva de indivi-dualización”25. En otras palabras, Eliassuministra un principio de explicación

alcance explicativo a la experiencia y ala memoria en la adopción de tal com-portamiento o tal decisión. Pocoimportan las fronteras de las disciplinasconstituidas20. Todas las herramientasconceptuales son aceptables si demues-tran su pertinencia en el análisis delobjeto que pretenden dilucidar. Hayque recurrir a la “experiencia” o a la“memoria” de los individuos si se quie-re aprehender todos los factores queestuvieron en marcha en el proceso dereconciliación franco-alemana o expli-car todos los aspectos de una percep-ción diferenciada de algunas amenazaso incluso, como lo sugiere Elias, si sequiere determinar la creación de insti-tuciones mundiales después de las pug-nas guerreras.

Sin embargo, la experiencia o lamemoria no son el aprendizaje. Pueséste indica más, es decir el estableci-miento de procesos más o menos for-males que facilitan el conocimiento yel reconocimiento del otro. Los múlti-ples foros del sistema de la ONU ofre-cen esas experiencias institucionalesque, según Elias, representan tantas“etapas de un proceso de aprendiza-je”21. En esta socialización a escalainternacional hay investigaciones porhacer. Las “rondas” del GATT, las cum-bres del G-7, las sesiones de la CSCE,22

así como la “diplomacia parlamentaria”del COREPER23 de la Unión Europeao las numerosas prácticas de intercam-bios que se han desarrollado a partir deltratado franco-alemán de 1963, pueden

20 Elias es el hombre de un saber abierto.Véanse sus finos comentarios sobre la cuestión de la división de las disciplinas enElias (1991c:154-155; 1991d: 104).

21 Elias (1991a:221).22 Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa. [Nota del Traductor].23 Comité de Representantes Permanentes de los Estados miembros de la Unión Europea. [Nota del Traductor].24 Axelrod (1992 : 127-141).25 Elias (1991a: 222).

Page 7: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

180

mente, aunque de manera no progra-mada, en una entidad social de base. Esacerca de la emergencia de este nuevomarco de referencia para los estudios deciencias sociales que Norbert Elias nosinvita a reflexionar. El desarrollo de laperspectiva comparada en la investiga-ción de las ciencias sociales constituyeun índice del desplazamiento de lasmiradas hacia un nivel superior de sín-tesis. Como lo hemos dicho anterior-mente, el análisis minucioso – y nosolamente la comprobación- de losfenómenos de interdependencia iríaigualmente en este sentido.

En segundo lugar, porque laperspectiva de Norbert Elias excluyedar demasiada importancia a los objeti-vos oficialmente buscados por los acto-res en situación de interdependencia.No estarían de un lado las “buenas”redes, militando por los DerechosHumanos o cualquier otra forma de“solidaridad internacional” y, del otrolado, las “malas” redes jugando sobre lasdisparidades económicas o fiscalesentre los Estados y orientados hacia labúsqueda del máximo beneficio.Aunque esquemáticamente la oposi-ción puede tener un sentido frentenuestros ideales, aquí no es pertinenteporque desconoce el carácter amplia-mente no controlado de los procesosque estrechan “los tejidos de la red”.Cuando algunas empresas se encami-nan en la vía de la multinacionaliza-ción, reaccionan a determinadosimperativos (mejor rentabilidad de lafirma, conservación e incremento delas partes del mercado, aprovechamien-to de una ventaja específica, etc) sin

sociológica a las manifestaciones, más omenos difusas, de lo que él mismodenomina como “las primeras formasde una nueva ética universal”. La acti-vidad de la ONU, la defensa de losDerechos Humanos, el papel deAmnistía Internacional, la ingerenciahumanitaria son prácticas y representa-ciones de un nuevo “nosotros”, laexpresión de un “nuevo sentido de laresponsabilidad a escala mundial”26,cuya emergencia y desarrollo descansansobre una base concreta de fenómenosde interdependencia.

Esta proposición pone en dudapor lo menos dos lecturas que se pue-den hacer del aumento de las referen-cias a lo universal y del establecimiento,a penas perceptible, de una nueva rela-ción “nosotros-yo”. Porque, en primerlugar, desencanta la visión de que laidentificación de los seres – y más pre-cisamente en el mundo occidentalnuestra supuesta solicitud frente alotro- es solamente un asunto de prin-cipios, convicciones y voluntarismo.Sin duda, allí hay una parte no despre-ciable que se debe a lo que L.Kolakowsky llama “la tradición euro-pea de la autocrítica”27 . Pero el actoque consiste en suspender su juicio ycomprender al otro es tanto más activa-do por los vínculos objetivos de lainterdependencia que los individuos nosiempre han querido ni previsto. La rei-vindicación de los Derechos Humanosno siempre ha tomado la misma forma.Su internacionalización traduce ciertoestado de la configuración mundial, unestado transitorio en el cual el sistemade Estados se transforma progresiva-

26 Elias (1991a : 222).27 Kolakowski (1980) Véase particularmente el aparte sobre la antropología, ciencia social « europea por excelencia » (363).

Page 8: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

181

G uillaume Devin

poder anticipar con precisión la cade-na de interdependencias que la agre-gación de sus iniciativas va provocar.De la misma forma, cuando losEuropeos proponen la transformacióndel GATT en una OrganizaciónMundial de Comercio (OMC) másapremiante para neutralizar las even-tuales represalias comerciales de losEstados Unidos, refuerzan el entreteji-do de las interdependencias, incluso siese no es su objetivo principal.

Para ir más lejos, el uso honestoo cínico del recurso a las institucionesinternacionales y a los DerechosHumanos debe ser igualmente relativi-zado. Que los gobiernos camuflen suspolíticas de fuerza bajo ropajes presen-tables es una situación ofensiva perotambién es testimonio paradójicamentede la implosión de un nuevo marco dereferencia para la acción legítima. Nadanos dice que los tiranos no terminaranpor caer en esta red: ya pasó el tiempoen que Seku Touré anunciaba aAmnistía Internacional que la aplastaríacomo un mosquito. Hoy es preferibleresponder con cortesía “EstimadoSeñor, apreciamos muchísimo su traba-jo, pero en el caso aludido, le informa-mos que su información no esprecisamente exacta”28.

¿Es necesario concluir que elcompromiso de un nuevo sentido del“nosotros” conduce a los hombreshacia una nueva etapa de su civiliza-ción? A pesar de los matices y las pre-cauciones, esa es una de las hipótesis de

Norbert Elias29 –hipótesis optimista-,respaldada por la idea de que los víncu-los de interdependencia llevan en siuna superación de nuestras normas yfavorecen, en sus grandes orientacio-nes, una integración de los individuos aentidades más amplias, dotadas de capa-cidades superiores, así como la transfor-mación de su “economía física” en elsentido de un mayor autocontrol. Laintegración es entonces tanto la expre-sión, en un momento dado, de unarelación particular entre el individuo ysu grupo de referencia como un pode-roso movimiento que transforma con-tinuamente esta relación.

II. La dinámica de la integraciónFrente a la pregunta ¿en qué

mundo vivimos?, los especialistas derelaciones internacionales se dividenesquemáticamente en tres tendencias.La primera aprehende el sistema inter-nacional contemporáneo como domi-nado por los actores estatales y, a pesarde los cambios parciales, persiste enatribuirle un carácter fundamental-mente “político-militar y territo-rial”30. La segunda subrayaprincipalmente el aumento de losfenómenos de interdependencia, elpapel de las instituciones internacio-nales y de los actores transnacionalesorganizados, como prueba de la debi-lidad de la noción de fronteras, deldeclive de las soberanías nacionales yde la emergencia de una “sociedadmundial” o de un sistema global31. La

28 Citado por Besset (1991: 70).29 Véase particularmente las últimas páginas de Elias (1975: 316-318).30 Ver particularmente las tesis de Waltz (1979). Nuestro propósito no es clasificar los autores, con todo lo que tal reflexión

tiene de arbitraria. Simplemente limitamos de manera voluntaria (y arbitraria) nuestras referencias.31 Además de los trabajos de los “funcionalistas” y “neo-funcionalistas”, pueden consultarse los análisis de los “regímenes

internacionales” en International Organization (1982). Y para un enfoque “globalista” ver Omahe (1991); igualmenteDunning (1993).

Page 9: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

182

Elias es un desafío a nuestras rutinas depensamiento. Expresado de manerageneral, convoca a un ejercicio intelec-tual –Elias denomina este trabajo dedistanciamiento como un “ejerciciomental”33– que nos permite darnoscuenta que los objetos de estudio sobrelos cuales nos interesamos no soninmutables: individuo, Estado, relación“nosotros-yo” son conceptualizacionesque son cualquier cosa menos fijas. Másprecisamente se trata de demostrar que“una configuración debe ser salir deuna configuración precedente o inclu-so de toda una serie de configuracionesde un tipo bien definido, sin por ellodemostrar que esas primeras configura-ciones deben necesariamente transfor-marse en aquellas que siguen”34.

Desde el punto de vista que nosocupa, se trata entonces, ni más nimenos, de pensar el cambio en las rela-ciones internacionales. Esta cuestión esigualmente central entre los análisis delas relaciones internacionales contem-poráneas, incluso si todos no privile-gian las mismas variables. Según lasconcepciones “realistas” o “neo-realis-tas”, el origen del cambio no seencuentra en las estructuras sino en suscomponentes, es decir prioritariamenteen las transformaciones que afectan losactores estatales35. En cambio, y aunquela oposición sea voluntariamente suavi-zada para nuestro propósito, los enfo-ques transnacionalistas abogan por unexamen más minucioso de la compleji-dad del sistema internacional, es decir,

tercera tendencia de internacionalistaspropone una lectura multidimensionaldel sistema internacional contemporá-neo a través de la construcción de un“paradigma de la política mundial”que se caracteriza por la existencia deuna pluralidad de actores (guberna-mentales, inter.-gubernamentales, nogubernamentales) en situación de“interdependencia compleja”32.Confrontada a estos tres enfoques, laconcepción de Norbert Elias es almismo tiempo esclarecedora y pertur-badora. Establece en efecto un víncu-lo entre las tres lecturas articulándolasen una perspectiva evolucionista alargo plazo. Pero es precisamente estaevolución de un mundo de Estados“soberanos” en una integración globalmás reforzada, pasando por una confi-guración de interdependencias com-plejas, que genera duda, pues parecedemasiado simple y demasiado marca-da por cierta inclinación a las causasfinales. Sin embargo, la hipótesis esestimulante porque propone unamplio marco de interpretación demúltiples fenómenos aparentementedispersos y también es probable quesea una hipótesis que no ha tenidotoda la atención que merece por nues-tras propias debilidades para pensar lastransformaciones sociales en una largaduración.

A. Un movimiento a largo plazo En varios aspectos el “estudio

genético prospectivo” propuesto por

32 Keohane y Nye (1981: 371-398). Sobre la noción de “interdpendencia compleja” ver, de los mismos autores, (1977: 22-25).

33 Elias (1991d : 127).34 Elias (1991c).35 Waltz (1986: 343). Para Raymond Aron, siendo la primera característica de un sistema internacional “la configuración de

la relación de las fuerzas”, la transformación del sistema pasa por la redistribución de las fuerzas entre los diversos actores(estatales): la guerra es considerada como el momento esencial de esa nueva repartición de fuerzas,Aron (1962: 104-108).

Page 10: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

183

G uillaume Devin

principalmente la multiplicación delnúmero de sus actores y la gran movi-lidad de sus relaciones36. También esnecesario señalar que, en un ensayo desíntesis, James Rosenau trató a su turnode establecer una “teoría del cambio yde la continuidad” distinguiendo elnivel de intervención de los individuos(“parámetro micro” basado en unmundo “multi-céntrico”) de aquel delos Estados (“parámetro macro” defi-niendo un mundo “estado-céntrico”):la “turbulencia” del medio internacio-nal sería el resultado de la coexistenciaconflictiva de estos dos mundos37.

Resulta bastante difícil ubicar lareflexión de Elias entre estas orienta-ciones. Su intención no consiste, enefecto, en aislar alguna variable perti-nente para la explicación del cambio,sino más bien a investigar su dinámicaen el examen retrospectivo de lastransformaciones que han incidido enla larga cadena de configuracioneshumanas. No se trata entonces de rea-lizar oposiciones o distinciones entre“estructuras” y los “actores”, ni entre elnivel “micro” y “macro”, sino de expli-car cómo cada formación social “nacede la precedente”38. Siendo más preci-sos, para comprender la “sociedadinter-estatal” (término utilizado porElias) hay que considerar el proceso deformación del Estado. El Estado, por lomenos en el mundo occidental, secaracteriza por un lento desplazamien-to de poder de unidades inferiores–que se administran de manera autó-noma– hacia un nivel superior de la

monopolización de los medios decoerción física y de coacción fiscal39.Este desplazamiento no programado esuna respuesta a la competencia de uni-dades rivales –que constituyen unaamenaza potencial–, y concluye en ladefinición de “unidades de supervi-vencia” mas adecuadas en sus funcio-nes protectoras. Según Elias, la familia,la tribu y el Estado ilustran esas “uni-dades de supervivencia” que se hanimpuesto como esenciales en momen-tos dados de la historia de las ordena-ciones humanas. En consecuencia, elEstado no es una formación acabadasino un nivel intermedio de la mono-polización o, si se prefiere, un niveldeterminado de integración de unida-des interdependientes más pequeñas.La pregunta que surge entonces essaber si lo que pasa actualmente no es“algo completamente análogo con eldesplazamiento de las posibilidades depoder del nivel del Estado al nivel con-tinental o global”40. Los fenómenos deregionalización y globalización pare-cen tener este sentido.

En la regionalización, reflejadaparticularmente en la intención dehomogenización de los espacioscomerciales en Europa, América o elsudeste asiático, pareciera que se tratade una “estrategia de defensa contra elexterior. La multiplicación de acuerdosregionales es significativa al respecto:todos buscan protegerse contra laemergencia de bloques”41. Sin duda, lasexperiencias de cooperación regionalmás avanzadas, como la Comunidad

36 Keohane y Nye (1981); particularmente la introducción y la conclusión.37 Rosenau (1990).38 Elias (1991c: 187).39 Elias (1975) particularmente el primer capítulo “La ley del monopolio”.40 Elias (1991a).41 Badie y Smouts (1992).

Page 11: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

184

Europea, significan mucho más. Frentea problemas económicos y sociales queya no son completamente controladosen el plano nacional,42 la función pro-tectora del Estado resulta problemática.Los llamados a “una iniciativa de creci-miento” a un New Deal o a un“Programa de grandes trabajos”, quedurante mucho tiempo han sido ins-trumentos de reactivación económicapensados exclusivamente en el marconacional, son retomados a escala euro-pea y dan testimonio de un desplaza-miento de las posibilidades de acción aun nivel superior. Sumergidos en losdebates del momento y confrontados alos costos de la etapa de racionalizacióny reconstrucción comunitaria, nosresulta difícil tomar la distancia necesa-ria. Sin embargo, podría ser que la his-toria de la configuración europea (confronteras aún por definir) aparezcamucho más tarde como aquella de laemergencia de una nueva “unidad desupervivencia”43.

Además, las estrategias de la lla-mada globalización (dominio de latotalidad de las redes, de la concepciónde comercialización) adelantadas porunos actores económicos constituyenuna nueva forma de monopolizaciónde sectores, en beneficio de algunosexcluyendo de hecho a los más débiles.Esta reducción del número de los acto-res en los intercambios, denunciada en

Cartagena en 1992 por la octavaConferencia de Naciones Unidas parael Comercio y el Desarrollo, también esuna manifestación de las presiones inte-gracionistas ampliamente provocadaspor la situación de competencia. Otrosdesafíos (militares, ecológicos) dedimensión planetaria podrían conducira observaciones análogas a nivel mun-dial, incluso si frente a las debilidadesactuales de la “Organización Mundial”dicha perspectiva podría llevar al escep-ticismo. Pero probablemente Luis VI ElGordo y la Casa de los Capetos no per-cibieron mucho que estaban implica-dos en el lento proceso de lo que seríael Estado francés....

Si seguimos esta hipótesis detrabajo, primero hay que abandonar laidea de una distinción entre la evolu-ción que se desarrolla en el interior delos Estados y aquella de las relacionesentre Estados: las dos “se dejan tomaren las mallas de una sola y misma redteórica”44. El análisis sociológico evo-lutivo de Norber Elias, como la anota-mos inicialmente, suministra un campode encuentro entre los “internistas” ylos “internacionalistas”, sugiriendo aunos y otros congregar sus puntos devista: el consejo metodológico puedeparece clásico hoy pero su realizaciónes más bien rara y siempre difícil. ¿Elmismo Elias lo respetó para explicar Ladinámica de Occidente o, como algunos

42 Por ejemplo, “el empleo de uno de dos asalariados de la industria francesa depende hoy directamente de decisiones delocalización tomadas en una perspectiva transnacional” en Le Monde (5/10/93).

43 Varias de las motivaciones de los “candidatos a la ampliación” de la Unión Europea van en este sentido. El comentario esválido también para algunos Estados como Bélgica, de la cual es posible preguntarse si la nueva y frágil unidad federal noestá completamente suspendida al marco europeo que le otorga su fundamento. Cuando el Primer Ministro belga afirmaque “la Unión Europea es un elemento intrínseco del federalismo belga”, no hace más que constatar una realidad jurídi-ca. Es revelador que las elecciones de los tres Consejos Regionales de Bélgica son el mismo día de las elecciones europe-as, Dumont (1993: 111-119). De manera más general, será necesario esperar un poco más sobre el efecto paradójico de laconstrucción europea como proceso imperfecto en su planificación.Asumida y utilizada por los Estados como un mediopara reforzar sus capacidades, la construcción europea ha acelerado paralelamente el debilitamiento relativo de los espaciosnacionales.Ver Devin (1996).

44 Elias (1993 : 169).

Page 12: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

185

G uillaume Devin

señalan, privilegió “hipótesis internis-tas”?45 El reproche, no obstante, tropie-za con un malentendido: Elias no esmás “internista” que “externista”. Alcontrario, esa “separación mental” leparece “fundamentalmente falsa”46.Para él no se trata entonces de buscarlos juegos de influencia entre dos esfe-ras distintas sino de pensar el objeto deestudio como una red de relacionesmóviles que le otorgan una configura-ción particular en un momento dado.Dónde se detiene la cadena de interde-pendencias en la que están inscritosfenómenos tan diversos como las elec-ciones, los conflictos sociales y, másgeneralmente, la organización de unespacio institucional, es la única pre-gunta empírica que permite romper laimposición de fronteras a priori.También es la mejor manera dedemostrar a posteriori la consistenciareal de las preguntas que quedan.

Naturalmente esta preguntaconduce a establecer la existencia dediversos niveles de integración cuyoinventario habría que hacer, además deexaminar las zonas de complementa-riedad y conflicto. Sin embargo, sobreeste aspecto el trabajo de NorbertElias está inacabado y revela variasinterrogaciones.

Por una parte, tratándose delperíodo actual, ¿es suficiente distinguir,como lo sugiere Elias, tres o cuatroniveles de integración (cuya interrela-ción él no estudia): familiar, nacional,confederal y mundial47? Esta distinción,que tiene un fuerte tinte secuencial, esal mismo tiempo demasiado institucio-

nal y marcada por la historia occiden-tal. Le hacen falta otros espacios deidentificación y lealtad (etnia, comuni-dad religiosa, profesión, etc.) que pue-den contener los procesos deintegración competitiva; además redu-ce la diversidad de las trayectorias his-tóricas sobre el molde de la “dinámicade Occidente”. ¿Hay que entoncesrenunciar definitivamente a pensar lasdinámicas competitivas? Por otra parte,sean cualesquiera los niveles de integra-ción considerados, ¿se pueden resumirtodos en procesos de centralizacióncomparables a los estudiados porNorbert Elias en la fase de construc-ción del Estado-Nación? ¿La integra-ción –concebida como latransformación de unidades separadasen componentes de un sistema unifica-do– implica necesariamente la sub-cla-sificación y/o la decadencia deunidades antiguas en beneficio de unanueva “unidad de supervivencia? Elanálisis de las características de laUnión Europea ha llevado a algunosautores hacia otras pistas: la emergenciade una ordenación en diversos nivelesde poder que se refuerzan mutualmen-te48, o bien de una configuración enred, “nueva forma de organizaciónpolítica” sin soberano ni centro”49.Pero, podemos preguntar si a su turnoestas apreciaciones no pecan por defec-to de análisis sociológico evolutivo: loesencial consiste en comprender unmovimiento, una dinámica más que unestado dado y necesariamente provisio-nal de la configuración. Desde estepunto de vista ¿la orientación de la

45 Zolberg (1985 : 587).46 Elias (1991c : 209).47 Elias 1991a: 263).48 Wesler (1990: 238).49 Winckler (1992 : 25).

Page 13: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

186

evolución europea y comunitaria no vaen sentido de un nivel superior demonopolización? Acerca de la integra-ción de diversas estructuras administra-tivas al sistema provincial del ImperioRomano, M. Sartre señala que “elfenómeno necesito casi dos siglos”. Esverdad que los objetivos y mecanismosdel Imperio y de la Unión Europea noson muy comparables, pero el ejemploimperial romano recuerda “cuánto lalarga duración termina por modificarcada uno de los componentes y leimpone la marca del vencedor”50.Aunque la construcción europea sepresenta como un proyecto negociadoy consensual al servicio del biencomún, no podemos limitarnos a estavisión ideal y no hay razón para pensarque ella también contiene sus vencedo-res. Este aspecto merecería ser estudia-do más sistemáticamente (entre losEstados y en el interior de cada uno)para verificar si la integración europeaescapa o no al modelo de los mecanis-mos monopolistas.

Esta verificación, así como lacuestión de los niveles de integración,de su articulación y de su sucesión,giran en torno a la misma pregunta: ¿lasinterpretaciones propuestas porNorbert Elias no están “en buenamedida bañadas de un evolucionismoglobal”, como lo señala bruscamenteAnthont Giddens51?

Aquí tenemos que entendernossobre las palabras. Para Elias no hayorden programado ni etapas obligadas.

Él rechaza los modelos de configura-ciones continuas y no coloca las trans-formaciones sociales de larga duraciónen eje lineal. Pero afirma que los movi-mientos de la evolución social no seoriginan en algunas fuerzas misteriosasque los harían incomprensibles; hacenparte de una serie de posibilidades o deprobabilidades que solo se puedenexplicar y comprender a partir de laconfiguración de la cual surgen. “Eneste sentido –anota Elias–, el conceptode evolución se refiere entonces a unorden de filiación”52 .

Entre una continuidad quenunca está asegurada y una disconti-nuidad que nunca es total, el análisissociológico evolutivo mantiene enton-ces una relación muy ambigua con elevolucionismo. Si “toda evoluciónsocial esta sometida a una necesidad”,53

no toma necesariamente una dirección.Sin embargo, el margen es estrechocuando Norbert Elias hace de la “leydel monopolio” una ley fundamentalde las transformaciones sociales o cuan-do establece la integración como elnivel superior de resolución de las ten-siones de la tribu, de la organizaciónmundial. El conjunto se inscribe de losrestos en la perspectiva última, aunqueaccidentada, de la desaparición de lastensiones entre los Estados y dentro delos Estados, ¿no es esto el “fin de la his-toria”54? Al respecto lo único que pare-cería hacer obstáculo es la noconcomitancia entre el surgimiento denuevas “unidades de supervivencia” y la

50 Sartre (29 y 32).51 Giddens (1987: 301).52 Elias (1991c: 200).53 Elias (1991c: 198).54 En sentido diferente a Fukuyama, para quien la disminución de las tensiones –su gestión racional y no su desaparición

–solo puede ser satisfecha en el marco de la democracia liberal.Ver, Fukuyama (1992). Elias no hace de la naturaleza delos regímenes políticos una variable clave en la resolución de tensiones. Más adelante volveremos sobre este punto.

Page 14: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

187

G uillaume Devin

emergencia de un nuevo sentido del“nosotros”.

B. Un efecto de retraso.Por el carácter ampliamente no

controlado de los mecanismos de inter-dependencia se da un desfase entre eldinamismo de la integración y la per-cepción que de ella tienen los indivi-duos. Según Elias, se trata de un “efectode retraso” característico de la resisten-cia del “habitus social” de los indivi-duos frente al proceso de evoluciónsocial55.

El concepto de habitus social, ymás precisamente ese estrato particularque constituye el “habitus nacional”, noes muy explicado. Al parecer, se puedecomprender como la identificación delindividuo con un grupo de referenciapreciso (con una “unidad de supervi-vencia” dada) particularmente pormedio de un idioma y una escrituracomunes56. La emergencia de una uni-dad superior sometería esta identifica-ción a fuertes tensiones y provocaría laresistencia de los individuos, más aúncuando la primera consecuencia de taldesplazamiento de poder sería reforzarsu impotencia.

Sin duda, las resistencias expresa-das frente a la construcción europeapor los grupos sociales más vulnerablesson testimonio, entre otros ejemplos, deun sentimiento de expropiación y delreflejo de defensa que el mismo provo-ca. Pero, ¿se trata en realidad de un“efecto de retraso”? Tal efecto postulaun alineamiento más o menos a largoplazo, una asimilación progresiva de la

cual los últimos rebeldes serían comoobjetos de museo al estilo de las últimasreservas indígenas57. ¿No es necesariomás bien comprender los procesoscontemporáneos de integración regio-nal o mundial como fenómenos queproducen “efectos de fractura” entreaquellos que se regionalizan o se globa-lizan y aquellos que son excluidos ylanzados a la periferia? La “globaliza-ción” de la economía beneficia másparticularmente a algunos sectores (enposición dominante) y privilegia algu-nos espacios (aquellos del mundoindustrial y de algunos nuevos paísesindustrializados)58. La globalizaciónuniformiza tanto como amplía la dis-tancia entre diferentes naciones y lasdiferentes categorías de asalariados. Porun lado, los profesionales de las estrate-gias multinacionales, los familiares de laprospectiva internacional y las costum-bres de las formas de vida acomodadasy des-territorializadas. Por el otro, losasalariados de los sectores en decaden-cia, reestructurados o deslocalizados,para quienes la competencia interna-cional significa un factor de empobre-cimiento y marginación.

La extensión de los vínculos deinterdependencia y la recomposiciónsocio-económica que conlleva tienenentonces efectos diferentes según lasituación en la cual se encuentran losactores. Atracción, resistencia, a vecesindiferencia, con frecuencia una mez-cla. No es muy seguro que el análisis deestas tensiones avance mucho utilizan-do la categoría general y homogéneade “habitus nacional”. Esta categoría

55 Elias (1991a : 274).56 Elias (1991a : 239).57 Elias (1991a : 276).58 Grou (1990).

Page 15: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

188

reduce la diversidad de lealtades posi-bles que coexisten de manera equivocaen un individuo; y lleva a adoptar unaperspectiva funcionalista sobre la formade resolución de los desfases que seintroducen entre la situación vivida porlos interesados y aquella que se desarro-lla objetivamente. La alternativa no selimita probablemente a la sumisión o ladesaparición. La aventura de “reduc-ción” de los indios de América delNorte, que privilegia Elias para ilustrarsu argumento, es un ejemplo discutibleprecisamente porque se trata de unproceso de conquista deliberada, con suparte de premeditaciones y violencias.La dinámica de la integración puedepresentar una faceta menos agresiva opor lo menos negociada. Pero para ellohay que reconocer que la integraciónno es solamente el producto ciego delcálculo de intereses tomados bajo lalógica despiadada de la “ley del mono-polio”. Norbert Elias lo admite cuandoevoca los esfuerzos realizados para crearuna Organización mundial después delas dos guerras mundiales. Sin embargo,esta voluntad conciente y anticipadorade los actores no es considerada en suanálisis de los procesos sociales. Demanera general, los actores estarían másbien sometidos a la necesidad queorienta la evolución social y, más parti-cularmente en este caso, a la dinámicade la integración que alimentan invo-luntariamente con sus rivalidades.

Norbert Elias no da entoncesmucha importancia a las coyunturas y alas oportunidades que unas veces facili-tan y promueven, otras veces bloqueany deshacen, las relaciones de interde-pendencia. Sin embargo, estas relacio-nes deben ser consideradas con suscontingencias. La influencia de unacoyuntura internacional, la preocupa-

ción por aprovechar un recurso o ace-lerar una reforma políticamente costo-sa son ocasiones – y no solamentecompeticiones– que pueden favoreceruna fuerza integradora. Sin anticipar nidominar todos los efectos, es posiblepensarla, reivindicarla, pero tambiénimpugnarla como solución política y,por este hecho, hay que contar con unaparte de intención y argumentaciónmás o menos racional en su produc-ción.

De igual manera, las hipótesis deElias dan poco lugar a razones éticas(como alguna idea de paz) y simbólicas(como inscribir el nombre en laHistoria) que tal vez llevaron a algunosindividuos a iniciar primero y luego aapoyar un proyecto como el de la inte-gración europea.Al contrario, no se vepor qué las resistencias de algunos sereducirían a sus intereses objetivos sub-jetivizados, ¿cuáles son, por lo demás,aquellos intelectuales que se pronun-ciaron contra la ratificación del Tratadode Maastricht? ¿Deben verse en susreacciones un efecto de histéresis o sepuede considerar que esos “no”, comotantos otros, se deben a objetivosemancipadores que no pasan necesaria-mente por la construcción de “laEuropa económica y monetaria”?

Más generalmente, la aproxima-ción de Elias ignora el papel que lopolítico puede jugar en la gestión de lastensiones desatadas por aquello que esconsiderado como una fase aguda deintegración, es decir, la expropiaciónentre algunos grupos sociales. Lasmodalidades de esta gestión no son, deninguna manera, secundarias; introdu-cen un margen de autonomía en dondelos actores pueden escoger ordenar lastransiciones y amortiguar los enfrenta-mientos o, por el contrario, mantenerse

Page 16: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

189

G uillaume Devin

en una política de fuerza. Un pacto deasociación no es un pacto de sumisión,aún cuando los límites no estén claros.Al no tener en cuenta esta dimensión,Elias no nos suministra ninguna expli-cación sobre esas minorías que resisten,duran y encuentran un lugar menosinquietante en un proceso de integra-ción, precisamente porque este procesotermina por imponerse sin aplastartodas las periferias. Situación que no es,por supuesto, equivalente a los desenca-denamientos de odios que se mantie-nen vivos después de largos períodos deintegración forzada y discriminaciónmás o menos oficial. Es allí, en losmodos de acompañamiento y acomo-dación de los procesos de integración,que se instalan bien las fragilidades.

C. Un proceso reversible Si en la historia de las configu-

raciones humanas, el proceso de inte-gración aparece “masivo” no es porello regular. Mejor aún, debe conside-rar movimientos parciales de desinte-gración que, acumulados, puedeneventualmente llevar a invertir la ten-dencia59. La importancia que Elias da aestas discontinuidades, las dudas que leprovocan en su interpretación de nues-tro futuro, son testimonio de unavoluntad por evitar cualquier especiede explicación a partir de las causasfinales. No obstante, la argumentaciónsería más convincente si las observa-ciones de Elias sobre los movimientosde desintegración no representaranuna verificación a contrario de un

movimiento más general de integra-ción. La guerra es el mejor ejemplo.Punto de ruptura entre algunas unida-des en un momento dado, la guerra noes en efecto “lo contrario de la paz”sino la ocasión de un proceso de paci-ficación de unidades más extendidas60,en resumidas cuentas una manifesta-ción de “la ley del monopolio”. Enotras palabras, a pesar de los horroresque la acompañan, la guerra sería unadiscontinuidad funcional en relacióncon la dinámica más profunda y ampliade la integración.

Este esquema funcionalista (sinduda bien presente en Elias) no parecevalido en su generalidad extrema. Laguerra no se resume a una empresa decontrol creciente de un nivel a otro. Laguerra puede, por el contrario, acelerarla desintegración de los actores máspoderosos y la fragmentación del siste-ma sin que por ello se dé una extensiónconcomitante del monopolio militar,como de ello da testimonio la desinte-gración del Imperio Romano de occi-dente bajo la fuerza de las invasionesbárbaras. La guerra puede tantoaumentar como reducir el número deactores; la historia contemporánea estámás bien en el primer caso.

A decir verdad, Elias nos parecedemasiado elíptico sobre estos “movi-mientos parciales de desintegración”.Por un lado, está el riesgo de guerraampliamente provocado por el “dilemade la seguridad” (J. Hertz)61 en el cual elpoder de resistencia y el poder de agre-sión son indisociables y que conduce

59 Elias (1991a: 128).60 Elias (1975: 316).61Debido a la estructura anárquica y competitiva de las relaciones inter.-estatales, cuando un Estado refuerza su seguridad,

necesariamente genera inquietud en otros Estados. (Hertz 1951). [Nota del Traductor].

Page 17: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

190

común es recordar que la forma delEstado-nación no es eterna, pero másaún, son los vínculos entre estos movi-mientos contradictorios que quedan pordescubrir.

Además no es muy satisfactoriomantener una concepción demasiadounificada de los actores cualquiera quesean. Pues ese tipo de enfoque conducea pensar sus transformaciones de unamanera homogénea y solo algunos desus componentes pueden ser considera-dos en el fenómeno estudiado. La inte-gración económica, por ejemplo, noafecta de la misma forma todas las regio-nes dentro de un Estado, algunas sonprivilegiadas por los actores económicos(Flandes, el Norte de Italia, por ejemplo,en los países de Europa occidental) locual puede agravar las tensiones intra-nacionales además de acelerar un doblemovimiento de descomposición nacio-nal y de recomposición nacionalista64.

En resumen, es en la relaciónintegración / desintegración –histórica-mente ubicada- entre los actores y encada uno de ellos que hay que buscar laslíneas de fuerza de los cambios interna-cionales, más que en su orientacióndominante invertida, más o menos, porfactores turbulentos. De lo contrario, yel reproche es válido para Elias, nosacercamos a la doctrina finalista.A pesarde los matices y las precauciones, el aná-lisis queda impregnado por la certeza deuna dirección general del movimiento65,

los Estados a amenazarse entre si62. Peroen esta hipótesis es finalmente el movi-miento de integración que continúa sucamino. Por otro lado, y allí está paraElias la única amenaza real de inver-sión, hay resistencia de las antiguasidentidades colectivas en fase de serexpropiadas en un nivel superior deintegración. Pero ¿por qué “el efecto deretraso” sería superado en algunos casosy en otros no? ¿Por qué “la tenacidadde las estructuras de la personalidad”corre el riesgo de vencerlo en el pasajedel nacional al post-nacional si ellahabría sido vencida en el paso de latribu a la nación? La noción de “habitusnacional” siempre merecería desarrollosmás amplios para justificar este poderde obstrucción. Norbert Elias es élmismo inconstante: cuando privilegiael polo de la resistencia como cuandola orientación domina la integración63.

De hecho, aquí se tocan los lími-tes de la explicación histórica en los tér-minos de un modelo de interpretaciónmás global. Para comprender los cam-bios es necesario, como ya lo anotamos,restablecer el alcance específico de lascoyunturas. Estas pueden facilitar simul-táneamente las tendencias a la integra-ción en algunas regiones del mundo yde los fenómenos de implosión de otraspartes, ¿cómo explicar en algunos casosla desintegración de algunos actoresestatales y en otros su superación enestructuras más vastas? El único rasgo

62Una relación de interdependencia en la amenaza y el temor característicos de una situación de “doble vínculo” que defi-ne incluso ampliamente las relaciones inter.-estatales por oposición a las relaciones intra-estatales. Este punto es amplia-mente desarrollado en Elias (1993).

63 “Hay bastantes ocasiones para que la tenacidad de las estructuras de la personalidad, que se oponen a la presión de la inte-gración a un nivel superior, gane en el pasaje de unidades nacionales a la formación de Estados continentales o, en todocaso, post-nacionales” (Elias 1993: 288). Sin embargo, en el mismo texto (277) Elias sostiene: “Como proceso de evolu-ción no programada, la fuerza de la integración actual es bastante más poderosa para que las unidades sociales, incluso losindividuos aislados, puedan sustraerse durablemente”.

64 La misma observación es valida para regiones que contienen varios Estados, véase el punto de vista de Omahe (1993)65 Elias (1975 : 304).

Page 18: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

191

G uillaume Devin

que corregir la orientación un pocofinalista de Norbert Elias para retenerde sus trabajos una reflexión, másactual que nunca, en el análisis de ladinámica de la evolución social segúnun eje integración / desintegración68.Continuar por esta vía, sugerida másque verdaderamente seguida porElias, contiene varias cuestiones quenos limitaremos a esbozar a guisa deconclusión.

III. Por una sociología de la configuración mundial

El concepto de configuración,central en la sociología de NorbertElias, es un hilo conductor del cualpodemos servirnos con utilidad.Sabemos que el concepto no apunta apensar “el individuo” y “la sociedad”como dos figuras disociadas. La confi-guración hace énfasis en la existenciade dos niveles de observación diferen-tes pero inseparables por su interpene-tración: los individuos (o, de manerageneral, los “jugadores”) y la red deinterdependencia en la cual están ins-critos (“el juego”). Considerando laconfiguración como “la figura globalsiempre cambiante que forman losjugadores”, el análisis internacional noesta entonces excluido de ningunamanera. Al contrario, esta completa-mente implicado en tres tipos de cues-tiones que revela esta conceptualización.

A. La identificación de los actores¿Cuáles son los “jugadores”? La

pregunta, ya clásica para los estudiososde las relaciones internacionales, es

que debería no obstante ser un objetoconstante de demostración a salvo decaer en un enfoque normativo que pre-cisamente se había querido evitar.

Esta observación revela unacuestión importante de alcance aúnmás general: al contrario de lo queNorbert Elias ha planteado como pos-tulado inicial, no es seguro que la dis-tinción, de origen positivista, entre losaspectos empírico (o explicativo) ynormativo sea perfectamente sosteni-ble. Como lo muestra K.-G. Giesen“toda teoría de las relaciones interna-cionales, incluyendo la teoría supuesta-mente solo explicativa o empírica,contiene una dimensión ética queempero esta implícita o, en otras pala-bras, encubierta precisamente por elpostulado del status lógico diferenciadode dos tipos de teorías”66. De ello no seescapa el trabajo de Elias aplicado a lasrelaciones internacionales. Su dimen-sión ética, bien resumida en la conclu-sión de La dinámica de Occidente, seencuentra con el ideal de un mundosin tensiones ni contradicciones entrelos hombres y que se confunde con el“proceso de civilización”. Más cerca dela experiencia vivida, el sentimiento deElias de no pertenecer a ningún país enparticular –“en el fondo soy europeo”67

– tampoco proviene completamente deuna percepción aguda de los fenóme-nos de interdependencia y de unainclinación personal por la construc-ción de un mundo sin fronteras...

Hechas estas reservas sobre un“corte epistemológico”, menos nítidode lo que parece, probablemente hay

66 Giesen (1992: 8).67 Elias (1991d: 94).68 Es según este mismo eje que se ordenan los escenarios a largo plazo elaborados por la Comisión general del Plan bajo la

dirección de J-B de Foucauld (1993)

Page 19: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

192

ignorada por Elias. El Estado, tomadocomo “unidad”, es privilegiado, lo cualpodría llevar a pensar que Elias hace deél un actor homogéneo y casi exclusi-vo, a la manera de la tradición realista69.Varios desarrollos van en este sentido,particularmente la forma de concebirla inseguridad internacional como elproducto del “dilema de seguridad” delos Estados o la integración post-nacio-nal como un proceso de agregaciónque se desarrolla entre Estados.

Sin embargo, es en un sentidobien diferente al que conduce el concep-to de configuración. El Estado, al igualque las relaciones entre Estados, funcio-na como una red de interdependenciasque supone múltiples iniciativas y allíreintroduce en consecuencia la idea deuna pluralidad de jugadores y entreEstados. Esta idea es esencial, no soloporque corresponde a fenómenos obser-vables (papel de actores económicos,cre-cimiento de organizaciones nogubernamentales, etc), sino porque lascondiciones mismas del juego depen-den, en parte, del número más o menosgrande de jugadores.70

No obstante, el reconocimientode numerosos jugadores no es suficientepuesto que es necesario el examen de suautonomía y de su capacidad, es decir, dela consistencia propia para darles la cali-dad de “actores significativos” en las rela-ciones internacionales. Allí hay unamplio campo de investigaciones empí-ricas que, interrelacionado con el de losfenómenos de interdependencia, todavíaes poco estudiado. En este campo losdebates sobre la soberanía del Estado

–¿debilitado? ¿en declive? ¿consolida-do?–, acerca de la emergencia de una“nueva diplomacia” (en su campo deacción, sus objetivos, sus relevos) o sobrelas dinámicas de integración no puedenencontrar más que precisión y rigor.

En tercer lugar, al lado de la plu-ralidad y la capacidad de los jugadoresestá el espacio de sus lógicas de acción.Para limitarnos solamente a los Estados,¿podemos menospreciar, en el análisis delas relaciones internacionales, los princi-pios de legitimidad que reivindican, lasformas de organización que adoptan, enuna palabra sus “regímenes”? La respues-ta negativa de Raymond Aron, que hacede los regímenes políticos una de lasvariables discriminantes de los sistemasinternacionales (homogéneos / hetero-géneos), conserva toda su pertinencia siconsideramos que se trata de definirtipos ideales que la realidad histórica soloofrece de manera imperfecta71. Es verdadque la mínima intensidad de conflictosen un “sistema homogéneo” tambiénpuede explicarse por una red más com-primida de interdependencia (vínculosreligiosos, alianzas matrimoniales, inter-penetración institucional), pero proba-blemente esa red es favorecida porconductas de moderación provenientesde un conjunto de reglas, de creencias yprácticas que, a su turno, puede más omenos servir útilmente como relacionesde interdependencia y así sucesivamente.Como en la cuestión de saber quién fueprimero el huevo o la gallina, es vanoignorar la causa del efecto. Pero ello nosignifica ignorar la influencia ideológicae institucional en la formación de la red

69 Esta proximidad “paradigmática” es completamente compatible con la hipótesis de una superación post-nacional delEstado, que algunos enfoques “realistas” no han excluido, véase Morgenthau (1954: 9).

70 Una de las variables que encontramos en los modelos de juego estudiados por el mismo Elias (1991c: capítulo 3).71 Aron (1962 : 108-113).

Page 20: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

193

G uillaume Devin

de las interdependencias. ¿Es necesario irmás lejos y preguntarse si la aptitud parala paz y, de manera más general, para unproceso de integración negociada yequitativa es más satisfactoria por este oaquel régimen? Al respecto, la literaturaespecializada ha abordado el caso de lasdemocracias liberales sin llegar a unaconclusión72. Sin duda Raymond Aron yNorbert Elias habrían tenido respuestasdiferentes pero, en nuestra opinión, noexcluyentes.

B. El análisis de las relaciones de inter-dependencia

Haciendo énfasis en las relacionesde interdependencia que constituyen loque son los actores,Elias invita a abando-nar la cuestión de “la” libertad o, en eltema que nos interesa, de “la” soberaníapara abordar la cuestión de los márgenesque le quedan a la libertad individual o ala soberanía de los Estados73.

De hecho, desde sus primerasmanifestaciones, la soberanía externade los Estados ha estado limitada por lade los otros Estados. La soberanía inter-na ha resistido mejor, pero también espenetrada hoy por múltiples fenóme-nos transnacionales a tal punto queinvalida, en la realidad y en el análisis, laidea de una separación interno / exter-no. Sin volver a la cuestión de saber siesta situación debilita necesariamentela capacidad de los Estados afectados,podemos admitir provisionalmente“que ser soberano y dependiente noson condiciones contradictorias”74, loque significa que todos los Estados sonmás o menos dependientes. Pero, sin

duda, la generalidad de esta proposiciónno es satisfactoria pues no hace másque postergar dos cuestiones esenciales.

La primera, clásica, trata del con-cepto de poder sobre el cual Elias, alasignarle una dimensión fundamental-mente racional, parece ser un precursorde las tesis de interdependencia. Sinembargo, no va más allá y no profundizala tesis hasta llegar a sostener la existen-cia de múltiples jerarquías de podersegún los riesgos de los actores afectados.En una perspectiva de largo plazo elaspecto que retiene su atención es lainestabilidad de las “balanzas de poder”entre “pequeños y grandes” Estados y, enconsecuencia, de su evolución posible75.Privilegiando los actores estatales como“unidades”activas y renovando una con-cepción substancial del poder, se une asía la corriente de los grandes frescos his-tóricos sobre la evolución de las relacio-nes entre potencias, más que renovar lainvestigación sobre el poder en las rela-ciones internacionales.

La segunda cuestión, que se des-prende del estado inestable, conflictivo,de toda configuración, consiste endeterminar los lazos que existen entrelos grados o las formas de desequilibrioy de tensiones, y el modo dominante deinterdependencia que une los actores.Convendría entonces examinar si pode-mos aislar relaciones de dependenciaespecíficas según los tipos particularesde integración (dirigista, libre-cambista,sectorial, regional, mundial, etc.). Enotras palabras, no podemos limitarnos aconstatar la presencia “fluctuante” derelaciones de fuerza en cualquier confi-

72 Véase Russett y Starr (1992: 189-192 y 373-402).73 La imagen es tomada de Elias (1991a: 220).74 Waltz (1979: 88-89).75 Elias (1991d: 176).

Page 21: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

194

guración; porque es precisamente elcarácter ambivalente y / o contradicto-rio de la interdependencia – su vertien-te “rosa” y su vertiente “oscuro” comodice S. Hoffman76- que genera inconve-nientes. Recordando que la interdepen-dencia es un campo de tensiones, Eliasno nos dice mucho entonces acerca delas condiciones en que puede conside-rarse como factor de cooperación ofactor de conflicto. Es precisamentesobre estos efectos políticos inciertos delos lazos de interdependencia que seapoya la investigación77.

C. La definición de las identidades colectivas

Al mezclar de manera muy cerca-na los lazos de la interdependencia y ladinámica de la integración, corremos elriesgo de olvidar que la interdependen-cia no es la integración. Este punto esesencial porque lleva a preguntarse sobreaquello que desarrolla el sentido del“nosotros” y, al mismo tiempo, sobre loque hace la identidad de un grupo: ¿setrata únicamente de un efecto de losvínculos de interdependencia llevados acierto nivel? Elias no es muy explicito.

Una primera dificultad se refiere ala noción de interdependencia cuyocontenido empírico necesitaría, como yalo hemos señalado,mucha más precisión.La interdependencia política del antiguo“bloque del Este” no dio lugar a ningu-na identidad común, habría más bienconsolidado las identidades nacionales.Al contrario, la interdependencia políti-ca, económica y militar de los países deEuropa occidental ha sido mucho másfecunda (en el sentido de la integración)preparando quizás las premisas de una

“identidad europea”. ¿Cómo explicarestas diferencias? Sin duda, como lo sos-tiene Norbert Elias, la percepción de unaamenaza exterior común es un ingre-diente de peso en la emergencia de un“nosotros”. Probablemente tal percep-ción favoreció la construcción europeaasí como la falta de la misma explica ladifícil construcción de un “nosotros” anivel de la humanidad. Sin embargo, laexplicación a partir de la amenaza es par-cial; pues sortea los focos de convergen-cia previos que generan entre algunosgrupos una “percepción común” relati-vamente durable y, a falta de los cuales, el“nosotros” solo es una construcción for-mal presta a desmoronarse ante el míni-mo aflojamiento. En otras palabras, paraque una amenaza sea percibida comocomún es necesario que exista un modocomún de definición y evaluación delpeligro. Lo contrario también es admisi-ble de tal forma que las secuencias sonindisociables y que la construcción de un“nosotros” depende tanto de la amenazaexterna como de la calidad particular delos vínculos de interdependencia suscep-tibles de ser activados.Además,una com-plementariedad mutuamente ventajosa,una forma de igualdad y una gestiónrelativamente respetuosa de los interesesimplicados en los lazos de interdepen-dencia, constituyen ciertamente las con-diciones de consolidación del“nosotros”, incluso si no han sido condi-ciones de emergencia necesarias.

La consideración de este aspecto“cualitativo” se opone a una concepciónmecánica del paso de la interdependen-cia a la constitución de un “nosotros”.Así mismo –segunda dificultad–, suponela hipótesis de una pluralidad de opcio-

76 Hoffman (1985: 690-694).77 Milner (1992).

Page 22: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

195

G uillaume Devin

“los internacionalistas” a inscribir sustemas de estudio en un triple movimien-to: en una evolución de larga duración,en la red de vínculos que hace de losfenómenos internacionales fenómenossociales y en la vasta configuración quese dibuja ante nuestra mirada.Lo esencialestá en la designación de las relaciones deinterdependencia y en el examen másminucioso posible de sus efectos.¿Podemos descubrir así una superacióndel Estado-nación? ¿Se da así una “pro-gresión de identificación entre losseres”80? En este punto, sin embargo, lasvariables consideradas por Norbert Eliasparecen menos convincentes en razónde su carácter general y homogeneizan-te: un mundo de Estados pensados como“unidades activas”, una lógica ciega de lamonopolización, identidades colectivaspoderosamente integradas y lealtadesunívocas. Más importante aún, la parteque conviene atribuir a los modos degestión es considerada como desprecia-ble. Ahora bien, sin poder decir másaquí, es necesario anotar que es toda lacuestión de la autonomía de lo políticoque queda en el movimiento, muy pro-blemático, de la interdependencia a laintegración.

BibliografíaAron, Raymond. 1962. Paix et

Guerre entre Nations. Paris : Calmann-Levy

Axelrod, R. 1992. Donnant, don-nant. Théorie du comportement coopératif.Paris : Odile Jacob

Badie, Bertrand y Marie-ClaudeSmouts. 1992. Le retournement du monde.

nes y reintroduce el juego de los actores,tratándose de sus resistencias y,más gene-ralmente, de su capacidad para definirobjetivos y ponderar el sentido de lasevoluciones posibles. Este abanico deposibilidades abre la vía al uso ambiva-lente de las obligaciones y a la politiza-ción de alternativas presentadas comoineludibles. Ahora bien, a fin de cuentasNorbert Elias considera poco estadimensión que, por una parte, mezcla laevaluación de los cálculos, la influenciade los argumentos, la eficacia de los sím-bolos78, y por la otra, hace parte amplia-mente de la creencia de un “nosotros”pero sin darle un contenido inmutable niperfectamente homogéneo. En este casotambién la historia de la construccióneuropea suministra una rica compilaciónde estrategias, de justificaciones y demitos que cubren el proceso de múlti-ples significaciones y hacen del “noso-tros” europeo un objeto“multi-identificado”79. ¿No es por estarazón que una identidad común a nivelde la humanidad es necesariamentelaboriosa? Menos por la ausencia deamenazas exteriores comunes –que exis-ten– que por la diversidad de las inter-pretaciones de las cuales es objeto y quesolo es el reflejo de los múltiples posicio-namientos y tensiones que la componen.

A Norbert Elias le agradaba pen-sar que había abierto nuevos caminos deinvestigación: la comprensión de las evo-luciones de la configuración mundial noes la más pequeña de sus ambiciones.Allíla interdependencia juega un papel clavepresionando, no sin conflicto, la tenden-cia hacia niveles superiores de integra-ción. La hipótesis es estimulante. Invita a

78 Definidos como medios de comunicación y orientación, pero que Elias no analiza desde un punto de vista de sus usos yde capacidades políticas. Elias (1992 : 97).

79 F. Massart-Piérard (1993 : 223).80 Elias (1991a : 222).

Page 23: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

N orbert Elias y el análisis de las relaciones internacionales

196

Sociologie de la scène internationale.Paris : Presses de la Fondation Nationalede Science Politique, Dalloz. 114-121

Besset, J-P. Amnesty International.1991. La conspiration de l’espoir, Paris, Ed.du Félin

Devin, G. 1993. L”Internationalesocialiste. Paris: FNSP

Devin, G. 1996. L’Europe politique.Paris: La Découverte

Dumont, G-H. 1993. La Belgique.Paris: PUF

Dunning, J.H.1993.The globaliza-tion of bussines. London: Routledge

Elias, Norbert. 1975. LaDynamique de l’Occident. Paris :Calmann-Lévy

Elias, Norbert. 1991a. “Les trans-formations de l’équilibre ‘nous-je’” en:La société des individus. París :Fayard.205-301

Elias, Norbert. 1991b. Mozart,sociologie d’un genie. Paris: Seuil

Elias, Norbert. 1991c. Qu’est-ceque la sociologie? Paris: Ed. De l’Aube

Elias, Norbert. 1991d. NorbertElias par lui-même. Paris, Fayard

Elias, Norbert. 1992. The symboltheory. Londres: Sage

Elias, Norbert. 1993. « Lespêcheurs dans le maelström » enEngagement et distanciation. París: Fayard.69-174

Foucauld, J-B de. 1993. LaFrance et l’Europe d’ici 2010. Paris: LaDocumentaion française

Fukuyama, Francis. 1992. La Finde l’histoire. Paris: Flammarion.

Giddens, A. 1987. La constitutionde la société. Paris : PUF

Giesen, K. G. 1992. L’éthique desrelations internationales. Les théoriesanglo-américaines. Bruxelles: Bruyant

Grou, P. 1990. L’espace des multi-nationales. Paris : Reclus-LaDocumentation Française

Hertz, John. 1951. PoliticalRealism and Political Idealism. Chicago:Chicago University Press

Herz, J.H. 1957. “Rise anddemise of the territorial state” enWorld Politics, 9 (4): 473-493

Hoffman, S. 1985. “L’ordreinternational” en Grawits, M. y J. Leca(dir.) Traité de science politique. Paris:PUF

International Organization, 36(2), 1982

Jervis, R. 1976. Perception andmis perception in international politics.Princeton: Princeton University Press

Keohane, R.O. y Nye, J.S. 1977.Power and Interdependence. World politicsin transition. Boston: Little Brown

Keohane, R.O. et Nye, J.S. 1981.Transnational relations and world politics.Cambridge: Harvard University Press

Page 24: NORBERT ELIAS - biblat.unam.mx

197

G uillaume Devin

Kolakowski, L. 1980.“Où sont lesbarbares ? Les illusions de l’universalis-me culturel” en Commentaire, 11, autom-ne 363-373

Le Monde (5/10/93). Investir enFrance. Rapport du Commissariat general auplan.

Levy, J.S. 1994. “Learning andforeign policy: sweeping a conceptualminefield”, International Organization(48) 2: 279-312

Massart-Piérard, F. 1993. L’Europeen tous ses états. Entre mythe et contraintecommunautaire? Bruxelles: Bruylant

Milner, H. 1992. “ Commercemondial. Une nouvelle logique desblocs”, en Z. Laidi (dir), L’ordre mondialrelâché. Sens et puissance après la guerre froi-de. Paris:Presses de la Fondation nationalde science politique, Berg. 131-153

Morgenthau, H. 1954. Politicsamong the nations. New York: Knopf

Omahe, K. 1991. L’entreprise sansfrontière: nouveaux impératif stratégiques,Paris, InterEditions

Omahe, K. 1993.“The rise of the regionState”, Foreign Affairs, (2): 78-87

Rosenau, J.N. 1990. Turbulence inWorld Politics.A theory of change and conti-nuity. Princeton: Princeton UniversityPress

Russett, B. y H. Starr. 1992. Worldpolitics. The menu for choice. New York:W.H. Freeman and Co

Sartre, M. “L’Empire Romaincomme modèle”

Smouts, M-C. 1987.“L’organisation internationale: nouvelacteur de la scène internationale ? », enKorany B. et al. Analyse des relations inter-nationales, Montreal, Ed. Gaëtan Morin

Stopford, J., Strange, S. y Henley,J.S. 1991. Rival states, rival firms.Competition for world market shares.Cambridge: Cambridge UniversityPress

Thompson, J.E. y Krasner, S.D.1989.“Global transactions and the con-solidation of sovereignty”, en Czempiel,E.O. y Rossenau, J.N. (eds.) Global chan-ge and theoretical challenges. Lexington:Lexington Books. 195-219

Waltz, K. 1979. Theory of interna-tional politics. Reading:Addison-Wesley

Waltz, K. 1986. “Reflection on‘Theory of internatinoal politics’: a res-ponse to my critics”, en: Keohane, R.(Ed.) Neorealism and its critics. New York:Columbia University Press

Wesler, W. 1990. «Administrative interaction », en Wallace,W. (Ed.) The dynamics of European integra-tion. Londres: Pinter

Winckler, A. 1992. “L’Empirerevient”, Commentaires, 57, printemps

Zolberg,A.1985.“L’influence desfacteurs ‘externes’ sur l’ordre politiqueinterne” en Grawitz, M. y J. Leca (dir.)Traité de science politique. Paris : PUF