usted está missing'. diagonal culturas 180 (2012)

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JOSÉ RAMÓN OTERO ROKO De vez en cuando se tiene el placer de encontrar una pelí- cula en DVD que se vuelve más y más extraordinaria a medida que uno la cartografía y la re- memora. You are here (Usted está aquí, Daniel Cockburn, Canadá, 2010), editada en la colección Sci-Fi Cults, del sello independiente granadino Cine Binario, es uno de esos títulos de descubrimiento para esa es- pecie precarizada que son los gafapastas y para esa clase em- poderada que son los perro- flautas, en esta crisis mestiza que ha terminado por hacer- nos a todos proletarios y que no se nos olvide, amigo, no he- mos llegado hasta aquí tanto para quedarnos como nos han traído hasta este lugar para de- jarnos, mal que le pese a al- guien darse por aludido. Si antes de la crisis usted no sabía dónde estaba y le parecía que no llegaba a ningún sitio y ahora en la crisis está en algún lugar, no se mueva de ahí si es una plaza: ésta es su película. Porque, aunque ya nos queda lejos, podemos recordar los tiempos, ahora dorados, en que íbamos de un lado para otro dando cuenta de que has- ta aquí habíamos llegado y si las cosas se habían puesto así de mal ahora sólo podían me- jorar. Era la época en la que el Plan Bolonia planificaba que el horizonte de la filosofía era el coaching para empresas y que un cool hunter no era el votan- te medio del PPSOE proseliti- zando flema y diciendo que an- tes no era para tanto o que no ha pasado nada, sino un caza- dor de tendencias que augura- ba, ojo, y esto lo he oído yo en la matinal de la cadena SER en un despacho veterinario, que el pañuelo palestino se iba a poner de moda. Cinco años después aún no sabemos qué más se va a poner de moda, aunque cualquier camarero se- pa qué servir al cliente si en vez de pedir un gin-tonic pide un cóctel molotov. Eran otros tiempos, decía- mos. Cuando la gente tenía trabajo. La verdad es que los idealizamos. La mayoría te- nía un trabajo precario, y ha- bía otro 15% que no tenía tra- bajo, pero como nos decían que no había crisis y todas las semanas de mayo había una boda, por lo civil, pensába- mos que el futuro era que se nos subiera un cóctel a la ca- beza y arrojar un pañuelo a la parejita, justo al revés que ahora. Usted está aquí va de esos trabajos de la burbuja en que todo es paradoja y la producti- vidad se mide por hacer cosas inútiles para la sociedad el má- ximo tiempo posible. De un lado del hilo telefónico una le- gión de supervisores que com- prueban la localización de los empleados. Del otro lado, la co- rrespondiente legión de preca- rizados que deambulan por la ciudad recibiendo instruccio- nes. Y, en un cuarto, un libro que ha sido escrito con todo lo que la libre empresa puede asu- mir de los relatos de Cortazar y Borges, o sea, que se parece en las tapas. Es una historia en la que el mundo está lleno de se- ñales que explican este funcio- namiento tan perverso como enigmático del sistema. Y la gracia radica en que el sistema está desaparecido, y sólo nos queda adivinar dónde ha ido, siguiendo sus huellas. // 08 DIAGONALCULTURAS.180 FILMOTECA Usted está ‘missing’ La película de ciencia ficción ‘Usted está aquí’ de Daniel Cockburn examina el maravilloso mundo de los trabajos alienantes. El mundo está lleno de señales que explican este funcionamiento tan perverso como enigmático del sistema ‘Usted está aquí’ va de esos trabajos en que la productividad es hacer cosas inútiles para la sociedad Cinco años después del comienzo de la crisis aún no sabemos qué más se va a poner de moda Dolor de la marca España 03 Columna en el desierto Algún que otro turista se para bajo mi columna y me pregunta a gritos si soy un monumento a Colón. Antes me enfurecía, pero como los estilitas hemos de col- mar muchas horas solitarias, aho- ra prefiero hacer de los símbolos nacionales motivo de meditación. Se habla mucho de la marca España. A primera vista la propia noción parece una secularización neoliberal del patriotismo, en el mismo continente pospolítico en que medran mercados y no Estados, identidades blandas y fluidas y no sujetos históricos, consumidores y no ciudadanos, marketing y no doctrina, logoti- pos y no arquetipos. Pero a lo mejor son demasiadas postrime- rías mientras la cabra legionaria siga desfilando. El proyecto mar- ca España nació en una era tan poco blanda como el aznarato, hace una década. Los sabios de la corte que en los informes ofi- ciales proponían ‘vender’ “la nue- va realidad de España”, o sea, vender España, tildaban la sobre- valoración del jamón de Bayonne, frente al “pata negra”, de “sangrante” (una calificación, eso sí, muy charcutera). “Los Estados avanzados compiten to- dos contra todos, y parecen ha- berse convertido en marcas”. Entre la autocomplacencia, el hobbesismo y el éxtasis merca- dotécnico, sublimaban los mis- mos estereotipos que pretendían rebatir. Aun relegándola a mar- ca, les dolía España, la verdade- ra: “si realmente la ‘España de verdad’ es tan atractiva, ¿qué se puede hacer para comunicarla?”. La melancolía de la España Una persiste en el discurso del actual ministro García-Margallo, cuya noción del marketing integral exige atribuir una imagen a cada cosa y viceversa, no sea que cun- da el politeísmo: “Las personas tenemos una imagen. Las empre- sas tienen una imagen. Los colec- tivos humanos tienen una ima- gen. Y los Estados, por supuesto, tienen una imagen”. Hasta los excesos de matiz del mito de la caverna pueden subsanarse: “Se trata del sueño de conseguir que, por una vez, la realidad y la ima- gen de Platón coincidan (…) y hagan justicia a la compleja uni- dad que es España”. Y me bajo de mi columna para buscar una lechuguita, que el sol se pone ya tras un toro de Osborne. // GONZALO ABRIL

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Reseña de la película de Daniel Cockburn "Usted está aquí". Publicada en el suplemento Culturas del Periódico Diagonal (Agosto 2012)

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Page 1: Usted está Missing'. Diagonal Culturas 180 (2012)

JOSÉ RAMÓN OTERO ROKODe vez en cuando se tiene elplacer de encontrar una pelí-cula en DVD que se vuelve másy más extraordinaria a medidaque uno la cartografía y la re-memora. You are here (Ustedestá aquí, Daniel Cockburn,Canadá, 2010), editada en lacolección Sci-Fi Cults, del sello

independiente granadino CineBinario, es uno de esos títulosde descubrimiento para esa es-pecie precarizada que son losgafapastas y para esa clase em-poderada que son los perro-flautas, en esta crisis mestizaque ha terminado por hacer-nos a todos proletarios y queno se nos olvide, amigo, no he-

mos llegado hasta aquí tantopara quedarnos como nos hantraído hasta este lugar para de-jarnos, mal que le pese a al-guien darse por aludido.

Si antes de la crisis usted nosabía dónde estaba y le parecíaque no llegaba a ningún sitio yahora en la crisis está en algúnlugar, no se mueva de ahí si esuna plaza: ésta es su película.Porque, aunque ya nos quedalejos, podemos recordar lostiempos, ahora dorados, enque íbamos de un lado paraotro dando cuenta de que has-ta aquí habíamos llegado y silas cosas se habían puesto asíde mal ahora sólo podían me-jorar. Era la época en la que elPlan Bolonia planificaba que elhorizonte de la filosofía era elcoaching para empresas y queun cool hunter no era el votan-te medio del PPSOE proseliti-zando flema y diciendo que an-tes no era para tanto o que no

ha pasado nada, sino un caza-dor de tendencias que augura-ba, ojo, y esto lo he oído yo enla matinal de la cadena SER enun despacho veterinario, queel pañuelo palestino se iba aponer de moda. Cinco añosdespués aún no sabemos quémás se va a poner de moda,aunque cualquier camarero se-pa qué servir al cliente si en vezde pedir un gin-tonic pide uncóctel molotov.

Eran otros tiempos, decía-mos. Cuando la gente teníatrabajo. La verdad es que losidealizamos. La mayoría te-nía un trabajo precario, y ha-bía otro 15% que no tenía tra-bajo, pero como nos decíanque no había crisis y todas lassemanas de mayo había unaboda, por lo civil, pensába-mos que el futuro era que senos subiera un cóctel a la ca-beza y arrojar un pañuelo a laparejita, justo al revés queahora.

Usted está aquí va de esostrabajos de la burbuja en quetodo es paradoja y la producti-vidad se mide por hacer cosasinútiles para la sociedad el má-ximo tiempo posible. De unlado del hilo telefónico una le-gión de supervisores que com-prueban la localización de losempleados. Del otro lado, la co-rrespondiente legión de preca-rizados que deambulan por laciudad recibiendo instruccio-nes. Y, en un cuarto, un libroque ha sido escrito con todo loque la libre empresa puede asu-mir de los relatos de Cortazar yBorges, o sea, que se parece enlas tapas. Es una historia en laque el mundo está lleno de se-ñales que explican este funcio-namiento tan perverso comoenigmático del sistema. Y lagracia radica en que el sistemaestá desaparecido, y sólo nosqueda adivinar dónde ha ido,siguiendo sus huellas. //

08 DIAGONALCULTURAS.180

FILMOTECA

Usted está‘missing’La película de ciencia ficción ‘Usted está aquí’de Daniel Cockburn examina el maravillosomundo de los trabajos alienantes.

El mundo está lleno deseñales que explicaneste funcionamientotan perverso comoenigmático del sistema

‘Usted está aquí’ vade esos trabajos enque la productividades hacer cosas inútilespara la sociedad

Cinco años despuésdel comienzo de lacrisis aún no sabemosqué más se va a ponerde moda

Dolorde la

marcaEspaña

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Co

lum

na

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des

iert

o

Algún que otro turista se parabajo mi columna y me pregunta a

gritos si soy un monumento aColón. Antes me enfurecía, perocomo los estilitas hemos de col-

mar muchas horas solitarias, aho-ra prefiero hacer de los símbolosnacionales motivo de meditación.

Se habla mucho de la marcaEspaña. A primera vista la propianoción parece una secularizaciónneoliberal del patriotismo, en elmismo continente pospolítico en

que medran mercados y noEstados, identidades blandas yfluidas y no sujetos históricos,

consumidores y no ciudadanos,marketing y no doctrina, logoti-pos y no arquetipos. Pero a lo

mejor son demasiadas postrime-rías mientras la cabra legionariasiga desfilando. El proyecto mar-ca España nació en una era tanpoco blanda como el aznarato,hace una década. Los sabios dela corte que en los informes ofi-

ciales proponían ‘vender’ “la nue-va realidad de España”, o sea,

vender España, tildaban la sobre-valoración del jamón de

Bayonne, frente al “pata negra”,de “sangrante” (una calificación,

eso sí, muy charcutera). “LosEstados avanzados compiten to-dos contra todos, y parecen ha-berse convertido en marcas”.Entre la autocomplacencia, el

hobbesismo y el éxtasis merca-dotécnico, sublimaban los mis-

mos estereotipos que pretendíanrebatir. Aun relegándola a mar-ca, les dolía España, la verdade-ra: “si realmente la ‘España de

verdad’ es tan atractiva, ¿qué sepuede hacer para comunicarla?”.La melancolía de la España Unapersiste en el discurso del actualministro García-Margallo, cuyanoción del marketing integral

exige atribuir una imagen a cadacosa y viceversa, no sea que cun-da el politeísmo: “Las personas

tenemos una imagen. Las empre-sas tienen una imagen. Los colec-

tivos humanos tienen una ima-gen. Y los Estados, por supuesto,

tienen una imagen”. Hasta losexcesos de matiz del mito de la

caverna pueden subsanarse: “Setrata del sueño de conseguir que,por una vez, la realidad y la ima-

gen de Platón coincidan (…) yhagan justicia a la compleja uni-

dad que es España”.Y me bajo de mi columna para

buscar una lechuguita, que el solse pone ya tras un toro de

Osborne. //

GONZALO ABRIL