traducción franciscanos congrso
TRANSCRIPT
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Antonio Bueno Garca
&
Miguel ngel Vega Cernuda
(Eds)
Los franciscanos hispanos por los caminos
de la traduccin: textos y contextos
(Edicin precongresual)
Edita: Diputacin Provincial de Soria
Con la colaboracin del Ministerio de Ciencia e Innovacin
Proyecto I+D Ref: FFI2008-00719/FILO
Catalogacin y estudio de las traducciones de los franciscanos espaoles
www.traduccion-franciscanos.uva.es
ISBN: 84-96695-60-3
Depsito Legal: SO-50/2011
Primera edicin
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COMIT INSTITUCIONAL
Presidentes de honor:
SAR D. Margarita de Borbn y Excmo. Sr. D. Carlos Zurita, Duques de Soria
Presidente:
D. Marcos Sacristn Represa, Rector Magfco. de la Universidad de Valladolid
Miembros:
Ill.mo Sindaco di Assisi Ing. Claudio Ricci
Excma. Sra. D Mara Jess Figa Lpez-Palop, Embajadora de Espaa ante la Santa Sede
Prof.ssa Stefania Giannini, Magnifico Rettore dell'Universit per Stranieri di Perugia
COMIT CIENTFICO
Jos Mara Alonso del Val OFM (Centro Cultural Cardenal Cisneros)
Antonio Bueno Garca (Universidad de Valladolid)
Alberto Castrilln (Universidad Nacional de Medelln)
Dianella Gambini (Universit per Stranieri di Perugia)
Jana Kralova (Charles University in Prague)
Pilar Martino Alba (Universidad Rey Juan Carlos)
Agatha Orzeszek Sujak (Universidad Autnoma de Barcelona)
Luis Pejenaute (Universidad Pompeu Fabra)
Rosario Valdivia (Universidad Ricardo Palma de Lima)
Miguel ngel Vega Cernuda (Universidad de Alicante)
COMIT ORGANIZADOR
Antonio BUENO GARCA, Director
Miguel ngel VEGA CERNUDA, Co-director
Pilar MARTINO ALBA, Secretaria
Comisin tcnica:
Jos Mara ALONSO DEL VAL, OFM
Dianella GAMBINI
Elena Irene ZAMORA RAMREZ
Responsable informtico:
Jess ESTERAS MUOZ, NetyTec
ORGANIZA
Universidad de Valladolid
Facultad de Traduccin e Interpretacin de Soria
Proyecto de investigacin FFI2008-00719/FILO, Ministerio de Ciencia e Innovacin,
Catalogacin y estudio de las traducciones de los franciscanos espaoles
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PRESENTACIN
El Coloquio Internacional de Traduccin Monacal, que alcanza ahora su tercera
edicin, es un punto de encuentro cientfico sobre el valor y funcin de la labor de
traduccin de los religiosos a travs de la historia. Dedicado en cada ocasin a una
orden religiosa distinta, cobra en esta edicin especial protagonismo la de los
franciscanos en todas sus ramas: OFM, OFM. Con., OFM. Cap., TC, TOR, Clarisas, OFS.
La orden franciscana, fundada por san Francisco de Ass y aprobada por Inocencio
III en 1209, se propag rpidamente en Europa. Los franciscanos se establecieron en
numerosos conventos, contndose por centenares en Espaa e Italia. Precisamente a
partir de Italia y Espaa, la orden franciscana se extendi a los dems continentes,
gracias a misiones como la de Montecorvino o la llamada de los doce apstoles que tan
valiosa impronta dejaron en Asia o en Amrica.
A travs de la va franciscana y de su expansin por los caminos de la
evangelizacin, realizaron una fecunda labor lingstica, pedaggica, humanstica,
teolgica y cientfica, llevada a cabo por todo el orbe y que puede ser admirada a travs
de las miles de obras que nos han legado, y en especial de las traducciones que han
realizado a decenas de lenguas modernas, clsicas e indgenas.
El propsito de este III Coloquio Internacional de Traduccin Monacal es reunir a
destacados investigadores sobre la orden franciscana para analizar y debatir la
importancia de su labor de traduccin y de su vertiente lingstica y antropolgica a
travs de los textos y contextos a lo largo de los ochocientos aos de su existencia.
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I. Las huellas en la Pennsula Ibrica
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VIGENCIA DE LA ANTROPOLOGA FRANCISCANA
Jos Antonio MERINO, OFM
Pontificia Universidad Antonianum, Roma, Italia
Enhorabuena y felicidades por el gran acierto de celebrar este encuentro sobre traductores
franciscanos precisamente en el corazn del franciscanismo.
Ass es una ciudad smbolo y, por ello, da mucho que pensar. Ciudad privilegiada para
encuentros nacionales e internacionales. Hacia ella se organizan marchas de la paz. Visitan
esta ciudad unos seis millones al ao. Por qu?
Me parece oportuno aqu y ahora recordar algunos notables encuentros celebrados en esta
ciudad en los que he tenido la suerte de participar: En el Lyon Club sobre la problemtica
ambiental; con los Superiores mayores franciscanos/as de Europa sobre una tica de la
frugalidad; en el Congreso sobre el dbito de las naciones ricas, es decir sobre economa. Hay
que recordar que fueron los franciscanos los fundadores de los Montes de Piedad en Italia
para hacer frente a la usura y ayudar a los pobres, y con anterioridad los franciscanos en
Espaa crearon las Arcas de la Misericordia con la misma finalidad. El Encuentro europeo
sobre el 11 S de Amigos de Europa organizado por su Presidente Massimo Dallema sobre el
tema de una cultura de la paz, etc. Y en estos das con vosotros en un encuentro de alto valor
cultural y social como es el III Coloquio Internacional de traduccin monacal.
Ass es la ciudad natal de Francisco de Ass que se ha convertido en el smbolo del hombre de
la gran utopa religiosa, social y ambiental. Francisco, hombre del pasado ilumina el presente
y ofrece la gran utopa del humanismo abierto para crear una civilizacin ms fraterna y
transparente. No olvidemos que el franciscanismo tiene como horizonte filosfico la
metafsica de la luz. El franciscanismo ama la inmanencia, aspira a la trascendencia y se
manifiesta en la transparencia.
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I. Qu dicen de Francisco de Ass relevantes personalidades del mundo de la ciencia y de la
cultura? Recordemos de pasada algunos como, por ejemplo: Einstein, Toynbee, M. Scheler,
Maritain, Freud, B. Russel, Chesterton, Julien Green, H. Hesse, Lynn White, Ortega y Gasset,
Unamuno, X. Zubiri, etc. No hay que olvidar la enorme inspiracin del Poverello en el campo
de la esttica, en el arte, en la literatura y en el cine.
II. Ya tenemos aqu el origen originante del ttulo de mi intervencin: Vigencia de la
antropologa franciscana. El hombre siempre ha sido cuestin permanente. M. Scheler y
Heidegger dicen que nunca se ha escrito tanto sobre el hombre y nunca el hombre ha sido ms
problemtico que en la actualidad. Tratar de aclarar el misterio del hombre y de la mujer es
hacer un gran servicio a la humanidad.
Francisco en su juventud llevaba visceralmente un insaciable deseo de ser importante, de
sobresalir, de ser inmortal, de ser una excepcin, con palabras sencillas: deseo de infinito.
Joven inquieto, audaz, transgresivo, buscador de grandezas y con experiencia de lacerantes
dramas interiores. Es que el hombre es cima y es abismo, es luz y es oscuridad siempre
empastado en la ambigedad. Subrayo su deseo de infinito que le impuls a ponerse en
camino. Se convierte al Evangelio y entra en profunda relacin personal con el Cristo de los
Evangelios que trata de encarnar al mximo hasta llegar a identificarse prodigiosamente con
Jess de Nazaret. Esta experiencia religiosa configur lo ms profundo de su persona que fue
la arqueologa viva del pensamiento del franciscanismo en su dimensin filosfico-teolgica
y existencial.
El franciscanismo es una espiritualidad ciertamente pero es tambin un pensamiento de
profundas dimensiones existenciales y culturales. Parte de la vida, reflexiona sobre la vida y
retorna a la vida, es decir, es un pensamiento vitalista y profundamente cordial. Es defensor
de una ontologa de lo concreto. En otras escuelas de carcter religioso predomina la ciencia
en tanto que en el franciscanismo predomina la sabidura como un saber experiencial. En ello
coinciden, aunque de forma diversa pero convergente, los grandes maestros de la escuela
franciscana como, por ejemplo: Alejandro de Hales, San Buenaventura, Pedro Juan Olivi,
Roger Bacon, Ramn Llull, Juan Duns Escoto, Guillermo de Ockham, etc. quienes en sintona
con el fundador de la orden franciscana nos ofrecen una antropologa con las siguientes
categoras existenciales, que me limito sencillamente a enumerar, pero el interesado las podr
encontrar desarrolladas en mi libro Francisco de Ass y t (PPC, Madrid 2007, pp.133-153):
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1. Presencia
2. Relacin
3. Encuentro
4. Acogida
5. Dilogo
6. Mirada
7. Escucha
8. Esperanza
Estas categoras existenciales son expresin de lo que suelo denominar el universo simblico
del franciscanismo que se manifiesta en una visin de la vida, en un sentir con simpata la
existencia humana y en un actuar en coherencia con su profundo sentimiento de fraternidad
social y csmica.
En el franciscanismo encontramos la convergencia singular de lo masculino y femenino con
la presencia y accin decisivas de Clara de Ass. Francisco y Clara fueron modelo de
existencia en el arte del vivir y del morir. Francisco representa la palabra, Clara el silencio;
Francisco vive la accin, Clara la contemplacin; Francisco es la transparencia, Clara la luz;
Francisco patentiza el animus creador, Clara el anima fecunda; Francisco es el gran
especialista de Dios, Clara el testimonio de lo nico necesario. Dos personajes, dos vidas,
dos biografas, que se han encontrado en un mismo destino: hacer demostrable y creble la
utopa difcil, pero posible, del animus y del anima vinculados con la fuerza de Dios y la luz
del Evangelio de Jesucristo. Francisco y Clara, hijos privilegiados de la ciudad de Ass, se han
convertido en padres fecundos de su misma ciudad. Entre el Ass de antes y el de despus de
Francisco y Clara hay profunda ruptura, cambio de rumbo histrico, un alma distinta, nueva
subjetividad y un nuevo horizonte espiritual.
En el franciscanismo encontramos bella convergencia entre fecunda arqueologa y creadora
profeca, psicologa y ecologa, respeto mximo de la persona y presupuestos para una cultura
de la convivialidad basada en la gran fraternidad universal.
En esto se encuentra la fuerza espiritual, la profundidad de pensamiento y la energa social de
tantos escritores que han sido y que siguen siendo porque se nutren de una espiritualidad y de
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un pensamiento profundamente humanistas y humanizantes. Ciertamente que desde esta
experiencia vuestra en Ass podris descubrir el porqu de unos escritores franciscanos que
trataron de llevar a sus ambientes culturales y sociales un humanismo integral y abierto.
Desde su horizonte espiritual y cientfico podemos proclamar que solo el espritu es inmortal
y que la defensa de la causa del hombre es la ms bella forma de existir. Recorred las calles
de esta incomparable ciudad y encontraris una mstica que ha sido el substrato vital en el que
han mojado la tinta tantos escritores franciscanos y no franciscanos para que el espritu de
Ass se pueda convertir en espritu universal.
Quiero concluir mi intervencin con resonancias del Cntico del Hermano sol diciendo a los
presentes: Loado seas mi Seor, por los hermanos y hermanas aqu reunidos con ocasin del
III Coloquio Internacional de traduccin monacal porque con ellos y a travs de ellos se
manifiesta y expansiona la belleza de la palabra y la armona entre las culturas.
Bibliografa referencial.
Me limito a citar aqu algunos de mis libros y, tratndose en este Coloquio sobre traductores
franciscanos, me parece oportuno decir que algunos de estos escritos han sido traducidos a
unos veinte idiomas.
1. Humanismo Franciscano. Franciscanismo y mundo actual (Cristiandad, Madrid 1982).
2. Manifiesto franciscano para un futuro mejor (Edic. Paulinas, Madrid 1984).
3. Visin franciscana de la vida cotidiana (Edic. Paulinas, Madrid 1992).
4. Historia de la filosofa franciscana (BAC, Madrid 1993).
5. Don Quijote y san Francisco: dos locos necesarios (PPC, Madrid 2003).
6. Francisco de Ass y t (PPC, Madrid 2007).
7. Juan Duns Escoto: Introduccin a su pensamiento filosfico-teolgico (BAC, Madrid 2007).
8. Francisco de Ass y la ecologa (PPC, Madrid 2008).
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REFLEXIONES CRTICAS SOBRE LA TRADUCCIN AL ESPAOL DE LA
FUENTES FRANCISCANAS CON ESPECIAL REFERENCIA A LAS FLORECILLAS
Miguel ngel VEGA CERNUDA
Histrad. Universdad de Alicante, Espaa
RESUMEN
En la presente ponencia, tras caracterizar someramente la actividad literaria y traductora de
las rdenes franciscanas y fijar una serie de factores determinantes de la misma, analizamos la
recepcin que las llamadas fuentes franciscanas (desde los escritos de los fundadores Francisco y Clara hasta sus biografas Celano, Buenaventura, etc. o reglas y constituciones) han tenido en el mundo y en la cultura hispano-hablantes, haciendo especial hincapi en el
texto ms popular de todas ellas, las Florecillas. Tras evaluar la documentacin que se aporta
y dada la que podemos considerar escasa recepcin castellana de los mismos, proponemos
como hiptesis de trabajo que tanto las formas de vida de las rdenes franciscanas como la
imagen cultural del franciscanismo, han dependido menos de la recepcin traductora y de la
lectura de estos textos que de la trasmisin oral (en las casas de formacin o noviciados, en el
adoctrinamiento espiritual, etc.) e icnica.
ABSTRACT
In this paper, after briefly describing the literary and translatory activity of the Franciscan
Order and establishing a series of its key factors, we aim at analyzing the reception of the so-
called Franciscan sources (from the writings of the founders Saint Francis and Saint Clare, up to their biographies Celano, Buenaventura, etc. or rules and constitutions) in the Spanish-speaking world and culture, focusing on the most popular text among them all, the
Flowers of Saint Francis. After assessing the presented documentation, and bearing in mind
the scarce translations into Spanish found, we propose as working hypothesis that both the
ways of life of the Franciscan orders and the cultural image of Franciscanism have depended
much less on the translation reception and the reading of these texts, as they have on the
iconic and oral transmission (in novitiates or training houses, in the spiritual indoctrination,
etc.).
1.- Sociologa de la escritura y de la traduccin franciscana
Las rdenes religiosas que a lo largo de la historia han adoptado las reglas franciscanas
(conventuales, menores u observantes, capuchinos, terciarios regulares, terciarios capuchinos,
clarisas, concepcionistas y algunas ms) no han destacado por su produccin literaria o
cientfica. La afirmacin que precede no quiere decir que los frailes menores no se hayan
ocupado de la escritura, sino que esta no es un rasgo caracterstico de su perfil histrico, ms
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bien marcado por la accin apostlica. Si exceptuamos el Medievo, poca en la que sus
telogos, msticos y pensadores (Buenaventura, Duns Scoto, Antonio de Padua, Jacopone de
Todi, Bernardino de Siena, Roger Bacon, Raimundo Lulio y otros) contribuyeron a la
definicin de la cosmovisin cristiana y de los ideales evanglicos reinterpretados por
Francisco de Ass, solo los antroplogos, lingistas y misioneros de la orden, los escritores
msticos (San Pedro de Alcntara, Fray Juan de los ngeles, Fray Diego de Estella, Alonso de
Osuna, la visionaria de Agreda) y, secundariamente, algunos viajeros serficos que dejaron
por escrito las experiencias de su movilidad por el mundo han destacado por su labor como
escritores. El mbito propio de la accin de los franciscanos ha sido el de la accin apostlica,
entendida esta como predicacin irnica del evangelio, factor que los diferencia de la otra
gran orden mendicante, la de los dominicos, que imprimieron a su actuacin social un
marchamo ms apologtico y de disputa, tambin a travs de la escritura. No en vano fueron
los domini canes la avanzadilla de la Inquisicin. Cierto es, sin embargo, que se afirmado,
quizs con razn, la frecuente y exagerada minimizacin de la cultura de Francisco. Esta
habra sido ms que notable1. El mismsimo Fundador advierte que los hermanos que sean
presa de la curiosidad del saber, se encontrarn con las manos vacas en el da de la
tribulacin (Speculum perfectionis. 69)2. Y Lzaro Iriarte, ofmcap, (Valencia 1979, pag. 187)
escribe con relacin al papel que en la orden franciscana desempearon los estudios y la
ciencia a partir del espritu de su fundador: Francisco recelaba grandemente del afn de
saber, y ello ante todo por el compromiso fundamental de ser pobres y menoresPero
adems, el santo vea en el establecimiento de los estudios al interior de la fraternidad un
germen de futuro desnivel entre los hermanos; tema por el da en que el hermano letrado se
hiciera servir del hermano sencillo Tal es el sentido de la regla: Los que no saben letras, no
se preocupen de aprenderlas. Huelga decir que esta norma se prescriba en el ao 1209, que
desde entonces ha llovido mucho sobre el movimiento franciscano y que al predominio de los
frailes letrados se ha atribuido precisamente el triunfo de los movimientos integradores sobre
la tendencia espiritual y milenarista dentro de la orden. O.M. Krupsky, ofm, (1996) ha dejado
claro el porqu del cambio de sentido con referencia a los estudios y al cultivo del saber
1 Una referencia ms explcita a la cultura de Francisco se hace en I. Rodrguez Herrera/A. Ortega Carmona,
ofm, Los escritos de San Francisco. Comentario filolgico. Murcia: Instituto Teol., 1999. 2 Le dola mucho al bienaventurado Francisco que, pospuesta la virtud, se buscase la ciencia que hincha,
mxime si cada cual no permaneca en la vocacin en que haba sido llamado desde el principio. Citado segn Espejo de perfeccin, trad. de E. Gutirrez, ofm, en Directorio franciscano, htpp://
www.franciscanos.org/fuentes/ep00.html. decide la cuestin de la relacin al saber en la Orden de una manera un
tanto teolgica: saber para Francisco, sera aquello que produce el estudio de la palabra de Dios.
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dentro de la orden3. Todava, sin embargo, en pleno siglo XVI, en el primer Captulo General
de Albacina, los capuchinos prohibiran el establecimiento de estudios en la orden.
La dedicacin al trato pastoral con el pueblo sencillo (de ello ha dejado imgenes icnicas
cierta literatura historizante de alcance universal: Schiller en el Wallenstein4 o Manzoni en su
Promessi Spossi5) fue objetivo primordial de una orden que pretenda renovar los hbitos y
comportamientos de la llamada vida consagrada; frente al ordo heremiticus o el ordo
monasticus, Francisco vena a proponer la vida apostlica. Por eso la escritura franciscana
deriva inicialmente de la necesidad pastoral y solo en segundo trmino realiza los ideales
expresados en aquellos otros lemas que trataban de incorporar a sus formas de vida y a sus
emblemas las restantes rdenes religiosas, sobre todo las que profesaban el ordo monasticus,
a saber, la actividad intelectual implcita en el tolle et lege agustiniano o en el ora et labora
benedictino. El emblema franciscano, marcado por un talante tico, opt por un sencillo pax
et bonum.
Por otra parte, el entorno habitacional del franciscano, extremadamente escueto y poco
apropiado para el trabajo intelectual (no habra ms que recordar los iniciales habitculos de
la Porcincula o de Rivotorto o el captulo de las esteras, donde los hermanos llegados de
toda Europa se alojaron bajo unas sencillas esteras tendidas sobre rudimentarios soportes,
para comprobar por dnde iran los tiros de la comodidad conventual), ha podido desfavorecer
esta dedicacin a la escritura. Las celdas de los franciscanos se acercaban ms a las cuevas de
los padres del desierto y distaban mucho de los studioli en los que la iconografa medieval y
renacentista situaba a un San Jernimo. Quien conozca la celda que en Greccio, en la sacra
Valle Reatina, tuvo Buenaventura de Bagnorea, refundador de la Orden, difcilmente creer
que tales entornos o ambientes podan favorecer la dedicacin a la pluma, instrumento en el
que, a pesar de todo, la orden franciscana consigui grandes resultados, tal y como demuestra
la obra de este doctor de la Iglesia. Ni siquiera en las reducciones ameri-canas, invento ms
3 Este investigador argentino distingue fases en la relacin de la Orden con el saber: despus de la inicial
propuesta evanglica de Francisco, Buenaventura habra favorecido la preparacin intelectual en orden a un
ejercicio ms correcto de la predicacin: ordinamus quod nullus recipiatur in Ordine nostro nisi talis sit clericus qui sit compententer instructus in grammaticam vel logicam, expresan las Constituciones de Narbona. Krupsky muestra cmo ms tarde la Observancia renunciara a las letras (no vean positivamente los estudios de sus miembros) para acabar aceptando finalmente la formacin de sus sacerdotes. 4 En la primera parte de la triloga Wallenstein del clsico alemn (El campamento de Wallenstein) un capuchino
a las puertas de la sitiada Pilsen llama a los cristianos a la defensa de la fe cristiana: Ist das eine Armee von
Christen? Sind wir Trken? sind wir Antibaptisten? Treibt man so mit dem Sonntag Spott, Quid hic statis otiosi? 5 En la obra de Manzoni, el capuchino padre Cristoforo y su convento de Pecarenico se constituye en refugio
espiritual y fsico de los dbiles y de los prometidos Renzo Tramaglino e Lucia Mondella.
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franciscano que jesuita, en las que surgieron los grandes trabajos de lingstica y antropologa
misionera, los frailes menores pudieron disponer de un en-torno ms favorable para la
escritura6. Esto manifiestan, por ejemplo, las reducciones establecidas por el protoapstol de
los guaranes y traductor a su lengua del catecismo limense, Luis Bolaos7, o, ms
recientemente, la msera choza en la Araucania en la que el gran investigador del
mapundugun, Felix Jos de Augusta (nacido en Augsburgo, pero radicado en Chile), redact
su Gramtica Araucana. Todo lo cual dificult pero no impidi la fecundidad de las letras
franciscanas en Amrica y hace ms meritoria la labor intelectual realizada.
Pero a pesar de su, al menos aparentemente, menor inclinacin a la escritura, los franciscanos
han desarrollado una intensa y amplia actividad literaria y bibliogrfica en cinco reas de la
cultura religiosa:
1) la espiritualidad (la propia franciscana y la general cristiana, en ocasiones con un gran
componente mstico que desde el movimiento espiritual, fomentado por el cisterciense
Joaqun de Fiore, pervivir en los grandes contemplativos de la orden: Osuna, etc.). Una
variante de esta modalidad de escritura sera la lirica espiritual de un Celano o un Jacopone,
supuestos autores del Dies irae o del Stabat Mater.
2) la lingstica, antropologa y odeprica8 misioneras
9;
6 Con frecuencia y de manera generalizadora se iconografa la sociologa y el urbanismo de la reduccin sobre
el modelo jesuita de, por ejemplo, Altagracia (Argentina), donde esta instalacin reproduca ms o menos la
estructura de un monasterio medieval. Sin embargo, en ocasiones, las descripciones de los misioneros acercan la
reduccin franciscana ms bien a la idea de un conjunto de bohos rodeados de selva que al patrn monstico tradicional: edificio habitacional en torno a un patio anejo a la iglesia y en el que la biblioteca y la iglesia
constituan uno de sus puntos de referencia. En todo caso, los franciscanos primero (en Cuman, por ejemplo) y
posteriormente los religiosos de las otras rdenes, se esforzaron desde el primer momento de la misin en crear
en la reduccin, tal y como formula la estudiosa alicantina Beatriz Aracil (Roma, 1999, 553) con referencia a
Tlatelolco, un nuevo espacio para el indgena. 7 Luis de Bolaos sera el traductor del "Tercero Catecismo Limense" (Lima, 1585), medio de transmisin de la
fe que el III concilio de Lima (1582), cuyos hilos organizativos e ideolgicos movi el arzobispo de la capital del
virreynato Toribio de Morgrovejo, orden redactar en varios formatos (breve y mayor). Ver al respecto J. G.
Durn (ed.), El Catecismo del III Concilio Provincial de Lima y sus complementos pastorales (1584-1585).
Buenos Aires, 1982. 8 Es este, el de la odeprica (relato de viajes) misionera, un apartado bibliogrfico que ordinariamente se pasa
por alto en la historiografa general y de la Iglesia a pesar de la funcin ancilar que para la lingstica y
antropologa y para la historia de la misin pueda tener. Aparte de contribuir de manera notable a recuperar
ambientes culturales extraos e ignotos, constituye una variante de la traduccin, o al menos, un elemento
auxiliar de la misma. Ya en los orgenes de la orden franciscana tenemos frailes viajeros que dejaron testimonios
escritos a la posteridad: desde los relatos de Pian de Carpine su historia mongolorum es un documento inapreciable o Rubruck Viaje a las partes orientales del mundo, obra que caus gran inters a partir de su publicacin por W. W. Rockhill, The journey of William of Rubruck to the eastern parts of the world, 1253-55,
as narrated by himself, with two accounts of the earlier journey of John of Pian de Carpine. London: Hakluyt
Society, 1900 a los numerosas descripciones geogrficas de los misioneros del siglo XX, la orden ha sentido una gran atracin por el gnero. Por su enorme sentido de la curiosidad intelectual destacan el relato de los viajes
realizados por el general de los capuchinos Bernardino de Arezzo (a Espaa), descritos por fray Felipe de
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3) la historiografa (de la propia orden mayormente y solo de manera espordica la general);
4) la teologa;
5) y, de manera muy prolfica, en el de la reglamentacin interna de la orden, como no poda
ser menos en una que tuvo una agitada vida histrica con reformas constantes (espirituales,
observantes, alcantarinos, descalzos, capuchinos, terciarios regulares, terciarios capuchinos,
etc.). Las constituciones de estas reformas, por ejemplo, han sido documentos jurdicos que
tuvieron que sufrir las oportunas adaptaciones y traducciones.
2.- La misin lingstica de los franciscanos
Lo que afirmamos de la escritura en general, con mayor razn se puede predicar con
referencia a esa reescritura que llamamos traduccin. Slo en los apartados que acabamos de
mencionar ejercieron los franciscanos tambin de traductores. Y no es que carecieran de
conocimientos lingsticos, pues a lo largo de la historia del movimiento muchos fueron los
grandes latinistas, helenistas, arabistas y conocedores de las lenguas modernas que militaron
en las filas franciscanas. La inicial orientacin a la conversin del Islam y, ms tarde, a la
Florencia: Itinera ministri generalis Bernardino de Arezzo. Roma: Instituto Historico ofmcap., 1973. Son
ejemplos de esa odeprica que hunde sus races en lo pastoral. Por lo dems, la presencia de Espaa en el Nuevo
Continente inici un nuevo inters por parte del viajero peninsular que conectaba con la tradicin de Pere Tafur
y otros. As por ejemplo, y dejando la innumerables relaciones de conquistadores y descubridores, que tambin
podran caer bajo el epgrafe de la odeprica (las de Sarmiento de Gamboa o Cabeza de Vaca), nos encontramos
con el testimonio de Pedro Ordez de Cevallos, cannigo de Astorga y chantre de Huamanga (Ayacucho) quien
a principios del XVII, realizaba un viaje alrededor del mundo del que dej testimonio en su Historia, y viaje del
Mundo del clrigo agradecido Don Pedro Ordoez de Zevallos, a las cinco partes de la Europa, frica, Asia,
Amrica y Magalanica. Este ejemplo fue seguido por multitud de misioneros y viajeros franciscanos que dejaron
memoria de su experientia mundi. Informes y relaciones como los de San Luis Sotelo (Fr. Ludouici Soteli minoritae ... Ad Vrbanum 8. pont. max. de ecclesiae Iaponicae statu relatio, imperatoris augusti, principum,
electorum, omniumque statuum imperii cuiusque ordinis lectione digna... 1634) o relatos de viaje tales como
Maravillas de la naturaleza del colombiano Juan de Santa Gertrudis, ofm, quien a partir de Tunja realiz, en
pleno siglo XVIII, antes de que C. Mutis emprendiera su clebre expedicin botnica, una serie de viajes de exploracin misionera por zonas selvticas de Colombia; el del espaol, ya mencionado, Nicols Armentia,
Diario del Viaje al Madre de Dios (La Paz, 1887); la obra del leons Baltasar de Matallana, ofmcap, Luz en la selva (Len, 1974), que recoge los viajes por las selvas de la Guayana venezolana o la del navarro Ortiz de
Villalba, ofmcap, traductor ocasional a la lengua chibcha, son testimonios aleatorios de esa actividad cultural que
recupera no solo ambientes fsicos y espirituales, sino tambin conceptos y mentalidades de etnias extraas que
ellos descubren y trasmiten al mundo de la cultura global, haciendo del relato de viajes un tratado de etnografa.
Estos y muchos otros mencionables han continuado, en la onda espiritual de un Sahagn o un Motolina, la
recuperacin de antiguallas amerindias que hoy en da constituyen parte del patrimonio antropolgico de las naciones hispanas. 9 A este respecto, los catlogos de lingstica y antropologa hispana del Conde de la Viaza: Bibliografa
espaola de lenguas indgenas de Amrica, Madrid: Suc. de Rivadeneyra, 1892; de Antonio Tovar: Catlogo de
las lenguas de Amrica del Sur: con clasificaciones, indicaciones tipolgicas, bibliografa y mapas, Madrid:
Gredos, 1984, o del erudito franciscano M. Castro y Castro, ofm, :Lenguas indgenas americanas transmitidas por los franciscanos del siglo XVII, en AIA 48 1988 testimonian, entre muchos otros, esa prolfica dedicacin de los frailes menores a las tareas del saber humanstico con fines pastorales.
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convivencia con el mismo en Tierra Santa desarroll en la orden una implcita misin
lingstica, ms en concreto arabista. Esta misin tendra su reconocimiento en la bula
papal Gratias agimus, que pona en manos de la Orden la custodia de los Santos Lugares. En
este contexto del inters orientalista de la orden hay que situar el hecho de que cuando, siglos
ms tarde, Colbert instituya en Istambul la Escuela de Lenguas (Lcole des Jeunes de
langues), encargar su custodia precisamente al convento de capuchinos de la capital turca10
.
J. A. Guerra, ofm, ha advertido acerca de la peculiaridad de la presencia franciscana entre los
rabes al afirmar que hasta 1847, ao en que se restaur el Patriarcado Latino de Jerusaln,
los franciscanos eran los nicos pastores de las iglesias locales de rito latino. Tambin en los
inicios de la orden y en vida de Francisco, la misin alemana (compuesta por veinticinco
frailes bajo la tutela de Cesreo de Espira y Toms de Celano, 1221) enviada a la parte
transalpina del Sacro Imperio, que en esos momentos se expresaba ya en Mittelhochdeutsch o
alto medio-alemn (Francisco vive en la poca en la que reinan Federico I, Enrique V y
Federico II), supuso ya la dimensin internacional y, por consiguiente, multilingstica de la
misma. No digamos nada de las misiones que emprenden G. de Pian de Carpine ante el Gran
Khan o Giovanni de Montecorvino a la China tres siglos antes de que lo hiciera Francisco
Javier11
.
Un breve y selectivo recorrido por la misin lingstica del franciscanismo hispano, pues de l
tratamos, tendra que mencionar, a ttulo de ejemplos, grandes figuras de la traduccin o de la
expresin fornea, mayormente latina, de la orden franciscana:
10
A pesar de que con el tiempo se encargar su tutela a los jesuitas, estos jvenes estuvieron inicialmente
tutelados en Istambul por los capuchinos. Ver al respecto Marie de Testa y Antoine Gautier, en De
ltablissement des Pres capucins Constantinople la fondation de lcole des jeunes de langues (1626-1669), en Drogmans et diplomates europens auprs de la Porte ottomane, Istabul: ISIS, 2003. 11
A lo largo de su vida, Francisco ha observado y realizado el euntes ergo docete omnes gentes (Lc. 24,47)
evanglico, mandato que llevaba implcito el imperativo lingstico y la misin viajera expresada explcitamente en las fuentes del cristianismo, ms en concreto en la venida del Espritu, relatada en los Hechos
de los Apstoles. El don de leguas recibido por los apstoles tendra que ser adquirido por sus sucesores con el
estudio y el esfuerzo, tal y como Pablo en su I carta a los Corintios haba advertido: el don de lenguas pasar. La vida de Francisco contiene seales de esta misin lingstica y viajera ligada a lo pastoral, pues, adems de
sus numerosos viajes que testimonian un estado de itinerancia, conoca el latn y el romance italiano y
posiblemente habra hablado el francs. Las fuentes franciscanas (Celano I o la Legenda Maior) nos dan noticia
de su encuentro con el sultn de Egipto en Damieta sin hacer alusin a una posible mediacin de intrpretes.
Cabra conjeturar que o bien l o bien su compaero de fatigas viajeras, fray Iluminado, dominaban el rabe.
Cierto es que a lo largo de la historia los franciscanos han rendido enormes servicios en este campo de la
lingstica misionera: desde la labor de los Doce Apstoles mejicanos hasta los trabajos de un Nicols Armentia,
ofm, con referencia a la lengua Shipibo de Bolivia (Vocabulario del Idioma Shipibo del Ucayali, en Boletn de la Sociedad geogrfica de La Paz, I, No.1) o los de un Cesreo de Armellada, ofmcap, con referencia a la
motilona de Venezuela todos ellos pueden considerarse una derivada moral del precepto evangelizador. Conviene
recordar que el lego franciscano Tecto haba denominado sus trabajos lingsticos aquella teologa desconocida por San Agustn.
-
- 15 -
-Bernardino de Laredo, sevillano a pesar del apellido, quien posea a la perfeccin el griego,
latn y hebreo, y que, clebre como autor de la Subida al Monte Sion, redactara en latn su
trabajo Methaphora medicinae (Sevilla, 1522);
-el salmaticense, que no salmantino, Diego de Estella, polglota quien, adems de conocer el
hebreo, el griego, el francs y el portugus, redactaba en latn sus comentarios al evangelio de
San Lucas, lo que le costara un encontronazo con la Inquisicin;
-el mstico Francisco de Osuna, que redactaba en latn sus comentarios sobre los evangelios
Pars meridionalis, in accomodas hisce temporibus allegorias (1533);
- el castellano fray Diego Navarro, que traduca del portugus la Crnica de la Orden de los
Frailes Menores (Alcal de Henares, 1559), debida a la pluma del fraile portugus fray
Marcos de Lisboa12
;
-el huamango Jernimo de Or, quien, aparte de sus traducciones de textos misioneros a las
lenguas incaicas, redactaba a finales del XVI un compendio en latn de las declaraciones
papales sobre la regla de san Francisco: Compedium declarationrum tum Summorum
Pontificum super evangelican Regulam Seraphici patris nostri Francisci (Madrid, 1584);
-Lucas Wadingo, erudito irlands autor de los clebres Annales, que en Salamanca, Len y
Alba de Tormes, continu durante unos aos su Lehr- und Wanderjahre hasta establecerse en
el convento de San Isidoro en Roma13
;
-Diego de Cea, ofm, que formulaba su Archiologia sacra principum apostolorum Petri et
Pauli (Roma, 1636);
-Juan Etn Nio, ofm, confesor de la infanta Margarita de Austria, que se encargaba de
corregir y ordenar la versin castellana de la Vita Christi de Ludolpho de Sajonia, traducida a
su vez por el poliglota franciscano Ambrosio Montesino;
-Gabriel Noboa, ofm, que escriba en latn su Palaestra mariana apologtica (Salamanca,
1699), vindicacin de la Mstica ciudad de sor M. Jess de Agreda;
-Jos de Madrid, ofmcap, que traduca en 1709 las Chronicas de los frailes menores
capuchinos.. .del idioma latino en castellano de los Anales que escribio el P. Marcelino de
Pise;
12
La traduccin de la segunda parte se debera a fray Philippe de Sosa, ofm, Parte segunda de las chronicas de
los frayles menores... traduzida de la lengua portuguesa en nuestro vulgar castellano por... Fr. Philippe de Sosa.
Alcal de Henares: Andrs Angulo, 1567. 13
Sus andaduras hispanas las relata M. de Castro, ofm, Wadding and the Iberian Peninsula en Franciscan Fathers (eds.) Father Luke Wadding. Dublin: Clonmore end Reynolds, 1957.
-
- 16 -
-el valenciano Eugenio de Potries, ofmcap, restaurador de la orden en la Provenza de la
posrevolucin, quien se expresara, tanto oralmente como por escrito, en valenciano, espaol,
francs e italiano, amn del latn, en los diferentes estadios de su vida.
Ya en el siglo XX, las traducciones de los clsicos latinos realizadas por el colombiano
Arcila, las traducciones al espaol de las grandes obras clsicas del pensamiento religiosos
realizadas por Sanz Montes, Gmez Chao, Len Amors, Bernardo Aperribay, Miguel
Oromi, ofm, (las de san Buenaventura); Alejandro de Villalmonte, ofmcap, y Felix Alluntis,
ofm, (las de Duns Escoto); Juan Bautista Gomis, ofm, y Contardo de Miglioranza, ofm, (las
de San Antonio de Padua) y S. Galms (las de Raimundo Lulio) son testimonios actuales de
esa misin lingstica de los franciscanos que, arrancando de las lenguas clsicas, derivaba
tambin a las lenguas modernas, incluso ms all del italiano, lengua con la que el franciscano
espaol ha estado umbilicalmente unido14
. La labor de Tefilo de Gusendos, ofmcap, autor de
una crestomata griega y traductor del exhaustivo manual de espiritualidad franciscana del
alemn B. Goebel von Walwig, ofmcap, Mit Franziskus vor Gott, (Con S. Francisco ante
Dios, Madrid, 1964), de J. L. Albizu, ofm, traductor de las obras del historiador alemn de la
orden Esser15
, de J. A. Guerra, J. M. Beltrn, ofm y L. Iriarte, ofmcap, traductores de los
escritos, o de Rafael Fuster, ofm, traductor de las Florecillas de Santa Clara16, son
14
La formacin de muchos frailes que, una vez acabada la carrera eclesistica en Espaa o en las naciones
americanas, continuaban su formacin en las universidades romanas; el domicilio romano de las instituciones
cientficas de las rdenes (el Antonianum franciscano o el Laurentianum capuchino, por ejemplo) o los viajes a
Italia con ocasin de captulos y otros eventos externos o internos de la orden les hacan depender con frecuencia
de la expresin italiana en sus relaciones y trabajos: Jos de Sevilla, ofmcap, traduca la Vida del venerable...
fray Bernardo de Corlen... compuesta por el R. P. fr. Benito de Miln... (Madrid, 1683); Eugenio de Carcagente,
ofmcap, escriba en italiano su historia de la misiones capuchinas en Colombia (Missioni dei PP. Cappuccini
nella Colombia); el insigne historiador Melchor de Pobladura, ofmcap, realiz su historia de la orden en italiano
(La bella e santa riforma dei frati minori cappuccini" / testi scelti e ordinati da P. Melchiorre da Pobladura;
Roma, 1943. Se trata de una especie de florecillas capuchinas) adems de traducir del francs la obra de Gratien de Paris, ofmcap, S. Francisco de Ass: Su personalidad, su espiritualidad. (trad. de la 2a. ed. francesa.
Madrid: Bruno del Amo, 1932). Este ilustre leons public adems en Italia la Historia Generalis Ordinis
Fratrum Minorum Capuccinorum, Roma, 1948 y ss., la Historia ordinis fratrum minorum capuccinorum: 1525-
1593, escrita por Bernardino de Colpetrazzo, (in lucem editus a P. Melchiore a Pobladura, Perusa, 1961), as
como las Relationes de origine ordinis minorom capuccinorum in lucem editae a P. Melchiore Pobladura, Assisi:
1937. Por su parte, Isidoro de Villapadierna publicara en italiano la Bibliografia de Santa Chiara di Assisi,
1930-1933 (Roma: Istituto Storico dei Cappuccini, 1994) as como la historia de las misiones capuchinas en el
Congo (La missio antiqua dei Cappuccini nel Congo..., Roma, 1978). Por su parte L. de Iriarte historio en italiano una faceta de su historia: Origini e primo svilupo delle clarisse cappuccine 1535-1611. I frati
cappuccini. Documenti e testimonianze del primo secolo. Roma/ Perugia, 1992. 15
Ha traducido entre otras obras de K. Esser, Temas espirituales, Oate: Edit. Franciscana Arnzazu, 1980 y La
orden franciscana. Orgenes e ideales. Oate, 1976. Remitimos al trabajo de C. Cullar. 16
La obra se debe a Piero Bargellini, alcalde de Florencia (1960-61), hagigrafo franciscanista y editor.
-
- 17 -
ejemplos de una actividad a la que forzosamente debi preceder la dedicacin a los entresijos
del lenguaje de cada una de las lenguas17
.
Y en este contexto de la misin lingstica franciscana hay que mencionar los conocimientos
de hebreo mostrados por destacados exgetas bblicos de las rdenes, tales como Pelegrn de
Manresa, ofmcap, traductor de algunos libros de la Biblia, Carlos de Villapadierna, Santos de
Correa o Domingo Montero, todos ellos ofmcap, traductores del Nuevo Testamento; as como
los trabajos pioneros en lenguas de misin desde los de Andrs de Olmos, Juan Bautista,
Matturino Gilberti o Diego Landa, ofm, hasta los ms recientes de Esteban de Uterga
(Catecismo Hispano-goajiro) o los de Basilio Barral, ofmcap, (sobre los indios guaraunos y
su cancionero), no todos ellos recogidos en la bibliografa de Antonio Tovar18.
3.- Caracterizacin de la traductografa en las rdenes franciscanas
Por los ejemplos mencionados se comprueba que la actividad versora en la orden ha sido
mayormente una derivada de su inters pastoral, espiritual y evangelizador. Los mencionados
traductores de la Biblia, de tratados de espiritualidad o de historia franciscana son casos
caracterizadores y caractersticos de la traductografa realizada en el interior de las rdenes
franciscanas. Y esto con dos peculiaridades que separan la actividad practicada en la orden del
concepto reglado de traduccin vigente hoy en da en la teora e historia de la traduccin:
1) En el caso de las traducciones misioneras o evangelizadoras, el concepto traduccin debe
emplearse en sentido lato, pues muchas versiones carecen de TO, producindose lo que
podamos llamar la traduccin cultural. Cuando Motolina redactaba, si fue l quien las
redact, sus representaciones teatrales en nahua (La cada de nuestro primeros padres Adn y
Eva, 1539, Tlaxcala), Sahagn recuperaba los huehuetlatolli o Jernimo de Or traduca sus
sermonarios o confesionarios, ms que vertiendo textos previos, estaban transladando y
recuperando culturas, mentalidades: la azteca para el espaol en el caso de Sahagn o la
cristiana para los incas en el caso de Motolina u Or. El esquema procesual de muchas de
estas traducciones (las de los huehuetlatolli, por ejemplo) no sera el corriente esquema
textocntrico
17
Quizs la mencin de estos nombres y sus obras pueda trasmitir la impresin de que la misin lingstica se
orientaba solo al ejercicio pastoral. No es as: a lo largo de la historia de la orden, ha habido eruditos
franciscanos dedicados al estudio de las lenguas con sentido autotlico. La crestomata griega de Cornelio de San
Felices y Tefilo de Gusendos es buen ejemplo de ello. 18
Antonio Tovar, Catlogo de las lenguas de Amrica del Sur. Madrid: Gredos, 1984
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texto original (mutatis mutandis) = texto meta
sino ms bien
lengua/cultura de partida (texto de partida) = lengua/texto meta
Cabra hablar pues de una actividad traductora en la que el elemento de partida, ms que un
texto, es el acervo mental que una lengua expresa (=cultura), mentalidad que, sin embargo, s
produce textos terminales que generan lo que podemos llamar la esencia de la traduccin19
: la
interculturacin. Es este un caso que quizs no sea tan nico como pudiera parecer, pues esto
haban hecho ya Cirilo y Metodio al traducir la liturgia catlica al primitivo eslavo
eclesistico o un Mikkel Agricola cuando verta al finlands y a la cultura reformada de este
pueblo el ordinario de la misa.
2) Por otra parte, junto a esta traduccin sin texto de partida preciso, en la traductografa
franciscana encontramos versiones, ms que annimas, colectivizadas, es decir, versiones
que, disponiendo, s, de texto original, carecen de autor individual. Son casos en los que se
puede hablar de versin socializada: la versin de las reglas y constituciones es
normalmente una redaccin colectiva. Ms abajo volvemos sobre el asunto.
Son las que preceden precisiones indispensables a la hora de trazar una historia de la
traduccin franciscana. Y en este contexto de historia traductora dentro de la orden, es
perentorio analizar la labor traductogrfica que en el mbito espaol experimentaron los
textos fundamentales del movimiento franciscano, es decir, las llamadas fuentes
franciscanas, origen de la cosmovisin franciscana, con especial referencia a las Florecillas,
ya que ellas ha fundado la moderna iconografa franciscana. Y huelga decir, en este contexto,
que el franciscanismo y sus textos han sido uno de los fermentos culturales de mayor
trascendencia en la historia del mundo occidental.
4.- Traductografa espaola de las fuentes franciscanas
4.1.- Qu se entiende por fuentes franciscanas?
El trmino fuentes franciscanas hace tiempo que circula como acuacin propia en la
bibliografa franciscanista. En 1977, el Movimento Francescano (Assisi) reuni bajo este
epgrafe, Fonti Francescane, tanto los escritos de san Francisco y santa Clara como las
19
Con frecuencia se han utilizado trminos negativos como aculturacin, inculturacin o transculturacin
trminos a los que dio paso el antroplogo cubano Fernando Ortiz para referirse al mestizaje producido en Hispanoamrica. Creo que hace mayor justicia a la realidad histrica si se habla de interculturacin o mestizaje, pues este constituye la quintaesencia de lo hispanoamericano.
-
- 19 -
biografas y crnicas de la poca referidas a esta pareja estelar del humanismo cristiano
prerrenacentista. Ya muchos aos antes, en los fatdicos aos 40, en el franciscanismo alemn
se hablaba de Franziskus-Quellen, trmino que figura en los registros bibliotecarios alemanes.
Por los aos sesenta y setenta del pasado siglo aparece el trmino en la bibliografa inglesa y
francesa. Hace pocos aos, en 2004, Prospero Rivi, revis en su Breve Introduzione alle
Fonti Francescane (Assisi: Porziuncula, 2004) el concepto dando por sentado la validez
crtica del mismo. En efecto, con el trmino Fonti francescane, se hace referencia pues a los
escritos de los que derivaron tanto la espiritualidad como la administracin o gestin inicial
de las rdenes franciscanas: aparte de las reglas, los escritos fundadores de la espiritualidad y
de la cosmovisin franciscanas tales como las Florecillas, las vidas sanfranciscanas (Celano,
Buenaventura, la Leyenda de los tres compaeros), las cartas de los fundadores Francisco y
Clara, el Cntico de las creaturas y otros escritos de ambos. El nmero de estos vara segn
los criterios apreciativos de cada edicin: mientras son una cincuentena los escritos que en la
edicin espaola de la BAC (Madrid, 2010) se corresponden a esas fuentes franciscanas (se
incluyen un total de 42 textos entre escritos y biografas antiguas), la edicin italiana de las
fuentes recoge una ochentena larga, introduciendo crnicas menores que tienen un valor
bibliogrfico ms que espiritual. Tal, por ejemplo, el caso de la crnica del clrigo leons
Lucas de Tuy, que la edicin italiana recoge, no hacindolo la espaola. Por su parte, el
Directorio franciscano online20
incluye cuarenta escritos de Francisco, 10 de Clara, las
Florecillas, los documentos oficiales (11, sobre todo las reglas y constituciones, estas solo de
los frailes menores, no de los capuchinos), 10 fuentes biogrficas propiamente dichas (las dos
de Celano, Buenaventura, Crnica de Giano, el Annimo y la Leyenda de Perusa, la de los
tres compaeros, el Espejo de perfeccin y Leyenda de Santa Clara). Todos ellos forman
parte, en mayor o menor grado, del canon de esa segunda biblia de los frailes menores que
son naturalmente despus de la cristiana sus fuentes franciscanas. Complemento
ineludible de estas fuentes cannicas deberan ser las constituciones de cada una de las
rdenes que, obviamente, dadas su complejidad y variedad no se recogen en las colecciones, a
pesar de ser la aplicacin de las reglas al espritu de cada una de las rdenes.
20
Ver www.franciscanos.org/fuentes/sc00.html.
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- 20 -
4.2.- La recepcin traductora y bibliogrfica de las fuentes franciscanas
Es evidente que el tema traduccin de las fuentes franciscanas da para un tratamiento ms
extenso que el que nos permite la actual ocasin. Inicialmente, cabra suponer, dadas la
vitalidad y rpida expansin del movimiento franciscano de las que da fe aquel primer
captulo que ya en vida de Francisco tuvo lugar en Ass y al que acudieron centenares de
frailes de toda Europa tendran que haber producido andando el tiempo, una vez que el latn
dej de ser la lengua vehicular de las relaciones internacionales internas de la orden, una
activa labor de traduccin. Con referencia al franciscanismo hispano no es as. Cuando el
investigador rastrea la historia de la recepcin de sus fuentes en Espaa, se extraa de cmo
pudo surgir la efectividad del espritu franciscano con tal amplitud y con su variopinta serie
de formas y reformas. Estas necesariamente tenan que depender de sus textos fundacionales
que, por cierto, estaban en latn. Un reciente trabajo (Rafael M. Prez Garca, 2009) acerca de
las existencias bibliogrficas en un convento franciscano a mediados del siglo XVII, el de La
Puebla de Alcocer extremea21
, muestra que las bibliotecas conventuales estaban lejos de la
riqueza bibliogrfica ostentada por las monsticas, dato por lo dems fcilmente asumible, si
se piensa en la localizacin un tanto apartada de los conventos espaoles (el de Belvis de
Monroy, de donde salieron los Doce Apstoles para su misin en Nueva Espaa, el de El
Espinar en Segovia, el de Zalamea o el mencionado de La Puebla de Alcocer, por ejemplo).
Pero adems el trabajo pone de manifiesto un aspecto que parece caracterizar la traductografa
franciscana espaola: de un total de 60 ttulos de autor franciscano presentes en la biblioteca a
mediados del siglo XVIII, ninguno de ellos recoge una versin verncula de las fuentes:
biografas, reglas, etc. Si tal era la relacin bibliogrfica de los frailes menores a sus fuentes,
cabe cuestionarse la disponibilidad que tendran los seglares penitentes de la VOT (OFS) de
los textos fundacionales en los que se describan los paradigmas de vida que pretendan
profesar. No dependeran ms bien de la comunicacin oral de los frailes? Vistos los fondos
conventuales que, en ocasiones, se remontan a una tradicin bibliogrfica de siglos, nos
inclinamos por lo segundo, es decir, por creer que seran las lecturas comunes y la predicacin
las que transmitan el espritu franciscano. La Biblioteca Nacional no conserva ningn texto
de este tipo dedicado a la OFS que se pudiera entregar al fiel que quisiera seguir las pautas de
21
El trabajo mencionado es un ejemplo que puede ser indicativo de lo que suceda en muchos otros conventos
hoy desaparecidos. Las grandes bibliotecas conventuales de hoy en da (Santiago, Cisneros, Masamagrell, Jess
de Medinaceli, etc.) son en parte producto de la acumulacin de libros fugitivos de otras casas. Obviamente no todas eran tan abundantes las mencionadas.
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- 21 -
su comportamiento. Cabe suponer que la Tercera Orden Regular tendra un ms fcil acceso
al ser muchos de sus miembros personas letradas segn los parmetros de la orden.
Traducciones de las reglas hubo a partir del XVI tal y como demuestran los registros de Palau
y Dulcet, aunque no muchas, y los debates acerca de la interpretacin de las mismas se
desarrollaba en latn, como ponen de manifiesto, p. e., la obra de Or o las Controvesiae
viginti quinque super regulan Fratrum Minorum (Alcal, 1642) de Francisco Luengo de san
Benardino. Sin duda, superiores, maestros de novicios y padres espirituales seran los
transmisores de ese espritu, pues es evidente y esto hay que ponerlo en el debe de las
rdenes, que en el mbito hispano hasta el siglo XIX no existe una accesibilidad neta en
lengua verncula a los textos fundadores. Wadingo redact sus Annales a principios de siglo
XVII en latn. El latn del franciscano irlands, profesor de Salamanca, era asequible a
todos? Desde un punto de vista lingstico cabe decir que la formacin espiritual que se
imparta a los frailes contrastaba con la pastoral que se realizaba en territorios de misin (en la
que lo vernacular tena una gran importancia) sobre todo si se tiene en cuenta que incluso eran
abundantes los sacerdotes sin mayor formacin (sacerdotes de misa y olla). Motolina o
Sahagn, que haban pasado por las universidades espaolas, habrn podido conocer las
primeras ediciones de las vidas sanfranciscanas en latn22
. Pero el hermano lego dedicado a la
recogida de limosnas en el convento d Cuernavaca o el hermano portero de Santiago de
Compostela, habr podido leer una regla expresada en latn? Aparte de las lecturas
comunitarias (una de las biografas de Celano se escribi ad usum chori) tendra acceso
directo a la biografa de Celano en sus meditaciones?
En todo caso, con referencia a la accesibilidad lingstica a los textos franciscanos, se impone
hacer una diferenciacin fundamental: Los textos de carcter biogrfico por una parte, los
constituyentes y legislativos (reglas y constituciones) por otra, y, finalmente, los textos de
espiritualidad, a saber, las Florecillas, oraciones y el Cntico. De los primeros no abundaran
las traducciones y habra que esperar a la oleada de franciscanismo cultural de la segunda
mitad del XIX para ver versiones hispanas23
; los segundos gozaran de una relativa mayor
22
A este respecto cabe sealar que la composicin intelectualmente heterognea de la fraternidad oblig, por
ejemplo, a que la instruccin emanada del general de la Orden para los Doce Apstoles que se dirigan a Mjico,
redactada en Santa Mara de los ngeles, por el ministro general de la orden, el espaol Francisco de los ngeles
Quiones, se tuviera que hacer en latn y en castellano tal y como recoge Sebastin Garca en las Actas del II
Congreso Internacional sobre Los Franciscanos en el Nuevo Mundo. 23
Un examen de la bibliografa constata que mientras el Floreto dispona de una versin incunable, para le
versin romance de las vidas de Celano hay que esperar hasta bien entrado el siglo XX.
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- 22 -
accesibilidad por parte de los miembros letrados de la orden, no tanto por el conjunto de la
hermandad, y los terceros han sido prcticamente inaccesibles.
Tanto en el caso de los textos legislativos como en el de las biografas y escritos
sanfranciscanos, la traduccin de los mismos acusa el defecto ms fundamental de la historia
de la traduccin: la transparencia social del traductor, es decir, la ausencia del nombre y
personalidad del mismo en las versiones que sirven a las fraternidades de norma de vida. As,
por ejemplo, las reglas y constituciones de la Orden Tercera que se publican a mediados del
siglo XVIII (Regla que el Papa Leon Decimo dio a los religiosos y Religiosas, comnmente
llamados de la Tercera Orden de los Penitentes, o de la Penitencia...) o la versin castellana
y antolgica de reglas femeninas que aparece en a mediados del XVIII (Indice de las reglas
Capitulos, y tratados de las ordenaciones Generales, para todas las Religiosas de esta
Familia Cismontana, sujetas a las Orden de Nuestro P.S: Francisco. Que inclua de las
clarisas, de concepcionista... la Regla de Santa Clara) carecen absolutamente de referencia
autorial. Y del mismo defecto adolecen las versiones ms recientes de las constituciones24
de
las rdenes que, en ocasiones, vienen firmadas por un comit de redaccin. Sin embargo,
manifiestan una cierta conciencia de la importancia de la voz traductora al advertir de la
canonicidad de la versin. As, por ejemplo, la edicin castellana de las Constituciones de los
hermanos menores capuchinos de 1971 y 1990, en las que se indica que la traduccin
espaola es obra de un grupo de expertos designados por la Conferencia Ibrica de
Capuchinos. En todo caso no deja de ser chocante que, para sancionar esa voz castellana,
el ministro general Pasquale Rywalslki, que posiblemente no tena la correspondiente
autoridad lingstica (al respecto cabra recordar aquel sabio principio de Caesar non est
supra grammaticos), declarara en una portadilla que la presente traduccin de las Cons-
tituciones de los Hermanos Menores Capuchinos es fiel al texto aprobado por el Ca-ptulo
general. Este extremo es evidente prueba 1) de la volatilidad social del tra-ductor y 2) de la
manera de elaborar este tipo de fuentes, los textos legislativos, en los que un fedatario deba
garantizar la correccin y exactitud de la versin.25
En ocasiones consta que los textos
terminales se han sometido a una revisin colectiva que discuta y fijaba interpretacin y
versin correctas. As, la Comisin encargada de la redaccin y traduccin de las
24
Las constituciones de las rdenes constituyen una fuente importante de la vida religiosa franciscana que, sin
embargo, por razones de amplitud y diversidad no forman parte de la biblia franciscana que llamamos fonti franciscane, pero que desde el punto de vista de la sociologa de la traduccin merecera captulo aparte. 25
La edicin de las constituciones capuchinas del 99 lleva tambin la correspondiente apostilla.
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- 23 -
Constituciones capuchinas del 2000 propona, para recoger las variantes interpretativas del
texto terminal, una plantilla en la que se contrastase el TO, el TT oficial y el TT propuesto26
por cada uno de los miembros de la Comisin.
Resumiendo el estado histrico de recepcin verncula de los textos fundacionales
franciscanos, se puede establecer que, exceptuados los estrictamente legislativos reglas y
constituciones, existe un paralelismo entre la recepcin que de los mismos se dio en el
interior de la orden y la que tuvo el catolicismo espaol de sus fuentes textuales, es decir, la
Biblia. Como se sabe, la versin de esta fue en ms de una ocasin sospechosa de hereja.
Cabe suponer que ms ha sido el espritu, transmitido oralmente, que la letra, transmitida por
escrito y no siempre accesible, el que informaba esa gama de formas de vida consagrada que
llamamos franciscanismo hispano. Si exceptuamos la Legenda Maior de Buenaventura, eran
mayormente las glosas poticas y biografas san-franciscanas las de Gabriel de Mata, Luis de
Rebolledo o Andrs de Abreu, J. de Soria Butrn, todos ofm27, las que trasmitan el mensaje
franciscano, aunque no a travs de sus textos sino de sus intrpretes. Y las Florecillas, el texto
ms universal del fran-ciscanismo de los ltimos siglos, no constituyen una excepcin en este
panorama. A ellas paso a referirme.
5.- Entidad y significado de las Florecillas en el contexto de las Fuentes. Las Florecillas
como tradicin y como traduccin.
En el contexto de ese casi medio centenar largo de escritos de diversa longitud (desde el
cuarto de pgina hasta los centenares de ellas), hay dos escritos que destacan sobre todos por
26
La normativa enviada a cada uno de los miembros de la Comisin explicita la importancia de las diferentes
interpretaciones a partir del texto latino: Para facilitar el estudio de las propuestas, los nuevos textos han sido dispuestos en forma sinptica: en la primera columna hemos colocado el texto latino de las actuales
Constituciones, referencia de partida para todo desarrollo ulterior; en la segunda columna la traduccin del
mismo en la propia lengua; en la tercera columna el texto en la propia lengua de la Propuesta de revisin. En
esta misma tercera columna, el texto de cada prrafo est precedido por una indicacin: texto actual (si al texto
actualmente en vigor no se le propone ninguna modificacin); texto actual con integraciones (si al texto actual,
que se mantiene, se le agregan nuevos elementos); texto actual con modificaciones (si se aportan modificaciones
al texto); texto actual con modificaciones e integraciones (si el texto actual es en parte modificado y si se le
agregan nuevos elementos); texto nuevo (si el texto es totalmente nuevo). 27
Fueron numerosas las glosas biogrficas del Fundador que, a partir de del XVI, surgieron en la hagiografa
espaola. Las de Gabriel de Mata, Primera, segunda y tercera parte, del Cavallero Asissio, en el nacimiento,
vida y muerte del Seraphico padre sant Francisco. En octava riva. Bilbao 1587; Luis de Rebolledo, Primera
parte de la Chronica general de N. Seraphico P. S. Francisco, y su apostlica orden. Sevilla, 1598; Andrs de
Abreu Vida del serafin en carne y vera efigies de Christo San Francisco de Asis / compuesta por el ... Fr. Andrs
de Abreu ... Orden Serafico de la Provincia de Canarias, Madrid 1692; Fco. M. de Melo, seglar, El mayor
pequeo. Vida y muerte del Serafin humano Francisco de Ass. Lisboa, 1647; Bernardo Cornejo, Chronica
Seraphica. Vida del gran Padre San Francisco y de sus primeros discpulos. Madrid, 1682, son buen testimonio
de ello.
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- 24 -
su importancia y difusin: el Cntico de las creaturas y las Florecillas, posiblemente los
textos fundadores ms destacados de la espiritualidad social del franciscanismo. Con el
trmino espiritualidad social me refiero a aquella espiritualidad que, saliendo de las paredes
del convento, se hace vida colectiva, cultura de convivencia, leyenda popular. El Cntico,
considerado uno de los textos precursores del humanismo, tiene, lo mismo que los Laudes,
aunque estos en menor escala, un carcter oracional y, siendo escritos menores en cuanto a la
extensin, tienen un uso peculiar, es decir, no de consumo lector (no se entienda el trmino
consumo en sentido negativo) como las Florecillas. Volviendo pues a estas, es perentorio
admitir que, dado su carcter popular (a ellas se les puede aplicar la teora critico-literaria del
romanticismo alemn, sobre todo de Fr. Schlegel, para quien la obra naf era un producto del
espritu de una colectividad), es obvio que esta obra haya sido la que recientemente ms haya
marcado la imagen de san Francisco en el arte, en la historia, en la literatura y en la piedad
popular. Pocos terciarios franciscanos quizs hayan ledo las biografasde Celano o san
Buenaventura. Dudo de que sean numerosos los grandes escritores sanfranciscanistas de los
siglos XIX y XX (Verdaguer, Chesterton, Rilke, Sabatier, Renan, Salvaneschi, Pardo Bazn,
Rubn Daro, N. Kazanzakis, H. Bll, H. Hesse, algunos de ellos terciarios), o los ocasionales
cineastas franciscanistas (Rosellini y Fellini, realizadores del inolvidable Francesco giulare di
Dio, cuya esttica parecen haber tomado de las ilustraciones de las Florecillas de Segrelles)
hayan llegado a conocer a Francisco a travs de las biografas de Celano, la Legenda maior y
minor, o el Speculum perfectionis. Pero es difcil pensar que no lo hayan hecho a travs del
Floreto28
, especie de florecillas en romance castellano que en Espaa sustituy inicialmente a
las Florecillas o, ms tarde, a travs de la lectura de estas, que son al franciscanismo lo que el
romance a la literatura espaola, la balada al romanticismo alemn o la psalmos a la piedad
cristiana: un escrito fundacional de carcter universal.
Posiblemente la teora del lector implcito propuesta en la moderna teora de la recepcin
por Wolfgan Iser (entendido este como una instancia que intencionalmente compone y
modifica la escritura) se podra aplicar de manera paradigmtica al caso de las Florecillas.
Nunca un escrito (mejor sera hablar de un hablado, pues la oralidad fue definitiva en la
constitucin del corpus textual de las Florecillas) ha surgido con el ms explcito lector
implcito. De ah su amplia y ms que rpida propagacin por todo el mundo. Tiene razn
28
Este texto impreso en romance en la imprenta de Ungut de Sevilla en 1492 es, segn Iriarte, la versin del
Annimo de Perusa. Otros lo hacen obra espaola redactada en latn, quiz de la mano de Cisneros, y pronto
traducida para extensin de la reforma franciscana.
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Sebastin Lpez, ofm, traductor y franciscanista, cuando en su Introduccin a la edicin de
la BAC de las Florecillas insiste en el carcter oral colectivo del relato, al que en cada
recitado se va aadiendo un ramo ms hasta formar el magnfico ramillete: los relatos, ya
poticos y bellos en origen por el espritu que les dio vida, se fueron transmitiendo de una
generacin a otra, de eremitorio en eremitorio, para alimentar aquellos coloquios espirituales
en que el novicio imberbe escuchaba boquiabierto, los recuerdos y las sentencias de los
veteranos. Y como era normal, al pasar de un narrador a otro fueron adornados y nuevamente
poetizados segn la fantasa del mismo (en A. Guerra, Madrid, 2006, pag. 795). Si
profundizamos en el acertado statement del bibliotecario del convento madrileo de Cisneros,
nos percataremos de que con ello nos est describiendo uno de los muchos procesos de
traduccin: el que recoge por escrito la oralidad. La escritura de lo oral no es ms que una
especie de versin... sin original escrito. Cuando Hugolino de Santa Mara pona por escrito
los Actus beati Francisci et sociorum ejus, base de los posteriores I Fioretti29
, traduca en
escritura el original oral de estos relatos, relatos a los que un annimo toscano dara su
versin definitiva en romance como i fioretti, designacin que recoga lo que el latn
expresaba como florilegio, por derivacin de la flos sanctorum.
Creemos que se distorsiona la percepcin de este texto cuando se le incluye, tal y como hace
el volumen de Fonti francescane, dentro de las Biografie di Francesco dAssisi. No
queremos decir con ello que estas florecillas carezcan de valor histrico-biogrfico, sino
que en ellas prima el valor moralizante y en cuanto tal tienen un valor semejante al que en la
Antigedad pudieron tener las vidas paralelas de Plutarco, orientadas a conseguir un
paralelismo biogrfico, o en la Edad Media la Flos sanctorum de Vorgine, en la que el efecto
apelativo que Bhler seala al lenguaje, se sobrepona al expresivo o informativo. Tambin
podramos aludir a la teora de los actos de habla de Austin. La lectura de este texto produce
un innegable efecto perlocutivo: tal es la fuerza que tienen estos relatos. En este sentido tiene
razn el introductor de I Fioretti en la edicin italiana de las Fonti, Feliciano Olgiati (Assisi:
2004, 864), cuando salva el valor histrico pero advierte: Questo volgarizzamento, assurto a
tanta celebrit, propone indubbiamente gesti e parole di Fracesco, che, nella sostanza,
possono considerarsi storici o di tradizioni orale de buona vena, e solo talvolta fioritura
leggendaria. Pero una loro utilizzazione occorre tuttavia molta cautela. Por eso Cambell
29
Las discusiones acerca de la prelacin cronolgica de uno u otro texto ya parece estar dirimida a favor de los
Actus.
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(Ass, 1988, 19), editor del Actus Beati Francisci avisaba tambin: Quando se parla de
storicit, non bisogna dimenticare la legge dei generi letterari: nell apologo, nella parabola
o nella favola il maraviglioso non che una forma letteraria; bisogna comprender lo scopo
esatto del narratore prima di acusarlo de falso30
. Dentro, de un canon universal de la
literatura, hay que situar este texto, ms en el squito del Calila e Dimna que en el de
Herodoto o Tucdides. Es una obra de exemplos, ms que de informacin. O si se quiere, es
una legenda urea del franciscanismo, entendido este como una forma de ser moral de valor
universal. Huelga decir que el trmino leyenda no tiene otro sentido que el etimolgico: lo
que hay que leer.
En cuanto a la historia de su traduccin es chocante de nuevo que en el franciscanismo
hispano haya tardado en aparecer esta obrita de devocin que en Italia debi circular por los
conventos desde temprana fecha por lo que de programtico tena. Ya antes de 1500 se
imprimen en Italia 13 ediciones, segn afirmacin de Cambell (Ass, 1988) y principios del
XVI circula una versin bajo el ttulo de Questi sono li Fioretti de sancto Francesco. Venetia:
per me Zorzo de Rusconi milanese, 1502, a la que seguira un sinnmero de versiones a lo
largo del siglo31
que sirvieron de lectura a una poca marcada por la efervescencia religiosa
que supone la llegada del humanismo y de la Reforma. Cabe imaginarse al simple y ejemplar
Felice de Cantalice (san Felix de Cantalicio en espaol, inmortalizado en repetidas ocasiones
por nuestro Murillo) enfrascado en la lectura, no de la biografa cannica de San Francisco, la
de san Buenaventura, aunque quizs la oyera en las lecturas de refectorio, cuanto en la lectura
de los sincopados relatos de las Florecillas. En Espaa dispusimos desde 1492 de una versin
annima del Floreto32
que tal vez haya podido hacer sombra a I Fioretti. A partir del XIX, el
relato italiano entra masivamente en nuestra lengua33
. Tambin es difcil imaginarse a un
Pedro de Mena inspirndose en las biografas clsicas a la hora de tallar esa obra maestra de
la imaginera clsica espaola que es el San Francisco en xtasis de la Catedral de Toledo.
30
La muerte sorprendi a este investigador franciscanista antes de que emprendiera la edicin de la obra. De ella
se encargaron M. Bigaroni y G. Boccali (ed.), Actus Beati Francisci et sociorum eius. Nuova edizione postuma
di Jacques Cambell con testo dei Fioretti a fronte. Assisi: Porziuncula 1988. Las discusiones acerca de la
prelacin cronolgica de uno u otro texto parecen estar ya dirimidas. 31
As, por ejemplo los Fioretti di messer santo Francesco. Neliquali [!] se contiene la vita & li miracoli che lui
fece in vita. Nuouamente hystoriati & con diligentia corretti Stampati in Vinegia : per Francesco di Alessandro
Bindoni & Mapheo Pasini compagni, 1535. 32
La datacin, 1492, de esta versin verncula annima justifica la sospecha de que detrs de esa edicin
estuviera la mano reformadora de Cisneros en un momento en la que, aparte del erasmismo, radicado en la
devotio moderna, se propagaban, por Espaa y en el interior de la orden, movimientos de reforma que en
ocasiones hacen de la historia de esta un rompecabezas. Ha sido reeditada on line por la BVC. 33
Ver Apndice I, apartado 2.
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Ms fcil es hallar la correspondencia de la talla del imaginero granadino con el icono creado
por la versin espaola del Floreto. En todo caso hubo que esperar varios siglos, hasta 1873,
para que, favorecidas por el franciscanismo cultural cuyo mximo testimonio son las
investigaciones del calvinista Sabatier, se diera una eclosin de la versin espaola de las
Florecillas. Al tiempo que surgan las versiones de las biografas clsicas (las de Celano,
Buenaventura, etc.) y de los escritos, las de las Florecillas se desgajan de estos y producen
multitud de ediciones de variopinta casustica: desde las versiones basadas en las ediciones
crticas (la de Passerini o Esser), hasta las ilustradas con ocasin del centenario pasando por
las versiones cctel34, pero, en todo caso, con un componente importante de autora laica.
En efecto, y este sera otro rasgo caracterizador de la traductografa franciscana de las fuentes,
las Florecillas han sido traducidas tanto por mano secular como por mano consagrada. Cmo
se explica esto? Habla esto a favor de la tesis que aqu proponemos, a saber, la tenue relacin
que el fraciscanismo ha tenido a algunos de sus escritos fundacionales en versin verncula?
Por lo que respecta a la calidad y a las estrategias traductivas, poco se puede decir, pues en la
historia de la traduccin de las fuentes, que en conjunto conjugan lo informativo, lo apelativo
y lo expresivo, no han cabido ni excesos de belleza infiel ni sometimiento a la letra; solo leves
aggiornamenti a los estilos de la poca. La estrategia de los versores, ms que entre la
naturalizacin o la extranjerizacin, flucta entre el arcasmo y el aggiornamento. Siendo
ambas correctas, pueden hacer sentir bien el espritu sencillo de una escritura romance inicial
(la del italiano del XIII), bien el valor perenne de un lenguaje basado en una intencin de
comunicacin directa con el lector. Hemos procurado ante todo que la traduccin sea fiel al
original, e, a la vez, correcta, clara y gil en la medida en que nos fuera posible. De ah que,
en lneas generales, nuestra versin tienda ms bien a ser literal, afirma J.M. Beltrn, ofm, en
su introduccin a los Escritos del Directorio Franciscano. Comparar una versin con otra de
las biografas es constatar el imperio de la sana razn traductora que ha guiado a los pos y, a
veces, no tan pos35
versores de I Fioretti, paradigmticamente propuesta, que no inventada,
por Paul Cauer en su trabajo sobre la traduccin de Homero: so treu wie mglich, wo frei wie
34
En ms de una ocasin se han impreso versiones que integran diferentes textualidades que podramos llamar
sintticas: Tal, por ejemplo, la de la editorial San Pablo (Madrid: Biblioteca de clsicos cristianos, 2008) pues en
el prlogo se afirma: tambin se han tenido en cuenta otras ediciones y traducciones en castellano.
35 Como se puede comprobar en el apndice I, hubo traductores del texto que no fueron ejemplo de vida religiosa
y sin embargo se sintieron atrados por la figura, literaria e historica, de san Francisco.
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- 28 -
ntig36
deba ser las caractersticas de la versin. Algunas de las pequeas discordancias
textuales se deben mayormente a la diferente edicin crtica tomada como TO37
de la versin.
Conclusiones
De esta diferencia de recepcin entre lo que podamos llamar textos cannicos y textos
sociales que mencionamos, quizs se pueda deducir esa doble imagen del Francisco histrico
imperante en la recepcin actual y a la que alude Sebastin Lpez, en su Introduccin a los
escritos (en Guerra, Madrid, 2006, 3)38: Junto al Francisco de las biografas hay que
colocar al Francisco de los escritos, aseveracin correcta que quisiramos modificar
ligeramente. La biografa y la espiritualidad franciscanas que el mundo moderno ha
fagocitado han sido mayormente las que recogen las Florecillas, especie de evangelio
apcrifo del franciscanismo de gran trascendencia social, mientras que el Francisco que se
hace presente en los textos cannicos, han tenido una menor recepcin e influencia, si
exceptuamos el Cntico. En efecto, junto a ese Francisco libre, siempre en camino, cercano a
los anhelos del cristiano en el mundo y carismtico de las Florecillas, hay que poner al
Francisco disciplinado que rige la institucin humana a la que ha dado origen de manera
coherente con sus principios cristianos, asctico hasta lmites aniquiladores del hermano
cuerpo, al que solo le es permitido acceder a la mstica una vez ha cubierto una estricta via
purgativa que pone en circulacin nuevos tonos de la piedad cristiana. Quizs la traduccin
debera haber contribuido de manera ms definitiva y de mano franciscana a perfilar esa
personalidad un poco desenfocada entre el comn de los lectores y fieles de Francisco. En
todo caso, quien quiera explicar la presencia del espritu franciscano en Tlatelolco, en las
selvas del Magdalena, en el altiplano peruano o en las ciudades espaolas quizs no haya
una donde no haya estado presente a travs de un convento tendr que partir de sus textos
fundacionales y de las traducciones que de los mismos circularon por todos esos espacios
hispanos.
36
En el apndice II contrastamos sinpticamente tres versiones de un mismo pasaje de la obra. 37
Han sido numerosas las ediciones originales de las Florecillas que, con mayor o menor elaboracin crtica,
han servido de base para las versiones en otras lenguas. Entre las ms importantes destacan la del cdice
Fiorentino, editada por A. Manelli y publicada de nuevo por Luis Manzoni Roma, 1902; la de A. Cesari,
Riscontrati su moderne stampe per cura di R. Fornaciari Florencia; la de L. Amoni, raffrontati col testo di
Biblioteca Angelica e coi codici della Laurenziana e Vaticana; la de Passerini, ilustrada por Razzolini, Miln,
1908; la de Padovan, annotata, riletta e migliorata Miln, 1927; segunda edicin corregida de Passerini,
Florencia) y otras. 38
Tanto la edicin de Guerra como las introducciones de Lpez, al igual que las de Legsima y Canedo, han sido
trabajos ejemplares en la difusin crtica de las fuentes franciscanas.
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Apndice I: Ediciones de los escritos y fuentes franciscanos ms importantes39
1-Ediciones integradas de las fuentes
Las florecillas. Biografas del Santo, por Celano, San Buenaventura y Los tres compaeros.
Espejo de perfeccin. Ed. y trad. fray Juan de Legsima/ fray Lino Lpez Canedo, ofm,
Madrid: Ed. Cat., 1945, reed. en 1949, 1956, 1965, 1971 y 1975; Francisco de Ass.
Escritos, Biografas. Documentos de su poca. J. A. Guerra, ofm, ed., varios traductores,
Madrid: Ed. Catlica. 1978; Escritos de San Francisco y Santa Clara de Ass. Ed. y trad. L.
Iriarte, ofmcap, Valencia: ed. Ass, 1981; Los escritos de San Francisco de Ass. Comentario
filolgico. Ed. de I. Rodrguez Herrera y A. Ortega Carmona, ofm, Murcia; Los escritos de
Francisco y Clara. Textos y apuntes de lectura. J. Garrido y J. A. Guerra, ofm, Aranzazu,
1991; Ignacio Omaechevarra, ofmcap, Escritos de Santa Clara y documentos
complementarios. Madrid: BAC, 1982.
2-Reglas40
Este es el Floreto de San Francisco de la regla de los frailes menores. Trad. Anonima del
latn, Sevilla: Ungut, 1492; Bernardino Mndez, La Regla de la orden Apostlica de
N.P.S.F. con las declaraciones apostlicas, los Estatutos Generales hechos en la
Congregacin General de Toledo Sevilla, 1540; Regla de los frayles menores, con el
testamento del bien aventurado padre San Francisco en latn y en romance. Mxico: Pedro
Balli, 1595. L. de Rebolledo (ed.), Libro de la Regla y Constituciones de la Orden de N.P.S.
F. de la Observancia, con las exposiciones de los Pontfices, y letras apostlicas a cerca de la
recepcin de los novicios y ms la forma para darles el hbito y la profesin. Sevilla, 1600,
posterior edicin en 1610; Regla y Testamento de nuestro Serfico P. San Francisco y
declaraciones de los Summos Pontfices con el edicto de la Santa Inquisicin. Barcelona,
1611; Reeditada en tamao miniatura en Barcelona en el XVIII (fecha imprecisa); Ordo
Fratrum Minorum, Estatutos Generales de Barcelona nuevamente examinados y dispuestos
en Segovia. Madrid, 1621; Regla y Testamento de nuestro Serfico P. San Francisco con las
declaraciones de los Sumos Pontfices y decreto S. D. N. PP Urbani VIII Madrid, 1702, reed.
39
Para la confeccin de esta bibliografa selectiva hemos utilizado los datos recogidos en nuestras visitas a
diversas bibliotecas conventuales (Massamagrell, El Pardo, Jess de Medinaceli, La Ollera, Cisneros, etc.) as
como los catlogos de diversas bibliotecas nacionales (Espaa, Argentina), el Manual de librero
Hispanoamericano de Antonio Palau y Dulcet, Barcelona: Palau, 1967, los Cuadernos Bibliogrficos. Impresos
del siglo XVI: religin, de Jos Simn Daz. Madrid: CSIC, 1964 y otros. 40
Excluimos la mencin de las constituciones de las rdenes que son tambin fuente de espiritualidad. Son magnifico ejemplo de la actitud de las rdenes con relacin a la traduccin.
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- 30 -
en Sevilla, 1708, y Barcelona: Toms Piferrer, 1773; Regla de N.S.P.S. Francisco y breve
declaracin de sus preceptos y breve explicacin del canto llano Mxico, 1725; Regla y
Testamento de N. Seraphico P. San Francisco. Valladolid: Alonso del Riego, (siglo XVIII),
reed. en 1832.
Regla de la Gloriosa Santa Clara con las Constituciones de las Monjas Capuchinas del
Santsimo Crucifijo de Roma concedidos y otorgados por su santidad el papa Paulo quinto.
Madrid: Luis Snchez, 1616. Sucesivas ediciones en Mjico: Jauregui 1617; Madrid, 1647,
Madrid, 1728, Madrid, 1730; Regla de las monjas de Santa Clara. Traduzida de lengua
lemosina en castellano por Fr. Felipe de Sosa. Valencia, 1628; Regla primera de la gloriosa
madre santa Clara y Estatutos y Constituciones de las monjas capuchinas. Zaragoza, 1629;
Regla primera de la gloriosa Madre Santa Clara y Constituciones de los Monjes Capuchinas
de Castellon de la Plana Valencia, 1696; Indice de las reglas Capitulos, y tratados de las
ordenaciones Generales, para todas las Religiosas de esta Familia Cismontana, sujetas a las
Orden de Nuestro P.S: Francisco. Que inclua de las clarisas, de concepcionista..., la Regla
de Santa Clara; Regla de Santa Clara, Mjico, 1720, Puebla 1817, Mjico, 1741, Madrid,
1784; Regla de las religiosas sorores de Santa Clara, confirmadas por el Papa Urbano IV,
Pamplona: Pedro J. Ezquerra, 1731; Regla primera dada por N.S.P.S. Francisco a la
gloriosa virgen Santa Clara ...: asi mismo las constituciones por donde se ha de gobernar, y
ser gobernado el Real Convento de la Purisima Concepcin de Maria SS.N. Seora, de las
Religiosas Descalzas de N.M.S. Clara de la Ciudad de Manila, Manila, 1835; Regla para
las religiosas de Santa Clara aprobada por Nuestro Santsimo Padre el Papa Urbano IV...
Sevilla, 1865; Regla primera de la Bienaventurada Virgen S. Clara: Declaraciones,
Ordenanas y Constituciones, hechas y ordenadas sobre la Regla, dicha Forma de vida de las
pobles Monjas... de la Orden de Santa Clara; Regla Primera de la Gloriosa Madre Santa
Clara y Constituciones generales para todas las Religiosas Descalzas y Recoletas de la
Orden de N.P.S. Francisco. Orihuela, 1900.
Regla que el Papa Leon Decimo dio a los religiosos y religiosas, comnmente llamados de
la Tercera Orden de los Penitentes, o de la Penitencia que fund, y instituyo nuestro glorioso
Padre San Franscisco; Regla de las Hermanas Terciarias Franciscanas41, Barcelona, siglo
XVII; Regla de los Hermanos seglares de la Tercera Orden de Penitencia y sus estatutos,
Lisboa: A. Fernndez 1620; Vida espiritual comn de la Serfica Tercera Orden, que
41
Terciarias Franciscanas de clausura hubo en Espaa desde el siglo XV.
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- 31 -
instituy Serfico, que fundo Evangelico...N. P. y llegado Patriarca San Francisco. Mjico:
M. Benavides, 1689; Regla de las Hermanas Terciarias Franciscanas, Barcelona, siglo
XVII; Regla de los Hermanos seglares de la Tercera Orden de San Francisco. Barcelona,
1704; Regla de la tercera orden de San Francisco, Crdoba, 1760; Regla de la Venerable
Orden Tercera de Penitencia que instituy San Francisco, Santiago, 1863; Regla de la
Venerable Orden de Penitencia Manresa, 1882; Regla y nuevas constituciones de las
Religiosas Terciarias Franciscanas del Convento de Santa Isabel de Alba de Tormes,
Barcelona, 1909; Regla y constituciones de las Terciarias Franciscanas de la Inmaculada
Concepcin de Murcia. Murcia, 1935; Regla de la Tercera Orden Secular de San Francisco
de Ass. Sevilla, 1909.
3.-Biografas
-Buenavenura, Historia o leyenda mayor de S. Francisco y Santa clara en espaol. Toledo,
1526 (edicin sevillana en 1560); Vida de S. Francisco de Ass, trad. Ruperto M. de
Manresa, ofmcap, Barcelona, 1906; Celano, Toms de, Vida primera de San Francisco de
Ass. Primera versin castellana por el P. Fr. Pelegrn de Matar. Barcelona: Herederos de
Juan Gili, 1909; reed como Vida y milagros de S. Francisco de Ass: contiene la vida
primera, vida segunda... / que escribi el beato Toms de Celano, Barcelona: Obra
Franciscana, 1918;
4.-Florecillas, Cntico y Floreto
En este apartado recogemos tambin versiones de las Florecillas que, sin provenir de mano
franciscana, apoyan la tesis que aqu defende