sociologia fundamental - norbert elias

186

Upload: fanny-mujica

Post on 16-Nov-2015

152 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Elias

TRANSCRIPT

  • El inters de este libro radica en su propsito central: ofrecer al lector unaintroduccin general a la sociologa con todos los elementos que le son propios perosin caer en las matrices prefiguradas (individuo, sociedad, comunidad,familia, rol, etc.) que la identifican como ciencia social pero que a la vezconstituyen sus ms serias trabas conceptuales. Se trata, pues, de una sociologafundamental en la medida en que apunta a los procesos e incidencias de lainteraccin social en una instancia, si se quiere, precategorial del conocimiento.Colocado en esta posicin, Elias busca una nueva definicin de lo social y para ellopropone en este libro distintos accesos, por medio de modelos de juego, entramadosy figuraciones, y concibe nociones tales como distanciamiento, monopolizacin,desplazamiento, que supone aptas para redisear la representacin actual de lasociedad.

    2

  • Norbert Elias

    Sociologa fundamental

    ePub r1.0diegoan 24.08.14

    3

  • Ttulo original: Was ist Soziologie?Norbert Elias, 1970Traduccin: Gustavo MuozDiseo de cubierta: Marc Valls

    Editor digital: diegoanePub base r1.1

    4

  • E

    Prefacio

    n mi opinin, el camino que se invita a recorrer al lector en estas pginas es en comparacin con otras introducciones a la sociologa poco usual. No se le

    van a presentar en el sentido habitual rbricas como individuo y sociedad o individuo y comunidad ni tampoco como estatus , rol , sistema social , alternativas de accin , y cosas similares. Digo cosas intencionadamente.Pues sobre todo en el idioma alemn expresiones con las que no puede aludirse sino aprocesos se coagulan con demasiada facilidad en algo parecido a rgidasconstrucciones, cajones y cajas en las que pueda uno llevarse algo a casa. Estecarcter cosificador del lenguaje tradicional y consiguientemente tambin denuestras operaciones de pensamiento se elude aqu. Se va a hablar de lasinterrelaciones de las que nosotros mismos formamos parte aun antes de nuestronacimiento como reconoce incluso la jurisprudencia, en las que actuamos conms o menos limitaciones, sin que podamos librarnos de ellas, pero tampoco sin queesas interrelaciones puedan librarse de nosotros. Se hablar adems de la nointencionalidad con que procesos, particularmente procesos entrelazados entre s, seponen en marcha, se mantienen, estimulan o frenan. Procesos que nadie ha querido , de los que nadie puede decir que los ha planeado. Procesos cuyadinmica no es orientada por ningn deus ex machina a meta alguna, que carecenpropiamente de meta y que puede perfectamente extinguirse.

    Se hablar as, de interrelaciones entrelazadas que producen a los hombres y queson producidas por estos.

    De la comprensin de estas interrelaciones entrelazadas comprensin a la queesta pequea obra solo puede aportar modelos depender lo que los hombreshagan de ellas y, con esto, lo que hagan de s mismos. La ceguera de principio de lasinterrelaciones entrelazadas puede romperse si los hombres son ms clarividentes.Una sociologa, un pensamiento sociolgico, que se vuelva a poner en movimientopuede ayudar en esta empresa.

    D. CLAESSENS

    5

  • E

    Nota previa

    n una introduccin a la sociologa, cuando uno se aparta un tanto de los caminostrillados y se esfuerza por ayudar al lector a pensar de nuevo los problemas

    bsicos de la sociedad, no hay otra alternativa, en principio, que confiarse a la propiaconciencia. Empero, siempre se depende de la ayuda de otras personas, de suestmulo y aliento. No me es posible mencionar aqu a todos los que de una u otramanera me han asistido en la realizacin del presente trabajo. Pero quisiera sealarexpresamente al editor de la serie, profesor Dieter Claessens, a quien dedico estelibro, al Sr. Doctor W. Lepenies, que vindoselas con un autor algo difcil yescasamente dispuesto a acortar su manuscrito, encaj este con gran habilidad ytacto en el formato preestablecido de la serie, y a Volker Krumrey, quien me aporttambin ayuda sustancial y buen consejo en la elaboracin del manuscrito. Tambinquiero manifestar el agradecimiento cordial que debo a mis amigos y colegas EricDunning, J. J. Goedsbloem y Hermann Korte por los estmulos y consejos que meimpartieron. Finalmente, no quisiera eludir la expresin de mi reconocimiento aleditor, el Sr. Dr. M. Faltermaier, cuya paciencia somet en alguna ocasin a duraspruebas.

    NORBERT ELIAS

    6

  • S

    Introduccin

    i se quiere entender de qu trata la sociologa hay que ponerse previamente ensituacin de interpelarse mentalmente a s mismo y de hacerse cargo de uno

    como una persona entre otras. La sociologa se ocupa de los problemas de la sociedad y no cabe duda de que todo aquel que reflexione acerca de la sociedady la estudie forma parte de ella. Pero con mucha frecuencia en la reflexin sobreuno mismo se suele permanecer en un estadio en el que se es consciente de uno slocomo alguien situado frente a otros entendidos como objetos . A menudo se sienteque nos separa de ellos un abismo insalvable. La percepcin de una separacin deeste gnero, propia de esta fase del proceso de autoconciencia, encuentra suexpresin en muchas conceptualizaciones y muchos giros lingsticos quecontribuyen a hacer de ella algo completamente obvio y a reproducirla y reforzarlasin tregua. As, por ejemplo, se habla de la persona y su medio, del nio y su familia,del individuo y la sociedad, del sujeto y los objetos sin apercibirse siempre de que lapersona forma parte tambin de su medio , el nio de su familia, el individuo de lasociedad, el sujeto de los objetos. Si se analiza ms de cerca se comprueba, porejemplo, que el llamado medio de un nio est constituido en primer trmino porotras personas, como el padre, la madre y sus hermanos. Lo que conceptualmenteestablecemos como la familia , no sera tal familia sin los hijos. La sociedad,que con tanta frecuencia se opone mentalmente al individuo , est integradatotalmente por individuos y uno de esos individuos es uno mismo. Pero nuestrolenguaje y nuestros conceptos estn configurados en gran medida como si todo loque queda fuera de la persona individual tuviese carcter de objetos y adems,como suele pensarse, carcter de objetos estticos. Conceptos como familia o escuela se refieren evidentemente a conjuntos de personas. Pero el tipo habitualde nuestras configuraciones terminolgicas y conceptuales las hace aparecer comosi se tratase de objetos de la misma ndole que las rocas, los rboles o las casas. Estecarcter cosificador del lenguaje tradicional y, consiguientemente, tambin denuestras operaciones mentales referidas a grupos de personas interdependientes, a losque posiblemente pertenece uno mismo, se pone tambin y muy especialmente demanifiesto en el propio concepto de sociedad y en la manera como se reflexionasobre ella. Se dice que la sociedad es el objeto en cuya investigacin seesfuerzan los socilogos. En realidad, este modo de expresarse contribuye y nopoco a dificultar el acceso a la comprensin del campo de tareas de la sociologa.

    El modelo mental que tiene la gente a la vista cuando piensa sobre la relacinentre s misma y la sociedad coincide frecuentemente con la siguiente figura:

    7

  • Figura 1: Esquema bsico de la imagen egocntrica de la sociedad.En el lugar de familia , escuela , industria o Estado pueden aparecer

    figuraciones como universalidad , ciudad , sistema y un sinnmero de otrasms. Sean cuales fueran, el esquema bsico tpico de la conceptualizacinpredominante de tales agrupaciones sociales y de la experiencia propia que seexpresa en ellas coincide en gran medida con la figura reproducida, que presenta a lapersona individual, al yo individual rodeado por figuras sociales concebidasconceptualmente como si se tratase de objetos ms all y extraos al yoindividual. Entre estos conceptos se cuenta tambin contemporneamente el de sociedad .

    La comprensin de las tareas de la sociologa, de lo que usualmente se designacomo su objeto , queda facilitada si se reorienta de acuerdo a la siguiente figura laimagen propia de lo denotado por el concepto de sociedad y la relacin de unomismo con la sociedad :

    8

  • Figura 2: Una figuracin de individuos interdependientes[1] (familia, Estado,Grupo, Sociedad, etc.).

    La figura sirve para ayudar al lector a quebrar idealmente la dura fachada deconceptos cosificadores que actualmente obstruye en gran medida el acceso de laspersonas a una clara comprensin de su propia vida social promoviendoconstantemente la impresin de que la sociedad est compuesta de figurasexternas al y o , al individuo singular y que este est simultneamente rodeado porla sociedad y separado de ella por una barrera invisible. En lugar de esta visintradicional aparece, como se ve, la imagen de muchas personas individuales que porsu alineamiento elemental, sus vinculaciones y su dependencia recproca estnligadas unas a otras del modo ms diverso y, en consecuencia, constituyen entre sentramados de interdependencia o figuraciones con equilibrios de poder ms omenos inestables del tipo ms variado como, por ejemplo, familias, escuelas,ciudades, capas sociales o estados. Cada uno de estos individuos es, cmo se expresaen trminos objetivadores, un ego o un yo . Uno mismo se cuenta entre estosindividuos.

    Para comprender de qu trata la sociologa es preciso como se ha dichoentenderse a s mismo como una persona entre otras. En principio esto suena atrivialidad. Pueblos y ciudades, universidades y fbricas, estamentos y clases,familias y grupos profesionales, sociedades feudales y sociedades industriales,estados comunistas y estados capitalistas, todos son redes de individuos. Uno mismose cuenta tambin entre estos individuos. Cuando se dice mi pueblo, mi universidad,mi clase, mi pas , se est expresando esto. Pero igual que hoy se asciende del planocotidiano en el que tales expresiones son completamente usuales y comprensibles alplano de la reflexin cientfica, la posibilidad de hablar de todas las figuras socialesen trminos de ma , tuya , suya o aun nuestra , vuestra y suya

    9

  • queda fuera de consideracin. En lugar de esto, habitualmente se habla de todas estasfiguras como si existiesen no solo fuera y ms all de la propia persona que habla,sino fuera y ms all de las personas individuales en general. En este tipo dereflexin, el planteamiento del gnero: aqu estoy yo o tambin aqu estn losindividuos singulares y all las figuras sociales, el entorno social, queme rodeana m mismo y a todo yo individual en general aparece como inmediatamenteconvincente y plausible.

    Los motivos para ello son diversos; aqu nos contentaremos con indicar tan solo enqu direccin han de buscarse. De una importancia especial, en este sentido, es lapresin especfica que ejercen las figuras sociales, constituidas por las personas eninteraccin, sobre esas mismas personas. Esta presin se explica automticamenteporque se confiere a las figuras una existencia , una objetualidad, fuera y ms allde los individuos que las constituyen. La cosificacin y deshumanizacin de lasfiguras sociales que se da en la reflexin, favorecidas por la tnica predominante deformacin de las palabras y los conceptos, conduce a su vez a la peculiar metafsica de las figuras sociales que se usa tanto en el pensamiento cotidianocomo en el sociolgico y a la que pertenece, como una de sus expresiones msrepresentativas, la representacin simbolizada en la figura 1 de la relacin entre individuo y sociedad .

    Esta metafsica adems, tiene mucho que ver con la natural proyeccin demodos de pensamiento y lenguaje desarrollados y acreditados en la exploracincientfica de la dimensin fsico-qumica de la naturaleza a la investigacin de loscontextos sociales de los individuos. Antes de que fuese posible un acceso cientfico alos hechos naturales, los hombres se explicaban los imperativos de la naturaleza, a losque se sentan expuestos, recurriendo a los instrumentos de lenguaje y pensamientoderivados de la experiencia de la coaccin ejercida por los hombres entre s. Hechosque nosotros interpretamos hoy como manifestaciones fsico-qumicas de lanaturaleza el sol y la tierra, las tempestades y los terremotos se losrepresentaban segn el modelo de sus experiencias humano-sociales inmediatas, yasea directamente en trminos de personificacin, o bien como emanacin de lasacciones e intenciones de personas. El paso de este pensamiento mgico-metafsicoal pensamiento cientfico acerca de los aspectos fsico-qumicos del mundo se basen buena parte en el retroceso de estos modelos heternomos e ingenuamenteegocntricos de explicacin y en la transferencia de sus funciones explicativas aotros modelos de pensamiento y lenguaje ms ajustados a la existencia de unalegalidad inmanente a estas interrelaciones de acontecimientos.

    En el esfuerzo por aproximar las interrelaciones de la actuacin humano-social anuestra propia comprensin y por procurarnos un fondo cada vez mayor de saber

    10

  • fiable acerca de esas interrelaciones precisamente esto se cuenta entre las tareasprincipales de la sociologa, nos vemos confrontados hoy con una tarea anloga deemancipacin. Tambin en estos terrenos se encuentran los hombrespermanentemente expuestos a la accin de eventos coactivos y tratan deexplicrselos para, con la ayuda de este saber, acceder a un mejor control del ciegocurso de esas fuerzas coactivas normalmente carentes de sentido, destructivas ycausa de sufrimiento y poder dirigirlas de tal modo que su curso se cobre menosvidas, cause menos estragos y sea menos absurdo. La tarea de ampliar y hacer msfiable la comprensin de estos elementos coactivos en general y el saber acerca deellos en cada campo especfico de investigacin se sita, por consiguiente, en elcentro del trabajo terico y de investigacin de la sociologa. El primer paso en estecamino no es, en apariencia, especialmente difcil. No es difcil acceder a la idea deque las fuerzas coactivas sociales que tratamos de conceptualizar son coacciones quelos hombres ejercen sobre s mismos. Pero en cuanto se intenta avanzar a partir deaqu en la comunicacin reflexiva se constata que el aparato social de lenguaje ypensamiento orientado al cumplimiento de estas tareas de pensamiento ycomunicacin slo nos ofrece o bien modelos ingenuos y egocntricos, esto es, decarcter mtico-mgico, o bien modelos propios de la ciencia natural. Los primerosse encuentran en todos los casos en los que las personas tratan de explicarsecoacciones que se basan sobre la peculiaridad de figuraciones constituidas por ellasmismas junto con otras tan slo a partir del carcter personal o de los objetivos eintenciones personales de otros individuos o grupos de individuos. Esta exclusinenormemente frecuente de la propia persona o del propio grupo de la explicacin defiguraciones constituidas por uno mismo junto con otros es una de las muchas formasde manifestacin del egocentrismo ingenuo o, lo que es lo mismo, delantropomorfismo ingenuo que todava hoy se hace perceptible por doquier en elpensamiento y en el lenguaje relativo a los procesos sociales. Adems, se combinande mltiples maneras con modos de pensamiento y expresin que se aplican a laexplicacin de regularidades sociales, pero cuyo modelo est constituido por modosde pensamiento y por un lenguaje coherentes con la explicacin de las regularidadesnaturales.

    En el proceso de cientifizacin del pensamiento acerca de lo que hoy, en tantoque interrelaciones de la naturaleza inerte, delimitamos netamente de lasinterrelaciones humano-sociales, se ha producido una transferencia de trminos yconceptos, inicialmente acuados en el contexto de la investigacin cientfica de lasrealidades naturales fsico-qumicas, que se han difundido y han entrado a formarparte del lxico y del fondo conceptual cotidianos de la sociedad europea. As,palabras y conceptos que obtuvieron su perfil actual primariamente en lainvestigacin de esas realidades naturales, son a menudo transferidas, sin el menor

    11

  • reparo, a la exploracin de las interrelaciones humano-sociales. Al igual que lasdiversas formas de manifestacin del pensamiento mgico-mtico, contribuyentambin lo suyo al mantenimiento de la inadecuacin, reiteradamente observada, demuchos modos de pensamiento y de expresin de curso corriente para lacomprensin de los problemas de las ciencias humanas y al bloqueo del desarrollo deun pensamiento y un lenguaje ms ajustado a la especfica peculiaridad de lasfiguraciones humanas.

    As, entre las tareas de la sociologa se cuenta no slo la investigacin y laexplicacin de las regularidades especficas a que se encuentran sometidos loshombres en determinadas sociedades o grupos empricamente observables, o en lassociedades en general, sino tambin librar al pensar y al hablar acerca de talesregularidades de sus ataduras a modelos heternomos y desarrollar poco a poco, ensustitucin de la terminologa y conceptualizacin acuadas atendiendo arepresentaciones mgico-mticas o bien a representaciones cientfico-naturales, otrasque se ajusten mejor a la peculiaridad de las figuraciones sociales formadas porindividuos.

    Hacer esto sera ms sencillo si ya actualmente se pudiese presuponer unaimagen clara de la fase correspondiente de la emancipacin respecto de los viejosmodos de pensamiento y expresin mgico-mticos y del desarrollo de nuevos y msapropiados instrumentos en el ascenso de las ciencias de la naturaleza. Pero no eseste el caso. Precisamente porque muchos de los conceptos bsicos del conocimientocientfico natural lentamente desarrollados se acreditan persistentemente como mso menos adecuados en la observacin y manipulacin de procesos naturales fsico-qumicos, aparecen a los ojos de sus herederos como algo dado. Las palabrascorrespondientes, los modos de pensamiento y las categoras cientfico-naturales,aparecen como algo tan evidente que se imagina que toda persona las posee de pors. Representaciones como la de una causalidad puramente mecnica o la de unalegalidad natural no intencional, carente de finalidades y de plan, que una larga seriede generaciones humanas han ido lenta y trabajosamente desarrollando, en unadificultosa labor intelectual y de observacin y al precio de duras luchas en las queno pocas veces se pona en juego la propia vida, a partir de representaciones ymodos de pensar antropomrficos y egocntricos, y que finalmente a partir de eliteslimitadas han invadido el pensamiento y el lenguaje cotidianos de colectivos socialesenteros, aparecen a los ojos de las generaciones posteriores sencillamente como lasrepresentaciones y los modos de pensar correctos , racionales o lgicos .Dado que continuamente se acreditan en una medida relativamente elevada en elobservar y el actuar, ya no se cuestiona cmo y por qu ha adquirido una medida talde adecuacin el pensamiento humano en relacin con este plano determinado de

    12

  • integracin del universo.Se deriva de aqu tambin el que este desarrollo social del pensamiento y la

    expresin acerca de las regularidades del acontecimiento natural haya sidodescuidado hasta ahora en tanto que problema de la investigacin sociolgica. Larepresentacin filosfica esttica del conocimiento cientfico como una forma deconocimiento humana eterna bloquea casi por completo la pregunta por lasociognesis y la psicognesis de los modos de pensamiento y representacincientfico-naturales, pregunta que sera la nica que hara posible avanzar haciaexplicaciones de esta reorientacin del pensamiento y la experiencia humanos. Hoyes habitual que la cuestin sea sofocada antes de que se plantee al contraponerlacomo meramente histrica a la cuestin llamada sistemtica , Pero estadistincin misma es un ejemplo de la insuficiencia de los modelos propios de laciencia natural para captar los procesos sociales a largo plazo, uno de los cuales es lacientifizacin del pensamiento. Estos procesos son algo muy distinto de lo que hoy secontrapone en tanto que mera historia de la ciencia a un sistema cientficosupuestamente inmutable, de modo anlogo a como antao se contrapona la historianatural de la investigacin del sistema solar, que se supona inmutable.

    Responde este bloqueo de los problemas de los procesos sociales de desarrollo alargo plazo a la ausencia hasta hoy de una exposicin representativa de lareorientacin social a largo plazo del lenguaje y el pensamiento de las sociedadeseuropeas, en cuyo centro figura el ascenso de las ciencias de la naturaleza. Unaexposicin as sera necesaria para conseguir una imagen ms clara y ms plsticade esa transformacin. Si existiese sera ms sencillo hacer comprender que la tareaque se impone hoy tambin en la sociologa, en una fase nueva de la experiencia y lareflexin, en permanente acoplamiento con el caudal creciente de la investigacinemprica concreta, consiste en dejar de lado muchos modelos tradicionales depensamiento y de saber y desarrollar en su lugar, en el curso de las generaciones,otros instrumentos de lenguaje y pensamiento ms adecuados a la peculiaridad de losproblemas que plantean los entramados humanos.

    La emancipacin respecto de las representaciones heternomas, ingenuamenteegocntricas o ligadas a la ciencia natural y de los correspondientes lenguajes ymodos de pensamiento no es de ninguna manera ms sencilla de lo que fue la tareacorrespondiente en el caso de la ciencia de la naturaleza hace dos o tres centurias.Sus exponentes tuvieron que luchar primero y ante todo contra los modelos mgico-mticos institucionalizados de representacin y pensamiento; en el presente, losexponentes de esta emancipacin a que nos referimos ahora han de prevenirsetambin contra el uso heternomo de los modelos, no menos slidamenteinstitucionalizados que son propios de la ciencia natural.

    Aun cuando se sea hasta cierto grado conscientes de que la coercin social es un

    13

  • tipo de coercin ejercida por los hombres entre s y sobre ellos mismos, confrecuencia resulta apenas posible defenderse de la presin social de articulacionesterminolgicas y conceptuales que presentan las cosas como si esa coercin, comoen el caso de los objetos naturales, fuese ejercida por objetos exteriores a loshombres sobre esos hombres. Muy a menudo se habla y se piensa como si no solo lasrocas, las nubes y las tempestades sino tambin los pueblos y los estados, laeconoma y la poltica, las relaciones de produccin y los desarrollos tecnolgicos,las ciencias y los sistemas industriales, as como otras muchas creaciones socialessimilares, fuesen datos extrahumanos que ejerciesen a partir de una legalidad propiay soberana situada ms all de toda accin u omisin humana esto es, como medio circundante o sociedad en el sentido de la figura 1-coercin sobre cadahombre, sobre cada yo . Muchos de los sustantivos que se utilizan en las cienciassociales como en la vida cotidiana estn constituidos como si hiciesen referenciaa objetos fsicos, objetos visibles y tangibles situados en el espacio y en el tiempo,presentes con independencia del conjunto de los humanos.

    No obstante, no queremos decir con esto que ya actualmente sea posible avanzaren el trabajo terico y de investigacin prescindiendo de recursos terminolgicos yconceptuales de este orden. Por mucho que podamos ser conscientes de su insuficiencia en muchos casos no hay todava medios ms adecuados para elpensamiento y la comprensin. Todo intento de liberar consecuentemente demodelos heternomos de lenguaje y pensamiento el patrimonio lingstico ycientfico del que nos servimos para explorar los entramados configurados por loshombres, las figuraciones sociales, y de sustituirlos por modelos de lenguaje ypensamiento ms autnomos estara en principio condenado al fracaso. Haytransformaciones sociales que, en todo caso, solo pueden realizarse como seriesevolutivas a largo plazo, abrazando a muchas generaciones. Esta es una de ellas.Exige, desde luego, muchas innovaciones en el lenguaje y los conceptos. Peroprecipitndola solo se conseguira comprometer los niveles actuales de comprensin.No cabe duda de que, en determinadas condiciones, algunos trminos nuevos puedenimponerse y frecuentemente con mucha celeridad en la interaccin social entrelos humanos. Pero la inteligencia de los nuevos modos de expresarse y de pensar nose desarrolla nunca sin conflictos con los ms antiguos y acreditados; requiere unareorganizacin de la percepcin y del pensamiento de muchas personaninterdependientes en una sociedad. Un reaprendizaje y un cambio as en elpensamiento de muchas personas, incluyendo su habituacin a todo un conjunto denuevos conceptos o al nuevo sentido de viejos, requiere habitualmente una sucesinde dos o tres generaciones y, con harta frecuencia, un periodo an ms prolongado.Sin embargo tal vez facilite y acelere tambin una reorientacin as el hecho de quela tarea conjunta a realizar est clara. Aproximarnos a esta clarificacin es el

    14

  • cometido que nos proponemos aqu.Quiz la misma referencia a las dificultades y a la lentitud de una tal

    reorientacin del pensamiento y el lenguaje relativos a la sociedad d ya una ideadel tipo de coerciones a que los hombres se someten entre s. Que esas coercionessociales representan fenmenos absolutamente singulares no sera tan difcil deentender si nuestro pensamiento y nuestro lenguaje no estuviesen tan llenos comoestn de palabras y conceptos como necesidad causal , determinismo , leycientfica y otros, concebidos sobre el modelo de experiencias en el mbito de lasciencias naturales fsico-qumicas. De improviso se trasladan en los hbitoslingsticos a campos de experiencia de otro tipo, entre otros tambin al constituidopor el entramado humano que denominamos sociedad, porque se ha perdido laconciencia de su vinculacin con la investigacin de series de sucesos fsico-qumicos, de tal manera que aparecen como conceptos completamente generales yen parte incluso, con harta frecuencia, como representaciones apriorsticas deinterrelaciones de hechos inscritas en todas las personas como parte de su razninnata con anterioridad a toda experiencia. Por regla general faltan, para empezar,sencillamente los conceptos adecuados al tipo de interrelacin y tambin a los tiposde coercin, cuy o perfil se quiere delimitar en otros mbitos de experiencia. Se havisto en el ejemplo sealado. De qu conceptos especiales y distintivos disponemoshoy para expresar clara y difanamente que las coerciones que ejerce el uso de unlenguaje comn sobre el hablar y el pensar de cada persona en su relacin con lasotras personas son de un tipo diferente a, por ejemplo, la fuerza de gravedad quede modo legaliforme precipita de nuevo al suelo una pelota lanzada a lo alto? Lassociedades cientficas poseen quizs un campo de juego mayor que otros tipos desociedad para la introduccin de innovaciones lingstico-conceptuales. Pero aun enellas esa cancha tiene limitaciones. Cuando se somete a un exceso de tensin laelasticidad de ese campo de juego, no solo se corre el peligro de perder la posibilidadde entenderse con otros hombres; con el control por otros del propio pensar y hablarse corre al propio tiempo el peligro de perder tambin el control sobre s mismo y, deesta manera, perderse en lo indefinido, en fantasas y jugueteos ideales. Conducir laspalabras y los conceptos por entre los poderosos modelos de la fsica y la metafsicaes difcil.

    No hay, por tanto, que esperar demasiado de un solo libro. El discurso de unareorientacin e innovacin tan radical como la que empieza a anunciarse hoypausadamente en los esfuerzos en torno a la investigacin sociolgica de lasinterrelaciones sociales no puede depender slo de la capacidad imaginativa einventiva de un nico individuo. El trabajo de un solo hombre puede ayudar en estesentido. Pero una reorientacin de este gnero depende de los esfuerzos convergentesde muchas personas, y en ltima instancia de la marcha del desarrollo social global,

    15

  • de la evolucin del entramado humano en su conjunto. Un fuerte empujnprocedente de la reorientacin intelectual puede influir sobre la marcha deldesarrollo social global, en el caso de que la tendencia fluctuante del reparto de podery de las correspondientes luchas de poder no bloqueen y ahoguen por completo la reorientacin. La particular dificultad de la situacin actual de las ciencias sociales,como en su tiempo la del pensamiento cientfico-natural en su secular perodo inicial,estriba en que la posibilidad del trnsito a un pensamiento menos fantasioso y mscercano a la realidad es ms reducida cuanto mayor sea la furia y el apasionamientode esas luchas es tanto ms incontrolable cuanto ms fantasioso y alejado de larealidad sea el pensamiento del hombre. El breve perodo de evolucin hacia unpensamiento natural ms ajustado a la realidad en la Antigedad y su decadenciaparalela al ascenso de una nueva y poderosa ola de mitologizacin en conexin conla decadencia de los estados ms pequeos y autorregidos sustituidos por los grandesestados imperiales es un ejemplo de la fragilidad de los comienzos tempranos yvacilantes como la transicin de un pensamiento social utpico a uno cientfico en lossiglos XIX y XX. El peculiar crculo vicioso en que nos encontramos constituye unade esas regularidades forzosas que requieren una ms cuidadosa exploracin.

    La referencia a l puede bastar, en este contexto, para poner ms en claro unaspecto de todo proceso de cientifizacin que no es hoy siempre objeto de la atencinque merece.

    Una singularidad que distingue al tipo cientfico de adquisicin de conocimientodel precientfico consiste en la mayor vinculacin a las cosas y a la realidad delprimero; consiste en que el primero ofrece a los hombres la posibilidad de distinguir acada paso mejor que antes entre representaciones fantasiosas y representacionesajustadas a la realidad. Esto puede parecer a primera vista un enunciadoexcesivamente simple. Pero la fuerte ola de nominalismo filosfico que sigueinundando y oscureciendo al pensamiento epistemolgico ha desacreditado en algunamedida el uso de conceptos como realidad o hecho . No se trata aqu en modoalguno de especulaciones filosficas, sean de tipo nominalista o positivista, sino deuna constatacin epistemolgica que puede comprobarse a travs de observacionessingulares y, en su caso, revisarse. Antiguamente los hombres imaginaban que laLuna era una divinidad. Hoy poseemos, de hecho, una representacin ms ajustada ala realidad, ms realista. Maana puede que se descubran todava contenidosfantasiosos en la representacin actual y que se desarrolle una imagen ms ajustadaa la realidad de la Luna, de todo el sistema solar y de la Va Lctea. El nivel de lacomparacin, el elemento comparativo, es importante en esta afirmacin: con l seconducen las ideas salvando los dos escollos filosficos estticos del nominalismo y elpositivismo en la corriente del desarrollo a largo plazo del pensamiento y el saber. Dela direccin de esta corriente es de lo que se habla cuando se destaca, en tanto que

    16

  • una peculiaridad de la cientifizacin del pensamiento y de la adquisicin deconocimiento, la transformacin en el sentido de una reduccin de los contenidos defantasa y de un incremento de los contenidos ajustados a la realidad. Para calibrarlos cambios en el equilibrio, en la proporcin y peso relativos de las imgenes defantasa y de las imgenes de realidad en las representaciones standard de lassociedades humanas, se precisara una investigacin ms detenida de la que esposible llevar a cabo aqu. Ambos conceptos tienen muchas capas. El concepto deimagen fantasiosa, por tomarlo slo como ejemplo, puede referirse a los sueosnocturnos individuales, a las ensoaciones y los deseos, a las fantasas, que adquierenuna conformacin artstica, a las especulaciones filosfico-metafsicas, a lascreencias o a las ideologas colectivas y a muchas otras cosas.

    Pero hay un tipo de fantasa, a saber, aquellas que son simultneamentecontenidas y fecundadas por el contacto estrecho con las observaciones factuales,que juega un papel completamente insustituible en el proceso de cientifizacin y dela progresiva conquista de la realidad por el hombre. Los filsofos nominalistas queeluden insertar en sus consideraciones y elaborar conceptualmente la complejarelacin entre fantasa y realidad, difcilmente pueden estar en condiciones deexplicar a su audiencia cmo es posible que la creciente cientifizacin delpensamiento relativo a contextos extrahumanos aumente tambin las probabilidadesdel hombre para, en constante realimentacin, conseguir en la prctica quedisminuy an los riesgos que esos desarrollos entraan para el hombre mismo yencaminar an ms derechamente esos desarrollos a sus propios objetivos. De quotra manera, por ejemplo, puede expresarse en conceptos el aumento del bienestar yla mejora del estado de salud del hombre en una serie de sociedades sino diciendoque nuestro pensamiento y nuestro saber en estos campos est menos cargado deintuicin y fantasa, es menos mtico-mgico y se orienta en mayor medida a laobjetividad o la realidad?

    Muchas personas, y los socilogos no son los menos en hacerlo, hablan hoy de lasciencias con un malestar notable y en ocasiones con un cierto desdn. Qu nos hanaportado todos estos descubrimientos cientficos? , se preguntan, mquinas,fbricas, grandes ciudades, bombas atmicas y ese terror que significa la guerracientficamente conducida . Quiz no se ha dicho hasta hoy con la suficiente falta deambigedad que esta argumentacin es un caso tpico de supresin de unaexplicacin inoportuna y de su relegamiento (displacement) a una ms oportuna. Labomba de hidrgeno que en definitiva fue desarrollada a peticin de los estadistas yque llegado el caso sera utilizada por orden de estos sirve como una especie defetiche, algo en que descargar el propio miedo, mientras que el autntico peligro esten la amenaza recproca que suponen los grupos humanos hostiles y en parte

    17

  • interdependientes por esa mista hostilidad, de la que los afectados no conocen salidaalguna. La lamentacin por la bomba y los cientficos que la hicieron posible con susinvestigaciones orientadas a la realidad es un pretexto que sirve para encubrir lapropia cuota de culpa en la recproca amenaza o, en todo caso, la propia perplej idadante la aparente inevitabilidad de la amenaza de unos hombres para con otros, altiempo que se evita el esfuerzo que supone buscar una explicacin ms realista delentramado social que conduce a una paulatina escalada de amenazas entre gruposhumanos. Algo similar sucede con la lamentacin de que nos hemos convertido en esclavos de las mquinas o de la tcnica. A pesar de todas las pesadillasinventadas por la ciencia ficcin, las mquinas carecen de voluntad propia. No seinventan a s mismas, no se fabrican a s mismas y no nos fuerzan a ponernos a suservicio. Todas las decisiones y actividades operadas por ellas son decisiones yactividades humanas. Las amenazas y coacciones que atribuimos a las mquinas sonsiempre, consideradas ms de cerca, amenazas y coacciones de grupos humanosinterdependientes producidas en sus recprocas relaciones con ayuda de lasmquinas. Son, con otras palabras, amenazas y coacciones sociales. Cuando laexplicacin del propio malestar por la vida en las sociedades cientfico-tcnicasindustriales se desplaza a las bombas o las mquinas, a los cientficos o los ingenieros,uno se sustrae a la tarea difcil y tal vez tambin incmoda de procurarse una imagenms clara, ms ajustada a la realidad de las estructuras de los entramados humanos,especialmente de las situaciones conflictivas inherentes a ellos, siendo as que laresponsabilidad por el desarrollo y la eventual utilizacin de las armas cientficas opor las inclemencias de la vida en las grandes ciudades tecnificadas y en las fbricasrecae en esas estructuras. No cabe duda, ciertamente, de que estos desarrollostecnolgicos contribuyen a la orientacin del desarrollo de los entramados humanos.Pero jams es la cosa en s sino su uso y empleo por hombres insertos en el tej idosocial lo que explica las coacciones ejercidas sobre los hombres, el malestarexperimentado en l por los hombres. Es a la fuerza destructiva de los hombres, no ala de la bomba atmica, a lo que estos han de temer o, dicho con ms exactitud, a lafuerza destructiva de los entramados humanos. El peligro reside no en los progresosde las ciencias de la naturaleza y la tcnica, sino, en el aprovechamiento de losresultados de la investigacin y los inventos tecnolgicos por los hombres bajo lapresin de una interdependencia que los entrelaza y de las luchas ligadas a ella por elreparto de las posibilidades ms variadas de poder. En la presente introduccin a lasociologa se hablar poco de estos graves problemas. En ella se va a tratar sobretodo de ay udar a hacerse cargo de la evolucin de la imaginacin sociolgica y elpensamiento sociolgico encaminados a la percepcin de estos entramados, de estasfiguraciones que los hombres constituyen entre s. Pero el recuerdo del ejemplo deestos graves problemas de entramado puede ser de utilidad a ttulo introductorio.

    18

  • La fijacin engaosa de las ideas en fenmenos conocidos y tangibles como lasbombas atmicas y las mquinas o, en sentido ms amplio, en la ciencia natural o latecnologa y el oscurecimiento de las causas efectivas, sociales, del miedo o elmalestar que se siente, son altamente sintomticos de una de las estructuras bsicasde la poca contempornea. Se trata de la discrepancia existente entre la capacidadrelativamente alta para dominar en forma adecuada o realista problemas delacontecer natural extrahumano y, en cambio, la capacidad relativamente escasapara acceder a los problemas de la convivencia humano-social, para dominarlos conanloga regularidad.

    Los estndares sociales de nuestro pensar y percibir, de nuestra adquisicin deconocimiento y de nuestro saber estn escindidos de un modo peculiar. En el mbitode los contextos naturales extrahumanos, todas estas actividades se proyectan en unamedida elevada y adems creciente a la realidad. El mbito parece ser infinito. Peroen su interior crece, a la par que el trabajo cientfico sistemtico, el fondo de saberrelativamente seguro, de saber ms realista, y lo hace acumulativamente y con grancontinuidad. El estndard de autodisciplina, de apartamiento de las motivacionespersonales egocntricas y la consiguiente objetividad del pensar y el observar en eltrabajo cientfico y tecnolgico apoyado en un control recproco de losinvestigadores comparativamente eficaz, es bastante elevado. En cambio, esrelativamente reducido el margen para la influencia sobre los resultados de lainvestigacin por fantasas egocntricas o etnocntricas no susceptibles de contenciny control mediante una cuidadosa confrontacin con investigaciones concretas. Laelevada medida de autocontrol en el pensamiento relativo a esos contextos naturalesy la medida consiguiente de objetividad, realismo y racionalidad del pensar yactuar en estos mbitos no es, desde luego, prerrogativa exclusiva de los especialistasde la investigacin. En la actualidad forman parte ya de las actitudes bsicas de loshombres de las sociedades ms desarrolladas en general. Conectadas con latecnificacin de la vida en su conjunto, incluso de la ms privada, gobiernan tambintodo el pensamiento y la accin del hombre. De todos modos, en la vida privadasigue existiendo un margen para las fantasas egocntricas referidas a los contextosnaturales y con mucha frecuencia los hombres son conscientes de ellas en tanto quetales, en tanto que fantasas personales.

    En contraste, el margen existente en las mismas sociedades para elfuncionamiento de las fantasas egocntricas y etnocntricas como factoresdeterminantes de la percepcin, el pensamiento y la actividad en el mbito de la vidasocial, que no se conectan con los problemas cientfico-naturales y tecnolgicos, esan comparativamente muy grande. Incluso los especialistas de la investigacin, losrepresentantes de las ciencias sociales, apenas disponen de estndares comunes decontrol recproco y de autocontrol que les permitan deslindar en una medida

    19

  • creciente y con la misma seguridad que sus colegas de las disciplinas cientfico-naturales representaciones fantasiosas personales y arbitrarias, imgenesdesiderativas polticas o nacionales, de un lado, y modelos teorticos proyectados a larealidad, susceptibles de contraste a travs de investigaciones empricas, de otro. Yen el grueso de la sociedad el estndar comn del pensamiento sobre problemassociales permite a la gente entregarse hasta tal punto a fantasas colectivas, sinreconocerlas como tales, que el parangn con la dimensin del pensamientofantasioso acerca de los hechos de la naturaleza durante la Edad Media no est fuerade lugar. En la Edad Media se haca a los extranjeros y en particular a los judosculpables del surgimiento de la peste y se proceda a matarlos en masa. Entonces nose dispona de manera general de explicaciones ms cercanas a la realidad,cientficas, para fenmenos como las muertes masivas por epidemia. El miedotodava no contenido por un saber ms realista, el pnico a los inexplicables horroresdel contagio, la pasional ira ante un ataque inaprensible pero amenazador sedescargaba, como sucede con tanta frecuencia, en fantasas del grupo dominante quehacan aparecer a los ms dbiles socialmente, a los marginales, como agresores,como autores del propio sufrimiento, lo que conduca a su asesinato masivo. En elsiglo XIX, en cuyo transcurso las epidemias de clera todava en repetidas oleadas alas sociedades europeas, se puso finalmente freno a este tipo de enfermedadesmasivas por contagio gracias al creciente control estatal de la asistencia sanitaria, losprogresos del conocimiento cientfico y la difusin de las formas cientficas deexplicacin de las epidemias. Y, en definitiva, en el siglo XX la aproximacin a larealidad del saber cientfico-natural y el bienestar social que posibilita, as como lapuesta en prctica de esos conocimientos mediante las adecuadas medidas deproteccin, han llegado finalmente a un nivel tal en el mbito de la higiene pblicaque por primera vez desde la densificacin de su poblacin casi ha desaparecido enEuropa el peligro que representaba para la gente el contagio por enfermedadesepidmicas masivas de este gnero, habiendo sido casi completamente olvidadas porla poblacin actual.

    Ahora bien, por lo que hace a la convivencia social, los hombres estn an engran medida, en cuanto al pensamiento y la accin, en el mismo nivel de desarrollorepresentado por el pensamiento y la conducta de los hombres medievales frente a lapeste. En estos terrenos las personas se encuentran todava hoy expuestos ainquietudes y motivos de depresin que les son inexplicables; y dado que no puedenvivir sus desgracias sin una explicacin, las explicaciones vienen dictadas por lafantasa.

    El mito nacionalsocialista constituye en nuestros das un ejemplo de este tipo deexplicacin de necesidades e inquietudes sociales que buscan descargarse en laaccin. Al igual que en el caso de la peste, tambin aqu se descarg la angustia

    20

  • suscitada por unas miserias y miedos de carcter social en gran parteincomprendidos en explicaciones fantasiosas que marcaban a las minorassocialmente ms dbiles como instigadores y culpables, conduciendo as a suasesinato. Se ve aqu ya la existencia simultnea, caracterstica de nuestra poca, deun dominio altamente realista y orientado objetivamente de los aspectos fsico-tcnicos y unas soluciones fantasiosas de los problemas sociales, para cuyo dominioy explicacin objetiva o bien no hay voluntad o no hay capacidad.

    La expectativa nacionalsocialista de solucin de los problemas sociales a travsdel exterminio de los judos es tal vez un caso extremo de un fenmeno hoy anuniversal en la vida social de los humanos. Ilustra la funcin de explicacionesfantasiosas de las miserias y los miedos sociales cuyas explicaciones reales no sequiere o no se puede asumir. Es adems sintomtico de una contradiccin no menoscaracterstica del pensamiento contemporneo el hecho de que en este caso seintentase disimular las fantasas sociales con un velo cientfico-natural, biolgico.

    La palabra fantasa suena muy inocua. No se discute aqu en modo alguno elpapel completamente insustituible y altamente constructivo de las fantasas en la vidade los hombres. Al igual que la diversificacin de los msculos de la cara, que lacapacidad para sonrer o para llorar, tambin la capacidad de fantasa forma parteen plenitud de los singulares atributos del hombre. Pero aqu hablamos de fantasas deun tipo muy determinado o, dicho con mayor exactitud, de fantasas que ocupan unlugar errado en la vida social de los hombres. Faltas del control ejercido por un saberobjetivo, se cuentan especialmente en situaciones de crisis entre los impulsosmenos dignos de confianza y, con demasiada frecuencia, ms homicidas de la accinhumana. En tales situaciones no se precisa de ninguna enfermedad mental paradesencadenarlos.

    Hoy se acepta con mucha frecuencia la idea de que los contenidos fantasiososque juegan un importante papel en el enderezamiento de la accin y el pensamientocolectivos de los grupos hacia sus objetivos son meramente fingidos; no seran otracosa sino velos propagandsticos estimulantes e incitantes tendidos por hbiles gruposde direccin para cubrir unos objetivos altamente racionales o realistasframente fijados y estipulados en funcin de sus coordenadas de intereses . Estosucede, como es natural. Pero a travs del uso del concepto de razn enexpresiones como razn de Estado , del concepto de realismo en expresionescomo Realpolitik y a travs del uso de muchos otros conceptos de este orden sefavorece la muy extendida presuncin de que las deliberaciones llamadas racionales y orientadas a la objetividad o a la realidad juegan habitualmente elpapel ms importante en las fijaciones sociales de objetivos de los grupos humanosen sus confrontaciones. El uso actualmente predominante del concepto de

    21

  • ideologa revela incluso entre socilogos idntica tendencia. Pero un examenms atento permite constatar sin mayores dificultades hasta qu punto seinterpenetran, en la imagen de los grupos de inters las visiones fantasiosas y lasrepresentaciones ms realistas. El planeamiento realista y consciente de sus objetivosde los desarrollos sociales con recursos a los modelos cientficos de desarrollo es slouna conquista, apenas suficiente, de la evolucin ms reciente. Y los propios modelosde desarrollo son de todo punto incompletos, carecen todava de la correspondencialo bastante ajustada con las cambiantes estructuras sociales. Toda la historia es hastahoy, en el fondo, un cementerio de sueos humanos. A corto plazo a menudo lossueos se cumplen; pero a largo plazo acaban casi siempre en un vaciamiento ydestruccin de su ser y su sentido precisamente porque las metas y las esperanzasestn intensamente penetradas por fantasas, de tal modo que el curso efectivo delacontecer social les depara severos golpes, una confrontacin con la realidad trasotra y acaba desenmascarndolas como irreales, onricas. La esterilidadcaracterstica de muchos anlisis de ideologas se deriva, no en ltimo trmino, de latendencia a tratar a estas como construcciones intelectuales en el fondo racionales , concordantes con los autnticos grupos de inters, y a descuidar sucarga de afectos y fantasa, su irrealidad egocntrica o etnocntrica como expresinde un ocultamiento calculado de un ncleo altamente racional .

    Pinsese, por ejemplo, en la situacin actual de crisis entre los grandes estados,que en una medida creciente condiciona y eclipsa a las situaciones conflictivas en elinterior de los estados de todo el mundo. Los representantes de estos grandes estadosparecen soar, en conjunto, que poseen un carisma nacional incomparable y quesolo a ellos y a sus ideales corresponde la direccin del mundo. Las discrepancias deintereses, dato ms realista y que podra explicar la enorme escalada de lospreparativos blicos, son bastante difciles de descubrir. La diversidad de las praxissociales, evidentemente, es menos amplia que lo que da a entender la discrepanciade los ideales y sistemas de creencias. Es la colisin de los sueos lo que confiere alas recprocas amenazas de las grandes potencias y, desde luego, no solo de lasgrandes potencias en una gran medida su dureza e inevitabilidad como hipotticasdiferencias de intereses que podran denominarse reales . En el estadio actual dela evolucin de la humanidad, que alcanza a todos los continentes, esta polarizacinreviste un considerable parentesco estructural con la antigua polarizacin centrada enel marco europeo, con la colisin de los sueos de los prncipes y seores de laguerra catlicos y protestantes. En aquella poca los hombres estaban dispuestos amatarse unos a otros en masa por uno u otro sistema de creencias con la mismapasin con que hoy parecen dispuestos a matarse en masa unos a otros porque unosprefieren el sistema de creencias ruso, otros el americano y otros el chino. Hastadonde puede verse es sobre todo la discrepancia entre estos sistemas nacionales-

    22

  • estatales de creencias y los carismas de las respectivas misiones nacionales (que porlo dems tienen ya muy poco que ver, en conjunto, con el anlisis de losantagonismos clasistas intraestatales de Marx, un anlisis que en su pica estabarelativamente muy vinculado con la realidad) lo que hace que este tipo deinextricable entramado resulte impenetrable y, por tanto incontrolable, para quienesestn insertos en l.

    Tambin esto ofrece un ejemplo de la dinmica especfica de los entramadossociales, de cuy a investigacin sistemtica se ocupa la sociologa. En este plano noson personas aisladas e interdependientes las que forman entre s figuracionesespecficas sino grupos interdependientes de personas organizadas a escala estatal-nacional. Pero tambin en este caso la experiencia propia de la gente se configuracomo si las unidades, de las que la gente habla en primera persona, es decir, no sloen singular sino tambin en plural, no slo en trminos de yo sino tambin de nosotros , fuesen unidades completamente autnomas; ya desde pequeos, en laescuela, se aprende que el propio estado nacional posee una ilimitada soberana ,esto es, una independencia absoluta de todos los dems. La imagen etnocntrica deuna humanidad compuesta por muchos estados se asemeja, por tanto, a la imagenegocntrica de la figura 1. Las elites del poder y muchos miembros de las nacioneso, en todo caso, de las naciones que son grandes potencias, se ven a s mismossituados en el curso de la humanidad como una fortaleza, cerrada, rodeada y almismo tiempo separada de todas las otras naciones ajenas. Tampoco en este caso sealcanza en el pensamiento y la accin apenas el estadio de autoconciencia a queresponde la figura 2 si en lugar de personas se toma como unidad a naciones. Laimagen de la propia nacin como una nacin entre otras, la comprensin de laestructura de las figuraciones que forma la propia nacin en su interdependencia conotras, no ha sido desarrollada hasta ahora sino muy dbilmente. Slo en rarasocasiones se tiene a la vista un modelo sociolgico claro de la dinmica delentramado de estados, algo as como la dinmica del clinch congelado de lasgrandes potencias por el cual cada uno de los as enlazados, por miedo a laampliacin del poder de los otros, trata de aumentar su propio potencial, estimulandocon esta justificacin el miedo de los otros, lo que les impulsa a su vez a esforzarsepor lograr un aumento ulterior de su potencial, cosa que vuelve a impulsar en lamisma direccin los esfuerzos de sus adversarios. Como no hay aqu ningn rbitroque disponga de las suficientes posibilidades de poder como para deshacer esteclinch, sin la simultnea comprensin por parte de todos los protagonistas de ladinmica inmanente de la figuracin que constituyen entre unos y otros y sin hacerde esa comprensin norma para la accin, difcilmente podr quebrarse el carcterforzoso de esa dinmica y la subsiguiente escalada del esfuerzo por la ampliacin de

    23

  • los potenciales de poder. Actualmente, en lugar de esto predomina entre losadversarios interdependientes y sobre todo entre las oligarquas de partido quedominan en todas partes la idea de que slo la referencia a los otros, al adversario y asu equivocado sistema social , a sus peligrosas creencias nacionales , essusceptible de explicar el sentimiento propio de estar bajo amenaza y el esfuerzopermanente por ampliar el propio potencial de poder. Todava no se contempla a unomismo y a su propia accin como componente integral de la figuracin cuyadinmica inmanente demanda esos esfuerzos. La rigidez de los sistemas nacionalesde creencias polarizados impide en todas partes a las oligarquas de partidogobernantes percibir con la suficiente claridad que ellas mismas, las tradiciones departido y los ideales sociales que les sirven para la legitimacin de su apetencia depoder pierden constantemente credibilidad con el peligro de enfrentamientos blicosque ellas mismas contribuyen a crear, con el derroche de las riquezas creadas por eltrabajo humano en la produccin de medios dirigidos al uso de la violencia y, desdeluego, con el uso efectivo de esta. De nuevo nos encontramos con este caso y enforma paradigmtica ante la simultaneidad de un dominio altamente realista de losproblemas fsico-tecnolgicos y una manera en gran medida cargada de fantasa deabordar los problemas interhumanos y sociales.

    Si uno mira a su alrededor no es difcil descubrir otros ejemplos de estadiscrepancia en la conducta de nuestros contemporneos en relacin con loscontextos naturales o con los contextos sociales. Entre sus consecuencias se cuenta elhecho de que con demasiada frecuencia las personas imaginan que debido a unaespecie de racionalidad innata, es decir, con total independencia del concretoestadio evolutivo del conocimiento y el pensamiento social, estn en condiciones deabordar los problemas sociales con idntica orientacin objetiva que los fsicos o losingenieros en su relacin con los problemas cientfico-naturales y tecnolgicos.

    As, hay en nuestros das gobiernos que muy frecuentemente y quiz de buenafe pretenden que pueden dominar racional o pertinentemente los agudosproblemas sociales de sus pases cuando, en realidad, no hacen sino cubrir lasbrechas del conocimiento concreto, an relativamente rudimentario, acerca de ladinmica de los entramados sociales con doctrinas dogmticas basadas en la fe,rutinas heredadas o expedientes condicionados por los intereses de partido a cortoplazo, adoptando las decisiones, en la mayora de los casos, a la buena de Dios. Porconsiguiente, siguen siendo en gran medida juguetes de cadenas de acontecimientosque entienden tan poco como los gobernados que se someten a sus dirigentesconfiando que estos podrn poner bajo control los peligros y las tribulaciones que lesacechan, que por lo menos saben a dnde van. Y por lo que hace a los aparatos de laadministracin, a la burocracia, no es quizs inadecuado decir, como era ciertamentela intencin de Max Weber, que en cuanto a su estructura y al comportamiento de los

    24

  • funcionarios pblicos se ha hecho ms racional en comparacin con siglosanteriores; pero no es nada adecuado decir como Max Weber que la burocraciaactual es una forma racional de organizacin y que el comportamiento de losfuncionarios pblicos es un comportamiento racional . Esto es enormementeengaoso. As, por ejemplo, la reduccin burocrtica de las interdependenciassociales a departamentos administrativos individualizados con una estrictadelimitacin de competencias e integrados por especialistas jerrquicamenteorganizados y grupos oligrquicos de direccin que raramente son capaces dereflexionar ms all de su propio campo de atribuciones por no mencionar aqusino este aspecto tiene un carcter mucho ms de forma de organizacintradicional y no examinada a fondo que el de una forma de organizacin racional , pensada y constantemente ajustada en funcin de las tareas de suincumbencia.

    Puede que esto sea suficiente. Quiz con ayuda de estos ejemplos sea posiblecontemplar con algo ms de claridad, bajo ciertos aspectos, el mbito de problemascuy o tratamiento se propone la sociologa. El hecho de que el plano humano-socialdel universo est formado por personas, por nosotros mismos, nos induce a olvidarfcilmente que su desarrollo, sus estructuras y sus modos de funcionamiento, ascomo su explicacin son para nosotros, para los hombres, algo en principio no menosdesconocido que el desarrollo, las estructuras, los modos de funcionamiento y lasexplicaciones de los planos fsico-qumicos y biolgicos y que han de ser algo adescubrir poco a poco en no menor medida. La cotidianidad de la frecuentacin connosotros mismos disimula con facilidad el hecho de que nosotros somos en elpresente an en una medida mucho mayor una regin relativamente inexplorada,una mancha blanca en el mapa del saber humano menos conocida que los polos de laTierra o las superficies de la luna. Muchas personas sienten temor ante una ulteriorexploracin de esta regin, de la misma manera que antao hubo hombres quesintieron temor ante la exploracin cientfica; del organismo humano. Y, comoentonces, tambin hoy argumentan algunos de ellos que la exploracin cientfica delos hombres por los hombres, que ellos no desean, no es posible. Ahora bien, laimpotencia con que los hombres, faltos de una comprensin slidamentefundamentada de la dinmica de los entramados humanos formados por ellosmismos, se encaminan a ciegas de unas autodestrucciones modestas a otras cada vezmay ores y de una prdida de sentido a otra, despoja su atractivo a la ignoranciaromntica como mbito de accin de los sueos.

    25

  • S

    1. Sociologa: el planteamiento de Comte

    ea uno sociologo o no parece indudable que se renuncia a una gran herenciaintelectual cuando se aborda con ideas preconcebidas la obra de los grandes

    hombres que trabajaron en el siglo XIX para el desarrollo de una ciencia de lasociedad. Vale la pena intentar extraer del trabajo intelectual de esos hombresaquello sobre lo que todava hoy es posible apoyarse en el esfuerzo por lograr unanlisis cientfico de la sociedad y separarlo de lo que no era sino expresin de losideales de su poca. Mientras que la imagen de la herencia del legado marxianoaparece con mucha frecuencia deformada por el odio y la alabanza, Auguste Comte (1798-1857), que fue quien acu literalmente la palabra sociologa para designara una nueva ciencia, rara vez hace acto de presencia en nuestro escenario[2]. Laimagen del legado comtiano, errabunda y fantasmal a travs de los manuales, suscitala impresin de una pieza de museo un tanto polvorienta. Una parte considerable delo que escribi, por otro lado, puede confiarse sin ms al polvo. Escribi demasiado.Su estilo es a menudo pomposo. Tena ideas obsesivas como por ejemplo la de quetodas las cosas importantes estn divididas en tres y no cabe duda de quedesvariaba en alguna medida. Pero a pesar de todas las chifladuras yexcentricidades, si uno se toma la molestia de apartar aqu y all el polvo seencuentra con que aparecen en la obra de Comte ideas que son como nuevas, ideasen parte olvidadas o malentendidas y que sin duda tienen, para la elaboracin ulteriorde la sociologa, una significacin no menor que las ideas de Marx quien se hubieraestremecido de haberse sabido mencionado junto a Comte en una misma oracin.Pero no se trata de sealar la diversidad de sus posiciones e ideales polticos. No eseste el tema aqu. Tambin Comte fue un gran hombre, si es que se puede decir estotan categricamente, y la discrepancia entre los problemas que le interesaban y lasideas que usualmente se le atribuyen es en algunos casos sorprendente. No siemprees sencillo explicar esta discrepancia y tampoco es esto lo que nos proponemos haceraqu. Comte hizo por el desarrollo de la sociologa mucho ms que darle nombre.Como cualquier otro pensador sigui trabajando a partir de lo que otros habanelaborado antes que l. Podemos prescindir del aburrido debate de qu ideas deComte fueron tomadas de Turgot, de Saint-Simon y otros y cules de sus ideas son completamente originales : ningn hombre inicia nada; todos somoscontinuadores. Comte formul una serie de problemas con mayor claridad queninguno de sus antecesores. Sobre muchos de esos problemas arroj nueva luz.Algunos estn casi olvidados, a pesar de que son de gran importancia cientfica ypueden servir como ejemplo de que el progreso cientfico es todo lo contrario de

    26

  • lineal.Comte est considerado no slo como el padre de la sociologa, sino tambin

    como el fundador del positivismo filosfico. Su primera gran obra, publicada en seistomos entre 1830 y 1842, se titulaba, de hecho, Cours de Philosophie Positive. Eltrmino positivo era utilizado por Comte, en general como sinnimo de cientfico y entenda por l la adquisicin de conocimientos por medio de teorasy observaciones empricas. Ha sido moneda comente llamar a Comte positivista .Se entiende por tal un defensor de una concepcin epistemolgica segn la cual en eltrabajo cientfico o en un acto de conocimiento general se puede partir deobservaciones y construir sobre su base, posteriormente, teoras. Entre las singularesdeformaciones a que ha estado sujeto Comte se cuenta la idea de que fue un positivista en este sentido. En ocasiones se bromea a costa de esta idea ingenuadel chato positivismo . Cmo cabe imaginar, se pregunta, que sea posibleobservar sin poseer previamente una teora que determine la seleccin de lasobservaciones y el planteamiento de los problemas cuya respuesta se trata deencontrar a travs de las observaciones? Sin embargo, nadie ha subrayado msexpresiva y consecuentemente la interdependencia de observacin y teora comoncleo del trabajo cientfico que el propio Comte:

    Pues s por un lado toda teora positiva ha de fundarse necesariamente enla observacin, por otro resulta tambin evidente que, para poder observarnuestra inteligencia necesita alguna teora, del tipo que sea. Si al contemplarlos fenmenos no los ligsemos de inmediato con unos principiosdeterminados, no solo nos sera totalmente imposible combinar estasobservaciones aisladas sino que incluso seramos incapaces de recordar;an ms, la mayora de los hechos seran invisibles a nuestros ojos[3].

    La constante interrelacin de estas dos operaciones mentales, de la teorticasintetizadora y de la emprica orientada a lo concreto, se cuenta entre las tesisfundamentales de Comte. Era todo lo contrario de un positivista en el sentido que hoyse da a esta palabra; no crea que fuese posible operar en el trabajo cientfico de unmodo puramente inductivo, es decir, partir de la observacin de hechos singulares yelaborar desde tales observaciones individualizadas puras teoras de sntesis comoalgo posterior. Comte rechazaba esta visin de las cosas con la misma resolucin conque se opona a la concepcin segn la cual en una investigacin cientfica es posiblepartir de puras teoras o hiptesis sin relacin con hechos concretos observables, esdecir, formadas en principio de un modo puramente especulativo y arbitrario yasociadas solo a posteriori a un contraste con los hechos concretos. Comte tenaapenas razones, a las que an nos hemos de referir, para romper con toda resolucin

    27

  • una tradicin filosfica en cuyo marco una y otra vez personas diversas trataron dedemostrar que una de estas operaciones intelectuales primaba sobre la otra, unatradicin en la que durante siglos y sin merma de obstinacin y parcialidad hanpugnado y argumentado deduccionistas e induccionistas, racionalistas y empiristas,aprioristas y positivistas o como quiera que se les haya llamado. Un leitmotiv de lateora comtiana de la ciencia era que el trabajo cientfico se basa sobre la indisolubleunidad entre sntesis y observacin concreta, entre teorizacin y empiria. El nfasisque puso reiteradamente en el carcter positivo, es decir; cientfico de todo trabajode investigacin se explica porque l, como filsofo de formacin cientfica seopona a la filosofa de los siglos anteriores, especialmente del siglo XVIII, cuyosrepresentantes podan permitirse sentar afirmaciones sin fundamentarlas medianteun contraste sistemtico apoyado en observaciones concretas. En muchos casosadems, estas afirmaciones estaban estructuradas de tal manera que no era enabsoluto posible someterlas a contraste con ayuda de observaciones de hechos.Cuando Comte denominaba a su filosofa positiva , estaba expresando estadescalificacin consciente del gnero de filosofa que no se basa sobre el trabajocientfico y que no procede cientficamente, es decir, de la filosofa especulativa. Laimagen deformada de Comte como un archipositivista en un sentido literal que esel contrapuesto a sus verdaderas opiniones supone la venganza inconsciente de losfilsofos que siguieron trabajando en la vieja tradicin. Aun cuando las propuestas desolucin de Comte no siempre fuesen afortunadas, aun cuando la pugna que siempremantuvo con el viejo lenguaje en el intento de expresar lo nuevo dificultaba amenudo retrospectivamente la comprensin de esa novedad, aun cuando a menudotraducciones no comprensivas e incomprensibles han tendido un segundo velo sobreel pensamiento de Comte, a pesar de todo eso, su planteamiento de los problemassigue surgiendo lozano y orientador de su obra dedicada a la teora de la ciencia.

    Tres de los problemas que plante Comte en su Philosophie Positive y cuyasolucin intent son de especial importancia para una introduccin a la sociologa.Comte intent:

    1. desarrollar una teora sociolgica del pensamiento y la ciencia;2. determinar la relacin que vinculaba entre s a los tres grupos de ciencias

    ms importantes en su horizonte el fsico, el biolgico y l sociolgico, y

    3. fundamentar en el marco de este sistema de ciencias la autonomarelativa de la sociologa en relacin con la fsica y la biologa, conreferencia estricta a la naturaleza diversa de sus objetos respectivos y alos procedimientos propios de cada una.

    28

  • Todos estos planteamientos de problemas estn en estrecha relacin con laexperiencia bsica comn a muchos hombres reflexivos de su poca en el sentido deque los cambios sociales no podan explicarse sencillamente a partir de lasintenciones y las medidas de personas individuales y menos an de prncipes ogobernantes aislados. La tarea, por consiguiente, consista en desarrollar instrumentosconceptuales que hiciesen posible captar en el plano de la teora como talesconexiones de aconteceres que, lentamente, iban apareciendo cada vez con mayorclaridad como relativamente impersonales. Los nicos modelos, categoras yconceptos que estaban en principio disponibles para ello eran los que procedan de lasciencias de la naturaleza, fsicas y biolgicas. Por consiguiente, durante todo unperodo no solo se utilizaron sin reparos tambin para la exploracin de los problemassociales muchos de los instrumentos intelectuales forjados en la exploracin de losproblemas fsicos y biolgicos esto sucede todava hoy, sino que adems no seconsegua distinguir con claridad entre la naturaleza en el sentido de las viejasciencias naturales y la conexin de procesos que poco a poco iba descubrindose, loque hoy se llama sociedad . En este aspecto dio Comte el paso decisivo. Comoalumno y luego examinador y asistente de la famosa cole Polytechnique adquiriuna formacin cientfico-natural y matemtica ms profunda que la de la mayorade quienes en su poca se dedicaban al estudio de los problemas sociales desde unpunto de vista teortico. Percibi con ms claridad que todos sus antecesores que lainvestigacin cientfica de la sociedad no poda realizarse sencillamente como unaciencia natural, como otro tipo de fsica. A menudo se menciona que Comte ide eltrmino sociologa para designar a la nueva ciencia[4]. Pero precisamente ideun nombre nuevo porque percibi que la ciencia de la sociedad es un nuevo tipo deciencia que no se puede ubicar bajo el manto conceptual de la fsica o la biologa. Enel reconocimiento de la autonoma relativa de la ciencia social respecto de las msantiguas ciencias de la naturaleza es donde reside el paso decisivo operado porComte. El hecho de que diese adems un nombre nuevo a la nueva ciencia era tansolo expresin de la resolucin de su comprensin cientfico-terica de la autonomarelativa de esta respecto de las ciencias ms antiguas.

    Para Comte, la tarea principal de la nueva ciencia consista en el descubrimientode legalidades en el desarrollo social. El problema bsico se le planteaba, como amuchos otros pensadores del siglo XIX, en relacin con la perentoriedad de lacuestin que suscitaba el curso del propio desenvolvimiento social y la situacin de laclase burguesa y obrera ascendentes en su seno a las elites intelectuales: haciadnde vamos? A dnde va el desarrollo de la humanidad? Va en la direccinapropiada , es decir, en la direccin de mis ideales y deseos? En la manera comoComte abord este problema se puso de manifiesto un viejo problema de los

    29

  • filsofos. Estos se definen ante s mismos y ante los dems porque estnespecializados en el pensamiemto. As, con mucha frecuencia sus pensamientosgiran en tomo a la actividad mental, en torno al espritu, en torno a la razn de loshombres en tanto que clave de todos los dems aspectos humanos. De maneraanloga a Hegel aunque sin ropaje metafsico Comte vio tambin el desarrollodel pensamiento a veces como el problema clave, a veces slo como un problema

    clave, de la evolucin de la humanidad[5].Slo Marx rompi resueltamente con esta tradicin. En este aspecto Comte sigui

    estando plenamente inserto en la tradicin de la filosofa. Ahora bien, si se examinael problema ms de cerca se comprueba que rompi en tres puntos decisivos con latradicin filosfica clsica. Esta ruptura tuvo consecuencias que hasta hoy no hansido del todo reconocidas porque el propio Comte las perfil a menudo con brevestrazos y empleando, adems, un lenguaje algo anticuado. Pero sus enfoques a esterespecto son de gran importancia para el desarrollo de la sociologa y de la teora dela ciencia.

    30

  • L

    De la teora filosfica del conocimiento a lasociolgica

    a teora clsica del conocimiento y de la ciencia investiga cmo procede unsujeto, o sea, una persona individual, en el pensar, en el conocer, en el trabajo

    cientfico. Comte rompi con esta tradicin. A sus ojos era incompatible con loshechos observables. La actividad de pensamiento e investigacin de los hombres esms bien un proceso continuo que se extiende a travs de generaciones. El procederde las personas individuales en el pensar, el conocer y en el trabajo cientfico seapoya en lo logrado por las generaciones anteriores. Para entender y explicar cmoproceden las personas en estas actividades, por tanto, hay que investigar esteprolongado proceso social de desarrollo del pensamiento y el saber. La transicin deuna teora filosfica del conocimiento y de la ciencia a una sociolgica, operada porComte, se manifiesta, por consiguiente, en principio en el hecho de que no tom comosujeto del conocimiento al hombre individual, sino a la sociedad humana. Si para llos problemas del pensamiento seguan figurando en el punto central de suproblemtica filosfica, tambin haba sociologizado, al mismo tiempo, larepresentacin del sujeto del pensamiento[6].

    31

  • E

    Del conocimiento no-cientfico al cientfico

    n la filosofa clsica europea el pensamiento racional que encuentra sums clara expresin en las ciencias de la naturaleza aparece como el tipo

    normal del pensamiento de todos los hombres. No es objeto de consideracin en lasteoras clsicas de la ciencia y del conocimiento el hecho de que este tipo depensamiento sea de muy tarda aparicin en la evolucin de la humanidad, quedurante un largo perodo los hombres no hayan procedido cientficamente y en susesfuerzos por conocer. Esto se descarta como irrelevante para una teora de laciencia y el conocimiento. Para Comte el problema de la relacin entre las formas nocientficas de conocimientos y las cientficas se convierte en una cuestin central.Responda a su punto de vista sociolgico que no juzgase al pensamiento precientficofundamentalmente en funcin de su validez, sino simplemente que contase con lcomo un hecho social. Es un hecho observable, deca, que todos los conocimientoscientficos surgen de ideas y saberes no cientficos. Formulaba esta observacin entrminos de una ley del desarrollo social. Cada una de nuestras concepcionesprincipales, cada rama de nuestros conocimientos, atraviesa sucesivamente tresestadios tericos diferentes: el estadio teolgico o ficticio; el estadio metafsico oabstracto; el estadio cientfico o positivo. Dicho de otra manera, la inteligenciahumana utiliza sucesivamente en cada una de sus investigaciones, tres mtodosel mtodo teolgico; luego, el mtodo metafsico; y, finalmente, el mtodopositivo. [7]

    Cuando se toma como marco de referencia del pensamiento y el conocimientohumanos no los individuos aislados, cuya naturaleza se considera, por as decir,autogenerada, ajena a cualquier trabajo previo, como un mecanismo que funcionamecnicamente, ciegamente, sin metas ni objetivos, pero sujeto a leyes, sino antesbien, como hace Comte, se considera este conocimiento como el resultado de unaevolucin que abraza centenares y tal vez miles de generaciones, es efectivamenteimposible sustraerse a la pregunta de cul es la relacin que existe entre los esfuerzoscientficos de conocimiento y los precientficos. Comte emprendi una tentativa deestablecer una tipologa clasificatoria de estos estadios de la evolucin de lahumanidad. Seala en este sentido, que la reflexin humana sobre la naturalezainanimada, luego sobre la vida y finalmente sobre las sociedades se basa al principiosiempre en especulaciones, en la bsqueda de respuestas absolutas, definitivas ydogmticas para todas las preguntas y en el empeo de encontrar una explicacinpara todos los sucesos de importancia afectiva para quienes formulan las preguntas

    32

  • en las acciones, los objetivos y las intenciones de determinadas personas a las que seconsidera como autores materiales. En el estadio metafsico, las explicacionesbasadas sobre autores personales son sustituidas por explicaciones en forma deabstracciones personificadas. Comte tena aqu presentes sobre todo a los filsofos delsiglo XVIII, quienes explicaban muchos sucesos invocando abstraccionespersonificadas como la naturaleza o la razn . Cuando finalmente los hombresalcanzan en una rama determinada del saber el estadio positivo o cientfico delpensamiento, renuncian a preguntar por comienzos absolutos y metas absolutas, quesi bien pueden tener en sus sentimientos una gran importancia no son susceptibles deprueba a partir de observacin alguna. Entonces la meta de su conocimiento seorienta a determinar qu tipo de relacin tienen entre s los acontecimientosobservables. Las teoras, como podramos decir en nuestro lenguaje actual, sonmodelos de interrelaciones observables. Comte mismo, de acuerdo en esto con elestadio de los conocimientos de su tiempo, hablaba an de las leyes de relacin.Nosotros hablaramos, en cambio, de legalidades, estructuras o interrelacionesfuncionales.

    Pero para la continuidad del trabajo, ms importante que el intento de solucinpropuesto por Comte es el planteamiento del problema que l hizo. Una teorasociolgica del conocimiento y de la ciencia no pude hacer abstraccin de la cuestinde en qu modo y en relacin con qu cambios sociales globales se produce latransicin de unos tipos de pensamiento y conocimiento precientficos a loscientficos. Con un planteamiento as se quiebra la limitacin tanto de la sociologa delconocimiento anterior como de la teora filosfica del conocimiento[8]. La sociologaclsica del conocimiento se limita a tentativas de mostrar la conexin de las ideasprecientficas, las ideologas, con las estructuras sociales. Cuando se plantea lacuestin de las transformaciones sociales de carcter global en cuyo curso losesfuerzos precientficos de conocimiento mutan en cientficos se sale del crculo en elque se est confinado en cuanto se vincula el anlisis de las relaciones entre las ideasy la situacin social especfica de sus portadores con un enfoque tendente a larelativizacin y a la desvalorizacin de esas ideas como meras ideologas[9] . Laley de los tres estadios de Comte remite entre otras cosas a la posibilidad decontemplar la evolucin de las formas de pensamiento y las ideas en relacin con undesarrollo social ms amplio sin necesidad de descartar a aquellas sencillamentecomo ideologas falsas, precientficas. Ms que dar respuestas a este conjunto deproblemas, sin embargo, Comte lo enunci. Pero llam claramente la atencin enrelacin con un aspecto de la vinculacin entre formas precientficas y cientficas delconocimiento que es de una gran importancia para la comprensin del desarrollo delconocimiento y, ms an, para la comprensin de todos nuestros conceptos y, no en

    33

  • ltima instancia, tambin de los lenguajes en general. Mostr que sin lo que l llamael tipo teolgico de conocimiento, y que nosotros tal vez llamaramos sencillamentereligioso, la formacin de un tipo cientfico es absolutamente impensable. Laexplicacin que da de esto muestra de nuevo en qu escasa medida fue Comte un positivista . Los hombres, sealaba, han de realizar observaciones para poderformular teoras. Pero tambin han de tener teoras para poder observar: Lainteligencia humana, en el momento de nacer, se habra visto encerrada en uncrculo vicioso que nunca hubiese roto si, por suerte, no se hubiese abierto una salidanatural gracias al desarrollo espontneo de las concepciones teolgicas[10] . Comtehace referencia aqu a un aspecto fundamental de la evolucin humana.

    Supongamos que nos remontamos a una poca anterior, en la que el patrimoniosocial del saber era mucho menor de lo que es hoy. Para poder orientarse, loshombres necesitan un cuadro: global, una especie de mapa que les seale cmo serelacionan entre s los diferentes fenmenos singulares que perciben. Actualmenteforma parte de nuestro patrimonio de experiencias el convencimiento de que lasteoras que sealan cmo se relacionan entre s los hechos singulares son de lamxima utilidad para la orientacin de las personas y para dar a estas la posibilidadde controlar el curso de los acontecimientos si se desarrollan en una permanenteinterrelacin con las observaciones concretas. Pero los hombres de pocas anterioresno posean todava la experiencia necesaria para saber que es posible aumentar elconocimiento acerca de las conexiones entre hechos a travs de observacionessistemticas. Consiguientemente, elaboraban modelos de las interrelaciones entreacontecimientos, indispensables para la orientacin de las personas en su mundo, esdecir, elaboraban lo que hoy llamamos teoras, como sealaba Comte, sobre la basede una capacidad espontnea del hombre para crear imgenes de la conexin entrelos hechos con ayuda de la fuerza de la imaginacin, de la fantasa. Esta explicacinde la sucesin que Comte da en su ley de los tres: estadios subraya de nuevo lafecundidad de una teora sociolgica-evolutiva del conocimiento. Es apenas uncomienzo, precisa de un examen ms exacto, pero el modelo conceptual que estesbozando aqu merece una atencin mayor de la que se le ha dispensado hasta elpresente.

    34

  • L

    La investigacin cientfica de las ciencias

    a tradicin filosfica de la teora del conocimiento y de la ciencia se basa sobreuna hiptesis acerca de la relacin entre forma y contenido del pensamiento o,

    para expresarlo de otra manera, entre categoras y contenidos del saber, entremtodos cientficos y objetos de la ciencia, una hiptesis que ha sido transmitidacomo la pura evidencia, sin revisin, de una generacin a otra. La hiptesis encuestin dice que la forma del pensamiento humano es eterna e inmutable, pormucho que puedan variar los contenidos. Este supuesto recorre como un hilo rojomuchas consideraciones de la teora filosfica de la ciencia. Se estima que unaciencia se identifica por el uso de un determinado mtodo, con independencia delcarcter especfico de su objeto. Comte se opuso decididamente, sobre la base de suposicin sociolgico-evolutiva, a esta separacin de forma y contenido, de mtodocientfico y objeto de la ciencia, de pensamiento y saber. Se puede, sealabaimplcitamente, distinguir pero no separar. El mtodo , escriba, ha de ser tanvariable en su aplicacin, ha de ser tan ampliamente susceptible de modificacin enfuncin de la naturaleza especfica y la complej idad de los fenmenos a que serefiera en cada caso, que todos los conceptos generales relativos a un mtodo y a suutilizacin seran excesivamente indeterminados. Ya en las ramas ms simples de lasciencias no hemos separado la teora y el mtodo; menos an hemos de pensar enproceder as cuando tratamos de los complejos fenmenos de la vida social Poresta razn no he intentado presentar una exposicin de la lgica del mtodo de lafsica social antes de ocuparme con la exposicin de la ciencia como tal. [11]

    Comte seala aqu un problema que desde entonces ha permanecido casicompletamente ahogado: la cuestin de la relacin entre forma de pensamiento ysaber. Que el saber de la humanidad ha experimentado cambios en el curso de suevolucin, que se ha ampliado y ha ido abarcando cada vez ms mbitos del mundocon una fiabilidad y una adecuacin crecientes, est suficientemente demostrado porlos controles cada vez mayores, que los hombres estn en condiciones de imponer alos acontecimientos de su mundo. En el presente es habitual imaginar que si bien elsaber puede ser cambiante y crecer, la actividad misma de pensamiento del hombreest sujeta a ley es eternas e inmutables. Ahora bien, esta separacin ideal entre unaforma eterna del pensamiento y sus contenidos cambiantes no se basa sobre unainvestigacin de las verdaderas circunstancias, sino que se deriva de la humananecesidad de seguridad que lleva a descubrir detrs de todo lo cambiante un absolutoinmutable. Muchos hbitos de pensamiento y muchos conceptos profundamente

    35

  • arraigados en los idiomas europeos favorecen la impresin de que la reduccin detodo lo que nosotros podemos observar como cambiante y mvil a un estadoinmutable absoluto es la operacin intelectual natural, necesaria y la ms fecundaque se puede realizar en la reflexin acerca de problemas, particularmente deproblemas cientficos. Una consideracin ms exacta muestra que la tendencia aremontarse a algo inmutable en la reflexin acerca de lo que se mueve tiene bastanteque ver con una valoracin inconsciente que Comte habra diagnosticado comosntoma de un modo de pensamiento teolgico. Se acepta como obvio que un algoinmutable que se oculta en o detrs de todo cambio posee un valor superior al cambiomismo. Esta valoracin se pone, de manifiesto en la teora filosfica de la ciencia yel conocimiento, entre otras cosas, en la idea de que existen formas de pensamientoeternas conmutables representadas, por ejemplo, en las categoras o en lasreglas de juego de lo que llamamos lgica que estn en la base de lospensamientos comunicados por el habla o la escritura de los hombres de todos lostiempos.

    Pero como sucede con tanta frecuencia, tambin la suposicin de que las leyesde la lgica, que se tienen por inmutables, constituyen leyes efectivamenteobservables del pensamiento de todos los hombres, se deriva de una inadvertidaconfusin entre el hecho y el ideal. Aristteles, que fue quien confiri su descollantesignificacin al concepto de la lgica, entenda por tal, en lo esencial reglas de laargumentacin e indicaciones acerca de cmo elaborar argumentos en la disputafilosfica y acerca de cmo descubrir fallas en el contrario. La idea de que la lgica se ocupa de la prueba de leyes eternas del pensamiento parece que sevincul con el legado aristotlico slo en la Baja Edad Media o an posteriormente.En el uso actual de la palabra lgico se confunde una afirmacin, la de que lasley es de la lgica son eternas y de validez general, con la otra, a saber, que se tratade ley es que constituyen el fundamento del pensamiento efectivamente observablede los hombres de todas las sociedades y de todos los tiempos. Lo mismo vale enrelacin con la afirmacin de que existe un solo mtodo cientfico. Tambin en estecaso se presenta una prescripcin y un ideal como un hecho. El trnsito de una teorafilosfica de la ciencia y el conocimiento a una sociolgica, iniciado por Comte, sebas entre otras cosas en que Comte no colocaba en el centro el modo de procederde una ciencia, sino que se esforzaba por descubrir cules son los rasgoscaractersticos del proceder cientfico, es decir, los que distinguen al pensamientocientfico del precientfico. Tan solo sobre la base de una tal investigacin positiva ,es decir, cientfica, de lo que aportan realmente las ciencias, de una investigacin enla que los objetos de indagacin cientfica sean las propias ciencias, ser posibleconstruir una teora cientfica de la ciencia. Cuando se avanza en esta lnea secomprueba pronto que la idea de que en un determinado mtodo cientfico, por lo

    36

  • general el de la fsica, puede proyectarse a todas las otras ciencias como un modelode validez eterna es la expresin de un ideal especfico. Los filsofos se adjudican eneste caso el papel de jueces que determinan cmo hay que proceder para serconsiderado cientfico. Esta mixtura filosfica de ideal y hecho, esta entronizacindel mtodo de una ciencia particular, la fsica clsica, como mtodo cientfico porantonomasia ha lastrado hasta hoy, como ya signific Comte, el desarrollo autnomode la sociologa.

    El planteamiento filosfico tradicional del problema es egocntrico porque selimita a la cuestin de cmo un individuo puede lograr conocimientos cientficos. Sinembargo, los individuos siempre han tenido que adquirir previamente, en el curso dedeterminados procesos de aprendizaje y a travs de mecanismos de socializacin,determinadas formas de pensamiento , categoras especficas, ciertas maneras deponer en relacin entre s observaciones individualizadas[12]. Cuando se supone a las ley es inmutables del pensamiento , como aparecen en muchas ocasiones en lafilosofa clsica, como la herencia de una evolucin social del pensamiento y elsaber a lo largo de milenios, hay que preguntarse si la tradicional separacin entreformas de pensamiento consideradas como inmutables y contenidos de conocimientovariables tiene propiamente alguna justificacin real. Constituye sin lugar a dudas unmrito de Comte su abandono de este egocentrismo ingenuo de la tradicin filosficaorientada de acuerdo con el pensamiento cientfico-natural y su reconocimiento delpensamiento precientfico, del pensamiento mediante el cual los hombres relacionande otra manera entre s los acontecimientos singulares, como una condicinnecesaria, como una forma de pensamiento necesariamente precedente delpensamiento cientfico. Es probable que haya ido demasiado lejos al suponer que deacuerdo con la ley de los tres estadios las formas precientficas de conocimientotenan necesariamente que transformarse en cientficas. Esto es algo que dependems bien de la orientacin del desarrollo social global. Pero Comte no fue, conseguridad, demasiado lejos al afirmar que todos los modos cientficos depensamiento han debido derivarse de modos de pensamiento precientficos, que losprimeros, que l denominaba teolgicos o metafsicos, constituyen los modos depensamiento ms primarios, ms espontneos, si bien, seguramente, no los msobjetivos y acordes con la realidad. Con esto se anunciaba otro giro copernicano .Pero el hecho de que ms de cien aos despus estas observaciones no hayan tenidocasi ningn eco, que no hayan sido recogidas, ulteriormente elaboradas ytransmitidas a la conciencia de amplios crculos sociales como parte integrante delconocimiento sociolgico, constituye una muestra de las dificultades a que seenfrent y sigue enfrentndose la consumacin de tal giro.

    Hubo una poca en la que los hombres tenan por evidente que la Tierra descansa

    37

  • inmvil e inmutable en el centro del universo. En el presente muchos hombres tienenpor evidente que sus propios modos de pensamiento son, a un tiempo, los modos depensamiento inmutables de todo el gnero humano. Permanentemente se afianzan enesta creencia a travs de la experiencia de que estos modos de pensamientoscientficos, racionales , se acreditan sin tregua tanto en el trabajo emprico deinvestigacin como en su aplicacin prctica en el campo de la tcnica. Parecen sertan directamente los modos correctos de pensamiento que los diferentesindividuos llegan a imaginarse que les fueron conferidos por la propia naturaleza enforma de su entendimiento o de su razn con total independencia de supropia educacin en una determinada sociedad, con total independencia de estasociedad. No pueden recordar, y tampoco lo estudian, lo difcil que fue en el marcode su propia sociedad la derivacin de modos de pensamiento cientficos a partir delos precientficos y la promocin de aquellos a un lugar de predominio en todas lascapas sociales. Pero como se desconoce qu desarrollo social especfico posibilit enlos pases europeos que prosiguieron el desarrollo del patrimonio de saber ypensamiento acumulado en muchas otras sociedades de la humanidad el trnsito alpensamiento cientfico en princ