1 urbana fogwill-rodolfo(autosaved)

7/24/2019 1 Urbana Fogwill-Rodolfo(Autosaved)

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rodolfo enrique fogwill

urbana

claro que es redundante llamar urbana a una novela. hoy toda novela es urbana: la ciudad,que es su agente, compone a la vez el fondo de todo lo que sucede. ms cuando ni senombra y ms an cuando el relato figura una escenografa sin ciudades ni casas ni msvida colectiva que la que pueda hallarse en los recuerdos y en los dilogos interiores del

presunto personaje: al parecer, slo puede escribirse con las palabras de la ciudad. culessern...! no est al alcance de una novela determinarlo. esta era una historia de personajessin cara y termin como un relato de personajes sin caras ni nombres. idealmente debaeludir cualquier acontecimiento, pero en tal caso nadie la habra editado y no habraencontrado un lector. rimando, puede afirmarse que los lectores acuden a la novelasedientos de acontecimientos. algo ha de estar indicando esto: quizs haya tanta demandade que en un te"to sucedan cosas porque se descuenta que nada suceder entre el te"to ysu lector. pero los editores dominan el arte de administrar la medida justa que puededefinirse como la presencia de un m"imo de acontecimientos en el te"to y ninguno porefectos de la lectura. con ello consiguen que el lector termine de consumir manteniendointactas sus cualidades ms preciadas: su poder de compra y el hbito que lo llevar a

pagar por algn nuevo ttulo de esa coleccin. idealmente, un da la industria terminarpor librarse de los autores. mientras tanto, se insiste en narrar como si nada estuvieseocurriendo.


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alguien dijo que si hubiera un fondo secreto y comn al alma de todo periodista bastaraasomarse a $l para dar con un libro hecho de sue%os.

podr ser un proyecto en vas de composicin, o una obra concluida que empieza adescomponerse a causa de una correccin vacilante y miedosa.

o quizs ya fue multiplicada y en algn despacho se apilan carpetones y fotocopiasaguardando el desenlace de un concurso que arrancar del anonimato al librito y a suabnegado compilador.

sucede a veces que uno muere y al inventariar sus pertenencias en busca de esas cosas delas que se dice que &por ahora conviene no tirar&, aparece un objeto de tapas de cuero conel lomo sobrepujado en media ca%a e impreso en relieve dorado que hasta por su

emplazamiento entre los mejores tomos de la biblioteca parece una edicin especial y esapenas el eterno ejemplar, nico resultado de tantos sue%os que el muerto, en vida, fuedesgranando en su tiempo libre, tal vez anticipando ese momento revelador:

'saban que p haba escrito un libro...!

'nooooo...( )no te lo puedo creeeeer...(

's cre$melo( )yo este mismo domingo voy a ponerme a leerlo...(

'habra que llamar a alguien que entienda un poco para ver si no conviene hacer que lopubliquen. )a $l le hubiera gustado tanto...( vamos a mirarlo...!

's... pero no se lo vayan a llevar, y por si alguien lo quiere hojear voy a dejarlo siempreah: en mi mesita de noche, justo a la derecha del velador, donde apunta justo la luz de lapantalla.

y all, apenas a unos metros del saln donde yace el cuerpo sin vida del autor, yace sulibro acariciado. el tambi$n, a su manera, velado por la luz mortecina de la bombilla delvelador: cuarenta vatios intiles, velando y envejeciendo ese volumen de ciento veintepginas que jams nadie ir a leer.

y el muerto, el desvelado acariciador de aquel sue%o de consagracin encuadernado encuero, no era periodista. ni siquiera peronista era.

era perito agrario: un ttulo profesional insignificante.

a alguien le gustara ser un perito agrcola! queda en el mundo alguien que piense queuna poltica educacional que destina recursos del estado a la formacin de este tipo det$cnicos merece reconocimiento...! si queda, que se lo reconozca al primer gobierno del


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general pern que fund las llamadas universidades agrarias donde e"tendan ese ttuloprofesional. o que se lo agradezca a dios, tal como hiciera durante a%os el finado, quetuvo la fortuna de graduarse en #*++ en vsperas del alzamiento del general lonardi.

porque este segundo militar 'und$cimo de la serie de veintis$is generales que

presidieron la repblica' a poco de ocupar el poder se ocup de erradicar esasuniversidades chotas que haba diseminado el colega que lo precedi en el cargopresidencial.

&diseminado& es una palabra chota. en cambio &choto& y &chota& son adjetivos de unaeficacia comparable a la de las figuras ms felices de la lengua coloquial del pas.

en verdad eran chotas esas universidades que el peronismo disemin por lascircunscripciones donde sus partidarios no alcanzaban a completar la media electoral desu partido.

en la provincias, en las zonas donde el partido justicialista que responda a pern noconsegua la meta de dos tercios del padrn que el megalmano militar persegua parahumillar a sus opositores, la marca ford integraba casi la mitad del parque rodante. la otramitad se compona de unidades de la marca chevrolet y poqusimos despistados aparecanal volante de pontiacs, buics, o de algn de soto de enormes paragolpes cromadosdesafiando la mugre de los caminos de la $poca.

las universidades agrarias, que a punto de concretar su plan de igualitaria distribucin deingresos disemin el primer gobierno peronista con la finalidad de provocar unadistribucin masiva de ttulos acad$micos, eludan los cromados y en verdad eranarquitectnicamente chotas.

sus edificios, largos prismas con paredes de ladrillo hueco, pura humedad y fro en suinterior, estaban techados con placas de madera aglomerada que se fijaban con clavos alas mismas viguetas de pino del tejado ornamental.

por eso bastaba una llovizna para que los techos, curvndose por la humedad, desplazarantejas y resquebrajaran cielorrasos abriendo vas de agua impredecibles. ora aqu, ora all,en las horas de clase de los das de lluvia, profesores y alumnos iban por las aulastratando de eludir esas goteras migratorias que siempre aparecan en el lugar menosesperado.

no slo arquitectnicamente: tambi$n eran pedaggicamente chotas esas instituciones decapacitacin rural. quizs al fundarlas, sin perder de vista su meta electoral, el peronismodebi asignarles alguna funcin como campo de ensayos donde poner a prueba latolerancia de docentes y alumnos a las rutinas sin sentido constantemente interrumpidaspor calamidades que hasta el ms inepto de los chacareros sera capaz de prevenir.

profesionales temerosos de la competencia y la supremaca del ms fuerte que se%oreabatambi$n bajo el capitalismo beneficente de aquellos a%os, elegan la docencia creyendo


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que el ejercicio de la ctedra y un peque%o salario fijo los pondra a reparo de los azaresde una sociedad inestable. pobre gente: no una tormenta, sino una nfima llovizna bastabapara ridiculizar sus clases magistrales dictadas con el paraguas abierto sobre el escritorio.

y ellos, con sus zapatos y bocamangas estucados de barro, posaban escrutando techos y

paredes con una parte de la mente ocupada en el tema de clase y otra intentando adivinardnde aparecera la gotera de esa tarde.

as, en los crudos inviernos de provincia, siempre terminaban con sus trajes dominguerosarrugados por la lluvia, llevando bajo el brazo sus manuales de trigonometra esf$rica ygen$tica ovina convertidos en esponjas de papel y mirando con resignacin a los alumnosque se desplazaban por el aula en busca de un reparo de los azares de la naturaleza y de laimprevisin.

eran muchachos de clase media, hijos de funcionarios, profesionales y chacarerosafortunados de la pampa hmeda.

pero mejor no referir la e"presin &hmeda& en presencia de quien haya cursado estudiosen esas universidades chotas, para no devolver a su memoria la imagen penosa 'chota'de los anocheceres de invierno mal alumbrados a causa de las falencias de la redenerg$tica del pas, que las usinas locales nunca terminaban de suplir con dnamosasistidos por calderas de vapor y motores diesel conseguidos en los desguaces de laantigua flota de mar.

qui$n busca la piedad! nada de esto inspirar piedad a los hombres del siglo veintiuno.tampoco en ella se inspiraron los generales de #*++, gente dispuesta a todo salvo adistraerse en consideraciones est$ticas y pedaggicas en el momento de tomar decisiones.

a los seguidores de los generales lonardi y aramburu les bast aplicar sobre esase"crecencias de la precariedad la misma poltica de tierra arrasada que se trazaron paratodas las instituciones fruto de la mana distribucionista del general que los precedi.

algn e"agerado se dio a quemar bibliotecas y a desmontar cubculos de maderaaglomerada, que, pese a la humedad , tambi$n ardieron sobre las brasas de vigas de pinoy durmientes de quebracho cubriendo con sus cenizas los escombros de unas paredesinestables, fciles de derrumbar.

pero la mayora, sin quemar ni someterse al espectculo penoso 'choto' de la miseriaardiendo, se limit a transferir la propiedad de las tierras que ocupaban esas chotasuniversidades a las reparticiones municipales encargadas la recoleccin de residuosurbanos.

no por piedad, sino por ese principio castrense que entre los militares predispone a unasuerte de solidaridad hacia cualquier prctica intil que parasite la riqueza pblica,burcratas y docentes que haban buscado en la parodia acad$mica sustento y seguridadfueron indemnizados con seis sueldos, sus correspondientes aguinaldos y vacaciones


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pagas, ms una serie de plus reglamentados para compensar las retenciones a las cuentasjubilatorias, sindicales, sanitarias y tursticas, que por entonces mermaban los salarios.

deba haber otras fuentes de retencin. en cuanto a los plus compensatorios, nadierecuerda la nmina completa. estaba el plus de ruralidad, que se agregaba a los salarios

de quienes deban desempe%arse a ms de cien ilmetros de la capital del pas, el dededicacin, que slo cobraban quienes cumplan un turno de cuatro horas o mayor, y elllamado plus acumulativo, que se adjudicaba a quienes haban obtenido un incremento dems del veinte por ciento de su sueldo neto como resultado de la suma de los restantesplus.

en ciertas zonas rega un plus especial. lo llamaban &laudo de servicios reconocidos& ysumaba el nueve por ciento al salario bruto de los que hubiesen completado el serviciomilitar sin sanciones, y a quienes cumplieran ocho horas mensuales de trabajosvoluntarios en los desfiles o en los servicios de asistencia social que organizabanmunicipios, sindicatos y delegaciones del partido gobernante.

esto suceda en una era pre-informtica. por entonces, liquidar los salarios aplicandotantas normas y calculando tan diversos coeficientes requera un adicional de mano deobra que el sistema educativo no alcanzaba a capacitar pese a las grandes inversionesvolcadas sobre educacin t$cnica y especializada.

por ello, no slo en la peque%a empresa, sino tambi$n en las industrias de gran escala yhasta en reparticiones estatales, los administradores se resignaban a un clculo globalestimativo, que, en esos buenos momentos de la economa, se someta al criterioconsensual de reducir al mnimo las mermas salariales y mantener los plus en un nivelcercano al de los m"imos coeficientes aplicables.

parecer mentira y en estos casos es intil decir que, sin embargo, es verdad.

pero es verdad: das despu$s, en la misma semana en que haban velado el cuerpo, y en lamisma casa donde apareci el coriceo volumen cuya concrecin desvel su tiempo libre,yace el libro bajo la luz apergaminada de un velador y pasan horas sin que manoshumanas, y ni siquiera una yema de dedo de mano humana, se disponga a hurgar entresus pginas mecanografiadas.

apenas nfimas patitas de insectos saltarines que convoca la luz recorren sin cesar ellomo, la tapa, y el encimado mazo de hojas que lentamente van amarilleando.

en los lugares donde el engrudo, al secarse , estir un borde del papel, se produjeronpliegues entre las hojas formando un tnel insignificante. all el te"to, por lo menos en losprimeros renglones del margen interno de la seccin del libro ms afectada por elencolado irregular, hace franco contacto con el aire y con la poca luz del velador quellega a filtrarse, apergaminando an ms el fondo blanco del papel.

pero ninguno de estos insectos se interesa por recorrerlo.


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son de una especie poco proclive a e"plorar oquedades: parecera que slo les interesa laluz.

ni pican a la gente: apenas molestan al humano posndose y escarbando poros en las

zonas ms sensibles de la piel.han de alimentarse de algunas protenas que el humano e"creta y es evidente que beben elsudor y se ba%an en los vapores de la nuca porque jams se los ve libar en flores, nihoradar tallos u hojas de plantas, o rondar la basura.

dios, que hizo a todos por igual, habr tenido sus motivos para disponer as a estosinsectos a los que llaman &cotorritas& y que tan fcilmente se pueden aplastar con layema.

no se sabe cundo puede ocurrir, pero hay un da en el que, sin propon$rselo, cada uno se

libra del hbito de aplastar cotorritas con las yemas, pisar hormigas y cucarachas con lassuelas y reventar ratones atolondrados por el veneno con el taco alto de las botas demontar. son seres que no vale la pena combatir porque siempre se las componen paramantener una poblacin estable, cuya magnitud slo vara con la temperatura, laintensidad de la luz, y el e"cedente de comida disponible.

habra que averiguar de qu$ se alimentaban las cotorritas antes su encuentro con laespecie humana iluminada por la electricidad. los entomlogos deben tener unae"plicacin y alguno de ellos ha de haber evaluado en el ne"o entre la evolucin de lapoblacin de estos dpteros y el desarrollo de la economa humana desde el arado a laelectricidad.

si pocas amas de casa alguna vez han reparado un velador, menos ser n las que hayanreparado en lo que significa para sus vidas el acceso a alumbrado el$ctrico. para lamayora de estas contemporneas la luz el$ctrica es algo tan natural como el aire, lasbebidas gaseosas y la poltica de urbanidad con que los hombres simulan acatar laigualdad de los se"os.

slo una minora de refle"ivas tendr conciencia de que la electricidad es una conquistareciente cuyas ventajas son del orden de la higiene y la practicidad y el bimestre decr$dito que conceden los proveedores del fluido. pero ni ellas ni los jefes de familiaadvierten que el sentido econmico de esta tecnologa guarda una ntima relacin con eseplus de higiene y comodidad que brinda la incandescencia regulada por un flujo constantede corriente voltaica.

entre las ventajas econmicas, se destaca que la lmpara de arco, y ms que ella, labombilla de filamento, y an ms los tubos y las ampollas de gases incandescentes,convierten la energa en luz minimizando en ese trmite la emisin de calor.

esto que parece una ventaja para los hogares, facilita la proliferacin de las verdes y


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sumisas cotorritas que pululan sobre las mesas de noche de las casas. su hacinamiento yproliferacin seran impensables en una humanidad alumbrada por la combustin directa:all terminaran ahogadas por el humo o carbonizadas por la llama, mucho antes deentregarse al juego aplastante de la yema de un dedo, o de morir naturalmente por unocasional descenso de la temperatura veraniega.

la electricidad es amiga de la gente dom$stica y de las poblaciones de dpteros. encambio, la brusca virazn del viento hacia el cuadrante sur, que para el habitante de laciudad parece una bendicin del cielo, es para la cotorrita un enemigo ms pernicioso queel ddt 'al que los insectos se adaptan en el curso de unas pocas generaciones' y msda%ino que el hbito de amasarlas entre el pulgar y el ndice como si fuesen bolillitas democo.

estas cosas jams conseguirn mermar las poblaciones que saltan y proliferan bajo lalmpara. si la agresin humana tuviese algn efecto sobre la poblacin de dpteros,difcilmente produzca un cambio, siquiera infinitesimal, en el equilibrio ecolgico entre

ambas especies.segn la creencia popular 'y a la vista de la banalidad de la prensa, no es imprudenteatenerse a las creencias del pueblo', dios hizo a los humanos tal como a las fotfilascotorritas veraniegas, y ellas y el hombre, en cierta forma de equivalencia, convivenverano tras verano.

no puede saberse si a semejanza del lector humano que necesita su energa t$rmicaluminosa para descifrar los signos de la tosca narrativa dominical, ellas buscan la luz porel calor y para mimetizar la fotosntesis que su costra quitinosa tan verde sugiere, o, si alrev$s, terminan tan cerca de la luz porque necesitan una pro"imidad humana para saciarsu hambre de protenas y su sed de solucin acuosa de sodio y calcio, que repondr losiones indispensables para alistarse a un nuevo salto.

'tac..(

salt otra cotorrita agregndose a esa mayora de insectos que nunca nadie aplastar: otroobjeto perdido entre los hilos del relato que se libra a su propio curso con la esperanza devolver a recogerlo en un haz y destejerlo recuperando fibra a fibra la trama que volver atorcer y a retejer hasta tensar la cuerda narrativa, los hilos del relato, el curso de lastramas curvndose bajo el peso de su mero transcurrir, lo atribuible, la red de lasmetforas, el encordado de la prosa, la tensin del clavijero sintctico, la resonancia de lacaja hueca de las ideas, la estupidez con todo lo que su armona infinita puede llegar acontener, y la afinacin del instrumento narrativo, y el breve te"to, y los te"tculos y lachotez de los te"tos de prensa.

hasta aqu la metfora &choto& se ha aplicado una docena de veces. en ciertos casos es tilclasificar: se ha usado seis veces en su versin msculina, otras tantas en g$nerofemenino, y una ms, en este prrafo, en un g$nero virtualmente neutro, que acude a lagrafa &choto& no para aludir a un objeto, ni para metaforizar una sensacin difcil de


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e"poner en un te"to de divulgacin o en un relato, sino para referir la e"presin &choto&.

eso comentaba un fillogo de la universidad de crdoba hacia el fin de un almuerzo, enmayo de #**. el hombre haba prescindido del postre. en cambio, sus dos acompa%antespidieron sendas porciones de un e"quisito postre que era especialidad del local.

'miren..( 'dijo' acaban de servirles peque%os penes a la peque%a vagina...

justamente, el mozo depositaba sobre la mesa dos platos de membrillos a la vainilla.

hubo elogios al postre y antes de que sirvieran el caf$ tuvo lugar a una charla sobre elrecurso metafrico al rgano copulador en el habla coloquial.

el muerto, el finado perito, tena una verdadera pasin por estas cosas. no era periodista,pero como se consideraba un intelectual, cultivaba la amistad de la gente de prensa ysiempre apareca por un bar donde el personal de redaccin de los medios suele

congregarse.la mayora de los parroquianos lo nombraba con su apodo, para diferenciarlo de autoresconocidos y de sus compa%eros de redaccin, a quienes, por razones institucionales,solan refererirse con el apellido, suprimiendo nombre y sobrenombre.

pero igual: si hubiera publicado su librito, algn habitu$ de ese tugurio le habra dedicadouna columna del suplemento, con todos los elogios de prctica.

entre los elogios que se escucharon en el velorio, un profesor de lenguas cont que elmuerto atesoraba en la memoria gran cantidad de curiosidades sobre el habla corriente ymanifest su esperanza de que, en alguna parte, las hubiese copiado y compilado.

infelizmente, la etapa ms activa de su vida haba transcurrido en una era preinformtica.de lo contrario, habra entradas en los archivos de sus unidades de memoria y sera fcilreconstruir ese hipot$tico tesoro que ahora estaba deletendose en el fondo de los rgidosdiscos neuronales de su cabeza muerta.

fue una de las nueras del muerto la que sugiri la posibilidad de que tal vez hubiera algoen el libro que haba escrito.

'escrito..! cmo...! tena libros escritos y nunca en la vida lo coment...! 'seasombraba un viejo de la inmobiliaria que todos los a%os lo acompa%aba a la feria dellibro de buenos aires.

's 'dijo una amiga de la nuera', ya encontramos uno... est en la pieza que era eldormitorio de los chicos...

pero en el libro no haba compilaciones. por la calidad de las tapas de cuero y el prolijoguillotinado del papel, cualquiera habra esperado una obra impresa, con portada, datos


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editoriales, prlogo y colofn. no haba nada de eso. el papel, de buena calidad, estabamecanografiado en tipos desparejos y en algunos prrafos las letras en tinta negra tenanun halo rojizo, probando que fue copiado con una cinta obsoleta, o con una mquinacuyas palancas y engranajes ya estaban fuera de registro.

registrndolo a medianoche, los dos de la cooperativa de cr$dito, 'gente culta, uno deellos era universitario' coincidieron en afirmar que se trataba de una especie de novelaque mereca una lectura cuidadosa. comenzaba con el relato de alguien que queraescribir en verano, pero viva atormentado por los insectos que, antes de la tormenta,formaban una nube alrededor de su lmpara de lectura y le recordaban escenas detormentos aplicados sobre peque%os animales en los galpones de una academia rural quecapacitaba a asistentes de veterinaria.

que haba algo perverso, dijeron como elogiando el te"to, pero la nuera debi tomarlocomo una falta de respeto al muerto, y, airada, les reclam el libro para devolverlo a sulugar, en el dormitorio.

la ltimas pginas amarilleaban en degrad$, desde abajo hacia arriba y de derecha aizquierda, como si desde el ngulo superior del libro hubieran derramado un caf$aguachento.

pero era una huella de la despareja o"idacin del papel que en algunos lugares debi estarms e"puesto al o"geno del aire y a la luz y el calor que aceleran sus efectos sobre lasfibras de celulosa.

lo mismo ocurre con los te"tos sobre el papel, algunos ms e"puestos que otros a lalectura, oscurecen ms, o se aclaran hasta terminar casi borrados de las pginas y de lamemoria.

el arte del encuadernador, y, ahora que todo se hace mecnicamente, el arte delencuadernador amateur, debe velar para que cada pliego del papel de la edicin quedee"puesto a niveles id$nticos de radiacin t$rmica y luminosa.

se trata de un ideal tan inalcanzable como el de la escritura, que a veces se empe%a porobtener un m"imo de e"posicin y otras busca preservarse de los agentes naturales deldesgaste. son los e"tremos que se corresponden con fuerzas antagnicas que, desde cadapunta, tironean del hilo literario.

'toiiinnnnng..(

la cuerda se tensa y vibra todo a lo largo, pero slo hay un punto, e"tremo delmovimiento ondulatorio, que determina la tonalidad del sentido deseado. es imposibleanticipar dnde estar emplazado y lo ms probable es que quien escribe nunca acierte aubicarlo.

lo ms frecuente es que el autor se desplace a tientas, cegado por una luz que quiz slo


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sea visible para $l. un velador distante: una presencia humana al fin. y ah va $l a libar o aquemarse.

tendra que haber una armona entre los e"tremos. la nota justa en la palabra justa queaparezca justo en el momento imaginado.

como no hay reglas, el arte del escritor vela por la mejor distribucin de esa justicia de laspalabras. idealmente, lograr que cada una de las palabras cargue algn resultado delvibrar unsono del todo: la armona inconcebible, inaccesible.

la escuela de chicago, y tras ella todas las doctrinas econmicas predominantes, sostieneque en un mundo globalizado no es posible reeditar e"periencias como la del primergobierno de pern, en cuyo transcurso casi la mitad de los recursos econmicos sedestinaba al bienestar de quienes no producan.

pero todo es posible. especialmente si no se descarta que, tras a%os de habituacin, los

profesores hayan terminado por resignarse al automatismo de usar la palabra &posible&como sinnimo de &deseable&, o en reemplazo de lo que sienten como &debido&.

nadie, ni el menos cuestionable premio nobel de economa, puede librarse de losautomatismos del lenguaje. su accionar es condicin necesaria para la e"istencia mismadel lenguaje, sin el cual, no est dems decirlo, no e"istiran en este mundo la economa,la justicia ni los profesores de chicago y de harvard.

no e"istiran en este mundo: no est dems decir que decir &no est dems decir& equivalea afirmar lo contrario. est dems decir que lo que no e"iste no e"istira: son tpicas frasesde velorio.

un obituario dira que el muerto consagr su vida a la bondad, a la familia y a las letras. laprensa e"agera: &consagrar& promete mucho ms que lo que una vida vivida en lascondiciones de su tiempo podra satisfacer.

los periodistas e"ageran y actan como sabiendo que si no e"agerasen perderan suempleo. en general se e"agera e"ageradamente: tambi$n en esto las proporciones justas yla armona resultante son ideales inalcanzables.

para compensar tanto e"tremo, ha aparecido una promocin de periodistas que e"ageranmesura, y escriben como si estuviesen convencidos de su incertidumbre. tal vez esto nosea simplemente una moda, y, si lo fuese, se tratara de un nuevo g$nero, pronto seconocern sus reglas y alguien las compilar para su empleo en las escuelas de medios yperiodismo.

pero el muerto no haba consagrado su vida a las letras. distribua su tiempoadministrando un par de chacras de parientes, yendo a los bares que convocan gente deperiodismo y arte, comprando y vendiendo prendas de automotores e hipotecas en lacooperativa y las escribanas de los alrededores y saliendo con amigos. a veces iba al cine


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o al teatro. una vez por a%o visitaba la feria del libro.

algunas noches, desde la ventana de su cuarto sala el ta-ta-t del teclado de una olivetti,pero cualquiera que lo oyese pensara que estaba redactando un apremio, o llenando unformulario de contratos de venta o de alquiler.

tarde, reci$n de madrugada, cuando las nueras y los hombres de la cooperativa de cr$ditose haban retirado del velorio, se revel algo ms sobre su libro.

tarde, cerca de la una haba aparecido el muchacho que tuvo a su cargo la encuadernacinde la obrita. se disculp: llegaba tarde porque se haba enterado demasiado tarde de lanoticia de la muerte del hombre. era la ltima hora de la tarde y no pudo encontrar aalguien que lo reemplazara en su trabajo.

era profesor de manualidades del colegio pero trabajaba hasta media noche comosupervisor de una estacin de servicio. le haban encargado la encuadernacin haca dos

a%os. la tarea le llev mucho ms de lo previsto al presupuestar.no se le habra ocurrido hojear el libro si no hubiera sido por un par de visitas que elfinado hizo al galpn donde tena instalado su taller. de sus charlas le haba quedado laimpresin de que el libro mencionaba a personas conocidas, por eso se puso a leerlosalteando algunas partes que, -dijo- deban haber sido escritas para gente de un nivelcultural ms alto. /l no tena la costumbre de leer.

pero el libro no daba nombres y algunas cosas que deca de gente o de casas no permitanformarse una idea respecto de a qui$nes o a qu$ barrios se refera. al parecer, todo lo quecontaba haba ocurrido en la capital, en buenos aires, y de algo estaba seguro: en lo queley, y en las partes que vio mientras guillotinaba y cosa los pliegos del libro, salvoalgunos presidentes de la argentina y militares del tiempo de las escarapelas, no aparecael nombre de ninguna persona.

no sera mala idea hacer libros que relaten historias eludiendo el nombre de unospersonajes que el lector tarde o temprano olvidar. de lograrlo se avanzara sobre elpblico, predisponi$ndolo para la inminente desaparicin de los autores. se contar esoms adelante.

0

se ha dicho que detrs de cada creativo de cine publicitario hay un cineasta en potencia:otro que aguarda esa consagracin para la cual slo le falta un productor con dinero,sensibilidad e influencias sobre la red de intermediarios, agentes, e"hibidores y peque%osindustriales que confluyen sobre el negocio del espectculo en procura de un medio de


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subsistencia menos penoso que el deber de trabajar.

a veces ocurre que un director publicitario da su esperado salto: consigue un productor ypuede concentrarse en su largometraje apartndose de la publicidad por diez o docemeses.

'y no ms 'dice uno' porque es bien sabido que en este oficio dejs que pase un pocoms de un a%o y todo el mundo se olvida de vos...

es una opinin. en general, se supone que para conseguir el olvido en el mercado depublicidad basta dejar que pasen cuarenta y ocho horas de la cobranza de un servicio sinoblar las comisiones de prctica a ese enjambre de funcionarios que, segn su estilo,intervienen, interceden o interfieren en el largo proceso que va desde la gestacin de unaidea que parece apropiada para enga%ar al consumidor hasta su materializacin en formade mensajes grficos, sonoros y visuales ajustados a los criterios indispensables para queel fabricante pueda descansar en la creencia de que a $l s que no lo han enga%ado.

aunque lo enga%en.

los e"pertos en capacitacin suelen reconocerlo: nadie cae en un embuste con mayorfacilidad que quien recurre a sus servicios buscando nuevas t$cnicas para embaucar.

de ser as se e"plicara la proliferacin de cursos, seminarios y hasta de carrerasuniversitarias destinadas a las supuestas disciplinas del periodismo, la comunicacin y lapublicidad.

cualquier producto que se oferte en el rubro encuentra o genera su demanda: la gente viveansiosa por saltar al otro lado del mostrador de la peque%a tienda social de los mensajes.

y no porque persigan un ideal de libertad sino tal vez por todo lo contrario: correnpersuadidos de que meti$ndose en el negocio de la persuasin se librarn de ulteriorespersuasiones. es la forma de abnegacin que cunde en una era sin mrtires ni santos: nohabra manera ms rpida y menos costosa de inmolarse frente al altar del poder.

afortunadamente, queda una mayora de personas resignadas a vivir sin andar emitiendomensajes por este mundo poludo de comunicacin. tal vez baile en la disco, grite en lacancha, rompa una vidriera en el tumulto o cante bajo la ducha, pero no anda diciendopor ah que ha hecho de esto un destino personal, ni aspira a pasar hacia el otro lado de lapantalla de los mensajes.

no dise%a, no pinta, no escribe, no ejecuta instrumentos, no ensaya teatro y aunque pienseigual o mejor que el promedio, en sus grupos de amigos y compa%eros tiende a serconsiderado una persona marginal, justamente por mantenerse sobrio dentro de losmrgenes de la vida.


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es el caso de otro personaje sin nombre. /l no escribe un librito ni pinta cuadros. jamsso%ara dirigir un film ni arriesgara dinero en la produccin de un espectculo.

tipo prudente, entre millares que medran interfiriendo e intercediendo en cuanto negocio

pueda depender de1 varias partes en conflicto, siempre se destac por su moderacin.donde otros imaginaban un diez por ciento neto al alcance de sus manos y se precipitaranal negocio como predadores de las llanuras subtropicales, $l se limitaba a ver apenas loque sola llamar &una puntita&: un cinco, un diez o un quince por ciento disponible paradistribuir armnicamente entre todos los que el azar hubiera puesto en las pro"imidadesdel botn. esa era la clave de su $"ito.

'si hay algo de lo que estoy ms que seguro es de ser el mecnico dental ms rico deeste pas 'dijo unas de las pocas veces en las que se lo escuch hablar de lo suyo.

y no dijo &industrial&, &financista& ni &empresario&.era una de sus tcticas para ganar voluntades. nadie lo piensa, pero todos saben que paraser el mecnico dental, el restaurador de muebles o el poeta ms rico de la ciudad, bastaacertar con el billete de una emisin corriente de la lotera: meta nfima para una sociedaden la que todos quieren ganar el primer premio literario, o presidir el holding ms e"itosode los tres o cuatro que protagonizan el saqueo del semestre en curso.

era, efectivamente, mecnico dental, diplomado de una carrera universitaria menorimpuesta por su padre, y, aunque nunca ejerci su profesin, sola referir con orgullo suttulo y las circunstancias de su obtencin.

claro: alguien capaz de cargar por toda su vida el estigma de un diploma menor paraobedecer el mandato de sus mayores, debe ser el primero a quien conviene recurrircuando se necesita gente leal y responsable, que sepa cumplir la palabra empe%ada.

en el mundo de los negocios, un grado universitario, aunque proceda de una carrera breveque por su facilidad atrae a sectores subalternos de la clase media, siempre califica mejorque una identidad obtenida por el escalafn de una carrera de empleado.

en algunos mbitos, se presentaba con el peso de la e"presin &mecnico& aludiendo a sucapacidad para ordenar las piezas y arreglar un conjunto de modo que funcione ancuando el ensamble parezca irreparable.

el arina apart fue resutado de uno de esos arreglos que a cualquiera le pareceranimposibles y que seran imposibles sin la intervencin de voluntades capaces de ensayarnuevos ensambles de partes cuando todo indica que el resultado nunca funcionar comose espera.


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al negocio lo haba ideado un hombre de gobierno cado en desgracia. al iniciar lasociedad, los inversores daban por descontado que sus influencias conseguiran e"ceptuaral terreno donde construiran el edificio de las limitaciones de uso y de altura queprotegan el estilo se%orial de esa zona de la ciudad.

avanzado el proyecto, con la tierra comprada a un valor ms alto del previsto,completados los planos y los costosos estudios de estructura y entregados diversosanticipos a contratistas de obra, por un cambio de figuras entre fracciones del partido degobierno, el mentor del negocio perdi su cargo, y en lugar de conciliar con susreemplazantes la proteccin de &su quintita&, abandon el cargo, y, como se suele decir,sigui &girando poder en descubierto& cuando todos saban que era &un naipe descartado&al que no vala la pena ni apostarle &una fichita de diez centavos&, lo que signific lainterrupcin de todo flujo de favores y conden al desgraciado al laberinto de pasillos ysalas de espera que en la jerga se refiere con la frmula &hacer banco&.

&hacer banco& procede del ftbol: el banco de suplentes o de penalizados es el lugar

donde quienes no pueden jugar deben aguardar que su equipo les conceda otraoportunidad de probar suerte con la pelota. &poner una fichita& procede de la jerga deljuego: siempre se aconseja al apostador distribuir su riesgo destinando parte del capital anmeros o cartas que estn siendo favorecidas. &poder en descubierto& procede de la jergabancaria: como quien dispone de una libreta de cheques puede simular que su cuentatiene fondos prometiendo pagos que nunca se harn efectivos, quien dispone de un cargo,o de una imagen asociada al poder, puede girar un capital ine"istente, con la ventaja deque, a diferencia del sistema financiero, la contabilidad del poder es vaga, suele pasar poralto los saldos de cuenta negativos y, hasta a veces computa como un saldo de poderpositivo cualquier evidencia de que alguien se haya aventurado a sobregirar.

tomando riesgos, haciendo banco y distribuyendo con paciencia sus fichitas de inversiny poder, el mecnico consigui que el arina, esa torre de dicisiete pisos enclavada en unbarrio palaciego, fuera habilitado al cabo de dos a%os de la finalizacin de la obra. estabaah, rodeado de mansiones se%oriales, sedes diplomticas y departamentos de lujo, comouna e"crecencia itsch o una avanzada del desvaro postmoderno sobre la adustez de unpasado ms sobrio e hipcrita, y, tal vez por ello, ms verdadero.

como en toda la ciudad, tambi$n en los alrededores del arina hay edificios de renta. sonconstrucciones que poco difieren de los apartamentos de propiedad horizontal, dondecada familia es due%a del piso que ocupa y de una proporcin de los espacios comunesque debe compartir con sus vecinos.

vi$ndolos desde afuera o recorriendo sus galeras y pasillos no es posible determinar sisus ocupantes son propietarios o inquilinos. ocurre con frecuencia que algunosdepartamentos son propiedad de sus ocupantes y otros, en el mismo piso, alojan genteque paga un alquiler al verdadero due%o. son los inquilinos, que, por pagar adquieren underecho temporario al uso de la propiedad territorial.


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uno los ve bajar del ta"i o estacionar su automvil y entrar con sus bolsos de compra ocon sus ropas de oficina y tiende a pensar que son propietarios de sus viviendas, aunquesean meros inquilinos.

en los alredores del arina no tiene sentido determinarlo: no hay grandes diferencias de

categora social entre los privilegiados que tienen propiedades y los no menosprivilegiados que pueden permitirse el pago de una renta.

en cambio todo distingue a los vecinos tradicionales de los que entran y salen del aparthotel.

los clientes del arina no haban arraigado en la zona hasta su ingreso al apart. y no eranpasajeros como el pblico de los hoteles convencionales: como ellos, procedan de otrosbarrios, y de otras ciudades o suburbios, aunque todos deban compartir el deseo depermanecer all.

adems estaban los trabajadores: custodios, ordenanzas, telefonistas, mucamas ydependientes del bar: ms de treinta personas.

'demasiada gente trabaja ah... 'se dijo en vsperas de la inauguracin, a la vista detanto personal con uniformes y delantales que estaban entrenando.

la presencia de trabajadores era ingrata para la gente de la zona. estaban habituados aconvivir con el personal del consulado ruso, las secretarias de las escribanas yconsultoras que se haban instalado recientemente y los empleados de algn comercio: noeran muchos por cada lugar de empleo y se haban ido integrando gradualmente al barrio.

el apart, con sus rotaciones de turnos, sus uniformes y su ntido recorte en el paisaje de lacuadra, era una intrusin de la industria en un espacio antes reservado a la vida familiar yal funcionamiento de peque%as instituciones que poco se diferenciaban de las familias.

el arina era la anttesis de lo familiar. se deca que era un lugar para divorciados:hombres que escapan de su mujer y han perdido el hbito de administrar una casa. losaparts tambi$n parecen alojamientos ideales para las prostitutas caras: all pueden vivir yprestar sus servicios sin los inconvenientes de un hotel, donde su clientela tendra queidentificarse.

habra ni%os, pero seran ni%os de paso: ninguna familia elegira un apart como viviendapermanente.

la gente tema a los traficantes de drogas que siempre andan mudando de vivienda eidentidades y que por su propia afinidad con la polica elige los lugares ms vigilados.

tambi$n se tema a travestis y transe"uales. la televisin comenzaba a integrarlos comoatracciones en sus programas y el pblico trataba a aprender a distinguirlos por la calle.


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en el barrio del arina, cada vez que un grupo de personas vea a una mujer ms alta queel promedio y con msculos marcados por la gimnasia, se abra la discusin acerca de sisera o no un travesti. generalmente se acordaba que s. para los vecinos, cualquierpersona que entrara o saliese del apart deba merecer la peor identidad posible:narcotraficante, contrabandista paraguayo, polica, homose"ual, travesti, prostituta: gente

e"tra%a.

algunos enviaron cartas a funcionarios y legisladores y aparecieron copias en la prensa. sepropuso una asamblea de propietarios que nunca lleg a concretarse.

la iniciativa de concertar un oscurecimiento cerrando y embanderando con trapos negroslas ventanas de los departamentos que rodeaban al arina pareci impracticable. sinembargo la idea se contagi a uno que imprimi un volante y a unos porteros que seocuparon de distribuirlo por los edificios cercanos, y, en vsperas de la inauguracin, unafamilia que tena un frigorfico, hizo traer una camioneta con peones, rollos de pelcula de

poliestireno negra, y unas cintas adhesivas, tambi$n de un gris oscuro, casi negro, queusaban para los embalajes de la planta de congelados.

los hombres trabajaron durante dos das, ayudados por algunos entusiastas y por elpersonal dom$stico de los departamentos. todas las ventanas fueron cegadas y, el daprevisto para la inauguracin slo rompan la uniformidad del conjunto los balcones deun piso deshabitado al que no encontraron manera de acceder,

un vespertino public la foto con un comentario tan breve que ningn lector debientender a qu$ se refera. gradualmente, los vecinos que desde el primer momento habanperforado el plstico para espiar y estar al tanto del clima y del ambiente del barrio,fueron librando a sus ventanas del adefesio y pasada una semana de la inauguracin ya noquedaban huellas de la protesta.

'-que protesten...( la protesta es el festejo de los perdedores... 'razonaba el mecnicoante lo irreparable: al da siguiente celebraran la inauguracin del arina y ya estabanocupados veinte de los setenta y cuatro departamentos temporarios.

para la fiesta haban armado una p$rgola de plantas y flores alrededor de la piscina delvig$simo piso. desde cualquier ubicacin, los invitados tendran a la vista las ventanasnegras, mirndolos con sus cuadrados ojos de oscuridad acuciante.

el gerente estaba preocupado por la imagen. vena del sheraton, y era su primer cargo deresponsabilidad: las cosas tendran que haber empezado mejor para $l.

estaban en enero. haban cursado ciento cincuenta invitaciones pero buena parte de losdestinatarios estara fuera de la ciudad, en vacaciones. el agente de prensa quecontrataron para el evento garantizaba que todos los medios previstos para la coberturaharan la crnica estipulada, aunque a su juicio, sera preferible que hubiese buena


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concurrencia, adems de las figuras y estrellitas cuya presencia estaba asegurada congenerosos cachets.

'que falle si tiene que fallar... 'deca el mecnico. de los cuatro socios que se habanquedado con el arina, fue quien ms insisti en la realizacin el almuerzo inaugural:

'si falla, despu$s se arregla algo con la prensa... con que vengan veinte personas ms laprensa y los sho2s alcanza y sobra...

fueron ms de cincuenta. empezaron a llegar a las diez y media de la ma%ana. losprimeros tomaron jugos y caf$s en el bar de planta baja y despu$s recorrieron algunospisos guiados por un grupo de promotoras.

antes de las doce, el $"ito del evento estaba asegurado. por la distribucin de las mesasalrededor de la piscina, bast que una decena de invitados se lanzara a probar los jugos yla primera ola del servicio de copetn, para crear el clima de una celebracin e"itosa.

ayudaba la msica: los parlantes, disimulados tras los macetones de los seis ngulos de laterraza, creaban un clima festivo, aunque sin estridencia. esa haba sido la consigna aldisjocey:

'nada bailable, nada de quilombo... pens algo que pueda escuchar la gente joven quevenga sin dormir pero tambi$n el turco senador con su se%ora... 'haba reclamado elmecnico.

no se lo haba anticipado a su socios, pero estaba seguro de que el senador se harapresente, aunque slo fuera para el momento del brindis: lo haba prometido, y, como $lmismo, era un hombre de palabra.

tambi$n tena la promesa de la cementera. su participacin sera la mejor respuesta a losquejosos vecinos y la prensa agregara un prrafo especial para comentar su entrada, susalida, la ropa que vesta y las personas con las que se habra dignado a cambiar una queotra frase de circunstancia.

la cementera tambi$n era una mujer de palabra, y haba comprometido su presencia juntoal senador, al cabo de una reunin de negocios.

ella y el senador estaban interesados en la compra de una parcela en el puerto, quedespu$s de un largo trmite de remates judiciales haba quedado en poder de un grupo definancistas de quilmes. no eran los due%os: slo haban conseguido juntar el dinero paracomprar el boleto en un remate, y algunas garantas hipotecarias del cumplimiento delpago del saldo en el curso de dos meses. como en el caso del arina, el mecnico habaintervenido en los arreglos con el banco cooperativo, y aunque slo tena un dos porciento del capital en juego, cuando los de la empresa de la cementera consiguieron la listade nombres de los presuntos propietarios, el nico conocido era $l. por eso lo convoc el


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turco.

quera saber el precio. /l le dijo que era el de prctica en el negocio de compra deboletos: lo invertido, ms un honorario del treinta por ciento.

'sabe qui$n quiere comprar! 'le haba preguntado el senador y $l le dijo que no,aunque por las relaciones del turco con el negocio del cemento, estaba sospechando quesera esa mujer:

'no s$ qui$n ni me interesa: a los socios lo nico que le importa es ganar lo debido y loantes posible... 'dijo antes de acordar la modalidad de pago. tendran que preparardiecis$is cheques por diferentes sumas proporcionales para cada socio y certificar toda ladocumentacin en una escribana amiga.

'la se%ora va a querer saludarlo... 'dijo el senador en vsperas de la firma' van afirmar por ella dos apoderados, as que no se van a ver... sera bueno que hoy mismo me

acompa%e a visitarla...&sera bueno& significaba que deba ir. lo llev en un auto del senado, pero no fueron a laoficina sino a un despacho de la fundacin de la vieja. ella le pareci mucho mayor de loque mostraban las fotos de actualidad, siempre supervisadas por su custodia al servicio desus agentes de prensa.

tena preparado un peque%o discurso de agradecimiento. /l la interrumpi, jactndose deno haber hecho favor alguno, y e"plicndole que no buscar ms provecho que el deprctica 'nunca menor del veinte ni mayor del cuarenta por ciento de lo invertido', erael principio del negocio de compra de remates. la vieja recuper su tradicional estiloseductor:

'parece que usted no sabe cunto significaba esa tierra par m: era el ltimo espacioabierto de la ciudad donde podamos 'mir al senador' construir...

pareca reprocharle algo, y eso era parte de su seduccin: reprochando, lo trataba como sifuese un par suyo. estuvo apunto de argumentar: podra haber dicho que ni $l ni susocasionales socios con toda la ayuda del mundo podan desarrollar un negocio de esaescala porque que eran gente que nunca tomara ms riesgos que los de la compra y ventade boletos o certificados judiciales.

la vieja volvi a agradecer y al despedirse le entreg su tarjeta personal. no figuraba elnombre de su empresa ni el de la fundacin, y en el dorso, manuscritos con anticipacin,figuraban los nmeros telefnicos de su departamento y de su celular satelital.

'siempre alguien atiende, y cualquier cosa que pueda necesitar de nosotros, no dude enpegarme un telefonazo...

dijo eso o algo parecido pero estaba seguro que haba usado la e"presin &telefonazo&. en


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el viaje de vuelta hacia belgrano, recordaba la voz de la vieja. tena acento franc$s, oeran como francesas las palabras que pareca elegir cuidadosamente al hablar!

tal vez se debiera a su ropa o a la decoracin del despacho donde los haba recibido. antesde despedirse del senador le dijo que recibira una invitacin para el lanzamiento del

arina y le consult si vala la pena mandarle una a la cementera y el turco dijo que s yque $l mismo le pedira que, si ese da estaba en buenos aires, se hiciera una pasada por ellugar.

3

la nena estaba fascinada con el ir y venir de las nubes.

pronto cumplira once y haca poco haba aprendido la palabra &fascinada&. deca estarfascinada ante cualquier cosa que le gustase o que quisiera conseguir. tambi$n deca&fascinante&, y, a veces, &me fascina&. eran palabras de su prima, una chica de trece, hijade su ta mayor y de su to el juez.

ser juez pareca ms importante que ser un mero escribano. su to tena un campo y no undepartamento, sino una casa enorme en pinamar.

su pap era escribano: tena una escribana en el centro y siempre se quejaba de que eltrabajo andaba mal. sala temprano, mucho antes de que pasara a buscarla el mnibus delcolegio, y llegaba tarde, siempre cuando estaban por empezar a cenar. despu$s de lacomida se encerraba en su estudio a fumar leyendo o escribiendo. hablaba poco. decaque su cu%ado era riqusimo, pero que la mujer era ostentosa y que le haba contagiadoeso a sus hijas.

la de trece siempre subrayaba: &nuestro& campo, &nuestro& country, &nuestros& autos. acada chico que conocan le preguntaba si su familia tena campo, cuntos caballos tenan,y si ellos tambi$n tenan una lancha y un crucero para hacerse escapadas al uruguay.

la nena no comprenda por qu$ era malo ser ostentoso, pero lo entenda mejor que sufamilia, por cuanto, aunque tambi$n ignoraba el significado preciso de &ostentar&, adiferencia de ellos, haba aprendido que las cosas eran buenas o malas dependiendo dequienes las hicieran.

la ta no le gustaba, y en eso s estaba de acuerdo con sus padres. en cambio, preferiraque su padre fuera juez, que tuviese ms dinero y que no se encerrara todas las noches ensu estudio a leer y escribir.

eran las once de la noche de un sbado, y, como siempre, el viejo estaba fumando. golpe


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la puerta antes de pasar al estudio, el padre le pregunt que quera y ella dijo que nada.miraba la ventana. desde all siempre se vea la estacin del ferrocarril, iluminada porreflectores de vigilancia y, ms all, en el ro, las boyitas de luces verdes, coloradas yblancas, entre las que sola aparecer un barco todo iluminado. pero aquella noche quisomirar hacia fuera y slo vio una tela brillosa y negra, igual a la que haban colocado en su

cuarto. en el estudio pareca una pared que en algunos lugares reflejaba la luz amarillentade la lmpara del escritorio.

le pregunt al padre si no tena agujeritos para espiar y el viejo respondi que no. despu$squiso saber cmo haba conseguido hacer tan perfectos los agujeritos del revestimiento dela ventana del saln y le dijo que quera tener agujeritos tambi$n en su cuarto. el viejo lemostr su cigarrillo humeante y, con gestos, le indic cmo haba perforado la pelcula deplstico con la brasa para despu$s agrandar el orificio, haciendo girar el filtro como sifuese un tornillo. la nena tendi la mano pidi$ndole su cigarrillo. el padre dio una ltimapitada y se lo entreg: quedaban un par de centmetros de papel intacto entre el filtro y labrasa.

cuando iba hacia su cuarto, oy la voz del viejo recomendando que no agrandase mucholos agujeros y que despu$s de hacerlos tirase la colilla en el inodoro del ba%o principal.

en el camino vio a la madre: estaba mirando una pelcula en ingl$s y ni la habra notadopasar. en su cuarto pit el cigarrillo. el filtro pareca mojado: saliva del viejo. trat desentirle el sabor. era agrio: alquitrn de tabaco mezclado con baba. volvi a pitar. la brasase alarg y se reflej en la pelcula brillante de poliestireno.

result fcil perforar un primer agujero, y acert en el clculo de la distancia cuando hizootro que le permitira ver el apart a un mismo tiempo con los dos ojos.

mir: un aura verdosa se difunda por el pozo de luz y te%a las paredes de los edificiosvecinos. los reflectores ubicados en el fondo de la piscina de la terraza del apartproducan la imagen de seis columnas de luz verdosa apoyadas en la superficie del aguaapuntando hacia lo alto y a los lados. en el cielo, dos haces principales, como de reflector,confluan convirti$ndose en un halo de neblina verde. abajo, a no ms de un metro de lapiscina, nubes de insectos giraban alrededor de cada chorro de luz.

las rfagas de viento caliente y arrachado de aquella noche de verano empujaban hacia elsur las nubes que se dispersaban para volver a compactarse y recuperar su lugar, unasuerte de remolinos girando alrededor de los haces de luz. habra insectos grandes,medianos y peque%os pero la nena pens que todos deban ser las conocidas cotorritas delverano: le resultaba ms prctico imaginarlo as mientras se fascinaba por el ritmo deflujo y reflujo de esas nubes que siempre terminaban recomponiendo su figura casiesf$rica: una enorme bola de bichos.

su madre odiaba a las cotorritas porque mueren con cada amanecer y sus restos seapelotonan en los plafones de cristal dando una desagradable apariencia de suciedad. en


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realidad, eran suciedad: cadveres odiosos, aunque menos repugnantes que los de lasmoscas y las cucarachas.

la nena dio la pitada final cigarrillo, esta vez inhal a fondo el humo y sinti unplacentero dolor en el pecho. era como si algo la raspase pero muy suavemente. sinti el

mareo de fumar. era la tercera vez que fumaba y apag la brasa antes de sumergir lacolilla en una taza con restos de nesquic. despu$s tirara todo en la cocina. quizstambi$n tirase la taza en el cubo de basura de la cocina: en la casa nadie llevaba la cuentade la vajilla.

como la segunda vez que fum 'haba compartido unas pitadas de camel con unascompa%eras de franc$s, en la plaza' el mareo rozaba el lmite de la nusea sin llegar aconvertirse en una sensacin desagradable. al contrario: produca ms placer que el delpaso spero del humo dentro del pecho y, quizs, por evocacin de su primerae"periencia con el tabaco, deseos de acostarse desnuda.

tambi$n haba sido un sbado, pero durante el verano anterior. todos los primos habanido a pasar el fin de semana en la casa grande del to juez y a ella le toc compartir undormitorio con la prima de trece que estaba con una amiga del colegio, algo mayor.

cuando todos se fueron a dormir, la prima haba encendido el televisor, trab la puerta yabri de par en par el ventanal que daba al jardn. entonces sac los marlboro de sumochila y convid a su compa%era, instndola a que le diera fuego con su encendedor. lasdos fumaban, pitaban, una tosi.

despu$s, la prima la haba convidando:

'quer$s..! te prendo uno!

ella acept y la otra le dio un marlboro encendido y una lata de coca cola vaca,dici$ndole que la usase como cenicero. esa vez la primera pitada le produjo el mareo,justo cuando la prima apag la luz, y, como deba ser su costumbre, se desnud y setendi sobre una cama. la amiga hizo lo mismo. ella las imit. tendida, mareada, pitaba ysin tragar el humo frotaba la brasa en el borde de la lata. acostumbrndose a la oscuridad,le pareci que sobre sus camas las otras se estaban tocando. no se desnud, pero empeza tocarse tambi$n ella, metiendo una mano bajo el elstico del shortcito. despu$s viomejor: la prima haba levantado una pierna, mova las caderas y sacuda la cabeza paraambos lados. oy ruidos justo cuando tuvo el cosquilleo final, y ah se durmi.

haba sido la primera en levantarse: se senta bien, pero recordaba aquel mareo. se fue aba%ar a la pileta. en la casa todos dorman, e"cepto el jardinero que ya estaba conectandolos regadores del c$sped.

el tipo la llam por su nombre para decirle que tuviera cuidado y no se metiera en la parteprofunda: al parecer, no saba que ella nadaba bien, mucho mejor que las primas. desde el


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agua, le pregunt al tipo cmo saba su nombre y $l dijo que saba todos los nombres delas personas y de las cosas.

estaba medio loco, pens, y volvi a pensarlo mientras nadaba mariposa y siguipensndolo hasta que el tipo se acerc a la pileta como para seguir la conversacin. le

pregunt si reci$n se enteraba de que $l saba todo.eso le record la lata de coca llena de ceniza y restos de su marlboro, y, sin secarse, corria la casa dejando un reguero de charquitos entre la antecocina y la escalera de losdormitorios y entr al cuarto donde las otras dos seguan durmiendo, levant todas laslatas de coca y seven y la llev al cubo de basura de la cocina, ocultndolas debajo deunas bolsas del supermercado y montones de cscaras de anan.

cuando volvi a la pileta su ta andaba por los rosales, y, desde lejos, le dabainstrucciones al jardinero. gritaba que haba sacado un cordero del freezer y que queratener el asado listo para la una del medioda. despu$s sigui hablndole a los gritos. fue

alrededor de los das de navidad: la ta tambi$n se hab$a zambullido, pero haba tradouna bandeja con cafeteras y platos y casi ni nad: se dej ir bajo el agua por el impulso dela zambullida, emergi, dio una brazada, sali por la parte baja de la pileta y fue asentarse en la mesa a tomar su caf$, comiendo pan dulce, hojeando la revista de clarn yhaciendo llamados con su tel$fono celular.

o los llamados con el celular, junto a la pileta y comiendo haban sucedido otra ma%ana!la nena no lo poda recordar despu$s de un a%o. en cambio recordaba el fin de semanaanterior y un viaje en auto a san isidro, durante el cual la ta se la pas haciendo otra seriede llamados.

se le haba muerto el administrador de la chacra y ella avisaba todo el mundo yprotestaba. seguro que les iban a faltar papeles y ahora se daba cuenta de que el tipo eraun idiota. la nena la escuchaba quejarse. haba pedido hablar con el contador y volva aquejarse: el tipo era un idiota y reci$n ahora se daban cuenta cuando ya estaba muerto.este verano no iran a la chacra, deca.

mejor, pensaba la nena, porque la chacra era aburrida y no reciba televisin por cable nipor sat$lites. en el viaje de vuelta desde san isidro trataba de imaginarse a un idiotamuerto. un idiota muerto deba ser alguien como el jardinero que adivinaba los nombresde todas las cosas: flaco, viejo, alto, medio encorvado como $l, y todo igual a $l, pero conel cuello hinchado, como los chicos enfermos de bocio que haban visto en el norte.

la noche de los agujeritos la nena estaba segura de que contador y administrador erancosas parecidas y mucho menos importantes que escribano, senador y juez. segua elmareo, aunque haba pasado un buen rato y estaba desnuda sobre su cama. tuvocuriosidad y se levant para espiar otra vez el apart. qu$ estara sucediendo en laterraza! le costaba moverse: se fue apoyando en los muebles y finalmente hizo un rodeoy pudo llegar apoyndose contra la pared. en el camino estaba segura de que alrededor de


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la pileta habra murci$lagos, que, atrados por las nubes de bichos y cotorritas estarandndose un festn. imaginaba que sentadas en el borde, con los pies en el agua, habra ungrupo de nenas fumando y hasta poda haber un jardinero idiota ahogado en el fondo delagua.

pero no vio murci$lagos. en cambio, el viento segua dispersando las nubes de insectosque le parecieron ms chicas y que tardaban ms en reorganizarse. ahora que habanapagado casi todas las luces del edificio, la pileta iluminada estaba como flotando en elaire a la altura del piso veinte.

quera calcular la altura: todos decan que el apart tena veinte pisos y no terminaba deentender por qu$, estando su casa en un piso diecis$is, un piso veinte quedara ms abajo.

tampoco haba nenas que fumaran sentadas en el borde de la pileta, y el fondo estabalimpio y brillante con sus seis reflectores en fila. por ah andaba un hombre: no deba serun administrador ni un jardinero porque tena un saco blanco de mozo y llevaba una ca%a

larga que terminaba en una paleta de malla de red para limpiar el agua. no alcanzaba averle la cara y dio varias vueltas alrededor de la pileta y cuando desapareci de la luz aella le volvi el mareo y, sin recordar que deba vestirse, volvi a acostarse y se queddormida.

se visti por la ma%ana, poco despu$s de despertar. todos dorman en su casa. el padre yla madre haban dejado encendido el televisor del dormitorio: transmita una pelculasobre autos, pero sin sonido. alrededor de la cama, en la butaca, en el puf y en el piso,haba montones de ropa desordenada como si en el curso de la noche hubieran salido a lacalle varias veces. en la mesa de noche el velador del viejo segua encendido, y bajo laluz amarillenta que se reflejaba en el poliestireno pegado en la ventana, haba un librocon tapas de cuero negro.

la nena se haba preparado un nesquic y estaba decidida a beberlo espiando por elagujerito de la ventana del saln. aquel domingo haran la fiesta de apertura del apart.cuando mir, ya estaba armada la glorieta de guirnaldas de enredaderas y flores.

cmo habran hecho tan rpido! de la noche a la ma%ana toda la terraza se habaconvertido en un jardn. en algunos lugares donde la trama de guirnaldas era menostupida, la glorieta dejaba ver partes de las mesas que rodeaban la piscina. haba jarros,copas y platos con comida de colores. tratando de fijar la vista para determinar si eranfrutas, postres o golosinas, record que en su ventana haba hecho dos agujeros mucho ms cmodos para espiar y parti a su cuarto llevndose la taza de nesquic.

al entrar la sorprendi un olor desagradable. no era humo, pero emanaba de la colilla delmarlboro flotante en los restos del nesquic de la noche. tendra que decirle a su padreque dejara de fumar: ese domingo el cigarrillo le resultaba una de las cosas msrepugnantes del mundo.


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abajo, en el apart, nadie fumaba. el hombre de saco blanco, u otro hombre vestido comoaquel, volva a pasar su paleta por la superficie del agua. despu$s la levantaba condestreza, la desplazaba hacia un costado, y la haca girar para volcar algunas hojitas delas guirnaldas que habran cado al instalarla. haba ms hombres de saco blanco por losalrededores: iban y venan corrigiendo el arreglo de la mesa.

cuando apareci el gordo de bermuda verde y zapatillas nie, empezaba a subir unamsica suave, como para bailar con vestidos largos. sobre ella, una voz de hombre repitidurante un rato la palabra &probando&.

la msica no molestaba. la voz del hombre s: sala de un parlante y debi haberdespertado a la mucama que ya estaba haciendo ruidos en la cocina. despu$s cuando elamplificador silb y empez a emitir un zumbido de acople mientras la voz repeta&probando& pero mucho ms fuerte, desde algn edificio parti una voz de mujer gritando&la puta madre que los remil pari&.

seguramente sera una vecina que haban despertado con los ruidos. la nena saba que eloscurecimiento de las ventanas durara hasta el lunes, pero, igual, en ese momentoimaginaba que pasara todo el verano espiando el apart desde sus dos agujeritos ydivirti$ndose con las puteadas del vecindario. el gordo de bermudas iba de un lado a otromirando hacia los edificios: pareca preocupado. no llevaba revlver, pero de su cinturncolgaban un tel$fono celular, a la derecha, y una caja negra que deba ser un equipo deradio, a la izquierda. en cambio los de uniforme azul andaban siempre con revlveres opistolas. haca ms de un mes los vena viendo rondar la zona y abrir y cerrar las puertasde la planta baja del apart. uno de ellos trabajaba con el teclado frente a un monitorgigante de computadora. escriba y vigilaba unas lucecitas que suban y bajaban por lapantalla y deban ser datos del movimiento de los ascensores. los del mnibus delcolegio, que siempre estacionaban por all, decan con asombro que aquel era un hotelntegramente computarizado.

pensndolo bien, sera bueno vivir en un apart as, y en un piso bien alto, cerca de lapileta. por suerte, a la hora de almorzar, cuando los viejos despertasen, iran al country deotro escribano que tena una pileta enorme, trampoln y una cascada con tobogn de agua.

en el country, cerca de la casa del escribano, haba un estanque donde permitan pescar.tena que pedirle al padre que pasaran por una farmacia para que le comprasen cremaprotectora: a la hora de pescar, el reflejo del sol en el estanque produca manchas en lacara. ya le haban encontrado unas pequitas marrones alrededor de la nariz y quedabanmuy mal.


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a veces conviene ponerle pecas en la mejilla a un personaje y sugerir un vnculo entrepez, peca, pescar y pecado, slo para que el te"to encuadre mejor o cierre justo en ellmite inferior de la pgina.

otras veces se impone determinar la hora. a las doce quedaron a cargo del vestuario lasmismas promotoras que haban estado recibiendo a los primeros invitados en planta baja.ahora, a los que llegaban los conducan al gimnasio del ltimo piso, donde tenanhabilitado un guardarropas. a quienes lo aceptaran les regalaban una bolsa con un toalln,un imono de toalla y unas sandalias de caucho de colores flo. para las mujeres habaunas mallas de gimnasia y un gorro de ba%o. para los hombres un short a rayas.

alguien calcul que ese obsequio debi costar ms de cien dlares por invitado. laspromotoras tenan un stoc de variedades de tama%os de shorts, sandalias y mallas con elnombre del arina apart bordado bajo el isotipo de la marca nie, de modo que habran

comprado una reserva de talles y tama%os bastante mayor que el m"imo de concurrentesesperado.

al gerente le haba parecido una promocin riesgosa. era su primer empleo deresponsabilidad, e independientemente de la fortuna que los socios hubiesen invertido enel apart, estaba seguro de que $l sera el ms perjudicado por un fracaso. los due%ostomaban demasiados riesgos. formado en el sheraton donde haba llegado a segundo derelaciones pblicas del hotel de argentina, hubiese preferido un lanzamiento msconservador. qu$ pasara si un periodista se ofenda con el obsequio veraniego! qu$hara la gente gorda vergonzosa de cambiarse! y si aparecan tipos con traje o sacossport y mujeres maquilladas y con peinados de fiesta! y si vena tormenta, o haca fro, osi alguien se descompona en el agua!

todo es imponderable y el gerente no estaba preparado para eso. tena bastante con esefondo de ventanas oscurecidas y con los trapos y serpentinas negras que pendan dealgunos balcones de la vecindad. la fecha, cinco de enero, era otra amenaza: qui$nes sequedaran un fin de semana en la ciudad, y cuntos de ellos estaran dispuestos a perdermedio domingo en una reunin, en una terraza!

para peor haba viento. el gerente pens en su mujer y en su madre: ninguna de ellastoleraba el viento, enemigo natural de los peinados. estaran cmodas las mujeres, conese viento norte arrachado! &viento norte duro pampero seguro&, le haba odo decir alencargado de cocina, que haba estado en la flota de mar. el hombre se jactaba de conocerel clima del ro de la plata y pronostic que antes de media tarde calmara el viento, elcalor sera sofocante y que rato despu$s se desatara una tormenta de verano.

por momentos preferira que todo fracasara. senta un odio creciente hacia el mecnico ysus socios que se dejaban manejar por su despreocupado aventurerismo. y ni querarecordar a cul de su objeciones haba sido, si al costo del servicio de almuerzo, si a laeleccin de los sho2s musicales o a la idea de disfrazar a los concurrentes de ba%istas


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para que todos probaran la corriente de hidromasaje que instalaron en la piscina y, depaso, que la mayora dejase sus celulares en el vestuario, pero jams olvidara la ofensa yel lenguaje con que le respondieron:

'nunca conoc a un empleado tan cagn como usted..( haba dicho el mecnico y le

pareci que los otros socios asentan.pero si algo fracasaba sera tambi$n su fracaso. solo un imb$cil renuncia a una carrera desiete a%os en sheraton para meterse con estos aventureros. pensaba eso y recordaba lapalabra &cagn&.

segua llegando gente. la mayora en pareja pero tambi$n entraban grupos de hombres losms jvenes deban ser periodistas y algunas muchachas solas que parecan modelos.algunos venan con sus bolsos: alguien les habra advertido que inauguraran la piscina yel hidro.

la mayora de los otros acept cambiarse y dejar sus tel$fonos y efectos personales en lasgavetas del vestuario.

algunos se haban zambullido, nadaron unas brazadas, se entretuvieron un rato en elngulo del hidro, haciendo bromas y gritando ante cada reflujo del chorro de agua apresin y terminaron por tenderse a descansar en los tablones de teca del borde la parteprofunda.

el gerente miraba con preocupacin los imonos abandonados en la pro"imidad de lasduchas y el trampoln. en un rato, 'tema', nadie va a ser capaz de reconocer el suyo,de modo que terminarn sentndose a la mesa descalzos y con el torso y las espaldasdescubiertas.

no poda calcularlo: si estuviese su mujer la consultara y ella le dara un opinin msacertada, pero apostara que todas las mujeres de biini tenan prtesis de siliconas en lospechos. los hombres que seguan el agua ni las miraban. en cambio, dos que habandecidido no cambiarse y ya haban bebido tragos largos de jugos con gin no las perdande vista y hablaban acaloradamente, con toda probabilidad, acerca de ellas. no eranmodelos conocidas, tal vez fueran plantel de alguno de los servicios de acompa%antes queel mecnico se jactaba de contratar y disponer a su antojo y 'segn deca' a cr$dito.

un grupo de hombres, al que poco despu$s se agreg una pareja, haba tomado posicinen la parte baja de la pileta. dos de ellos se haban sentado en el fondo y permanecansumergidos hasta el cuello. los otros se acodaban en el borde y hacan se%as a los mozospara que se acercaran a servirlos.

si algo faltaba para arruinar definitivamente la escena era que se pusiesen a comer en elagua. y, en efecto, por las se%as que haca uno que estaba bebiendo un largo vaso de jugode tomate, el gerente interpret que reclamaba a un mozo platos de algo trozado: formabaun crculo con los ndices y los pulgares de ambas manos y representaba la se%al de cortar


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algo golpeando con el canto de la derecha su palma izquierda que hara las veces de unapieza de fiambre, un pan o un queso.

reconoci al tipo, ms por su categora que por los rasgos de su cara insignificante. erauno de la financiera de quilmes que no estaba en la sociedad del arina, pero comparta

varios negocios con el mecnico. el contador le haba dicho que era miembro de la mafiade los remates y que hasta haca poco la financiera era parte del poderoso aparatoeconmico del partido comunista.

en un tiempo, cuando todava trabajaba en sheraton, haba odo hablar de la mafia de losremates. la gente de negocios la llamaba &los de la liga&, refiriendo siempre el enigma delpoder que esta gente, en su mayora usureros y gestores de los suburbios, dispona sobrelas figuras menos sospechables del poder judicial.

'sern lo que sern, pero lo que no se les puede negar es que son gente de palabra... 'haba justificado un abogado de sheraton.

otro enigma eran esas cooperativas financieras que se saba ligadas al partido comunista.cmo fue posible 'se preguntaba' que con todo el poder y el apoyo que los militarestuvieron durante tantos a%os de gobierno, los hayan dejado seguir haciendo susmaniobras..! eso no poda e"plicarse por el mero hecho de que fuesen &gente de palabra&.

lo que ahora s poda e"plicarse era por qu$ su jefe haca negocios con ellos: aquelmedioda haba terminado de convencerse de que, a la hora de compartir una actividad, aigualdad de ganancias, la gente cmo el mecnico siempre elegira asociarse con los quepeor cala%a parecieran representar.

'cuanto ms sucios sean, mejor para ellos... 'pensaba el gerente y lo confirmabaviendo las sonrisas de complacencia de su jefe y los socios ante las guarangadas de lastetonas y del grupo de usureros comunistas que, tal como haba adivinado, ya estabancomiendo queso y jamn en el borde de la pileta y ofreci$ndoles los platos a una pareja.estaban agachados con el agua al cuello como si nadaran pero mantenan con una manoen alto sus copas de vino blanco, o de champn. deba ser champn.

/l jams se metera en una pileta donde simulaba nadar gente como aquella. calcul quevarios no se haban duchado antes de zambullirse. todos estos son iguales, pens despu$s,mirando a las decenas de invitados y al personal, entre los cuales no pudo reconocer lamenor huella de desagrado o de reproche. por el contrario, todos parecan disfrutar de lasituacin, desde el animador que hara de maestro de ceremonias 'un periodista de la tvcultural' hasta dos tipos que acababan de pasar a la terraza vestidos con trajes degabardina y anteojos oscuros y todo indicaba que seran custodios de algn invitado.

deban ser trajes de armani. conoca esa gabardina color tabaco virginia de un amarillosubido que nadie elegira en una muestra de pa%os de su sastre, pero que una vez cortadaspor esa marca y e"hibida en sus vidrieras del shopping tentaban a comprar.


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/l jams elegira un traje as. son prendas que no se pueden repetir dos o tres dasseguidos. sera un traje para ocasiones aunque estos custodios deban usarlos para todassus salidas al aire libre. seguramente eran policas prestando servicios fuera de hora.ambos parecan profesionales. eran giles y a pesar de su ostentoso disfraz de custodios semovan entre la gente con ms decoro que lo habitual.

conociendo las rutinas del personal de seguridad americano que apareca por sheraton encada encuentro diplomtico, era evidente que aquellos dos e"pertos estaban realizando loque en su jerga llamaban un fielding: la observacin de un terreno antes de que suscompa%eros facilitasen el acceso a las personas que deban proteger.

/l tambi$n estaba haciendo su fielding. cualquier subalterno, las chicas de promocin ylos mozos contratados para el evento imaginaran que estaba supervisando su evolucin.por eso trataba de sonrer y de mostrarse ocupado y satisfecho pese a su malhumor.

pero en realidad, no tena nada qu$ hacer. lo haban acordado la tarde anterior:

'a las once de la ma%ana, cuando todos los contratados est$n en sus cargos, si no pasanada raro, nosotros desconectamos los celulares y empezamos a funcionar con pilotoautomtico. que laburen los de cocina, el personal de atencin de mesa, las promotoras, elanimador, los sonidistas y los nmeros del sho2. nosotros, a joder y a festejar a la par delos invitados..( 'haba resumido el mecnico y todo el personal asinti.

pero el gerente no tena motivos para festejar. segn lo convenido, antes del almuerzovestira su short a rayas y el imono de toalla: salvo los custodios, algn viejo y unagorda de piel muy blanca del diario la nacin, todos estaban en trajes de ba%o y alrededorde la pileta. la gerencia quedara en suspenso por unas horas: si no se cambiaba yamismo, confirmara su papel de &cagn&.ser &empleado& y &cagn&: nunca imagin quevivira una situacin tan desgraciada.

la desdicha del &cagn& es temer mientras los dems hacen. temer, en este caso, es un nohacer que produce ms que cualquier accin que se ejecute, y aunque parezca una de lasformas en que se manifestara la duda, es todo lo contrario. el temor que pretendi habervisto su jefe cuando lo llam &cagn& era una forma consumada de la certeza: la e"tremacertidumbre sobre el propio destino de fracaso e infelicidad.

el gerente no alcanzaba definir la idea que lo volva a rondar cada vez que evocaba susa%os de carrera en sheraton. tena bien clara 'lo haba terminado de aprender ahora, ycon dolor' la diferencia entre una corporacin americana y una sociedad de aventurerosargentinos.

all a nadie le habran infligido la humillacin de recordarle que era un empleado, y nosolo porque todos 'hasta el mismo presidente' se imaginaban empleados, sino por algoque tampoco terminaba de definir y tal vez fuese la vigencia de un acuerdo tcito encontener el nivel de humillacin en un marco de cortesa y discrecin institucional.


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como el amor de madre que evocan los que no la tienen a su alcance, esta e"perienciacorporativa es una de tantas sensaciones sin nombre que cuanto menos pensadas y peordefinidas se lleven por la vida, ms ine"orablemente pesan sobre las personas.

pero $l no pensaba en su madre. estaba cambindose en el vestuario mientras controlaba

por el ojo de buey de la puerta que daba al sauna: tema que algn invitado se metiese ally, justo ese medioda de tanto calor, tratando de poner en marcha las estufas, produjeseuna catstrofe. tambi$n tema que hubiera alguna confusin entre las gavetas o que, alretirarse, algn invitado dijera que le faltaba algo. se prob el imono 'no le quedabamal' y se mir al espejo. en ese momento apareci el tipo desnudo. era uno de loscustodios que haban andado haciendo fielding y estaba abriendo el bolso de obsequio ymiraba su imono y su short. era alto: le llevaba ms de una cabeza y no pudo evitar bajarla vista y mirarle el pene, grande e inusualmente largo. en contraste con su cuerpo,uniformemente bronceado hasta los mismos glteos, el pene tena la piel rosada, como debeb$, y muy poco pelo. tal vez a causa de su musculatura marcada por el deporte o lasartes marciales que deba dominar, le pareci que tambi$n en su se"o tena algo atl$tico,

pero no se atrevi a confirmarlo: eso habra requerido que lo volviese a mirar y el tipo 'que sin duda era un oficial de polica' poda interpretarlo mal.

en cambio le mir los msculos de la espalda y los brazos. en el izquierdo, alrededor delbceps, tena un elstico amarillo que fijaba un peque%o receptor. pens que sera unaradio pero cuando el tipo terminaba de vestirse, se oyeron unos bips y comprob que setrataba de un celular en miniatura.

apoyaba la oreja contra el brazo y hablaba. mencionaba a un tal pablo surez: el gerenteno pudo determinar si era su nombre, el de su interlocutor o el de un tercero al que sereferan en la conversacin.

deca que en la terraza estaba todo claro y despejado y ordenaba que cuando llegase elauto de la se%ora la acompa%aran hasta el ltimo piso.

en la terraza vio dos falsos fotgrafos. eran tambi$n tipos atl$ticos, ms jvenes que elcustodio, y andaban con bolsos de nion y antiguas cmaras con teleobjetivo. uno deellos trep gilmente la escalera del tanque de agua y, ahora, en la altura, se habainstalado a vigilar. simulaba estar tomando fotografas de la piscina.

alguien haba corrido la voz de que llegaba &la se%ora& y reci$n cuando se agrup gentealrededor de la entrada la terraza, se enter de que se trataba de la cementera.

el animador estaba anuncindolo y todos, hasta los mozos, haban empezado a aplaudir. elgerente sinti una punzada en la boca del estmago.

otra vez la contradiccin: la presencia de la vieja significaba que la inauguracin habasido un $"ito, y era tambi$n su triunfo, porque garantizaba prensa, publicidad y prometaun mejor perfil para la futura clientela del arina: todo eso se traduca en la certeza deque, al menos por unos meses, conservara su empleo, aunque fuese un cagn.


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pero ese $"ito era un fracaso relativo pues lo subordinaba an ms al verdaderotriunfador: el orden de aventureros e improvisados guarangos como sus patrones, bajo elque haba terminado por caer y, para peor, perciba que tambi$n integraba a la cementera.

la vieja haba rehusado la invitacin del animador de que saludara desde el escenario, yahora estaba estrechando la mano de cada uno que se le acercara. a las mujeres lassaludaba con un beso. saba besar. tal vez lo habra aprendido en algn curso deprotocolo.

por lo general, si se observa a las mujeres cuando saludan besando a otras, se descubreque vuelven la cara hacia fuera, y que no pocas llegan a dibujar una e"presin derepugnancia con la nariz o con la boca.

'la gente es muy boluda... 'deca un asistente de relaciones pblicas del sheraton queestaba a cargo de un curso de protocolo para los nuevos funcionarios': la gente va a

besar y se imagina que apoyando los labios o la mejilla contra la cara del otro, como elotro no lo puede ver, no habra nadie ms en el mundo que pueda ver lo que su carae"presa. por eso ustedes tienen que mirar bien 'aconsejaba' y registrar la manera decomportarse de la gente en pblico para no hacer despu$s las mismas boludeces...

en una de las sesiones les haba propuesto un ejercicio. deban ir al bar, justo a la hora enque la gente de oficinas apareca por el hotel a tomar algo, y observar qu$ hacan lasmujeres cuando salan del ba%o. casi todas las mujeres iban al ba%o poco antes de dejarsus mesas, cuando sus acompa%antes pedan la cuenta y se disponan a pagar. al cabo demedia hora los muchachos volvieron con sus blocs de notas, unos pocos comentaron quelas mujeres salan del ba%o mirndose u oli$ndose los dedos.

en la sesin siguiente les hizo repetir la observacin comprobando que, en unos pocosminutos haban visto entre doce y quince mujeres de las cuales no menos de ocho, 'diez, segn algunos' haban salido oli$ndose.

por suerte conservaba los manuales de capacitacin de los cursos que haba seguido en elsheraton. varias veces lo haban mandado a chicago, santo domingo y a npoles adistintos seminarios que eran parte de su formacin. ahora, manuales, folletos ybrochures, algunos firmados por los profesores y por sus compa%eros de curso seordenaban en un estante destacado de la biblioteca del living de su casa. y eran el mejorrecuerdo de su paso por sheraton.

era un convencido de que no hay que prestar libros porque la gente los lleva e"citada porun entusiasmo de momento y la mayora de las veces olvida leerlos, de modo que el libroqueda por ah, perdido como la memoria de ese pr$stamo, hasta que un da, limpiando yordenando, alguien termina por ubicarlo en el estante de la biblioteca que mejor secorrespondiese con su tama%o, o sus colores y el libro pasa a formar parte del mobiliarioy si por azar quien lo llev prestado recuerda su promesa, eso que ahora es un detalle ms


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del patrimonio familiar, desalienta toda intencin de devolverlo a su due%o.

pero $l tambi$n haba prestado libros por error, y aunque no llevaba la cuenta, tambi$nposea libros procedentes de pr$stamos ocasionales.

pero jams prestara los manuales de sus cursos, ni permitira que cualquiera los consulte.no descartaba que alguna vez podra escribir un libro sobre mareting hotelero y aquelestante sera la mejor orientacin para planificarlo.

pressing flesh '&prensando carne&' llamaban en chicago a la manera de saludar de lasfiguras pblicas americanas. el hbito vena de los polticos, que en sus campa%aselectorales tenan como meta estrechar la mano de la mayor cantidad posible de electores.hubo uno que contrat a un asistente que se ocupaba e"clusivamente de llevar la cuenta.

en las convenciones republicanas se consideraba que una buena performance de campa%arequera cumplir la media de cuatro saludos por minuto, de modo que si el precandidato

permaneca cuatro horas en el encuentro, no poda darse por satisfecho si realizaba menosde novecientos apretones de carne electoral.

siguiendo a los ennedy, los demcratas que solan hacer sus convenciones en el campusde alguna universidad o en centros comunitarios perfeccionaron la t$cnica: tomando conla palma izquierda la mu%eca derecha de uno de cada tres o cada cuatro participantes queestuviese saludando, el apretn de manos ganaba calidez, y, paradojalmente, durabamenos. hay un video de la campa%a de joe 2allace, el candidato ms joven que compitipor el estado de connecticut, que lo muestra saludando satisfactoriamente a ciento diezconvencionales en el lapso de apenas veinte minutos que dura la grabacin.

la cementera no slo saba besar mujeres. tambi$n dominaba el pressing flesh con unaelegancia comparable a la de hillary clinton. tal vez habra hecho un curso en estadosunidos, pero a diferencia de los polticos, no pareca apurada por sacarse de encima a suselegidos. cuando los fotgrafos estaban por fijar la escena mantena la mano e"tendida yprolongaba su sonrisa hasta que las cmaras enfocaban hacia otro lugar.

traa un vestido de seda color rosa t$. pareca no tener maquillaje, pero algo se habrahecho en la cara, tal vez una lnea de color en los prpados, o una sombra de rubor en loslabios y las mejillas. dos aros, un collar y una pulserita delgada de oro blanco o platino,engarzaban, cada uno, una piedra verde de talla oval.

calzaba unos zapatos del color de la seda de su pollera. los tacos parecane"ageradamente altos: en cualquier caso, el pelo te%ido de rubio no alcanzaba a la alturade los hombros de la gente de estatura normal.

casi le result una mujer petisa, pero era evidente que se trataba de una petisa que sabacomportarse como si fuese alta. vena acercndose. era su turno:

'cmo le va..( 'fue lo nico que le dijo, aunque con esa voz ahuecada


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y suave, cualquiera que hubiese odo habra pensado que lo conoca o que lo haba vistoalguna vez.

pero nunca la haba visto personalmente. aunque haca varios minutos que estaba en laterraza, con tanto viento y no menos de treinta grados de temperatura, tena la mano

helada, como si estuviera an bajo efectos de la refrigeracin de su mercedes.pareca ms vieja que en las fotos de las revistas y se le notaba el estiramiento de la pielde la cara. como suele ocurrir, aunque en ella se lo vea en un grado menor, la ciruga,eliminando las marcas de e"presin, le haba tensado la piel de los ojos y suavizando todoartificialmente, le haba dejado una carita de conejo.

ya estaba saludando a otro, a quien seguramente conoca porque se disculpaba:

'pena que no pueda quedarme a los brindis... tengo un bautismo en el campo de lujn yestoy comprometida a llegar antes del postre...

despu$s oy que le deca al mecnico que el lugar era &hermoso& y &encantador& y queesperaba que todo saliera tan bien como haba comenzado.

cuando el animador anunci que se presentara un grupo de mariachi que estaba de modaen punta del este la vieja aprovech para despedirse de todos levantando una mano yhaciendo ademanes de tirar besos a los que seguan en la piscina sali por la puerta de losvestuarios acompa%ada por uno de su custodios y el mecnico, que la guiaba, tomndolade un brazo.

el gerente no volvi a ver al otro custodio, ni a los muchachos disfrazados de fotgrafosque anduvieron por los tanques de agua vigilando todo. buscndolos con la mirada,evocaba el tacto fro de la mano de la vieja. pareca un pez reci$n salido del agua heladadel mar: un pez rosado. record la escena del vestuario y se le ocurri pensar que el penedel custodio, tambi$n rosado, deba ser fro como un pez, o como la mano de la vieja.

y era vieja: poco despu$s de que saliera, ensay un fielding y calcul que haba sido lapersona de mayor edad entre medio centenar de invitados y ms de una veintena de gentedel personal que, hasta ese momento, haban pasado por la terraza.

deba tener setenta: diez a%os ms que su suegra.

qu$ puede contar de todo esto un marido! el mecnico le haba dicho que invitara suesposa.

'todos van a venir con sus mujeres, o con mujeres... no se olvide que lo nico quetenemos que hacer es celebrar... no quiero verlo con carade ejecutivo en medio de la joda.

eso s se lo haba contado a su mujer. ella estuvo de acuerdo en que no corresponda que


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fuese: habra gente de la noche, novias de futbolistas, modelitos de algn servicio deacompa%antes y, hasta peores que ellas, andaran por ah las mujeres de los socios,ricachonas, guarangas.

tambi$n le comentara que haba conocido a la cementera y algn detalle de su vestido o

de sus joyas. elogiara la sobriedad. no le hablara de los custodios ni de la imagen de lavieja, que pareca feliz de mezclarse con usureros y advenedizos.

para su mujer, la cementera seguira representando a una dama de las

1 urbana fogwill-rodolfo(autosaved)

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