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48 Cartografía y conf lictos Herramie ntas para resistir, movilizar y construir Cuadernos de debate internacional Cuadernos de debate internacional Política ecología Política

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ecologia

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  • ecologaPoltica

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    Cartografa y conflictosHerramientas para resistir, movilizar y construir

    En este nmero la revista Ecologa Poltica se centra en la relacin entre la Ecologa Poltica, la geografa y el uso de mapas.

    Se trata de un nmero especial en el que se presentan resultados de los proyectos europeos de investigacin EJOLT, ENGOV y un proyecto Espaol sobre metabolismo social. No obstante en la revista encontraris tambin artculos y entrevistas especialmente realizadas para la ocasin. En total, casi 20 artculos sobre la temtica.

    Tambin ponemos a vuestra disposicin la web de ecologa poltica: www.ecologiapolitica.info para poder subscribirse a la revista y acceder a la versin electrnica de los primeros 46 nmeros de la revista. Igualmente tenis a vuestra disposicin nuestro twitter @Revista_Eco_Pol y facebook facebook.com/revistaecopol para manteneros permanentemente informados sobre las principales novedades en el mbito de la ecologa poltica.

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    Cuadernos de debate internacionalCuadernos de debate internacional

    PolticaecologaPoltica

  • ecologaPolticaCuadernos de debate internacional

    ndiceEDITORIAL

    INTRODUCCIN

    EJATLAS, mapeo colaborativo como herramienta para el monitoreo de la (in)justicia ambiental Leah Temper, Daniela del Bene, Luca Argelles y Yakup etinkaya

    La gobernanza ambiental en Amrica Latina. Mapeando miradas, dinmicas y experiencias Barbara Hogenboom, Michiel Baud, Fabio de Castro y Mariana Walter

    MAPTIVISMO: EXPERIENCIAS PRCTICAS

    Mapeando conflictos Hacia una nueva ecologa poltica estadstica? Entrevista a Joan Martnez Alier Santiago Gorostiza

    Mapeo 2.0. Ampliando los lmites de la cartografa crticaRal Snchez y Alfons Prez

    Talleres de mapeo. Recursos ldicos y visuales para la construccin de conocimiento colectivoJulia Risler y Pablo Ares

    El uso de OpenStreetMap en el contexto humanitarioEntrevista a Sverin Mnard

    El barrio no se vende Las barriografas de la Barceloneta como herramienta de resistencia vecinal frente al extractivismo urbanoEmma Alari Pahissa

    Mapeando el procesamiento de basura electrnica en Agbogbloshie, GhanaRafael Fernndez-Font Prez

    GEOGRAFIAS DE LA CONFLICTIVIDAD

    Consultas comunitarias y vecinales contra la minera metalfera en Amrica Latina (2002-2012) Mariana Walter y Leire Urkidi

    Hacia una interpretacin analtica de los logros para la justicia ambiental en casos de resistencia anti-minera Beatriz Rodrguez-Labajos y Begm zkaynak

    Contra la velocidad: movimientos locales contra mega-infraestructuras intiles e impuestasAlfred Burballa Noria y Leah Temper

    Conflictos ambientales en torno a proyectos extractivos y agrarios en MadagascarVahinala Raharinirina

    Conflictos ambientales en Colombia: actores generadores y mecanismos de resistencia comunitariaMario Alejandro Prez -Rincn

    Los colores de la tierra. Permanencia y discontinuidades del apartheid en NamibiaPablo Gilolmo Lobo

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  • POSTALES DEL ATLAS DE JUSTICIA AMBIENTAL

    Cartografa de los conflictos socioecolgicos en el Estado espaol Amaranta Herrero Cabrejas

    Conflictividad socio-ambiental en el Ecuador: un inventario de conflictos en el periodo 1982-2013Sara Latorre, Katharine N. Farrell y Joan Martnez-Alier

    Comercio de biomasa y acaparamiento de tierra: nuevas dimensiones de las relaciones Sur-SurLuca Argelles, Leah Temper y Beatriz Rodrguez-Labajos

    REDES DE RESISTENCIA

    New York: un paso ms del movimiento contra el cambio climticoJosep Maria Antentas

    El petrleo y el agua en el ro bidireccionalKevin Buckland

    REFERENTES AMBIENTALES

    Las fisuras del espacio abstracto hacia el diferencial: los conflictos ambientales entendidos a travs de Henri Lefebvre Carolina Herrmann Coelho-de-Souza

    Giro descolonial y nuevas geo-cartografasMilson Betancourt Santiago

    CRTICA DE LIBROS, INFORMES Y WEBS

    Hollando espacios (urbanos) ignotos. Explore Everything: Place-Hacking the City Santiago Gorostiza

    Este nmero de Ecologa Poltica se ha beneficiado particularmente del proyecto Metabolismo Social y Conflic-tos Ambientales del Ministerio de Ciencia e Innovacin de Espaa (CSO2010-21979, 2010-2013) dirigido por Joan Martinez Alier y Marta Conde. Asimismo ha sido co-editado y presenta resultados de los proyectos europeos EJOLT (Environmental Justice Liabilities and Trade, www.ejolt.org, 266642, 2011-2015) y ENGOV (Gober-nanza Ambiental en Amrica Latina y el Caribe, www.engov.eu, 266710, 2011-2015). La edicin tambin ha contado con el apoyo de una seed grant del ISSC en el marco del programa Transformations to Sustainability que forma parte de la iniciativa Future Earth. Las opiniones expresadas en los artculos son de exclusiva respon-sabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de las agencias que colaboraron con el financiamiento de la investigacin y publicacin.

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  • Esta revista ha recibido una ayuda a laedicin del Ministerio de Educacin,Cultura y Deporte. Subvencin 2014.

    Editores: Joan Martnez-Alier, Ignasi Puig Ventosa, Anna Monjo Omedes, Miquel Ortega Cerd.

    Editoras invitadas:Marta Conde, Leah Temper y Mariana Walter

    Coordinacin editorial: Maria Mestre ([email protected])

    Gestin de artculos: Irmak Ertr ([email protected])

    Subscripciones y venta: Mar Santacana ([email protected])

    Diseo, maquetacin e impresin: El Tinter, SAL.

    Mapa de la cubierta: British Library Collection

    Secretariado: Fundaci ENT. C/Sant Joan 39, primer piso. 08800. Vilanova i la Geltr. Espaa. Tf/Fax: +34 938935104.

    Edita: Fundaci ENT / Icaria editorial.

    Consejo de Redaccin:Gualter Barbas Baptista, Iaki Brcena Hinojal, Gusta-vo Duch, Jos Aniol Esteban, Eva Hernndez, Maria-na Walter, Santiago Gorostiza, Marc Gavald, Gloria Gmez, David Llistar, Florent Marcellesi, Patricio Igor Melillanca, Ivan Murray, Marta Pahissa, Jess Ramos Martn, Albert Recio, Tatiana Roa, Jordi Roca Jusmet, Carlos Santos, Carlos Vicente, Nria Vidal y Joseph H. Vogel.

    Consejo Asesor:Federico Aguilera Klink, Elmar Altaver, Nelson lvarez, Manuel Baquedano, Elisabeth Bravo, Esperanza Mar-tnez, Jean Paul Delage, Arturo Escobar, Jos Carlos Escudero, Mara Pilar Garca Guadilla, Enrique Leff, Jos-Manuel Naredo, Jos Agusto Pdua, Magaly Rey Rosa, Silvia Ribeiro, Giovanna Ricoveri, Victor Manuel Toledo, Juan Torres Guevara, Ivonne Yanez.

    Impreso en BarcelonaEl Tinter SAL, La Plana, 8 (Barcelona)Diciembre de 2014. Revista bianualISSN: 1130-6378Dep. Legal: B. 41.382-1990

    Ecologa Poltica en internet

    http://www.ecologiapolitica.info

    http://www.facebook.com/revistaecopol

    http://twitter.com/Revista_Eco_Pol/

    Licencia Creative Commons de Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Espaa

    Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar pblicamente la obra, y hacer obras derivadas bajo las condiciones siguientes: Reconocimiento. El material puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros si se muestra en los crditos. No comercial. No puede utilizar esta obra para fines comerciales. Compartir igual. Si altera o transforma esta obra, o genera una obra derivada, slo puede distribuir la obra generada bajo

    una licencia idntica a esta.Esto es un resumen legible del texto legal (la licencia completa) se encuentra disponible en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/legalcode.es

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    Editorial

    Los mapas no solo representan el mundo, lo recrean y transforman nuestro entendimiento del mismo y de los lugares que representan.

    En 1854 John Snow present el primer mapa de epidemiologa popular de la histo-ria, un mapa que cambi la forma en que se entenda el mundo. Antes del mapa de clera de Snow se pensaba que esta enfermedad se contagiaba por va area. En un esfuerzo para probar que no era as, Snow mape el brote de clera en el distrito de Soho de Londres. A travs de una representacin visual de las muertes y de las fuentes de agua, se hizo evidente que los casos se agrupaban en torno a una bomba de agua de la calle Broad (actualmente Broadwick). ste es el primero de muchos ejemplos de mapeo para estudios epidemiolgicos y como herramienta de activismo.

    Avanzamos 150 aos para llegar al norte de la Amazona peruana. Un territorio afec-tado desde finales de la dcada de 1960 por la

    industria petrolera. Recientemente, una ini-ciativa cientfica ciudadana aprovecha nuevas tecnologas de almacenamiento en la nube y herramientas de geo-referenciacin (GPS) para implementar un monitoreo participati-vo de derrames de petrleo para y por las co-munidades indgenas. El proyecto ha logrado que los derrames sean difundidos por medios de difusin nacionales e internacionales for-zando a las empresas petroleras a responder y hacerse responsables por sus infraestructuras deficientes y su poca reaccin.

    Pero, al mismo tiempo, estas nuevas he-rramientas de geo-activismo plantean algu-nas cuestiones difciles. Como seala Mart Orta, los Sistemas de Informacin Geogrfi-ca (SIG) tambin pueden volverse una herra-mienta de asimilacin epistemolgica, una nueva forma de asimilar las culturas indge-nas a la sociedad occidental. Adems, los SIG son altamente tcnicos y costosos, especial-mente para las comunidades indgenas, que

  • 5ecologaPoltica

    Edit

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    no siempre tienen internet y ordenadores, ni siquiera electricidad. Esto implica que aun cuando son participativos, estos procesos son generalmente impulsados y controlados por personas externas.

    La cuestin de si los mapas, las tecnolo-gas de anlisis espacial, los conocimientos cartogrficos pueden ser utilizados para em-poderar la resistencia recorre este nmero de Ecologa Poltica. Ms ampliamente exami-namos cmo nuevas tecnologas para recopi-lar y sistematizar informacin estn permi-tiendo innovadoras formas y articulaciones entre activismo e investigacin. Vemos, por ejemplo, como redes de activistas como OC-MAL (Observatorio de Conflictos Mineros de Amrica Latina) visibilizan conflictos mediante inventarios y mapas. Los artcu-los presentados abordan cuestiones relacio-nadas con el acceso a la informacin, cmo la informacin es recopilada y representada, por quin, para quin y cmo los mapas son usados para crear el espacio y delimitar lugar y territorio.

    Este nmero de Ecologa Poltica se organiza en 7 secciones. La primera seccin introduce conceptos clave de los proyectos europeos EJOLT y ENGOV y del proyecto espaol Metabolismo Social y Conflictos Ambientales, todos ellos desarrollados entre 2011 y 2015 en el ICTA de la Universidad Autnoma de Barcelona y otras organizaciones activistas o acadmicas. La segunda seccin, aborda ejemplos prcticos del uso de mapas para el activismo, lo que podemos denominar maptivismo. Estas experiencias de mapeo permiten construir historias vinculadas a lugares, visualizar datos y elaborar argumentos. Vemos que las cartografas son usadas para desafiar el poder, reclamar el territorio y repensar los lugares, construyendo relaciones y dando significado a los lugares. Tambin se ilustra cmo estos procesos se llevan a cabo utilizando desde tecnologas muy sencillas (lpiz y papel) hasta otras ms sofisticadas (drones).

    En la seccin sobre maptivismo, Joan Mart-nez Alier explica a travs de una entrevista el pro-yecto EJOLT (www.ejolt.org) y su atlas global

    de conflictos de justicia ambiental (www.ejatlas.org). Raul Snchez y Alfons Prez enfatizan la importancia de internet para el despegue de nuevas formas de activismo. Julia Risler y Pablo Ares del grupo iconoclasistas nos proponen el mapeo como herramienta de lucha y exponen cmo, a travs de talleres de mapeo colectivo, se nutre el desarrollo de idearios colectivos sobre el presente y el futuro. Una entrevista a Sverin Mnard examina plataformas como Open Street Maps. Consciente del poder de los mapas que representan nuestro entorno, argumenta que no podemos dejar esto en manos de los googles y apples del mundo. Otros ejemplos prcticos de maptivismo son incluidos, como la utilizacin de drones descrita por Rafael Fernndez-Font que permite visibilizar las diferentes actividades en torno del reciclaje de e-waste en Ghana o los mapas desarrollados por colectivos en la Barce-loneta en su defensa de este barrio de Barcelona. Emma Alari nos presenta mapas fruto de esta lucha.

    La tercera seccin, geografas de la conflictividad, examina cmo ejercicios de mapeo contribuyen a entender los cambios ambientales y sociales, as como visibilizar los conflictos a escalas ms amplias. Se presentan seis casos en los que desde diferentes aproximaciones, investigadores utilizan bases de datos y diversas formas de cartografa para analizar las relaciones que se tejen en el espacio y el tiempo. En unos casos, las investigadoras mapean y examinan de forma sistemtica un tipo determinado de conflicto o estrategia de movilizacin, sus articulaciones y conexiones. As, Mariana Walter y Leire Urkidi estudian el surgimiento y difusin de consultas comunitarias como estrategia para frenar proyectos mineros en Amrica Latina, desde la pionera experiencia de Tambogrande en el ao 2002 hasta el ao 2012. A travs de estas consultas, las comunidades estn redibujando las escalas de toma de decisin en el control de sus territorios. Beatriz Rodrguez-Labajos y Begm zkaynak examinan 354 casos de conflictos mineros en Amrica Latina

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    provenientes del EJatlas combinando datos cualitativos y cuantitativos utilizando mtodos de estadstica descriptiva. Alfred Burballa Noria y Leah Temper reflexionan sobre la experiencia de la red europea GPII contra los Grandes Proyectos Intiles e Impuestos, examinando las diferentes narrativas que impulsan estas infraestructuras como el aeropuerto de Nantes o el TAV de Turn a Lyon, y cmo est creciendo la movilizacin social contra ese derroche. Por otra parte, otras investigaciones presentadas analizan las causas, tendencias y principales caractersticas de los conflictos en un determinado pas. Vahinala Raharinirina recopila y analiza 14 casos de conflictos ambientales glocales en Madagascar, examinando los procesos histricos y socio-polticos en los que se enmarcan y los diversos actores que promueven y se oponen a las actividades en disputa. Mario Alejandro Prez-Rincn presenta un amplio inventario de conflictos ambientales en Colombia, identificando las actividades y actores generadores de conflicto, y los mecanismos de resistencia desplegados por los afectados, en un ejercicio de ecologa poltica estadstica. Por ltimo, Pablo Gilolmo Lobo realiza un anlisis espacial del reparto actual de la tierra en la regin de Otjozondjupa (Namibia), concluyendo que la diferencia racial como criterio de acceso a la tierra ha sido reciclada bajo un criterio de clase y productivista.

    En la cuarta seccin, postales del atlas de justicia ambiental, se presenta en forma de fichas breves tres ejemplos de procesos de mapeo sistemtico de conflictos en el marco del EJatlas. Los conflictos en Espaa fueron mapeados por Amaranta Herrero y los de Ecuador por Sara Latorre. La ficha elabora-da por Luca Argelles, Leah Temper y Bea-triz Rodrguez-Labajos presenta un anlisis de conflictos de acaparamiento de tierras en frica, reflexionando sobre su relacin con el HANPP (Apropiacin Humana de la Produc-cin Primaria Neta) y las nuevas relaciones Sur-Sur.

    En la seccin sobre redes de resistencia nos desplazamos a Nueva York dnde nos suma-mos a la manifestacin contra la inaccin del poder poltico ante el cambio climtico. Kevin Buckland nos muestra Nueva York y el Rio Hudson a travs de una travesa rei-vindicativa. Josep Maria Antentas reflexiona sobre diferentes experiencias de movilizacin en el contexto de la marcha sobre el cambio climtico.

    Por ltimo, en la seccin de referentes ambientales, en una revisin de Carolina Herrmann Coelho de Souza, se presentan elementos clave del pensamiento de Henri Lefebvre para entender la geografa crtica. Milson Betancourt revisa algunas claves de la escuela latinoamericana compuesta por intelectuales como Walter Mignolo o Arturo Escobar que abordan el giro descolonial y re-flexionan sobre otras cartografas.

    Hoy en da parece que todo el mundo est mapeando. Los artculos de este nmero de Ecologa Poltica nos recuerdan que los imagi-narios geogrficos son lugares importantes de lucha socio-ambiental y nos muestran cmo pueden crear nuevas posibilidades geopol-ticas. Sin embargo, en medio de esta mana por mapear, debemos ser conscientes de qu informacin se usa, cmo se usa, de quin la crea y quin tiene acceso, a quin le sirve, as como los potenciales logros y peligros de mapear lo no mapeado y visibilizar lo invisible. Finalmente, los mapas contienen solo una seleccin arbitraria de informacin y esconden ms de lo que muestran. Pueden ser un vehculo para desafiar el poder solo si las prcticas y los conocimientos cientficos que enmarcan su creacin son tambin parte de un proceso transformador.

    Marta Conde, Leah Temper, Mariana Walter

  • La economa est por todas partes. Entindela con

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  • Introduccin

    EJAtlas, mapeo colaborativo como herramienta para el monitoreo de la (in)justicia ambiental Leah Temper, Daniela del Bene, Luca Argelles y Yakup etinkaya

    La gobernanza ambiental en Amrica LatinaMapeando miradas, dinmicas y experiencias Barbara Hogenboom, Michiel Baud, Fabio de Castro y Mariana Walter

    La economa est por todas partes. Entindela con

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  • 10 ecologaPoltica

    Leah Temper, Daniela del Bene, Luca Argelles y Yakup etinkaya

    Los mapas del mundo en la Edad Media eran a menudo representados con el Este o el Sur ha-cia arriba. La posicin del Norte en la parte de arriba de los mapas es una prctica arbitraria y relativamente nueva, que sugiere la aceptacin de un orden del mundo en particular. Como Bernard Nietschmann Nietschmann (1995, 32) dijo: ms territorio indgena ha sido recla-mado por medio de mapas que de armas. El corolario es cierto, y tambin lo es su opuesto, convirtiendo a los mapas en armas de liberacin y de explotacin al mismo tiempo (Crampton, 2006). Hoy el mapa invertido puede considerar-se un smbolo de la emergente cartografa crtica (Crampton, 2009; Wood, 2010), que reconoce que los mapas han sido histricamente objetos de poder, creando fronteras, reforzando el con-trol y sirviendo como herramienta indispensable para la expansin imperial. La cartografa crtica pretende comprender el vnculo entre el cono-cimiento geogrfico y el poder, y proponer as un proceso para invertir este nexo, ilustrando formas de injusticia y sirviendo de herramienta para el activismo y la lucha.

    Usando este pensamiento el proyecto EJOLT ha adoptado el mapa invertido como logo. EJOLT significa Organizaciones de Justicia Ambiental, Responsabilidades y Comercio (por sus siglas en ingls: Environmental Justice Organizations, Liabilities and Trade). Es un proyecto financiado por la UE cuyos objetivos son la produccin de mapas de injusticias ambientales, la creacin de redes globales entre las que luchan contra stas y la influencia de las leyes y polticas que afectan,

    o crean, estos conflictos. EJOLT se basa en la in-vestigacin cooperativa y pretende aportar infor-macin sobre dos asuntos de gran inters para la sociedad: Cules son las causas de los crecientes conflictos de distribucin ecolgica en diferentes escalas? y Cmo pueden esos conflictos con-vertirse en fuerzas que apunten hacia la sosteni-bilidad ambiental? (Martinez-Alier et al., 2011).

    Una de los medios principales para profundizar en estas cuestiones es a travs de la creacin de un inventario de conflictos socio-ambientales y de resistencias a nivel global, el Atlas de la Justicia Ambiental (EJAtlas por sus siglas en ingls; www.ejatlas.org). Dibujando los mapas de reclamacio-nes y las luchas localizadas, el proyecto busca documentar y apoyar la lucha por la Justicia Am-biental. Este ejercicio requiere la interconexin de mltiples disciplinas, no explorada previamente: justicia ambiental, economa ecolgica y meta-bolismo socio-econmico, ecologa poltica y la teora de los movimientos sociales.

    Resultados y potencial de anlisis

    El EJAtlas fue presentado el 19 de marzo de 2014 en la sede de UNEP en Bruselas. Actual-mente contiene ms de 1200 casos, y el nmero va en aumento. Los conflictos estn relacionados mayoritariamente con la extraccin industrial de recursos naturales (minera, gas y petrleo, deforestacin), con la produccin industrial de biorecursos (plantaciones de rboles, granjas de camarones) y con la gestin de deshechos (e-was-te, incineracin, vertederos).

    EJAtlas, mapeo colaborativo como herramienta para el monitoreo de la (in)justicia ambiental

  • 11ecologaPoltica

    Introd

    uccin

    Ms de 130.000 usuarios han visitado la p-gina del proyecto EJOLT hasta la fecha, con 500.000 visitas a la pgina de EJAtlas. Desde su lanzamiento el Atlas ha sido mencionado ms de 130 veces en prensa en 21 pases, incluyendo Science Magazine, la BBC o Le Monde. En India, el Live Mint del Wall Street Journal explic cmo el Atlas refleja que la globalizacin de las redes sociales, el activismo y las responsabilidades ha-ciendo que el examen que la sociedad civil hace de las empresas se torne ms exigente.

    El cdigo utilizado para presentar los resulta-dos est construido sobre una estructura de datos diseada explcitamente para la usabilidad de los datos en el contexto de la investigacin y la aca-demia. Las personas usuarias son invitadas a na-vegar en el Atlas de diferentes maneras, a travs de sus diferentes funcionalidades. Por ejemplo, los mapas destacados muestran una seleccin de conflictos sobre temas determinados, adems de informacin adicional relevante para cada caso, y capas vectoriales que ayudan a visualizar el con-texto en el que estos mapas se enmarcan. Con la funcin bsqueda y filtro, las usuarias pueden realizar una seleccin precisa de los casos con todos los campos presentes en la ficha y ajustar su seleccin acorde a sus necesidades. Adems, el mapa puede ser navegado por pases, compaas, tipo de conflicto, mercanca, etc.

    A inicios de 2015 ver la luz el segundo lanza-miento del EJAtlas, en la que se integrar la infor-macin referente a los datos de los conflictos con otro tipo de indicadores espaciales mediante SIG (Sistema de Informacin Geogrfica). Los indica-dores espaciales que se usarn son tanto biofsicos como socio-econmicos, y entre otros incluyen: densidad de poblacin, reservas indgenas, reas protegidas, niveles de pobreza por municipio, concesiones mineras y petrolferas, etc.

    Adems del anlisis espacial que estos indi-cadores permiten realizar, estas capas resultan tiles para aportar una perspectiva diferente a la visualizacin del mapa de conflictos, ya que presentan informacin que puede cambiar radi-calmente el sentido, el significado, y la relevancia del mapa. Tenemos claros ejemplos en este senti-do. Por ejemplo: el mapa de reactores nucleares

    publicado por The Guardian1 se percibe y en-tiende de manera diferente si le superponemos una capa de riesgo ssmico. ste es el objetivo de los Featured Maps que sern integrados en el EJAtlas en su segundo lanzamiento (estimado para noviembre 2014), y que presentar mapas temticos o regionales, incluyendo diferentes indicadores espaciales. Por ejemplo, en el mapa de minera en Latinoamrica se superpondr el mapa de depsitos minerales con las zonas de alta biodiversidad. O el mapa de India, que con-trastar los conflictos ambientales con el nivel de escasez de agua en las cuencas o con el volumen de agua usado por las centrales trmicas para re-frigeracin. Esperamos que esta combinacin de factores ayude a comprender las causas y conse-cuencias de los conflictos ambientales conteni-dos en el EJAtlas.

    La principal dificultad de esta tarea reside en la disponibilidad de los datos. Hay muchos in-dicadores que aportaran enormemente a com-prender causas y consecuencias pero que no se encuentran disponibles en forma espacial (a veces inaccesibles por razones econmicas) o ni tan siquiera de manera estadstica tradicional (en cuyo caso el proceso para incluir el indicador pasa por un paso de digitalizacin intermedio). En concreto, echamos en falta datos socio-eco-nmicos a escala municipal o regional, como datos del PIB o los flujos de extraccin, que si bien a nivel de pas resultan interesantes para comprender las dinmicas globales, no sirven para explicar diferencias territoriales sociales y econmicas que tambin existen dentro de los pases. Esto es til para analizar, por ejemplo, dnde se produce la energa dentro de un pas (y por tanto, dnde se sufre la contaminacin o la extraccin derivada) y dnde se consume, o para comparar dnde se deforesta (y por tanto donde los conflictos surgen) y donde van a pa-rar los beneficios de esa actividad (en forma de incrementos del PIB).

    1 http://www.theguardian.com/news/datablog/2011/mar/18/nu-clear-reactors-power-stations-world-list-map#data

  • 12 ecologaPoltica

    Ecologa Poltica Estadstica

    El EJAtlas tambin supone una herramienta para practicar lo que llamamos ecologa pol-tica estadstica. El gran nmero de conflictos documentados y georreferenciados que contiene su base de datos permite una comparacin de casos emblemticos entre distintas geografas, reas temticas y escalas geogrficas y tempora-les. Esto sirve por ejemplo para entender factores comunes entre regiones, o para obtener una mi-rada del papel que las organizaciones de justicia ambiental juegan en los conflictos, y constituye tambin una base slida para la seleccin de ca-sos de estudio y para la realizacin de anlisis de reas o de temas.

    Con el fin de realizar una primera fotografa de los conflictos contenidos en el Atlas, y de la si-tuacin global de la justicia ambiental, por ende, se ha llevado a cabo un anlisis de frecuencia de los diferentes campos y variables contenidos en el mapa. Teniendo en cuenta que la base de datos no es completa, y atendiendo a las diferencias de cobertura en diferentes pases y de tipo de conflicto (determinados en parte por las localiza-ciones e intereses de los colaboradores) los datos recogidos en el Atlas indican las tendencias sobre qu mercancas, qu lugares y qu compaas o actores son mayoritariamente partcipes en los conflictos. El artculo de Rodrguez-Labajos y Ozkaynak en este nmero es otro ejemplo del tipo de anlisis de datos que el EJAtlas permite.

    El anlisis multivariante sirve para entender la contribucin de factores que influyen en un evento o resultado. Aplicando este tipo de anli-sis a los conflictos de EJAtlas se pueden deducir las formas de movilizacin o los actores determi-nantes que afectan a un tipo de resultado (por ejemplo victoria judicial, retirada de inversores, etc.), o los factores socioeconmicos o caracters-ticas del proyecto que llevan a adoptar determi-nado tipo de formas de movilizacin (disruptivas o no disruptivas).

    Finalmente, vale la pena sealar que el uso de herramientas GIS para el anlisis estadstico de datos permite sobreponer la localizacin de los conflictos con indicadores socio-econmicos o

    biofsicos georreferenciados. Esta superposicin ha permitido aadir a la descripcin de los con-flictos factores como tipo de uso de la tierra, da-tos geolgicos, densidad de poblacin, niveles de degradacin del suelo y deforestacin, porcentaje de poblacin indgena por municipio, niveles de pobreza, etc. Se ha realizado tambin un trabajo preliminar en la correlacin de indicadores de me-tabolismo social, como la Apropiacin Humana de la Productividad Primaria Neta (HANPP por sus siglas en ingls), con los diferentes tipos de conflicto, un anlisis que ayuda a entender qu conflictos ocurren ms a menudo en las fronteras de las mercancas (reas con bajo HANPP) y por tanto bajos niveles de perturbacin o colonizacin de ecosistemas. Tambin se ha analizado la co-rrelacin entre HANPP e intensidad de conflicto para cada categora. Los resultados preliminares indican mayores intensidades en zonas donde ya existe una alta apropiacin de recursos, lo que propicia la competicin por stos.

    Conclusin

    Este artculo ha presentado algunas de las principales caractersticas del EJAtlas. Una de las mayores fortalezas del proyecto es el esfuerzo de ser lo ms participativo posible y asegurar al mis-mo tiempo buenos estndares en la recogida de datos a travs de la colaboracin entre activistas, investigadores y activistas-investigadores, acom-paando por un proceso de revisin y control de calidad. El proceso de diseo y creacin del EJAt-las es colaborativo e iterativo, un proceso de GIS participativo que an est despegando. El EJAtlas puede ser considerado como lo que ha sido lla-mado un hbrido colectivo de investigacin por Gibson-Graham (de Callon et al., 2002; Callon y Caliskan, 2005). El rol central de la epistemolo-ga performativa de investigacin es incrementar el inters hacia los entendimientos escondidos y alternativos del mundo, y haciendo esto, conver-tirlos en objetos potenciales de polticas y debates (Gibson-Graham 2008:620).

    Mediante cooperacin con las Organizaciones de Justicia Ambiental y sus redes esperamos con-tribuir al movimiento por la Justicia Ambiental

  • 13ecologaPoltica

    Introd

    uccin

    global, que est en aumento, para que contine tomando forma globalmente, formulando po-siciones ms estratgicas y ms inclusivas, a la vez que mantenga los matices locales. Espera-mos ser capaces de describir esos procesos y de analizar nuevos conceptos provenientes de los movimientos sociales, y mapear los patrones de la participacin en stos de mujeres, indgenas o sindicatos, as como sus diferentes formas de intervencin en los conflictos. Creemos que el nmero de conflictos va en aumento, especial-mente a lo largo de las fronteras de extraccin y tambin como resultado de la creacin de nuevas commodities (derivadas por ejemplo de la re-ciente inversin especulativa en tierras o en ser-vicios ecosistmicos). Ms all de investigacin en ecologa poltica, el mapa quiere ser social y polticamente relevante, apuntando directamen-te a los actores detrs de las injusticias, y servir como herramienta para activistas, ilustrando asuntos ambientales crticos e alimentando el debate pblico sobre la distribucin de riesgos, cargas y beneficios.

    La globalizacin del marco de Justicia Ambien-tal pretende tambin resaltar que los conflictos no son NIMBYs (Not In My Backyard: No en mi Patio Trasero), si no generalmente son NIABYs (Not In Anybodys Backyard: No en el Patio Trasero de Nadie) o incluso NOPEs (Not On Planet Earth: No en el Planeta Tierra). Parar un proyecto en un lugar no significa que esa activi-dad pueda moverse a otro sitio. Las protestas y los discursos muestran que la oposicin no est relacionada a la localizacin per se, si no a la idea general de desarrollo, explotacin y extraccin. En consecuencia el movimiento debe luchar por una mayor soberana sobre el comercio multila-teral, las instituciones de crdito y las entidades reguladoras, as como para promover el control de las responsabilidades de corporaciones y go-biernos a travs de mecanismos legales a escala nacional e internacional. El reconocimiento de las cadenas globales de responsabilidades es un pre-cursor del reconocimiento de la deuda ecolgica que parte del movimiento reclama. En palabras de Schlosberg (2004): Lo interesante de comunicar diversas batallas, incluso aquellas surgidas en con-

    tinentes remotos, o en la profundidad el bosque, es dar a aquellos, lejanos o diferentes a nosotros, voz, y reconocer su situacin. La explosin de los diferentes discursos de injusticia, hacer esos discursos disponibles a travs de la Web, medios alternativos o tradicionales, y atraer la atencin a la diversidad de injusticias ambientales a travs de acciones de la sociedad civil internacional, forja empata, reconocimiento y unidad, incluso cru-zando grandes distancias.

    Referencias

    Callon, M. y Caliskan, K. (2005), New and Old Directions in the Anthropology of Mar-kets. Wenner-Gren Foundation for Anthro-pological Research: New York.

    Crampton, J. W., (2006), An Introduction to Critical Cartography, ACME (An Interna-tional EJournal for Critical Geographies) vol. 4 (1). p. 11-33.

    Crampton, J. W., (2009), Mapping: a critical introduction to cartography and GIS, John Wiley & Sons.

    Gibson-Graham, J.k., (2008), Diverse econo-mies: performative practices for `other worlds, Progress in Human Geography vol. 32 (5), p. 613-632.

    Martinez-Alier J., Healy H., Temper L, Wal-ter, M., Rodriguez-Labajos, B., Gerber, J. F. y Conde, M., (2011), Between science and activism: learning and teaching ecological economics with environmental justice organ-isations, Local Environment vol. 16 (1), p. 17-36.

    Nietschmann, B., (1995), Defending the Miski-to Reefs with Maps and GIS: Mapping With Sail, Scuba, and Satellite, Cultural Survival Quarterly vol. 18 (4), p. 34-37.

    Schlosberg, D., (2004), Reconceiving Environ-mental Justice: Global Movements And Polit-ical Theories, Environmental Politics vol. 13 (3), p. 517-540.

    Wood, D. F., y Krygier, J., (2010), Rethinking the power of maps. The Guilford Press: Nue-va York y Lndres

  • 14 ecologaPoltica

    La gobernanza ambiental en Amrica Latina Mapeando miradas, dinmicas y experiencias1

    Barbara Hogenboom, Michiel Baud, Fabio de Castro y Mariana Walter

    En los ltimos aos los pases latinoamericanos han ocupado un papel clave en los debates globales so-bre las causas y soluciones a los problemas ambien-tales y al cambio climtico. Esta regin se ha cons-tituido en un espacio de innovacin y bsqueda de alternativas donde movimientos sociales, gobiernos y empresas se encuentran y desencuentran, reconfi-gurando la gobernanza ambiental. En este artculo se presentan algunos de los marcos conceptuales del proyecto de investigacin ENGOV sobre Gober-nanza Ambiental en Amrica Latina y el Caribe: Desarrollando Marcos para el Uso Sostenible y Equitativo de los Recursos Naturales (www.engov.eu 2011-2015). El artculo presenta tendencias y procesos clave en la gobernanza ambiental de la regin, incluyendo dinmicas espaciales y escalares centrales. ENGOV es un proyecto de investigacin financiado por la Unin Europea y constituido por un consorcio de 10 centros de investigacin de Europa (Holanda, Francia, Espaa, Noruega) y Amrica Latina (Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Mxico) que co-patrocina esta edicin especial de la revista Ecologa Poltica, presentando algunos de sus resultados entre sus contenidos.

    La gobernanza ambiental en Amrica Latina

    La gobernanza ambiental en Amrica Latina ha atravesado importantes transformaciones en las l-timas dcadas. Desde la mitad de los aos ochenta

    1. Este artculo se basa en la publicacin: HOGENBOOM, B., BAUD, M. y DE CASTRO, F. (2012), gobernanza am-biental en Amrica Latina: hacia una agenda de investigacin integradora. Revista del Centro Andino de Estudios Interna-cionales, vol. 12, p.57-72

    en adelante se dio una tendencia generalizada a abandonar los arreglos institucionales centrados en el Estado. El nfasis en la privatizacin y descen-tralizacin impuls nuevos enfoques del manejo de los recursos naturales que enfatizaron el auto-gobierno y mayores niveles de participacin para la sociedad civil y las empresas privadas. Las polticas neoliberales promovieron en muchas ocasiones la privatizacin de recursos naturales tales como agua, bosques, tierra y recursos pesqueros, produciendo importantes impactos socioambientales en la re-gin (Liverman y Silvina Vilas, 2002). En paralelo, se desarrollaron alianzas entre organizaciones de la sociedad civil, ONG (internacionales) e institucio-nes acadmicas, y emergieron perspectivas alterna-tivas de gobernanza para los usuarios locales y co-munidades. Esta corriente abri camino a procesos de glocalizacin que vincularon actores locales y globales en el desarrollo de enfoques locales para el manejo de recursos naturales. Pese a ello, la des-igualdad persistente, la pobreza, la corrupcin, la violencia, la limitada capacidad institucional y el poder de las lites con frecuencia profundizaron las desigualdades de poder e inhibieron la implemen-tacin efectiva de tales iniciativas (Larson, 2003).

    En la dcada pasada, nuevos cambios polticos y econmicos nuevamente influenciaron fuertemen-te la gobernanza ambiental en la regin. A escala nacional, varios partidos y candidatos post-neoli-berales (con frecuencia de izquierda) que provenan de fuera de la lite establecida fueron electos. Sus agendas polticas prometieron el cambio del mode-lo de desarrollo econmico, democratizar los pro-cesos de toma de decisiones e intensificar la lucha contra la pobreza y la exclusin social, poltica y

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    Introd

    uccin

    cultural. En su discurso, muchos de estos gobier-nos enfatizaron la necesidad de reformas (radicales) para resolver los problemas sociales y econmicos de una manera sustentable, basada en la asociacin entre actores estatales y no estatales. En este contex-to, los discursos ambientales, las identidades ind-genas y las demandas y movilizaciones por justicia social crecientemente se desplazaron hacia arriba, desde las arenas activistas hacia las instituciones po-lticas nacionales y estatales.

    A nivel global, una configuracin ms multipolar y de mercado remplaz gradualmente la larga historia de dependencia econmica de Amrica Latina. No slo las relaciones comerciales y de inversin globales se han diversificado, sino que tambin se han desa-rrollado un conjunto de iniciativas para la integracin regional. Brasil, por ejemplo, ha demostrado ser uno de los principales mercados mundiales emergentes. Estas transformaciones estn creando profundos efec-tos en la produccin y cadenas de valor regionales y globales as como en la geopoltica. La creciente demanda de materias primas, especialmente prove-niente de Asia, ha subido los precios mundiales de stas y las ganancias por exportacin y los ingresos pblicos de Amrica Latina. Adems la crisis econ-mica internacional no solo ha confirmado las crticas al modelo de desarrollo basado en el mercado libre y un Estado pequeo (tanto en Amrica Latina como en general) sino que tambin ha facilitado un papel ms importante para los pases latinoamericanos en poderosas instituciones internacionales como el G20 o el Fondo Monetario Internacional. An ms, las preocupaciones por el cambio climtico global han ubicado al ambiente como un tema central de la agen-da del sistema de gobernanza de la Tierra, dentro del cual varios lderes latinoamericanos han tomado una posicin activa (Petkova et al., 2010).

    Curiosamente, la gobernanza ambiental en la regin desafa la dicotoma de procesos arri-ba-abajo y abajo-arriba: las nuevas iniciativas di-rigidas a afrontar las problemticas ambientales han emergido tanto de presiones internacionales como de demandas de abajo a arriba provenien-tes de la sociedad civil. Pero, a pesar del hecho de que estas nuevas condiciones generalmente pareceran posibilitar aproximaciones ms sus-tentables y equitativas del uso de recursos na-

    turales en Amrica Latina, los debates recientes y las reformas polticas propuestas continan reflejando claras tensiones entre las metas de de-sarrollo econmico, inclusin social y proteccin de los ecosistemas. Por una parte, los gobiernos latinoamericanos con frecuencia hacen referen-cia a las metas de desarrollo del milenio como una agenda para simultneamente mejorar las circunstancias sociales (pobreza, seguridad ali-mentaria, desigualdad de gnero) y proveer servi-cios ambientales (biodiversidad, captura de car-bono, regulacin climtica). De otra, los temas ambientales y sociales son usualmente dejados de lado en proyectos econmicos de gran escala que apuntan a la minera y extraccin de petrleo (Hogenboom , 2014) o el gigantesco programa de integracin regional IIRSA (Iniciativa para la Integracin de la Infraestructura Regional Suramericana). Estos cambios recientes y con-tradicciones emergentes deben, por tanto, ser incluidos en un anlisis de cmo la gobernanza ambiental se ha formado en Amrica Latina y qu lecciones pueden aprenderse.

    Integrando miradas

    A pesar del gran nmero de estudios acadmi-cos sobre el uso de recursos naturales y los desafos ambientales en Amrica Latina, existe una necesi-dad urgente de desarrollar marcos integrados para promover el dilogo entre diferentes disciplinas y comunidades de investigacin, tales como los estu-dios del desarrollo agrario, pueblos indgenas, ur-banizacin, polticas ambientales formales y prcti-cas informales locales de uso de recursos naturales. Recientemente ha emergido un buen nmero de iniciativas para el uso sustentable de recursos natu-rales, incluyendo reformas en legislacin ambien-tal, procedimientos de manejo descentralizado, asociaciones sociales y econmicas, esquemas de compensacin financiera, e iniciativas de co-ma-nejo. Sin embargo, las brechas entre el discurso y la construccin de conocimiento, y entre diseo institucional e implementacin real y monitoreo son con frecuencia amplias y representan desafos mayores (Lemos y Agrawal, 2006). La complejidad de los procesos socioambientales, y la necesidad de

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    sistemas de manejo que sean adaptables y eficien-tes muestra la importancia de enfoques flexibles y mecanismos participativos. En este aspecto, la pers-pectiva de gobernanza ambiental apunta a integrar la diversidad de sistemas de manejo incluyendo el amplio conjunto de actores sociales y sistemas eco-lgicos. La gobernanza ambiental, un concepto que emergi como una propuesta neoliberal de enfo-que no Estatal, ha sido retrabajada por las ciencias sociales para proponer nuevas perspectivas institu-cionales sobre el manejo de recursos naturales. El enfoque de la gobernanza ambiental toma en con-sideracin las capacidades para resolver problemas colectivos de diferentes actores a fin de comprender las interacciones sociales y posibles conflictos entre ellos en un proceso dinmico y complejo (Kooin-man et al., 2005). Esta perspectiva est relacionada con los conceptos de justicia ambiental que coloca en el centro del debate la distribucin de costos y beneficios ambientales, el empoderamiento de grupos marginalizados, la inclusin de gnero y la reduccin de la pobreza (Carruthers, 2008) y la poltica ambiental, donde la posicin del Estado ha sido gradualmente redefinida (Eakin y Lemos, 2006).

    Considerando la larga tradicin de investiga-cin ambiental y los desarrollos tericos recientes, el tiempo actual permite un marco de gobernan-za ambiental en Amrica Latina ms inclusivo, flexible y orientado hacia la interdisciplinariedad que los producidos hasta ahora. A pesar de algu-nos valiosos ejemplos de actores interesados que se han involucrado en proyectos acadmicos, y la presencia de importantes redes acadmicas regiona-les, los esfuerzos de investigacin acerca del uso de recursos naturales en la regin estn limitados por numerosos obstculos a la generacin y circulacin del conocimiento.

    Primero. No han existido esfuerzos regionales sistemticos para analizar los problemas de la go-bernanza ambiental y los nuevos desafos ambien-tales desde una perspectiva general latinoamerica-na. En consecuencia, las propuestas exitosas que permiten afrontar los problemas socioambienta-les de la regin han permanecido limitadas hasta ahora a las subregiones (esto es, la Amazona, los

    Andes, Centroamrica, el Caribe) o a contextos ms locales.

    Segundo. A pesar de que se han desarrollado anlisis ms integrados en la ltima dcada, la investigacin sobre el uso de recursos naturales permanece dividida en unidades de recursos (p. ej.: minera, tierra, agua, pesquera o bosques), grupos sociales (p. ej.: colonas, invasoras y pobla-ciones ancestrales), y sectores de poltica pblica (conservacin, desarrollo y alivio de la pobreza).

    Tercero. La mayor parte de la investigacin so-cioambiental en Amrica Latina ha sido llevada a cabo desde la perspectiva de disciplinas indi-viduales. La integracin entre ciencias sociales y naturales se ha desarrollado con el tiempo, pero irnicamente todava son limitados los esfuerzos de fertilizacin entre el amplio rango de las cien-cias sociales y las humanidades. Notablemente, los enfoques enraizados en la historia han sido a duras penas incorporados.

    Cuarto. Las recientes iniciativas tomadas por los gobiernos post-neoliberales, sus implicaciones para la gobernanza ambiental, el alivio de la pobre-za y la igualdad social y de gnero, y la influencia del cambiante contexto internacional todava no han recibido la necesaria atencin acadmica.

    A fin de avanzar en la investigacin sobre gobernan-

    za ambiental en Amrica Latina, se necesita una pers-pectiva regional que vaya ms all de los enfoques exis-tentes. Nuevos conocimientos pueden generarse desde el anlisis comparativo entre unidades de recursos, al tiempo que se reconocen las evidentes diferencias en los usos fsicos, econmicos y sociales de diferentes recur-sos naturales en los distintos escenarios regionales. An ms, anlisis integradores que combinen la configura-cin topogrfica, mltiples actores locales y mltiples instituciones pueden generar una mejor comprensin de cmo el uso de diferentes recursos, los grupos sociales y las polticas pblicas podran estar relacionados. En tercer lugar, juntar los diferentes enfoques disciplinarios de los desafos ambientales y la gobernanza podra pro-porcionar una mejor comprensin de procesos dinmi-cos desde una perspectiva explcitamente multiescalar y

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    Introd

    uccin

    diacrnica. En cuarto lugar, la concentracin en polti-cas recientes que combinan la reduccin de la pobreza, la inclusin social y la conservacin ambiental podra dar luz sobre cmo los actores interesados interactan para enfrentar desafos ambientales a muchos niveles. Por ltimo cabe destacar que la creciente permeabilidad de las fronteras espaciales e institucionales establecidas, as como el reconocimiento que las conexiones requie-ren de estrategias multiescalares, dan lugar a anlisis de las dimensiones transnacionales de interacciones eco-nmicas, polticas y sociales. Sobre este aspecto la in-vestigacin acerca del uso sostenible y equitativo de los recursos naturales se ha convertido en un campo inter-disciplinario, en la medida que coincide con un conjun-to de nuevos enfoques multidisciplinarios. Alimentarse de los varios campos de las ciencias sociales hace posible una mejor comprensin de los complejos procesos y relaciones sociales vinculados al uso y manejo de recur-sos naturales en Amrica Latina. As, los historiadores pueden describir y analizar cmo las fronteras cambian y saltan continuamente en el tiempo (Baud, 2000). La ciencia y la economa poltica ha analizado polticas transnacionales incluyendo redes transnacionales de abogaca y redes de creacin de polticas pblicas y la transnacionalizacin econmica (Hochstetler y Keck, 2007). Ecologistas polticos y humanas enfatizan la in-teraccin entre procesos socioambientales locales y ms amplios en los sistemas de manejo de recursos naturales (de Castro, 2012), mientras que socilogos y antrop-logos se interrogan sobre cmo la cultura, la informa-cin y la tecnologa influencian cambios en los valores materiales y simblicos de la naturaleza a travs de los diferentes grupos sociales (Latta y Wittman, 2010). En este marco, ejercicio de mapeos de experiencias y proce-sos son una valiosa herramienta para estudiar e ilustrar la complejidad espacial y escalar de las luchas de poder que estn en juego en la gobernanza del ambiente y los conflictos que se forman en torno a sta, tanto en Amrica Latina como en otras regiones del mundo .

    Referencias

    Baud, M. (2000), State-building and Borderlands in Latin America. En Van Dijck, P., Ouweneel, A. y Zoomers, A., (eds), Fronteras: Toward a Border-less Latin America (pp. 41-82). Amsterdam: CED-LA Latin American Studies No. 87.

    Carruthers, D. V., (2008), Environmental Justice in Latin America: Problems, Promise, and Practice. Cambridge: MIT Press.

    de Castro, F., (2012), Multi-scale Environmental Citizenship: Traditional Populations and Pro-tected Areas in Brazil. En Latta, A., y Wittman, H., (eds), Environment and Citizenship in Latin America: Natures, Subjects and Struggles (p. 39-58). New York and London: Berghahn Books (CED-LA Latin America Series).

    Eakin, H., y Lemos, M.C., (2006), Adaptation and the State: Latin America and the Challenge of Capaci-ty-Building under Globalization. Global Environ-mental Change vol. 16, p. 7-18.

    Hochstetler, K. y Keck, M.e., (2007), Greening Brazil: Environmental Activism in State and Society. Durham: Duke University Press.

    Hogenboom, B., (2014), South American Minerals at the Crossroads of Global Markets, National Politics and Local Needs. En De Castro, F., Van Dijck, P., y Hogenboom, B. (eds), The Extraction and Conservation of Natural Resources in South America: Recent Trends and Challenges (p. 1-22), Cuadernos del CEDLA 27 (http://www.cedla.uva.nl/50_publications/pdf/cuadernos/cuad27.pdf). Amsterdam: CEDLA.

    Kooiman, J., Jentoft, S., Pullin, R., y Bavinck, M., (2005), Fish for Life: Interactive Governance for Fisher-ies. Amsterdam: Amsterdam University Press.

    Larson, A.m., (2003), Decentralization and Forest Manag-ament in Latin America: Towards a Working Model, Public Administration and Development vol. 23 (3), p. 211-226.

    Latta, A., y Wittman, H., (2010), Environmental Citi-zenship in Latin America: A New Paradigm for Theory and Practice, European Review of Latin American and Caribbean Studies vol. 89, p. 107-116.

    Lemos, M. C. y Agrawal, A., (2006), Environmental Governance, Annual Review of Environment and Resources vol. 31, p. 297-325.

    Liverman, D. M., y Vilas, S. (2006), Neoliberalism and the Environment in Latin America, Annual Review of Environment and Resources vol. 31, p. 327-363.

    Petkova, E., Larson, A. y Pacheco, P., (2010), Forest Governance, Decentralization and REDD+ in Latin America, Forests vol. 1 (4), p. 250-254.

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    En esta edicin del 40 aniversario de su publicacin emblemtica, el Worldwatch Institute anal-iza los fallos de nuestros sistemas polticos y econmicos, as como las posibilidades de mejorar la gobernanza tanto a nivel local como global. Desde las campaas de organizaciones sociales por la desinversin en los combustibles fsiles y la democracia energtica, hasta el aumento del nmero de empresas que adquieren compromisos de responsabilidad social en sus actas constitucionales, La situacin del mundo 2014 describe cmo gentes de todo el mundo estn recuperando el ejercicio de su ciudadana y generando un cambio poltico hacia la sostenibilidad.

    La situacin del mundo 2014Gobernar para la sostenibilidad

    La actual crisis de sostenibilidad es un problema mucho ms poltico que tcnico. Disponemos de innumerables al-ternativas para enfrentarnos incluso a nuestros problemas ambientales ms acuciantes, desde la escasez de agua po-table hasta el cambio climtico. Pero hemos fracasado en nuestra accin. En definitiva, no hemos sabido gobernar. Sin embargo, todava estamos a tiempo de decidir gobernar con responsabilidad.

    Ttulo: La situacin del mundo 2014 Subttulo: Gobernar para la sostenibilidad Autor: The Worldwatch InstitutePgs. 440 Pvp. 32

    www.icariaeditorial.com

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    Map

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    Maptivismo: experiencias prcticas

    Mapeando conflictos.Hacia una nueva ecologa poltica estadstica? Entrevista a Joan Martnez Alier Santiago Gorostiza

    Mapeo 2.0. Ampliando los lmites de la cartografa crticaRal Snchez y Alfons Prez

    Talleres de mapeo. Recursos ldicos y visuales para la construccin de conocimiento colectivoJulia Risler y Pablo Ares

    El uso de OpenStreetMap en el contexto humanitarioEntrevista a Sverin Mnard

    El barrio no se vendeLas barriografias de la Barceloneta como herramienta de resistencia vecinal frente al extractivismo urbano Emma Alari Pahissa

    Mapeando el procesamiento de basura electrnica en Agbogbloshie, GhanaRafael Fernndez-Font Prez

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    Mapeando conflictos Hacia una nueva ecologa poltica estadstica?

    Entrevista a Joan Martnez Alier

    aumentar el metabolismo social aumentan los conflictos ambientales.

    En 1992 publiqu De la economa ecol-gica al ecologismo popular, luego con Ram Guha publiqu Varieties of Environmenta-lism. Essays North and South en 1997 (con el paralelismo entre el movimiento de justicia ambiental en EEUU y el ecologismo de los pobres en el Sur del planeta), y en 2002 pu-bliqu El ecologismo de los pobres: conflictos ambientales y lenguajes de valoracin. En esos libros mencionaba y analizaba someramen-te unos ciento cincuenta o doscientos casos de conflictos ambientales en el mundo, en un estilo anecdtico que me dej algo insa-tisfecho, no en un estilo sistemtico como estamos haciendo en las fichas de EJOLT para el Atlas de Justicia Ambiental. En esos libros est la raz principal de EJOLT. Y a la vez, en el contacto personal, la amistad y los inventarios y cartografas de organizaciones ecologistas como OCMAL (el observatorio de conflictos mineros en Amrica Latina), el WRM con Ricardo Carrere recopilando casos de estudio sobre conflictos en el tema las plantaciones no son bosques Es un enorme trabajo. Lo hacen por militancia y para ayudar a quienes protestan. Al mismo tiempo, es una informacin excelente. Lo mismo el mapa de las injusticias ambientales de Marcelo Firpo Porto, Tania Pacheco en Brasil con 400 casos, el intento de Oilwatch ayudada por Andrs Barreda de mapear con-flictos de petrleo en el mundo. De ah, y de la India (de Anil Agarwal y Sunita Narain

    Entrevistador: Santiago Gorostiza

    Desde sus inicios, el uso de la cartografa ha ido ligada al poder. Mapear los territorios y sus recursos ha sido el paso previo a su ex-plotacin. Sin embargo, con la emergencia de las nuevas tecnologas de la informacin esta poderosa herramienta tambin pue-de ser usada por los grupos de resistencia. Hasta qu punto crees que esto representa un cambio histrico?

    No creo que llegue a ser un cambio histri-co, es decir, que refuerce tanto las comunida-des locales como para que cambie la pauta del metabolismo social mundial. Eso no vendr por los inventarios y mapas de conflictos sino por la resistencia local y global, y los ma-pas son una pequea ayuda. Muchos grupos indgenas hace aos que piden mapas para establecer los lmites de sus territorios, no se fan de los mapas oficiales.

    La idea de hacer inventarios y mapas de conflictos ambientales tiene para m dos or-genes. Desde 1990 nos habamos reunido Vctor Toledo, Bina Agarwal, Ramachan-dra Guha, Enrique Mayer y Stefano Varese para ver si conseguamos financiacin para un gran proyecto de estudio de conflictos ambientales, del ecologismo de los pobres e indgenas. Algo hicimos pero no consegui-mos la financiacin que queramos. Algunos continuamos en la misma lnea, otros (como Ramachandra Guha) se han ido en otras di-recciones y no hay nada que criticar. Vctor Toledo presenta ahora un inventario de 200 casos en Mxico y est en plena forma. Al

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    del CSE desde la dcada de 1980 y tantos otros), y de Nnimmo Bassey y ERA en Ni-geria, vino la idea de EJOLT.

    Imagino que se puede seguir la gnesis de EJOLT siguiendo la revista Ecologa Po-ltica que empezamos en la editorial Icaria en 1990. Por ejemplo, conflictos sobre las plantaciones de pinos de FACE en Ecuador para absorber dixido de carbono holands, conflictos de biopiratera con Shaman Phar-maceuticals, una entrevista hace muchos aos con Ashish Kothari quien es ahora tan conocido con su propuesta de una Radi-cal Ecological Democracy todo eso est ya hace 20 aos en la revista Ecologa Poltica. Pero en Ecologa Poltica no hemos hecho buenos mapas.

    El historiador del anarquismo Max Nett-lau (1865 1944) viaj por toda Europa re-cogiendo informacin sobre los movimien-tos sociales de su poca, y su trabajo dio lugar a la creacin del International Institu-te for Social History (IISH) de Amsterdam. Ves alguna vinculacin entre el compromi-so personal de Nettlau y las aportaciones que realizan los activistas que contribuyen a proyectos como EJOLT?

    Veo muchas vinculaciones, yo tengo una gran admiracin por Nettlau y por el IISH en Amsterdam. Adems los papeles de la edi-torial anti-franquista Ruedo Ibrico (con la que colabor bastante entre 1965 y 1980) es-tn en el IISH. Alguna vez he hablado con gente del IISH de que se debera hacer un es-fuerzo para recoger los archivos y guardarlos (se pueden digitalizar) de las organizaciones de justicia ambiental en el mundo, como la confederacin de Friends of the Earth Inter-national (que adems tiene la sede en Amster-dam) o muchas otras como Accin Ecolgica de Ecuador, ERA de Nigeria, WALHI de Indonesia centenares de organizaciones, para poder hacer ms adelante la historia del ecologismo popular. Estas organizaciones son en general de la dcada de 1980. Es una cosa

    urgente. Por ejemplo, no s en qu estado pueda estar el archivo de Ecologistas en Ac-cin en Madrid, o el archivo del CEPA en Catalunya, y el de muchas organizaciones lo-cales, algunas habrn desaparecido y tambin sus archivos.

    Uno de los riesgos del uso de mapas y es-tadsticas para la descripcin y anlisis de conflictos es que a escala global la dispo-nibilidad de informacin es muy diferente, debido, por ejemplo, a los distintos contex-tos polticos. Esto podra llevar a equvocos en el anlisis estadstico. Cmo crees que se puede afrontar este tema? Supone una limitacin importante para casos como el proyecto EJOLT?

    Ya veremos. Depende del anlisis esta-dstico que hagas. Los datos del Atlas se convertirn en artculos de peridico, o a veces en documentales, pero tambin en ar-tculos para revistas acadmicas y veremos qu ocurre, qu crticas recibimos y cmo las solucionamos. Hay cuatro o cinco ar-tculos ya enviados. La idea de hacer un inventario global de conflictos ambientales y de ponerlos en mapas es muy ambiciosa, vino en parte del entusiasmo juvenil de Leah Temper que ha acabado en octubre de 2014 su doctorado en la UAB. Ella estuvo unos meses en Berkeley en 2010 y se la explic a Michael Watts, quien por lo visto le dijo que era imposible. Pero sin embargo la pusimos en el proyecto EJOLT. Nos tom un ao, todo el 2011 y algo ms, ponernos de acuer-do en el contenido de las fichas. Est todo inspirado por la historia social, por Charles Tilly, y tambin por los inventarios y mapas de algunas organizaciones ecologistas.

    El problema que tenemos no son los con-textos polticos, es decir si en Honduras o Guatemala hay tanta represin (que s la hay) que nos impidiera recoger las fichas con los 10 o 15 conflictos ambientales ms importantes. No hay problema en recoger datos a distancia, a travs de organizaciones

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    o de acadmicos. En China, nuestra cola-boradora principal es una profesora de uni-versidad pero queremos tambin encontrar organizaciones ecologistas. El problema es que en el pequeo equipo en la UAB no te-nemos por ahora un buen conocimiento de China. Adems es un territorio muy grande, tambin lo es Indonesia, por ejemplo. En Filipinas recin empezamos pero no es por-que sea difcil conseguir datos, es porque no abarcamos todo. No podemos cubrir todo el mundo con el mismo esfuerzo, por falta de medios econmicos. Pero lo vamos a lograr. Nuestro objetivo es alcanzar unos 3000 ca-sos para final de 2017, con amplia cobertura geogrfica y temtica, si conseguimos finan-ciacin adicional. El Atlas ha contado hasta ahora con unos 50 colaboradores (incluyo los que han llenado ms de 5 fichas), la mi-tad de ellos voluntarios.

    Se pueden hacer anlisis comparativos y estadsticos, en una nueva ecologa polti-ca estadstica, por pases o por temas. Por ejemplo, minera de oro, conflictos en man-glares Por ejemplo, si tienes 80 casos de conflicto en plantaciones de palma de aceite (en Amrica, en Asia), ya puedes hacer al-guna estadstica, que te d alguna hiptesis. Por ejemplo, las empresas de palma de aceite son transnacionales o son locales? Fracasan ms las transnacionales o las locales? Otro ejemplo, es ms fcil frenar proyectos de ex-traccin de biomasa o proyectos mineros? El trabajo de anlisis est empezando ahora, ya veremos qu problemas hay de representati-vidad estadstica.

    Para que exista un conflicto tiene que ha-ber una base material. Pero los conflictos emergen slo en determinadas condicio-nes sociales. Por ejemplo, en funcin de la existencia previa de asociacionismo, de la posibilidad poltica de expresarse, etc. se puede establecer una relacin directa entre conflicto y base material?

    Todo el Atlas se basa en un enfoque mate-rial. Los impactos sociales y ambientales y los discursos de los participantes en el conflicto son por supuesto recogidos en las fichas. Pero los conflictos se clasifican en primer lugar por el tipo de extraccin o contaminacin: es un conflicto de minera, un conflicto por infraestructuras, por extraccin de combus-tibles fsiles, por extraccin de biomasa, por acceso al agua? Y dentro de esto, qu pro-ducto est en juego: cobre, hidroelectricidad, uranio, soja? Una lista de unos 70 produc-tos, y puedes tambin poner otros nuevos que no estaban en la lista. Por ejemplo, ilmenita para titanio.

    Muchos conflictos ambientales nacen (de-bido al aumento del metabolismo social) en las fronteras de la extraccin. Y como t dices, intervienen factores sociales. Por ejemplo, si las afectadas pertenecen a grupos indgenas, eso ayuda a que haya conflicto abierto? Tambin las fichas permiten decir si el conflicto es latente, de intensidad mediana o de gran intensidad (con muertos, etc). Se-guramente se pueda estudiar everyday forms of environmental resistance.

    Al mapear conflictos ambientales estamos plasmando sobre un punto o un rea una determinada configuracin de las relaciones entre el medio ambiente, la sociedad y la economa. Por qu mapear conflictos y no alternativas, por ejemplo?

    Si estudias la historia del movimiento obrero, por qu recopilar y mapear huelgas, boycotts, lockouts, y no ocupaciones de f-bricas y exitosas cooperativas obreras? Podras hacer esta pregunta. Una razn es que hay ms conflictos que alternativas exitosas que salgan de esas resistencias. Es verdad que las alternativas (la gestin de bosques en los pue-blos mancomunados de la Sierra Norte de Oaxaca, por ejemplo) nacen de conflictos (la lucha contra la deforestacin por empresas comerciales). Pero muchas veces los conflic-tos acaban en derrotas del movimiento de

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    que eso son tonteras. El reciente libro de Naomi Klein sobre la justicia climtica, con la idea de Blockadia, va a ayudar tambin. Su inspiracin viene del ecologismo local, a menudo indgena, en Canad y Estados Uni-dos y tambin de los Ogoni e Ijaw en Nigeria con la propuesta de dejar el petrleo en tierra para no contaminar localmente y para impe-dir que se produzca ms CO2 al quemar el petrleo, la campaa Amazona por la Vida de Accin Ecolgica desde su fundacin y la propuesta Yasun ITT. Una de las protago-nistas del libro de Naomi Klein es Esperanza Martnez, de Oilwatch. Esa idea del ecologis-mo del Sur de leave oil in the soil, coal in the hole, gas under the grass (deja el petrolio bajo el suelo, el carbn en la mina y el gas bajo el csped) ahora se usa en las campaas contra el fracking en Europa, contra prospecciones de petrleo en Canarias El Atlas de EJOLT y los informes y libros que salen de EJOLT son una contribucin a todo este movimien-to global de justicia ambiental, que tambin existira por supuesto aunque no hubiera EJOLT. Nosotros somos amanuenses, como lo fue Nettlau. Somos como recicladoras de basuras, una profesin muy til: recogemos los conflictos ambientales, los clasificamos, mejoramos y limpiamos la informacin, los mapeamos, los ponemos ordenadamente en la web, en libros o artculos, para que no se pierdan y para que alimenten el movimiento.

    justicia ambiental, al igual que muchas huel-gas han acabado en derrotas pero merecen ser recordadas y algn efecto histrico han teni-do. En el Atlas, por ahora, los casos de xito son ms o menos el 20 por ciento. Pero desde luego las alternativas (tanto si salen de con-flictos, como me parece que es habitualmente el caso, como si no lo son) tambin podran ser inventariadas y mapeadas.

    Una vez creados mapas como los de EJOLT, qu interacciones y reacciones ha-bis recibido por parte de los movimientos de base?

    Esto est por ver todava. En el Atlas esta-mos llegando a 1300 casos en noviembre de 2014, hay reas todava muy vacas, como China. El Atlas se nutre de trabajo de estas organizaciones ecologistas y de acadmicas. Con OCMAL yo estoy en excelentes rela-ciones, pero su reaccin final va a depender de qu tipo de estudios salgan del Atlas. En Colombia, las organizaciones del ecologismo popular como CENSAT, estn contentas del inventario y mapas de EJOLT que ha realiza-do Mario A. Prez Rincn, ya han colaborado con l y lo usan. Les parece bien, pero esas or-ganizaciones ya conocen el tema, mejor que nosotros. En Nigeria, en la India, tenemos muchos conflictos recogidos en el Atlas, pero no ha habido anlisis todava.

    En general, que la gran cantidad de con-flictos sean ms visibles, es algo que a las ecologistas populares les gusta. Muestra que esos casos no son NIMBYs (Not In My Back Yard, que se podra traducir como: no en mi patio), hay un gran movimiento mun-dial de resistencia. Seguramente viste que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, declar hace poco tiempo en Londres que la resistencia al fracking del gas en Europa la pagaba Putin. En la India, el primer ministro Modi o los servicios secre-tos dicen que las ecologistas estn pagadas por pases europeos o por Estados Unidos. Un inventario y mapa como EJOLT muestra

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    Ral Snchez y Alfons Prez *

    De la misma manera que se dice que la historia la escriben las vencedoras, se puede hacer una analoga con la cartografa. La elaboracin de mapas ha estado sometida a los intereses de quien tena los recursos necesarios para su produccin (sectores tcnicos y eco-nmicos). El acceso a la misma tambin ha estado res-tringido a la poblacin en general, condicionando una forma de ver el mundo determinada e intencionada.

    El paso del tiempo nos ha dejado numerosas mues-tras de esta cartografa hegemnica. Quizs uno de los casos ms conocidos es la representacin del mapa-mundi, dnde tradicionalmente se ha usado la pro-yeccin de Mercator (1569, inicialmente pensada para la navegacin martima). Esta proyeccin mantiene las formas de los continentes, aunque altera desigual-mente el rea, mostrando Eurasia y Norte Amrica mucho ms grandes en comparacin con frica y Sur Amrica, y desplazando a Europa hacia el sur y cen-trndola en el mapa. Por el contrario, la proyeccin de Gall-Peters, muy utilizada por los movimientos so-ciales, proyecta un mapamundi donde los continentes mantienen su rea y posicin (aunque se distorsiona la forma, sobretodo en los polos), demostrando que los continentes del Sur son ms grandes que los del Norte. Otras muestras de esta visin condicionada es que el Norte a menudo se sita en la parte superior y el Sur en la inferior, especialmente en Europa.

    Entonces, si entendemos la cartografa como una ciencia que ha estado mayoritariamente desarrollada y al servicio de una lite, puede la sociedad ejercer un contrapoder en este campo? Efectivamente, al margen de esta cartografa hegemnica, han ido surgiendo car-

    Mapeo 2.0. Ampliando los lmites de la cartografa crtica

    tografas alternativas, heterogneas, radicales, tcticas, ciudadanas, participativas, colaborativas, ambiguas, abiertamente subjetivas y cotidianas (Freire y Villar, 2010). Esto se consigue cuando al construir un mapa incorporamos en l nuestras opiniones polticas e interpretaciones, llamando la atencin sobre lo que consideramos de inters. Usamos nuestras habilida-des para proponer una nueva compresin del mundo, transformando as el proceso de mapeo en un nuevo tipo de activismo (Ortega, 2012). Cmo podemos entonces dotarnos de los conocimientos y apropiarnos de las herramientas que nos permitan hacer mapeo crtico?

    Mapeo 2.0 de mbito global

    Desde principios del siglo XXI se ha ido produ-ciendo un proceso de democratizacin de las tecnolo-gas de la informacin geogrfica. Uno de los factores que ha contribuido a este proceso ha sido la aparicin de la Web 2.0, concepto que se define como la actitud que permite y espolea diversos sectores de la sociedad, individuos, administraciones pblicas o entidades pri-

    Mapa 1. Proyeccin de Gall-Peters (lnea negra) sobre Proyeccin de Mercator. (Fuente: imgur.com)

    * Observatori del Deute en la Globalitzaci ([email protected] ) ([email protected])

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    vadas, a dar opiniones, organizarse, trabajar y relacio-narse entre ellas a travs de Internet. (Prez, 2011).

    Esta web ha permitido la aparicin de sistemas de informacin geogrfica (SIG) y otras aplicaciones on-line (InstaMaps, Ikimap, CartoDB, MyMaps, etc), que son fciles de usar y de interfaz sencilla y amiga-ble a travs de las cuales se pueden elaborar mapas, visualizarlos y compartirlos, sin necesidad de dispo-ner de conocimientos especficos en SIG. El rango de complejidad de estas aplicaciones es amplio, desde las que permiten simbolizar directamente sobre el mapa y rellenar un sencillo formulario para introducir la informacin, hasta las que incorporan funciones de anlisis territorial, opciones avanzadas de simboliza-cin y permiten la interaccin con una base de datos mediante lenguaje de programacin web. Adems, con estas aplicaciones se puede consultar, modificar y publicar mapas en la nube1 desde cualquier punto del planeta con acceso a internet.

    Gracias a esto, el mapeo colaborativo entendido como un proceso de creacin que desafa los relatos dominantes sobre los territorios a partir de los saberes y experiencias cotidianas de varias entidades o perso-nas (Risler y Ares, 2013) puede hacerse sobre regio-nes mucho ms amplias, con colaboradoras que se encuentren a miles de kilmetros de distancia.

    El mapeo colaborativo estara estrechamente rela-cionado con la prctica de una metodologa basada en el dilogo entre participantes y en la interconectividad de los contenidos, que nos lleva al desarrollo de la co-munidad de aprendizaje (Lobera Serrano, 2010). Las comunidades de aprendizaje son un grupo de perso-nas dentro de una organizacin o un territorio que, durante un perodo de tiempo y motivados por una visin y voluntad comunas participan conjuntamente en una tarea de adquisicin de conocimientos, habili-dades y actitudes (Larsen, 2001).

    Encontramos numerosos mapas en la web que abarcan todas las escalas territoriales. OpenStreet-Maps2 (OSM), por ejemplo, es un proyecto conso-lidado a nivel mundial que tiene el objetivo de crear un mapa que integre datos de carreteras, senderos, redes hidrogrficas, estaciones de ferrocarril, servicios, etc. La informacin cartogrfica la aporta su red de

    1 Se refiere al paradigma que permite ofrecer servicios a travs de internet.2 http://www.openstreetmap.org

    voluntariado, repartida por todo el mundo, que crea y actualiza constantemente el mapa.

    Otro caso de mapeo colaborativo a travs de la red es el Mapa de Conflictos entre Pueblos Indgenas y Transnacionales3, impulsado por la Coordinacin por los Derechos de los Pueblos Indgenas (CODPI). A travs de su web cualquier usuario puede aportar casos de conflictos que se derivan de la presencia de empre-sas transnacionales (ETN) principalmente las que tienen su sede matriz en el Estado espaol en los territorios de los pueblos indgenas de Amrica Latina.

    Ms ejemplos de proyectos de mapeo a nivel glo-bal los encontramos en el Mapa de Alternativas a las Megainfraestructuras, que recoge alternativas de la sociedad civil a los megaproyectos de infraestructuras propuestos por el gran capital y los Estados; tambin en el Mapeo Colectivo de la Educacin Alternativa, impulsado por Reevo4, que muestra diversas inicia-tivas educativas en todo el mundo; Wikimapia5, un proyecto de mapeo de contenido abierto, dnde se muestra todo tipo de objetos espaciales. Ms centrado en el entorno urbano encontramos Meipi6, un mapa en el que las personas usuarias pueden dejar archivos multimedia asociados a un lugar de su ciudad; o Four-square7, una aplicacin para smartphones y red social para mapear lugares de ocio. As pues, existen nume-rosas experiencias de mapas colaborativos en la nube.

    El proyecto Europeo Democratising Energy For Development incluy dentro de sus actividades la creacin, por parte del Observatori del Deute en la Globalitzaci (ODG), de un mapa online para vi-sibilizar los proyectos controvertidos financiados por bancos pblicos europeos8, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y por el Banco Europeo para la Reconstruccin y el Desarrollo (BERD). Lo ms destacable de la herramienta es que las organizaciones afectadas y/o que trabajan en los impactos pueden reportar directamente informacin bsica de los casos. Para fomentar la creacin de la comunidad de mapeo, se realizaron tres talleres presenciales para facilitar la

    3 http://www.codpi.org/territorio-y-recursos-naturales/obser-vatorio/mapeo4 http://map.reevo.org/ 5 http://wikimapia.org/ 6 http://meipi.org/ 7 https://es.foursquare.com/ 8 http://www.counter-balance.org/videos-tools/map-of-contro-versial-projects/

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    cipantes pudieron reportar desde su propio dispositivo mvil de manera autnoma y en tiempo real; y en un formato final inusitado: un mapa.

    De esta manera, el mapeo colaborativo en entornos locales se convierte en un catalizador de la relacin de las participantes con el entorno, una suerte de rela-to, de construccin colectiva de lo que acontece en el territorio, que adems ofrece la posibilidad de ser complementado por mapeos posteriores.

    Apropiacin de la cartografa oficial

    En la actualidad es constatable que las administra-ciones e instituciones pblicas y del sector privado, van incrementando la oferta de acceso libre y gratuito a in-formacin cartogrfica, que puede ser utilizada por la ciudadana para la elaboracin de sus propios mapas.

    Las instituciones que ofrecen este tipo de datos van desde agencias de la Organizacin de las Naciones Uni-das (ONU) hasta el ayuntamiento de nuestro munici-pio, y la temtica de la informacin tambin es muy variada, tanto mapas fsicos (fronteras naturales, clima, hidrologa, desastres naturales, ecologa, etc.) como ma-pas de geografa humana (fronteras administrativas, usos del suelo, conflictos y guerras, poblacin, transportes, etc.). Aunque esta informacin puede estar disponible en varios formatos de archivo, la mayora de herramientas cartogrficas son capaces de leer los ms comunes: sha-pe, csv, kml, geojson, etc. Tambin existen varias listas de fuentes de datos cartogrficos pblicos y gratuitos,

    apropiacin de la he-rramienta cartogrfica e introducir el mapeo colaborativo.

    Estos proyectos, as como otros de la misma naturaleza, recogen la potencialidad colabo-rativa del web 2.0 para convertirse en un pun-to de encuentro para las organizaciones, una ventana dnde poder denunciar las vulnera-ciones de derechos sociales y ambientales, y visibilizar los impactos que difcilmente salen a la luz pblica en los medios de comunicacin masivos.

    Mapeo 2.0 de mbito local

    Tambin encontramos ejemplos de uso de estas herramientas 2.0 en el mbito local, con mapas que abarcan un rea geogrfica mucho ms concreta y comunidades de mapeo que pueden compartir el territorio que representan.

    Pam a Pam es un proyecto de mapeo colaborativo localizado en Barcelona9, impulsado por SETEM, que muestra puntos de consumo, produccin res-ponsable y economa solidaria en la ciudad condal, que son aadidos por las voluntarias, as como por los propios proyectos, iniciativas y comercios, a travs de un formulario on-line. El proyecto ofrece tambin formaciones peridicas sobre economa solidaria.

    Otro caso es el mapa colaborativo realizado duran-te el Volt Oligotxic 2014 de la Xarxa per la sobirania energtica, que consisti en una visita a diferentes pun-tos negros del modelo energtico cataln. En esta acti-vidad se opt por realizar un mapeo colaborativo para recoger las impresiones de las participantes y generar as un diario de a bordo plasmado en un mapa10. Se decidi utilizar Fulcrum11, una aplicacin para smartphones y tablets, que de forma sencilla permite geo-referenciar comentarios y material multimedia.

    Gracias al uso de esta sencilla herramienta las parti-

    9 http://www.pamapam.org 10 http://odg.cat/MCA/VoltOligotoxic2014/index.html11 http://fulcrumapp.com

    Mapa 2. Mapa del Diario de a bordo del Volt Oligotxic 2014. (Fuente: Observatori del Deute en la Globalitzaci)

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    donde se puede buscar la informacin por territorio o temtica12 13.

    Un ejemplo de este uso de la cartografa oficial es la pgina web No more gas!14 (Counter Balance, 2014), que trata sobre la estrategia energtica de la Unin Eu-ropea y su apuesta por un modelo gasista. La pgina pone en evidencia el despilfarro de dinero pblico que suponen las inversiones en megaproyectos gasistas que, adems, aumentan la dependencia energtica y tienen un elevado coste socio-ambiental.

    Para No more gas! se elabor un mapa que mues-tra las infraestructuras gasistas consideradas Proyectos de Inters Comn (PCI por sus siglas en ingls) que final-mente recibirn apoyo de financiacin pblica a travs de bancos europeos como el BEI y el BERD.

    En este caso la informacin del mapa se extrajo de una fuente institucional, concretamente del servidor de informacin espacial de la Unin Europea15. Lo ms des-tacable es que, a travs de la apropiacin de la cartogra-fa oficial, es posible complementar la informacin para construir un nuevo relato. En este caso la representacin de la red gasista visibiliza una clara intencin geopoltica de extensin hacia el Cucaso y Norte de frica, con las implicaciones que ello conlleva, a saber, la conexin de la UE con regmenes autoritarios como el de Azerbaiyn.

    Sin duda, la sociedad civil no dispona en el pasado de esta posibilidad de apropiacin de la cartografa oficial. Levantar informacin geogrfica es, generalmente, muy costoso, pero la cartografa de acceso libre abre una nueva dimensin en el uso y creacin de los mapas.

    Conclusiones

    La democratizacin de la cartografa a travs de las herramientas 2.0 facilita que personas o grupos sin formacin tcnica especfica puedan realizar, publi-car y compartir sus propios mapas. Dada su interfaz intuitiva y su orientacin hacia las necesidades de las usuarias, el proceso de apropiacin de estos instru-mentos es mucho ms rpido. Si estos adems per-miten trabajar en la nube, la comunidad de mapeo no tiene lmites geogrficos. Al mismo tiempo, estas aplicaciones flexibilizan la accin de mapear, ya que las personas participantes pueden intervenir sin ne-cesidad de hacerlo simultneamente, dotndolas de

    12 http://freegisdata.rtwilson.com 13 http://www.gogeo.ac.uk14 http://www.counter-balance.org/no-more-gas/15 https://webgate.ec.europa.eu/getis/arcgis/rest/services/

    cierta autonoma.Por otra parte, existen numerosas fuentes de carto-

    grafa oficial, cuya apropiacin puede servir como base para realizar un mapeo crtico, ahorrando esfuerzos y recursos. Aadiendo nuevas capas de informacin, se puede dar una nueva visin del territorio, construir un nuevo relato de lo que acontece en el rea geo-grfica del mapeo. Por ello es necesario garantizar el acceso a la informacin cartogrfica en las sociedades democrticas.

    As pues, con las herramientas y la informacin dis-ponible, la prctica de mapear realizada por los mo-vimientos sociales, ONGs y activistas, puede conver-tirse en una accin de reivindicacin de las diferentes realidades que ocurren en un territorio, exponiendo denuncias, impactos socio-ambientales, alternativas y todo aquello que invisibiliza la cartografa hegem-nica.

    Referencias

    Freire, J. y Villar, D., (2010), Prcticas cartogrficas cotidianas en la cultura digital, Razn y Palabra n73.

    Larsen, K., (2001), Contribuci sobre les comuni-tats daprenentatge i el futur de leducaci: per-spectiva de lOCDE. Simposi Internacional sobre Comunitats dAprenentatge: Barcelona.

    Lobera Serrano, J., (2010), Sostenibilitat, partici-paci i educaci: les concepcions del mn i de la tecnocincia en la transformaci dels conflictes so-cioambientals. Ctedra UNESCO de Sostenibil-itat: Barcelona.

    Ortega, D., (2012), Mapeo colectivo de conflictos ambientales, Ecologista n72, p. 60-62.

    Perez, A., (2011), Mapeig Collaboratiu de Con-flictes Socioambientals, Ctedra UNESCO de Sostenibilidad: Barcelona.

    Risler, J., y Ares, P., (2013), Manual de mapeo colec-tivo: recursos cartogrficos crticos para procesos ter-ritoriales de creacin colaborativa. Tinta Limn: Buenos Aires.

    Web

    Counter Balance (2014), No more gas!, 19 de junio, http://www.counter-balance.org/no-more-gas/ (consultado el 20 de octubre de 2014)

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    Julia Risler y Pablo Ares*1

    El mapeo como herramienta para crear nuevos relatos

    Los mapas son representaciones ideolgicas. La confeccin de mapas es uno de los principales instrumentos que el poder dominante ha utiliza-do histricamente para la apropiacin utilitaria de los territorios. Este modo de operar supone no slo una forma de ordenamiento territorial sino tambin la demarcacin de nuevas fronteras para sealar los ocupamientos y planicar las estrategias de invasin, saqueo y apropiacin de los bienes co-munes. De esta manera, los mapas que habitual-mente circulan son el resultado de la mirada que el poder dominante recrea sobre el territorio produ-ciendo representaciones hegemnicas funcionales al desarrollo del modelo capitalista, decodicando el territorio de manera racional, clasicando los re-cursos naturales y las caractersticas poblacionales,

    * Iconoclasistas es un do formado en el ao 2006 por Pablo Ares, artista, comunicador y diseador grfico; y Julia Risler, comunicadora, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Trabajan combinando el arte grfico, los talleres creativos y la investigacin colectiva. Todas sus producciones se difunden en la web a travs de licencias Creative Commons, para fomentar la socializacin y estimular su apropiacin y uso derivado. Desde el ao 2008 realizan talleres de mapeo colectivo con la intencin de buscar potenciar la comunicacin e incitar a prcticas colaborativas de resistencia y transformacin. Su prctica se extiende por y mediante una red dinmica de afin-idad y solidaridad construida a partir de compartir e impulsar proyectos y talleres en Latinoamrica y Europa. De esta trama poltica y afectiva han surgido muestras ambulantes, nuevos recursos ldicos y la participacin en encuentros junto a orga-nizaciones culturales y movimientos sociales. Han publicado recursos grficos y visuales que abordan diversas problemticas sociales, los cuales fueron impresos y difundidos en peridicos y revistas de distintas partes del mundo. En 2013 publicaron su primer libro, Manual de mapeo colectivo. Recursos cartogrficos crticos para procesos territoriales de creacin colaborativa, donde sistematizaron metodologas, recursos y dinmicas para la orga-nizacin de talleres. ([email protected])

    Talleres de mapeo. Recursos ldicos y visuales para la construccin de conocimiento colectivo

    e identicando el tipo de produccin ms efectiva para convertir la fuerza de trabajo y los recursos en ganancia. Los relatos y cartografas oficiales son aceptados como representaciones naturales e in-cuestionables pese a ser el resultado de las miradas interesadas que los poderes hegemnicos desplie-gan sobre los territorios. Nos referimos no slo a las provenientes de actores o instituciones polticas y sociales, sino tambin al discurso de los medios masivos de comunicacin, y toda otra interven-cin que modele la opinin pblica y refuerce las creencias naturalizadas y los mandatos sociales. Esta mirada cientfica sobre el territorio, los bienes co-munes y quienes lo habitamos se complementa con otras tcnicas escrutadoras del cuerpo social, como la videovigilancia, las tcnicas biomtricas de iden-tificacin y las frmulas estadsticas que interpretan situaciones y ofrecen informacin para facilitar la ejecucin de mecanismos biopolticos orientados a organizar, dominar y disciplinar a quienes habitan un territorio.

    La utilizacin crtica de mapas, en cambio, apunta a generar instancias de intercambio colectivo para la elaboracin de narraciones y representaciones que disputen e impugnen aqullas instaladas desde diversas instancias he-gemnicas. La elaboracin de cartografas colec-tivas proviene de una larga tradicin de trabajo participativo; con experiencias dismiles y resul-tados diversos la herramienta se solidific desde el trabajo de organizaciones sociales, ONGs y fundaciones, tanto en zonas urbanas como en rurales. A esto se le sum la disponibilidad tec-

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    nolgica y el acceso a herramientas de georefe-renciacin (como el GPS o SIG) que potencia-ron y ampliaron este proceso en diversas lneas de trabajo. La difusin y uso ampliado de mapas y cartografas march paralela a la muerte de los grandes relatos como discurso hegemnico que organiz el paradigma interpretativo de los aos noventa. Por esa fecha irrumpieron y se visibi-lizaron en Latinoamrica un amplio conjunto de movimientos sociales organizados de forma autogestiva y horizontal, que activaron reivindi-caciones campesinas, de pueblos originarios y de colectivos de gnero, entre otros. Estos nuevos o renovados protagonismos sociales retomaron un amplio reservorio de prcticas y discursos eman-cipatorios, e instituyeron un activismo poltico, cultural y comunicacional, vinculado a la coo-peracin social y afectiva, la libre circulacin de saberes y prcticas, y la articulacin en red.

    Algunas deniciones y certezas respecto a la prctica del mapeo

    Concebimos el mapeo como una prctica, una accin de reflexin en la cual el mapa es slo una de las herramientas que facilita el aborda-je y la problematizacin de territorios sociales, subjetivos, geogrficos. A esto le sumamos otra serie de recursos que hemos apodado disposi-tivos mltiples y que consisten en creaciones y soportes grficos y visuales que, mixturizados con dinmicas ldicas, se articulan para impulsar espacios de socializacin y debate, que son tam-bin disparadores y desafos en constante mo-vimiento, cambio y apropiacin. As buscamos abrir un espacio de discusin y creacin que no se cierre sobre s mismo, sino que se posicio-ne como un punto de partida disponible para ser retomado por otras, un dispositivo apropia-do que construya conocimiento, potenciando la organizacin y elaboracin de alternativas

    Mesa de trabajo en el taller de formacin de mapeadores realizado en Caracas, Venezuela, 2013 (Autores: Julia Risler y Pablo Ares)

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    emancipatorias. Por eso decimos que el mapeo es un medio, no un n. Debe formar parte de un proceso mayor, ser una estrategia ms, un medio para la reexin, la socializacin de sa-beres y prcticas, el impulso a la participacin colectiva, el trabajo con personas desconocidas, el intercambio de saberes, la disputa de espacios hegemnicos, el impulso a la creacin e imagi-nacin, la problematizacin de nudos clave, la visualizacin de las resistencias y el sealamiento de las relaciones de poder, entre muchos otros. De esta manera, el mapeo no produce transfor-maciones por s mismo. Se conecta a un proceso de organizacin mediante un trabajo colabora-tivo en soportes grficos y visuales. Y la difusin de este trabajo debe ser estratgica: toda la in-formacin que incluya debe estar consensuada con los participantes y amparada en un objetivo comunicacional, teniendo presente que esto no amenace ni vulnerabilice a los participantes.

    El mapeo colectivo se activa en talleres junto a estudiantes, organizaciones barriales, movimientos sociales, artistas, comunicadoras, y todas aqullas que