una iniciativa boliviana enfrententa a la discriminación en españa

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20/ Martes 23 de noviembre de 2010 Gente y lugares [email protected] / EDITOR: FERNANDO CHÁVEZ V. 21 Página SIETE Martes 23 de noviembre de 2010 Gente [email protected] La organización impulsa la formación de una ciudadanía crítica. MigrArte es un proyecto participativo que nace en la asociación intercultural para el desarrollo comunitario. Óscar Ordóñez A. / La Paz B asta que una persona tenga un rostro no europeo para que la Policía de Valencia, España, lo prejuzgue de “inmi- grante ilegal”. Hay registros fotográficos de que las intimidaciones policiales en este país ocurren a plena luz del día y en lugares públicos que sue- len frecuentar los extranjeros. Los policías actúan vestidos de civiles, como cualquier otro ciudadano y no aceptan el derecho a réplica. ¿Qué sensación de abandono ex- perimentarán aquellas personas que se ven rodeadas por más de dos policías que le exigen que sus do- cumentos estén al día? Asediados por severos semblantes que no ex- presan ninguna señal de paciencia, esos extranjeros bajan la cabeza, levantan las manos y se sienten el foco de atención de todas las mira- das. Aquellos infortunados foraste- ros tienen que sacar su identifica- ción de la billetera, su permiso de residencia, su documento de sani- dad, su acreditación de extranjero o su pasaporte. Si los papeles no es- tán en regla irán tras las rejas. Pero la humillación ya está con- sumada. La sensación de haber si- do observados por muchas perso- nas como “ilegales” es algo que se quedará con ellos para siempre. Ese daño psicológico (y a veces físico) del que son víctimas mu- chos latinoamericanos, africanos y algunos europeos en Valencia ha sido denunciado con más frecuen- cia por varias instituciones y orga- nizaciones no gubernamentales que defienden los derechos huma- nos. Algunos de los nacidos en Euro- pa del Este viven en Valencia la misma experiencia de varios lati- noamericanos y africanos. En voz alta Nunca hubo antes en España movimientos sociales tan fuertes, integrados por extranjeros y espa- ñoles que se pro- nuncien (y en voz alta) por el reco- nocimiento de sus derechos. Una de esas vo- ces pertenece a MigrArte, un proyecto colecti- vo encabezado por la boliviana Julia Castillo Condori, que em- prendió la urgen- te tarea de que comprendan en Es- paña que los latinoamericanos, africanos y algunos europeos son también personas. “Hemos sufrido, en carne pro- pia, la vulneración de derechos. Sufrimos varios atropellos, discri- minaciones institucionales con le- yes -para nosotros racistas- que hacen de nosotros ciudadanos de segunda o no son reconocidos nuestros dere- chos”, comenta a Página Siete la ac- tivista Castillo. Cambiar actitudes MigrArte es un proyecto partici- pativo de la Aso- ciación Intercul- tural para el Desa- rrollo Comunita- rio Abya Yala, in- tegrada por ciudadanos extranje- ros en España (en su mayoría boli- vianos) que cuenta con el apoyo institucional de la ONG ACSUR -Las Segovias, que desde 1986 tra- baja contra la pobreza mundial en busca de “un desarrollo humano sostenible”, entre otros objetivos. MigrArte se ha propuesto desde mayo pasado emprender una “ac- ción política transformadora”, que ayude a superar “las desigualda- des de género, económicas, políti- cas y sociales”. Si MigrArte logra que los ciudadanos españoles (“autóctonos”, les llaman) com- prendan que la discriminación es un cáncer que mina los derechos humanos de los extranjeros, se po- drán crear mejores políticas de in- tegración de ciertos extranjeros en España. Un problema de todos Acompañada por el activista es- pañol Rodrigo Ortega Miguel, un joven comprometido con los dere- chos humanos, Julia Castillo llegó a Bolivia para dar a conocer Mi- grArte. Desde septiembre, han organi- zado y asistido en La Paz y Cocha- bamba a varios encuentros y char- las de migración para que los boli- vianos conozcan qué tareas se ha propuesto MigrArte en el país. Por ejemplo, que “los bolivianos comprendamos que la migración nos compete a todos; aún así no sal- gamos nunca de este país”, afirma Castillo. Para conseguir este fin, MigrArte ha logrado crear redes de comuni- cación entre España y Bolivia con el fin de trabajar y definir qué debe- mos entender por “inmigrante”, “extranjero” y “migrante”, entre otros conceptos. Castillo y Ortega dicen que estos encuentros buscan que las perso- nas compartan ideas sobre estos temas “serios”, pero de la manera más atractiva posible. “Todos, con un granito de idea, podemos -sin darnos cuenta- consolidar este proyecto que no sólo es para los bo- livianos. Hemos conseguido aquí el apoyo de varias personas intere- sadas en trabajar por los derechos humanos de los extranjeros (boli- vianos en particular) en España”, comenta Castillo. Destacar lo multicultural MigrArte combate algunas nor- mas del gobierno autónomo de la Comunidad de Valencia, pues és- tas, según Castillo y Ortega, pre- tenden hacer que los latinoameri- canos y africanos, en particular, “pierdan su identidad cultural”. Citan como ejemplo a la Ley de Integración de las Personas Inmi- grantes en la Comunidad Valen- ciana, promulgada este año. La jo- ven denuncia que esta norma pre- tende que los extranjeros se inte- gren a la cultura española, pero “sin respetar la identidad del otro”. Una iniciativ Una iniciativ a boliviana a boliviana enfr enfr ent ent a a la discriminación a a la discriminación en España en España l RACISMOEl colectivo MigrArte lucha por defender los derechos de los extranjeros en España. Una boliviana lidera la iniciativa. Movilizaciones de inmigrantes en Valencia, España, que demandan respeto a sus derechos. Tania Hernández “La gente debe im- pulsar la creación de políticas de mi- gración para com- batir el racismo y la discriminación”. Rodrigo Ortega, activista español. Una muestra del trabajo artístico de MigrArte. Una concentración de extranjeros en Valencia convocada por MigrArte. El arte es su única arma para luchar contra el racismo A nte esta serie de abusos, Mi- grArte se propuso combatir el racismo y la discriminación, utilizando como única la noble arma del arte. Así, con música, poesía, tea- tro, dibujos, relatos orales y ex- posiciones fotográficas, la tarde del domingo 20 de junio, Mi- grArte salió a las calles del barrio de Russafa, en Valencia, para darse a conocer al público. La nota de prensa escrita por la periodista salvadoreña Tania Hernández, en el periódico El Mercantil Valenciano, destaca- ba: “Autóctonos e inmigrantes compartieron en activo pro- puestas conjuntas, aportando ideas para un mismo fin, que busca concienciar por la vía ar- tística, y en diferentes discipli- nas, sobre los derechos de los in- migrantes y la importancia de una sociedad plural”. Lucha común Hernández, como inmigrante en España, dijo a Página Siete que este movimiento intercultu- ral significa para ella un espacio en el que pudo encontrarse con personas que han sufrido el ra- cismo, la violencia policial, que han tenido trabajos mal pagados y han estado detenidas en cen- tros de internamiento para ex- tranjeros. “Aquí, en Valencia, se siguen creando alternativas. Y es algo positivo, porque no se queda en el hecho de hablar o denunciar, sino que se ha pasado a la acción. Por ejemplo, qué podemos hacer para cambiar estas injusticias…”, explica. De esa manera nació y creció MigrArte en Valencia. Y a la fecha ha conseguido la aceptación no sólo de muchos españoles, sino también de varios extranjeros la- tinoamericanos, africanos y asiáticos que vivieron la triste experiencia de la discrimina- ción, cuando menos. MigrArte se propuso que las autoridades españolas com- prendan que ningún extranjero debe sentirse excluido en una tierra que no es la suya, habiendo elegido vivir en ésta. MigrArte quiere que las perso- nas “de a pie” promuevan cam- bios “más humanos” en decre- tos, reformas, leyes y que los go- biernos locales y nacionales pongan en marcha políticas de educación cuyo fin busque una convivencia sin discriminacio- nes. Julia Castillo está consciente de que este objetivo roza con la utopía. Pero los nueve años que vive en Valencia le enseñaron que quien calla las injusticias es también cómplice de ese delito. No soy “extranjero” u Términos • El activista español Rodrigo Ortega quiere desterrar del vocabulario la pa- labra “extranjero”. u Género • “Si se deja de hablar de género, con relación a la mujer, podríamos dejar de hablar de extranjeros, cuando alguien cruza la frontera de un país a otro”, argumenta. u Problema • Según él, el problema de los inmigrantes que viven en Bolivia no es tan acentuado como en España. u Ley • La Ley de Integra- ción de las Personas Inmigran- tes en la Comunidad Valenciana es una norma “que pretende que los extranjeros se integren a la cultura española sin respetar la identidad del otro”. La activista boliviana Julia Castillo en Valencia. Dos policías, vestidos de civil, detienen a un inmigrante. Olmo González Tania Hernández Tania Hernández Tania Hernández

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“La gente debe impulsar la creación de políticas de migración para combatir el racismo y la discriminación”. Rodrigo Ortega, activista español.

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Page 1: Una iniciativa boliviana enfrententa a la discriminación en España

20/ M a r te s 23 de noviembre de 2 010

Gente y lugares

ge n te @ p a g i n a s i e te . b o / EDITOR: FERNANDO CHÁVEZ V.

21Página SIETE M a r te s 23 de noviembre de 2 010G e n te ge n te @ p a g i n a s i e te . b o

La organización impulsa laformación de una ciudadanía crítica.

MigrArte es un proyecto participativo que nace en laasociación intercultural para el desarrollo comunitario.

Óscar Ordóñez A. / La Paz

Basta que una persona tengaun rostro no europeo paraque la Policía de Valencia,

España, lo prejuzgue de “i n m i-grante ilegal”.

Hay registros fotográficos deque las intimidaciones policialesen este país ocurren a plena luz deldía y en lugares públicos que sue-len frecuentar los extranjeros. Lospolicías actúan vestidos de civiles,como cualquier otro ciudadano yno aceptan el derecho a réplica.

¿Qué sensación de abandono ex-perimentarán aquellas personasque se ven rodeadas por más de dospolicías que le exigen que sus do-cumentos estén al día? Asediadospor severos semblantes que no ex-presan ninguna señal de paciencia,esos extranjeros bajan la cabeza,levantan las manos y se sienten elfoco de atención de todas las mira-das.

Aquellos infortunados foraste-ros tienen que sacar su identifica-ción de la billetera, su permiso deresidencia, su documento de sani-dad, su acreditación de extranjeroo su pasaporte. Si los papeles no es-tán en regla irán tras las rejas.

Pero la humillación ya está con-sumada. La sensación de haber si-do observados por muchas perso-nas como “ilegales” es algo que sequedará con ellos para siempre.

Ese daño psicológico (y a vecesfísico) del que son víctimas mu-chos latinoamericanos, africanos yalgunos europeos en Valencia hasido denunciado con más frecuen-cia por varias instituciones y orga-nizaciones no gubernamentalesque defienden los derechos huma-nos.

Algunos de los nacidos en Euro-pa del Este viven en Valencia lamisma experiencia de varios lati-noamericanos y africanos.

En voz altaNunca hubo antes en España

movimientos sociales tan fuertes,integrados por extranjeros y espa-ñoles que se pro-nuncien (y en vozalta) por el reco-nocimiento desus derechos.

Una de esas vo-ces pertenece aMigrArte, unproyecto colecti-vo encabezadopor la bolivianaJulia CastilloCondori, que em-prendió la urgen-te tarea de que comprendan en Es-paña que los latinoamericanos,africanos y algunos europeos sontambién personas.

“Hemos sufrido, en carne pro-

pia, la vulneración de derechos.Sufrimos varios atropellos, discri-minaciones institucionales con le-yes -para nosotros racistas- quehacen de nosotros ciudadanos desegunda o no son reconocidos

nuestros dere-chos”, comenta aPágina Siete la ac-tivista Castillo.

C ambiaractitudes

MigrArte es unproyecto partici-pativo de la Aso-ciación Intercul-tural para el Desa-rrollo Comunita-rio Abya Yala, in-

tegrada por ciudadanos extranje-ros en España (en su mayoría boli-vianos) que cuenta con el apoyoinstitucional de la ONG ACSUR-Las Segovias, que desde 1986 tra-

baja contra la pobreza mundial enbusca de “un desarrollo humanos o s t e n i b l e”, entre otros objetivos.

MigrArte se ha propuesto desdemayo pasado emprender una “ac -ción política transformadora”, queayude a superar “las desigualda-des de género, económicas, políti-cas y sociales”. Si MigrArte lograque los ciudadanos españoles(“autóctonos”, les llaman) com-prendan que la discriminación esun cáncer que mina los derechoshumanos de los extranjeros, se po-drán crear mejores políticas de in-tegración de ciertos extranjeros enEspaña.

Un problema de todosAcompañada por el activista es-

pañol Rodrigo Ortega Miguel, unjoven comprometido con los dere-chos humanos, Julia Castillo llegóa Bolivia para dar a conocer Mi-grAr te.

Desde septiembre, han organi-zado y asistido en La Paz y Cocha-bamba a varios encuentros y char-las de migración para que los boli-vianos conozcan qué tareas se hapropuesto MigrArte en el país.

Por ejemplo, que “los bolivianoscomprendamos que la migraciónnos compete a todos; aún así no sal-gamos nunca de este país”, afirmaC a s t i l l o.

Para conseguir este fin, MigrArteha logrado crear redes de comuni-cación entre España y Bolivia con elfin de trabajar y definir qué debe-mos entender por “i n m i g ra n t e”,“ex t ra n j e ro” y “m i g ra n t e”, entreotros conceptos.

Castillo y Ortega dicen que estosencuentros buscan que las perso-nas compartan ideas sobre estostemas “serios”, pero de la maneramás atractiva posible. “Todos, conun granito de idea, podemos -sindarnos cuenta- consolidar este

proyecto que no sólo es para los bo-livianos. Hemos conseguido aquíel apoyo de varias personas intere-sadas en trabajar por los derechoshumanos de los extranjeros (boli-vianos en particular) en España”,comenta Castillo.

Destacar lo multiculturalMigrArte combate algunas nor-

mas del gobierno autónomo de laComunidad de Valencia, pues és-tas, según Castillo y Ortega, pre-tenden hacer que los latinoameri-canos y africanos, en particular,“pierdan su identidad cultural”.

Citan como ejemplo a la Ley deIntegración de las Personas Inmi-grantes en la Comunidad Valen-ciana, promulgada este año. La jo-ven denuncia que esta norma pre-tende que los extranjeros se inte-gren a la cultura española, pero“sin respetar la identidad delo t ro”.

Una iniciativUna iniciativa bolivianaa bolivianaenfrenfrententa a la discriminacióna a la discriminaciónen Españaen España

l R ACISMOEl colectivo MigrArte luchapor defender los derechos de los extranjerosen España. Una boliviana lidera la iniciativa.

Movilizaciones de inmigrantes en Valencia, España, que demandan respeto a sus derechos.

Tania Hernández

“La gente debe im-pulsar la creaciónde políticas de mi-gración para com-

batir el racismo y lad i s c r i m i n a c i ó n”.

Rodrigo Ortega,activista español.

Una muestra del trabajo artístico de MigrArte. Una concentración de extranjeros en Valencia convocada por MigrArte.

El arte es su única arma paraluchar contra el racismo

Ante esta serie de abusos, Mi-grArte se propuso combatir

el racismo y la discriminación,utilizando como única la noblearma del arte.

Así, con música, poesía, tea-tro, dibujos, relatos orales y ex-posiciones fotográficas, la tardedel domingo 20 de junio, Mi-grArte salió a las calles del barriode Russafa, en Valencia, paradarse a conocer al público.

La nota de prensa escrita por laperiodista salvadoreña TaniaHernández, en el periódico ElMercantil Valenciano, destaca-ba: “Autóctonos e inmigrantescompartieron en activo pro-puestas conjuntas, aportandoideas para un mismo fin, quebusca concienciar por la vía ar-tística, y en diferentes discipli-nas, sobre los derechos de los in-migrantes y la importancia deuna sociedad plural”.

Lucha comúnHernández, como inmigrante

en España, dijo a Página Sieteque este movimiento intercultu-ral significa para ella un espacioen el que pudo encontrarse conpersonas que han sufrido el ra-cismo, la violencia policial, quehan tenido trabajos mal pagadosy han estado detenidas en cen-tros de internamiento para ex-t ra n j e ro s .

“Aquí, en Valencia, se siguencreando alternativas. Y es algopositivo, porque no se queda enel hecho de hablar o denunciar,sino que se ha pasado a la acción.Por ejemplo, qué podemos hacerpara cambiar estas injusticias…”,ex p l i c a .

De esa manera nació y crecióMigrArte en Valencia. Y a la fechaha conseguido la aceptación nosólo de muchos españoles, sinotambién de varios extranjeros la-tinoamericanos, africanos yasiáticos que vivieron la tristeexperiencia de la discrimina-ción, cuando menos.

MigrArte se propuso que lasautoridades españolas com-prendan que ningún extranjerodebe sentirse excluido en unatierra que no es la suya, habiendoelegido vivir en ésta.

MigrArte quiere que las perso-nas “de a pie” promuevan cam-bios “más humanos” en decre-tos, reformas, leyes y que los go-biernos locales y nacionalespongan en marcha políticas deeducación cuyo fin busque unaconvivencia sin discriminacio-nes.

Julia Castillo está conscientede que este objetivo roza con lautopía. Pero los nueve años quevive en Valencia le enseñaronque quien calla las injusticias estambién cómplice de ese delito.

No soy “e x t ra n j e ro”

u Términos • El activistaespañol Rodrigo Ortega quieredesterrar del vocabulario la pa-labra “e x t ra n j e ro”.

u G é n e ro • “Si se deja dehablar de género, con relación ala mujer, podríamos dejar dehablar de extranjeros, cuandoalguien cruza la frontera de unpaís a otro”, argumenta.

u Pro b l e m a • Según él, elproblema de los inmigrantesque viven en Bolivia no es tanacentuado como en España.

u L ey • La Ley de Integra-ción de las Personas Inmigran-tes en la Comunidad Valencianaes una norma “que pretendeque los extranjeros se integren ala cultura española sin respetarla identidad del otro”.

La activista boliviana Julia Castillo en Valencia.

Dos policías, vestidos de civil, detienen a un inmigrante.

Olmo González

Tania Hernández

Tania Hernández

Tania Hernández

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