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1 El ciclo diurno de la temperatura del aire y la transmisión de la malaria en Colombia. Sebastián Bernal García [email protected] 1. Introducción El todo, el cosmos, la tierra y los hombres Aquí, un sistema se entiende como un conjunto de elementos que se encuentran conectados de tal manera, que la suma de sus partes, y las interacciones no lineales entre estas –a diferentes escalas de tiempo, y espacio-, forman un todo. Así, se definen 4 sistemas: universo, ambiente, biosfera, y humanos, de cuyas relaciones emergen 4 ciclos de retroalimentación: cósmico, ecosistémico, biocenótico, y antrópico (Figura 1). El ciclo cósmico (Figura 1) surge de entender el universo como un sistema estocástico altamente caótico, donde la presencia de la tierra afecta al todo, al universo, y este todo a su vez, ejerce su influencia en el planeta tierra. De la misma manera que el simple aleteo de una mariposa en Brasil puede causar un tornado en Texas (Lorenz, 1972), la existencia del campo magnético y gravitacional de la tierra, hacen de la realidad del universo, una muy distinta a la que sería sin la existencia de la tierra. Como sin la insolación (Callejas, Salazar, Cuartas Restrepo, & Poveda, 2014), ni la caída de meteoritos (Braga, Pope, & Druyan, 2014), el planeta tierra sería lo que es hoy. Un claro y nefasto ejemplo del ciclo antrópico (Figura 1) es el actual consenso científico (Cook et al., 2013; Powell, n.d.) -tal vez como no lo ha habido en otro objeto de estudio de la ciencia- sobre la realidad de un cambio climático inducido por las actividades antrópicas (Field et al., 2014; Lovejoy, 2014). Incluso se habla de una nueva era geológica: el antropoceno (Crutzen, 2006; Steffen, Crutzen, & McNeill, 2007). Este cambio, inequívocamente tiene graves consecuencias directas para toda la raza humana –siendo los más pobres los que sufren las peores consecuencias- como: salud, asentamientos humanos, conflictos armados, infraestructura, economía, y morbilidad y mortalidad por eventos climáticos extremos, entre otros (Field et al., 2014) El ciclo biótico Con la presencia de la vida en la tierra, tanto traída por meteoritos (Braga et al., 2014), como producto de la unión del carbono, el oxígeno, el nitrógeno, y el hidrogeno (Cooper & Hausman, 2009), se dio origen al ciclo ecosistémico (Figura 1). Allí, el componente biótico -biosfera- y el abiótico -ambiente- se retroalimentan uno al otro, la vida altera el ambiente abiótico, y el ambiente restringe la biota (Callejas et al., 2014; Lenton & Lovelock, 2001; Lovelock, 2003; Salazar & Poveda, 2009; Watson & Lovelock, 1983). Este ciclo de retroalimentación de doble vida es fundamental para la existencia de la vida como la conocemos en un planeta, pues interviene

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Trabajo presentado en el primer semestre de 2014 como parte del curso Hidrometeorología dictado por el profesor Germán Poveda en la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.

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El ciclo diurno de la temperatura del aire y la transmisión de la malaria en Colombia. Sebastián Bernal García

[email protected]

1. Introducción El todo, el cosmos, la tierra y los hombres

Aquí, un sistema se entiende como un conjunto de elementos que se encuentran conectados de tal manera, que la suma de sus partes, y las interacciones no lineales entre estas –a diferentes escalas de tiempo, y espacio-, forman un todo. Así, se definen 4 sistemas: universo, ambiente, biosfera, y humanos, de cuyas relaciones emergen 4 ciclos de retroalimentación: cósmico, ecosistémico, biocenótico, y antrópico (Figura 1). El ciclo cósmico (Figura 1) surge de entender el universo como un sistema estocástico altamente caótico, donde la presencia de la tierra afecta al todo, al universo, y este todo a su vez, ejerce su influencia en el planeta tierra. De la misma manera que el simple aleteo de una mariposa en Brasil puede causar un tornado en Texas (Lorenz, 1972), la existencia del campo magnético y gravitacional de la tierra, hacen de la realidad del universo, una muy distinta a la que sería sin la existencia de la tierra. Como sin la insolación (Callejas, Salazar, Cuartas Restrepo, & Poveda, 2014), ni la caída de meteoritos (Braga, Pope, & Druyan, 2014), el planeta tierra sería lo que es hoy. Un claro y nefasto ejemplo del ciclo antrópico (Figura 1) es el actual consenso científico (Cook et al., 2013; Powell, n.d.) -tal vez como no lo ha habido en otro objeto de estudio de la ciencia- sobre la realidad de un cambio climático inducido por las actividades antrópicas (Field et al., 2014; Lovejoy, 2014). Incluso se habla de una nueva era geológica: el antropoceno (Crutzen, 2006; Steffen, Crutzen, & McNeill, 2007). Este cambio, inequívocamente tiene graves consecuencias directas para toda la raza humana –siendo los más pobres los que sufren las peores consecuencias- como: salud, asentamientos humanos, conflictos armados, infraestructura, economía, y morbilidad y mortalidad por eventos climáticos extremos, entre otros (Field et al., 2014) El ciclo biótico

Con la presencia de la vida en la tierra, tanto traída por meteoritos (Braga et al., 2014), como producto de la unión del carbono, el oxígeno, el nitrógeno, y el hidrogeno (Cooper & Hausman, 2009), se dio origen al ciclo ecosistémico (Figura 1). Allí, el componente biótico -biosfera- y el abiótico -ambiente- se retroalimentan uno al otro, la vida altera el ambiente abiótico, y el ambiente restringe la biota (Callejas et al., 2014; Lenton & Lovelock, 2001; Lovelock, 2003; Salazar & Poveda, 2009; Watson & Lovelock, 1983). Este ciclo de retroalimentación de doble vida es fundamental para la existencia de la vida como la conocemos en un planeta, pues interviene

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entre otros, en la presencia de las nubes, el ciclo hidrológico, y el ciclo del carbono (Callejas et al., 2014; Gorshkov, Makarieva, & Gorshkov, 2000; Makarieva & Gorshkov, 2007; Makarieva et al., 2014). Un buen ejemplo del ciclo ecosistémico es la teoría metabólica de la ecología (Brown, Gillooly, Allen, Savage, & West, 2004), que se basa entre otras cosas, en el efecto de la temperatura ambiental sobre la tasa metabólica -la tasa a la que los organismos toman, transforman, y gastan energía y materiales- de prácticamente todos los organismos: unicelulares, ectotermos, endotermos, plantas y animales (Gillooly, Brown, West, Savage, & Charnov, 2001). Esta tasa, es la tasa biológica más fundamental, y por tanto marca el ritmo de la vida, determinando las tasas de casi todas las actividades biológicas (Brown et al., 2004). Lo que a su vez, establece mucha de la variación entre ecosistemas, como su estructura biológica, composición química, flujos de materia y energía, procesos poblacionales, y diversidad de especies (Brown et al., 2004).

Figura 1. Vínculos relacionales de los sistemas universo, ambiente, biosfera, y humanos

(Elaboración propia). Esta teoría, puede explicar la relación de la temperatura ambiental con las tasas de desarrollo, las tasas de mortalidad y la reproducción de insectos o artrópodos poiquilotermos -su temperatura corporal varía sustancialmente con la ambiental- (Damos & Savopoulou-Soultani, 2012; Régnière, Powell, Bentz, & Nealis, 2012); las tasas de desarrollo, y las tasas de mortalidad de los diferentes estados de desarrollo de Anopheles gambiae, An. arabiensis, An. funestus y An albimanus (M. Bayoh & Lindsay, 2003; M.N. Bayoh & Lindsay, 2004; Mohamed Nabie Bayoh, 2001; Lyons, Coetzee, & Chown, 2013; Rúa Uribe, 2006); la tasa de digestión de la alimentación sanguínea de las mosquitas hembras, An. albimanus y An. pseudopunctipennis (Lardeux, Tejerina, Quispe, & Chavez, 2008; Rúa et al., 2005; Rúa Uribe, 2006); y las tasas de desarrollo intrínsecas de los protozoos Plasmodium vivax y Plasmodium falciparum (Cator et al., 2013; Detinova, 1962; Macdonald, 1957; Paaijmans, Read, & Thomas, 2009; Rúa Uribe, 2006).

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Jensen’s inequality y el patrón de infección

Estas relaciones, son bien representadas por funciones matemáticas cuya naturaleza es no lineal, lo que las hace susceptible a una propiedad propia de funciones de este tipo, llamada Jensen’s inequality (Jensen, 1906) que declara que para una función no lineal 𝑓(𝑥), y una serie de valores

𝑥 con media ��, el promedio de 𝑓(𝑥), 𝑓(𝑥 ), no es igual a 𝑓(��) (Ruel & Ayres, 1999). Así, una función matemática de una tasa biológica que depende de la temperatura ambiental 𝑇𝑎𝑚𝑏, toma valores distintos para una 𝑇𝑎𝑚𝑏 promedio diaria 𝑇𝑎𝑚𝑏

, que para una 𝑇𝑎𝑚𝑏 que tiene en cuenta la variabilidad diaria de la temperatura. Lo que ha sido bien documentado para las tasas de adecuación de insectos terrestres (Paaijmans et al., 2013); las tasas de desarrollo y supervivencia de larvas de An. stephensi (Paaijmans et al., 2013), y estados inmaduros de An funestus y An. arabiensis (Lyons et al., 2013); la tasa de sobrevivencia de hembras adultas de An. stephensi (Paaijmans et al., 2010), como de An funestus y An. arabiensis (Lyons et al., 2013); la tasa de digestión de sangre de hembras adultas de An. stpehnesi, el crecimiento intrínseco de P. chabaudi, la competencia de An. stpehnesi como transmisor de P. chabaudi (Paaijmans et al., 2010), y la tasa intrínseca de desarrollo de P. falciparum (Paaijmans et al., 2009). De manera que el patrón de infección de la malaria en una población de hospederos y vectores, en un tiempo y espacio determinados, es controlado, entre otras cosas, por la variabilidad ambiental, y no por las condiciones ambientales promedio (Blanford et al., 2013; Pascual, Dobson, & Bouma, 2009). Por esta razón, en este trabajo se construyó el ciclo diurno de la temperatura superficial del aire en Nuquí, y se simulo el Modelo del Clima y la Malaria en Colombia 2014 (MCMC2014) con el ciclo diurno construido como variable entrada. Esto, con el fin de determinar el efecto de la variación diaria de la temperatura superficial del aire en la transmisión de la malaria Plasmodium falciparum por Anopheles albimanus en Nuquí, Chocó, Colombia. País donde la amplitud del ciclo diurno de la temperatura del aire controlada astronómicamente, es la característica más dominante de la variabilidad climática y el tiempo atmosférico, por su ubicación en el trópico (Poveda, 2004; Germán Poveda, personal communication, 2014). 2. Metodología 2.1 Ciclo diurno de la temperatura del aire Para la construcción del ciclo diurno se adaptaron las funciones presentadas por (Brandsma & Können, 2006) e introducidas originalmente por (Parton & Logan, 1981). Estas, representan la variación diaria de la temperatura del aire mediante una función sinusoidal, y una exponencial. La sinusoidal, es usada para calcular la temperatura a la hora 𝑖 durante el día, 𝑇𝐷𝑖, entre la hora de la temperatura mínima ℎ𝑚𝑖𝑛 del día 𝑡, y la hora en la que se pone el sol ℎ𝑠𝑒𝑡 en el día 𝑡. Por su parte, la exponencial representa la temperatura a la hora 𝑖 durante la noche, 𝑇𝑁𝑖, entre la hora en la que se pone el sol ℎ𝑠𝑒𝑡 del día 𝑡, y la hora de la temperatura mínima ℎ′𝑚𝑖𝑛 del día 𝑡 +1.

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(1) 𝑇𝐷𝑖 = 𝑇𝑚𝑖𝑛 + (𝑇𝑚𝑎𝑥 − 𝑇𝑚𝑖𝑛) ∙ sin (𝜋 ∙ 𝑚

𝐷 + 2(𝛼 − 𝛽)) ℎ𝑚𝑖𝑛 ≤ ℎ ≤ ℎ𝑠𝑒𝑡

(2) 𝑇𝑁𝑖 = 𝑇𝑚𝑖𝑛 + (𝑇𝑠𝑒𝑡 − 𝑇𝑚𝑖𝑛) ∙ exp (−𝛾 ∙ 𝑛

24 − 𝐷 + 𝛽) ℎ𝑠𝑒𝑡 < ℎ < ℎ′𝑚𝑖𝑛

La temperatura mínima 𝑇𝑚𝑖𝑛, y máxima 𝑇𝑚𝑎𝑥, del día 𝑡, se obtuvieron de los registros de la estación Amargal del IDEAM (93% de los datos completos), ubicada a 25 Km de la zona de estudio, y a una altitud de 30 m.s.n.m. (05°36'N, 77°30'W). 𝑇𝑠𝑒𝑡, la temperatura al momento en que se oculta el sol en el día 𝑡, se calculó con la ecuación (1). La duración del día 𝐷, la hora del amanecer ℎ𝑟𝑖𝑠𝑒, el atardecer ℎ𝑠𝑒𝑡, y el mediodía solar ℎ𝑛𝑜𝑜𝑛, se obtuvieron de la calculadora solar de la NOAA para las coordenadas de la estación 05°36'N, 77°30'W, a las 13:00 -5 GMT (NOAA, 2014). El número de horas que han pasado desde ℎ𝑚𝑖𝑛 hasta la hora ℎ𝑖, representado por la letra 𝑚, y el número de horas que han pasado desde ℎ𝑠𝑒𝑡 hasta la hora ℎ𝑖, representado por la letra 𝑛, se calculan como:

(3) 𝑚 = (ℎ𝑖 − ℎ𝑟𝑖𝑠𝑒 − 𝛽)

(4) 𝑛 = (ℎ𝑖 − ℎ𝑠𝑒𝑡) Uno de los supuestos del modelo es que la temperatura máxima ocurre en algún momento durante el día, y que la temperatura mínima ocurre unas horas después, o antes, de la hora del amanecer. De esa manera 𝛼 representa el tiempo de desfase entre el mediodía solar ℎ𝑛𝑜𝑜𝑛, y la temperatura máxima 𝑇𝑚𝑎𝑥; y 𝛽 el rezago entre la hora del amanecer ℎ𝑟𝑖𝑠𝑒, y la temperatura mínima 𝑇𝑚𝑖𝑛, por lo que:

(5) ℎ𝑚𝑖𝑛 = ℎ𝑟𝑖𝑠𝑒 + 𝛽

(6) ℎ𝑚𝑎𝑥 = ℎ𝑛𝑜𝑜𝑛 + 𝛼 Debido a la ausencia de registros y estudios in situ, a la subestimación de las temperaturas locales por parte de modelos de reanálisis, como el NCEP/NCAR, y a las características hidroclimáticas de la zona, 𝛼 y 𝛽 se asumieron iguales a 1 hora. Esto, con el fin de imitar el ciclo diurno de la temperatura del aire de una estación – la más cercana encontrada en la literatura- sobre los Andes tropicales -1.495 m.s.n.m- a 138 Km de la zona de estudio -6°13’N, 75°35’W- (Marín Arroyave et al., 2005). El coeficiente de decaimiento exponencial (Brandsma & Können, 2006), o constante de temperatura nocturna (Parton & Logan, 1981), 𝛾, se asumió igual a 4. Así, se construyó el ciclo diurno del periodo Noviembre 01 de 1997 - Diciembre 31 de 2003, para los meses de ocurrencia de El Niño, La Niña, y La Nada, según el índice ONI de la NOAA (NOAA,

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n.d.), en el programa Microsoft Excel 2013 (Figura 3); y el ciclo anual del ciclo diurno en el

programa Qtiplot (Figura 2).

Figura 2. Ciclo anual del ciclo diurno de la temperatura del aire en Nuquí, Chocó

(05°36'N, 77°30'W) para el periodo Noviembre 01 de 1997 - Diciembre 31 de 2003 (Elaboración propia).

2.2 Simulación del patrón de infección de la malaria El ciclo diurno construido, se usó para simular para el periodo Noviembre 01 de 1997-Abril 31 de 2003, el patrón de infección de la malaria Plasmodium falciparum por Anopheles albimanus en Nuquí, Chocó, Colombia, por medio del MCMC 2014 (Bernal et al., 2014). Este, es un modelo matemático determinístico, basado en procesos y poblaciones, constituido por ecuaciones diferenciales ordinarias no lineales, y en un estado y ambiente dinámicos. Aquí, el modelo es solucionado con el método numérico Runge-Kutta de cuarto orden, y con un paso de tiempo de 1 hora. Realizándose dos ejercicios de simulación, con dos temperaturas del aire como variables de entrada: una horaria, producto del ciclo diurno de la temperatura del aire que se construyó (MCMCh 2014), y una promedio diaria, obtenida de las mediciones de la estación Amargal del IDEAM (MCMCd 2014). 3. Resultados 3.1 Ciclo diurno de la temperatura del aire Además de los ciclos anuales, y diurnos, de la temperatura y la lluvia, conducidos astronómicamente, el clima presenta una variabilidad natural altamente compleja, en un amplia variedad de escalas espaciales y temporales, que emergen de múltiples retroalimentaciones y no linealidades dentro del sistema terrestre (Poveda et al., 2011; Germán Poveda, personal

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communication, 2014). Es por esto que se analiza el ciclo diurno de la temperatura del aire a dos escalas de tiempo, la anual y la interanual. Variabilidad Anual

Para entender mejor la variabilidad anual del ciclo diurno, se construyó el ciclo anual del ciclo

diurno (Figura 2). Allí, se puede ver como las temperaturas máximas, y mínimas más altas durante el año en Nuquí, Chocó, se presentan en los meses de Febrero a Mayo, coincidiendo con la época del año de menor intensidad de los Chorros del Chocó, y del Caribe (Poveda, 2004; Germán Poveda, personal communication, 2014) . Esto, se debe a que un ambiente menos húmedo, hay menos vapor de agua que absorba la radiación solar cerca al infrarrojo, permitiendo que más cantidad de energía alcance la superficie de la tierra durante el día (Laing & Evans, 2011). Igualmente, siendo el Chorro de Vientos Superficiales del Oeste, vientos fríos (Germán Poveda, personal communication, 2014), una menor intensidad de estos vientos difuculta la mezcla del aire a diferentes temperaturas, y por ende la moderación del rango de temperaturas (Laing & Evans, 2011).

Figura 3. Ciclo diurno de la temperatura del aire en Nuquí, Chocó (05°36'N, 77°30'W) para los

meses de: (1) El Niño (Rojo), (2) La Nada (Mostaza), y (3) La Niña (Azul), en el periodo Noviembre 01 de 1997 - Diciembre 31 de 2003 (Elaboración propia).

Por otro lado, el hecho de que durante Septiembre, Octubre y Noviembre, se presenten las temperaturas máximas, y mínimas más bajas durante el año, coincidiendo con la época de mayor intensidad del Chorro del Chocó, y la de menor intensidad del Chorro de San Andres, plantean la hipótesis de que la variabilidad anual del ciclo diurno de la temperatura del aire en Nuquí, Chocó, es controlada por la corriente en Chorro de Vientos Superficiales del Oeste o Chorro del Chocó.

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Hora del día

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La Nada

La Niña

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Variabilidad Interanual

A escalas de tiempo interanuales, el mecanismo más importante que controla la variabilidad global natural del clima y el ambiente, es El Niño Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés)(Poveda, 2004), que ha excepción de la variabilidad estacional, es la fuente natural más fuerte de la variabilidad climática alrededor del globo (Patz, Campbell-Lendrum, Holloway, & Foley, 2005 citando a Ropelewski, C. F. & Halpert, M. S., 1987). De la Figura 3, es evidente como durante la fase cálida del ENSO, El Niño, la temperatura del aire es mayor durante todo el día respecto a La Nada, mientras que en la fase fría, La Niña, el efecto es totalmente opuesto. De la Figura 3 también se infiere que en la ocurrencia de El Niño durante el día, el factor de aumento de la temperatura es mayor al factor de disminución con La Niña, y el factor de aumento de la temperatura en la noche, es menor al factor de decremento con la Niña. Dejando en evidencia que los efectos de El Niño y La Niña no son proporcionalmente inversos. La Tabla 1 aclara más estos resultados.

𝑻𝒎𝒊𝒏 [°𝑪] 𝑻𝒎𝒂𝒙 [°𝑪] 𝑻𝒎𝒂𝒙 − 𝑻𝒎𝒊𝒏 [°𝑪]

La Niña 22,69 ± 0,03 28,11 ± 0,04 5,41 ± 0,01

La Nada 23,37 ± 0,03 28,58 ± 0,06 5,21 ± 0,03

El Niño 23,81 ± 0,04 29,85 ± 0,1 6,03 ± 0,05

Tabla 1. Temperaturas del aire mínima 𝑇𝑚𝑖𝑛, máxima 𝑇𝑚𝑎𝑥, y amplitud del ciclo diurno 𝑇𝑚𝑖𝑛 −𝑇𝑚𝑎𝑥 en Nuquí, Chocó (05°36'N, 77°30'W) para los meses de: (1) La Niña, (2) La Nada, y (3) El

Niño, en el periodo Noviembre 01 de 1997 - Diciembre 31 de 2003 (Elaboración propia).

Mientras que durante la fase fría del ENSO, la temperatura mínima es menor en 0.68 [°C] respecto a la nada, en El Niño la temperatura es mayor en 0.44 [°C]. Esto también es cierto para la temperatura máxima, donde La Niña disminuye en 0.47 [°C], y en El Niño aumenta en 1.27 [°C] la temperatura máxima que se experimenta durante La Nada. Sin embargo, es de especial atención como durante las dos fases del ENSO, la amplitud del ciclo diurno aumenta. En mayor grado en la fase cálida, El Niño, 0.82 [°C], que durante la fase fría, La Niña, 0.2 [°C]. 3.2 Simulación del patrón de infección de la malaria Los resultados parciales de la simulación del MCMCh 2014, y el MCMCd 2014, se observan en la Figura 4, donde es evidente que la inclusión de la variabilidad diaria de la temperatura del aire altera el decaimiento constante que mostraban los casos simulados por el MCMCd 2014. Los casos simulados con el MCMCh 2014 en cambio, decrecen, pero no lo hacen de manera constante, mostrando un aumento en los brotes malaricos. Sin embargo, se observa que es necesario continuar el mejoramiento del MCMC 2014, en aras de representar mejora la dinámica de transmisión de la malaria en Colombia bajo la influencia de la variabilidad climática diaria.

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4. Conclusiones La variabilidad del ciclo diurno de la temperatura del aire en Nuquí, Chocó, para el periodo comprendido entre Noviembre 01 de 1997 y Diciembre 31 de 2003, a escalas de tiempo anual e interanual, está dominada por el Chorro del Chocó y el ENSO, respectivamente. Esta variabilidad diaria, que es la característica más dominante de la variabilidad climática y el tiempo atmosférico en el trópico, afecta el patrón de transmisión de la malaria Plasmodium falciparum por Anopheles albimanus en Nuquí, Chocó, Colombia. El trabajo futuro en esta temática es extensa, e incluye entre otros, realizar experimentos de laboratorio con vectores de malaria en Colombia, como los hechos por Rúa et al. (2005), y Rúa Uribe (2006), pero no con temperaturas constantes, más si con temperaturas que simulen la variabilidad diaria; aclarar la relación entre el ciclo diurno de la temperatura del aire, y el ciclo diurno de la temperatura del agua en el trópico; y, mejorar la realidad física del ciclo diurno de la temperatura del aire con la inclusión de información satelital horaria para la temperatura superficial del aire, como la publicada recientemente por (Kearney, Isaac, & Porter, 2014).

Figura 4. Casos simulados de malaria P. falciparum por An. albimanus en Nuquí, Chocó, entre

Noviembre 01 de 1997 y Abril 31 de 2003. La linea roja representa los casos simulados con una temperatura promedio diaria, MCMCd 2014, y la linea verde, los simulados con la temperatura

horaria cosntruida en el presente estudio, MCMCh 2014.

Agradecimientos El autor agradece al profesor Germán Poveda por despertar y aumentar el interés por este tema en sus clases. Igualmente agradece a Sandra Uribe, Santiago Arango, Liliana Jaramillo, Juan Suaza, Luisa Diez, y Juliana Valencia por las valiosas discusiones y comentarios, que enriquecieron este trabajo.

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