una mesa en laverónica. capítulo 2

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Comensales: Sonia Berger, Sema D’Acosta e Iñaki Domingo

Una Mesa en LaVerónica es un proyecto de Diego Díez y Juan Jesus Torres sobre arte contemporáneo en colaboración con LaVerónica (C/Moratin 38, Madrid) y Neutra (neutra.es)

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El día es frío y destemplado, se notan los rigores del in-vierno en Madrid a primeros de diciembre. Para este segun-do encuentro, hemos reservado en Laverónica a las 21:00 h. Primero llegan Sema D’Acosta (Gerena, Sevilla 1975) y Juan Jesús Torres. Se conocen de hace tiempo y quedaron esa misma tarde para tomar un café, charlar y ver alguna expo-sición por la zona. Después, al poco, bajan por la calle Moratín Sonia Berger (Getxo, Vizcaya 1976) y Diego Díez, que se citaron previamente en La Troupe, el taller-estu-dio en el que trabaja Dalpine. El último en aparecer es Iñaki Domingo (Madrid, 1978), que se disculpa por el leve retraso. Tras un frugal cigarro en la puerta, entramos al restaurante.

Al ambiente acogedor de siempre, es un sitio habitual del barrio de Las Letras donde la gente del mundo del arte acu-de a comer desde hace tiempo, se suman ahora los cuidados pormenores de diseño y decoración. Detrás de la mesa donde nos sentamos, destaca el mural de esteras de Israel Dias. Enfrente, las coloristas serigrafías de Alonso Gil. Al fondo, sobresale una lámpara italiana de los años 70 con influencia del arte óptico. Se mire donde se mire, abundan los detalles.

Comienza la conversación en torno a la exposición ‘Ser Sangre’ que Iñaki exhibe en esos momentos en la Kursala, Cádiz. El fotolibro que se ha editado con motivo de esta muestra lo distribuye, precisamente, Dalpine, la editorial de Sonia.

Iñaki Domingo: El proyecto que se muestra ahora en Cádiz cierra una etapa que ha durado unos 15 años. Es una período en torno a la idea del yo, donde, a través de diversos proyectos, he investigado sobre mi mismo en relación a mi entorno y a mi propio contexto. Ahora estoy trabajando en algo absolutamente distinto, que no tiene nada que ver. Desde hace un par de años trabajo en la idea general de la materia visual desde distintas aproximaciones.

Sema D’Acosta: ¿Cuándo hablas de materia, a qué te refieres?

Iñaki: De lo que están hechas las cosas, en fotografía y en cualquier otra forma de representación. Tiene que ver con la objetualización de la imagen fotográfica, que es una práctica cada vez más extendida de un tiempo a esta parte. Eso es quizá lo más relevante de este trabajo. Trato cuestiones que tienen que ver con la forma, la luz, el color…

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Aproximaciones muy vinculadas a los estudios de los años 20, del siglo pasado, de la Gestalt. Tratos de dar respuesta, desde la creación, al momento de saturación visual que atravesamos.

Sema: Precisamente estas cuestiones tienen que ver con la exposición que estoy comisariando ahora en Barcelona, ‘Los Agricultores’, que pretende reflexionar sobre el estatus de una imagen fotográfica hoy. Para ello se han seleccionado artistas que trabajan con la fotografía no como cazadores pendiente del instante tal como ocurría con los procesos analógicos del siglo XX, sino como pensadores que a partir de una imagen determinada, bien sea tomada como objeto físico, tal como refieres tú antes, o como un archivo digital extraído de Internet, construyen un discurso propio e independiente. Creo que esto es una respuesta natural, un modo de rebelarse, contra un lugar común al que están tendiendo los fotógrafos que acaban mirando de la misma manera. Tanto que, como si estuviesen metidos en un embudo, resbalan todos hasta un mismo final.

Iñaki: Tiene mucha lógica. Cuando el uso de la fotografía como contenedor de información se satura, cuando llega a un cierto límite, es normal que se rompa la vasija, que aparezcan grietas por las que se filtran nuevas ideas…

Sema: En fotografía, por anegación, la imagen-relato está perdiendo importancia. Los autores cada vez miran menos la historia de la fotografía Y se fijan más en otras cuestiones…

Iñaki: La imagen tal como la hemos conocido o nos la han presentado…

Sema: Efectivamente. Cada vez tiene menos valor el modo tradicional de cons-truir una imagen fotográfica porque hoy, cualquiera con el móvil puede hacer una foto mucho mejor que otro que utilice una Leica de 35 mm o una Hasselblad de formato medio. Instagram es una tendencia muy sólida donde emergen nuevos creadores… Debemos asimilar con naturalidad que aparecen lenguajes nuevos que teniendo como sustento lo fotográfico, son otra cosa.

Iñaki: A mí me interesan mucho las ideas de presentación y representación, el vín-culo que se establece entre ellas. Si bien puedo estar trabajando con imágenes que de alguna forma cuentan con un referente claro, ahora cobra mucho interés para mi la forma de disponer ese material en el espacio intentando que el espectador participe de una experiencia.

Sema: Creo que cada vez más, los dispositivos están ganando en importancia y valor. Me refiero al modo de presentación y comunicación de las imágenes.

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No es lo mismo ver una imagen en un libro, que impresa para ser exhibida, que en un iPad o en un móvil. Hace poco estuve viendo tu exposición de la Kursala en Cádiz. Al abrir el libro las imágenes me parecieron algo más oscuras que en la sala, algo que te comenté a la ligera y sin pensarlo mucho. Esta observación rápida fue equivocada, pues nacía de una comparativa poco usual: ver al mismo tiempo dos dispositivos de una misma imagen. Craso error. Cada una en su campo, estaba perfecta. Este hecho me sirvió mucho para pensar en los días siguientes. Y llegué a la conclusión que sería como comparar una película y el libro que la inspira. Am-bos no son ni mejor ni peor, son maneras distintas de construir en función de un elemento común. El primero debe medirse en función de la literatura y el segundo atendiendo a lo cinematográfico. El fotolibro y la fotografía de exhibición son tan distintos, que es un error compararlos. Cada medio posee sus características.

Iñaki: Cuando me planteo un libro parto de premisas distintas que con una expo-sición. En el libro, las imágenes deben parecerse lo máximo posible a la prueba de color, lógicamente. Pero esa no es la única referencia, también lo es que el trabajo en conjunto sea homogéneo. Normalmente cuando ves un libro no tienes la refe-rencia de una copia. Cuando ves una foto en directo de Thomas Struth y luego la misma imagen en un libro, hay una diferencia más que patente…

Interviene en ese momento Sonia Berger, que se incorpora a la conversación mientras ojea las cartas del menú.

Sonia Berger: ¿Habláis de la exposición de ‘Ser Sangre’? No he podido verla, ambas cosas son distintas y no se pueden comparar…

Iñaki: Sí, la que está ahora en Cádiz.

Sema: El espacio está muy bien resuelto siendo muy difícil. Ese reto también es interesante. El continente tiene muy poca valía, lo único interesante es el conteni-do…

Iñaki: Ciertamente, no es un espacio fácil. Aún así, he intentado sacarle el mayor partido posible.

Sema: La Kursala es un espacio muy poco adecuado llevado con mucho criterio, eso es lo único que lo salva, que haya detrás una persona como Jesús Micó que decide la programación y el modo de trabajo. Es increíble que sea tan valorado en España e incluso fuera. En Andalucía, poca gente le da importancia, eso es sor-prendente, lo poco que estima su mérito.

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Es una de las cosas más interesantes que han ocurrido en la fotografía andaluza en los últimos cinco años y como si nada. Encima el espacio es pésimo, una habi-tación reconvertida y adaptada, entre la puerta de entrada del vicerrectorado y la cafetería…

Iñaki: El reto era trabajar con el espacio y el volumen, con la tridimensionalidad. Veo el marco y la imagen como un objeto indivisible, casi escultórico. Me inte-resa la instalación de estos objetos en el espacio. De hecho, esta exposición la he montado dos veces y cada vez ha sido totalmente distinta. Tengo un set de copias superior al que finalmente utilizo. En función de cómo voy comprendiendo y sin-tiéndome en el espacio, así lo diseño.

Sema: Ése es el camino al que se dirige la fotografía, el diálogo con el espacio, el pálpito con lo que le rodea… Colgar fotos sólo, ya no vale.

Iñaki: Yo creo que también va a ocurrir eso. Esa línea clásica donde el contene-dor no tiene tanta importancia sólo tienen sentido para una serie de trabajos, pero, una vez más, vuelvo a la idea de presentación. Una imagen se percibe de forma diferente si se coloca diez centímetros más arriba o abajo del eje. Ahí el espectador empieza a preguntarse cosas.

Sema: De tu exposición, lo que más me gustó fue el ritmo. La clave de esa ex-posición es el ritmo. Se ven capítulos escalonados, episodios sueltos que unidos ofrecen una visión de conjunto.

Iñaki: Gracias, eso es lo que intenté.

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Sema: Apostar por el formato objeto-libro, ha sido fantástico. Evidentemente no iban a apostar por el número de visitantes…

Sonia: Ése ha sido el acierto. Sumado a la proyección que han sabido darle.

Sema: Mueven muy bien los libros. El mérito también está en hacer ver a las instituciones que a los fotógrafos invitados hay que darles libertad, que deben tener margen para hacer lo que ellos consideren. Sonia, ¿Dalpine distribuye varios libros de la Kursala?

Sonia: Varios, sí. ‘Furtivos’ de Vicente Paredes, ‘Ukraina Pasport de Federico Clavarino, ‘La caza del lobo congelado’ de Ricardo Cases , ‘The Hub’ de Roger Guaus, ‘The Line’ de Mészáros… Bastantes.

Sema: ¿Os los demandan? ¿Cómo decidís incluir uno en vuestro catálogo?

Sonia: Funcionan genial. Normalmente, o bien conocemos al autor y estamos al tanto de todo el proceso, o bien es el propio autor cuando tiene el libro el que se acerca a nosotros a presentárnoslo. No hay acuerdo con la Kursala.

Sema: ¿Conoces a Jesús Micó?

Sonia: Sí, hemos coincidido con él en varias ocasiones y conocemos bien su traba-jo.

Sema: La editorial funciona entonces como una galería, pero en este caso de li-bros. Hay alguien que os interesa, que os gusta su trabajo o veis que puede ofrecer un ejemplar interesante, y sencillamente os decidís a distribuirlo.

Sonia: Exacto. No queremos ofrecer todo lo que se publica, preferimos trabajar con una cantidad pequeña de títulos que seleccionamos y darles una vida más larga y un tratamiento diferente del que tendrían en una librería, darles tiempo y hacer que lleguen a audiencias de otros países, etc.

Sema: ¿Crees que la Kursala tiene algo que ver con todo el boom del fotolibro vivido en España en los últimos años?

Sonia: Por supuesto, muchísimo. Es fundamental entender y conocer la labor de Jesús Micó. Sobre todo el cambio que introdujo, que fue dar al autor la posibilidad de trabajar el libro por su cuenta y crear un objeto-libro, fotolibro antes que un catálogo.

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Él entendió perfectamente esa diferencia. Eso ha sido fundamental para la proyec-ción de esos trabajos y esos autores.

Sema: La Kursala empezó en 2007 y ese boom del que hablamos en España, coin-cide que se inició dos o tres años después…

Iñaki: Cuando se revisa en profundidad el catálogo editorial de los títulos disponi-bles de la Kursala, se nota que al principio no estaba tan enfocado al fotolibro, eran catálogos que poco a poco se han ido puliendo. Ha habido determinados autores que han sido esenciales para ese cambio.

Sema: Sobre todo Ricardo Cases y Cristina de Middel. Incluso para ellos mismos estos fotolibros de la Kursala han resultado cruciales.

Sonia: Hay autores que se sienten más cómodos con la idea del fotolibro y otros que se sienten más cómodos con la exposición.

Iñaki: Y con el catálogo. Tampoco hay que ser estanajovista con estas cosas. Es decir, el fotolibro es un formato estupendo pero precisamente al haber tanto, es muy loable que haya gente que prefiera emprender un camino paralelo o distinto. A mí no me gusta caer en el monoteísmo o el radicalismo de entender que en el mundo de la fotografía hay que pasar necesariamente por el fotolibro para darte a conocer.

Sema: No creo que sea tan exagerado…

Iñaki: Ha habido un poco de sobredosis en los últimos años, la verdad.

Diego Díez, que ha estado de manera discreta siguiendo la charla, interviene para asentir sobre la opinión de Iñaki. De camino, aprovecha para recordar que tenemos que elegir los entrantes. Sonia le interpele a que nos recomiende algo. Él sugiere escabeche de pollo y ensaladilla. Sonia exclama que le encanta la ensaladilla mientras Iñaki y Sema siguen enfrascados con la conversación. Sin muchas dilaciones y absortos en el diálogo, pedimos estos dos platos para empezar.

Sema: Jesús Micó está haciendo un trabajo magnífico en la Kursala.

Iñaki: Por supuesto. Nadie le va a quitar el mérito a Jesús de eso.

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Sema: En España en general y en Andalucía en particular, todo funciona en muchas ocasiones por inercias personales. En el contexto andaluz eso es flagrante y muy acusado. Ocurre con una persona como Ignacio González, responsable de PHOTOVISIÓN. O Con Paco del Río, al que a lo mejor no conocéis. Fue res-ponsable de artes plásticas en la Caja San Fernando y posteriormente en Cajasol. Auspiciado en algunas cuestiones precisamente por Ignacio González, empezó a apostar por proyectos fotográficos y autores noveles. Gente que ahora es muy conocida como Dionisio González, Carlos Aires, Juan Carlos Martínez, José Gue-rrero o Miguel Ángel Tornero. Paco del Río es un personaje fundamental en el arte contemporáneo andaluz de los últimos quince años, fue el que con más empeño apostó por la fotografía. Él establece un premio de fotografía muy interesante don-de editan unos catálogos magníficos que tutela Ignacio González. Algunos podrían considerarse casi fotolibros…

Iñaki: De José Guerrero, ¿te refieres a ‘Efímeros’ (2006)?

Sema: Sí, exacto. Una de las virtudes de Paco es que trabajaba por proyectos abiertos que se iban adaptando a cada espacio donde se exhibían. Él implicaba a los artistas en proyectos, que luego se iban alimentando. Uno de sus proyectos se llamaba ‘Procesos del paisaje’, una reflexión sobre el entorno, sobre todo andaluz. Otro se llamó ‘Intervalos’, un diálogo entre artistas contemporáneos y flamenco. De 2003 a 2007 diseño unos premios-becas, uno de ellos lo ganó Juan del Junco.

Sonia: ¿De qué años estamos hablando?

Sema: Desde 2003 hasta 2010 aproximadamente. En esos proyectos que se genera-ban, Ignacio González se encargaba de la edición de los libros. Ahora encontramos la figura de Micó, que a ha convertido una idea personal en un proyecto de alcance. Es increíble que en Andalucía, existiendo una institución especializada en fotogra-fía, no se hagan eco de situaciones como las que genera la Kursala.

Iñaki: Yo me pregunto muchas veces qué pasa con la fotografía en Andalucía, me sorprende no tener demasiada información. Como sabes soy co-editor del blog 30y3 con Luis Díaz Díaz y, la verdad, nos cuesta bastante encontrar fotógrafos an-daluces. De Despeñaperros para arriba, más o menos lo tenemos controlado, pero hacia abajo… O la gente no está conectada o fallan los canales o las instituciones no comunican suficientemente… ¿Qué es lo que sucede?

Sonia: Yo también tengo la percepción de que la información no nos llega, de que faltan canales…

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Sema: Se ha descuidado desde siempre y no hay un compromiso institucional por promover este campo. No existen ni estructuras ni por ejemplo, algo tan básico como bibliografía sería y de investigación, a excepción de la tesis de Laura Terré dedicada al Grupo Afal y publicada en 2006. Están surgiendo gente interesantísima como Sonia Espigares, una chica joven que recientemente ha fichado Rafael Ortiz para su galería, que la ha incorporado para su elenco de artistas sin prejuicios, sin que nadie la conociera. Ella podría haberse incluido en vuestra exposición P2P de la edición de PhotoEspaña de este año. Existen varios focos interesantes de cantera a tener en cuenta en Andalucía, uno de ellos podría ser en torno a la Escuela de Arte de Sevilla, donde estudió Sonia. La Escuela de Arte de Málaga también es un punto de interés, donde han salido últimamente gente como Alba Moreno & Eva Grau.

Iñaki: ¿Qué sucede con el Centro Andaluz de la Fotografía? ¿Hay algún tipo de conexión entre Pablo Juliá y el contexto?

Sema: El señor Juliá desempeña el cargo como si ostentase un cargo político. Sus motivaciones son de ese orden, al igual que sus compromisos. Como actúa como un político, está al margen de las cosas que de verdad están ocurriendo y prefiere guardar distancia de la realidad para seguir anclado en aquello que le interesa, una trinchera que ejerce desde el fotoperiodismo, un subgénero que exalta como el valor supremo de la fotografía. No descubro nada si digo que fue designado por la conocida afinidad que tiene con grandes personalidades del PSOE andaluz desde hace décadas. Al margen de su carrera como reportero gráfico, ése fue su mayor mérito para ascender al puesto de director del CAF, un retiro dorado de diez años antes de jubilarse. A él ha sido el primero que he informado de cualquier proyecto mío que tuviera que ver con la fotografía andaluza. Siempre su respuesta ha sido negativa, nunca le ha interesado nada de lo que yo le planteara.

Iñaki: Yo no entiendo bien la función del Centro Andaluz de la Fotografía…

Sema: Yo no sé el presupuesto que tienen, pero no plantean en ningún caso proyec-tos propios. Su máximo interés es conseguir exposiciones enlatadas, que vengan ya hechas de fuera, y le cuesten lo menos posible. No tiene una pauta de línea expositiva ni se preocupa de impulsar ninguna iniciativa de fotógrafos andaluces, al menos que yo sepa. Gestiona el centro como si fuese un contenedor a rellenar, sin más, asumiendo un carácter provinciano que práctica sin disimulo buscando la connivencia de los agentes locales. Algunas copias de exhibición que han produ-cido sin ton ni son, las mueven hasta la saciedad por cualquier sitio sin criterio ni orden, colocando las fotos de cualquier manera y sin ningún sentido, le da igual un centro cívico de un pequeño pueblo que un museo de mayor envergadura.

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Cuando termine su mandato, me imagino que ya no le queda mucho porque es uno de los directores de centros de arte más longevos de España, va a tener el gran mérito de no haber interactuado nada con el contexto, de no haber desarrolla-do al menos ni un proyecto que merezca la pena. Bueno, quizás sólo dos exposi-ciones. Nada más llegar, en 2006, se volcó con la figura de Jorge Rueda y Emilio Morenatti, eso está en su haber, aunque luego ha explotado esas muestras hasta el hartazgo, como si no hubiera nada más. Ha vivido la mejor década de la fotogra-fía andaluza, donde ha ocurrido cosas de verdadero interés, donde han surgido fotógrafos excepcionales y oportunidades únicas, y ha estado al margen, como si eso no fuera con él. Su actitud es incomprensible y el legado que deja, ninguno.

Iñaki: Realmente, ¿su bagaje es como foto-reportero de ‘El País’ y no tanto como gestor o mediador, no?

Sema: En Andalucía existe un nulo apoyo institucional a la fotografía. Las ini-ciativas nacen de personas independientes que se sienten comprometida con el contexto. Como puede ser mi caso y el de otros… Allí estamos luchando contra natura, sin respaldo ninguno, y encima cada provincia es como un pequeño eco-sistema retroalimentado donde existen gerifaltes locales que ejercen su autoridad. Todo funciona por intereses cercanos, les da igual qué ocurra más allá de sus dominios…

Iñaki: Bueno, también está bien estar ahí en los momentos complicados… Luchar por lo que uno cree. Yo tuve una opción el año pasado para irme fuera de España y uno de los aspectos que finalmente hizo que me decidiera a quedarme fue que, en esta época de dificultades, se generan dinámicas de trabajo muy interesantes fruto de una mayor necesidad. Esa necesidad redunda en la búsqueda verdadera de calidad en las propuestas que se desarrollan, en el no apoltronamiento. A mí, me parece muy interesante estar en Madrid ahora. Es un país donde hay tantas fricciones que surgen historias de interés.

Sema: Yo en Andalucía sigo porque me siento comprometido con la región y sus fotógrafos. Me siento responsable de las decisiones que he tomado con la gente joven y de estar pendiente de lo que está ocurriendo. De ahí surgió Stand By, Guía de Fotografía Andaluza Actual. De todos modos, desde la periferia es desde donde se pueden luchar contra cierta endogamia que existen en Madrid o Barcelona, que al final se fijan en las mismas cosas de la misma manera…

Iñaki: Se rompen determinadas dinámicas.

Sema: Exacto, se ven las cosas desde otra perspectiva.

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Iñaki: Me sorprende que un centro nacional de fotografía como es el CAF, que depende de la Junta de Andalucía y se debe a todos los andaluces, tenga tan poca repercusión pública.

Sema: Yo os invito a venir a mi casa y que os quedéis allí un tiempo, para que conozcáis qué se mueve en el sur. Cuando queráis…

Iñaki: Me encantaría, la verdad.

Sonia: Sema, ¿tú también crees que existe esa distancia entre Andalucía y el resto?

Sema: Por supuesto. No sólo en fotografía. En general, en cuestiones de arte y ex-presión contemporánea, desde Madrid nos miran por encima del hombro. Cuando algo ocurre en Sevilla o Málaga, es secundario. Si eso mismo pasa en Madrid, ya es importante.

Iñaki: Aunque en realidad, Madrid en el mundo no pinta nada, es un cero a la izquierda.

Sema: Exacto. Pero Madrid en España controla la difusión de la información, es aquí donde se generan los grandes suplementos culturales y se jerarquizan las noticias relevantes. Es también donde se toman las grandes decisiones culturales, políticas y económicas. En la capital se decide lo concerniente a España y el resto debe ir a rebufo.

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Iñaki: Y, como madrileño, es cierto que sí que existe la sensación de que, aquí están las instituciones que tienen más repercusión y visibilidad. Aquí haces una exposición, una presentación de un libro… Y sí va gente interesada, también eso tiene repercusión en la web y las redes. Me cuesta más ver qué sucede en otros lugares.

Participa Diego para reseñar que de Sevilla le llamaba la atención que no existiese un PhotoBook Club.

Sonia: Es raro, eh… Está la librería ‘Eclipse’, pero poco más que yo sepa…

Sema: No existen muchos lugares de promoción y discusión de la fotografía en Sevilla. Quizás ‘Cobertura Photo’, ‘El Cíclope Mecánico’… Realmente en España, tampoco existe mucha tradición. A principios de los años 90 en España vieron que la fotografía estaba funcionando en los museos y galerías, que había movimiento, y por eso deciden plantear una macro-exposición como ‘Cuatro direcciones’ (1991) en el Reina Sofía. Pocos años después se crea el Premio Nacional de Fotografía. La muestra era tan vasta y tenía un sentido tan topográfico, se quería cumplir con todo el mundo, alcanzar lo máximo posible, era tan abierta… Al final no existía criterio para incluir un autor u otro. De hecho, de los jóvenes que se incluyeron, ninguno ha ido a ningún sitio.

Iñaki: Era una exposición muy heterogénea… Es curioso, yo vi el segundo ejem-plar del libro hace no mucho. Yo no es que sea un especialista en la materia, pero sí tengo ciertos conocimientos de lo que está pasando en fotografía en las últimas décadas, especialmente en España, y puedo decir que había un 60-70 % de los autores incluidos que no conocía.

Sema: Cuando en Europa se puso de moda la fotografía a finales de los 80, en España dijeron: “nosotros también queremos participar de eso”. En ese momento se estaban construyendo las estructuras del arte contemporáneo en España. Se seleccionó una persona, Manuel Santos Alguacil, que luego tampoco tuvo conti-nuidad como comisario o factótum. La persona que le ayudó en todo el proceso, su ayudante, sí hizo carrera después ¿Sabéis quién era?

Iñaki: No.

Sema: Rafael Doctor. Él realmente fue quien mejor aprovechó la estela de ‘Cuatro direcciones’, el que mejor entendió lo que estaba por venir. De todos modos, en la España de los 80 había muy poco conocimiento real de lo que era la fotografía.

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Se pensaba que debía tener una especie de carácter artístico para estar en los museos, buscar un tono surrealista, personal, experimental… Que se alejase de lo documental, que la imagen no se entendiese como documento.

Iñaki: Eso creo que tiene que ver con los textos en su tiempo de Martha Rosler y Susan Sontang, que hicieron hincapié en las diferencias entre documento y obra.

Sema: Esas ideas y consideraciones, nacen en un contexto muy distinto al español, donde la fotografía está asentada y ha recorrido un camino. Me refiero a Estados Unidos, Alemania, Inglaterra… Walker Evans por ejemplo expuso en el MoMA en 1938. Desde ese momento hasta los años 60 y 70, ya entonces muchos artistas no fotógrafos, empiezan a usar la fotografía. A partir de ahí, la fotografía se expande hacia otros campos. En España no existía tradición, estábamos muy retrasados. Pa-samos en los años 60 de las Sociedades Fotográficas, casi herencia del siglo XIX, a la fotografía de autor y compromiso social que se prolonga hasta los 80. Preci-samente el cambio en España se gestó en Almería en torno al grupo Afal a finales de los años 50. En galerías, en el circuito español, eso no existía. Será mucho más tarde cuando la fotografía entre en las galerías, precisamente a mitad de los 80. Aquí no había galerías para fotografía.

Iñaki: Bueno, esa en la que expuso Mapplethorpe en 1984… Y luego Warhol. Era una galería privada, la galería de Fernando Vijande. Precisamente de esa necesidad nació EntreFotos, que era un sitio donde acudían los que no tenían galería. Hasta donde yo sé, de ahí salió gente como Alberto García-Alix, Ouka Leele…

Sema: Hoy la feria subsiste como un reducto de un tiempo pasado…

Iñaki: Totalmente. Yo fui subdirector hace dos años trabajando con Rita Castellote y me hice consciente de sus entresijos…

Sema: En Sevilla, PhotoMercado funciona como algo parecido. Allí lo lleva alguien como Ignacio González y aquí en Madrid, Pepe Frisuelos… De todos modos, ellos pertenecen a una época que se está agotando. El mundo que viene se planteará a partir de combustiones más espontáneas y abiertas, no tan cerradas, y funcionará mucho por redes, por networking. En el pasado las cosas han sido más encriptadas e interesadas. Y en esto han tenido mucha culpa los propios fotógrafos que han llevado el ascua a su sardina sobre todo para ganar posiciones y, principal-mente, situarse ellos. Me refiero al propio Frisuelos, a Miguel Ángel Yáñez Polo en Sevilla, a Pablo Juliá… O también a Manuel Falces, el anterior responsable del CAF. De todos modos, su tiempo se está agotando y ahora viene una época de sinergias cooperativas, de impulsos ajenos a las instituciones.

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Sonia: ¿Tú trabajas como comisario freelance?

Sema: Sí, soy independiente.

Sonia: Y así, ¿te sientes responsable del contexto?

Sema: Sí, mucho. Me siento responsable de lo que ocurre porque me implico, imagino que será por eso. Hay algo también de pertenencia a un sitio.

Sonia: Eso es gratificante, pero también una responsabilidad…

Sema: También tengo sinsabores. Juego en desventaja y tengo que hacer muchos esfuerzos. La gente joven te conoce y te valora, eso es importante, ellos sienten que los escuchan, que alguien está pendiente de lo que hacen… Voy dando peque-ños pasitos, poco a poco. A veces una exposición, a veces un proyecto como ‘Plan Renove’ para activar artísticamente un barrio conflictivo… Cuando se juntan varias cosas pequeñas, ya van teniendo su importancia. Y si se juntan varias personas, pues vamos creciendo. Mi hermano Eduardo por ejemplo, desde la enseñanza, también está haciendo una gran labor en la educación visual de mucha gente de Andalucía. Solo cuando pase el tiempo podrá calibrarse qué se ha hecho. La clave es que disfruto con lo que hago.

Iñaki: Siempre hay que ir sumando, una cosa tras otra…

Sonia: Todo funciona por dinámicas. Mira Fotoaplauso, es una iniciativa de calle, que económicamente cuesta bien poco, pero cuenta con el compromiso y el esfuer-zo de un grupo de personas y que luego aportan muchísimo. Es difícil hacer cosas en Sevilla y en cualquier parte, es complicado…

Una vez que casi han terminado los entrantes, debemos ele-gir un plato para cada uno. Iñaki observa que algunas co-midas de la carta se llevan realizando desde hace 25 años… Se asombra de la solera del lugar. Finalmente se decide por unas mollejas, Sonia por un tartar de salmón y Sema elige la Carne Laverónica.

Sema: Un tema que venía pensando antes de la cena, era en el Premio Nacional de Fotografía. Que Colita lo rechace me parece muy perjudicial para el sector. Le es-tamos poniendo en bandeja que dejen de concederlo. Debería tomarse una postura más inteligente, hacer esto me parece fácil, mediática y perjudicial…

Sonia: Hombre, tampoco está mal que lo rechace.

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Iñaki: Yo creo que hay formas más sensatas de gestionar ese capital que conce-den. Javier Diaz-Guardiola puso un post en Facebook al respecto que me resultó interesante. Él venía a decir que la negativa le parecía una moda peligrosa, que era mucho más inteligente coger el dinero e invertirlo en algo que considerara útil. Aceptar el premio y con el dinero donarlo a una institución, organización, particu-lar, gestores del tipo que sea que hagan un buen uso de ese dinero. Sabemos que es una partida asignada que si no se usa, se acabará convirtiendo en Black cards o en alguna otro tipo de malversación.

Sema: Sonia, ¿tú por qué crees que está bien renunciar?

Sonia: Es una de las formas más vehementes de protesta.

Iñaki: A mí me parece quizá un poco obvia.

Sonia: La posibilidad de re-invertir el dinero es interesante, pero no deja de ser un reconocimiento al trabajo personal. Cuando los artistas aceptan esos premios nadie se cuestiona en qué se emplea ese dinero, no se les reclama que pongan en marcha otras políticas culturales. Por la situación actual, reclamamos más compromiso, pero eso conlleva también una responsabilidad que no todos quieren asumir y me parece una postura legítima.

Sema: Yo creo que es la actitud más posada. Justo el contra-modelo que necesita la autoridad, que no les interesa ni la fotografía ni el arte contemporáneo, para decir que ellos se preocupan y los artistas son unos desagradecidos. Me parece hasta infantil ese modo de buscar salir en los periódicos. En Santiago Sierra lo entiendo, es consecuente con su obra, ¿pero en Colita? ¿Quién es Colita para permitirse ese desdén?

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Cuando recibes un premio, debes saber que representas un grupo amplio de gente que ha conseguido ser considerada con una distinción de envergadura, gente que ha luchado mucho antes que tú para lograr alcanzar ese reconocimiento institucional. Si el siguiente también lo rehúsa, los políticos acabarán no dando más oportunida-des a los fotógrafos, sencillamente para que no los dejen de nuevo en evidencia. Se puede luchar contra las políticas del gobierno de manera más comprometida que sólo rechazándolo, eso no sirve para mucho más allá de dos días de revuelo en los medios.

Sonia: Más comprometida, seguro. Pero el premio en sí no compensa la falta de políticas coherentes.

Sema: Rechazarlo al final es un gesto, llamativo y grandilocuente, pero un gesto. Tiene más sentido la coherencia en la carrera que los aspectos puntuales.

Sonia: Igual es más un problema de los responsables políticos, que no saben co-nectar o tomar las decisiones adecuadas en su momento. La negativa es consecuen-cia de eso, de que hay alguien que no está haciendo su trabajo.

Sema: De todos modos, prefiero dejar el tema, creo que en España no sabemos hacer bien ni siquiera estas cosas… Cambiando de tercio, quería preguntarte Sonia por tu editorial, ¿cómo te va?

Sonia: Nos va bien, vamos poco a poco… Tenemos recursos limitados. Cuando haces algo de forma privada por sus propias motivaciones y sin grandes apoyos, tiene limitaciones. En el fondo no deja de ser una editorial pequeña…

Diego interviene rápido, se ve que el tema le interesa especialmente. Comenta que hace poco en Paris Photo, una editora muy joven que acababa de lanzar su propia línea de libros, le refería que este le pareció de inicio un mundo emocionante donde la gente se conocía y se apoyaba, pero que pasado un tiempo, se ha dado cuenta que no es tan así, que se parecía mucho a la competencia que existe en el pa-norama de las galerías…

Sonia: Que no era tan fácil ni había tan buen rollo… Es como en todo, como en cualquier mundo, hay mucho libro, hay mucho autor.

Iñaki: Hay mucha competencia también, claro.

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Sonia: Estamos en la corriente en que todo fotógrafo parece que debe tener su libro, y no todos tienen por qué tenerlo.

Iñaki: Eso es algo negativo, e incluso puede llegar a ser peligroso, evidentemente.

Sonia: Tiene una clara ventaja que es la visibilidad, pero no todos los trabajos fotográficos dan para un libro…

Iñaki: Ni todos son susceptibles de ser publicados…

Sonia: Eso es clarísimo. A veces hay demasiada prisa. Esto también hay que to-marlo con mucha precaución.

Sema: Creo que el filón se puede incluso estar agotando. Que están matando el fenómeno por saturación.

Sonia: Es posible…

Sema: ¿Hacia dónde pensáis que puede ir esto del fotolibro? Hace unos años cuan-do veía libros como el de Viviane Sassen editado por Prestel aquello me pareció lo más. También el de Cristopher Williams sobre su exposición del Art Institute y luego en el MoMA, el que han premiado en Paris Photo como mejor catálogo del año, ¿Es un libro o un catálogo?

Iñaki: Es un libro maravilloso, un catálogo… Un cata-libro, es un mestizaje interesante entre ambos. No es ni una cosa ni la otra y es las dos a la vez. Es de las propuestas que más me han gustado este año.

Sema: Cuando vi la exposición este verano en Nueva York, lo que más me gustó es que era de mucho riesgo. Jugaba a crear incógnitas continuas para atrapar al espectador, era muy sugerente.

Diego: A mi me parece increíble, soy super fan.

Sema: También me gustó, de los últimos que he visto por su originalidad, uno de Juliao Sarmento que se llama ‘Index’ (2013). Se editó con motivo de una exposi-ción magnífica que me encontré en Elvas, un pueblo pequeño de Portugal al lado de Badajoz. Es un catálogo-obra, un triángulo equilátero entre el diseñador, el comisario de la exposición y el artista. Es algo nuevo que parte de la obra, sobre todo fotografías y dibujos, pero que es re-interpretado para hacer algo distinto. Es jugar a combinar las imágenes para crear sensaciones nuevas.

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Solapándolas, velándolas, añadiendo cuidados golpes de color… Ese libro me resultó novedoso, el diálogo entre las tres patas era perfecto.

Iñaki: Era quizá más un libro de artista, ¿no?

Sema: Quizás fuese más libro de artista que fotolibro… Y lo digo porque veo que muchos de los que se hacen ahora están cayendo en una especie de fórmula muy repetida.

Sonia: Estabas contando algo sobre los cambios de los últimos años…

Sema: Simplemente era eso, que veo que los libros cada vez más caen en una espe-cie de manera de hacer, ya consabida. Se hace lo que se espera que sea un fotoli-bro sabiendo lo que se entiende y acepta en el circuito que es un fotolibro, pocos arriesgan…

Sonia: Al final es un libro, tampoco hay que darle tantas vueltas. Parece ahora que los fotolibros son el último descubrimiento para el fotógrafo y no se dan cuenta que es un formato con muchas restricciones… Se abren posibilidades, formatos… Pero a la gente que le gusta los libros, se fija precisamente en eso, en cuestiones de producción. Lo que queda, lo que ves, es al final la limitación del medio.

Iñaki: Sí, del soporte, es interesante también trabajar con esas limitaciones. Bueno, aunque de pronto hay determinados libros que rompen y te ofrecen algo totalmente distinto. Me viene a la cabeza ahora Christian Patterson, por ejemplo…

Sonia: ¿Qué es lo que te resulta que rompe? ¿El contenido del libro? ¿El formato?

Iñaki: Aquí se puede romper de dos maneras: con cómo trabajas la cuestión del soporte, la disposición de los materiales. O cómo trabajas la narración, que evi-dentemente debe seguir una línea, el libro te obliga a seguir una continuidad. El de Patterson es bueno sobre todo por lo segundo.

Sema: En su último libro, recién estrenado, Miguel Ángel Tornero introduce el azar, un efecto de mezcla casual que también tienen sus fotos y se rebela contra esa linealidad.

Sonia: El suyo es un libro coherente en el que el concepto del trabajo se lleva al nivel textual y al formal dentro de las limitaciones del soporte. Tornero ha emplea-do incluso el booktrailer para reforzar la idea, muy coherente, aunque hay quien opina que debería haber ido aún más allá en la de-construcción del formato, haber prescindido incluso de ciertas características tradicionales del diseño de libros.

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Iñaki: Ha fracturado esa línea que impone el libro, eso muy es interesante…

Sema: Iñaki, tú como fotógrafo, cómo te planteaste ‘Ser Sangre’?

Iñaki: Estuve un tiempo largo pensando en cómo quería desarrollar el proyecto. Sabía que tenía unas limitaciones temporales, que iba a poder trabajar sólo 21 días pues era el tiempo de vacaciones que iba a pasar con mi familia. Era consciente de que en esos días debía generar una cantidad de material ingente con la que luego poder trabajar. Después, he estado más de un año organizando y editando el traba-jo. Necesitaba tener claro qué tipo de historia era la que yo quería contar y con qué recursos quería hacerlo. El proyecto alude a la tradición de los álbumes familiares y trata de revisar y reflexionar sobre cómo se representa habitualmente a la familia en ese tipo de contenedores de memoria íntima.

Sema: Tu familia, una vez terminado el proyecto ¿Qué opina?

Iñaki: Ellos están encantados, claro. De pronto, se ven en un libro y eso es algo misterioso. Pervivir más allá de ti mismo…

Sema: Que los momentos compartidos en verano se convierta en algo que trascien-de, da importancia a esos momentos vividos juntos.

Iñaki: Exacto. Para mí también era importante que ellos participasen en el proyec-to, que se implicaran. Las imágenes a veces son mías y otras documentan cosas que ellos hacían, pero lo hice todo con la misma estética pues me interesa esa confusión que se genera, diluir la frontera entre obra y documentación.

Aparece Diego, muy atento a lo que cuenta Iñaki, para ma-tizar que le resulta muy cálido el modo en el que la fa-milia te apoya y sigue en este tipo de proyectos persona-les, ellos no entienden mucho aquello, pero comparten la ilusión y respetan mucho el trabajo, le dan igual o más importancia que cada uno de nosotros.

Sema: Las cosas de familia se apoyan, sean lo que sean… Les incumbe porque es algo emocional que tiene que ver con ellos, desde dentro.

Sonia: Están sus vidas en el libro.

Iñaki: El libro no deja de ser una representación colectiva, un tótem creado entre todos. No soy yo mirándoles a ellos, sino todos mirándonos a nosotros mismos.

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Posteriormente, mi responsabilidad recayó en dar orden a ese trabajo generado, ya que alguien debía establecer un criterio..

Sonia: ¿Y estaban de acuerdo en cómo lo has enfocado?

Iñaki: Pues en general creo que sí, pero una de mis hermanas me dijo: Oye Iñaki, ¿Tú crees que podríamos hacer otros libros con tus fotos? ¡Por supuesto¡ le dije, aquí está el material, todo vuestro y mucha suerte…

Sema: Al ver la exposición pensé que eran varios años de vacaciones.

Iñaki: No, fue un trabajo intenso de tres semanas.

Sema: Late un sentido de álbum, porque de forma implícita se perciben elementos de familia sencillos relacionados con los vínculos del entorno, con los pequeños detalles cotidianos que se comparten. En la exposición no era tan importante reconocer personas como aquello que las rodeaba… Es, digamos, el tiempo que se comparte en una situación especial. Digamos que con las imágenes te enteras de todo y no te explica nadie nada.

Iñaki: Esa es la parte evidente, y claro, está ahí… La pieza central, el retrato de familia formado por una secuencia de imágenes, es la pieza que da origen a todo el proyecto. En ella intento deconstruir un retrato de grupo y ver qué es lo que sucede antes y después del culmen, que es la imagen que habitualmente estamos acostum-brados a ver.

Sema: Ese abrirlo como un regalo, ese descubrimiento, me resulta muy acertado.

Iñaki: Con ese envoltorio se le pide al lector que participe de forma activa, que realice una acción y se comprometa. Según se enfrenta al libro debe tomar una decisión u otra.

Sema: Y tú Sonia, cómo recibes o valoras un libro que te llega, en qué te fijas.

Sonia: De todo un poco. Se valoran los contenidos, su temática, cómo es su forma, cómo están producidos… Siempre, y eso es inevitable, hay un valor subjetivo. No se puede abarcar todo, y porque la parte subjetiva también tiene un peso, no todo es la calidad y la finalización.

Iñaki: El gusto personal…

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Sonia: Exacto.

Sonia: Y tu gusto personal ¿por dónde va?

Sonia: No va en una única dirección… Y además sería terrible que así fuera. Además, exploro mucho. Por una parte, investigas, cosas nuevas que salen y pides… Obviamente muchas veces te equivocas, pero es que si no, nunca llegarían a tus manos esos libros… Por otro lado, a lo largo del año vemos muchas cosas, viajamos a muchos festivales y ferias, pero con el aluvión incesante de libros que hay ahora tampoco es fácil… También me llegan en pdf, libros físicos, imágenes sueltas…, y con todo eso vas decidiendo. Nos llegan muchas propuestas…

Iñaki: Entre tantos que hay, se te escaparán algunos, imagino…

Sema: Además lo interesante, como casi en todo, será que descubras cosas nuevas antes de que funcionen bien en los festivales o entre el público…

Sonia: Sí, pero tampoco puedo estar pendiente de que funcionen bien o mal, es una cuestión de criterio personal.

Iñaki: Es como un DJ, que propone su música y la gente baila, o no, al son de esa propuesta.

Sema: ¿Bailan mucho?

Sonia: Bailan (ríe). Pero puedes ir a muchas discotecas y cada una tiene su am-biente determinado… Las cosas van cambiando y cambian además muy deprisa, el libro que el año pasado era una novedad en muchos sentidos este año ya no intere-sa tanto, pero dentro de 5 años se verá desde otra óptica y volverá a tener interés o no. Cada libro tiene su viaje.

Sema: ¿Qué crees que valora la gente de un fotolibro o de un libro de fotografía?

Sonia: Creo que todos valoramos más o menos las mismas cosas. Que sea un libro que te hable de algo que te incumbe, que llevas investigando un tiempo, que te dé una perspectiva de cierto tema… El libro de Iñaki por ejemplo puede ser de su familia pero también hablarte de la tuya.

Sema: Con respecto a los libros que te interesan Sonia, ¿tú entras en la elección del diseñador u otras cuestiones de lo que debe ser el libro?

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Sonia: Los que hemos publicado hasta ahora son libros de mucho trabajo detrás, nos han llegado en el momento final, para entrar en producción.

Pregunta Diego: Karma de Óscar Monzón ¿Cómo de empaquetado estaba cuando os hicisteis cargo de él?

Sonia: Venía muy cerrado, el autor lo tenía muy claro. Nos parecía un libro que tenía que salir adelante y lo apoyamos.

Iñaki: Habrá determinadas cuestiones que uno sugiere, al menos, como ubicar determinados elementos… Ésa también es función de un editor.

Sonia: Eso sí. Pero han sido matices.

Ahora Diego se dirige a Iñaki: ¿Por qué te decidiste por Alber-to Salvan (Tres Tipos Gráficos) para el diseño de ‘Ser Sangre’?

Iñaki: Alberto ha hecho un trabajo excepcional. Me parece un diseñador brillante y muy recomendable pus es fantástico trabajar con él.

Sema: El ritmo del libro me parece que está muy bien conseguido.

Iñaki: Creo que nos hemos entendido muy bien trabajando juntos, ha sido un gusto. Hay decisiones que tomaba uno u otro, pero siempre de forma consensuada, pues para mi los libros son el resultado de un trabajo en equipo.

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Sema: Lo importante de lo que aportan los demás es ver más cosas y, sobre todo, desde otro punto de vista.

Iñaki: Totalmente. A mi me interesaba acabar en las manos con un objeto a la vez contundente y discreto, y en eso las aportaciones de Alberto han sido fundamenta-les. En el mundo del fotolibro te encuentras con frecuencia la figura del diseñador estrella, que al ponerse a trabajar con un fotógrafo acaba obteniendo como resul-tado libros sobrediseñados…. Eso me parece un error grave. El papel lógico del diseñador es convertirse en un vehículo que debe transmitir el trabajo del fotógra-fo, pero nunca debe estar por encima del contenido. Si no, estaríamos hablando de un libro de diseño y no de fotografía.

Sema: Es fundamental controlar las cuestiones táctiles, que mucha gente pasa por alto: papeles, texturas… No sólo hay que estar pendiente de la imagen, sino también de lo táctil y del ritmo, debe tener también algo de acorde musical, buscar sensaciones… De nuevo volvemos a Tornero, pero creo que sus dos libros son de los más completos que conozco, en todos los sentidos, ‘Berliner Trato’ (2010), que se sacó hace ya unos años, también me pareció muy bueno, antes del boom…

Iñaki: Están muy bien, su trabajo es fantástico… Cuando el año pasado nos decidi-mos a lanzar la línea editorial que llevo junto a Ramón Reverté (RM) para publicar el trabajo de jóvenes autores iberoamericanos, Tornero era un serio candidato y por eso nos animamos a publicar su libro. En todo caso, el proceso de creación de un libro es algo extraño y al mismo tiempo mágico, siempre pasan cosas…

Sonia: Siempre.

Iñaki: Nunca sale todo bien, siempre hay duendes en la imprenta, en las encuader-naciones…

Sonia: Hay algo de aventura…Participa mucha gente y no se puede controlar todo.

Iñaki: Se trata de minimizar problemas… Si no es el retractilado es la pegatina, si no el barniz, si no el gramaje del papel, la estampación en el lomo, las guardas…

Sema: El error, la falta de perfección, también es positivo. Da un carácter distinto a cada ejemplar. Se debe buscar la individualidad, el estilo propio, no la perfección.

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Aprovechando una pausa, Diego participa para lanzar una cuestión al aire relacionada también con la autoedición y el mundo de los fanzines, al que considera falto de tra-dición y poco explotado en España, al contrario de lo que sucede en otros lugares como Estados Unidos.

Sema: Miguel Trillo, un grande donde los haya, ya editó uno a principios de los ochenta: ‘Rococó’…

Sonia: Existe un mercado enorme de todo tipo de publicaciones. No hablo única-mente de fotografía. En el panorama editorial, ocurren cosas muy interesantes, hay mucha actividad…

Diego: ¿Son editoriales nuevas que se suben al carro?

Sonia: No. Me refiero a proyectos pequeños. Cada año nacen muchas editoriales, algunas continúan, otras tienen una vida más breve. Luego está la financiación. Hay muchos temas para publicar, de todo… Hay mucha variedad y diversidad editorial, y sin ellas todo sería mucho más homogéneo, controlado por cuatro gran-des… Valoro mucho esa diversidad.

Sema: ¿Qué editoriales desde tu punto de vista son interesantes?

Sonia: ¿Del mundo de la fotografía?

Sema: Y del arte. Tipo Multiplos en Barcelona.

Sonia: Ellos hacen una labor importante. Si no es por ellos, muchos autores y editoriales pequeñas no encuentran distribución.

Sema: ¿Hay demanda? ¿Qué perfil tiene este público?

Sonia: Claro, hay demanda. Hay coleccionistas, hay diseñadores, hay estudiantes de fotografía o arte… Es un público heterogéneo.

Sema: ¿Y la editorial BSide Books? también de Barcelona.

Sonia: Ellos ya llevan años. Estábamos juntos en ‘Book in Progress’, un encuentro que surgió tras una charla de libros de fotografía en la Piscifactoría. Allí estaban Iñaki, Juan Valbuena, Carlos Spottorno… Y de ahí surgió este encuentro.

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Sema: Sacaron un libro muy bueno de Xavier Ribas, ‘Nomads’ (2012). Estos pequeñas editoriales son iniciativas aparentemente pequeñas, que acaban calando y trascendiendo.

Sonia: Hay mucho esfuerzo detrás…

Sema: ¿No han perdido algo de fuelle?

Sonia: Siguen haciendo cosas, pero últimamente no en formato libro. Inauguraron hace poco una exposición en el Centro Huarte comisariada por Marta Dahó.

Iñaki: A mí eso me parece bien, que existan propuestas distintas desde otras aproximaciones, que haya variedad… De todas, formas yo no soy el prototipo de coleccionista que tiene todos los libros que hay que tener, colecciono respondiendo a mis propias necesidades…

Sema: Yo tampoco, eso es muy exagerado… Pero sí me gusta tener los libros re-presentativos, sobre todo para valorarlos, pero casi desde el punto de vista historio-gráfico, por lo que representan en ese momento. Para mí no existe tanto el disfrute ni la obsesión que pueden tener otros. Cuando pase el tiempo, me servirán para interpretar y reflexionar sobre el fotolibro en España en una determinada época…

Sonia: Porque tu trabajas desde ese punto de vista… A cada uno le llegan o le inte-resan unos títulos y no otros. Yo no lo veo así, mi lectura es distinta…

Sema: Yo quiero tener una visión de la cosas que ocurren en aquello que me intere-sa…

Sonia: Los públicos son muy distintos.

Sema: El último fotolibro de David Jiménez, ¿quién lo ha editado?

Iñaki: RM, nosotros.

Sema: Me parece muy redondo, excesivamente objeto, como muy fetichista.

Iñaki: Encaja con su línea de trabajo actual… Para nosotros era importante editar un segundo libro de David Jiménez, llevaba mucho tiempo sin sacar nada.

Sema: ‘Infinito’ (2000) me parece esencial en España, muy pionero y revoluciona-rio en el modo de entender la imagen dentro de un formato editorial.

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Este segundo lo veo contenido, me parece casi más un objeto que un libro.

Sonia: Después de tanto tiempo,con David había mucha expectativa…

Iñaki: Yo creo que con este segundo libro, ‘Versus’ (2014), propone algo bastante radical e innovador, me parece una evolución dentro de su lenguaje. Después uno puede o no conectar con él, ese es otro asunto… Al margen de admirar su trabajo y de que somos amigos, entendíamos que era el momento… David es alguien a quien le gusta dar bastantes vueltas a las cosas, así que para comprender este libro hay que dedicarle tiempo…

Sema: Este libro Sonia, que distribuye Dalpine ¿Cómo ha funcionado?

Sonia: Muy bien. Pero esos términos no son útiles, no debemos valorarlos en fun-ción de su repercusión o aceptación inmediata. Tenéis que verlo como receptores, que se vendan más o menos es cosa nuestra… Las cosas se deben comprar porque te apetece tenerlas y te interesa por alguna razón, no porque se vende más o menos, o sea el hit del momento… El mercado no es la medida.

Iñaki: Este es el efecto Martin Parr. No debemos olvida que es un prescriptor más, al que además no le gusta entrar grandes entelequias… Es una persona que ve los libros a una gran velocidad. En ese pequeño tiempo decide si le gusta o no y su opinión resulta clave para mucha gente que confía en su criterio. Que la sociedad necesita personas que validen las cosas, ésa es otra cuestión, la búsqueda de la aquiescencia por parte de terceros.

Sonia: Hay unos pocos a los que se sigue y crean tendencia, entre ellos Martin Parr, pero eso no debería ser así…

Sema: El carácter de Martin Parr es muy intuitivo, poco racional, muy particular en sus decisiones…

Casi sin darnos cuenta, llegan los postres, que acompañamos de una copita de Oporto. Nos sirven dos tartas caseras de choco-late blanco con frambuesas y una tarta de manzana. Compartimos de forma relajada los tres platos. Han pasado más de dos horas volando.

Sema: Antes de finalizar, te quería preguntar Iñaki por ‘Nophoto’ y ‘BlankPaper’ porque sé que tienes muy buen relación con los dos colectivos…

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Iñaki: He sido miembro de ‘Nophoto’ durante 10 años. Y también me llevo bien con los compañeros de Blankpaper, claro, pues al final todos estamos en la misma batalla. Aunque creo que hubo un momento muy importante para los colectivos, ahora pienso que estamos en otra etapa.

Sema: Yo creo que ahora es más interesante tejer redes… Todos tenemos que ayudarnos. Los que se plieguen sobre sí mismos, pueden caer en algo que caye-ron otros antes, en creerse en posesión de una cierta verdad sobre lo que ocurre y resguardarse en ella. Hay que estar pendiente de la gente que llega, que representa mejor que nadie los tiempos que vienen…

Iñaki: Dar cabida a otras generaciones más jóvenes, escuchar a todo el mundo.

Sema: Los que han alcanzado cierta posición, al estar en posiciones fijas, acaban viendo las cosas siempre de la misma manera y desde la misma posición.Me gusta la gente que arriesga, veo que son los que alcanzan más metas personales. Además crean maneras de hacer las cosas. De la gente joven que viene, el trabajo de Ian Waelder me parece estupendo, muy desprejuiciado. Él representa mejor que nadie lo que viene. Es alguien fresco, natural, intuitivo. Tiene 21 años, por ahí irán las cosas… Es alguien no maleado por la academia, por la ortodoxia de lo que se debe hacer. En su mundo la imagen es un recurso, una herramienta, no un punto final. Estamos invadidos por imágenes, lo importante es el uso que hacemos de ellas, el sentido que le damos. Su discurso no es teórico ni intelectual, es pura espontanei-dad. Su trabajo es muy plástico, muy estético.

Iñaki: A mí me gusta mucho su trabajo, me parece muy interesante.

Sema: En el futuro de la fotografía, no será especialmente relevante conocer la tradición de la fotografía, ni su historia. Los autores cumbre del siglo XX, que muchos se justifican en la instantaneidad, no servirá para calibrar el uso que se haga de las nuevas imágenes en la próxima década más allá de los componentes plásticos de formas, líneas y colores.

Diego, que también es admirador del trabajo de Ian Wael-der, observa en su obra un toque clásico. Y además añade que hay muchos artistas que llevan ya trabajando muchos años que son muy adelantados sin buscarlo. Él se refiere por ejemplo a John Divola.

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Sema: A mí en ese sentido uno de los artistas que más me sorprende es Luis Gordillo. Sus procesos fotográficos de los años 70 en torno a la representación de la imagen, son precoces . Mucha gente joven hace ahora cosas parecidas. En 2006 Oliva María Rubio le comisarió una exposición excepcional, ‘Retrovisor’ sobre sus trabajos fotográficos de esos años. El catálogo es muy bueno y hoy obra de referencia para los artistas que usan la fotografía como objeto para construir más fotografías. Cada vez será más reivindicado como fotógrafo, ya veréis. Fue de los primeros en usar la fotografía como retroalimentación, de los primeros que fue a la imprenta a experimentar con las planchas y los colores…

Iñaki: Hablando de pintores consagrados que utilizan la cámara, a mí me interesa el uso que hace Anselm Kiefer de las fotografías, desprendiéndola desde una fase inicial de su valor documental.

Sema: En los 60 y 70 hubo gente interesantísima en Alemania que trabajo con la fotografía. Sobre todo no-fotógrafos, pintores como Kiefer, Polke y sobre todo Richter. Creo que hemos hablado mucho y comido poco…

Iñaki: Precisamente a Polke y Richter se les ha reivindicado esta faceta. A Kiefer, no tanto.

Para concluir y antes de levantarnos, Sonia saca un li-bro que trae en el bolso. Es un ejemplar magnífico de John Gossage: ‘Nothing’. Nos lo pasa y lo ojeamos con deteni-miento. Volvemos a retomar el tema de los fotolibros para destacar aquellos que nos han parecido más completos.

Iñaki: Pues ya que hablamos de Gossage, a mi , ‘The Pond’ (2010) me parece un gran libro.

Sema: Yo como me fijo en las sensaciones y el ritmo. De los últimos que he visto me gustan ‘Does Yellow Run Forever?’ (2014) de Paul Graham o ‘Dalston Ana-tomy’ (2013) de Lorenzo Vitturi.

Diego pregunta que por qué no se pueden hacer tiradas más cortas y libros más caros…

Iñaki: Eso ya es quizá ya otra cosa, más cercano a un libro de artista, tal vez, y su producción se encarece…

Sonia: Un libro debe tener un precio razonable…

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La velada ha sido completa, tanto la cena como la charla han resultado muy gustosas . El servicio de Laverónica, atento, cercano y amable. Exactamente lo que se espera de un restaurante que ofrece este tipo de atmósferas que favorecen la tertulia. Se ha hablado mucho y de temas di-versos, todos alrededor de la fotografía. De algún modo, el epicentro donde confluyen las motivaciones de los tres invitados.

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