Estoy completamente seguro que la prime-ra crónica que leí fue sobre un concierto de rock en Los Olivos. Mi edad rondaba los 14 años, tenía una banda de punk y no siem-pre obtenía el permiso de mis padres, por lo que una crónica calzaba perfectamente para informarme sobre todo lo acontecido en este tipo de eventos. Seguí asistiendo es-porádicamente a los conciertos y leía rese-ñas por montón, hasta que esa famosa web que difundía lo que pasaba en la movida under fue desapareciendo casi al mismo tiempo que el circuito que vi crecer y tener un público envidiable, fue desvaneciéndo-se.

“Sonido Ciudad” no encuentra a Lima como una ciudad sin música y sin variedad, sino como una medianamente desinforma-da. Así las circunstancias, en un contexto en el cual se pueden explotar distintas plata-formas y medios para difundir lo que acon-tece musicalmente, nace este formato de crónicas que permitirá al público limeño y de otras regiones acercarse mediante tres modos narrativos a las bandas, al circuito artístico y al público que forma parte de los conciertos.

“Sonido Ciudad” ha llegado en el momento adecuado para la música en nuestro país, por lo que te invitamos a ser parte del con-cierto, no a quedarte todo el día frente a tu

EDITORIAL

Gilmer HuaynaDirector

sonido ciudad

director:Gilmer Huayna

Fotógrafos:Jeancarlo CarpioLuis Miguel Pena

Redactores:Fiorella Giribaldi

Editor Audiovisual:Manuel Izaga

Agradecimiento especial a:BUH RECORDSbar nirvana

Atravesamos las calles del centro con cierto te-

mor y recelo. El olor de los anticuchos recién preparados invade la cuadra mientras se es-cucha una débil sirena de policía a lo lejos, in-capaz de proporcionar-nos cualquier sentimien-to de seguridad. Un par de sujetos de porte lú-gubre cerraba el Jr. Cai-lloma cuando entramos al bar “Nirvana”. En el piso superior se oye una presentación de metal, donde las voces moto-rizadas son capaces de robarnos los lentes de la cámara, la virginidad y el alma. Fuimos los pri-meros en llegar al lugar, además de amigos ínti-mos y simpatizantes de

las bandas, así como los organizadores de “Buh Records”. Unos briche-ros tratan de conquis-tar a un par de mujeres extranjeras en una esquina, ay udá ndos e de susurros, entre spangli-sh y alcohol, mientras que al otro lado del local el so-nidista acomo-da los cables y trata de entender los gestos de la vocalista canadiense de “Noia”, Ashley Long. El ambien-

te precario del lugar no evitó que se llenara de personas de distintos tipos, al igual que las bandas a pre-sentarse.

A l e j a n d r a Cárdenas, más conocida en el mundo musical como Ale Hop, g u i t a r r i s t a , compositora y fundadora de la banda “Las amigas de nadie”, abre la noche como solista. Sube al escenario total-mente vestida de negro y se instala rápidamen-te, segura de sí misma. Sus pies viajan a través de los pedales, uno para loopear y otro que simula los efectos de un sintetizador. Convertida

así en un instrumento más, parece una do-madora con múltiples bestias que debe some-ter al ritmo de su guita-

rra eléctrica. El sudor le perla el rostro mien-tras canta. Si bien su habili-dad e ímpetu no son discu-tibles, su peso en escena fue poco, al igual que su manejo

vocal y sincronización. Esto no hizo que el pú-blico dejara de mover-se al ritmo de sus can-

ciones. Crítica aparte, cabe recordar su parti-cipación en el Red Bull Music Academy 2013

donde demos-tró su talento al ser incluida en el disco compi-latorio “Various Assets – Not for sale” con su canción origi-nal ‘Should not let it go’, que hace poco fue

lanzado como single por “Las Amigas de Na-die”.

Es el turno de Yushimi que, vestida con una tela de gasa alrededor del torso, se mueve fre-néticamente entre el escenario y el sonidista. La presentación se re-

trasa, pero finalmente comienza al ritmo del baterista que, con una atrevida falda escoce-sa, atacó al instrumento con gran precisión. Con su típica personalidad histriónica, Yushimi no solo se adueña del es-cenario con facilidad sino que también inva-de de un salto el terri-torio del público para continuar bailando con la espontaneidad e in-trepidez que la carac-terizan.

Luego de la primera canción se queja pú-

blicamente con el “se-ñor sonidista” por no seguir las indicaciones especificadas. Los pro-blemas técnicos no la detuvieron ni le resta-ron dinamismo y fuerza a su presentación, más aún por su manejo del violín eléctrico y po-tencia vocal. Tuvo una excelente acogida del público que se vio con-tagiado por su carácter impredecible, extrover-

tido y teatral. El bajista, integrante de la banda “Moldes”, apoyó con notas fuertes y de gran calidad, igual que Ale Hop, cuya guitarra fue el toque decisivo para I got Trapped in a wai-ting room. Finalmente, Yushimi cerró con su canción Manyas, don-de el manejo del vio-lín eléctrico por parte de ella fue indiscutible. Un dato adicional fue que durante una de las canciones, contó con la participación del ba-jista de la banda “Go-

CRÓNICA ESCRITAPor Fiorella Giribaldi

“parece una doma-dora con

múltiples bestias que debe someter al ritmo de su guitarra eléctrica”

“Atavia-da de una sensua-

lidad natu-ral, pero sin ningún tipo de remilgos, comenzó a cantar ”

NOIA

aLE HOPYushimi

mas”, Hernando Suarez.

Entrada en lenceríaSolange Jacobs de

la banda “Fifteen years old” entró al local vis-tiendo un polo manga cero y, para el disfrute del público masculi-no, un enterizo debajo que parecía ropa inte-rior negra. Colocó una banca en medio del piso mojado -a causa de un balde improvisa-

do como lavatorio ante la ausencia de agua en los baños- y se sen-tó con una botellita de lo que parecía ser ron, mientras la audiencia se conglomeraba a su alrededor con curiosi-dad. Ataviada de una sensualidad natural, pero sin ningún tipo de remilgos, comenzó a cantar canciones de su nuevo disco como solis-ta llamado The Image Lovers donde ejecuta una forma de pop ex-perimental y melodra-mático muy propios.

Su voz suave, e inclu-so evanescente, se apodera del lugar con melodías que podrían ser descritas como lú-gubres al forjar una at-mósfera extraña por las emociones que genera.

Rompiendo con el ambiente fúnebre y justo después de que los bricheros cantaran la retirada victoriosa con sus rubias víctimas, fue el turno de “Go-mas”, una banda de in-die-pop compuesta por tres chicas y dos chi-cos (por esta ocasión) quienes recientemente lanzaron su último disco titulado Canas verdes.

Recibieron el apoyo del guitarrista y voca-lista de la banda “Luis Guzman”, Giacomo

Roncagliolo, dado que la vocalista estaba con una fuerte ten-dinitis hasta tal punto de no poder sostener una botella de agua con las manos y tener que ser ayuda-da por el ba-jista Hernando Suarez de Gal-ván.

Sus cancio-nes de corte divertido se vieron enriquecidas por el uso de los pads elec-

trónicos maniobrados por Susana Cebrián, así como por la batería de Muriel Holguín, que al-canzó el clímax máximo en la canción ‘Siempre ríes’. Otra de las favori-tas fue Caracol de Mar, con un beat curioso y particular lleno de di-versión, gran dinamismo y precisión. Tampoco podía faltar una gran canción como El Vera-no (murió) que lejos de ser predecible, crea un panorama nuevo lleno de texturas auditivas.

Para cerrar la noche, vino desde Canadá hu-yendo del frío invernal la banda “Noia”, nombra-da en honor a su fun-dador Eduardo Noya, multi-intrumentalista pe-ruano, junto con Ashley

Long, nativa del país del norte donde ambos radican. Este dúo tra-

baja un estilo envolvente y al igual que las demás bandas de la noche, experimental. Dentro de su gran abanico de sonidos úni-cos se pueden reconocer ma-tices de dubs-tep y electro punk sin dejar de lado un sen-

tido más bien orgánico y lleno de emoción. La

vocalista aunque tiene una presencia escénica tan imponente como su voz camaleónica, está en un constante creci-miento. Con el objetivo de hacerse escuchar y de llegar al público, lejos de encasillarse en un género específico prefieren que el público los defina. Creen que la música es como una reacción química que da por resultado todo tipo de híbridos y soni-dos indescifrables pero completos en conjun-to. Sin duda, la banda más madura y sólida de la noche. Noia la tiene clara.

Son casi las 4 a.m. cuando acaba la to-cada y el público, ex-hausto comienza a

circular fuera del local dejando a su paso bo-tellas vacías y el desor-den que le sigue a una gran noche de música, desenfreno y diversión. Agotados mas no de-rrotados salimos y el aire viciado es reemplaza-do por la brisa fresca de lo que hasta hace unas horas era la hostil geo-grafía del centro y que ahora tiene la energía proporcionada por las personas que esperan ansiosas volver pronto a sus calles.

CRÓNICA ESCRITAPor Fiorella Giribaldi

“se pueden reconocer matices

de dubstep y electro punk sin dejar de lado un sen-tido más bien orgánico y lleno de emo-ción. ”

NOIA

GomasFIFTEE

N

YEARS

OLD

CRÓNICA GRÁFICAFotos: Luis Miguel Pena

músicos esperando su turno para la prueba de sonido.

El gear de Ale Hop

Ale Hop lopeando sonidos con su guitarra Parte del show de Ale Hop es

seteado con el programa de producción musical Ableton Live 9

Sin embargo, depende de sí misma

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Yushimi espera su turno rodeade de sus amigos

One girl band: Fifteen years oldSolange Jackobs, no hay más Infaltable bebida

Yushimi es el centro de atención

y eso es indiscutble

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Mariel Cebrian da la señal Susana Cebrian y Hernando Suarezle siguen: Gomas

Muriel Holguín en acción

Gear de lujo: Eduardo Noya

Noia empezó tarde, pero mantuvo alerta al público

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