usted está missing'. diagonal culturas 180 (2012)
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Reseña de la película de Daniel Cockburn "Usted está aquí". Publicada en el suplemento Culturas del Periódico Diagonal (Agosto 2012)TRANSCRIPT
JOSÉ RAMÓN OTERO ROKODe vez en cuando se tiene elplacer de encontrar una pelí-cula en DVD que se vuelve másy más extraordinaria a medidaque uno la cartografía y la re-memora. You are here (Ustedestá aquí, Daniel Cockburn,Canadá, 2010), editada en lacolección Sci-Fi Cults, del sello
independiente granadino CineBinario, es uno de esos títulosde descubrimiento para esa es-pecie precarizada que son losgafapastas y para esa clase em-poderada que son los perro-flautas, en esta crisis mestizaque ha terminado por hacer-nos a todos proletarios y queno se nos olvide, amigo, no he-
mos llegado hasta aquí tantopara quedarnos como nos hantraído hasta este lugar para de-jarnos, mal que le pese a al-guien darse por aludido.
Si antes de la crisis usted nosabía dónde estaba y le parecíaque no llegaba a ningún sitio yahora en la crisis está en algúnlugar, no se mueva de ahí si esuna plaza: ésta es su película.Porque, aunque ya nos quedalejos, podemos recordar lostiempos, ahora dorados, enque íbamos de un lado paraotro dando cuenta de que has-ta aquí habíamos llegado y silas cosas se habían puesto asíde mal ahora sólo podían me-jorar. Era la época en la que elPlan Bolonia planificaba que elhorizonte de la filosofía era elcoaching para empresas y queun cool hunter no era el votan-te medio del PPSOE proseliti-zando flema y diciendo que an-tes no era para tanto o que no
ha pasado nada, sino un caza-dor de tendencias que augura-ba, ojo, y esto lo he oído yo enla matinal de la cadena SER enun despacho veterinario, queel pañuelo palestino se iba aponer de moda. Cinco añosdespués aún no sabemos quémás se va a poner de moda,aunque cualquier camarero se-pa qué servir al cliente si en vezde pedir un gin-tonic pide uncóctel molotov.
Eran otros tiempos, decía-mos. Cuando la gente teníatrabajo. La verdad es que losidealizamos. La mayoría te-nía un trabajo precario, y ha-bía otro 15% que no tenía tra-bajo, pero como nos decíanque no había crisis y todas lassemanas de mayo había unaboda, por lo civil, pensába-mos que el futuro era que senos subiera un cóctel a la ca-beza y arrojar un pañuelo a laparejita, justo al revés queahora.
Usted está aquí va de esostrabajos de la burbuja en quetodo es paradoja y la producti-vidad se mide por hacer cosasinútiles para la sociedad el má-ximo tiempo posible. De unlado del hilo telefónico una le-gión de supervisores que com-prueban la localización de losempleados. Del otro lado, la co-rrespondiente legión de preca-rizados que deambulan por laciudad recibiendo instruccio-nes. Y, en un cuarto, un libroque ha sido escrito con todo loque la libre empresa puede asu-mir de los relatos de Cortazar yBorges, o sea, que se parece enlas tapas. Es una historia en laque el mundo está lleno de se-ñales que explican este funcio-namiento tan perverso comoenigmático del sistema. Y lagracia radica en que el sistemaestá desaparecido, y sólo nosqueda adivinar dónde ha ido,siguiendo sus huellas. //
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FILMOTECA
Usted está‘missing’La película de ciencia ficción ‘Usted está aquí’de Daniel Cockburn examina el maravillosomundo de los trabajos alienantes.
El mundo está lleno deseñales que explicaneste funcionamientotan perverso comoenigmático del sistema
‘Usted está aquí’ vade esos trabajos enque la productividades hacer cosas inútilespara la sociedad
Cinco años despuésdel comienzo de lacrisis aún no sabemosqué más se va a ponerde moda
Dolorde la
marcaEspaña
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Co
lum
na
enel
des
iert
o
Algún que otro turista se parabajo mi columna y me pregunta a
gritos si soy un monumento aColón. Antes me enfurecía, perocomo los estilitas hemos de col-
mar muchas horas solitarias, aho-ra prefiero hacer de los símbolosnacionales motivo de meditación.
Se habla mucho de la marcaEspaña. A primera vista la propianoción parece una secularizaciónneoliberal del patriotismo, en elmismo continente pospolítico en
que medran mercados y noEstados, identidades blandas yfluidas y no sujetos históricos,
consumidores y no ciudadanos,marketing y no doctrina, logoti-pos y no arquetipos. Pero a lo
mejor son demasiadas postrime-rías mientras la cabra legionariasiga desfilando. El proyecto mar-ca España nació en una era tanpoco blanda como el aznarato,hace una década. Los sabios dela corte que en los informes ofi-
ciales proponían ‘vender’ “la nue-va realidad de España”, o sea,
vender España, tildaban la sobre-valoración del jamón de
Bayonne, frente al “pata negra”,de “sangrante” (una calificación,
eso sí, muy charcutera). “LosEstados avanzados compiten to-dos contra todos, y parecen ha-berse convertido en marcas”.Entre la autocomplacencia, el
hobbesismo y el éxtasis merca-dotécnico, sublimaban los mis-
mos estereotipos que pretendíanrebatir. Aun relegándola a mar-ca, les dolía España, la verdade-ra: “si realmente la ‘España de
verdad’ es tan atractiva, ¿qué sepuede hacer para comunicarla?”.La melancolía de la España Unapersiste en el discurso del actualministro García-Margallo, cuyanoción del marketing integral
exige atribuir una imagen a cadacosa y viceversa, no sea que cun-da el politeísmo: “Las personas
tenemos una imagen. Las empre-sas tienen una imagen. Los colec-
tivos humanos tienen una ima-gen. Y los Estados, por supuesto,
tienen una imagen”. Hasta losexcesos de matiz del mito de la
caverna pueden subsanarse: “Setrata del sueño de conseguir que,por una vez, la realidad y la ima-
gen de Platón coincidan (…) yhagan justicia a la compleja uni-
dad que es España”.Y me bajo de mi columna para
buscar una lechuguita, que el solse pone ya tras un toro de
Osborne. //
GONZALO ABRIL