un día en la filmación de zama

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Hacer historia POR LEONARDO TORRESI Lucrecia Martel filmó Zama, a partir de la novela de Antonio Di Benedetto. Es una enorme mirada de la condición humana en el marco del pasado colonial. Tiene todo para ser el gran estreno del cine nacional en 2016. SIMBOLO DE EPOCA La estampa de Juan Minujín, en el papel de Ventura Prieto.

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Nota de la revista Viva en el set de Zama, la película sobre una de las grandes novelas argentinas que dirige Lucrecia Martel.

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Hacer historiapor leonardo torresi

Lucrecia Martel filmó Zama, a partir de la novela de Antonio Di Benedetto. Es una enorme mirada de la

condición humana en el marco del pasado colonial. Tiene todo para ser el gran estreno del cine nacional en 2016.

simbolo dE Epoca La estampa de Juan Minujín, en el papel de Ventura Prieto.

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Hacer historia

tel nos va a decir si su Zama, el de la pelí-cula, transita por ese lado.

Ahora nos vamos habituando a la es-tancia La Alameda, el sitio donde a don Diego le tocar estar en este momento. Ya es el tramo final de una filmación de nueve semanas, con locaciones en va-rias partes del país. En Formosa, por ejemplo, en busca de campos, palmeras y zonas inundadas. O en Corrientes, en Empedrado, donde el Paraná y las ba-rrancas dieron el marco a la recreación del puerto que aparece en la novela.

Detrás del ánimo de “conquistar esos lugares, tener nuestro propio Fitzca-rraldo”, según el productor Santiago Gallelli, y su enlace con la película del loco de la ópera que quiso construir un teatro en la selva.

La de Herzog es en el siglo XIX; el Za-ma de Di Benedetto, el de Lucrecia Mar-tel, está fechado a fines del siglo anterior. El productor: “Intentamos apropiarnos de esa época. Hubo muchos riesgo ar-tístico. Una temática existencial con un arco dramático muy profundo”.

El estreno de Zama está programado para junio, con chances de que se vea por

ontra la tiranía de estas planicies que esconden a la vista más de lo que habilitan, apenas doblamos por el

acceso comprobamos que la laguna de Chascomús está muy cerca de la Ruta 2, unos centenares de metros en este pun-to. Curvas por la Circunvalación y llega-remos al lugar donde reviste don Diego de Zama, con la idea de conocerlo.

Para el viaje teníamos anotadas unas ideas que están en el prólogo que Juan José Saer escribió para una de las edi-ciones de la famosa novela de Antonio Di Benedetto. Lo que distingue a la paro-dia de una imitación, explica JJS, es “la relación dialéctica que establece con su modelo”. Entonces, “el modelo es recu-bierto sólo parcialmente para lograr, de ese modo, a partir de la relación mutua, un nuevo sentido”. Y en consecuencia, “es a través, justamente de esa parodia, que Zama quiere mostrar que no ha de leérsela como una novela histórica”.

En unas horas, cuando esté un rato desocupada, la directora Lucrecia Mar-

c a martel le rega-laron el libro en 2005 y lo leyocinco añosdespues....

El Escritorantoniodi bEnEdEtto-Gran escritor y periodista mendocino. nació en 1922 y murió en 1986. detenido y exiliado en la última dictadura cívico-militar. El silenciero, Los suicidas y, claro, Zama están entre sus obras.

En plEno trabajo Martel, en cada detalle de la filmación, inclusive en los caballos.

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to ya sería una decisión extrema. Bueno, vamos. Zama está sentado y lo ayudan a ponerse el saco arriba de la camisola de mangas vaporosas. Aprendemos, de mirar, que se usan unas plaquetas para elevar la sillas y lograr la altura que sir-va para la toma. Hay un conflicto y don Diego sale pateando una silla. “¿El soni-do cómo estuvo’”, se interesa la dire. Lucrecia me obligaba a pensar geo-gráficamente. El vestuarista Julio Suárez investigó el lugar donde sucede la ficción: la zona que hasta el siglo XIX fue conocida como el Gran Chaco Gua-lamba. “El traje europeo está modifica-do según los personajes; intervenido, arreglado, utilizando materiales de la zona: hilados, trenzados, fibras tejidas y bordadas sobre las telas brocadas, el jacquard, el tafetán, y los rasos y las se-das europeas. Lucrecia me sacaba siem-pre de la historia y me obligaba a pensar en la geografía. Los habitantes, mbayás, guaycurúes, payaguás, guaraníes, siem-pre en movimiento, me llevaron a crear un vestuario nómade, en tránsito, de lí-mites borrosos. Donde un nativo podía lucir algo europeo, y viceversa.” Se con-feccionaron trajes para 60 personajes y más de 150 extras. No corresponde asegurar que “me-dita”. Tampoco es natural interrumpir. Minujín/Ventura está por allá, solo, es-perando que llegue su próxima escena. Con retraso, hay que ir a comer. Tocan unos bifes a la criolla con unas papas. Estamos invitados a Almorzando con Lucrecia Martel; no es mala idea para un programa en algún contexto que se nos vuelve complicado suponer. La je-fa cuenta que le regalaron la novela en 2005 y la leyó cinco años después.“Una amiga que pensó que, como me interesa el río, me iba a interesar. Me di cuenta de que el río no tiene tanta presencia en el libro, aunque de alguna manera genera esa sensación. Nosotros le dimos un lu-gar más grande.” Filmar Zama fue una ocurrencia sobre el agua. En un desafío entre existencial y deportivo, la direc-tora iba en un barquito por el Paraná, subiendo para Corrientes, y esa fue la circunstancia propicia para que la idea viniera a la cabeza. “Zama –dice– es un personaje que me produce un inmensa euforia. Le suceden cosas terribles, y a veces cosas no muy interesantes, y deci-de seguir viviendo. La novela tiene algo muy positivo en torno a la vida.”

primera vez en el Festival de Cannes, en Francia, en mayo.

Ver a una persona vestida como hace más de 200 años en un mesa moder-na. Y con el téléfono y etc. En estos sets al aire libre se dan escenas raras. Vemos a uno así, es Juan Minujín/Ventura Prieto, funcionario de puesto menor, “pero que al tener un temperamento opuesto y ser una persona jovial y liber-taria, Zama le teme”. Minujín está con-tento de trabajar con Lucrecia Martel. “Es una directora muy singular y ve las escenas desde otro lugar. Tiene el ojo puesto en muchos detalles. Y un buen humor muy llamativo.” Controlar a los animales es un arte. No saben que están haciendo una pelí-cula (salvo que los especialistas en com-portamiento sepan que perciben algo especial). Nos quedamos pensando si es lo mismo ser caballos en 2015 que en 1790/94/99, las fechas ficcionales anota-das en los capítulos de Zama. Todo por-que todavía no gritan “acción”. Tiempo para mirar la laguna, calma, con el sol del mediodía bien arriba, pero todavía débil; al revés de la fábula de Esopo, no le da la fuerza para que Daniel Giménez Cacho se saque el abrigo de Zama. Hay que resolver un problema animal. En la película hubo mulas, asnos, gallos de pelea. En esta toma en Chascomús hay un caballo, que tiene que estar acá, no un poquito más allá. Si nadie se ocupa, esa mujer con desplazamientos juveniles y anteojos de Victoria Ocampo lo hará: agarrar las sogas y acomodarlo, con unas cuarenta personas alrededor –actores, técnicos, asistentes– de testigos. Se resuelve la conducta animal y es-tá todo listo. También unos pormeno-res técnicos (nunca parecen estar del todo solucionados). Martel tira concep-tos sobre los movimientos de las cosas. Frente a las galerías de la casa de campo, a la intemperie, con el atractivo de lo que está fuera de lugar, hay unos mue-bles viejos, producto de un desalojo. “No es mover de una manera, es mover de otra”, instruye Martel. ¿Se entiende? “¿Nivel de cotorrismo?”, consulta uno.Si no entendemos mal se trata de que a veces las bandadas verdes hacen más ruido de lo que conviene. Prorrumpe un sonido extraño. “¿Es el hidroavión?”, se alarma otro. Insertar este artefacto, que, se ve, estuvo de visita en algún momen-

El vEstuariorEconstruccion

minuciosa -

Cada tarjeta prefigura a los personajes con los diseños que

visten en la película.

Zama El gran protagonista

luciana Una historia de amor

el primer gobernador Puro poder

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Un mail que en el asunto decía LM. Al madrileño Daniel Giménez Cacho, un amigo de México –la ciudad donde vive– le insistió con que tenía que ver las películas de Lucrecia Martel. Hizo caso. “Me encantó el lenguaje, la narrativa, todo”, dice ahora en el camarín, con la ropa de Zama puesta. Si una de las moti-vaciones de la elección del protagonista fue la “cara de época”, con Giménez Ca-cho se cumple. El correo con las iniciales de la cineasta salteña fue el primer con-tacto y al cabo de dos años de retrasos empezaron a trabajar en la película.Zama es un personaje “muy miste-rioso”. Giménez Cacho no conocía la novela. Trató de no leerla antes de tener contacto con el guión. “La película iba a tener su vida propia, son dos lenguajes diferentes. Pero después tuve la nece-sidad de hacerlo, y la leí varias veces, y cada vez detecté más cosas. Creo que re-cién al final voy a encontrar la respuesta de quién es este Zama, un burócrata que de pronto está afuera del sistema. Que de repente tiene una gran revelación. Y después de lo que le acontece al final, siente que está vivo de verdad por pri-mera vez en toda su existencia”.

No es la parodia desatada de La Ar-mada Brancaleone. Eso no, “pero fui-mos por el camino del absurdo y el hu-mor. No nos tomamos con solemnidad al personaje. Si lo hubiéramos hecho, no habría funcionado bien”. El lengua-je también fue una decisión. “Fuimos por el lado de usar la tonada del interior. Una tonada formoseña, o correntina, manteniendo alguna de esas construc-ciones gramaticales un poco arcaicas, algunas tomadas de la novela. En la es-tructura la película se apega a la novela, pero el contenido se separa. El sentido es distinto: hay algo en torno a la identi-dad, no sólo de la identidad individual y la relación con la realidad, sino también en torno a la identidad latinoamericana. Algo maravilloso que no hemos conoci-do: esos primeros exploradores pasan de una zona a otra y entran a distintos mundos sin división política.”Zama es un personaje femenino. “Pa-ra mí, es ahí adonde aparece la cuestión de género: es una persona muy atenta a su deseo y eso yo lo ubico en la zona de lo femenino. En la novela el personaje es-tá descripto de esa manera y yo lo tomo también.”

dicemartel: “fuimos por el ca-mino del absurdo y del hu-mor. no tomamos al perso-naje con solemni-dad”....

El actordaniElgimEnEz cacho-Madrileño y de 54 años, interpretó al protagonista. Profundo carmesí y El coronel no tiene quien le escriba se cuentan entre sus actuaciones.

En chascomus Asistencia para que Daniel Giménez Cacho sea el Zama que buscó Martel.

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