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Es el lubricán: la hora en que se confunde el perro con el lobo, el lobo con el can. Anochece. Es la hora de la tregua. Texto de D. Antonio Gala

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Es el lubricán: la hora en que se confunde el perro con el lobo, el lobo con el can. Anochece. Es la hora de la tregua. Texto de D. Antonio Gala. - PowerPoint PPT Presentation

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Page 1: Texto de D. Antonio Gala

Es el lubricán: la hora en que se confunde el perro con el lobo, el lobo con el can. Anochece. Es la hora de la tregua.

Texto de D. Antonio Gala

Page 2: Texto de D. Antonio Gala

Todo en la naturaleza se dispone al descanso. La luz que enfrenta a unos seres con otros ha cesado; ha cesado la lucha; sólo quienes se desenvuelven en la noche se están incorporando.

Todo en la naturaleza se dispone al descanso. La luz que enfrenta a unos seres con otros ha cesado; ha cesado la lucha; sólo quienes se desenvuelven en la noche se están incorporando.

Page 3: Texto de D. Antonio Gala

Los humanos en las ciudades más o menos grandes, con sus coches a cuestas, aún están de camino; pero es un camino de vuelta.

Page 4: Texto de D. Antonio Gala

El sol se dejó vencer sin excesiva resistencia; unas nubes, entre suaves reflejos, pueblan todavía el cielo de formas imprecisas.

Page 5: Texto de D. Antonio Gala

Quienes trabajaron fuera de sus casas vuelven a ellas. Una casa es el lugar donde a uno se le espera, o en donde uno espera, a esta hora apacible, las visitas más próximas.

Page 6: Texto de D. Antonio Gala

Al acercarse, adivinan encendidas las habitaciones. Todo está en orden. Los niños, si los hay, dentro de poco se retirarán.

Page 7: Texto de D. Antonio Gala

Un suspiro de calma llenará los pasillos, el cuarto de estar; se posará sobre la mesa del comedor dispuesta.

Page 8: Texto de D. Antonio Gala

En el rincón preferido, bajo la apaciguada luz de una pantalla, el sofá o el sillón, ofrecerán sus brazos.

Page 9: Texto de D. Antonio Gala

La costumbre, con maternales manos de enfermera, nos tocará la frente; nos despojará de la chaqueta y del calzado; nos quitará las armas de la guerra de la que venimos . . .

Page 10: Texto de D. Antonio Gala

Anochece. Antes o después de cenar, se abre un momento para la reflexión, para la charla, para la honda mirada comprensiva.

Page 11: Texto de D. Antonio Gala

No discutamos; no gritemos; no nos arrebatemos el turno en la conversación; no nos apasionemos como si en ello nos fuera la vida.

Page 12: Texto de D. Antonio Gala

Cerremos los ojos y miremos. Miremos con intensidad, pero con paz. Quizá consigamos entonces escuchar una música. Una música compartida y solemne: es la canción de cada anochecer, que solemos empeñarnos en desoír.

Page 13: Texto de D. Antonio Gala

Fuera se ha quedado la agresividad y la competitividad que nos devora como un cáncer. Cerca sólo permanecen la intimidad, la certeza de algún pequeño gozo, del sorprendente placer cotidiano, del habitual milagro de estar vivos que poco agradecemos, y el de estar en compañía.

Page 14: Texto de D. Antonio Gala

Junto a nosotros, los menudos valores que nadie se atrevería a cotizar en bolsa. Sobre todo, el acuerdo con uno mismo y el olvido, a veces tan difícil, de los desacuerdos que el día ha provocado.

Page 15: Texto de D. Antonio Gala

Lejos, el virus del oro, que enrigidece nuestras arterias y nos infarta el corazón, y el de la palabra amenazadora.

Page 16: Texto de D. Antonio Gala

Dejémoslos fluir: ni el oro ni la plata se inventaron para destruirnos, sino para vincularnos y embellecernos.

Page 17: Texto de D. Antonio Gala

Que no creen un mal poso en nosotros. Cuanto no sea esencial, cuanto no sea rotundamente nuestro, tanto que sin ello dejaríamos de ser quienes somos, debe desaparecer a esta hora. Quédese el perfume, pero no la flor seca . . .

Que no creen un mal poso en nosotros. Cuanto no sea esencial, cuanto no sea rotundamente nuestro, tanto que sin ello dejaríamos de ser quienes somos, debe desaparecer a esta hora. Quédese el perfume, pero no la flor seca . . .