tema 6

16
1 Tema 6.- LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833) 1.- El miedo a la Revolución 1.1.- Políticas de aislamiento Los ilustrados españoles no eran partidarios de la Revolución Francesa sino de una política de reformas que desarrollaran el país y mejoraran las condiciones de vida de sus habitantes, dentro de los márgenes del Antiguo Régimen. Si a Carlos IV no le hubiera tocado en suerte un reinado tan complicado, su gestión habría sido muy parecida a la de su padre. Carlos IV encajaba perfectamente con el modelo de hombre ilustrado. Muy aficionado a la música, compró una colección magnífica de stradivarius. Dadas sus inquietudes científicas y filantrópicas, organizó la expedición de Malespina (1788-94) con el objetivo de conocer los recursos naturales y las distintas culturas en su recorrido por América y el Pacífico; y la de Balmis (1803-1814) cuyo objetivo fue que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del Imperio español, ya que la alta mortandad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños. Fiel a la pragmática de Carlos III que convertía el trabajo manual en una actividad digna que no era infamante, Carlos IV fue un experto en marquetería y un gran relojero. Napoleón se burlaba de él cuando le contaba a su hermano José que el monarca español siempre llevaba encima ocho relojes a los que iba reparando. Con el propósito de evitar el contagio revolucionario, Carlos IV cortó relaciones con Francia. El conde de Floridablanca aplicó una serie de medidas para evitar el contagio. La Inquisición amedrentó a los ilustrados, fueron perseguidas las publicaciones francesas, se prohibió a los jóvenes estudiar en universidades extranjeras e incluso la enseñanza del francés. Por último, fueron prohibidas todas las Reales Sociedades de Amigos del País compuestas de miembros de la Ilustración. El conde de Floridablanca es incapaz de evitar la entrada en España de la propaganda revolucionaria. Finalmente fue destituido por Carlos IV quien encomendó el gobierno al conde de Aranda. Su objetivo era contener el empuje revolucionario en Francia y salvar la vida de Luis XVI. Todo resultó inútil: en agosto de 1792 Luis XVI es derrocado bajo la acusación de alta traición cuando se descubre que está negociando la invasión del país por parte de Austria (conviene recordar que su esposa María Antonieta era hija de los emperadores austríacos) Los franceses eligieron una nueva asamblea legislativa (la Convención) que proclamó la República. La Revolución estaba ahora en las manos del líder jacobino, Robespierre, que inaugura una nueva forma de hacer política: el terror. En este contexto, Luis XVI y cuarenta mil franceses más fueron guillotinados. 1.2.- El primer mandato de Godoy, “El Secretario” (1792-1797) 1.2.1.- Relaciones internacionales Carlos IV va a tener que enfrentarse a un contexto internacional muy complicado: Francia e Inglaterra son dos reinos que tienen intereses encontrados con los de la monarquía española.

Upload: iesvistazul

Post on 03-Jul-2015

1.576 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Tema  6

1

Tema 6.- LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833)

1.- El miedo a la Revolución

1.1.- Políticas de aislamiento

Los ilustrados españoles no eran partidarios de la Revolución Francesa sino de una política de

reformas que desarrollaran el país y mejoraran las condiciones de vida de sus habitantes,

dentro de los márgenes del Antiguo Régimen.

Si a Carlos IV no le hubiera tocado en suerte un reinado tan complicado, su gestión habría sido

muy parecida a la de su padre. Carlos IV encajaba perfectamente con el modelo de hombre

ilustrado. Muy aficionado a la música, compró una colección magnífica de stradivarius. Dadas

sus inquietudes científicas y filantrópicas, organizó la expedición de Malespina (1788-94) con el

objetivo de conocer los recursos naturales y las distintas culturas en su recorrido por América y

el Pacífico; y la de Balmis (1803-1814) cuyo objetivo fue que la vacuna de la viruela alcanzase

todos los rincones del Imperio español, ya que la alta mortandad del virus estaba ocasionando

la muerte de miles de niños. Fiel a la pragmática de Carlos III que convertía el trabajo manual

en una actividad digna que no era infamante, Carlos IV fue un experto en marquetería y un

gran relojero. Napoleón se burlaba de él cuando le contaba a su hermano José que el monarca

español siempre llevaba encima ocho relojes a los que iba reparando.

Con el propósito de evitar el contagio revolucionario, Carlos IV cortó relaciones con Francia. El

conde de Floridablanca aplicó una serie de medidas para evitar el contagio. La Inquisición

amedrentó a los ilustrados, fueron perseguidas las publicaciones francesas, se prohibió a los

jóvenes estudiar en universidades extranjeras e incluso la enseñanza del francés. Por último,

fueron prohibidas todas las Reales Sociedades de Amigos del País compuestas de miembros de

la Ilustración.

El conde de Floridablanca es incapaz de evitar la entrada en España de la propaganda

revolucionaria. Finalmente fue destituido por Carlos IV quien encomendó el gobierno al conde

de Aranda. Su objetivo era contener el empuje revolucionario en Francia y salvar la vida de Luis

XVI.

Todo resultó inútil: en agosto de 1792 Luis XVI es derrocado bajo la acusación de alta traición

cuando se descubre que está negociando la invasión del país por parte de Austria (conviene

recordar que su esposa María Antonieta era hija de los emperadores austríacos) Los franceses

eligieron una nueva asamblea legislativa (la Convención) que proclamó la República. La

Revolución estaba ahora en las manos del líder jacobino, Robespierre, que inaugura una nueva

forma de hacer política: el terror. En este contexto, Luis XVI y cuarenta mil franceses más

fueron guillotinados.

1.2.- El primer mandato de Godoy, “El Secretario” (1792-1797)

1.2.1.- Relaciones internacionales

Carlos IV va a tener que enfrentarse a un contexto internacional muy complicado: Francia e

Inglaterra son dos reinos que tienen intereses encontrados con los de la monarquía española.

Page 2: Tema  6

2

Francia puede contagiar el virus revolucionario y desintegrar la monarquía del despotismo

ilustrado y la sociedad estamental. Inglaterra, por su parte, es la secular enemiga de España y

aspira a comerciar directamente con la América española sin la intermediación de la

metrópoli.

En 1792, Manuel Godoy llega a ser primer secretario de despacho (primer ministro) por el

favor de la reina María Luisa de Parma y del propio Carlos IV.

Godoy es el típico ilustrado que se mueve en un plano contradictorio: temeroso de que la

Revolución francesa acabe con el Antiguo Régimen pero por otro, alentador de las reformas

educativas y económicas.

A raíz de la ejecución de Luis XVI (enero de 1793), España le declara la guerra a la Francia de

Robespierre. Nos referimos a la “Guerra de la Convención” (1793-95). La pésima preparación

técnica del ejército se tradujo en derrotas. Los revolucionarios franceses ocuparon buena parte

de Cataluña, Navarra, Guipúzcoa y Álava. Godoy firmó la Paz de Basilea (1795) España

recupera los territorios perdidos a cambio de entregarle a Francia Santo Domingo y concede

algunas ventajas comerciales.

Desde la caída de Robespierre (28 de julio del 94) la Revolución ya no está en manos del ala

izquierda jacobina, sino de los republicanos más moderados. Nos referimos al Directorio. En

1796, Godoy firmará con el Directorio el Tratado de San Ildefonso que reedita los Pactos de

Familia del siglo XVIII entre los Borbones españoles y los franceses. Y lo hace porque se percata

de que Inglaterra es el enemigo más peligroso porque coloca en grave riesgo la integridad del

Imperio español americano. En efecto, tiene un amplio dominio sobre los mares y desea

acceder sin trabas a los mercados americanos.

En 1797, la marina española fue diezmada en la batalla del Cabo de San Vicente: las rutas

comerciales con América quedaban desprotegidas y a merced de la armada inglesa. Esta

derrota también provocó el apartamiento de Godoy, aunque el principal responsable de lo

sucedido fue el propio Carlos IV. En 1801, sin embargo, Godoy regresó al poder, en parte

porque seguía conservando el favor del rey y, en parte, porque no había otro candidato mejor.

1.2.2.- La gestión económica

Los problemas económicos más acuciantes son básicamente dos:

La subida del precio de los alimentos y de las propiedades agrícolas debido a la escasa

oferta de tierra (bienes de manos muertas para el caso de la Iglesia y mayorazgos para

el de la nobleza que no podían ser vendidos) al crecimiento de la población y a una

serie de sucesivas malas cosechas.

El déficit del Estado que obligó a emitir deuda pública a unos intereses cada vez más

elevados. Conviene no olvidar que ya Carlos III había recurrido a la deuda pública para

financiar las infraestructuras u las manufacturas reales. Ahora, su hijo vuelve a las

andadas para financiar también la Guerra de la Convención.

Las medidas aplicadas para resolver el problema de las finanzas públicas se basaron en la

primera venta de propiedades de la Iglesia junto con propiedades comunales de los

Page 3: Tema  6

3

ayuntamientos en beneficio del Estado. A pesar de que se enajenó una sexta parte de las

propiedades de la Iglesia, fue inevitable que el Estado entrara en bancarrota (1804) por no

disponer de suficiente dinero para atender los pagos de la deuda.

La desamortización de bienes de la Iglesia y de los municipios será el arma de los liberales del

siglo XIX para financiar deuda pública y las guerras civiles (carlistas) que se sucedieron durante

esa centuria.

Los compradores de los bienes desamortizados no serán los campesinos, sino los que

dispongan de dinero suficiente para comprarlos: los comerciantes y los terratenientes.

2.- La alianza con la Francia napoleónica.

2.1.- Manuel Godoy, el Generalísimo (1801-1808)

Ahora con el cargo de Generalísimo, Godoy opta por una alianza con Napoleón. La razón no es

que conviniera a los intereses de España, sino que servía a los de la dinastía borbónica. Carlos

IV buscó el apoyo de Napoleón como hombre fuerte de la Revolución francesa desde 1799,

para que le entregara un reino en Etruria (antiguo Ducado de Toscana) a su hija, la duquesa de

Parma.

Espoleado por Napoleón, Godoy dirigió la Guerra de las Naranjas (1801) con el propósito de

que Portugal, aliada tradicional de Inglaterra, colaborara en el proyecto de cerrar todos los

puertos del continente europeo al comercio británico. En vista del bloqueo, la marina inglesa

llevó las mercancías a otros puertos, especialmente los de la América española. Un aspecto

positivo fue que España logró recuperar la ciudad de Olivenza (perdida cuando Portugal se

declaró independiente en 1668) y Godoy llegó al máximo de su popularidad por la firma de la

Paz de Amiens (1801) que consagraba la citada devolución territorial a España.

En 1805, España se vio obligada a participar en el bloqueo continental de Napoleón. Tanto la

armada francesa como la española estuvieron bajo el mando del almirante Villeneuve. La

armada conjunta fue derrotada en la batalla de Trafalgar (1805). Si indagamos en las causas de

la derrota tenemos que atender a las siguientes consideraciones.

La flota española no se modernizaba desde hacía cincuenta años.

Los marineros no eran expertos porque se había desencadenado una epidemia de

fiebre amarilla en Andalucía y la leva era reciente.

Los propios oficiales consideraron una torpeza que la flota hispano-francesa saliera de

Cádiz con rumbo a Nápoles aunque lo hubiera ordenado el Emperador, sabiendo que

estaba esperándola el almirante Nelson en Trafalgar.

A propósito del destino de los barcos de la Armada española, es común pensar que la inmensa

mayoría terminó hundida en Trafalgar. No fue así: En el año 1820 aproximadamente la mitad

de la flota ya se había podrido en el puerto de la Carraca y en el de Cádiz. Una pregunta

interesante: ¿Por qué?

Esas gigantescas naves eran tan caras que los ministros de Marina las mantenían casi

siempre amarradas a puerto por «pavor» a que se las capturara el enemigo, algo que

Page 4: Tema  6

4

supondría un desastre doble: el barco que se perdía pasaba a navegar bajo la bandera

del rival, como le ocurrió al 'San Ildefonso' tras ser apresado en el Peñón de Gibraltar.

No había marineros cualificados para mover la flota ni dinero para pagarles.

2.2.- La familia real en Francia: abdicaciones de Bayona.

Manuel Godoy ya se había percatado de que sus días en política estaban contados,

especialmente porque el príncipe Fernando conspiraba contra su padre y el eslabón más débil

era precisamente él. Sin embargo, no perdió la oportunidad de seguir manifestando su

servidumbre a Napoleón: firmó el Tratado de Fontainebleau (1807) por el que autorizaba el

acantonamiento de tropas francesas en España con el objetivo de una nueva campaña de

conquista y reparto de Portugal.

El príncipe Fernando intenta ese mismo año un golpe de Estado contra su padre para lo que

busca el apoyo de Napoleón. Únicamente la reina, María Luisa de Parma, alertada por algunos

criados, abortó la conjura. Con ocasión de esta intentona, el Consejo de Castilla le recomienda

a Carlos IV que ejecute a su hijo. Ahí no se quedan las peticiones: la propia reina aconseja a su

esposo que ejecute a esa “víbora”.

Cuando Godoy se da cuenta de que Napoleón tenía el propósito de invadir España y sugirió a

los reyes que se trasladaran a Sevilla para desde allí huir rumbo a América e iniciar la

resistencia contra el emperador. Cuando llegan a la localidad de Aranjuez, una turba durante la

noche del 17 al 18 de marzo invadió los jardines de palacio aclamando al príncipe Fernando.

Tras varias horas de permanecer oculto en un desván, Godoy estuvo a punto de quedarse

tuerto por las iras de la chusma.

Carlos IV, presa del pánico, abdicó en su hijo. Aparentemente el plan del príncipe Fernando

había tenido éxito pero Napoleón no reconoció como rey a Fernando VII y Carlos IV pronto se

arrepintió de su abdicación. Los convocó en la localidad de Bayona y les obligó por separado a

traspasarle el trono que a su vez entregaría a su hermano José.

Carlos IV le entrega la corona a Napoleón porque piensa que siempre será mejor que su hijo

Fernando. Cuando fue derrotado Napoleón, Fernando VII le prohibió a su padre volver a

España. Éste había vivido en Marsella hasta la caída de Napoleón en 1814. A partir de esa

fecha, sin patrimonio se acogió al favor del papa que le permitió vivir en un palacete cerca de

Roma para que acabase sus días (1819). Godoy, desde el exilio y la pobreza, permaneció leal a

los reyes.

3.- La Guerra de la Independencia (1808-1814)

3.1.- Guerra nacional y conflicto internacional.

Al principio, la reacción de los españoles ante la llegada de las tropas de Napoleón fue de

pasividad. Con carácter oficial, los franceses eran aliados en virtud del Tratado de

Fontainebleau (1807). Por supuesto, ni la corte, ni el ejército, ni la Iglesia católica pensaban

resistir al francés. La sublevación contra Napoleón será llevada a cabo por el pueblo madrileño

el 2 de mayo de 1808 cuando descubrió que los franceses se llevaban r de la capital de España

a los últimos miembros de la familia real. Semejante circunstancia provocó un tumulto frente

Page 5: Tema  6

5

al palacio que fue reprimida salvajemente por las tropas francesas. Los madrileños estaban

decididos a enfrentarse con los invasores. Los únicos militares que organizaron cierta

resistencia fueron Daoiz, Velarde, Ruiz y Goicoechea.

La actuación de las instituciones resultó deplorable:

La Junta de Gobierno dejada tras la marcha de Fernando VII a Bayona, nombró al

general francés Murat como su presidente y respaldó la represión desencadenada por

los invasores.

La oficialía del ejército español hizo otro tanto.

La Iglesia condenó el alzamiento popular e incluso algunos obispos como el de Guadix

excomulgaron a los que se enfrentaban a las tropas de Napoleón. La Iglesia cambió de

opinión cuando las tropas del general Dupont saquearon los templos de la ciudad de

Córdoba. De esta forma, el bajo clero convenció al pueblo de que la mejor forma de

ganar el cielo era defender la religión católica de la impiedad de los invasores

franceses, llegando al uso de las armas si era preciso.

Los levantamientos de mayo de 1808 degeneraron en una guerra (1808-14) que se generalizó

en todo el territorio español. Se inició una guerra nacional y popular, pero no revolucionaria.

Los españoles luchaban por Dios, la patria y el rey Fernando. No incluían en su corolario

ideológico la defensa del proyecto político liberal de las Cortes reunidas en Cádiz.

Los levantamientos populares también tuvieron repercusiones internacionales. Rusia y Prusia

comenzaron a preparar un ejército capaz de resistir el empuje napoleónico. El parlamento

inglés votó el envío de un ejército para combatir a los franceses en España y Portugal.

3.2.- El gobierno de José I (1808-1813)

José I no logró el apoyo al completo de la minoría ilustrada española. Se trataba de un rey

intruso que había ocupado la nación española por la fuerza con la intervención decisiva de su

hermano.

José I llegó con la Carta de Bayona, un estatuto o carga otorgada, cuyas características básicas

son las siguientes:

Contenía una formulación muy limitada de los derechos de los españoles. Por ejemplo,

sólo se permitía la religión católica. Sí es cierto que suprimía el tormento y las aduanas

interiores.

El rey no era un monarca constitucional ya que de él dependía el poder judicial, elegía

a los ministros que integraban el gobierno o ejecutivo y tenía toda la iniciativa

legislativa.

Las Cortes –que se estructuraban en tres estamentos (nobleza, alto clero y pueblo)- no

tenían poder legislativo y nunca llegaron a reunirse por prohibición expresa de

Napoleón.

José I también procuró impulsar la instrucción pública pero quedó en nada ante la realidad de

la guerra. Nunca tuvo el afecto del pueblo que lo vio como una marioneta a las órdenes de

Napoleón.

Page 6: Tema  6

6

Los afrancesados representaron la estrecha base social en la que se apoyó José I:

Funcionarios del Estado que prefirieron seguir fieles a quien ejercía el poder

(Los Bonaparte)

Eclesiásticos ilustrados que ante la fuerza del ejército invasor y la ineficacia de

las instituciones del Antiguo Régimen, optaron por el invasor.

Ilustrados, en general, que veían en José I la oportunidad de desarrollar la

nación española sin necesidad de derramar tanta sangre como la que corrió

durante la Revolución francesa.

Frente a estos ilustrados afrancesados, se encontraban los ilustrados patriotas que redactaron

y aprobaron la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, de la que destaca la Constitución de

1812.

3.3.- Las juntas provinciales

Con el estallido de los levantamientos y las abdicaciones de Bayona, se produjo un gran vacío

de poder y la ruptura del territorio español.

Para hacer frente a esa doble crisis, los miembros de la sociedad más prestigiosos (aristócratas,

clero, militares, letrados liberales o no) establecieron un nuevo poder: las juntas provinciales,

que asumían su soberanía y legitimaban su autoridad en nombre del Rey ausente.

En septiembre de 1808, el viejo conde de Floridablanca fue nombrado presidente de la Junta

Central Suprema que recogió los poderes soberanos de las juntas provinciales y se erigió en

máximo órgano gubernativo.

3.4.- El devenir de la guerra

En una primera fase, los españoles protagonizaron una inesperada resistencia (Zaragoza y

Gerona) pero lo peor para los franceses fue la derrota del mariscal Dupont en Bailén (19 de

julio de 1808) ante las milicias dirigidas por el general Castaños. A lo que parece, las tropas

francesas avanzaron lentamente por la gran cantidad de objetos que habían saqueado en la

ciudad de Córdoba. Era la primera derrota de un ejército de Napoleón, por lo que el hecho

tuvo una gran repercusión en Europa. Las tropas francesas se replegaron hasta el Ebro hasta

que Napoleón decidió intervenir personalmente con sus mejores generales.

El ejército de mercenarios dirigido por el inglés Duque de Wellington obligó a los franceses a

abandonar Portugal (Tratado de Cintra)

Napoleón viene a España en noviembre de 1808 con un ejército mucho más eficaz. En pocas

semanas José I está de nuevo en Madrid y la Junta Central Suprema debe trasladarse desde

Madrid hasta Sevilla y de ahí a Cádiz.

3.5.- Las aportaciones de la guerrilla y del Duque de Wellington a la derrota de Napoleón en

España

Ambas aportaciones contribuyeron a la derrota final de Napoleón, pero ninguna de ellas fue

decisiva.

Page 7: Tema  6

7

El ejército del Duque de Wellington estaba compuesto de cincuenta mil efectivos, mercenarios

en su mayoría. Se desplazaban con excesiva lentitud por el terreno, pero el ejército francés

tampoco pudo hacerlo con total libertad. El éxito de Wellington se basó en el apoyo que recibió

de la guerrilla que inmovilizó sobre el terreno al ejército napoleónico. En cualquier caso, los

franceses eran más de doscientos mil y demostraron ser soldados más eficaces que los

ingleses.

La guerrilla cumplió cuatro funciones básicamente:

Impidió el control de la Península por parte del invasor francés.

Obstaculizó los correos y vías de abastecimiento enemigos.

Estimuló la resistencia europea contra Napoleón.

Mantuvo viva la esperanza en la victoria final.

El general Hugo, el padre de escritor Víctor Hugo consiguió acabar con la guerrilla en Andalucía

con una mezcla de pactos, actos de buena voluntad, prebendas y subvenciones pero no logró

acabar con la guerrilla de Juan Martín El Empecinado que fue una pesadilla. Éste fue uno de los

pocos guerrilleros que luchaba por la implantación de la Constitución de 1812. Tanto El

Empecinado como otro de los guerrilleros liberales, Francisco Espoz y Mina, copiaron el

modelo de lucha de guerrillas cuando participaron en la invasión de Francia en la Guerra contra

la Convención.

El factor que decide el fin de Napoleón en España es la derrota rusa de 1812. Seiscientos mil

franceses invaden Rusia, pero regresan quince mil. Napoleón no dispone de efectivos militares

para mantener el frente español. En 1812 el rey José sale de Madrid. Las derrotas del ejército

francés en Arapiles (Salamanca, 1812) y San Marcial (Irún, 1813) evidencian el final de

Napoleón. El frente europeo también es muy complicado tras la derrota de Leipzig (Alemania,

1813) El Emperador aguantará algunos meses más con el propósito de firmar un tratado de

paz con sus enemigos que sea respetuoso con las fronteras naturales, como finalmente

consiguió.

3.6.- Los costes de la guerra para España

Extraordinariamente elevado:

1. Murieron quinientas mil personas sobre una población de doce millones de

habitantes. La cifra es superior a la de la Guerra Civil Española de 1936.

2. Destrucción de la capacidad económica del país, no sólo a causa de los saqueos y las

depredaciones perpetradas por los franceses, sino también por las acciones de los

ingleses encaminadas a destruir la industria española, a la que percibían como

competidora. Un ejemplo palmario fue el del Duque de Wellington que voló la fábrica

de porcelanas de Madrid ya que Inglaterra no deseaba un competidor comercial

cuando finalizara el conflicto.

3. Un debilitamiento del imperio de ultramar que aprovechó Inglaterra en

Hispanoamérica.

Page 8: Tema  6

8

4.- El programa revolucionario de las Cortes de Cádiz

Mientras una gran parte de la sociedad española se enfrenta con las armas a los franceses, una

minoría de ilustrados pretendían implantar en España el programa liberal de la fase más

moderada de la Revolución francesa.

Desacreditada la Junta Central por las sucesivas derrotas militares, en enero de 1810 dio paso

a una regencia colectiva, una especie de gobierno provisional de carácter poco inclinado a un

programa reformista. Sin embargo, el ambiente en la ciudad de Cádiz era muy proclive al

liberalismo tanto por la presencia de una numerosa burguesía comercial vinculada a los

negocios con América, como de funcionarios ilustrados e intelectuales de otras ciudades

tomadas por los franceses. Cádiz ofrecía cierta seguridad por la protección de la marina

británica.

4.1.- Convocatoria y composición de las Cortes de Cádiz

El gobierno provisional se animó a convocar las Cortes Generales cuando llegó a Cádiz la

noticia del establecimiento de poderes locales en distintas ciudades americanas que podían

poner en peligro el Imperio español. Durante más de cien años los Borbones no las habían

convocado. Fueron inauguradas en septiembre de 1810, con el juramento por parte de los

diputados de defender la integridad de la nación española, y prolongaron su actividad hasta la

primavera de 1814.

Las tropas napoleónicas que controlaban las comunicaciones impidieron que pudieran asistir la

mayoría de los delegados de las provincias ocupadas. Es por ello que la alta nobleza y la

jerarquía de la Iglesia apenas estuvieron representadas en Cádiz. A esos delegados se les buscó

suplentes entre los gaditanos o entre los oriundos de cada provincia presentes en Cádiz, lo

mismo que a los representantes de la América hispana. El resultado fue que predominaban en

las Cortes las clases medias con formación intelectual, eclesiásticos, abogados, funcionarios,

militares, catedráticos y miembros de la burguesía industrial y comercial. Las Cortes

representaban a la nación de manera legítima, sin embargo no reproducían con exactitud las

inclinaciones políticas y sociales de la época. Con seguridad, había menos liberales en España

de los que estaban representados en las Cortes. Lo contrario ocurría con los absolutistas:

dentro de la Cámara eran inferiores en número, pero fuera no. Los hechos que van a acaecer

con el regreso de Fernando VII lo demostrarán.

4.2.- La obra legislativa. Los decretos de abolición del Antiguo Régimen

Libertad de expresión que suprimía la censura para los escritos políticos, pero no para

los religiosos. La libre expresión de las ideas era una pieza clave para la defensa frente

a los abusos del poder.

Abolición del régimen feudal centrado en dos cuestiones:

1) Abolición de los señoríos jurisdiccionales en virtud de los cuales, la nobleza y la

alta jerarquía eclesiástica podían impartir justicia e imponer multas a los

vecinos del señorío. A partir de ahora, todos los españoles están bajo la

autoridad de un Estado moderno y liberal. Los españoles dejan de ser súbditos

Page 9: Tema  6

9

para convertirse en ciudadanos con un catálogo de derechos reconocido en la

Constitución de 1812.

2) Derogación de los gremios para conseguir que la actividad empresarial

estuviera libre de cualquier atadura como las que imponían los gremios

(establecían qué, cuánto, a qué precio y de qué calidad tenían que ser los

productos artesanales; también concedían licencias para que pudieran

instalarse nuevos talleres artesanales) El resultado es que la producción

artesanal era escasa y cara, lo que perjudicaba directamente al consumidor.

Legislación religiosa que provocó la ruptura con la jerarquía católica.

1) Abolición de la Inquisición para garantizar la libertad de pensamiento y el

desarrollo de la ciencia.

2) Supresión de los conventos que contasen con menos de doce miembros y

secularización de los bienes de las órdenes religiosas.

Reforma administrativa y ordenación del territorio

1) Las Cortes eliminaron la organización administrativa anterior. A partir de

ahora, todo el territorio se divide en provincias para facilitar la centralización

política. El diputado Argüelles dijo para defender esta reforma administrativa

que “Formamos una sola nación y no un agregado de naciones”.

4.3.- La Constitución de 1812

4.3.1.- Un solo Estado, los mismos derechos. Art. 2. La Nación española es libre e

independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.

Todos los españoles de ambos hemisferios tienen los mismos derechos con

independencia del municipio o de la provincia donde residan.

Para garantizar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, la Constitución fijaba

una burocracia centralizada, una fiscalidad común, un ejército nacional y un mercado

libre de aduanas interiores.

4.3.2.- Estado constitucional y soberanía nacional

La Constitución proclama que la soberanía reside en la nación, en detrimento del rey.

Si no es “soberano”, la Constitución sustituye al modelo clásico del monarca

absolutista por otro constitucional.

Las Cortes serán unicamerales (organizadas en una sola cámara)

Sufragio universal masculino indirecto. Los españoles eligen a unos compromisarios

que son los que luego votarán a los diputados de las Cortes. Para ser diputado se exigía

que fuera propietario; los asalariados y los campesinos quedaban excluidos.

Las competencias de las Cortes son: elaborar las leyes, decidir sobre la sucesión a la

corona, aprobar los tratados internacionales y fijar los impuestos anuales. Las Cortes

se reúnen anualmente durante un período de sesiones fijado en el propio texto

Page 10: Tema  6

10

constitucional. Cuando no estén reunidas habrá una Diputación Permanente integrada

por siete diputados que velará por la observancia de la Constitución.

El monarca constitucional tiene unos poderes limitados: es el jefe del Estado, nombra

al gobierno o ejecutivo (aunque sus decisiones deben ser refrendadas por la firma del

ministro correspondiente) y es el máximo jefe del ejército. Destacar dos atribuciones

importantes: Puede presentar leyes en las Cortes para su aprobación (otra cuestión es

que haya una mayoría para aprobarlas) y posee un veto suspensivo de una ley

aprobada por las Cortes durante dos años.

La competencia de juzgar le corresponde a los tribunales de justicia.

Existen también en el texto constitucional claras concesiones al clero y a la nobleza.

Concesión al clero católico: Niega el principio de libertad religiosa. Los españoles

no pueden ser nada más que católicos y el Estado es confesionalmente también

católico. Sólo reconoce a la religión católica y la asume como propia.

Concesión a la nobleza y a la Iglesia católica: El nuevo Estado liberal reconoce sus

propiedades rústicas y urbanas.

4.3.3.- Catálogo de libertades individuales:

Derecho a la educación básica.

Libertad de expresión (de imprenta)

Inviolabilidad del domicilio.

Derecho a la propiedad privada.

Haciendo balance, toda la tarea legislativa de las Cortes de Cádiz no supuso la implantación de

un régimen liberal. Mientras los legisladores trataban de desmontar todo el entramado legal

del Antiguo Régimen, el pueblo español se batía contra las tropas napoleónicas por Dios, la

patria y el rey Fernando VII por este orden. Cuando Fernando VII promulgue su abolición, los

españoles no van a mover un dedo por la Constitución. No importa que fuera la tercera

constitución del mundo detrás de la de EE.UU. y de Francia porque el pueblo español era en su

mayoría absolutista y no estaba dispuesto a cambiarlo todo de golpe.

5.- La Restauración del absolutismo.

5.1.- El regreso de Fernando VII.

Mientras el pueblo español combatía por el regreso de Fernando VII, éste le pedía a Napoleón

que tratara a los españoles con guante de hierro porque no se merecían otra cosa. Realmente

había tenido razón Carlos IV cuando abdicó en Napoleón: incluso Napoleón podría ser mejor

rey de España que su propio hijo.

En 1813, Napoleón estaba acabado después de la retirada de Rusia y de la derrota en Alemania

(Leipzig, 1813) y negoció con Fernando VII la Paz de Valençay (diciembre de 1813) por la que el

monarca español se comprometía a mantenerse neutral en las guerras que se estaban

librando contra el emperador en el resto de Europa; y aseguraba el perdón para los

afrancesados. A cambio, Fernando VII recuperaba la libertad y los territorios españoles como

Page 11: Tema  6

11

Cataluña, que había sido incorporada en calidad de provincia francesa. Napoleón salía

prácticamente impune después de los crímenes cometidos contra los españoles.

Fernando VII no llega a Madrid directamente para jurar la Constitución como deseaba la

Regencia (compuesta por cinco parlamentarios de las Cortes de Cádiz) sino que desembarca en

Valencia, donde fue recibido por un grupo de diputados absolutistas que le pidieron en el

Manifiesto de los Persas que restaurara el absolutismo (12 de abril de 1814). Al día siguiente,

el general Elío puso a disposición del rey sus tropas para cumplir esa petición.

El 4 de mayo de 1814, Fernando VII declaró nula la labor legislativa de las Cortes de Cádiz ante

el respaldo entusiasta de la inmensa mayoría de los españoles. Pueblo tras pueblo, los

habitantes llevados por su entusiasmo, quitaban los caballos de la carroza regia para pasar a

tirar de ella. Para este perfil de español, el regreso de Fernando VII representaba el triunfo

sobre las fuerzas invasoras napoleónicas.

5.2.- El Sexenio Absolutista.

5.2.1.- España, un país secundario en Viena.

Después de la derrota de Napoleón, las potencias vencedoras se reunieron en el Congreso de

Viena (1815) con un doble objetivo:

1. Ampliar sus fronteras incorporando nuevos territorios, salvo Inglaterra que se

concentró en conseguir el dominio marítimo:

Rusia obtuvo, entre otros, el control de gran parte de Polonia y la anexión de Finlandia.

Austria penetró en las italianas Lombardía y el Véneto e intentó mantener la preeminencia centroeuropea frente a Prusia.

Prusia recibió Renania, Sarre y Sajonia.

2. La restauración de la monarquía absoluta y el regreso al Antiguo Régimen. Inglaterra también se desmarcó de este objetivo. Ya había hecho su revolución liberal en el siglo XVII.

Mientras ocurría esto en Viena, Fernando VII se mostró sorprendentemente desinteresado por los asuntos externos. Así, pese a haberse enfrentado con el emperador francés, España resultó marginada de los beneficios que recibieron las potencias vencedoras. España, destrozada por la Guerra de la Independencia, quedó relegada a un papel secundario en el concierto internacional.

5.2.2.-- Crisis económica y financiera

España era un país completamente devastado por la guerra. La política económica de Fernando VII no ofreció ninguna respuesta eficaz. Pueden diferenciarse dos cuestiones de interés:

En su momento, las Cortes de Cádiz habían elaborado el presupuesto nacional que hacía un repaso anticipado de los ingresos y gastos del Estado. Fernando VII

Page 12: Tema  6

12

adoptó esta medida sensata para evitar que los gastos superaran ampliamente a los ingresos.

Pero también las Cortes de Cádiz habían establecido muy claramente que todos los españoles estaban obligados a contribuir al sostenimiento del Estado con independencia del lugar en el que residieran o la posición social que ocupasen. Sin embargo, Fernando VII, apegado al mantenimiento de los privilegios estamentales, se negó a emprender cualquier reforma fiscal que incrementara los ingresos de un Estado que justamente se encontraba en quiebra. La nobleza y la Iglesia se libraban de pagar una contribución directa que terminaba recayendo sobre los campesinos y los burgueses de las ciudades.

5.2.3.- La labor represiva

La labor de gobierno se encontró en la represión de los enemigos de la restaurada monarquía absoluta.

Fernando VII se apoyó en la Inquisición para perseguir a los liberales aunque no le devolvió a la Iglesia las tierras desamortizadas durante el reinado de Carlos IV, que habían ido a parar a manos de latifundistas que apoyaban el régimen fernandino.

Aunque en el ejército había partidarios del Antiguo Régimen, destacaron los oficiales que profesaron la ideología liberal. Muchos habían sido héroes de la Guerra de la Independencia. Con el objetivo de hacer frente a la represión se integraron en asociaciones secretas como la masonería. Estas organizaciones ofrecían la cobertura suficiente para conspirar con cierta seguridad. Los militares liberales protagonizaron diversas intentonas de golpe militar o pronunciamiento que fueron duramente reprimidas.

Los liberales se entregaron a la masonería y prepararon golpes que fracasaron. La masonería

comienza a tener importancia y sobre todo cala la idea de que vulnerar el principio de

legalidad no está tan mal porque para empezar ya lo hizo el rey. Si el poder carecía de

legitimidad, cualquier movimiento revolucionario para desbancarlo era igualmente legítimo.

5.3.- El Trienio Constitucional o Liberal (1820-1823)

El 1 de enero de 1820, el teniente coronel Rafael Riego, destinado en las Cabezas de San Juan,

con un cuerpo de ejército que iba a ser embarcado para sofocar la sublevación de las colonias

americanas, proclamó la Constitución de Cádiz de 1812. Ante el temor de una reacción

revolucionaria, Fernando VII juró la Constitución y se convirtió en el primer monarca

constitucional del primer cuarto del siglo XIX.

5.3.1.- La obra del Trienio

Durante tres años, los liberales emprenden una serie de reformas:

Sistema fiscal que imponía contribuciones directas sobre los españoles en función de

su patrimonio.

Supresión de los señoríos aunque se le garantizó a la nobleza la propiedad privada de

sus antiguos dominios feudales.

Se confirmaron las leyes que garantizaban los derechos y libertades de los ciudadanos.

En cuanto a la Iglesia católica, los liberales aprobaron decisiones abiertamente lesivas:

Page 13: Tema  6

13

1.- Expulsión de los jesuitas

2.- Reducción del número de monasterios. Los bienes de los suprimidos fueron

vendidos en subasta para engrosar los ingresos del Estado.

3.- Reducción de la mitad del diezmo que pagaban los campesinos.

4.- Abolición del fuero eclesiástico, es decir, de las leyes particulares que permitían

que las personas de la Iglesia fueran juzgadas por tribuales eclesiásticos en lugar de

por tribunales ordinarios.

5.- Supresión de la Inquisición.

5.3.2.- La división del liberalismo español.

Los liberales adolecían de varias debilidades:

La corrupción política derivada del peso excesivo de las logias masónicas que terminan

convirtiéndose en clubes para el reparto de cargos públicos entre sus miembros.

El excesivo anticlericalismo que alimenta a una oposición antiliberal resultado de una

alianza campesina-clerical-absolutista.

Las propias disputas en el seno de las logias que contribuyen a dividir a los liberales en:

1.- “Doceañistas” o moderados: partidarios de la Constitución del Doce y de crear un

senado donde estuviera representada la nobleza e integrados en la logia de la Sociedad

del Anillo.

2.- “Veinteañistas” o exaltados: partidarios de reducir las atribuciones que la Constitución

del Doce concede al rey e integrados en la logia de la Confederación de Caballeros

Comuneros.

Los liberales doceañistas se quedaron solos:

Denostados por absolutistas y exaltados.

También se granjearon la enemistad de la Iglesia, amenazada de hecho con la

desamortización de su patrimonio.

Desde luego, Fernando VII esperaba su oportunidad para liquidar el Trienio Liberal.

Por último, la mayor parte de la población española, que vivía de la agricultura y

residía en zonas rurales, fue también perjudicada por el liberalismo. Básicamente,

estas dificultades provenían de la supresión de la propiedad amortizada o vinculada y

su sustitución por la propiedad privada, que permitió que las tierras cambiasen de

manos y pasaran a otros dueños que alteraron las tradicionales formas de

explotación. En efecto, los nuevos propietarios que le compraron al Estado las tierras

desamortizadas a la Iglesia, exigieron arrendamientos más elevados por períodos de

tiempo más cortos. La consecuencia fue que muchas familias campesinas, incapaces

de hacer frente a tales gastos, quedaron desalojados de las tierras que habían venido

cultivando sus antepasados durante varias generaciones.

La alianza de campesinos y absolutistas con la bendición de la Iglesia, sirvió para que se

organizaran grupos armados de realistas financiados por el propio Fernando VII. Especial

importancia tuvieron las sublevaciones de Vascongadas, Cataluña, Navarra y Valencia. El

rey, consciente de la debilidad del gobierno liberal moderado, consiguió que las potencias

Page 14: Tema  6

14

absolutistas reunidas en el Congreso de Verona, enviaran un ejército francés al mando del

Duque de Angulema para liquidar el gobierno liberal (Los Cien Mil Hijos de San Luis, 1822).

Curiosamente, las tropas francesas fueron aclamadas por donde pasaban porque los

españoles piensan que van a ser liberados de un gobierno liberal corrupto y con escasa

sensibilidad hacia el problema generado en el medio rural por las desamortizaciones.

5.3.3.- La Década Ominosa (1823-1833)

Durante este período, Fernando VII gobernó como monarca absoluto y desató una durísima

represión contra los liberales.

España se enfrentaba con dos problemas de enorme magnitud:

1.- La postración económica originada por la guerra de independencia sobre la que no

se hizo nada porque el Estado carecía de fondos para financiar las reformas, ni podía

pedir créditos en el exterior porque los banqueros europeos eran liberales y aún no

habían recuperado los préstamos que efectuaron al gobierno del Trienio Liberal.

2.- Los movimientos secesionistas de Hispanoamérica.

La política de Fernando VII fue la de mantener una postura “centrista” porque rechazaba a los

liberales, pero también se mantuvo a distancia de los realistas puros o ultras, encabezados por

su hermano Carlos María Isidro quien aspiraba a sucederlo porque el rey aún no tenía

descendencia.

En 1823, Fernando VII promulgó unas bases de gobierno que incluían:

1.- El fortalecimiento de la policía que vino a sustituir a la Inquisición como instrumento para

perseguir a sus enemigos.

2.- La creación de un nuevo ejército que excluyera a los golpistas tanto absolutistas como

liberales.

3.- La depuración de la administración, especialmente la enseñanza.

4.- Reforma de la Hacienda impulsada por el ministro López Ballesteros quien consigue

establecer los primeros presupuestos generales del Estado (que ya contemplaba la obra

legislativa de las Cortes de Cádiz) para gastar en función de los ingresos públicos.

5.- Fernando VII era absolutista y católico, pero suprimió la Inquisición, aunque algunos obispos constituyeron las Juntas de Fe que ejercieron una función inquisitorial y represiva. El maestro valenciano Cayetano Ripoll fue la última víctima legal del fanatismo religioso.

En el año 1824, Fernando VII proclamó una amnistía hacia los liberales más moderados que sentó muy mal a los absolutistas puros por excesivamente generosa y a los liberales porque no abarcaba también a los más radicales.

En el año 1826, los realistas puros o ultras con el apoyo de Carlos María Isidro iniciaron una rebelión que triunfó en las zonas rurales de Cataluña, aunque no pudieron conquistar ninguna ciudad. Fernando VII aplastó el movimiento y la burguesía barcelonesa le mostró su

Page 15: Tema  6

15

agradecimiento con un préstamo que el rey devolvió a través de medidas proteccionistas para proteger sus negocios de la competencia extranjera.

5.3.4.- La cuestión sucesoria

El problema sucesorio se produjo por la falta de herederos varones. En no escasa medida, el reinado de Fernando VII fue una búsqueda dramática de herederos. Así, en 1802, el monarca se casó con María Antonia de las Dos Sicilias, que era prima suya. La reina tuvo dos abortos , pero no tuvo descendencia antes de fallecer.

En 1816, casó Fernando VII en segundas nupcias con su sobrina Isabel de Braganza, Infanta de Portugal pero falleció a causa de una cesárea mal practicada, que ocasionó también la muerte a su única hija.

En 1819, el rey contrajo matrimonio con María Josefa de Sajonia, pero no tuvo descendencia.

El 9 de diciembre de 1829, se casó con María Cristina de las Dos Sicilias con la que finalmente tuvo una hija, Isabel, en 1830 y Luisa Fernanda, dos años más tarde. Antes de saber si iba a ser padre de y un niño o de una niña, el 3 de abril de 1830, fue publicada la Pragmática Sanción de Carlos IV de 1789. Ésta había sido aprobada en las Cortes y sólo estaba pendiente de su publicación en La Gaceta, trámite que acababa de cumplirse para resolver el problema sucesorio.

La Pragmática Sanción del año 1789 derogaba la Ley Sálica, una ley extranjera por la que se habían regido los monarcas de la casa de Borbón y que excluía a las mujeres de la sucesión regia. Por virtud de la Pragmática Sanción, se permitía a las niñas heredar la corona si no existía un hijo varón del rey. Fue un regreso al derecho castellano que permitió a Isabel La Católica ser reina cuando murió su hermano menor, Alfonso. De esta manera, la sucesión no pasaba a la línea masculina de otra familia.

Fernando VII promulgó esa ley porque consideraba a su hermano un peligro público. En efecto, si éste llegaba al poder, podría reproducirse en España el mismo proceso de desintegración que se estaba dando en América a causa del foralismo salvaje que tanto entusiasmaba a los absolutistas puros o ultras con el apoyo de la Iglesia católica.

Como era de prever, los partidarios de Don Carlos María Isidro, que llevaban años soñando con que éste llegara al trono, no aceptaron ese cambio legal.

En 1832 Fernando VII enferma gravemente y la reina intenta que Carlos María Isidro reconociera a Isabel como heredera, pero se negó y le respondió que la única alternativa era la guerra civil. Atemorizada la reina aceptó que su hija perdiera los derechos sucesorios. Entonces, el Ministro de Gracia y Justicia, Tadeo Calomarde, redactó el decreto para someterlo a la firma del rey enfermo.

Enterada la Infanta Carlota, hermana de la reina, recuperó el texto abofeteando al ministro, quien le respondió con la célebre frase:”manos blancas no ofenden”. El rey se recuperó y facultó a María Cristina para ejercer como soberana. A finales de 1832, promulgó una amnistía para los liberales con el fin de buscar en ellos apoyo frente a los realistas puros. En septiembre de 1833 fallece Fernando VII y su viuda heredaba en nombre de su hija Isabel la corona de España. Mientras, Carlos María Isidro estaba preparando desde Portugal una guerra civil.

Page 16: Tema  6

16

5.4.- La emancipación de las colonias americanas (1810-1824)

Una de las consecuencias del intento de Fernando VII por perpetuar el Antiguo Régimen fue el proceso de secesión de Hispanoamérica.

Las causas fueron muy diversas:

1. Las oligarquías criollas deseaban comerciar con todo el mundo sin tener que someterse al monopolio comercial con España.

2. La crisis de la monarquía española a raíz de la invasión napoleónica que ocasionó un vacío de poder inmediatamente aprovechado por los independentistas criollos.

3. La acción de sociedades secretas vinculadas a la masonería ,verbigracia, la Logia Lautaro, fundada en Buenos Aires en el año 1812 para crear un nuevo orden político en Hispanoamérica después de conseguir la independencia de España .

El proceso independentista siguió básicamente dos fases:

La primera fase (1808-1814) estuvo caracterizada por la actuación de “juntas” a imitación de lo sucedido en España. La soberanía de los reyes españoles, teóricamente secuestrados en Bayona, pasó a estos organismos recién creados. La primera fue la de Montevideo (1809) que se extendió a Buenos Aires, Bogotá, Santiago de Chile y Caracas. La influencia de la masonería fue decisiva en esta primera fase, aunque fracasó.

La segunda fase (1814-1824) estuvo caracterizada por distintos intentos de alcanzar la independencia a través de la insurrección. Fue un período de grandes campañas militares: sus dos protagonistas más destacados fueron Simón Bolívar en el norte y el general San Martín, en el sur, ambos de filiación masónica. El apoyo de Inglaterra y de EE.UU. al proceso emancipador terminó siendo indudable y decisivo.

Simón Bolívar independizó Venezuela, Colombia y Ecuador (1819-1824). El general San Martín, Argentina, Bolivia y Chile (1817-1824).

La oligarquía mexicana se resistió a la independencia por temor a los indígenas que ya se habían rebelado con extrema crueldad varios años antes. Sin embargo, optó por la independencia cuando los liberales llegaron al poder durante el período del Trienio Liberal español (1820-1823). No podían concebir que los indígenas y ellos estuvieran en el mismo plano legal.

Perú fue el último bastión del apoyo a la causa realista en el continente hispanoamericano hasta que las fuerzas españolas fueron derrotadas definitivamente en 1824.

Una vez lograda la independencia, la oligarquía criolla diseñó un edificio constitucional a imitación del modelo político democrático de los EE.UU. En la práctica, los nuevos amos trataron a los indígenas con una dureza superior a la de la etapa de la dominación española. Después de la independencia, se produjo el gran asalto de los criollos a las tierras de los indígenas cuyos derechos de propiedad estuvieron hasta entonces garantizados por el rey de España.