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UNIDAD 1.

LA EDUCACIÓN

RESPUESTA A LA AMBIENTAL

UNIDAD DIDÁCTICA 1. La Educación Ambiental como Respuesta a la Crisis Ambiental.

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Presentación.

La Educación Ambiental nace como respuesta a una crisis generalizada en el medio ambiente. La naturaleza de esta crisis, enraizada en lo más profundo de nuestros comportamientos ecológicos y sociales, así como no deja otra alternativa de solución que no sea un profundo cambio social. En las últimas décadas es cada vez más patente que para producir ese cambio será crucial el papel de la Educación Ambiental.

Esta primera unidad se dedicará a abordar de una forma detallada todo el proceso que ha desembocado en la crisis ambiental, el cual constituye un ejercicio intelectual inevitable si se quiere comprender la necesidad de la Educación Ambiental en la resolución de la crisis. La última parte de esta unidad se centrará en profundizar en la idea de sostenibilidad, que es el objetivo fundamental para lograr una sociedad en equilibrio con la naturaleza y, de esa manera, conjurar las amenazas de la crisis ambiental.

OBJetiVOs DiDÁcticOs.

El elemento fundamental de la Educación Ambiental es el medio ambiente, para poder comprenderlo es necesario abordar varias definiciones. En consecuencia, con esta unidad se pretende:

Abordar la definición de • medio ambiente.

Abordar la definición básica de • Ecología y ecologismo.

Hacer una relación de la evolución de nuestra especie y sus efectos en el • medio.

Analizar el estado actual del medio ambiente (la crisis ambiental).•

Abordar el concepto • sostenibilidad y analizar su desarrollo histórico.

Establecer cuáles son las líneas maestras para alcanzar la sostenibilidad.•

Comprender la necesidad de conseguir un desarrollo sostenible mediante • la Educación Ambiental.

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EDUCACIÓN AMBIENTAL

cOnteniDOs.

3.1. ¿Qué es el medio ambiente?

Definición.

El medio ambiente es el elemento central de la Educación Ambiental, más aún, es la razón última de su existencia. Es por ello que cualquier aproximación a la misma debe partir de la definición precisa del término, así como de la determinación de sus límites y sus circunstancias. Existen varias definiciones de medio ambiente, término que se utiliza, habitualmente, de forma poco precisa. Sin embargo, una definición apropiada sería “todo lo que nos rodea, lo que creemos que nos rodea o, incluso, lo que nos interesa de lo que nos rodea”. Esta es tan amplia que en ella cabe prácticamente cualquier cosa. Quizá sea así porque nuestra relación con el planeta es tan intensa que prácticamente todo lo que nos rodea es de nuestro interés.

Casi tan importante como la definición precisa del término es el concepto que de él tiene la población en general, ya que sus miembros van a ser en alguna medida los destinatarios de las acciones de la Educación Ambiental. Es evidente que la concepción de medio ambiente que tiene la población varía según parámetros históricos, culturales y formativos, y que una determinación rigurosa requeriría un análisis sociológico para cada caso particular. No obstante, a nivel general se aprecia que para un ciudadano medio este concepto se restringe a lugares de ocio en la naturaleza (la playa o el monte) y su percepción sobre el estado de conservación no va más allá de considerar la suciedad o limpieza del lugar.

Al contemplar el medio ambiente desde el rigor de la perspectiva ecológica se aprecian también algunos matices interesantes. Antonio Machado Carrillo (Machado Carrillo, 1990) califica el término medio ambiente como una redundante genialidad de nuestro país, que reúne dos términos sinónimos el medio y el ambiente. Desde un punto de vista estrictamente ecológico medio ambiente definiría al concepto hábitat del Homo sapiens. Esta concepción tiene aparejada una fuerte perspectiva antropocéntrica (el medio ambiente es lo que le interesa al Homo sapiens). Desde esta perspectiva todo lo demás es secundario.

Así, el medio ambiente es una noción que transciende las disciplinas en las que habitualmente se compartimentariza el conocimiento. Está relacionado con conceptos sociales, económicos y culturales, y al mismo tiempo vinculado de forma íntima a otros naturales. Pero el elemento clave para discriminar que es y que no es medio ambiente es la especie humana, ya que este es lo que al hombre y a la sociedad le interesa de la biosfera, es decir, los recursos naturales y el entorno. El concepto de recurso natural es relativo ya que corresponde a la parte del medio ambiente que puede ser utilizada por el hombre en su provecho. Sería la porción de los sistemas naturales de la que se obtiene un beneficio, es decir, a la que se explota. Por otra parte el entorno es lo que nos rodea en el sentido físico, se relaciona con la calidad de vida, con los valores estéticos y culturales, con el confort y con la salud.


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Sin embargo, delimitar que son los recursos naturales no es tan simple como podría parecer a primera vista. Muchos de los aprovechados por el ser humano, y que forman parte del medio ambiente, se originan y mantienen en sistemas naturales muy complejos y frágiles. Esto hace que estos sistemas naturales tengan una importancia extraordinaria, ya que son responsables del mantenimiento de una gran variedad de recursos naturales. Por otra parte, la consideración de recurso natural puede variar dependiendo del desarrollo tecnológico puesto que algunas porciones de la biosfera que ahora no se consideran útiles pueden convertirse en recursos naturales gracias a avances tecnológicos. Este es, por ejemplo, el caso del uranio, que pasó de un mero objeto de curiosidad científica, a un recurso energético de primera magnitud en el curso de 50 años.

A modo de conclusión, se podría decir que el medio ambiente es “el conjunto de recursos naturales de los que se pueden obtener beneficios económicos y sociales”. Así, las tensiones que causa en los sistemas naturales la expansión de la especie humana y sus requerimientos se convierten en problemas medioambientales.

Nuestro contexto.

El Homo sapiens es una especie que se ha desarrollado en el planeta Tierra, un geoide con 509.600.000 km2 de superficie, de la que 148.326.000 km2 corresponden a tierras emergidas y el resto a la superficie de los océanos, que en total suman un volumen de 1.300.000.000 de km3. Todo el conjunto está envuelto en una atmósfera que, a su vez, contiene 12.500 km3 de aire.

A escala humana estas dimensiones son gigantescas pero, al fin y al cabo, limitadas. El hecho de que nuestro contexto, el espacio físico en el que se desarrolla nuestra especie, tenga límites, restringe las posibilidades de crecimiento. Hay una imposibilidad física de crecer de forma indefinida en un sistema acotado.

Pero, lamentablemente, el espacio no es nuestra última frontera. Los recursos naturales son un factor limitante más importante que la propia disponibilidad física de espacio. Entre ellos podemos incluir el aire, el agua, las especies vegetales y animales comestibles o cultivables, la energía, los materiales de construcción, las sustancias químicas, los modelos químicos, etc. Complementariamente, hay que tener en cuenta el papel que en la renovación o disponibilidad de estos recursos juegan los procesos ecológicos esenciales (sistemas agrícolas, bosques, sistemas costeros y cuerpos de agua continentales).

3.2. ¿Qué es la ecología?

La Ecología es “la ciencia natural fundamental para entender y abordar el medio ambiente”. De la misma manera que la Biología estudia los organismos, la Ecología estudia los ecosistemas. Los ecosistemas engloban a los organismos, sus interrelaciones y las relaciones de cada uno de ellos con el medio, por esa razón los ecosistemas son la escala más adecuada para analizar el medio ambiente

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y, consecuentemente, la Ecología es la disciplina científica fundamental para entenderlo. Desde el punto de vista histórico la ecología es una ciencia que apareció como resultado del examen de las relaciones entre los seres vivos y su entorno, aunque hoy es entendida de una forma más global, más holística, como el estudio del funcionamiento o fisiología de la naturaleza.

Pero la Ecología, como ciencia, excede el interés medioambiental profundizando en temas científicos en otras escalas o contextos. El objeto de estudio de la Ecología son los ecosistemas, sean estos o no interesantes desde el punto de vista antropocéntrico, con lo que trasciende al contexto medioambiental.

En ocasiones se usan sin suficiente precisión términos como ecólogos y ecologistas, o Ecología y ecologismo, lo que acarrea cierta confusión. Estas imprecisiones las recogió con cierta irritación el Dr. Ramón Margalef, uno de los mejores ecólogos que han existido y que recientemente ha desaparecido. En su libro Ecología (Margalef, 1980) hace una clara diferenciación entre los ecólogos y los ecologistas, ambos interesados en la Ecología, pero en dos acepciones muy diferentes del término. Así pues, el fin último del ecólogo es estudiar la naturaleza, mientras que el ecologista pretende influir en su esencia. No se trata de minusvalorar las contribuciones de ambos a la protección de la naturaleza, sino de delimitar claramente los campos de acción de la Ecología como disciplina científica y de esta (o mejor ecologismo) como corriente social. En el momento en el que se traspasa el umbral de la modificación del objeto de estudio se trasciende de la Ecología, y se entra en el terreno de otras disciplinas científicas, técnicas o políticas.

A la hora de estudiar los ecosistemas, los ecólogos diferencian y hablan de Autoecología cuando se ocupan de una especie en concreto, de cómo le afectan los factores físicos y las otras especies, etc. El enfoque autoecológico centra la atención sobre una especie objeto y estudia su hábitat, es decir, analiza el ambiente donde se desenvuelve. El enfoque sinecológico, por el contrario, contempla las unidades naturales en su totalidad, como sistemas (ecosistemas) funcionales donde todos y cada uno de sus elementos, vivos o no, son importantes.

Independientemente de que aproximación metodológica se utilice, los ecosistemas, suelen examinarse desde un punto de vista mecanicista. Se trata de considerar cada una de las especies y elementos propios como una pieza de una estructura más compleja. Desde esta perspectiva, el ecosistema es “un ciclo de materia orgánica que está propulsado por una fuente de energía (generalmente solar) que se disipa continuamente para mantener la materia en circulación”. El nexo de unión entre cada uno de los elementos del ecosistema son las relaciones tróficas, es decir, “¿quién se come a quién?”. En base a esas relaciones alimenticias se pueden establecer niveles o papeles tróficos, tales como productor primario, herbívoro, carnívoro, súper carnívoro, detritívoro, etc. Pero los ecosistemas son organizaciones muy complejas, desde luego mucho más que las visiones simplistas de cadenas tróficas lineales de unos pocos organismos. Una visión más actual da lugar a redes tróficas con cientos de conexiones y múltiples especies relacionadas.


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Estas relaciones pueden incluso trascender el nivel trófico.

Mediante estas perspectivas y aproximaciones metodológicas, junto con el uso de herramientas matemáticas, los ecólogos desentrañan el funcionamiento del medio ambiente, y ofrecen explicaciones sobre los fenómenos y sistemas naturales. De esa forma, se obtienen conocimientos e información que pueden resultar muy útiles para la conservación del mismo.

¿Para qué sirve la Ecología?

La Ecología ha desarrollado herramientas, técnicas, modelos y teorías que sirven para analizar el medio ambiente y predecir los efectos que causan algunas intervenciones humanas sobre el mismo. Así pues, constituye un instrumento básico de análisis, toma de decisiones, planificación y gestión de la naturaleza.

Entre las diferentes aplicaciones de la ecología se pueden destacar entre otras las siguientes:

La aplicación de la dinámica de poblaciones a la explotación de los • recursos vivos.

La aplicación de los modelos de funcionamiento de los ecosistemas a los • modelos de explotación de recursos naturales.

La aplicación de la teoría de la biogeografía insular a la gestión de redes • de espacios naturales protegidos.

Sin embargo, las herramientas que proporciona la ecología no son perfectas. Incluso aunque lo fueran, los datos con los que se alimentan pueden no tener la suficiente calidad y hacerlas imprecisas. Además, los sistemas naturales están sujetos a variaciones a largo plazo (muchas veces relacionadas con el clima) o tienen conexiones tan complejas, que son difíciles de predecir. Por todas estas causas las predicciones que estas nos ofrecen son imprecisas, por lo que hay que ser extraordinariamente cautelosos a la hora de intervenir sobre el medio ambiente. No obstante, la imprecisión de nuestras herramientas de análisis no puede ser esgrimida como argumento en contra de la planificación y gestión de los recursos naturales, lo razonable es intervenir con el máximo cuidado y utilizar márgenes de seguridad suficientemente amplios.

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3.3. el desarrollo de la especie humana y su relación con el medio ambiente.

Una vez definido el término, y descritas las herramientas que sirven para comprender su funcionamiento, es necesario abordar las relaciones de la especie humana con el medio ambiente. Estas han ido transformándose con el devenir de los tiempos y han cambiado tanto cualitativa como cuantitativamente. De manera simultánea el concepto de medio ambiente ha ido variando, puesto que nuestras vinculaciones con el medio han ido definiendo nuevos recursos interesantes para nuestra especie. Asimismo, la situación actual del medio ambiente es el resultado de este proceso histórico, y para entenderla es necesario describir algunos de los más importantes hitos de nuestro desarrollo como especie.

La aparición del homo sapiens1 .

El punto de arranque lógico de esta historia es nuestra aparición como especie biológica diferenciada, puesto que en ese momento se determinó nuestra ecología como especie y, en consecuencia, nuestra relación natural con el medio ambiente. Así, hace entre 5 y 6 millones de años, nuestro antepasado común con los chimpancés vivía en los bosques lluviosos africanos. Coincidiendo con cambios climáticos y ecológicos los homínidos se adaptaron a medios progresivamente más secos (aunque todavía forestales). Tras un millón de años de evolución algunos homínidos ya eran bípedos y su alimentación era casi completamente vegetal (aunque también consumían insectos y pequeños mamíferos).

Hace unos 2,5 millones de años apareció el Homo habilis, que era capaz de construir herramientas de sílex, y mediante ellas cambiaron la dieta (y con ella el nicho ecológico del género Homo). Esta capacidad “tecnológica” permitió al Homo ergaster hacerse más ubicuo, adaptarse a una gran variedad de ecosistemas y, por ello, colonizar Eurasia hace más de un millón y medio de años. Al mismo tiempo en Europa una evolución paralela dio lugar a los Neandertales, adaptados a la severa estacionalidad de los ecosistemas europeos.

Una segunda evolución en la capacidad cerebral dio lugar en África a los Cromagnones, que excluyeron a las poblaciones neandertales, probablemente, gracias a su enorme capacidad de comunicación. Este último paso de la evolución, que dio lugar a los humanos modernos, Homo sapiens, tuvo lugar hace unos 150.000 o 200.000 años. Por entonces la población mundial debía estar por debajo del millón de individuos.

A pesar de su ubicuidad, los grupos humanos primitivos dependían de forma estricta del ecosistema, de su productividad y de cómo influía en ella la variabilidad climática. En un sentido estricto, eran prisioneros del ecosistema, e indirectamente, de la energía procedente del sol. En ese momento de nuestra historia evolutiva el medio ambiente humano se circunscribía a unas pocas especies de los ecosistemas

1 La información contenida en este apartado está extraída de El collar del neandertal de Juan Luis Arsuaga.


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en los que vivían, de las que se alimentaban o de las que obtenían materias primas para sus utensilios.

Agricultura y ganadería.

Hace 11.000 años comenzó el cultivo de cereales salvajes y la domesticación de perros y ovejas, inaugurando la época de la cultura de la producción de alimentos y terminando con la de la obtención de alimentos. Hace 9.000 años se ampliaron las especies y se fundaron las primeras ciudades de adobe crudo, se cultivaba trigo de semillas y se criaban cabras, ovejas y cerdos. Con el tiempo la tecnología de la agricultura se refinó con el riego y la evolución del diseño de los arados. La continua evolución de la agricultura (sistemas de riego, sistemas de cultivo, tecnología de herramientas de cultivo, etc.) ha permitido mayores producciones y también colonizaciones de lugares de cultivo muy inaccesibles.

El control de la producción de alimentos significó una revolución ecológica, es decir, la modificación de los ecosistemas para hacerlos más adecuados a nuestras necesidades. Aparentemente parecería una liberación de nuestra dependencia de los ecosistemas, sin embargo, se trata tan sólo de la creación de nuevos ecosistemas antropizados. Además, y de forma simultánea, se amplió el concepto de medio ambiente abarcando también a los nuevos ecosistemas agrícolas y ganaderos, y a los sistemas naturales que mantenían la fertilidad de los suelos o la producción de pastos (ciclo hidrológico, fertilización por avenidas de cíclicas de los ríos, etc.).

El comercio.

Hace unos 2.700 años los griegos acuñaron las primeras monedas, a pesar de que la noción de dinero ya venía siendo utilizado desde tiempo atrás. La invención de este no significó la creación del comercio, que ya se venía haciendo en forma de trueque o cambio, pero supuso un impulso extraordinario de la actividad comercial. El transporte de bienes permitió el crecimiento de las ciudades, y éste incentivó la creación de nuevos cultivos y la explotación de nuevos recursos naturales.

La ampliación del concepto de medio ambiente recibió un nuevo impulso, con la transformación de ecosistemas antes sin interés en nuevos ecosistemas agrícolas y, al mismo tiempo, con la explotación de nuevos recursos, como la madera para construir barcos, metales, metales preciosos, etc.

La Revolución Industrial.

El término de Revolución Industrial, se aplicó originalmente a la transformación sufrida en Gran Bretaña entre 1750 y 1830, de una población fundamentalmente rural que vivía de la agricultura hacia una sociedad urbana más y más involucrada en empresas de manufactura. Posteriormente, otros cambios rápidos en la tecnología humana se han denominado revoluciones industriales. No obstante, el periodo comprendido ente 1750 y 1830 marca un punto de inflexión en cuanto a uso de recursos, consumo de energía y producción de residuos. El factor clave en esta

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transformación es el acceso de nuestra especie a máquinas complejas capaces de multiplicar el trabajo humano mediante el uso de combustibles fósiles.

Así pues, esta noción de medio ambiente seguía ampliándose, con el crecimiento de la población humana y el consecuente aumento de los agrosistemas, pero también con la aparición de nuevos recursos interesantes para nuestra especie, los recursos energéticos. Al principio recursos muy poco eficientes, como la biomasa, el carbón vegetal y, posteriormente, más energéticos como el carbón mineral, el petróleo o el gas. Al mismo tiempo se incorporan a este concepto todos los procesos naturales que dan lugar a los combustibles fósiles, aunque dada su escala temporal que abarca millones de años, no sea factible planificar intervenciones en los mismos.

El mercado global 2.

Los mercados son lugares donde compradores y vendedores intercambian mercancías y dinero. La globalización económica ha permitido que este mercado tenga un ámbito mundial, y que se puedan intercambiar mercancías a lo largo de todo el planeta.

La teoría liberal preconiza un mercado ideal o teórico perfecto. En el cual todos los participantes están perfectamente informados de la oferta y la demanda, por lo que los precios son los justos. De este modo, en el mercado perfecto, dada la competencia sin perturbaciones ni obstáculos, el hecho de que cada sujeto actúe egoístamente en busca de su máximo provecho conduce paradójicamente a un resultado final de precios y mercancías que es más ventajoso para todos. El economista escocés Adam Smith, creador de esta explicación teórica en el siglo XVIII, la describió afirmando que sucedía como si una mano invisible convirtiera la acumulación de egoísmos individuales en el máximo altruismo colectivo.

La globalización económica ha dado lugar a la máxima expansión del concepto medio ambiente, ya que la presión internacional de los capitales permite explotar casi cualquier cosa en todo lugar de la Tierra. Desde este enfoque todos los recursos del planeta están a disposición de nuestra especie, y todos aquellos que tengan algún interés para nosotros forman parte de nuestro medio ambiente.

En conclusión, el proceso evolutivo de nuestra sociedad en los últimos miles de años ha conducido a la liberación de nuestra especie de su sometimiento a los ecosistemas. O, mejor dicho, a la dependencia de unos pocos ecosistemas. Nuestra ubicuidad, nuestra capacidad de transportar recursos y nuestra posibilidad de acceder a fuentes energéticas "independientes" del Sol, han permitido explotar multitud de recursos y ecosistemas, sin depender de forma exclusiva de ninguno de ellos.

2 Información extraída de El mercado y la globalización, de José Luis Sampedro.


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3.4. la crisis ambiental.

En los últimos 20.000 años se ha ampliado extraordinariamente el concepto de medio ambiente pero, al mismo tiempo, se han introducido una serie de alteraciones en los sistemas naturales del planeta Tierra. También, estas alteraciones han sido consecuencia de nuestra evolución ecológica y social, por lo que pueden analizarse a través de los mismos hitos históricos.

La sociedad de cazadores recolectores.

Las sociedades de cazadores-recolectores están completamente integradas en el ecosistema. En un sentido estricto son sus prisioneros. Las relaciones tróficas en un ecosistema dan como resultado un sistema en equilibrio que se autolimita y, en la mayoría de los casos, impide explosiones demográficas y extinciones.

Regresando a las herramientas analíticas de la Ecología, para simular las relaciones tróficas entre varias especies se recurre a la modelización numérica. Uno de los primeros modelos de las relaciones entre predadores y presas fue el de Lotka-Volterra. Se trata de una sencilla fórmula matemática que, partiendo de una serie de simplificaciones muy intensas, describe las relaciones entre el número de predadores y de presas, ajustándose bastante bien a las observaciones. Estos modelos muestran que las poblaciones tienden a crecer, así como los animales crecen y se reproducen con lo que su número aumenta. Por otro lado, un número creciente de animales implica que deben estar disponibles mayores recursos para poder mantener esta población. Si el predador se alimenta de una sola especie de presas, la mayor captura de individuos puede llegar a reducir su abundancia, y por lo tanto la disponibilidad de alimentos para los predadores. Si la población de presas disminuye por debajo de un determinado número, la de predadores dejará de crecer e incluso se reducirá en número por falta de alimento. Este autocontrol no permite que las presas se extingan en casi ninguna situación. Así pues, es una característica extraordinariamente útil de los ecosistemas, ya que de hacerlo también los predadores se extinguirían.

Este era el caso de las sociedades humanas primitivas que vivían en equilibrio con el ecosistema. Algunas de estas han llegado hasta nuestro tiempo y siguen manteniendo ese equilibrio con la naturaleza puesto que ello constituye una mera cuestión de supervivencia. Los problemas ambientales que pueden crear este tipo de sociedades son insignificantes, aunque no inexistentes, y generalmente basados en el desconocimiento de los procesos ecológicos esenciales. Por su parte, en situaciones concretas pueden causar problemas graves. Hay documentados casos de extinciones en sociedades de cazadores recolectores, como el caso del dodo, e incluso de catástrofes ecológicas como la de la Isla de Pascua (Rapa Nui). Entre ellas, la extinción de los moas, la más rápida que jamás haya sido documentada. Cuando los primeros maoríes llegaron a Nueva Zelanda en el siglo XIII, encontraron una enorme ave, de 1,80 m de altura y más de 150 Kg. de peso, que había perdido la capacidad de volar, comenzando a cazarla por su sabrosa carne. Mediante el registro fósil de los huesos encontrados en la Isla, se estima que en unos 160 años los maoríes extinguieron una

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población de unos 160.000 moas.

Las sociedades agrícolas y ganaderas.

Las sociedades agrícolas y ganaderas comienzan a tener influencia significativa sobre el medio. La agricultura demanda tierras de cultivo. Las mejores tierras de cultivo suelen ser el suelo ideal también para el resto de los vegetales y, por tanto, el elemento básico de los ecosistemas más productivos. La presión para obtener más y mejores tierras de cultivo ha llevado a la colonización, tala y roturación de grandes extensiones, lo que ha producido problemas directos de pérdida de diversidad y destrucción de ecosistemas, pero también indirectos como erosión y alteración de los procesos ecológicos esenciales.

De igual forma, la presión para obtener pastos para el ganado ha deforestado grandes extensiones de tierras reduciendo la diversidad biológica, y el sobrepastoreo ha causado enormes problemas de erosión, colmatación de cuencas hidrológicas, etc. También, la agricultura y la ganadería tienen efectos colaterales sobre la naturaleza, al catalogar como dañinas una gran variedad de especies naturales que, viendo reducidos sus recursos por las tierras de cultivo y pastoreo, se alimentan de las cosechas y el ganado. Con la evolución de las prácticas agrícolas han ido apareciendo nuevos problemas, como el uso generalizado e indiscriminado de abonos y pesticidas, que contaminan los acuíferos y pueden tener efectos en la fauna y flora por procesos de bioacumulación. Por su parte, la ganadería intensiva hace un uso indiscriminado de sustancias terapéuticas, como los antibióticos, que pueden afectar a población humana al crear resistencias o tolerancias.

Comercio.

La aparición del transporte y el intercambio de productos impulsaron la intensificación de las actividades agrícolas y ganaderas, que ya podían abastecer mercados mucho más grandes que el local, y por tanto aumentaron las superficies de tierras ocupadas para la agricultura y ganadería intensificando sus efectos negativos. La colonización de nuevas tierras y continentes, trajo consigo las especies de plantas y animales que habían sido domesticadas en Europa, lo que inició otro grave problema, el de las especies exóticas (como el caso de los conejos en Australia).

Asimismo, el comercio traslada parásitos y enfermedades, así como globaliza y homogeneiza las especies animales y vegetales que se cultivan reduciendo su biodiversidad (lo que se conoce por erosión genética). Los efectos de esta erosión genética son la desaparición de variedades de semillas (como las de soja que en la actualidad provienen de unos pocos lugares en el sur de Asia, o las de maíz cuyas variedades desaparecen bajo la presión de las semillas de las multinacionales) por la presión del cultivo comercial de unas pocas variedades. La última revolución agrícola ha traído la utilización de organismos modificados genéticamente, una práctica que promete grandes beneficios según sus promotores, aunque estos no parecen tan evidentes. Más allá de cualquier consideración sobre prácticas monopolísticas y


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maniobras para controlar sectores económicos, los potenciales riesgos para el medio ambiente parecen ser mucho mayores que los rendimientos anunciados.

Las necesidades modernas de transporte, impulsadas por el la generalización del comercio, representan un elevado consumo de energía y recursos naturales. Además, en muchos casos implican la construcción de infraestructuras que consumen territorio, fragmentan ecosistemas, etc.

Figura 1. El transporte privado ha representado un hito en la movilidad individual, pero ha creado enormes problemas ambientales. Fuente: J. Almunia.

La industrialización.

La Revolución Industrial representa un hito fundamental en la capacidad del hombre para modificar la naturaleza. Las máquinas, movidas por la fuerza de los combustibles fósiles, eran capaces de procesar más materias primas que la fuerza animal, que venía siendo utilizada hasta entonces. La extracción de materias primas minerales se hace más efectiva e intensiva, iniciándose los primeros problemas graves de contaminación. La producción de energía mediante combustibles fósiles produce la liberación de CO2 y otras sustancias contaminantes a la atmósfera terrestre, lo que puede afectar a la salud humana a escala local y al clima del planeta a escala global.

De tal manera, los óxidos de nitrógeno y azufre, subproducto de la quema de combustibles, son responsables de la lluvia ácida, que se ha convertido en un importante factor de deforestación, con implicaciones transnacionales. La industrialización conllevó una mejora de los transportes, el auge de la aviación,

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la generalización del transporte en coche, en barco, etc. Esto ha aumentado el consumo de energía y de la contaminación a nivel local (ciudades, nivel de vuelo de los aviones), así como tiene efectos significativos a nivel global.

Figura 2. Producción de energía eléctrica mediante combustibles fósiles. Fuente: J. Almunia.

La sociedad industrial se caracteriza por el uso generalizado de productos de factura industrial, nuevos materiales, plásticos, productos químicos, extracción y refinado de petróleo, creando grandes zonas de manufactura industrial junto a las ciudades, que suelen deshacerse de sus deshechos diluyéndolos en agua y vertiéndolos a ríos y mares. De igual forma, las enormes cantidades de mano de obra que demandaba la industria impulsó la creación de grandes urbes, acumulaciones de personas que, a su vez, demandan gran cantidad de agua y energía, generan residuos, necesitan infraestructuras de transporte, etc. De forma colateral, el consumo de energía y agua per cápita se ha elevado, para poder satisfacer estas demandas.

Otra característica negativa de la industrialización es que desde sus inicios el potencial productivo se ha ido aumentando y, en consecuencia, todos los efectos negativos de la producción industrial se han multiplicado. En 1913, cuando Henry Ford puso en marcha la primera cadena de montaje de automóviles, se tardaban 12,5 horas en montar el chasis de un modelo T. En 1914, un año después, el tiempo de montaje se había reducido a tan solo 1,5 horas. Desde entonces la eficiencia se sigue incrementando. En la actualidad, una planta de Toyota en Japón produce 300 unidades de su modelo Lexus en un solo día, empleando 66 trabajadores y 310 robots (The World Watch Institute, 2004).


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Por otra parte, las innovaciones tecnológicas incrementan continuamente la capacidad de las personas y de las máquinas para extraer recursos naturales. Los modernos barcos factoría son capaces de procesar cientos de toneladas de peces al día; los camiones utilizados en minería han multiplicado por ocho (de 32 a 240 toneladas) su capacidad en treinta años; los grandes aserraderos que producen virutas de madera para la producción de papel y conglomerados de madera, pueden procesar 100 camiones de madera cada día (The World Watch Institute, 2004). Estos y otros avances tecnológicos del mundo industrializado han elevado varios órdenes de magnitud la explotación de los recursos naturales más diversos en todo el mundo, acentuando los efectos medioambientales de la era industrial.

La economía globalizada.

Los mercados están muy lejos de ser ideales. Los poderes que los controlan sólo defienden el liberalismo económico, la eliminación de las barreras arancelarias y la supresión de las subvenciones cuando esto les conviene para sus propios intereses económicos.

Desde el punto de vista de la explotación de los recursos naturales, el liberalismo económico permite la explotación de los recursos a escala global, aportando el dinero a través de intermediarios. Siempre que exista demanda de un producto, este será explotado. No importa lo escaso que sea, o lo caro y difícil que sea conseguirlo. La reducción de la oferta, al mantenerse la demanda, dispara los precios y esto hace que la extracción, por muy compleja que sea, termine por ser rentable. Esto ha llevado a la sobreexplotación de recursos en países con regímenes políticos débiles o situaciones políticas y económicas que toleran el soborno y el incumplimiento sistemático de las leyes (aunque los sistemas de control político débiles no son la única causa). Sin salir de nuestro país sólo hay que pensar en las pesquerías de angulas o en las de atún rojo del Mediterráneo, recursos que están al borde de la desaparición a pesar de que su escasez los hace extraordinariamente caros de obtener.

Por otra parte, la globalización de la economía está permitiendo trasladar la contaminación y la sobreexplotación de recursos a los países menos desarrollados. En 2003 un informe de Naciones Unidas establecía que las centrales de carbón y las incineradoras de los países en desarrollo eran responsables de la mayoría de las nuevas emisiones de mercurio a la atmósfera (The World Watch Institute, 2004). La deslocalización de la producción de las grandes empresas transnacionales permite abaratar costes a cambio de reducir los laborales, disminuir las medidas anticontaminación y de explotar recursos naturales a precios por debajo del mercado. Las Administraciones de los países en vías de desarrollo se ven empujadas a incrementar la oferta energética para las empresas multinacionales que se instalan en su territorio, energía que producen utilizando combustibles fósiles altamente contaminantes como el carbón.

Por último, y como elemento central de la economía globalizada, no hay que

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perder de vista al motor económico de nuestro sistema social, o sea, la sociedad de consumo. La economía basada en la sociedad de consumo ha sido la última revolución de nuestra especie. Firmemente asentada en el potencial productivo de bienes de consumo que estableció la sociedad industrial, durante los últimos cincuenta años la riqueza económica se genera gracias al consumo generalizado de productos y servicios por parte de la sociedad. El vicio fundamental del sistema es que la demanda se manipula para que los consumidores mantengan un alto nivel de gasto, sin importar realmente si los productos que se adquieren son útiles o necesarios. Para ello se emplea una poderosa herramienta de sugestión, la publicidad.

No cabe la menor duda de que la sociedad de consumo ha sido el elemento definitivo que ha desencadenado la crisis ambiental. Cada uno de los hitos históricos que hemos descrito ha significado un incremento en el potencial de influencia de la especie humana sobre el medio ambiente. Pero la sociedad de consumo ha ido mucho más allá, está generalizando el consumo de bienes y servicios a toda la población3 y, en consecuencia, está llevando la demanda de recursos naturales hasta un punto insostenible.

El consumo privado (la cantidad de dinero gastada en bienes y servicios en los hogares, excluyendo el industrial) alcanzó los 20 billones de dólares en el año 2000, cuatro veces más que lo registrado en 1960 (4,8 billones). El 31,5 % de este fue realizado en Estados Unidos y Canadá, el 28,7 % en Europa, el 21,4 % en Asia y el Pacífico y un 18,4 % en el resto del mundo. De tal forma, que las dos regiones más consumistas del mundo, que albergan al 11,6% de la población humana, son responsables del 60,2 % del consumo privado4 .

Esto es particularmente sangrante cuando se considera que en la mayoría de los casos el consumo no responde a necesidades reales del bienestar de los individuos, sino a cuestiones superficiales (maquillaje 18.000.000.000 de dólares; comida para mascotas en Europa y Estados Unidos 17.000.000.000 de dólares; perfumes 15.000.000.000 de dólares; cruceros 14.000.000.000 de dólares; o helados en Europa 11.000.000.000 de dólares5 ).

El efecto multiplicador de la población creciente.

Las grandes amenazas medioambientales que se ciernen sobre el planeta a escala global, no lo son tanto por el daño que causa la actividad, sino debido al efecto multiplicador de la población global.

Un consumo de agua de 300 litros per cápita (usual en los países más industrializados) no es en sí mismo una amenaza para el medio ambiente. Pero

3 Es indudable que, hoy por hoy, la sociedad de consumo no está generalizada a toda la población del planeta, pero la economía de consumo busca continuamente expandir los mercados para obtener nuevos consumidores. Por lo tanto, esta tendencia busca, desde el punto de vista teórico, generalizar el consumismo a toda la población del Planeta.

4 Fuente: World Development Indicators Database (2003).

5 Fuente de los datos World Watch Institute (2004).


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cuando este se multiplica por 400 millones de habitantes, significa 120.000 millones de litros al día, y entonces comienza a ser algo de lo que preocuparse. Cuando se multiplica por 6.000 millones de habitantes, se convierte en 1,8 billones de litros de agua al día, y de tal modo esta situación es sencillamente insostenible. Lo mismo ocurre con la energía, con el uso de plásticos, demanda de alimentos, la producción de residuos, etc. Esto demuestra que, además de tener en cuenta la naturaleza de las amenazas que se ciernen sobre el medio ambiente, hay que prestar mucha atención al efecto multiplicador que produce sobre ellas la superpoblación mundial. Sin embargo, esto no debe ser una justificación para no modificar las actitudes individuales frente al medio ambiente. Utilizando un símil médico, para reducir la sintomatología de la crisis ambiental es necesario abordar el problema del consumo individual, pero para curar la enfermedad de la crisis ambiental hay que reducir la población mundial.

Así pues, el efecto amplificador de la población es mucho más evidente cuando analizamos los efectos de la sociedad de consumo. A nivel individual el consumismo produce el incremento de gasto per cápita de energía y recursos naturales, no obstante, el elemento crítico es el número de individuos que incrementan sus niveles de consumo de recursos per cápita.

China ha sido considerado siempre (junto con Holanda en el contexto Europeo) como el país de las bicicletas. Un visitante de Pekín o Shangai en los años 80 observaría que los coches en sus calles eran algo prácticamente anecdótico. La situación en estos últimos 20 años ha cambiado de manera radical respecto a la movilidad de los habitantes chinos. En 2002 había 10 millones de automóviles privados en China, y esta cifra seguía incrementándose. En el año 2003 cada día se añadían 11.000 vehículos a la circulación, totalizando 4 millones de nuevos automóviles durante todo el año. Las ventas de estos crecen de forma imparable; en 2002 las ventas subieron en un 60% y en la primera mitad de 2003 lo hicieron en un 80%. De continuar esta tendencia se calcula que en el año 2015 habrá 150 millones de automóviles en China, lo que representa 18 millones más de todos los que existían en Estados Unidos en 19996 . Las consecuencias de esto sobre los recursos naturales son fácilmente predecibles. De hecho, en la actualidad se están registrando incrementos en la cotización internacional del acero y el petróleo debido a la elevada demanda de los países asiáticos.

Desde luego esta evolución del consumo de automóviles en China no constituye algo aislado. Se puede afirmar que buena parte del mundo está ahora mismo entrando en la sociedad de consumo. Los cálculos actuales indican que en la actualidad alrededor de 1.700 millones de personas forman parte de esta clase privilegiada (la mitad de ellos viven en países en desarrollo7) . Así pues nos surgiría la incógnita de qué ocurriría cuando se incorporen a nuestro modo de vida los otros 4.300 millones de habitantes del planeta y más aún cómo podrán soportar los

6 Fuente de los datos: World Watch Institute (2004).


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recursos naturales del planeta a esta creciente clase social cuando en el año 2050 la población mundial alcance los 9.000 millones de habitantes.

La División de Población de Naciones Unidas proyecta que la población mundial se incrementará en un 41% hasta el año 2050, alcanzando 8.900 millones de personas. Este aumento amenaza con hacer desaparecer todo el ahorro obtenido mediante las mejoras en eficiencia energética, o a través de las reducciones en el consumo de recursos naturales per cápita. Por ejemplo, incluso si los ciudadanos de Estados Unidos redujeran su consumo de carne en un 20%, en el año 2050 el consumo anual de carne en el país crecería en unos 5 millones de toneladas debido tan sólo al crecimiento de la población8.

No cabe duda que los dos grandes retos del siglo XXI van a ser el crecimiento demográfico y la generalización de la sociedad de consumo. Cualquier esfuerzo para reconducir la demanda de recursos naturales hacia límites razonables debe enfrentarse con estos dos desafíos. Las opciones para superarlos son extraordinariamente escasas y complejas, ya que ambos están en los fundamentos de la economía de nuestra sociedad.

3.5. sostenibilidad.

A juzgar por la ligereza con la que algunos políticos utilizan el término, el desarrollo sostenible o la sostenibilidad, significan cosas diferentes para personas distintas. A pesar de ello, la definición más divulgada es la que apareció en el informe "Nuestro Futuro Común" (también conocido como el “Informe Brundtland”), el cual afirma lo siguiente:

"Sustainable development is development that meets the needs of the present without compromising the ability of future generations to meet their own needs."

(El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades).

El desarrollo sostenible se concentra en mejorar la calidad de vida de los habitantes de la Tierra (todos) sin incrementar el uso de recursos naturales por encima de la capacidad del medio de proporcionarlos de forma indefinida. Esta estrategia requiere entender que la inacción tiene consecuencias y que hemos de encontrar nuevas formas de cambiar las estructuras institucionales e influenciar el comportamiento individual. Asimismo, el desarrollo sostenible consiste en tomar parte, así como cambiar la política y la práctica a todos los niveles (desde el individual al global).

El desarrollo sostenible no es una idea nueva. Muchas culturas en la historia de la humanidad han reconocido la necesidad de la armonía entre ambiente, sociedad y economía. Esta idea del equilibrio con el medio ambiente era en muchos casos



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más bien una necesidad, y esta era tanto más acuciante cuanto menos avanzada tecnológicamente estaba el pueblo. Por lo tanto, la novedad del concepto sostenibilidad no aparece en la articulación de esas ideas, sino en el contexto de una sociedad globalizada e industrializada.

Las nociones que subyacen en la idea de desarrollo sostenible han evolucionado muy rápidamente desde los años 80. En 1992, los líderes en la Cumbre de la Tierra construyeron un acuerdo, en el marco del “Informe Brundtland”, sobre temas críticos como el cambio climático, la desertificación y la deforestación. También, propusieron una estrategia de acción más amplia denominada Agenda 21, como el plan de trabajo para las cuestiones de medio ambiente y desarrollo en las décadas venideras. Desafortunadamente la última Cumbre de la Tierra de Johannesburgo en 2002 ha demostrado que la implantación del desarrollo sostenible no está siendo todo lo rápida que debería.

Objetivos de la sostenibilidad.

Como apunta el Programa GEO-2000 de Naciones Unidas, el "tiempo para una transición razonable y planificada hacia un sistema sostenible se está acabando rápidamente". Así pues, ya nos estamos enfrentando a problemas a escala global, como la escasez de agua, la destrucción de bosques tropicales, el agotamiento de recursos naturales, la extinción de especies y el cambio climático. Por lo tanto, cabe cuestionarse cómo pueden invertirse estas tendencias rápidamente.

Por otro lado, el cambio debe fundamentarse en tres líneas principales:

Producir de forma diferente.•

Consumir de forma diferente.•

Organizarse de forma diferente.•

Estas tres líneas de actuación parecen sencillas e incluso poco ambiciosas, aunque representan un cambio fundamental en nuestro modelo social y económico. Es indudable que estamos en el modelo equivocado y hay que hacer las cosas de forma diferente, pero saber cuál es la manera adecuada es una tarea difícil.

Producir de forma diferente.

La producción de bienes y servicios debe estar basada en el uso racional de los recursos y el respeto a los procesos ecológicos esenciales. En la actualidad las compañías que producen bienes y servicios tienen como meta maximizar el beneficio, minimizando los costes y vendiendo lo más posible. Para hacerlo, en muchas ocasiones trasladan sus factorías a países en los que las normas ambientales o laborales son más laxas, los salarios más bajos, no hay protección social de los

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trabajadores, no hay derecho a sindicación, etc. De igual forma, utilizan la corrupción y los gobiernos débiles para sobrexplotar los recursos naturales de los países pobres, o para eludir las normas de anticontaminación, si es que existen.

Por eso, es necesario introducir el elemento ambiental en la producción de bienes y servicios, así como que el uso de recursos naturales y los efectos negativos sobre la naturaleza entren a formar parte de la cuenta de resultados, para que las empresas optimicen sus procesos de fabricación, reduzcan la emisión de sustancias contaminantes y opten por la explotación sostenible de los recursos de los que adquieren sus materias primas. Además, hay que realizar esta consideración del coste ambiental de manera globalizada. Esto no será posible mientras sigan existiendo en el mundo lugares con condiciones socioeconómicas tan depauperadas que estén dispuestos a cambiar medio ambiente, salud y dignidad por desarrollo económico.

Pero hay que ir más allá, la filosofía de la venta como fin último hace que sea más rentable crear necesidades ficticias en los compradores que analizar sus reales para tratar de cubrirlas de una forma razonable y sostenible. Esta filosofía, que está en pleno auge en nuestros días, y que es el motor principal de la economía moderna, es totalmente incompatible con la sostenibilidad. La producción de bienes y servicios debe estar dirigida a la satisfacción de las necesidades razonables de la población, cualquier otra consideración no podrá ser sostenida de manera indefinida. Las enormes cantidades de recursos que se dedican a la producción de bienes o servicios superfluos, como los artículos de lujo, serían suficientes para poder resolver graves problemas de infraestructura en las sociedades menos desarrolladas.

Consumir de forma diferente.

El consumo en sí mismo no es malo, todos los seres vivos deben consumir recursos para mantener su existencia. El problema real está en los niveles, los patrones y los efectos del consumo. Para muchos los niveles actuales de consumo en el mundo son insostenibles, por sus efectos en los ámbitos local y global. El consumo mundial se expandió a un ritmo sin precedentes en el siglo XX. Los gastos en consumo público y privado alcanzaron en 1998 los 24 trillones de dólares, el triple que en 1975 y seis veces más que en 1950. Es decir, los niveles de consumo mundial no sólo incrementan, sino que la tasa de aumento es creciente.

Por otro lado, el exceso de consumo no es algo globalizado, tras él se esconden profundas desigualdades sociales entre los países ricos y pobres. Por lo tanto, los patrones actuales de consumo deben variar de forma que los países ricos lo reduzcan, mientras que los países pobres puedan, como mínimo, cubrir sus necesidades básicas. Al mismo tiempo, necesitamos cambiar nuestra forma de tomar decisiones como consumidores. Hay que pasar de pensar en medios a pensar en propósitos. Por ejemplo, para solucionar problemas de transporte hay que pensar en racionalizar y optimizar en transporte público más que en ampliar las infraestructuras existentes.

Por último, es necesario cambiar las motivaciones íntimas del consumo, que


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en la actualidad la publicidad basa muchas veces en concepciones hedonistas y egocéntricas de la vida. La actitud de los consumidores debe ser reflexiva y solidaria. Reflexiva para informarse sobre las características del producto, sus consecuencias medioambientales y evaluar la necesidad real de adquirirlo. Solidaria para tener en cuenta parámetros diferentes al precio y la satisfacción personal, considerando de manera alternativa cuestiones como el justiprecio, el trato directo con los productores o la adquisición de productos que revierten en el bienestar social de las poblaciones que los producen.

Desde el punto de vista de la Educación Ambiental, y como se verá en los próximos temas, la nueva concepción del consumo para un desarrollo sostenible es el elemento más accesible para actuar. Esto es así porque el consumo está en manos de la sociedad en su conjunto que, en definitiva, es el objeto de la Educación Ambiental. Si se analiza con frialdad es una tarea extraordinariamente compleja, pero cualquier avance en este terreno será enormemente positivo, dado que la actual sociedad de consumo es el elemento fundamental en la aparición de la crisis ambiental.

Organizarse de forma diferente.

Nuestra forma de organización y el establecimiento de las reglas que gobiernan nuestras acciones jugarán un papel determinante en nuestro camino hacia la sostenibilidad. Uno de los elementos principales es incrementar el grado de participación de la sociedad en la toma de decisiones. Un gobierno adecuado requiere reformar los procesos de toma de decisiones, elevar las posibilidades de participación pública, incluyendo una amplia variedad de actividades, tales como la divulgación habitual de la información ambiental, la consulta en estudios de impacto, la co-gestión de recursos naturales, la creación de cauces de consulta a la población, etc. En su forma más profunda, la participación pública trata de involucrar a la sociedad civil en todos los pasos del planeamiento, de la ejecución y de la evaluación de políticas y acciones medioambientales.

La reducción de la corrupción (entendida esta como el uso inadecuado del poder público en el propio beneficio) es otro elemento necesario para alcanzar el desarrollo sostenible. Está probado que puede ser altamente destructiva, puesto que la corrupción conduce a la disgregación del interés público. Por otra parte, los gobiernos corruptos y con escasa legitimidad tienden a dejarse influir por los grandes poderes económicos (como las empresas transnacionales) para ignorar las leyes ambientales y laborales a cambio de sobornos.

Las economías se gobiernan a través de una compleja matriz de regulaciones, leyes e incentivos de mercado. Desafortunadamente, las estructuras de impuestos, pagos a productores, soporte de precios, etc., actúan como subsidios perversos que tienen efectos negativos tanto en la economía como en el medio ambiente. Son además regresivos desde el punto de vista redistributivo, beneficiando a los ricos (frecuentemente organizados en grupos de presión política) mientras que merman las arcas públicas. Según el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible,

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el mundo gasta anualmente casi 1,5 trillones9 de dólares en subsidiar su propia destrucción.

El papel de la Educación Ambiental.

Las líneas maestras que debemos seguir para caminar hacia la sostenibilidad están basadas en propósitos realmente encomiables, pero cabe plantarse si estos son factibles. Se estima que un individuo normal está sometido a tres horas de impactos publicitarios diarios, en los cuales se le impulsa a consumir productos, muchos de ellos totalmente inútiles. A pesar de esto, la publicidad es una herramienta extraordinariamente eficaz y, en muchas ocasiones, se aprovecha de fenómenos basados en conocimientos muy profundos de la psicología humana y social. Las estrategias de comunicación que se emplean en las agencias de marketing y publicidad están muy por delante de las herramientas de la Educación Ambiental.

Consecuentemente, se presenta una batalla desigual contra un enemigo muy poderoso y que resistirá de manera feroz.

No obstante, no podemos esperar que el cambio venga de las estructuras de poder empresarial, político o económico. Sería realmente utópico pensar que las estructuras que controlan la economía mundial promovieran el cambio hacia la sostenibilidad. El fundamento último de cualquiera de estas es auto perpetuarse y, tal y como están definidas ahora, no parecen tener sentido en una sociedad sostenible. Así, es evidente que estas estructuras se resistirán al cambio para evitar su propia destrucción.

Por lo tanto, es necesario que el cambio venga desde la sociedad, y que sea la ciudadanía la que presione a las estructuras del poder a cambiar. Para propiciar esta variación de conciencia hace falta una sensibilidad diferente y esa sólo puede obtenerse a través de la Educación Ambiental. Así pus, se puede ser optimista o pesimista en cuanto a la efectividad de la Educación Ambiental, pero es imposible no aceptar que es, probablemente, nuestra única posibilidad de propiciar un futuro sostenible.

9 En la notación americana un trillón corresponde a 1.000.000.000.000 de dólares.


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actiViDaDes.

Responda en cuatro o cinco líneas a las siguientes preguntas:

1. ¿Son las agresiones ambientales inherentes al desarrollo? Argumente su respuesta.

2. En su opinión, ¿en qué situación ambiental se encontrará nuestro planeta en el año 2050? ¿Y en el año 2100?

3. ¿Son incompatibles el desarrollo tecnológico y la sostenibilidad? Argumente su respuesta.

4. Ponga cuatro ejemplos de subsidios dañinos para el medio ambiente.

5. Se considera que para que una economía no entre en recesión su PIB debe crecer al 3% anual. ¿Es incompatible el crecimiento económico al 3% anual y la sostenibilidad? Razone su respuesta.

6. ¿Es incompatible la sostenibilidad con una economía basada en la sociedad de consumo? Justifique su respuesta.

7. A su juicio, ¿cuál es el escollo más importante al que se enfrenta el desarrollo sostenible? Razone su respuesta.

8. A su juicio, ¿cuál es el obstáculo más importante al que se enfrenta la Educación Ambiental? Razone su respuesta.

9. Haga una lista con, al menos, cinco actitudes ambientalmente negativas instauradas en nuestra sociedad y que sean susceptibles de cambiar mediante la Educación Ambiental.

10. Recientemente algunos grupos sociales en EEUU han iniciado una tendencia de “no consumismo” como filosofía vital. Sus miembros se comprometen a no consumir productos nuevos durante seis meses, o un año y posteriormente renuevan dicho compromiso. ¿Qué incidencia puede tener esta filosofía en la sostenibilidad? ¿Y en la economía global?

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cuestiOnariO De autOeValuación.

1. ¿Cuál es la mayor agresión ambiental a la que se enfrenta este planeta?

a. El desmesurado consumo de recursos naturales.

b. La superpoblación.

c. La creciente producción de residuos contaminantes.

2. ¿Qué es el medio ambiente?

a. Los ecosistemas, los organismos vivos y los recursos naturales.

b. Todo lo que nos rodea.

c. Todo lo que nos interesa de lo que nos rodea.

3. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre Ecología y ecologismo?

a. No la hay son términos idénticos.

b. La Ecología investiga los ecosistemas y el ecologismo los protege.

c. La Ecología es una ciencia y el ecologismo una opción política.

4. ¿Cómo han ido evolucionando las agresiones ambientales en el curso de la historia?

a. Las agresiones ambientales han ido cambiando con el desarrollo.

b. Las agresiones siguen siendo las mismas pero en mayor cantidad.

c. Las agresiones han empeorado con el tiempo por la falta de sensibilidad.

5. Relacione los hitos históricos de la columna de la izquierda con las agresiones ambientales de la columna de la derecha:

Cazadores-recolectores 0 0 Pérdida de biodiversidad por desplazamiento de ecosistemas.

Agricultura-ganadería. 0 0 Equilibrio ecológico o escaso impacto ambiental.

Comercio 0 0 Contaminación por sustancias químicas.

Industrialización 0 0 Sobreexplotación de recursos vivos y deslocalización de la contaminación.

Economía globalizada 0 0 Erosión genérica y traslocación de or-ganismos invasores.


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6. ¿Cuál es el elemento fundamental que ha propiciado la crisis ambiental?

a. La falta de sensibilidad de la población y el desarrollo tecnológico.

b. El crecimiento poblacional y la sociedad de consumo.

c. La sociedad de consumo y la falta de sensibilidad de la población.

7. ¿Cuál es la filosofía del concepto sostenibilidad?

a. Reducir el desarrollo actual para reducir las agresiones ambientales futuras.

b. Regresar a los niveles de desarrollo de hace 200 años.

c. Buscar alternativas de desarrollo que no comprometan el desarrollo futuro.

8. ¿Cuáles son las líneas maestras para alcanzar la sostenibilidad?

a. Producir, consumir y organizarse de forma diferente.

b. Comprar, vender y organizarse de forma diferente.

c. Abandonar la economía de la sociedad de consumo.

9. ¿Qué hace de la Educación Ambiental la herramienta idónea para progresar hacia el desarrollo sostenible?

a. Su incidencia en la población infantil, que es la más sensible a estor problemas.

b. El hecho de que es un trabajo a largo plazo, igual que la sostenibilidad.

c. El hecho de que constituya la única herramienta capaz de propiciar un cambio social.

10. A su juicio, ¿cuál de estas afirmaciones es más correcta?

a. En los últimos tiempos se observa una mayor influencia de la Educación Ambiental en la sociedad.

b. La sociedad es indiferente a las acciones de Educación Ambiental.

c. A pesar de las acciones de Educación Ambiental las actitudes ambientales sociales están empeorando.

11. Las agresiones ambientales son inherentes al desarrollo.

a. Verdadero.

b. Falso.

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12. El desarrollo tecnológico y la sostenibilidad son incompatibles.

a. Verdadero.

b. Falso.

13. La actual economía basada en la sociedad de consumo no puede ser sostenible.

a. Verdadero.

b. Falso.

14. El hecho de que la economía crezca al 3% es compatible con la sostenibilidad.

a. Verdadero.

b. Falso.

15. La Educación Ambiental es la única respuesta posible a la crisis ambiental.

a. Verdadero.

b. Falso.

16. ¿Qué hace de la Educación Ambiental la herramienta idónea para progresar hacia el desarrollo sostenible?

a. El hecho de estar dirigida a las generaciones más jóvenes.

b. Su ánimo de perseguir un cambio integral de la sociedad.

c. El hecho de que transmite información sobre los fenómenos y procesos naturales.

d. No se adapta a las estructuras de la educación formal.

17. El medio ambiente es el elemento central de la Educación Ambiental.

a. Verdadero.

b. Falso.

18. El ecologismo sirve para analizar el estado del medio ambiente.

a. Verdadero.

b. Falso.


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19. Las sociedades de cazadores-recolectores no están en equilibrio con el ecosistema.

a. Verdadero.

b. Falso.

20. La dependencia de la economía en el funcionamiento de los mercados de capitales favorece la sostenibilidad.

a. Verdadero.

b. Falso.

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