tp 3 chiaramonte legalidad constitucional o caudillismo

5
CHIARAMONTE, J – LEGALIDAD CONSTITUCIONAL O CAUDILLISMO: EL PROBLEMA DEL ORDEN SOCIAL EN EL SURGIMIENTO DE LOS ESTADOS AUTÓNOMOS DEL LITORAL ARGENTINO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX El fenómeno del caudillismo suele oscurecer el proceso de surgimiento, organización y vicisitudes de los estados provinciales. Por detrás, entonces, de una visión de huestes en pugna movidas por lazos de solidaridad personal, existe el esfuerzo por afirmarse por parte de los estados autónomos provinciales. Esfuerzos jugados en dos frentes: el interno, para asegurar el orden social bajo la hegemonía de los grupos propietarios; y el externo frente a los riesgos atribuidos a la política de otras provincias. Es necesario corregir algunos enfoques deformados: el anacronismo de suponer existentes hacia 1830 los problemas posteriores a 1850, esto es, de proyectar el problema de la necesidad de afirmar el ya existente estado nacional frente a resistencias particularistas encarnadas por caudillos en rebeldía. Con esto se reducía a las entidades provinciales a la simple voluntad de los caudillos. Los estados provinciales del Litoral Santa Fe es una provincia gobernada por un típico caudillo (López). Corrientes no es provincia de caudillo y presenta un orden institucional estable y eficaz. Entre Ríos luego de la muerte de su caudillo Ramírez en 1821 será una provincia sin hombre fuerte, poblada de caudillos menores entre los que sobresalen López Jordán, pero que también, paulatinamente, habrá de ver crecer la figura de Urquiza, quien solo llegará a dominarla plenamente casi al promediar el siglo. Esta diversidad de formas de ejercicio del poder se corresponde con una diversa evolución económica, y con diferentes políticas en el plano de las relaciones interprovinciales. Así, desde 1820 cuando las tropas de López y Ramírez derrotan a las de Buenos Aires, la evolución del Litoral estará caracterizada por el crecimiento económico y político de Corrientes, la anarquización política de Entre Ríos con su sometimiento a Buenos Aires, y la cada vez mayor debilidad de Santa Fe. Todo esto dentro de un proceso de disgregación del fuerte poder caudillista que había culminado en 1820: Artigas es vencido por Ramírez; Ramírez es vencido por López; López es sometido por Rosas. Después de 1820 el caudillismo persiste pero los conflictos entre las provincias y entre ellas y Buenos Aires no podrán ser caracterizados como conflictos de caudillos. ¿Cuáles son las razones de esta disparidad en las tres provincias? En parte están dadas por sus distintas condiciones demográficas, económicas y sociales: Corrientes tiene la mayor población y diversificación productiva. Entre Ríos y Santa Fe tienen menos población y se especializan

Upload: facundo-lopez

Post on 04-Aug-2015

60 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Tp 3 CHIARAMONTE Legalidad Constitucional o Caudillismo

CHIARAMONTE, J – LEGALIDAD CONSTITUCIONAL O CAUDILLISMO: EL PROBLEMA DEL ORDEN SOCIAL EN EL SURGIMIENTO DE LOS ESTADOS AUTÓNOMOS DEL LITORAL ARGENTINO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIXEl fenómeno del caudillismo suele oscurecer el proceso de surgimiento, organización y vicisitudes de los estados provinciales.Por detrás, entonces, de una visión de huestes en pugna movidas por lazos de solidaridad personal, existe el esfuerzo por afirmarse por parte de los estados autónomos provinciales. Esfuerzos jugados en dos frentes: el interno, para asegurar el orden social bajo la hegemonía de los grupos propietarios; y el externo frente a los riesgos atribuidos a la política de otras provincias.Es necesario corregir algunos enfoques deformados: el anacronismo de suponer existentes hacia 1830 los problemas posteriores a 1850, esto es, de proyectar el problema de la necesidad de afirmar el ya existente estado nacional frente a resistencias particularistas encarnadas por caudillos en rebeldía. Con esto se reducía a las entidades provinciales a la simple voluntad de los caudillos.

Los estados provinciales del LitoralSanta Fe es una provincia gobernada por un típico caudillo (López). Corrientes no es provincia de caudillo y presenta un orden institucional estable y eficaz. Entre Ríos luego de la muerte de su caudillo Ramírez en 1821 será una provincia sin hombre fuerte, poblada de caudillos menores entre los que sobresalen López Jordán, pero que también, paulatinamente, habrá de ver crecer la figura de Urquiza, quien solo llegará a dominarla plenamente casi al promediar el siglo.Esta diversidad de formas de ejercicio del poder se corresponde con una diversa evolución económica, y con diferentes políticas en el plano de las relaciones interprovinciales.Así, desde 1820 cuando las tropas de López y Ramírez derrotan a las de Buenos Aires, la evolución del Litoral estará caracterizada por el crecimiento económico y político de Corrientes, la anarquización política de Entre Ríos con su sometimiento a Buenos Aires, y la cada vez mayor debilidad de Santa Fe. Todo esto dentro de un proceso de disgregación del fuerte poder caudillista que había culminado en 1820: Artigas es vencido por Ramírez; Ramírez es vencido por López; López es sometido por Rosas. Después de 1820 el caudillismo persiste pero los conflictos entre las provincias y entre ellas y Buenos Aires no podrán ser caracterizados como conflictos de caudillos.¿Cuáles son las razones de esta disparidad en las tres provincias?En parte están dadas por sus distintas condiciones demográficas, económicas y sociales: Corrientes tiene la mayor población y diversificación productiva. Entre Ríos y Santa Fe tienen menos población y se especializan en actividades ganaderas. Pero ¿cómo explicar la evolución diferente de Entre Ríos y Santa Fe después de 1820 teniendo similares características? Una de las razones es la homogeneidad de la población santafesina y la división entrerriana, compuesta de muchos centros poblados pequeños partícipes de una división mayor, la derivada de las dos salidas de sus productos hacia el exterior, por el Uruguay y Paraná.

La cuestión del orden social y el consenso en el grupo dominanteOtra circunstancia decisiva para el futuro de los estados provinciales litoraleños fue el logro, o la falta, de un consenso político en los grupos dominantes. Ese consenso en el propósito de organizar un estado provincial autónomo tuvo su principal objetivo inmediato en la cuestión del orden público. La herencia recibida de los años de conflictos civiles era una situación de escasa legalidad en el desarrollo de las relaciones entre los particulares y en el acatamiento de las disposiciones de las autoridades. Todo ello comportaba la existencia de un terreno propicio al resurgimiento del caudillismo.Tres soluciones políticas distintas: Entre Ríos no logró ese consenso por la intromisión política externa junto con el fuerte regionalismo interno (Sta Fe y Bs As) Santa Fe y Corrientes si lograron el consenso pero con distinta fórmula política: aplastamiento de la insurgencia militar proclive al caudillismo en Corrientes y en Santa Fe triunfo de un caudillo de origen militar con apoyo rural y anulación de la resistencia del viejo sector político reunido en el cabildo.Cuando los correntinos asumieron el control de su provincia en 1821, la clase dominante estuvo de acuerdo en la preeminencia de sus intereses frente a las demás provincias, tuvieron conciencia del peligro de los sectores

Page 2: Tp 3 CHIARAMONTE Legalidad Constitucional o Caudillismo

populares desbordados como el alzamiento de los jefes militares. A partir de estos factores de unidad se habría de construir un estado provincial notable por su solidez institucional, por el control de los grupos populares, al alto grado de legalidad en la vida interna, la eficacia de las finanzas públicas y su política económica independiente de Buenos Aires.En Entre Ríos, la sucesión del poder del caudillo Ramírez fue realizada por hombres solidarios con los intereses de la provincia de Bs As y para quienes la prosperidad y futura suerte de la provincia dependían de su adecuación a los criterios civilizadores provenientes de la clase dirigente de Bs As.El choque con los entrerrianos hostiles a la injerencia de otras provincias fue inevitable y ello favoreció la emergencia de caudillos locales insurreccionados contra el gobierno provincial que consideraban usurpador. La penuria financiera es un factor de la dificultad de organización del Estado.Y a la inversa de sus vecinas, el paso a su nueva organización estatal, luego del fin de la República de Entre Ríos, en 1821, tuvo por rasgo sobresaliente el haber sido preparado y dirigido por un oficial no nativo, de origen bonaerense, que se consideró a si mismo desde el momento de iniciar su conspiración un servidor político de su provincia natal. De tal manera, el coronel Lucio Mansilla gobernó a Entre Ríos, a la que buscaba convertir en una retaguardia política y militar de Bs As, desde octubre de 1821 hasta febrero de 1824.En Santa Fe, López participa en el movimiento que inició el Cabildo en 1818 contra el gobernador Vera y lo decide con el peso de las tropas de frontera que comanda. Crece su prestigio militar y su poder sobre el viejo grupo dirigente. Al ser una provincia que conectaba con el interior del país, estuvo presionada por Buenos Aires. López siempre fue anulado por Rosas, debido en parte al grave declive económico santafesino.

La provincia de Corrientes, orden social y finanzas públicasCorrientes con su mejor situación económica y su mayor desarrollo estatal se tradujeron en el plano interprovincial en una política de acentuada independencia ante Bs As. Esta independencia llegó a la oposición y conflicto armado, al punto de que la provincia se convirtió en la principal base de operaciones contra la de Bs As antes de la campaña encabezada por el caudillo entrerriano Urquiza en 1851.El desarrollo de su organización estatal fue logrado mediante una consciente política de aplastamiento de toda posible emergencia de un poder personal. La provincia tuvo desde 1821 hasta 1839 un ordenamiento legal vigente y eficaz, con gobernantes que terminaban su mandato regularmente, bajo la hegemonía de un grupo dirigente integrado por hombres de los principales sectores propietarios fundamentalmente mercaderes y hacendados. Este grupo logró controlar a los sectores populares, a los que temía por su pasada participación en las luchas civiles, mediante una cuidadosa legislación, en parte protectora, en parte represiva, con su correspondiente estructura policial. Éxito que repitió en la esfera de la disciplina militar al sofocar actividades conspirativas y sublevaciones de fuerzas regulares.

Orden social y control civil sobre el aparato militarNo es cierto que el déficit fiscal de Entre Ríos derive de un gasto militar anormal requerido por las convulsiones armadas, pues Corrientes tuvo más gastos militares que Entre Ríos. El déficit entrerriano se corresponde a la evolución de su economía y su ineficacia administrativa en la recaudación fiscal. El mayor gasto militar en Corrientes contribuyó al afianzamiento del orden social en virtud del tipo de estructura política del estado autónomo.Corrientes vinculó la construcción del aparato militar a la consolidación del orden interno, en lo que respecta a impedir el uso de la fuerza armada contra el poder civil y al confiar su defensa a tropas milicianas, no regulares. Corrientes nunca se atrasó el pago ni rebajó los sueldos de militares, y gran parte del gasto militar se destinó al ascenso de oficiales, para asegurar la lealtad de las tropas.

La política militar correntinaEl mayor esfuerzo de las nuevas autoridades correntinas se orientó a una febril actividad legislativa para la represión de dos tipos de actividades consideradas anárquicas y confluyentes: la insubordinación militar y la vagancia con sus ataques a la propiedad privada. En el primer caso la labor del Estado consistió en reglamentar la organización militar de manera de asegurar su subordinación al poder civil. La provincia contaba con dos clases de fuerzas armadas: las milicias y la fuerza veterana.

Page 3: Tp 3 CHIARAMONTE Legalidad Constitucional o Caudillismo

Las milicias o escuadrones de la campaña se dividían en activas y pasivas para alternarse en el servicio militar sin resentir las actividades privadas de los soldados. Junto a ellas se contaba el batallón de cívicos (artesanos urbanos) de la ciudad de Corrientes. El gobernador no podía ejercer el mando militar directamente. El Reglamento Militar de 1822 centraba sus disposiciones en los Comandantes de campaña de cada partido, quienes recibían un sueldo y se encargaban del reclutamiento de la tropa y de la seguridad pública.

Entre Ríos, de la anarquía a la conciliaciónLas bases legales del Estado descuidaban el control de los posibles factores de enfrentamientos internos. El Estatuto Constitucional de 1822 dejaba al Gobernador plenas facultades en el terreno militar. La división de la provincia en dos departamentos (Paraná y Concepción del Uruguay) era militar, política y judicial; dos comandantes generales regían en cada uno de los departamentos y de ellos dependían los comandantes delegados de los departamentos subalternos.El cuadro que ofrece el gasto militar es el de una desordenada e improvisada sucesión de respuestas inmediatas a las urgencias derivadas de la permanente agitación interna. Sin embargo, el problema fundamental de las finanzas no era el monto de sus gastos militares sino el declive de la recaudación fiscal. El gobierno se enfrentaba a una especie de círculo vicioso: la anarquía política había contribuido a un colapso productivo que hubo de reflejarse en el descenso de las rentas públicas. La resistencia a la injerencia de Santa Fe y Buenos Aires en el gobierno, provenía fundamentalmente del departamento de Concepción del Uruguay. La llegada al poder de Echagüe en 1832 se produjo mediante un acuerdo. Buenos Aires acordó dar mayor autonomía a la provincia, y los orientales entrerrianos aceptaron distanciarse de la oposición unitaria al gobierno de Rosas asentada en Montevideo. Así, el comienzo del período de estabilidad y orden interno abierto con el gobierno de Echagüe (1832/41) fue precedido por un cambio de orientación del principal caudillo de la región oriental: Justo José de Urquiza. Este aceptó a Echagüe previo acuerdo entre él y López en el marco del Pacto de 1831 y la presión de Santa Fe y Corrientes sobre Buenos Aires en cuanto a la organización constitucional del país. Urquiza fue nombrado comandante general del departamento de Concepción. Pero tuvo que enfrentarse al bloqueo de Rosas a toda iniciativa de organización nacional y el paso de Echagüe (ex hombre de López) al bando rosista.

Si comparamos una vez más el proceso desarrollado en las tres provincias del Litoral, observaremos que los lideres correntinos, convencidos de que la existencia del estado provincial fue posible por la derrota de los “caudillos de la anarquía”, se movieron también persuadidos de que el buen éxito del proceso de afianzamiento de este estado dependía de la supresión de toda posibilidad de reviviscencia del caudillismo.Santa Fe, en cambio debió resignar paulatinamente su independiente política y su relevante posición en las relaciones interprovinciales. Esto ocurría más que por falta de firmeza de López o exceso de astucia de Rosas, por su debilidad económica y la penuria de su fisco, aunadas a las derivaciones de las características rivalidades provincianas con las posibles aliadas del Litoral e Interior.Por su parte Entre Ríos, dependiente durante dos décadas de Santa Fe y Bs As habría de pasar al angustioso compromiso de 1831 y, por su intermedio, a la posterior independencia y momentánea victoria sobre Bs As, al promediar el siglo.