verdugo patricia - la caravana de la muerte pruebas a la vista

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  • 8/8/2019 Verdugo Patricia - La Caravana de La Muerte Pruebas a La Vista

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    LA CARAVANA

    DE LA MUERTE

    PRUEBAS A LA VISTA

    PATRICIA VERDUGO

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    Editorial Sudamericana

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    Patricia Verdugo es Premio Nacional de Periodismo 1997 en Chile y ha recibido tambinimportantes distinciones en el extranjero como el Premio Mara Moors Cabot (Columbia

    University, 1993) y el LASA 2000, otorgado por ms de doce mil acadmicos integrantes de laLatin American Studies Association.

    Patricia Verdugo es autora adems de nueve libros: Una Herida Abierta (1979), Andr de LaVictoria (1984), Quemados Vivos (1986), Los Zarpazos del Puma (1989), Operacin Siglo XX

    (1990), Tiempo de Das Claros (1990), Conversaciones con Nemesio Antnez (1995),Interferencia Secreta (1998), Bucarest 187 (1999). Tiene el rcord editorial de mayor venta en

    Chile con Los Zarpazos del Puma. Con Interferencia Secreta su obra lleg a Europa yLatinoamrica. Bucarest 187 estuvo, durante un ao, entre los libros chilenos ms vendidos.

    Su investigacin periodstica Los Zarpazos del Puma, realizada durante la dictadura militar, fueasumida como medio de prueba en el inicio de la investigacin judicial de la que da cuenta este

    libro y que permiti al juez Guzmn contar con una ordenada base de datos.

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    Todo indica que la misin militar encomendada al general Arellano Stark, Oficial Delegado delgeneral Pinochet, conocida como "caravana de la muerte", tena dos objetivos: instaurar el miedoen el corazn de la poblacin civil e imponer en el Ejrcito una "lnea dura" e implacable. Paraalcanzar estas metas no se trepid en masacrar a prisioneros indefensos y hacer desaparecer suscadveres.

    La maraa de contradicciones, los silencios de la cadena de mando, los subterfugios, laobediencia debida, las lealtades y deslealtades quedan al descubierto en este libro.Patricia Verdugo nos entrega una extraordinaria sntesis del proceso que lleva adelante el juezJuan Guzmn Tapia. Trece tomos pblicos y uno reservado reunan la pesquisa de este juezcuando el 8 de agosto de 2000la Corte Suprema ratific el desafuero de Pinochet.Aqu estn las pruebas, los documentos, los fallos, todos los elementos de anlisis. Es un derechode todo ciudadano tener acceso a estas pginas y formarse una opinin con las Pruebas a la Vista.

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    Diseo y fotografa de portada scar Jadue

    Motivo de portada:Memorial de los Detenidos Desaparecidos en el Cementerio General Fotografas de interiorGentileza del Centro de Documentacin COPESAGentileza de los familiares de los retratadosDiseo de interiores Guillermo FeuerhakeImpresin Andros Impresores

    Edicin al cuidado de Jorgelina Martn 2000, Patricia Verdugo 2000, Editorial Sudamericana ChilenaSanta Isabel 1235 ProvidenciaFono 2746089Fax 2236386Email sudcrule@edsudamericanaSantiago de Chile ISBNN 9562621022

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    "Fue y es un dolor tan enorme, un dolor indescriptible.Ver frustrado lo que se ha venerado por toda una vida:

    el concepto de mando, el cumplimiento del deber, el

    respeto a los subalternos y el respeto a los ciudadanos quenos entregan las armas para defenderlos y no para

    matarlos".

    General Joaqun Lagos OsorioComandante en Jefe de la

    Primera DivisinEjrcito de Chile 1973

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    A Sola Sierra, lder de la Agrupacin de Familiares

    de Detenidos Desaparecidos hasta su muerte en 1999

    Por su bondad, valenta y tenacidad.

    A Fedora Pea y Germn Berger, representando

    a todos los hijos que se quedaron en la orfandad.

    Por el milagro de sus miradas limpiaspese a tanto dolor y a tanta ausencia.

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    NDICE

    Captulo Uno..............................................................................8

    Captulo Dos..............................................................................13

    Captulo Tres.............................................................................27Captulo Cuatro .........................................................................37

    Captulo Cinco...........................................................................53

    Captulo Seis..............................................................................65

    Captulo Siete............................................................................80

    Captulo Ocho............................................................................90

    Documentos Anexos

    I. Fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago .......................103

    II Alegato de la Presidenta del Consejo de Defensa

    del Estado, Clara Szczaranski, ante la Corte Suprema.............. 130

    III. Fallo de la Corte Suprema que aprob el desafuero

    por 16 votos a favor y cuatro en contra.....................................136

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    UNO

    Esta es la trgica historia que, en 1973, cost la vida de setenta y cinco prisioneros polticosen cinco ciudades de Chile: Cauquenes, La Serena, Copiap, Antofagasta y Calama. Prisioneros

    que, en su mayora, se haban presentado voluntariamente a los llamados de los bandos militaresen los das que siguieron al golpe militar. Prisioneros que confiaron en las autoridades militares.Algunos de ellos ya haban sido sentenciados por consejos de guerra con penas de 61 das hastavarios aos de crcel. La mayora esperaba, en prisin, ser juzgados.

    Esta es tambin la historia de cmo los uniformados chilenos educados en el seno de unasociedad humanista y crecientemente democrticase vieron fatdicamente forzados a laviolencia fratricida.

    No se sabe cundo ni de dnde surgi el nombre de "caravana de la muerte". Slo sabemosque ese nombre fue de boca en boca durante los doce aos en que esta historia se mantuvo ocultapor el manto de silencio que impuso la censura. Es posible que el nombre se lo hayan dado losmismos militares que fueron atropellados por el accionar criminal de la comitiva. O quizs se lodieron las familias de las vctimas.

    El caso se hizo pblico slo a mediados de 1985, cuando el abogado Sergio ArellanoIturriaga hijo del general Sergio Arellano Starkbusc limpiar el nombre de su padre de este"rumor" que lo ensangrentaba. Public un libro llamado Ms all del abismo donde dedicaba sloun prrafo a este asunto (pgina 62). Deca, en sntesis, que en octubre de 1973 su padre "recibila orden de revisar numerosos procesos llevados en provincias, en especial en la zona norte, porconsejos de guerra" y que "se aboc a esta tarea con la asesora de tres auditores designados porel Comandante en Jefe, dando prioridad a los juicios cuyas sentencias haban establecido penacapital, por lo que debi trasladarse a diversas ciudades. En la ingrata misin, modific lamayora de las condenas, ratificndolas slo en casos que revestan especial gravedad, segn losantecedentes procesales".

    Agreg el hijo del general que, en Calama, "donde se viva una gran agitacin, ante larevelacin de un frustrado proyecto de hacer volar la planta de explosivos Dupont, un grupo depresos polticos fue ejecutado sin mediar sentencia alguna, en las afueras de la ciudad. Slo a suregreso, en Antofagasta, mi padre se enter de lo sucedido, pero poco despus Radio Mosc loinvolucrara en los hechos".

    Reaccion primero el coronel (R) Eugenio Rivera Desgroux, comandante del Regimiento deCalama en 1973, por medio de una carta que public la revista disidente Anlisis. Su desmentidofue categrico: la comitiva del general Arellano haba asesinado a veintisis prisioneros polticosy no haba tal clima de agitacin en Calama que pudiera justificar los hechos. De qu se tratabaeste episodio en que, por primera vez en la dictadura militar, se enfrentaban pblicamente un

    general y un coronel?En octubre de 1985, cuando se cumplan doce aos de la masacre, la abogada Carmen Hertzinterpuso la primera querella criminal contra el general Sergio Arellano Stark y los oficialesMarcelo Moren Brito y Armando Fernndez Larios (nicos integrantes de la comitivaidentificados hasta ese momento). La querella fue por el "homicidio calificado" del periodista yabogado Carlos Berger, esposo de la abogada Hertz.

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    De ah en adelante el caso fue colndose hasta en las noticias de la prensa oficialista.Judicialmente, la querella de la abogada Hertz se resolvi en slo diez das: la jueza del SegundoJuzgado del Crimen de Calama se declar incompetente para investigar, por haber militaresinvolucrados, y la justicia militar acept la competencia para aplicar de inmediato el decretoleyde amnista y cerrar el caso. Lo mismo ocurri con todas las querellas que interpusieron las

    familias de las otras vctimas.Entretanto, al coronel Eugenio Rivera se sum el general (R) Joaqun Lagos Osorio,comandante en jefe de la Primera Divisin de Ejrcito en 1973.

    Desminti, en la revista disidente Apsi, la versin del general Arellano Stark, quien sostena a esta altura del debateque se trataba de "afirmaciones difamatorias", que l no tena"responsabilidad penal" en los hechos y que estaba dispuesto a prestar toda su colaboracin a lajusticia para aclararlos.

    Entre declaraciones que iban y venan, el caso se torn tan confuso que decid realizar unainvestigacin periodstica para buscar la verdad. As fue como tom la hebra de la misin militarque parti al sur de Chile el 30 de septiembre de 1973, de su accionar en Talca y de la masacre decuatro jvenes en Cauquenes. Luego, el 16 de octubre de 1973, la misin inici un viaje al norte,

    dejando un reguero de vctimas: quince en La Serena, diecisis en Copiap, catorce enAntofagasta y veintisis en Calama.Logr entrevistar al general Joaqun Lagos; a los coroneles Eugenio Rivera (Calama), Ariosto

    Lapostol (La Serena), scar Haag (Copiap) y Efran Jaa (Talca); al teniente coronel OlagierBenavente y al mayor Fernando Revece. Y fueron las voces de estos militares las que relataron ladolorosa historia de los setenta y cinco prisioneros polticos, la mayor parte de los cuales pasarona ser detenidosdesaparecidos.

    Para entonces ya tenamos identificados a otros miembros de la comitiva: los coroneles PedroEspinoza Bravo y Sergio Arredondo Gonzlez, el teniente Juan Chiminelli Fullerton y a dos delos pilotos del helicptero Puma (los capitanes Emilio de la Mahotiere y Antonio Palomo).

    La investigacin periodstica se tradujo en el libro Los Zarpazos del Puma (Editorial Cesoc,

    1989). Libro que devel el escenario sobre el que se movi el helicptero Puma que transport ala comitiva militar dirigida por el general Sergio Arellano Stark, investido del cargo de OficialDelegado del Presidente de la Junta de Gobierno y Comandante en Jefe del Ejrcito. Ese ttulo Oficial Delegadolo transformaba en un alter ego del poderoso general Augusto PinochetUgarte.

    Cuando se inici la transicin a la democracia, en marzo de 1990, el Presidente PatricioAylwin encarg a la Comisin Nacional de Verdad y Reconciliacin, presidida por el jurista RalRettig, la investigacin sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas durante ladictadura. El caso de la "caravana de la muerte" qued registrado bajo el ttulo "Elendurecimiento de octubre" y las vctimas fueron oficialmente reconocidas como tales. Esimportante aclarar que, en ese momento, de las setenta y cinco vctimas slo catorce tenantumbas. Nos referimos a los catorce cadveres de Antofagasta que el general Joaqun Lagos, alenterarse de la masacre, orden a los mdicos "armar" y meter en urnas selladas para entregarlosa sus familias. Las otras sesenta y un vctimas continuaban en calidad de detenidosdesaparecidos.

    El general Sergio Arellano, a mediados de 1991, se querell en mi contra, acusndome dehaberlo injuriado en mi libro. Y cuando el juez Mario Carroza acept mi peticin de interrogar atodos los miembros de la comitiva militar, de modo de precisar de una vez por todas lo ocurrido,

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    la defensa del general protest. Dijo su abogado que ordenar esas diligencias era "agraviante"para el honor del general y que el juez no tena competencia para investigar crmenes ocurridoshace dieciocho aos. Finalmente, el caso se cerr en 1993, ya que ni el juez, ni la Corte deApelaciones, ni la Corte Suprema hallaron antecedentes para someterme a proceso. Eso le dio ami investigacin periodstica una suerte de certificado de veracidad otorgado por los tribunales.

    El caso de la "caravana de la muerte" habra quedado hasta ah si no es por el proceso queluego se abri en Espaa contra el general Pinochet. En junio de 1996, la Unin de FiscalesProgresistas present una acusacin por genocidio contra Pinochet y la Junta Militar chilena,acusacin a la que se sum la Fundacin Salvador Allende, con sede en Madrid. Dos espaolesde la Fundacin jugaron un papel clave en dicho proceso, Joan Garcs y Vctor Pey, dos asesoresdel Presidente Allende cuya lealtad qued ms que probada a lo largo de los aos.

    El da del golpe militar, el Presidente escogi a Garcs para acompaarlo en el palacio de LaMoneda y encarg a Pey la casa presidencial donde estaba su esposa. Desde sus respectivospuestos, los dos realizaron las gestiones que Allende solicit en sus ltimas horas de vida.Veintitrs aos despus del golpe, ambos decidieron que ya era hora de buscar justicia en Espaa,ante la imposibilidad de encontrarla en Chile. Y mi investigacin sobre la "caravana de la

    muerte" se transform, entonces, en una prueba clave del caso.En Chile, entretanto, el general Pinochet segua como Comandante en Jefe del Ejrcito ymantena una fuerte cuota de poder poltico que incluso impeda investigar delitos cometidos pormiembros de su familia. Se haba impuesto la imagen comunicacional de que todos los atropellosa los derechos humanos haban sido obra de mandos medios, "excesos de mandos medios" sedeca. El general Pinochet, en suma, era inocente. Se divida la represin en tres etapas. Losprimeros das despus del golpe militar de septiembre de 1973, en los cuales el "caos" impidicontrolar desbordes de estos "mandos medios". Luego, hasta fines del ao 77, la accin criminalfue tarea de la DINA y el nico responsable era su director, el general Manuel Contreras.Algunos agregaban, en este perodo, la accin criminal del Comando Conjunto (dependiente de laComunidad de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y Carabineros). Y, finalmente, desde el ao

    78 en adelante, haba algunos lamentables episodios de responsabilidad de "mandos medios" dela CNI. Todo haba ocurrido a espaldas de Pinochet, se deca. Debamos conformarnos seagregabacon que el general Manuel Contreras estuviera en Washington.

    En qu otro pas del mundo el jefe de Inteligencia de la dictadura estaba entre rejas? Era lapregunta "de consuelo" que se repeta en salones y sobremesas.

    Mientras, el proceso en Espaa segua su curso en manos del juez Manuel Garca Castelln,elegido por sorteo en la Audiencia Nacional de Madrid, y en 1997 surgieron seales queindicaban el inters de Estados Unidos por apoyar el caso. La ministra de Justicia, Janet Reno,anunci en Washington la apertura de los archivos para que el juez espaol pudiera investigar. Ala Casa Blanca no le bastaba con la breve condena al general Contreras y al brigadier PedroEspinoza, ya entre rejas en Punta de Peuco, una crcel militar que se construy especialmente

    para ellos. La dictadura militar chilena haba traspasado el lmite de lo permitido por EstadosUnidos al asesinar, en Washington, al ex canciller Orlando Letelier. La bomba que estall bajo suautomvil mat, adems, a una ciudadana norteamericana, su asistente Ronnie Moffitt. El actoterrorista de 1976, en plena capital de Estados Unidos, deba tener una sancin ejemplar para elmundo.

    Poco y nada se inform, en la prensa local, sobre lo que ocurra en Espaa y en EstadosUnidos, hasta que en 1998 todo el escenario cuidadosamente planeado para proteger a Pinochety/o a la transicin chilena a la democraciase vino al suelo estrepitosamente. Cuando se anunci

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    que Pinochet asumira como senador vitalicio, al completar los ocho aos en la jefatura delEjrcito durante la transicin, un grupo de diputados de la gobernante Concertacin se rebel yanunci que presentara una acusacin constitucional en su contra.

    Acto seguido, Gladys Marn secretaria general del Partido Comunistapresent unaquerella por homicidio, secuestro, asociacin ilcita e inhumacin ilegal en contra de "Augusto

    Pinochet y otros", la que fue acogida a tramitacin por la Corte de Apelaciones. As se inici elproceso nmero 2.182-98 y se design como juez especial (ministro de fuero) a Juan GuzmnTapia.

    Nadie apostaba un peso al xito de este proceso. No estaban dadas las condiciones polticas para terminar con la impunidadinmunidad del general Pinochet. Existan an importantescuotas de miedo que se colaban hasta en La Moneda. Dos veces fui citada a declarar y, en lasegunda ocasin, el juez Guzmn me recibi con Los Zarpazos del Puma en la mano. El libroestaba lleno de anotaciones y papeles autoadhesivos amarillos marcando sus pginas. Al final dellargo interrogatorio donde chequeamos lo ocurrido en cada ciudadfirm una brevedeclaracin, y el ministro se despidi diciendo: "La felicito, hizo una muy buena investigacin".Y mi libro pas a ocupar casi todo el segundo tomo del proceso.

    En octubre de 1998, el vitalicio senador Pinochet fue arrestado por Scotland Yard en laLondon Clinic, mientras se repona de una intervencin quirrgica. La orden de arresto fuesolicitada por el juez espaol Baltasar Garzn, quien hasta entonces llevaba el proceso porgenocidio contra la Junta Militar argentina. En su investigacin este juez haba puesto la lupasobre la Operacin Cndor, nombre dado a la coordinacin de organismos de Inteligencia delcono sur, una especie de transnacional represiva que cost la vida a centenares de disidentes envarios pases. Adems se haba hallado, poco antes, un archivo secreto en Paraguay. El generalPinochet, como jefe mximo de la DINA, habra tenido all un papel clave ("Cndor Uno") y deah su arresto y la solicitud oficial de extradicin para procesarlo.

    El arresto del generalsenador, en Londres, tuvo una duracin de 503 das y provoc enChile un revuelo poltico de gran magnitud. El gobierno del Presidente Eduardo Frei us todos

    los argumentos posibles para tratar de liberarlo: desde negar jurisdiccin a los tribunales inglesesy espaoles, hasta esgrimir razones humanitarias por su precaria salud, pasando por el mejorderecho de Chile a juzgarlo. As, el proceso iniciado por la secretaria general del PartidoComunista, esposa de un detenidodesaparecido, fue usado como argumento clave: ya haba unainvestigacin en curso en manos de los tribunales chilenos.

    Cmo es que se deca que no ramos capaces de enjuiciarlo en Chile?, se alegaba.Cuando Pinochet regres a Chile por "compasin" del gobierno ingls, en marzo de 2000, no

    hizo ms que bajarse del avin en silla de ruedas y luego se levant, caminando por la losa ysaludando a sus amigos y familiares. La ostentosa demostracin de buena salud, transmitida portelevisin al mundo entero, puso nuevamente la mira sobre el ministro Juan Guzmn y suinvestigacin. El grito multitudinario de juicio a Pinochet! reson fuerte en calles y plazas

    durante los actos de transmisin del mando, cuando el socialista Ricardo Lagos asumi comoPresidente de la Repblica el 11 de marzo de 2000.

    De las ms de 150 querellas interpuestas contra el general Pinochet por las familias de lasvctimas, hasta mediados de 2000 la ms contundente era sin dudala de la "caravana de lamuerte". Ya en junio de 1999, el ministro Guzmn haba arrestado y sometido a proceso algeneral Sergio Arellano, al brigadier Pedro Espinoza y a los coroneles Sergio Arredondo yMarcelo Moren Brito. Luego ampli el procesamiento al oficial Patricio Daz Araneda y al exauditor militar Daniel Rojas Hidalgo (caso Copiap) y solicit la extradicin del oficial Armando

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    Fernndez Larios, quien se encontraba en Estados Unidos luego de cumplir condena por elasesinato LetelierMoffitt.

    Si bien este caso registra por ahora setenta y cinco vctimas todo indica que hay muchasms, el ministro Guzmn redujo la acusacin a diecinueve "secuestros calificados". Esto sedebi a que las investigaciones de los tribunales de justicia durante la transicinlograron dar

    con el paradero de los restos de cuarenta y dos vctimas, las que sumadas a las catorce deAntofagasta, sacaron del listado de detenidosdesaparecidos a un total de cincuenta y seispersonas.

    La acusacin, por tanto, se limit debido a la interpretacin del decretoley de amnistavigente. As como durante la dictadura se aplicaba la amnista sin investigar los casos (ante lasola mencin de uniformados como autores de un crimen), durante la primera dcada de latransicin, los tribunales de justicia fueron reinterpretando la polmica ley. Se fue exigiendo quelos hechos estuvieran medianamente aclarados y los responsables, identificados antes de aplicarla amnista. Luego se exigi que los restos de una vctima estuvieran debidamente identificadosantes de declarar el caso como "homicidio calificado" y amnistiarlo. Si no aparecan los restos,las vctimas de arresto y la posterior desaparicin quedaban como "secuestradas", delito

    permanente que no poda ser amnistiado. Para el ao 2000, incluso, ya haba casos en que lasCortes aplicaban tratados internacionales que anulan amnistas y prescripciones por tratarse decrmenes de "lesa humanidad".

    El hecho es que, en el caso de la "caravana de la muerte", los abogados querellantes pidieronal ministro Juan Guzmn el desafuero del senador Pinochet quitarle la inmunidadparlamentariade manera de poder someterlo a proceso. Y as lo hizo el juez, tres das despusde que Pinochet volviera a Chile. Solicit su desafuero como autor de diecinueve secuestros. Esdecir, por trece vctimas de Calama, tres de Copiap y tres de Cauquenes. La Corte deApelaciones de Santiago decidi quitarle el fuero parlamentario en mayo de 2000. La defensa delgeneral Pinochet apel y la Corte Suprema ratific el desafuero el 8 de agosto del mismo ao,argumentando en la larga sentencia que "debe concluirse que la orden de proceder en la forma

    que se ejecut debi haber sido decretada por el propio Comandante en Jefe" (ver documentosadjuntos).

    La acuciosa investigacin del ministro Juan Guzmn Tapia constaba de trece tomos pblicosy uno "reservado" al momento de decidirse el desafuero del general Pinochet, en su calidad desenador vitalicio. Miles y miles de fojas que fueron develando esta trgica historia, en susincrebles detalles.

    Una historia que pertenece a los cimientos sobre los que se fund la cruenta dictadura militardel general Pinochet, ya que tal como en los aos 80sigo creyendo que esta comitiva militartuvo una doble misin terrorista. Por un lado, sembr el terror entre los disidentes, un miedoparalizante que cay sobre Chile como espesa bruma y cuyos ltimos jirones seguan a la vista alcomenzar el siglo XXI. Por otro, la misin militar puso en lnea tambin de modo aterrador

    al Ejrcito y a todas las Fuerzas Armadas. En suma, se trata del acto fundacional que invent unaguerra sin Dios ni ley, en la que miles de chilenos murieron, decenas de miles sufrieron torturas ycientos de miles vivieron un largo exilio, amn de los millones que vieron trastocar sus vidascomo resultado de ese miedo. Conocer los detalles de la investigacin los tomos pblicos delprocesoes un deber de todo ciudadano, civil y uniformado, que desee tener una opinin alrespecto y que tenga inters en la reciente historia de Chile. De ah este esfuerzo por relatar, delmodo ms fidedigno posible, la acuciosa pesquisa del ministro Juan Guzmn Tapia.

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    DOS

    La comitiva inici su viaje hacia el sur de Chile el 30 de septiembre de 1973 en la maana

    al parecer, un segundo viaje al sur, a bordo de un helicptero militar Puma que parti desde elaerdromo de Tobalaba, ubicado al oriente de la capital chilena. El recorrido, segn declar el brigadier Pedro Espinoza, contempl las ciudades de Cune, Talca, Cauquenes, Linares,Concepcin, Temuco, Valdivia y Puerto Montt. No en ese orden, como qued demostrado en elcurso de la investigacin judicial. Desde Talca, ese mismo 30 de septiembre de 1973, el generalSergio Arellano Stark habl con el general Washington Carrasco Fernndez, comandante en jefede la Tercera Divisin de Ejrcito, con asiento en Concepcin.

    Le comunic el general Arellano el motivo de su ingreso a su zona jurisdiccional?pregunt el ministro Guzmn al general Carrasco.

    Efectivamente, desde Talca me comunic telefnicamente que vena en calidad deDelegado de la Junta de Gobierno a controlar la situacin y que, segn su entender, deba

    relevarse del mando del regimiento Talca al teniente coronel Efran Jaa Jirn contest elgeneral Carrasco que le explic, al general Arellano la situacin de Talca. Es decir, que desdeel da siguiente al golpe militar reciba quejas de gente de derecha acerca de "que el comandanteJaa no obraba con firmeza, pues mantena a muchos integrantes del gobierno anterior en sus puestos". Por eso haba nombrado al teniente coronel Juan Von Chrismar Escuti como sudelegado, quien haba ido a Talca a ver qu pasaba. Ya haba recibido los informes y dijo algeneral Arellano "aprob la poltica del comandante Jaa". Pese a su informe, el generalArellano hizo valer su mxima autoridad.

    El, no obstante lo anterior, lo relev de sus funciones militares y de sus funciones comoIntendente asegur el general Carrasco al juez.

    Testigo de esa conversacin fue el segundo comandante del regimiento de Talca, teniente

    coronel Olagier Benavente: "Estaba el general Arellano usando el telfono directo, hablando aConcepcin. Cuando colg, me pregunt qu problemas tena en Talca. Yo le respond que,afortunadamente, no tenamos problemas. El insisti en saber cules eran los casos ms difcilesentre los presos polticos. Yo le dije que ninguno en ese momento, porque una semana anteshabamos fusilado al intendente Castro en el regimiento". Se refiere al intendente socialistaGermn Castro1.

    El coronel Efran Jaa Girn, por su parte, recuerda que el general Arellano lo saludframente: "Se limit, en forma tajante, a preguntarme el nmero de bajas registradas en mijurisdiccin"2. De ah en adelante, la confusin fue en aumento.

    El coronel Jaa, experto de Inteligencia Militar, le aseguraba que Talca estaba en calma, queya se haba reunido con campesinos y obreros, que estaba promoviendo la buena relacin cvicomilitar. Y el general Arellano le hablaba de guerra y del recin descubierto "Plan Zeta" 3.1 Los Zarpazos del Puma, pgina 26. La mxima autoridad poltica de la provincia, el intendente Germn Castro,huy cordillera adentro el da del golpe militar y fue detenido por carabineros en el Paso Nevado, tras un tiroteo quecost la vida al cabo Orlando Espinoza. El intendente Castro fue sometido a consejo de guerra y condenado a muerte.2 Op. cit., pgina 27.

    3 Plan Zeta: profusamente divulgado por las nuevas autoridades militares, como la prueba de que la izquierdaplaneaba el exterminio de los opositores. Todo indica que el Plan Zeta fue inventado por algn organismo de

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    Resultado: "El general Arellano me comunic que, en su calidad de Delegado del Comandante enJefe del Ejrcito y de la Junta de Gobierno, yo debera entregar el mando para continuar misservicios en el Estado Mayor del Ejrcito", record el coronel Jaa.

    El documento que relev del mando al coronel Jaa, con carcter de "reservado", es el nicoque se conserv con la firma del general Sergio Arellano en su calidad de Oficial Delegado. Y el

    coronel Jaa parti a Santiago, fue luego arrestado y sometido a un consejo de guerra quepresidi el propio general Arellano, ya en calidad de Juez Militar de Santiago y de comandante enjefe de la Segunda Divisin de Ejrcito. Acusado de "incumplimiento de deberes militares", seconden al coronel Jaa a tres aos de presidio.

    No est claro el recorrido de la "caravana de la muerte" por el sur de Chile. Todo indica queel helicptero baj y subi por el mapa durante varios das. El brigadier general de EjrcitoGastn Ziga Paredes asegur al juez que el general Arellano y su comitiva "unos diezoficiales y suboficiales"llegaron a Concepcin el lunes 1 de octubre de 1973, durmieron endependencias militares y "se retiraron en la tarde del da siguiente con destino al sur". Qu pasen Concepcin? El general Washington Carrasco se lo cont al ministro Guzmn:

    Una vez llegado el general Arellano a Concepcin, hizo gestiones para acelerar los

    procesos? pregunt el juez.Efectivamente revis, en el Juzgado Militar, los procesos en desarrollo y los aprob sin

    modificarlos contest el general Carrasco.Es efectivo, como asegura el coronel Rivera en el libro Los Zarpazos del Puma, que usted

    "habra parado en seco al general Arellano, impidiendo una masacre?"En realidad tuvimos conversaciones muy amistosas que, finalmente, permitieron tener el

    acuerdo para mantener la situacin de los respectivos procesos, tal como sucedi.El juez le pidi ms detalles.Tuvimos una larga conversacin, incluso durante el almuerzo, en la cual yo le expliqu mi

    poltica, cual era la de combatir a aquellos que lo hacan con armas abiertamente, detener a lossospechosos para que fueran juzgados y liberar a aquellas poblaciones controladas por el MIR contest el general Carrasco.

    Le dijo el general Arellano que su poltica era blanda, poco firme?No, solamente se refiri a la necesidad de acelerar los procesos. Posteriormente supe que

    algunos de los miembros de su comitiva habran dicho que yo era blando y muy bueno para darexplicaciones.

    Y el general Pinochet le dijo alguna vez que su actitud no fue muy enrgica?Jams. Solamente not la preocupacin de l y de los miembros de la Junta por la situacin

    de tranquilidad que exista en la zona, pues permanentemente estaban consultando, dado que enesa poca muchos denominaban a Concepcin como el Vietnam chileno y era lgico quepresumiesen que hubiese habido enfrentamientos declar el general Carrasco.

    Y qu pas entre ambas visitas? El general Bravo asegur lo siguiente: "El general Arellanome llam unas cuatro o cinco veces para saber del curso de la substanciacin de los procesos,recibiendo siempre la misma respuesta de mi parte: que yo estaba dejando actuar a quienescorresponda en el proceso. Es decir, al fiscal, al auditor, a los vocales del consejo de guerra, a los

    Inteligencia para justificar la represin contra funcionarios del gobierno depuesto y militantes de izquierda.

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    abogados defensores, de modo que investigaran a fondo el caso. Le dije que por ningn motivointervendra ni los apurara, porque no me corresponda ni quera hacerlo".

    La segunda visita del general Arellano y su comitiva se produjo el 3 de octubre de 1973. Y elconsejo de guerra presionado, sin duda, por los telefonazos ya haba condenado a muerte adoce personas. "Firm el decreto de cumplimiento de las sentencias. Recuerdo que el general

    Arellano agreg su firma a la ma en el mismo decreto", declar el general Bravo.Esa misma noche, el general Arellano y su comitiva asistieron al fusilamiento de uno de losdoce condenados: Jos Gregorio Liendo Vera, 28 aos, lder del Movimiento CampesinoRevolucionario, conocido como "comandante Pepe". Al da siguiente fueron fusiladas las otrasonce personas, entre ellas el lisiado Pedro Barra, quien slo poda movilizarse en silla de ruedas4.El general Bravo no pudo explicar al juez por qu el fusilamiento de Liendo se adelant para lanoche del 3 de octubre de 1973. Acept como "posible" que el general Arellano hubieraintervenido para estar presente en esa ejecucin. Y tampoco pudo explicar la razn por la que nose entregaron los cadveres a las familias. Estuvo convencido por muchos aosde que loscuerpos haban sido entregados, ya que as lo orden. "Con mucha sinceridad debo declarar queestoy arrepentido de no haber extremado los mecanismos de control para verificar que se

    hubiesen entregado los cadveres a los deudos, pero s estoy seguro de haber dado rdenes alrespecto", haba declarado el general Bravo en una corte de Valdivia en 1990, la que investigabala muerte de otras dieciocho personas en la localidad de Futrono, ese mismo octubre de 1973.

    Y si el general Arellano y su comitiva estuvieron en la noche del 3 de octubre en Valdivia, elhecho establecido en el proceso es que llegaron a Cauquenes el 4 de octubre por la maana. Elgeneral Washington Carrasco recordaba claramente la fecha, pese a que el general SergioArellano insiste en que estuvo all el 1 de octubre.

    El comandante Rubn Castillo Whyte, del regimiento de Cauquenes, tuvo algunaresponsabilidad en los fusilamientos? pregunt el juez al general Carrasco.

    4 Fue el general Hctor Bravo Muoz, comandante en jefe de la Cuarta Divisin de Ejrcito en 1973, quien dijo al

    juez que la comitiva del general Arellano visit Valdivia en dos ocasiones y que entre ambas visitas "mediaron entrediez y doce das". La primera ocurri entre el 23 y el 25 de septiembre de 1973.Qu ocurri entonces?

    Le dije taxativa y cortsmente a Arellano que, sin perjuicio de su nombramiento de Oficial Delegado, nointerferira en la substanciacin de las causas, ni menos en los consejos de guerra que ya estaban en proceso. Y as loacept y se hizo declar el general Bravo al juez.Listado de fusilados en Valdivia el 4 de octubre de 1973:

    Jos Barnentos Warner, 29, casado, profesor de Castellano, estudiante de Filosofa y msico de la Orquesta deCmara de la Universidad Austral; Vicepresidente de la Federacin de Estudiantes, se present voluntariamente alregimiento local.

    Pedro Barra Ordez, 22, soltero, estudiante, lisiado. Profesor voluntario de alfabetizacin de familiascampesinas.

    Sergio Bravo Aguilera, 21, casado, un hijo, obrero maderero. Santiago Garca Morales, 26, casado, dos hijos, obrero maderero. Luis Enrique Guzmn Soto, 21, casado, dos hijos, obrero maderero. Fernando Krauss Iturra, 24, casado, dos hijos, estudiante de Medicina, secretario regional del MIR. Luis Pes Jara, 29, soltero, obrero maderero. Vctor Rudolf Reyes, 27, soltero, empleado del Complejo Maderero. Rudemir Saavedra Bahamondes, 29, soltero, obrero maderero. Vctor Saavedra Muoz, 19, soltero, obrero maderero. Luis Valenzuela Ferrada, 20, soltero, obrero maderero.

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    Estimo que no, pues en caso de haber tenido responsabilidad, deb haber conocido losprocesos respectivos en mi calidad de juez militar de la Tercera Divisin, ya que el regimientoAndalin estaba bajo mi jurisdiccin.

    A qu se debieron las ejecuciones de Cauquenes?Creo recordar que se me inform que dichas muertes se produjeron por fuga de los

    detenidos asegur el general Carrasco.El relato de lo ocurrido en Cauquenes lo obtuvo el ministro Juan Guzmn de boca del coronelRubn Castillo Whyte, comandante del regimiento, en enero de 1999.

    A los 73 aos, recordaba claramente lo ocurrido:"El 4 de octubre de 1973, alrededor de las 11.00 horas, lleg un helicptero militar al patio

    de honor del regimiento. De dicha nave descendieron el general Sergio Arellano Stark, losoficiales Pedro Espinoza Bravo, Marcelo Moren Brito, Armando Fernndez Larios y otros conuniforme de combate y armamento". No, no iba Sergio Arredondo. De eso estaba seguro elcomandante Castillo Whyte porque haban trabajado juntos en el Comando de InstitutosMilitares.

    Estando ya en la oficina de la comandancia, agreg el coronel Castillo Whyte, "el general

    Arellano me indic que deba revisar los procesos. Le contest que los detenidos estaban en elCuartel de Investigaciones y en la crcel de Cauquenes, que las causas estaban en proceso desumario, an sin sentencia del consejo de guerra. Ante esto me pidi el registro de los detenidos,cuyo documento estaba en la oficina de la Intendencia, lugar al cual nos dirigimos".

    Tras estudiar Arellano y sus oficiales el registro de detenidos, "el general Arellano, con unlpiz en la mano, sealiz con una marca varios nombres, tomando en consideracin la columnadelito que se le acusa y orden a Pedro Espinoza Bravo que, con Marcelo Moren Brito yArmando Fernndez Larios, se dirigieran al Cuartel de Investigaciones y a la crcel de Cauquenesa investigar e interrogar a los detenidos sealados". El comandante Castillo Whyte orden alteniente Jorge Acua que los acompaara.

    Como ya era la hora de almuerzo, invit al general Arellano al Club Social de Cauquenes.Tras el almuerzo volvieron a la oficina de la Intendencia y fue entonces cuando regres el grupodel general Arellano. "Pedro Espinoza Bravo dio cuenta al general Arellano que cuandotrasladaban a los detenidos Claudio Lavn Loyola, Pablo Vera Torres, Miguel Muoz Flores yManuel Plaza Arellano, en el Fundo Oriente, para ser interrogados y reconstituir la escena dellugar donde organizaban guerrillas el da 11 de septiembre, dos de los detenidos procedieron aatacar a uno de los centinelas, tratando de arrebatarle las armas e hirindolo en un brazo. El restode los detenidos aprovech de huir por los potreros". En suma, el oficial Espinoza inform algeneral Arellano que en cumplimiento del bando N 24 se los haba detenido y fusilado en elmismo lugar de los hechos. El comandante Castillo Whyte dijo que vio al "herido" centinela depie, "al parecer las heridas fueron leves" y no recordaba haber ordenado que lo llevaran alhospital.

    Qu hizo con los cuerpos? pregunt el juez.Los cuerpos de los fallecidos fueron trasladados al hospital de Cauquenes, lugar donde el

    doctor Mario Muoz ngulo practic las autopsias. Y por orden del general Arellano, dispuseque los cuerpos fueran trasladados durante la noche desde el hospital al cementerio, misin quecumpli el teniente Jorge Acua contest el comandante Castillo Whyte.

    Luego, el ministro Guzmn interrog al suboficial que fue designado por el comandanteCastillo para "estar a cargo de la seguridad del general Arellano" durante su estada en

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    Cauquenes. El entonces sargento 2 Hugo Crdenas Peailillo confirm la fecha de la masacre deCauquenes: 4 de octubre de 1973.

    Qu pas en Cauquenes que pudiera explicar la seleccin de esos cuatro jvenes para serasesinados fuera de todo proceso? Los cuatro eran amigos y pertenecan al Partido Socialista. Esoes un hecho. Pero la investigacin judicial determin que, el da del golpe militar, un campesino

    del fundo El Oriente expropiado por la reforma agraria y transformado en asentamientocampesinodijo que su hermano vio a los cuatro jvenes hacer un hoyo y enterrar municiones yexplosivos. Se asustaron los campesinos, discutieron acerca de qu hacer. As fue como DanielYez, presidente del asentamiento, decidi que lo mejor era desenterrar los objetos y entregarlosa la polica. Se trataba, dijo al juez, de unas pocas bombas molotov (combustible en botella degaseosas) y neg haber visto a Lavn entre los jvenes que hicieron el hoyo en la tierra. El hechoes que cuando Yez lleg con las bombas incendiarias a la comisara, tambin fue detenido ypasado luego al cuartel de Investigaciones.

    As, en la maana del 4 de octubre, los campesinos del fundo El Oriente recibieron unaamenazadora visita. Una decena de militares en tenida de combate y fuertemente armados, el jefede Investigaciones de la ciudad y cuatro prisioneros esposados: el denunciante Yez y los

    jvenes Vera, Muoz y Plaza. Los campesinos fueron reunidos en el patio de la casa patronal y selos inst a reconocer a los detenidos. "Los tres jvenes eran empleados de la Corporacin de laReforma Agraria y el otro era mi hermano Daniel, presidente del asentamiento", dijo scarYez al juez. Les ordenaron luego volver a la faena agrcola, en tanto se rastreaban armas en lasbodegas. No las encontraron.

    Por la tarde del mismo 4 de octubre, Lavn, Vera, Muoz y Plaza fueron llevados al fundo ElOriente. Objetivo: matarlos. Clodomiro Garrido Vsquez, quien era detective 4 deInvestigaciones, relat al juez lo sucedido: "El da en que una delegacin militar retir del recintopolicial a los cuatro jvenes cauqueninos, lleg un oficial con grado de teniente que se identificcomo Fernndez y que vesta ropa militar de campaa. Lo que ms me impresion de l fue elhecho de que estaba fuertemente armado, llevaba pistola, revlver, un corvo, un yatagn, entre

    otros. En realidad, estaba excesivamente armado. Ese mismo teniente pidi a los detenidos y selos llev, argumentando que tenan que realizar una reconstitucin de escena en el fundo ElOriente y que luego los regresaran. Mientras esperbamos su regreso, se comunic que estosjvenes se haban sublevado y que se les haba ejecutado en el mismo lugar. La comunicacin deeste hecho se hizo a travs de un bando militar, emitido por una radioemisora local, el mismo dade las ejecuciones".

    Dijo el ex detective Garrido que no identific al resto del grupo. A uno le decan "mi mayor".Y que "das despus supe, por comentarios, que haba sido la comitiva de Arellano Stark la quese encarg de las ejecuciones de estos jvenes". Finalmente, dijo Garrido al juez, "para m losucedido ha sido algo muy triste, ya que con Claudio Lavn ramos amigos desde la infancia".Subcomisario del cuartel era Domingo Palma Luna, quien dijo al juez recordar muy bien cuando

    "el da 4 de octubre de 1973 fueron sacados desde la Comisara Judicial de Cauquenes, entre las17 y las 18 horas, los cuatro jvenes Lavn, Plaza, Vera y Muozpor personal militar". Seacordaba de haber conversado con Lavn, a quien conoca desde nio: "El joven Lavn preguntacerca del lugar donde lo llevaran. Se notaba preocupado, al extremo de que estaba casi blancode miedo. Los jvenes fueron retirados desde el recinto mismo, sin esposas, y luego fueronsubidos a un vehculo tipo jeep y se fueron".

    Quines eran los militares? pregunt el juez.

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    No reconoc a ninguno de ellos. Todos vestan traje de campaa, de manera que era msdifcil reconocer a unos de otros. Pero tuve conocimiento de que el general Arellano y sucomitiva habran estado en Cauquenes el da 4 de octubre. No lo vi y menos convers con l. Entodo caso, se escuch la llegada de un helicptero al regimiento asegur el ex subcomisarioPalma.

    Por su parte, el comisario Exequiel Jara Rodrguez, quien tena el grado de inspector enCauquenes, dijo al juez que "el mismo da 4 de octubre de 1973, lleg una delegacin militar,alrededor de las once de la maana, con el objeto de interrogar a Lavn, Vera, Muoz, Plaza y aun quinto detenido, quien era sobrino del general Pinochet. Estos jvenes estaban sindicadoscomo activistas". Agreg que los jvenes fueron interrogados en la oficina del jefe de lacomisara y que despus los militares se fueron. Parti a almorzar a su casa y volvi como a las15.30 horas, "logrando ver cuando ingresaban al ltimo de los cuatro detenidos a una camionetaque se ubicaba en el patio interior del cuartel". Se acerc al grupo militar, pregunt qu pasaba yalguien le respondi que los llevaban al fundo El Oriente para la reconstitucin de los hechos. Yalrededor de las seis de la tarde, supo que los haban ejecutado porque intentaron fugarse. "Alrato, vemos pasar un camin que dobla justo en la esquina de la comisara, comentndose que en

    l llevan los cadveres de los cuatro jvenes con destino a la morgue".Quines eran los militares? pregunt el juez al comisario Jara. La delegacin la componan cuatro militares, entre ellos, uno se identific como

    Arredondo, al parecer con el grado de coronel, no lo recuerdo bien; otro dijo ser mayor y contque era siclogo; recuerdo a un oficial de apellido Moren y a un teniente de apellido Fernndez,quien llevaba vestimenta militar de campaa. No recuerdo a ninguno que se identificara como deapellido Espinoza. Se coment que el jefe de la delegacin militar era el general Sergio ArellanoStark. No vi personalmente al general. Lo sucedido fue algo tremendamente horrible y nada sepudo hacer porque all mandaban los militares respondi el comisario Jara, ratificando que loshechos ocurrieron el 4 de octubre de 1973.

    Y Mario Baeza Ahumada, ex jefe del cuartel de Investigaciones de Cauquenes, asegur al

    juez que fue el 4 de octubre cuando los cuatro jvenes fueron sacados por personal del Ejrcito,el mismo da en que el general Arellano estaba en la ciudad. "Nunca supe sus nombres, ademsnunca los haba visto en Cauquenes", dijo. Y por la tarde estaba en las oficinas de la radio localcuando el radiooperador Eduardo Antnez le avis que "por la calle Maip iba pasando uncamin con los cadveres de los cuatro jvenes. Era un camin viejo de color verde".

    El 14 de enero de 2000 compareci nuevamente ante el tribunal el coronel Rubn CastilloWhyte y aport nuevos detalles cuando el ministro Guzmn busc precisar la fecha fuera de todaduda, ya que el general Arellano insista en que fue el 1 de octubre cuando estuvo en Cauquenes.

    Tiene la certeza de que los hechos ocurrieron el 4 de octubre? pregunt el juez.Tengo la certeza de que fue el 4 de octubre de 1973 cuando ocurrieron los hechos. Pero si

    hubiera sido el 1 de octubre de 1973, siempre tengo la certeza absoluta de que el helicptero sepos en el patio del cuartel de mi regimiento y descendieron en formacin de abanico, adelante elseor general Sergio Arellano Stark y hacia los costados derecho e izquierdo, Pedro Espinoza,Marcelo Moren y Armando Fernndez Larios. Todos con uniforme de combate. Espinoza, Moreny Fernndez iban con armamento automtico. Puedo agregar que los fusilamientos sealados seprodujeron ese mismo da, en horas de la tarde, y el helicptero abandon el cuartel militar lamisma tarde de ese da respondi el coronel Castillo Whyte.

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    El comandante de Cauquenes tena la certeza, as como estaba seguro de que Pedro EspinozaBravo era el oficial ms antiguo de la comitiva y, en tal calidad, recibi la misin de interrogar alos jvenes prisioneros.

    Cmo estaba vestido Espinoza? le pregunt el juez.Estaba con uniforme de combate respondi el coronel Castillo Whyte.

    Est seguro de que era Espinoza? insisti el juez.A Pedro Espinoza lo conoc en la Escuela de Infantera de San Bernardo. No servimosjuntos, pero a travs de la carrera militar lo vi muchas veces. Por lo tanto, no me cabe la menorduda de que la persona que dio cuenta al seor general Arellano era Pedro Espinoza Bravo contest.

    El ministro Juan Guzmn investig acuciosamente lo ocurrido en Cauquenes. As, en mayodel ao 99, hizo comparecer a Marcial Salazar Hormazbal, quien fue el chofer del camin de propiedad de Francisco Arellanoque se us para trasladar los cuerpos. l le contespeluznantes detalles de lo que vio al llegar al fundo El Oriente: tuvo que prestar una olla vieja,con la que daba de comer a sus perros, para que recogieran restos de sesos de los muchachos,dispersos en el lugar al destrozarse sus crneos. Los militares dijoenvolvieron las cabezas y

    parte de los troncos con los sacos paperos que haban llevado. Entre los militares recordaba alteniente Acua Jam y al sargento Briceo. Subieron los cuerpos al camin y "me ordenaron quelos trasladara a la morgue". l estuvo presente en las autopsias y reconoci a los muertos. "Lascabezas de los jvenes asesinados presentaban varios impactos de bala, todos en el rostro, y todala parte posterior de la cabeza estaba destruida, incluso faltndoles partes del crneo". Y de lamorgue sigui rumbo al cementerio, donde militares enterraron los cuerpos desnudos de losmuchachos. Qued tan choqueado dijo el chofer Salazarque, una vez terminada toda lamacabra faena, se fue a emborrachar al casino de suboficiales en retiro de Carabineros.

    Al proceso se agreg la declaracin hecha, aos antes, por el mdico Mario Muoz ngulo,director subrogante del Hospital de Cauquenes, recordando con detalle cuando en la tarde del 4de octubre de 1973aparecieron los soldados, con los cuatro cadveres en sacos "que dejaron un

    reguero de sangre" por el pasillo del hospital. Le dijeron que deba hacer las autopsias por ordendel comandante Rubn Castillo Whyte. Las hizo, estremecido ante los cuerpos an tibios y conlas cabezas destrozadas.

    Asegur el doctor Muoz que las heridas a bala fueron hechas desde muy cerca: "constattatuaje de plvora".

    Tambin el "panteonero" del cementerio local, Jos Alamiro Fuentes, relat al juez cmofueron enterrados los cuatro cadveres: "fueron puestos de a dos en cada una de las fosas nuevasque yo haba cavado".

    Claudio Lavn Loyola fue una de las cuatro vctimas. A los 29 aos estaba casado con GloriaBenavente y tena dos pequeos hijos. Era tcnico agrcola y trabajaba en el Banco del Estado. Supadre era un respetado mdico y regidor de la zona, quien por su amistad con el PresidenteAllendeera reconocido como el "patriarca" socialista. Por estar enfermo, el doctor Lavn nopudo acudir al llamado del comandante Castillo Whyte despus del golpe militar. Fue su hijoClaudio en su lugar y cada da debi presentarse a firmar en el cuartel de Investigaciones, hastaque el 2 de octubre lo dejaron arrestado. "Me dejan detenido para tomarme declaracin", explica su esposa. Le llevaron un saco de dormir y algo de comer. Al da subsiguiente, se desencadenla tragedia.

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    Sus hermanas relataron lo ocurrido al juez Guzmn. Lily Lavn trabajaba tambin en elBanco del Estado y ese 4 de octubre, despus del medioda, vio entrar al mayor Marcelo MorenBrito acompaado de otro militar, ambos en tenida de combate. Observ cmo conversaban conla funcionarla Gilda Bordegaray y luego los vio salir. Y ms tarde, al irse a almorzar a su casa,"vi que en el Club Social de Cauquenes haba un gran movimiento de militares, varios de ellos

    armados y de guardia". No supo entonces que ello se deba a la presencia del general SergioArellano. Fue en la tarde, al llevarle el t a Claudio al cuartel de Investigacionescuando ellay su cuada Gloria se alarmaron:

    No pueden entrar porque hay militares adentro. Pero esperen un rato, porque a lo mejor sevan luego les explic el oficial de guardia.

    Dentro, segn los testimonios de otros detenidos, "un sujeto de civil daba rdenes, rodeadode militares en traje de campaa, armados con corvos y granadas". De repente, un uniformadogolpe con violencia al prisionero Ricardo Ugarte y as fue como el sobrino del general Pinochetsali, casi inconsciente, arrastrado hacia un bao que era usado como celda. Debi ser entoncescuando la "caravana de la muerte" decidi que ya era hora de ejecutar a los cuatro jvenesseleccionados.

    La familia de Claudio Lavn estaba afuera esperando, como muchas otras familias, contermos y paquetes de comida. De repente vieron salir el jeep del Banco del Estado que Claudiotena a su cargo. Dentro iba l, reconocible desde lejos por su chaleco rojo. "Nos mir hacia atrs,haciendo un gesto como que no saba qu iba a ser de l". Fue la ltima vez que lo vieron convida. Esperaron largo rato, vieron pasar el viejo camin verde y jams imaginaron lo que cargabaen su carrocera. Luego, obviamente intentaron saber qu estaba pasando. Fueron a la casa delnotario Gonzalo Hurtado, quien a su vez fue a averiguar con el comandante del regimiento.Volvi dicindoles que se quedaran tranquilas, que slo lo haban llevado a una "inspeccinocular".

    De ah en adelante, lo que ocurri es propio del surrealismo trgico de Amrica Latina. Laradio local anunci las ejecuciones, dicen que hasta se ley el bando militar por altoparlantes. La

    familia Lavn, ya en sus casas, nada supo. Nadie se atrevi a llamarlos por telfono, nadie fue averlos. Y el temprano toque de queda cay sobre Cauquenes, ocultando la tragedia. Al dasiguiente, los Lavn amanecieron con los telfonos cortados y con sus casas rodeadas por guardiamilitar. "Arresto domiciliario", les dijeron.

    Fue durante la maana del 5 de octubre cuando un militar anunci a Lily Lavn la muerte desu hermano. Y ella solicit autorizacin para comunicarse a Santiago con su hermana Laura. Eltestimonio de Laura Lavn ante el juez es tan dramtico como decidor, dado que estaba casadacon el capitn de Ejrcito Carlos Alberto Lemus Leiva.

    Mataron a Claudio, mataron a Claudio! S, dicen que lo fusilaron los militares, que loanunciaron por un bando grit Laura a su marido en el telfono.

    El capitn Lemus trat de calmar a su mujer, le dijo que iba a averiguar de inmediato. Ella loescuch hablar con el comandante de su unidad, quien coment en voz alta: "qu estupidez estnhaciendo!". El capitn Lemus tuvo autorizacin para ir de inmediato a su casa y all en mediodel doloroso estuporse decidi que ella parta de Santiago a Cauquenes, acompaada de unpequeo grupo de tos y primos. El vehculo debi detenerse en San Javier, donde Laura Lavn lepidi salvoconducto a un capitn de Ejrcito, porque el toque de queda ya se aproximaba.

    Razn de su viaje? inquiri el capitn.Fusilaron a mi hermano dijo ella quedamente.

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    Muchas personas estn en su caso coment l, quizs a modo de consuelo.En las afueras de Cauquenes, los esperaba una patrulla militar y diferentes autos particulares,

    en los que fueron separados. "A m me toc en la camioneta de Jorge Acevedo Merino y mellevaron a la casa de mi hermana Lily". La casa de su hermana era vecina con la de sus padres.No era posible conectarse por telfono y la guardia militar impeda todo movimiento entre las

    casas. "Con mi madre nos hacamos seas de una ventana a otra y as pas la noche". Sus padresno saban an de la muerte de Claudio. Al da siguiente, 6 de octubre, Laura Lavn acompaada de una tafue a la Intendencia, para hablar con el comandante del regimiento.Primero las atendi un capitn de Carabineros.

    Se da cuenta, capitn? Mi padre sirvi por 30 aos a Carabineros y ninguno de ustedesfue capaz de defender a su hijo le reproch ella.

    Tiene razn respondi el capitn en tono grave.Y unos segundos ms tarde, estaba frente al comandante.Por qu mataron a mi hermano? fue la directa pregunta.Porque era un guerrillero, un extremista.Eso no es cierto, sabe que es una mentira! dijo ella.

    El comandante Castillo Whyte baj los ojos y se qued en silencio.Ahora entrguenos su cuerpo, tenemos que organizar el funeral.No puedo...Qu!?No le puedo decir nada, no puedo entregarles el cuerpo...Mis papas todava no saben lo que pas, qu les voy a decir?Cmo no lo van a saber si lo di a conocer por bando, un bando que hasta se ley por

    altoparlante? pregunt el comandante alarmado.As es, an no lo saben. Estn con el telfono cortado y nadie puede entrar a la casa, est

    rodeada por guardia militar. Y eso usted debe saberlo...

    Y qu se puede hacer? pregunt el comandante Castillo Whyte, ya en tono suave.Usted sabe que el pap est mal, as que le pido un mdico, una enfermera y un sacerdote.Los necesito ahora mismo, para poder contarles. No queremos lamentar ms muertes en mifamilia...

    El comandante Castillo Whyte acept y, en el mismo jeep que Claudio manejaba en el Bancodel Estado, la trasladaron a casa de sus padres. Se qued con ellos por quince das. Un da nopudo contra la voluntad frrea de su madre: quera ir al cementerio. Y, relat Laura Lavn al juez,fue "macabro ver a mi madre corriendo por el cementerio y preguntando, dnde ests, hijo mo,dnde ests?". Reuni datos sobre lo ocurrido y se los comunic a su marido, el capitn Lemus:"Habla con Antonio Palomo, porque l piloteaba el helicptero. Y estuvieron tambin aqu JuanChiminelli y Marcelo Moren Brito. Averigua qu pas".

    As fue como el capitn Lemus, "al ver que toda la familia estaba sicolgicamente mal",decidi hablar con su comandante, quien lo autoriz a hablar con el Jefe de Plaza de Santiago,general Hermn Brady, quien a su vez lo autoriz a ir a Concepcin para entrevistarse con elgeneral Washington Carrasco. Y de este modo el capitn Lemus obtuvo el permiso para exhumarel cuerpo de su cuado Claudio Lavn unos dos meses despus de la muerte. La operacin se hizode noche. El capitn Lemus expres su miedo: le dijo a su cuado que si "no estaba de vuelta alas cinco de la maana, tena que llamar a un telfono y dar cuenta de su desaparecimiento".

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    Nada dijo el capitn Lemus a su esposa sobre lo que pas en el cementerio. Ella nada lepregunt. "El solamente se limit a entregarle la medalla de Claudio a mi hermana. Debo decirque mi marido regres totalmente deshecho y por eso no le hice preguntas". La medalla cristianaque Claudio Lavn llevaba al cuello fue la prueba definitiva: estaba muerto. El director delhospital de Cauquenes particip de esa nocturna exhumacin. El doctor Mario Muoz dijo al juez

    que "el oficial Lemus me pidi que sacara del cuerpo de Lavn una gargantilla con una medalla ocrucifijo, expresndome que era por encargo de la madre, lo que efectivamente hice".El cuerpo de Claudio Lavn Loyola fue exhumado en 1999 desde la tumba nmero 29 del

    cementerio de Cauquenes. Y la Unidad de Identificacin y Museo del Servicio Mdico Legaltrabaj sobre sus restos esqueletizados. Camisa azul, jeans celestes, "en el trax, alrededor delos hombros, se encontraba una cuerda que rodeaba todo el cuerpo". La doctora PatriciaHernndez y la antroploga forense Isabel Reveco hallaron rastros de cinco balas. "Muerte porimpactos de proyectil en el sector crneo facial y torxico, impactos de tipo homicida", fue laconclusin. Decenas de pginas del proceso judicial contienen el "barrido" computacional paracomparar el crneo analizado con las sonrientes fotos del joven Lavn, de frente y de perfil. Unavez que legalmente se certific su identidad, el cuerpo fue entregado a la familia para realizar el

    funeral con veintisis aos de retraso.

    Los restos de los jvenes Pablo Vera Torres, Miguel Muoz Flores y Manuel Plaza Arellanono han podido ser hallados an.

    Diecinueve casos de "secuestro calificado" permitieron el arresto del general Arellano y sucomitiva, as como el desafuero del general Pinochet. Veamos quines eran:

    Pablo Vera Torres, 22 aos, estudiante y funcionario de la Corporacin de Reforma Agraria(CORA), dirigente de la Juventud Socialista, hijo del secretario regional del Partido Socialista.Fue detenido en la calle el mismo da del golpe militar, golpeado y luego liberado. Cuatro dasdespus, su padre present una queja al comandante Castillo Whyte por el maltrato. Pocodespus, la casa fue allanada y tanto el padre como el hijo fueron detenidos. Su padre estuvo

    encarcelado hasta diciembre de 1976. Su condena fue conmutada por exilio y muri en Alemania. Manuel Plaza Arellano, 25 aos, tcnico agrcola, funcionario de la CORA, militante del

    Partido Socialista. Fue arrestado en su casa en la madrugada del 20 de septiembre de 1973 yllevado al cuartel de Investigaciones.

    Miguel Muoz Flores, 21 aos, funcionario de la CORA. Arrestado en su casa pocodespus del golpe militar. Estaba detenido en el cuartel de investigaciones.

    Debemos recordar que el general Sergio Arellano Stark durante ms de dos aos deinvestigacin judicialsostuvo que nunca estuvo en Cauquenes ese fatdico 4 de octubre de1973. Dijo haber estado all el 1 de octubre, slo por dos horas, para almorzar. En una ocasin,declarando ante el juez en agosto de 1998, dijo que si en Cauquenes "hubiera ocurrido algo,podra haber sido por instigacin del comandante Sergio Arredondo". El juez le hizo ver que elcoronel Arredondo aseguraba no haberlo acompaado en su viaje al sur de Chile y le pregunt:

    Por qu estima usted que pudo haber instigado el coronel Arredondo?Yo insisto en que el personal a mis rdenes no tuvo participacin en las muertes ocurridas

    en Cauquenes. Pero en el caso hipottico de que as haya sido, creo que el comandanteArredondo podra haber sido el instigador por el hecho de haber negado que estuvo con lacomitiva en la ciudad de Cauquenes, cosa que a todas luces no es efectiva contest el generalArellano. Un ao ms tarde, la defensa del general Arellano ya en manos del abogado Jorge

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    Ovalleentreg un escrito al juez donde se mantuvo la fecha 1 de octubre para la estada enCauquenes, pero se modific el dato sobre el coronel Arredondo. No, se dijo, el coronelArredondo no fue al sur.

    Y qu declararon los miembros de la comitiva ante el ministro Juan Guzmn? El brigadierPedro Espinoza acusado por el comandante Castillo Whyte de dirigir la masacreasegur

    haber estado all el 1 de octubre, da en que pase por la ciudad, almorz en casa de unos amigosy nada supo respecto de fusilamientos. El brigadier Espinoza agreg que, en el viaje al sur, el jefede Estado Mayor del general Arellano haba sido el mayor Carlos Lpez Tapia.

    El coronel Sergio Arredondo mantuvo su versin de no haber ido en el viaje al sur. Y elcoronel Marcelo Moren Brito dijo que los crmenes "debieron ocurrir antes de nuestra llegada adicha ciudad".

    Fue el oficial Chiminelli, ayudante del general Arellano, quien primero desminti a su jefediciendo que, al momento de abandonar Cauquenes, "se supo del fallecimiento de una persona,hijo de un doctor de la ciudad". Se refera a Claudio Lavn. Y el piloto del helicptero, capitnAntonio Palomo, desminti tambin al general. "A Cauquenes llegamos el 4 de octubre,alrededor del medioda, aterrizando en el patio principal del regimiento Andalin", dijo al juez.

    Finalmente, los abogados querellantes entregaron al juez una declaracin judicial hecha porel general Arellano en un Juzgado de Linares en el ao 1994. All, con toda claridad, deca haberalojado en Linares la noche del 3 de octubre y haber seguido viaje a Cauquenes en la maana del4 de octubre. El ministro Juan Guzmn le mostr una copia de esa declaracin al generalArellano, quien la ley, reconoci su firma como autntica y explic lo siguiente: "Estadeclaracin fue preparada por el abogado designado por el Auditor General (del Ejrcito), perono repar en las fechas que all se indicaban, sino en el contenido del documento, fechas que nocorresponden a la realidad".

    Qu haba que ocultar en Linares como para que el general Arellano olvidara su negativa detantos aos de haber estado en Cauquenes el 4 de octubre? Es posible que la respuesta est en elasesinato de cuatro jvenes ocurrido el 2 de octubre de 1973 en Linares. Los jvenes haban sido

    trados desde la cercana ciudad de San Javier, estaban en la crcel de Linares y sus muertesfueron pblicamente explicadas siguiendo el mismo patrn: reconstitucin de escena, intento defuga y de arrebatar armas a los centinelas.

    Este caso comenzaba recin a investigarse con mayor profundidad a mediados de 2000.Logr ubicar al coronel (R) Gabriel del Ro, quien fue director de la Escuela de Artillera deLinares en 1973. Me asegur primero que no recordaba el episodio y luego dijo que los cuatrojvenes haban sido muertos por personal de Carabineros de San Javier al intentar fugarse.

    No, nunca estuvieron en Linares insisti el coronel del Ro.Est por verse lo que declarar el coronel del Ro cuando deba presentarse ante el tribunal.

    Porque est comprobado en el proceso que los cuatro jvenes fueron llevados desde San Javier ala crcel de Linares, dos das despus del golpe militar, y all fueron visitados por sus familiasvarias veces, los das permitidos (mircoles y domingo). "Hasta que, el mircoles 3 de octubre de1973, mi mam no pudo ver a Mauricio. Le contestaron con puras evasivas, sin decirle dndeestaba", me asegur Mara Ester Gonzlez Norambuena, hermana de una de las vctimas.

    El general Arellano declar, en el proceso, que estuvo en Linares ese 3 de octubre, pero loscertificados de defuncin indican como fecha de muerte la vspera 2 de octubrey elcomunicado militar oficial da cuenta del intento de fuga con la misma fecha. Todo indica queaqu hay otro cmulo de mentiras que el juez Guzmn deber desentraar.

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    Lo cierto es que los cuatro jvenes fueron asesinados en un lugar ubicado entre la Escuela deArtillera y el polgono de tiro de Linares, tras ser sacados de la crcel pblica. Su trgica historiase inici cuando, el mismo da del golpe militar, iban en un jeep de la Corporacin de ReformaAgraria (CORA) por una ruta cercana a San Javier y comenzaron a ser perseguidos por unvehculo policial y otros pertenecientes a patrones de fundo de la zona. Se asustaron, escaparon,

    abandonaron el jeep y regresaron a sus hogares cruzando los campos. Al da siguiente fueronrequeridos por bando militar.Mauricio decidi presentarse de inmediato. Fue primero al cuartel de Investigaciones, de

    all pas a Carabineros de San Javier y luego los llevaron a los cuatro a la crcel de Linares asegura Mara Ester Gonzlez Norambuena.

    Veamos quines eran estos cuatro jvenes: Tefilo Arce Tolosa, 26 aos, militante del Partido Socialista, funcionario de la

    Corporacin de la Reforma Agraria (CORA). Detenido al da siguiente del golpe militar en sucasa de San Javier.

    Mauricio Gonzlez Norambuena, 20 aos, militante del Partido Socialista, jefe local de la

    CORA. Se entreg voluntariamente ante el llamado por bando militar. Segundo Sandoval Gmez, 19 aos, estudiante de enseanza media, detenido por

    Investigaciones en su casa. Jos Seplveda Baeza, 22 aos, estudiante universitario. Arrestado en su casa de San Javier

    el 12 de septiembre de 1973.En este caso, los cadveres fueron entregados a las familias. "Mauricio tena cuatro balazos

    en el trax. Yo vi su cuerpo, as como los de sus tres amigos. Me consta que no se les practicaronautopsias. Pero nuestro gran consuelo fue poder hacerle un funeral y tener una tumba para l",dijo su hermana Mara Ester.

    Y si el caso de los jvenes de San Javier est en pleno proceso de investigacin, as tambinla lupa judicial comienza a instalarse sobre la ciudad de Chillan. All son muchos los detenidos dequienes se perdi el rastro al iniciarse octubre de 1973. Uno de los casos es el de Patricio WeitzelPrez, relojero, 26 aos, militante de la Juventud Radical. Su padre lo busc en recintos policialesy militares hasta que desesperadosigui rastreando por los alrededores de la ciudad. Un datolo llev al puente El Ala donde, a orillas del ro Nuble, qued varado un macabro bulto: unadecena de cuerpos amarrados con alambres. All estaba su hijo, acribillado a balazos. El reloj ensu mueca se haba quedado detenido en el da 1 de octubre de 1973.

    La investigacin sobre lo que ocurri en el sur sigue abierta en el proceso del juez Guzmn.En todo caso, lo sucedido en Cauquenes ya est aclarado y el ltimo episodio judicial tuvo comoprotagonistas a los principales actores. En el Comando de Telecomunicaciones del Ejrcito, el 28de enero de 2000, a las 16.30 horas se realiz el careo entre el general Sergio Arellano y elcoronel Rubn Castillo Whyte. Este es un momento clave en el procedimiento penal chileno, yaque las personas involucradas deben sostener o modificar sus versiones teniendo enfrente al otrocon quien han entrado en contradiccin. El juez ley, ante ambos, la declaracin del comandantedel regimiento "Andalin" de Cauquenes. Y lo siguiente es lo que qued escrito en el proceso:

    Coronel Castillo Whyte: "Ratifico en todas sus partes lo sealado antes. Los hechosocurrieron el 4 de octubre de 1973 y fue el mismo da en que se pos el helicptero que traa algeneral Arellano y a su comitiva en el regimiento de Cauquenes. Todos los oficiales que venanen el helicptero vestan uniforme de combate, incluso el entonces mayor Pedro Espinoza, quien

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    a su vez recibi la misin del general Arellano de interrogar a Lavn, Plaza, Vera y Muoz. Y fuetambin el mayor Espinoza quien dio cuenta al seor general Arellano Stark del resultado de lamisin. El entonces mayor Espinoza recibi y comunic el cumplimiento de la orden del generalArellano Stark en la Intendencia".

    General Arellano Stark: "No es efectivo lo expresado por el coronel Castillo Whyte. No

    estuve el da de los hechos en Cauquenes. En esa ciudad estuve con mi comisin el 1 deoctubre".Coronel Castillo Whyte: "Me mantengo en mis dichos. Lo que he expresado en las

    declaraciones que he hecho ante Su Seora reflejan toda la verdad".Ese mismo da de fines de enero de 2000, el juez volvi a interrogar al brigadier Pedro

    Espinoza. Y el alto oficial reiter que el viaje al sur se haba iniciado el domingo 30 deseptiembre de 1973, en la maana. Que iban, en el helicptero Puma, el general Sergio Arellano;el oficial Juan Chiminelli Fullerton, ayudante de Arellano; los mayores Carlos Lpez Tapia yMarcelo Moren Brito; y un oficial "que despus vine a identificar como el teniente ArmandoFernndez Larios, en aquella poca yo no lo conoca ni l me conoca a m". Pilotos delhelicptero: los capitanes Antonio Palomo y Emilio de la Mahotiere. "Al resto del personal que

    iba en el helicptero no lo identifico ni recuerdo el nmero de ellos, puesto que dependan de unaunidad de Santiago que yo desconoca. Debo agregar que yo no estaba al mando del generalArellano, vesta de civil y sin armas durante los viajes que se realizaron al sur y al norte, y notena personal militar bajo mi mando".

    As, el brigadier Espinoza quien al iniciarse este proceso estaba en el Penal Militar dePunta Peuco, cumpliendo condena por el crimen del ex canciller Orlando Letelier y su asistenteRonnie Moffittvolvi a insistir en su total inocencia. En suma, us el helicptero slo comomedio de transporte para cumplir una misin que le haba encomendado el general Augusto Lutz, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) en 1973. Iba vestido de civil, sin armas y nodependa del general Arellano.

    El careo entre el brigadier Espinoza y el comandante Castillo Whyte se realiz ese mismo

    da. El juez procedi a leer en voz alta la ltima declaracin del comandante del regimiento deCauquenes. Y as qued registrado lo que se dijeron, mirndose de frente.

    Coronel Castillo Whyte: "Ratifico lo dicho el pasado 14 de enero".Brigadier Espinoza Bravo: "Yo vesta de civil y sin armamento. No tena mando de tropa. En

    Cauquenes no visit la Intendencia ni el cuartel de Investigaciones y no conozco al tenienteAcua".

    El ministro Guzmn busc precisar dnde el entonces mayor Espinoza le dio cuenta algeneral Arellano del cumplimiento de la misin y de sus resultados.

    Coronel Castillo Whyte: "El entonces mayor Espinoza dio cuenta al seor general SergioArellano Stark de la misin que cumpli, con la tropa a su mando, en la Intendencia, en la oficinadel Intendente, la que era mi oficina en ese momento. Regres con Marcelo Moren, FernndezLarios, el teniente Acua y varios soldados, entre los cuales se encontraba el soldado que habasido agredido por dos de los detenidos y herido en un brazo. Mostraba en su brazo una heridaleve. Todas estas personas vestan de combate, incluyendo al mayor Espinoza, quien sali yvolvi vestido de combate".

    Brigadier Espinoza Bravo: "Lo que declara el seor Castillo es falso. Yo no estaba a cargo deningn personal militar, vesta de civil y sin armas. No recib ninguna orden del general Arellano

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    ni le di cuenta de alguna hipottica orden que me hubiera dado para interrogar o hacerreconstitucin de escena con algn detenido. No estuve en la Intendencia, ni la conozco. Y enCauquenes estuve el da lunes 1 de octubre de 1973".

    Pregunt entonces el juez si se conocan antes de octubre del 73. Y ambos respondieronafirmativamente con un simple "s".

    Ese mismo da, en horas de la tarde, el brigadier Espinoza fue careado con tres policas quevieron a la comitiva militar en el cuartel de Investigaciones de Cauquenes. Exequiel Jara no loreconoci: "De haber estado en el grupo, lo recordara perfectamente". Clodomiro Garrido dijoque "no podra contestar ni afirmativa ni negativamente porque han pasado ms de 25 aos".Domingo Palma tampoco lo reconoci. Pero todos coincidieron en ratificar el 4 de octubre de1973 como la fecha en que la comitiva militar lleg a Cauquenes en el helicptero Puma.

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    TRES

    Todo indica que el viaje de la "caravana de la muerte" al norte de Chile se inici el martes 16

    de octubre de 1973, temprano por la maana. No hay certeza de ello, ya que la fecha se basa enlas declaraciones de los integrantes de la propia comitiva y en el hecho de que fue ese el dacuando lleg a La Serena, ciudad ubicada a unos 500 kilmetros al norte de la capital. El brigadier Espinoza asegur al juez que el recorrido contempl las ciudades de La Serena,Copiap, Antofagasta, Calama, Iquique, Arica y Pisagua.

    El hecho cierto es que el helicptero Puma aterriz en el aeropuerto de La Serena y allestaba, esperando, el comandante del regimiento, coronel Ariosto Lapostol Orrego. Horaaproximada: once de la maana. El coronel Lapostol vio desembarcar al general Arellano y algrupo de oficiales, todos en tenida de combate y fuertemente armados: Pedro Espinoza, SergioArredondo, Marcelo Moren Brito y Armando Fernndez Larios. Le sorprendi ver a Moren Britosu segundo comandante en La Serenade quien nada saba desde que parti a la capital, para

    reforzar las tropas, en vsperas del golpe militar.El general Arellano le comunic a Lapostol su calidad de Oficial Delegado del generalPinochet. Objetivo: revisar los procesos de los prisioneros polticos. Qu pas en las siguienteshoras hasta que se escucharon los disparos en el patio del regimiento y quince prisioneros fueronasesinados? El coronel Ariosto Lapostol dijo al juez que el general Arellano y su comitivaentraron primero a la oficina del mayor Carlos Casanga, fiscal militar, donde se guardaban losantecedentes de los detenidos.

    "Como esa oficina era muy chica, le propuse al general Arellano que nos trasladramos a mioficina en la comandancia, la que era ms grande. Estando en mi oficina, el general Arellanoprocede a revisar y a colocar un ticket en cada nombre de detenido" que iba seleccionando, dijo aljuez el coronel Lapostol. Y agreg: "Finalmente se marc un total de quince detenidos, respecto

    de los cuales el general Arellano manifest que deban ser sometidos a consejo de guerra. En elintertanto, el mayor Marcelo Moren Brito proceda a anotar el nombre de cada detenido en unalibreta aparte. Una vez que el general Arellano resolvi someter a consejo de guerra a estosquince detenidos, yo le hice presente que entre ellos haba tres personas que ya haban sidosometidas a consejo de guerra y que ya estaban cumpliendo su condena en la Penitenciara de LaSerena. Sin embargo el general Arellano me indica que las penas eran muy leves y que, por lotanto, era necesario someterlos a un segundo consejo de guerra".

    El juez le pregunt al coronel Lapostol por el caso de esos tres condenados (Guzmn,Marcaran y Alcayaga): "Ninguna de esas tres personas fue condenada a muerte por el consejo deguerra presidido por m y ellos estaban cumpliendo la correspondiente sentencia en laPenitenciaria de La Serena. Sin embargo, cuando el general Arellano lleg a La Serena consider

    que las penas que se les haban aplicado fueron demasiado benignas y que, por lo tanto, eranecesario someterlos de nuevo a un consejo de guerra, porque segn el general Arellano estaspersonas haban cometido delitos graves. Ante la resolucin del general Arellano, yo me opuserotundamente a que se hiciera un nuevo consejo de guerra, considerando que yo haba presididoel anterior y considerando que las penas que se haban aplicado eran justas. Incluso yo lemanifest al general Arellano que las sentencias dictadas por el consejo de guerra presidido porm, respecto de estas tres personas, quedaran como estaban y que se hiciera un consejo de guerra

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    respecto de las doce restantes, pero cumpliendo todas las formalidades legales, vale decir, conuna debida defensa".

    Fue le dijo el coronel Lapostol al juez "un momento de mucha tensin. Finalmente, lesolicit autorizacin para retirarme". Y sali del regimiento, dando por perdida su batalla.

    "Sal por la entrada de guardia, quedndome en los jardines exteriores, entre el casino de

    oficiales y la guardia, a unos 50 metros al sur de la guardia (...) Estoy molesto y desagradadoporque le he repetido al general, unas siete veces, que las tres personas ya condenadas porconsejo de guerra, presidido por m, sean enviadas a la Penitenciara para el cumplimiento de suscondenas (...) No obstante mi peticin, el general se mantiene en su posicin, no respetando midecisin en el consejo", relat el coronel Lapostol al juez. "Quince a veinte minutos despus, yopermaneca en el mismo lugar, siempre parado, puesto que no hay asientos, cuando concurre elgeneral Arellano a conversar conmigo (...) El tema tratado es el mismo conversado en lacomandancia. Insiste en que es necesario un nuevo consejo de guerra para esas tres personas,argumentando que las penas son muy leves".

    Y en eso estaba Lapostol, hablando con Arellano, cuando ve venir caminando al capitnMario Vargas Miqueles, de regreso de la misin que le haba encomendado en Vallenar. El

    capitn Vargas se acerca y le pide permiso al general Arellano para dar cuenta de su misin alcomandante Lapostol. El general Arellano autoriza y ellos se apartan unos metros. El detalladoinforme acerca de los mineros polacos del yacimiento de fierro enviados a Santiago para serrepatriadosdur unos quince minutos aproximadamente. Y al final, el coronel Lapostol le contal capitn Vargas lo que suceda con la comitiva del general Arellano y la orden de que seconstituyera un consejo de guerra. Obviamente ste an no comenzaba, ya que estaban en laguardia nica entrada al regimientoy no se haba visto ingresar abogados defensores de losprisioneros. El coronel Lapostol le orden al capitn Vargas que se quedara all. Y se qued"detrs de m, a unos dos o tres metros", en tanto l volvi a reunirse con el general Arellano.

    La siguiente escena es clave en el caso. El general Arellano y el coronel Lapostol siguenhablando, el capitn Vargas est muy cerca, cuando se escuchan los disparos: "Me sorprendo y

    entonces, de inmediato, le ordeno al capitn Vargas que averige lo que est sucediendo, qu estpasando. El capitn se dirige hacia el lugar donde se sintieron los disparos", declar Lapostol.

    El capitn Vargas regres unos quince minutos despus.Cumplida su orden, mi comandante...Informe...Hay quince personas muertas en la cancha de tiro de pistola..."En los instantes en que el capitn Vargas me informaba, se escucharon nuevamente disparos

    aislados que provenan de la misma direccin", dijo el coronel Lapostol al juez. Y agreg: "Actoseguido, le pregunto al general Arellano qu es lo que sucede y l me contesta que esos disparosdeben corresponder al resultado del consejo de guerra".

    Cul consejo de guerra? El coronel Lapostol acaba de enterarse de que quince prisionerospolticos, a su cargo, estn ya muertos al interior de su regimiento. Los hechos estn consumados.Y enfrente tiene al Oficial Delegado del general Pinochet. Qu se dijeron y qu hicieron en losmomentos siguientes? No est aclarado an en el proceso.

    Pero el juez Guzmn recibi el testimonio de un oficial testimonio que qued archivado enel tomo reservadoque relat de otro modo lo que ocurri. En el polgono de pistola, ubicado enel faldeo del cerro, cerca de la "sala de banda", los quince prisioneros fueron asesinados pormiembros de la comitiva del general Arellano, frente a los oficiales del regimiento. Ah est la

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    explicacin para los primeros disparos. Luego se orden a los mismos oficiales locales dar los"tiros de gracia". Y de ah los segundos disparos que escucha el coronel Lapostol. La declaracindel alto oficial consigna los nombres de quienes debieron efectuar esa segunda ronda de disparos,usando sus pistolas Staver de servicio. En este relato, se sostiene que el capitn Mario VargasMiqueles lleg al patio con la orden de averiguar qu suceday tambin recibi la orden de

    disparar el tiro de gracia a un prisionero. Se neg a cumplir tal orden.Qu pas una vez que los quince prisioneros estaban muertos? El coronel Lapostol declaral tribunal lo siguiente:

    "Como una media hora despus de que llegara el capitn Vargas a informarme, siendoaproximadamente las cinco o cinco y media de la tarde, llega Arredondo al mismo lugar dondenos encontrbamos, dando cuenta al general Arellano de que est todo finiquitado (...) Y unoscinco minutos despus de que Arredondo informara al general Arellano, ste emprende suretirada del regimiento con su comitiva. Los vehculos estaban dispuestos para su traslado alaeropuerto".

    As fue como, en un mismo jeep, Lapostol fue al aeropuerto con el general Arellano y elcapitn Chiminelli. Le pidi entonces el acta del consejo de guerra que deba legalizar la muerte

    de los quince prisioneros. El general Arellano le contest que Chiminelli, su ayudante, leentregara "una que trae en su maletn, pero no me la entrega. Cuando ya estaban en elhelicptero, reiter mi peticin del acta y le grit debido al ruido del motor del helicptero,dicindole que me la mandara desde Santiago".

    El brigadier Espinoza, vesta de civil o de uniforme? pregunt el juez al coronelLapostol.

    No recuerdo haber visto a nadie de la comitiva de Arellano que vistiera de civil. Es muydifcil no darse cuenta de alguien que vista de civil en un grupo de personas de uniforme. En todocaso, desconozco si el entonces mayor Espinoza llevaba o no en una maleta vestimenta de civil yse hubiera cambiado en el casino o en otra parte. Asimismo, desconozco la misin que llevaba el

    mayor Espinoza.Estando Arellano y usted en los jardines, quin era el oficial de mayor graduacin al

    interior del regimiento?Era el teniente coronel Sergio Arredondo Gonzlez, quien formaba parte de la comitiva

    que lleg con el general Arellano contest el coronel Lapostol.El careo entre el general Sergio Arellano y el coronel Ariosto Lapostol se efectu el 27 de

    enero de 2000, a las once de la maana, en el Comando de Telecomunicaciones del Ejrcito. Eljuez inici la sesin leyendo la larga declaracin del coronel Lapostol. El general Arellanoreaccion primero, negando el episodio relativo al capitn Vargas: "Yo no he conversado con lni lo he escuchado durante mi permanencia en los jardines exteriores del regimiento".

    Hablaron de los tres que ya estaban condenados? pregunt el juez.Coronel Lapostol Orrego: "S, mantengo lo dicho en mi declaracin".General Arellano Stark: "No recuerdo haber tenido esa conversacin con el coronel Lapostol.

    En todo caso, yo vena con instrucciones del Segundo Juzgado Militar y deba realizarse unconsejo de guerra respecto de estas personas".

    Coronel Lapostol Orrego: "Mantengo lo dicho y debo agregar que meses despus lleg undocumento a La Serena comunicando que la pena que le haba sido impuesta a Guzmn, en elConsejo de Guerra presidido por m, haba sido rebajada de cinco aos a un ao. Me parece que

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    hay una contradiccin entre lo que dice el general Arellano y el hecho de que el mismo tribunalaludido rebaje a slo un ao la pena de alguien que ya fue ajusticiado".

    General Arellano Stark: "Importante es tener a la vista la sentencia referida por el coronelLapostol".

    Coronel Lapostol Orrego: "Me mantengo en mis dichos, en reiteradas oportunidades le hice

    ver al general Arellano que no convocara a un nuevo consejo de guerra para estas tres personas,ya que era ilegal y una abierta contradiccin al principio de materia juzgada".General Arellano Stark: "Es posible que el coronel Lapostol me lo haya dicho en una

    oportunidad. No recuerdo la insistencia reiterada del coronel Lapostol sobre este punto. Hanpasado 26 aos y es posible que se olviden algunos detalles, pero en todo caso recuerdoexactamente que traa instrucciones del Segundo Juzgado Militar sobre el nuevo consejo deguerra a que deban someterse estas tres personas".

    Coronel Lapostol Orrego: "Es la primera vez que me entero de esa resolucin del SegundoJuzgado Militar. Me extraa que el general Arellano no me lo haya hecho presente en suoportunidad".

    General Arellano Stark: "No es efectivo lo sostenido por el coronel Lapostol, porque ocultar

    una orden de tanta importancia, de la cual depende la vida de personas, no puede hacerse".El juez pregunt al general Arellano si efectivamente el coronel Lapostol, varias veces, le

    pidi el acta del consejo de guerra:General Arellano Stark: "No recuerdo que el coronel Lapostol me haya solicitado el acta del

    consejo de guerra. Mi misin era garantizar la imagen del Ejrcito ante la poblacin civil. Mi posicin era legal y constitucionalista. Si hubo manos negras es un problema que no mecorresponde solucionar.

    Coronel Lapostol Orrego: "Insisto, le ped en reiteradas oportunidades al general Arellano laentrega del acta. El acta, presumo, debi ser redactada por el coronel Arredondo, quien habrapresidido el consejo de guerra, segn tengo entendido".

    General Arellano Stark: "En todo caso, el acta del consejo de guerra puede ser redactada yfirmada despus".

    Coronel Lapostol Orrego: "Me pregunto, recibi el coronel Arredondo una orden de presidirel consejo de guerra? Quin orden que el consejo de guerra estara integrado por miembros dela comitiva del general Arellano? Y ms an, quiero recordar la expresin del general Arellanocuando, al preguntarle qu es lo que sucede, me contesta 'debe ser el resultado del consejo deguerra'.

    General Arellano Stark: "La responsabilidad del consejo de guerra era del coronel Lapostol.No orden presidir el consejo de guerra a Arredondo ni orden integrarlo a Moren".

    Coronel Lapostol Orrego: "No entiendo cmo en tan pocos minutos se constituyera elconsejo de guerra, se resolviera y se ejecutaran las penas a muerte. Cmo es posible que las

    quince personas se condenaran a muerte y no se salvara ninguna de la pena capital?".General Arellano Stark: "No fue en tan poco tiempo. Debe haber existido un tiempoprudencial".

    Coronel Lapostol Orrego: "Mantengo lo dicho y quiero aclarar que, por lealtad, le insist algeneral para que no cometiera un error. El general Arellano insisti en que las penas aplicadaspor el consejo de guerra, presidido por m, eran dbiles. Ante su negativa, le dije: 'General,presida usted el consejo de guerra'. Pero l no accedi. Y ante la negativa del general Arellano, leped permiso para retirarme.

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    El segundo punto que el juez decidi aclarar, en el careo, se relacionaba con el retiro de losquince prisioneros desde la Penitenciara de La Serena. La investigacin estableci que fue elcoronel Marcelo Moren Brito quien los sac de la crcel y los llev al regimiento para serasesinados. El juez ley en alta voz el prrafo de la declaracin del general Arellano, en el cualsostena que el coronel Lapostol debi impedir dicha accin.

    General Arellano Stark: "Mantengo mis dichos. El coronel Lapostol debi impedirlo. Yo noorden esa accin".Coronel Lapostol Orrego: "Quin le dio la orden a Moren Brito para retirar a las quince

    personas desde la Penitenciara? Es un hecho que desconozco. Pero quiero reiterar que las quincepersonas fusiladas son las mismas personas cuyos nombres fueron ticados por el general ArellanoStark, cuando revis la lista de detenidos que mantena el may