ÁNGELES FELIPE(El general revolucionario humanista)

Nació en Zacualtipán, Hidalgo, otros biógrafos dicen que nació en Ahuazotepec; algún tiempo se consideró que había nacido en Molango, al grado que ese pueblo fue quemado por tropas carrancistas el 6 de diciembre de 1914, por ser Ángeles uno de los más destacados soldados de la división del norte. Sin embargo, en el libro original de actas de nacimiento del registro civil de Zacualtipán, aparece que el día 13 de junio (o julio) de 1868 (1869) a las 11 de la noche nació un niño a quien se

registró con el nombre de Felipe de Jesús Ángeles Ramírez, siendo hijo natural del coronel Felipe Ángeles, militar acomodado que combatió contra la invasión estadounidense en 1847 y la francesa en 1862, y de Juana Ramírez. Su abuelo también fue general. Desde niño se adivinaba en Ángeles un carácter solitario y soñador, su comportamiento en casa siempre fue de rectitud y patriotismo. Realizó sus estudios primarios en Huejutla, Molango y Pachuca. Se fue al colegio militar a los 14 años, becado por Porfirio Díaz, en agradecimiento a los servicios prestados por su padre con el general. Fue un alumno distinguido, sobresalió en matemáticas y ciencias físicas. No tardó en destacar en sus estudios y en su carrera militar, su inteligencia le permitió desempeñarse como maestro y alumno, comenzó siendo cadete y militar bajo el régimen de Porfirio Díaz. En 1892 egresó del colegio con el grado de teniente de ingenieros y se desempeñó, entre otras actividades, como analista. Autor de artículos sobre balística y geometría. De desempeño ejemplar en el ejército federal, fue “enviado” a Francia por cuestionar la burocracia militar y negarse a la matanza de indios yaquis; criticó la violencia y la crueldad de Juvencio Robles y Adolfo Jiménez Castro. Felipe estudiaba en Francia cuando el entonces presidente constitucional Francisco I. Madero lo mandó llamar, y le asigna el cargo de director del colegio militar de Chapultepec en el año de 1911 (o 1912); y finalmente es nombrado general brigadier. Participó también como comandante de las fuerzas que operaban en Morelos contra la insurrección zapatista, en donde se propuso evitar los excesos que cometían los militares en contra de los campesinos. No llegó a comprender las causas profundas y la importancia histórica de la revolución agraria que encabezaba Zapata, pero su actitud humanitaria le permitió establecer trato político con el caudillo suriano. Al producirse el cuartelazo de La Ciudadela y dudando de la lealtad de Victoriano Huerta, el presidente Madero dispuso que Ángeles y sus tropas se trasladaran a la capital con el propósito de nombrarlo jefe de la plaza y encargado de las operaciones contra los rebeldes. Felipe Ángeles, “el único alto jefe del ejército federal que se mantuvo leal a Madero durante el golpe de Félix Díaz y Victoriano Huerta y los días sucesivos de febrero de 1913 conocidos como la Decena Trágica”. Por su adhesión a Madero, el general Huerta lo apresó y encerró junto con

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Madero y Pino Suarez en el mismo cuarto de Palacio Nacional y se le mantuvo preso hasta el 29 de julio de 1913. Ángeles escuchó a Madero llorar por la muerte de su hermano, y sería el último en despedirse de él antes de que lo asesinaran. Huerta no mató a Felipe Ángeles, sólo lo desterró a Francia gracias a su arraigo al ejército federal. El general Felipe Ángeles regresó a México clandestinamente en octubre de 1913 para incorporarse a la revolución, primero, en Sonora al gabinete de Venustiano Carranza. Lo nombraron Secretario de Guerra. Pero en los primeros meses de 1914 se incorporó a las fuerzas de Pancho Villa como comandante de la artillería de la División del Norte. Felipe Ángeles quería combatir, no estar a cargo de un despacho. Villa, el hombre más inculto de México fue el único que supo aquilatar las virtudes de Felipe Ángeles. Era el brazo derecho de Villa. Su influencia salvó a muchas personas de morir a manos de Villa. Una vez derrotado Huerta, se iniciaron los trabajos para organizar la convención de Aguascalientes que iniciaría sus sesiones el 10 de octubre de 1914. El 12 de octubre, el general Ángeles se levanto de su asiento y le pidió cortésmente al presidente de la convención el uso de la palabra. Se impuso el silencio en el teatro, pues tanto los delegados como los observadores estaban ansiosos de escuchar al portavoz de Villa. Entonces Ángeles procedió a leer con voz clara y sonora, una carta que dijo haber recibido ese día de un general zapatista llamado Samuel Fernández. Cuando Ángeles terminó su intervención, el público estalló en vítores para él, para Villa y para la división del norte. La convención acordó invitarlo a la próxima sesión para escuchar su punto de vista respecto de la presencia de Zapata en dicha convención. Después vendría el fracaso de la Convención Militar Revolucionaria de Aguascalientes y la lucha de facciones dentro de la revolución. En medio de ese periodo aciago y convulsionado, Ángeles se habría de refugiar en Estados Unidos durante la segunda mitad de 1915. El 2 de diciembre de 1914 entró a la ciudad de México al frente de la vanguardia villista. Ocupó por un mes la gubernatura de Coahuila y de Nuevo León en 1915, pero regreso con Villa. El 4 de diciembre Villa y Zapata se reunieron en Xochimilco y acordaron colaborar en la nueva campaña que se emprendería contra Carranza. Trató de convencer a Villa de no enfrentar a Obregón en el centro del país, sino en un territorio conocido: el norte. Felipe Ángeles no tuvo éxito y la División del Norte fue derrotada. En la batalla de Aguascalientes, hubo descontrol y la división del norte se desintegró; la derrota lo marcó y Ángeles se retiró de la lucha armada, abandonó a Villa y se autoexilió en El Paso, Texas, en diciembre de 1915, y meditar su siguiente paso. Tras la sanción de la Constitución de 1917, el general regresaría a México en diciembre de 1919, para sumarse a las fuerzas de Villa, convencido de que solo así, apoyando a Villa, podría evitarse lo que consideraba como inminente intervención de Estados Unidos a México. Regresó a México tres años después, en 1918, para entrevistarse con Villai y unir a todos los grupos revolucionarios levantados en armas contra Carranza; el general estaba cansado y sentía que el sueño maderista, del que era creyente, se le iba de las manos ante el canibalismo político de los militares. Villa no lo escuchó y ese intento fracasó y decidió seguir por su cuenta; en noviembre de 1919 fue traicionado por uno de sus oficiales y los EdeCa (Enemigos de

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Carranza). Fue aprehendido el 15 (o 17 o 19) de noviembre de 1919 por tropas del gobierno al mando del mayor Gabino Sandoval en el valle de Los Olivos, Chihuahua. Conducido a la capital de Chihuahua, se le formó un mentiroso consejo extraordinario de guerra, con juicio en su contra, el cual lo condenó a muerte por el delito de rebelión. Ante el consejo militar al que se le sometió durante los días 23, 24 y 25 de noviembre en las instalaciones del 21° Regimiento de Caballería, junto a la cárcel de la ciudad de Chihuahua, y después en el “Teatro de los Héroes”, dio muestra de las ideas y doctrinas en las que se había formado y de las que se declaraba defensor; eran ideas en donde podía encontrarse una peculiar síntesis de liberalismo, humanismo y socialismo. Durante el juicio, Ángeles habló largas horas; no tanto para defenderse, sino para justificar su vida y formular su testamento político: “Mi muerte hará más bien a la causa democrática que todas de mi vida. La sangre de los mártires fecundiza las buenas causas”. De esas palabras, como de sus discursos y escritos se desprende con claridad la tragedia de un hombre que, formado en el antiguo régimen, quiso sinceramente abrazar la causa revolucionaria, pero no pudo olvidar ni hacer a un lado su pasado y fue víctima de sus propias contradicciones. Fue sentenciado a muerte, a pesar de que los presentes en el juicio, periódicos, cartas de personajes famosos y militares pedían el indulto. La sentencia se ejecutó el 26 de noviembre de 1919. Fue fusilado en la madrugada de ese día en la ciudad de Chihuahua. Ángeles tenía al morir alrededor de medio siglo de vida. Pancho Villa murió cuatro años después, en una etapa en que la revolución mexicana se extirpaba lo mejor de sí misma. El general Ángeles fue el militar más preparado que participó en la revolución; el 15 de noviembre de 1941, al cumplirse el XXII aniversario de su muerte fue nombrado “Hijo del Estado de Hidalgo”, su entidad natal. “Uno de nuestros más grandes males, que por atavismo tenemos los mexicanos, es dar puestos a individuos sin educación y sin aptitudes que son más dañosos como funcionarios que como particulares; pero, sin embargo de esto, a mi nunca se me ha dado la presidencia de la república, pues no la admitiría porque no tengo los conocimientos ni facultades necesarias para ello”. “Vengo en misión de amor y paz. A buscar que cese esta lucha salvaje que consume al pueblo mexicano, unificando a todos los grupos políticos que existen en el suelo de la revolución”. “Mi espíritu se encuentra en sí mismo”. En todo caso, la historia ha absuelto al mártir revolucionario Felipe Ángeles y la patria le ha consagrado un sitio de honor.

“Espíritus”, “mártires”… ¿no habrá estado Felipe Ángeles, metido en el espiritismo? Madero fue un creyente. Es muy probable. A fin de cuentas, los caudillos maderistas fueron imbuidos por una convicción de trascendencia. Es muy probable que esa convicción esté nutrida por una idea del “más allá”.

ARENAS DOMINGO

Nació en 1888, en Santa Inés Zacatenco, Tlaxcala. Proveniente de una familia de campesinos pobres, la vida lo había orillado a unirse primero al maderismo, luego a las

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filas de Emiliano Zapata. Después de estar en las fuerzas zapatistas durante más de dos años, se unió al carrancismo, pero lo abandono para volver con los zapatistas. Sin embargo, los carrancistas siempre trataron de lograr que Arenas reingresara sus filas. Arenas accedió al final a reincorporarse al carrancismo. Según se cuenta, Zapata consideró esa decisión como una traición. Arenas escribió a Zapata interesado en que hubiera un acercamiento. El último intento de unificación el día 30 de agosto de 1917 entre el general Arenas y los dirigentes zapatistas acabó en tragedia: Arenas fue asesinado. Domingo Arenas volvió al carrancismo con la esperanza de unir a todos los revolucionarios. En una reunión en la hacienda de Huexocoapan, en Atlixco, Puebla, en la que había varios partidarios suyos tlaxcaltecas e ilustres zapatistas, Arenas encontró la muerte. Se cuenta que tras escuchar unos disparos, Arenas le dio un tiro a Gildardo Magaña. Éste, que no llevaba pistola, se fue sobre él con un cuchillo. En la trifulca, Arenas recibió varios disparos y quedo tendido, sin vida. Nadie supo quién disparó.

ARIAS BERNAL MARÍA

Una gran mujer. Nacida en la ciudad de México en 1884, María Arias Bernal se graduó en el año 1902 como maestra y posteriormente fue ganada a la lucha política por el movimiento maderista, y logró combinar su labor como correo de los revolucionarios con la de subdirectora de la escuela “Corregidora de Querétaro”. A la muerte de Francisco I. Madero durante la Decena Trágica, y bajo la opresión de la dictadura organizó el “Club Femenil Lealtad”, junto con Dolores Sotomayor, Inés Malváez y María Luisa Rojas. Ellas acudieron semana tras semana ante la tumba del “Apóstol de la democracia” a llevarle flores y recitarle poemas y composiciones, convirtiendo esta actividad den un acto de resistencia política ante el huertismo, a pesar de que fue encarcelada un par de veces por esta acción y escarnecida por los sectores más conservadores de la capital. En un emotivo homenaje a Francisco I. Madero, el general Álvaro Obregón le obsequió a María su pistola por su conducta valerosa durante la llamada Decena Trágica; Obregón declaró: “No tienen excusa los hombres que pudieron cargar un fusil y que no lo hicieron por temor a abandonar sus hogares. Yo abandoné a mis hijos huérfanos y, como sé admirar el valor, cedo mi pistola a la señorita Arias, que es la única digna en la ciudad de México de llevarla”. Por este reconocimiento se le decía cariñosamente “María Pistolas”.

AVILA CAMACHO MANUEL

Nació el 24 de abril de 1897 en Teziutlán, Puebla. Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal y se dedicó al comercio hasta 1911 en que tomó las armas para incorporarse al maderismo. Inició su carrera militar en el año 1914. Se incorporó a la brigada Aquiles Serdán con el grado de subteniente, para combatir a la usurpación de Huerta en la

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sierra de Puebla. Fue subsecretario de guerra y marina en 1933, y secretario de defensa de 937. Presidente de México en 1940 como candidato del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), sucediendo a Lázaro Cárdenas. Al final de su mandato, el PRM cambió de nombre y estructura, pasando a denominarse partido revolucionario institucional (PRI). En la II guerra mundial, colaboró con los países aliados contra las potencias del eje. Estableció relaciones diplomáticas con Gran Bretaña, rotas desde la época de Cárdenas, y con la Unión Soviética. Durante su gobierno se estableció el servicio militar obligatorio y a favor de las clases populares, decretó la congelación de rentas. Falleció el 13 de octubre de 1955.

ÁVILA CAMACHO MAXIMINO(Arrancando vidas, el hermano incómodo)

La violencia de la revolución mexicana, así como los sangrientos años que le siguieron, fueron el mejor marco para la mortal y atrayente forma de ser de Maximino Ávila Camacho. Nació el 23 de agosto de 1891 en Teziutlán, Puebla, en una familia rural, era el mayor de tres hermanos. Los hermanos Ávila Camacho fueron militares revolucionarios, pero sus personalidades eran totalmente diferentes, en especial, la de Manuel y la de Maximino. Ambos combatieron la guerra cristera, mientras Manuel negociaba por la buena con los rebeldes, Maximino quemaba pueblos y fusilaba a los prisioneros. En 1937 Maximino se convirtió en gobernador de Puebla, su autoridad en el estado fue ilimitada, gobernó con mano dura, concentrando todo el

poder en él mismo. En 1940, su hermano Manuel, que era secretario de Guerra, de carácter calmado y conciliador, fue postulado a la presidencia para suceder a Lázaro Cárdenas. Maximino se puso furioso, pensando que la presidencia le correspondía a él, porque él era el mayor, mejor y con más carácter. Tuvo que conformarse de mala gana con continuar su mandato como gobernador de Puebla, haciendo truculentos negocios con un empresario extranjero. Unos líderes sindicales le pidieron audiencia, explicándole que la situación de los trabajadores textiles era mala, y que se irían a una huelga, él les dijo: “¡Sí estallan la huelga, yo los cuelgo en el zócalo de Atlixco!”; los líderes sindicales no hicieron caso y estallaron la huelga, al siguiente día aparecieron ahorcados en la plaza, de inmediato todos regresaron a trabajar. En otra ocasión, una estación de radio clandestina de la sierra de Puebla comenzó a hacer llamados para que el pueblo se levantara en armas; Maximino contrató un equipo extranjero para que le dijeran dónde estaban en las montañas, y fue hasta el lugar, para masacrarlos él mismo con su pistola .45. La prensa poblana vivió días difíciles durante su gobierno: escribir la verdad equivalía a firmar la sentencia de muerte, suerte que corrió José Trinidad Mata, editor del

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semanario “Avance”, quien apareció muerto. En 1941 tomó ventaja de un conflicto, y literalmente ocupó la oficina del secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, su hermano Manuel tuvo que darse ese nombramiento. Cuando se planeaba uno de los contratos de desarrollo más importantes de México, al saber que su hermano no se lo daría, montó en cólera y lo persiguió con revolver en mano hasta su rancho, donde el presidente se escondió. Cuando un militar con problemas mentales, el teniente Antonio de la Lama y Rojas, trató de matar al presidente Ávila Camacho, él pidió que no lo tocaran, pero al día siguiente, Maximino lo mató sin poderle tomar declaración. Para Maximino ser borracho, parrandero y jugador eran cualidades y no defectos, le gustaban los toros y era dueño de La Condesa. A sus amantes en turno las llevaba a vivir a una casa de la calle de Hamburgo, ahí había joyas, pieles y autos último modelo; cuando se aburría de ellas, mandaba a uno de sus compinches para pedirle a la susodicha que tomara un abrigo, una joya y un auto, y que ahuecara el ala, pues una nueva amante llegaba. Desde que tomó posesión del cargo, Maximino comenzó a operar para lograr ser el sucesor de su hermano, conspiró contra él uniéndose a varios políticos y oscuros personajes. Hizo amistad con Axel Wenner, hombre cercano a Hitler, que le prometió apoyo de los nazis, desde dinero hasta labor política y se reunió con el espía del tercer reich: Ben Smith, Errol Flynn y el empresario Jean Paul Getty, que buscaban tener un socio de los nazis en América; inclusive, junto con los gobernadores González N. Santos y Donato Bravo Izquierdo, fue el fundador del primer cartel de droga. Éste fue financiado por los nazis para introducirla a los soldados de Estados Unidos, y así arrancarle el negocio a los chinos. Maximino deseaba ser el presidente, pero por ser hermano de Manuel no era bien visto, por lo que decidió cerrarle el paso al candidato favorito: Miguel Alemán; sin embargo, antes de que Maximino pudiera hacer algo contra la postulación de Alemán, falleció el 17 de febrero de 1945, después de una comida que le ofreció gente del sindicato. Su muerte fue sospechosa, muchos deseaban matarlo: Miguel Alemán, enemigos locales, su propia esposa, los líderes de izquierda y hasta su hermano Manuel, el presidente caballero, que descansó al saber la noticia de la muerte de su hermano incómodo.

BLANQUET AURELIANO

Funesto hombre de filiación porfirista, fue el encargado de la ejecución de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, tarea que desempeñó sin que le temblara el pulso. Huyo a Cuba, como muchos huertistas a la caída de su jefe. En La Habana se reunía en el Centro Mexicano de Auxilios Mutuos, fundado por Carlos Rincón Gallardo, para conspirar y preparar el regresó a la patria a la primera oportunidad. Fue uno de los organizadores de una expedición que se embarcó en Pinar del Río a Veracruz, con el objetivo de apoyar a Félix Díaz para intentar restaurar el régimen del general Victoriano Huerta1. Sabiendo que Félix Díaz combatía en Veracruz y que tenía en su poder los

1 O el “porfirismo sin Porfirio”, como lo llamaba Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz.

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pequeños puertos de Nautla, Tonalá y Tuxpan, organizó su “estado mayor” para unírsele, consiguiendo llegar en la goleta “Clara” a la costa veracruzana en marzo de 1919. Pronto se encontraron los viejos amigos y se dirigieron a su cuartel en la ranchería de Chavaxtla, donde Félix Díaz lo nombró segundo en jefe. Tras ellos marchaban 7 pequeños destacamentos al mando de los generales Pedro Gabay, R. F. Cejudo, Constantino Galán, Joaquín Jiménez Castro, Gabriel A. Carballo y Albino Carrillo. Fueron descubiertos por un destacamento de 300 carrancistas a cargo de Guadalupe Sánchez quien dividió sus fuerzas para atacar, cediéndole 120 soldados al coronel Pedro M. González; a él le tocó perseguir al grupo donde estaba Blanquet. Éste y otros al verse copados se escondieron a la orilla de un barranco y al tratar de bajarlo Aureliano perdió el pie y se fue al fondo, donde murió.

CABRERA LOBATO LUIS

Nació en julio de 1876. Se tituló en abogacía e ingresó a la directiva del Partido Anti-reeleccionista. Ha sido periodista para publicaciones como “El hijo del Ahuizote” y el “Diario del hogar”. En 1912 fue nombrado director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y diputado del Congreso de la Unión de su XXVI legislatura, donde se integró al grupo de los diputados “renovadores”, que impulsan un aceleramiento de cambios para terminar con los viejos elementos del porfirismo. Cabrera utilizó dos pseudónimos al escribir: “Licenciado Blas Urrea”, para sus escritos políticos, y “Lucas Rivera” en sus trabajos literarios.

CÁRDENAS LÁZARO

Lázaro Cárdenas el Río nació en Jiquilpan, Michoacán, el 21 de mayo de 1895. Procedente de una familia indígena muy humilde, apenas recibió una educación elemental. Fueron sus padres Dámaso Cárdenas Pinedo y Felicitas del Río Amezcua. Huérfano de padre, aprendió tipografía, trabajó en una imprenta y en la Oficina de Rentas de su pueblo natal. En 1913 se incorporó a la revolución en Apatzingán con las fuerzas del general Guillermo García (o Garda, aunque otros biógrafos indican que se unió a las fuerzas de Martín Castrejón). En 1914 alcanzó el grado de capitán y un año después, el de teniente coronel. Después de la convención de Aguascalientes militó en el villismo, a las órdenes del general Federico Morales. En

1915 se une al constitucionalismo. Se volvió uno de los discípulos más allegados del sonorense Plutarco Elías Calles. Su carrera militar ascendió rápidamente y en 10 años llego a ser general de brigada (1920). Apoyó el Plan de Agua Prieta, que desconocía al presidente Carranza. Después de la muerte de Carranza el 21 de mayo de 1920, se le

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acusó de estar implicado en el asesinato del presidente; la vieja oligarquía desató una campaña de desinformación para impugnar el interinato de De la Huerta, alegaban que se trató de un complot y no dudaron en manchar el honor militar del entonces teniente coronel Lázaro Cárdenas, intentaron coludir en este supuesto complot al general Rodolfo Herrero, al teniente Lázaro Cárdenas, al general Álvaro Obregón, al general Manuel Peláez y a… Randolph Hearst, terrateniente y petrolero que era, según decían, amenazado por el patriotismo de Venustiano Carranza; se publicó una copia de lo que parecía ser la orden firmada por él dirigida al general Rodolfo Herrero Hernández. Pero contradiciendo esta versión estaba el hecho de que Lázaro Cárdenas, si bien se levanto en la huasteca para secundar el Plan de Agua Prieta, fue quien se tomó la tarea de aprehender y enviar a la capital del país al general Herrero. Lázaro Cárdenas saltó a la política bajo la protección de otro militar revolucionario, el presidente Calles. El 18 de julio de 1920 se encargó del gobierno de Michoacán. Entre 1920 y 1930 jefe de operaciones en Michoacán, el Istmo, la Huasteca, donde conoció de cerca las actitudes de las compañías petroleras, y los problemas sociales y económicos derivados de dicha industria. Durante la rebelión de la huertista, la combatió; vencido por Rafael Buelna en Huejotitlán, en diciembre; prisionero del general Enrique Estrada. General de división en julio de 1925. Apoyado por Calles alcanzó la gubernatura de su estado para el período de 1928 a 1930 (otros dicen que fue de 1925 a 1929), donde puso en marcha la estrategia política y social que realizaría posteriormente en toda la república mexicana. Desde entonces se advirtieron sus preocupaciones fundamentales: educación, régimen agrario, la organización de obreros y campesinos, fomento al civismo, etcétera. A él se debe la erección de la estatua de Morelos en la isla de Janitzio, lago de Pátzcuaro. Fue Ministro del Interior (1930-1932), Secretario de Gobernación con el presidente Pascual Ortiz Rubio; y Ministro de Guerra (1932-1934) en el gabinete de Abelardo L. Rodríguez. Antes fue presidente del partido nacional revolucionario. Cuando en 1933 se planteó la sucesión presidencial, surgió su candidatura postulada por ese organismo y el 6 de diciembre fue designado su candidato. Se inició una interesante campaña: se preparó un plan sexenal, cuyas normas deberían regir su gobierno. Siendo un destacado dirigente del Partido Nacional Revolucionario, en 1934 ganó las elecciones y llegó a la presidencia de la república, tomó posesión el 1° de diciembre de ese año, siempre bajo la protección de Calles, que seguía ejerciendo gran influencia en la vida política mexicana; pero, una vez en el poder, se emancipó de su tutela y adoptó una vida política propia, más inclinada al socialismo, iniciando el llamado “sexenio de Cárdenas” o “Cardenato”. Al principio de su gobierno se auguraba que la influencia del general Plutarco Elías Calles persistiría; pero de pronto comenzó a realizar su propia política: se organizaron las centrales obreras, dándoseles gran importancia a los sindicatos. Se produjeron huelgas, que alarmaron al sector patronal. El ala izquierda del senado se fortaleció. Cárdenas expulsó del país a su antiguo protector, que hubo de exiliarse en Estados Unidos (1936). Cárdenas se encargó de llevar a la práctica las preocupaciones sociales de la Constitución de 1917. Esto quedaría claro al ser aplicados por primera vez hasta sus últimas consecuencias los

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artículos 27 y 127, referidos a la propiedad de la nación sobre las tierras, minas y recursos naturales, y a lograr mejores condiciones para campesinos y obreros. Bajo el lema de “México para los mexicanos”, llevó adelante una política de nacionalizaciones, especialmente trascendente por lo que respecta al petróleo: el 18 de marzo decretó la expropiación de las compañías petroleras; ello lo enfrentó con Estados Unidos y le obligó a buscar compradores en Alemania. También se ocupó de proteger a la población indígena, impulsó la reforma agraria y la repartición de tierra, que escasamente había sucedido; combatió el latifundismo, nacionalizó los ferrocarriles: entregó la administración de los ferrocarriles nacionales a los obreros, que fueron reemplazados por una gerencia nombrada por el gobierno. Quería eliminar las desigualdades sociales y pensaba en el ejido como la liberación económica absoluta del trabajador del campo. Con su reforma agraria eliminó el latifundismo y repartió cerca de 18 millones de hectáreas de tierra, más tierras que en los regímenes revolucionarios anteriores. Cárdenas logró cambios bruscos y definitivos de los asuntos públicos. Para ello tuvo siempre el apoyo y sostén ideológico del radical Francisco J. Múgica. Cárdenas llevó a cabo profundas reformas en la educación, estableció una enseñanza laica, gratuita y obligatoria, dio pruebas de tolerancia y capacidad de pluralidad al aceptar a Trotski como refugiado político. La política internacional tuvo aspectos definidos: se protestó ante la liga de naciones, por la invasión de Etiopía por Italia; por la intervención de Hitler en Austria; y en la lucha contra el fascismo creciente de aquella época, fue muy importante y de mucho significado el recibimiento de los refugiados republicanos españoles que, perdida la Guerra Civil en 1939, huían del régimen de Francisco Franco. Canalizó el descontento campesino y organizó y unificó el movimiento campesino en una central oficial, la Confederación Nacional Campesina (CNC), creada el 28 de agosto de 1938, con la cooperación de Emilio Portes Gil, Graciano Sánchez y otros. Promotor del deporte, estableció los parques deportivos capitalinos: 18 de marzo, 20 de noviembre y plan sexenal; e inició los desfiles deportivos que se celebran el 20 de noviembre de cada año. Creó el departamento autónomo de educación física. Creó el Partido Revolucionario Mexicano (PRM) (que es el antecedente del actual Partido Revolucionario Institucional [PRI]), en el cual se integraron un amplio espectro de reformistas y progresistas: comunistas y socialistas, liberales radicales, la confederación de trabajadores mexicanos y la confederación nacional de campesinos. Preocupado por el problema indígena, se organizó el primer congreso indigenista interamericano y se fundó el departamento de asuntos indígenas. Se enfrento, en 1938, a un intento de rebelión, encabezado por el general Saturnino Cedillo. El sexenio de Cárdenas, en resumen, fue un periodo de estabilidad política que legó a la posteridad avances significativos en materia de educación y obras públicas. Dejó la presidencia en 1940, pero no la vida política: promovió la candidatura del general Manuel Ávila Camacho para sucederle, y él mismo aceptó ejercer como Ministro de la Guerra en 1942-1945. Nombrado en diciembre de 1941 comandante de la región militar del Pacífico. Secretario de la defensa nacional durante la participación de México en la II guerra mundial. También colaboró con el

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presidente Adolfo López Mateos (1961). Vocal ejecutivo de la Comisión de la Cuenca de Tepalcatepec, destinada a resolver los graves problemas de esa zona. Vocal ejecutivo de la Comisión del Río Balsas desde 1961 hasta su muerte. Al constituirse la empresa de participación estatal, siderúrgica Las Truchas, S.A., Cardenas fue nombrado presidente del Consejo de Administración. En la última etapa de su vida vivió cerca del lago de Pátzcuaro, trabajando en proyectos agrarios, educativos y médicos a favor de las familias humildes. No dejo de expresar su opinión en asuntos de política internacional, defendiendo los derechos humanos y criticando a las dictaduras derechistas de América Latina. Formo parte del tribunal internacional organizado por Bertrand Russell contra la participación estadounidense en Vietnam y tomó parte en otras actividades internacionales similares. Condecorado por el emperador de Etiopía, Haile Selassie por su apoyo a ese país cuando fue invadido por Mussolini. En 1955, fue galardonado con el Premio Stalin (o Lenin) internacional de la paz. Miembro prominente de la gran logia masónica Valle de México de la que fue gran maestre del alto cuerpo. Lázaro Cárdenas enfermó de cáncer, y murió en la ciudad de México el 19 de octubre de 1970, a la edad de 75 años; fue sepultado en el Monumento a la Revolución.

CARRANZA VENUSTIANO

Carranza tuvo la idea de reformar la Constitución para plasmar en ella el nuevo proyecto político, social y económico de nación que durante el proceso revolucionario se había integrando paulatinamente. Venustiano Carranza Garza nació en Cuatro Ciénegas, en el estado de Coahuila, el 29 de diciembre de 1859. Fue hijo del coronel Jesús Carranza y de María de Jesús Garza. Pertenecía a una familia numerosa y acomodada que poseía tierras y vivía de lo que éstas producían. Vive su infancia en su pueblo natal donde estudia la primaria, después se traslada la familia a Saltillo para que los hijos continúen sus estudios. Venustiano culmina

su educación superior destacándose por su capacidad para el trabajo y dedicación. Junto con su hermano Emilio se traslada a la ciudad de México para seguir la carrera de medicina, la cual interrumpe por una enfermedad en los ojos, que lo hace viajar para atenderse en Estados Unidos. Al regresar al país se dedica al trabajo agrario y ganadero en dos de las fincas de su padre, y se casó con Virginia Salinas, con quien tuvo dos hijas. Muy joven, a los 28 años, empezó a participar en las actividades políticas de su municipio; inicia su función política en 1887 ocupando la presidencia municipal de Cuatro Ciénegas, e incluso tomó parte en un levantamiento contra la reelección del gobernador José María Garza Galán. Esta participación hizo posible que se entrevistara con Porfirio Díaz, quien solucionó el problema a su manera: obligo a los dos candidatos de la contienda electoral, Garza Galán y Miguel Cárdenas, a retirarse y propuso a José

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María Múzquiz para ocupar el cargo. Carranza reinició su carrera política asumiendo los puestos de presidente municipal y diputado, hasta que llegó a ser senador. En 1894 se une a Madero formando el Partido Anti-reeleccionista, evitando que Garza Galán se reeligiera por orden de Porfirio Díaz. Ocupó puestos políticos como diputado y senador, local y luego federal. En 1908 rompió con Díaz al no ser promovido como candidato a la gubernatura de Coahuila: no obstante, apoyado por Madero, se lanzó de manera independiente, pero perdió la elección. Carranza se unió a la rebelión de 1910. Fue un incondicional de Madero, por lo que al ser éste último presidente de la república, es invitado a participar como Secretario de Guerra en Ciudad Juárez. Al triunfar la revolución, por elección popular es nombrado gobernador de su estado, cargo en el que llegó a tener algunas diferencias con Madero, cuando éste ya era presidente. Sin embargo, al enterarse del asesinato de Madero y Pino Suárez en 1913, se levanta en armas contra Victoriano Huerta y promulga el Plan de Guadalupe, a este movimiento se le conoció como constitucionalista. Desconociéndolo y auto-nombrándose presidente de la república, adhiriéndose a su gobierno el general Obregón y los guerrilleros Zapata y Villa. Carranza militarmente fue un genio organizador. Los soldados le seguían con entusiasmo y fervor, por su capacidad de liderazgo. Sin embargo, después de meses de lucha, la paz no se logró, porque varios jefes de estado se volvieron contra Carranza, desconociéndolo durante la Soberana Convención, cuyos delegados debían discutir el camino que México seguiría en ese momento, y fue destituido enfrentándose a Gutiérrez, Zapata y Villa. En este episodio de la historia, México sufrió de una gran inquietud y tensión, además de intervenciones de Estados Unidos. Los combates continuaron hasta que el carrancismo venció a sus contrincantes. En 1916 Carranza convoca al Congreso Constituyente para que los diputados discutieran y redactaran las nuevas propuestas que debían integrar la Carta Magna de México; finalmente se aprobó un grupo de normas muy novedosas, que incluyó garantías sociales como los derechos a la educación, al trabajo y a la tierra, y el 5 de febrero del año siguiente promulga la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Convoca nuevamente a elecciones y es electo presidente de la república en mayo de 1917. Crea el Banco de México como única institución autorizada para hacer la moneda y los billetes. Protege los recursos naturales, especialmente el petróleo. Hace que los extranjeros se sometan a las leyes mexicanas sin concesiones ni protecciones de sus países, y lucha por lograr la paz de México. Al concluir su gobierno en 1920 y designar como sucesor a Ignacio Bonilla, provocando irritación a su alrededor, Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Adolfo De la Huerta se enfrentan a él. Tuvo que salir de la ciudad de México para refugiarse en Veracruz. Mudó su gobierno a bordo de 60 carros de ferrocarril, pero éstos no llegaron a su destino. A mitad del camino el tren tuvo que parar, pues las vías habían sido levantadas; además, Carranza recibió la información de que la guarnición de Veracruz se le había volteado y se acercaba dispuesta a aprehenderle. Por eso siguió su camino avanzando lentamente a caballo, a través de la sierra norte de Puebla, tratando de desviarse rumbo al norte, a su tierra natal donde esperaba encontrar fuerzas amigas. Pero no logró llegar a su meta: el

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general Rodolfo Herrero lo venía siguiendo a través de las montañas y esperaba el momento oportuno para cazarlo. Fue asesinado por su propia guardia al mando del general Rodolfo Herrero el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcaltongo, población ubicada al norte del estado de Puebla, víctima de una emboscada cuando huía de sus antiguos compañeros de armas. La tarde anterior al ataque, la columna del presidente había encontrado unas chozas de las que se apoderó y Carranza fue destinado a una de ellas. Un indígena se presentó con una carta dirigida al presidente, pero en realidad sólo quería ubicar su posición: al poco rato de haberse ido el mensajero, comenzó el tiroteo de la gente de Herrero, quienes rociaron las balas de la cabaña de Carranza ii. Murió abandonado por todos aquéllos que fueron sus baluartes militares y que lo encumbraron a un poder que no supo compartir.

CARRILO PUERTO FELIPE

Nació en Motul, Yucatán el 28 de febrero de 1874, fue el segundo hijo, entre 14 del matrimonio formado por Justino Carrillo y Adela Puerto. Desde muy pequeño aprendió la lengua maya y se comprometió a defender el derecho de esta raza oprimida, motivación que lo acompañaría durante toda su vida. Aún no cumplía la mayoría de edad cuando fue encarcelado por exhortar al pueblo a derribar una cerca, construida para impedir el paso de los indígenas mayas. Liberal entusiasta y decidido, participó en los acontecimientos políticos del principio de siglo en su estado natal y una vez establecida la constitución de 1917, fundó el partido socialista

obrero de Yucatán, su trayectoria política lo elevó a la gubernatura del estado en 1922, su primer discurso oficial lo pronunció en lengua maya. Durante los escasos 20 meses de su mandato, impulso el reparto de tierra, promovió nuevas técnicas de cultivo, fomentó la planificación familiar, otorgó derechos políticos a la mujer, combatió el alcoholismo e impulsó el rescate de zonas arqueológicas mayas. Sin embargo el odio de los poderosos acabó con su vida, durante la rebelión delahuertista, Felipe fue hecho prisionero y fusilado junto con 11 personas, entre ellas 3 de sus hermanos. En 1927 el “apóstol de la raza de bronce” fue declarado benemérito de Yucatán.

CHACÓN NATALIA

Sufrida primera dama, esposa de Plutarco Elías Calles. El primer matrimonio de Plutarco Elías Calles fue con Natalia Chacón Amarillas. Se casaron en 1899 por el civil. Ella, originaria de Mazatlán, nació en 1879; muere el 2 de junio de 1927; tuvieron doce hijos. Por los deberes militares de Calles, ocho años duraron separados y no le escribió ni una carta; durante ese tiempo Natalia no dejó de reprocharle el abandono y la poca

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correspondencia. Después del Plan de Agua Prieta, 20 de abril de 1920, encabezado por Álvaro Obregón, desconocen al gobierno de Carranza, Natalia se fue con su esposo a la capital. Un cuatrienio después él ocuparía la presidencia de la república. Asmática, Natalia se desempeñó como primera dama de México hasta el año de 1927, dando a los menores en las escuelas primarias almuerzo completo, más que un desayuno. Muere en Los Ángeles, California, Estados Unidos, en el penúltimo año de gobierno de Elías Calles y su hija Hortensia durante un año y medio se encargó de continuar la labor que venía realizando su madre. El segundo matrimonio de Plutarco, del que poco se conoce, fue con Leonor Llorente, por entonces, soprano de la compañía nacional de ópera, originaria de Yucatán, quien le dio dos hijos. Falleció al concebir al segundo. Algunos historiadores comentan que acompañó a Plutarco hasta la muerte. A decir de uno de los nietos, Plutarco fue viudo por primera vez de Natalia Chacón Amarillas en el tercer año de gobierno y se mantiene en esta situación jurídica hasta contraer matrimonio nuevamente, quizá durante la segunda etapa del Maximato, para durar muy poco tiempo en unión con Leonor Llorente de Elías Calles. Plutarco coló en la presidencia a Emilio Portes Gil y a Abelardo L. Rodríguez que los mantuvo sometidos a su mandato. Luego Lázaro Cárdenas no admitió su injerencia y lo desterró del país.

DE LA BARRA LEÓN

Francisco León de la Barra Quijano, nació en junio de 1863. Se tituló en abogacía en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Diputado federal al Congreso de la Unión en 1891 y asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores. Embajador en Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bélgica, Holanda y Estados Unidos. Fungió como delegado al Segundo Congreso Iberoamericano en 1901 y representó a México en la conferencia para la paz en La Haya de 1907.

DE LA O GENOVEVO

Como muchos indígenas, tuvo que exponer su vida desde niño. Genovevo de la O nació el 12 de agosto de 1876 en Santa María Ahuacatitlán, en Cuernavaca, estado de Morelos. Se inició en la lucha social para reclamar las tierras de su pueblo, que habían sido usurpadas por la haciendo de Texmico. En 1909, unos policías rurales pretendieron apresarlo en su casa, pero se defendió a machetazos junto a su hermano y los dos huyeron a la montaña en febrero de ese año. Anduvo como fugitivo hasta fines de 1910, cuando ya estaba iniciada la revolución de Madero contra la última reelección del general Díaz. Genovevo fue nombrado capitán 1° de infantería, con autoridad en la región noreste de Morelos.

DÍAZ PRIETO FÉLIX

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Victoriano Huerta ya estaba en el poder, después del último gran golpe instrumentado por Félix Díaz y Manuel Mondragón al atacar La Ciudadela, el depósito de armas y municiones, se apoderaron de 27 cañones, 8,500 rifles, cien ametralladoras, 5,000 obuses y 20 millones de cartuchos y aseguraron el golpe de Estado. Era el momento de cumplir los compromisos hechos con quienes participaron en la asonada y lo llevaron al poder, ya dueño de la silla presidencial, modificó el gabinete y maniobró para suspender las elecciones para desplazar a Félix Díaz que estaba acordado sería candidato a la presidencia de la república y lo envió a Japón en una supuesta misión especial. Díaz, regresó al país luego de haber residido en Europa, y estaba más sólido en el poder Victoriano Huerta. Víctima de hostilidades emanadas de la presidencia cada vez mayores, Félix Díaz tuvo que huir a Cuba y a Estados Unidos, en octubre de 1913. Regresó en 1916 a luchar contra Venustiano Carranza, fracasó en Oaxaca y Chiapas, pretendió jefaturar movimientos existentes con sus propios caudillos y objetivos en Veracruz rebeldes anticarrancistas, pero carecían de un caudillo. Félix Díaz encabezó a un movimiento contrarrevolucionario, de 1917 a 1920. Sus objetivos estaban delineados en el Plan de Tierra Colorada, operaban con el título de Ejército Reorganizador Nacional y sólo representaban una típica guerra de guerrillas. Con la promulgación de la Constitución de 1917, Félix Díaz intentó erigirse como líder nacional de la contrarrevolución pero fracasó por enésima ocasión. Pese a que muchos de sus hombres reconocieron el Plan de Agua Prieta, Félix Díaz fue desterrado hasta 1941, cuando regresó al país para radicar en Veracruz, donde murió en 1945. Otro que resintió la traición.

DÍAZ SOTO Y GAMA ANTONIO

Soto y Gama fue un potosino nacido en 1880. Conmovió cuando al llegar al frente de la delegación zapatista en la Convención Militar Revolucionaria de Aguascalientes se negó a estampar su firma en la bandera, agitó sobre el origen y significado real de los tres colores en relación al iturbidismo, pero supo salir del problema cuando todos apuntaban sus armas hacia él e incluso los convenció de la necesidad de enarbolar el Plan de Ayala. Estaba en la cúspide de su accionar revolucionario que convergía con los ideales de su primera formación política, el club magonista “Ponciano Arriaga”, que lo llevó a respaldar a Francisco I. Madero. Propuso ante la legislatura, junto con Juan Sarabia, un proyecto de ley para restituir y dotar de ejidos a los pueblos de México. Su radicalidad pro obrera y campesina lo llevó a ser uno de los fundadores de la Casa del Obrero Mundial. Los zapatistas lo nombraron como uno de los “catrincitos” que mal aconsejaba al general Emiliano Zapata. También fue integrante del obregonismo. Bajo el gobierno interino de Adolfo de la Huerta, se inició una nueva fase en las actividades políticas de Soto y Gama, que aprovechando el clima existente, el 13 de junio de 1920 fundó el Partido Nacional Agrarista (PNA).

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DOMÍNGUEZ BELISARIO

Médico y político mexicano, fue indomable hasta su ejecución, senador de valor invaluable que enfrentó sin medida a Victoriano Huerta y fue sacrificado, convertido en mártir eterno en la historia moderna de México. Belisario Domínguez Palencia (o Zebadúa) era oriundo de Comitán, Chiapas, nace el 25 de abril de 1863 y muere en la ciudad de México el 7 de octubre de 1913. De familia acomodada y liberal. Su abuelo había sido vicegobernador de Chiapas. Realizó sus primeros estudios en Comitán y en 1878 se trasladó a la ciudad de San Cristóbal de las Casas, para ingresar al Instituto de Ciencias y Artes del estado de Chiapas. En 1889 regresa a Comitán en el mes de diciembre.

Su interés por la medicina lo lleva a estudiar en la universidad Soborna de París, Francia, para médico cirujano y oculista en 1889 (o 1890), obtuvo su título de médico cirujano y partero. Regresó a México e instaló su consultorio en Comitán, donde se distinguió por su labor altruista. Para celebrar sus 20 años como doctor, Belisario Domínguez decidió vacacionar en Europa e hizo un recorrido de cuatro meses por ciudades del viejo mundo: Viena, Londres, París y Madrid. En Viena, conoció al doctor Gambrinus, oculista húngaro de gran fama en Europa, quien le recomendó ir a los Cárpatos, a un monasterio en el que podría descansar y consultar libros de avanzados en las técnicas de medicina óptica para corregir la miopía y llegó a Carpinia a un santuario por la noche. Ahí conoció al monje francés que combatió en México bajo las órdenes del general Juan Ortega en el ejército imperial de Maximiliano, le platicó a Domínguez que, combatió los días 14 y 15 de mayo de 1863 a la plaza de Comitán, y recordó con nostalgia hechos de armas y el valor de los mexicanos que comandaba Matías Castellanos. Por su parte el doctor Domínguez contó como su padre, Cleofas, participó en la defensa de la plaza y como resultado de esa acción fue herido en el muslo, lo que ocasionó la amputación de su pierna derecha. Se forjó una sólida amistad entre ese amable viejecito ex-soldado, más tarde monje y el doctor Domínguez a punto de convertirse en activista político. Se celebró una reunión con monjes oculistas que le aportaron numerosos volúmenes y revistas especializadas para consultar sobre la miopía. Practicó la medicina con carácter humanitario, brindándole al enfermo su atención. Estableció una botica, en donde no sólo proporcionaba consultas gratuitas, sino que también proporcionaba los medicamentos. La dedicación a su profesión no impidió sus ya persistentes vínculos con las responsabilidades sociales y humanísticas, hasta llevarlo a la presidencia municipal de su natal estado. Publicó en 1903 “Chiapas” en donde denunciaba la miseria en la que vivían los nativos del lugar. Un año más tarde publica el periódico literario “El vate”, en Comitán, del que aparecen 4 números. Sin embargo, tiene conflictos con el gobernador Rafael Pimentel, sin que ello trascienda. Fue presidente municipal de Comitán en 1911 y

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en 1912 lo propusieron de candidato para senador por Chiapas; él prefirió postularse para senador suplente de su amigo Leopoldo Gout, pero al morir éste, poco después del deceso de Francisco I. Madero, el doctor Domínguez toma el cargo en el Senado, participando en el Congreso. Defiende los poderes estatales que existían en Tuxtla y que querían pasar a San Cristóbal. Fue enemigo jurado del usurpador Victoriano Huerta. Su intervención en el Senado fue definitiva para evitar que Huerta aceptara el arribo de navíos estadounidenses a Veracruz, pues sería el principio de otra intervención. Sus discursos eran directos y era de los pocos que se atrevían a hablar abiertamente contra el dictador.

No estuvo de acuerdo con el cuartelazo de Victoriano Huerta y presenta un discurso de condena por el hecho ante el Senado, sin embargo le fue impedido por el presidente de la Cámara en el Congreso, ni el 23 ni el 29 de septiembre de 1913. Domínguez lo imprime y publica, haciéndolo llegar a todos los senadores, declarando que Huerta es un asesino y traidor invitando a los mexicanos que pidieran su renuncia. Vino a caer a manos del presidente Huerta, quien de inmediato ordenó que Belisario Domínguez fuera apresado. Por su enorme valor civil al denunciar la tiranía del régimen de Victoriano Huerta, el 7 de octubre de 1913, fue llevado al cementerio de Xoco, en Coyoacán, donde se le martirizó brutalmente y finalmente se le asesinó. Le cortaron la lengua y se la llevaron de trofeo a Victoriano Huerta; sin embargo, el sacrificio de Belisario Domínguez aceleró la caída del tirano Huerta. En su memoria, el Senado de la república instituye la medalla Belisario Domínguez, que se otorga, desde 1954, el 7 de octubre para premiar a hombres y mujeres que se hayan distinguido por su ciencia o virtud en grado eminente, como servidores del país o de la humanidad. Decreto publicado en el diario oficial el 28 de enero de 1953.

ELIAS CALLES PLUTARCO

Fue un político y militar mexicano. Presidente de la república entre 1924 y 1928 y fundador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1929. Nació en Guaymas, Sonora, el 25 de septiembre de 1877. Hijo fuera del matrimonio de una relación entre su madre María de Jesús Campuzano con un empleado del ayuntamiento de nombre Plutarco Elías Lucero. Tras la muerte de su madre, cuando apenas contaba con tres años de edad, se trasladó a Hermosillo, para vivir bajo el amparo de sus tíos maternos. Allí, tras realizar sus estudios primarios y secundarios, obtuvo una serie de trabajos variados hasta convertirse en maestro e inspector de escuelas. Luchó contra el gobierno de Rafael Izabal desde la agrupación club verde. En 1911, en pleno estallido de la revolución mexicana, es nombrado comisario de policía en Agua Prieta, Sonora, en donde comenzó a dar muestra de su gran capacidad militar; y al año siguiente combate la rebelión de Pascual Orozco. En 1912, se sumó a las fuerzas de Rafael M. Pedrajo, en el recién nacido gobierno de Francisco I. Madero. Tras la muerte de Madero, se unió al constitucionalismo

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en 1913, en donde estuvo bajo el mando de Álvaro Obregón, y lucha contra Victoriano Huerta. Al finalizar la lucha contra el gobierno golpista de Huerta, resistió con éxito los ataques de Pancho Villa sobre Agua Prieta. Asciende a coronel y es nombrado comandante militar de Hermosillo. Enemigo del gobernador Maytorena, sitia el palacio del gobierno, pero debe retirarse ante la presencia de las fuerzas de Urbalejo. Conserva todavía Naco y Agua Prieta, en Sonora, en la frontera. Junto al general Hill, combate defendiendo a Carranza y contra la convención, y es nombrado comandante militar y gobernador de Sonora, el 4 de agosto de 1913. Expulsó del estado a todos los sacerdotes católicos; estableció el divorcio, reformo el código civil y prohibió todo tipo de bebidas alcohólicas. Además, nombro una comisión agraria mixta, autorizó la creación de una escuela normal, aumentó el presupuesto de la partida de gastos y suprimió el supremo tribunal de justicia, traspasando las facultades al poder ejecutivo. En 1915 fue nombrado gobernador interino de Sonora, luego Secretario de Guerra en el gobierno de De la Huerta y, finalmente, Secretario de Gobernación durante la presidencia de Obregón. El 16 de mayo de 1916 deja su cargo, y lo vuelve a ocupar como gobernador constitucional hasta 1919. En mayo del mismo año, y con el presidente Carranza, ocupa la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, hasta febrero de 1920, en que decide renunciar para participar a favor de Obregón en la campaña presidencial. Al triunfar el Plan de Agua Prieta, que había firmado, el 1° de junio de 1920, es nombrado Secretario de Guerra y Marina. Al llegar a la presidencia Obregón, éste le nombra Secretario de Gobernación, y permanece en ese puesto hasta septiembre de 1923, en que decide presentarse como candidato a la presidencia. En 1923, Pancho Villa, retirado de la luchar armada, murió acribillado en Parral, Chihuahua. Actualmente las investigaciones apuntan a un complot apoyado por Elías Calles. El 1° de diciembre de 1924 se pone al frente del nuevo gobierno. Elías Calles fundó el banco nacional de crédito agrícola y ejidal y el banco central de México. Estableció la dirección general de pensiones y reorganizó las oficinas federales de hacienda. Defensor de la política agraria, construye nuevos sistemas de riego a través de la Comisión General de Irrigación. Impulsa las actividades de la Dirección General de Caminos, moderniza el funcionamiento del sistema crediticio y reorganiza el ejército. Su situación al frente del gobierno comienza a tornarse difícil con las medidas tomadas contra la iglesia católica; se reformo el código penal para los actos externos de la iglesia y se expulsó a los sacerdotes extranjeros y al delegado apostólico. Los católicos, organizados en la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, declaran el boicot a las autoridades, en lo que se ha llamado la Rebelión Cristera o Guerra Cristera o Guerra de los Cristeros o Cristiada, que se va haciendo cada vez más violenta, y finalizara en 1929 pero que dejo muchos muertos en el camino. La figura de Plutarco Elías Calles resulta fundamental a la hora de analizar la historia de México. Su recorrido político y la manera en que manejó su gobierno son materia de estudio. En 1928, antes de que termine su periodo de gobierno, hace posible la reelección del general Álvaro Obregón con la reforma de los artículos constitucionales 13 y 82. Una vez elegido, Obregón es asesinado por José León Toral. Desde aquel entonces, se maneja la teoría de que el autor intelectual

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del asesinato pudo haber sido el propio Elías Calles. Emilio Portes Gil subió a la silla presidencial dando inicio al periodo denominado “Maximato”. El término hace alusión al control de Calles sobre los tres presidentes que sucedieron tras la muerte de Obregón: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Es por todos conocido que estos tres presidentes obedecían a las políticas y maniobras de Plutarco Elías Calles, quien no pretendía renunciar al poder. Al morir Obregón, Calles optó por iniciar lo que llamó “la etapa de las instituciones” de la revolución mexicana y el 4 de marzo de 1929 Calles funda entonces el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que más adelante se convertiría en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido político que se mantuvo 70 años en el poder; y en el mismo año ocupa la Secretaria de Guerra y Marina para luchar contra los escobaristas; también fue Ministro de Hacienda. Tras la salida de Rodríguez de la presidencia, Calles apoyó a Lázaro Cárdenas, quien se levantó con el triunfo en las elecciones presidenciales y, contra todo pronóstico, rompió relaciones con Calles. El jefe máximo de la revolución, como era llamado, ve decrecer su influencia política tras las críticas del presidente Lázaro Cárdenas. En 1936 es expulsado del país, y exiliado se establece en Estados Unidos. Al llegar a la presidencia el general Manuel Ávila Camacho, regresa a México en 1941 y vivió los siguientes cuatro años en una quinta de Cuernavaca, Morelos, dedicado a la horticultura. Falleció el 19 de octubre de 1945, debido a complicaciones de una intervención quirúrgica.

FLORES MAGON RICARDO

Nació el 6 (o 16) de septiembre de 1873 en San Antonio Eloxochitlán, distrito de Teotitlán del Camino, Oaxaca, donde sobrevivían los valores y prácticas comunales. Hijo de padres indios, su padre era descendiente de aztecas, se le educa con las costumbres y tradiciones de su raza, formando la base de su pensamiento socialista e ideas liberales con mensajes como: “todo es de todos, la tierra la trabajamos en común y lo que producen los hombres hábiles se distribuye entre todos, según las necesidades de cada familia”. Político y periodista mexicano al que se considera precursor de la revolución

mexicana. Su figura ha quedado como uno de los luchadores más íntegros y consecuentes con la causa de los trabajadores durante los tiempos de la revolución. Infatigable e insobornable, su pensamiento y su lucha inspiraron muchas de las conquistas obreras y algunos derechos que quedarían recogidos en la constitución mexicana. Siendo aún niño su familia se establece en la ciudad de México para que él y sus hermanos Enrique y Jesús realicen sus estudios. Cursó estudios de derecho en la universidad de México. Desde joven lucha contra las injusticias sociales y políticas del país. En 1892 fue detenido junto a su hermano Jesús durante una protesta estudiantil contra la dictadura de Porfirio Díaz. Un año más tarde ingresa a la escuela nacional de jurisprudencia sin poder concluir

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sus estudios. Se inicia en el periodismo, participando como redactor en el periódico “El demócrata”. Tras colaborar en el efímero diario “El demócrata”, fundó junto con su hermano Jesús el periódico “Regeneración”, cuyo primer número apareció el 7 de agosto de 1900 y desde cuyas páginas se fustigó permanentemente el porfiriato, por lo que Jesús es encarcelado. Hostigado por el gobierno, hubo de exiliarse en 1904 a Estados Unidos, desde donde publica nuevamente “Regeneración”, pero esta vez con su hermano Enrique. En 1902 dirigió “El hijo del Ahuizote”, encarcelado una y otra vez se exilia en Estados Unidos desde donde siguió publicando “Regeneración”. En la ciudad de Saint Louis (Missouri), fundó en 1906 el Partido Liberal Mexicano, de ideología socialista, reivindicando un programa revolucionario de intervencionismo estatal. Exigió la jornada de ocho horas, el establecimiento del salario mínimo, el descanso dominical obligatorio, la confiscación de tierras improductivas, la educación laica y el reparto de tierras a los campesinos, con los que sus ideas repercutieron sobre el movimiento obrero mexicano. Estas ideas fueron base para la Constitución de 1917 hecha por Carranza. Cada vez más cercano al socialismo anarquista, su partido estuvo detrás de las huelgas de la localidad minera sonorense de Cananea y de la zona industrial veracruzana de Río Blanco (1906-1907), violentamente reprimidas por el régimen de Díaz. Tras el estallido en 1910 de la revolución que obligaría a renunciar a Porfirio Díaz, en 1911 promovió con su hermano Enrique la insurrección de Baja California. Llegaron a tomar las ciudades de Mexicali y Tijuana e intentaron, sin éxito, fundar una república socialista. Carentes de ayuda, fueron derrotados por las tropas gubernamentales y hubieron de retroceder a Estados Unidos. Convencidos de que los gobiernos eran los culpables de la situación de opresión que padecía la clase obrera, continuaron combatiendo a los gobernantes que, durante el periodo convulso de la revolución mexicana, sucedieron a Días: Francisco I. Madero y Venustiano Carranza. El presidente Francisco Madero buscó su ayuda, lo invito a participar en su gabinete, pero Flores se negó a colaborar con la revolución burguesa, lo consideraba un gobierno burgués que se olvidaba de los pobres. Muchas de sus reivindicaciones fueron admitidas en el congreso de Querétaro (1917). Siguió luchando y trabajando a través de su partido. En 1918 redactó un manifiesto dirigido a los anarquistas de todo el mundo, hecho por el que fue condenado a veinte años de prisión por las autoridades estadounidenses. Su actitud pacifista fue el pretexto para que el gobierno de Estados Unidos lo encarcelara nuevamente. El gobierno estadounidense condenó a Ricardo de 1918 a 21 años de prisión en McNeil Island bajo los cargos de distribuir correspondencia indecente, es decir, difundir propaganda política. Tras sufrir un régimen carcelario cruel y despiadado, murió casi ciego el 20 de noviembre de 1922, bajo los castigos de privación de sol y aire fresco y sin atención médica, en la penitenciaría de Leavenworth, Kansas. Según la versión del gobierno, “murió de un paro cardiaco”. Sin embargo, para su compañero de lucha y de prisión Librado Rivera, fue ahorcado. Otra versión dice que fue apaleado por los custodios de la prisión. Su cadáver es traído a México donde el pueblo salió a rendirle homenaje. Más de dos meses recorrió en tren el cuerpo de Ricardo Flores Magón para llegar, la demora se debió a que en las ciudades

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mexicanas por donde pasaba el féretro, con el auspicio del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, miles de personas se arremolinaban para rendir homenaje a uno de los adalides de la revolución. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres de la ciudad de México. Mientras tanto, su hermano Enrique, sobreviviente de la cárcel en Estados Unidos, regresó al país en 1923 con la esperanza de que la lucha social que él y Ricardo llevaron hasta las últimas consecuencias hubiese fructificado en algo. Con su esposa y sus seis hijos se encontraron con un México brutal, que por un lado, se valía de su nombre como estandarte pos-revolucionario pero que, en lo cotidiano, lo sentía como una piedra en el zapato. Ricardo Flores Magón fue el más osado de los hermanos, Jesús y Enrique; vivió entregado a la lucha intelectual y era partícipe del enfrentamiento. Tenía un carácter indómito que muchas veces rayaba en la intransigencia e incluso, con sus propios hermanos, tuvieron severas divergencias, que se cristalizaron en separaciones; pero siempre los unió un deber, una convicción y una razón: luchar por cristalizar la revolución que tomó cuerpo en 1910.

GARCIA CORONA JESUS(El héroe de Nacozari, que no sólo era una calle)

Cuando dicen héroes de Nacozari generalmente pensamos en batallas o revoluciones. No es así, Jesús García fue realmente un héroe en una terrible tragedia en el pueblo de Chihuahua. En la ciudad de Hermosillo, Sonora, nació, el 13 de noviembre (otros biógrafos dicen que nació el 2 de diciembre) de 1881, Jesús García Corona, a quien ahora la historia conoce como el Héroe de Nacozari; murió el 7 de noviembre de 1907. Jesús fue el hijo menor de Francisco García Pino y Rosa Corona de García, quien desde temprana infancia mostró buena habilidad y mucho interés en el manejo de maquinaria. Cursó sus estudios y aprendió de su padre el

oficio de mecánico. Su progenitor al parecer murió en un trayecto de Hermosillo a Nacozari. Quedando con su madre y sus 7 hermanos (Trinidad, Ángela, Artemisa, Rosa, Francisco, Manuel y Miguel) arribaron al pueblo de Nacozari en 1898, con la esperanza de encontrar trabajo para ella y para sus hijos. Todos encontraron empleo en la mina de Pilares. Recién cumplidos sus 17 años, Jesús solicitó empleo directamente en la oficina del ferrocarril de la compañía minera, debido a su corta edad, el encargado W. L. York le ayudó brindándole trabajo como aguador pero adquirió rápidas promociones y ascendió en poco tiempo al sector de mantenimiento de vías. Desde niño su sueño era ser maquinista, estar detrás de esas potentes máquinas de vapor. Trabajó como controlador de frenos y después como bombero. A la edad de 20 años llegó a ser ingeniero de máquinas. Transportaba el producto de las minas y a los mismos trabajadores, quienes le tenían gran aprecio. Tan complacida estaba la compañía con su trabajo, que en la primavera de 1904

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fue premiado con un viaje con gastos pagados a San Luis Missouri. Con él viajaron los mecánicos Rafael Rocco y Cipriano Montaño; José Vejar, encargado del concentrador; Zacarías Ruiz y Heraclio Ramos del Departamento de Almacenes, el electricista Ignacio Montaño, Francisco Ancira y Manuel Vázquez de la compañía de ventas. Y aunque el corrido dice “domingo”, al parecer era martes. Jesús regresaba a su casa después de una noche de labor. El fatídico 7 de noviembre de 1907 era otra más de las jornadas de trabajo en la mina, Alberto Biel, un alemán de edad madura, se encontraba en el hospital, por lo que Jesús García lo reemplazó. Estando en el café que atendía su madre, decidió aceptarle a ésta el desayuno. Doña Rosa, de sesenta años de edad era una mujer supersticiosa, y le dijo que sentía que no lo volvería a ver. Él no le dio importancia, pues era un viaje de rutina. Llegó en pocos minutos a El Seis (a seis millas de Pilares), donde había almacenes y casas de trabajadores que mantenían las vías. En el centro de Nacozari, se subió a su locomotora, la número 2 y no la 501 como dice el corrido. Después de una primera vuelta a la mina, la locomotora alcanzó de nuevo El Seis. Con suerte, Jesús debía completar dos corridas más. Un mensajero lo aborda para darle una noticia inesperada: necesitan suplementos en la mina. Jesús dejó 50 de sus góndolas en El Seis y descendió en la mina. Como le explicaría el señor Elizondo, cuatro (o diez) toneladas de dinamita, de la más poderosa, serían llevadas al almacén de explosivos para colocarse en dos furgones. En el nivel más bajo de la mina, el cargamento había sido completado. En espera de su locomotora, Jesús estaba apaciblemente molesto en descubrir que los trabajadores habían dejado disminuir el fuego, lo cual había ocasionado una pérdida de presión del vapor. Ello provocó la distracción de los ingenieros en otro error aún más serio: los trabajadores colocaron la dinamita en los dos primeros carros, enseguida del motor de combustión. Al comenzar a maniobrar la locomotora, Jesús se dio cuenta de un problema: las mallas que controlaban el fuego del carbón no trabajaban bien, dejaban salir chispas y flamas. Luego, tan lento cómo fue posible, Jesús dio reversa al vehículo fuera de la mina; el viento del norte empezaba a jugar con los remolinos del humo y del vapor. Librada del freno, la locomotora trabajaba en contra del viento; las chispas vivas, emanadas del contenedor, volaron sobre el motor y la cabina, llegando incluso hasta los dos primeros furgones, cargados con cajas de dinamita. Continuó su marcha mientras los trabajadores trataban de apagar el fuego, que se propagaba cada vez más. Sus compañeros y gente que estaba en la orilla de las vías le gritaba, pero con el ruido de la máquina, el vapor y el silbato del tren, Jesús no los escuchaba. Fue un obrero anónimo, quien fuertemente le gritara a Jesús: “oye, mira ahí, humo en el polvo”. Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a Pilares, le gritaba desesperado que tratar de extinguir el fuego. “Frena el tren” le gritaba Francisco con la idea de apagar el fuego, pero a esa altura del trayecto no había agua. Incrementado por el viento que el movimiento del tren producía. El fuego se expandió. Hasta que logró escuchar al frenero se dio cuenta del terrible problema. Supo que ya era muy tarde para apagar el fuego. Así que les ordenó a sus acompañantes que se tiraran del tren. Fue recordado diciendo: “¡Váyanse! Déjenme solo, y estoy corriendo mi suerte”. Dijo también, “¡pídanle al Padre una misa por mí! Me voy a

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mi muerte”. José, el frenero, le decía “déjame el tren Jesús, tú tienes familia, yo no tengo nada”. Pero Jesús insistió: “No, yo soy el ingeniero, sálvate tú”. Solo ya, aumentó la velocidad para alejar de la población lo más posible el tren. El destino estaba marcado: lejos de la población el ferrocarril voló hecho pedazos salvándose el pueblo de una desgracia. Se escuchó el estruendo por todo el pueblo de Nacozari, quebrando vidrios de casas y almacenes. La locomotora desapareció completamente y Jesús murió al instante, junto con 4 obreros, lanzado por el frente de su cabina. En total fueron 13 las personas que murieron y hubo 18 residentes heridos, pero sin duda fueron cientos los que salvaron la vida debido al heroísmo mostrado por Jesús. Sólo quedaron pedazos de la locomotora, era una escena dantesca. Jesús fue identificado por sus botas, lo cual fue trabajo de sus hermanos, quienes recogieron los restos y lo llevaron a casa. Por la tarde, el cielo oscuro y las pesadas nubes limpiaron las llamas de lo que fue el catastrófico accidente y lavaron de esa forma el pueblo que fuera salvado por Jesús García. En su honor se levantó un monumento y la población se llama ahora Nacozari de García; declarado a nivel mundial “Héroe de la Humanidad” por la American Royal Cross of Honor de Washington, una calle de la ciudad de México lleva su nombre y se le compuso el famoso corrido “Máquina 501”. En memoria de Jesús García, el 7 de noviembre, año con año se conmemora en nuestro país el Día Internacional del Ferrocarrilero y está dentro del salón

de la fama del ferrocarril en Portland.

El fatídico 7 de noviembre de 1907, se dirigió al centro de Nacozari. Su locomotora fue la número 2 (erróneamente conocida como la 501, debido a una canción). Después de haber sido engrasada, ya lista para salir, Agustín Barceló e Hipólito Soto, encargados de frenos, reportaron que Alberto Biel, un alemán de edad madura, se encontraba en el hospital, por lo que Jesús García lo reemplazo y quedó a cargo del tren. Se encontraba frente a la estación un tren cargado con dos furgones de dinamita cuando accidentalmente las llamas del fogón se comunicaron a los furgones donde se hallaba el explosivo. Rápidamente se apodero la desesperación en la

estación, sin pensarlo Jesús puso en movimiento la máquina lejos del pueblo evitando el desastre.

GARIBALDI JOSE(El revolucionario italiano que luchó con Francisco Villa)

Pepino o José Garibaldi fue uno de los muchos extranjeros que lucharon al lado de Madero y Villa en la revolución mexicana. En la ciudad de México está la plaza Garibaldi, famosa por los mariachis que se reúnen en ella para ofrecer sus servicios para fiestas o para dar “gallo”. Pero a diferencia de muchas plazas en el mundo, ésta no es en

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honor a Giuseppe Garibaldi, el héroe que consolidó Italia, sino a su nieto: José Garibaldi, un destacado militar que combatió en la revolución. José o Giuseppe Garibaldi nació el 29 de julio de 1887 en Melbourne, Australia. Hijo del general Ricciotti Garibaldi, que también fue un renombrado militar. A los 18 años peleó en Grecia en la guerra de los Balcanes contra el imperio otomano, llamado por su padre para que se uniera a la lucha. La familia Garibaldi se sentía en deuda con los países que habían apoyado al abuelo para lograr la unidad italiana. Pero el ejército turco derrotó a los rebeldes obligándolos a rendirse. Entonces se enlistó como voluntario del ejército inglés en Sudáfrica para pelear en las guerras de los Bóer. Hasta que logró la toma de Pretoria, y fue condecorado por sus acciones. Su familia no aprobó esa decisión de apoyar al imperio británico. Él explicó que lo hizo por su madre inglesa. Decidió irse a Nueva York en busca de un trabajo menos arriesgado que el de mercenario, pero su espíritu revolucionario se lo impidió. En 1904 se fue a Venezuela a dirigir tres mil hombres durante la revolución libertadora contra Cipriano Castro. Fue encarcelado por siete meses en el fuerte de Puerto Caballero y huyó de Venezuela en un arriesgado escape. Trabajó un tiempo en el canal de Panamá y decidió irse a Chihuahua para abrir una mina de oro en 1910. José se interesó por los discursos de un hacendado del norte contra el gobierno de Porfirio Díaz: Francisco I. Madero. Comprometido con lo que él creía era lo correcto y conociendo la situación de México, se unió a la revolución. Fue parte de un batallón de legionarios extranjeros al mando del general sudafricano Benjamín Viljoen y Albert Harrington. Dentro del estado mayor, no fue bien visto por el general Pascual Orozco, que opinaba que no se podía confiar en un extranjero. Madero la mantuvo en su puesto y lo apoyó nombrándolo coronel para combatir posteriormente en la batalla de Casas Grandes. Junto con Villa ataca Ciudad Juárez, y logró un importante triunfo para la revolución. Era muy cercano a Madero y éste le daba toda su confianza. Garibaldi entró con él triunfante a la ciudad de México. Inclusive lo acompaño en su campaña para la presidencia por varios estados. Al ganar Madero, se va a los Estados Unidos para apoyar su gobierno, pero en 1912 lo llamó su padre junto con sus hermanos a Grecia, para crear una brigada Garibaldi contra los turcos inclusive se enroló su hermanita Anita Italia. Cuando estalló la primera guerra mundial, José dirigió el regimiento de la legión extranjera con voluntarios italianos. Su actuación en las trincheras en la región de Argonne es reconocida y recibió el grado de general. Vivió en el extranjero hasta 1922, peleando contra el fascismo de Mussolini, e incluso contra su hermano Ezio, que apoyaba al dictador italiano. Cansado de la guerra, y con los fascistas en el poder, se retiró a Nueva York con su esposa, donde escribió sus memorias. Al tratar de ver a su madre en Italia, fue capturado por los nazis y lo encarcelaron hasta la liberación de Italia. Murió en 1950. A su entierro, asistieron compañeros de batalla vistiendo las distintivas camisas rojas que su abuelo portaba.

GARRIDO CANABAL TOMÁS(El gobernador que le declaró la guerra a la iglesia católica)

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Controvertido gobernador, violento militar… y secretario reformador fue Tomás Garrido Canabal, pero antes que nada, fue “un enemigo personal de Dios”. Garrido Canabal, nació en el estado de Chiapas el 20 de septiembre de 1890 en una familia de ricos terratenientes, estudió en el estado de Tabasco y compró su título de abogado en el estado de Campeche. Decía que “no cree en Dios ni en su raza ni en la patria ni en la familia ni en su padre ni en su madre ni en la moral ni en la ley ni en el honor ni en la buena reputación ni en los principios ni en ninguna doctrina, sólo cree en el éxito”. Se unió al ejército en 1913 en plena revolución mexicana, ascendiendo en puestos políticos por sus amistades, fue vocal de la junta revisora de procesos penales de Mérida, Yucatán, jefe del departamento legal de Tabasco y juez de distrito en Villahermosa, Tabasco. Hasta que se dedicó totalmente a la política para ser gobernador de los estados de Yucatán y Tabasco… ¡en dos ocasiones! Pasaría a la historia por su campaña anticatólica radical, apoyado por el presidente Calles, reprimió a sacerdotes y creyentes hasta llegar a las masacres. A la vez, incentivó políticas agropecuarias que mejoraban la calidad, promovió la ganadería de razas que sirvieran en varios mercados, otorgó voto a las mujeres y ofreció una educación laica. Cerró todas las iglesias de Tabasco y destruyó altares, era común que se fusilaran en la calle filas de imágenes de santos. Se ordenó al pueblo comer carne en los días de vigilia de la Pascua, abolió la Navidad, compartió el poder con familiares con nepotismo, atacó la libertad de prensa y llegó a prohibir la palabra Dios. La persecución de Garrido contra los católicos incluyó el asesinato de sacerdotes, a los que obligaba a casarse, así como la prohibición del uso de la cruz en las tumbas. Con la finalidad de reprimir a sus opositores, el gobernante tabasqueño creó un cuerpo de choque llamado camisas rojas, al que tenía que pertenecer obligatoriamente la juventud de ese estado. Este grupo sirvió como su ejército personal para controlar su territorio. Garrido Canabal administró Tabasco como si fuera su enorme hacienda y su palabra siempre fue ley. Había que pagar una contribución so pena de ataques de sus grupos de camisas rojas. No era un gran creyente de la repartición de tierras, inclusive llegó a poseer un Tabasco casi 26 mil hectáreas, más las que tenía en Chiapas, en Luisiana,

Estados Unidos, y México. La filosofía de Garrido se reflejó en los nombres de sus hijos: Lenin, y Zoila Libertad, y una sobrina llamada Luzbel, inclusive tenía una granja con animales llamados Dios, Papa, María y Jesús. Pero atacó los vicios y costumbres de ocio de los tabasqueños con una ley seca para evitar el alcoholismo, poniendo un toque de queda a las 9:30 de la noche. El escritor Graham Greene, en 1938, se impresionó con los carteles que vio en las escuelas: una mujer crucificada a la que un fraile le besa los pies, un cura borracho bebiendo vino en la eucaristía, otro tomando dinero de manos indigentes. Fue ministro de Agricultura y Ganadería del presidente Lázaro Cárdenas. Cuando Garrido Canabal entraba

todas las mañanas al patio de la Secretaría que encabezaba, los “camisas rojas” lo

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saludaban y él les gritaba “¿Hay Dios?”, y ellos contestaban: “¡Nunca lo hubo!”. Un conflicto sucedió el 30 de diciembre de 1934, en Coyoacán, frente a la iglesia de San Juan, un grupo de camisas rojas comenzó a ofender a los feligreses, como éstos reclamaron, los hombres de Garrido Canabal abrieron fuego, la pelea entre los cristeros y los camisas rojas cobró muertes. Por este evento fue obligado a renunciar a su puesto, fue exiliado a los Estados Unidos. Murió en 1943, en Los Ángeles, California, sin poder recuperar el gran poder que tenía en Tabasco. Los años oscuros de Tabasco, quedarían plasmados en la novela del escritor norteamericano Graham Greene: “El poder y la gloria”.

GAYOU EUGENIO

Estudió la carrera de ingeniería en minas, profesión que le permitió laborar en las minas de Cananea. Por invitación de José María Maytorena, se integró al Partido Anti-reeleccionista en 1905. Con el triunfo de los maderistas, fue nombrado gobernador interino de Sonora, cargo que desempeñó solo unos días, ya que enfrentó el malestar popular debido a su propuesta de pagar $ 25.00 a los soldados por su pistola o arma de fuego y así evitar su ingreso a bandas delictivas. Renunció a su cargo para presentarse como candidato por la vice-gubernatura en la fórmula de José María Maytorena, que triunfó. Falleció en septiembre de 1912, en la ciudad de Los Ángeles, California.

GONZÁLEZ ABRAHAM

Nacido el 7 de junio de 1856 en Ciudad Guerrero, Chihuahua, realizó sus primeros estudios en su tierra natal en el Instituto Científico y Literario de Chihuahua y los continuó en la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México. Después estudió comercio e inglés en la Universidad de Notre Dame en Indiana, Estados Unidos. Fue liberal magonista, opuesto al clan Terrazas y al gobierno federal por considerar que las reelecciones de Díaz habían acabado con el libre sufragio base primordial de su ideal democrático. Así fundó el Club Benito Juárez. Simpatizó con las ideas de Madero y en 1909 formó el Comité Estatal del Partido Anti-reeleccionista, del cual fue su presidente. Delegado a la Convención del Tívoli del Eliseo, hizo amistad con los hermanos Vázquez Gómez, José Guadalupe González y Aquiles Serdán. Acompañó a Madero en su gira por Chihuahua y ocasionalmente decía discursos, uno de ellos alarmó a la policía que lo tenía bajo constante vigilancia. Apoyó el Plan de San Luís y se levantó en armas en Chihuahua con el grado de coronel. A la renuncia de Porfirio Díaz, fue Secretario de Gobernación del presidente Madero. Poco después, el congreso de su estado lo nombró gobernador interino y poco más tarde fue electo gobernador constitucional para el periodo 1911-1915. Siendo aún Secretario de Gobernación dejó el cargo para combatir en el norte la rebelión de Pascual Orozco. Como gobernador inició el reparto agrario, decretó el arbitraje obligatorio en la solución de los conflictos obrero-patronales, prohibió los

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juegos de azar y promovió el municipio libre. Al cuartelazo de Huerta, intentó ayudar a Madero, pero acusado de rebelión es destituido como gobernador de Chihuahua y sustituido por el general federal Antonio M. Rábago Maldonado. Por falta de pruebas se ordena su traslado a la ciudad de México; al llegar a Torreón se ordenó su regreso y en la estación de Mapula, al parecer, el teniente coronel Benjamín Camarena lo asesinó el 7 de marzo de 1913, sin que se sepan detalles ciertos de dónde y cómo murió y quienes fueron los autores materiales de su muerte. Públicamente se le dio como desaparecido, hasta que cuatro meses después, su cadáver, ya devorado por animales salvajes, pero identificable por su saco con las iniciales AG, fue encontrado con un tiro de gracia en las inmediaciones de la estación de Horcasitas. Ahí mismo permaneció sepultado más de un año, hasta que el general Francisco Villa, gobernador provisional de Chihuahua, trasladó sus restos al Panteón de la Regla. Meses más tarde, el general federal Rábago fue capturado y sometido a juicio, negó su responsabilidad en el asesinato y sólo aceptó haber entregado a Abraham González a los militares huertistas Limón, Revilla y Camarena, en cumplimiento de órdenes superiores. Fue condenado a prisión, en donde murió tras unos dos años de encarcelamiento. Años después los restos mortales de Abraham González fueron llevados a la Rotonda de los Ilustres Chihuahuenses.

GONZÁLEZ OBREGÓN LUIS

Nació en Guanajuato el día 25 de agosto de 1865, se desempeñó como escritor, cronista e historiador. En su vasta obra histórica, González Obregón aborda diversos pasajes de la vida cotidiana de la capital del virreinato novohispano. Por esa razón, se ha hecho acreedor al nombramiento de “cronista vitalicio de la ciudad de México”. Una de sus obras más recientes es “La vida en México en 1810”, publicada en 1911. Algunas otras de importancia son “Don José Joaquín Fernández de Lizardi, el pensador mexicano”, de 1888, “Breve noticia de los novelistas mexicanos en el siglo XIX”, publicada en 1889; la biografía completa del capitán Bernal Díaz del Castillo, en 1907 y “México viejo (1521-1821)”, de 1900. En 1912 ingresó como titular al Archivo General de la Nación en donde puso en orden la rica documentación que allí se encuentra, pues durante la época porfiriana el archivo había sido un hacinamiento de papeles y documentos, unos más importantes que otros pero todos revueltos y empolvados; así, con el trabajo de un equipo que González Obregón logró integrar, el Archivo General de la Nación es un centro de investigación histórica que cuenta con materiales bien clasificados.

GONZÁLEZ PABLO

Jefe militar. Desde su infancia, transcurrida en Nuevo León y Coahuila, tuvo el deseo de alcanzar el éxito y la admiración. Al ser huérfano desde los 6 años, Pablo González Garza realizó un gran esfuerzo para establecerse como comerciante y político

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local en Coahuila. Se inició en el movimiento revolucionario como simpatizante de las ideas anti-reeleccionistas de los hermanos Flores Magón. En 1911 se unió a Madero, quien le encomendó combatir a la invasión orozquista, de cuya batalla salió bien librado. Tras una serie de calumnias en su contra, Madero lo dejó bajo el mando del general Rábago. Por órdenes de éste viajó a Coahuila, pero al ser detenido por los federales comandados por Joaquín Porras soltó los primeros tiros constitucionalistas. Posterior a la Decena Trágica, Venustiano Carranza lo aceptó en sus filas por sus facultades en los ramos de Guerra y Hacienda, ascendiéndolo como general brigadier, y posteriormente como jefe de la división del noroeste. Aunque algunos creían que Pablo González era un elemento inútil y ambicioso, se pensaba que Carranza lo usaban sólo como contrapeso de Obregón y para otros asuntos. El día 11 de abril de 1919, un día después del asesinato de Emiliano Zapata Salazar, el presidente Venustiano Carranza Garza envió un mensaje desde palacio nacional al general de división Pablo González Garza felicitándolo por el hecho, resultado de su tan elaborado plan; por ello fue ascendido a general. En enero de 1920 se rebeló contra Carranza, renunció al ejército constitucionalista, y a través de la Liga Democrática, que él mismo dirige y organiza, se postuló como candidato a la presidencia de la república, dando a conocer un manifiesto con sus compromisos políticos, se declaró en contra del Plan de Agua Prieta e hizo una crítica al procedes de los políticos de México, acusándolos de engaños a la población civil y cometer actos de corrupción, los cuales no habían permitido establecer definitivamente los objetivos de la revolución y la democracia. En junio de 1920 fue acusado de dirigir una rebelión en Monterrey, Nuevo León, por lo que fue exiliado de México. Primero fue juzgado por un Consejo de Guerra y sentenciado a la pena de muerte; no obstante fue perdonado y sólo se le desterró, por lo que partió hacia Estados Unidos donde tenía propiedades y negocios de los cuales podría vivir holgadamente; aunque nunca se comprobó, siempre se mantuvo la sombra de la duda sobre su participación en el complot del asesinato de Venustiano Carranza.

GUERRERO FRANCISCO(“El Chalequero”, destripador de Peralvillo)

En plena época porfirista, las calles de Peralvillo se convirtieron en el escenario de varios crímenes que sólo fueron igualados por los de Jack el Destripador en Londres, Inglaterra. La policía mexicana buscaba a un asesino elegante, de bien vestir, e inclusive atractivo, como suponían era su contraparte inglesa. El misterioso Jack el Destripador inglés aterró a la sociedad británica al asesinar a cinco prostitutas, Scotland Yard estaba enfrascado en atraparlo y juzgarlo, pero no tenían pistas. Lo sucedido en México era distinto: el asesino serial ya había matado a ¡20 víctimas! Y la

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policía porfirista estaba segura de que lo iban a atrapar. Desde el primer mandato de Porfirio Díaz, en 1880, comenzaron los rumores que un psicópata estaba suelto en Peralvillo matando mujeres de la calle. Fue hasta 1886 que se volvió más conocido cuando lo cadáveres de las prostitutas comenzaron a aparecer… a las orillas del río Consulado, frente a todos los habitantes de la ciudad. La prensa de aquella época no dejó pasar el caso e incluso ridiculizaba a la policía. Pero a diferencia de los ingleses, y algo realmente extraño en la policía mexicana: ¡tenían pistas concretas sobre el paradero del asesino! Los gendarmes entrevistaron a prostitutas de la zona, que les narraban intentos de violación o aseguraban haber visto a un sujeto atractivo con alguna de las víctimas. Por lo que lograron tener una descripción del agresor y le apodaban “El Chalequero”. Lo describieron como un hombre guapo, que vestía pantalón de vestir estrecho, sombrero ancho y llevaba siempre un chaleco colorido con agujetas, de ahí salió su apodo. Se sospechó de personajes de sociedad, pero ninguno cubría las descripciones completas. El 13 de julio de 1888 un grupo de gendarmes llegó a una taberna de Peralvillo y detuvieron a Francisco Guerrero, acusado de al menos 20 crímenes. Fue identificado por haber sido visto con una de sus víctimas, y porque era “el padrote” de muchas mujeres, y amante de varias mujeres de sociedad que lo mantenían. Pero su propio testimonio provocó que fuese condenado a la pena de muerte: un relato aterrador de sangre y lujuria. Su modus operandi era simple, abordaba a las mujeres, les proponía sin más rodeos un encuentro sexual por dinero, y luego, para satisfacer los deseos del homicida, Guerrero las violaba con furia. Luego las apuñalaba y degollaba, tirando sus restos en el río Consulado. Fue condenado a la ejecución en la horca, pero la suerte jugó con él y, extrañamente el presidente Díaz cambió la sentencia por sólo 20 años de prisión. Francisco Guerrero fue llevado a la cárcel de San Juan de Ulúa en Veracruz. No cumplió con toda la pena, pues salió libre en 1904 cuando el gobierno otorgó una amnistía a presos políticos e increíblemente el nombre de Guerrero apareció por error entre los indultados, “El Chalequero” volvió a las andadas, exactamente 20 años después de su primera aprehensión. Fue cuando encontraron el cadáver de una anciana degollada, de nuevo, a orillas del río Consulado. Un reportero del periódico El Imparcial, recordó lo historia de “El Chalequero”, y notó la similitud de los cadáveres de las nuevas víctimas. Dio la pista para identificar al homicida. Lo encontraron cerca de allí: todavía llevaba las manos ensangrentadas, volvió a los juzgados, pero esta vez no encontró clemencia, nadie apeló su sentencia de muerte y las celdas de Lecumberri, en la ciudad de México, recibieron al sujeto. Pero nuevamente escapó de la justicia: una vez más el asesino serial se salvo de cumplir su condena en la horca, pues a los pocos días de su sentencia, fue hallado muerto en su celda de la cárcel de Belén. Se dijo que fue víctima de la tuberculosis. En Londres nunca se supo la verdadera identidad de Jack el Destripador, y a diferencia de “El Chalequero”, el asesino nunca piso la cárcel.

GUERRERO PRÁXEDIS G.

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Práxedis Gilberto Guerrero Hurtado nació en 1882, en el seno de una acomodada familia de hacendados guanajuatenses. En la adolescencia perdió la fe, lo que lo llevó a buscar el sentido de la vida a través de la reflexión y la lectura, siendo Rousseau su autor de cabecera. Alternó la lectura de “El demófilo”, de Juan Sarabia-de su misma edad-y de “El hijo del Ahuizote”, con Gorki, Tolstoi, Bakunin y Kropotkin. En 1904 partió hacia Estados Unidos de América con su amigo de la infancia, Francisco Manrique, para compartir la dura suerte de los oprimidos. Ahí trabajó como minero, portuario o leñador ocasional, sin detenerse demasiado en ninguna parte. En el año 1905 comenzó a editar el diario “Alba roja”, que fundó en San Francisco, pero en 1906, por medio de su amigo Manuel Sarabia y mientras trabajaba en la mina de Morencia, se adhirió al Partido Liberal Mexicano del que rápidamente se convirtió en uno de los principales dirigentes.

HUERTA VICTORIANO

En los libros de historia, este hombre siempre recibe los peores calificativos, pues se le presenta como un traidor y un criminal. Sin embargo, para comprender mejor nuestro pasado, es preciso acercarnos a todos aquellos personajes que ofrecen indicios para explicarlo. Por ello, no obstante su imagen negativa, Victoriano Huerta debe ser estudiado. Huerta nació en 1854 en Colotlán, Jalisco, en el seno de una familia indígena. Después de la derrota del imperio de Maximiliano, un general republicano lo empleó como su asistente y consiguió que ingresara al colegio militar, en

donde realizó sus estudios. Como integrante del ejército federal, Huerta sobresalió por haber participado en la construcción de caminos, en la elaboración de mapas y la realización de estudios geográficos. Al frente de las tropas, se le conoció como un militar rudo que reprimió severamente los levantamientos organizados contra Díaz. Con el paso de los años, Huerta ascendió en el ejército, hasta que logró ser general. Huerta escoltó a Díaz hasta Veracruz cuando renunció a la presidencia. Durante el gobierno de Francisco León de la Barra, combatió a los zapatistas del estado de Morelos; y cuando Francisco I. Madero ocupó la presidencia, enfrentó el levantamiento de Pascual Orozco en Chihuahua. Esta actividad fue tan exitosa que recibió premios y reconocimientos. En febrero de 1913, durante la Decena Trágica-los diez días que duró el levantamiento de una parte del ejército federal, encabezado por Bernardo Reyes y Félix Díaz-, y justificándose en que el embajador estadounidense amenazaba con el desembarco de tropas de su país para poner en orden en México, Huerta decidió encarcelar al presidente y al vicepresidente. De esta manera consiguió llegar a la presidencia y logró un acuerdo con los generales alzados. No obstante Huerta garantizó que Madero y Pino Suárez saldrían del país, fueron asesinados cuando los trasladaban a la penitenciaría de Lecumberri en el ciudad de México. Inconforme con los procedimientos de Huerta, Venustiano Carranza, gobernador de

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Coahuila, se levantó en armas en su contra. Debido a este movimiento y al que encabezaba Emiliano Zapata en Morelos, además de la oposición del presidente de Estados Unidos, quien ordenó la ocupación de Veracruz, Victoriano Huerta tuvo que renunciar en julio de 1914. Salió del país y murió en el Paso, Texas, el 14 de enero de 1916, debido a una cirrosis hepática que le aquejaba desde hacía largo tiempo, tras las rejas de la cárcel de Fort Bliss, acusado junto con Pascual Orozco, de conspiración contra la Unión Americana en contubernio con Alemania, y faltar así as los acuerdos de neutralidad establecidos. Al principio se le había permitido un arraigo domiciliario en una hacienda de su propiedad en Texas debido a su enfermedad y porque no se corroboró su relación con los alemanes. Sin embargo, cuando Pascual Orozco, también confinado en su casa, se fugó, al general Huerta se le envió a la cárcel militar para cumplir la condena impuesta por el gobierno estadounidense. Su encarcelamiento lo llevó a beber más y su situación se agravó, desencadenando su fallecimiento. Aunque existen versiones de que fue envenenado, las fuentes de información no son confiables. Fue enterrado en el cementerio “La Concordia”. “El chacal” como se le llamaba, estuvo relacionado con una parte negra de nuestra historia y específicamente de la lucha revolucionaria en Morelos, donde asesinó cruelmente a víctimas inocentes, también participó en las impiadosas acciones militares contra las rebeliones de los indios mayas y yaquis. Fue un hombre de odios, en sus memorias revela su proclividad al crimen. Para muchos, Victoriano Huerta inició las traiciones entre los líderes revolucionarios. Es estrujante conocer como pensaba Victoriano Huerta; otros dirían asombroso, porque el cinismo es terrible, nos referimos a sus memorias, las narra con tal desparpajo que hace pensar que estaba fuera de sí al dictarlas. Leamos estas líneas: “estaba satisfecho del proceder, pero no del número de víctimas; necesitaba que cayeran más cabezas, que el número de mis enemigos fuera igual al número de muertos… Quería vengarme de México que era todavía maderista”. En esta frase, Victoriano Huerta no se mide: “entonces no tuve misericordia; el asesinato lo tuve como pasión dominante…” Su concepto de la palabra usada por los políticos para Victoriano Huerta tuvo un sentido peyorativo, de desprecio: “¡El pueblo!... ¡El pueblo! ¡No hay pueblo en México, hay populacho!” Y la siguiente, revela que era rehén de un profundo complejo: “¿cómo su existía el pueblo no me aclamaba, no era su ídolo, no me consideraba su salvador?” Y abunda en su escrito: “¡yo creí que era la nación, que yo era la patria! ¡Así me lo decían todos los hombres, así lo pregonaban los curas en los templos! ¡El general Huerta es el salvador de México! ¡Es el hombre providencial! ¡Es el redentor de México! Dios ayude al general Huerta en su obra redentora”. “¿Por qué el pueblo no lo comprendía así? Y bien, había que acabarlo: ¡no merecía vivir!” “Decidí abandonarlo todo; repartir la república entre mis generales, embriagarme con mis amigos, sacrificar mediante la leva el mayor número de hombres mientras el tesorero general de la nación, me reunía una buena suma para marcharme al extranjero”. “Los campos de México se regaron de cadáveres que yo mandaba al matadero con la misión de sacrificarse, de sucumbir, en tanto yo juntaba unos millones de pesos… ¡Cayeron cien mil hombres para saciar mi venganza y preparar mi fuga!”.

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JIMÉNEZ Y MURO DOLORES

Nacida en 1850. Maestra y escribió para los periódicos “La mujer mexicana” y “El diario del hogar”. Fue presidenta de la organización “Hijas de Cuauhtémoc”, cuyas participantes fueron arrestadas por oponerse a Porfirio Díaz, y dirigió la Liga Femenina Anti-reeleccionista “Josefa Ortiz de Domínguez”. Estuvo varias veces presa por su actividad política. Se unió a las filas zapatistas, la nombraron coronela y redactó parte del Plan de Ayala. Estuvo en el Palacio Nacional con Francisco Villa y Emiliano Zapata en el auge de la revolución.

LIMANTOUR JOSÉ YVES

José Yves nació el 26 de diciembre de 1854 en la capital mexicana, hijo del matrimonio entre Joseph Limantour y Adela Marquet, ambos franceses. La riqueza de su familia, producto del comercio de armas, de tierras en la península de California y de inmuebles, le permitió estudiar la carrera de abogacía en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Más tarde viajó a Europa, donde se especializó en economía y administración. A su regresó se integró a las filas de Díaz. En 1895 logró el primer superávit de la historia nacional, con lo que recuperó para México el reconocimiento y e crédito internacional.

MADERO FRANCISCO I.

Madero es recordado por ser el promotor de la revolución que derrocó a Porfirio Díaz. Su imagen es el símbolo de la lucha por la democracia, el gobierno republicano y los derechos políticos. Su nombre completo era Francisco Ignacio (otros dicen que su segundo nombre era Indalecio) Madero González; nació en la hacienda “El rosario”, en Parras de la Fuente, Coahuila, el 30 de octubre de 1873, y perteneció a una rica familia de empresarios del noreste de México. Hijo de un terrateniente Francisco Madero y Mercedes González. Su abuelo, Evaristo Madero, patriarca del clan, decidía los negocios de la familia; a pesar de la amistad personal con José

Yves Limantour, los Madero no tuvieron participación en el gobierno. Francisco I. Madero se educó con los jesuitas, tuvo una educación amplia y de calidad obteniendo títulos en contabilidad, economía, política, comercio y agronomía, adquiridos en Europa (Francia) y Estados Unidos. Espiritista convencido, rechazaba el materialismo. Al regresar a México en 1893 se hizo administrador de la empresa familiar en San Pedro de las Colonias, Coahuila, impulsando el cultivo del algodón y para ocuparse de las

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haciendas de su familia, introdujo nuevas especies de algodón y máquinas modernas; al mismo tiempo que atendía las necesidades educativas (fundó escuelas de primeras letras) y de salud de sus trabajadores (ejercía como médico homeópata), los pobladores lo veían como un filántropo preocupado por el bienestar de sus obreros y sus empleados. Se casó con la señora Sara Pérez, pero no procreó hijos. Fundó la escuela comercial de San Pedro donde impartió clases. En 1900 publicó un proyecto sobre la construcción de una represa en el río Nazas, para evitar las sequías, recibiendo una felicitación de Porfirio Díaz. Madero era un hombre reflexivo von una profunda vida interior, estaba influido por el pensamiento indostánico. Era homeópata aficionado siendo común que atendiera a sus trabajadores; durante varios años se intereso por la corriente espiritista y en 1909 publicó un manual espiritista con el seudónimo de “Bhima”; también era vegetariano. Sus continuos viajes y estudios le permitieron darse cuenta de los problemas que enfrentaba el país y de las difíciles condiciones de vida de los mexicanos bajo el larguísimo gobierno de Díaz. Convencido de la necesidad de la “pedagogía cívica”, participó en las elecciones municipales de San Pedro de las Colonias en 1904, donde fue derrotado. Un año más tarde, se postuló para las elecciones de gobernador de Coahuila, contra le reelección de Miguel Cárdenas. Siguiendo el modelo estadounidense, organizó clubes y luego una convención, pero, como ya era costumbre, ganó el candidato oficial. Después de analizar la situación del país, e iniciarse en la vida política de su municipio, consideró que los problemas nacionales se debían a la falta de democracia y a la ausencia de derechos como los de expresión, reunió, etcétera, por lo que colabora con la prensa opositora, concretamente con la publicación denominada “El demócrata”, de su estado natal, y apoya económicamente al periódico “Regeneración”. Funda en 1905 el Partido Democrático Independiente, que tenía como principio la no reelección. Para dar a conocer sus ideas políticas, Madero en 1908 (o 1909) publica su libro “La sucesión presidencial en 1910. El Partido Anti-reeleccionista”, en el que proponía restaurar la democracia al amparo de la Constitución de 1857 y formar el Partido Nacional Democrático, elegir popularmente al vicepresidente de la república, así como a los gobernadores, senadores y diputados; invitó a los mexicanos a fundar un partido para participar en las elecciones. En 1909 participa en la creación del Centro Anti-reeleccionista de México con el lema “Sufragio efectivo, no reelección”. Comisionado por dicho Centro recorrió el país, promovió sus ideas y la creación de Centros Regionales. Díaz, al observar las simpatías que Madero provocaba, lo encarceló. En 1910 lo lanzaron a la candidatura de la presidencia de la república, que no pudo continuar por ser encarcelado bajo la acusación de “conato de rebelión y ultraje a las autoridades”. Se dice que los comicios si se celebraron, pero con muchas irregularidades; para protestar por el fraude, se siguieron los caminos legales. Madero escapó y se refugió en Estados Unidos desde continuó el movimiento de organización para la revolución, acordando dar el golpe el 20 de noviembre de 1910 a las 6 de la tarde. Los levantamientos no fueron importantes pero poco a poco cobraban fuerza desconociendo a Díaz y nombrando a Madero presidente del país. Pronto se consiguió el objetivo: después de un acuerdo, en el

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que Díaz renunció a la presidencia y los maderistas dejaron las armas, se estableció un gobierno provisional que convocó a nuevas elecciones. En estos comicios, Madero triunfó de manera rotunda, por lo que ocupó la presidencia. Fue en febrero de 1911 cuando Madero regresó a México y formó su gabinete. Se firman los tratados de Ciudad Juárez y se da por terminada la revolución maderista el 21 de mayo de 1911. El 25 renuncia Díaz al poder y sale del país, para el día 15 de octubre del mismo año Madero proclama su real triunfo. En el gobierno de Francisco I. Madero, la riqueza seguía concentrada en manos de pocos mexicanos y los extranjeros, con toda clase de lujos, mientras el pueblo mexicano apenas podía vivir. Continuaban las injusticias en el campo y en las ciudades. Los campesinos exigían sus tierras, y los obreros mejores salarios, un tiempo de trabajo más corto y el derecho a organizarse para reclamar mejores condiciones. La queja era general: el pueblo sentía que importaban más los interese foráneos y en su gabinete dominaban antiguos porfiristas. Madero se enfrentaba a esas dificultades y para resolverlas había dos opciones: poco a poco, con la ley; o cambiar por la fuerza todo lo que estaba mal. Prefería lo primero, pero sus partidarios no querían esperar lo que provocaría varios alzamientos armados entre los que el 28 de noviembre de 1911, apenas veintidós días después de que Madero ocupó la presidencia, Zapata lanzó el Plan de Ayala en el que lo desconocía como presidente y como jefe de la revolución. Adicionaba al Plan de San Luis la expropiación de la tercera parte de las tierras de los latifundistas y resolver el problema agrario. Le reprochó a Madero no cumplir con el Plan de San Luis, haber permitido persecuciones y asesinatos de revolucionarios y contar con personajes impopulares en su gobierno. En el estado de Nuevo León, se rebeló el general Bernardo Reyes, pero fue derrotado, tomado prisionero y encarcelado en la ciudad de México. En 1912, en Chihuahua, se levantó Pascual Orozco, Félix Díaz, sobrino de Porfirio, se rebeló en Veracruz el 1° de octubre, fue apresado, pero Madero lo indultó. Días después, Manuel Mondragón y Félix Díaz se apoderaron de La Ciudadela. Madero salió el 9 de febrero a invitar al pueblo a ser leal al gobierno, cuando una bala hirió al general Lauro Villar, su jefe militar y nombró a Victoriano Huerta en el cargo. El presidente colocó a su lado a quien encabezaba la rebelión. El 22 de febrero de 1913 en la ciudad de México es traicionado por Victoriano Huerta y asesinado arteramente junto con Pino Suárez, dando inicio a la Constitución conocida como Constitucionalista.

MAGAÑA GILDARDO

Entre los jefes zapatistas destaco el general Gildardo Magaña por su trayectoria, propia más de un veterano dirigente que de un general joven de 26 años que en 1917 combatía en Tochimilco, un poco lejos de las intrigas del cuartel general zapatista. Su carrera se distinguió por su capacidad negociadora, razón que lo llevó a las filas beligerantes para llevar a cabo comisiones de importancia. Así, se la pasó destrabando los conflictos generados entre Emiliano Zapata y Francisco I. Madero por la política de desarme-liquidación de éste y sus colaboradores, Victoriano Huerta y Francisco León de

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la Barra. Viajando por el norte para unir a los rebeldes de esa zona con los del sur, cayó preso y en la cárcel de Tlatelolco se encontró con Francisco Villa, a quien le explicó el Plan de Ayala y de ahí comenzó la estrecha relación que buscaba con el líder norteño. A la muerte de Emiliano Zapata, en el poblado de Huautla, entre los días 2 y 5 de septiembre de 1919, se reunió un conclave de 31 jefes zapatistas, donde el general Gildardo Magaña fue elegido como Comandante del Ejército Libertador del Sur. La elección se dio entre Genovevo de la O (quien se consideraba el heredero natural por ser el más viejo de los generales), Gildardo Magaña, Fortino Ayaquica y Francisco Mendoza; Magaña se impuso en la discusión que decidiría un jefe con perfil más político y negociador (como lo era él), o uno más combativo que impulsara el enfrentamiento militar con el régimen (como los viejos generales De la O y Mendoza).

MALVERDE JESÚS(El santo ladrón de los narcos)

Como en los mejores mitos, la historia de Jesús Malverde, santo de mojados y narcos es nebulosa, pero se ha convertido en un referente de la frontera y del narcotráfico en México. Malverde no es reconocido por la iglesia católica como santo, tiene tres capillas en el mundo, siguiendo la ruta de la cocaína. Una está en Cali, en Colombia, la otra en Culiacán, Sinaloa, México, y la tercera en Los Ángeles, Estados Unidos. La leyenda cuenta que nació como Jesús Juárez Maso, el 24 de diciembre de 1870, en Mocorito, Sinaloa, a un costado de Culiacán. Se dice que sus padres murieron de hambre, ante la desolada vida sin dinero, trabajo, ni comida en la sierra de Sinaloa dominada por duros terratenientes. Para subsistir, Jesús trabajó como obrero en la construcción de las líneas del

ferrocarril occidental de México y en el ferrocarril sud-pacífico, en el año de 1905. Ante el negro futuro que le veía a su vida, decidió irse al monte y convertirse en bandolero. Tomó el apellido Malverde porque al cometer sus crímenes, se iba al monte, “a lo verde”. Se dedicó a robar a los hacendados y familias adineradas del estado, se volvió un ingenioso bandido para entrar a sus casas. En una ocasión entró a la casa del gobernador del estado, Francisco Cañedo, le robó su espada y dejó un letrero en las paredes: AQUÍ ESTUVO JESÚS M. También era el terror de los caminos, pues asaltaba las diligencias que llevaban a los ricos hombres del estado y sus pertenencias. Pero lo más increíble de su personalidad, es que todo el botín lo repartía entre la gente pobre, a la manera de un Robín Hood mexicano. Perseguido por la policía de la época, llamada popularmente “la acordada”, resulto herido durante un enfrentamiento después de asaltar una diligencia. Una versión de su muerte relata que, ya herido y con la pierna gangrenada, pidió a su compadre que lo entregara para que pudiera cobrar la recompensa. La fecha de su muerte

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fue el 3 de mayo de 1909, lo colgaron en un mezquite, el dinero cobrado por el compadre, se repartió entre los pobladores pobres de Culiacán. Tras su ejecución, el gobernador prohibió que se retiraran sus restos o que se les diera sepultura. Así se quedaron a la intemperie y pendiendo de un mezquite. Los habitantes de Culiacán comenzaron a arrojar piedras para proteger el cuerpo, pues aunque la restricción se aplicaba a un entierro, en ningún lugar se prohibía “empedrar”. Pero lo más increíble es que no existen evidencias históricas de su real existencia. Incluso algunos aseguran que es sólo un mito que creó el gobernador de Sinaloa para tener pretexto para perseguir a sus opositores. La imagen de Malverde se considera tan milagrosa, que es venerada por los migrantes que cruzan la frontera, narcotraficantes y drogadictos. Es conocido como “el santo de los narcos”. Cuando el capo Julio Escalante ordenó matar a su hijo Raymundo para quitarle parte del negocio, el muchacho herido fue arrojado al mar. Raymundo suplicó a Malverde su ayuda y fue entonces salvado por un pescador, para poder vengar su traición. Desde ese momento, famosos narcotraficantes como Caro Quintero y Carrillo Fuentes comenzaron a acudir a la capilla de Malverde. Algunos días pasan grupos musicales a las afueras de la capilla interpretando los conocidos “narco-corridos” en agradecimiento porque se ha pasado droga a Estados Unidos. La capilla de Malverde en Culiacán se construyó hace pocas décadas, en donde el bandolero fue colgado. Está lleno de decenas de placas, la mayoría de ellas con faltas de ortografía, flores, fotos e incluso billetes de 100 dólares.

LOS MARTIRES DE RIO BLANCO

En 1899 inversionistas franceses inician la construcción en Río Blanco, Veracruz, de la fábrica textil más grande de América Latina, que fue inaugurada por el presidente Porfirio Díaz, proporcionando empleo a 1,700 trabajadores, incluyendo a 60 mujeres. Durante la dictadura porfiristas se prohibió a los trabajadores que formaran organizaciones o iniciaran cualquier revuelta o manifestación para defender sus derechos laborales,

castigándose con multas e inclusive prisión, a quienes desobedecieran. No obstante esta prohibición en junio de 1906, en el estado de Sonora, trabajadores de las minas de Cananea hicieron estallar una huelga por salarios más altos y trato igualitario para trabajadores mexicanos, que en comparación con los empleados norteamericanos padecían discriminación. Varios trabajadores murieron y otros fueron heridos. Pese a esta situación al año siguiente otra importante huelga estalló. En enero de 1907, en la región de Orizaba, en el estado de Veracruz, trabajadores de las fábricas textiles de Río Blanco, se pusieron en huelga por las malas condiciones de trabajo a que eran sometidos; entre las que se contaban jornadas de 12 horas, salarios sometidos a multas, y control sobre las actividades que realizaban los trabajadores, el resultado fue un importante número de

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heridos y muertos.

MONDRAGÓN MANUELAutor de la Decena Trágica

Manuel Mondragón, en su testamento histórico devela cómo se urdió el ataque a Francisco I. Madero, a través de la carta en la que desnuda la traición a su antiguo cómplice. Félix Díaz Prietoiii. En un párrafo se confiesa como el creador de la asonada contra Francisco I. Madero y le recuerda a Félix Díaz, su papel militar principal para derrocar al coahuilenseiv. Mondragón, el artífice, fue desplazado y abandonado; lo dejaron afuera. En su carta le reclamaba a Félix Díaz su traición, reflejaba su amargura, sus sueños frustrados de entrar al gran poder de Méxicov. Mondragón rumiaba lumbre, se dijo sin rencores y se trasluce en su escritura una profunda amargura y de la que hace responsable a Félix Díaz, quien le dio la espalda. Dolido hasta la médula se refugiaría en España.

MUGICA FRANCISCO J.

Francisco José Múgica Velázquez (1888-1954), considerado como uno de los principales caudillos locales en el movimiento revolucionario, ideólogo de importantes acciones que materializaron los principios de la constitución mexicana de 1917, pero desafortunadamente ensombrecido por el general Lázaro Cárdenas del Río. Oriundo de Tingüindín, Michoacán. Partidario del movimiento constitucionalista encabezado por Venustiano Carranza, en abril de 1914 el michoacano logra la toma del puerto y aduana de Tampico, en Tamaulipas. Este hecho es

fundamental porque, desde ese momento, esta fracción del ejército revolucionario empieza a gravar con numerosos impuestos a las empresas petroleras extranjeras asentadas en el país. Las fuerzas de defensa ya contaban con una serie de recursos económicos para pertrechos, armas, avituallamiento y gastos de guerra. Aunque eran pocos y no fue fácil obtenerlos, lo que queda claro es que Múgica empieza a poner en operación las bases de una estructura estatal que convirtió al petróleo en uno de los principales bienes nacionales. Esa primera labor se completó durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río, por quedar al frente de las secretarías de economía y de obras públicas, Múgica pudo seguir con su idea de cambiar de manos el petróleo y empezó a proponer diferentes ideas y proyectos que, en 1936, terminaron con la aprobación de la ley de expropiación de las empresas petroleras. Este documento sería fundamental como instrumento legal para que, el 18 de marzo de 1938, el entonces presidente de México pudiera lograr que los capitales extranjeros dejaran intervenir en la

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obtención del llamado oro negro. Fue gobernador de Michoacán, Tabasco y Baja California.

NEGRETE JESÚS(El Tigre de Santa Julia)

En 1905, un famoso asaltante, José de Jesús Negrete Medina, junto con sus compinches, atracó una estación de gendarmería. Allí se apropiaron de balas y de una pistola de cachas de nácar colt calibre 44. Con dicha arma, Jesús Negrete pasaría a la historia como uno de los bandidos más famosos de la época porfirista. Negrete era un reconocido bandido, una especie de vengador justiciero contra la sociedad desigual del porfiriato. Le gustaba usar joyas y era diestro con el cuchillo con el sarape enrollado en el antebrazo. Provenía del barrio de Santa Julia, zona peligrosa y donde abundaban malandrines. Cuando quisieron

capturarlo por primera vez, les tendió una celada y asesinó a 2 gendarmes, ganándose el mote de “El Tigre de Santa Julia”. José de Jesús nació a principios del mes de agosto de 1873, hijo del hacendado José Guadalupe Negrete y de Luisa Medina. Su mala suerte comenzó desde el primer momento, pues su madre murió durante el parto. Ante esa situación, José de Jesús se volvió retraído y violento, para el colmo tomó gran afición por el pulque y las mujeres. Pero como para gozar tales lujos necesitaba dinero, para conseguirlo decidió robarlo. En diciembre de 1905 fue detenido pero logro escaparse de la cárcel. Una vez en libertad, el Tigre no quiso seguir con sus compañeros de fechorías, quienes fueron detenidos. El Tigre se fue a esconder en Tacubaya, con una de sus múltiples amantes de nombre Ubelia Cisneros, y por la noche se ocultó con unos amigos en el callejón de sombreros. Llamó la atención de las autoridades cuando asaltó a dos reconocidos señores de sociedad, afuera del café La Concordia, Félix Díaz, sobrino del general Porfirio Díaz, era el inspector general y decidió detener al asesino. El coronel Díaz encomendó a Francisco Chávez, la búsqueda del Tigre, quien hizo una gran labor de investigación. El astuto Chávez se ganó la confianza de la amante del Tigre, y la sobornó con 500 pesos para que diera información de su paradero. Se enteró de que el bandido tenía un tórrido romance con Guadalupe Guerrero y que este era un hombre de rutinas: luego de cada asalto solía visitar a su amante. Para desatar los celos en el bandido, disfrazó a un agente para que pareciera un pretendiente de Guadalupe, la nueva conquista del Tigre. Celoso, decidió visitar a su mujer quien le ofreció una abundante cena: mole y curado de apio. Ya tenían rodeada la casa en el callejón del Nopalito, en Tacubaya, con 12 gendarmes fuertemente armados. Cuando estaban en el momento más sabroso de la comida, apareció la policía, el Tigre, que había escapado una y otra vez de situaciones semejantes, salió huyendo. Todos los oficiales tenían miedo, pues el peligroso delincuente

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había jurado no rendirse ante la ley y vender cara su aprehensión. Pero increíblemente el Tigre se había esfumado como si fuera un fantasma, nadie lo vio salir. Fue cuando un par de gendarmes oyeron quejidos en la parte trasera de la vivienda, detrás de una nopalera. Detrás se encontraba el Tigre en posición algo incómoda: la comida le había dado diarrea. Ingresó a la cárcel en mayo de 1906, y fue condenado a cinco penas de muerte. El azote y dolor de cabeza de los gendarmes capitalinos de la época de Porfirio Díaz, terminó su vida fusilado en los patios de la cárcel de Belén. De ahí proviene el popular dicho de: “lo agarraron como al Tigre de Santa Julia”.

OBREGON ÁLVARO

Álvaro Obregón Salido nació en Siquisiva, Sonora, el 19 de febrero en 1880. Sus padres fueron Francisco Obregón y Cenobia Salido. Estudió en su pueblo, y trabajando varios años adquirió una finca de Sonora llamada Quinta Chilla (o Chila), adquiriendo así

una posición económica algo acomodada. La revolución mexicana estalló en 1910, al año siguiente Obregón apoyó a Francisco I. Madero para derrotar a Pascual Orozco. En 1913, Madero fue asesinado y Obregón se unió a Venustiano Carranza para combatir al tirano Victoriano Huerta. Después del fracaso de la Convención de Aguascalientes, en 1914, Obregón fue el encargado de perseguir a Villa por el país, después de que el Centauro del Norte-lo mismo que Emiliano Zapata-rompiera con el carrancismo. Álvaro Obregón derrotó a Pancho Villa en las batallas de Celaya y Aguascalientes. Carranza lo recompensó nombrándolo Ministro de Guerra y

Marina. En junio de 1915 Obregón volvió a derrotar a Villa en la batalla de la Trinidad (no en la de Celaya, como se cree), pero lo costó caro; el día 3 estalló cerca de él una granada y perdió el brazo. Otros dicen que más que una granada fue un sablazo durante una carga de artillería; el brazo quedó colgando hasta que él mayor Cecilio López lo cercenó. Se dice que, creyéndose perdido y deprimido ante su pérdida, intentó suicidarse con su pistola, disparándose a la sien, pero no tuvo éxito pues el arma estaba descargada. Algunos comentan que el brazo quedo tendido en el campo de batalla y se le recogió; otros, que se terminó de amputar en la estación de tren La Trinidad, en la misma hacienda que había sido habilitada como cuartel general y centro de atención a heridos. Ahí, el doctor Enrique Osornio se hizo cargo. El brazo del caudillo se colocó en un frasco con formol. Tras el triunfo, el general Obregón escolto a Carranza a Querétaro, donde se redacto la constitución y se retiro a su hacienda el 30 de abril de 1917, retirándose de la vida política nacional. En marzo de 1919 durante una entrevista que le dio a Blasco Ibáñez, Obregón hizo una broma sobre sí mismo y su brazo perdido: “Encontraron mi brazo cuando sacaron una moneda de oro y éste se levantó para agarrarla”. Obregón recibió el mote de “el manco de Celaya”. En ese mismo año, 1919, se postuló a la

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presidencia de México, pero Carranza en lugar de apoyarlo, mandó encarcelarlo, Obregón logró escapar y se sublevó contra Carranza, quien trasladándose a Veracruz fue asesinado por los rebeldes. El presidente interino Adolfo de la Huerta convocó a elecciones para el 5 de septiembre de 1920, ganando fácilmente el general Álvaro Obregón. Como presidente de México (1920-1924) Obregón continuó la pacificación del país e inició el reparto de tierras en los estados de México y Morelos. También promovió la educación, el arte y la cultura apoyando a su ministro José Vasconcelos. En 1924 terminó su periodo, y se retiró a Sonora para dedicarse a la agricultura. Sin embargo, en 1928 se postuló y ganó la presidencia nuevamente. Pero antes de retomar el gobierno, el 17 de julio de 1928, el fanático católico José de León Toral lo asesinó a balazos en un restaurante de la ciudad de México.

ORTIZ RUBIO PASCUAL

Político mexicano, presidente de la república entre 1930-1932. Nació en Morelia, Michoacán el 10 de marzo de 1877. Fue el primogénito de cuatro hijos que procrearon Leonor Rubio Cornelis y el licenciado Pascual Ortiz de Ayala y Huerta. Cursó estudios en San Nicolás de Hidalgo, y en la Escuela Nacional de Ingenieros de la ciudad de México, donde se tituló como topógrafo en 1902. Ejerció su profesión en Michoacán e intervino en la política local. En 1910 se une al movimiento maderista con Joaquín Mass. Fue diputado federal durante el régimen del presidente Francisco I. Madero; junto con todos los demás legisladores, fue encarcelado en 1913 al triunfo del cuartelazo del general

Victoriano Huerta. Afiliado al constitucionalismo y alcanza el grado de coronel. Viaja a Estados Unidos para hacerse cargo de la impresión de papel moneda infalsificable. Es nombrado gobernador de Michoacán en 1917, cargo que ocupa hasta 1920 cuando se afilia al Plan de Agua Prieta encabezado por Plutarco Elías Calles. Pascual Ortiz Rubio contrae matrimonio el 13 de agosto de 1920 con Josefa Ortiz. En el gobierno de Adolfo de la Huerta fue Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas (1920), puesto que le fue ratificado durante el gobierno del general Álvaro Obregón, (1920-1921). Debido a fricciones políticas con miembros del gabinete obregonista renunció al cargo y en 1921 se exilió y estableció en España, donde él y su esposa pusieron un negocio de libros y una tabaquería. Posteriormente se trasladó a Egipto, lugar en el que permaneció por seis meses mientras estudiaba los sistemas de riego que los ingleses habían llevado a ese país. El presidente Plutarco Elías Calles le nombró en 1924 embajador de México en Alemania, y dos años después, embajador en Brasil. Y allá permanecería durante tres años hasta que el presidente Emilio Portes Gil le solicitó su regreso a tierras mexicanas, para contender por la silla presidencial. En las elecciones del 17 de noviembre de 1929

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fue candidato a la presidencia de la república por el Partido Nacional Revolucionario (PRN). Asumió el cargo de presidente el 5 de febrero de 1930, venciendo a su contrincante José Vasconcelos Calderón, ese mismo día fue objeto de un ataque que le dejo como resultado algunas heridas en el rostro. Dos meses duró la convalecencia de Pascual en el hospital de la Cruz Roja, días que le obligó a dejar el poder en manos de sus colaboradores. Durante su gobierno se formó la Comisión Nacional de Turismo; Baja California se dividió en dos territorios: el norte y el sur; se inauguró la carretera México-Nuevo Laredo; se promulgó la Ley Federal del Trabajo el 28 de agosto de 1931; México ingresó a la Liga de las Naciones y se suprimió el territorio de Quintana Roo, ampliándose los límites de Campeche y Yucatán. La dinámica propia del Maximato, en el que el ex presidente Plutarco Elías Calles, el autoproclamado “jefe máximo de la revolución mexicana”, mantenía cuotas importantes de poder, hizo insostenible la presidencia de Ortiz Rubio, por lo que, al cabo de dos años, presentó su renuncia al cargo en 1932. Antes de irse y haciendo eco de la atmósfera de golpe de estado que se respiraba, afirmó: “salgo con las manos limpias de sangre y dinero y prefiero irme y no quedarme aquí sostenido por las bayonetas del ejército mexicano”. Entrego la presidencia provisionalmente a Abelardo L. Rodríguez para después viajar hacia los Estados Unidos. En 1935 regresó a México porque el presidente en turno, Lázaro Cárdenas, le nombró gerente de la compañía Petromex, Pascual Ortiz Rubio murió en la ciudad de México, a la edad de 86 años, el 4 de noviembre de 1963.

PALAFOX MANUEL

General zapatista, político y agrarista; conocido como “El ave negra”, logra fama, pero no por sus aciertos. Manuel Palafox impulsó una gran campaña por la recuperación de la tierra, bastión de la lucha revolucionaria. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por figurar como una persona de gran importancia y que en algún momento logró, no fue suficiente. Cuando conoció a Emiliano Zapata, paulatinamente se ganó su confianza, hasta lograr ejercer una importante influencia sobre la dirección del movimiento; fue nombrado Secretario del Cuartel del Sur. Su carácter arrogante y una especial cualidad para generar intrigas le hicieron perder autoridad y respeto entre la gente. Luego de protagonizar un episodio en el que se presume hubo una conducta homosexual, quisieron fusilarlo. Fue separado de su cargo en el cuartel y al poco tiempo desertó para terminar bajo los servicios del auto-nombrado general, Manuel Peláez, en Veracruz. También envió mensajes a varios jefes militares del sur para que se unieran a su movimiento agraristas, oferta que no prospero.

RODRIGUEZ ABELARDO L.

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Nació el 12 de mayo de 1889 en Guaymas, Sonora; murió el 13 de febrero de 1963 en la Jolla, California. Junto con sus padres, el comerciante Nicolás Rodríguez y Petra Luján, se trasladó a Nogales y allí cursó la primaria. Después sería autodidacta. En 1906 emigró a Estados Unidos, donde residió siete años, desempeñando modestos

quehaceres. En 1913 regresó al país y se incorporó al ejército constitucionalista con el grado de teniente. Tomó parte en varias acciones de armas y ascendió a mayor. Con este grado militó a las órdenes del general Benjamín Hill en su avance desde Sonora a la ciudad de México, donde combatió a los zapatistas. En 1915 asistió a las batallas de Celaya, contra Francisco Villa. Ascendió a teniente coronel, se le encargó pacificar a los indios yaquis sublevados. El 21 de mayo de 1920 se le impuso el águila de general brigadier. El 20 de julio de ese año se le nombró jefe de la columna expedicionaria destinada a ocupar el distrito norte de Baja

California y sustituir al gobernador Esteban Cantú Jiménez. Embarcó las tropas a su mando en Manzanillo a bordo del cañonero Guerrero y de un barco mercante, pero aquel naufragó cuando apenas se disponía a zarpar. Llegó a la desembocadura del río Colorado, marcó por tierra a San Luis, en Sonora, y el 2 de noviembre de 1923 se hizo cargo del gobierno del distrito norte, por entrega que le hizo el general José Inocencio Lugo. En esta función puso a flote las finanzas públicas y renunció al subsidio de 900,000 pesos que le otorgaba el gobierno federal; impulsó la educación; protegió la industria y la agricultura; fomentó la propiedad privada de la tierra; construyó caminos y canales de irrigación; impulsó a los empleadores la obligación de utilizar mano de obra mexicana en un 50% por lo menos, pues los empresarios chinos establecidos en el territorio fomentaban la inmigración asiática; hostilizó a éstos, prohibiendo la entrada a los orientales y aplicó el artículo 33 constitucional a muchas personas de ese origen; fomento el sindicalismo, inspirado en los Trade Unions, formó las juntas de conciliación y estableció el salario mínimo para los braceros; dio impulso a la construcción de aviones y estimuló la carrera de aeronáutica. El 23 de diciembre de 1929 renunció a la gubernatura para poder estudiar en varios países de Europa, durante siete meses, las nuevas técnicas industriales y de aviación. A su regreso a México fue nombrado subsecretario de guerra, al lado del general Plutarco Elías Calles. El 22 de enero de 1932, se le designo secretario de la industria, comercio y trabajo. Desde ese puesto protegió a la industria y trató de moderar las demandas obreras: arbitró en contra de la alianza de tranviarios (que reclamaban el pago extra de la media hora excedente de los turnos mixtos y nocturnos), redujo los días no laborales no estipulados en el contrato colectivo del sindicato mexicano de electricistas, y propuso la creación de una empresa estatal dedicada a la explotación del petróleo. Fue el primero en condenar el movimiento obrero de inspiración comunista. La crisis política que culminó con la renuncia a la presidencia del ingeniero Pascual Ortiz Rubio fue solucionada por la elección unánime del congreso a favor de Abelardo L.

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Rodríguez como jefe del poder ejecutivo. Entregó la primera magistratura al general Lázaro Cárdenas, el 1° de diciembre de 1934. Posteriormente se dedicó a la vida privada, a excepción de los años 1943 a 1947, en que ocupó por segunda vez la gubernatura de su estado natal. Su gran habilidad le permitió acrecentar notablemente el capital obtenido en su carrera política, y se convirtió en uno de los empresarios más prósperos y eficaces de México. Fue autor de los libros “Notas de mi viaje a Rusia” y “Autobiografía”.

RUIZ CORTINES ADOLFO

1890-1973. Contó entre sus obras más importantes el haber otorgado el voto a la mujer en México. Su lema de gobierno fue “Austeridad y trabajo”.

SALAZAR AMADOR

Primo del general Emiliano Zapata pues su padre, León Salazar, era hermano de Cleofás, madre de Zapata. Campesino acasillado en las tierras de Pablo Escandón, el general porfirista y gobernador del estado de Morelos, Amador era un hombre corpulento y famoso por enfrentar a los guardias del orden, dejando a más de uno tendido y tundido en el piso al defenderse de los abusos de éstos. También fue uno de los primeros hombres que se unieron a Zapata incorporándose a los maderistas en el pueblo de Yecapixtla. Llegó a tener el grado de general de división, destacándose por su entrega en el combate a los huertistas y constitucionalistas, por lo que había sido ascendido a comandante militar del Valle de México por la Soberana Convención en mayo de 1915, hasta que en agosto del mismo año evacuó la capital ante el avance de los carrancistas para replegarse en su territorio e impedirle al enemigo que penetrara en su estado natal. Su batalla final la celebró en abril de 1916, en el poblado de Pantitlán, enfrentándose a las fuerzas constitucionalistas al mando de Pablo González. Su cadáver fue trasladado a Tlatizapán para ser sepultado en el mausoleo que el general Zapata había mandado construir en ese lugar para honrar a los firmantes del Plan de Ayala.

SERDAN AQUILES

Aquiles Serdán Alatriste poblano de nacimiento, ve la luz por primera vez el 2 de noviembre de 1877. Abandona sus estudios para dedicarse al comercio, actividad que le permite relacionarse con obreros textiles a los que orientaba y escuchaba en sus problemas. Era delgado, buen comerciante, con aire de anarquista, caballero de buena figura. Tenía un lenguaje vibrante con los obreros y trabajadores, diciéndoles: “no permanezcáis más de rodillas”. Los dueños de las fábricas se sentían incómodos con esta actitud y lo denunciaban, con

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lo que el jefe de policía, Miguel Cabrera, buscaba oportunidades para encarcelar a Aquiles. Tenía fama de ser muy alebrestado y Carmen lo protegía de la policía. Es considerado como uno de los intelectuales más importantes de Puebla, aficionado a la lectura y a las ideas reivindicatorias. Se afilia al Partido Anti-reeleccionista, difundiendo sus ideas y propósitos entre los obreros. Fundó el periódico “No reelección” y el club “Luz y progreso”, ambos clandestinos. Realiza una gran campaña a favor de Madero apoyado por sus hermanos Máximo y Carmen, lo cual provocó su encarcelamiento por orden de Díaz. Madero logra que se dé su libertad. Al perder las elecciones realizadas entre Díaz y Madero, se van a Estados Unidos Aquiles y su hermana Carmen, donde se entrevistan con Madero y acuerdan organizar e iniciar la revolución en Puebla el 20 de noviembre de 1910 a las 6 de la tarde. Sin embargo su movimiento fue descubierto, por lo que deciden adelantarlo para el 18 de noviembre, distribuyendo armas y resistiendo en su casa el ataque de las autoridades. El enfrentamiento duró varias horas. La situación estaba controlada por los Serdán pero más tarde llegaron 300 soldados que rodearon la casa logrando detener a sus oponentes a quienes les decomisaron las armas. Aquiles logro esconderse en un sótano de la misma y ahí permaneció encerrado catorce horas. El hambre y el frío le comenzó a afectar, por lo que al estornudar fue descubierto por un soldado que aún vigilaba la casa dándole muerte de inmediato.

SERDAN CARMEN

Carmen Serdán Alatriste nació en la ciudad de Puebla, Puebla, el 11 de noviembre de 1873. Fue la primogénita del matrimonio formado por el licenciado Manuel Serdán Guarios y Carmen Alatriste Cuesta de Serdán, nieta además del general Miguel Cástulo Alatriste. Fue conocida familiarmente como Carmelita o Meli. La familia Serdán Alatriste, a pesar de ser rica y distinguida, vive muchos vaivenes económicos por sus ideales y políticas liberales. Fue la mayor de cuatro hermanos: Aquiles (quien inició en Puebla la revolución maderista el 18 de noviembre de 1910), Natalia y Máximo. Estudió

las primeras letras en una “Casa Amiga” (nombre que se le daba a la escuela para mujeres), y luego en el Colegio Teresiano, donde aprendió a leer y escribir, artes que se consideraban innecesarias para las mujeres de esa época. Quedó huérfana de padre a los 8 años de edad. Carmen desde pequeña asumió el mando de la casa familiar haciéndose de un carácter firme. Más tarde Natalia se casó, mientras Carmen siguió soltera, abrazó las ideas revolucionarias y la causa anti-reeleccionista de Francisco I. Madero. Luchó contra la dictadura porfirista desde el partido anti-reeleccionista. La situación política anárquica y dictatorial hizo que las mujeres tomaran conciencia de que la lucha revolucionaria era legítima

y honesta ya que la población estaba sumida en la pobreza y el desamparo. En forma

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clandestina, dedicaba las noches a pegar propaganda contra la dictadura de Porfirio Díaz y a repartir pólvora y dinamita entre los inconformes, elaboraba bombas y hacia transacciones para la compra de rifles y pistolas para proveer de armas a las fuerzas revolucionarias; y participa en el periódico clandestino “No reelección”. En sus actividades secretas tuvo el seudónimo de “Marcos Serrato (o Serratos)”. En el mes de octubre de 1910 viaja a San Antonio, Texas, en donde se entrevistó con Madero y llevó dinero a su hermano Aquiles para la lucha revolucionaria. Colabora en el golpe revolucionario planeado para el 20 de noviembre el cual es detectado por el gobierno porfirista. Su casa, ubicada en la calle de Santa Clara, en la ciudad de Puebla, fue atacada y sitiada el 18 de noviembre de 1910 por el ejército federal y la policía estatal, dio batalla en su defensa. Fusil en mano salió al balcón para incitar al pueblo a unirse a la lucha anti-reeleccionista, acto en el que salió herida. Su hermano Aquiles, considerado uno de los mayores ideólogos y dirigentes de la revolución, se había refugiado en el sótano y durante la madrugada del 19 de noviembre trató de abandonar su escondite, pero fue sorprendido por un elemento de policía que permanecía en custodia de la vivienda, quien le dio muerte. Fue uno de los primeros mártires que ofrendaron su vida en ejemplar sacrificio por la causa de la revolución mexicana. Después del tiroteo, Carmen, aún herida, junto con su cuñada Filomena del Valle y su madre Carmen Alatriste, fueron conducidas a la cárcel de La Merced, después las enviaron al hospital municipal de San Pedro para su atención. Madero la liberó. Carmen siguió la lucha al lado de los revolucionarios. Después del golpe de estado de Victoriano Huerta, Carmen participó en la revolución mediante la junta revolucionaria en Puebla y sostuvo una entrevista con Venustiano Carranza. Durante la etapa constitucionalista, fue enfermera en los hospitales de las fuerzas combatientes. Al triunfo del constitucionalismo se retiró a la vida pública. Recibió una pensión de 10 pesos diarios otorgada por Venustiano Carranza en 1920, como recompensa a su labor liberal, pensión que luego aumentó a 20 pesos hasta sus últimos días de vida. Murió en la ciudad de Puebla el 21 de agosto de 1948, a la edad de 73 años, otros biógrafos dicen que murió en la ciudad de México. Sus restos yacen en el panteón municipal de Agua Azul en la ciudad de Puebla. Su nombre está inscrito desde el 18 de noviembre de 1948 en letras de oro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. En Puebla, frente al templo de Santa Clara, en la calle 6 oriente, se encuentra el museo de la revolución, ubicado en la que fuera la casa de la familia Serdán. En él se exhiben periódicos, mobiliario, fotografías y artículos de la época que recuerdan el dramatismo de aquella gesta heroica y que recrean la vida de Puebla al inicio de la revolución. Aquiles, Máximo y Carmen Serdán se han convertido en símbolos de

resistencia popular a la dictadura porfirista y se les considera iniciadores de la revolución mexicana.

SILVA HERZOG JESUS

Nació en San Luis Potosí, San Luis Potosí, el 14 de

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noviembre de 1892, fue un economista que presidió el comité del tema petrolero que condujo a la nacionalización del petróleo en México en el gobierno de Lázaro Cárdenas. También fue uno de los principales teóricos del desarrollo económico basado en la sustitución de importaciones y un prestigiado catedrático e investigador de la UNAM hasta sus últimos años, a pesar de una condición de pérdida de visión progresiva que le llevó a la ceguera aún estando en activo. Realizo sus primeros estudios en el seminario de San Luis Potosí, pero al sufrir una afección en los ajos abandonó la secundaria. Residió en Nueva York de 1912 a 1914 y continuó sus estudios en la Pain Up Town Bussines School. En 1914, regresó a San Luis Potosí y colaboró con los periódicos “El demócrata” y “Redención”. Participó como corresponsal en la convención de Aguascalientes acompañando al general Eulalio Gutiérrez Ortiz. Fue prisionero durante la revolución mexicana cuando triunfaron los constitucionalistas, después de ser sometido a un consejo de guerra, salió libre cuatro meses después. En 1917 fue fundador de la revista “Proteo” y se trasladó a la ciudad de México. Continuó sus estudios en 1920 en la escuela nacional de altos estudios. Murió en la ciudad de México, el 13 de marzo de 1985.

TEPEPA GABRIEL

Notable zapatista y gran estratega. Nació el 5 de noviembre de 1841 en Tlaquiltenango. Desde muy joven se integró a las filas leyvistas. En Marzo de 1911 se apoderó de Tlaquiltenango y de Jojutla, lo que molestó a Pablo Torres y a finales del mismo mes asaltó la hacienda de Chimaneca. El 5 de abril fue atacado por el ejército federal en Amayuca, pero reacciono con tal bravura, que lo derrotó y obligó a que se replegara hasta el poblado de Jonacatepec, donde siguió hostigándolo. El propio general Zapata lo comisionó para que se trasladara a la localidad de Huamuxtitlán, perteneciente al estado de Guerrero, con el fin de activar la revolución en esa zona, y para foguear a los jóvenes que de a poco se incorporaban a la lucha. Lo acompañó el joven estudiante Juan Adrew Almazán. Cuando concluyó su misión, a fines de abril, regresó a Jonacatepec asediándola una y otra vez hasta lograr que sus autoridades capitularan.

TORAL LEON

Fanático católico, mató a Alvaro Obregón dominado por el fanatismo. Lo manipuló la Madre Conchita. José León Toral era de alcances cortos, imbuido de religión católica, recalcitrante y avasallante, no alcanzaba a comprender el fondo verdadero de la doctrina de Jesús y el “No matarás”, lo justificaba como la antigua “guerra justa” de la conquista, autorizada por su propia inclinación religiosa. El día escogido para matar a Álvaro Obregón, fue el 17 de julio de 1928, salió de su casa un día antes, ataviado, aparte del arma, su cuaderno de dibujo, y su cámara fotográfica, su libro de misa y el titulado “Jesús, rey de amor”. Gran contraste el revólver, símbolo de muerte y por el otro, utensilios de una fe maligna que ciega el cerebro e inclina al afectado a abandonarse y

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convertirse en diablo. El excelente periodista Edgar González Ruiz recurre a Aracena, quien escribió: “en contraste con la facilidad con que Toral justificaba y ejecutaba la muerte de otros, se horrorizaba ante lo que juzgaba como transgresiones a la moral sexual y añadimos; ni más, ni menos, la estructura mental de un fuera de sí, acicateado por una monja igualmente destruida mentalmente para manipular al otro”. Y mejor ejemplo no pudo escribir González Ruiz, para comprobar lo anterior: “en la Academia de San Carlos, donde Toral estuvo estudiando pintura, era fama que, en la clase de modelaje, antes de entrar, preguntaba si el modelo era hombre o mujer. Cuando le mentían que era hombre y se veía frente a una mujer desnuda, se retiraba a un rincón a santiguarse y a pedir perdón a Dios”. José León Toral, se dirigía al restaurante La Bombilla, hoy es el monumento a Alvaro Obregón, en la zona de San Angel, decidido a “cumplirle a Dios…”

URREA TERESA(La santa de Cábora, patrona de los chicanos)

Teresa es una de las precursoras de la revolución mexicana, pero para muchos es una santa con poderes místicos, que llegó a vencer a la misma muerte. Su padre era un rico hacendado de Sonora, Tomás Urrea, quien tuvo una relación con una mujer indígena Tehueco: Cayetana Chávez. Nació el 15 de octubre de 1873, como García Nona María Rebeca Chávez, en Ocoroni, Sinaloa. Creció en el pueblo de Aquihuiquichi, Sonora, entre curanderas, pero siempre fue una católica devota. En 1888, cuando tenía 14 años, murió su madre. Se mudó a Cábora bajo la protección de su opulento padre y la esposa de éste, quien la reconoció como hija suya y

le cambió su nombre a Teresa. Pero en 190 sucedió algo que cambiaría radicalmente su vida: Teresa Urrea murió. En verdad fue un ataque de catalepsia, que la hizo quedar “oficialmente muerta” durante catorce días. Incluso su padre preparó su funeral. Para la sorpresa de todos, cuando era velada, volvió en sí. Calificándolo el evento como milagroso. Comenzaron a circular historias de milagros y curaciones admirables. Podía percibir las enfermedades de las personas sólo con verlas. Se decía que tenía poderes extraordinarios, dones proféticos, doble visión y otras capacidades sobrenaturales que aparecían cuando entraba en trance. Pero sus poderes no sólo eran curativos, sino que también empezó a predicar una doctrina muy particular: no reconocía más autoridad que la divina, ni más ley que la de Dios. Su casa se volvió un santuario que recibía a dos mil visitantes para ver a la “santa de Cábora”. La gente pobra, por las injusticias porfiristas le profesaban verdadera veneración. Pero Cábora se convirtió también en el centro de reunión de conspiradores. Unos peregrinos de un pueblo en Chihuahua, Tomóchic, llegaron a verla. Entre ellos estaban José Cruz y José Carranza, que venía a curarse de un tumor. Al ver a Carranza, Teresa lo nombró como San José y él se volvió líder de su

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pueblo siguiendo la doctrina sobre el poder de Dios. Convencidos los Tomochis de la divinidad de Teresa, se regresaron a fundar un culto y rebelarse ante las autoridades. El jefe político de la región llegó al pueblo con cincuenta soldados. Los indios estaban seguros de que un poder divino los protegía, por lo que los abatieron. Porfirio Díaz, destituyó al gobernador ante su ineficiencia. Para aplastar la rebelión de Tomóchic de una vez por todas mandó al general José María Rangel con 300 soldados. Otra vez, 100 rebeldes destruyeron milagrosamente las tropas federales. El general apenas logró salvar su vida- Él ordenó al general Cruz que acabara con ellos, pero como si

hubiera sido “hechizado”, sufrió un ataque de “delirium tremens”: confundió un sembradío con los rebeldes. Sus soldados lo destruyeron, sin saber que sólo eran mazorcas. Cansado de los fracasos, Porfirio Díaz mandó 1,200 hombres para aniquilar a 120 indios rebeldes. Los soldados llegaron convencidos de que los sublevados estaban protegidos por Dios. Después de varios días de lucha, los soldados masacraron al pueblo. El costo fue alto: seiscientos soldados, 60,000 cartuchos, 100 granadas y 20 botes de metralla, para matar sólo a 100 rebeldes. Ante los desastres, el gobierno de Díaz acusó formalmente a Teresa de ser instigadora de las rebeliones y fue deportada a Estados Unidos. El 5 de mayo de 1892 Teresa Urrea y su padre llegaron a Nogales, Arizona donde, con sus seguidores, continuó sus curaciones milagrosas. Se enamoró de un yaqui con el que contrajo matrimonio. Pero duró un día: resulto ser un espía de Díaz pagado para matarla. Luego hizo una caravana hasta California pregonando la ley de Dios y ofreciendo curaciones. No tuvo tanto éxito, pero se esposó con un compañero de viaje. Regresó a su pueblo, cansada, proclamando imágenes apocalípticas sobre masacres. Algunos dicen que veía la revolución, donde perecieron más de un millón de personas. Ella murió a los 33 años, en 1906, de tuberculosis en Clifton, Arizona, sin poder ver la consagración de la libertad del pueblo mexicano.

VASCONCELOS JOSE

Fue un abogado, político, escritor, educador, funcionario público y filósofo mexicano. José María Albino Vasconcelos Calderón nació en la ciudad de Oaxaca, Oaxaca, el 27 (o 28) de febrero de 1882. Es el segundo de 9 hermanos. De niño vivió en Sásabe, Sonora; Piedras Negras, Coahuila; y Campeche, Campeche. Parte de su infancia la vivió en la frontera, al grado que sus estudios primarios los realizó en la comunidad fronteriza de Eagle Pass, Texas, y los continuó en Toluca y en el Instituto Campechano de la ciudad de Campeche, Campeche. Ya en la capital de la república ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente a la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde culminaron sus estudios de abogado. En 1907 obtuvo el título de licenciado en derecho. Discípulo de Justo Sierra, a sólo dos años de haber concluido sus estudios, fundó y

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presidió el ateneo de la juventud en 1909. El ateneo fue construido por jóvenes mexicanos en crítica a los excesos de la educación impuesta por Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública durante el gobierno de Porfirio Díaz. Se tiene la idea de que él fue quien acuñó el lema más célebre del maderismo “sufragio efectivo, no reelección”. En 1909 se adhirió al partido anti-reeleccionista y en 1910 al maderista. Conocido el resultado oficial de esa elección, las simpatías al plan de San Luis se multiplicaron. Esto dejó claro a Porfirio Díaz que no estaba en condiciones de mantenerse al frente del gobierno, a menos que deseara llevar a México por la ruta de la guerra civil o que las ambiciones norteamericanas, ya demostradas, pusieran en peligro nuevos territorios nacionales. Díaz renunció y el gobierno provisional instalado al efecto convocó a nuevas elecciones presidenciales en las que Madero triunfó en 1911. Al producirse la decisión revolucionaria Vasconcelos es nombrado Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Durante el gobierno de Madero fue director de la Escuela Nacional Preparatoria (1914) y en 1920 fue designado rector de la universidad nacional. Después del golpe de estado de Victoriano Huerta y Félix Díaz, Venustiano Carranza lo designó agente confidencial antes los gobiernos de Inglaterra y Francia, para tratar de evitar que éstos otorgaran ayuda financiera al dictador Huerta. Vasconcelos no pudo en realidad desarrollar sus ideas en materia de educación pública, pues las pugnas internas de los revolucionarios de la convención de Aguascalientes y la derrota de Francisco Villa ante Álvaro Obregón, hicieron imposible cualquier ejercicio de funciones de gobierno. Algunas críticas sobre el proceder de Venustiano Carranza quien molesto, ordenó el arresto contra él. En 1915 huyo a los Estados Unidos, a su regreso, fue secretario de instrucción pública durante la gestión del presidente Eulalio González pero nuevos problemas lo obligaron a dirigir sus pasos nuevamente a tierras norteamericanas, pero esta vez para exiliarse. Escribió en apoyo al golpe de estado contra Carranza. En 1920 se entrevistó con Álvaro Obregón y ofreció su apoyo al plan de Agua Prieta, que pretendía destituir de la presidencia de la república a Venustiano Carranza, y así consolidar la candidatura presidencial del general Álvaro Obregón. Tras la muerte de Carranza, el presidente interino Adolfo de la Huerta lo designó jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes, cargo que incluía la rectoría de la Universidad Nacional de México. Vasconcelos fue rector de la Universidad Nacional de México del 9 de junio de 1920 al 12 de octubre de 1921, él propuso el escudo que hoy es el emblema de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la leyenda “por mi raza hablará el espíritu”, asimismo tuvo una participación destacada en las luchas por obtener la autonomía de la universidad al lado de Manuel Gómez Morín. Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón, quien lo designó titular de la Secretaría de Educación Pública al crearse esta dependencia (del 10 de octubre de 1921 al 2 de julio de 1924). Creó las normales rurales, las escuelas técnicas e industriales e instituyo el desayuno escolar desde la primaria hasta la universidad. Con José Vasconcelos al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), México fue el primer gobierno que llevó cuentos infantiles a los niños, seguido después por Rusia; además de que instituyó radio educación y fue también quien patrocinó el naciente

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movimiento muralista. Entre quienes aceptaron el reto estaban Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro y Jean Charlot. Impulso y beneficio a pintores de la talla de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera, para que plasmaran su obra en los edificios de la Secretaría de Educación y la Escuela Nacional Preparatoria. Inició las campañas de alfabetización y el impulsor de la construcción de escuelas. Crea las comisiones culturales y envía a los maestros rurales por todo el país, reestructura la educación mexicana, mejora la biblioteca nacional y manda construir el actual edificio de la Secretaría de Educación Pública. Fue el primero en implementar la biblioteca móvil, que consistía en que a través de un burro se hacían llegar unos 50 libros a las comunidades más alejadas del país para que sus habitantes pudieran leerlos. Después de la firma de los Tratados de Bucareli condenó el asesinato del senador Fidel Jurado y renunció a su puesto en la Secretaría de Educación Pública. En 1940, encargó de la dirección de la biblioteca de México. Fue candidato al gobierno de Oaxaca, pero fue derrotado y optó por el exilio. Perteneció a incontables agrupaciones culturales extranjeras y del país; fue miembro del Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua. Prolífico escritor, público una serie de novelas autobiográficas retratando detalles del largo proceso de la descomposición del porfiriato, del desarrollo y triunfo de la revolución mexicana y del inicio del régimen post-revolucionario mexicano que fue llamado “de construcción de instituciones”. Su vasta obra literaria incluye cerca de cincuenta ensayos y libros de derecho, filosofía, historia de México, metafísica, ética, sociología y cultura general. Aunque son los tres volúmenes de su autobiografía los que han resistido mejor el paso del tiempo: “Ulises criollo” (1936), “La tormenta” (1936), “El desastre” (1938) y, finalmente, “El proconsulado” (1939), donde narra la derrota política de 1929 como candidato a la presidencia de la república, cediendo a veces la pluma a Antonieta Rivas Mercado, cuyo suicidio en la catedral de Notre-Dame de París baldó la vida de Vasconcelos y cerró una edad de las pasiones mexicanas. Su obra más famosa y conocida es tal vez un libro que ha conformado el pensamiento político latinoamericano: “La raza cósmica” (1925). En ella expresa una fuerte crítica contra el racismo que desde el siglo XVI ha intentando justificar la sumisión de América Latina ante Europa y Estados Unidos. Fue profesor de la Universidad de Chicago; profesor huésped en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la Plata, y rector de la Universidad de Sonora. Se le otorgó el grado de doctor Honoris Causa por las universidades Nacional Autónoma de México y de Puerto Rico, Chile, Guatemala y El Salvador. Fue investido como miembro fundador del Colegio Nacional el 15 de mayo de 1943. Antes de morir en la ciudad de México el 30 de junio de 1959, público sus últimas obras: “Lógica orgánica” y “Todología”. José Vasconcelos es, sin duda alguna, uno de los intelectuales más importantes de México.

VÁZQUEZ GÓMEZ FRANCISCO

El doctor Francisco Vázquez Gómez nació el 23 de septiembre de 1860 en Tula,

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estado de Tamaulipas, en un lugar conocido como El Carmen. Fue allí donde estudió la escuela primaria. En el año 1880 se cambió de residencia para ir a vivir a Saltillo, y pudo inscribirse en el “Ateneo Fuente”, donde cursó la preparatoria; más tarde decidió vivir en la ciudad de México. Una vez instalado en la capital del país, logró ingresar a la Escuela Nacional de Medicina, en el mes de enero de 1884. Al año siguiente, el general Porfirio Díaz le otorgó una beca que a la postre le permitió recibir su título de doctor en medicina en marzo de 1889. Se casó con la señorita Guadalupe Norma en septiembre de ese mismo año. Ejerció

su profesión en Jalapa y realizado estudios de posgrado en Europa; también fue el médico personal del presidente Porfirio Díaz. Cuando se realizaron las elecciones de 1910, era el candidato a la vicepresidencia en la planilla de Francisco I. Madero. Al lograrse la paz mediante los Tratados de Ciudad Juárez, ingresó al gabinete como Secretario de Relaciones Exteriores, pero en el gobierno de Francisco León de la Barra se le nombró titular de Educación Pública.

VILLA FRANCISCO(Villa Pancho)

A través del tiempo se han contado sobre Francisco Villa numerosas aventuras en las que se le muestra como un hombre valiente y generoso, pero cruel e intolerante también. Caudillo revolucionario mexicano. Nació el 5 de junio de 1877 en el rancho Río Grande, partido de San Juan del Río, Durango, como miembro de una familia muy humilde. Su verdadero nombre Doroteo Arango Arámbula, era hijo de Agustín Arango y Micaela Quiñones. Huérfano de padre desde muy joven, y como su familia no tenía recursos, no pudo acudir a la escuela y creció dedicado a las labores del campo y al peonaje en haciendas de Durango (hacienda de Cogojito) para sostener a su madre y hermanos. Su leyenda empieza cuando apenas contaba con 16 años, tras matar a un funcionario del gobierno que había violado a su hermana, se dedicó al bandolerismo y logró cierta popularidad al distribuir entre los pobres parte del producto de sus asaltos. Otras versiones apuntan que uno de los dueños de la hacienda donde él trabajaba como agricultor, atentó contra su hermana mayor, que era niña, y Villa lo hirió de tres balazos, huyendo al monte para evitar su castigo y se cambió el nombre constantemente. Arango fue perseguido y encarcelado, pero logro huir de la prisión y se hizo bandolero, cambiando su primitivo nombre por el de Francisco Villa, que adoptó de su abuelo paterno. Su padre se apellidaba Germán; Agustín Arango su padrastro, que lo crió y lo adoptó, le puso el nombre de Doroteo Arango, dándole su apellido. Agustín Arango era a su vez hijo natural de Agustín Villa, abuelo paterno del muchacho. Pese a que un tiempo trabajó como minero y en otro, como albañil, la justicia seguía persiguiéndolo, por lo que

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volvió al robo y se hizo abigeo o “roba vacas”. Su vida como fugitivo le permitió conocer muy bien los caminos y veredas de las sierras de Durango y Chihuahua, y adiestrarse en el manejo de las armas. Su valor y audacia tuvieron siempre en jaque a las fuerzas destacadas en su persecución, por lo que el gobernador de Chihuahua, Abraham González, lo considero elemento valioso para la revolución que preparaba Madero, contra el gobierno de Porfirio Díaz. Abraham González llamó a Villa y lo comprometió a luchar por la revolución, para lo cual le proporcionó armas y dinero; consiguió hombres y caballos. El 20 de noviembre de 1910, influido por la rebelión de los peones de su estado natal, se levantó en armas contra Porfirio Díaz cuando Madero proclamo el plan de San Luis Potosí y se unió a él, junto con sus hombres, en El Paso. Se dio a conocer por su audacia y capacidad para reclutar gente, y sobre todo por su participación en la ocupación de Ciudad Juárez. Operó en el sur de Chihuahua y el norte de Durango, asaltando especialmente a los trenes federales que llevaban tropas al norte, para combatir a los revolucionarios. Al asumir Madero el gobierno de la república, Villa depuso las armas, como casi todos los revolucionarios de entonces, nuevamente se dedico al comercio de ganado, pero volvió a tomar las armas para defender al gobierno de Madero. Estuvo en la cárcel acusado de robar una yegua pero escapó (se asegura que con la ayuda del propio presidente). Pese a todo, el general Victoriano Huerta le juzgó por insubordinación y lo condenó a muerte, aunque le fue conmutada la pena. Escapó de prisión en 1912 y cruzó a El Paso, de donde al año siguiente pasó a las montañas de San Andrés. Poco a poco formó un ejército de unos tres mil hombres con el que se adhirió al plan de Guadalupe tras el asesinato de Madero en 1913. Villa se unió a Carranza contra el usurpador Huerta, y en vista de que ya había alcanzado renombre por su audacia y valor, los jefes revolucionarios de Chihuahua, Coahuila y Durango lo proclamaron jefe de la división del norte, que llegó a ser la más poderosa entre los ejércitos revolucionarios. En una fulgurante campaña combatió a todas las fuerzas de guarnición federales del norte de México y tomó Torreón y Ciudad Juárez. Con el apoyo del gobernador de Sonora y en menos de ocho meses conquistó el estado de Chihuahua, del que se proclamó gobernador. Entre 1913 y 1914 tomó parte en célebres batallas que ayudaron a derrocar a Huerta, como las de Chihuahua, Torreón y Zacatecas. En 1914 derrotó definitivamente a las fuerzas federales, en San Pedro de las Colonias, y tomó Zacatecas y Ojinaga, e inicio el avance victorioso hacia el sur del país. Sin embargo, el grupo villista tuvo diferencias con Carranza, quien citó a una convención de las fuerzas revolucionarias, para limar asperezas entre ellas, sin lograr su objetivo, pues Villa se apoderó de la Soberana Convención, en Aguascalientes, y rompió relaciones con Carranza, nombrando a un nuevo presidente de la república y desconocieron a Carranza. Una ilusión compartían con él sus hombres: hacer del país una república con base en la pequeña propiedad, autócrata y autosuficiente. Puso en práctica su utopía, con éxito hasta que cayó en desgracia al oponerse, por principios agraristas, al máximo jefe constitucionalista, Venustiano

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Carranza. “El centauro del norte”, como se le llamaba2, enfrentó el acoso de las fuerzas federales, quienes no se detenían en su búsqueda. Villa se enemistó con el jefe del ejército constitucionalista, Carranza, al ver que éste se separaba de la línea revolucionaria, y se unió a los zapatistas para tratar de derrocar a Carranza, pero no fue posible. Villa tomó, con su aliado Emiliano Zapata, la ciudad de México. Poco después, él y Emiliano Zapata entraron a la capital e impusieron a Eulalio Gutiérrez como presidente. Carranza tuvo que huir hacia el puerto de Veracruz, y su respuesta no se hizo esperar; entonces el sonorense Álvaro Obregón, jefe de las fuerzas de Carranza, llamadas constitucionalistas, en 1915 empezó a abatir a las de Villa, llamadas convencionistas, hasta lograr aniquilarlas; y Villa, derrotado en la famosa batalla de Celaya (donde Obregón perdió un brazo), y en las batallas de León y Trinidad, se vio obligado a retirarse hacia el norte. A partir de entonces, Villa mantuvo una guerrilla en Chihuahua. Buscó el reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos, que apoyaba a Carranza, para su gobierno y como no lo consiguiera, como represalia en 1916 atacó a la población fronteriza de Columbus, Nuevo México, donde cometió depredaciones, por lo que el presidente estadounidense ordenó perseguirlo en territorio mexicano. El general norteamericano Pershing entró a territorio mexicano, persiguiéndolo, sin alcanzarlo nunca; esta “expedición punitiva” para tratar de localizar a Villa, provocó serias dificultades internacionales. La expedición no tuvo éxito y fue retirada, pues estos soldados estadounidenses debían ir a combatir a Europa, en la primera guerra mundial. Villa se escondió y abandonó la beligerancia. Carranza fue muerto en 1917, al parecer por sus mismos aliados antiguos, los sonorense, y entonces, en julio de 1920 Villa depuso las armas en la convención de Sabinas y, amnistiado por Adolfo de la Huerta, se retiró a Durango, a vivir pacíficamente en la hacienda de Canutillo, Durango, otorgada por el gobierno, cerca del límite del estado de Chihuahua, a cuyo Mineral (o Hidalgo) de (l) Parral hacía viajes. En uno de esos viajes, el 20 de julio de 1923, Villa fue asaltado en el automóvil en que iba con sus lugartenientes; murió asesinado por sus enemigos políticos. Además de haber sido uno de los revolucionarios más notables, se distinguió también por sus aires de conquistador. Algunos afirmaban que había tenido 18 mujeres; otros que habían sido 75. Esta cifra parece muy exagerada para un hombre que estuvo en constante movimiento en la revolución, al mando de 40 mil hombres viajando del norte al sur. Todas las mujeres de su vida duraron poco con él. Algunas de ellas dijeron que su historia con el general Villa fue triste. Posiblemente el gran amor de su vida fue Luz Corral, a la que conoció cuando ella tenía sólo 17 años y atendía una tienda de abarrotes. Villa se casó con ella a principios de la lucha revolucionaria. Otras mujeres que reclamaron el título de legítimas esposas del “Centauro del Norte” fueron Juana Torres, Pilar Escalona, Austreberta Rentería, Asunción B. María Amalia Baca, Soledad Seáñez y María Anaya. Muchas otras convivieron con él sin casarse, como Guadalupe Coss. Algunas de estas mujeres únicamente aspiraron a tener un hijo suyo. Cuando Pancho Villa saludaba a alguna, en seguida provocaba la envidia de las

2 A sus hombres en la División del Norte se les conocía como “Los Dorados de Villa”.

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que estaban cerca. Los amoríos de Villa se convirtieron en leyenda, probablemente de ahí surgió el dicho “como Pancho Villas con sus (dos) mujeres (viejas) a la orilla”.

ZAPATA EMILIANO

En la memoria de los mexicanos se vincula a Emiliano Zapata con las luchas agrarias del país, ya que durante el proceso revolucionario encabezó con decisión y valentía las demandas de los campesinos y la defensa de sus derechos, particularmente los de los pueblos indígenas de Morelos. Líder revolucionario, general del Ejército Libertador del Sur, y reformador agrarista mexicano, Emiliano Zapata Salazar nació en San Miguel Anenecuilco, Morelos, muy cerca de Villa de Ayala, el 8 de agosto de 1879. Hijo de campesinos, sus padres Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, desde su niñez supo cómo

vivían los labriegos de la región. Conoció sus problemas y los sufrió en carne propia. Era entrenador de caballos. Además de aprender las tareas del campo, fue también arriero Aprendió a leer y escribir gracias al profesor Emilio Vera. Inicio desde muy chico la lucha agraria contra los terratenientes porfiristas. Desde muy pequeño Zapata mostró carácter voluntarioso y decidido; ya desde entonces se encauzó para libertador. Imitó el vestuario de su tío Cristino Zapata poniendo monedas en su atuendo, como lo hicieron “los Plateados”; con esa misma rudeza le dijo a su padre que habría de recuperar las tierras que los hacendados de Morelos les quitaban a los campesinos3. Emiliano, aunque muy pequeño, no contuvo la rabia y el dolor al ver a su padre despojado de sus tierras a favor del patrón durante los años del latifundismo porfirista; siempre expreso pensamientos sociales y su rebeldía ante lo injusto. En 1908, cuando tenía 27 años, como castigo por asistir a algunas reuniones en las que se intentaba defender a los campesinos de los robos y malos tratos de algunos hacendados, el gobierno porfiriano lo presionó para que se integrara al 9° regimiento de Cuernavaca. Se unió al ejército, fue soldado raso, y allí, además de conocer de cerca las maniobras militares, tuvo la oportunidad de tratar a algunos hombres importantes del porfiriato. Precisamente, por su destreza para cuidar caballos, pronto lo asignaron como caballerango de Pablo Escandón, jefe del estado mayor de Porfirio Díaz, y luego de Ignacio de la Torre, yerno de Díaz, en la ciudad de México; en siete años obtuvo el grado de sargento. El 12 de septiembre de 1909 autorizaron su baja y para defender las tierras del pueblo de los abusos de los hacendados, lo eligieron presidente de la Junta de Defensa de las Tierras en Anenecuilco. Abogó por la restauración de las tierras comunales confiscadas por los hacendados. Como los campesinos poseían títulos de propiedad, Emiliano consiguió entregárselas y se dispuso a defender esta conquista con las armas en mano. Campesino mestizo, en defensa de los

3 “Cuando crezca le quitaré las tierras a los hacendados para volverá a su dueños originales, a los indios y campesinos que nacieron aquí”.

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derechos de su pueblo a las tierras, “la tierra es de quien la trabaja”, reclutó un ejército de peones, en buena parte indígenas de los pueblos y las haciendas de Morelos, y con el grito de guerra “Tierra y Libertad”, se unió en 1910 a la revolución mexicana de Francisco Ignacio Madero, cuyo objetivo era derrocar al régimen de Porfirio Díaz, de esta manera se convirtió en el líder revolucionario del estado de Morelos. Entre 1912 y 1919, Zapata continuó su lucha por la tierra y libertad, rebelándose contra todo aquel que se opusiera a su Plan de Ayala, donde él y los suyos dieron a conocer los motivos de su lucha; en este documento anunciaron que los pueblos con títulos de propiedad ocuparían las tierras y las defenderían con la fuerza de las armas. Asimismo, aseguraban que pelearían hasta vencer o morir. Los zapatistas defenderían su resolución contra los gobiernos de Madero, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza. El estado zapatista obtenido después de la revolución de Madero se localizó en el sur de Morelos, donde existía más conciencia proletaria que ya tenía resultados. Una vez acordada la paz, Zapata se negó a entregar las armas hasta no ver atendidas sus exigencias agrarias. Madero al sentir que perdía poder en Morelos, comenzó a reprimir y limitar concesiones; sin embargo, Zapata insistió en las reivindicaciones y luego contra la revolución burguesa disfrazada de revolución. Zapata perdió la confianza en Madero, quien asumió la presidencia en 1911, y se declaró en su contra, formulando su propio programa de reforma agraria (conocido con el nombre de Plan de Ayala), mediante el que pretendía redistribuir la tierra entre los campesinos e implantarla a nivel nacional. Durante las presidencias del dictador Victoriano Huerta (1913-1914), Carranza, Villa y Zapata establecen una alianza derribándolo del poder considerándolo indigno; y en la del presidente constitucionalista Venustiano Carranza (1914-1920), Zapata siguió manteniendo sus actividades guerrilleras en contra del gobierno, extendiendo su poder por todo el sur de México. Junto con Francisco Villa, que había aceptado el Plan de Ayala, entró a la ciudad de México en 1914. Al año siguiente, Zapata se retiró a Morelos, donde continuó defendiendo sus posiciones, frente a las tropas constitucionalistas. Liquidaron el latifundismo y repartieron la tierra; confiscaron los ingenios y una gran empresa papelera, y los pusieron a trabajar en benefició de la población; fundaron un banco agrícola y abrieron numerosas escuelas primarias y para adultos; reorganizaron la vida política de los municipios, dando impulso a la organización tradicional de los campesinos y creando comités de vigilancia. Durante muchos años la rebelión se extendió, además de Morelos, por los estados de Puebla, México, Guerrero, y aun Oaxaca (principalmente en las zonas donde existían comunidades indígenas a las que los latifundistas les habían quitado o comprado sus tierras). El zapatismo, y Zapata en particular, se convirtieron así en el símbolo del agrarismo. La burguesía se siente amenazada. Carranza le hace promesas a Zapata, que nunca cumple. Como el tiempo pasaba y no era posible vencer a los zapatistas, se creyó necesario tender una trampa a su líder para tratar de acabar con el movimiento. Carranza se siente amenazado y comisiona a Pablo González, su general fiel, a tender una trampa en contra de Zapata. El 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, Morelos, Zapata murió asesinado (acribillado por

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las balas) en una emboscada a su llegada al encuentro, organizada por un agente de Carranza, el coronel Jesús Guajardo, quien lo engañó haciéndose pasar por gente de su confianza y que “quería cambiar de bando”, y aunque Zapata lo puso a prueba, no pudo darse cuenta de su engaño. En medio de un calculado montaje que el general González venía tramando desde hacía varias semanas y en el que se valió de los oficios del coronel Jesús Guajardo, quedó enredado fatalmente el líder revolucionario. Los testigos aseguraron que los hechos sucedieron pasadas las 2 de la tarde del 10 de abril, fecha en que tanto Zapata como Guajardo, a consecuencia de su reciente “alianza”, se disponían a definir las acciones futuras en contra del gobierno de Carranza. La cita era en la hacienda de Chinameca, lugar donde Guajardo afirmó que se encontraba escondido un importante depósito de municiones. Cuando Zapata, junto con los 10 hombres que lo escoltaban, arribaron a la hacienda, fueron recibidos en la entrada por una guardia que aparentaba rendirle honores; no terminaron de introducirse en el lugar cuando sin más, aquellos hombres descargaron sus armas contra el contingente. Apenas quedó inerte en el suelo, los hombres de Guajardo levantaron el cuerpo de Zapata y lo resguardaron para, horas más tarde, llevarlo a la localidad de Cuautla y exhibirlo a los pobladores como prueba de su triunfo; antes se lo presentaron al mismo general Pablo González, quien vio con beneplácito el positivo resultado de su planvi. La tarde del 12 de abril fue conducido el cadávervii del máximo líder del Ejército Libertador del Sur al panteón municipal de Cuautla, situado en la calle de Trincheras de Ordieza. El asesinato causó una enérgica condena de la opinión pública y de gran parte de los propios sectores constitucionalistas; no obstante, después de su muerte, continuó la lucha campesina. Zapata ha sido idolatrado por los campesinos y por la gente del pueblo como reformador revolucionario y héroe; su vida ha inspirado innumerables leyendas y corridos populares: “Miliano”, como lo llamaban cariñosamente en su tierra morelense, “no ha muerto”, decía la gente, alguien señalo en ese entonces que el cuerpo no era de él, sino de su compadre Jesús Delgado, tan parecido a él que lo había sustituido en el encuentro de Chinameca para evitar su asesinato. Otros confirmaron: al cadáver le faltaba un lunar, era más pequeño o más moreno. Se dijo que había huido por Acapulco hacia Arabia, bajo la protección de un compadre árabe y que regresaría para liberar a los indígenas y a los campesinos. Aseguraron haberlo visto galopar en las noches de luna llena por Anenecuilco, su tierra natal.

ZÚÑIGA Y MIRANDA NICOLÁS

Famoso por haber sido durante muchos años el único candidato de oposición que permitió el general Porfirio Díaz. Zúñiga, un personaje destacado por su excéntrica personalidad que raya en la locura, se presentó por primera vez en la elección de 1896. Antes de dedicarse a la política, estudiaba leyes y se desempeñó en la geología. Hizo varias predicciones sobre terremotos terribles y erupciones volcánicas. En 1887 acertó con un temblor el 24 de mayo; los otros intentos fueron un fracaso. En sus inicios se

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declaró anti-reeleccionista. En 1892 fue detenido en la cárcel de Belem por participar en una manifestación anti-reeleccionistas y al año siguiente, otra vez fue aprehendido por su oposición al régimen porfirista. Algunas personas sostuvieron que los rigores de la prisión incidieron en su salud mental. A pesar de sus desvaríos logró reunir suficientes partidarios. Después de perder en las elecciones de 1896, su locura se hizo más notable. Hasta Porfirio Díaz pidió que lo dejaran en paz. Se lanzó a candidato en todas las elecciones y las de 1917 no fueron la excepción. Después de perder en cada uno, siempre enviaba una protesta formal al congreso.

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i Al general Francisco Villa le dio mucho gusto enterarse que su genio artillero quería volver a la lucha: “Lo admiro como uno de los hombres más honorables de mi patria y nunca he dejado de pensar que el país lo necesita. Por lo tanto lo recibiré con los brazos abiertos, con el afecto y el respeto con que siempre lo he tratado. Si alguna vez le dije que no podía quedarse en la Revolución debido a los tiempos fatales que iban a venir, eran palabras sinceras dichas de buena fue porque para sufrir las calamidades que he tenido que soportar en los años pasados hubiera usted necesitado un corazón de hierro. Nunca lo mancharé a usted-hombre de conciencia-queriendo imponer mi propia voluntad porque solemnemente lo invito a ayudarme a establecer un gobierno civil, emanado de la voluntad popular, que dé garantías a la Nación y nosotros como militares lo obedeceremos y caminaremos a la altura de nuestro deber para no mancharnos como hizo el ejército que traicionó al gobierno del pueblo, mancha de la que usted está libre, porque tengo la satisfacción de asegurarle que cuando vea claramente el destino de mi Patria no pediré nada para mí y usted estará orgulloso de mis actos. Siempre escucharé con prudencia su consejo, porque le repito que admiro su honor y su cultura, y aunque puedo haber obtenido el control del ejército […] no me avergonzaría de servir como soldado bajo su mando”.

ii Uno de los oficiales que dormía con él relato: “La cabaña entera parecía hundirse acribillada a tiros y a insultos. Ignoro cuánto tiempo permanecí echado contra el suelo, tratando de cubrirme la cabeza con los brazos. Un temblor nervioso me sacudía, y el sonido de mis dientes, chocando unos contra otros, furiosa y desatentadamente, concluyó por llenarme de pánico. Después de un largo rato cesaron los disparos y la puerta se vino abajo. En el hueco aparecieron, iluminados por linternas, 5 soldados apuntándonos con sus rifles. Levanté las manos y miré hacia el rincón donde habían dispuesto el lecho de campaña que ocupaba el Viejo. Se hallaba tendido rígidamente de espaldas con los anteojos puestos. Una de sus grandes manos colgaba fuera y la sangre enrojecía el dorso y escurría por los dedos. No sentí indignación, ni dolor, sino asombro. Con las manos levantadas avancé descalzo-eran sólo 4 o 5 pasos-hasta la cama del presidente. Su rostro no revelaba agitación. Se había cerrado al exterior y sólo sus ojos inhumanos, de máscara, medio velados por los cristales de las gafas, indicaban que el Viejo había muerto”.

iii “Usted, Félix, estaba ligado por dos pactos: el del general Huerta que autorizó usted con su firma, y el mío, que selló únicamente con su honor. El primero podía usted romperlo de acuerdo con el presidente. El segundo fue de esos que no se pueden tocar sin convertir en añicos la gratitud y el pundonor. Yo fui Ministerio de Guerra, y no se lo debí a usted, sino a la Revolución de la Ciudadela. Colocaron a Aureliano Blanchet en mi lugar. A esa misma Revolución debieron Rodolfo Reyes, la Cartera de Justicia, y usted su salida de la prisión y su candidatura presidencial” (acciones orquestadas por Mondragón).

iv “Ahora bien ¿quién es el verdadero autor del movimiento revolucionario del 9 de febrero? ¿Usted o yo?... Que responda la opinión imparcial de la República. Nadie ignora, Félix, que yo fui quien concibió el pensamiento de la Revolución; que yo mismo comprometí mi oficialidad; que yo asalté los cuarteles de Tacubaya y formé las columnas que se dirigieron a la Penitenciaria y al Cuartel de Santiago. Que yo abrí las bartolinas en que se encontraban el general Bernardo Reyes y usted; que yo los libere; el desastre en Palacio Nacional fue por error de Bernardo Reyes (quien murió en el ataque) y la impericia de usted, yo reuní la fuerza dispersa y ataqué la Ciudadela, y los rendí; construí parapetos, abrí fosos, levanté trincheras y dirigí operaciones militares. En una palabra: yo fui el todo durante los días de la Decena Trágica”.

v “No debiera extrañarme la conducta del consejero que ha escogido usted (Aureliano Blanchet, otro de los conspiradores contra Francisco I. Madero; en la carta no se menciona que se autoexiliaba en España). Pero usted, Félix, debe detenerse en la peligrosísima pendiente en que resbala sin sentirlo. Ayer confió la dirección del órgano político a quien atacó con más encarnizamiento al general Porfirio Díaz. Hoy colabora en la expulsión del que forjó la personalidad que ostenta usted. O sea yo. ¿Cree usted que por tales escalones se asciende indefinidamente? No, señor; el éxito no coincide nunca con la ingratitud. Se liga a Rafael Zayas Enríquez, que ultrajó cruelmente al padre de usted y atacó fiero a su tío, don Porfirio (Rafael Zayas Enríquez, al que se refiere el dolido Mondragón, es recordado porque hizo público el famoso telegrama enviado por Porfirio Díaz al entonces gobernador de Veracruz con la orden: ‘Mátalos en caliente’). Así es la vida, así es Rodolfo Reyes, así también ha sido usted. Pero antes de partir, ante la diferencia entre su conducta y la mía, le recordaré que el 13 de junio, cuando escribí mi renuncia, usé esta palabra: solidaridad, que usted no conoce. Y no me refiero al Pacto de la Ciudadela, sino el otro pacto, el no escrito, el celebrado bajo la fe de lealtad con quien tuvo el gusto de romper los hierros de su cautiverio y labrar el pedestal de su personalidad actual… Recuerde, usted no llegará donde desea porque está agonizante, casi muerta su llama de la popularidad”.

vi Todo inició cuando el general González tuvo conflictos con Guajardo, quien el parecer se emborrachó, lo que le mereció una fuerte llamada de atención por parte de su superior. Esto generó un distanciamiento entre ambos; la situación de las discrepancias llegó a oídos de Zapata, quien aprovechó para enviar una carta a Guajardo invitándolo a colaborar con la causa revolucionaria; sin embargo, la misiva fue interceptada por el general González, quien manipuló y presionó a Guajardo para simular una alianza y así unirse al ejército de Zapata. Puede pensarse que Zapata se descuidó, pues incluso puso varias trampas a Guajardo que éste pudo sortear y hasta un caballo le obsequió.

vii El cuerpo fue depositado en una fosa muy profunda, por orden del general Pablo González Garza, para evitar que los zapatistas trataran de exhumar los restos y trasladarlos a otro lugar. En su tumba se levantó un monumento dedicado al apóstol con un ángel que sostiene un pergamino donde se lee: “Plan de Ayala. Noviembre de 1911. La tierra libre para todos es el ideal de la Revolución. El hombre representativo de la Revolución popular, el apóstol del agrarismo, al vidente a quien jamás abandonó la fe, al inmortal. Dedican este homenaje sus compañeros de lucha. Villa de Ayala, Tlatizapán. Anenecuilco1879-Chinameca-1919”.