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1 Biografía de Manuel Acosta Arevalo Soy el cumiche (el menor) de los varones en mi familia Acosta Arevalo. Nací en el Cantón Zapote, municipio de Suchitoto, Departamento de Cuszcatlan, en El Salvador. Nací el 16 de Agosto de 1955. Mis papas son Pedro Acosta Melgar y Otilia Arevalo de Acosta. Fuimos como catorce entre hermanos y hermanas. Todos nacimos en las faldas del extinguido Volcán de Guazapa. Ahí mi familia tenía unas vacas, pero fundamentalmente vivíamos de sembrar maíz, frijoles y un poco de café. Fui a estudiar la primaria en la escuelita del Cantón Zapote. Ubicada a unos dos kilómetros de distancia de la casa donde vivíamos. En los meses de Marzo, Abril y Mayo, el camino se ponía muy caliente para caminar sin zapatos en el polvo

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Biografía de Manuel Acosta Arevalo

Soy el cumiche (el menor) de los varones en mi familia Acosta

Arevalo. Nací en el Cantón Zapote, municipio de Suchitoto,

Departamento de Cuszcatlan, en El Salvador. Nací el 16 de

Agosto de 1955. Mis papas son Pedro Acosta Melgar y Otilia

Arevalo de Acosta.

Fuimos como catorce entre hermanos y hermanas. Todos

nacimos en las faldas del extinguido Volcán de Guazapa. Ahí

mi familia tenía unas vacas, pero fundamentalmente vivíamos

de sembrar maíz, frijoles y un poco de café.

Fui a estudiar la primaria en la escuelita del Cantón Zapote.

Ubicada a unos dos kilómetros de distancia de la casa donde

vivíamos. En los meses de Marzo, Abril y Mayo, el camino se

ponía muy caliente para caminar sin zapatos en el polvo

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caliente, pues ni yo ni mis hermanos teníamos zapatos. Mis

maestros eran el profesor Julio Martinez, Berty Fernández y la

profesora Dolores Pineda.

Yo siempre era un poco rebelde en la escuela y por eso me

ganaba unas mis castigadas de vez en cuando. Un día la profe

me mando a a traer agua al vertiente ubicado a unos tres

cuadras, en la propiedad de un señor llamado Leonardo

Menjivar, quien era esposo de tía Rafaela Melgar. Como no

había agua potable en la escuela ni en cantón, teníamos que ir

a traer el agua en unos cantaron para hacer la limpieza de la

escuela en a un ojo de agua cercano. Pues yo desobedecí y no

fui, me fui a jugar pepas (con semillas de marañón) con otros

compañeros de clase. Como no fui a traer el agua la profe me

castigo y puso manos arriba por 20 minutos.

En las vacaciones íbamos a pepenar (recoger el café caído) a

una finca de café que tenía mi papa Pedro Salvador Acosta en

el tope del extinguido Volcán de Guazapa, llamada la Finca el

Copinol. Aya en el tope del volcán, mi hermano Francisco y yo

cuidábamos el café mientras seguía el proceso de secamiento

antes de venderlo.

Llevábamos las tortillas ya hechas, y las calentábamos en el

fogón que hacíamos para calentar la comida y calentarnos un

poco por el frio que hacía.

A veces nos despertaban los mapaches que llegaban alrededor

de la cabaña donde nos guarecíamos a comerse el maíz de la

milpa que habíamos sembrado. Pero a quien le teníamos miedo

era al pájaro león, que era un ave nocturna que cantaba bien

feo en la noche. Nuestra protección era el perro que se llamaba

Ingeniero. Le pusimos así al perro porque se lo compramos a

un ingeniero.

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En ese tiempo, del café que pepenábamos, lo vendíamos para

comprar cuadernos y una mudada (un pantalón y una camisa

nueva) para atender a la escuela y para dominguiar el día del

catecismo.

Después, mi hermano Francisco me llevo al Seminario menor

llamado Pío XII en la Ciudad de San Vicente. Ahí estudie tres

anos hasta terminar el noveno grado. Dentro mi mis maestros

estaba el Padre Rafael Palacios, quien fuera asesinado por los

escuadrones de la muerte vinculados a las fuerzas de seguridad

del gobierno de El Salvador. También fue asesinado otro de

mis maestros que fue el Padre Alirio Napoleón Macías, quien

era maestro y también era el párroco de la Iglesia de San

Esteban Catarina. Un año después que mi hermano Francisco

se salió del n Seminario Pio XII, me despidieron del seminario,

porque los directores estaban incómodos porque mi hermano

Francisco se fue del seminario por desacuerdos con el Obispo

Pedro Arnoldo Aparicio y Quintanilla, Obispo de la Diócesis

de San Vicente.

Entre mis compañeros de estudio estaban mis primos Otsmaro

Caceres Arevalo, quien fuera asesinado mientras hacia los

preparativos para celebrar su primera misa en el Cantón

Platanares de Suchitoto; Adelmo Acosta Arevalo, quien se

ordeno de sacerdote; y Luís Escobar Santamaría, quien ahora

es el Obispo de la Diócesis de San Vicente.

Pues así las cosas, no tuve otra alternativa que regresar a la

casa en el Municipio de Suchitoto. Pues me fui a matricular al

Instituto Nacional de Aguilares y ahí seguí estudiando,

viajando en bus todos los días. Después me fui para la ciudad

de Guazapa donde vivía mi hermano Angel con su familia. Ahí

me inscribí en el Instituto Abraham Lincoln, donde termine el

bachillerato en Comercio y administración.

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Mientras estaba estudiando, medio le ayudaba a mi familia con

los trabajos agrícolas de la casa. Cosechábamos frijoles, café,

maíz y hortalizas. También pastoreábamos vacas y caballos.

Un día mi papa decidió vender un toro que le llamábamos

Magonolio. Mi hermano Julio y yo fuimos a traerlo hasta el

topo del cerro de Guazapa hasta la calle que conduce de

Aguilares a Suchitoto. Nos fuimos a caballo, yo en la llegua que

se llamaba Morena y Julio en su caballo Chilango.

Como era un toro grande de la raza indo-brazil; además, ese

toro era matrero, y la única manera de llevarlo hasta donde lo

íbamos a vender era llevarlo, en medio con otras dos vacas. Mi

hermano Julio y yo íbamos montados a caballo. Es que lazar

un toro de ese tamaño no es comida de bocones, tienen mucha

fuerza.

Pues hay veníamos para abajo del Cerro de Guazapa cantando

la canción de los Laureles, mientras arriábamos el toro junto

con las tres vacas.

Pues al llegar a la carretera que conduce de Aguilares a

Suchitoto, apareció de inmediato un bus que manejaba Tono

Galdamez. El toro se asusto y salió corriendo ya lazado, y al

correr me voto del caballo y en la caída se me enredo el lazo en

mi cuerpo y me arrastro como dos cuadras.

El motorista del bus, Tono Galdamez, cruzo el vehículo para

detener el toro y así se paró el enorme animal. En eso llego

corriendo una vecina que se llamaba Marina Zamora y corto el

lazo con un machete. Una vez cortado el lazo el toro se tiro un

cerco de alambre y se fue. Pues MarinaZamora me salvo la

vida; que susto!!!

Pues asi logramos llevar el vendito toro hasta la carretera

donde llegaría un señor a recogerlo en un camión.

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En ese tiempo me encaramele con Marta Montoya, con quien

tuvimos un romance. Ella vivía con una tía en la comunidad de

El Rosario y de ese romance y tuvimos a una hija que le

llamamos Karen. Pues resulta ser que una vez Marta salió

embarazada, yo no sabia que hacer, pues estaba estudiando y

no trabajaba, excepto durante los fines de semana en los que

haceres de la casa.

Un día se me ocurrió que debía demostrarle a Marta que yo

era un padre responsable, y se me ocurrió llevarle unas libras

de frijol y una gallina india. Pues una noche, en el oscuro, sin

decirle a mi papa, tome un costal y saque unos frijoles del

granero y se los lleve a Marta, quien vivía como a dos

kilómetros de distancia; el problema fue que el costal estaba

roto y como estaba oscuro, no me di cuenta que los frijoles se

venían cayendo por el camino.

El siguiente día, mi papa noto que había un chorrito de frijoles

en el camino. Entonces mi papa siguió la pista siguiendo el

chorrito de frijoles y se dio cuenta que alguien le estaba

robando frijoles; más aun, se dio cuenta mi papa en la

dirección que me lleve los frijoles y al lugar donde me los lleve.

Pronto la historia de los frijoles se hizo público dentro de la

familia y en la comunidad. Esa misma semana mi papa me

dijo: “Ya sé donde está el chumelo”.

En el periodo de la pre guerra civil en El Salvador (1975-1980)

ya la gente se tomaba haciendas porque ya no tenían donde

trabajar. Habían varis organizaciones políticas populares que

después se volvieron organizaciones armadas que conformaron

posteriormente el Frente Farabundo Marti de Liberación

Nacional (FMLN).

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En 1979, una de las organizaciones revolucionarias, el Bloque

Popular Revolucionario (BPR) se había tomado la Hacienda de

El Valle Verde. Ahí se hacían fiestas donde llegaba mucha

gente a bailar. Un día yo fui a bailar al Valle Verde con una

muchacha que se llamaba Delmy Escamilla yo tenía unos

veinte anos para entonces. Yo no sabía, pero Delmy era una

combatiente de las Fuerzas Populares de Liberación.

Ese día me di color. El problema es que a esas fiestas populares

llegaba el que quería y entre ellos los que iban a espiar por

parte del gobierno de El Salvador. Ese día que fui a bailar a la

Hacienda de Valle Verde estaban ahi tres espías; uno que se

llamaba Chano Trejo, reconocido miembro del escuadrón de la

muerte; también estaban dos hermanos, Pastor y Salvador

Olmedo, quienes eran de la Policía de Hacienda, también

reconocidos miembros de los escuadrones de la muerte en la

zona.

A quienes perseguían las fuerzas del gobierno del General

Carlos Humberto Romero, era a mis hermanos mayores,

especialmente a Jorge, a quien el mayor Roberto D’awison

había denunciado por la televisión como el mayor líder

revolucionario en el Volcán de Guazapa. La mayor parte de los

familiares estaban organizados, pero yo no le daba

importancia, pero era fácil sacar terminación en la represión

contra el pueblo.

“Por ejemplo, un día a principios del 80, fui a Suchitoto a

sacar una cedula y una partida de nacimiento, en caso debiera

salir del país. Estando ahí, fui a visitar a Miguelito Castro,

quien era bien amigo mío y su esposa Carmen Coto Melgar,

era una prima de nosotros. Miguel era el alcalde interino de

Suchitoto. Pues llegue a Suchitoto y entre a la Alcaldía y

comencé a hablar con el alcalde muy amigablemente.

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De repente vino Don Luís Figueroa, el Secretario de la alcaldía,

y me dijo:” Oye Acosta, hay movimiento de guardias

nacionales afuera de la alcaldía y como que es con tigo la cosa.

Me acerque a la ventana y si vi que había un inusual

movimiento de Guardias Nacionales y Policías de Hacienda

afuera de la alcaldía de Suchitoto.

Entonces Miguelito me dijo: Salte aquí por el mercado y te vas

de aquí de inmediato. El Alcalde me abrió una puerta media

secreta que daba acceso al Mercado Municipal de Suchitoto.

Me metí en medio de la gente para que no me identificaran, y

después me pase al otro lado de la calle, por donde vivía tío

Tono Acosta, y me fui por la calle del Paterno a salir por donde

vivía Chicho; después me fui por una finca de café buscando la

carretera que conducía a Aguilares y me escondí debajo del

puente del Río de las Señoras.

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Ya era parte de tarde, y solo faltaba que pasara un bus para

Aguilares, era el bus de Lencho Zamora que le decían La

Prudy.

Ahí estaba escondido estaba debajo del puente, cuando vi que

venia un camión con guardias y policías nacionales. Me escondí

bien y no me vieron. Después vi venir un camión que llevaba

cana para el Ingenio de San Francisco. Era un camión

propiedad de Don Chema López, y les hice parada y me

reconocieron, eran los hermanos Morís, Adolio y Alonso López

los que iban ahí, y me dijeron: súbase al camión, ahí la

guardia nacional anda buscando a un hermano de Jorge

Acosta y ese es usted.

Pues me llevaron en el camión hasta cerca de la casa de mis

papas y esa fue la ultima vez que fui a Suchitoto”. Esos López

ya eran organizados en las Fuerzas Populares de Liberación

(FPL). En medio de la cana de azúcar, siempre llevaban armas.

Llegue a la casa de mi papa y de mi mama en el Cantón El

Zapote, pero ya no dormíamos en la casa por miedo de que nos

llegaran a matar en la noche. Al anochecer, cada quien tomaba

un costal o un plástico y nos íbamos a dormir al monte cerca

del Río Las Pacayas.

A los tres días después de que el Alcalde de Suchitoto, Miguel

Castro, me ayudara a escapar en la Alcaldía de Suchitoto, se

informo que habían matado a el junto con ocho personas mas.

Los escuadrones de la muerte los estaban esperando en el lugar

que le decían el Aceituno, en el Cantón Ichanqueso. Ahí los

detuvieron a el, a su esposa, a sus dos hijos, a Don Luís Rivera

Paz y otros de sus familiares. Ahí los bajaron del Vehiculo los

pusieron en fila a los nueve y los fusilaron ahí mismo.

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Me fui a Santa Tecla y le conté a mi hermano Francisco sobre

lo que me había sucedido. Le conté a mi hermano lo sucedido y

me sugirió que me vaya del país. La idea no me gustaba porque

yo nunca había salido del país y además, no tenía dinero y no

sabia donde ir. Un amigo de Francisco me presto dinero para

que me fuera para Guatemala; pero la cosa estaba aun peor

ahí.

En esos andares tuve un romance con Marta del Carmen

Rivera Montoya. Ella era hija de Antonia Montoya y Atanacio

Rivera. De esa relación nació una hija, que se llamo Karen

Griselda.

Para ese momento, Monseñor Oscar Arnulfo Romero ya había

denunciado durante una homilía que el Presidente Carter de

los Estados Unidos estaba enviando armas para el Salvador a

fin de evitar que un gobierno de izquierda llegara a El

Salvador. Monseñor Romero envió una carta al presidente

Carter Pidiendo que ya no envié armas, que esas armas solo

servían para reprimir al pueblo. Meses después, mataron a

Monseñor Romero mientras celebraba misa en una capilla del

Hospital La Divina Providencia.

Pues en Enero de 1980, me fui por bus a México. Para entonces

mi hija Karen ya había nacido y la deje en El Salvador de dos

años de edad.

Al entrar en Tapachula me dieron 60 días para estar en México y

me fui al Estado de Veracruz. Al cumplirse los 60 días, decidí

regresarme a El Salvador; pero en la Aduana de Tapachula, en la

frontera de México con Guatemala me detuvieron los agentes de

migración y me pusieron en la cárcel. Me pusieron en una cárcel

por toda una noche con unos 35 indígenas guatemaltecos que

habían detenido ese día.

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El siguiente día me tiraron para Guatemala, yo ya no tenía dinero,

pero me fui a jalón hasta Escuintla y ahí una señora gorda me

regalo diez quetzales y con esos llegue hasta El Salvador y llegue

al Colegio Maria Auxiliadora donde mi hermana Zoila era la

directora.

Al llegar ella se preocupo y me dijo: “Te voy a prestar dinero, pero

el mayor favor que me haces es irte de regreso, porque las cosas

aquí están peor hoy que cuando te fuiste para México”.

Pues me fui para El Zapote-Suchitoto a ver a mi mama, pero antes

pase donde mi hermano Francisco. Al verme llegar de regreso mi

hermano me pregunto: “porque te venistes? Hoy la cosa esta peor

que antes. Y los no organizados, como vos, solo ha caer en la boca

del lobo van”, me dijo. “Los organizados saben cómo defenderse,

pero los no organizados no”, continuó diciendo mi hermano.

Pues insistí ir a donde vivíamos para saber cómo estaba Marta y

mi hija recién nacida; además, aprovecharía para ver a mi mama y

a mi papa, pero esta vez ya no me fui por la calle, me fui

caminando monteando por las faldas del Volcán de Guazapa,

después de unas tres horas llegue donde una vecina que se llamaba

Josefina, la viuda, y me dio agua.

Pues, un día yo estaba acostado en una hamaca en la casa de mi

hermano Julio, ubicada a unos pocos metros de la carretera vecinal

que conduce al tope del Cerro de Guazapa, en el caserío la Mora

del Cantón Zapote. En el tope, había una cooperativa que se

llamaba la Conquista.

Por esos días habían secuestrado al multimillonario Ministro de

Relaciones Exteriores de El Salvador; si bien recuerdo era de

nombre Borvono Poll y se decía que lo tenían en la Cooperativa la

Conquista.

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Pues mientras estaba ahí estaba acostado en la hamaca en la casa

de mi hermano, un camión lleno de Guardias Nacionales iba

pasando por la calle en la ruta a la Cooperativa La Conquista y

entre ellos había unos de civil que les llamaban “primitos”. Pues

los primitos iban a entrar a la casa de mi hermano Julio y de

repente dijeron: “No, aquí no es” y se regresaron. Los Primitos

eran reconocidos miembros de las bandas paramilitares que

mataban gente e incendiaban las casas.

Yo apenas tome los zapatos y me fui corriendo para el monte; no

me despedí de nadie y esa fue la última vez que estuve en mi casa

en El Cantón Zapote de Suchitoto. Un poquito de mala suerte, y no

estaría contando el cuento.

Lo cierto es que estábamos en un momento que era el principio de

una guerra civil que duraría más de doce años, donde más de 84

familiares morirían en esa guerra, con enormes consecuencias

nacionales e internacionales. Era el principio de una enorme

diáspora familiar.

Pues, después del susto, como nada me paso, me fue a la casa de

mi hermano Francisco a Santa Tecla y comencé a hacer los

trámites para salir del país. Con un poco de miedo me fui a la

Embajada de México a sacar la visa para viajar a ese país. Al llegar

me recibió un guardion bien cholo; inicialmente yo le tuve un poco

de miedo, pero no, fue amable con migo. Aquí la cosa se van a

poner feo, me dijo. Es mejor que se valla, continuo diciendo. Pues,

tuve suerte, me dieron la visa sin problema, que dicha!

Mi hermano Francisco me dio un contacto en Guatemala y otro en

México. Pues salí a México, vía Guatemala por bus. Ahí viste al

Padre Pellicer, un Jesuita que era el contacto de mi hermano

Francisco. Ahi me encontré con otros que ya estaban involucrados

en la lucha armada.

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De la Ciudad de Guatemala tome un bus de la empresa “los

Galgos” hasta la frontera con México. Esta vez me fui por la ruta

de Talismán. Entre a México y me fui para el estado petrolero de

Tabasco. Desde 1980 al 82 estuve trabajando en Ciudad Cárdenas

Tabasco como contador privado para Petróleos Mexicanos.

Trabajaba con un ingeniero de apellido Alcántara, quien era de un

pueblito del Estado de Sinaloa. Ese pueblito se llamaba Guamichil,

donde nació Pedro Infante.

Como solo me habían dado visa de turista, yo no debía trabajar;

entonces decidí hacerme mexicano. Ya me habían dicho que en

México si tenes pisto, podes comprar hasta una mama.

En Tabasco hice los contactos para que me hicieran una partida de

nacimiento como mexicano. También compre una cartilla liberada

haciendo constar que yo había servido en el Ejército Mexicano.

Esa cartilla se la compre al General Noche Buena, del cuartel de

Villa Hermosa, Tabasco. Creo que ambos documentos me costaron

como doce mil pesos mexicanos. Ahí trabaje en la industria del

petróleo por dos anos. Trabaje con Petróleos Mexicanos los anos

1981 y 1982 y ganaba bien. Con los fondos que gane, pude pagar

la deuda con mi hermana Zoila.

Para una Navidad, decidí ir a Guatemala de visita. Al regresar a la

frontera con México la Migración Mexicana me detuvo otra vez, y

me interrogaron. Usted no es mexicano, me decían; cante el himno

nacional me decían, y yo lo sabia un poquito; cuantas estrellas

tiene la bandera de México, me preguntaron; tres conteste, y ahí si

que me equivoque; no tiene ni una. Pues me volvieron a tirar para

Guatemala.

El día siguiente volví a entrar a México por un río, y camine por

los montes hasta que llegue a San Cristóbal de Las Casas ya en

México. Después volví a Tabasco después de siete horas de

camino.

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Después me fui a la Ciudad de México. Un día fui al Parque

Nacional de Chapultepec, y por obra del azar, me encontré con mi

hermano Jorge, el hermano mayor de la familia. Increíble como

nos encontramos después de dos anos de no vernos en medio de

una ciudad de 22 millones de habitantes.

Mi hermano Jorge, también por aras de la suerte, ya se había

encontrado con mi hermano Francisco, quien también estaba

asilado en México. Aparentemente se habían encontrado en un

evento de solidaridad con pueblo de El Salvador.

Para entonces, el presidente de México, López Portillo, ya había

hecho una declaración, junto con el gobierno de Francia,

declarando a las fuerzas rebeldes de El Salvador como fuerzas

representativas. Así las cosas, el gobierno de México estaban

dispuestos a dar refugio o asilo a los refugiados de El Salvador.

Mi hermano Jorge me explico que el tenia asilo político y que me

podía hacer el contacto para que yo también consiguiera asilo. Así

es que conocí a Alberto Martinez Comarca, quien era el Jefe de

Gobernación para asilo político de Gobernación.

Yo le explique al Lic. Martinez Camarca que yo estaba trabajando

con una partida de nacimiento mexicana y una cartilla liberada

que había comprado en Tabasco. A quien le compraste esos

documentos? Pregunto. Yo le explique que los compre en Tabasco

y le di el nombre de la persona a quien le compre la partida de

nacimiento. Resulto ser que a la persona que le compre la partida

de nacimiento era un primo suyo, y ya no indago mas. Tienes que

quemar esos documentos, me dijo. Si te los hayamos, te caen por

lo menos 30 anos de cárcel, continuo diciendo. Pero de todas

maneras me dio el asilo político en México.

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Pues en la Ciudad de México hay un parque que se llama

Chapultepec. Es enorme! Mucha gente llega a des estresarse a ese

lugar. Pues ahí se vendía un boletín que se llamaba Venceremos,

órgano oficial del Frente Farabundo Marti para la Liberación

Nacional de El Salvador. Con mi hermano Jorge nos íbamos los

días Domingos a vender ese periódico en el parque Chapultepec.

Yo no era muy revolucionario que se diga, pero si tenía espíritu de

aventurero.

Mi hermano Jorge ya se había encontrado en un evento de

solidaridad con El Salvador a Don Tilo Melgar, quien vivía con su

esposa Amanda y sus hijas cerca de la ciudad de México. Ellos

salieron de Suchitoto después que su hijo, Rutilio Melgar Hijo, fue

capturado y posteriormente desaparecido cuando venía de

Suchitoto para San Salvador. Pues la suerte quiso que nos

volvimos a encontrar con Don Tilo Melgar.

En el Parque Chapultepec conocimos a una abogada que se

llamaba Thelma Garcia. Ella, junto con otras abogadas expertas en

inmigración y trabajaban en un proyecto que se llamaba Projecto

Libertad en el Estado de Texas. Ellas son las que sacaban a los

salvadoreños capturados por la migración de Los Estados Unidos

para que no los deportaran a El Salvador, pues justamente estaba la

guerra en su apogeo en ese país.

En ese tiempo conocí a Laura Rosales en la Ciudad de México,

cuyos padres eran de Guadalajara Jalisco y acordamos casarnos un

día, yo ya tenía 26 años para entonces.

Yo estaba interesado de conocer Estados Unidos, y algunas veces

me iba al norte de México. Al llegar a Reinosa, o a Matamoros en

el Estado de Tamaulipas, unos miembros del Partido Socialista

Mexicano me pasaban para el otro lado de la frontera. Ya en

Estados Unidos me iba donde trabajaba Thelma Garcia, donde

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había un Centro que se llamaba Centro Monseñor Romero. Ahí en

el Valle de Texas estuve como quince días de ilegal.

Para ese entonces, mi hermano Francisco hizo las gestiones en

Canadá para que mi hermano Julio y su familia, así como Juana

Caceres y su familia fueran aceptados como refugiados en Canadá.

Efectivamente, a principios de 1984, ellos llegaron a Canadá y se

ubicaron en un pueblo que se llama Reed en la Provincia de

Ontario.

Pues yo también en 1984, aplique en la Embajada de Canadá como

refugiado y me aceptaron. Con los papeles como asilado político,

fue fácil conseguir que me aceptaran como refugiado. Entonces,

fui a la Cruz Roja Internacional en la ciudad de México, quienes

me extendieron un pasaporte de esa institución, en concordancia

con los tratados internacionales de Viena sobre refugiados.

Todavía guardo ese pasaporte como recuerdo.

Una vez en Canadá seguí en contacto Laura Rosales, mi novia

mexicana y decidí que debía casarme con ella. Pues como dicen

que un pelo de mujer hala más que un tractor, yo quería casarme

con ella aunque estemos a miles de kilómetros de distancia.

Un día llame por teléfono Laura Rosales a la ciudad de México y

le propuse matrimonio. Mi sorpresa fue que todavía me estaba

esperando. Entonces decidimos casarnos en la Ciudad de México,

creo que fue en 1987.

Pues le llame por teléfono a mi hermano Francisco, quien vivía

para entonces en Washington, Estados Unidos, y le informe que

me iba a casar. No solo eso, le pedí que el y su esposa Bárbara

fueran mis padrinos de casamiento. El me contesto con

incredulidad, y me dijo: “como puedo estar seguro de eso?”. Si vos

estas en Canadá? Además, no se te conoce novia, me dijo. Bueno

le dije, si no me crees aquí esta el teléfono y pregúntale a ella

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directamente, le dije. Pues le llamo y Laura le confirmo que era

cierto.

Regrese a México y ahí me case con Laura. Mi hermano Francisco

y su esposa Bárbara fueron los padrinos de casamiento religioso;

mientras que por el civil fueron Don Tilo Melgar y su esposa

Amanda.

Después nos fuimos a Cuernavaca Estado de Morelos, por un rato.

Fue una luna de miel a la mexicana.

Una vez nos casamos, nos vivimos a vivir a Kingston Canadá. Con

Laura procreamos a Cristóbal Acosta Rosales y a Marlon Acosta

Rosales.

Una vez nos casamos, nos vivimos a vivir a Kingston Canadá.

Los familiares de Laura son de cerca de Guadalajara, Estado de

Jalisco, en México.

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Una vez aquí en Canadá, procreamos a Cristóbal y a Marlon

Acosta Rosales.

Posteriormente se vinieron para Canadá mi suegra Candelaria, y su

otra hija Pilar con su esposo e hijo.

Siempre me pregunte donde estaba mi hija que había dejado de dos

anos cuando tuvo que salir de urgencia de El Salvador pues Perdí

contacto con la mama. Lo cierto es que después de 20 años no

sabía nada de ella.

Al término del siglo, falleció mi papa Pedro Acosta y nos juntamos

casi todos los hermanos y hermanas en El Salvador. Los hermanos

y hermanas llegamos de seis países del mundo a rendir tributo al

hombre que nos dejo el legado de pacifistas.

Durante los funerales de mi papa a principios de Febrero de 1999,

decidimos hacer una reunión al final del año en Costa Rica para

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darle la despedida al siglo XX. Pues hicimos una reunión familiar

ampliada en la ciudad de Atenas, Costa Rica, donde participamos

más de 70 familiares. A ese evento le llamamos la Reunión del

Siglo. El centro de la atención fue mi mama Otilia Arevalo de

Acosta. También asistieron sobrinos, primos, etc. Fue un evento

inolvidable para mi.

Durante la reunión familiar pregunte si alguien por casualidad

sabia donde estaba mi hija Karen. Ahí había uno de apellido

Guillen quien me dijo que el sabia donde vivía la abuela ahí en

Costa Rica. La abuela de mi hija Karen se llama Antonia Montoya.

Una vez conseguí el teléfono de doña Fue en el mismo ano que

murió mi papa Pedro Acosta Melgar. Asistimos a ese evento

familiar todos los hermanos y hermanas, a excepción de mi

hermana Reina, quien vive en Canadá. Antonia Montoya y le

llame, quien me dijo que Karen vivía en Japón y le llame

inmediatamente.

Reunión Familiar en Costa Rica, Diciembre 30 de 1999.

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Japón y que se había casado con un japonés que trabajaba para la

NASA de los Estados Unidos. Karen da clases de Ingles en ese en

Japon.

Lo cierto que esa reunión familiar en Atenas, Costa Rica, sirvió

para comparar notas y volvernos a conocer entre los hermanos y

hermanas. Es que la diáspora nos tiro a la familia nuclear por lo

menos para seis países del mundo, y a la familia ampliada por lo

menos a 16 países.

Karen Giselda Masaki y sus hijos en Japón

Ahora sigo viviendo aquí en Kingston, Canadá. Aquí vive mi

hermana Reina y su familia, mi mama, y Julio, mi hermano, con su

familia.

Casi cada final de año nos junamos en una reunión familiar

ampliada en la Ciudad de Aguilares en El Salvador para volvernos

a conocer, reconocer, y encontrarnos con nuestra propia historia.

Como dicen en México, cada quien cuenta de la feria de acuerdo a

como le fue. Pues así me ha ido en mí en feria.

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Elaborado por Francisco Acosta Arevalo

Serie, Recordando el Pasado para Imaginar el Futuro.

Septiembre 30, 2008.

Fin.